Bible Commentaries
Isaías 19

Los Comentarios del PúlpitoLos Comentarios del Púlpito

Versículos 1-25

EXPOSICI�N

Isa�as 19:1

LA CARGA DE EGIPTO. Se ha dudado si esta profec�a se refiere a la conquista de Egipto por parte de Piankhi, seg�n se relata en el monumento que erigi� en Napata, o al de Esarhaddon, del cual obtenemos nuestro conocimiento de las inscripciones de su hijo, Asshur-bani. -camarada. En el primer caso, debemos suponer que est� escrito ya en B.C. 735; en este �ltimo, su fecha podr�a ser tan tard�a como a. C. 690. La divisi�n de Egipto, "reino contra reino", es una circunstancia m�s bien a favor de la fecha anterior; pero el "se�or cruel" y la menci�n de los "pr�ncipes de Zoan y Noph" son decisivos para el posterior. Piankhi es cualquier cosa m�s que un "se�or cruel", siendo particularmente suave y clemente; Napata (Noph) est� debajo de �l, y no se puede decir que haya sido "enga�ado" o "seducido a Egipto"; y Zoan no juega ning�n papel en la historia de la �poca. Esarhaddon, por el contrario, fue decididamente un pr�ncipe "cruel", y trat� a Egipto con gran severidad, dividi�ndolo en varios gobiernos. Zoan era una de las principales ciudades de la �poca, y Noph era el poder principal en el lado egipcio, el jefe del partido patri�tico que resisti� al monarca asirio, pero sin ning�n prop�sito. Por lo tanto, podemos considerar esta profec�a como una de las �ltimas de Isa�as, colocada donde est� simplemente a causa de su tir�n de cabeza: el compilador ha colocado todas las "cargas" contra pa�ses extranjeros juntos.

Isa�as 19:1

El Se�or cabalga sobre una nube veloz. Im�genes naturales para expresar la rapidez de las visitas divinas (comp. Salmo 104:3). Dios, al estar a punto de visitar Egipto con un juicio de extrema severidad, es representado como entrando a la tierra en persona (as� en Isa�as 13:5). Los �dolos de Egipto ser�n conmovidos. Ni Piankhi ni ning�n otro conquistador et�ope hicieron la guerra a los �dolos egipcios; pero los asirios siempre se empe�aron en humillar a los dioses de los pa�ses hostiles (ver arriba, Isa�as 10:10; y comp. Isa�as 36:18). No tenemos una descripci�n detallada de la campa�a de Esarhaddon; pero encontramos la primera victoria de Asshur-bani-pal sobre Tirhakah seguida inmediatamente por la presentaci�n ante �l en su campamento de deidades egipcias, es decir, de sus im�genes. Probablemente fueron llevados a N�nive o destruidos. En una fecha posterior, el mismo monarca priv� a un templo egipcio de dos de sus obeliscos sagrados. El coraz�n de Egipto se mudar� (golpe Isa�as 13:7; Salmo 22:14).

Isa�as 19:2

Pondr� a los egipcios contra los egipcios. La desintegraci�n de Egipto comenz� alrededor de B.C. 760-750, hacia el final de la dinast�a vig�simo segunda. Sobre B.C. 735 comenz� una lucha entre Plan-khi, Rey del Alto Egipto, y Tafnekhf, Rey de Sais y Memphis, en la que los otros pr�ncipes tomaron lados diferentes. Diez o doce a�os despu�s hubo una lucha entre Bocchoris y Sabaeo. Desde este momento en adelante, hasta que Psamatik I. restableci� la unidad de Egipto, el pa�s siempre estuvo m�s o menos dividido, y ante la ocurrencia de cualquier crisis, los pr�ncipes eran propensos a hacer la guerra uno contra el otro. Reino contra reino. Durante el per�odo de desintegraci�n, el t�tulo de "rey" fue asumido por la mayor�a de los pr�ncipes, aunque eran poco m�s que jefes de ciudades.

Isa�as 19:3

Buscar�n a los �dolos. Los egipcios cre�an que sus dioses les daban or�culos. Menephthah afirma que Phthah, el dios de Memphis, le advirti� que no tomara el campo en persona contra los libios cuando invadieran el Delta, sino que dejara la tarea de enfrentarse con ellos a sus generales. Her�doto habla de que hay varios santuarios oraculares bien conocidos en Egipto, el m�s confiable es el de Maut, en la ciudad que �l llama Buto. Los encantadores ... aquellos que tienen esp�ritus familiares ... magos. Clases de hombres correspondientes a los "magos" y "hombres sabios" de �pocas anteriores ( G�nesis 41:8). (En el gran lugar que la magia ocupaba en los pensamientos de los egipcios, ver 'Comentario del p�lpito' en �xodo 7:11.) No hubo disminuci�n de la confianza depositada en ellos a medida que pas� el tiempo; y algunos restos de sus pr�cticas parecen sobrevivir hasta nuestros d�as.

Isa�as 19:4

Los egipcios los entregar� en manos de un se�or cruel. Se ha observado anteriormente que Piankhi no responder� a esta descripci�n. Sin embargo, se adaptar� bien a Esarhaddon. Esarhaddon, poco despu�s de su adhesi�n, cort� las cabezas de Abdi-Milkut, rey de Sid�n, y de Sanduarri, rey de Kundi, y las colg� del cuello de dos de sus principales oficiales. En una expedici�n que hizo a Arabia, mat� a ocho de los soberanos, dos de ellos mujeres. Al conquistar Egipto, lo trat� con extrema severidad. No solo dividi� el pa�s en veinte gobiernos, sino que cambi� los nombres de las ciudades y asign� a sus veinte gobernadores, como su deber principal, que deb�an "matar, saquear y malcriar" a sus s�bditos. Ciertamente merec�a las denominaciones de "un se�or cruel", "un rey feroz".

Isa�as 19:5

Las aguas fallar�n del mar. Por "el mar" generalmente se permite que el Nilo se entienda, como en Isa�as 18:2 y Nah�m 3:8. La falla podr�a ser causada por lluvias deficientes en Abisinia y �frica Ecuatorial, produciendo una inundaci�n insuficiente. Podr�a verse agravado por el descuido de los diques y los canales, que ser�an la consecuencia natural de los des�rdenes civiles. Desperdiciado y secado; m�s bien, reseco y seco. Se debe tener en cuenta la hip�rbole oriental. El significado es solo que habr� una gran deficiencia en el suministro de agua. Tal deficiencia ha sido a menudo la causa de terribles hambrunas en Egipto.

Isa�as 19:6

Y volver�n los r�os lejos; m�s bien, y los r�os se estancar�n (Cheyne). Probablemente los canales est�n destinados, como en �xodo 7:19 (ver 'Comentario del p�lpito,' ad loc.). Los arroyos de la defensa ser�n vaciados. Algunos interpretan estos "arroyos de Egipto" con respecto a matsor como aqu� se usa para "Mitsraim"; pero nuestra traducci�n es m�s forzosa y puede mantenerse. Los "arroyos de defensa" son aquellos que hasta ahora hab�an formado los fosos alrededor de ciudades amuralladas (comp. Isa�as 37:25; Nah�m 3:8). Las ca�as y las banderas se marchitar�n. Ca�as, banderas, juncos y plantas acu�ticas de todo tipo abundan en los remansos del Nilo, y los numerosos estanques y pantanos conectados con su desbordamiento. Estas formas de vegetaci�n ser�an las primeras en marchitarse ante la ocurrencia de una inundaci�n deficiente.

Isa�as 19:7

Las ca�as de papel de los arroyos, etc .; m�s bien, los prados en el r�o, a lo largo de las orillas del r�o, y cada parcela de semillas junto al r�o. Las orillas del Nilo eran en parte pastizales ( G�nesis 41:2, G�nesis 41:18), en parte cultivadas en grano u hortalizas (Herodes; 2.14), en cualquier caso produciendo los cultivos m�s exuberantes . Sin embargo, todo depend�a de la inundaci�n, y si eso fallaba, o en la medida en que fallaba, los resultados predichos por el profeta suceder�an.

Isa�as 19:8

Los pescadores tambi�n llorar�n. El comercio de los pescadores se practicaba ampliamente en el antiguo Egipto, y cualquier cosa que interfiriera con �l necesariamente se considerar�a una gran calamidad. Una gran clase se apoyaba en la captura y venta de pescado fresco o salado. El Nilo produjo gran abundancia de peces, tanto en su corriente principal como en sus canales y remansos. El lago Moeris tambi�n proporcion� un suministro extenso (Herodes; 2.149). Todos ellos que se orientan hacia los arroyos; m�s bien, al r�o. La pesca con anzuelo se practicaba en Egipto, aunque no muy ampliamente, excepto como una diversi�n para los ricos. Se han encontrado ganchos reales, no muy diferentes de los modernos, y se producen representaciones de pesca en algunas de las tumbas. A veces solo se usa una l�nea, a veces una barra y una l�nea. Los que extendieron las redes. Las redes se emplearon mucho m�s que las l�neas y los ganchos. Normalmente se usaba una red de arrastre; pero a veces se tomaban alevines peque�os en las aguas poco profundas mediante una red de aterrizaje de doble asa.

Isa�as 19:9

Los que trabajan en lino fino. En Egipto se tej�a lino de gran finura y delicadeza, para los vestidos de los sacerdotes, para las telas de momia y para los corselets. Solomon import� "hilo de lino" de sus vecinos egipcios ( 1 Reyes 10:28), y los fenicios una tela de lino para sus velas "( Ezequiel 27:7). En el declive general de la prosperidad egipcia, causada por las circunstancias de la �poca, los fabricantes de lino sufrir�an. Los que tejen redes; m�s bien, los que tejen mientras se visten. Las telas de algod�n probablemente est�n destinadas. Ser� confundido; literalmente, se sonrojar� o se avergonzar�.

Isa�as 19:10

Y ser�n quebrantados en sus prop�sitos; m�s bien, y sus cimientos se romper�n o se har�n pedazos (Kay). Los ricos y nobles, los cimientos del tejido de la sociedad, parecen significados. Todo lo que haga esclusas, etc. Traduce, todo lo que trabaje a sueldo (comp. Proverbios 11:18) se entristecer� en el alma. El significado es que todas las clases, desde la m�s alta hasta la m�s baja, sufrir�n aflicci�n (por lo que Lowth, Gesenius, Knobel, Kay, Cheyne).

Isa�as 19:11

Seguramente los pr�ncipes de Zoan son tontos. Zoan, o Tanis, que hab�a sido una ciudad insignificante desde la �poca de los reyes pastores, volvi� al frente una vez m�s en el momento de la lucha entre Egipto y Asiria. Esarhaddon lo convirti� en la cabeza de uno de los peque�os reinos en los que dividi� Egipto. Al principio del reinado de su hijo se rebel�, junto con Sais y Mendes, pero los asirios lo redujeron durante mucho tiempo a su sometimiento. Su rey, Petu-bastes, fue llevado a N�nive, y all� probablemente muerto. Sus "pr�ncipes" estaban, sin duda, entre quienes aconsejaron la resistencia a Asiria. El consejo de los sabios, etc .; literalmente, en cuanto a los sabios consejeros de Fara�n, su consejo no tiene sentido. Parece que se pretenden dos clases de asesores: nobles, supuestamente calificados por nacimiento; y "sabios", calificados por estudio y educaci�n. Ambos se encontrar�an igualmente incapaces. Fara�n. Probablemente Tirhakah est� destinado. Es posible que �l fuera realmente el soberano de Egipto en el momento de la invasi�n de Senaquerib, cuando Shabatek era nominalmente rey. Es cierto que, despu�s de la muerte de Shabatok, fue reconocido como soberano tanto de Etiop�a como de Egipto, y gobern� sobre ambos pa�ses. Esarhaddon lo encontr� todav�a ocupando este puesto en B.C. 673, cuando hizo su expedici�n egipcia. La capital de Tirhakah en este momento era Memphis. �C�mo se dice, etc.? �Con qu� rostro puedes jactarte de tu descendencia, o de tu aprendizaje, cuando no puedes dar un buen consejo?

