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Bible Commentaries
Isaías 7

Los Comentarios del PúlpitoLos Comentarios del Púlpito

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Versículos 1-25

SECCION IV. PROFEC�AS CONECTADAS CON LA GUERRA SIRISRAELITA (Isa�as 7-10: 4).

EXPOSICI�N

Isa�as 7:1

LA PROFEC�A DADA A AHAZ EN EL MOMENTO DE LA GUERRA SIRISRAELITISTA. La guerra sirio-israelita se trata tanto en Reyes como en Cr�nicas. En Reyes, la alianza entre Rezin y Pekah se declara claramente, como tambi�n el hecho de que sitiaron conjuntamente Jerusal�n ( 2 Reyes 16:5). De Cr�nicas aprendemos que, antes del asedio, Acaz fue derrotado dos veces con gran p�rdida, una vez por los sirios ( 2 Cr�nicas 28:5) y otra por los israelitas ( 2 Cr�nicas 28:6). Probablemente, por lo tanto, se vio reducido a grandes dificultades en el momento en que Isa�as recibi� instrucciones para buscar una entrevista con �l y comunicarle un mensaje reconfortante de Jehov�.

Isa�as 7:1

En los d�as de Acaz. El reinado de Acaz cubri�, probablemente, el espacio entre B.C. 743 y en B.C. 727. La marcha en Jerusal�n parece haber ca�do algo tarde en su reinado. Rezin el rey de Siria. Rezin es mencionado como Rey de Damasco por Tiglat-Pfieser II. en varias de sus inscripciones. En uno, que parece pertenecer a B.C. 732 o 731, afirma que derrot� a Rezin y lo mat�. Pekah hijo de Remaliah (ver 2 Reyes 15:25). Pekah hab�a sido un oficial bajo Pekahiah, el hijo y sucesor de Menahem; pero se rebel�, mat� a Pekahiah en su palacio y se apoder� de la corona. Es probable que �l y Rezin estuvieran ansiosos por formar una confederaci�n con el prop�sito de resistir el avance del poder asirio y, desconfiando de Acaz, desearan colocar en el trono de Jud� a una persona de quien pudieran depender completamente (ver Isa�as 7:6). No fue su dise�o conquistar el reino jud�o, sino solo cambiar al soberano. Hacia Jerusal�n; m�s bien, a Jerusal�n. Los aliados llegaron a la ciudad y comenzaron el asedio ( 2 Reyes 16:5). No pudo prevalecer contra ella; literalmente, prevaleci� no en la lucha contra ella.

Isa�as 7:2

Se le dijo a la casa de David. Antes de que comenzara el asedio, las noticias de la alianza llegaron a Acaz. Se dice que "le dijeron a la casa de David", porque el dise�o era reemplazar a la familia de David por otra casa, aparentemente siria (ver nota en Isa�as 7:6). Siria es confederada con Efra�n; literalmente, descansa sobre Efra�n. En circunstancias normales, los reinos de Siria e Israel eran hostiles entre s� (ver 1 Reyes 15:20; 1 Reyes 20:1; 1Re 22: 3-36; 2 Reyes 5:2; 2 Reyes 6:8; 2 Reyes 8:29; 2 Reyes 10:32; 2Ki 13: 3, 2 Reyes 13:22, 2 Reyes 13:25). Pero ocasionalmente, bajo la presi�n de un gran peligro, las relaciones cambiaron y se form� una liga temporal. Las inscripciones de Salmanasar II. muestra que tal liga existi� en la �poca de Benhadad II. y Acab. La invasi�n de Pul y la actitud amenazante de Tiglat-Pileser. Ahora hab�a ahogado una vez m�s a los dos pa�ses juntos. Sobre el uso de la palabra "Efra�n" para designar el reino de Israel, v�ase Oseas, passim. Su coraz�n se conmovi�; o sacudi� Si los dos reyes hubieran podido infligirle por separado tal p�rdida (ver el p�rrafo introductorio), �qu� no deb�a esperar, ahora que ambos estaban a punto de atacarlo juntos? No est� claro si Ahuz ya hab�a solicitado ayuda a Asiria o no.

Isa�as 7:3

T� y Shear-Jashub tu hijo. El nombre Shear-Jashub, "un remanente volver�", puede haber sido dado al hijo de Isa�as por revelaci�n, como Ewald cree que fue; o Isa�as pudo haberlo dado para testificar su fe tanto en las amenazas como en las promesas de las cuales se le hab�a hecho el portavoz. La orden de llevarlo con �l en la presente ocasi�n probablemente se dio a causa de su nombre, para llamar la atenci�n de Acaz. El conducto del grupo superior se menciona tambi�n en 2 Reyes 18:17. Probablemente fue un conducto subterr�neo que trajo agua a la ciudad desde las tierras altas fuera de la puerta de Damasco. Acaz pudo haberla visitado para ver que estaba disponible para su propio uso, pero no para el enemigo.

Isa�as 7:4

Presta atenci�n y c�llate; o ve que te quedes callado; es decir, "no te molestes; no recurras a medidas extra�as y extremas; en la tranquilidad y la confianza debe ser tu fuerza" (ver Isa�as 30:15). Las dos colas de estas marcas de fuego humeantes. Rezin y Pekah son llamados "dos colas" o "dos tocones de armas de fuego humeantes", como personas que hab�an sido peligrosas, pero cuyo poder de hacer da�o estaba en el polo de alejarse de ellas. Ahora no pod�an encender una llama; solo pod�an "fumar". El hijo de Remaliah. Pekah parece ser llamado "el hijo de Remaliah" en desprecio (comp. Isa�as 7:5, Isa�as 7:9), Remaliah fue un hombre sin distinci�n ( 2 Reyes 15:25 )

Isa�as 7:6

Haz una brecha all�. La palabra empleada significa correctamente "hacer una brecha en una muralla de la ciudad" ( 2 Reyes 25:4; 2 Reyes 2:1 Citron. 32: 1; Jeremias 39:2; Ezequiel 26:10), pero se usa tambi�n en sentido metaf�rico para da�ar y arruinar un pa�s (ver especialmente 2 Cr�nicas 21:17). El hijo de Tabeal; o, Tubal. "Tab-ill" parece ser un nombre sirio, basado en el mismo patr�n que Tab-rimmon ( 1 Reyes 15:18), rite uno que significa "Dios es bueno" y el otro "Rimmon es bueno". Sin embargo, no podemos concluir del nombre que la familia de Tabeal era monote�sta (Kay), porque El era uno de los muchos dioses sirios tanto como Rimmon.

Isa�as 7:7

As� dice el Se�or Dios; literalmente, el Se�or Jehov�, como en Isa�as 28:10; Isa�as 40:10; Isa�as 48:16, etc. No se mantendr�; es decir, "el dise�o no se mantendr� bien, no se lograr�". Rezin y Pekah han planeado dejar a un lado el tema de David, al que Dios le hab�a prometido su trono ( 2 Samuel 7:11-10; Salmo 89:27-19), y actuar como una nueva l�nea de reyes desconectados con David Piensan frustrar el consejo eterno de Dios. Tal intento fue necesariamente in�til.

Isa�as 7:8

Porque la cabeza de Siria es Damasco, etc. Siria y Efra�n tienen meramente cabezas humanas: una Rezin, la otra ( Isa�as 7:9) Pekah; pero Jud�, est� impl�cito, tiene una Cabeza Divina, incluso Jehov�. �C�mo, entonces, deber�an pensar los simples mortales para oponerse a su voluntad y sus designios a los de Dios? Por supuesto, sus dise�os deben quedar en nada. Dentro de sesenta y cinco a�os, Efra�n ser� quebrantado, etc. Si esta profec�a fue entregada, como hemos supuesto, en B.C. 733 (ver nota en Isa�as 7:1), sesenta y cinco a�os despu�s nos llevar�an a B.C. 669. Este fue el a�o en que Esar-haddon, despu�s de haber hecho que su hijo, Asshur-bani-pal, Rey de Asiria, transfiriera su propia residencia a Babilonia, y probablemente el a�o en que envi� un n�mero desde Babilonia y los pa�ses adyacentes. de los colonos que ocuparon Samaria y destruyeron por completo la nacionalidad que, cincuenta y tres a�os antes, hab�a recibido un duro golpe de Sarg�n (comp. Esdras 4:2, Esdras 4:9, Esdras 4:10, con 2 Reyes 17:6 y 2 Cr�nicas 33:11). Se cuestiona si, bajo las circunstancias, el profeta pudo haber consolado a Acaz con esta perspectiva lejana, y sugiri� que en el presente cap�tulo las profec�as pronunciadas en per�odos muy distantes se hayan mezclado (Cheyne); pero no existe tal aparici�n de dislocaci�n en Isa�as 7:1; en su forma actual, como lo requiere cualquier teor�a; y, aunque se puede garantizar que la comodidad de la promesa dada en Isa�as 7:8 ser�a leve, no se puede decir que ser�a nula; puede, por lo tanto, haber sido (como nos parece) sin una impropiedad a�adida a la promesa principal, que es la de Isa�as 7:7. La cl�usula completa, desde "y dentro de" hasta "no un pueblo", debe considerarse como par�ntesis.

Isa�as 7:9

Si no crees, etc. Traduce, Si no mantendr�s esta fe firme, seguramente no te mantendr�s firme. La fe plena en la promesa de Isa�as 7:7 habr�a permitido a Acaz prescindir de todos los planes de pol�tica terrenal y "mantenerse firme en el Se�or", sin pedir ayuda a ning�n "brazo de carne". La desconfianza de la promesa lo llevar�a a tomar medidas que no tender�an a "establecerlo", pero har�a que su posici�n fuera m�s insegura (ver 2 Reyes 16:7; 2 Cr�nicas 28:16, 2 Cr�nicas 28:20).

Isa�as 7:10

EL SIGNO DE IMMANUEL. La suposici�n de que hubo un intervalo considerable entre Isa�as 7:9 y Isa�as 7:10 (Cheyne) es bastante gratuita. Nada en el texto marca tal intervalo. Dios le hab�a enviado a Acaz un mensaje de su profeta ( Isa�as 7:4). Aparentemente se hab�a recibido en silencio, en cualquier caso, sin reconocimiento. Parec�a faltar la fe que deber�a haber acogido con alegr�a la promesa dada (ver la �ltima cl�usula de Isa�as 7:9). Dios, sin embargo, le dar� al infeliz monarca otra oportunidad. Y entonces �l le rega�a un segundo mensaje, la oferta de un signo que deber�a facilitarle la creencia en el primer mensaje ( Isa�as 7:11). Acaz rechaza con orgullo esta oferta ( Isa�as 7:12). Luego se da la se�al de "Emanuel", no a Acaz individualmente, sino a toda la "casa de David" y, a trav�s de ellos, a todo el pueblo jud�o. "Una virgen concebir� y dar� a luz un hijo, cuyo nombre se llamar� Emanuel; y antes de que este ni�o haya crecido hasta la edad del discernimiento moral, el pueblo de Dios habr� sido liberado, y sus enemigos desolados" ( Isa�as 7:14). El rumbo exacto del "signo" se discutir� mejor en el comentario sobre Isa�as 7:14.

Isa�as 7:10

El Se�or habl� nuevamente a Acaz. Como antes ( Isa�as 7:3, Isa�as 7:4) por boca de su profeta.

Isa�as 7:11

P�dele una se�al. Pedir un signo es correcto o incorrecto, loable o criticable, de acuerdo con el esp�ritu en el que se realiza la solicitud. Los fariseos en el tiempo de nuestro Se�or "pidieron una se�al", pero no habr�an cre�do m�s si hubieran recibido la se�al que pidieron. Gede�n pidi� una se�al para fortalecer su fe ( Jueces 6:37, Jueces 6:39), y la recibi�, y en la fuerza de ella sali� audazmente contra los madianitas. Cuando Dios mismo propuso dar una se�al, y permiti� que su criatura escogiera cu�l deber�a ser la se�al, no podr�a haber ning�n error en una aceptaci�n inmediata de la oferta, lo que deber�a haber provocado gratitud y agradecimiento. Preg�ntalo ya sea en la profundidad o en la altura de arriba; es decir, "Pide cualquier se�al que quieras, ya sea en el infierno o en el cielo", nada te ser� negado.

Isa�as 7:12

No preguntar�, ni tentar� al Se�or. Acaz, que no desea un signo, porque no desea creer en ninguna otra salvaci�n que no sea el s�lex que se derivar� de la realizaci�n de sus propios planes, encuentra una raz�n plausible para negarse a pedir uno en esos pasajes de la Ley. que prohib�a a los hombres "tentar a Dios" ( �xodo 17:7; Deuteronomio 6:16). Pero no podr�a ser "tentar a tirar a Dios" para cumplir con una invitaci�n Divina; m�s bien lo tentaba a rechazar el cumplimiento.

Isa�as 7:13

O casa de David (comp. Isa�as 7:2). No es solo Acaz, sino la "casa de David", que est� siendo juzgada. Los hombres conspiran para eliminarlo ( Isa�as 7:6). Si no se salvar� a la manera de Dios, tendr� que ser eliminado por Dios mismo. �Es algo peque�o para ti cansar a los hombres? es decir, "�No est�s contento con cansar a los hombres; con ignorar todas mis advertencias y por lo tanto cans�ndome? �Debes ir m�s all� y cansar a Dios" (o "agotar su paciencia") "al rechazar sus amables ofertas?" Dios m�o. En Isa�as 7:11 Isa�as hab�a llamado a Jehov� "tu Dios"; pero como Acaz, al rechazar la oferta de Dios, hab�a rechazado a Dios, ahora habla de �l como "mi Dios".

