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Bible Commentaries
Isaías 29

Los Comentarios del PúlpitoLos Comentarios del Púlpito

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Versículos 1-24

EXPOSICI�N

Isa�as 29:1

UNA ADVERTENCIA A JERUSAL�N. La exposici�n es seguida por amenazas. El profeta es consciente de que toda su predicaci�n a las autoridades en Jerusal�n ( Isa�as 28:14) ser� en vano, y que su adopci�n de medidas directamente antag�nicas a los mandamientos de Dios traer� el mal que ellos mismos buscan evitar y causar que Jerusal�n sea asediada por sus enemigos. En el presente pasaje, anuncia claramente el asedio y declara que comenzar� dentro de un a�o.

Isa�as 29:1

�Ay de Ariel, de Ariel, la ciudad donde habitaba David! "Ariel 'es claramente un nombre m�stico para Jerusal�n, paralelo a" Sheshach "como nombre de Babilonia (Jeremias 25:26) e"' Ir-ha-heres "como nombre de Heli�polis ( Isa�as 19:18). Generalmente se explica como equivalente a Art-El, "le�n de Dios"; pero Delitzsch sugiere el significado de "hogar de Dios" o "altar de Dios", un significado que parece "Ariel" tener en Ezequiel 43:15, Ezequiel 43:16. Pero no hay evidencia de que "Ariel" haya sido empleado en este sentido antes de la �poca de Ezequiel. Etimol�gicamente, "Ariel" solo puede significar " le�n de Dios ", y el nombre ser�a en este sentido lo suficientemente descriptivo de la capital jud�a, que hasta ahora hab�a sido una especie de campe�n de Jehov�, un guerrero que luchaba sus batallas con el coraje y la ferocidad de un le�n. Vivi�; literalmente, lanz� su tienda de campa�a: una expresi�n que recuerda la antigua vida de tienda de los hebreos. Y vosotros a�o tras a�o, m�s bien, a�o tras a�o; es decir, el a�o que viene hasta el presente. La intenci�n es fechar el comienzo del asedio. caer� dentro del pr�ximo a�o siguiente. D�jalos matar sacrificios. Las mejores autoridades modernas traducen: "Dejen que las fiestas corran su ronda" (Kay, Cheyne, Delitzsch); es decir, que haya una ronda m�s de los horarios anuales del festival, y luego que el enemigo marche y comience el asedio.

Isa�as 29:2

Sin embargo, angustiar� a Ariel; m�s bien, y luego angustiar� a Ariel. El sentido se extiende desde el verso anterior. Habr� pesadez y tristeza. Los "gemidos y lamentos" del Sr. Cheyne representan mejor el juego hebreo sobre las palabras. La consecuencia natural del asedio ser�a un grito constante de desgracia. Y ser� para m� como Ariel. Ser�a mejor traducir, "Sin embargo, ella ser� para m� como Ariel". El significado es que, aunque angustiada y angustiada, la ayuda de Dios podr� responder a su nombre de "Ariel" a trav�s de todos los medios, para comportarse como un gravamen cuando los cazadores la ataquen.

Isa�as 29:3

Acampar� contra ti alrededor; es decir, "traer� hombres armados contra ti que acampar�n alrededor de todo el circuito de tus muros". Hab�a pocas posibilidades de forzar una entrada a Jerusal�n por cualquier lado, excepto el norte; pero, para angustiarla y acosarla, un enemigo con numerosas fuerzas los dispondr�a alrededor de las paredes, evitando as� toda entrada o salida (ver Lucas 19:43). Y ... asediar contra ti con una montura; o con un mont�culo. Los asirios levantaron mont�culos artificiales contra los muros de las ciudades, como una base desde la cual trabajar sus arietes con mayor ventaja contra la parte superior y m�s d�bil de las defensas. Y ... levanta fuertes contra ti. Los "fuertes" sol�an ser m�viles, y acompa�aban al ariete para su mejor protecci�n. Los arqueros en los fuertes despejaron los muros de sus defensores, mientras que el carnero se emple� para hacer una brecha.

Isa�as 29:4

Tu discurso ser� bajo. Se pretenden los d�biles gritos de un pueblo desperdiciado y agotado por un largo asedio. Estos gritos se parecer�an a los que parec�an surgir cuando un nigromante profesaba criar un fantasma. El hebreo 'ohv se usa tanto para los nigromantes ( Lev�tico 19:31; Isa�as 20:6, etc.) como para los fantasmas que profesaron criar ( 1 Samuel 28:7 , 1 Samuel 28:8; 2 Reyes 20:6, etc.). Aqu� se habla del "fantasma". Tu discurso susurrar�; literalmente, chirp (comp. Isa�as 8:19). La palabra usada ocurre solo en Isa�as.

Isa�as 29:5

LA ADVERTENCIA SEGUIDA POR UNA PROMESA. Es siempre el cuidado de Dios evitar que los hombres sean "tragados con una pena excesiva" ( 2 Corintios 2:7). Mientras no est� a punto de "hacer un final completo" (Jeremias 4:27), mezcla promesas con sus amenazas, palabras de alegr�a con palabras de advertencia. As� que ahora se le indica al profeta que adjunte a sus cuatro versos de denuncia ( Isa�as 29:1) otros cuatro de aliento, y que declare la total incomodidad de la gran hueste de enemigos que durante un tiempo ha asediado y "angustiado "Ariel.

Isa�as 29:5

Adem�s; m�s bien, pero. La relaci�n de Isa�as 29:5 con Isa�as 29:1 es la del contraste. La multitud de tus extra�os; es decir, "de tus enemigos" (comp. Isa�as 25:5). En las sociedades primitivas cada extra�o es un enemigo; y, por lo tanto, el lenguaje �la formaci�n de hombres primitivos� a menudo tiene una palabra para las dos ideas. En lat�n, se dice que hostis originalmente significaba "extranjero" (Cic; 'De Off', '1.12). Ser� como polvo peque�o. Molida, es decir, a un polvo impalpable, que se vuelve completamente d�bil e impotente. El significado est� determinado por la cl�usula que sigue, con la que necesariamente debe estar en estrecha conformidad. Como paja que pasa. "Chaff", en las Escrituras, es siempre una met�fora de la debilidad (comp. Isa�as 5:24; Isa�as 17:13; Isa�as 33:11; Isa�as 41:15; y vea tambi�n Salmo 1:4; Salmo 35:5; Job 21:18; Oseas 13:3; Daniel 2:35; Sofon�as 2:2). No tiene valor; El objetivo del hombre es deshacerse de �l: un viento ligero se lo lleva, y nadie pregunta a d�nde. S�, ser� en un instante de repente. El Dr. Kay dice que se trata del "colapso de Jerusal�n". Pero la mayor�a de los otros comentaristas entienden, con m�s raz�n, el colapso de sus enemigos (Cheyne, Delitzsch, Vance Smith, Knobel, etc.).

Isa�as 29:6

Ser�s visitado; literalmente, habr� una visita. Sobre qui�n caer� la visitaci�n no se expresa; pero el contexto muestra que est� en los enemigos de Jud�. La naturaleza terrible de la visita est� representada por una enumeraci�n de los juicios m�s temerosos de Dios: "truenos, terremotos, grandes ruidos, torbellinos, plagas y una llama de fuego devorador". Todas las expresiones son probablemente metaf�ricas.

Isa�as 29:7

Su munici�n; es decir, defiende las paredes y las torres en las que conf�a (comp. Isa�as 29:3). Como un sue�o de una visi�n nocturna. "El tejido sin fundamento de una visi�n", cuando una vez pas�, "no deja atr�s". Todo el anfitri�n de los "terribles" se derretir�a y desaparecer�a, como una visi�n nocturna antes de la luz del d�a: se disolver�a en nada, se desvanecer�a, no dejar�a rastro.

Isa�as 29:8

Ser� como cuando un hombre hambriento sue�a. El desvanecimiento de la visi�n implicar�a una gran decepci�n. Los enemigos de Israel esperaban asegurar una presa muy valiosa. Hab�an so�ado con un rico bot�n cuando deb�an tomar la ciudad, un bot�n que los recompensar�a por todas las dificultades de sus marchas, sus relojes, sus esfuerzos en el asedio, los peligros a los que se expon�an en los asaltos. Era como si un hombre hambriento hubiera so�ado que estaba en una fiesta, o un hombre sediento que estaba bebiendo en un banquete, cuando de repente se despierta, y descubre que simplemente ha estado so�ando, y que no hay realidad en sus fantas�as. El Dr. Kay cita un pasaje que va al grano de los diarios de Mungo Park: "En cuanto cerr� los ojos, me imagin� que me llevar�a a los arroyos y r�os de mi tierra natal. All�, mientras deambulaba por la orilla verde, Inspeccion� los arroyos transparentes con transporte, y me apresur� a tragarme la deliciosa corriente; pero, �ay! La decepci�n me despert�, y me encontr� un cautivo solitario, que perec�a de sed en medio de la selva de �frica ". Aquellos involucrados en el asedio, mientras se desvanecen, tambi�n encontrar�n que sus sue�os de saqueo desaparecen, y amargamente sentir�n la decepci�n. Esa lucha contra el monte Sion. Atacar a Jerusal�n era luchar contra el monte de Dios, el lugar donde Jehov� hab�a "puesto su nombre", y donde condescend�a en cierto sentido para morar continuamente. �C�mo podr�an aquellos que se dedican a tal empresa esperar tener �xito?

Isa�as 29:9

NI ADVERTENCIA NI PROMESA COMPRENDIDA POR AQUELLOS A LOS QUE HAN SIDO DIRIGIDOS: "�Qui�n ha cre�do nuestro informe?" dice el profeta en otro lugar ( Isa�as 53:1), "�y a qui�n se revela el brazo del Se�or?" Fue una de las circunstancias m�s dolorosas relacionadas con el oficio prof�tico, que casi nunca se tuvo al profeta en estima entre su propia gente, o en su propia vida. Isa�as sabe que su advertencia caer� muerta, que la gente y sus gobernantes no tienen "ojos para ver" ni "o�dos para o�r". �l registra este conocimiento, mientras al mismo tiempo se esfuerza si de alguna manera puede despertar a algunos de su condici�n de apat�a sorda.

Isa�as 29:9

Qu�dense y preg�ntense; m�s bien, qu�dese estupefacto y as�mbrese. El profeta les ordena que act�en como �l sabe que actuar�n. Simplemente "mirar�n con asombro" una profec�a que les parecer� "fuera de toda relaci�n con los hechos" (Cheyne). No le dar�n la menor credibilidad. Solo se maravillar�n de c�mo un hombre sano podr�a haber pronunciado una locura tan atroz. Grita y llora. Delitzsch y el Sr. Cheyne traducen, "ceguense y sean ciegos", lo que ciertamente da un sentido mucho mejor, y se justifica por el uso del mismo verbo en Isa�as 6:10. Como Fara�n comenz� endureciendo su propio coraz�n, y luego Dios lo endureci�, los que cegan sus propios ojos y no ver�n cu�ndo tienen el poder, al final, si persisten, ser�n cegados judicialmente por Dios. Est�n borrachos, pero no con vino. "Los borrachos de Efra�n" ( Isa�as 28:3) eran literalmente. "Erraron por la bebida fuerte" ( Isa�as 28:7); fueron "tragados de vino"; pero el caso fue diferente con los enamorados de Jud�. Estaban moralmente, no f�sicamente, intoxicados. Su orgullo y confianza en s� mismos los volvieron tan irracionales y tan impresionantes como la embriaguez de cualquier hombre; pero no eran borrachos reales.