Isa�as 19:12

�D�nde est�n? donde, etc. m�s bien, �d�nde est�n tus sabios? Si tiene alguno, d�jelos presentarse en contra de predecir el curso de los acontecimientos, lo que Jehov� ha decidido hacer (compare desaf�os similares en los cap�tulos posteriores del libro, Isa�as 41:21; Isa�as 43:9; Isa�as 48:14, etc.).

Isa�as 19:13

Los pr�ncipes de Noph. No hay motivos para cambiar "Noph" en "Moph". "Noph" es probablemente "Napata", conocida como "Nap" en las inscripciones jerogl�ficas, la capital original de los reyes et�opes, y, cuando Memphis se hab�a convertido en su capital, probablemente todav�a era considerada como la segunda ciudad del imperio. Los "pr�ncipes de Noph" ser�an los consejeros de Tirhakah. Ellos tambi�n, etc. Traducen, incluso han llevado a Egipto por mal camino, quienes son la piedra angular de sus tribus. Hablando estrictamente, no hab�a "tribus" en Egipto, mucho menos "castas", sino solo clases, marcadas por fuertes l�neas de demarcaci�n entre s�. Her�doto da siete de ellos: sacerdotes, soldados, pastores, cerdos, comerciantes, int�rpretes y barqueros. Pero tambi�n hubo varios otros, p. trabajadores agr�colas, pescadores, artesanos, empleados oficiales, etc.

Isa�as 19:14

El Se�or ha mezclado un esp�ritu perverso, etc. "�Habr� maldad en una ciudad, y el Se�or no lo ha hecho?" ( Am�s 3:6). Para llevar a Egipto a un estado tan distra�do, la mano de Dios hab�a sido necesaria. Hab�a introducido en la naci�n "un esp�ritu de perversidad". Aquellos en quienes estaba este esp�ritu hab�an "llevado a Egipto por mal camino en todas sus acciones". La hab�an hecho "como un hombre borracho", que "se tambalea" en su camino y se desliza en "su propio v�mito". El �xito y la prosperidad prolongados a menudo producen una especie de intoxicaci�n en una naci�n.

Isa�as 19:15

Tampoco habr�, etc. Traducir, y no habr� para Egipto ning�n trabajo en el que puedan trabajar (conjuntamente) tanto la cabeza como la cola, tanto la rama de palma como el junco. El esp�ritu general de perversidad impedir� toda uni�n de alto con bajo, rico con pobre.

Isa�as 19:16

En ese dia; o, en ese momento; es decir, cuando llega la invasi�n asiria. Egipto ser� como las mujeres (comp. Jeremias 51:30). Entonces Jerjes dijo de sus hombres de combate en Salamina: "Mis hombres se han convertido en mujeres" (Herodes; 8.88). Debido a la sacudida de la mano del Se�or (comp. Isa�as 11:15 y Isa�as 30:32). Los egipcios apenas reconocer�an a Jehov� como el autor de sus calamidades, pero sin embargo, fue su mano la que los castig�.

Isa�as 19:17

La tierra de Jud� ser� un terror para Egipto. En el reinado de Manas�s, Judea qued� sujeta a Asiria y tuvo que participar en las expediciones hostiles, que tanto Esarhaddon como su hijo, Asshurbanipal, llevaron a cabo contra Egipto. Egipto ten�a que vigilar continuamente a Judea para ver cu�ndo se acercaba el peligro. Si no es probable que las profec�as de Isa�as causaron el "terror" aqu� mencionado. Todo el que haga menci�n de eso tendr� miedo; m�s bien, cuando alguien hace menci�n de ello, se volver�n a �l con miedo. La sola menci�n de Judea por cualquiera causar� temor, porque esperar�n escuchar que una expedici�n ha comenzado, o est� a punto de comenzar, desde ese pa�s. Por el consejo del Se�or de los ej�rcitos. As� es como Isa�as ve los ataques asirios en Egipto, no c�mo los vieron los egipcios. El miedo que sent�an los egipcios no era un miedo religioso. Simplemente tem�an a los ej�rcitos asirios y a Judea como el pa�s del que parec�an surgir las expediciones.

Isa�as 19:18

LA VUELTA DE EGIPTO A JEHOV�. El castigo de los egipcios ser� seguido, despu�s de un tiempo, por un gran cambio. Las influencias de Cana�n penetrar�n en Egipto ( Isa�as 19:18), se levantar� un altar en medio de �l a Jehov� ( Isa�as 19:19), y ella misma le llorar� por socorro ( Isa�as 19:20) y se entregar� ( Isa�as 19:20). Egipto incluso se convertir� en parte del reino de Jehov�, lo "conocer�" y lo servir� con sacrificio y oblaci�n ( Isa�as 19:21), y har� sus votos a Jehov�, y har� que sus s�plicas sean escuchadas por �l, y ser convertido y sanado ( Isa�as 19:22).

Isa�as 19:18

En ese dia. No es realmente el d�a de la venganza, sino aquello que, en la mente del profeta, est� m�s estrechamente relacionado con �l, el d�a de la restituci�n, de lo que ha hablado perpetuamente ( Isa�as 1:25-23; Isa�as 2:2; Isa�as 4:2; Isa�as 6:13, etc.). Los dos son partes de un esquema de cosas, y pertenecen a la mente del profeta alguna vez. �Hablar�n cinco ciudades en la tierra de Egipto el idioma de Cana�n? Es bastante cierto, como lo se�ala el Sr. Cheyne, que el Delta Oriental fue desde una fecha muy temprana continuamente Semitificado por una afluencia de colonos de Palestina, y que la literatura egipcia tiene fuertes marcas de esta influencia ling��stica. Pero esto es apenas de lo que el profeta intenta hablar. No le interesa la filolog�a. Lo que quiere decir es que habr� una afluencia apreciable en Egipto de ideas, pensamientos y sentimientos palestinos. "Cinco" probablemente se usa como un n�mero "redondo". El primer cumplimiento manifiesto de la profec�a fue en la fundaci�n de Alejandr�a, cuando los jud�os fueron alentados a convertirse en colonos por la concesi�n de importantes privilegios (Josefo, 'Contr. Ap.', Isa�as 2:4), y donde finalmente se convirtieron en el elemento predominante en la poblaci�n, que ascend�a, seg�n Philo ('In Flaec.,' � 6), a casi un mill�n de almas. La siguiente gran afluencia palestina fue bajo Ptolomeo YI. (Philometor), cuando Onias huy� de Palestina con varios de sus partidarios, y obtuvo permiso para erigir un templo jud�o cerca de Heliopelis. El sitio de este templo probablemente est� marcado por las ruinas de Tel-el-Yahoudeh. Parece haber sido un centro para varias comunidades jud�as en el vecindario. De esta doble manera, Jehov� se dio a conocer a Egipto antes del cristianismo. Una iglesia cristiana se estableci� temprano en Alejandr�a, posiblemente por San Marcos. Jura al Se�or de los ej�rcitos; es decir, "jura fidelidad a �l". Uno ser� llamado, La ciudad de la destrucci�n. Algunos manuscritos leen 'Ir-ha-Kheres, "Ciudad del Sol", para "Ir-ha-heres," Ciudad de la Destrucci�n ", en cuyo caso la referencia ser�a claramente a Heliopelis, que estaba en el vecindario inmediato de Tel -el-Yahoudeh, y que en el per�odo ptolemaico bien pudo haber ca�do bajo la influencia jud�a. Incluso si 'Ir-ha-heres se presenta como la verdadera lectura, el nombre a�n puede haber sido dado con alusi�n a Heli�polis, el profeta con la intenci�n de decir: "Esa ciudad que era conocida como la Ciudad del Dios Sol se conocer� como la ciudad de la destrucci�n del dios del sol y de la adoraci�n id�latra en general ". Que Heli�polis realmente cay� bajo la influencia jud�a en el per�odo ptolemaico aparece en un pasaje notable de Polyhistor, que dice del �xodo y del pasaje del Mar Rojo: "Los menfitas dicen que Mois�s, al estar bien familiarizado con el distrito, observ� el reflujo de la marea, y as� condujo a la gente a trav�s del lecho seco del mar; pero ellos de Heli�polis afirman que el rey, a la cabeza de una gran fuerza, y que tambi�n ten�a a los animales sagrados con �l, persigui� a los jud�os, porque ellos se llevaban con ellos las riquezas que hab�an tomado prestadas de los egipcios. Luego, "dicen", la voz de Dios orden� a Mois�s que golpeara el mar con su vara y lo dividiera, y Mois�s, cuando oy�, toc� el agua con �l, y as� el mar se parti� en pedazos, y el anfitri�n march� por tierra seca ". Tal descripci�n del �xodo apenas habr�a sido dada por egipcios a menos que fueran tres partes hebraizadas.

Isa�as 19:19

Habr� un altar al Se�or. Onias erigi� indudablemente un altar al Se�or en el templo que obtuvo permiso para construir de Ptolomeo Philometor. Josefo dice que persuadi� a Ptolomeo mostr�ndole este pasaje de Isa�as ('Ant. Jud.,' 13.3; 'Bell. Jud.,' 7.10). Y un pilar en el borde del mismo. No est� claro que alguna vez se haya erigido alg�n "pilar". La ley prohibi� la construcci�n de pilares con fines religiosos ( Deuteronomio 16:22). Pero esto ser�a un pilar de testimonio ( G�nesis 31:52), y marcar�a que la tierra era de Jehov�. El Dr. Kay sugiere que "la sinagoga jud�a primero, y luego la Iglesia Cristiana en Alejandr�a, parada como un elevado obelisco, con el nombre de Jehov� inscrito en ella, a la entrada de Egipto", cumpli� suficientemente la profec�a.

Isa�as 19:20

Ser� por una se�al. Las se�ales externas de la adoraci�n a Jehov� testificar�n a Dios que ahora tiene en Egipto un pueblo del pacto, y tratar� con ellos en consecuencia. �l les enviar� un salvador, y uno grande. Esto no parece apuntar a ning�n libertador terrenal, sino al Salvador del peor de todos los opresores, el pecado y Satan�s, a quienes necesitar�n igualmente con el resto de su pueblo.

Isa�as 19:21

El Se�or ser� conocido; m�s bien, se dar� a conocer, como en Ezequiel 20:5, Ezequiel 20:9; respondiendo la oraci�n, por influencias espirituales, y cosas por el estilo. Los egipcios conocer�n al Se�or (comp. Jeremias 31:34, "Todos me conocer�n desde el m�s peque�o hasta el m�s grande"). Y har� sacrificio y ofrenda; m�s bien, servir� con sacrificio y oblaci�n. La mayor�a de los jud�os asentados en Egipto, junto con sus pros�litos egipcios, sub�an a�o tras a�o para adorar a Jehov� en Jerusal�n y hacerle ofrendas all� (ver Zacar�as 14:16). El Egipto cristiano adoraba a Dios con sacrificio y oblaci�n en el mismo sentido que el resto de la Iglesia ( Malaqu�as 1:11).

Isa�as 19:22

Y Jehov� herir� a Egipto, golpeando y sanando; es decir, Jehov� ciertamente "herir� a Egipto", como ya lo profetiz� ( Isa�as 19:1), pero ser� con un objeto misericordioso, para, despu�s de herir, "sanar". Su ataque los inducir� a "regresar" a �l, y cuando regresen, perdonar� y salvar� (comp. Sofon�as 3:8, Sofon�as 3:9; Jeremias 12:14 ) Egipto fue un pa�s cristiano desde el siglo III hasta el s�ptimo; y la Iglesia copta (aunque muy corrupta) a�n permanece, conociendo a Jehov�, y ofreciendo la oblaci�n santa del altar cristiano continuamente.

Isa�as 19:23

UNI�N ENTRE EGIPTO, ASIRIA E ISRAEL. La conversi�n de Asiria a Dios seguir� o acompa�ar� a la de Egipto. Los dos se unir�n con Israel en una conexi�n �ntima, Israel actuar� como intermediario. Habr� comunicaci�n ininterrumpida, adoraci�n com�n y la bendici�n com�n de Dios que se extender� sobre los tres.