Isa�as 7:14

Por lo tanto. Para mostrar que su perversidad no puede cambiar los designios de Dios, lo cual se lograr�, ya sea que escuche o que se abstenga. El mismo Se�or; es decir, "el Se�or mismo, por su propia voluntad, sin pedirlo". Te dar� una se�al. Los "signos" eran de varios tipos. Pueden ser milagros reales realizados para dar fe de una comisi�n Divina ( �xodo 4:3-2); o juicios de Dios, significativos de su poder y justicia ( �xodo 10:2); o memoriales de algo en el pasado ( �xodo 13:9, �xodo 13:16); o promesas de algo a�n futuro. Los signos de este �ltimo tipo pueden ser milagros ( Jueces 6:36-7; 2 Reyes 20:8) o anuncios prof�ticos ( �xodo 3:12; 1 Samuel 2:34; 2 Reyes 19:29). Estos �ltimos solo tendr�an el efecto de signos en aquellos que presenciaron su logro. Mirad. "Una advertencia de un gran evento" (Cheyne). Una virgen concebir�. Se cuestiona si la palabra traducida "virgen", a saber. 'almah, tiene necesariamente ese significado; pero se admite que el significado se confirma en cualquier otro lugar en el que aparece la palabra en el Antiguo Testamento ( G�nesis 24:43; �xodo 2:8; Salmo 68:25 ; Proverbios 30:19; Cantares de los Cantares 1:3; Cantares de los Cantares 6:8). La LXX; escrito dos siglos antes del nacimiento de Cristo, traducido por ????????. La representaci�n "virgen" cuenta con el apoyo de los mejores hebra�stas modernos, como Lowth, Gesenins, Ewald, Delitzsch, Kay. Se observa con raz�n que a menos que 'almah se traduzca como "virgen", no se hace ning�n anuncio digno del gran preludio: "El Se�or mismo te dar� una se�al: �Mira!" El hebreo, sin embargo, no tiene "una virgen", sino "la virgen", que se�ala a una virgen especial, prominente por encima de todas las dem�s. Y llamar�; mejor que la representaci�n marginal, llamar�s. Se consider� como el privilegio de una madre determinar el nombre de su hijo ( G�nesis 4:25; G�nesis 16:11; G�nesis 29:32-1; G�nesis 30:6-1 , G�nesis 30:18-1, G�nesis 30:24; G�nesis 35:18, etc.), aunque formalmente el padre lo dio ( G�nesis 16:15; 2 Samuel 12:24; Lucas 1:62, 83). Emanuel Traducido para nosotros por San Mateo ( Mateo 1:23) como "Dios con nosotros" (??? ???? ? ????). (Comp. Isa�as 8:8, Isa�as 8:10.)

Isa�as 7:15

Mantequilla y miel comer�. Su tarifa ser� del tipo m�s simple (comp. Isa�as 7:22). Para que lo sepa; m�s bien, hasta que �l sepa (Rosenm�ller); es decir, hasta que llegue a a�os de discreci�n.

Isa�as 7:16

La tierra, etc. Traduce, La tierra ser� desolada, ante cuyos dos reyes tienes miedo. La "tierra" ciertamente debe ser la de los dos reyes confederados, Rezin y Pekah, la tierra Syro-Ephraim-itic, o Siria y Samaria. "Desolado" puede usarse f�sica o pol�ticamente. Una tierra est� "desolada" pol�ticamente cuando pierde el �ltimo vestigio de independencia.

Isa�as 7:17

EL PELIGRO A JUDA DE ASIRIA. La perversidad de Acaz, ya reprendida en Isa�as 7:13, es castigada a�n m�s por una amenaza, que sobre �l, sobre su pueblo y sobre la casa de su padre vendr� en breve una terrible calamidad. El mismo poder cuya ayuda �l mismo est� empe�ado en invocar ser� el flagelo para castigar tanto al rey como a la gente ( Isa�as 7:17). La tierra quedar� desnuda como por una navaja ( Isa�as 7:20). El cultivo cesar�; sus escasos habitantes se mantendr�n manteniendo algunas vacas y ovejas ( Isa�as 7:21), y se alimentar�n de productos l�cteos y de la miel que producen las abejas silvestres ( Isa�as 7:22) . Barreras y espinas aparecer�n en todas partes; las bestias salvajes aumentar�n; el ganado navegar� por las colinas que alguna vez fueron cultivadas cuidadosamente hasta sus cumbres ( Isa�as 7:23).

Isa�as 7:17

El Se�or traer� sobre ti, etc. La transici�n de las promesas a las amenazas es abrupta, y se calcula para impresionar a cualquiera que sea en cierta medida impresionable. Pero Acaz parece no haber tenido "o�dos para escuchar". Desde el d�a en que Efra�n parti� de Jud�; es decir, desde el momento de la revuelta bajo Jeroboam ( 1 Reyes 12:16-11) - un d�a malvado, que irritaba la mente de todos los verdaderos jud�os. Incluso el rey de Asiria. La construcci�n es inc�moda, ya que "el Rey de Asiria" no puede mantenerse en aposici�n con "d�as". Por lo tanto, muchos toman las palabras para un brillo que se ha introducido accidentalmente en el texto (Lowth, Gesenius, Hitzig, Knobel, Cheyne). Otros, sin embargo, ven en la anomal�a gramatical una gracia de composici�n.

Isa�as 7:18

El Se�or silbar� (vea Isa�as 5:26, y tenga en cuenta ad loc.). Para la mosca que se encuentra en la parte m�s extrema de los r�os de Egipto. La "mosca de Egipto", como la "abeja de Asiria", representa la fuerza militar de la naci�n, que Dios convoca para participar en la aflicci�n venidera de Judea. La mirada prof�tica puede extenderse durante todo el per�odo de decadencia de Jud�, y las "moscas" convocadas pueden incluir aquellas que se agruparon alrededor de Neco en Meguido y se llevaron a Joacaz de Jerusal�n ( 2 Reyes 23:29-12). Puede haber alusi�n tambi�n a los estragos egipcios en los reinados de Sarg�n, Senaquerib y Esar-Haddon. En cualquier revisi�n general del per�odo, encontraremos que declara que, desde la �poca de Sarg�n hasta la de Ciro, Judea fue el campo de batalla en el que las fuerzas de Asiria (o Asirio-Babilonia) y Egipto lucharon por el imperio del oeste. Asia. La desolaci�n de la tierra durante este per�odo fue producida casi tanto por la "mosca" egipcia como por la "abeja" asiria. Los "r�os de Egipto" son el Nilo, sus ramas y quiz�s los grandes canales por los que se distribuyeron sus aguas. La abeja que est� en la tierra de Asiria. La elecci�n de los t�rminos "abeja" y "mosca", para representar respectivamente a los anfitriones de Asiria y Egipto, no carece de importancia. Los ej�rcitos egipcios eran enjambres, recaudados a toda prisa y disciplinados de manera muy imperfecta. Los asirios eran cuerpos de tropas entrenadas acostumbradas a la guerra, y casi tan disciplinados como los romanos.

Isa�as 7:19

Y descansar; o asentarse. En los desolados valles. Gesenius y Vance Smith traducen "los valles precipiciosos"; Sr. Cheyne, "los valles de paredes escarpadas". Pero la palabra af�n utilizada en Isa�as 5:6 solo puede significar "desperdicio", que admite la representaci�n de la versi�n autorizada. La palabra exacta utilizada no aparece en otro lugar. Sobre todos los arbustos; m�s bien, en todos los pastos.

Isa�as 7:20

�Se afeitar� el Se�or con una navaja de afeitar contratada? m�s bien, con la navaja de afeitar contratada; es decir, la maquinilla de afeitar que Acaz habr� contratado ( 2 Reyes 16:8). La met�fora expresa bien el despojo de la tierra desnuda por saqueo y exacci�n (comp. Ezequiel 5:1, Ezequiel 5:12, y 2 Cr�nicas 28:19-14). Dios usar�a a Tiglat-Pileser como su instrumento para angustiar a Acaz. Por ellos m�s all� del r�o; o, en las partes m�s all� del r�o. "El r�o" es, sin duda, el �ufrates, y los que habitan m�s all� de los asirios. Por el rey de Asiria. Una vez m�s se sospecha un brillo, como en Isa�as 7:17. El significado sin duda ser�a suficientemente claro sin la cl�usula. La cabeza ... el pelo de los pies ... la barba. Estos tres representan todo el cabello en cualquier parte del cuerpo. Jud� debe ser completamente despojado.

Isa�as 7:21

Un hombre alimentar� una vaca joven y dos ovejas; literalmente, dos ovejas. Una vez que se haya dejado de cultivar, los hombres volver�n a la vida pastoral, pero no deber�n poseer m�s de dos o tres cabezas de ganado cada una, ya que los asirios habr�n barrido a la mayor�a de las bestias. Tiglath-Pileser, en sus inscripciones, menciona que se llev� el ganado y las ovejas a la cantidad de miles de personas de los pa�ses que super� o conquist�.

Isa�as 7:22

Por la abundancia de leche que dar�n. La peque�a cantidad de ganado permitir� que cada uno tenga abundante pasto. Por lo tanto, dar�n una gran cantidad de leche. El comer� mantequilla; m�s bien, cuajada: el alimento s�lido que se obtiene m�s f�cilmente de la leche (comp. arriba, Isa�as 7:15). La leche cuajada y la miel silvestre deben formar la dieta simple del remanente que queda en la tierra. Es, por supuesto, posible entender esto en un sentido espiritual, de doctrina simple y miel del evangelio de la roca de la Ley; pero no hay raz�n para pensar que el profeta haya intentado sus palabras en un sentido que no sea el m�s literal.

Isa�as 7:23

Mil enredaderas a mil platas. Por "silverlings", nuestros traductores se refieren a "piezas de plata", probablemente shekels. "Mil vides a mil shekels" puede significar ya sea mil vides por esa cantidad, o mil vides alquiladas por esa suma anualmente (comp. Cantares de los Cantares 8:11). Este �ltimo apuntar�a a vi�edos de bondad inusual, ya que el shekel es de al menos dieciocho peniques, y la renta actual de un vi�edo en Palestina es a raz�n de un piastre por cada vi�a, o 2�d. El significado general parecer�a ser que ni siquiera los mejores vi�edos se cultivar�an, sino que se desperdiciar�an y solo crecer�an "arbustos y espinas".

Isa�as 7:24

Con flechas y con arcos. Solo el cazador ir� all�, armado con sus armas de persecuci�n, para matar a los animales salvajes que perseguir�n los matorrales.

Isa�as 7:25

En todas las colinas que ser�n excavadas; m�s bien, eso habr� sido excavado en �pocas anteriores, ya sea para el cultivo de ma�z o para cualquier otro. All� no llegar� el miedo a las barreras (as� que Ewald y Kay). Pero casi todos los dem�s comentaristas traducen: "No vendr�s all� por temor a las barreras", etc. Las barreras y las espinas de Oriente rasgan la ropa y la carne. Ser�; es decir, "cada uno de esos lugares ser�". Para el env�o de bueyes; m�s bien, para el env�o de bueyes. Los hombres enviar�n su ganado hacia ellos, como solos, capaces de penetrar en la jungla sin lastimarse.

Nota suplementaria

Isa�as 7:14

Nota sobre el significado general de la profec�a de Emanuel. Pocas profec�as han sido objeto de tanta controversia, o provocaron una variedad de ex�gesis, como esta profec�a de Emanuel. Rosenm�ller da una lista de veintiocho autores que han escrito disertaciones sobre �l, y �l mismo agrega un vig�simo noveno. Sin embargo, el tema est� lejos de estar agotado. Todav�a se pregunta:

(1) �Eran la madre y el hijo personas pertenecientes a la �poca del mismo Isa�as, y de ser as�, qu� personas? O,

(2) �Eran la Virgen Mar�a y su Hijo Jes�s? O,

(3) �Ten�a la profec�a un doble cumplimiento, primero en ciertas personas que vivieron en la �poca de Isa�as, y en segundo lugar en Jes�s y su madre?

I. La primera teor�a es la de los comentaristas jud�os. Originalmente, sugirieron que la madre era Abi, la esposa de Acaz ( 2 Reyes 18:2) y el hijo Ezequ�as, quien liber� a Jud� del poder asirio. Pero esto fue refutado al mostrar que, seg�n los n�meros de Reyes ( 2 Reyes 16:2; 2 Reyes 18:2), Ezequ�as ten�a al menos nueve a�os en el primer a�o de Acaz, antes que esta profec�a no pudo haberse entregado ( Isa�as 7:1). La segunda sugerencia hecha identific� a la madre con la esposa de Isa�as, la "profetisa" de Isa�as 8:3, e hizo al hijo un hijo suyo, llamado en realidad Immanuel, o de lo contrario su hijo Maher-shalal-hash-baz ( Isa�as 8:1) bajo una designaci�n simb�lica. Pero ha-'almah, "la virgen", ser�a un t�tulo muy extra�o para que Isa�as le hubiera dado a su esposa, y el rango asignado a Immanuel en Isa�as 8:8 no ser�a adecuado para ning�n hijo de Isa�as. Queda por considerar a la 'almah como "alguna joven realmente presente", nombre, rango y posici�n desconocidos, e Immanuel como su hijo, tambi�n desconocido (Cheyne). Pero el gran exordio, "El Se�or mismo te dar� una se�al: �He aqu�!" y el rango de Immanuel ( Isa�as 8:8), son iguales contra esto.

