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Bible Commentaries
Job 1

Los Comentarios del PúlpitoLos Comentarios del Púlpito

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Versículos 1-22

EXPOSICI�N

La "Introducci�n hist�rica" ??a Job se extiende a dos cap�tulos. En el primero se nos da cuenta, en primer lugar, de sus circunstancias externas: su morada, riqueza, familia, etc. y de su car�cter ( Job 1:1); segundo, de las circunstancias bajo las cuales Dios permiti� que fuera juzgado por aflicciones ( Job 1:6); tercero, de las aflicciones anteriores mismas ( Job 1:13); y, cuarto, de su comportamiento bajo ellos ( Job 1:20-18). El segundo cap�tulo da, en primer lugar, el fundamento de su posterior juicio ( Job 2:1); en segundo lugar, su naturaleza y su comportamiento ( Job 2:7); y en tercer lugar, la llegada de sus tres amigos a �l y su comportamiento ( Job 2:11). La narrativa se caracteriza por una notable simplicidad y franqueza. Tiene un aire decidido de antig�edad y presenta pocas dificultades ling��sticas.

Job 1:1

Hab�a un hombre. Esta apertura nos presenta el Libro de Job como un trabajo separado, separado e independiente de todos los dem�s. Los libros hist�ricos generalmente est�n unidos entre s� por el conectivo. En la tierra de nosotros. Uz, o Huz (hebreo, ????), parece haber sido originalmente, como Jud�, Moab, Am�n, Edom, etc. El nombre de un hombre. Fue llevado por un hijo de Nahor, el hermano de Abraham ( G�nesis 22:21), y nuevamente por un hijo de Dishan, el hijo de Seir el Horite ( G�nesis 36:28). Algunos lo consideran tambi�n como un nombre personal en G�nesis 10:23. Pero de este uso pas� a los descendientes de uno o m�s de estos patriarcas, y de ellos al pa�s o pa�ses que habitaban. Se habla de la "tierra de Uz", no solo en este pasaje, sino tambi�n en Jeremias 25:20 y Lamentaciones 4:21. Estos �ltimos lugares citados parecen mostrar que la "tierra de Uz" de Jerem�as estaba en o cerca de Edom, y por lo tanto al sur de Palestina; pero como los uzitas, como muchas naciones de estos puertos, eran migratorios, no debemos sorprendernos si el nombre Uz estaba, en diferentes momentos, vinculado a varias localidades. La tradici�n �rabe considera la regi�n del Hauran, al noreste de Palestina, como el pa�s de Job. Los otros nombres geogr�ficos en el Libro de Job apuntan a una ubicaci�n m�s oriental, no muy lejos del sur del �ufrates, y las partes adyacentes de Arabia Sheba, Dedan, Teman, Buz, Shuah y Chesed (Casdim) apuntan a esto localidad. Por otro lado, hay un pasaje en las inscripciones de Asshur-banipal que, al asociar los nombres de Huz y Buz (Khazu y Bazu), parece ubicarlos a ambos en Arabia Central, no lejos del Jebel Shnmmar. Mi propia conclusi�n ser�a que, mientras el nombre "tierra de Uz" designado en varios per�odos en varias localidades, la "tierra de Uz" de Job se encontraba un poco al oeste del Bajo �ufrates, en las fronteras de Caldea y Arabia. Cuyo nombre era Job. En hebreo el nombre es "Iyyob", de donde proviene el "Eyoub" de los �rabes y el "Hiob" de los alemanes. Es un nombre bastante distinto del del tercer hijo de Isacar ( G�nesis 46:18), que se expresa correctamente por "Job", siendo ????. Se supone que Iyyob se deriva de aib (?????), "ser hostil" y significa "tratado cruel o hostilmente", con lo cual debemos suponer que se le dio primero al patriarca en su vida posterior, y han reemplazado a otros, como "Pedro" reemplaz� a "Sim�n" y "Pablo" reemplaz� a "Sa�l". Seg�n una tradici�n jud�a, adoptada por algunos de los Padres Cristianos, el nombre original de Job era "Jobab", y bajo este nombre rein� como Rey de Edom ( G�nesis 36:33). Pero esta realeza apenas es compatible con la opini�n que se le da en el Libro de Job. La supuesta conexi�n del nombre de Juba con el de Job es muy dudosa. Y ese hombre era perfecto. Tam (????), la palabra traducida "perfecto", parece significar "completa, completa, sin querer en ning�n aspecto", corresponde al griego ???????, y al entero latino (comp. Horace, 'Od.,' 1.22. 1, "Integer vitro, scelerisque purus '). No significa" absolutamente sin pecado ", que Job no era (comp. Job 9:20; Job 40:4). Y en posici�n vertical. es el significado exacto de yashar (??????). "El Libro de Jasher" era "el Libro de lo Vertical" (??????? ??? ??????, 2 Samuel 1:18). Uno que tem�a a Dios y evit� el mal; literalmente, temiendo a Dios y apart�ndose del mal. Dios mismo da el mismo testimonio de Job en el vers�culo 8, y nuevamente en Job 2:3 (comp. tambi�n Ezequiel 14:14, Ezequiel 14:20). Debemos suponer que Job alcanz� la perfecci�n m�s cercana posible al hombre en ese momento.