Isa�as 19:23

�Habr� una carretera? La fraseolog�a se asemeja a la de Isa�as 11:16; Pero el prop�sito es diferente. Entonces la "carretera" deb�a facilitar el regreso de los israelitas a su propia tierra. Ahora el objeto es la comunicaci�n perfectamente libre entre los tres pueblos. Los egipcios servir�n con los asirios. "Servir�" significa "adorar�" (ver vers�culo 21). Los "asirios" representan a los habitantes de las regiones mesopot�micas en general. Como, desde la �poca de Alejandro, la influencia hebrea se extendi� en gran medida sobre Egipto, por lo que, incluso desde una fecha anterior, comenz� a sentirse en los pa�ses de Mesopotamia. El trasplante de las diez tribus, o una parte considerable de ellas, a la Alta Mesopotamia y los Medios, fue el comienzo de una difusi�n de las ideas hebreas a trav�s de esas regiones. El cautiverio de Jud� a�n m�s impresion� estas ideas en las razas nativas. Gran cantidad de jud�os no regresaron del cautiverio, sino que permanecieron en los pa�ses y ciudades a los que hab�an sido transportados, particularmente en Babilonia (Josefo, 'Ant. Jud.,' 11.1). La pol�tica de los pr�ncipes sel�ucidas era establecer colonias jud�as en todas sus grandes ciudades. En el tiempo transcurrido entre Alejandro y el nacimiento de nuestro Se�or, la comunidad hebrea fue reconocida como compuesta por tres grandes secciones: la palestina, la egipcia y la sirobabil�nica. Se mantuvo una comunicaci�n constante entre las tres ramas. Las regulaciones eclesi�sticas, enmarcadas en Jerusal�n, se transmitieron a Alejandr�a y Babilonia, mientras que personas de confianza llevaban anualmente colecciones a todas partes de Egipto y Mesopotamia para el servicio del templo a la capital palestina. Por lo tanto, es bastante razonable considerar como una "etapa inicial en el cumplimiento de esta profec�a" el estado de las cosas existentes en este per�odo (Kay). El cumplimiento m�s completo fue indudablemente despu�s de Pentecost�s, cuando el cristianismo fue predicado y establecido en Egipto y Libia, por un lado, en Partia, y Medios, y Elam, y Mesopotamia, por el otro ( Hechos 2:9, Hechos 2:10).

Isa�as 19:24

En ese d�a Israel ser� el tercero; m�s bien, un tercero. No es la tercera en rango, ya que Isa�as 19:25 muestra que ella retendr�a una preeminencia, sino el intermediario com�n, uniendo a las otras dos. Una bendici�n en medio de la tierra; m�s bien, en medio de la tierra. El monote�smo jud�o, sostenido por el pueblo de Dios en Palestina, Egipto y Mesopotamia, ser�a una bendici�n, no solo para esos tres pa�ses, sino para el mundo en general. Entonces, y a�n m�s, lo har�a el cristianismo.

Isa�as 19:25

A quien bendiga el Se�or de los ej�rcitos; m�s bien, porque el Se�or de los ej�rcitos lo ha bendecido. "�l" debe entenderse colectivamente, del triple Israel, extendido a trav�s de los tres pa�ses, que todos participan de la bendici�n. Los tres pa�ses pueden ser una bendici�n para el mundo en general, porque la bendici�n de Dios descansa sobre ellos. Egipto mi pueblo. La gran obra de Egipto en la �poca jud�a, por la cual se convirti� en una bendici�n para el mundo, fue su traducci�n de las Escrituras hebreas al griego, ordenada por reyes egipcios, y ejecutada en Alejandr�a, la capital egipcia. El neoplatonismo ciertamente le debe mucho a esta fuente. El estoicismo probablemente sea algo. Asiria el trabajo de mis manos. Asiria no hizo tal trabajo como Egipto. Ni el Targum de Onkelos ni el Talmud de Babilonia se pueden comparar por un momento con la Septuaginta. Aun as�, los jud�os mesopot�micos fueron una bendici�n para sus vecinos. Manten�an viva en Oriente la noci�n de un Dios verdadero y espiritual; elevaron el tono de los pensamientos de los hombres; fueron una protesta perpetua contra la idolatr�a, con todos sus horrores. Ellos, sin duda, prepararon el camino para esa aceptaci�n del cristianismo por grandes masas de la poblaci�n en Siria, Mesopotamia, Babilonia e incluso en Persia, de los cuales tenemos evidencia en la historia eclesi�stica de los primeros siete siglos. Israel mina de herencia (comp. Isa�as 47:6; Isa�as 63:17).

HOMIL�TICA

Isa�as 19:1

El castigo de Egipto, una prueba tanto del sufrimiento de Dios como de su justicia inexorable.

El castigo de Egipto por la conquista asiria, sobre la cual el profeta se ampl�a en este cap�tulo, puede considerarse desde una perspectiva doble.

I. COMO EXHIBIENDO FUERTEMENTE EL LARGO SUFRIMIENTO Y LA MISERICORDIA DE DIOS.

1. Considere la larga persistencia de Egipto en los pecados de varios tipos: idolatr�a, adoraci�n al rey, pr�ctica de la magia, secuestro de esclavos, uso cruel de cautivos, impureza, indecencia; Considera que su monarqu�a hab�a durado al menos mil seiscientos a�os, y que tanto en religi�n como en moral hab�a empeorado continuamente.

2. Tenga en cuenta su trato con el pueblo de Dios: c�mo los hab�a oprimido primero ( �xodo 1:8-2), y luego se esforz� por exterminarlos ( �xodo 1:15-2); esta falla hizo que su esclavitud fuera m�s dif�cil ( �xodo 5:6-2); repetidamente se neg� a dejarlos ir; busc� destruirlos en el Mar Rojo ( �xodo 15:9); los saque� en tiempos de Roboam ( 1 Reyes 14:25, 1 Reyes 14:26); alternativamente los alent� y los abandon� en sus luchas contra Asiria ( 1 Reyes 17:4; 1 Reyes 18:21, 1 Reyes 18:24).

3. Tenga en cuenta tambi�n que ella hab�a ayudado a corromper al pueblo de Dios. En Egipto, muchos israelitas hab�an adorado a los dioses egipcios ( Josu� 24:14; Ezequiel 20:8). Hab�an tra�do de Egipto una adicci�n a las pr�cticas m�gicas que nunca los hab�an abandonado. Manas�s, al llamar a su hijo mayor "Am�n", ten�a la intenci�n de reconocer al dios egipcio de ese nombre. En estas circunstancias, es maravilloso que a Egipto se le haya permitido existir tanto tiempo y, en general, prosperar; y la maravilla solo puede explicarse por la extrema paciencia y la extraordinaria misericordia de Dios Todopoderoso.

II COMO UNA PRUEBA DECISIVA DE LA JUSTICIA INEXORABLE DE DIOS. Por mucho tiempo que Dios difiera el castigo del pecado, por fin llega con absoluta certeza. Podr�a haber parecido como si las dificultades sufridas por su pueblo en Egipto hubieran escapado del recuerdo de Dios, tantos a�os fueron desde que sucedieron. Podr�a haber parecido que todos los viejos pecados de Egipto fueron perdonados, como si ella fuera a escapar impune. �Diecis�is siglos de imperio! Por qu�, a la misma Roma, al "reino de hierro", que "se rompi� en pedazos y magullo" todas las cosas ( Daniel 2:4), no se le permitieron m�s de doce siglos de existencia. Pero a Egipto se le permiti� un plazo mucho m�s largo, no solo de existencia, sino de prosperidad. Desde la �poca de los reyes pastores, cuatrocientos a�os antes del �xodo, no hab�a sufrido una gran calamidad. Incluso los et�opes no hab�an sido tanto conquistadores extranjeros, como pr�ncipes conectados por sangre e id�nticos en religi�n, que reclamaban la corona por derecho de descendencia de los antiguos soberanos egipcios. Pero Dios hab�a estado todo el tiempo esperando, con la vista puesta en la naci�n pecadora, contando sus ofensas, record�ndolas en contra de ella y empe�ado en vengarse. Y la venganza, cuando lleg�, fue severa. Primero, la discordia interna y la guerra civil: "reino contra reino y ciudad contra ciudad" (vers�culo 2); luego la conquista de una naci�n alien�gena: conquista efectuada por al menos tres expediciones distintas, en las que se arras� toda la tierra, se tomaron y saquearon las ciudades, y se masacr� ej�rcito tras ej�rcito; finalmente, sometimiento a un "rey feroz", un "se�or cruel" (vers�culo 4). Y los sufrimientos de la guerra se agravaron, aparentemente, por la calamidad natural de una gran sequ�a: un fracaso de la inundaci�n, ya sea por un a�o o posiblemente por varios (vers�culos 5-8). Verdaderamente, cuando lleg� el d�a de la venganza, �Egipto estaba realmente afligido! No es de extra�ar que ella "tuviera miedo y temiera por el temblor de la mano del Se�or de los ej�rcitos" (vers�culo 16). Es, de hecho, "algo aterrador caer en manos del Dios viviente" ( Hebreos 10:31).

Isa�as 19:22

Golpear y sanar estrechamente conectados en los consejos de Dios.

El golpe de Dios es sin duda doble,

(1) remedial y

(2) penal; pero, con mucho, la mayor parte es del tipo anterior.

Una vez solo visit� a la humanidad con gran pena: en el Diluvio; pero las ha visitado mil veces para remediarlas. De manera similar con las naciones. Golpe� a Egipto en los tiempos de Mois�s con las diez plagas, no para destruir, sino para castigar. As� que de nuevo en el Mar Rojo. As� que ahora de las manos de Esarhaddon y su hijo. As� por Nabucodonosor, Cambises, Ochus. Y finalmente �l inclin� sus corazones y los hizo volverse hacia �l, primero parcialmente, cuando el juda�smo gan� influencia sobre ellos; luego, como naci�n, cuando aceptaron el cristianismo. Los castigos anteriores ten�an indudablemente alguna fuerza correctiva, o la naci�n apenas habr�a soportado tanto tiempo; pero no sanaron completamente, y golpe tras golpe se convirti� en un requisito. Entonces Dios continu� "golpeando y sanando". Y el curso de su providencia es similar con los individuos. Principalmente golpea para sanar. Cada ofensa baja su rojo, pero el golpe es comparativamente ligero al principio, y tiene la intenci�n de advertir, amonestar, llamar a la enmienda. Si los hombres persisten en cursos equivocados, los golpes se vuelven m�s pesados. Pero a�n as� la intenci�n es la misma; se busca llevarlos al arrepentimiento. Dios no tiene placer en la muerte del que muere. Solo despu�s de repetidas pruebas, despu�s de golpe tras golpe, advertencia tras advertencia, si no se arrepienten, si no van a ser sanados, la sentencia penal sale para "arrancar y destruir" (Jeremias 12:17).

Isa�as 19:23, Isa�as 19:24

La unidad en la religi�n une a los enemigos m�s amargos.

Como, en �ltima instancia, el establecimiento del reino de Cristo entre todas las naciones de la tierra ( Isa�as 2:2) producir� un reino de paz universal, para que los hombres en todas partes "golpeen sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en podaderas "( Isa�as 2:4), por lo que, en menor escala, donde prevalece la verdadera religi�n, se suavizan las asperezas, mueren y desaparecen viejas enemistades, surge un esp�ritu amistoso, y los antiguos adversarios son reconciliado y hacerse amigos. Asiria, Egipto, Israel, durante mucho tiempo los enemigos m�s amargos, se unieron por una fe com�n en los �ltimos d�as del juda�smo y los primeros del cristianismo: sintieron simpat�a entre ellos y vivieron en armon�a. El papado fue un intento de llevar a toda la comuni�n romana a una especie de unidad pol�tica, abolir las guerras entre sus diversos miembros y unirla contra el paganismo. Sin embargo, este intento tuvo solo un �xito parcial, debido a la mezcla de malos con buenos motivos en aquellos que estaban a la cabeza del movimiento y ten�an la direcci�n del mismo. Que la guerra a�n no ha cesado entre todas las naciones cristianas es un insulto al cristianismo, y una indicaci�n de que las naciones siguen siendo cristianas en nombre y no en esp�ritu. La liga de Asiria, Egipto, Israel, puede ser presentada al mundo cristiano moderno como un ejemplo que deber�a avergonzarlo en la adopci�n de "principios de paz". Si tales enemigos, tan ferozmente hostiles, tan distanciados, podr�an convertirse en amigos cercanos a trav�s de la influencia de una comunidad religiosa, �por qu� las naciones cristianas de los tiempos modernos no pueden alcanzar una unidad similar?

