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Bible Commentaries
Isaías 43

Los Comentarios del PúlpitoLos Comentarios del Púlpito

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Versículos 1-28

EXPOSICI�N

Isa�as 43:1

UNA PROMESA RENOVADA A ISRAEL DE PROTECCI�N Y ENTREGA. Se sigue una reprensi�n severa ( Isa�as 42:18), como ocurre con frecuencia en Isa�as ( Isa�as 1:25-23; Isa�as 4:2; Isa�as 9:1, etc. ), por comodidad y consuelo. Israel est� seguro de que Dios no lo rechaz� y prometi� el consuelo de la presencia divina durante la tribulaci�n existente (vers�culo 2), y. Una restauraci�n r�pida a Palestina (vers�culos 3-7). Los israelitas dispersos ser�n reunidos de todas partes por el omnipoteney Divino.

Isa�as 43:1

Pero ahora. Las palabras marcan el fuerte contraste entre el pasaje final del cap�tulo anterior y el p�rrafo inicial del presente. Israel hab�a sufrido un severo castigo por sus pecados; �l todav�a est� sufriendo, pero ahora habr� un cambio completo. �l debe ser protegido y entregado. Te cre� ... form�. te redimi� ... te llam� por tu nombre. Una serie ascendente de beneficios. Primero, la creaci�n, como la de la materia sin forma de la nada; luego, formaci�n o puesta en forma de la materia sin forma; tercero, la redenci�n, o hacerlos suyos; Por �ltimo, llam�ndolos por su nombre y confiri�ndoles una distinci�n orgullosa y envidiable. En este terreno cu�druple, Dios reclama a Israel como suyo.

Isa�as 43:2

A trav�s de las aguas ... a trav�s de los r�os; es decir, a trav�s de problemas de cualquier tipo (comp. Salmo 66:12, "Atravesamos fuego y agua: pero nos trajiste a un lugar rico"). Hubo, tal vez, problemas especiales que soportar relacionados con la lucha final de Babilonia. Ciertamente hubo otros relacionados con el tedioso y peligroso viaje de Babilonia a Palestina ( Esdras 8:22, Esdras 8:31). Hubo otros, nuevamente, despu�s de que se lleg� a Tierra Santa, surgiendo de los celos y la mala voluntad de las naciones vecinas ( Esdras 4:1; Esdras 5:1 .; Nehem�as 4-6.) . Tampoco la llama se encender� sobre ti. El cumplimiento literal en las personas de los "tres hijos" ( Daniel 3:27) ser� obvio para todos los lectores. Pero la profec�a tiene, sin duda, un alcance mucho m�s amplio.

Isa�as 43:3

El Santo de Israel (comp. Isa�as 41:14, Isa�as 41:20, con el comentario). Tu salvador El que los hab�a salvado frente a Fara�n ( �xodo 14:23-2), de Jabin ( Jueces 4:1.), De Madi�n ( Jueces 7:1.), De los filisteos ( 2 Samuel 8:1), de Zerah ( 2 Cr�nicas 14:9), de Sennacherib ( Isa�as 37:36). El t�rmino es usado por primera vez por Dios por David en 2 Samuel 22:3 y Salmo 106:21 (si ese salmo es Davidical). Tambi�n se aplica a Dios una vez en Jerem�as (Jeremias 14:8), y una vez en Oseas ( Oseas 13:4). Con Isa�as, en estos cap�tulos posteriores es un ep�teto favorito, siendo usado por Dios no menos de ocho veces (ver vers�culo 11; Isa�as 45:15, Isa�as 45:21; Isa�as 47:15; Isa�as 49:26; Isa�as 60:16; Isa�as 63:8) Con los ojos fijos en la liberaci�n de Israel del doble cautiverio del pecado y de Babilonia , naturalmente ten�a mucho ante �l este aspecto de Jehov�. Di Egipto por tu rescate, etc .; m�s bien, he dado; es decir, "en mis consejos ya he asignado a los persas, como compensaci�n por su libertad, los pa�ses de Egipto, Etiop�a y Seba". Incluso la �ltima fecha asignada por cr�ticos esc�pticos a "el Segundo Isa�as" har�a de esta una profec�a muy notable. Egipto no se redujo, ni Etiop�a se hizo tributario de Persia hasta varios a�os despu�s de la muerte de Ciro, cuyo hijo, Cambises, realiz� las conquistas alrededor de a.C. 527-6. La previsi�n humana no podr�a, en la vida de Ciro, haber predicho con certeza cu�l ser�a el resultado de la colisi�n entre Egipto y Persia; mucho menos podr�a haberse aventurado con la improbable suposici�n de que la remota Etiop�a se someter�a al yugo Achae-menisn. Sin embargo, este fue el resultado de la invasi�n de Cambises, que convirti� a Egipto en una provincia persa, y oblig� a los et�opes a someterse al pago de un tributo anual (v�ase Herodes; 3,97; 7,69). Y seba. Si "Seba" es "la tierra de Meroe, que est� encerrada entre los Niles Blanco y Azul" (Delitzsch), se puede cuestionar si realmente esto alguna vez form� una parte del imperio persa. Pero Isa�as probablemente no tiene un conocimiento muy distinto de la posici�n geogr�fica de Seba, o de las relaciones entre los sabaeans y el resto de los et�opes. �l junta a los dos juntos, tanto aqu� como en Isa�as 45:14, como formando dos porciones de una naci�n. La sujeci�n de los et�opes implica, a sus ojos, la sujeci�n de los sabaeanos. Y no podemos decir que est� equivocado, ya que no est� del todo claro que los sabaeans no se extendieran generalmente a trav�s de Etiop�a, o en cualquier caso dispersos en varias partes del pa�s.

Isa�as 43:4

Ya que eras preciosa. "Dado que" probablemente significa "desde el momento en que" (LXX; ?? ??), no "porque", como hacen Delitzsch y el Sr. Cheyne. Israel se volvi� "precioso" desde el momento en que se le prometi� a Jacob que en su simiente todas las naciones de la tierra deber�an ser bendecidas ( G�nesis 28:14). De all� en adelante, Dios coloc� los intereses de Israel sobre los de los "hombres" en general, y notablemente sobre los de cualquier otro "pueblo". Personas; m�s bien, pueblos, como Mizraim, Cush, Seba ( Isa�as 43:3).

Isa�as 43:5

No temas: porque estoy contigo (comp. Isa�as 41:10). Traer� tu semilla del este ... del oeste. El alcance real de la di�spora jud�a en los d�as de Isa�as ha sido muy exagerado por algunos cr�ticos modernos, que dicen que en esa fecha hab�a "bandas de exiliados jud�os en las lejanas tierras del Mediterr�neo, e incluso en China" (Cheyne). Israel hab�a sido llevado cautivo a Mesopotamia y a los medios de comunicaci�n ( 2 Reyes 17:6; 1 Cr�nicas 5:26), quiz�s, tambi�n, a otras regiones pertenecientes en ese momento a Asiria, como Babilonia, Asiria Propia, Siria. Doscientos mil jud�os hab�an sido llevados a N�nive por Senaquerib, y probablemente �l los plant� en partes perif�ricas de sus dominios. Pero tal trasplante no llevar�a la dispersi�n m�s all� de Cilicia y Chipre hacia el oeste, Armenia hacia el norte, Media hacia el este y las costas del Golfo P�rsico hacia el sur. Cualquier dispersi�n de la naci�n en regiones m�s remotas que �stas, como [Egipto, Etiop�a, Elam ( Isa�as 11:11) y China, si Sinim es China ( Isa�as 49:12), debe han sido vistos por Isa�as en visi�n, o revelados por revelaci�n. No hab�a tenido lugar en su d�a. La expresi�n, "fines de la tierra" (vers�culo 6), no debe ser presionada en Isa�as m�s que en Herodoto, donde los ???????? ??? ????????? son India, Arabia, Etiop�a y Escitia (3: 106-116).

Isa�as 43:6

Trae a mis hijos. Se exhorta a las naciones, no solo a "dejar ir a Israel", sino a conducirlas y escoltarlas desde los lugares de su residencia a su propio pa�s. (Sobre la necesidad de tal escolta, ver Esdras 8:22, Esdras 8:31. Sobre el suministro real de una escolta en un caso por un rey persa, ver Nehem�as 2:7, Nehem�as 2:8.)

Isa�as 43:7

Todos los que se llaman por mi nombre. El mismo nombre de "Israel" significaba "pr�ncipe de Dios", o "soldado de Dios", y as� cada israelita fue "llamado por el nombre de Dios". Los israelitas tambi�n eran conocidos entre las naciones como adoradores de Jehov� (v�ase la piedra moabita, l�nea 18). He creado ... formado ... hecho �l (comp. Isa�as 43:1). "Los tres verbos describen el proceso de formaci�n desde el primer corte general hasta el perfeccionamiento de la obra" (Cheyne). El tercer verbo, quiz�s, ser�a mejor traducido. "He perfeccionado" o "He completado (�l)". Los tres actos (creaci�n, formaci�n y finalizaci�n) son realizados por Dios para su propia gloria (comp. Proverbios 16:4).

Isa�as 43:8

UN RETO RENOVADO A LAS NACIONES. Una vez m�s, se desaf�a a las naciones (comp. Isa�as 41:1, Isa�as 41:21) a exponer los reclamos de sus dioses contra los de Jehov�. Israel es convocado por un lado ( Isa�as 43:8); las naciones por el otro ( Isa�as 43:9). �Qu� profec�a pueden producir las naciones, viejas o nuevas? Los israelitas pueden testificar abundantemente en nombre de Jehov� ( Isa�as 43:10). Jehov� agrega otro testigo de s� mismo ( Isa�as 43:11).

Isa�as 43:8

Saca a las personas ciegas que tienen ojos. Se supone que se ha preparado un tribunal, ante el cual se convoca a las partes contendientes a comparecer y declarar. Primero se convoca a Israel, como "un pueblo ciego que tiene ojos"; es decir, una persona ciega larga ( Isa�as 29:18; Isa�as 35:5; Isa�as 42:7, Isa�as 42:18, Isa�as 42:19 ), que ahora, hasta cierto punto, han recuperado la vista ( Isa�as 32:3; Isa�as 35:5), y est�n listos para testificar por Dios. Luego, las naciones son convocadas (ver el siguiente verso).

Isa�as 43:9

Todas las naciones; m�s bien, todas las naciones. Israel es un testigo por un lado, una multitud de naciones por el otro, recordando la disputa de El�as con los cuatrocientos sacerdotes de Baal ( 1 Reyes 18:22). La gente; m�s bien, los pueblos. �Qui�n de ellos puede declarar esto? es decir, cu�l de ellos puede mostrar cualquier predicci�n hecha por sus dioses comparable a la contenida en Isa�as 43: 1 -77 y mostrarnos cosas anteriores. "Exhibir la historia pasada del mundo en documentos bien atestiguados" (Kay); "Mencione los eventos pasados ??que han predicho correctamente" (Cheyne, Delitzsch). Seg�n la versi�n anterior, el contraste est� entre la solemne y seria historia de los primeros tiempos en G�nesis, y los mitos grotescos y extravagantes, en los que las naciones generalmente encarnaban sus puntos de vista sobre las edades primitivas. Dejen que den a luz a sus testigos. Testigos de que las profec�as fueron realmente entregadas antes de que ocurrieran los eventos, o que los relatos de tiempos pasados ??son tales que realmente les han llegado de sus antepasados. O d�jalos o�r y decir: es verdad. No est� claro si deber�amos traducir la vau inicial aqu� por "y" o por "o". Si lo primero, el sentido es: "Y luego que (es decir, los testigos) escuchen las afirmaciones hechas y las declaren verdaderas"; si es esto �ltimo, podemos rendir, con el Dr. Kay, "O, si no tienen testigos, que escuchen los registros sagrados y confiesen que son la verdad".