Job 1:2

Y le nacieron siete hijos y tres hijas. Los n�meros tres y siete, y su producto, diez, son ciertamente n�meros sagrados, considerados como expresivos de la perfecci�n ideal. Pero esto no impide que sean tambi�n hist�ricos. Como observa Canon Cook, "las sorprendentes coincidencias entre hechos externos y n�meros ideales no son infrecuentes en las porciones puramente hist�ricas de la Escritura". Hay doce ap�stoles, setenta (7 � 10) disc�pulos enviados por nuestro Se�or, siete di�conos, tres evangelios sin�pticos, doce profetas menores, siete pr�ncipes de Persia y Media, diez hijos de Am�n, tres de No�, Gomer, Tar�, Lev�. y Zeruiah, siete de Japhet, Mizraim, Seir the Horite, Gad y Jesse ( 1 Cr�nicas 2:13), doce de Ismael, doce de Jacob, etc. Nuestro Se�or tiene treinta (3 x 10) a�os. cuando comienza a ense�ar y su ministerio dura tres a�os; �l cura a siete leprosos, arroja de Mar�a Magdalena a siete demonios, habla en la cruz siete "palabras", le pide a Pedro que perdone a su hermano "setenta veces siete", etc. Por lo tanto, no es solo en visi�n o en profec�a, o en lenguaje simb�lico. , que estos "n�meros ideales" aparecen al frente con mucha m�s frecuencia que los �teres, pero tambi�n en las historias m�s reales.

Job 1:3

Su sustancia tambi�n; literalmente, su adquisici�n (de ?????, adquirere), pero en general se usa la riqueza. Siete mil ovejas, tres mil camellos, quinientos yuntas de bueyes y quinientas asnas. Tenga en cuenta, en primer lugar, la ausencia de caballos o mulas de esta lista, una indicaci�n de alta antig�edad. Los caballos no se conoc�an en Egipto hasta la �poca de los reyes pastores, que los introdujeron desde Asia. El fara�n contempor�neo no le dio ninguno a Abraham ( G�nesis 12:16). No sabemos de nadie como pose�do por los patriarcas en Palestina; y, en general, no es probable que se conocieran en Asia occidental mucho antes de su introducci�n en Egipto. Son nativos de Asia Central, donde todav�a se encuentran salvajes, y se pasan gradualmente por exportaci�n a las regiones m�s meridionales, Armenia, Asia Menor, Siria, Palestina, Arabia. Tenga en cuenta, en segundo lugar, que los elementos de la riqueza de Job concuerdan con los de la de Abraham ( G�nesis 12:16). En tercer lugar, tenga en cuenta que la riqueza de Job en ganado no est� m�s all� de la credibilidad. Un se�or egipcio de la �poca de la cuarta dinast�a relata que pose�a m�s de 1000 bueyes y vacas, 974 ovejas, 2.235 goles y 760 asnos. Adem�s, la proporci�n de los camellos es notable e implica una residencia en las fronteras del desierto (ver el comentario en el vers�culo 1). y una casa muy grande; literalmente, y un gran servicio, o s�quito de sirvientes. Los emires y jeques orientales consideran necesario para su dignidad mantener una cantidad de asistentes y criados (excepto, tal vez, en tiempos feudales) bastante desconocidos para Occidente. Abraham ten�a trescientos dieciocho sirvientes entrenados, nacidos en su casa ( G�nesis 14:14). Los hogares egipcios estaban "llenos de empleados dom�sticos", que inclu�an asistentes de todo tipo: novios, artesanos, empleados, m�sicos, mensajeros y similares. Un jeque, situado como Job, tambi�n requerir�a un cierto n�mero de guardias, mientras que para su ganado necesitar�a un gran cuerpo de pastores, manadas de bueyes y similares. De modo que este hombre era el m�s grande de todos los hombres del este. El Beney Kedem, u "hombres del este", literalmente, hijos del este, parece incluir a toda la poblaci�n entre Palestina y el �ufrates ( G�nesis 29:1; Jueces 6:3; Jueces 7:12; Jueces 8:10; Isa�as 11:14; Jeremias 49:28, etc.). Muchas tribus de �rabes est�n designadas de manera similar en la actualidad, p. el Beni Harb, el Beni Suhr, el Bani Naim, el Bani Lain, etc. Parece que los fenicios debieron llamarse a s� mismos Beni Kedem cuando se establecieron en Grecia, ya que los griegos los conoc�an como "Cadmeisns" y los hicieron descendientes. de un m�tico "Cadreus '(Herodes; 5.57-59). El nombre" sarracenos "es en cierta medida an�logo, ya que significa" Hombres de la ma�ana ".

