Bible Commentaries
Isaías 20

Los Comentarios del PúlpitoLos Comentarios del Púlpito

Versículos 1-6

EXPOSICI�N

Isa�as 20:1

UNA PROFEC�A CONTRA EGIPTO Y ETIOP�A. Las inscripciones asirias nos permiten fechar esta profec�a con un enfoque cercano a la exactitud. Ashdod fue asediado por un ej�rcito asirio dos veces en el reinado de Sarg�n, en su noveno a�o y en su und�cimo a�o. En la primera ocasi�n es probable que las armas de un general (tart�n) fueran empleadas; En este �ltimo caso, es casi seguro que Sarg�n realiz� la expedici�n en persona. La captura de Ashdod, aqu� mencionada, es en consecuencia la primera captura. Egipto y Etiop�a estaban entonces unidos bajo una sola cabeza, Shabak o Shabatok; y los habitantes de Ashdod buscaron en este barrio la liberaci�n del poder asirio. Poco despu�s de la primera captura, se rebelaron, depusieron al rey que Sarg�n hab�a puesto sobre ellos, designaron a otro y luego, junto con Filistea, Jud�, Edom y Moab, solicitaron la ayuda de los egipcios y et�opes. La misi�n de Isa�as en esta ocasi�n fue desalentar a Judea de unirse a Ashdod y sus aliados en esta apelaci�n. Se le orden� que profetizara que Asiria infligir�a en breve una severa derrota a las dos potencias africanas y llevar�a al cautiverio a un gran n�mero de ambas naciones. La profec�a parece haberse cumplido unos doce a�os despu�s, cuando Senaquerib derrot� a las fuerzas combinadas de Egipto y Etiop�a en Eltekeh, cerca de Ekron.

Isa�as 20:1

En el a�o en que Tartan vino a Ashdod; m�s bien, un tart�n. La palabra no era un nombre propio, sino un t�tulo de oficina, equivalente a surena entre los partos, y significaba "comandante en jefe". El tart�n ocupaba la segunda posici�n en el imperio. Isa�as ha sido acusado de haber confundido juntos los dos asedios de Ashdod (Cheyne); pero si uno fue dirigido por el tart�n y el otro por Sarg�n en persona, sus palabras distinguir�an lo m�s perfectamente posible a qu� asedio se refer�a. Cuando Sarg�n el rey de Asiria lo envi�. El pasaje actual proporcion� casi la �nica huella de la existencia de este monarca, uno de los m�s grandes soberanos de Asiria, hasta aproximadamente la mitad del presente siglo, cuando la exploraci�n de las ruinas asirias y el desciframiento de las inscripciones asirias le presentaron para nosotros de la manera m�s clara y v�vida, como rey, conquistador y constructor. Fue el fundador de la �ltima y m�s grande de las dinast�as asirias, el sucesor del b�blico Shalmaneser y el padre de Senaquerib. �l rein� desde B.C. 722 a B.C. 705. Era el captor de Samaria; derrot� a las fuerzas de Egipto; combati� contra Susiana, Medios, Armenia, Asia Menor, Chipre; y conquist� y sujet� a Babilonia. Construy� la gran ciudad explorada por M. Botta, cerca de Khorsabad, que a veces se llama "el N�nive franc�s". Ahora se descubre que el 'Canon' de Ptolomeo contiene su nombre bajo la forma de Arkeanus, y que la 'Geograf�a' de Yacut menciona su gran ciudad bajo la forma de Sarghun. Pero estos hechos fueron insospechados hasta las exploraciones recientes en Mesopotamia, y la menci�n de Isa�as de �l solo le dio un lugar en la historia. Y luch� contra Ashdod, y lo tom�. Ashdod era la m�s fuerte de las ciudades filisteas, y una de las m�s antiguas ( Josu� 15:47). Su nombre probablemente se deriva de una ra�z que significa "fuerza". O�mos que en una ocasi�n fue un asedio de veintinueve a�os (Herodes; 2: 157). Ahora se conoce como Esdud. Cuando Ashdod se menciona por primera vez en las inscripciones asirias, es tributario de Sarg�n, ya que probablemente se someti� a �l en s c. 720, alterar la batalla de Raphia. Pronto, sin embargo, se rebela y reclama su independencia. En B.C. 713 los asirios proceden contra ella; y su captura est� impl�cita en los hechos de que los asirios destituyen a su rey e instalan a uno de sus hermanos como monarca en su habitaci�n.