Isa�as 43:10

Sois mis testigos, dice el Se�or; es decir, "Ustedes, Israel, son los testigos que cito", pueden probar la antig�edad de los libros hist�ricos de las Escrituras por los modos ordinarios por los que se prueba la antig�edad, y tambi�n las fechas exactas de las demandas prof�ticas. Pueden mostrar qu� profec�as claras e inequ�vocas han sido entregadas siglos antes del evento, como la destrucci�n de Jerusal�n por una naci�n en la que nadie puede dejar de reconocer a los romanos ( Deuteronomio 28:49-5), profetizada por Mois�s; la demolici�n del altar en Betel por un rey de la casa de David, Jos�as por nombre, profetizado por un hombre de Dios en el reinado de Jeroboam (l Reyes Romanos 13:2); la larga continuaci�n de la progenie de David sobre el trono de Jud�, profetizada por Nat�n en la �poca de David ( 2 Samuel 7:11-10); la continuaci�n bastante larga de la casa de Jeh� en el trono de Israel, profetizada al mismo Jeh� ( 2 Reyes 10:30); y similares. Israel ha sido en todo momento, y sigue siendo, uno de los testigos m�s importantes de Dios que existe en el mundo. Al igual que la Iglesia, Israel es el "testigo y guardi�n" de una gran parte de la "Sagrada Escritura". Su historia pasada es testigo de Dios. Su existencia continuada y su condici�n actual constituyen un testimonio adicional. Y mi Siervo a quien he elegido. Explicar esto como "y ustedes tambi�n son mi sirviente, a quien he elegido" (Nagelsbach, Cheyne, Delitzsch), es vaciarlo de toda su fuerza. Manifiestamente, se presenta un testigo adicional, "Vosotros sois mis testigos; y tambi�n lo es mi Siervo", etc. El "Siervo" que se pretende solo puede ser el �nico Siervo verdadero de Isa�as 42:1, ya que el fiel Israel ya es entre los testigos El profeta se eleva por encima de la consideraci�n del presente inmediato, o de la escena de juicio �nica que est� presentando ante nosotros, y tiene en mente la gran controversia entre los que est�n a favor de Dios y los que est�n en contra de �l. �l ve, del lado de Dios

(1) Israel fiel: y

(2) Cristo, el "testigo fiel"

( Apocalipsis 1:5; Apocalipsis 3:14), quien "vino al mundo para dar testimonio de la verdad" ( Juan 18:37). Estos son los dos testigos por quienes la verdad de Dios se mantiene en un mundo de falsedad y enga�o. Para que lo sepas. El tema ha cambiado. "Ye" aqu� apunta a "las naciones", o la humanidad en general. Soy �l (comp. Isa�as 41:4). Antes de m� no hab�a Dios formado. Todos los dem�s dioses a mi lado son dioses "formados", inventados, creados, hechos por hombres. Ninguno de ellos fue hecho antes que yo.

Isa�as 43:11

A mi lado no hay salvador. Nadie sino Dios puede salvar a los hombres. El hombre no puede hacer expiaci�n por sus semejantes; "porque le cost� m�s redimir sus almas, de modo que debe dejar eso solo para siempre" (Salmo 49:8, Versi�n del libro de oraci�n). Los "salvadores" humanos a quienes Dios levanta para liberar a su pueblo de la mano de sus enemigos (Jue 3: 9; 2 Reyes 13:5; Nehem�as 9:27, etc.), son " salvadores "en un sentido bastante secundario e inferior.

Isa�as 43:12

He declarado, etc. Traduzco, anunci� y entregu�, agregu� proclamado (la liberaci�n), cuando no hab�a un dios extra�o entre ustedes; es decir, hice lo que los dioses �dolos no pueden hacer: anunci� la liberaci�n y la efectu�, y luego la proclam� (o publiqu�) en el momento en que los israelitas no ten�an idolatr�a entre ustedes. La alusi�n es a la liberaci�n de Jerusal�n de Senaquerib, que Dios anunci� por boca de Isa�as ( Isa�as 37:33-23), efectuada por la mano de su �ngel ( Isa�as 37:36), y luego Isa�as, quien escribi� los dos relatos de la liberaci�n, lo public� en su propia profec�a y en el Segundo Libro de los Reyes ( 2 Reyes 19:20-12). En ese momento no hab�a idolatr�a (abierta) en Jud�, ya que Ezequ�as hab�a destruido a los �dolos ( 2 Reyes 18:4). Por lo tanto, ustedes son mis testigos ... que yo soy Dios; literalmente, y ustedes son mis testigos, y yo soy Dios. Pueden dar testimonio de la verdad de lo que he afirmado en la parte anterior del vers�culo, y su testimonio a este efecto demuestra que soy Dios.

Isa�as 43:13

S�, antes del d�a era yo soy �l. Entonces la LXX; Jerome y Stier; pero la mayor�a de los modernos traducen: "S�, de ahora en adelante yo soy �l" (configuraci�n. Ezequiel 48:35). Kay, sin embargo, piensa que la traducci�n de la versi�n autorizada puede mantenerse. �Qui�n lo dejar�? literalmente, como en Isa�as 14:27, �qui�n lo devolver�? es decir, "revertirlo, deshacerlo". Seguramente nadie.

Isa�as 43:14

UNA DECLARACI�N CONTRA BABILONIA Y UNA PROMESA DE RESTAURACI�N DE ISRAEL. Despu�s de terminar la "controversia" anterior con una referencia a su propio poder para obtener grandes resultados ( Isa�as 43:13), Jehov� ahora presenta dos ejemplos: la incomodidad de Babilonia ( Isa�as 43:14 , Isa�as 43:15), y la recuperaci�n y restauraci�n de Israel ( Isa�as 43:16), los cuales est� a punto de lograr.

Isa�as 43:14

Por tu bien he enviado a Babilonia. Por el bien de Israel, Dios ya envi�, en sus consejos, a Babilonia los instrumentos de su venganza, Ciro y sus soldados, y por su instrumentalidad ha derribado a todos sus nobles; o m�s bien, los ha derribado a todos (para ser fugitivos (comp. Isa�as 15:5); y los caldeos; o, incluso los caldeos. Los caldeos no est�n en Isa�as, como en Daniel ( Daniel 2:2; Daniel 4:7; Daniel 5:7), una clase especial de babilonios, pero, como en otras partes de la Escritura, los babilonios en general (ver Isa 12: 1-6: 19; Isa�as 47:1). En las inscripciones nativas el t�rmino se aplica especialmente a los habitantes del tramo en la costa del mar. Cuyo grito est� en los barcos; m�s bien, en sus barcos de lamentos. Los caldeos , volando del ataque persa, se lanzan a sus barcos con gritos de dolor, los barcos se convierten en "barcos de lamentos". El car�cter n�utico de los babilonios est� fuertemente marcado en las inscripciones, donde "los barcos de Ur se celebran en un per�odo muy remoto, y los reyes nativos, cuando son presionados por los asirios, est�n constantemente representados como a bordo de un barco y cruzando el Golfo P�rsico hacia Susiana, o hacia algunas de las islas. Ezequiel menciona el tr�fico abundante y los numerosos comerciantes de Babilonia ( Ezequiel 17:4). AEsehylus, adem�s, se�ala que los babilonios de su �poca eran "navegadores de barcos" ('Persae,' 11. 52-55).

Isa�as 43:15

El creador de Israel. Un ep�teto inusual; pero comp. Isa�as 43:1, Isa�as 43:7. Su Rey (vea Jueces 8:23; 1Sa 8: 7; 1 Samuel 12:12; y comp. Isa�as 33:22; Isa�as 45:6).

Isa�as 43:16

El Se�or, que abre camino en el mar. Se mira la liberaci�n fuera de Egipto, para preparar el camino para el anuncio de la liberaci�n de la mano de Babilonia. Entonces "se hizo un camino en el mar" ( �xodo 14:21-2), "y un camino en las aguas poderosas"; ahora ser� necesario hacer "un camino en el desierto" ( Isa�as 43:19).

Isa�as 43:17

Que saca el carro y el caballo. A�n as�, la referencia es a los eventos del �xodo, de los cuales se recuerda a Israel, ya que "la redenci�n de Egipto fue un tipo y promesa de la liberaci�n que se debe buscar fuera de Babilonia" (Delitzsch). Dios "sac�" despu�s de Israel, para atacarlo, "carro y caballo, ej�rcito y poder"; pero el resultado fue su destrucci�n. Se acostar�n ... no se levantar�n; m�s bien, se acuestan ... no se levantan (entonces Cheyne y Delitzsch). El futuro tiene aqu�, como tantas veces, la fuerza de un presente, siendo el presente el praesens historicum. Lo que el profeta describe en unos pocos toques es el derrocamiento completo del anfitri�n del fara�n en el Mar Rojo, y la extinci�n completa de esa vida que antes se hab�a mostrado como "lujuriosa y fuerte". Apagado como remolque (comp. Isa�as 42:3). La met�fora no se extrae del ardor quemado, que no se extingue muy f�cilmente, sino de la mecha de una l�mpara, que apaga un solo aliento.

Isa�as 43:18

Recuerda que no las cosas anteriores. La vieja liberaci�n ser� como nada comparada con la nueva. Israel debe mirar hacia adelante, no hacia atr�s. El Sr. Cheyne compara bien Jeremias 23:7, Jeremias 23:8, y tambi�n se�ala que "las principales glorias de la segunda manifestaci�n son espirituales". Israel en el desierto era r�gido: personas de cuello y rebeldes, entregadas a murmullos, libertinaje e idolatr�a. Israel, que regres� de Babilonia, ya no anhelar� m�s �dolos, sino que tendr� la Ley de Dios "puesta en sus partes internas" (Jeremias 32:33) y "mostrar� la alabanza de Dios" (Jeremias 23:21).

Isa�as 43:19

He aqu�, har� algo nuevo (comp. Isa�as 42:9, con el comentario). Es, por supuesto, bastante posible que la novedad no sea meramente en las circunstancias de la liberaci�n, sino que se extienda a todos sus resultados, entre los cuales se encuentra el reino mesi�nico, en verdad, una "cosa nueva" (ver Jeremias 31:22). Ahora brotar�; m�s bien, ya est� surgiendo (comp. Isa�as 42:9). Sin embargo, las cosas est�n m�s avanzadas (a los ojos del profeta) que cuando se escribi� ese pasaje. Los eventos se est�n formando a s� mismos: se acerca la liberaci�n. �No lo sab�is? m�s bien, �no le prestar�s atenci�n? Las personas exiliadas, a quienes se dirige Isa�as, no cambiar�n sus pensamientos de esta manera y dejar�n que la idea de la liberaci�n tome posesi�n de sus mentes, en lugar de reflexionar sobre los sufrimientos pasados ??y presentes (ver Isa�as 40:30; Isa�as 41:17; Isa�as 42:22)? Dios est� a punto de abrirse camino en el desierto y r�os en el desierto. Cuando condujo a su pueblo fuera de su esclavitud egipcia, primero a trav�s del Mar Rojo, y luego a trav�s de un "desierto aullante" ( Deuteronomio 32:10), entonces ahora "abrir� un camino" para ellos a trav�s de un alambique tracto m�s desolado. Hist�ricamente, no se nos dice en qu� ruta regresaron los israelitas. Si pasaron por Tadmor y Damasco, debieron atravesar el desierto m�s �rido y dif�cil. Incluso si no abandonaron el �ufrates hasta que llegaron a la latitud de Alepo, a�n deben haber cruzado grandes extensiones de desierto.

Isa�as 43:20

La bestia del campo me honrar�. La creaci�n animal participar� en los beneficios de la "cosa nueva" introducida por la restauraci�n de Israel, y de manera tonta mostrar� su gratitud. Los dragones y los b�hos. La reciente menci�n del desierto hace que los animales del desierto ( Isa�as 13:21, Isa�as 13:22) se tomen como ejemplos. (Sobre los animales previstos, vea el comentario en Isa�as 34:13.) Si incluso las bestias del desierto honraran a Dios, mucho m�s ser�a el resto de la creaci�n animal (comp. Isa�as 11:6 )

Isa�as 43:21

Estas personas las he formado yo mismo (ver arriba, Isa�as 43:7, y comp. Proverbios 16:4). Mostrar�n mi alabanza; es decir, su restauraci�n en su propia tierra har� que me glorifiquen tanto con canciones de alabanza (para el cumplimiento, ver Esdras 3:9; Nehem�as 12:27; y los salmos posteriores al cautiverio), y tambi�n por una vida de acuerdo con mis leyes.

Isa�as 43:22

Un acercamiento dirigido a Israel cautivo por sus antiguas omisiones y pecados. El pensamiento de Israel en el futuro, redimido, restaurado y "diciendo la alabanza de Dios" ( Isa�as 43:21), plantea naturalmente el pensamiento confiable de Israel en el presente y el pasado, desobediente, lleno de defectos ( Isa�as 43:22), con demasiada frecuencia culpables de actos abiertos de pecado ( Isa�as 43:24-23). Mientras reprocha a su pueblo y les recuerda que el exilio es el castigo bien justificado de sus ofensas pasadas ( Isa�as 43:27, Isa�as 43:28), Dios todav�a les promete perd�n si apelan a su pacto de misericordia ( Isa�as 43:25, Isa�as 43:26).

Isa�as 43:22

Pero no me has llamado. Los jud�os nunca hab�an sido muy dados a la oraci�n. Eran personas "pr�cticas", activas, en�rgicas, trabajadoras, ocupadas en la artesan�a, el comercio o la agricultura. David y Daniel, que rezaban tres veces al d�a (Salmo 55:17; Daniel 6:10), probablemente fueron excepciones a la regla general. En cualquier caso, aqu� parece que en el exilio la naci�n hab�a descuidado la oraci�n. Sin duda hab�a un n�cleo de "hombres fieles" que hicieron lo que hizo Daniel. Pero con la masa fue de otra manera. El trabajo duro ocupaba su tiempo. La desesperaci�n embotaba sus corazones. No buscaron alivio de su suerte, y vivieron en una especie de apat�a. Pero te has cansado de m�; m�s bien, porque te has cansado de m�. Has dejado de orar, porque estabas cansado de mi servicio.