Job 1:4

Y sus hijos fueron y festejaron. "Fuimos y festejamos" parece significar "ten�an la costumbre de festejar" (Rosenmuller, Lee). En sus casas Cada uno ten�a su propia residencia, y la residencia no era una tienda de campa�a, sino una "casa". Job y sus hijos no eran simples n�madas, sino que pertenec�an a la poblaci�n establecida. Lo mismo est� impl�cito en el "arado de bueyes" (vers�culo 14) y, de hecho, en el "yugo de bueyes" de Job en el vers�culo 3. Cada uno en su d�a. La mayor�a de los comentaristas consideran estas fiestas como festividades de cumplea�os. A su vez, cada hijo, cuando llegaba su cumplea�os, entreten�a a sus seis hermanos. Otros piensan que cada uno de los siete hermanos tuvo su propio d�a especial de la semana en el que recibi� a sus hermanos en su mesa, por lo que la fiesta fue continua. Pero esto apenas se ajusta al contexto. Y se admite que "su d�a" (en Job 3:1) significa "su cumplea�os". La celebraci�n de cumplea�os por medio de una fiesta era una costumbre muy extendida en Oriente. Y envi� y llam� a sus tres hermanas a comer y beber con ellos. Esto por s� solo es suficiente para mostrar que las fiestas eran ocasionales, no continuas. La ausencia constante de hijas, d�a tras d�a, de la junta parental es inconcebible.

Job 1:5

Y as� fue cuando pasaron los d�as de su fiesta; m�s bien, cuando llegaron los d�as de la fiesta; es decir, cada vez que uno de los cumplea�os hab�a llegado a su debido tiempo, y la fiesta hab�a tenido lugar. Ese trabajo los envi� y los santific�. En el viejo mundo, fuera de la Ley Mosaica, el padre de la familia era el sacerdote, a quien solo pertenec�a bendecir, purificar y ofrecer sacrificios. Job, despu�s de cada fiesta de cumplea�os, enviaba, al parecer, para sus hijos, y los purificaba por las abluciones acostumbradas, o posiblemente por alg�n otro proceso ceremonial, por considerar que era probable que, en el transcurso de su banquete, se hubieran contra�do. alguna contaminaci�n. Parecer�a por la siguiente cl�usula que la purificaci�n tuvo lugar al final del d�a de la festividad. Y se levant� temprano en la ma�ana, y ofreci� holocaustos. Las ofrendas quemadas se instituyeron poco despu�s de la Ca�da, como aprendemos de G�nesis 4:4, y eran de uso com�n mucho antes de que se diera la Ley Mosaica. La pr�ctica era com�n, hasta donde parece, a todas las naciones de la antig�edad, excepto a los persas (Herodes; 1: 132). Seg�n el n�mero de todos ellos, uno, aparentemente, por cada ni�o, ya que cada uno podr�a haber pecado de la manera sugerida. Las ofrendas eran claramente eso. tendido como expiatorio. Porque Job dijo: Puede ser que mis hijos hayan pecado y maldecido a Dios en sus corazones. Los buenos hebra�stas asignan dos significados completamente diferentes a la expresi�n ??? ????. Seg�n algunos, ??? tiene su sentido habitual, "bendecir", y ????? significa "dioses falsos" o "�dolos"; Seg�n los dem�s, que forman la gran mayor�a, ????? tiene su sentido habitual de "Dios", y ??? tiene el sentido inusual de "maldici�n". La forma en que la misma palabra llega a tener los dos sentidos completamente opuestos de "bendecir" y "maldecir" se ha explicado de manera diferente. Algunos piensan que, cuando los hombres bendijeron a sus amigos tanto al recibirlos como al despedirlos, la palabra ??? tuvo el sentido de "despedir a", "despedir", "renunciar". Otros consideran el uso de ??? para "maldecir" como un mero eufemismo, y comparan el uso de sacer y sacrari en lat�n, y expresiones como "�Bendice al hombre est�pido!" "�Qu� bendita molestia!" en ingl�s. El sentido de maldici�n parece estar establecido por Job 2:9 y 1 Reyes 21:10. Al "maldecir a Dios en sus corazones", Job probablemente significa "olvidarlo", "ponerlo fuera de la vista", "no darle el honor que le corresponde". As� lo hac�a Job continuamente; literalmente, como en el margen, todos los d�as; es decir, cada vez que ocurre uno de los d�as festivos.