Isa�as 29:10

El Se�or ha derramado sobre ti el esp�ritu del sue�o profundo. "Dormir", en las Escrituras, a veces es "descansar", "descansar de los problemas" ("Entonces �l da su amado sue�o", Salmo 128:2). Pero aqu� se trata de "muerte espiritual e impasibilidad", una incapacidad para apreciar, o incluso para comprender, las advertencias espirituales. Los jud�os de la �poca de Isa�as se hundieron en un letargo espiritual, del cual intent� en vano despertarlos. Aqu� se dice que este letargo espiritual fue "derramado sobre ellos por Jehov�"; pero no debemos suponer que hubo algo excepcional en su tratamiento: "porque no les gustaba retener a Dios en su conocimiento, Dios los entreg� a una mente reprobada" ( Romanos 1:28), ya que �l �Los hombres en general. Has cerrado tus ojos. Los profetas Tal como est� el texto, la traducci�n apropiada ser�a: "Porque el Se�or ha derramado sobre ti el esp�ritu del sue�o profundo, y ha cerrado tus ojos (los profetas), y tus cabezas (los videntes) ha cubierto". Pero se conjetura razonablemente que las expresiones, "los profetas", "los videntes", son glosas, que se han deslizado desde el margen hacia el texto (Eichhorn, Koppe, Cheyne). Si es as�, probablemente son glosas equivocadas, la alusi�n es, no a clases particulares, sino a las "cabezas" y "ojos" reales de hebreos individuales, que fueron "cerrados" y "cubiertos" por la acci�n judicial del Todopoderoso. En el este, a menudo se dibuja una cubierta sobre la cabeza durante el sue�o.

Isa�as 29:11

La visi�n de todos; es decir, "la visi�n completa", todo lo que Isa�as les ha presentado en los vers�culos 1-8. Como las palabras de un libro que est� sellado; m�s bien, las palabras de una letra (representaci�n marginal) o escritura. Los documentos escritos a menudo se sellaron para asegurar el secreto, el sellado se realiz� de varias maneras. Cuando la escritura estaba en una tableta de arcilla, a menudo estaba encerrada en un sobre de arcilla, de modo que el documento no pod�a leerse hasta que la cubierta exterior de arcilla se romp�a. Los rollos de papiro o pergamino se aseguraron de manera diferente. Uno que se aprende; es decir, "uno que puede leer la escritura", que el jud�o com�n no pod�a hacer, como tampoco el europeo com�n en la Edad Media. Ni los jud�os eruditos ni los ignorantes ser�an capaces de comprender la profec�a de Isa�as, para darse cuenta y aceptar su verdad literal. Estaban desprovistos de discernimiento espiritual. Incluso los gobernantes no eran m�s que "cargadores ciegos de ciegos".

Isa�as 29:12

El que no se aprende; es decir, "eso no puede leer la escritura". Incluso en los d�as de nuestro Se�or, al jud�o ordinario no se le ense�� a leer y escribir. De ah� la sorpresa de los gobernantes al ense�arle a la gente a salir de la Ley ( Juan 7:15, "�C�mo sabe las letras de este hombre, sin haber aprendido nunca?").

Isa�as 29:13

UNA RENOVACI�N DE ADVERTENCIA. La incapacidad de los jud�os para comprender las profec�as amenazantes de Isa�as probablemente surgi� en parte de su realizaci�n que parec�a ser inconcebible, ya que se opon�an a las promesas del pacto hechas por Dios a Israel. Por lo tanto, se le dice a Isa�as que les informe que fue algo maravilloso y casi inconcebible lo que Dios se propon�a hacer ahora, pero algo justificado por su hipocres�a (vers�culo 13) y su rebeli�n (vers�culos 15, 16).

Isa�as 29:13

Por lo cual dijo el Se�or; m�s bien, adem�s, dijo el Se�or. Esta gente se acerca a m� con la boca. Samaria hab�a sido castigada por idolatr�a abierta y negligencia flagrante de Jehov� ( 2 Reyes 17:7). Jerusal�n no hab�a ido tan lejos. Ella todav�a, en su profesi�n, se aferraba a la adoraci�n a Jehov�, e incluso recientemente hab�a aceptado una purificaci�n de la religi�n de la mano de Ezequ�as, quien hab�a "quitado los lugares altos", y hab�a cortado las arboledas, y hab�a destrozado la serpiente de bronce. , "porque la gente le quemaba incienso ( 2 Reyes 18:4). Pero su religi�n era un mero servicio de labios, lo que Dios detestaba: era exterior, formal, hip�crita (comp. Isa�as 1:11). Jerusal�n, por lo tanto, no menos que Samaria, merec�a y recibir�a un severo castigo. Pero han alejado su coraz�n lejos de m�. Aqu� radica la esencia del cargo. No era que hubiera demasiada religi�n externa, sino que no hab�a religi�n interna que le correspondiera. El servicio de labios sin religi�n interna es una burla, aunque no siempre se siente como tal. Su temor hacia m� es ense�ado por el precepto de los hombres. El Sr. Cheyne conjetura que los libros de rituales hab�an sido ya publicado por la autoridad de los sacerdotes, y que estos fueron seguidos, debido al zumbido una autoridad que los hab�a emitido, sin ninguna referencia a la Ley. As�, la obediencia ritual se convirti� en mera obediencia al "precepto de los hombres".

Isa�as 29:14

Proceder� a hacer un trabajo maravilloso. Los comentaristas no est�n de acuerdo en lo que fue este "trabajo maravilloso". Algunos, con Delitzsch, consideran que es el endurecimiento de los corazones de los jud�os hasta tal punto que incluso la apariencia de sabidur�a y comprensi�n, que los gobernantes del pueblo hab�an retenido hasta ahora, desaparecer�a por completo. Otros, con el Sr. Cheyne, lo consideran como el pr�ximo asedio, con esos sufrimientos y peligros extremos ( Isa�as 29:3, Isa�as 29:4) que los jud�os tendr�an que sufrir: sufrimientos y peligros apenas consistente con las promesas de pacto anteriores hechas a la naci�n. Es dif�cil decidir entre estos dos puntos de vista; pero, en general, la opini�n del Sr. Cheyne parece preferible. Una obra maravillosa y una maravilla; m�s bien, una obra maravillosa y una maravilla. La repetici�n es por el bien del �nfasis. Por la sabidur�a; m�s bien, y la sabidur�a; es decir, "cuando haga mi maravilla, entonces la sabidur�a de los sabios perecer�", todos sus ingeniosos dise�os y planes ser�n in�tiles, pero ser�n completamente in�tiles. El principal de estos dise�os fue aludido en el siguiente verso.

Isa�as 29:15

�Ay de los que buscan en lo profundo esconder su consejo del Se�or! La alusi�n es a los esquemas que estaban a flote para pedir la ayuda de Egipto. Como Isa�as hab�a denunciado hace mucho tiempo estos esquemas como el colmo de la locura ( Isa�as 19:11), y profetiz� su fracaso ( Isa�as 20:5, Isa�as 20:6), cada esfuerzo fue hecho para ocultarlos de su conocimiento final del conocimiento de todos los que ten�an ideas afines (comp. Isa�as 30:1, Isa�as 30:2). Probablemente, incluso ahora se estaban tomando medidas para llevar a cabo los planes, que fueron ocultos cuidadosamente al profeta. Sus obras est�n en la oscuridad. Los procedimientos encubiertos siempre son sospechosos. "Los hombres aman la oscuridad en lugar de la luz, porque sus obras son malas". El hecho mismo de la ocultaci�n era una indicaci�n de que las obras en las que se dedicaban los gobernantes eran malas, y que sab�an que eran malas. Dicen: �Qui�n nos ve? (comp. Salmo 73:11, "Tush, dicen, �C�mo debe percibir Dios? �Hay conocimiento en el Alt�simo?"). Los malvados se persuaden de que Dios no ve sus acciones.

Isa�as 29:16

Seguramente tu vuelta de las cosas al rev�s ser� estimada como la arcilla del alfarero; m�s bien, �oh por tu perversidad! �Se considerar� al alfarero como arcilla? Eran tan perversos y equivocados que invirtieron la relaci�n en la que se encontraban con Dios y Dios con ellos. Dios deb�a ser pasivo, o simplemente dar oportunidades de acci�n, y ellos deb�an moldear sus propios planes y forjar sus propios destinos. �Para qu� dir� el trabajo, etc.? m�s bien, por el trabajo dice. Tomar sus destinos en sus propias manos era equivalente a decir que eran sus propios amos, lo que no podr�an ser si Dios los hiciera. �Dir� la cosa enmarcada, etc.? m�s bien, s�, la cosa formada ha dicho. Rehusarse a seguir el consejo de Dios y dirigir la pol�tica nacional a la luz de su propia raz�n, era gravar a Dios sin tener entendimiento.

Isa�as 29:17

UNA RENOVACI�N DE LA PROMESA. El juicio de Dios ( Isa�as 29:14), sea lo que sea, pasar�. En poco tiempo habr� un gran cambio. Los humildes ser�n exaltados, los orgullosos humillados. De los "mansos" y "pobres" se levantar� un cuerpo de verdaderos adoradores, que poseer�n discernimiento espiritual ( Isa�as 29:18), mientras que los opresores y los "escarnecedores" quedar�n en nada. Cuando Isa�as esperaba este cambio es incierto; pero �l mantiene la esperanza aqu�, como en otros lugares con tanta frecuencia ( Isa�as 1:24-23; Isa�as 2:2; Isa�as 4:2; Isa�as 5:13, etc.), para mantener el esp�ritu de las personas y evitar que se hundan en un estado de depresi�n y desesperaci�n.

Isa�as 29:17

El L�bano se convertir� en un campo fruct�fero. El L�bano, el bosque salvaje, se convertir� en un terreno de jard�n sonriente, mientras que el terreno del jard�n se convertir� en un bosque salvaje sin cultivar. La inversi�n de la condici�n moral de Judea se ve ensombrecida por la met�fora.

Isa�as 29:18

En ese d�a, es decir; cuando llegue ese momento, los sordos oir�n las palabras del libro; los sordos espirituales tendr�n los o�dos abiertos, muchos de ellos, y no solo oir�n, sino que entender�n, las palabras de las Escrituras dirigidas a ellos por los mensajeros de Dios. No se pretende ning�n "libro" en particular: el ser sefer sin el art�culo, sino las palabras de cualquier escrito presentado con autoridad divina. Los ojos de los ciegos tambi�n ver�n desde la oscuridad. Los hombres se sacudir�n el "sue�o profundo" ( Isa�as 29:10) en el que se han acostado por mucho tiempo, y alguna vez han silenciado "los ojos para ver" la verdad.

Isa�as 29:19

Los mansos ... los pobres. El "profeta evang�lico" anticipa el evangelio en esto, entre otros puntos: que promete sus bendiciones m�s selectas, no a los ricos y poderosos, sino a los pobres y mansos (comp. Isa�as 57:15; Isa�as 61:1).

Isa�as 29:20

El terrible ... el burlador. "El terrible" puede ser el enemigo extranjero, como en Isa�as 29:5, o, posiblemente, el opresor nativo ( Isa�as 1:23; Isa 5: 1-30: 93, etc. ): Un mal a�n m�s lloroso. "El burlador" es el hombre imp�o, que se burla de la religi�n ( Isa�as 28:14, Isa�as 28:22). Ambas clases ser�an "consumidas" y "reducidas a nada" cuando se estableciera el nuevo estado de cosas. Todos los que vigilan la iniquidad; es decir, "todos aquellos que, para promover sus esquemas inicuos, se levantan temprano y tarde, descansan y comen el pan de la precauci�n" (Salmo 127:2).

Isa�as 29:21

Eso hace que un hombre sea un delincuente por una palabra. El significado de esta cl�usula es muy dudoso. Kay traduce: "Eso lleva a los hombres al pecado con palabras". Sr. Cheyne, "Eso hace que las personas sean pecadores por sus palabras", es decir, al dar falso testimonio contra ellos; mientras que Delitzsch confirma la versi�n de la versi�n autorizada. El Sr. Vance Smith tiene otras sugerencias. En general, parece que no hay raz�n suficiente para dejar de lado la interpretaci�n autorizada, que condena una forma de opresi�n: el severo castigo de las meras palabras. Y pon una trampa para el que reprende en la puerta. "La puerta" era el lugar donde se daba el juicio y se celebraban las asambleas p�blicas. Si alguien se levantaba audazmente y reprend�a a los opresores "en la puerta", inmediatamente se pon�an a trabajar para tenderle una trampa y llevarlo a la ruina. Y desechar lo justo por nada; m�s bien, y privar a los justos [de su derecho] por cargos vac�os. "Apartar a los justos" significa girarlos desde su derecha ( Am�s 5:12; �xodo 23:6); y bat tohu no es "por nada" sino "por nada", es decir, por alguna vana pretensi�n vac�a.