HOMILIAS DE E. JOHNSON

Isa�as 19:1

Juicio venidero sobre Egipto.

Las alusiones hist�ricas en este pasaje no pueden aclararse positivamente. En la medida en que el descubrimiento de inscripciones en los �ltimos a�os nos permite levantar un poco el velo que se cierne sobre la tierra, lo vemos sacudido al centro por las guerras de los jefes rivales. Una victoria de Sarg�n sobre el rey egipcio Shabatok, en B.C. 720, se ha hecho con inscripciones asirias; y, nuevamente, la conquista de Egipto por Esarhaddon en B.C. 672, que dividi� la tierra en veinte peque�os reinos tributarios. El cap�tulo puede referirse a este evento, y puede que no (consulte la Introducci�n de Cheyne al cap�tulo).

I. EL ADVIENTO DE JEHOV�. "Cabalg� sobre una nube veloz" (comp. Salmo 18:10, "Cabalg� sobre un querub�n y vol�;" comp. Salmo 104:3). Estudiar esas magn�ficas figuras aladas, que generalmente pasan bajo el nombre de grifos, en nuestros museos y obras de arte, y como las describe Ezequiel en la tierra del cautiverio (1.), puede ser la mejor manera de darse cuenta de la importancia de esta poes�a Debemos lanzarnos a ese estado de �nimo en el que toda vida y movimiento en la naturaleza simboliza el poder infinito y la majestad del Ser Divino: audiblemente el viento, visiblemente la fuerte nube que se acumula en el horizonte. Esta imagen, entonces, es una pista

(1) de la majestad de Jehov�;

(2) de su ascendencia en el mundo del esp�ritu.

Los "no dioses" de Egipto se sacudir�n ante �l. �l viene a juzgarlos. El Dios de Israel est� en camino para castigar a las multitudes de Memphis, Fara�n y Egipto, y sus dioses y reyes. Los �dolos deben ser destruidos, sus im�genes deben cesar; y el poder secular, que ha sido apoyado por una religi�n falsa, ser� reducido (comp. �xodo 12:12; Jeremias 46:25; Ezequiel 30:13). Se sugiere un contraste sorprendente entre la religi�n puramente sublime de Jehov� y la adoraci�n degradada de los egipcios, cuya reverencia por los gatos, los toros, los cocodrilos y las cebollas atrajo la s�tira de los tiempos posteriores. �C�mo podr�an esos adoradores hacer algo m�s que temblar, su coraz�n derriti�ndose dentro de ellos al acercarse la luz que revela y juzga las tinieblas y confusiones voluntarias de la mente? Como se�ala Calvino, debemos contemplar lo mismo ejemplificado en todas las revoluciones de reinos, que proceden �nicamente de la mano de Dios. Si el coraz�n se derrite y la fuerza falla en los hombres que generalmente son valientes y que antes hab�an mostrado un gran coraje, esto deber�a atribuirse al juicio de Dios.

II LOS JUICIOS DESCRITOS.

1. Disensi�n interna. Un cant�n se enfrenta a otro. Habr� la enemistad de hermano con hermano, compa�ero con compa�ero, ciudad con ciudad y reino con reino. Los corazones de los hombres est�n en la mano de Dios. Cada vez que vemos en una naci�n que se desarrolla la disensi�n social, la unidad y la cooperaci�n ya no son posibles, es una se�al de que una nueva fuerza est� en funcionamiento, que ha entrado una nueva luz, que las costumbres existentes est�n siendo criticadas, en resumen, que "Dios ha despertado al juicio". Esos tiempos son tiempos de auto escrutinio, de estudio reflexivo, de oraci�n sincera.

2. La sensaci�n de vac�o de las instituciones existentes. Terrible es cuando una naci�n despierta repentinamente para encontrar sus ideales m�s fuertes reducidos a delirios vac�os y burlones; terrible tambi�n para el individuo. El "coraz�n vac�o". A veces es una "ciencia llamada falsamente"; a veces una fe espuria, que de repente se descubre que es una cisterna con fugas, y el agua de la vida ha huido. En estas condiciones habr� un brote febril de viejas supersticiones. Los hombres recurrir�n a los "no dioses" ya los "espiritistas", los "murmuradores", que pretenden dar voces y mensajes del otro mundo. As� lo han hecho los hombres en nuestro tiempo. La historia del coraz�n se repite de era en era. Si los hombres no tienen una religi�n genuina, deben tener la falsificaci�n de ella; y amar�n la mentira y se aferrar�n al enga�o cuando la posibilidad de la verdad ya no est� al alcance.

3. Sujeci�n al tirano. La tierra ser� encerrada en manos de un se�or duro, y un rey feroz gobernar� sobre ellos. �Y no es la tiran�a el �ltimo signo de desagrado divino, como se ve desde otro lado, es el �ltimo signo de degeneraci�n y debilidad en la virilidad de una naci�n? "Por lo tanto, vemos cu�n grande es la locura de los hombres que desean tener un rey poderoso y rico reinando sobre ellos, y cu�n justamente son castigados por su ambici�n, aunque no puede ser corregida por la experiencia de todos los d�as, que est� en todas partes para ser visto en el mundo "(Calvin) .� J.

Isa�as 19:5

La desecaci�n del Nilo.

Nada ha dejado una huella m�s profunda en las tradiciones de las tierras orientales que las impresiones de calor ardiente, el secado de manantiales, el consiguiente sufrimiento. Egipto fue el "regalo del Nilo", dijo Her�doto. Bien podr�a la presencia o ausencia de sus aguas denotar el placer o la ira de la Deidad.

I. LA DESCRIPCI�N. El brazo Pelusiac del Nilo est� seco. Los canales, diques y embalses descuidados se estancan, la vegetaci�n se marchita. El brillante oasis del Nilo se derretir� en el desierto circundante. Los canales, primero emprendidos como un trabajo necesario de civilizaci�n y cultura, se descuidan y se atascan naturalmente en tiempos de guerra civil.

II LOS EFECTOS EN LA INDUSTRIA PAC�FICA. Adem�s de la agricultura, hab�a tres fuentes principales de riqueza egipcia: la pesca, la fabricaci�n de lino y la fabricaci�n de algod�n. Hab�a abundancia de peces en el Nilo, y era un gran art�culo de comida. El lino peinado estaba preparado para la ropa de los sacerdotes y para las telas de momia y el algod�n para el vestido en general. El resultado es la consternaci�n universal en todos los rangos y clases. Las clases adineradas, los "pilares" de la tierra y la poblaci�n artesanal son igualmente desesperados.

III. LA COINCIDENCIA DEL MUNDO ESPIRITUAL Y NATURAL. Una tierra f�rtil, un pueblo trabajador, paz y abundancia, el favor de Dios, son ideas que �l uni� en el pensamiento del profeta, formando una cadena causal. El disgusto de Jehov�, el efecto en la guerra, y esto, una vez m�s, trabajando en la desolaci�n frente a la naturaleza y cortando la ra�z de la industria, forman otra cadena de representaciones conectadas. Desde las fuentes y los manantiales del poderoso Nilo hasta el asiento del pensamiento, la pasi�n y el movimiento en el coraz�n humano m�s poderoso, todos est�n en manos de Jehov�. Igual que en toda ocupaci�n del mundo industrial y del mundo pol�tico e intelectual, confiemos nuestra dependencia de �l.

Isa�as 19:11

La locura de los estadistas.

Dios ha hecho necia la sabidur�a de este mundo, en Egipto como en otras tierras. Y las marcas y los caracteres de la locura son iguales en todas partes.

I. El esp�ritu de jactancia. El rey y sus consejeros sacerdotales poseen libros sagrados, que consultan como una universidad en tiempos de emergencia. Los sacerdotes se jactan de ser "hijos de los sabios" e hijos de reyes antiguos. El fara�n mismo pertenec�a a la poblaci�n real. Jactarse es siempre un signo de debilidad. El hombre fuerte no necesita hablar de su fuerza; �l lo siente y otros lo sienten. La sabidur�a se distingue por la ausencia de engreimiento y es impresionante por su silencio y modestia.

II PRUEBAS DE FOLLY.

1. Incapacidad para leer los signos de los tiempos. La predicci�n era su ocupaci�n favorita; �C�mo es que no pueden leer los pensamientos de Jehov� hacia la tierra? Recurren a m�todos falsos: astrolog�a, adivinaci�n, etc. La verdad puede no ser amada realmente, o puede buscarse por caminos que solo pueden alejarse de ella. No es solo por la lectura, no es por cavar en la tradici�n pintoresca y curiosa, que podemos llegar a simpatizar con la mente de Dios. Todo el aprendizaje de las escuelas es una locura a menos que mantengamos la luz encendida, la conciencia limpia, la mente, si no las rodillas, dobladas en la actitud de alzar la vista y orar.

2. Mala administraci�n. Conducen al pa�s por mal camino. La clase sacerdotal, es decir, la clase intelectual y educada, considerada como la "piedra angular de las tribus", est�n bajo una ilusi�n, y su "luz y liderazgo" es un ignis-fastus. Estamos demasiado deslumbrados por la agudeza, el conocimiento, las habilidades, la gran comprensi�n de los hechos, en nuestros grandes hombres. A menudo, la astucia de tales extralimitaciones en s� misma, y ??grandes hombres tropiezan y caen, y "se topan con grandes peligros que cualquier campesino o artesano hubiera previsto". Se embriagan con sus propios pensamientos. Pero siempre sobria la mente para recobrarse, por as� decirlo, en Dios. "Este ingenio, este conocimiento, es m�o, particularmente m�o", el que habla consigo mismo as�, est� al borde de un enga�o fatal. "Es el regalo peculiar de Dios para m�; es un talento de �l, para ser utilizado para su mundo", este es el pensamiento que se estabiliza; y "si nuestra Sabidur�a descansa en Dios, �l verdaderamente ser� una piedra angular firme, que nadie sacudir� ni derrocar�".

III. INFATUACIONES JUDICIALES. Estas ilusiones se remontan al acto judicial de Jehov�. Es �l quien ha puesto una copa de encanto en sus labios, de modo que se suspende el poder del discernimiento. La imagen de la embriaguez representa adecuadamente su estado. Es un esp�ritu de "perversidad" o de "subversi�n". Y la gente ha bebido lo mismo, de modo que se tambalean sin poder hacer nada; no hay coherencia, no hay acuerdo, no hay acci�n firme y conjunta. Es una cosa horrible: el ser "entregado a una mente reprobada". Tampoco nos atrevemos a acusar al Todopoderoso de injusticia. Estamos lo suficientemente listos para echar la culpa de nuestras propias aberraciones a otros, a las circunstancias, o incluso a �l. Pero, �qu� "derecho" tenemos para algo, desde la luz del sol hasta la luz de la raz�n en el alma? Dios da y Dios priva, por razones inescrutables para nosotros y no [ para ser cuestionados. Pero, "el coraz�n tiene razones que la raz�n desconoce"; y el coraz�n sabe que, si su elecci�n es verdadera, su solicitud no ser� rechazada, la orientaci�n necesaria no ser� negada. J.

Isa�as 19:16

Mezcla de juicio y misericordia.

I. EL EFECTO DEL JUICIO. La parte trasera ser� como una mujer t�mida y temblorosa, porque la poderosa mano de Jehov� ser� alzada en juicio. Cada vez que se siente que el poder Divino est� trabajando del lado del enemigo, las naciones m�s guerreras se desaniman. "�Dios con nosotros!", Una consigna que pone nervioso al brazo m�s d�bil y llena de valor el coraz�n m�s d�bil. "�Dios contra nosotros!" - la mano del m�s valiente cuelga, las rodillas del temblor m�s fuerte. Jud�, la sede del imperio de Jehov�, ser� un terror para la orgullosa tierra de Egipto. La comunidad aparentemente m�s d�bil, el individuo m�s insignificante, ser� un poder si la verdad opera a trav�s de ella. No es la magnitud lo que es atroz; Es la fuerza espiritual. Los hombres se estremecer�n ante el Nombre de Jud�; Ser� un s�mbolo de un prop�sito que nunca se resisti� con �xito. Pero cuando as� la perspectiva es m�s oscura para Egipto, una luz de esperanza brilla.