II La teor�a puramente mesi�nica es mantenida por Rosenm�ller y el Dr. Kay, pero sin ninguna consideraci�n de sus dificultades. El nacimiento de Cristo fue un evento a m�s de setecientos a�os de distancia. �En qu� sentido y para qu� personas podr�a ser una "se�al" de la pr�xima liberaci�n de la tierra de Rezin y Pekah? Y, seg�n la teor�a puramente mesi�nica, �cu�l es el significado del vers�culo 16? Siria y Samaria fueron, de hecho, aplastadas a los pocos a�os de la entrega de la profec�a. �Por qu� se pospone su desolaci�n, aparentemente, hasta la venida del Mes�as, e incluso hasta que haya alcanzado cierta edad? El Sr. Cheyne encuentra estas dificultades con la sorprendente afirmaci�n de que Isa�as esperaba que el advenimiento del Mes�as se sincronizara con la invasi�n asiria, y en consecuencia pens� que antes de que Rezin y Pekah fueran aplastados, habr�a alcanzado la edad del discernimiento. Pero no parece ver que en este caso la sigma fue totalmente decepcionante e ilusoria. El tiempo es un elemento esencial de una profec�a que gira sobre la palabra "antes" (vers�culo 16). Si esta fe de los disc�pulos de Isa�as se despert� y sus esperanzas aumentaron con el anuncio de que Immanuel estaba a punto de nacer (el Sr. Cheyne traduce: "Una virgen est� con un ni�o"), �cu�l ser�a la repulsi�n de sentir cuando no apareci� Immanuel?

III. �No puede ser la verdadera explicaci�n del asunto la sugerida por el obispo Lowth: que la profec�a tuvo un doble efecto y un doble cumplimiento? "El significado obvio y literal de la profec�a es este", dice: "que dentro del tiempo en que una mujer joven, ahora virgen, debe concebir y dar a luz un hijo, y ese ni�o debe llegar a una edad tal como para distinguir entre el bien y el mal, es decir, dentro de unos a�os, los enemigos de Jud� deber�an ser destruidos ". Pero la profec�a estaba tan redactada, agrega, que tiene un significado adicional, que incluso "el dise�o original y la intenci�n principal del profeta", a saber. El mesi�nico. Todas las expresiones de la profec�a no se ajustan a sus dos intenciones: algunas se seleccionan con referencia a la primera, otras con referencia al segundo cumplimiento, pero todas se ajustan a una u otra, y algunas se adaptan a ambas. El primer ni�o pudo haber recibido el nombre de Emanuel (comp. Ittiel) de una fiel madre jud�a, que cre�a que Dios estaba con su pueblo, cualesquiera que fueran los peligros amenazados, y pudo haber alcanzado a�os de discreci�n sobre el tiempo en que Samaria fue llevada cautiva. El segundo hijo es el verdadero "Emanuel", "Dios con nosotros", el rey de Isa�as 8:8; Es su madre a quien se se�ala en la expresi�n "la virgen", y en su opini�n es el gran pre�mbulo; a trav�s de �l, el pueblo de Dios, el verdadero Israel, es liberado de sus enemigos espirituales, el pecado y Satan�s, dos reyes que continuamente lo amenazan.

HOMIL�TICA

Isa�as 7:1

Los designios de los malvados, por bien establecidos que sean, f�cilmente fueron destruidos por Dios.

Ser�a dif�cil encontrar un esquema, humanamente hablando, m�s prudente y prometedor que el que ahora forman Rezin y Pekah. Cada uno hab�a medido su fuerza contra la de Acaz individualmente, y hab�an salido decididos vencedores del encuentro. �Qu� duda podr�a haber de �xito cuando sus armas estaban unidas? Y el �xito ser�a una cuesti�n de la mayor importancia para ellos. Les permitir�a formar una alianza compacta de tres naciones guerreras considerables contra el poder agresivo que amenazaba con someter a toda Asia occidental. Pondr�a fin a las peque�as guerras perpetuas en las que hab�an estado durante siglos desperdiciando su fuerza y ??debilit�ndose para resistir a un conquistador alien�gena. Pero Dios dice la palabra: "No permanecer�, ni suceder�". y el esquema prometedor fracasa, termina en desastre. Rezin, su enmarcador, en lugar de triunfar sobre Acaz, es atacado por Tiglat-Pileser; sus territorios son invadidos, su capital asediada y tomada, su gente llevada cautiva y �l mismo asesinado ( 2 Reyes 16:9). Pekah, ayudante e instigador de Rezin, es expuesto a la peor parte de la invasi�n asiria, es atacado, derrotado, pierde ciudades y provincias, y, aunque no es asesinado por los asirios, queda tan d�bil y tan deshonrado que es destronado en breve. por un nuevo usurpador, Hoshea, que lo asesina por su propia seguridad ( 2 Reyes 15:29, 2 Reyes 15:30). La "casa de David", amenazada con la remoci�n por parte de los confederados, escapa de la crisis ileso y contin�a ocupando el trono de Jud� durante otro siglo y medio, mientras que los reinos de Siria e Israel caen en unos pocos a�os, y sus habitantes son deportados a regiones lejanas ( 2 Reyes 16:9; 2 Reyes 17:6; 1 Cr�nicas 15:26). Podemos aprender de esto:

I. LA LOCURA DE OPONERSE A DIOS. Siria y Efra�n fueron confederados contra Jud�. Sab�an que Jud� era de manera especial el pueblo de Dios. Dise�aron dejar a un lado la casa de David. Sab�an, o en cualquier caso, Efra�n sab�a, que el trono pertenec�a a los descendientes de David por la promesa de Dios. As� se pusieron contra Dios a sabiendas. Pensaban que su sabidur�a ser�a mayor o su fuerza superior a la suya. Pero as� pensar es una locura total. La "insensatez de Dios es m�s sabia que los hombres, y la debilidad de Dios es m�s fuerte que los hombres" ( 1 Corintios 1:24). En vano "se pusieron los reyes de la tierra, y los gobernantes se aconsejaron juntos, contra el Se�or y contra su Ungido, diciendo: Rompamos sus bandas y arrojemos sus cuerdas de nosotros. El que se sienta en el los cielos se reir�n: el Se�or los tendr� en burla "(Salmo 2:2). Dios solo tuvo que ponerlo en el coraz�n del Rey de Asiria para hacer una expedici�n inmediata, y todos los excelentes planes de los confederados, que necesitaban tiempo para su ejecuci�n, quedaron inmediatamente en nada y quedaron confundidos. Los posibles aliados fueron aplastados por separado; su v�ctima se les escap�; y "la casa de David" sobrevivi� a los suyos.

II LA SABIDUR�A DE LA CONFIANZA COMPLETA EN DIOS. Cuando una vez que Dios le envi� el mensaje, "No se mantendr�, ni suceder�", Acaz pudo haberse apoyado de manera segura en la promesa y haberse contentado simplemente con "quedarse quieto y ver la salvaci�n de Dios". Pero solo puede haber tenido una confianza d�bil e imperfecta en las palabras de Isa�as. Debe pensar c�mo puede escapar de sus enemigos; debe traer a otro para que lo ayude adem�s de Dios. En consecuencia, �l "va a Asiria". Saca la plata y el oro del palacio real y del tesoro del templo, y los env�a a Tiglat-Pileser, con la oferta de convertirse en su sirviente ( 2 Reyes 16:7, 2 Reyes 16:8), y probablemente se halague a s� mismo de que lo ha hecho bien, y debe su escape de Rezin y Pekah a s� mismo. Pero �l realmente ha dado un paso en el camino descendente que conducir� a la casa de David y al pueblo de Jud� a la ruina. Se coloc� bajo un id�latra y allan� el camino para nuevas idolatr�as ( 2 Reyes 16:10). Ha ayudado a barrer dos estados que, mientras continuaron, sirvieron como un rompeolas para mantener las olas de invasi�n fuera de su propio reino. Ha llamado a uno, quien, desde el punto de vista verdadero, realmente lo "ha angustiado y no lo ha fortalecido" ( 2 Cr�nicas 28:20). �Cu�nto m�s sabio habr�a sido de haber aceptado la promesa de Dios con plena fe y no haberla complementado con sus propios "inventos" ( Eclesiast�s 7:29) Dios habr�a encontrado una manera de ayudarlo y salvarlo, que no habr�a implicado consecuencias tan malvadas como las que surgieron de su propia acci�n voluntaria.

Isa�as 7:11

Correcto e il�cito pidiendo se�ales.

Pedir una se�al a veces se menciona en las Escrituras como indicativo de falta de fe y, por lo tanto, como una ofensa a Dios:

"Una generaci�n malvada y ad�ltera busca una se�al" ( Mateo 12:39), "Esta es una generaci�n malvada; buscan una se�al" ( Lucas 11:29). "Jes�s suspir� profundamente en su esp�ritu y dijo: �Por qu� esta generaci�n busca una se�al? De cierto os digo que no se dar� se�al a esta generaci�n" (Marco 8:12). "Los jud�os requieren una se�al, y los griegos buscan la sabidur�a" ( 1 Corintios 1:22). Por otro lado, a veces se habla de ella sin ning�n tipo de desaliento, y parece ser visto como algo natural, leg�timo, incluso como una especie de prueba de fe. A Acaz, en el presente pasaje, se le pide "pedir una se�al, y se le culpa por negarse a hacerlo". Su negativa "cansa" a Dios ( Isa�as 7:13). Los disc�pulos le preguntan a nuestro Se�or, sin reprensi�n, "�Cu�l ser� la se�al de tu venida y del fin del mundo?" ( Mateo 24:3). Ezequ�as le pregunta a Isa�as: "�Cu�l ser� la se�al de que el Se�or me sanar� y que subir� a la casa del Se�or al tercer d�a?" ( 2 Reyes 20:8; comp. Isa�as 38:22). �Se pueden establecer pruebas mediante las cuales se pueda distinguir lo correcto y lo incorrecto en este asunto? Creemos que algunos pueden.

I. ES DERECHO SOLICITAR UNA SE�AL.

1. Cuando una persona se presenta y reclama nuestra obediencia como maestro o l�der divino. Mois�s anticip� que sus compatriotas en Egipto se negar�an a escucharlo si se les presentaba sin credenciales, y se le dio de inmediato el poder de hacer ciertos milagros como se�ales de que Dios lo hab�a comisionado ( �xodo 4:1 ) Tan pronto como Jes�s se adelant� para ense�ar y predicar, se le pregunt�, no sin raz�n ni de manera inapropiada, "�Qu� se�al muestras?" ( Juan 2:18), y respondi�, sin culpar a quienes le preguntaron, por una referencia al mayor de sus milagros, su resurrecci�n. Los ap�stoles fueron autorizados a hacer milagros como signos de su misi�n divina.

2. Cuando tenemos una invitaci�n de Dios a trav�s de su mensajero acreditado, como lo hizo Acaz, para pedir una se�al.

3. Cuando sentimos que mucho depende de nuestra decisi�n en un asunto pr�ctico, por ejemplo. la vida de los dem�s: podemos pedir humildemente, como lo hizo Gede�n ( Jueces 6:36-7), que Dios, si as� lo desea, nos dar� alguna indicaci�n externa, o tal fuerza de convicci�n interna que nos asegure cu�l es su voluntad; solo en tales casos debemos tener cuidado de condicionar nuestra solicitud a que sea aceptable para �l, y debemos estar preparados, si no se concede, para actuar en la materia lo mejor que podamos en la luz que nos sea aprobada. .

II ES INCORRECTO SOLICITAR UNA SE�AL.

1. En un esp�ritu cautivo, con la intenci�n de criticarlo y (si es posible) no aceptarlo. Esta era la condici�n mental de los fariseos, que no habr�an cre�do que Cristo hubiera bajado de la cruz ante sus ojos, como le pidieron que hiciera ( Mateo 27:42).

2. Cuando ya nos han dado abundantes signos, y no hay motivos razonables para dudar o dudar de nuestro deber. Este fue el caso de aquellos jud�os que todav�a "requer�an una se�al" ( 1 Corintios 1:22) despu�s de la Resurrecci�n y Ascensi�n.

3. Cuando lo solicitamos simplemente para satisfacer nuestra curiosidad, como Herodes Antipas justo antes de la Crucifixi�n ( Lucas 23:8).

4. Cuando nos fijamos arbitrariamente en nuestro propio signo, y determinamos considerar el resultado, sea cual sea, como un signo del cielo. Este es el caso de aquellos que eligen decidir un asunto pr�ctico por sortes Virgiliance, o sortes Biblicae, o cualquier otra apelaci�n al azar. No tienen derecho a pedirle a Dios signos de este tipo, ni a considerar tales signos como significativos de su voluntad. Confiar en ellos no es fe, sino superstici�n.

Isa�as 7:14

Jes�s nuestro Emanuel.

I. RAZONES PARA CREER ESTO.

1. Nadie m�s que Jes�s naci� de una virgen pura.

2. Nadie m�s que Jes�s fue "Dios con nosotros".

3. Nadie, excepto Jes�s, supo verdaderamente "rechazar el mal y elegir el bien".

II DEBERES QUE FLUYEN DE LA CREENCIA.

1. Si Jes�s es "Dios con nosotros", debemos obedecerlo.

2. Si Jes�s es "Dios con nosotros", debemos confiar en �l.

3. Si Jes�s es "Dios con nosotros", debemos esforzarnos por imitarlo.

4. Si Jes�s es "Dios con nosotros", debemos continuamente adorarlo y rezarle.

5. Si Jes�s es "Dios con nosotros", debemos amarlo.

III. DOCTRINAS INCLUIDAS EN LA CREENCIA.

1. La Divinidad de Cristo, ya que �l es "Dios con nosotros".

2. Su humanidad, ya que es concebido y nacido de una mujer, y come alimentos terrenales.

3. Su amor y gracia de perd�n, ya que �l est� "con nosotros", no contra nosotros; de nuestro lado, no nuestro adversario.

4. Su expiaci�n por nuestros pecados, ya que sin expiaci�n no pod�a perdonar.

Isa�as 7:17

Nuestros vicios agradables azotan nuestras propias espaldas.