Job 1:6

Ahora hab�a un d�a en que los hijos de Dios vinieron a presentarse ante el Se�or. Por "los hijos de Dios" generalmente se admite que, en este lugar, los �ngeles se entienden (as� que de nuevo en Job 38:7). El significado de la frase es probablemente diferente en G�nesis 6:2. Los �ngeles y los hombres son "hijos de Dios", creados por �l, a su imagen, para obedecerlo y servirlo. Cristo, el "Unig�nito", es su Hijo en un sentido bastante diferente. Podemos reunir, tal vez, desde este lugar y Job 2:1 que hay momentos fijos en los que la hueste angelical, a menudo enviada por el Todopoderoso en recados distantes, tiene que reunirse, uno y todos, antes de gran trono blanco, para rendir homenaje a su Se�or, y probablemente para dar cuenta de sus acciones. Y Satan�s vino tambi�n entre ellos. La palabra "Satan�s" tiene el art�culo con el prefijo ????? aqu� y en otras partes de Job, como en Zacar�as 3:1, Zacar�as 3:2 y en Lucas 22:31; Apocalipsis 12:9. As� acompa�ado, es menos un nombre propio que un apelativo: "el adversario". En 1 Cr�nicas 21:1, sin el art�culo, es sin duda un nombre propio, como en el Nuevo Testamento, passim. La acusaci�n de los hombres ante Dios es uno de los oficios especiales del esp�ritu maligno (ver Zacar�as 3:1, Zacar�as 3:2), quien es "el acusador de los hermanos, el que los acusa antes". Dios d�a y noche "( Apocalipsis 12:10). Las acusaciones que hace pueden ser verdaderas o falsas, pero a menudo son falsas que su nombre ordinario del Nuevo Testamento es ? ????????, "el calumniador". La existencia de un esp�ritu maligno debe haber sido conocida por todos los que leyeron o escucharon la historia de la ca�da del hombre ( G�nesis 3:1.), Y es probable que el ep�teto descriptivo, "el Adversario", haya sido en uso desde una fecha muy temprana. La noci�n de que el Satan�s del Antiguo Testamento es un reflejo del Ahriman persa, y que los jud�os derivaron su creencia sobre el tema de los persas, es bastante insostenible. El car�cter y la posici�n de Satan�s en el sistema hebreo son muy diferentes a los de Ahriman (Angro-mainyus) en la religi�n de los zoroastrianos.

Job 1:7

Y Jehov� dijo a Satan�s: �De d�nde vienes? Dios condesciende a dirigirse al esp�ritu maligno y le hace preguntas, no que se pueda agregar nada a su propio conocimiento, sino que los �ngeles, que estaban presentes ( Job 1:6), podr�an escuchar y llamar su atenci�n. a las acciones de Satan�s, que necesitar�an ser vigiladas por ellos, y algunas veces ser restringidas o prevenidas. Entonces Satan�s respondi� al Se�or, y dijo: De ir y venir en la tierra, y de subir y bajar en ella. Satan�s, por lo tanto, no es �l mismo, como el grueso de sus �ngeles malvados, "reservado en cadenas eternas bajo la oscuridad para el juicio del �ltimo d�a" ( Judas 1:6). �l busca en toda la tierra continuamente, sin pasar nunca, nunca descansando, sino "dando vueltas", como dice San Pedro ( 1 Pedro 5:8), "como un le�n rugiente, buscando a qui�n devorar", esperando hasta la llegada de los "mil a�os", cuando un �ngel "lo atar� con una gran cadena y lo arrojar� al pozo sin fondo" ( Apocalipsis 20:1, Apocalipsis 20:2) . Ser� un d�a feliz para la tierra cuando llegue ese momento.

Job 1:8

Y Jehov� dijo a Satan�s: �Has considerado? literalmente. �Has puesto tu coraz�n en equivalente a "�Has prestado tu atenci�n?" (comp. Isa�as 41:22; Hageo 1:5, Hageo 1:7). Mi sirviente Job; es decir, "mi verdadero servidor, fiel en todo lo que hace" (comp. Hebreos 3:5). Es un gran honor para cualquier hombre que Dios lo reconozca como su sirviente (ver Josu� 1:2; 1 Reyes 11:13, etc.). Que no hay nadie como �l en la tierra; m�s bien, porque no hay nadie como �l (ver la Versi�n Revisada). Esto se da como una raz�n por la cual Satan�s deber�a haber prestado especial atenci�n a su caso, y es una especie de desaf�o: "T� que siempre est�s espiando alg�n defecto u otro en un hombre justo, has notado a mi siervo Job, y descubriste cualquier culpa en �l? Un hombre perfecto y recto, uno que teme a Dios y evita el mal (vea el comentario en el vers�culo 1).

Job 1:9

Entonces Satan�s respondi� al Se�or y dijo: �Job teme a Dios por nada? Satan�s insin�a que el motivo de Job es puramente ego�sta. Sirve a Dios, no por amor a Dios o por amor a la bondad, sino por lo que obtiene de �l. Satan�s es demasiado astuto para esforzarse, como lo hacen los amigos de Job m�s tarde, para abrir agujeros en la conducta de Job. No; eso es ejemplar. Pero el verdadero car�cter de los actos est� determinado por el motivo. �Cu�l es el motivo de Job? �No sirve a Dios para obtener su protecci�n y bendici�n? De manera similar, en tiempos modernos, los hombres imp�os argumentan que las personas religiosas y devotas son religiosas y devotas con miras a su propio inter�s, porque esperan ganar con �l, ya sea en este mundo, o en el pr�ximo, o en ambos. Esta es una forma de calumnia de la que es imposible escapar. Y los hombres malos, que son conscientes de s� mismos de nunca actuar, excepto por un motivo ego�sta, bien pueden imaginar lo mismo de los dem�s. Rara vez se puede refutar tal insinuaci�n. En el presente caso, Dios vindica a su siervo y cubre al adversario con verg�enza, como los otros adversarios y calumniadores de justicia ser�n cubiertos en el �ltimo d�a.