Isa�as 20:2

Suelta el cilicio de tus lomos. El Dr. Kay supone que Isa�as estaba usando tela de saco excepcionalmente, como en un momento de luto. Pero es m�s probable que el sak hebreo represente la tela para el cabello ("ropa �spera", Zacar�as 13:4), que, como ascetas, los profetas hebreos usaban habitualmente ( 2 Reyes 1:8; Mateo 3:4). Caminando desnudo Probablemente no est� realmente "desnudo", ya que los asirios no despojaron a los cautivos, pero sin nada m�s que su corta t�nica, ya que los cautivos masculinos se representan com�nmente en las esculturas asirias.

Isa�as 20:3

Mi sirviente Isa�as Isa�as comparte este t�tulo honorable, "mi siervo", con unos pocos elegidos entre los santos de Dios: con Abraham ( G�nesis 26:24), Mois�s ( N�meros 12:7), Caleb ( N�meros 14:24), Job ( Job 1:8; Job 42:7, Job 42:8), Eliakim ( Isa�as 22:20) y Zerubbabel ( Hageo 2:23). Es un gran reconocimiento para el Creador hacerle a la criatura, que realmente le hace servicio. Tres a�os. Probablemente de B.C. 713 a B.C. 711, o durante todo el tiempo que Filistea, Edom, Moab y Jud� hicieron representaciones a los egipcios y et�opes, y se esforzaron por obtener su ayuda. Se ha propuesto, mediante una enmienda arbitraria, reducir el tiempo a "tres d�as"; pero no se pod�a esperar que una se�al de este tipo durante tres d�as tuviera ning�n efecto importante. La supuesta "impropiedad" de que Isa�as haya "ido desnudo y descalzo" durante tres a�os surge de una idea err�nea de la palabra "desnudo". que no debe tomarse literalmente (vea el comentario en el vers�culo 2). El traje adoptado ser�a extraordinario, especialmente en uno de los rangos y posiciones de Isa�as; pero no ser�a en ning�n grado "impropio". Ser�a simplemente la de hombres que trabajan durante la mayor parte del d�a (ver �xodo 22:26, �xodo 22:27).

Isa�as 20:4

As� el rey de Asiria se llevar� a los prisioneros egipcios y a los et�opes cautivos. En los anales de Senaquerib para el a�o a.C. 701, doce a�os despu�s de que se diera esta profec�a, encontramos el siguiente pasaje: "Los reyes de Egipto, y los arqueros, carros y jinetes del Rey de Meroe, una fuerza sin n�mero, se reunieron y acudieron en ayuda de Ekron. En el vecindario de Eltekeh, sus filas estaban dispuestas ante m�, e instaron a sus soldados. Al servicio de Asshur, mi se�or, luch� con ellos, y logr� su derrocamiento. Los aurigas e hijos de los reyes de Egipto, y los aurigas del rey de Meroe, vivos en medio de la batalla, capturaron mi mano ". Joven y viejo. La mezcla de j�venes y viejos, de machos adultos con mujeres que llevan a los ni�os de la mano o que los llevan al hombro, en las esculturas asirias, nos impacta incluso en la inspecci�n m�s superficial de ellos. Desnudo y descalzo. Los cautivos asirios son normalmente representados "descalzos". Por lo general, usan una sola t�nica, desde el cuello hasta las rodillas, o, a veces, hasta los tobillos, y se ce�en la cintura con una faja. Es probable que los prisioneros egipcios y et�opes se vistieran con menos ropa, ya que la t�nica egipcia ordinaria comenz� en la cintura y termin� considerablemente por encima de la rodilla.

Isa�as 20:5

Tendr�n miedo y verg�enza. Aquellos que han recurrido a Egipto y Etiop�a en busca de ayuda estar�n "avergonzados" de su locura al hacerlo y "temerosos" de sus consecuencias (ver la �ltima cl�usula de Isa�as 20:6).