Isa�as 29:22

El Se�or, que redimi� a Abraham; m�s bien, qui�n entreg� a Abraham, ya que el verbo utilizado a menudo se traduce (ver Job 33:28; Salmo 51:18; Salmo 69:18; Salmo 78:42 , etc.) Las instrucciones de Dios para que Abraham se retirara de una tierra de id�latras ( Josu� 24:2, Josu� 24:3; Hechos 7:2, Hechos 7:3) eran pr�cticamente una "liberaci�n". No se pudo soportar que el trabajo as� comenzado quedara incompleto. Israel, el verdadero Israel, ya no se avergonzar�a ni palidecer�a por el miedo; ser�an hijos de Dios, sus verdaderos adoradores, y no tendr�an necesidad de experimentar miedo o verg�enza.

Isa�as 29:23

El trabajo de mis manos; es decir, regenerado y "creado de nuevo para buenas obras" ( Efesios 2:10) - La obra de Dios, y ya no se niega a ser tal ( Isa�as 29:16). Ellos santificar�n mi Nombre, y santificar�n, etc .; m�s bien, santificar�n mi Nombre, incluso santificar�n al Santo de Jacob y temer�n al Dios de Israel. Las dos �ltimas cl�usulas son exeg�ticas de la primera (Kay).

Isa�as 29:24

Tambi�n ellos erraron en esp�ritu; es decir, aquellos que eran ciegos y sordos ( Isa�as 29:18). Llegar� a la comprensi�n; literalmente, conocer� la comprensi�n; es decir, recuperar su poder de discernimiento espiritual. Los que murmuraron. La referencia no puede ser al "murmullo" en Egipto, aunque el verbo utilizado ocurre solo en otras partes de Deuteronomio 1:27 y Salmo 106:25, donde se habla de ese murmullo. Debemos buscar alg�n descontento posterior, que podemos encontrar en una reciente "murmuraci�n de resistencia a las advertencias de Jehov�" (Delitzsch), sin retroceder hasta el tiempo del �xodo. Aprender� la doctrina; es decir, "recibir� voluntariamente la ense�anza de los profetas de Dios y se beneficiar� de ella".

HOMIL�TICA

Isa�as 29:1

�Ay de Ariel!

La lecci�n de esta secci�n parece ser que incluso aquellos m�s cercanos y queridos por Dios, que llevan su nombre, que en cierto sentido son suyos, no est�n exentos del sufrimiento en sus manos. Incluso Jerusal�n, "la ciudad donde habitaba David", "el le�n de Dios", su campe�n, su "poderoso", fue en breve experimentar todos los horrores de un asedio prolongado, ser derribado al polvo, angustiado, debilitado, humillado. El recuerdo de David no la salvar�a; su nombre de "Ariel" no la eximir�a. Tendr�a que pasar por la terrible experiencia. El cristiano puede preguntar humildemente: �Por qu�?

I. PORQUE AL PECAR, SE MERECE EL CASTIGO. Dios no puede permitir que el pecado quede impune. Su atributo de justicia perfecta requiere que incluso para el pecado perdonado haya una pena. Es bueno para los pecadores cuando la pena se aplica en esta vida. Los sufrimientos de los habitantes de Jerusal�n durante el asedio fueron sin duda, en cierta medida, castigos.

1. Por el pecado nacional de infidelidad.

2. Por los pecados particulares de los que sufren.

Pero esto no es una cuenta completa del asunto. Jerusal�n tambi�n sufri�

II PORQUE NECESITA CHASTISMO Y SER�A LA MEJOR PARA ELLA. Jerusal�n todav�a se encontraba en libertad condicional. Hab�a esperanzas de que ella se volviera a Dios. No, de vez en cuando se volv�a parcialmente, y su destrucci�n real se aplaz� por m�s de un siglo despu�s de la de su hermana, Samaria. Los sufrimientos del asedio ten�an como objetivo principal llevar a los enfermos al arrepentimiento: humillar corazones orgullosos, doblegar testamentos obstinados, mostrar la vanidad de los apoyos y las estancias terrenales, e inducir una dependencia y confianza total en Dios. "Ariel" fue castigado mucho m�s en el amor que en la ira. Ella todav�a estaba para Dios "como Ariel". Su "ay" no fue el ay final pronunciado sobre los irremediablemente impenitentes, sino el ay que, si bien es doloroso en el momento de su imposici�n, "sin embargo, despu�s les da el fruto pac�fico de la justicia que se ejerce con ellos" ( Hebreos 12:11).

Isa�as 29:5

La desilusi�n que espera a los enemigos de Dios.

Todos los enemigos de Dios tienen, alg�n d�a u otro, un despertar. Los dise�os que aprecian, las esperanzas ego�stas en las que se entregan, son simples sue�os. Incluso cuando los sue�os se hacen realidad, el resultado es decepcionante. Ning�n hombre ha encontrado a�n el placer del �xito igual a sus expectativas. Si hay un poco de satisfacci�n al principio, la fruici�n pronto genera saciedad. "La vanidad de las vanidades", dice el predicador, "todo es vanidad". Pero, en su mayor parte, los sue�os no se hacen realidad. Dios se levanta y sus enemigos se dispersan; los que lo odian tienen que huir antes que �l (Salmo 68:1). El intrigante se encuentra desconcertado justo cuando cree que el �xito es m�s seguro. Se detecta deshonestidad; estalla la burbuja de la especulaci�n; surgen obst�culos inesperados; una muerte s�bita o un estallido repentino de guerra trastorna los planes mejor trazados: la fortuna que est� por hacerse desaparecer en el aire, el so�ador "despierta y su alma est� vac�a", todas sus esperanzas han desaparecido "en un instante repentinamente." Solo hay una seguridad contra la desilusi�n constante, que es confiarle todo a Dios, no tener voluntad sino la suya, ning�n deseo que se exprese en la oraci�n: "H�gase tu voluntad, como en el cielo, as� en la tierra".

Isa�as 29:9, Isa�as 29:10

Dos tipos de ceguera espiritual.

La ceguera espiritual no es la condici�n natural del hombre. Dios ha dado a todos los hombres un cierto poder de discernimiento espiritual. �l es "la Luz que ilumina a todo hombre que viene al mundo" ( Juan 1:9). Invariablemente se descubre que los ni�os pueden ser ense�ados a una edad temprana, que tienen el poder de recibir y apreciar las verdades espirituales. Los espiritualmente ciegos se han convertido en tales, y en su condici�n podemos rastrear dos etapas.

I. LA ETAPA INICIAL. El comienzo de la ceguera espiritual es un cierre deliberado de los ojos. En lugar de buscar ver, esforzarse por ver, velar por lo espiritual en la vida y en la acci�n, los hombres se apartan de �l, "gui�an los ojos", los cubren con velo, se niegan a dejar que la luz de la verdad brille sobre sus comprensiones. . "Aman la oscuridad en lugar de la luz" ( Juan 3:19). Toda la vida debe ser un ejercicio continuo del poder de discernimiento espiritual. Los hombres le dan al poder el menor ejercicio posible. Lo debilitan por desuso. Despu�s de un tiempo lo depravan, de modo que sus juicios se vuelven inciertos, incluso falsos.

II La etapa final. En las Escrituras, la etapa final se llama "una mente reprobada", literalmente, "una mente que no distingue (???????? ????)". Por la ley de la providencia de Dios, el cierre deliberado de los ojos conduce a una incapacidad para ver. La visi�n moral se vuelve realmente distorsionada. La "luz que hay dentro de un hombre se convierte en" oscuridad ", y luego," �cu�n grande es esa oscuridad! "" Amargo se pone para dulce y dulce para amargo "( Isa�as 5:20)," bueno para maldad y maldad para bien ". El estado es irremediable e irremediable. Resulta naturalmente de los repetidos pecados contra la luz de la primera etapa; pero no obstante es el juicio de Dios sobre el pecador. Por eso se le ha llamado" ceguera judicial ". �Un nombre expresivo.

Isa�as 29:13, Isa�as 29:14

El odio de Dios al mero servicio de labios

El servicio de labios es ofensivo para Dios por dos razones.

I. SE DESHONRA A SI MISMO. Implica, ya sea que no tiene el poder de leer el coraz�n y de percibir cu�ndo se le rinde culto sinceramente y cuando fingi�, o que no le importa qu� tipo de homenaje recibe, si la adoraci�n se le ofrece real o formalmente. . En un caso, debe ser considerado como un Ser de poder y capacidad muy limitados; en el otro, como un ser indiferente a las m�s graves distinciones morales. Profesar lealtad a un monarca terrenal sin sentirlo ser�a insultarlo groseramente. �Cu�nto m�s tratar de pasarle un enga�o al Rey del cielo!

II SE EST� DEGRADANDO A LAS CRIATURAS QUE HA HECHO EN SU PROPIA IMAGEN. Toda falsedad es degradante para aquellos que condescenden a ella. Las falsas pretensiones, los halagos, las profesiones sinceras de amor y devoci�n con el fin de ganar el favor y la aprobaci�n de aquellos a quienes nos dirigimos, se encuentran entre los actos m�s b�sicos y despreciables a los que un ser humano puede inclinarse. Son mentiras y mentiras que tienen su origen en un ego�smo francamente adulterado. Las falsas profesiones hechas a Dios tambi�n son mentiras tontas e idiotas, que no pueden imponerse al Ser que es el Objeto de ellos, y que no imponen muy a menudo incluso a nuestros semejantes como testigos. Fue su sincero "servicio de labios" lo que hizo que nuestro Se�or denunciara a los escribas y fariseos de su tiempo como "actores" o "hip�critas".

Isa�as 29:17

Avivamientos religiosos.

A veces se supone que los avivamientos religiosos son inventos modernos, concesiones a la debilidad del hombre degenerado del siglo XIX; y sin duda ha habido caracter�sticas en muchos de los llamados "avivamientos" que han justificado esta visi�n de ellos. Pero, de hecho, los avivamientos, si seguimos la historia de la religi�n, son movimientos que han pertenecido a todas las edades y sin los cuales parece m�s que probable que la religi�n en este mundo se estanque y pierda toda energ�a vital. . El tema se puede ver mejor bajo tres cabezas.

I. EL REVIVALISMO ES UNA LEY DE LA NATURALEZA. La Naturaleza no solo revive anualmente en primavera del trance de su invierno, sino que en todo el universo el agotamiento ocurre continuamente a intervalos irregulares, y las recuperaciones del agotamiento, es decir, los avivamientos, son el �nico modo por el cual la Naturaleza es reclutada y capacitada para mantenerse. Una larga serie de estaciones h�medas y fr�as produce, en cualquier caso, la impresi�n de que los poderes productivos de la naturaleza est�n disminuyendo y agot�ndose; cuando, de repente, hay una inversi�n completa de lo que se lleg� a considerar como un orden establecido, y un verano de sol brillante provoca una cosecha desbordante y una reacci�n agr�cola. El ozono en la atm�sfera, tan esencial para la salud humana, disminuye durante meses; entonces, de repente, hay un avivamiento y se supera el promedio de un siglo. Los fen�menos el�ctricos est�n en suspenso por un tiempo, y la tierra parece haber "agotado" el poder del que depende principalmente su vitalidad; cuando, he aqu�! la reacci�n llega, se desarrolla electricidad fresca o se transporta a la tierra desde afuera, y los fen�menos el�ctricos se vuelven m�s frecuentes y m�s impactantes que nunca.