II PROMESAS DE BIEN.

1. Aqu� se abre una visi�n de la conversi�n de Egipto a la verdadera religi�n. Habr� cinco ciudades que hablen la lengua de Cana�n, o hebreo, el idioma de adoraci�n a Jehov�. Le prestar�n juramento de lealtad. Y parece que la ciudad conocida como "ciudad del sol" se llamar� "ciudad del derrumbe de los altares id�latras". Y se ver� un altar de la verdadera religi�n, con el pilar que marca el lugar sagrado, visiblemente testigo del Se�or de los ej�rcitos en la tierra. Ahora hay un pacto entre Jehov� y la tierra arrepentida y restaurada. �l ya no ser� su enemigo, sino su amigo; y cuando le griten, en medio de la angustia y la opresi�n, �l escuchar� y enviar� un Ayudante y un Libertador. La gente se sacrificar� por �l, y �l se dar� a conocer; Ya sea en la tierra o en Jerusal�n (comp. Zacar�as 14:16) no se indica.

2. Esto no puede ser sin sufrimiento previo. La conversi�n del mal, de la persistencia obstinada en �l, nunca ocurre sin sufrimiento. Pero el sufrimiento es ben�fico, infligido por el amor. Dios golpea para sanar. Es un pensamiento que se repite en muchas p�ginas: "Yo mato y hago vida; hiero y sane; �l ha desgarrado y nos curar�; nos ha herido y nos vendar�". "�l hiere y sus manos se curan" ( Deuteronomio 32:39; Oseas 6:1; Job 5:18). El fuego de su ira consume, pero purifica. "Entonces le dar� al pueblo un lenguaje puro, para que puedan invocar el Nombre de Jehov�, para servirlo con un consentimiento" ( Sofon�as 3:8, Sofon�as 3:9). Hay un fondo de piedad en el coraz�n y constituci�n de la naturaleza: compasi�n en Jehov�, dijo el profeta hebreo (Jeremias 12:14, Jeremias 12:15). "Dios no castiga que pueda castigar, sino que pueda humillar; por lo tanto, cuando se produce humildad, sus castigos no avanzan m�s. Dios es demasiado misericordioso para triunfar sobre un alma postrada" (Sur).

III. EL RESULTADO FELIZ. La paz reemplaza a la guerra, la confianza sustituye al odio mutuo. Debe haber relaciones entre Egipto y Asiria, una carretera libre entre las dos tierras. No, habr� una triple alianza, Israel ser� la tercera, y la bendici�n se difundir� por toda la tierra. Donde est� la bendici�n de Jehov�, hay y debe haber prosperidad. As�, las nubes se han dispersado y el a�o dorado parece haber comenzado, "la paz yace como una l�nea de vigas sobre el mar, como un rayo de luz sobre la tierra".

APLICACI�N PERSONAL Para evitar el juicio nacional, para asegurar el favor divino, que cada uno investigue sus propios pecados. Los pecados personales derriban los juicios nacionales. Si no hubiera personal, no podr�a haber pecado nacional. Al castigar a muchos, Dios no pasa por alto al individuo. No hay sufrimiento de una naci�n sin el sufrimiento de sus miembros, ni arrepentimiento que no sea el de los hombres uno por uno, ni prosperidad y favor que no se reflejen en un mill�n de rostros y corazones. Hay una base infinita de esperanza en las promesas de Dios y en su cumplimiento real. � J.

HOMILIAS DE W. CLARKSON

Isa�as 19:1

La presencia de Dios es un problema.

"He aqu� que el Se�or ... vendr� a Egipto ... y el coraz�n de Egipto se derretir� en medio de �l". La presencia de Dios producir�a consternaci�n entre la gente. Esto es lo suficientemente significativo. No debe sorprender, de hecho, que la llegada del Santo y justo en medio de aquellos que lo hab�an provocado por sus idolatr�as resultar�a en un temblor de esp�ritu, en una agitaci�n m�s viva. �Qu� podr�a esperar a los culpables sino la reprimenda m�s grave, los juicios m�s angustiantes? Pero la presencia de Dios no solo es problem�tica para los egipcios id�latras, sino para sus propios sirvientes. Entonces el profeta mismo encontr� ( Isa�as 6:5). El salmista "recordaba a Dios y estaba preocupado" (Salmo 77:3). �Por qu� es esto? Con respecto a los problemas que la presencia de Dios trae al esp�ritu humano, observamos:

I. QUE SU CONOCIMIENTO CONOCIDO CON NOSOTROS Y EL PODER SOBRE NOSOTROS SE PUEDE ESPERAR QUE PRECLUYA TAL ALARMA. �Por qu� deber�amos preocuparnos de encontrar a Dios apareci�ndose? �No sabemos bien que �l "no est� lejos de ninguno de nosotros"? que "en �l vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser?" �No sabemos que �l est� juzgando nuestras acciones y nuestra actitud hacia s� mismo en todo momento y, adem�s, est� expresando su juicio por las donaciones e inflicciones divinas d�a a d�a? �Por qu� el terror o la alarma, o incluso la aprensi�n, se apoderan de nosotros porque se nos manifiesta y nos obliga a sentirnos conscientes de que estamos ante su presencia cercana? Pero, por m�s que podamos razonar as�, es el hecho:

II QUE LA OBSERVACI�N Y LA EXPERIENCIA SE UNEN PARA PROBAR QUE SU PRESENCIA PRESENTADA NOS PROBLEMA. Tanto la historia del Antiguo como del Nuevo Testamento muestran que cualquier visitante del mundo invisible hace que "el coraz�n se derrita"; y si hay un simple mensajero (�ngel), �cu�nto m�s el que reina sobre todo ese reino, el Esp�ritu Divino y eterno mismo? Y ahora encontramos que cuando los hombres, en plena posesi�n de sus facultades espirituales, han cre�do estar o estar a punto de pasar a la presencia cercana del Eterno, su esp�ritu se encogi� y tembl� ante el pensamiento. Le pedimos-

III. LA EXPLICACI�N DEL HECHO. La explicaci�n se encuentra en dos cosas.

1. En nuestro sentido de la grandeza de Dios, y la conciencia correspondiente de nuestra propia peque�ez. Aquellos que se mueven en una humilde esfera social se agitan cuando se encuentran en la presencia cercana del rango humano, especialmente de alto rango, m�s especialmente de la realeza; �cu�nto m�s cuando los hombres se sienten (o est�n a punto de estar) ante el Rey de reyes, el Dios infinito!

2. En nuestro sentido de la santidad de Dios y la conciencia correspondiente de nuestra propia imperfecci�n y pecado.

(1) El hombre cristiano puede tener su raz�n de aprehensi�n; porque no debe llevar su vida de servicio cristiano al juicio de su Divino Maestro, para su aprobaci�n o desaprobaci�n; �Y no es consciente de que su servicio ha estado a la altura del deseo de su Se�or, si no ha sido manchado o incluso manchado por muchos pecados?

(2) El hombre impenitente tiene abundantes razones para la ansiedad e incluso para la alarma; porque es hijo de privilegios y oportunidades; ha conocido la voluntad de su Se�or; �l ha escuchado muchas veces la llamada sagrada; A menudo ha sentido los movimientos del Esp�ritu Divino en su coraz�n. Pero se ha "juzgado indigno de la vida eterna"; se ha esforzado por silenciar las voces que le llegaron del cielo. Est� abierto a la reprensi�n m�s terrible e intolerable de Dios ( Proverbios 1:24, etc.); yace expuesto al castigo de la desobediencia deliberada, del rechazo persistente de la gracia de Dios ( Lucas 12:47; Juan 3:18, Juan 3:19, Juan 3:36; Hebreos 10:26; Hebreos 12:25) .� C.

Isa�as 19:2

Una imagen de pena.

El castigo amenazado de Egipto tal como lo pint� el profeta aqu�, al examinarlo, se considerar� esencialmente el castigo con el que Dios hace que el pecado sea visitado siempre y en todas partes.

I. ESFUERZO, especialmente conflicto interno ( Isa�as 19:2). La naci�n culpable se ver� inmersa en una guerra civil (Egipto, Grecia, Roma, Francia, Estados Unidos, estados del norte y del sur, etc.), o se repartir� con facciones amargas y vengativas; la familia culpable tendr� su armon�a dom�stica destruida por peque�os asados ??y desacuerdos miserables; el alma individual se ver� obligada a gastar sus poderes en luchas internas: la conciencia tiene una lucha larga y quiz�s desesperada con la pasi�n; raz�n, que urge a la decisi�n inmediata, luchando con el esp�ritu maligno de la dilaci�n; La voluntad de someterse a las exigencias divinas de hacer una batalla severa y prolongada con el deseo de conformarse con el placer de los imp�os y los imp�os.

II ENGA�O. ( Isa�as 19:3.) Como los egipcios, pagando la pena de desobediencia, deb�an abandonar los consejos de la sabidur�a humana por las fantas�as y enga�os del malabarista, los hombres descubrir�n que el pecado desciende de la gu�a. de raz�n a los dictados de la locura y los enga�os del enga�o. No pasa mucho tiempo antes de que el pecador experimente "el enga�o del pecado"; antes de darse cuenta de que no impone a otros hombres la mitad de lo que se le impone o que se impone a s� mismo. Llega a pensar que las expresiones que son terrenales, o de origen m�s bajo que eso, son las voces del cielo; �l "llama al mal bien y al bien mal"; El consejo que debe abjurar como diab�lico, lo considera excelente y sabio; descuidando las verdades y los principios que ser�an su salvaci�n, recurre a los sentimientos que conducen, con cierto camino, a la ruina m�s profunda y profunda.

III. ESCLAVITUD. ( Isa�as 19:4.) Es una de las penas de pecado m�s seguras y una de las m�s tristes que el malhechor es entregado al despotismo de "un se�or cruel". �Con qu� t�rminos m�s verdaderos o m�s descriptivos se podr�an caracterizar a estos enemigos del alma en cuyo dominio de hierro cae el transgresor? �No es el ansia insaciable de bebidas fuertes o de narc�ticos hirientes un "se�or cruel"? Lo que no son m�s que crueles se�ores son la codicia, la ambici�n, la lujuria, la voracidad o la delicadeza extrema de aquellos "cuyo Dios es su vientre", la pasi�n que exige y no ser� negada, que consume el tiempo, que consume la energ�a, que roba la virilidad. que deber�a dedicarse a fines m�s nobles, que deber�a colocarse en un altar m�s digno? Las v�ctimas del vicio est�n "retenidas con las cuerdas de sus pecados"; est�n "en la mano de un se�or cruel", que los har� pagar "el �ltimo cuarto".

IV. CONTRACCI�N. ( Isa�as 19:5.) Egipto deber�a ser lastimosamente reducido; las aguas de su r�o vivificante deber�an faltar ( Isa�as 19:5), su vegetaci�n deber�a desvanecerse y morir ( Isa�as 19:6), sus industrias deber�an detenerse ( Isa�as 19:8, Isa�as 19:9), sus jefes deber�an ser derrocados ( Isa�as 19:10). Toda vida egipcia, a lo largo y ancho, debe recibir un golpe ruinoso, debe reducirse de la plenitud y el poder a la debilidad y el declive. Bajo el dominio del pecado, la vida humana sufre una ruinosa reducci�n. Hecho para Dios, para su semejanza, para su compa�erismo, para su servicio, para las m�s altas formas de utilidad y el m�s noble orden de disfrute, nos hundimos en la locura, en el ego�smo, en la peque�ez del objetivo y la peque�ez del logro; nuestras vidas se reducen, disminuyen, se marchitan. Es la pena penosa de apartarse de Dios, de retener nuestros corazones de nuestro Divino Amigo. En Cristo nos damos cuenta de los opuestos justos y bendecidos de estos. En el esta

(1) paz ( Juan 14:27; Juan 16:33; Efesios 2:14);

(2) iluminaci�n ( 1 Corintios 14:20; Efesios 1:18; Colosenses 1:9); libertad ( Juan 8:32; Romanos 6:18; G�latas 5:1); ampliaci�n ( Mateo 5:45; Juan 15:14; Romanos 8:17; Efesios 2:6; Apocalipsis 1:6) .� C .