Acaz ha decidido "contratar" la afilada cuchilla de afeitar que se encuentra m�s all� de las aguas lejanas del �ufrates, en Mesopotamia y Asiria Propia. Quiere enfrentar el peligro que �l ve como inminente, con su propia sabidur�a y con su propia fuerza. Su aliado, Tigiath-Pileser, "el gran rey, el Rey de Asiria" ( 2 Reyes 18:28), aplastar� a los ej�rcitos de Pekah y Rezin, salvar� a Jud� y Jerusal�n del da�o, no, quiz�s exalte a Jud� a la posici�n que era suya antes de que Israel se rebelara bajo Jeroboam. Pero Dios ha decretado lo contrario. �l respaldar� el esquema de Abaz hasta cierto punto; �l emplear� la espada de Tiglat-Pileser para destruir a Rezin ( 2 Reyes 16:9) y castigar a Pekah; pero luego lo convertir� en un flagelo para castigar al propio Acaz. La navaja de afeitar contratada por Acaz afeitar� a Judea tan limpia como Samaria, agotando la tierra por completo y dej�ndola con relativamente pocos habitantes. Acaz descubrir� que no est� realmente "ayudado" por su aliado, sino solo "angustiado" y herido ( 2 Cr�nicas 28:20, 2 Cr�nicas 28:21). En todo esto tenemos un esp�cimen de uno de los modos ordinarios en los que Dios hace su voluntad. �l "nos iza con nuestro propio petardo", nos azota con el l�tigo que nosotros mismos hemos hecho para otro prop�sito. La ambici�n lleva a los hombres a lugares donde est�n dispuestos a llorar: "Inquieto yace la cabeza que lleva una corona". La avaricia permitida les hace rencor el m�s m�nimo placer. La conspiraci�n exitosa los priva de toda sensaci�n de seguridad, poniendo sus vidas y libertades en el poder de quienes pueden traicionarlos en cualquier momento. El logro de la posici�n m�s alta a la que han apuntado alguna vez los deja presa del tedio y la desilusi�n. El plan de Rebekah para el avance de su hijo favorito tiene �xito; pero la priva de la sociedad de su hijo durante gran parte de su vida. La rebeli�n de Absal�n contra David lo eleva al trono, pero lo lleva a un final prematuro en unos pocos meses. Judas lleva a cabo su plan de traici�n con completo �xito y, como consecuencia de su �xito, se ahorca: en nuestra juventud forjamos esas cadenas de h�bitos que nos hacen miserables en nuestra vejez. Planificamos, planeamos y construimos castillos, y trabajamos laboriosamente hasta cierto punto para lograr nuestros planes, con el resultado de que estamos completamente insatisfechos y nos gustar�a derribar todo y comenzar de nuevo. "Nuestra travesura recae en nuestra propia cabeza y nuestra maldad en nuestro propio pat�" (Salmo 7:16). Dios convierte nuestra sabidur�a en necedad y nos aplasta bajo las estructuras que nuestras propias manos han erigido.

HOMILIAS DE E. JOHNSON

Isa�as 7:1

El profeta consuela al rey.

I. LA PERSPECTIVA POL�TICA. Los reyes y jefes de Palestina tem�an el gran poder asirio. Bajo el d�bil gobierno de Acaz, Jud� se hab�a hundido muy bajo, y el Rey de Damasco, con el Rey de Efra�n, cree que es una oportunidad favorable para atacar al peque�o reino y fortalecerse contra los asirios. "Lejos del golfo de Akaba se sinti� el impacto de la invasi�n. Elath, el puerto favorito de Josafat y Uz�as, fue entregado a los edomitas" ( 2 Reyes 16:6; 2 Reyes 15:37 ) Jerusal�n ahora estaba amenazada, y un usurpador deb�a ser colocado en el trono de David ( Isa�as 7:6).

II LA ALARMA DE LA FAMILIA REAL. ( Isa�as 7:2.) Se traen noticias al palacio "Aram acampa en Efra�n"; La uni�n de las fuerzas de Siria e Israel hab�a tenido lugar. Un miedo tembloroso, como el viento que mece los �rboles del bosque, pas� por sus corazones. El tribunal sali� a inspeccionar las fortificaciones y las obras hidr�ulicas, y lleg� al "extremo del conducto del embalse superior, en el camino hacia el campo de Fuller", un lugar muy conocido (cf. Isa�as 36:2; 2 Reyes 18:1.).

III. LA REUNI�N CON ISA�AS. En este lugar, el profeta, con su hijo, se par� frente a ellos. Parece que por intimaci�n divina el profeta hab�a llamado al ni�o Shear-Jashub, que significa "remanente se convertir�", record�ndonos la esperanza de su llamado ( Isa�as 6:1). Considerar�a al ni�o como una promesa viviente, no solo de afecto conyugal, sino de promesa divina para un Israel m�s noble. Vea c�mo se detiene en el pensamiento en Isa�as 10:20. Inspirado por esta confianza, ahora se dirige al rey.

IV. CONFORT PARA LOS CORAZONES DECIENTES. "Presta atenci�n y c�llate; no temas y no tengas el coraz�n d�bil". Una mente tranquila y serena es un rival para cualquier peligro. La agitaci�n y el miedo magnifican a los enfermos; la resoluci�n s�lida lo reduce a sus verdaderas proporciones. Lo peor est� siempre en nuestra propia fantas�a.

"Algunas de tus heridas que has curado,

Y lo m�s fuerte que a�n has sobrevivido;

Pero, �qu� tormentos de dolor soportaste?

�De males que nunca llegaron! "

El t�mido rey ve una feroz masa de guerra rodando hacia �l; el coraz�n corpulento del profeta desaf�a despectivamente a los dos reyes como "dos tocones de marcas de fuego humeantes". Si queremos consolar a los hombres, debemos, como el profeta, decirles que recurran a los recursos que Dios ha puesto en el alma: inteligencia, prudencia, autosuficiencia y autoayuda. No existe una verdadera confianza en uno mismo que no sea al mismo tiempo una confianza en Dios.

IV. LA FUENTE M�S PROFUNDA DE FUERZA Y CONFORT. �Cu�les son las cabezas del poder sirio y del poder de Israel contra la cabeza de Jud�, el Se�or? Damasco y Samaria levantar�n sus frentes en vano contra Jerusal�n, si Jerusal�n solo conf�a en Jehov�. (Ewald supone que las palabras, "la cabeza de Jud� es Jerusal�n, y la cabeza de Jerusal�n es Jehov�", se han salido del texto, Isa�as 10:9.) Solo tenga confianza. Hay un juego de palabras en el original que podr�amos representar en ingl�s con: "No temas, no falles"; o, "Firme en la fe est� libre de escaramuza" o "Si no conf�as, permanece, no lo har�s".

1. La confianza, la presencia de la mente, es un deber en tiempos de peligro.

2. Se puede obtener si recurrimos a Dios como nuestro L�der y Defensa. "El Se�or est� de mi lado: no temer� lo que los hombres me har�n". - J.

Isa�as 7:10

La fe triunfando sobre la duda.

Fe en el Eterno personificada en el profeta, a quien se deben esperar todas las cosas deseables, todas las cosas que se esperan son posibles; y desconfianza, la debilidad de la mera carne y sangre, representada en el t�mido Acaz. Tal es la ilusi�n de las apariencias. El hombre exteriormente real es el cobarde; El verdadero rey de los hombres es el simple profeta.

I. EL DESAF�O DE LA FE. En el Nombre de Jehov�, Isa�as le pide al rey que pida una se�al desde arriba, una se�al que dice "ir al fondo del infierno o al cielo". La verdad deber�a ser su propia evidencia para cada mente; La intuici�n es mejor que la prueba. Isa�as ha visto y escuchado a Dios en las profundidades de su propio esp�ritu, y ninguna se�al en el aire de arriba o en la tierra de abajo puede darle m�s seguridad de la que ya posee. Cualquier hombre que no sea escuchar y mirar, deber�a encontrar el santuario, el or�culo, la Shejin�, en su propio coraz�n. Dentro de ese horrible volumen del coraz�n, se puede decir, yace el misterio de los misterios. Sin embargo, no a todos se les da la lectura clara; toda otra lectura, incluso en lenguas muertas, es m�s f�cil.

"�Los m�s felices de la raza humana a quienes nuestro Dios les ha concedido gracia para leer, para temer, para esperar, para rezar, para levantar el pestillo y forzar el camino!"

El ojo m�s opaco, inexperto a tales visiones, necesita los grandes caracteres en negrita del signo visible. "Viene con su significado palpable para ayudar a la debilidad humana. Los profetas se quejaron del ansia de se�ales, pero se vieron obligados a cumplirla. Los hombres conf�an m�s en sus sentidos que en la forma fantasmal y majestuosa de la verdad abstracta; y el atractivo para el o�do, como dijo el poeta romano, produce un movimiento lento en la mente en comparaci�n con el atractivo para el ojo fiel. Todos debemos confesarnos d�biles; necesitamos ver antes de poder creer, en lugar de creer que podemos ver. Sin embargo, incidentes como este pueden recordarnos que hay un Esp�ritu para ayudar a nuestras enfermedades y restaurar su equilibrio a la mente sin la menor duda. Cuando Madi�n amenaz� a Israel en los d�as antiguos, Gede�n escuch� la voz de Dios: "El Se�or es contigo, poderoso hombre de valor. "Sin embargo, el coraz�n del h�roe todav�a se desvaneci�." Oh mi Se�or, si el Se�or est� con nosotros, �por qu� entonces nos ha sucedido todo esto? �Y d�nde estar�n todos sus milagros de los que nos hablaron nuestros padres? "( Jueces 6:12, sqq.). De nuevo lleg� la voz:" Ve y salva a Israel: �no te he enviado? " responde: "Oh mi Se�or, �con qu� salvar� a Israel? he aqu�, mi familia es pobre, y yo soy el menor en el clan de mi padre ". Entonces se pide y se le otorga el letrero; el fuego, que estalla en la roca, consume la ofrenda de Gede�n. Dios, en la fuerza de una sabidur�a todopoderosa". razonamos "con los hombres. En nuestros d�as es igualmente dif�cil" aferrarse y esperar con fuerza en lo sutil llamado esp�ritu ", y ansiamos con urgencia signos, aunque no del mismo tipo.

II La excusa de la desconfianza. El rey alega que no se atreve a "tentar a Jehov�". Es cierto que este era un profundo reproche de anta�o contra el temperamento de Israel. En Rephidim, en el desierto, Mois�s estigmatiz� la demanda de agua del pueblo con esta frase: "�Est� el Se�or entre nosotros o no?" ( �xodo 17:2). All� yac�a el chancro del escepticismo culpable. En general, lo mismo se ve en nuestro tiempo, en la impaciente demanda de que las dificultades del gran problema del universo se aclaren para nuestra satisfacci�n privada. �Qui�n nos dio el derecho de interrogarlo e interrogarlo cuyas obras, en su conjunto, son testigos de su bondad y amor? Dios no copi� nuestros esquemas insignificantes en esta construcci�n; ni maneja el universo como manejamos un negocio, una expedici�n, el gobierno de un estado. "No tentar�s al Se�or tu Dios" significa: no lo pesar�s en la balanza de tu inteligencia finita, ni lo llamar�s para que ejecute tus deseos como si fueran lo mismo que su santa voluntad. Tan dif�cil es distinguir la s�plica de honestidad y humildad de la de deshonestidad e incredulidad, parece que Acaz podr�a estar en lo cierto, e Isa�as est� equivocado; el �ltimo demasiado audaz, el primero m�s reverente. La escritura puede significar cualquier cosa y todo; solo el coraz�n correcto lee el significado correcto para un momento, lugar y persona en particular. Si bien es la marca de la presunci�n "tentar a Dios", es el s�ntoma de la incredulidad cuando se rechaza la luz y la ayuda ofrecidas.

III. LA PERSEVERANCIA DE LA FE. Con una reprimenda del esp�ritu del rey, acus�ndolo en efecto de despreciar la bondad y tender a cansar la paciencia de Dios, el profeta contin�a con su mensaje no solicitado. �Qu� debemos aprender de la expresi�n "cansar a Dios"? Todas esas figuras po�ticas de la Escritura tienen su profundo significado. Despreciar las riquezas de la paciencia de Dios, entristecer su Esp�ritu, apagar su Esp�ritu, estas son formas de se�alar y estigmatizar esa indiferencia y frialdad hacia lo verdadero y lo Divino que puede ser un s�ntoma peor que la hostilidad abierta. Podemos descuidar pedir gu�a divina, podemos desobedecerla cuando la tenemos intimidada, o podemos rechazar su oferta. Quiz�s este �ltimo estado mental es el peor. Muestra que el coraz�n ya est� predispuesto y sesgado. Acaz estaba, de hecho, bajo la influencia de sus falsos profetas y adivinos. Pero, �por qu� deber�a negarse a escuchar al menos lo que Isa�as ten�a que decir? Deber�a haber reconocido que hab�a "dos lados" en la gran pregunta en cuesti�n. Acaz nos advierte que no escuchemos consejos ex parte. El que solo atender� los halagadores ecos de sus propios deseos, es como aquel que conf�a en su propio coraz�n y que demuestra ser un tonto. De Isa�as, nuevamente, la lecci�n regresa de la perseverancia fiel en nuestra palabra y trabajo, a pesar de la indiferencia, que amenaza con embotar nuestro filo y paralizar nuestra energ�a. Cuando un asunto est� en la conciencia, que surja, "si los hombres escuchar�n o si se abstendr�n". Calculamos las consecuencias demasiado; y aunque pocos tienen el coraje de arriesgarse al peligro al predicar verdades no deseadas, tal vez menos a�n tengan fe en su valor para insistir en presionarlo sobre o�dos reacios.