Isa�as 43:23

No me has tra�do el ganado peque�o de tus holocaustos. Si este reproche se considera dirigido al cautivo Israel, que no pudo ofrecer sacrificios, debemos explicarlo por la analog�a de la expresi�n, "las pantorrillas de tus labios" ( Oseas 14:2). Toda oraci�n puede considerarse como una especie de ofrenda, y retenerla como un sacrificio de retenci�n. Pero es posible que el profeta no se dirija solo al Israel cautivo, sino que traslade sus pensamientos al per�odo anterior al cautiverio, cuando hubo un descuido general del servicio de Dios, y por un tiempo el templo se abandon� a la adoraci�n de �dolos ( 2 Reyes 21:3; 2 Reyes 23:4). La mirada hacia atr�s en tiempos anteriores es evidente en Isa�as 43:27, Isa�as 43:28. No te he hecho servir con una ofrenda, etc .; m�s bien, no te prest� ning�n servicio pesado con respecto a la oferta de carne, ni te hice trabajar duro con respecto al incienso; es decir, "mis requisitos positivos han sido leves, seguramente deber�as haberlos cumplido". Las ofrendas de carne iban a acompa�ar cada sacrificio, pero eran un peque�o reto�o. No se requer�a incienso de ninguna persona privada.

Isa�as 43:24

No me has comprado ca�a dulce con dinero. "La ca�a dulce" se menciona en la Ley solo en relaci�n con el "aceite de la santa unci�n" ( �xodo 30:23). Pero el presente pasaje plantea la sospecha de que se us� pr�cticamente en las ofrendas quemadas de personas privadas (v�ase la siguiente cl�usula). Que se usaba antiguamente en Babilonia en sacrificio, aparece en las tabletas de diluvio. Pero t� me hiciste servir con tus pecados. "Los pecados de Israel", como observa Delitzsch, "presionaron a Jehov�, como lo hace un animal sobre un siervo". Esta es una parte de la idea fundamental que atraviesa la tercera parte de Isa�as, estrechamente relacionada con el oficio mediador del "Siervo del Se�or", que "descubri� el pecado de muchos" ( Isa�as 53:12), y sobre quien "el Se�or puso la iniquidad de todos nosotros" ( Isa�as 53:6). Israel, tanto durante el cautiverio como antes, hab�a acumulado una gran carga de pecado, no solo por negligencia, sino por actos abiertos de culpa (ver Isa�as 1:4, Isa�as 1:15, Isa�as 1:21, etc.).

Isa�as 43:25

Yo, incluso yo, soy el que borra tus transgresiones (comp. Salmo 51:1, Salmo 51:9). La idea se basa en que los pecados se "anotan en un libro" (Salmo 56:8; Apocalipsis 20:12). Por mi propio bien; es decir, puramente por el amor que te descubro.

Isa�as 43:26

Ponme en recuerdo. Ir�nicamente: "Recu�rdame tus buenas obras; defiende tu causa conmigo sobre ese terreno; muestra los m�ritos que te justifiquen". o bien, en serio, "Recu�rdame mis promesas; supl�calas delante de m�; declaralas, para que por mi gracia libre pueda justificarte". La �ltima es la interpretaci�n m�s probable.

Isa�as 43:27

Tu primer padre pec�; m�s bien, tu primer padre pec�; es decir, "No tienes m�ritos propios. Incluso tu primer padre, Abraham, pec� ( G�nesis 12:13, G�nesis 12:18; G�nesis 17:17; G�nesis 20:2); y tus maestros han transgredido. Tus mismos sacerdotes y profetas han estado llenos de imperfecciones, a menudo han pecado contra m�. Mucho m�s, mi pueblo en general, has cometido delitos graves. Por lo tanto, debes arrojarte mi misericordia ".

Isa�as 43:28

Por eso he profanado a los pr�ncipes del santuario. Los "pr�ncipes del santuario" (literalmente, "pr�ncipes de la santidad") son los principales miembros del sacerdocio, que fueron llevados en cautiverio con el resto de la gente ( 2 Reyes 25:18), y privados de su funciones, como parte del castigo debido a Israel por sus pecados. Israel mismo fue al mismo tiempo dado a la maldici�n de una esclavitud severa y a los reproches de la naci�n vecina.

HOMIL�TICA

Isa�as 43:7

El hombre hecho para la gloria de Dios.

El gran final de toda la creaci�n es la gloria de Dios. No es que esto deba entenderse de tal manera que Dios fue movido a crear por el deseo de obtener gloria de ese modo, ya que nada podr�a ampliar o mejorar esa gloria que tuvo desde toda la eternidad, incluso antes de que los �ngeles fueran creados. El motivo del trabajo externo de Dios, si podemos usar la expresi�n, fue su torpeza o benevolencia, lo que lo llev� a tratar de comunicar su propia bendici�n y felicidad a los dem�s. Pero la ley de su trabajo era la exhibici�n de su gloria. �l cre� todas las cosas para que lo establecieran. Desde el �tomo m�s bajo de materia inerte muerta, que no posee cualidades sino sustancia y extensi�n, hasta la inteligencia tripulada m�s alta, dotado de atributos casi divinos, todo, tal como sali� de su mano, fue hecho para mostrar y proclamar su gloriosa e inaccesible majestad, poder y grandeza. De ah� el estallido del salmista, "Los cielos declaran la gloria de Dios; y el firmamento muestra su obra. Un d�a cuenta otro, y una noche certifica a otro" (Salmo 19:1, Salmo 19:2). De ah� el llamado a todas las cosas para "Alabar al Se�or, ya que su Nombre es excelente y su gloria sobre el cielo y la tierra" (Salmo 148:13). De ah� el grito de los veinticuatro ancianos en el lugar celestial: "T� eres digno, oh Se�or, de recibir gloria, honor y poder: porque t� has creado todas las cosas, y para tu placer son y fueron creadas" ( Apocalipsis 4:11). La gloria de Dios, rosada, expuso

(1) inconscientemente, o

(2) consciente-inconscientemente,

como es por las cosas que carecen de inteligencia, "sol y luna, y estrellas de luz, cielos y aguas sobre los cielos, tierra, mar, fuego, granizo, nieve y vapores, viento tormentoso, monta�as, colinas, �rboles fruct�feros, cedros, bestias y todo el ganado, reptiles y aves voladoras "(Salmo 148:3); conscientemente, como por la hueste del cielo, los �ngeles de todos los grados (Salmo 148:2), y tambi�n por los hijos de los hombres: "j�venes y doncellas, ancianos y ni�os, reyes de la tierra y todos personas, pr�ncipes y todos los jueces de la tierra "(Salmo 148:10, Salmo 148:12). Para una mejor presentaci�n de su gloria, Dios "cre� al hombre a su propia imagen" ( G�nesis 1:27) - "lo cre�, lo form�, lo perfeccion�" ( Isa�as 43:7). Luego, cuando hab�a estropeado la imagen en la que fue hecho, Dios lo redimi�. Por lo tanto, todav�a puede exponer la gloria de Dios, y hacerlo es el final de su ser. "Ya sea que comas, bebas o hagas lo que hagas", dice el ap�stol, "haz todo para la gloria de Dios" ( 1 Corintios 10:31); y de nuevo: "Ustedes son comprados por un precio: glorifiquen a Dios en su cuerpo y en su esp�ritu, que son de Dios" ( 1 Corintios 6:20).

Isa�as 43:8

Testigos de Dios y contra �l.

Del lado de Dios, testigos de �l, afirmadores de su existencia, su unidad, su omnipotencia, su direcci�n providencial de los asuntos humanos, son:

II SU IGLESIA EN TODAS LAS EDADES, SEA JUD�O O CRISTIANO.

1. Fue el objeto de Dios, al llamar a los israelitas y asignarles su "pueblo peculiar", para asegurar el resultado de que no deber�a ser "dejado sin testigo" ( Hechos 14:17). Monote�stas desde el principio, los hijos de Israel defendieron durante siglos una luz en un mundo oscuro, dando un testimonio claro e inconfundible de Dios, afirmando que �l es Uno, inteligente, poseedor de voluntad, el Creador del mundo y del hombre. omnipotente, omnisciente. "Esta augusta doctrina comenz� con ellos; y han sido sus testigos y confesores, incluso hasta la tortura y la muerte". Desde la �poca del antiguo imperio en Egipto hasta la actualidad, todos los jud�os ortodoxos han dado un testimonio uniforme y coherente. Estas grandes y fundamentales verdades, las bases necesarias de toda religi�n verdadera, las �nicas salvaguardas para la continuidad entre los hombres de ley, orden o moralidad.

2. La Iglesia Cristiana est� de acuerdo en todos estos puntos con la Iglesia Jud�a, y da el mismo testimonio para Dios, solo que con adiciones. El cristianismo ense�a que dentro de la Unidad de la Sustancia Divina hay una Trinidad de Personas. El cristianismo sostiene que el atributo m�s esencial de la Divinidad es el amor ( 1 Juan 4:8, 1 Juan 4:16). El cristianismo tiene mucho que contar sobre la segunda y tercera personas de la Trinidad, de las cuales el juda�smo no sabe nada. Por lo tanto, en la actualidad, forma un segundo testigo de Dios y da un testimonio m�s amplio, m�s completo y m�s profundo.

II EL SE�OR CRISTO MISMO. "Ustedes son mis testigos ... y mi Siervo a quien he elegido" ( Isa�as 43:10). El Se�or Jes�s fue testigo de Dios de muchas maneras; y sus declaraciones, registradas por los evangelistas, son testimonios de valor inestimable, que nos declaran infaliblemente la verdadera naturaleza de Dios. "Dios am� tanto al mundo, que dio a su Hijo unig�nito" ( Juan 3:16); "Dios no envi� a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por �l" ( Juan 3:17); "Dios es verdadero" ( Juan 3:33); "Dios es un esp�ritu" ( Juan 4:24); "El Padre levanta a los muertos y los aviva" ( Juan 5:21); "Si un hombre me ama, guardar� mis palabras: y mi Padre lo amar�, y nosotros iremos a �l, y haremos nuestra morada con �l" ( Juan 14:23); "Todo lo que le pidas al Padre en mi Nombre, �l te lo dar�" ( Juan 16:23). O, para tomar otra clase de enunciados, "Dios viste la hierba del campo" ( Mateo 6:30); Dios "env�a su lluvia sobre justos e injustos" ( Mateo 5:45); "Mi padre trabaja hasta ahora y yo trabajo" ( Juan 5:17). El testimonio del Hijo al Padre est� mucho m�s all� del testimonio de los hombres, y es inexpresablemente conmovedor, impregnado por un esp�ritu de tan tierno amor y reverencia que buscaremos en vano en otro lugar.

III. EL PADRE EN SU PROPIA PERSONA. En el presente cap�tulo de Isa�as, Jehov�, mientras cita como testigos a la Iglesia jud�a, y su Siervo, es decir, Cristo (vers�culo 10), contin�a dando su propio testimonio de su propia grandeza e inaccesibilidad. "Yo soy �l: delante de m� no se form� Dios, ni habr� despu�s de m�. Yo, incluso yo, soy Jehov�; y a mi lado no hay Salvador ... S�, antes del d�a, yo soy �l; no hay ninguno que puede librarse de mi mano: trabajar�, �y qui�n lo revertir�? " (vers�culos 10-13). �Y no da el Padre el mismo testimonio para s� mismo en el alma de cada uno de nosotros? �Es el reconocimiento general de algo elevado y santo externo a nosotros, "hacer justicia", algo m�s que el Padre hablando en nosotros y dando testimonio de s� mismo en nuestro coraz�n? �No ha hablado as� siempre con todos los que se pueden ense�ar de su mir�ada sobre mir�adas de criaturas humanas, adem�s de proporcionar testimonio externo, haci�ndose tambi�n un testigo interno de su propio Ser?

Los testigos contra Dios son, lamentablemente, tambi�n muchos, como aparece en el presente pasaje. Entre ellos pueden mencionarse:

I. LOS IDOLATROS, O DE CUALQUIER MODO IRRELIGIOSOS, NACIONES Y PUEBLOS. La idolatr�a es una negaci�n de Dios o una tergiversaci�n y degradaci�n total de �l. El polite�smo es, en cierto sentido, ate�smo, ya que un "dios", limitado y condicionado por una gran cantidad de otros dioses, es en verdad un "Dios" en absoluto. Y los dioses de los id�latras rara vez ten�an el car�cter que los cristianos iluminados asignar�an voluntariamente incluso a un bajo grado de �ngeles. Las "naciones" de la �poca de Isa�as, y de �pocas posteriores, "porque no les gustaba retener a Dios en su conocimiento", hab�an sido entregadas por �l a "una mente reprobada" y hab�an perdido el poder de formarse en sus mentes. La concepci�n de una existencia espiritual pura, santa, perfecta. Cuando se les present� tal concepci�n, la expulsaron, prefiriendo sus propias ideas familiares de dioses m�s cerca de s� mismos que un Ser tan trascendental.