Isa�as 19:11

L�deres que enga�an.

El lenguaje fuerte y en�rgico del profeta que respeta a los pr�ncipes y consejeros de Egipto nos expresa el vasto da�o causado por maestros poco confiables en cada lugar y tiempo, y el deber de la gente de estar en guardia contra tales seductores ( Isa�as 19:13).

I. LOS L�DERES QUE ENGA�AN. ( Isa�as 19:10.) Estos son:

1. En la naci�n, llevando a sus compatriotas a un patriotismo falso y espurio; en vano-gloriosa; en lujo y extravagancia; en el ruinoso error de que las fascinaciones de la gloria militar son preferibles a las ventajas de la industria pac�fica, etc.

2. En la Iglesia, llevando a sus compa�eros al error teol�gico; en una doctrina que no es una fe sino solo una filosof�a, o que no es una fe sino una superstici�n; en la indulgencia de la emoci�n sin el cultivo de la moral cristiana; o en h�bitos de virtud que no descansan sobre la base del apego personal a Dios, etc.

3. En la familia, llevar a sus hijos a la laxitud de creencias; en la convicci�n de que el �xito mundano es m�s importante que el favor de Dios y la posesi�n de la integridad espiritual; en la pr�ctica de h�bitos dudosos que tienden a la inmoralidad o la irreligi�n, etc.

II SU IGNORANCIA RELIGIOSA LAMENTABLE. ( Isa�as 19:12.) Los "sabios" de Egipto no pod�an decir "lo que se hab�a propuesto el Se�or de los ej�rcitos"; no sab�an lo que pensaba. �Qu� vali� todo su otro conocimiento, toda su sagacidad pol�tica, toda su habilidad pretenciosa, si ignoraban por completo lo que estaba en la mente de Dios? Nuestros l�deres de hoy, en cualquier esfera que puedan presidir, son in�tiles y peor que in�tiles si no pueden proponer esas medidas, si no pueden elogiar esas doctrinas, si no pueden fomentar esos h�bitos e inculcar esos principios, que est�n de acuerdo con el mente de Dios, que contiene la voluntad de Jesucristo. Aconsejar la pol�tica, repetir las frases, desarrollar el car�cter que ellos mismos recibieron de sus padres, puede ser totalmente inadecuado, completamente inaplicable, completamente err�neo; lo que se quiere en nuestros l�deres es el poder de percibir la mente de Dios, de comprender especialmente cu�l es "su voluntad con respecto a nosotros en Cristo Jes�s", de guiar, ense�ar y entrenar para que sus disc�pulos vivan a la luz de su verdad y El disfrute de su amistad.

III. EL ERROR QUE TRABAJAN. ( Isa�as 19:13, Isa�as 19:14.) Estos hombres sedujeron a Egipto del camino verdadero, y la llevaron a errar y tambalearse en caminos falsos. La inmensidad del mal que producen los falsos l�deres, ya sea en la naci�n, en la Iglesia o en el hogar, se ve en el lado negativo y en el lado positivo.

1. Seducen de la verdad salvadora. ( 1 Juan 2:26.) Conducen a los hombres del temor del Dios viviente; de la fe y el amor de Jesucristo; del producto de las gracias m�s celestiales, y por lo tanto de vivir la vida m�s noble y digna; de la posesi�n de una paz que ninguna distracci�n puede perturbar, y de un tesoro que ning�n ladr�n puede robar, y de una esperanza que triunfa sobre la muerte.

2. Conducen a los males m�s tristes e incluso m�s graves. Sus disc�pulos "erran ... como un hombre borracho se tambalea en su v�mito". Una imagen dolorosa pero gr�fica de aquellos que se descarr�an en caminos malvados, en creencias que no solo son falsas sino impactantes, en compa�erismos y alianzas que no solo son insatisfactorias sino desmoralizantes, en h�bitos que no solo son incorrectos sino vergonzosos. Es el deber de la comunidad, en vista del hecho de que los l�deres falsos y tontos siempre han abundado, y que su influencia es desastrosa,

(1) estar sediciosamente en guardia para que estos no sean nombrados;

(2) deponer a aquellos que se consideran indignos de su cargo,

(3) darse cuenta de que cada hombre es responsable ante Dios por la fe que tiene y la vida que vive ( Lucas 12:57; G�latas 6:4, G�latas 6:5 ),-C.

Isa�as 19:18

Golpes y curaci�n.

Podemos deducir de estos vers�culos:

I. QUE LOS GOLPES QUE SURFEMOS EN NUESTRA EXPERIENCIA ORDINARIA VENEN DE LA MANO DE DIOS. Sin duda, las diversas calamidades por las cuales Egipto se vio afectado llegaron a ella de manera ordinaria, y aparecieron ante sus ciudadanos como resultado de causas comunes. Los explicaron por referencia a leyes generales, a poderes humanos visibles, a procesos conocidos y eventos actuales. Sin embargo, sabemos que han sido clara y decididamente de Dios, por los instrumentos que puedan haber provocado. "El Se�or herir� a Egipto" ( Isa�as 19:22). As� que ahora con nosotros; los males que nos invaden (enfermedad, separaci�n, desilusi�n, p�rdidas, duelo, etc.) pueden ocurrir como resultado de causas que podemos descubrir y nombrar; sin embargo, pueden considerarse como visitas, como castigo, como disciplina, de la mano de Dios.

II QUE ESTAS HERIDAS DE LA CAUSA DE DIOS SON INTENTADAS POR �L PARA ABUNDARSE A LA SALUD DEL ESP�RITU HERIDO. "�l herir� y sanar�". El prop�sito principal de Dios al golpear era provocar una condici�n mucho m�s saludable que la que exist�a antes. Despu�s la disciplina "producir�a los frutos pac�ficos de la justicia"; y para este fin principalmente, si no del todo, fue enviado. Debemos considerar que este es siempre el dise�o de Dios al enviar aflicci�n a sus hijos. Golpea que puede sanar, y que la nueva salud puede ser mucho mejor que la anterior, que la bendici�n obtenida puede superar en gran medida la p�rdida sufrida ( 2 Corintios 4:17). Para separarse de la salud corporal y obtener solidez espiritual, perder posesiones materiales y asegurar tesoros que los hacen "ricos para Dios", esto debe ser ampliado.

III. QUE LA RESTAURACI�N DEL ESP�RITU APACITADO EST� ASISTIDA Y SEGUIDA POR VARIAS BENDICIONES.

1. El alma dirigi�ndose a Dios en oraci�n sincera. "Clamar�n al Se�or" ( Isa�as 19:20); "Ser� suplicado por ellos" ( Isa�as 19:22). Este es un acto de regresar de la locura y el olvido al Dios que ha sido abandonado: "Volver�n", etc. ( Isa�as 19:22; ver tambi�n Isa�as 19:21).

2. El alma que busca la aceptaci�n de Dios a su manera se�alada. "Habr� un altar para el Se�or" ( Isa�as 19:19). Sin embargo, interpretado, este pasaje apunta a los medios especiales designados por Dios a trav�s de Mois�s para obtener el perd�n del pecado, y nos sugiere la �nica forma � arrepentimiento y fe � por la cual debemos buscar y encontrar la misericordia Divina.

3. Profesi�n de apego a Dios. Estas cinco ciudades deber�an "jurar al Se�or de los ej�rcitos" ( Isa�as 19:18). El pilar en la frontera quiz�s ser�a un obelisco, haciendo menci�n de su Nombre como el que era digno de adoraci�n humana.

4. El servicio del labio. Ellos "hablar�an el idioma de Cana�n", el idioma hablado por el pueblo de Dios. El lenguaje est� lejos de ser todo, pero est� lejos de ser nada (Salmo 19:4; Mateo 12:37; Romanos 10:10). Con un discurso sincero, amable y �til, y en una canci�n sagrada, podemos hacer mucho para servir y agradar a Dios.

5. Consagraci�n. "Har�n un voto al Se�or, y lo cumplir�n". La presentaci�n solemne de uno mismo ante un Salvador Divino y la redenci�n de toda la vida del voto.

Isa�as 19:23, Isa�as 19:24

La corona del privilegio.

La promesa del texto puede no haberle parecido a Israel tan amable e inspirador como muchos otros; pero era uno que bien podr�a haberse considerado incre�blemente bueno. Porque predijo que llegar�a el momento en que Israel deber�a estar estrechamente asociado como "un tercero" con dos grandes potencias mundiales: Egipto y Asiria; no, de hecho, triunfar sobre ellos, sino ser "una bendici�n en medio" de ellos. Esta es la corona del privilegio. Con respecto al privilegio en s� mismo, podemos considerar:

I. SU EXISTENCIA SIN DUDA. Hay naciones e individuos "elegidos"; no es solo una verdad escrita en las p�ginas de las Escrituras, sino un hecho confirmado por todo testimonio y observaci�n, que Dios ha conferido a algunos mucho m�s de lo que ha asignado a otros. A una naci�n (hombre) le da un talento, a otras dos y a otras cinco. La fuerza f�sica, la capacidad intelectual, la fuerza de car�cter, la riqueza material y las ventajas naturales, el conocimiento, la verdad revelada, son algunos de los privilegios por los cuales los hombres y las naciones son favorecidos.

II Su peligro. El gran peligro de asistir a la posesi�n del privilegio es el de confundir completamente el objeto del Creador al conferirlo; de asumir que lo otorg� simplemente para la satisfacci�n o la exaltaci�n de sus destinatarios. Este fue el desastroso error que cometieron los jud�os: de ah� su arrogancia espiritual, su ego�smo, su lamentable exclusividad, su mala interpretaci�n de las Escrituras, su maltrato a su Mes�as. Es un error que todos estamos tentados a cometer; es uno contra el cual debemos proteger con la m�xima vigilancia; porque es pecaminoso, y uno que lleva ruina en su tren.

III. Su corona. Esto debe ser "una bendici�n en medio de la tierra"; ser un v�nculo de uni�n entre otras potencias, un "tercero" para Egipto y Asiria por el cual podemos estar rodeados. Las tierras privilegiadas, como Inglaterra, encuentran su corona, no en �xitos militares, ni en anexiones, ni siquiera en bancos bien llenos o buques bien equipados; pero al dar instituciones gratuitas a naciones vecinas o incluso distantes, al transmitir el mensaje de la Divina misericordia a las tierras paganas, "al ser una bendici�n en medio de la tierra". Los hombres privilegiados encuentran la corona de su vida, no en posesi�n, ni en disfrute, ni en superioridad consciente sobre otros "que est�n fuera"; pero al distribuir, al impartir, al hacer que otros participen de la paz, la alegr�a y la esperanza que llenan sus propios corazones, al ampliar el cintur�n de luz sobre el que est�n parados, al sembrar la semilla del reino en una tierra que ahora solo tiene portadores y espinas, al ser "una bendici�n en medio de la tierra" - C.

Isa�as 19:25

Luces en las que Dios nos mira.

Las palabras indican que hay varios aspectos en los que el Padre Divino mira a sus hijos humanos, y pueden sugerir puntos de vista rec�procos de nuestra parte.

I. LUCES EN LAS QUE DIOS NOS REFIERE.

1. Como aquellos con quienes est� casi relacionado. Egipto en su hora de obediencia se ha convertido en "mi pueblo", es decir, estrechamente conectado con Dios y, por lo tanto, tiene serios reclamos sobre �l. Dios considera a los suyos como aquellos que est�n m�s �ntimamente relacionados, m�s �ntimamente relacionados con �l, manteni�ndose en una relaci�n tan estrecha que pueden confiar en la continuidad de su bondad, en la protecci�n e interposici�n de su brazo fuerte.

2. Como aquellos que son el producto de su energ�a Divina. "Asiria, el trabajo de mis manos". Quienes confiamos y nos regocijamos en �l y caminamos en su verdad, debemos recordarnos a menudo que no somos producto de nuestra propia sabidur�a y esfuerzo, sino que somos "su obra creada en Cristo Jes�s" ( Efesios 2:10 ; y vea 1 Corintios 3:9; 2 Corintios 5:5). Dios ha gastado en nosotros el pensamiento divino, el amor divino, el dolor divino, la paciencia divina, la disciplina divina.