Job 1:10

�No has hecho un seto sobre �l? es decir, "lo rode�, lo protegi�, hizo una especie de cerca invisible a su alrededor, a trav�s de la cual ning�n mal podr�a arrastrarse". Esto fue indudablemente cierto. Dios lo hab�a protegido as�. Pero la pregunta no era sobre este hecho, sino sobre el motivo de Job. �Era mera prudencia? �El deseo de asegurar una continuaci�n de esta protecci�n? Y sobre su casa; es decir, "su familia", sus hijos e hijas, los miembros de su hogar. Y sobre todo lo que tiene por todos lados. Sus posesiones: tierra, casas, ganado, ganado de todo tipo, muebles, bienes y enseres. Has bendecido la obra de sus manos (comp. Salmo 1:3, donde se dice del hombre justo. Que "todo lo que haga, prosperar�"). As� fue con Job. La bendici�n de Dios estaba sobre �l, y el �xito coron� todas sus empresas. "El trabajo de sus manos" incluir� todo lo que intent�. Y su sustancia se incrementa en la tierra. En la cl�usula anterior tenemos la causa, la bendici�n de Dios; en el �ltimo, el efecto, un gran aumento en la "sustancia" o "ganado" de Job (lectura marginal). (Sobre el n�mero final de su ganado, vea el vers�culo 3.)

Job 1:11

Pero extiende tu mano ahora; literalmente, env�a tu mano, como un hombre que golpea (comp. G�nesis 22:12; �xodo 3:20; �xodo 9:15, etc.). Y toca todo lo que tiene; o hiere todo lo que tiene; es decir, arruinarlo, despojarlo de sus posesiones. Y �l te maldecir� en tu rostro. El profesor Lee traduce: "Si no, te bendecir� en tu cara"; la LXX; "Seguramente te bendecir� en tu rostro". Canon Cook, "mira si no te va a renunciar abiertamente". Pero la mayor�a de los hebra�stas est� de acuerdo con la versi�n autorizada. Satan�s sugiere que, si Job es despojado de sus posesiones, maldecir� abiertamente a Dios y renunciar� a su adoraci�n. Aqu� no calumni� ni minti� tanto, sino que mostr� los malos pensamientos que hab�a en su propio coraz�n. Sin duda cre�a que Job actuar�a como �l dijo.

Job 1:12

Y el Se�or dijo a Satan�s: He aqu�, todo lo que tiene est� en tu poder; literalmente, en tu mano, como en el margen. Dios retira su protecci�n de las posesiones de Job; �l mismo no se los quita, como Satan�s hab�a sugerido (vers�culo 11); pero �l le permite a Satan�s, quien no puede hacer nada sin su permiso, tratar con ellos como le plazca. A medida que Dios distribuye bendiciones a trav�s del anfitri�n angelical (Salmo 91:11, Salmo 91:12; Hebreos 1:14), �l, a veces, al menos, permite que los esp�ritus del mal sean los ministros de sus castigos. S�lo sobre s� mismo no extendiste tu mano. La persona de Job no deb�a ser tocada todav�a. Deb�a ser herido solo en sus pertenencias. Entonces Satan�s sali� de la presencia del Se�or. Habiendo obtenido un permiso que pens� que servir�a a su prop�sito, Satan�s no se demor�, sino que se fue r�pidamente, para aprovechar el permiso que le fue otorgado. Estar en la presencia de Dios debe ser un dolor intenso para el maligno.

Job 1:13

Y hubo un d�a en que sus hijos y sus hijas estaban comiendo y bebiendo vino en la casa de su hermano mayor. Uno de los cumplea�os, probablemente el hermano mayor, hab�a venido, y la reuni�n ordinaria (ver Job 1:4) hab�a tenido lugar: el banquete y la bebida hab�an comenzado, mientras el padre permanec�a en su propia casa, quiz�s estaba intercediendo con Dios por sus hijos, o considerando ansiosamente la posibilidad de que, en su alegre alegr�a, pudieran haber alejado a Dios por completo de sus pensamientos, por lo que pr�cticamente lo han renunciado, cuando comenz� la serie de calamidades. Con qu� frecuencia nos llega la calamidad cuando menos lo esperamos, cuando todo parece tranquilo sobre nosotros, cuando todo est� prosperando, incluso cuando ha llegado un momento festivo y las campanas de alegr�a suenan en nuestros o�dos, y nuestro �Los corazones est�n euf�ricos dentro de nosotros! Job, en cualquier caso, evit� la repentina ca�da de la alegr�a exuberante en las profundidades del infortunio. Ten�a la costumbre de conservar un temperamento equilibrado, y no ser muy exaltado ni, a menos que sufriera un sufrimiento extremo, estar muy deprimido. Sin embargo, ahora estaba a punto de ser sometido a un juicio ardiente.

Job 1:14

Y lleg� un mensajero a Job, y dijo: Los bueyes estaban arando, y los asnos (literalmente, las asnas) se alimentaban a su lado (literalmente, en sus manos). Tenga en cuenta que, a pesar del festival, el trabajo todav�a estaba en curso; no hubo feriado general; los bueyes estaban trabajando en el campo, quiz�s no todos, pero el mayor n�mero, porque el tiempo de arado es corto en los pa�ses orientales, y la "ganancia" se realiza al mismo tiempo. La mayor parte de los trabajadores de Job probablemente estaban involucrados en el negocio, y hab�an tra�do los asnos con ellos, probablemente para mantenerlos bajo su ojo, para que los ladrones no se los llevaran, cuando ocurri� la cat�strofe relacionada en el siguiente verso.