II Los pensadores y fil�sofos esc�pticos en todas partes. En todo momento ha habido "tontos" que han "dicho en sus corazones", o incluso han proclamado al mundo en general, "No hay Dios" (Salmo 14:1). Dem�crito, ya en el a�o a.C. 440, y Leucipo a�n antes, ense�� que el universo hab�a surgido sin la ayuda de un Dios, por la evoluci�n de la materia sin vida y sin verg�enza. El ate�smo pr�ctico era tan antiguo en China como la �poca de Confucio. Los fil�sofos sois-disidentes han estado en todas las �pocas entre los m�s propensos a testificar contra el Ser de quien derivan todo su poder para hablar, pensar o actuar. En la actualidad, el ate�smo, aunque todav�a es audaz y descarado en algunos lugares, en su mayor parte frena su aliento y se cubre modestamente bajo el velo agn�stico.

III. LA PR�CTICAMENTE IRRELIGIOSA ENTRE LOS SIERVOS NOMINALES DE DIOS. Los testigos en contra de Dios cuyo testimonio es m�s deshonroso para �l, y al mismo tiempo m�s perjudicial para la humanidad, son los profesores indignos de creer en �l. Confesar a Dios con los labios mientras lo niega en la vida, es hacerle el mayor da�o posible. Es para poner en duda el valor de todo el testimonio humano dado a su favor, ya que �qui�n dir� cu�nto de esto no es sincero? Es insultar a Dios con un falso reconocimiento, un servicio de labios, en el que el coraz�n no tiene parte. Es admitir su reclamo de lealtad y rechazar nuestra lealtad al mismo tiempo. Es probable que la religi�n cristiana, desde hace mucho tiempo, hubiera extendido el mundo, si no hubiera sido por las vidas viciosas de los cristianos profesos. El testimonio de sus actos quita toda su fuerza del testimonio de sus palabras, y los convierte de testigos de Dios en testigos m�s persuasivos contra �l.

Isa�as 43:16

Tres liberaciones.

En el pasado, Israel hab�a tenido una gran liberaci�n sin paralelo, que, a saber:

I. DEL PODER DE EGIPTO. Con una "mano poderosa y un brazo extendido" Dios los hab�a salvado del destino miserable de ser esclavos, obligados a realizar tareas y obligados a trabajar bajo el l�tigo. Hab�a efectuado su liberaci�n mediante una serie de milagros, que culminaron con la muerte del primog�nito y el paso del Mar Rojo, por lo que se esperaba que la naci�n hubiera quedado tan impresionada como para volverse sinceramente a Dios y convertirse en "un elogio sobre la tierra". Pero el resultado no hab�a seguido. Incluso en el desierto hab�an establecido �dolos ( �xodo 32:1; Hechos 7:43). En Tierra Santa hab�an ido de mal en peor ", caminaron en los estatutos de los paganos; los construyeron en lugares altos en todas sus ciudades, les colocaron im�genes y arboledas, forjaron cosas malas para provocar la ira del Se�or, endurecieron sus corazones. , sigui� vanidad y se volvi� vanidoso "( 2 Reyes 17:8); "transgredi� mucho despu�s de todas las abominaciones de los paganos, contamin� la casa del Se�or, se burl� de sus mensajeros y abus� de sus profetas" ( 2 Cr�nicas 36:14); "derramar sangre inocente, que el Se�or no perdonar�a" ( 2 Reyes 24:4); y por lo tanto, su primera liberaci�n fue en vano, ya que fue una liberaci�n externa solo de un opresor terrenal, y no una liberaci�n interna de la esclavitud del pecado. Ahora se promete a Israel en el futuro una segunda y una tercera liberaci�n:

II DE LA OPRESI�N DE BABILONIA. Dios mostrar� una vez m�s su poder, castigar� a Babilonia con la espada de Ciro, har� que Ciro "realice todo su placer" ( Isa�as 44:28), traer� a su pueblo de los cuatro vientos del cielo ( Isa�as 43:5, Isa�as 43:6) y vuelva a plantarlos en su propia tierra ( Isa�as 51:11). "Los rescatados del Se�or volver�n y vendr�n a Si�n". Esta liberaci�n es, hasta ahora, una especie de duplicado de la liberaci�n de Egipto, solo que se efect�a por nuevos medios, sin milagro, por la acci�n ordinaria y secreta de Dios en el curso de los asuntos humanos.

III. DE LA TIRAN�A DEL PECADO. La segunda liberaci�n es conducir a la tercera. Israel, redimido de Babilonia, y replantado en su propia alabanza, debe "mostrar la alabanza de Dios" ( Isa�as 43:21). Las personas que no se pueden impresionar deben estar, hasta cierto punto, impresionadas. De hecho, despu�s del regreso a Palestina, la idolatr�a desapareci�. Los jud�os cautivos a las plagas fueron fieles a Jehov�. Aunque no est� libre de ciertos pecados menores ( Esdras 9:1; Nehem�as 13:1; Malaqu�as 1:7; Malaqu�as 2:8; Malaqu�as 3:8), nunca fueron ap�statas. En la �poca de los macabeos, grandes n�meros mostraban un noble desprecio por la muerte, y eran m�rtires y confesores de la verdad. Cuando vino nuestro Se�or, todav�a hab�a un elemento sano y saludable en la naci�n. Pudo reunir para s� un "peque�o reba�o". El "peque�o reba�o" se expandi� y se convirti� en el n�cleo de la Iglesia cristiana. Esta Iglesia, santa por su vocaci�n, santa por su profesi�n, santa por la vida santificada de muchos de sus miembros, no es m�s que una ampliaci�n de ese temprano "reba�o". As�, la liberaci�n final, comenzada aqu�, pero que no se completar� hasta la consumaci�n de todas las cosas, es una liberaci�n del pecado. El "Israel de Dios" final ser� "una Iglesia gloriosa, sin mancha, ni arruga, ni nada por el estilo" ( Efesios 5:27).

Isa�as 43:22

La locura de la autojustificaci�n ante Dios.

La autojustificaci�n, dirigida por el hombre a Dios, es doblemente tonta:

I. COMO NO TIENE BASE EN VERDAD, Y POR LO TANTO F�CILMENTE CONFUTADO. No hay ning�n hecho m�s seguro, ya sea que aceptemos las declaraciones de las Escrituras como autoritativas, o que pongamos nuestra fe en nuestra propia observaci�n y experiencia, que "todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios" ( Romanos 3:23). Cada hombre es consciente de s� mismo del pecado, y nadie reclama la perfecci�n para sus vecinos. Los grandes santos, tanto del Antiguo Testamento como del Nuevo, tienen defectos, defectos, caen en pecados reales. Uno solo est� representado sin pecado, y �l era m�s que un hombre. Las biograf�as humanas est�n de acuerdo. Nadie, independientemente de su admiraci�n por su h�roe, afirma que fue perfecto. Todos aceptan la noci�n de que el mejor hombre es simplemente el que tiene menos fallas.

II Como EXCLUYENDO AL HOMBRE DE LA �NICA JUSTIFICACI�N POSIBLE PARA �L. Dios no justificar� a los justos. �l perdona a aquellos que solo piden su perd�n. El orgullo es una barrera que excluye a los hombres de �l y los coloca a la par de los �ngeles ca�dos, "a quienes se reserva la tarifa de la oscuridad de la oscuridad" (Jud Isa�as 1:13). Dios "justifica al pecador" ( Romanos 4:5), pero solo el pecador que confiesa su pecado y pide perd�n. Si "vamos a establecer nuestra propia justicia y no nos sometemos a la justicia de Dios", nos excluimos del pacto de salvaci�n de Dios, que se hace con los humildes, los contritos, los humillados, los penitentes. "Si confesamos nuestros pecados, �l es fiel y solo para perdonarnos nuestros pecados" ( 1 Juan 1:9).

HOMILIAS DE E. JOHNSON

Isa�as 43:1

El amor de Jehov� a Israel.

"Pero ahora." La palabra misma sugiere afecto anhelante. Ha habido un conflicto entre el amor divino y la ira divina, y el primero ha obtenido la victoria. De hecho, la ira de Jehov� no fue sino afecto triste. Su fuerza es ahora por el tiempo empleado. Ahora entregar� y proteger�, reunir� y restaurar� a su gente (Cheyne).

I. ES EL AMOR DE UN PADRE. "Tu Creador, oh Jacob; el que te form�, oh Israel". De todas las obras de Dios, el m�s noble es el hombre; y si al hombre solo se le conoce como naciones en formaci�n, estas tambi�n son obras de Dios. E Israel especialmente es el pensamiento encarnado de Dios, en sus leyes e instituciones, su lugar y misi�n en el mundo. O, si pensamos en Israel como gradualmente transformada, mediante la escolarizaci�n y la aflicci�n, en un "producto nuevo y singular", no menos se esfuerza por su Creador y Constructor. No podemos sino amar a nuestros hijos; y apenas menos queridos para nosotros son los hijos de nuestro cerebro y de nuestro coraz�n: nuestros esquemas, nuestros libros; la casa cuya estructura hemos planeado, cuyos arreglos se han hecho seg�n nuestras propias ideas; el reba�o que hemos supervisado; El peque�o cuerpo de disc�pulos o amigos que hemos hecho una organizaci�n para la difusi�n de nuestros puntos de vista de la vida. Ese deleite que sentimos en la imagen reflejada de nuestra mente en lo que no somos nosotros, lo transferimos por analog�a a Dios.

II ES EL AMOR DE UN REDIMIDOR. Y esto implica sacrificio, amor probado por alg�n tipo de gasto. El tiempo verbal hace referencia a la historia y a la profec�a, pasada y futura. Ning�n precio puede ser demasiado alto para el rescate de Israel: otras naciones ser�n entregadas, Egipto, Etiop�a y Seba, por ella. Cambises, hijo de Ciro, conquist� Egipto e invadi� Etiop�a. El persa estaba destinado a liberar al pueblo elegido; y esos otros pueblos dados en su mano como compensaci�n son el precio del rescate por Israel entregado. Si los "malvados son un rescate por los justos" ( Proverbios 21:18), si los sufrimientos del mal est�n de alguna manera relacionados con la liberaci�n del bien, esto ayuda a arrojar una luz consoladora sobre muchos Una p�gina oscura de la historia humana. Pero no solo se puede ver as� el sufrimiento del mal, el sufrimiento del bien tambi�n, a la luz del gran dicho: "El Hijo del hombre vino ... para dar su vida en rescate por muchos", para el mayor o espiritual Israel en todas las edades.

III. ES UN AMOR APROPIADOR, ESPECIALIZADO Y HONRANTE. TO "llamar por nombre" es una frase expresiva para selecci�n y elecci�n. As� fue Bezaleel, el artista llamado en relaci�n con la obra del tabern�culo ( �xodo 31:2); as� fue llamado Mois�s por su nombre ( �xodo 33:12, �xodo 33:17) y designado para su trabajo. Es "encontrar gracia" a los ojos de Dios; es ser precioso y honorable a su vista. Debe ser un "tesoro peculiar" ( �xodo 19:5, �xodo 19:6), una propiedad del Eterno: "m�o eres t�". Estas palabras nos conducen al coraz�n de la relaci�n del pacto. Y toda asociaci�n de afecto y bien que haya pertenecido en el pensamiento del mundo al v�nculo espiritual que une alma con alma, puede usarse para ilustrar la relaci�n de Israel con su Dios: la de ni�o a padre, de cliente a patr�n, de confidencial En este sentido, se puede pensar en el siervo del se�or, del alma del esp�ritu guardi�n o el �ngel. Lo que es cierto de la naci�n debe ser cierto de sus individuos; Lo que es bueno de la Iglesia debe ser v�lido para la vida de cada cristiano.

IV. Es un amor que todo lo protege. Israel pasar� por el agua y por el fuego ileso. No se puede usar una figura m�s fuerte para la seguridad en medio de una calamidad (cf. Salmo 66:12; Daniel 3:17: 27). Podemos pensar en la salvaci�n de Israel de las olas del Mar Rojo, de los tres ni�os en el horno de Babilonia, de la zarza siempre consumida pero nunca consumida vista por Mois�s. Estas cosas son par�bolas de la indestructibilidad de la vida espiritual en la humanidad, y de la perfecta integridad del imperio de las almas, gobernado por el Dios redentor. Desde el este y el oeste y el norte y el sur, estas almas dispersas deben ser reunidas en su hogar. Imposible limitar tales palabras a cualquier referencia temporal meramente. Los l�mites del tiempo se desvanecen mientras escuchamos; y surge ante nosotros la imagen inspiradora del mundo como una vasta escena de prueba, de educaci�n, de personas elegidas para la eternidad, en la que muchos hijos son llevados a la gloria, que glorifican el reflejo de Dios sobre sus esp�ritus renovados. J.