IV. LA SE�AL DE JEHOV�.

1. Ser� de importaci�n mixta. En parte, confirmar� las expectativas previas y, en parte, dar� a entender lo que no se hab�a esperado. Proclama un evento feliz que Acaz no hab�a buscado, pero tambi�n una calamidad que podr�a haber evitado si hubiera tenido mayor fe y verdad. Misteriosamente, nuestros deseos o miedos tienen alguna influencia creativa en nuestro futuro. "Los presagios siguen a los que los miran", ya sea para bien o para mal.

"El hombre es su propia estrella; y el alma que puede representar a un hombre perfecto y honesto, ordena toda luz, toda influencia y todo destino; nada para �l cae temprano o demasiado tarde. Nuestros actos son nuestros �ngeles, buenos o malos, Nuestras sombras fatales que todav�a pasan por nosotros ".

(Beaumont y Fletcher).

2. El Emanuel. En un oscuro dicho, el profeta abre la boca. "Lo! Haalmah" (la doncella, la que ya no es una ni�a, ni tampoco una anciana) "concebir� y dar� a luz un hijo, y luego lo llamar� Dios con nosotros". El tiempo se insin�a as�; ser� pronto, tal vez dentro de un a�o. Tambi�n la certeza y la alegr�a de la liberaci�n, como el nombre del ni�o llama. Es el grito de Israel: "Dios con nosotros". Debemos tener una consigna en cada causa noble, que condensar� su significado y har� sonar la tocsina a cada verdadera aspiraci�n y energ�a interna. Entonces los cruzados gritaron "�Dieu le veut!" a la predicaci�n de Pedro el Ermita�o; as� fueron los guerreros ingleses alentados en los viejos tiempos por el grito de "�Inglaterra y San Jorge!" Observe c�mo esta frase hace eco y vuelve a hacer eco: "Emanuel, Dios con nosotros", en Isa�as 8:8, Isa�as 8:10 (cf. Isa�as 9:6) . Todo genial El hombre criado de vez en cuando entre nosotros en pol�tica, en religi�n, para entregar, para dirigir, para aconsejar, es, a su manera, un reflejo heroico del Mes�as de Israel. Para la fe y la esperanza prof�ticas, un Mes�as, un Libertador, est� siempre a las puertas. Si el Eterno vive y reina, y se realiza por la agencia de los hombres, no debemos temer que cuando llegue la hora, aparecer� el h�roe, con todas las credenciales de su unci�n.

3. Ayuda r�pida. "Jehov� te ayudar�, y eso desde el principio", es una promesa cr�nica. Cuando el ni�o se acerca a a�os de madurez y de juicio, su comida ser� cuajada y miel; es decir, antes de llegar a la madurez, Efra�n y Damasco se sentir�n desconcertados, y se habr� establecido una nueva "edad de oro". No se sabe m�s sobre ning�n joven en particular de la �poca de Isa�as a quien la predicci�n m�stica podr�a referirse de lo que se sabe sobre el ilustre muchacho del prof�tico Eclogue de Virgilio, que deb�a restaurar el buen reinado del rey Saturno (Eclesiast�s 4). Es un malentendido de la naturaleza de la profec�a cuando tratamos de arreglar sus pron�sticos para el lugar o el tiempo. Una profec�a nunca se cumple como esperamos. Se refiere a un mundo no limitado por nuestros horizontes, y a una historia que no entra en nuestra perspectiva del tiempo. Este ideal Emanuel estaba destinado a flotar ante la piadosa esperanza de la naci�n durante muchos siglos, hasta que se uni� con lo real en la persona de Jes�s.

4. El castigo que debe preceder a la prosperidad. La gran conquista asiria y la desolaci�n que trae deben venir, en castigo por la infidelidad de la casa real y el alejamiento de la naci�n de los caminos de Jehov�. Es solo despu�s de una larga prueba en el fuego y una completa regeneraci�n que la prosperidad puede llegar. Es una imagen dudosa del futuro, en la que los rayos de gloria golpean a oscuras masas de oscuridad. Tal es nuestra perspectiva, ya sea para la historia personal, como para Isa�as en el cap�tulo anterior, o para una naci�n, como aqu�. Nunca ha faltado la esperanza de Cristo, nunca se ha extinguido la promesa de su venida; y nunca proclamado sin la insinuaci�n de los problemas y tribulaciones primero en llegar. Las propias predicciones del futuro de Cristo (ver los cap�tulos finales de Mateo) presentan la misma perspectiva medio velada y medio revelada. Siempre debemos mirar el tiempo venidero con confianza o con desconfianza, de acuerdo con nuestros corazones, como el de Isa�as, con Jehov� o d�biles, porque confiando solo en el brazo de la carne, o en los sue�os irracionales de superstici�n, como Acaz . � J.

Isa�as 7:18

Im�genes de guerra.

I. HOSTS INVASORES. Los ej�rcitos de Egipto y Asiria se comparan con enjambres de abejas. Como el maestro de las abejas llama a sus esclavos alados con un sonido peculiar, as�, a la llamada de Jehov�, los enjambres de los enemigos de Israel se encender�n, con espadas que pican y se establecen en los pastos bajos de la tierra, en el hendiduras de roca, setos de espinas y pastos. (Para la imagen de las abejas, compare Deuteronomio 1:44; Salmo 118:1.) En Joel 2:1. encontramos una espl�ndida imagen de langostas como imagen de un ej�rcito invasor.

II DEVASTACI�N. Otra imagen llamativa. La tierra, devorada por extra�os, ser� como un hombre bien afeitado de arriba a abajo de todos sus ornamentos masculinos de cabello y barba. Como una navaja de afeitar ser� el juicio penal de Jehov� sobre el santo laud. Los ricos vi�edos desaparecer�n. No se realizar�n podas ni excavaciones. Las barreras y espinas, usurpadores r�pidos de los descuidados campos de ma�z, florecer�n, y los patios de las casas crecer�n con malezas (cf. Isa�as 5:6; Isa�as 32:13). Aqu� y all� se ver� una vaca y una oveja o dos, pastando como en un gran campo o desierto. El granjero desaparecer� o volver� a la vida n�mada salvaje, viviendo del producto de su escaso ganado y de la miel. Las espinas y los cardos reemplazar�n a las vides, y el cazador deambular� con arco y flecha donde una vez que se vio al labrador ocupado con pala o arado. La azada dejar� de funcionar, porque, �ay! con esperanza de fruto ha cesado el "miedo a las espinas y los cardos"; y el buey y las ovejas encontrar�n pasto libre en todas partes. Hemos visto las dos im�genes sorprendentes de Landseer, "Guerra" y "Paz", en la Galer�a Nacional, y podemos sentir su patetismo. Mirar desde la paz y la abundancia a una perspectiva de humo, derramamiento de sangre y desolaci�n es a lo que el profeta llama al rey. Sin embargo, en medio de la penumbra aparece la figura, m�sticamente insinuada, del joven Mes�as. Y, de hecho, fue en medio de la pisoteada Galilea, sobre la cual los ej�rcitos hab�an caminado tan a menudo, que Jes�s apareci� y adopt� la misi�n santa y reconfortante del Mes�as como propia ( Lucas 4:1. ) .� J.

HOMILIAS DE W.M. ESTATAM

Isa�as 7:9

Sin fe, sin fijeza.

"Si no cre�is, seguramente no ser�is establecidos". La fe es m�s antigua que la ley. Es, de hecho, el principio eider de todas las ense�anzas divinas. Creer. "Porque el que viene a Dios debe creer que �l es". Adem�s, es un principio vivo. No es un precepto fr�o, pero es vital con confianza y seguridad.

I. LA REVELACI�N PROF�TICA. Es muy maravilloso y muy distinto. Vea el siguiente ( Isa�as 7:14): "Por lo tanto, el Se�or mismo les dar� una se�al; He aqu�, una virgen concebir� y dar� a luz un hijo, y lo llamar� Emanuel". Bueno, por lo tanto, se ha llamado a Isa�as "el profeta evang�lico", ya que tenemos en sus palabras la revelaci�n de un Mes�as inmaculado y un Mes�as sufriente.

II EL PRINCIPIO GENERAL Que no estamos "establecidos" a menos que creamos que es un principio, no solo de aplicaci�n particular sino universal. Debemos creer el uno en el otro para establecer el comercio. El hogar en s� mismo nunca es seguro sin confianza mutua, y no puede haber un car�cter establecido en la religi�n a menos que tengamos esa fe sin la cual es imposible agradar a Dios, y que da energ�a vital a todas las dem�s gracias.

III. LA CONDICI�N ABSOLUTA. "Si no cre�is". Aqu� est� la responsabilidad del alma. Y sin duda somos responsables de nuestras creencias. Debemos pesar, juzgar, considerar, probar todas las cosas. "Juez, te ruego", dice Dios en este mismo Libro de Isa�as ( Isa�as 5:3), "entre m� y mi vi�a". La condici�n debe ser absoluta. No es una amenaza; es una declaraci�n de lo que no puede ser otro. Si no creo que el ma�z crecer�, no lo plantar�. Si no creo que Dios pueda y est� dispuesto a salvar, no estar� entre los que creen para salvar sus almas. Si no creo que se dar� ayuda espiritual para perfeccionar mi. gracias, no rezar� por ello. "Si no cre�is, seguramente no ser�is establecidos". - W.M.S.

HOMILIAS DE W. CLARKSON

Isa�as 7:1

El poder establecido de la fe.

La fuerza pr�ctica de esta expresi�n prof�tica se encuentra en las palabras finales de la misma: "Si no cre�is, seguramente no ser�is establecidos" ( Isa�as 7:9). Podemos ver en ellos una declaraci�n expresamente personal. Intiman a Acaz que si �l, el actual Rey de Jud�, no pone su fe en el ministro y en el mensaje del Se�or, su reino y su poder sufrir�n p�rdidas.

1. Su fe fue muy probada. "Su coraz�n se movi� como los �rboles del bosque por el viento" cuando escuch� que dos poderosos monarcas estaban confederados contra �l ( Isa�as 7:1, Isa�as 7:2). No se requer�a poca fe para aceptar, sin reservas, las garant�as de Isa�as (vers�culos 4-9).

2. Pero ten�a una base s�lida sobre la cual construir su esperanza. La historia de su pa�s deber�a haber hecho perfectamente factible creer que, sea lo que sea lo que el Se�or haya decidido, todos los ej�rcitos del paganismo ser�an incapaces de resistir.

3. Sus temores humanos demostraron ser demasiado fuertes para sus convicciones religiosas.

4. El profeta le advirti� que con el fracaso de su fe vendr�a una p�rdida material. Esta predicci�n m�nima se cumpli� demasiado dolorosamente. Elath, un puerto en el Mar Rojo, se perdi� en el reino ( 2 Reyes 16:6); un gran n�mero de personas fueron asesinadas ( 2 Cr�nicas 28:6); muchos cautivos fueron llevados ( 2 Cr�nicas 28:8); Jud� se convirti� en tributario de Asiria ( 2 Reyes 16:8, 2 Reyes 16:9). "El Se�or derrib� a Jud� a causa de Acaz" ( 2 Cr�nicas 28:19). No estaba establecido; estaba debilitado y humillado.

La lecci�n que nos transmite el pasaje, particularmente estas �ltimas palabras, es esta: CUANDO LA FE FALLA, EL PODER SE DEPARTA; esa fe es el �nico poder sustentador que nos establecer� en la posici�n espiritual a la que hemos llegado. Consideramos, por lo tanto, este amplio principio aplicable a todos.

1. Como hombres cristianos disfrutamos de un excelente estado. Somos "reyes y sacerdotes para Dios"; estamos hechos para "sentarnos en lugares celestiales en Cristo Jes�s". "Ahora somos hijos de Dios", y todas las alegr�as y privilegios de la filiaci�n son nuestros.

2. Pero nuestra posici�n est� amenazada por poderosos adversarios. Se nos presentan los enemigos de nuestra raza: atractivos mundanos, indulgencias carnales, incitaciones al orgullo espiritual y la incredulidad, tentaciones de caer en el ego�smo o la falsedad, etc.

3. Solo una fe viva nos sostendr� en nuestra integridad. Debemos tener la fe que

(1) nos permite darnos cuenta de la cercan�a del Dios viviente;

(2) hace que las realidades espirituales y los �xitos le parezcan a nuestras almas las grandes cosas que son;

(3) acerca a nuestros corazones el mundo futuro, con su juicio y su recompensa;

(4) invoca desde arriba, creyendo en la oraci�n, direcci�n divina y apoyo. Sin esta fe viva, podemos esperar que el enemigo nos venza; con �l, podemos esperar establecernos en nuestro estado alto y bendecido.

Isa�as 7:10

Pecado y deber respecto a los signos.

El pasaje es interesante por esto, entre otras razones, porque Acaz es acusado de culpa por rechazar ese curso, el recurso al cual se convirti� en pecado nacional ( 1 Corintios 1:22), y por usar palabras que luego fueron utilizadas por el Salvador a s� mismo al repeler el ataque del maligno ( Mateo 4:7). Por lo tanto, se nos recuerda:

I. QUE EL VALOR O LA INCORTALIDAD DE UNA ACCI�N DEPENDEN EN GRANDE DE SUS CONDICIONES DE ASISTENTE. Los jud�os que buscaban una se�al de Cristo fueron reprendidos por �l por hacerlo ( Mateo 12:38, Mateo 12:39). Acaz es reprendido por no pedir uno en esta ocasi�n. Las circunstancias de los dos casos hicieron toda la diferencia. En la facilidad de los fariseos, ya se hab�an otorgado abundantes pruebas milagrosas, y exigieron un trabajo de un tipo particular seg�n su propia fantas�a; En el caso de Acaz, rechaz� deliberadamente el privilegio especial que Dios le ofreci�. Lo que es correcto y sabio bajo ciertas circunstancias puede ser incorrecto y tonto bajo otras. Muchas cosas que son propias de la juventud son inadecuadas para la edad, y viceversa; El lenguaje que es devoci�n en los labios de los semi-iluminados ser�a irreverencia en la boca de los hijos del privilegio. Claramente instruido por Dios, los israelitas fueron simplemente obedientes y valientes cuando expulsaron a los cananeos del pa�s y ocuparon sus tierras, pero una invasi�n del territorio de otro y la expulsi�n o matanza de sus habitantes sin dicha autoridad expresa desde arriba ser�a un crimen del mayor magnitud; etc.