3. Como aquellos en quienes encuentra un deleite divino. "Israel es mi herencia". En Israel, cuando ese pueblo fue fiel a su gobierno, Dios encontr� su porci�n, su herencia. En nosotros, cuando estamos atentos a su voz, receptivos a su amor, obedientes a sus �rdenes, sumisos a su voluntad, �l encuentra una satisfacci�n Divina ( Juan 15:11).

4. Como aquellos a quienes puede conferir bendici�n. "A quien el Se�or bendecir�"; "A quien Dios bendice, de hecho son bendecidos". La suya no es una mera emoci�n f�sica, o una satisfacci�n temporal, o un placer dudoso, sino una alegr�a verdadera, permanente y elevadora.

II Opiniones rec�procas que debemos tomar de �l. Deber�amos considerar a Dios:

1. Como Aquel con quien estamos m�s �ntimamente relacionados, de hecho, m�s que con cualquier parentesco humano.

2. Como Aquel a quien le debemos todo lo que somos, as� como todo lo que tenemos.

3. Como aquel en quien, en cuya amistad, servicio, presencia, encontramos (y esperamos encontrar) nuestra herencia verdadera y duradera.

HOMILIAS POR R. TUCK

Isa�as 19:2

Conmoci�n pol�tica considerada como juicio divino.

"E incitar� a Egipto contra Egipto, y pelear�n cada uno contra su hermano, y cada uno contra su pr�jimo, ciudad contra ciudad y reino contra reino". La guerra civil hace m�s da�os serios y permanentes a una naci�n que la guerra extranjera. No existen condiciones tan angustiosas provocadas por otras agencias como las que siguen a la guerra civil. No puede haber verdadero hero�smo en sus escenas; porque el impulso es mercenario o es odio y pasi�n de clase. El patriotismo se traga en simples intereses seccionales. Las conexiones hist�ricas de esta profec�a parecen quedar claras por los descubrimientos recientes de inscripciones egipcias y asirias. Se ha encontrado una inscripci�n que contiene una proclamaci�n de un Piankhi, quien, en el siglo VIII a. C. uni� bajo su cetro a todo Egipto y Etiop�a. El Bajo Egipto estaba dividido entre los pr�ncipes rivales, cuya conexi�n con su se�or supremo era meramente nominal, y de vez en cuando surg�an guerras civiles. Lo que es cierto para la guerra civil real, es cierto para los momentos de agitaci�n pol�tica y conflicto, cuando el sentimiento del partido es alto. Algunos de los males de esos tiempos pueden ser se�alados.

I. ESTOS TIEMPOS DE COMMOCI�N FIJAN CLASE CONTRA CLASE. Es curioso notar que el conflicto pol�tico nunca se limita al tema sobre el cual surgi�. Est� abriendo las compuertas y dejando salir todas las aguas de los celos de clase.

II ESTOS TIEMPOS PERTURBAN EL ORDEN SOCIAL. Romper familias y amistades, y desviar las mentes y energ�as de los hombres de sus ocupaciones ordinarias.

III. ESTOS TIEMPOS INTERFIEREN CON LOS NEGOCIOS. Lo cual es muy sensible a las condiciones perturbadas del cuerpo pol�tico. La confianza mutua es esencial para el desarrollo empresarial, y la sensaci�n de seguridad le da valor a la propiedad.

IV. ESTOS TIEMPOS DAN INFLUENCIA A LOS HOMBRES MALVADOS. El demagogo encuentra entonces su oportunidad. Las masas de la sociedad adquieren una importancia indebida. El ruido tiene m�s poder que la inteligencia. La voz de la raz�n rara vez se escucha. Ella se queda quieta, porque es un mal momento.

V. ESTAS VECES ESPERAN SERIAMENTE A LA EMPRESA CRISTIANA Y CARITATIVA. Desviando energ�a y dinero. De modo que las temporadas de conmoci�n pol�tica se convierten en agencias en la ejecuci�n de juicios Divinos, y se convierten en tiempos de advertencia y correcci�n nacional.

Isa�as 19:3

Tentaci�n de confiar en los adivinos.

"Buscar�n ... a los encantadores". "Un momento de p�nico, cuando fracasaron los consejos de estadistas ordinarios, era seguro en Egipto, como en Atenas en sus tiempos de peligro, de ser fruct�fero en or�culos y adivinaciones". El ejemplo m�s notable registrado en las Escrituras es el del Rey Sa�l, quien en su extremo, y despu�s de haber expulsado a las brujas de su tierra, puso en peligro su vida para consultar a la bruja de Endor. E incluso en estos d�as hay supervivencias m�s curiosas del viejo esp�ritu, en las consultas de adivinos, y la confianza depositada en las conjeturas de los profetas y las vagas generalidades de los llamados astr�logos. Un gran n�mero de personas ignorantes y solo parcialmente educadas mantienen hasta el d�a de hoy su confianza en los tiempos afortunados y desafortunados, y su miedo a los trece en la mesa, el tictac de la guardia de la muerte y la ceniza en forma de ata�d. En tiempos de angustia nacional, los hombres que pretenden profetizar encuentran su cosecha y comercian con los temores y las esperanzas de los hombres.

I. EL DESEO UNIVERSAL DE PERFORAR LO NO VISTO Y EL FUTURO. Sobre este deseo descansa el �xito del espiritismo moderno. Donde no hay una confianza tranquila en el amor y el liderazgo de Dios, los hombres intentan apartar los velos que ocultan a Dios y los prop�sitos de Dios de la vista mortal. El hombre puede hacer tanto en el presente que est� inquieto y molesto porque no puede obtener garant�as para ma�ana, y cada d�a debe actuar ante la incertidumbre de si, para �l, habr� ma�ana. Despu�s de esta vida, �entonces qu�? Los hombres est�n enojados porque ning�n pr�jimo ha respondido a esa pregunta ni puede hacerlo. La revelaci�n de Dios solo puede aliviar el misterio. Muestre c�mo, en todas las �pocas, los hombres se asomaron al oscuro futuro y se vieron obligados a confesar que no pod�an ver m�s que los "pliegues del maravilloso velo".

II LAS RAZONES MORALES POR LAS QUE EL FUTURO EST� OCULTO DE NOSOTROS.

1. Es necesario para nuestra libertad condicional.

2. Impide la postergaci�n por la impresi�n del valor supremo de ahora.

3. Se mantiene alejado de la seguridad personal que alimenta la indulgencia libre del pecado.

4. Hace que nuestra vida sea manifiestamente una vida de fe.

III. EL RESTO QUE LA RELIGI�N DA DEL CUIDADO SOBRE EL FUTURO. La religi�n lleva a Dios a relaciones directas y relaciones graciosas con el individuo. Pasado, presente y futuro est�n todos bajo el control de Dios. Si el alma est� en buenas relaciones con Dios, el presente es su dominio y el futuro es su provisi�n. Si estamos con Dios, todo est� bien, aqu� o all�. � R.T.

Isa�as 19:5

La retenci�n de los dones de Dios haciendo que el hombre sufra.

Estos vers�culos sugieren las m�ltiples formas de problemas que se producen en un Nilo inusualmente bajo, o el fracaso de la inundaci�n del Nilo. Es peculiar del valle del Nilo, y del Delta que forma la tierra de Egipto, que el cultivo del suelo depende de la inundaci�n anual del r�o, que, por canales, esclusas, estanques y zanjas, se conduce sobre los campos. como el gran fertilizante La Sagrada Escritura nos da la imagen de la angustia suprema que sigue al fracaso del Nilo durante siete a�os sucesivos en los tiempos de Jos�. La completa dependencia del pa�s de este desbordamiento peri�dico, y el hecho de que todos los arreglos agr�colas est�n adaptados a esta peculiaridad, implic� una notable impotencia en toda la tierra cuando el Nilo no se levant�. La gente no pod�a hacer lo que estaban acostumbrados a hacer, por lo que no sab�an qu� hacer y no pod�an, de ninguna manera efectiva, compensar esta calamidad. Si su r�o se seca, su tierra fruct�fera pronto se convertir� en esterilidad, y. sus cosechas cesan. Se sugieren dos cosas para su consideraci�n.

I. LA MARAVILLOSA FORMA EN LA QUE LAS COSAS EST�N VINCULADAS JUNTAS. De modo que el fracaso en una cosa trae el m�s variado tren de males. Lo m�s destacado aqu� es el fracaso de la inundaci�n del Nilo; �pero cu�ntas cosas dependen de eso! el comercio de papel; el comercio del agricultor; el comercio de pescado; el comercio de lino; el comercio neto; El oficio del constructor. Entonces todav�a est�. El suministro de algod�n de Estados Unidos se verific� hace unos a�os, y las consecuencias alcanzaron, de una forma u otra, a todas las clases de la sociedad. Las depresiones en el comercio afectan primero a una rama, pero actualmente se elevan a las m�s altas y descienden a las clases m�s bajas de la sociedad; y as� se demuestra una y otra vez que "somos miembros uno del otro".

II LA MARAVILLOSA FORMA EN LA QUE TODA LA PROSPERIDAD SE HACE DEPENDIENTE DE LOS PRIMEROS REGALOS DE DIOS. Las riquezas del hombre son los dones de Dios. El hombre nunca puede aumentar la riqueza del mundo mediante intercambios, que solo var�an los poseedores. El aire, la lluvia, el sol, el agua, la electricidad, el carb�n, el aumento del campo y la bestia, son las riquezas del hombre; y estas son las primeras cosas que dependen absolutamente de Dios y est�n fuera del control del hombre. Dios retiene las lluvias, y una naci�n est� en la miseria; Dios templa el aire, y la plaga barre a las multitudes; Dios detiene el diluvio, y Egipto se lamenta en su impotencia. La fuente de todo bien real es Dios, en cuyas manos est�n los mismos manantiales y fuentes de toda la felicidad y prosperidad humana.

Isa�as 19:14

Las mentes de los hombres son una esfera en la que pueden funcionar los juicios de Dios.

"El Se�or ha mezclado un esp�ritu perverso en medio de �l". El fracaso en reconocer las mentes y las voluntades de los hombres, como esferas de la operaci�n divina, nos dificulta casos como el de Fara�n, cuyo coraz�n se dice que el Se�or endureci�; o el de los profetas en el tiempo de Acab, entre los cuales Dios hab�a enviado un "esp�ritu mentiroso". Pero el ap�stol claramente ense�� que todos los lados y todas las fuerzas de la naturaleza del hombre est�n bajo el control de Dios, y que �l puede realizar sus prop�sitos a trav�s de todos ellos, Escribiendo a los romanos ( Romanos 1:28), Pablo dice de los gentiles, "Dios los entreg� a una mente reprobada, para hacer aquellas cosas que no son convenientes". Y los paganos tienen un lema que encarna la misma verdad: "A qui�n destruir�an los dioses que enloquecer�an primero", una frase que implica una creencia en el control de los dioses sobre las mentes de los hombres. Otra ilustraci�n se puede encontrar en la oraci�n ofrecida por David en el momento de su peligro extremo: "Oh Se�or, te ruego, convierta el consejo de Ahitofel en una tonter�a" ( 2 Samuel 15:31). Esta verdad podemos verla claramente y aceptarla completamente.