Isa�as 43:8

La gran controversia.

El desaf�o de Isa�as 41:1. se renueva, y las afirmaciones de Jehov� se contrastan con las de los dioses falsos.

I. ASAMBLEA DE LAS NACIONES. Israel es presentado por los ministros de justicia. La gente alguna vez fue ciega y sorda, pero ahora est� en posesi�n de sus facultades. Y luego, frente a esta peque�a compa��a de fieles, aparece la gran hueste de paganos. Y se plantea el desaf�o: �qu� dios de las naciones puede producir predicciones como las de Isa�as 41:1? Si esto se puede hacer, perm�tales nombrar cosas anteriores: recurrir a los eventos pasados ??correctamente predichos, y establecer esto por testimonio. Pero el atractivo se encuentra con el silencio, con la impotencia. No hay testigos pr�ximos. Y as�, una vez m�s, el poder �dolo es condenado y expuesto como "nada en el mundo".

II EL TESTIGO DE JEHOV� Israel ahora est� llamado. Ella ha conocido una y otra vez el poder de Jehov� para prever y predecir el futuro. Que su fe, entonces, se le d� totalmente a �l: una fe fundada en la evidencia, una fe enraizada en la inteligencia. Esta fe se une a Jehov� como Eterno. �l es tanto antes como despu�s de todas las cosas creadas. Estos �dolos han sido objeto de una adoraci�n ilusoria: cosas formadas y creadas. Su poder se rompe con la decadencia de las naciones de quienes han sido los mecenas imaginarios. En la hora de la adversidad, parec�an, como Baal, dormidos o de viaje, no hab�an levantado ning�n brazo para salvarlos. Jehov� sigue siendo el �nico Dios capaz, el Libertador exclusivo. Ning�n "extra�o", ning�n Dios extranjero ten�a poder para el bien o el mal en Israel. Para esta prueba de habilidad para satisfacer las necesidades de los tiempos, las religiones verdaderas y falsas deben ser llevadas finalmente. La doctrina o la instituci�n que visiblemente est� salvando a los hombres del mal, emancipandolos de la esclavitud al vicio, debe tener un elemento Divino. Y el cristianismo parece no necesitar otra disculpa que el testimonio de lo que ha hecho y est� haciendo para purificar, salvar y bendecir a la humanidad.

III. Su trabajo irreversible. "Yo trabajo, y �qui�n puede devolverlo?" Se han enviado mensajeros de su venganza a Babilonia, y toda la multitud mixta ser� llevada a sus orgullosas naves, desesperadamente abrumada. La gran liberaci�n de Egipto, eternamente monumental del poder de Jehov� para liberar, ser� superada por la pr�xima liberaci�n de Israel de los recovecos de la tierra. Se ve ya "disparando", y una imagen feliz del futuro, pac�fica, abundante, victoriosa sobre el salvajismo, cierra la representaci�n.

1. Dios es eterno.

2. �l es inmutablemente el mismo. Y este es el fundamento seguro de la seguridad de su pueblo. Nadie puede confiar en un voluble y un ser vacilante.

3. Puede liberar a su pueblo de todos los enemigos, en medio de toda variedad de circunstancias.

4. Ninguno, ya sea hombre, demonio o dios, puede resistirlo. La oposici�n a �l es perversa y vana. La condici�n de la felicidad es cumplir con sus planes y convertirse en sirvientes en la promoci�n de sus dise�os. J.

Isa�as 43:22

Recuerdos del exilio.

I. LA Fidelidad de las personas. Han olvidado el pacto de su Dios. Han descuidado uno de sus primeros deberes: la oraci�n, que marca la dependencia; o hab�an rezado a otros dioses; o sus oraciones hab�an sido meramente rituales y formales. Y esto era menos excusable ya que la carga de los sacrificios no hab�a reca�do sobre ellos durante el exilio.

II LA MISMOSA MISERICORDIA DE JEHOV�. �l promete borrar sus pecados; y esto simplemente por su propio bien. Dios no puede jurar por nadie m�s poderoso; no puede apelar a ning�n principio que sea m�s alto que �l. Debe ser fiel primero y sobre todo a su naturaleza; y al lado de ese pacto que es la expresi�n de su naturaleza y de sus relaciones con la gente. D�jelos recordar eso; perm�tales recordarle a Dios sus promesas, y �l no dejar� de responder. Aunque sus antepasados ??hab�an pecado; sus l�deres, los profetas y los sacerdotes y los pr�ncipes, se hab�an rebelado contra �l y hab�an sido rechazados por �l; la gente todav�a es querida por �l y debe seguir si�ndolo mientras Jehov� sigue siendo Jehov�. Porque �l es lo eterno; �l no cambia. Aunque castiga, no destruir�; en medio de la ira recuerda la misericordia; y se aferra a los consejos establecidos de su amor, de generaci�n en generaci�n, a pesar de toda la veleidad de las fantas�as, opiniones e inclinaciones del hombre. Sus esfuerzos por vencer su bien con su maldad se encontrar�n con su poderosa voluntad de vencer su mal con su paciencia. J.

HOMILIAS DE W.M. ESTATAM

Isa�as 43:2

Dios en problemas.

"Cuando pases por las aguas, yo estar� contigo; y por los r�os, no te desbordar�n". Cuando. Entonces es seguro que tales experiencias vendr�n. Es solo una cuesti�n de tiempo. La tribulaci�n es com�n a todos los ni�os. "Los mismos sufrimientos", dice el ap�stol, "se logran en tus hermanos que est�n en el mundo". �Cuando? No siempre sabemos cu�ndo se avecinan las inundaciones desoladoras de la vida, pero en la actualidad se elevar�n hasta nuestro pecho y nuestra garganta: aguas profundas.

I. LA TRIBULACI�N NO DESTRUYE EL PROGRESO. Pasamos por estas aguas; son parte de la forma en que el Se�or nuestro Dios nos est� guiando. "Siempre adelante" es nuestro lema. Estamos "un d�a m�s cerca de casa", incluso en los d�as de desolaci�n y angustia. No necesitamos esperar escapar de las aguas. Ning�n desv�o nos apartar� del camino de las inundaciones.

II LA TRIBULACI�N TRAE A CRISTO CERCA. "Estar� contigo". Una breve frase. Pero es suficiente. Solo tenemos que estudiar la peque�a palabra "yo" que habla de Aquel que tiene todo el poder en el cielo y en la tierra; Uno que es humano y divino. Una presencia, eso es lo que queremos. Los te�logos hablan de una "presencia real". �C�mo puede una presencia ser irreal? �No hablamos de luz solar real, ni pan real, ni aire real! Esta es la presencia de Aquel que entiende todo, y cuya infinita piedad acompa�a a la infinita paz.

III. LA TRIBULACI�N NO DESTRUYE. "Los r�os no te desbordar�n". Es la vida que el Salvador busca para nosotros, no la muerte. Ni la fe ni la esperanza ser�n destruidas. Y si estas inundaciones de agua son la muerte, que a menudo se entiende que significan, entonces no destruyen. No; pasamos a trav�s de ellos a la alabanza m�s all�.

HOMILIAS DE W. CLARKSON

Isa�as 43:1

El reclamo supremo y la estancia segura.

Lejos de no tener nada que ver con nosotros como esp�ritus individuales, podemos decir que Dios tiene todo que ver con nosotros. Por un lado, hace un gran reclamo sobre nosotros; y, por otro lado, nos tiene muchas esperanzas.

I. LA RECLAMACI�N SUPREMA. A cada alma humana, como a Israel de la antig�edad, Dios dice: "T� eres m�o". �l requiere de nosotros que nos consideremos como pertenecientes a �l; para que pueda emplearnos en su servicio, dirigir nuestra voluntad, ordenar nuestro afecto, controlar nuestra vida. Dios no pretende poseernos en el sentido de estar en libertad de actuar arbitraria y caprichosamente hacia nosotros, sino en el sentido de ser libres para gobernar nuestras almas y moldear nuestras vidas de acuerdo con los dictados de la justicia y la sabidur�a. Su reclamo se basa en su cu�druple relaci�n con nosotros.

1. Su creaci�n de nuestros esp�ritus. "El Se�or que te cre�" ( Isa�as 43:1; y ver Isa�as 43:7, Isa�as 43:15). Si pudi�ramos hacer una estimaci�n de nuestras obligaciones comparativas, �cu�nto deber�amos considerar que le deb�amos a aquel que nos sac� de la nada, que nos hizo almas vivientes, que nos dot� de todas las capacidades inconmensurables que est�n envueltas en un inmortal? �esp�ritu? �Cu�n grande es el reclamo de Dios sobre nuestros pensamientos, nuestra gratitud, nuestro servicio, en virtud del hecho de que a su poder creativo le debemos lo que somos?

2. Su forma de nuestra vida. Dios nos ha "formado". El que form� a Israel por todos sus tratos providenciales con esa naci�n desde el principio es el Dios que ha edificado nuestra vida (ver Hebreos 3:4). Nuestras relaciones humanas, nuestra salud y fuerza corporales, nuestras circunstancias de comodidad y alegr�a, nuestra fortaleza mental y nuestras adquisiciones, todo esto es el producto de esa mano moldeadora que "forma" los destinos de los hombres a medida que da forma al follaje, detiene la marea o determina el curso de las estrellas.

3. Su redenci�n de nuestra alma. "Te he redimido". Dios bien podr�a afirmar ser el Redentor de Israel, porque �l se hab�a interpuesto misericordiosa y poderosamente en su nombre. �Pero con cu�nta mayor raz�n puede afirmar que es nuestro Redentor! �Cu�nto m�s grande es esa "gran salvaci�n" por la cual "salva a su pueblo de su pecado", que esa liberaci�n por la cual rescat� a un pueblo de la esclavitud pol�tica o desastre militar! Se ve la fuerza superior de este reclamo sobre nosotros

(1) en que es una redenci�n de los peores males espirituales al poder espiritual y la libertad; y

(2) en que se realiz� a un costo tan invaluable ( 1 Pedro 1:18, 1 Pedro 1:19).

4. Su inter�s personal en cada uno de nosotros. "Te he llamado por tu nombre". El inter�s distinto y especial que Jehov� tom� en Israel tiene su contrapartida en el inter�s individual que tiene en cada uno de sus hijos. Cristo nos ha llevado a sentir que sigue el curso de cada esp�ritu humano con el anhelo de los padres, con el prop�sito restaurador y la esperanza de un Salvador. Nos llama por nuestro nombre. A cada alma errante y resbaladiza le dice: "Vuelve a m�". A cada esp�ritu inquisitivo y luchador le dice: "An�mate; te ayudar�". A cada trabajador fiel le dice: "Sigue trabajando; vendr� con una recompensa" ( Isa�as 35:4).

II La estancia segura. "No tem�is." Hay muchos consoladores que se nos acercan y nos susurran estas dos palabras al o�do. Algunos de estos son enga�osos, y otros son imperfectos e ineficaces. Puede ser una complacencia infundada, o puede ser un entorno favorable, o puede ser una amistad humana; pero la casa de nuestra esperanza, construida sobre la arena, puede caer a cualquier hora. Si construimos nuestra confianza sobre la roca, debemos descansar en la estancia prometida de un Padre celestial reconciliado, en la ayuda asegurada de un Amigo Todopoderoso, en el cierto socorro de un Consolador Divino. Habiendo regresado al Dios viviente, descansando y morando en Jesucristo, podemos ir a cualquier futuro, por amenazador que sea; Porque Uno est� presente con nosotros en cuya compa��a podemos entrar con mucho gusto en las sombras m�s oscuras. Y si escuchamos podemos escuchar una voz, cuyos tonos podemos confiar en la tormenta m�s salvaje, que dice: "No temas, porque te he redimido".

Isa�as 43:2

Socorro en la tristeza.

Es realmente malo para nosotros cuando nuestros mejores amigos se convierten en nuestros peores enemigos. El fuego y el agua son dos de nuestros mejores amigos siempre que los tengamos bajo control: calientan, limpian, nutren, fertilizan y transmiten. Pero cuando obtienen el dominio sobre nosotros, se vuelcan y. consumen, hieren y destruyen propiedad y vida; se convierten as� en ilustraciones sorprendentes, as� como en fruct�feras fuentes de prueba y angustia.

I. LAS MAYORES AFLICACIONES DE LA VIDA HUMANA. Los t�rminos del texto apuntan a los problemas m�s grandes que a los menores por los que pasamos; aunque incluso las molestias y molestias a las que estamos sujetos diariamente son experiencias en las que necesitamos invocar nuestros principios superiores si actuamos correctamente y vivir de manera aceptable a Dios nuestro Salvador. Pero son las penas m�s severas, las calamidades m�s serias, las que demandan todos los recursos a nuestro alcance. Pasamos por las aguas, caminamos por el fuego:

1. Cuando las grandes p�rdidas reducen nuestras posesiones y nos hacen enfrentar la escasez de medios, el trabajo duro o la dependencia de la caridad de los hombres.