Isa�as 20:6

El habitante de esta isla; m�s bien, de esta costa (Knobel, Hitzig, Kay); es decir, de Palestina en general, que era una mera franja de costa en comparaci�n con Egipto y Etiop�a. Sarg�n habla de las cuatro potencias que en este momento "buscaron a Egipto" como "morando junto al mar". Tal es nuestra expectativa; m�s bien, as� se ha ido con nuestras expectativas; es decir; con Egipto y Etiop�a.

HOMIL�TICA

Isa�as 20:1

Confianza tonta reprendida por un signo extra�o.

Pocas cosas son tan dif�ciles como para hacer que los hombres conf�en total y exclusivamente en Dios. Las circunstancias de la �poca eran estas. Humanamente hablando, Judea yac�a absolutamente a merced de Asiria. No exist�a ning�n poder o combinaci�n de poderes que pudieran competir exitosamente en ese momento contra los vastos cuerpos de soldados bien armados y disciplinados que un rey de Asiria pod�a traer al campo. Nada podr�a prolongar la independencia jud�a por m�s de unos pocos a�os, sino una interposici�n milagrosa de Dios en nombre del pueblo jud�o. Pero para que Dios se interpusiera milagrosamente, era necesario que se depositara en �l una confianza impl�cita. Sin embargo, los jud�os no pod�an creer que no ten�an otra ayuda que Jehov�. Pensaban que Egipto, o Egipto y Etiop�a combinados, bien podr�an ser un rival para Asiria, y se inclinaron por �l, atandose bajo la protecci�n de los poderes combinados. La lecci�n de la destrucci�n del reino de Israel, que hab�a confiado en Egipto ( 2 Reyes 17:4) y luego fue destruida por Asiria, se perdi� en ellos. En relaci�n con Ashdod, en realidad hab�an enviado embajadores a Egipto para pedir ayuda ( Isa�as 30:1). Luego fue que Isa�as recibi� la misi�n especial de advertir a sus compatriotas de la locura absoluta de confiar en la ayuda humana. Durante tres a�os iba a usar la ropa escasa que usaban los cautivos asirios, anunciando que lo hizo en se�al que dentro de mucho tiempo los guerreros de Egipto y Etiop�a se ver�an as� vestidos, en su camino de Egipto al cautiverio en N�nive. El atuendo inusual del profeta no pudo sino crear una gran sensaci�n. Probablemente caus� una impresi�n considerable en Ezequ�as y sus consejeros. No fue olvidado; y si no caus� de inmediato que se interrumpieran las negociaciones con Egipto, produjo el resultado de que, cuando la predicci�n de Isa�as se cumpli� despu�s de la batalla de Eltekeh, el monarca jud�o y la gente se volvieron a Dios en sus problemas. Ante la crisis de su peligro, Ezequ�as hizo un llamamiento al Todopoderoso ( Isa�as 37:4); y su llamamiento fue seguido por la destrucci�n del anfitri�n asirio ( Isa�as 37:36) que caus� que los asirios respetaran y temieran a los jud�os de all� en adelante, y les permitiera conservar su independencia. As�, la vida de la monarqu�a jud�a se extendi� por m�s de un siglo.

HOMILIAS DE E. JOHNSON

Isa�as 20:1

El profeta como se�al.

I. LAS CIRCUNSTANCIAS HIST�RICAS. La ilusi�n de la unidad egipcia hab�a desaparecido nuevamente. El pa�s se dividi� bajo la regla de varios reyes peque�os, de los cuales Shabak, o So, o Seve ( 2 Reyes 17:4), era uno. Las negociaciones parecen haber comenzado entre Jud� y Egipto, probablemente como un recurso contra los asirios. Ashdod fue asediado por los asirios sobre B.C. 713-711, y los habitantes se llevaron cautivos. Y el nombre de Jud� aparece en las inscripciones asirias entre las naciones culpables de traici�n a Asiria. Se considera que Isa�as, tanto como profeta como pol�tico, se opone a la alianza egipcia. Y su pol�tica parece haber sido justificada por el evento, ya que Jud� fue posteriormente invadida y sometida. Cuando el tart�n, o general asirio, lleg� a Ashdod, enviado por el rey Sarg�n, el esp�ritu de Isa�as se agit� dentro de �l.