I. DIOS TIENE CONTROL SOBRE LAS CIRCUNSTANCIAS DEL HOMBRE. Estas son, sin duda, las esferas habituales de la operaci�n divina. La vida en medio de diferentes circunstancias, �ridas y sujetas a la influencia de las circunstancias, es nuestro destino actual. La providencia de Dios suponemos que tiene su esfera en las cosas y eventos; y con demasiada facilidad podemos llegar a limitar el trabajo de Dios a los incidentes de la vida, y mantenerlo completamente en las esferas externas, llegando a nosotros solo a trav�s de nuestros sentidos. As� que tenemos que haber presentado ante nosotros la verdad m�s profunda y m�s inquisitiva, que:

II DIOS TIENE CONTROL SOBRE LA MENTE Y EL CORAZ�N DEL HOMBRE. Esto puede ser dif�cil de armonizar con nuestras nociones del libre albedr�o y la independencia del hombre. Pero el libre albedr�o del hombre no es una cosa absoluta; Se establece dentro de limitaciones cuidadosas y precisas. El hombre tiene libertad dentro de una atadura; y no se puede confiar m�s all� de la atadura. Dios nunca pierde su control sobre �l. El punto, sin embargo, que especialmente puede ilustrarse y aplicarse aqu�, es que Dios puede ejecutar sus juicios sobre el hombre en la esfera de su mente. El hombre puede rastrear un estado de terquedad, perversidad y endurecimiento como la respuesta natural de ciertas mentes a ciertas circunstancias. Se nos ense�a a mirar m�s profundamente y ver en estados mentales y estados de �nimo no solo los permisos divinos, sino tambi�n las operaciones divinas y los juicios divinos. La ceguera mental y la sordera, la estrechez mental, la tendencia esc�ptica, de una edad en particular, vemos bien cuando consideramos que el juicio Divino trabaja hacia la humildad.

Isa�as 19:19

El grito de angustia despu�s del verdadero Dios.

La erecci�n del altar y el pilar ser�a una se�al de deseo de Dios. "En la �poca de Isa�as debi� haber parecido incre�ble que el sistema id�latra firmemente organizado de Egipto alguna vez se rompiera. Sin embargo, tal resultado fue producido por una serie de movimientos (asirio, babil�nico, persa y griego) que comenzaron casi inmediatamente despu�s. la fecha de la predicci�n anterior. En el distrito de Heli�polis, en el sitio de un templo en ruinas en Leontopolis (veinte millas al noreste de Memphis), el sumo sacerdote Onias IV construy� su templo, bajo una licencia especial del Ptolomeo Philometor. " El cap�tulo trata de los juicios correctivos que iban a venir sobre Egipto, y da esta profec�a como la garant�a de que, en cierta medida, demostrar�n ser eficientes; y Egipto en su angustia llorar� por el Dios verdadero; y la presencia de jud�os en medio de ella dar�a direcci�n a su grito. Solo sugerimos los siguientes temas a modo de ilustraci�n: -

I. LA MISI�N DE TODA LA DISTRESA NACIONAL ES LA CONVINCCI�N DE LAS RECLAMACIONES DE DIOS.

II LA PRESI�N DE DISTRESS NACIONAL ES UNA PERSUASI�N PARA LLAMAR A DIOS. III. LOS ARREGLOS DE LA PROVIDENCIA DE DIOS SIEMPRE AYUDAN A LOS HOMBRES A DESEAR BUSCAR A DIOS. Ilustrado en el hecho de que los jud�os se asentaron en Egipto y testificaron por Jehov�, cuando los corazones de la gente se volv�an hacia �l. A partir de esto, podemos proceder a mostrar c�mo nuestras misiones de establecimiento en varias partes del paganismo demuestran ser ayuda providencial brindada a las personas que han comenzado a llorar ante Dios. Nuestro "altar" y nuestro "pilar" son, por lo tanto, "una se�al y un testimonio para el Se�or de los ej�rcitos".

Isa�as 19:22

Dios tanto Smiter como sanador.

"El significado no es simplemente que el golpe debe ser seguido por la curaci�n, ni es simplemente que el golpe debe poseer una virtud curativa, sino que ambas ideas parecen estar incluidas". El profeta Oseas expresa el pensamiento completo ( Oseas 6:1, Oseas 6:2), "Ven, y volvamos al Se�or: porque �l ha desgarrado, y nos sanar�. ; �l ha herido, y nos vendar�. Despu�s de dos d�as nos revivir�: en el tercer d�a nos resucitar�, y viviremos a sus ojos ". Henderson dice: "La doctrina que aqu� se ense�a es que, cuando Dios tiene prop�sitos de misericordia hacia un pueblo pecador, continuar� visit�ndolos con calamidades hasta que se sientan humildes y, por lo tanto, lo lleven a un estado adecuado para apreciar el valor de sus misericordias. " Para ver ilustraciones de la misma visi�n de la obra de Dios, vea Job 5:17; Isa�as 57:15; Oseas 5:15. Hay pocas concepciones de Dios que deber�an parecer tan tiernas y tan placenteras para los pecadores conscientes que anhelan ser liberados de sus pecados. Dios no nos dejar� solos; �l herir�. Dios observar� los efectos de su golpe y aprovechar� la primera oportunidad para sanar. Dios nunca golpea con la perspectiva de curaci�n que tiene ante s�, y con intenciones graciosas de hacer de sus curaciones una bendici�n indescriptible: "la intenci�n de curaci�n es predominante en todo momento" (comp. Sofon�as 3:8, Sofon�as 3:9; Jeremias 12:5).

I. ESTAS DOS COSAS, HACIENDO Y SANANDO, A MENUDO SE SEPARAN EN EL HOMBRE.

1. Algunos hieren para que otros sanen.

2. Algunos hieren la malicia y no quieren que seamos sanados.

3. Algunos golpean con obstinaci�n y no les importa si estamos curados.

4. Algunos hieren con amabilidad, pero no pueden curar las heridas que causan.

Y muy a menudo los hombres no saben c�mo golpear, aunque tienen buenas intenciones, por lo que las heridas que causan son traviesas, y solo heridas, en realidad no son agencias correctivas. Los enga�os del hombre al herir y sanar nos hacen decir, despu�s de David, "D�jame caer en manos del Se�or, y no en manos del hombre".

II ESTAS DOS COSAS, HACIENDO Y SANANDO, SIEMPRE EST�N UNIDAS EN DIOS.

1. En el pensamiento de Dios.

2. En el arreglo de Dios.

3. Con suficiente tiempo, tambi�n en la acci�n de Dios.

Debido a la uni�n, los golpes de Dios siempre pueden ser lo suficientemente severos como para ser eficientes. Puede aventurarse a golpear m�s fuerte que cualquier hombre, pero las heridas de Dios nunca van m�s all� de su poder curativo. La ilustraci�n m�s llamativa es quiz�s la que tenemos ante nosotros en la historia de Job. Al tratar con �l, no sabemos cu�l admirar m�s: los maravillosos golpes de Dios, las maravillosas curaciones de Dios, o la forma amable en que los golpes y las curaciones encajan juntos.

Isa�as 19:24

El hombre temeroso de Dios es una bendici�n donde sea que se encuentre.

Israel es el tipo de hombre temeroso de Dios, y est� profetizado de Israel, como naci�n, que cuando est� vinculado en una alianza amistosa con Egipto y Asiria, su testimonio del Dios verdadero y su ejemplo de vida noble en el temor a Dios, lo convertir�a en una bendici�n en las tierras. La profec�a se cumpli� en la �poca de los pr�ncipes asmoneos. Compare la promesa hecha a Abraham, como hombre de Dios y hombre de fe, de que "en �l y en su simiente, todas las naciones de la tierra deben ser bendecidas" ( G�nesis 22:18). Las Escrituras indican que los jud�os han sido los grandes conservadores de las dos verdades fundamentales, de

(1) la unidad de Dios y

(2) la espiritualidad de Dios,

para todo el mundo, y que todav�a deben ser los grandes agentes en la conversi�n del mundo a Dios, como se revela en Jesucristo; y tal vez ninguna raza est� tan dispersa en la tierra, o representada de manera tan eficiente en todas las tierras, como los jud�os. De hecho, pueden ser una "bendici�n" cuando se quita el velo y ven en Jes�s de Nazaret al Mes�as y Salvador del mundo. Sin embargo, para el prop�sito de esta homil�a, pensamos que el jud�o en el mundo representa al hombre piadoso en diversas circunstancias y ejerce una influencia graciosa en su c�rculo, sea lo que sea. �l es una fuente de bendici�n, un medio de bendici�n y un objeto de bendici�n.

I. ES UNA FUENTE DE BENDICION. Este t�rmino trae a consideraci�n su influencia inconsciente: la bendici�n que fluye del hombre bueno, en virtud de lo que es, en lugar de lo que hace. Una bella imagen, una obra de arte perfecta, una persona amable y gentil, ejerce poder para el bien aparte de la intenci�n consciente. Y as�, los puros son la "sal de la tierra".

II ES UN MEDIO DE BENDICION. Este t�rmino trae a la vista su influencia consciente. Porque el hombre bueno se basa en la confianza y quiere ser fiel. Y el hombre bueno, en virtud de su bondad, est� lleno de preocupaci�n por el bienestar de los dem�s; entonces su vida debe ser una caridad activa. Al igual que su Maestro, "siempre anda haciendo el bien", inventando formas en que puede convertirse en una bendici�n.

III. ES UN OBJETO DE SER BENDECIDO. Por Dios, el trabajo que est� haciendo, cuyo Nombre est� honrando y cuyo servicio est� recomendando. Dios nunca olvida nuestro trabajo de fe y trabajo de amor, pero asegura que todos los que son una bendici�n sean bendecidos.

Isa�as 19:25

Todas las naciones que pertenecen a Dios.

Esta es una expresi�n singular e incluso sorprendente. Estas naciones eran id�latras, y estaban bajo severas sentencias divinas, y sin embargo Dios las reclama como suyas, e incluso declara su favor hacia ellas, usando los mismos t�rminos con respecto a Egipto y Asiria que a su propio pueblo Israel, y diciendo: "Bendito sea mi pueblo Egipto, y el trabajo de mis manos Asiria, y mi herencia Israel ". 'Comentario del orador' dice: "La influencia generalizada de los jud�os sobre Siria y los pa�ses adyacentes bajo los reyes siro-macedonios, as� como sobre Egipto bajo los Ptolomeos, puede representar una etapa inicial en el cumplimiento de la profec�a. Una segunda la etapa comenz� con ese gran d�a, que envi� hombres devotos de Jerusal�n a Egipto y Libia por un lado, a Parthta, Media, Elam y Mesopotamia, por el otro ( Hechos 2:9, Hechos 2:10), para contar c�mo" Dios, habiendo resucitado a su Hijo Jes�s "(el Pr�ncipe y el Salvador), lo envi� a bendecir" a los jud�os primero, y en ellos a todas las naciones ".

I. COMO INDIVIDUOS, NACIONES COMPONENTES, TODOS LOS HOMBRES SON LA CREACI�N DE DIOS. Entonces �l tiene derechos naturales en todos ellos. "Es �l quien nos hizo, y no nosotros mismos". luego "Ven, adoremos y postr�monos: arrodill�monos ante el Se�or nuestro Hacedor".

II COMO SE ENCUENTRA EN POSICIONES PARTICULARES, LAS NACIONES TIENEN LOS L�MITES DE SUS HABITACIONES NOMBRADAS POR DIOS. Vea el argumento de San Pablo en Hechos 17:26.

III. Seg�n lo dotado con las caracter�sticas nacionales, todas las naciones se llaman al servicio de Dios. Porque las naciones tienen dones especiales, tan verdaderamente como los individuos; y donde haya regalos debe haber responsabilidad. El genio de cada naci�n es su habilidad especial para testificar y trabajar para Dios. Se ha dicho bien que Israel, Grecia y Roma fueron tres pa�ses elegidos por Dios; Israel llam� a testificar por la religi�n, Grecia por el arte y Roma por la ley. Pero se podr�a hacer una declaraci�n similar con respecto a cada naci�n.

IV. Seg�n la prueba moral, todas las naciones est�n dentro de la supervisi�n de Dios. La verdadera manera de considerar la historia y las experiencias nacionales es esta: en ellas, el trato de Dios con los individuos encuentra una ilustraci�n abierta y p�blica; y as� los individuos pueden aprender lecciones morales que tienen aplicaci�n personal para ellos mismos.

V. COMO NECESITA UN REDIMIDOR, TODAS LAS NACIONES COMPARTEN EN LA DISPOSICI�N HECHA POR DIOS. Dios ama al mundo. Todos han pecado. Solo hay un Nombre, pero por �l todos los hombres en todas partes pueden salvarse.

Información bibliográfica
Exell, Joseph S; Spence-Jones, Henry Donald Maurice. "Comentario sobre Isaiah 19". Los Comentarios del Púlpito. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tpc/isaiah-19.html. 1897.