II EL REVIVALISMO ES CONSISTENTE CON, Y CONDUCIE A, UN AVANCE CONSTANTE. A priori podr�amos haber esperado que todo el crecimiento y el progreso hubieran sido regulares y graduales. Pero el hecho es lo contrario. En todos los campos de la energ�a humana, en el arte, en la ciencia, en la filosof�a, en la religi�n, ocurren largos per�odos de apat�a comparativa y apat�a, durante los cuales apenas hay ning�n avance perceptible, seguido de intervalos m�s cortos de actividad y energ�a, cuando el progreso se realiza "a pasos agigantados". La energ�a cient�fica del �ltimo medio siglo es un punto f�cil. El renacimiento art�stico iniciado por Reynolds y Gainsborough, es otro. La historia de la Iglesia, vista desapasionadamente, muestra un progreso manifiesto; pero el progreso ha estado lejos de ser uniforme. Muchos siglos han sido siglos de estancamiento. La religi�n se ha mantenido viva, y eso ha sido todo. Luego, ha surgido algo de agitaci�n desde adentro o desde afuera, y se ha sobrepuesto una oleada de vitalidad, que ha ejercido una influencia positiva en todos los tiempos posteriores. La indiferencia a la verdad doctrinal estaba sobrepasando el mundo, cuando el avivamiento dogm�tico del siglo IV inmediatamente salv� la fe y la avanz�. La expansi�n de la Iglesia, que es una marca especial de su vida, casi hab�a cesado, cuando el celo misionero estall� repentinamente en Occidente, y los siglos s�ptimo y octavo vieron la conversi�n de Inglaterra, Escocia, Frisia, Batavia, Suiza y La mayor parte de Alemania. Una cristiandad y un aburrimiento general hab�an llegado a la cristiandad entre los siglos VIII y XI, cuando las Cruzadas, que eran una necesidad pol�tica, produjeron el renacimiento de los siglos XII y XIII. El mayor avivamiento de todos fue la Reforma, que recuper� la religi�n espiritual cuando parec�a casi perdida, y ejerci� una influencia purificadora incluso en aquellas partes de la cristiandad que m�s se opusieron. Han habido avivamientos menores: en Alemania el pietismo, en Francia el jansenismo, entre nosotros el metodismo y el movimiento de la Iglesia a�n en progreso. Apenas parece demasiado decir que, sin avivamientos, la religi�n, incluso la religi�n cristiana, perecer�a.

III. LAS REVIVENCIAS SON M�S COMUNES EL RESULTADO DE LOS CASTIGOS. Como sucedi� con los jud�os de los que escribi� Isa�as, as� en la Iglesia cristiana en general, los juicios han producido avivamientos. Las blasfemias de Arrio, y el patrocinio del afianismo por parte de la corte, dieron lugar al contra-movimiento de Atanasio. La contracci�n de la cristiandad en el este por las conquistas de Mahoma y sus sucesores inmediatos llev� a su expansi�n en el oeste por un renovado esfuerzo misionero. El alarmante progreso de los sarracenos y turcos caus� el avivamiento relacionado con las Cruzadas. Las exacciones y la tiran�a de la corte de Roma, que se sent�an como una carga que ya no pod�a soportar, provocaron la Reforma. Entre nosotros, el avivamiento que data de 1830 se debi� a la p�rdida de diez obispados irlandeses y los otros ataques realizados contra la Iglesia por sus enemigos en ese per�odo. El metodismo es el �nico avivamiento cristiano no provocado por alguna calamidad manifiesta.

HOMILIAS DE E. JOHNSON

Isa�as 29:1

Sobre Ariel.

I. VICISITUDES DE ARIEL. El nombre es simb�lico, tal vez significa "Le�n de Dios". Era la ciudad donde habitaba David. El profeta invita a la ciudad a entrar en el a�o nuevo y organizar la ronda de las fiestas. La angustia vendr�, y la ciudad, fiel a su nombre, llorar� como una leona herida; y aun as� se ver�n sus proezas. Ella ser� asediada, se establecer� el mont�culo del ariete; ser� humillada y su voz baja ser� como el murmullo de un fantasma del inframundo. Entonces ocurrir� un cambio repentino, y la multitud de enemigos se dispersar� como polvo o paja en el viento. Despu�s del ruido de los truenos y terremotos y huracanes, que amenaza la extinci�n absoluta de la ciudad, el gran anfitri�n desaparecer� como un sue�o y una visi�n de la noche. Ellos tambi�n so�ar�n con la conquista, como un hombre hambriento y sediento sue�a con carne y bebida; y su esperanza se derretir� con la luz de la ma�ana.

II La ceguera de la gente. Los que escuchan se sorprenden de una profec�a que nada en el pasado parece justificar. El profeta aprovecha la ocasi�n para explicar la causa de su ceguera y estupefacci�n, y para advertirles que pueden encontrar esta condici�n fija. Ellos son responsables de este estado, parece insinuar cuando dice: "�As�mbrense!" "�Ciegaos!" Una extra�a posesi�n les hace actuar como hombres intoxicados; su raz�n se tambalea y se tambalea. Un sue�o profundo se derrama sobre ellos; sus ojos est�n cerrados y sus manos envueltas en moda oriental. El resultado es que no pueden ver la verdad. La "visi�n y la facultad divina", tan brillante y eminente en el profeta, no es reconocida por lo que es. Sus palabras son como un libro sellado en manos de un lector. Puede leer, pero no puede perder los sellos del libro, que hasta ahora es como el descrito en Apocalipsis 5:2. O, de nuevo, si un libro, aunque abierto y legible, se entrega a uno que no puede leer, el resultado es el mismo. Puede ser una tableta grande, con caracteres grandes, como en Isa�as 8:1, de modo que el transe�nte, si puede leer, puede captar el significado; pero �y si no puede leer? Es lo mismo que si la escritura fuera inexistente.

1. Ver la verdad es como ver el significado de lo que leemos. Todos ven algo en el libro, algo m�s que eso es un libro; algunos pueden extraer un cierto sentido superficial de los signos y est�n dormidos hacia el significado m�s profundo y central. Ese significado debe ser vivido por todo el esfuerzo de la raz�n, la conciencia, el coraz�n. Se requiere un esfuerzo intenso de voluntad para ver cualquier objeto como deber�a ser visto.

2. La ausencia de inteligencia espiritual infiere culpa. Los hombres no ver�n, porque la vista es demasiado dolorosa, o alguna otra vista es m�s placentera y m�s f�cil de asimilar. La obtusidad moral es otra palabra para falta de conciencia, o para inercia de conciencia. � J.

Isa�as 29:13

Servicio de labios y disimulaci�n.

I. LA SEMBLANCIA SIN LA REALIDAD DE LA RELIGI�N. "Dibujar hombres" es una frase b�blica llena de expresividad para la verdadera adoraci�n. Acercarse a Dios es asumir nuestro estado de �nimo m�s sagrado; es humillarse ante la presencia del Alt�simo y m�s santo. La distancia entre nosotros y el Supremo no debe ser superada por un esfuerzo de pensamiento; Es en la esfera de la inteligencia donde se siente m�s profundamente esa distancia, que solo aumenta el pensamiento y el estudio. En la regi�n del sentimiento, solo esa distancia puede disminuirse o hacerse desaparecer. A medida que nos arrodillamos ante nuestra debilidad y abandonamos todos nuestros autosuficientes, los cielos parecen inclinarse hacia nosotros y los brazos del Todopoderoso nos arrojan. Orgullo, deshonestidad, bajo ego�smo, arrojan al alma lejos, lejos de su Dios. Desde el reverente y el obediente nunca est� lejos. Pero tan hermosa es esta acci�n de acercarse a Dios, tan ennoblecedora para nuestra virilidad, que es seguro, como todos los estados de �nimo genuinos y actos de religi�n, ser imitada y falsificada. Toda hipocres�a es un testimonio de la grandeza de lo que se copia o se caricaturiza. Esta imitaci�n de la verdadera religi�n puede llevarse a cabo en el habla. Nada m�s f�cil que aprender de memoria las grandes frases de las Escrituras acerca de la religi�n espiritual y repetirlas; y hacer que lo verbal no se exprese, pero oculte la ausencia de lo real. Y tan m�gico es el efecto de las palabras sagradas y hermosas en el o�do y en el coraz�n, por el momento pueden crear una ilusi�n, y puede parecer que realmente hemos sentido lo que hemos hecho poco m�s que pronunciar. Nuevamente, el respeto por la mera costumbre puede tomar el lugar del respeto por Dios. "Su miedo a m� no es m�s que un mandamiento de los hombres, que se ense�a". La religi�n es parte de las instituciones sociales: es decorosa, es ventajoso rendirle respeto externo, no es seguro condenarla. As�, el miedo a los hombres y el inter�s propio pueden pasar realmente bajo la apariencia externa del temor de Dios y su Ley.

II EL TRATO DE JEHOV� CON LA GENTE. Ser� "maravilloso, muy maravilloso". Inconcebible, como parece, va en contra de todas sus antiguas promesas del pacto. Ya la invasi�n asiria los hab�a invadido; y la visita no deb�a cesar, sino continuar. Estos juicios desconcertar�n su inteligencia. La sabidur�a de los sabios perecer�, y la comprensi�n de los inteligentes se oscurecer�. Los pol�ticos piensan ocultar sus pensamientos y acciones a Jehov�, "para arrojar el velo del secreto sobre su b�squeda de alianzas mundanas. El profeta adivina su prop�sito y expone su perversidad. Se presenta la comparaci�n favorita del alfarero (cf. Isa�as 45:9; Isa�as 64:8; Jeremias 18:6; Romanos 9:20) "(Cheyne). Esconderse de Jehov� significa aqu� lo mismo que esconderse del profeta de Jehov�. No deseaban escuchar la reprensi�n de Isa�as. Parece que los vemos mirando al profeta (cf. Isa�as 8:12). Y �l, desde la luz de la pol�tica superior o eterna, ve a trav�s de sus intrigas que sirven el tiempo. "Creen que pueden prescindir de Jehov� y, sin embargo, son sus criaturas; se atribuyen la inteligencia a s� mismos y pr�cticamente lo repudian, como si la olla le dijera al alfarero que lo ha convertido: '�l no lo entiende'" ( Delitzsch). Las grandes lecciones s�:

1. La miop�a de la sabidur�a mundana. Ve tan claramente el inter�s inmediato que se gana, ignora el futuro lejano y cae de lleno en la falacia.

2. La hipermetrop�a de la conciencia. El profeta representa la conciencia. Lo que est� bien ahora es rentable ahora y siempre lo ser�. Y solo lo real y lo sincero es lo correcto. Los hombres pueden ser enga�ados y burlados por un tiempo; pero "no te dejes enga�ar: Dios no es burlado" - J.

Isa�as 29:17

Un tiempo de regeneraci�n.

Un tiempo de renovaci�n y renovaci�n es, a pesar de toda la penumbra de las im�genes anteriores, a la mano.

I. EL CAMBIO DE NATURALEZA. "Una de las ideas m�s caracter�sticas de Isa�as es una futura transformaci�n de la naturaleza correspondiente a la del hombre" (Cheyne). El bosque se convertir� en la tierra del jard�n. L�bano representa la tierra salvaje o sin cultivar (cf. Isa�as 10:18, Isa�as 10:34). El pasaje en Isa�as 32:15 es paralelo. Cuando Dios nuevamente comienza a bendecir a su pueblo, la tierra cultivada se convertir� en un pa�s cultivado, y los campos producir�n una abundancia en comparaci�n con la cual su condici�n actual puede ser pronunciada est�ril. El significado puede ser tanto literal como simb�lico. Cuando se renueva la energ�a humana, tambi�n lo hace la cara de la naturaleza, que se entristece con la guerra, la peste y la depresi�n de la industria. Y el convertir las tierras bald�as en campos cultivados es t�pico de la regeneraci�n de la vida humana; porque �qu� es depravaci�n y miseria, sino pensamiento, facultad, pasi�n, desperdiciado?