Job 1:15

Y los sabeos (literalmente, Sheba) cayeron sobre ellos y se los llevaron. Los sabeos fueron los principales pueblos de Arabia en la antig�edad, y el nombre parece usarse a veces en el sentido general de "�rabes" (ver Salmo 72:10, Salmo 72:15; Jeremias 6:20). Podemos suponer que hem, ya sea el sentido general, o, si es el espec�fico, entonces que, en la fecha a la que pertenece la historia de Job, hab�a sabeos en el este y en el sur de Arabia, en las cercan�as del pa�s. Alto Golfo P�rsico, as� como en las cercan�as del Oc�ano �ndico. Los h�bitos de saqueo de todas las tribus �rabes son bien conocidos. Strabo dice que los sabeos, incluso en el apogeo de su prosperidad, hicieron excursiones por el saqueo en Arabia Petraea e incluso Siria (Strab; 16.4) S�, han matado; m�s bien, mataron o hirieron. Los sirvientes; literalmente, los hombres j�venes; es decir, los trabajadores que se dedicaban a arar, y tendr�an el deber de resistir la extracci�n del ganado. Con el filo de la espada. La lanza es el arma principal de los beduinos modernos, pero puede haber sido diferente en la antig�edad. O la expresi�n utilizada puede significar simplemente "con armas de guerra". Y solo he escapado solo para dec�rtelo. El profesor Lee traduce: "Y apenas he escapado solo para dec�rtelo".

Job 1:16

Mientras �l todav�a hablaba; literalmente, �l todav�a habla; ??? ?????? ?????????, LXX. El escritor apura sus palabras para expresar la rapidez con que un anuncio sigui� a otro (ver Job 1:17, Job 1:18). Tambi�n vino otro, y dijo: El fuego de Dios ha ca�do del cielo. "El fuego de Dios" es sin duda un rayo (comp. N�meros 11:1; 2 Reyes 1:10, 2 Reyes 1:14; Salmo 78:21). Este Satan�s, bajo permiso, podr�a ejercer, como "el pr�ncipe del poder del aire" ( Efesios 2:2): pero hay, sin duda, algo muy extraordinario en una tormenta que se extiende sobre los pastos ocupados por nueve mil ovejas, y destruyendo a todas (Cook) A�n as�, no se puede decir que tal tormenta es imposible; y quiz�s el da�o hecho no fue mayor que el que sigui� a la s�ptima plaga egipcia (ver �xodo 9:18-2). Y quem� las ovejas y los criados; literalmente, los hombres j�venes; es decir, los pastores que asistieron a las ovejas. Y los consumi�; literalmente, los devor�. A menudo se dice que el fuego "devora" lo que destruye. "Los egipcios", dice Her�doto, "creen que el fuego es un animal vivo, que come todo lo que puede incautar, y luego, lleno de comida, muere con la materia de la que se alimenta" (Herodes; 3.16). Y solo escap� solo para dec�rtelo (vea el comentario en Job 1:15).

Job 1:17

Mientras a�n hablaba, lleg� otro (vea el comentario en Job 1:16). La repetici�n exacta de una cl�usula, sin la alteraci�n de una palabra o una letra, es muy arcaica (comp. G�nesis 1:4, G�nesis 1:8, G�nesis 1:13, G�nesis 1:19, G�nesis 1:23, G�nesis 1:31; y para otra repetici�n, G�nesis 1:10, G�nesis 1:12, G�nesis 1:18, G�nesis 1:21, G�nesis 1:25). Y dijo: Los caldeos; literalmente, el Casdim (?????????), que es la palabra usada uniformemente en hebreo donde la versi�n autorizada tiene "caldeos" o "caldeos". El nombre nativo parece haber sido Kaldi o Kaldai, de donde proviene el griego ???????? y el lat�n Chaldaei. Es muy dif�cil explicar que los hebreos hayan sustituido un l�quido por un sibilante; pero ciertamente se hizo desde el primer per�odo de su literatura ( G�nesis 11:31) hasta el �ltimo (ver Targums, passim). Algunos derivan el hebreo Casdim de "Chesed", uno de los hijos de Nacor ( G�nesis 22:22); pero Abraham dej� Ur de los caldeos antes de que naciera Chesed ( G�nesis 22:20). Y no hay evidencia de ninguna conexi�n entre Chesed, quien naci� en Har�n, y los caldeos babil�nicos. Los caldeos probablemente fueron los primeros pobladores de Babilonia; gradualmente fueron presionados hacia el sur y dieron el nombre de Caldea a la Baja Babilonia, o el tramo m�s cercano al Golfo P�rsico (Strab; 16.1, � 66; Ptolomeo, 'Geographia', 5.20). Desde una fecha remota eran un pueblo asentado y civilizado; pero sin duda originalmente ten�an los mismos instintos depredadores que sus vecinos. Hizo tres bandas. El profesor Lee traduce "design� a tres capitanes", que es un posible significado de las palabras; pero el peso de la autoridad respalda la representaci�n de la versi�n autorizada. Y cay� sobre los camellos. Quiz�s la parte m�s valiosa de las posesiones de Job. Tres mil camellos ser�an considerados como una espl�ndida captura por cualquier cuerpo de merodeadores orientales. Y se los llevaron, s�, y mataron a los sirvientes (literalmente, los j�venes, como en el vers�culo 16) con el filo de la espada; y solo me escap� solo para decirte (compara el comentario en el vers�culo 15).