2. Cuando nos sobrecoge una grave decepci�n, apagando las brillantes esperanzas por las cuales nuestro camino hab�a sido iluminado y nuestros corazones hab�an sido animados y sostenidos.

3. Cuando la enfermedad nos ataca, y nuestra fuerza falla, y nos quedamos tumbados en el sof� de la impotencia o el dolor.

4. Cuando el duelo arroja su sombra oscura en nuestro camino de regreso a casa.

5. Cuando el fracaso de aquellos de quienes buscamos cosas buenas o incluso grandes env�a una punzada a nuestra alma.

II EL VERDADERO REFUGIO DE LOS DOLOROSOS. "Dios es nuestro refugio ... una ayuda muy presente en problemas". �l es "el Se�or nuestro Dios ... nuestro Salvador". Podemos contar con:

1. Su presencia simpatizante. "Estar� contigo". Nuestro Divino Amigo estar� con nosotros, de modo que podamos sentir que nos est� mirando con tierno y lamentable respeto.

2. Su poder limitante. Los r�os pueden elevarse, pero "no desbordar�n" al hombre con quien Dios se hace amigo. Su mano est� sobre las fuerzas adversas que nos oprimen, y hay una marca m�s all� de la cual ver� que no vienen.

3. Su gracia sustentadora. El fuego puede hacer estragos alrededor de sus hijos, pero tal ser� la fuerza resistente dentro de ellos que "no ser�n quemados". Su fe y amor no fallar�n; triunfar�n, en esp�ritu, sobre las peores angustias.

III. LAS CONDICIONES QUE DIOS REQUIERE. No todos los hombres, sin embargo, pueden estar con el Supremo, quien puede contar con confianza con este socorro divino. Debe haber:

1. Aceptaci�n con Dios. Dios debe ser nuestro Dios; Jesucristo nuestro salvador; Su servicio nuestra porci�n. Dios no hace tal promesa a aquellos que se mantienen tercamente distantes en la rebeld�a o rebeld�a de esp�ritu. Son sus hijos quienes tienen un lugar de refugio ( Proverbios 14:26). Tambi�n debe haber:

2. Sumisi�n de coraz�n a su voluntad.

3. Solicite su ayuda. "Ll�mame en el d�a de la angustia; te entregar�", etc. (Salmo 50:15) .� C.

Isa�as 43:3

La bondad de Dios para el hombre.

La abundante gracia de Dios para los hijos de los hombres se resalta aqu� de manera muy llamativa. Se ve en ...

I. EL ALTO PROP�SITO PARA EL QUE NOS CREA. "Lo he creado para mi gloria". No hay un final tan elevado en s� mismo y tan elevado en su influencia por el cual Dios podr�a haber hecho a la humanidad como esto. Es por esto, principalmente, que las inteligencias m�s elevadas en las esferas celestiales tienen su ser.

II EL INTER�S PROFUNDO QUE TOMA EN NOSOTROS. "Eras preciosa a mi vista ... te he amado". Dios considera a los hijos de los hombres (Salmo 33:13, Salmo 33:14). �l atiende sus solicitudes y satisface sus deseos (Salmo 145:15, Salmo 145:19). Se compadece de ellos en sus penas (Salmo 103:8). Los anhela con amor paternal (ver Isa 31: 1-9: 20; 2 Pedro 3:9). Los disciplina con solicitud de los padres ( Hebreos 12:5).

III. EL HONOR QUE CONFIRMA SOBRE NOSOTROS. "Has sido honorable". En Cristo Jes�s somos honrados de muchas maneras. Somos "hechos sacerdotes y reyes para Dios". �Qu� clase de honor y de amor nos ha mostrado el Padre para que seamos llamados hijos de Dios? y que tambi�n debemos ser sus herederos, y tambi�n "trabajadores junto con �l" ( 1 Corintios 3:9)!

IV. EL SACRIFICIAL SIGNIFICA QUE EMPLEA EN NUESTRO NOMBRE. "Di Egipto por tu rescate ... Dar� hombres por ti". Lo que tiene un valor inconmensurablemente mayor que el oro o la plata, que la propiedad de cualquier tipo: hombres, vidas humanas, que Dios dar�a por Israel. Para nosotros ha dado lo que es mucho m�s importante que cualquier naci�n o multitud de hombres: su propio Hijo amado: "Dios am� tanto al mundo", etc .; "No escatim� ni a su propio Hijo". "Se entreg�" por nosotros.

V. SU PROP�SITO PARA REUNIR A SUS HIJOS JUNTOS en un lugar de descanso y alegr�a ( Isa�as 43:5, Isa�as 43:6) .� C.

Isa�as 43:10

El testigo de los siervos de Dios.

"Ustedes son mis testigos". Dios convoc� a su pueblo Israel para que lo atestiguara; los ret� a presentarse y testificar que

(1) en ausencia de cualquier posible poder que podr�a haberlo realizado ( Isa�as 43:12),

(2) hab�a predicho cosas que estaban lejos en el futuro; y

(3) hab�a forjado se�al y espl�ndidas liberaciones en su nombre, "hab�a salvado" y declarado ( Isa�as 43:12). Por lo tanto, estaban en condiciones de mantener esa

(4) �l era el Dios vivo de quien los sabios depender�an para recibir gu�a y redenci�n ( Isa�as 43:10, Isa�as 43:11). Su cargo a su Iglesia es similar. Dios exige que le demos testimonio de �l y de su evangelio de gracia. Para este fin nacemos, y por esta raz�n vinimos al mundo, para que "demos testimonio de la verdad". Con respecto a este testimonio, no tenemos ninguna duda en cuanto a:

I. AQUELLOS QUE DEBEN LLEVARLO. Sabemos qui�nes son a quienes Dios dice "Vosotros sois", etc. Son aquellos que se han vuelto a �l con verdadera penitencia y fe. Todos los dem�s no son adecuados por su car�cter y su esp�ritu (ver Salmo 50:16; Salmo 51:12, Salmo 51:13; Romanos 2:21; Isa�as 52:11). Solo aquellos que simpatizan con Dios y viven de acuerdo con su santa voluntad est�n calificados para dar testimonio de su verdad.

II LA SUSTANCIA DE SU MENSAJE. Lo primero y m�s importante que los hombres necesitan saber es la naturaleza y el car�cter de Dios. Porque es la relaci�n que mantienen con �l lo que determina su propio car�cter y destino. Aparte de �l, est�n separados de la fuente de toda verdadera bendici�n, de toda la vida real. En �l y con �l est�n seguros, sabios, ricos, para siempre. Por lo tanto, tenemos que testificar de �l:

(1) de su unidad ( Isa�as 43:10);

(2) su santidad;

(3) su amor redentor ( Isa�as 43:11). Tenemos que dar testimonio

(4) a la eficacia �nica de su salvaci�n; que no hay Salvador a su lado; que no hay "otro Nombre ... por el cual podamos ser salvos". Y tambi�n

(5) a las condiciones bajo las cuales solo esta salvaci�n puede ser asegurada. Al igual que San Pablo, los griegos y los jud�os, los cultos y los no cultos, los que se consideran justos y los que se saben pecadores, tenemos que testificar "arrepentimiento hacia Dios y fe en nuestro Se�or Jesucristo". "

III. LA EXPERIENCIA QUE JUSTIFICA SU PRUEBA. Han experimentado lo que les garantiza ampliamente elogiar el evangelio de la gracia de Dios.

1. Una profunda sensaci�n de verdadera liberaci�n. Su propia conciencia deja en claro y positivo que han sido rescatados de la tiran�a, la depravaci�n y la carga del pecado, y conducidos a la libertad, la pureza y la alegr�a de la filiaci�n.

2. Paz y esperanza con respecto al futuro. Dios les ha revelado un hogar de descanso y amor, un estado futuro donde las aspiraciones m�s altas y m�s nobles de la humanidad redimida encontrar�n satisfacci�n. En una perspectiva segura de esto, est�n en condiciones de hablar libremente en presencia de aquellos que viven sin Dios y mueren sin esperanza.

Isa�as 43:22

Justicia, culpa, misericordia.

Nos damos cuenta aqu�

I. LA RAZONABILIDAD DEL SERVICIO DE DIOS. "No te he hecho servir con una ofrenda, ni te he cansado con incienso". El servicio de Dios no es una servidumbre, una esclavitud; ni es una tarea pesada, dif�cil y pesada de soportar. Bajo la Ley Mosaica, se hicieron provisiones especiales para los pobres, para que los sacrificios que se les pidieran estuvieran a su alcance (Le Isa�as 5:7; Isa 12: 1-6: 8; Isa�as 14:21). Las mujeres y los ni�os fueron excluidos de ciertos requisitos, debido a su sexo o sus a�os. Se permitieron varias exenciones en el esp�ritu de consideraci�n. No hab�a nada duro, riguroso, desagradable, en la Ley. Tampoco hay en las demandas Divinas que ahora se nos hacen. Dios desea �de hecho, nos exige� que le demos nuestro pensamiento, nuestro recuerdo, nuestra adoraci�n, �regular, dispuesto, espiritual; nuestro amor, nuestro afecto filial; nuestra obediencia a sus preceptos; nuestra sumisi�n a su voluntad. Pero no hay nada arbitrario o caprichoso en esta demanda; es solo lo que crece, natural e incluso necesariamente, de la relaci�n �ntima en la que Dios est� con nosotros y nosotros con �l. �Qu� hay menos que esto que pudi�ramos entregar a nuestro Creador, nuestro Sustentador, nuestro generoso Benefactor, nuestro Padre, nuestro Redentor? Y en todo lo que Dios tiene en cuenta todas nuestras debilidades e incapacidades. �l espera de nosotros seg�n lo que nos ha confiado. De aquellos a quienes se les da mucho, se les requerir� mucho, etc. (ver 2 Corintios 8:12). Desde el muy rico Dios buscar� los talentos del oro; de los muy pobres, peque�os pedazos de cobre; del hombre fuerte, su fuerza; del hombre d�bil, su debilidad.

II LA SERIEDAD Y LA HEINOSIDAD DEL PECADO HUMANO. La queja Divina es contra todos nosotros, que tenemos:

1. Retenido de �l lo que se le debe. "No lo hemos llamado"; porque hemos estado "cansados ??de �l". No le hemos tra�do ni nuestras ofrendas m�s peque�as; No lo hemos honrado, como podr�amos y deber�amos haberlo hecho, en sus tribunales. Y esta deficiencia es solo una peque�a parte de todo nuestro pecado de omisi�n. Todos hemos fallado en darle la gloria debido a su Nombre, la reverencia y el afecto debido a s� mismo, la obediencia y el servicio debido a su voluntad y a su causa. Tambi�n es contra muchos que tienen:

2. Se agregaron ofensas agravantes a su defecto; "lo sirvi� con pecados", "lo cans� con iniquidades". Muchos no solo han rechazado su adoraci�n, sino que han quebrantado flagrante y atrozmente sus mandamientos; multiplicaron sus iniquidades y le hicieron escribir las transgresiones m�s penosas y vergonzosas en su libro contra ellos.

III. La plenitud y la libertad de la divina misericordia. ( Isa�as 43:25.) Por su propio bien, no obligado por nada de lo que hab�an hecho o deber�an hacer, sino impulsado por su abundante y desbordante gracia, �l "borrar�a sus transgresiones" de su libro de remembranza. El amor perdonador de Dios hacia nosotros, revelado en el evangelio:

1. Es grande y gratuito.

(1) Perdona las ofensas m�s flagrantes.

(2) Recibe a los que han estado m�s tiempo en rebeli�n contra su gobierno, y se han resistido m�s pertinazmente a sus oberturas.

(3) Retoma a los que perdona en su favor y los trata con bondad sin l�mites ( Lucas 15:1).

2. Se le concede su propia gracia, y por el bien de su propio Hijo, nuestro Salvador.

3. Est� condicionado a nuestro arrepentimiento y fe. � C.

HOMILIAS POR R. TUCK

Isa�as 43:1

Relaciones personales con Dios.

"T� eres m�o". En Oriente, llamar a una persona por su nombre es una marca de ternura individualizadora. Pero as� es en todas las tierras. A aquellos que est�n en estrechas relaciones personales con nosotros los llamamos por sus nombres cristianos; incluso les damos un nuevo nombre de mascota; y aman ese nombre, porque es una se�al para ellos de la estrecha conexi�n en la que se encuentran con nosotros. Dios trat� de mantener este sentido de relaci�n personal siempre antes que el pueblo de Israel, y as� mantenerlo seguro del inter�s vivo que ten�a en todas sus preocupaciones. Dondequiera que est�n, y cualquiera que sea su entorno, esto podr�a darles una paz perfecta: eran suyos. Y cuando Jesucristo caus� una gran impresi�n en sus disc�pulos de su consideraci�n personal por ellos, dijo: "De ahora en adelante no los llamo siervos ... pero los he llamado amigos".