II SE�ALES DE LA NUEVA VIDA: los sordos escuchar�n las palabras de un escrito, y los ciegos ser�n sacados de la oscuridad y la oscuridad hacia una nueva percepci�n espiritual, los humildes recibir�n un nuevo acceso de alegr�a en Jehov�, y los pobres se regocijar�n. en el Santo de Israel Observe en todas partes el esp�ritu amoroso del evangelio. Siempre son buenas noticias para quienes m�s lo necesitan: los ignorantes, los humildes y los pobres. Y en consecuencia, los orgullosos y los autosuficientes deben ser humillados. El terrible enemigo de afuera y los despreciables enemigos de dentro habr�n desaparecido y quedar�n en nada. El mensaje prof�tico en todas las �pocas es vehemente, ardiendo contra la opresi�n y la traici�n. Hay hombres que vigilan la iniquidad, que juran la vida de otros por falso testimonio, o tratan de arruinar a los que abogan en la puerta o en la corte judicial, y arrebatan el justo veredicto de los justos con pretensiones fr�volas, (Por la expresi�n, " desviando el derecho "de los d�biles, etc.; cf. �xodo 23:6; Am�s 5:12; Malaqu�as 3:5.) Traidores, conspiradores, falsos testigos y falsos hombres de todo tipo ser�n desarraigados del nuevo reino; y todo lo que es incorregible ser� entregado a la destrucci�n, para que haya espacio para que florezcan las plantas de la plantaci�n de Jehov�.

III. LA CONSUMACI�N SANTA Y FELIZ. Nunca m�s se avergonzar� Jacob y su rostro se pondr� p�lido. Sus opresores habr�n sido barridos. Ver� "a sus hijos, la obra de las manos de Jehov�, dentro de �l". En presencia de los juicios de Jehov� habr� una verdadera conversi�n; se volver�n santos incluso como �l es santo: una Iglesia que lo santifica, el Santo de Israel. Una inteligencia s�lida desplazar� al antiguo esp�ritu de error, y los murmullos anteriores dar�n paso a la voluntad de recibir instrucciones. Este es el estado de cosas por las cuales oramos cuando decimos: "Santificado sea tu nombre" "Santificar�n tu nombre", dice el profeta; "Temer�n al Dios de Israel". La reverencia pura, unida con una inteligencia clara y brillante, y aplicada en cada departamento de pensamiento y pr�ctica, ser� el esp�ritu del futuro reino, debe ser el esp�ritu de todos los que sinceramente oran por la venida de ese reino en sus corazones ahora. .

HOMILIAS DE W.M. ESTATAM

Isa�as 29:13

Insinceridad.

"Por mucho que esta gente se acerque a m� con la boca y con los labios me honran, pero han alejado su coraz�n de m�". La sinceridad es la vida de la devoci�n. La elocuencia en la oraci�n es execrable si el coraz�n es mundano y vano. Aqu� tenemos una visi�n divina del alma del hombre.

I. AQU� EST� LA RODILLA DOBLADA SIN EL CORAZ�N DE PR�STATA. La manera reverencial y las sagradas solemnidades del habla pueden enga�ar a otros, pero con Dios todos los corazones est�n abiertos, todos los deseos son conocidos. Es un mero culto a la boca. Es el truco de los m�sculos, no el tono del coraz�n. Nos molesta el hombre falso. Nada ofende tanto los mejores instintos de la humanidad como el manierismo enga�oso. Mejor la "espada desenvainada" que el enemigo disfrazado con aduladora amistad en sus labios.

II AQU� EST� EL HONOR DE LOS LABIOS SIN LA DEVOCI�N DE LA VIDA. Dar un lugar de "honor" a la religi�n es com�n a los hombres m�s mundanos. Es como el cumplido que el vicio rinde a la virtud imitando su actitud y ocult�ndose. �Qu� deber�amos pensar de los hombres que no honraron la religi�n? Ser�an perdedores, los hombres no confiar�an en ellos. Ser�an sospechosos de indiferencia a esos lazos que mantienen unida a la sociedad. As� que rinden honor al Todopoderoso, se unen al himno de la Iglesia y a la confesi�n p�blica de los grandes credos cristianos. Pero en su vida no hay honor para la religi�n, en la medida en que sirven y adoran a otros dioses.

III. AQU� EST� EL VERDADERO RENDIMIENTO DEL CORAZ�N, QUE ES EL MICROCOSMO DEL HOMBRE. El coraz�n est� alejado de Dios. No emociona con su amor, ni mejor en simpat�a con sus afirmaciones. Esta es la piedra de carga que nos lleva a todas partes. Podemos profetizar d�nde estar�n los pasos si conocemos los anhelos del esp�ritu. El coraz�n que hizo capaz de tanta resistencia y afecto est� lejos de �l. Entonces debe estar en otro lugar. Encontrar� alg�n objeto. La hiedra derribada de la antigua torre de la iglesia se aferrar� al objeto m�s cercano en su camino. Aferrarse debe. "Oh Se�or, me has buscado y me has conocido" - W.M.S.

HOMILIAS DE W. CLARKSON

Isa�as 29:1

La ciudad de dios.

"La ciudad donde vivi� David" fue sin duda Jerusal�n, la "ciudad de Dios". Aqu� se llama Ariel; es decir; seg�n algunos, el hogar o altar de Dios. Este hecho, tomado con la profec�a misma, puede recordarnos:

I. QUE LA CIUDAD DE DIOS ES EL LUGAR DONDE DIOS VIVE. Es donde est� su hogar, el "lugar de su morada" donde est� en casa con su gente, donde est�n "en casa" con �l. La verdadera Iglesia de Cristo, la familia o sociedad cristiana ideal, es esa compa��a que siente que Dios est� con ella de una verdad, que se da cuenta y se regocija en su presencia.

II QUE LA CIUDAD DE DIOS ES EL LUGAR DEL SACRIFICIO. El "altar" de los tiempos del Antiguo Testamento ha desaparecido para siempre ahora que se ha presentado el gran Sacrificio, ahora que el camino hacia lo m�s sagrado est� abierto, ahora que nada se interpone entre la Divina Misericordia y el alma penitente y creyente. Pero a�n as� la ciudad de Dios es el lugar del sacrificio; porque a�n todo verdadero siervo de Cristo est� continuamente comprometido en ofrecer "sacrificios espirituales" a Dios. Estas son las ofrendas de alabanza ( Hebreos 13:15), de consagraci�n ( Romanos 12:1), de amabilidad ( Hebreos 13:16); - estos y tales como estos son "aceptable para Dios" ( 1 Pedro 2:5).

III. QUE LA CIUDAD DE DIOS ES UN LUGAR DE COMUNI�N REVERENTE Y ALEGRE. "Agregue a�o tras a�o", etc. ( Isa�as 29:1); es decir, dejar que los festivales vayan de a�o en a�o. Se cree que el profeta habl� ir�nicamente, como si dijera: "Sigue con tus solemnidades, pero no te servir�n de nada". Sea como fuere, podemos estar seguros de que cuando Jerusal�n era lo que Jehov� quer�a que fuera, era una ciudad en la que los festivales sagrados llevaban al pueblo de Dios a una comuni�n santa y feliz entre ellos y con su Divino Gobernante. Y cuando lo que ahora es la contraparte de la ciudad de Dios es lo que su Se�or quiso que sea, es un lugar donde las almas humanas se mezclan en comuni�n sagrada, y donde todos se unen en una relaci�n reverente y feliz con el Padre de sus esp�ritus. , con el Salvador de sus almas.

IV. QUE LA CIUDAD DE DIOS PUEDE SER UN LUGAR DE JUICIO DIVINO. "Sin embargo, angustiar� a Ariel, y habr� pesadez y pena", etc. ( Isa�as 29:2). Cuando la Iglesia, la sociedad, la familia o el alma individual necesitan correcci�n Divina, Goal enviar� sus castigos. El autor de su paz ser� la fuente de su dolor.

1. Ser� (�l) como una ciudad asediada, como una ciudad contra la cual los agentes de Dios est�n acampados, encerrados, circunscritos, reducidos a privaciones y angustia, se les hace sentir su debilidad, se ven obligados a pedir ayuda.

2. Ser� humillado. "Ser�s derribado", etc. ( Isa�as 29:4). Nada ofende tanto a Dios como el orgullo, la arrogancia de coraz�n, la presunci�n; y cuando esto se manifiesta por su pueblo, pueden esperar ser humillados hasta el polvo, hasta que su esp�ritu haya sido renovado y hayan aprendido la humildad bajo su mano correctora.

V. QUE LA CIUDAD DE DIOS ES EL OBJETO DE LA DIVINA ENTREGA. ( Isa�as 29:5.) Cuando Dios se levanta para liberar a su pueblo, su visita puede ser:

1. Inesperado. ( Isa�as 29:5.) Cuando venga el Hijo del hombre, �encontrar� a su gente esperando su aparici�n ( Lucas 18:8)?

2. Abrumador. ( Isa�as 29:6, Isa�as 29:7.) Ser� (puede) ser como si todos los elementos conspiraran para hacer su voluntad.

3. Asisti� con amarga decepci�n a sus enemigos. ( Isa�as 29:8.)

1. Procura que no se requiera esta correcci�n severa; que no es derribado por la mundanalidad, por la formalidad, por el ego�smo, por el orgullo, por la discordia, por la indulgencia.

2. Si llega la hora de la correcci�n, permita que el arrepentimiento inmediato provoque de inmediato el momento de la liberaci�n. � C.

Isa�as 29:9

Incapacidad espiritual

Nuestros poderes, como hombres y mujeres, son lo suficientemente limitados; y bien puede ser que aquellos de los hijos de Dios que se mueven en esferas m�s amplias y est�n dotados de mayores capacidades miran con asombro, si no con diversi�n, nuestras grandes pretensiones. Sin embargo, hablamos libremente de los incapaces, los d�biles, los indefensos, como si nosotros mismos fu�ramos fuertes. Hay varios grados de poder y debilidad entre nosotros, pero los m�s importantes pertenecen a ese tipo de incapacidad a la que se refiere el texto.

I. SU DOMINIO. El profeta trata de la impotencia espiritual. Vemos y lamentamos la incapacidad f�sica en forma de ceguera, sordera, par�lisis, etc. Tambi�n tenemos que tratar la incapacidad mental en forma de debilidad intelectual, decadencia, imbecilidad, locura. Pero, con mucho, la visi�n m�s triste a la vista de Dios es la incapacidad espiritual: esa condici�n moral en la que el alma ha perdido sus poderes nativos, carece de esas adquisiciones que le permitir�an estar al lado del m�s santo del mundo celestial, carece de la sabidur�a por la cual podr�a defenderse de sus adversarios y, por lo tanto, es presa de los peores males, pierde su derecho de nacimiento y avanza hacia su destino. Esta incapacidad afecta al alma en todas sus relaciones superiores y m�s serias, en su relaci�n con Dios, con aquellos con quienes est� obligada, con su propio car�cter.

II SUS DOS MANIFESTACIONES PRINCIPALES.

1. Ceguera "El esp�ritu de balandra profunda" el cierre o la cobertura de los ojos ( Isa�as 29:10). El �ltimo, o casi el �ltimo, efecto del pecado es eliminar la facultad de la percepci�n espiritual; para que un hombre no pueda ver esas cosas que un alma humana deber�a reconocer de inmediato, cuyo reconocimiento es indispensable para su propia vida; verbigracia. la presencia, los reclamos, el poder de Dios; la excelencia de su servicio; la indignidad e insuficiencia de las gratificaciones sensuales y las ambiciones mundanas; la muerte del pecado, etc. Pero para los espiritualmente incapaces estas cosas son como si no lo fueran. Tales almas son tan inconscientes de estas realidades como lo es un hombre en un sue�o profundo, o como uno cuyos ojos est�n cubiertos, de los objetos que est�n ante �l.

2. Error "Se tambalean, pero no con una bebida fuerte" ( Isa�as 29:9). Como un hombre bajo la influencia de los estimulantes no puede "caminar en l�nea recta", sino que se tambalea de un lado a otro o se desv�a por completo de su camino, por lo que los hombres a quienes el pecado les roba sus poderes leg�timos no caminan en l�nea recta en el camino de la rectitud: se desv�an hacia

(1) falsas nociones sobre Dios y el hombre, sobre la vida y el destino; y en

(2) h�bitos malvados, hacia desviaciones tristes de la pureza, de la rectitud, de la verdad, de la sabidur�a.

III. Su plenitud.

1. Se extiende hasta lo m�s alto: ha cubierto los ojos de "tus gobernantes" ( Isa�as 29:10); a quienes lideran y quienes, siendo ciegos, indudablemente inducir�n a error ( Mateo 15:14); a aquellos cuya influencia social es fuerte y, con mayor facilidad, m�s perniciosa.