Job 1:18

Mientras a�n hablaba, tambi�n vino otro y dijo (vea el comentario en Job 1:16), sus hijos y sus hijas estaban comiendo y bebiendo vino en la casa de su hermano mayor (comp. Job 1:13). Es un proverbio com�n que "las desgracias nunca llegan solas". Shakespeare dice que "vienen no solo enemigos, sino en batallones". A�n as�, una serie de calamidades tan abrumadoras que caen sobre un solo individuo todo en un d�a no pueden dejar de sorprender a quienes las han escuchado como anormales y casi con certeza sobrenaturales. As� concluyeron los amigos de Job ( Job 5:17).

Job 1:19

Y he aqu�, vino un gran viento del desierto; m�s bien, desde el otro lado del desierto, un viento que comenz� en la regi�n que se extend�a al otro lado del desierto y que lo barr�a, lleg� con toda su fuerza sobre la zona habitada donde habitaban Job y sus hijos. Los vientos del desierto son a menudo muy violentos. Por lo general, est�n cargados de densas nubes de arena fina, que causan intolerable incomodidad y sed; pero cuando barren una regi�n rocosa y de grava, son simplemente de extrema violencia, sin otra caracter�stica angustiosa. Luego se parecen a los huracanes o tornados de las Antillas. Podemos conectar razonablemente este hurac�n con la tormenta del vers�culo 16. Y golpe� las cuatro esquinas de la casa, y cay�. Las "casas" del este no son las estructuras s�lidas de madera pesada, ladrillo y piedra a las que estamos acostumbrados los occidentales, sino telas livianas de tablones y empalizadas, cubiertas con paja principalmente. Las casas de este tipo, cuando cae la lluvia y los vientos soplan y golpean contra ellas ( Mateo 7:6), caen f�cilmente. Sobre los hombres j�venes; m�s bien, los j�venes. Na'ar (???) es de ambos sexos en hebreo temprano (ver G�nesis 24:14, etc.). Y ellos est�n muertos; y solo he escapado solo para dec�rtelo. Nuevamente, la calamidad tiene una integridad que la marca como sobrenatural. La ca�da de una casa no suele destruir a todos los internos.

Job 1:20

Entonces se levant� Job. No fue hasta que se anunci� la �ltima calamidad que Job se movi�. La p�rdida de su riqueza lo conmovi� poco. Pero cuando escuch� que sus hijos hab�an sido destruidos, todos "de un solo golpe", no pudo aguantar m�s, pero se levant� del asiento en el que estaba sentado y mostr� su dolor. Primero alquil� su manto, "la t�nica exterior que usan los hombres de rango" (Cook), un signo habitual de dolor en el mundo antiguo ( G�nesis 37:29, G�nesis 37:34; G�nesis 44:13; 1Re 21:27; 2 Reyes 19:1; Ester 4:1; Joel 2:13; Herodes; 8.99; Livio, 1.13, etc.) ; luego se afeit� la cabeza, otra se�al de dolor menos habitual pero a�n no inusual, prohibida por la Ley de los jud�os (Le Job 21:5; Deuteronomio 14:1), pero ampliamente practicada por Gentiles ( Isa�as 15:2; Jeremias 47:5; Jeremias 48:37; Herodes; 2.36; 9.24; Plut., 'Vit. Pelop.,' � 34; Q. Gurt., 'Vit. Alex.,' 10.5, � 17). Y cay� al suelo, y ador�. Despu�s de dar rienda suelta a su dolor natural, Job hizo un acto de adoraci�n. Reconociendo el hecho de que la adversidad, as� como la prosperidad provienen de Dios, y someti�ndose a la voluntad Divina, "ador�". �Con qu� frecuencia su acto ha pasado por las mentes de los cristianos? �y les permiti�, en su hora oscura, imitarlo y repetir sus palabras, "El Se�or dio", etc.!

Job 1:21

Y dijo: Desnudo sal� del vientre de mi madre, y desnudo regresar� all�. Hay alguna dificultad en la palabra "all�", ya que ning�n hombre regresa al �tero de su madre ( Juan 3:4), a la muerte o de otra manera. La expresi�n no debe ser presionada. Surge de la analog�a, constantemente sentida y reconocida, entre la tierra "madre" y la madre real de un hombre (configuraci�n. Sal. 129: 1-8: 15). El Se�or dio, y el Se�or quit�. Aqu� se representa a Job como conociendo a Dios por su nombre "Jehov�", aunque en otros lugares el "gran Nombre" aparece una sola vez en las palabras de Job ( Job 12:9), y nunca en las palabras de sus amigos. La conclusi�n natural es que el nombre se conoc�a en la tierra de Uz en ese momento, pero rara vez se usaba, apenas, excepto en momentos de emoci�n. Bendito sea el Nombre del Se�or; literalmente, �que el Nombre de Jehov� sea bendecido! La palabra er�tica se mantiene para el final. Seg�n Satan�s, Job deb�a haber "maldecido a Dios en su rostro" (vers�culo 11). El evento es que �l abierta y resueltamente bendice a Dios. Que la misma palabra se use en sus dos sentidos opuestos acent�a m�s bien la ant�tesis.