II QUE HACEMOS BIEN ESTRECHAR HONESTAMENTE Y TEMPRANO DE TENTAR A DIOS. Honestamente; para una profesi�n sincera de hacerlo no tiene importancia. Acaz probablemente us� esto como un mero pretexto con el cual cubrir su verdadera falta de voluntad para que la voluntad de Dios se revelara inequ�vocamente. Y con seriedad; porque tentar a Dios es un pecado grave y un error calamitoso. Lo tentamos cuando descuidamos nuestro deber como ciudadanos de este mundo o como viajeros a la eternidad, o cuando deliberadamente corremos grandes riesgos, ya sean corporales o espirituales, presumiendo injustificadamente el poder de interposici�n de Dios o la gracia inagotable.

III. QUE DEBEMOS ACEPTAR GRATUITAMENTE LO INFERIOR COMO LAS INFLUENCIAS SUPERIORES QUE DIOS NOS OFRECE. Una se�al como la que Jehov� le ofreci� a Acaz era un privilegio de un orden inferior al de la exhortaci�n de su siervo Isa�as. Un milagro que atrae los sentidos y la imaginaci�n no es una influencia tan alta y pura como una verdad sagrada que atrae la conciencia y la raz�n. Sin embargo, ten�a su propio valor, y no deb�a ser ignorado o rechazado. Deber�amos temer a Dios, deber�amos ejercer fe en Jesucristo, deber�amos servir a nuestra raza, en primer lugar la mayor�a porque es nuestro deber sagrado hacerlo; pero bien podemos estar animados e impulsados ??por otras consideraciones menos elevadas, por el temor de ofender a Dios, por la esperanza de ganar su favor y su recompensa, por un deseo de ganar la gratitud de aquellos a quienes servimos, por un deseo de agradar aquellos con quienes estamos relacionados. La pureza superfina que no ser� movida por ninguna de las consideraciones m�s altas no se adapta a nuestra naturaleza humana, y no est� sancionada en la Palabra Divina.

IV. QUE LA PACIENCIA DE UN DIOS SUFRIMIENTO PUEDE SER SUPERADA POR NUESTRA PERVERSIDAD. "�Cansar�s a mi Dios tambi�n?" (vers�culo 13). Mucho se dice en las Escrituras sobre la paciencia de Dios. �l es "lento para la ira y de gran misericordia" (Salmo 145:8). Leemos sobre "las riquezas de su paciencia y paciencia" ( Romanos 2:4). Y aquellos que honestamente est�n tratando de complacerlo y servirlo pueden contar con su consideraci�n, aunque sus esfuerzos sean imperfectos y sus errores sean muchos. Pero aquellos que pertinazmente rechazan su yugo y obstinadamente siguen su propio camino cuando los llama a caminar en su camino, pueden descubrir que es demasiado posible "cansarlo tambi�n" y derribar el mal irreparable en sus almas. .-C.

Isa�as 7:14

La presencia de Dios

Naturalmente hacemos la pregunta: �De qu� maneras es Dios nuestro? "Emanuel"; �En qu� sentido es �l uno de los cuales podemos decir que �l es "Dios con nosotros"? �C�mo y d�nde se puede encontrar y sentir su presencia? Hay muchas respuestas para esta pregunta; Ahi esta-

I. LA RESPUESTA DE LA POES�A SAGRADA. Que la presencia de Dios se ve en los resultados de su obra Divina, en los cimientos y pilares de la tierra, en la "flor m�s mezquina que sopla", en las variadas formas de vida; que solo necesita una verdadera imaginaci�n para verlo en todos los objetos y escenas de su poder creativo; que "todo arbusto se incendia con Dios, pero solo el que ve se quita los zapatos".

II LA RESPUESTA DE LA FILOSOF�A. Que su presencia est� en la naturaleza que lo rodea, en la cual �l es inmanente; que aunque toda la naturaleza no incluye a la Deidad, el poder Divino est� presente en todas las cosas, sosteni�ndolo, d�ndole energ�a, renovando; Las "leyes de la naturaleza" son las actividades regulares de Dios.

III. LA RESPUESTA DE LA RELIGI�N NATURAL. Que �l est� con nosotros en su Esp�ritu omnipresente y observador; que llena la inmensidad de su presencia, est� en todas partes y observa todo, y toma nota de cada alma humana; que el Infinito es el que no puede estar ausente de ninguna esfera o ignorar cualquier acci�n.

IV. LA RESPUESTA, DE LA REVELACI�N ANTERIOR. Que su presencia est� en su providencia dominante; que Dios est� con nosotros, no solo "acos�ndonos atr�s y antes", no solo "entendiendo nuestro pensamiento de lejos", sino tambi�n "poniendo su mano sobre nosotros", dirigiendo nuestro curso, ordenando nuestros pasos (Salmo 37:23), aclarando nuestro camino ante nuestra cara, haciendo que todas las cosas trabajen juntas para nuestro bien, defendi�ndonos en peligro, libr�ndonos de problemas, estableci�ndonos en la vida, la fuerza y ??la alegr�a (ver G�nesis 39:2 ; 1Sa 3:19; 1 Samuel 18:12; 2 Reyes 18:7; Mateo 28:20).

V. LA RESPUESTA DE LA REVELACI�N M�S TARDE. Que su presencia estaba en su Divino Hijo. Lleg� el momento en que las palabras del texto demostraron tener "un cumplimiento brotante y germinante"; porque una virgen concibi� y dio a luz un Hijo, y �l era el "Emanuel" de la raza humana, Dios con nosotros, aquel que habitaba entre nosotros y pod�a decir: "El que me ha visto a m�, ha visto al Padre". " Los que caminaron con �l y observaron su vida, y que lo entendieron y lo apreciaron, reconocieron el esp�ritu, el car�cter, la vida, de Dios mismo. En su mente estaban los pensamientos, en sus palabras la verdad, en sus obras los principios, en su muerte el amor, en su misi�n el prop�sito de Dios. Cuando "Jes�s estaba aqu� entre los hombres", Dios estaba con nosotros como nunca antes, como nunca antes.

VI. LA RESPUESTA DE NUESTRA PROPIA CONCIENCIA. Que su presencia est� en y a trav�s de su Esp�ritu Santo. Dios est� con nosotros porque en nosotros; presente, por lo tanto, en la forma m�s profunda, verdadera, potente e influyente de todas las formas y formas; en nosotros, iluminando nuestras mentes, sometiendo nuestras voluntades, ampliando nuestros corazones, elevando nuestras almas, fortaleciendo y santificando nuestra naturaleza espiritual. Entonces, de hecho, �l est� m�s cerca de nosotros cuando viene a nosotros y hace su morada con nosotros, y as� "habita en nosotros y nosotros en �l". Nuestro deber, que es nuestro privilegio, es

(1) darse cuenta, cada vez m�s, de la cercan�a del Dios viviente;

(2) regocijarse, pr�cticamente, en la venida de Dios al hombre en presencia del Emanuel nacido de una virgen;

(3) ganar, al creer en la oraci�n, la presencia del Esp�ritu Divino en el santuario de nuestra propia alma.

Isa�as 7:17

Retribuci�n divina.

La referencia de estos vers�culos es claramente nacional; sin embargo, pueden ser puntiagudos para afectar a hombres individuales; porque podemos estar seguros de que es sobre los mismos principios sobre los cuales Dios gobierna las comunidades que gobierna el coraz�n y la vida de cada uno de sus s�bditos. Nos reunimos con respecto a la retribuci�n divina:

I. QUE PUEDE SER TRABAJADO POR VARIAS INSTRUMENTALIDADES.

1. A veces por instrumentos inconscientes.

(1) Puede ser, como aqu�, por hombres que act�an a ciegas. Egipto y Asiria ignorar�an por completo que Dios los emple� para hacer su trabajo punitivo. A menudo sucede que los hombres se suponen simplemente buscando sus propios fines cuando realmente est�n cumpliendo el prop�sito del Alt�simo.

(2) O m�s frecuentemente es por la acci�n regular de las leyes f�sicas o sociales.

2. Algunas veces por agentes conscientes. Como cuando el padre pronuncia su fuerte disgusto en el Nombre del Padre celestial, o la Iglesia pasa su sentencia de reproche o exclusi�n en el Nombre del Divino Maestro.

II QUE PUEDE TOMAR UNA O M�S DE VARIAS FORMAS. La retribuci�n puede asumir la forma de:

1. Disminuci�n. ( Isa�as 7:21.) Toda disminuci�n no es causada directamente por el pecado, pero el pecado siempre tiende a despojarse y disminuir. El resultado de hacer lo malo es descender del estado superior al inferior, del poder a la debilidad, de la eminencia a la oscuridad, de la influencia a la nada.

2. Deshonor. "Tambi�n consumir� la barba" ( Isa�as 7:20). Cuando los hombres han persistido durante mucho tiempo en la locura y en la transgresi�n, se convierten en la marca del deshonor general. Desde el respeto calificado hacia abajo, a trav�s de todas las etapas de la mala opini�n, hasta la aversi�n absoluta y el desprecio, el pecado conduce a sus v�ctimas. El pecado puede comenzar con un alto desaf�o, pero termina con la m�s baja verg�enza.

3. Degradaci�n. ( Isa�as 7:24, Isa�as 7:25.) El pa�s que una vez fue cultivado por la mano de una h�bil diligencia queda para producir la miserable e in�til cosecha de "abrojos y espinas". La mente que una vez produjo pensamientos nobles ahora produce imaginaciones culpables; el coraz�n que una vez estuvo lleno de amor santo ahora est� lleno de pasiones indignas; el esp�ritu que una vez se elev� hacia el cielo con grandes esperanzas ahora gira alrededor de objetivos y ambiciones ignorables que son de la tierra y el sentido; la vida que una vez trajo todas las actividades honorables y admirables no tiene nada que ofrecer ahora sino esquemas ego�stas o incluso actos de oscuridad. C.

HOMILIAS POR R. TUCK

Isa�as 7:1, Isa�as 7:2

Calamidad nacional con Dios y sin Dios.

Las circunstancias hist�ricas relacionadas con este y los siguientes dos cap�tulos arrojan luz sobre el objeto y el significado de la profec�a. Al final del reinado de Jotham, las naciones vecinas de Israel y de Siria invadieron el pa�s de Jud�, destruy�ndolo. Ahora, al comienzo del reinado de Acaz, acordaron unir sus fuerzas, por lo que esperaban tomar incluso la ciudad principal, destronar al rey reinante y dividir la tierra entre ellos. La noticia de esta confederaci�n lleg� a Acaz, y produjo la mayor consternaci�n y desconcierto tanto en �l como en el pueblo de Jerusal�n. Se hicieron esfuerzos apresurados para fortificar la ciudad, y especialmente para asegurar las reservas de agua, de las cuales depend�a su capacidad para asediar tan directamente. Tambi�n se formaron planes para asegurar la ayuda del Rey de Asiria, aunque el precio de tal ayuda seguramente ser�a la p�rdida de la independencia nacional y el pago del tributo a Asiria. En esos d�as degenerados, pocas personas pensaban siquiera en buscar la ayuda de Jehov�, el poderoso Dios de sus padres. Mientras est� ocupado, inspeccionando las obras hidr�ulicas, y probablemente lleno de nueva ansiedad por encontrarlas descuidadas y fuera de reparaci�n, Acaz ve acercarse al profeta de Jehov�. El mensaje de Isa�as est� lleno de misericordia y aliento. Calmar�a los temores irracionales e irracionales del rey; habla levemente de Rezin y Pekah, como solo dos colas de marcas de fuego humeantes, cuya fuerza est� casi agotada; solo pueden fumar, no arder, y sus reinos se apresuran a decaer. �l le ordena al rey que no piense por un momento en apoyarse en Asiria, sino que conf�e en el Dios viviente. �l gentilmente ofrece, en el Nombre de Dios, una se�al para confirmar su fe, pidi�ndole a Acaz que incluso elija una que cree que lo convencer�. El rey se niega obstinadamente; y luego Isa�as le da uno, despu�s de reprimir severamente la falsa humildad del rey. El signo es una garant�a figurativa y po�tica de que, dentro de unos tres o cuatro a�os, el poder de sus enemigos actuales se romper�a por completo. Y luego la misericordia pasa al juicio, y el profeta revela severamente las consecuencias que seguir�n al apoyarse en Asiria. En el texto tenemos un estado de asuntos p�blicos que bien podr�a causar alarma, y ??nos detenemos en el esp�ritu en que los tiempos de peligro nacional pueden y deben cumplirse.