2. Incluye a los especialistas: los privilegiados, aquellos que profesan tener un acceso peculiar a la verdad: "Los videntes ha cubierto". �Ay de la tierra, de la Iglesia, cuyos maestros religiosos no pueden ver el dedo director de Dios, y est�n dando paso a los sue�os de su propia imaginaci�n!

3. Abarca a los instruidos en aceite m�s delgado, es. No solo los ignorantes no pueden leer en absoluto, sino tambi�n los hombres eruditos, que son ciegos a las verdades de Dios ( Isa�as 29:11, Isa�as 29:12). Aqu�, en la naturaleza, en la providencia, en las Escrituras hay una obra gloriosa de tres vol�menes, la obra completa de Dios; Aqu� hay verdades sagradas que ampl�an la mente y elevan el alma, que embellecen y ennoblecen la vida, se preparan para la muerte y se ajustan a la bendici�n inmortal. Pero, con los poderes disminuidos, depravados o destruidos por el pecado, aquellos que pueden aprender otras lecciones y leer otros secretos son tan poco exigentes como los m�s analfabetos en presencia de un idioma del que no conoce el alfabeto, tan indefensos como los acabados. �erudito en presencia de un rollo cuyo sello no puede romper!

IV. SU EXPLICACI�N �C�mo podemos explicar esta depravaci�n de los poderes espirituales del hombre? Es la pena apropiada del pecado; viene en los juicios justos de Dios: "El Se�or ha derramado sobre ti", etc. ( Isa�as 29:10). Es la retribuci�n asociada a un no uso culpable o mal uso de la facultad espiritual; es un "ay" que siempre est� funcionando: "Al que no tiene" �no usa, ni abusa de sus talentos� "se le quitar� incluso lo que tiene" ( Mateo 25:29). -C.

Isa�as 29:13

La Iglesia que Dios condena.

Aqu� est�-

I. UNA IGLESIA CONDENADA DE DIOS. Tiene cuatro caracter�sticas de las cuales el Se�or se queja.

1. Adoraci�n no espiritual. "Esta gente se acerca a m� con la boca", etc. ( Isa�as 29:13). El servicio del labio sin el homenaje del coraz�n es un sacrificio inaceptable a Dios (ver Salmo 50:1 .; Salmo 78:36, Salmo 78:37; Isa�as 50:1 .; Ezequiel 33:31; Mateo 15:8, Mateo 15:9; Juan 4:24). Tomar palabras sagradas en los labios sin nada de su significado en la mente, asumir la actitud sin apreciar el esp�ritu de devoci�n, no es propiciar sino ofender al Santo.

2. Doctrina no autorizada. "Su temor hacia m� es ense�ado", etc., expresado en el Nuevo Testamento, "ense�ando a las doctrinas los mandamientos de los hombres" ( Mateo 15:9). Esta fue una salida temprana de la voluntad de Cristo (ver Colosenses 2:18; Tito 1:14; Hechos 20:30). La Iglesia siempre ha estado en peligro por los hombres que han representado, primero ante sus propias mentes y luego ante las mentes de los dem�s, sus propios razonamientos o imaginaciones como si fueran la pura verdad de Dios. De modo que la mente y la voluntad de Cristo han sido pervertidas de manera grave y traviesa.

3. Docentes incapaces. "La sabidur�a de sus sabios perecer�", etc. ( Isa�as 29:14). Una Iglesia ca�da bajo la reprensi�n de su Se�or es generalmente una que tiene maestros totalmente inadecuados e incompetentes: hombres que han perdido el rumbo, que no han podido descubrir o han abandonado la sabidur�a celestial, que no pueden declarar el camino de la vida.

4. Miembros no iluminados. ( Isa�as 29:15.) Tan desprovisto de los mismos rudimentos de la religi�n como para hacer una pregunta como esta, para entretener un pensamiento como este. Con un ministerio defectuoso e incapaz, puede tener una Iglesia ignorante de aquellos elementos del evangelio con los que parece imposible que los hombres no est�n familiarizados.

II LA DIVINA WANING QUE TAMBI�N ES UNA DIVINA PROMESA. ( Isa�as 29:16, Isa�as 29:17.) �l dice: has pervertido todo, has puesto todo al rev�s, no has hecho nada de mi Palabra cuando deber�as haber hecho todo, has elevado lo externo y visible por encima de lo interno y espiritual, actuaba como si pudieras ocultar tus acciones al Dios que todo lo contempla, me trat� como la arcilla podr�a tratar al alfarero, indigna e irreverentemente. Provocar� que las cosas se pondr�n patas arriba en su experiencia: "El L�bano se convertir� en un campo fruct�fero", etc. Los humildes ser�n exaltados y los orgullosos humillados. Tu falsa confianza ser� derribada, y lo que has descuidado ser� honrado a los ojos de todos. La Iglesia que ha perdido su primer estado de verdad, espiritualidad, sabidur�a, debe esperar un cambio terrible.

1. Sus nociones equivocadas ser�n sacudidas de su mente para dar paso a la verdad viva de Dios.

2. Sus l�deres incapaces se ver�n obligados a renunciar y dar lugar a aquellos a quienes han ignorado con arrogancia.

3. Sus ritos pomposos pero no espirituales ser�n intercambiados por compromisos m�s simples y espirituales.

4. Sus lujosos placeres religiosos se perder�n en labores sinceras que se niegan a s� mismas, o incluso en el intento de dificultades. As� el campo fruct�fero se convertir� en un bosque, mientras que el L�bano se convertir� en un campo fruct�fero. La revoluci�n en el car�cter y la condici�n de la Iglesia estar� �ntimamente relacionada con, seguida inmediatamente por una revoluci�n en el car�cter y la condici�n del mundo. � C.

Isa�as 29:18

La hora del avivamiento.

I. SUS CARACTER�STICAS.

1. El esp�ritu de docilidad. Los que alguna vez fueron sordos ahora "escuchan las palabras del libro" ( Isa�as 29:18); "Tambi�n los que erraron en esp�ritu llegar�n a entender, y los que murmuraron aprender�n doctrina" ( Isa�as 29:24). Una de las se�ales m�s seguras de la presencia del Esp�ritu de Dios es que la actitud de insensibilidad o de cautiverio se cambia por el deseo de aprender la voluntad de Dios: que aquellos que alguna vez se mantuvieron apartados o vinieron a carpa y objeciones ahora prestan un reverente , inquisitiva oreja, si�ntate como Mar�a a los pies de Jes�s, mira hacia el cielo como Pablo y di: "Se�or, �qu� quieres hacer?"

2. El poder de la percepci�n espiritual. "Los ojos de los ciegos ver�n", etc. ( Isa�as 29:18). Dios despierta las almas humanas del sue�o del pecado o la languidez de la decadencia espiritual. Luego, en un caso, los hombres ven la culpa de la continua rebeli�n contra la voluntad de Dios, tambi�n los terribles riesgos que corren quienes permanecen rebeldes, y tambi�n la excelencia y apertura de la salvaci�n que est� en Jesucristo, etc .; en el otro caso, ven el valor trascendente de las almas humanas que los rodean, la admirabilidad del celo cristiano, la conveniencia de obtener la aprobaci�n de Cristo para llevar a cabo su obra de amor redentor, etc.

3. Alegr�a de coraz�n en Dios y en el hombre.

(1) En Dios. "Alegr�a en el Se�or" ( Isa�as 29:19) se incrementar�, no solo por parte de los mansos, sino en el coraz�n de todos aquellos que se ven afectados por la acci�n de la verdad Divina y la influencia de los Esp�ritu Divino Los hombres se dar�n cuenta de la cercan�a, la bendici�n, la nobleza de su relaci�n con Dios, como sus hijos, amigos, compa�eros de trabajo, herederos; y sus almas ser�n elevadas y se hinchar�n con una alegr�a sagrada.

(2) En el hombre. Jacob "no se avergonzar� ahora", su rostro no "se pondr� p�lido ( Isa�as 29:22) al mirar a sus hijos; por el contrario, los ver� con una alegr�a ilimitada cuando los vea" santificando al Nombre del Santo "( Isa�as 29:23). Los padres y madres en Israel, los l�deres y maestros de la Iglesia, se regocijar�n en la extensi�n de la piedad y la pureza, del valor y la sabidur�a, entre todos los personas, y particularmente entre los j�venes.

4. La desaparici�n de la iniquidad. ( Isa�as 29:20, Isa�as 29:21.) El opresor, el escarnecedor, el vicioso, el injusto, estos y los que se eliminan de la escena; ya no se demoran en las puertas ni frecuentan las cortes ni caminan por las calles de Jerusal�n. La fuerza del fervor sagrado, como la indignaci�n purificadora del mismo Cristo, barre la impiedad del santuario; "lo que contamina" se expulsa con la mano fuerte de la pureza despierta.

II LA DIVINA FUENTE DE �L. Todos los que as� se hicieron verdaderos hijos de Dios son "la obra de mis manos" ( Isa�as 29:23); todo, como cada uno, es su mano de obra; Es todo de Dios. Es su Esp�ritu el que "renueva la faz de la tierra", que tambi�n revive las almas de los hombres y la condici�n de su Iglesia.

III. LA ESPERANZA DE SU VENIDA.

1. Podemos mirar las promesas de la Palabra de Dios, que nos ofrecen la esperanza de d�as mejores y m�s brillantes en el futuro.

2. O a la gracia y al poder de nuestro Se�or; porque no podemos creer que su anhelante compasi�n y su poderoso poder dejar�n afuera para siempre a las multitudes que a�n est�n lejos.

3. Pero hacemos bien en buscar una preparaci�n devota y sincera por nuestra parte. �No podemos "preparar el camino del Se�or" limpiando nuestros corazones de ego�smo y pecado, de orgullo e incredulidad; por la expectativa devota y la disposici�n ansiosa por el sonido de sus ruedas de carro; �Orando fervientemente y creyendo por la acci�n de su Esp�ritu revividor? �C.

HOMILIAS POR R. TUCK

Isa�as 29:2

Correcciones divinas a trav�s de angustias temporales.

Este tema puede tratarse en las esferas m�s grandes de naciones, clases de la sociedad o iglesias, y las aplicaciones pueden hacerse a la experiencia individual. Los caminos de Dios en el mundo de los hombres est�n dise�ados para revelar el misterio de sus caminos con cada hombre. Esa impresi�n que ahora estamos obteniendo con respecto a la constancia e inexorabilidad de la ley, la gente piadosa ha tenido por mucho tiempo con respecto a la constancia e inexorabilidad de los tratos divinos. Lo que Dios ha sido para un hombre, lo ha sido para muchos, lo ha sido para todos. Lo que Dios ha estado aqu�, �l ha estado all�, y ha estado en todas partes. Es una ley y orden con �l que debe corregir a los hombres por sus fallas por medio de angustias temporales. Las calamidades que sufren los hombres y las naciones no son accidentes. En ellos Dios est� trabajando por la justicia. El t�rmino Ariel es uno de los nombres simb�licos favoritos de Isa�as. Es sin�nimo de Jerusal�n. El profeta exclama: "�Ay de Ariel!" debido a la equivocaci�n y la obstinaci�n que estaban llevando a sus gobernantes a dejar de confiar en Jehov� para confiar en Egipto. La palabra "Ariel" significa "el le�n de Dios", pero no nos resulta f�cil reconocer la idoneidad de la figura. Algunos piensan que puede significar el hogar o el altar de Dios, y luego la referencia a los "sacrificios" en el vers�culo 1 se considera apropiada. Henderson, sintiendo que la figura de Jerusal�n como un le�n, devorando la carne de muchos sacrificios, es muy tensa, acepta la figura de "hogar o altar" y dice: "La referencia es a Jerusal�n como el centro de la pol�tica jud�a, donde solo era l�cito sacrificar a Jehov� "(comp. Isa�as 31:9). A favor de la traducci�n, "Le�n de Dios", se puede notar que el le�n era el emblema de la tribu de Jud�. La referencia hist�rica de estos vers�culos es el pr�ximo ataque del ej�rcito de Senaquerib, lo que ser�a una angustia para Ariel, pero no implicar�a su ruina. Ser�a una providencia con el evidente dise�o de advertencia y correcci�n. Se corresponde con muchas circunstancias en la vida individual que son angustiantes en lugar de afligir o abrumadoras.