1. Tales relaciones est�n de hecho involucradas en el hecho de que somos criaturas de Dios. "�l nos hizo, y no nosotros mismos". �l tiene el inter�s en nosotros que sentimos, en cierta medida, en el trabajo de nuestras manos. �l tiene grandes pensamientos y prop�sitos con respecto a nosotros, y est� gentilmente interesado en su realizaci�n.

2. Tales relaciones se ven a�n m�s en su alianza con un pueblo en particular. Los atrajo a una intimidad especial; comprometido con ellos una confianza inusual; los hizo depositarios, y poco a poco testigos, de ciertas verdades fundamentales; y por generaciones los guardaron mientras ellos guardaban estas verdades. La cercan�a de las relaciones entre Dios e Israel es la base de las s�plicas exquisitamente tiernas de Oseas, las relaciones humanas m�s queridas y cercanas, de marido y mujer, de padre e hijo, que se utilizan para llevar a casa las s�plicas de Dios (ver Oseas 2:1; etc.). Dirigimos la atenci�n al lado pr�ctico de este tema. Si somos del Se�or, nosotros�

I. DISFRUTE DE SU AMISTAD. Ilustrar de Abraham, el amigo de Dios, El-Khalil; o de Enoc, quien "camin� con Dios". Para la amistad es necesario:

1. Comunidad de sentimientos. "�C�mo pueden caminar dos juntos, salvo que se acuerde?"

2. Confianza mutua. La gracia indescriptible es que Dios debe confiar en nosotros. Nuestro fracaso y pecado es que confiamos tan a medias en �l.

3. Relaciones sexuales frecuentes. Nada arruina la amistad como la separaci�n. Mantenerse amigable significa mantenerse juntos.

4. Celos del honor del otro. Aqu� nos quedamos cortos, tristemente cortos, en nuestra amistad con Dios.

II RENDER EL SERVICIO. A los amigos les encanta servirse unos a otros. En esta amistad con Dios no debemos olvidar que tenemos que tomar un lugar dependiente. La suya es una amistad condescendiente, y nuestra respuesta a ella encuentra su mejor expresi�n en la obediencia amorosa. Toda dureza queda fuera de servicio cuando es la expresi�n de relaciones tan cercanas y amorosas como aquellas a las que Dios nos ha tra�do.

Isa�as 43:2

Seguridad para el alma en tiempos de problemas.

La primera figura en este verso es muy familiar; el segundo necesita las explicaciones dadas por los escritores sobre las costumbres orientales. Parece que la incineraci�n de la hierba y la maleza en el Este, se practicaba com�nmente para molestar a los enemigos, y en ocasiones ocasionaba un gran terror y angustia. Hawkesworth relata que los habitantes salvajes de Nueva Gales del Sur se esforzaron por destruir algunas tiendas de campa�a y tiendas pertenecientes al barco del Capit�n Cook, cuando lo estaba reparando, prendiendo fuego a la hierba larga de ese pa�s. Este pasaje ha sido atesorado por personas que sufren en todas las edades, como se atesora un himno que tiene cifras sugerentes (por ejemplo, "Roca de las edades, hendido para m�"). La fuerza, la casi extravagancia, de las figuras po�ticas, se encuentran especialmente �tiles en los estados de �nimo meditativos. De esta garant�a observamos tres cosas.

I. DIOS NO QUITA NUESTROS PROBLEMAS. Si las providencias nos traen un "paso por las aguas" o un "caminar por los fuegos", la gracia especial no nos impedir� ni cambiar� nuestra asignaci�n o nuestras circunstancias. A trav�s de las aguas y los incendios tenemos que ir. Hab�a tales razones para el cautiverio de Israel, que la gracia especial no interferir�a con el castigo. San Pablo puede rezar para que se elimine su aflicci�n, pero la oraci�n no pudo ser respondida.

II DIOS ASEGURA SU PRESENCIA EN EL PROBLEMA. Y es m�s f�cil de soportar cuando dos est�n bajo la carga, y uno tiene "fuerza eterna". La presencia de Dios en los fuegos puede ilustrarse con la cuarta forma que estaba junto a los j�venes hebreos en el horno de fuego. La presencia de Dios en las aguas, por el siguiente incidente. Cuando el barco de vapor Massachusetts naufrag� en Long Island Sound, hab�a dos madres, cada una con un ni�o, que se notaron por su respetuosa calma durante las horas de mayor peligro y ansiedad, cuando parec�a que el barco pronto se har�a pedazos. Un pasajero de Filadelfia dice que su voz les llam� la atenci�n por primera vez al cantar. Yendo hacia ellos, encontr� a un ni�o peque�o parado all� con su salvavidas encendido, y el peque�o se estaba uniendo a su madre para cantar un himno de confianza. Y cuando lleg� el rescate, y los pasajeros estaban a salvo en otra embarcaci�n, esas mismas dulces voces se escucharon nuevamente, esta vez en una estruendosa alabanza por su liberaci�n.

III. DIOS MANTIENE EL PROBLEMA DENTRO DE LIMITACIONES DE CUIDADO. Su preocupaci�n es sobre aquellos que tienen que sufrir, no sobre el problema o las circunstancias que causan el problema. Puede llegar a nuestras circunstancias; incluso puede llegar a nuestros cuerpos; pero Dios dice: "No m�s". Job fue arruinado; Job estaba enfermo; pero el seto de Dios rodeaba a Job, y nadie ni nada pod�a tocarlo. Las aguas ni los incendios pueden alcanzarnos para da�ar o destruir la vida en nosotros que Dios ha avivado.

Isa�as 43:3

Dios el salvador.

"Yo soy el Se�or tu Dios, el Santo de Israel, tu Salvador". Como conocemos a Dios, �l es un Ser Triuno: Padre, Hijo y Esp�ritu Santo; y las Escrituras trazan toda la obra de salvaci�n a Dios as� aprehendido. La salvaci�n no es el trabajo de una persona de la Trinidad, sino el trabajo de toda la personalidad de Dios. Esta es la verdad que puede desarrollarse a partir de la expresi�n en este texto.

I. LA SALVACI�N ES EL TRABAJO DE LA DIVINA TRINIDAD. Esto se ense�a de diversas maneras en la Sagrada Escritura, pero la expresi�n m�s completa y precisa de la verdad se puede encontrar en Tito 3:4, que Conybeare y Howson expresan as�: "Pero cuando Dios nuestro Salvador puso de manifiesto su bondad y amor de los hombres, nos salv�, no a trav�s de las obras de justicia que hab�amos hecho, sino de acuerdo con su propia misericordia, por la fuente de la regeneraci�n y la renovaci�n del Esp�ritu Santo, que �l derram� ricamente sobre nosotros, por Jesucristo. nuestro salvador ". El amor de Dios apareci�. Las regeneraciones y renovaciones son por el Esp�ritu Santo. Y ese Esp�ritu Divino se derrama sobre nosotros abundantemente a trav�s de Jesucristo. Dios es nuestro salvador. Jesucristo es nuestro salvador. El Esp�ritu Santo es nuestro Salvador. Y sin embargo, no tenemos tres salvadores, sino un salvador. Los j�venes cristianos, en las primeras etapas de la aprehensi�n religiosa, no suelen comprender con firmeza la �nica verdad: Jes�s es el Salvador. Muchas personas cristianas envejecen en experiencia sin darse cuenta de que esta es una verdad central, que tiene otra verdad a cada lado. De un lado esta verdad: Dios es. el Salvador. Por otro lado, el Esp�ritu Santo es el Salvador. Jesucristo es declarado Dios "manifiesto en la carne"; Dios el Padre se manifiesta, para que podamos aprehenderlo; y Dios el Esp�ritu Santo se manifiesta, para que podamos darnos cuenta de su obra graciosa. Conocemos a Dios el Padre y a Dios el Esp�ritu Santo a trav�s de Cristo, el Hijo manifestado. Tal ampliaci�n de nuestro pensamiento para abrazar la plena agencia Divina en nuestra redenci�n no implica ning�n tipo de deshonra para el Se�or Jes�s. En su parte y esfera es el �nico, el �nico "Nombre". Como Manifiesto y Mediador, est� solo. Su esfera es la vida terrenal de los manes; �l es Dios con nosotros. �l comparte nuestra humanidad; lleva un nombre humano; vive a trav�s de un humano, mucho; perfecciona una obediencia en la carne; soporta la prueba final de una muerte humana dolorosa e ignominiosa; y en su trabajo redentor en las esferas humanas no tiene nada que compartir con �l. Cuando hablamos de Personas separadas en la Trinidad Divina, debemos aprehender la unidad de prop�sito m�s absoluta en ellas; y las diferencias de operaci�n que podemos rastrear son simplemente formas graciosas de alcanzar a los hombres para ser un perfecto poder redentor sobre ellos. El Dios Padre, en su Divino amor paternal, inicia el prop�sito redentor y forma, en su sabidur�a infinita, el plan redentor. Dios el Hijo ejecuta esa parte del plan Divino que requer�a manifestaci�n en la esfera terrenal del hombre, en la esfera de los sentidos. A Dios el Esp�ritu se le conf�a esa parte del plan Divino que se refer�a al estado interno del hombre: la renovaci�n de su mente, sentimiento y voluntad.

II LA FUENTE Y FUENTE DE NUESTRA SALVACI�N, CUALQUIERA QUE SEA SU FORMA O SU AGENCIA, ES EL DIVINO AMOR. "Somos salvos por gracia". Con demasiada frecuencia hablamos de la "misericordia" de Dios, como si fuera solo un atributo que le pertenece. No, es mucho mejor que un atributo: es Dios: "Dios es amor". Pero cuando ese amor gana expresi�n en la esfera del hombre, para que podamos aprehenderlo, descubrimos que est� cumpliendo un prop�sito maravilloso, incluso la redenci�n total de una raza pecaminosa; y lo vemos en la vida bendecida del Hijo redentor y en la gracia interior del Esp�ritu renovador. Pero todo es de Dios. Todo es de amor libre, soberano, no comprado, sin restricciones, inmerecido. El nos salv�. El envi� al Hijo. �l arroja el Esp�ritu. Es nuestro Padre en el cielo cuyo amor paternal nos compadeci�, nos anhelaba y encontr� las formas bondadosas de llevar a los pr�digos a casa y volver a hacer que los hijos pr�digos fueran hijos. Es la "gracia de Dios que trae salvaci�n". Es posible que hayamos aferrado la verdad de que Cristo para nosotros es el Don de la gracia. Puede ser que necesitemos aferrarnos a esa otra verdad y a responder la verdad, que el Esp�ritu Santo en nosotros es la provisi�n de la gracia. Queremos m�s que la doctrina sobre estas cosas elevadas. Queremos una impresi�n viva, que les d� poder pr�ctico y persuasivo en nuestros corazones. Cuando realmente podemos sentir que nuestra salvaci�n es completa, desde el principio hasta el final, desde la predestinaci�n hasta el llamado, desde el llamado a la justificaci�n, desde la justificaci�n hasta la santificaci�n, y hasta la glorificaci�n, totalmente de gracia, entonces la �ltima confianza persistente en nuestros propios actos. pasar� de inmediato, y nos regocijaremos por completo en "Dios nuestro Salvador" - RT

Isa�as 43:14

Dios el Redentor

La prueba de la existencia de Dios no es el tema apropiado de una revelaci�n hecha al hombre en un libro. El ser de Dios se asume al hacer una revelaci�n en un libro. El tema apropiado de una revelaci�n de libros no es la creaci�n de Dios. Para que podamos aprender de las cosas creadas. No Dios provee. Que podr�amos entender lo suficiente por la debida observaci�n de la vida. No Dios gobierna. Eso nos impresionar�a con una fuerza cada vez mayor por la historia de las edades a medida que se acumulaban. El gran tema de la revelaci�n de un libro debe ser Dios redentor. Que no pudimos aprender del orden perfecto de la creaci�n. Que no pudimos alcanzar con las m�s agudas observaciones de su providencia. Eso no se remonta a la historia humana, salvo las l�neas m�s profundas y ocultas que necesitamos para descifrar una clave. Con eso nuestras Escrituras est�n llenas. Eso debe contarse en lenguaje humano y mostrarse en signos humanos. Ninguna investigaci�n de la ciencia lo declarar�; no las relaciones naturales de los hombres lo involucran; ninguna criatura es comisionada para mostrarla. Ninguna investigaci�n de la mente humana puede alcanzarlo. Dios el Redentor Este es el misterio desconocido, desconocido hasta que Dios mismo lo declare. Demasiado glorioso para ser recibido por los hombres hasta que se vea demostrado una y otra vez, y finalmente obtenga su despliegue m�s derretido en esa cruz donde el amado Hijo de Dios muere en agon�a, para glorificar por siempre el amor redentor de Dios. Las Escrituras pueden tener informaci�n secundaria sobre asuntos de creaci�n, providencia, ciencia, gobierno y deber; Pero este no es su gran mensaje. La creaci�n es la primera obra de Dios; la redenci�n es su segunda y mayor, llamada por la confusi�n del mundo y la ruina moral del hombre. Ese segundo pensamiento que Dios pod�a decirle al hombre de otra manera que con palabras; solo las palabras pueden revelar el hecho profundo del amor compasivo de Dios, que el coraz�n, no la cabeza, del hombre solo puede comprender. El coraz�n quiere que se le hable con palabras humanas.