II EL ACTO SIMB�LICO DEL PROFETA. Se quita el distintivo vestido de tela de sus lomos y est� "desnudo", en el sentido en que se dec�a que el soldado romano era un nudus sin su armadura. As� que el Profeta Miqueas dice que llorar� y aullar�, y se desnudar� y se desnudar�, debido a la desolaci�n de la tierra. El lector recordar� a George Fox en Lichfield, y a Solomon Eagle predicando el arrepentimiento a la gente en medio de los horrores de la peste de Londres, de cuya escena hab�a una imagen impactante de Poole en la exposici�n de invierno de la Royal Academy de 1884. El acto es:

1. Expresivo de sentimiento fuerte; adecuado para la efusividad oriental, aunque no para nuestros h�bitos m�s fr�os. La mente necesita, en momentos de fuerte sentimiento, verse reflejada en alguna forma externa. Todos reconocemos esto en relaci�n con las grandes �pocas de la vida: el funeral, la boda, el gran coraz�n del profeta que palpita en simpat�a con su naci�n, debe significar su dolor por su condici�n por alg�n cambio en su atuendo. Y entonces:

2. Es un medio de impresionar a los dem�s. Hablamos, no solo por nuestras palabras, sino por nuestra apariencia, nuestra indumentaria, nuestros modales. Aunque no se nos pide en nuestro tiempo que adoptemos un vestido peculiar, ese vestido debe ser tomado en serio. La discrepancia puede servir tan bien como la conspicuidad en este asunto. Al menos, sin forzar un punto, aprendamos esta lecci�n, que la vida deber�a ser significativa. Deber�a significar algo; no ser neutral, sin ning�n �nfasis; o dudoso para el ojo y el o�do, como or�culos paganos y s�mbolos paganos. Sin afectaci�n e insensatez, podemos encontrar una manera de hacer que otros sientan que sentimos, pensamos y tenemos un prop�sito en existencia. Pero esta forma de auto-manifestaci�n debe adaptarse a nuestra propia constituci�n, al gusto de los dem�s, a la condici�n de nuestro tiempo.

III. LA APLICACI�N DEL SIMBOLISMO. Egipto y Etiop�a caer�n en humillaci�n y cautiverio. Habr� toda se�al de desgracia. Y Jud� ver� la falacia de haber puesto su confianza en las alianzas egipcias. Es una imagen profundamente dolorosa de la verg�enza de una naci�n que surge ante nosotros en estos vers�culos. Los pecados desvergonzados traen castigos vergonzosos. "La conquista y el cautiverio son quiz�s la copa m�s amarga que la venganza puede poner en manos de un pueblo pecador". Esta lecci�n general, entonces, puede extraerse: el efecto no solo apunta a la causa, sino la naturaleza del efecto a la naturaleza de la causa. "De todas las maldiciones que pueden sucederle a un pecador, no hay nada comparable a esto, que �l agregue iniquidad a iniquidad, y pecar a pecar, lo que la persona desvergonzada no puede dejar de hacer, hasta que �l tambi�n se caiga; su recuperaci�n, mientras que bajo ese car�cter, es completamente imposible. Porque donde no hay lugar para la verg�enza, no puede haber ninguno para el arrepentimiento. �Dios de su bondad infinita trabaja mejores mentes en nosotros! " (Sur) .� J.

HOMILIAS DE W. CLARKSON

Isa�as 20:1

Servicio desagradable.

Siempre puede quedar incierto si Isa�as estuvo desnudo y descalzo durante tres a�os completos o por un per�odo m�s corto. Dos cosas, sin embargo, son bastante ciertas, a saber. que durante alg�n tiempo, m�s o menos, este siervo de Jehov� (vers�culo 3) recorri� Jerusal�n en esa condici�n humillante, y que lo habr�a hecho sin dudar todo el tiempo si Dios lo hubiera requerido. Se han hecho muchas sugerencias sobre el tema, pero a nadie se le ocurre la idea de que Isa�as se negar�a a prestar un servicio tan desagradable, por m�s largo que sea el per�odo de servicio.

I. QUE DIOS A VECES DEMANDA EL SERVICIO DE LOS ESTADOS UNIDOS QUE ENCONTRAMOS DIF�CIL DE RENDER. Puede ser:

1. Para incurrir en la hostilidad de aquellos cuyo honor y afecto nos gustar�a disfrutar. Isa�as tuvo que pronunciarse en contra de una alianza con Egipto y Etiop�a, provocando as� la aversi�n activa de aquellos pol�ticos que aconsejaron ese rumbo. Es posible que a menudo tengamos que tomar un curso que se considera y denuncia como antipatri�tico o desleal.