I. MALAS PARTICULARES EN ARIEL. Quiz�s el punto de reproche aqu� es la falta de sinceridad que acompa�a a la reforma que instituy� Ezequ�as. Hay una diferencia importante entre una reforma que comienza desde las personas y llega a afectar el trono, como en el caso de N�nive en el tiempo de Jon�s; o como en el caso de la Reforma Protestante Alemana, que estaba en el coraz�n y el prop�sito de la gente antes de que Lutero la encontrara en voz; y una reforma que comienza desde el trono y trata de llevar a la gente con �l, como en los casos de Ezequ�as y Jos�as. Existe el grave peligro de que el pueblo acceda al deseo del soberano y al ejemplo de la corte, aparte de sus propias convicciones. Este era el mal particular de la �poca que necesitaba correcci�n. Hab�a signos de despertar religioso que no eran sinceros. �Qu� falta de sinceridad en los l�deres se demostr� en los esfuerzos de un partido considerable para apartarse de Jehov� y negociar ayuda con Egipto! A�n as�, podemos observar la prevalencia de la falta de sinceridad, y el hecho de que las "angustias" son solo el correctivo apropiado de este mal.

II EL ENGA�O DE MANTENER SACRIFICIOS EN ARIEL. Una parte importante del trabajo prof�tico fue la denuncia de sacrificios y ritos religiosos cuando el alma del significado se perdi� de ellos, y no expresaron ninguna devoci�n, ni agradecimiento, ni amor, ni consagraci�n (ver Isa�as 1:11 ) Aqu�, Isa�as insin�a que aumentar el n�mero de festivales y multiplicar los sacrificios no podr�a enga�ar a Dios ni ocultarle la verdadera condici�n moral y religiosa de la gente. Mantener las formalidades de la religi�n a menudo tiene �xito en enga�ar a los hombres, pero nunca enga�a a Dios. Esta es su condici�n absoluta: "Los que lo adoran deben adorarlo en esp�ritu y en verdad".

III. LAS FORMAS EN LAS QUE ARIEL PODR�A SER ESPERANZADAS. El sistema mosaico hab�a establecido la idea de que los hombres estar�an seguros de obtener cosas buenas siendo buenos. Esto se fund� en la verdad, pero implic� que los hombres tengan ideas correctas de lo que son "cosas buenas" y de lo que es "ser bueno". Los hombres hicieron que significara que estar�an seguros de obtener bendiciones temporales si mostraran una gran muestra externa de bondad. Y, por lo tanto, las angustias y ansiedades temporales eran precisamente las cosas que despertar�an a los hombres a la sensaci�n de su error, y a una comprensi�n m�s digna de los reclamos Divinos. La seguridad y la bendici�n temporal no asistieron a la bondad de ellos, por lo que se les hizo sospechar de su bondad. Entonces, al encontrar que nuestra religi�n nos falla en el d�a malo, somos llevados a ver que la religi�n formal nunca puede ser aceptable para aquel que "desea la verdad en las partes internas".

IV. LA EMISI�N DE DIVINOS TRATAMIENTOS CON ARIEL. Aqu� debemos distinguir entre el problema que Dios dise�a, y para el logro de los cuales los medios que usa son apropiados, y el problema que realmente se logra como consecuencia de la obstinada resistencia del hombre. Una de las cosas m�s tristes en todas las vidas humanas es el contraste entre los resultados de dispensaciones angustiosas y los dise�os graciosos contemplados por Dios al enviarlos. Las correcciones que no logran ser humildes logran endurecerse. � R.T.

Isa�as 29:11

La Palabra de Dios es un libro sellado.

Se hace referencia a las profec�as de Isa�as, que evidentemente circularon por escrito entre la gente; pero, debido a la hipocres�a, el orgullo y la obstinaci�n prevalecientes, no se entendieron: eran como un libro sellado (comp�rese con la figura en Apocalipsis 5:2). La conexi�n del texto puede expresarse as�: "Los oyentes miran con asombro una profec�a aparentemente fuera de relaci�n con los hechos. El profeta les advierte que, si intencionalmente amortiguan sus facultades espirituales, no surgir�n despu�s de este estado de ceguera y estupefacci�n. Jehov� los fijar� judicialmente en �l. La clase dominante se dirige principalmente a ellos. Est�n espiritualmente dormidos, con los ojos cerrados y las cabezas encerradas (en la moda oriental) ".

I. LA PALABRA DE DIOS NO ES UN LIBRO SELLADO POR DISE�O DIVINO. Una noci�n curiosa ha ganado aceptaci�n de que la Biblia no podr�a ser la Palabra de Dios si no contuviera misterios m�s all� de la posibilidad de la aprehensi�n del hombre. Por otro lado, se ha instado bien que Dios no tenga necesidad de "mostrar" su superioridad; y esa revelaci�n debe significar "luz", "despliegue"; nunca puede pretender significar "desconcertante". De esto podemos estar seguros: no hay nada en la Biblia a escala del hombre. Todo lo que hay es para nuestra comprensi�n, para nuestra instrucci�n. Las profec�as de Isa�as, dadas por la inspiraci�n de Dios, son bastante claras; �l puede leer a los que corren.

II LA PALABRA DE DIOS SE CONVIERTE EN UN LIBRO SELLADO A TRAV�S DE LA PERVERSIDAD HUMANA. Esto se puede mostrar:

1. En la influencia cegadora del prejuicio. No podemos encontrar en la Palabra lo que no queremos encontrar. Esto puede aplicarse a los prejuicios nacionales, los prejuicios sectarios y los prejuicios personales.

2. En el cierre de las mentes de los hombres a las entradas e iluminaciones graciosas e inspiraciones del Esp�ritu de Dios. El que da la Palabra da las claves de sus significados y aplicaciones, a trav�s del Esp�ritu gu�a. Es un libro sellado si no tenemos la llave.

3. En la escala judicial que viene como un juicio sobre la perversidad. Este es el caso preciso asociado con el texto. Estos gobernantes deliberados estaban decididos a tratar las profec�as de Isa�as como un libro sellado: entonces para ellos ser� un libro sellado; y cuando quieran entenderlo, se "cansar�n de encontrar la puerta". Aplicar a nuestras propias relaciones con la Palabra de Dios. La apertura y la sugesti�n son una prueba de nuestro estado espiritual. Nunca debemos pensar que Dios lo ha cerrado; el hecho solo puede ser que nos hemos cerrado a �l.

Isa�as 29:13

Servicio de labios; o el peligro de perder el coraz�n de nuestra piedad.

Hubo un tiempo en que Israel prest� servicio de coraz�n a Dios. Hab�a una vida en el sistema mosaico. Tomando una figura del sacrificio que No� ofreci� como consagrar una tierra regenerada a Dios, hubo "un olor a dulce olor" para elevarse a Dios. El reproche de Isa�as es que el sacrificio qued�, pero el sabor se fue; la c�scara qued�, pero el grano se hab�a ido; la forma qued�, el coraz�n se fue; la voz a�n hablaba, pero no ten�a mensaje para entregar. "Se acercan con el labio, pero el coraz�n est� muy lejos". Y aun as�, cuando la piedad personal est� fallando, los hombres recurren a algunas experiencias pasadas, o de lo contrario exageran las meras formalidades del culto religioso y las ordenanzas. Las edades de fe fuerte son muy independientes de las formas. Las edades de la fe que falla siempre exageran las formas. Si tenemos poco coraz�n para la obediencia, ponemos en su lugar muchas reverencias, arrodill�ndose y ofreciendo, como si Dios no pudiera ver muy profundo, y ser�a tomado por las apariencias (ver 1 Samuel 16:7).

I. EL SERVICIO DE MENTIRAS ES EL REQUISITO o DIOS. "El que ofrece alabanza me glorifica", dice el Se�or. Mangueras expresa un sentimiento correcto cuando lleva a la gente a decir: "As� haremos las pantorrillas de nuestros labios" ( Oseas 14:2). Adorar a Dios es acercarnos a �l y presentarle nuestras adoraciones; es acercarse a �l como aquellos que tienen negocios con �l, con la intenci�n de honrarlo. Esto debemos hacerlo con nuestra boca y con nuestros labios al hablar de �l y al hablarle. Y, si el coraz�n est� lleno de su amor y miedo, de la abundancia de ese coraz�n hablar� la boca. Debe se�alarse cuidadosamente que la negligencia moderna de las reuniones de adoraci�n, alabanza y oraci�n es una se�al tan triste de un amor de coraz�n fallido por Dios como lo es la exageraci�n de los ritos y ceremonias formales. Se debe instar de manera clara y forzada a que Dios exija la debida expresi�n de nuestra piedad; �l pide "servicio vitalicio".

II EL SERVICIO LABIAL SOLO ES UNA OFENSA PARA DIOS. Porque no tiene valor. Dios el Esp�ritu no puede estar satisfecho con las cosas; �l pide esp�ritu, emoci�n, afecto, agradecimiento y confianza. "Voz y nada m�s" debe ser una burla para aquel que solo puede escuchar una voz cuando el coraz�n habla por medio de ella. Llamamos a eso falso, en relaci�n con nosotros mismos, que es una expresi�n c�lida de afecto por nosotros cuando no hay amor de coraz�n; y tal falsedad es un delito. E Isa�as les dice a los gobernantes que el secreto de su falsedad es que se han encargado de ordenar su conducta diaria por "los preceptos de los hombres", y no quer�an obedecer la Ley de Dios; entonces le dieron palabras en lugar de obras.-R.T.

Isa�as 29:15

Dios el buscador de mentes.

De hecho, son necios los que "buscan profundamente para ocultar su consejo al Se�or". La primera referencia de esta advertencia puede ser a los esquemas secretos del partido en Jerusal�n que abog� por una alianza ofensiva y defensiva con Egipto en la emergencia nacional. Tal pol�tica era tan evidentemente poco teocr�tica que, en los d�as del buen Ezequ�as, se vieron obligados a trabajar en la oscuridad. Puede notarse que la omnisciencia divina de todos los eventos y circunstancias es una verdad mucho m�s familiar y f�cilmente reconocible que la omnisciencia divina de todos los pensamientos de la mente y las decisiones de voluntad. Sin embargo, debemos entender que, como lo expresa el salmista, "Entiendes mi pensamiento de lejos ... porque antes de que una palabra a�n est� en mi lengua, �oh Jehov�, t� lo sabes por completo". Por nuestros "pensamientos" no se entiende el conjunto pasajero de asociaciones mentales de las que tenemos que seleccionar, sino las selecciones que hacemos, las cosas que apreciamos. La omnisciencia de Dios nos busca m�s cuando la consideramos como su "conocimiento de los pensamientos m�s profundos y los trabajos m�s secretos del coraz�n humano".

I. LA DIVINA OMNISCIENCIA COMO UN CHEQUE. Se requer�a que un ni�o acompa�ara a su padre cuando estaba robando papas de un campo. El ni�o estaba listo para mirar mientras el hombre cavaba. Luego grit�, como si hubiera peligro. "�Donde donde?" dijo el hombre, que no pod�a ver signos de que alguien se acercara. "�Buscar!" respondi� el chico. Esto siempre debe tenerse en cuenta en nuestro pensamiento y nuestra planificaci�n: Dios ve; Dios sabe. Todos necesitamos ese control del ojo Divino sobre nosotros, leyendo nuestros corazones.

II LA DIVINA OMNISCIENCIA COMO TERROR. Tal debe ser siempre para el malhechor, para el hombre que quiere hacer lo malo. Comprueba al buen hombre; asusta al hombre malo. Una criada estaba acostumbrada a robar cuando sacaba el polvo de la habitaci�n de su amo, pero hab�a un retrato en las paredes, cuyos ojos parec�an estar siempre sigui�ndola y observ�ndola; entonces, para liberarse de su terror, la ni�a tonta cort� los ojos. En la descripci�n del juicio se da una imagen opresiva del terror de que Dios mira y hace a los malhechores, cuando los hombres invocan las rocas y las colinas para esconderlos del rostro de Dios, �como si pudieran!