I. CALAMIDAD NACIONAL SIN PENSAMIENTO DE DIOS EL GOBERNADOR. Justo esto lo tenemos en la conexi�n hist�rica del texto. Visto pol�ticamente, hubo complicaciones graves y peligrosas. Asiria se abr�a camino hacia el Mediterr�neo. Siria e Israel estaban en su camino. En lugar de resistirse a su enemigo oriental m�s serio, se confederaron para herir al peque�o pa�s de Jud�, que bloque� su camino hacia el sur hacia Egipto. Rezin se hab�a apoderado de Elath, el gran puerto comercial de Jud� en el Mar Rojo, y Pekah hab�a invadido el territorio de Jud�. Hubo un p�nico general. King y la gente preguntaron por igual: �C�mo podr�an resistir esta combinaci�n de los pa�ses vecinos contra ellos? Un gran temor posey� al rey y lo llev� a la acci�n m�s descort�s que podr�a tomar. Al no tener ning�n sentido de confianza en Dios, conscientemente separado por su obstinaci�n de Dios, busc� alianza con Asiria y se arruin� a s� mismo y a sus enemigos vecinos. La figura de los �rboles ondeando de un lado a otro con confusi�n en el viento, expresa al hombre que no se queda en Dios, sino que se deja a las incertidumbres de un juicio basado solo en las circunstancias.

II CALAMIDAD NACIONAL CON EL PENSAMIENTO DE DIOS EL GOBERNADOR. Este es el contraste sugerido en el pasaje: Si Acaz hubiera sido un hombre temeroso de Dios, �qu� diferente habr�a sido en estas circunstancias! Si hubiera sido un David, o un Josafat, o un Ezequ�as, un hombre con el temor de Dios ante sus ojos, habr�a enfrentado las condiciones peligrosas con calma, y ??habr�a visto en ellos una ocasi�n para

(1) oraci�n especial;

(2) dependencia renovada;

(3) y la prueba de la sinceridad de su confianza;

(4) tambi�n un llamado a vigilar la voluntad Divina;

(5) y el requisito de ponerse en una actitud de obediencia, listo de inmediato, y de todo coraz�n, para seguir el liderazgo Divino.

Apl�quese a las complejidades modernas de la pol�tica de partidos y las complicaciones internacionales, as� como a los tiempos de calamidad nacional, por enfermedad o por el comercio deprimido. Muestre la posici�n ventajosa que ocupa, quien cree en Dios como el Dios de las naciones, busca sus decisiones providenciales y sus reglas, y sabe que �l "hace que la ira del hombre lo alabe, y restringe el resto de esa ira". Muestre cu�n callada puede ser una naci�n cuando sabe que la pol�tica nacional est� dirigida por el temor de aquel que debe ser llamado el "Dios de toda la tierra".

Isa�as 7:7

El hombre propone, Dios dispone.

Recordando el plan en el que Rezin y Pekah hab�an estado tan ocupados, organizando todo de manera tan inteligente y asegur�ndose de un �xito r�pido y triunfante, Jehov�, soberano soberano y juez, lo mira desde arriba y dice: " no se mantendr�, ni ser� ". "El plan ni siquiera tomar� forma pr�ctica, mucho menos lograr�a un �xito permanente". "Ninguno de ellos, ni Siria ni Israel, deber�a ampliar sus dominios ni impulsar sus conquistas m�s; se les har� conocer los suyos; sus l�mites son fijos y no los superar�n" (Matthew Henry).

I. LOS L�MITES DE LA LIBERTAD DEL HOMBRE. �l es

(1) libre de pensar;

(2) libre para juzgar;

(3) gratis para planificar.

Hay un sentido en el que el hombre tiene dominio sobre el mundo en el que se encuentra, y sobre las circunstancias en las que se encuentra. Dios, en cierto sentido, puso al hombre, separado de s� mismo, en el jard�n de este mundo, y se mantiene alejado para ver qu� har�. El hombre tiene la confianza de

(1) inteligencia, para que pueda estimar las cosas y las relaciones de las cosas;

(2) libre albedr�o, para que pueda elegir su curso de acci�n, pero es inteligencia limitada, limitada

(a) por capacidad cerebral;

(b) oportunidad educativa;

(c) condiciones de salud;

(d) prejuicios circundantes;

(e) medidas y grados de revelaci�n divina.

Y est� cuidadosamente circunscrito libre albedr�o, graciosamente limitado porque las decisiones del hombre se toman constantemente sobre

(a) conocimiento imperfecto, y

(b) por impulsos de sentimiento sesgado.

La voluntad del hombre tambi�n est� limitada por la condici�n de su conformidad con la voluntad suprema de Dios. El hombre puede planificar, proponer y proponer; pero all� debe detenerse hasta que pueda obtener el permiso Divino para llevar a cabo sus planes. Si se atreve a forzar sus planes a actuar contra Dios, seguramente descubrir� que lo hace pero corre "contra los jefes del protector de Jehov�". �Qui�n ha resistido a Dios y prosperado?

II EL CAR�CTER ILIMITABLE DEL CONTROL DE DIOS. Hay el tono m�s firme y perentorio en esta declaraci�n, "No se mantendr�". Afirmando su autoridad sobre todas las naciones, el Se�or de los ej�rcitos dice: "Bendito sea Egipto, mi pueblo, y Asiria la obra de mis manos, e Israel mi herencia" ( Isa�as 19:25). Dios controla

(1) las mentes que planean;

(2) los cuerpos que ejecutan;

(3) las esferas y circunstancias en las que se va a trabajar el plan.

Observando todo, Dios tiene la mano que lo detiene, y puede decir: "Hasta aqu� llegar�s, y no m�s all�".

Isa�as 7:9

La condici�n de fe.

"Si no tienes fe, en verdad no tendr�s continuidad" (traducci�n de Cheyne). "Si no te mantienes firme, en verdad no te mantendr�s firme". Vea la expresi�n ilustrada en Josafat, cuando sale a encontrarse con el ej�rcito de los moabitas y amonitas ( 2 Cr�nicas 20:20). Habacuc da el mismo sentimiento en su expresi�n familiar: "El justo vivir� por su fe". La fe en �l y en su Palabra es la �nica condici�n universal que Dios exige, y justamente exige, a la vista

(1) de lo que �l es;

(2) de lo que �l es en relaci�n con nosotros; y

(3) de lo que ya ha hecho por su gente, en la experiencia que hemos compartido.

La ley de Dios para las criaturas que dependen de �l es: "Conf�a en m�". La gracia de Dios para sus criaturas es "Respuesta a la confianza". �l despliega sus mejores bendiciones para aquellos que pueden confiar y esperar en �l. La demanda de fe, como la condici�n de recibir bendiciones divinas, puede rastrearse en los tratos divinos con los hombres a trav�s de todas las edades y dispensaciones.

I. DIOS REQUIERE FE EN LOS PATRIARCAS. Enoc fue traducido como una respuesta a una vida de fe; No� fue salvado del diluvio porque crey�; La fe de Abraham fue "contada por justicia". Todos "murieron en la fe". La gloria en sus vidas es el brillo de la aceptaci�n de Dios dada a los hombres de fe.

II DIOS REQUIERE FE EN LOS ISRAELITAS. Durante cuarenta a�os les ense�� la lecci�n de confianza. Y si los reproches y reproches y castigos divinos pudieran resumirse en una oraci�n, leer�an as�: "No confiar�s en m� por completo". "El Se�or le dijo a Mois�s: �Hasta cu�ndo me despreciar� este pueblo? �Hasta cu�ndo no creer�n por todas las se�ales que he mostrado entre ellos?" ( N�meros 14:11). Esos israelitas "no pudieron entrar debido a su incredulidad" ( Hebreos 3:19).

III. DIOS REQUIERE FE EN EL TIEMPO DE LOS REYES. Esta fue la �nica demanda hecha en el Nombre de Dios por los profetas; y sorprendentes incidentes ilustrativos se pueden encontrar en la misi�n de Elijah, y en los reinados de Asa, Josafat y Ezequ�as.

IV. DIOS REQUIERE FE AL HABLAR A LOS HOMBRES A TRAV�S DE CRISTO. Ilustrar

(1) su esfuerzo por asegurar la fe en los enfermos antes de sanarlos; y

(2) sus reproches a sus disc�pulos, una y otra vez dici�ndoles: "�Oh vosotros de poca fe!"

"�C�mo es que no tienes fe? Impresiona que esta es la condici�n necesaria de Dios a�n, y para nosotros. �De d�nde procede la esterilidad y la falta de fruto en el conocimiento de Cristo, y la ineficiencia para las buenas obras y la vida de justicia? La respuesta es "No tenemos" fe, ni siquiera como un grano de mostaza ". - RT

Isa�as 7:12

Verdadera y falsa humildad.

Debemos entender que Acaz ya hab�a decidido recurrir a Asiria en busca de ayuda; probablemente ya hab�a enviado a sus embajadores a Tiglat-Pileser, y no se disuadir�a de su prop�sito por ninguna promesa o amenaza de Jehov�. Pero disimul� y trat� de salir de su dificultad fingiendo hip�critamente que estaba disuadido de preguntar. Una se�al de un temor religioso de tentar al Se�or. Sus palabras suenan como si fuera humilde y reverente; su coraz�n era fuerte en sus prop�sitos obstinados. �l dice: "Tampoco tentar� al Se�or", como si pudiera ser una tentaci�n de Dios hacer lo que Dios orden� y lo invit� a hacer. Recuerde que, en pasajes como este, la palabra "tentar" significa: "Ponga a Dios a prueba, como si dudara de �l". El Dr. Kay, en 'Speaker's Commentary', dice: "En su distanciamiento de coraz�n, Acaz hab�a llegado a mirar a Dios como su enemigo, como una persona peligrosa que lo estaba frustrando en sus planes m�s preciados, y de quien, por lo tanto, era mejor mantenerse completamente distante. Si �l pidiera una se�al y se le otorgara, �no estar�a obligado por su propio acto y acci�n a confesar la grandeza de sus pecados pasados, a renunciar a sus planes pol�ticos para el futuro? , someterse a las curvas y grilletes del viejo ciclo de ense�anza religiosa del cual se hab�a liberado? "�Podemos encontrar alguna prueba de b�squeda por la cual la verdadera humildad se pueda distinguir de la falsa? (Se supone que la humildad se explica y se impone como la actitud apropiada para que el hombre tome, y el esp�ritu para que el hombre valore, en la presencia de Dios.)

I. LA HUMILDAD VERDADERA PRESENTA Y OBEDECE. Si Acaz hubiera sido verdaderamente humilde, habr�a respondido de inmediato a la invitaci�n Divina. Ilustrar de Mois�s encogi�ndose de la obediencia a los mandamientos que Dios le dio. La verdadera humildad siempre dir�: "Si Dios me ha llamado a hacer algo, debo hacerlo; puedo hacerlo, y puedo estar bastante seguro de que su gracia estar� conmigo o lo que haga. La verdadera humildad es valiente para la obediencia.

II LA HUMILDAD FALSA PRESENTA, PERO NO OBEDECE. Esta es precisamente la actitud de Acaz. �l se somete; �l toma la postura humilde; �l habla las palabras humildes; lout no obedece. Su humildad no es m�s que hipocres�a. El obispo Hall dice: "El arte imita a la naturaleza, y cuanto m�s se acerca a la naturaleza en sus efectos, es m�s excelente. La gracia es la nueva naturaleza de un cristiano, y la hipocres�a ese arte que lo falsifica; y cuanto m�s exquisito es en la imitaci�n es la m�s plausible para los hombres, pero la m�s abominable para Dios. Puede enmarcar a un hombre espiritual en una imagen que no solo los dem�s, sino incluso el hip�crita mismo, pueden admirar y, favoreciendo su propio artificio, puede ser enga�ado hasta el punto de decir y pensar que vive, y enamorarse de �l; pero el Buscador de corazones no le aborrece menos que complaci�ndose a s� mismo ". Y Matthew Henry dice: "Una desafecci�n secreta hacia Dios a menudo se disfraza con los colores enga�osos de respeto hacia �l; y aquellos que est�n resueltos a no confiar en Dios, sin embargo, fingen que no lo tentar�n". Puede impresionarse que el hombre verdaderamente humilde est� m�s celoso del honor de Dios que del suyo, y por lo tanto se somete y obedece r�pidamente; pero el hombre que no es realmente humilde est� ansioso por su propio honor, y solo muestra celos de Dios. Acaz necesitaba este consejo, y nosotros tambi�n: "Hum�llense, por lo tanto, bajo la poderosa mano de Dios, para que �l los exalte a su debido tiempo". Y la prueba m�s grande de esta gran gracia es: �Conduce a su poseedor a seguir y obedecer?

Isa�as 7:14

La naturaleza de las profec�as mesi�nicas.

Siendo este el primero en el Libro de Isa�as reconocido como mesi�nico, el tema general puede ilustrarse en relaci�n con �l. Isa�as aqu� da una se�al. Mirando a una mujer en presencia del rey que en ese momento era virgen, �l, en efecto, dice: "Sabr�n que Jehov� es el Dios viviente y el Sumo Ayudante de su pueblo, por esto. Antes de esto la mujer puede tener un hijo, y ese hijo envejece lo suficiente como para saber el bien del mal, tu tierra ser� entregada y tus enemigos ser�n derrocados ". Muchos int�rpretes cristianos ven en esto una referencia directa al Mes�as, como el Hijo de la Virgen; una referencia que los hace bastante indiferentes a la conexi�n del pasaje con los eventos que luego transpiran. Hay algunos casos en los que debemos admitir que la predicci�n concierne casi por completo al Mes�as. Es casi imposible agotar el elevador de Isaiah, por ejemplo, con referencias locales e hist�ricas. Pero en la mayor�a de los casos encontraremos que el significado mesi�nico del pasaje es su segunda referencia, su ense�anza interna y menos evidente. Las palabras se relacionan inmediatamente con alguna condici�n existente o perspectivas nacionales, y a trav�s de ellas tienen que revelar la verdad m�s elevada. No debemos sorprendernos de esto; m�s bien deber�amos esperarlo, como en perfecta armon�a con la idea de revelaci�n a los jud�os. Su historia fue una serie de liberaciones y redenciones; Una sucesi�n de tipos de la redenci�n espiritual venidera. Su religi�n era un conjunto de signos complicados, todos m�s o menos manten�an la expectativa de quien iba a venir. Entonces, qu� podr�a ser m�s natural y apropiado que lo que deber�an hacer las profec�as, lo que la historia y la religi�n hab�an hecho antes: tener en su forma externa un significado m�s profundo y ayudar a elevar el alma de la naci�n hacia su gran gloria. , la venida, como miembro de la raza Isa�as, de la largamente prometida Semilla de la mujer "�qui�n deber�a" lastimar la cabeza de la serpiente? "El hecho general de que muchas de las profec�as se refieren a la vida y los tiempos de Cristo no se puede dudar razonablemente, pero se encontrar�n dificultades en el tratamiento de cada caso en particular. El lenguaje debe sopesarse cuidadosamente, las figuras deben considerarse h�bilmente y las conexiones deben explicarse adecuadamente, antes de que se pueda llegar a una decisi�n. Ilustramos las dificultades al considerar el pasaje muy desconcertante ahora ante nosotros.