2. Soportar la privaci�n como consecuencia de la fidelidad. Isa�as, en el cumplimiento de su misi�n prof�tica, fue medio vestido a trav�s de todos los cambios de temperatura. Para hablar la palabra verdadera y fiel que Dios ha puesto en nuestra mente, o para tomar el rumbo correcto que abre ante nosotros, es posible que tengamos que hacer lo que disminuir� nuestros recursos y conducir� a medios limitados e incluso a serios problemas. .

3. Exponernos a la burla del esc�ptico o la burla. Sin duda, los partidarios de Egipto se burlaron y la multitud ociosa se burl� cuando el profeta desnudo pas�. Es dif�cil tener que pronunciar esa verdad o identificarnos con ese rumbo que conlleva la amarga raqueta del oponente y la broma despiadada de la multitud. Pero "mi siervo Isa�as camin� desnudo y descalzo" siempre y cuando se le encargara hacerlo. Y concluimos:

II QUE NO PODEMOS DUDAR EN RENDER CUMPLIMIENTO INSTANT�NEO Y COMPLETO, para:

1. La demanda de Dios es absoluta y autorizada. Si el hijo filial se apresura a hacer lo que le pide su padre, el sujeto leal es el de su rey, el valiente soldado el de su comandante, por muy poco atractivo o peligroso que sea, �cu�nto m�s prestaremos obediencia inmediata y cordial a la "Haz esto" de nuestro Padre celestial, de nuestro Divino Redentor.

2. Dios nos pide que hagamos lo que es peque�o y ligero en comparaci�n con el servicio que, en Jesucristo, nos ha prestado. �Cu�les son las privaciones, los insultos, las humillaciones que podemos ser convocados para soportar por Cristo en comparaci�n con la pobreza, la verg�enza y la tristeza a la que se inclin� por nosotros?

3. Nuestro trabajo desagradable es anterior, y quiz�s preparatorio, a un servicio m�s noble y agradable en el futuro. Fieles en las "pocas cosas" ahora y aqu�, nos habremos dado el gobierno sobre "muchas cosas" en los pr�ximos a�os, y a�n m�s verdaderamente en la tierra mejor.

Isa�as 20:5, Isa�as 20:6

La insuficiencia del m�s fuerte.

Asiria atac� a Ashdod con dise�os en Judea. Judea descansaba en Egipto y Etiop�a; pero estos "poderes" ser�an completamente derrotados por Asiria, y sus ciudadanos se llevar�an al cautiverio con cada circunstancia de humillaci�n y verg�enza. En esa hora de miedo y humillaci�n ( Isa�as 20:5) los habitantes de Judea se ver�an obligados a discutir desde la insuficiencia de Egipto y Etiop�a hasta su propia impotencia. Si naciones tan fuertes como estas son derrocadas ignominiosamente, "�c�mo escaparemos?" Concluimos-

I. QUE TIEMPOS DE ENSAYOS GRAVES ESPERAN A TODOS. No solo colectivamente sino individualmente considerado. Como almas separadas e individuales, debemos anticipar que el futuro nos tiene reservado no solo lo agradable, lo gratificante, lo exitoso, sino tambi�n lo desagradable, lo doloroso, incluso lo abrumador. Algunas de las penas m�s devastadoras pueden ser nuestra fortuna para escapar, pero cada uno de nosotros tendr� su parte. Enfermedad que amenaza con ser fatal; amarga decepci�n que parece arrojar todo el camino del futuro a la sombra m�s oscura; duelo que nos quita la luz de nuestros ojos; la p�rdida repentina que despoja al �rbol de la rama y de la floraci�n; lo financiero o (lo que es mil veces peor) el fracaso moral de un amigo querido o una relaci�n cercana; la �ltima enfermedad lleg� inesperadamente y extingui� muchos prop�sitos preciados; la poderosa tentaci�n que invita y casi limita a la locura, al vicio o al crimen; una o m�s de estas cosas, o cosas tan malas como estas, ciertamente nos superar�n a todos.