I. LA REDENCI�N ES EL TRABAJO CONSTANTE DE DIOS. Nuestra Biblia est� llena de eso. Es lo m�s destacado en cada p�gina. Nubes de maldici�n y aflicci�n pesan sobre la primera p�gina de la historia humana. La oscuridad de las indignaciones divinas cae sobre el hombre y la mujer y la serpiente tentadora. Pero justo al otro lado de las grandes nubes de tormenta, Dios lanz� un brillante arco iris de promesas. En s�mbolo dec�a: "Se acerca la redenci�n". En palabras se lee as�: "La simiente de la mujer herir� la cabeza de la serpiente". Abraham destaca la cabeza de una nueva raza. He aqu� un hombre redimido de la idolatr�a caldea, redimido para Dios. Un misterio ronda el segundo patriarca, Isaac. �Contempla un sacrificio redimido por Dios, mediante la sustituci�n del carnero atrapado en la espesura! Jacob lee su vida y ve en todas partes al "�ngel que lo redimi� de todo mal". La vida nacional del pueblo jud�o comenz� en una gloriosa redenci�n, que deb�a recordarse para siempre como la primera y fundamental verdad sobre Dios. Un poderoso ej�rcito huy� r�pidamente de Egipto y se vio rodeado por altas monta�as, un mar que flu�a y enemigos que presionaban con fuerza sobre su retaguardia. Pero hay un camino a trav�s de las poderosas aguas, y los entregados cantan a Dios su salvaci�n. La redenci�n es un tema constante en el sistema mosaico. La historia de las andanzas es una serie de ilustraciones de la gracia redentora. Dios siempre estaba entregando en el tiempo de los jueces. David fue redimido de Sa�l, Asa de los et�opes, Ezequ�as de los asirios, los santos de todas las �pocas se unieron para decir: "S� que mi Redentor vive".

II TODAS LAS REDENCIONES DE DIOS MOSTRAN SU PODER, SU SANTIDAD Y SU AMOR. Si no lo hicieran, no podr�an ser una redenci�n para nosotros. Si no hay poder Divino en ellos, entonces �l no puede llegar a nuestro caso. Si solo una de esas redenciones comienza una cuesti�n de la justicia Divina, entonces no podemos confiar en la dignidad de su plan para rescatarnos en Cristo. No podemos estar satisfechos con la salvaci�n de Cristo a menos que sea perfectamente claro que en su obra "la justicia y la misericordia se han reunido, la justicia y la paz se han besado". Y si la redenci�n no toma una forma que muestre un "amor Divino, todo amor sobresaliente", entonces nuestros corazones duros y fr�os nunca se derretir�n y ganar�n. Pero todo esto se ve plenamente en esa gran redenci�n forjada por Cristo. La suya es una salvaci�n poderosa. La perfecta obediencia a la muerte del Hijo amado sella para siempre las pretensiones del Padre justo. Y en cuanto al amor, �qu� diremos sobre el amor en sacrificio? "Nadie tiene mayor amor que este, que un hombre d� su vida por sus amigos". pero "Dios elogia su amor hacia nosotros en eso, cuando a�n �ramos pecadores, Cristo muri� por nosotros". �Amor! Cae del coraz�n sobrecargado en la agon�a del jard�n. Cae de la frente coronada de espinas en el falso sal�n de juicio. Cae de las manos perforadas en las u�as en la cruel cruz. Cae del lado herido de aquel que "llev� nuestros pecados en su propio cuerpo en el �rbol". �Oh gotas de fusi�n! �Deja que caigan de nuevo en tu coraz�n y en el m�o, y derr�tenos en penitencia y amor receptivo!

Isa�as 43:21

El verdadero fin de la vida.

Esto se ilustra, para todos nosotros, en el verdadero fin para el cual las tribus hebreas se formaron en una naci�n. Fueron organizados en Egipto, entregados, entrenados en el desierto y se establecieron en la tierra de Cana�n para distintos prop�sitos de Dios. Se formaron en una naci�n "para s� mismo", para "mostrar su alabanza". San Pedro aplica esta visi�n del antiguo Israel de Dios al nuevo Israel de Dios, la primera Iglesia cristiana. "Ustedes son una generaci�n elegida, un sacerdocio real, una naci�n santa, un pueblo peculiar; para que muestren las alabanzas del que los llam� de la oscuridad a su luz maravillosa" ( 1 Pedro 2:9) . Y la misma opini�n puede aplicarse a cada individuo regenerado; �l tambi�n se forma de nuevo para Dios; en su nueva vida regenerada, debe mostrar la alabanza de Dios. Tomando ilustraci�n del Israel m�s antiguo y m�s nuevo, podemos impresionar la verdad del texto en sus relaciones con el individuo. La siguiente l�nea de pensamiento puede ser resuelta.

I. Nuestra vida en la tierra no es m�s que una cosa limitada y dependiente. No es m�s que un tiempo que pasa, un interludio.

II Sus comienzos estaban totalmente fuera de nuestro propio control. De d�nde vinimos, por qu� vinimos, no lo sabemos.

III. Sus finales est�n igualmente fuera de nuestro alcance. A d�nde vamos y qu� debemos ser, no lo sabemos.

IV. Incluso en el paso del tiempo, estamos en medio de misterios que no podemos comprender; y. creamos objetivos propios que nunca nos satisfacen, incluso si los alcanzamos.

V. Es evidente que hay Uno que nos dio el ser para sus propios fines; quien nos apoya a trav�s de nuestro interludio para mostrar su alabanza; y qui�n tiene los problemas finales de nuestras vidas como la finalizaci�n de su propio plan sabio.

Entonces esto sigue, y puede quedar debidamente impresionado: es realmente una locura que cualquier hombre dependiente viva su breve vida en s� mismo. Es sabio conocer al que nos dio el ser para sus propios fines. Y no se ha dejado sin testimonio de s� mismo y de su voluntad. Su revelaci�n nos convence de que el verdadero fin de la vida, que es honrar a nuestro Creador, es glorificado por la aprensi�n de cu�n bueno, qu� sabio, qu� amable es nuestro Creador. Aquello que es en realidad el fin principal de la vida, llegamos con amor, afortunadamente, con alegr�a, a ponernos ante nosotros como nuestro fin principal.

Isa�as 43:22

Cansado de la adoraci�n de Dios.

Esta es una queja prof�tica bastante habitual. La idea parece ser que Dios not� que su pueblo trabajaba m�s que un gozo por su servicio. Lo mantuvieron, pero evidentemente era una carga molesta. Podemos entender que, durante el cautiverio, cuando se elimina de todas las asociaciones solemnes de la adoraci�n en el templo, ser�a muy oneroso mantener la religi�n familiar o p�blica. Miqueas ruega as�, en nombre de Dios: "Oh pueblo m�o, �qu� te he hecho? �Y en qu� te he cansado?" testifique en mi contra "( Miqueas 6:3). Y Malaqu�as escribe as�. �Vosotros tambi�n clavaos, he aqu�, qu� cansancio es! fue desgarrado, y los cojos, y los enfermos; as� que trajiste una ofrenda: �deber�a aceptar esto de tu mano? dice el Se�or "( Malaqu�as 1:13). Matthew Henry sugiere las se�ales de que la gente est� tan cansada de la adoraci�n de Dios.

1. Hab�an desechado la oraci�n.

2. Se hab�an cansado de su religi�n.

3. Ellos resent�an el gasto de su devoci�n.

4. Los sacrificios que ofrecieron, no honraron a Dios con ellos.

5. Sin embargo, Dios no hizo �rdenes irrazonables o gravosas sobre ellos. Los dos puntos que pueden ilustrarse y aplicarse, en relaci�n directa con la vida religiosa de nuestro tiempo, son estos:

I. HOMBRES PRONTO cansados ??de la adoraci�n de Dios cuando el coraz�n sale de ella. La adoraci�n de los seres humanos, esclavizados por los sentidos, debe ser formal, ritual, ceremonial, en mayor o menor grado. Y estos son m�s valiosos y �tiles cuando son, lo que deber�an ser, expresiones del amor, la admiraci�n y el agradecimiento del alma. La adoraci�n es bendecida si hay vida en ella, coraz�n en ella; si dice algo, si significa algo. Como una ronda de formalidades, no es m�s que un "cansancio". Puede mantenerse, pero solo como una tarea molesta que debe hacerse. Entonces nuestro inter�s en la adoraci�n divina puede convertirse en una prueba de nosotros mismos. Si hay vida en el alma, seguramente habr� alegr�a en la adoraci�n.

II EL CORAZ�N SALE DE LA ADORACI�N CUANDO NEGLAMOS LA CULTIVACI�N PRIVADA DE LA VIDA REGENERADA. Muy a menudo los hombres piensan compensarse con diligencia en la religi�n p�blica por negligencia e indiferencia en la religi�n privada. Pero nunca se puede hacer. La preparaci�n para la adoraci�n es el cultivo privado del alma. Debemos llevar la adoraci�n con nosotros, o nunca la encontraremos en la Iglesia. Revive la piedad personal, y el resultado ser� de inmediato un inter�s revivido en la adoraci�n divina. Si los hombres descuidan la casa de Dios, siempre se descubrir� que han "dejado su primer amor".

Isa�as 43:25

Perd�n por el bien de Dios.

"Por mi propio bien". La acci�n humana rara vez se realiza con la persuasi�n de un solo motivo. Apenas podemos preguntar: �Cu�l fue su motivo? Deber�amos preguntar: �Cu�les fueron sus motivos? Uno, de hecho, puede parecer m�s grande que el resto, y haber decidido el curso de conducta; pero somos lectores muy imperfectos de la naturaleza humana si descansamos satisfechos con la afirmaci�n f�cil de que cada acto tiene una sola raz�n, un motivo supremo. Podemos aventurarnos a aplicar esto a Dios. No podemos pensar en �l como actuando sin motivo. Podemos suponer que est� influenciado por varios motivos. Pero podemos estar seguros de que siempre existe el motivo de control: har� lo que sea consistente consigo mismo, lo que defiende el honor de su propio Nombre. �l toma en cuenta nuestras oraciones y deja que sean persuasiones sobre �l; pero detr�s de todos los otros impulsos, debemos ver que este lo constri�e: "por el bien de su propio Nombre". En el texto esto se aplica a la eliminaci�n de las transgresiones. El perd�n nos llega porque la justicia divina quiere exhibici�n, y el amor divino quiere expresi�n. No est� influenciado por ninguna causa en nosotros, excepto porque nuestras persuasiones pueden ser causas secundarias. La soberan�a del perd�n divino est� constantemente presionada sobre nosotros en las Escrituras; y la expiaci�n es el modo en que gana expresi�n, en lugar de la agencia por la cual se asegura. Dios es un Dios que perdona porque lo es. No se puede decir m�s al respecto. Pero podemos entrar plenamente en la alegr�a de su perd�n. Se pueden abrir e ilustrar tres cosas.

I. EL PERD�N COMO SENTIMIENTO SANTO Y PROP�SITO EN EL CORAZ�N DE DIOS. El padre tiene el perd�n del hijo pr�digo en su coraz�n mucho antes de que el hijo regrese.

II LA EXPRESI�N DEL PERD�N A LOS QUE HAN PECADO. Esto se hace en las promesas de las Escrituras, y en las palabras y obras de Cristo.

III. La aprehensi�n del perd�n por aquellos que lo necesitan. Esto solo puede ser conocido por el penitente. Sobre la figura utilizada en el texto, que recuerda el borrado de una nube desde el cielo, Maclaren dice: "El pecado no es m�s que la nube, por as� decirlo, detr�s de la cual el sol eterno yace en todo su poder y calor, no afectado por el nube; y la luz a�n brillar�, la luz de su amor a�n penetrar�, con sus ejes misericordiosos, trayendo curaci�n en sus rayos, y dispersando toda la oscuridad aguda de las transgresiones del hombre. Y mientras las nieblas se recogen y ruedan , disipado por el calor de ese sol en el cielo superior, y revela la tierra hermosa debajo, por lo que el amor de Cristo brilla, derritiendo la niebla y disipando la niebla, diluy�ndola en sus lugares m�s gruesos, y finalmente perforando su camino a trav�s de �l, hasta el coraz�n del hombre que ha estado acostado bajo la opresi�n de esta espesa oscuridad. "- RT

Información bibliográfica
Exell, Joseph S; Spence-Jones, Henry Donald Maurice. "Comentario sobre Isaiah 43". Los Comentarios del Púlpito. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tpc/isaiah-43.html. 1897.
 
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