III. LA DIVINA OMNISCIENCIA COMO CONSOLACI�N Y FUERZA. Esto es para todos los que desean ser buenos. La mejor fuente de ilustraci�n es Salmo 139:1. Vea especialmente el descanso y la alegr�a que se respira en la oraci�n de Salmo 139:23, Salmo 139:24. Como dice Calvin, "Ese hombre debe tener una confianza rara que se ofrece tan audazmente al escrutinio del justo juicio de Dios".

Isa�as 29:19

La alegr�a de los mansos.

"Los mansos tambi�n aumentar�n su gozo en el Se�or". Es bastante com�n confundir lo "manso" con lo "humilde"; pero, aunque la confusi�n a veces puede ser excusada, es mejor asociar significados distintos con cada t�rmino. El hombre "humilde" es el Juan que piensa humildemente sobre s� mismo. El hombre "manso" es el hombre que se preocupa por los intereses de los dem�s en lugar de por s� mismo. El hombre "manso" ideal tiene una preocupaci�n suprema por los intereses de Dios. El hombre "humilde" no piensa en s� mismo m�s de lo que deber�a pensar. El hombre "manso" es realmente "desinteresado". Los modelos b�blicos de la mansedumbre son, primero, Mois�s, que se sacrific� en su celo por los intereses de los hebreos; y luego, el Se�or Jesucristo, quien se sacrific� por la redenci�n de la humanidad. En armon�a precisa con este texto, se dice de �l: "Quien, por la alegr�a que se le present� antes, soport� la cruz, despreciando la verg�enza, y se sent� a la diestra de Dios". La conexi�n hist�rica inmediata del verso puede indicarse as�: los burladores se burlaron de la seguridad de Isa�as de que la angustia derivada de la invasi�n asiria pasar�a; no hab�a necesidad de pensar en Egipto; Jehov� podr�a y defender�a lo suyo. Isa�as les responde que solo necesitan esperar un tiempo, y aprender�an que Dios gobierna, y el d�a de la liberaci�n y la restauraci�n ser�a un d�a de mayor alegr�a para todas esas almas mansas y piadosas que mantuvieron su confianza en Dios. La expresi�n "aumentar� su alegr�a" sugiere dos divisiones muy simples y naturales.

I. EL MEEK TIENE LA ALEGR�A DE SU CONFIANZA EN TIEMPO DE PELIGRO. Incluso en la angustia nacional, ten�an su esperanza en Dios, y esa esperanza era fortaleza, alegr�a y canto. No pensaban tanto en s� mismos y sus problemas como en Dios y en las formas en que �l se reivindicar�a y dar�a a conocer su gloria. Las almas mansas se sacan de s� mismas; Y este es el secreto de la alegr�a. Las almas mansas est�n tan satisfechas con aquellos en quienes conf�an que pueden quedarse calladas por miedo al mal. "Bienaventurados los mansos, porque ellos heredar�n la tierra". Siempre son ricos; Ellos siempre pueden ser felices.

II EL MEEK TIENE LA ALEGR�A DE LA ENTREGA CUANDO VIENE EL D�A DE DIOS. Est�n listos para eso, esper�ndolo, esperando darle la bienvenida. No se ven obstaculizados por la sensaci�n de verg�enza, como son los burladores. La larga expectativa hace que la posesi�n sea por fin una alegr�a m�s aguda y m�s santa; y los prepara completamente para disfrutar de todas las bendiciones que trae. Sin embargo, es cierto que los mansos tienen lo mejor de la vida mientras caminan bajo sus tinieblas, y tendr�n lo mejor del cielo cuando se abran sus puertas para los rescatados.

Isa�as 29:20, Isa�as 29:21

La humillaci�n de los sospechosos.

Deber�amos ver en estos vers�culos una referencia estrictamente personal. Algunos partidos, especialmente entre los l�deres del pueblo, no pod�an ver nada bueno, nada sabio, en las ense�anzas y advertencias de Isa�as. Los consideraron infantiles, inoportunos, lo que condujo a una falsa seguridad. Valoraban la habilidad pol�tica, la sabidur�a pol�tica y la sutileza de enfrentar a una gran naci�n contra otra, para que su reino se dejara en paz. Los tipos de desprecio y burla en los que se permitieron se nos describen en Isa�as 28:9. Aqu� Isa�as pronuncia su queja de sus sospechas e irracionalidades. "Hacen que un hombre sea un delincuente por una palabra, y ponen una trampa para el que reprende en la puerta". No hay miembros de la sociedad m�s desagradables para la sociedad que los sospechosos, que pueden discernir el mal de manera tan aguda cuando no hay ninguno para discernir; y encontrar motivos malvados en acciones de sinceridad transparente. Si los hombres elogian, los de mal genio lo llaman adulaci�n. Si los hombres lo reprenden, los de mal genio dicen que tienen ictericia. La sospecha se convierte en una enfermedad, una man�a. Se opone absolutamente al esp�ritu de la fraternidad considerada y la caridad divina celestial, que "no piensa mal, y no se provoca f�cilmente". Matthew Henry, al describir a las personas a las que se hace referencia aqu�, dice: "Hicieron un hombre, aunque siempre fue un hombre sabio y bueno, aunque fue un hombre de Dios, un delincuente por una palabra, una palabra equivocada o extraviada, cuando no pod�an dejar de saber que estaba bien intencionado. Se rieron ante cada palabra que los profetas les hablaron a modo de amonestaci�n, aunque de forma tan inocente, y sin ning�n tipo de plan para enfrentarlos. Pusieron la peor construcci�n sobre lo que se dijo , y lo hizo criminal por insinuaciones tensas. Aquellos que consideren cu�n aptos somos para hablar sin aconsejar y confundir lo que escuchamos, pensar�n que es muy injusto e injusto hacer que un hombre sea un delincuente por una palabra ". Como la ilustraci�n y la aplicaci�n de este tema deben depender en gran medida de las experiencias y observaciones de cada predicador, solo damos divisiones sugerentes.

I. El temperamento sospechoso puede tener su ra�z en la disposici�n natural.

II El temperamento sospechoso crece r�pidamente con indulgencia.

III. El temperamento sospechoso lleva a los hombres a cometer errores.

IV. El temperamento sospechoso limita los disfrutes de un hombre.

V. EL TEMPLO SOSPECHOSO PUEDE HACER CASI IMPOSIBLE PARA UN HOMBRE DE CONFIANZA EN DIOS.�R.T.

Isa�as 29:23

El poder santificador de las personas santificadas.

"Ellos", los redimidos y santificados de Dios, "santificar�n mi Nombre y santificar�n al Santo de Jacob". Este pensamiento, en su forma del Nuevo Testamento, se puede encontrar en las palabras de la gran oraci�n del Sumo Sacerdote: "Y por ellos me santifico a m� mismo, para que ellos tambi�n puedan ser santificados por la verdad". Cristo, el modelo de los santificados, honra a Dios y redime y purifica al hombre. Dos cosas necesitan consideraci�n.

I. LOS SANTIFICADOS DE DIOS. "Santificar" es un t�rmino familiar para las personas piadosas. Es una palabra que tiene varios significados distintos, o, ser�a m�s exacto decir, varias partes distintas de significado. A veces, una de estas partes se destaca, y a veces otra parte; y siempre vale la pena usar t�rminos religiosos con cuidado, precisamente aprehender los sentidos en los que est�n empleados. "Santificar" puede significar "hacer realmente puro y santo". Este es, de hecho, el significado m�s com�n y habitual del t�rmino, que viene de inmediato a nuestras mentes. Creemos que para que nosotros seamos santificados debe ser para nosotros ser hechos "perfectamente santos". La palabra parece expresar nuestra "reuni�n para la herencia de los santos en la luz". Cuando estemos completamente santificados, estaremos listos para presentarnos impecables ante la presencia de Dios. Algunos de nosotros pensamos que tal "santidad" se puede lograr en esta vida; mientras que otros de nosotros sentimos que la prueba del tiempo de la muerte debe llegar antes de que la santificaci�n pueda ser completa, y que el florecimiento completo pueda descansar en el fruto sagrado de nuestra vida. Pero al poner este lado del significado en prominencia indebida, perdemos de vista otras ideas que se encuentran en la palabra, ideas de importancia a�n m�s pr�ctica para nosotros. Los jud�os ten�an pensamientos acerca de esta palabra "santificar" que la trajo m�s �tilmente dentro de la esfera de su vida y trabajo real. Para ellos, santificar una cosa era quit�rsela, separarla de los usos comunes y dedicarla por completo, consagrarla a usos divinos y santos. Una persona o una cosa fue santificada cuando se entreg� por completo a Dios y al servicio de Dios. Se dec�a que un cordero separado del reba�o para el sacrificio era santificado. Samuel, llevado por su madre lejos de la vida hogare�a, y dejado con El� en el tabern�culo, fue santificado, prestado al Se�or, entregado enteramente al servicio del Se�or, por el tiempo que pudiera vivir. Los levitas eran una tribu santificada, porque fueron tomados de las otras tribus y dedicados por completo al servicio del tabern�culo. La idea jud�a de la palabra sale muy plenamente en la ceremonia de la consagraci�n de un levita. El sacerdote toc� con la sangre de un animal sacrificado la mano derecha, el ojo derecho y el pie derecho del levita. Esta fue la santificaci�n del levita. Dedic� cada facultad y cada poder �de ver, o�r, hacer, caminar, las facultades de la mano derecha, lo mejor y lo m�s selecto� al servicio peculiar de Dios. Era un hombre apartado. Este es el lado de la santificaci�n que podemos darnos cuenta, y en este sentido nuestro Se�or podr�a declarar, "Yo soy", diariamente, continuamente, "santific�ndome a m� mismo". Nosotros tambi�n debemos estar "santific�ndonos" para soportar y hacer la santa voluntad y servicio de Dios. Y "santificarse a s� mismo" significa

(1) la plena y sincera devoci�n de todos nuestros poderes a la obra de Dios;

(2) el cultivo paciente y ansioso de la vida interior;

(3) separaci�n cordial y completa de todos los intereses ego�stas. De la escuela de Cristo se puede decir:

"Aqu� aprendemos a servir y dar, y, regocij�ndonos, nos negamos a nosotros mismos".

II El poder santificador de los santificados. Esta es la �nica aptitud real de un hombre para hacer la obra de Dios en el mundo. Asegura el mayor y mejor poder para hacer, porque trae toda la fuerza del hombre mismo para ejercer su trabajo. No es el conocimiento de un hombre que bendiga a sus semejantes, ni la experiencia de un hombre, ni el genio de un hombre, ni los esfuerzos de un hombre; Es un hombre que bendice a los hombres. Es un hombre regenerado, divinamente dotado, que bendice a los hombres. Es un hombre cristiano que contin�a la obra de gracia de Cristo. Es un hombre que ha visto a Cristo contando su visi�n a los dem�s. Es el hombre convertido en santo, y por lo tanto en ap�stol. "Esa auto santificaci�n del Se�or Jesucristo fue 'por nuestro bien' y tiene poder sobre nosotros. Es la inspiraci�n de un ejemplo. Es m�s que la realizaci�n de nuestro ideal. Existe la virilidad m�s noble y noble ; est� la piedad m�s verdadera, la m�s mansa; existe la perfecci�n de la filiaci�n humana; all�, en ese Hombre santificado, que se arrodilla ante Dios y dice: "Por tu bien, Padre, me estoy santificando a m� mismo". , Padre, me estoy santificando a m� mismo "." Y all� aprendemos la lecci�n m�s bendecida de que "la santidad es poder": poder para honrar el Nombre Divino, poder para redimir y elevar a nuestros semejantes.

Información bibliográfica
Exell, Joseph S; Spence-Jones, Henry Donald Maurice. "Comentario sobre Isaiah 29". Los Comentarios del Púlpito. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tpc/isaiah-29.html. 1897.
 
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