II QUE AQUELLOS QUE SON M�S FUERTES QUE NOSOTROS ENCONTRADOS PARA ROMPER BAJO EL GOLPE. Escuchamos o leemos sobre hombres que en capacidad mental, en ventajas educativas, en dotaciones mundanas o en el n�mero de sus amigos, son superiores a nosotros mismos, pero que no pueden soportar la tensi�n de su juicio. O su salud se deteriora, o su cordura sufre gravemente, o su fe falla, o su coraje y energ�a sucumben, o su car�cter moral se pierde y, en consecuencia, su reputaci�n se rompe, y nunca ser� restaurada.

III. QUE SI ESTAS ALMAS FUERTES SON GOLPEADAS, DEBEMOS PELIGRAR LA DERROTA. Si Egipto y Etiop�a son llevados al cautiverio, �c�mo se librar� Judea? "�C�mo escaparemos?" La tormenta en la que el fundador de tan nobles buques destrozar� nuestra fr�gil corteza. En cualquier c�lculo humano ordinario no podemos esperar ser victoriosos donde esp�ritus mucho m�s fuertes y m�s sabios que nosotros han sido aplastados. Pero no necesitamos ceder al desaliento; si somos disc�pulos y seguidores de Jesucristo, y si, por lo tanto, "el Se�or est� de nuestro lado", podemos encontrar alivio y descansar en el pensamiento:

IV. QUE TENEMOS UN REFUGIO SEGURO EN UN TODO SALVADOR. Mientras Judea fuera fiel a Jehov�, no ten�a que temer a Asiria, y pod�a darse el lujo de presenciar el derrocamiento de los ej�rcitos egipcio y et�ope. Mientras seamos leales a nuestro Divino Se�or, podemos avanzar sin miedo hacia el futuro. Si el buen Pastor, "el gran Pastor de las ovejas", es nuestro Guardi�n, "no temeremos al mal", aunque caminemos por el valle de la sombra de la muerte, aunque las sombras m�s oscuras nos cierren.

HOMILIAS POR R. TUCK

Isa�as 20:2, Isa�as 20:3

Revelaci�n divina tanto en acciones como en palabras.

El lenguaje es algo incierto, pero parece mejor entender que, durante tres a�os, se vio a Isa�as yendo y viniendo por las calles de Jerusal�n, con el vestido y la apariencia de uno que ya era un prisionero de guerra, listo para ser guiado. en un ignominioso exilio. Isa�as no llevaba ropa superior ni exterior, ni sandalias, de modo que, cuando se comparaba su vestido con el de los dem�s, se podr�a decir que iba desnudo; pero "desnudo" en la Escritura usualmente significa "solo con ropa interior". Los tres a�os fueron, tal vez, dise�ados para representar tres incursiones de los asirios. El tema general sugerido es la variedad de formas que pueden tomar las revelaciones divinas; la diversidad de agencias que la revelaci�n divina puede emplear. Todos los modos por los cuales el hombre puede alcanzar e influenciar a Dios pueden tomar y usar para transmitir su mente y voluntad.

I. REVELACI�N EN LA NATURALEZA. A menudo hablamos de una voz en la naturaleza. Esa voz que Dios puede emplear. Lo bello, lo sublime, lo gentil, nos afecta y nos trae pensamientos sobre la bondad, la sabidur�a y el poder de Dios. Este tipo de revelaci�n que San Pablo reconoce, suplicando as� en Lystra ( Hechos 14:17), "Sin embargo, no se dej� sin testigo, ya que hizo el bien y nos dio lluvia del cielo, y estaciones fruct�feras, llenando nuestros corazones de comida y alegr�a "; y escribiendo as� a los romanos ( Romanos 1:20), "Porque las cosas invisibles de �l desde la creaci�n del mundo se ven claramente, siendo entendidas por las cosas que est�n hechas, incluso su poder eterno y Dios. " Lo que se llama religi�n natural es ese conocimiento com�n de Dios y de nuestro deber para con Dios, que viene solo de la naturaleza; y Dios nos ha hecho tan parientes con la naturaleza, nos ha puesto en relaci�n con un mundo externo, que podemos recibir impresiones morales a trav�s de �l.