I. El profeta da una se�al al renovar la promesa de liberaci�n y al conectarla con el nacimiento de un ni�o, cuyo nombre significativo se convierte en un s�mbolo de la interposici�n divina, y su crecimiento es una medida de los eventos posteriores. En lugar de decir que Dios estar�a presente para liberarlos, dice que el ni�o se llamar� 'Emanuel', Dios con nosotros. En lugar de mencionar un t�rmino de a�os, dice: "Antes de que el ni�o pueda distinguir entre el bien y el mal". En lugar de decir que hasta ese momento la tierra ser� un desperdicio, �l representa al ni�o como cuajada y miel, productos espont�neos, aqu� puestos en oposici�n a los frutos de la civilizaci�n. De manera figurativa, y utilizando las grandes figuras vagas y met�foras caracter�sticas de la escritura prof�tica, Isa�as afirma que dentro de unos tres o cuatro a�os su liberaci�n se ver�a afectada.

II Pero la pregunta que resulta tan dif�cil de responder es esta: �De qu� ni�o habla el profeta aqu�? Una clase de escritores sugiere un ni�o nacido en el curso normal de la naturaleza y en los d�as de Isa�as. Algunos dicen que fue Ezequ�as; otros un hijo menor de Acaz, por un segundo matrimonio; otros refieren el pasaje al nacimiento del propio hijo del profeta, por una persona entonces presente, que luego se llama "la profetisa". Otra clase de escritores afirma que se hace referencia intencional a dos ni�os distintos y dos nacimientos: el de Cristo, como Emanuel, y el de Shear-Jashub, el hijo de Isa�as; y as� se le dio un doble significado al pasaje. Sin embargo, otra clase de escritores refieren estos tres vers�culos directa y exclusivamente al Mes�as. Una de esta clase dice: "El pasaje describe las desolaciones reales del primer per�odo de la vida de Cristo". Otro parafrasea h�bilmente una de las oraciones as�: "Antes de que el Mes�as, si hubiera nacido ahora, pudiera saber distinguir entre el bien y el mal". Y uno sugiere que Isa�as tuvo la visi�n de un profeta del nacimiento del Mes�as, y por eso habl� de eso como si tuviera lugar entonces.

III. La conclusi�n de un examen sobrio y cuidadoso de esta, y otras llamadas profec�as mesi�nicas, probablemente ser� que el signo o la figura siempre se relacionan, m�s o menos claramente, con eventos e intereses pasantes; pero que ninguna asociaci�n local puede agotar su significado y misi�n. Los de mentalidad espiritual siempre discernir�n m�s en la Biblia de lo que parece para aquellos que lo tratan solo como un libro com�n. El Esp�ritu, que nos es dado, "busca todas las cosas", incluso las cosas profundas de Dios, las referencias ocultas de su revelaci�n.

Isa�as 7:14

El ni�o Emanuel.

Es uno de los hechos m�s importantes con respecto a la manifestaci�n de Cristo, que �l "naci� de una virgen" o, como lo expresa el "Te Deum", "no aborreci� el vientre de la Virgen". Nos detenemos en dos puntos.

I. EN LAS MENTIRAS DEL NI�O DE LA VIRGEN OCULT� EL MISTERIO DE LA ENCARNACI�N. Isa�as podr�a haber tenido vislumbres d�biles y sombr�os de esos significados m�s profundos que podemos encontrar en sus palabras. Al leer su profec�a a la luz de su cumplimiento en los maravillosos comienzos del cristianismo, podemos decir de una virgen a quien vino el �ngel del Se�or, diciendo: "El Esp�ritu Santo vendr� sobre ti, y el poder del Alt�simo cubrir� con su sombra te: por eso tambi�n lo santo que nacer� de ti se llamar� Hijo de Dios ". Ese fue el anuncio de la venida del �nico hijo de la verdadera virgen. Seguramente es sorprendente que hagamos gran parte de los grandes eventos de la vida de Cristo, y nos interesemos tanto por las circunstancias de su muerte, y sin embargo prestemos una atenci�n tan levemente comparativa al misterio original, la maravilla de su llegada a tierra en absoluto, la maravilla del Dios nacido de mujer. La Encarnaci�n es el misterio de los misterios, y el que haya recibido las impresiones correctas al respecto no encontrar� m�s misterios en la vida o muerte de nuestro Redentor sobre los que tendr� que tropezar. Los hombres dicen: �pueden existir milagros? �No existe una improbabilidad antecedente de que el orden de la naturaleza, tal como lo conocemos, deba cambiarse alguna vez? Recibir el registro del nacimiento de Cristo de una madre virgen es resolver toda la cuesti�n de lo milagroso. La Encarnaci�n se nos presenta al comienzo de la historia del evangelio; Es el vest�bulo del templo de Cristo. El que pueda aventurarse m�s all� de ese hall de entrada no encontrar� ning�n misterio m�s grande en ninguna de las cortes o lugares sagrados. Esa Encarnaci�n es tan distinta del funcionamiento ordinario de las leyes humanas, tan manifiestamente la operaci�n, en la esfera humana, de las leyes superiores y Divinas, que el que pueda recibir a Cristo como el Hijo de la madre virgen y el Padre Divino, encontrar� Ning�n milagro realizado durante la vida de nuestro Se�or plantea dudas inquietantes. La idea de la encarnaci�n no es, de hecho, peculiar del cristianismo. Se encuentra en otras religiones, especialmente en las de India y China. Pero el contraste que presentan es m�s significativo. En otras religiones, la encarnaci�n es transitoria; Es m�s como las angelophanies de los tiempos del Antiguo Testamento, que como el Hombre vivo, Cristo Jes�s, del Nuevo Testamento. La suya es solo en la apariencia de un hombre; Esto est� en la realidad de la carne humana. La suya suele ser una forma monstruosa de hombre o bestia; Esto est� en la forma simple pero perfecta de una verdadera virilidad. A nuestra fe se le pide el Dios encarnado. Nacido de acuerdo con los tiempos humanos; venir al mundo como todos los miembros de la raza deben venir; alimentado durante meses con la propia vida de una madre. Al instante el hombre y Dios: nacido de la tierra, terrenal; nacido del cielo, celestial y divino. Deidad en el vestido de la carne humana; el Creador se convirti� en una criatura; El Se�or del cielo y de la tierra en forma de siervo. El infinito presionado en la hora de una vida mortal. Inmortalidad someti�ndose a morir. Un beb�, pero un rey. Un beb�, pero un dios. El que era del consentimiento eterno para comenzar a tiempo. Siendo ese el terrible misterio de Cristo, ya no es extra�o que �l sane enfermedades, alimente a multitudes, todav�a los mares furiosos y despierte a los muertos dormidos; Todas las dificultades comienzan a desvanecerse ante nosotros cuando podemos decir: "Este era el Hijo de Dios".

II EN EL NOMBRE, IMMANUEL, LAS MENTIRAS OCULTARON EL MISTERIO DE LA REDENCI�N. Si Dios est� con sus criaturas, solo puede ser para bendecirlas y salvarlas, para librarlas del mal, para llevarlas a la plena unidad consigo mismo, para establecerlas en todo bien. Si Dios, que es amor, est� con sus hijos pecaminosos, rebeldes y obstinados, solo puede ser que los libere de las consecuencias de sus transgresiones y los recupere de la denudaci�n de su pecado. Hay luz y esperanza para la humanidad en este gran nombre; el nombre por el cual la profec�a se�alaba al que deb�a venir; el nombre por el cual fue llamado cuando vino; El nombre que encaja con Jes�s. El nombre completo es Immanuel-Jehoshua: "Dios con nosotros, salv�ndonos de nuestros pecados".

Isa�as 7:16

La cultura de la conciencia.

"Antes de que el ni�o sepa rechazar el mal y elegir el bien". Algunos toman esta expresi�n como refiri�ndose a la comida agradable o desagradable; pero probablemente se usa en un sentido moral general. Compare el �rbol del conocimiento del bien y del mal, en G�nesis 2:9; G�nesis 3:5. Para la expresi�n como se usa en referencia a los ni�os, vea Deuteronomio 1:39. Evidentemente, Isa�as pretende, mediante una forma de hablar, indicar dos o tres a�os, el momento en que se puede considerar que un ni�o abandona su infancia de ignorancia e inocencia. Sin discutir filos�ficamente la naturaleza de la conciencia, o el sentido en que el hombre tiene ideas innatas, y manteni�ndose completamente dentro de la esfera de la observaci�n y la experiencia en la vida familiar, podemos decir, con Reid, "La conciencia, como todos los otros poderes, llega a la madurez en grados insensibles, y puede ser m�s ayudado en su fuerza y ??vigor por la cultura adecuada ". La siguiente l�nea de pensamiento se da apenas y de manera sugestiva, porque su tratamiento detallado debe depender del punto de vista filos�fico y teol�gico del predicador.

I. COMENZAMOS LA VIDA CON DESEOS. Tan pronto como Eve se hizo, mir� con nostalgia las hermosas frutas del jard�n. Los beb�s lloran por algo, si solo es la luz. El hombre quiere. No es suficiente para s� mismo. Y las necesidades siempre est�n creciendo.

II ENCONTRAMOS EL SUMINISTRO DE ALGUNOS DESEOS TRAE PLACER, y de algunos trae dolor. Entonces comenzamos a distinguir las cosas por sus consecuencias concomitantes en nuestro sentimiento.

III. LLAMAMOS AL MAL DOLOROSO Y AL BIEN AGRADABLE; y as� establecer para nosotros un est�ndar que probar� m�s de lo que imaginamos al principio.

IV. ACTUALMENTE ENCONTRAMOS QUE CONFUNDIMOS LAS COSAS Y LLAMAMOS LAS COSAS AGRADABLES CUYAS CONSECUENCIAS SON MALAS. Entonces descubrimos que nuestro discernimiento necesita educaci�n; y-

V. Nos traen para buscar un est�ndar por el cual juzgar las cosas; eso est� lejos y m�s all� de nosotros mismos; y aprendemos a encontrar la �nica fuerza educativa segura en la voluntad revelada de Dios. El hombre sabe con certeza qu� es malo y qu� es bueno, cuando reconoce que Dios lo ha colocado en este mundo de relaciones sensatas, y, se�alando algunas cosas, ha dicho: "T� puedes;" y a otras cosas, "No debes". La conciencia es verdaderamente cultivada solo cuando claramente da testimonio de lo que Dios, en su revelaci�n, expres� su aprobaci�n.

Isa�as 7:18

Juicio nacional por los pecados nacionales.

En esta �ltima parte del cap�tulo tenemos una de esas im�genes altamente elaboradas, intensas y sugerentes que son peculiares de los libros de los profetas. El poderoso ej�rcito asirio barre la tierra; la gente huye delante de ellos; llenan cada rinc�n; se comen toda la comida; se llevan todos los reba�os y reba�os; un hombre apenas puede salvar una vaca y dos ovejas; ellos consumen las frutas; pisotean los arbustos; llevan a la gente cautiva; dejan atr�s un desierto; no hay nadie para alquilar o labrar la tierra; los pocos habitantes dispersos se contentan con vivir con productos espont�neos, leche, cuajada y miel; la agricultura se detiene por completo, y las bestias salvajes est�n invadiendo nuevamente las tierras de cultivo y pastoreo. William Jay, de Bath, estaba acostumbrado a decir: "Dios puede castigar a las personas en esta vida y en la pr�xima; pero solo puede castigar a las naciones, como tales, en esta vida". Esto puede ilustrarse a�n m�s con referencia a la destrucci�n romana de Jerusal�n, que fue un juicio nacional directo sobre sus pecados como naci�n, que culmin� en el asesinato judicial de su Mes�as. El grito hab�a aumentado: "Su sangre sea sobre nosotros y sobre nuestros hijos". Y as� fue. Sugerimos los siguientes puntos para ilustraci�n consecutiva: -

I. Algunos pecados son distintivamente nacionales. Tales como los tratos de mano alta de las naciones modernas con pueblos semi-civilizados.

II Algunas sentencias son claramente nacionales. Tal como Isa�as se refiere a: p�rdida de estadistas; o de poblaci�n masculina; guerra, etc.

III. Estos est�n directamente relacionados, uno con el otro, al igual que la siembra y la cosecha.

IV. De este modo, se ajustan, como ilustraciones externas y evidentes de las relaciones entre el pecado y el castigo, para el individuo. � R.T.

Información bibliográfica
Exell, Joseph S; Spence-Jones, Henry Donald Maurice. "Comentario sobre Isaiah 7". Los Comentarios del Púlpito. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tpc/isaiah-7.html. 1897.
 
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