II REVELACI�N EN INCIDENTES. Los eventos de la vida personal y de la historia p�blica nos transmiten la mente de Dios. Y por lo tanto, gran parte de nuestra Biblia no es m�s que un registro atesorado de hechos e incidentes. La vida de nuestro Se�or en la tierra estuvo llena de incidentes, y encontramos en ellos las verdades que Dios se propuso, por Cristo, ense�arnos. Constantemente recibimos nuevas revelaciones, nuevas para nosotros individualmente, aunque no nuevas para el mundo, a trav�s de las circunstancias de la vida p�blica o privada. A menudo pensamos en esto como la voz de Dios en la providencia.

III. REVELACI�N EN MENTES. O en aquellas partes del hombre que son distintas de los sentidos. Lo que consideramos la naturaleza espiritual del hombre, incluida su conciencia. El testimonio de Dios en esta parte de nuestro ser es argumentado por San Pablo, cuando, al escribir sobre los paganos, a quienes no se les ha dado una revelaci�n del libro, �l dice ( Romanos 2:15), "Que muestra el trabajo de la Ley escrita en sus corazones, su conciencia tambi�n es testigo y sus pensamientos son malos mientras se acusan o se excusan unos a otros ". Debemos protegernos de la idea de que Dios ha puesto toda su voluntad en un libro, y ahora no tiene acceso directo a nuestras almas. Lo que es cierto es que podemos probar todas las revelaciones directas por su armon�a con la revelaci�n que est� escrita.

IV. REVELACI�N EN S�MBOLOS. Como los s�mbolos transmiten ideas a los hombres, Dios puede usarlos. Ilustrar por visi�n de piezas divididas a Abraham; columna de nube a Israel; �ngel con espada desenvainada hacia David; fuego a Israel sobre el Carmelo, etc. Y, para tomar s�mbolos de otro personaje, los profetas actuaron ante el pueblo, haciendo impresiones sin emplear palabras, como Isa�as aqu�; como los cuernos de Sedequ�as ( 1 Reyes 22:11); Los yugos de Jerem�as (Jeremias 27:2); Ezequiel est� acostado de lado ( Ezequiel 4:4); y Agabus se uni� con su faja ( Hechos 21:11).

V. REVELACI�N EN PALABRAS. El m�todo m�s com�n de comunicaci�n entre hombre y hombre. Esto abre la oportunidad de mostrar

(1) la razonabilidad y

(2) la eficacia pr�ctica de una revelaci�n de libros, y de recomendar esa Colecci�n de revelaciones que llamamos Sagrada Escritura.

Independientemente de c�mo Dios se complazca en hablarnos, nuestro deber es prestar atenci�n, escuchando con el preciado prop�sito de que llevaremos a cabo la voluntad Divina en toda obediencia santa y amorosa.

Isa�as 20:5

La amarga experiencia de todos los que conf�an en el hombre.

El pecado de Jud�, en sus �ltimos d�as, fue su dependencia de Egipto para obtener ayuda en lugar de Dios. Alarmado por el avance de Asiria, la alianza natural fue con Egipto; pero la alianza con cualquier potencia mundial no era digna de una naci�n cuya historia hab�a estado tan llena de entregas y defensas divinas como la de los jud�os. Y Egipto no pudo ayudar. Era una ca�a rota. Un tipo de todos los ayudantes meramente humanos; porque "maldito es el hombre que conf�a en el hombre, y hace carne su brazo, y cuyo coraz�n se aparta del Se�or". Hoses representa a Israel descubriendo cu�n vana es la ayuda del hombre y recurriendo a Dios con esta promesa penitencial: "Asshur no nos salvar�; no montaremos a caballo: tampoco diremos nada m�s al trabajo de nuestras manos, Sois nuestros dioses ". Los siguientes tres puntos abren l�neas de pensamiento e ilustraci�n, y deber�an ser lo suficientemente sugestivos sin un tratamiento detallado.

I. NO PODEMOS CONFIAR EN EL HOMBRE, PORQUE NO PODEMOS ESTAR SEGUROS DE SU BUENA VOLUNTAD. Estos dos peligros est�n siempre ante nosotros:

1. El hombre que parece dispuesto a servirnos puede estar enga��ndonos y realmente sirviendo a sus propios fines, anteponiendo sus intereses a los nuestros.

2. Y si un hombre comienza a servirnos sinceramente, no tenemos seguridad de que se mantenga su buena voluntad, y actualmente puede aprovecharse de nosotros. No podemos leer corazones. Y los corazones no siempre se mantienen firmes. As� que "no conf�es en los pr�ncipes, ni en los hijos de los hombres, en quienes no hay ayuda".

II NO PODEMOS CONFIAR EN EL HOMBRE, PORQUE NO PODEMOS ESTAR SEGUROS DE QUE SU HABILIDAD COINCIDA CON SU VOLUNTAD. Con tanta frecuencia encontramos en la vida que los hombres que podr�an, no nos ayudar�n, y los hombres que podr�an, no podr�n. Con este tipo de sentimiento en su mente, la v�ctima se acerc� al "Hombre Cristo Jes�s", diciendo: "Si quieres, puedes limpiarme".

III. NUNCA PODEMOS RECONOCER AL HOMBRE SI EST� CONTRA DIOS. Tal hombre nunca puede ser de ninguna ayuda para nosotros. Los jud�os abandonaron a Dios para buscar ayuda de una naci�n imp�a, y estaba destinado a probar una experiencia amarga y humillante. El hombre puede ser, y a menudo es, el agente de Dios para ayudarnos; pero entonces nuestra confianza est� en Dios que env�a, y no en el hombre que puede ser enviado para hacer su voluntad.

Isa�as 20:6

Una pregunta de grove con muchas aplicaciones.

"�C�mo escaparemos?" Al reducirse Egipto, no quedaba defensa para Israel contra el poder abrumador de Asiria. "Este fue el grito de desesperaci�n en Jerusal�n. Pero en tal desesperaci�n era su �nica esperanza. La destrucci�n de Egipto y Etiop�a por los brazos de Senaquerib la desanim� de mirar por m�s tiempo a los poderes terrenales en busca de ayuda, y levant� los ojos al cielo" ( Obispo Wordsworth). La expresi�n o exclamaci�n puede ser:

I. APLICADO A PROBLEMAS PERSONALES. Muchas veces en la vida somos llevados a las extremidades; no sabemos qu� hacer ni qu� camino tomar. En nuestras dificultades, cubiertas por todos lados, gritamos: "�C�mo escaparemos?" Los israelitas lloraron as� cuando el Mar Rojo rod� ante ellos, un muro de monta�as bloque� el camino, y un enemigo enfurecido se apresur� hacia ellos desde atr�s. El secreto de la paz y la liberaci�n es: "Conf�a en el Se�or, que hace caminos en los mares y caminos en las grandes aguas".

II APLICADO AL PODER DEL PECADO. Cuando se ha convertido en la esclavitud del h�bito fijo. Compare la exclamaci�n de San Pablo: "�Oh, hombre miserable que soy! �Qui�n me librar� del cuerpo de esta muerte?" Y vea su respuesta triunfante: "Doy gracias a Dios por Jesucristo nuestro Se�or".

III. APLICADO A LAS SANCIONES DEL PECADO. La "b�squeda temerosa de juicio e indignaci�n ardiente, que consumir� a los adversarios". La desesperaci�n absoluta de escapar se representa en las Escrituras por la gente que llora hasta las mismas rocas para cubrirlas y esconderlas de la ira de Dios y del Cordero.

IV. APLICADO A NUESTRAS OPORTUNIDADES ACTUALES DE SALVACI�N. El escritor de la Ep�stola a los Hebreos encuentra expresi�n para esto ( Hebreos 2:2, Hebreos 2:3): "Si la palabra pronunciada por los �ngeles fuera firme, y cada transgresi�n y desobediencia recibiera un justo recompensa de recompensa; �c�mo escaparemos si descuidamos una salvaci�n tan grande? Esta grave pregunta, este gran grito, puede ser el grito de la auto humillaci�n y la desconfianza esperanzadoras; y luego a eso Dios se asegurar� de responder. Pero puede ser el grito de desesperaci�n desesperada, la convicci�n de que el d�a de la gracia ha pasado, que es "demasiado tarde"; y luego la respuesta de Dios debe ser distante y dejar que lleguen los juicios abrumadores, incluso si al fin las verdaderas humillaciones pueden ser forzadas.

Información bibliográfica
Exell, Joseph S; Spence-Jones, Henry Donald Maurice. "Comentario sobre Isaiah 20". Los Comentarios del Púlpito. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tpc/isaiah-20.html. 1897.