Job 1:22

En todo esto Job no pec�. Fue solo el comienzo de la libertad condicional; pero hasta ahora, en cualquier caso, Job no hab�a pecado: hab�a preservado su integridad, hab�a hablado y hecho correctamente. Ni acus� a Dios tontamente; literalmente, no dio locura a Dios, lo que se explica que significa "no le atribuy� a Dios nada incompatible con la sabidur�a y la bondad" (Delitzsch, Merx) o "no pronunci� ninguna tonter�a contra Dios" (Ewald, Dillmann, Cook) . Este �ltimo es probablemente el verdadero significado (comp. Job 6:6; Job 24:12).

HOMIL�TICA

Job 1:1

El h�roe del poema.

I. EL NOMBRE DEL PATRIARCA. Trabajo.

1. Hist�rico No es ficticio, sino real ( Ezequiel 14:14; Santiago 5:11). Incluso si el Libro de Job procediera del brillante per�odo salom�nico, la persona de Job debe ser buscada en tiempos patriarcales remotos.

2. Significativo. Significa "perseguido" o "arrepentido", si no est� mejor conectado con una ra�z que denota "alegr�a gozosa". Los nombres de las Escrituras frecuentemente sugieren rasgos de car�cter (por ejemplo, Jacob, Pedro, Bernab�) o puntos en la historia (por ejemplo, Abraham, Israel, Benjamin, Samuel).

3. Ilustre. Aliado con el de los pr�ncipes ( G�nesis 46:13; G�nesis 36:33), como quien probablemente descendi� del padre de los fieles ( G�nesis 25:6). La piedad, no menos que las dotaciones intelectuales, de los antepasados ??a veces reaparece en su posteridad.

4. Honrado. Elogiado por Dios ( Ezequiel 14:14), exaltado por Santiago ( Santiago 5:11), inmortalizado por el bardo hebreo.

II EL PA�S PATRIARCA. Uz.

1. paganos. Aunque considerablemente civilizados, como lo atestiguan los monumentos sobrevivientes, los hijos de Oriente no fueron abrazados dentro del pacto abrah�mico, en cuyo respecto se quedaron atr�s de los hijos de Israel ( Romanos 9:4). Para los pa�ses, como para los individuos, las instituciones de religi�n son un honor m�s alto y un mayor privilegio que las bendiciones de la civilizaci�n. Todav�a:

2. No abandonado por Dios. Si los compatriotas de Job, como el de Abraham, fueran adictos a la idolatr�a ( Job 31:26-18). Es evidente que un remanente todav�a se adhiri� a la fe primitiva de la humanidad. Probablemente ninguna edad o gente haya estado completamente desprovista de luz del cielo o de las graciosas influencias del Esp�ritu de Dios. En los tiempos m�s oscuros y en la mayor�a de las tierras id�latras, Dios ha podido encontrar una semilla para servirle ( 1 Reyes 19:18; Romanos 11:4, Romanos 11:5).

III. LA PIEDAD DEL PATRIARCA.

1. Perfecto Usado de No� ( G�nesis 6:9) y de Abraham ( G�nesis 17:1); describe el car�cter religioso del patriarca con referencia a s� mismo como

(1) completo, completo, bien proporcionado, completamente sim�trico, que posee todos los atributos y cualidades indispensables para la virilidad espiritual, un ideal despu�s del cual los santos del Antiguo Testamento lucharon (Salmo 119:6) y los creyentes del Nuevo Testamento aspiraban ( Hechos 24:16), y que por Cristo ( Mateo 5:48), Paul ( 1 Tesalonicenses 5:23) y por Santiago ( Santiago 1:4) se propone como la meta del logro cristiano; y como

(2) sincero, claro y transparente en el motivo, �nico e indiviso en el objetivo, puro y sin mezclar en el afecto, sin enga�o, sin hipocres�a, sin duplicidad, una cualidad nuevamente ejemplificada por David (Salmo 26:1), Zacharias y Elisabeth ( Lucas 1:6), Natanael ( Juan 1:47), San Pablo ( 2 Corintios 4:2), y ordenado por Cristo como una obligaci�n perpetua ( Colosenses 3:22; 1 Timoteo 1:5).

2. vertical. Definir la piedad de Job en su relaci�n con la ley del derecho, como la que era "recta" o sin desviaci�n (es decir, consciente; Eclesiast�s 7:20), ya sea en el pensamiento o en la flora, el camino prescrito del deber, y tambi�n distingui�ndolo de los "caminos torcidos" de los imp�os (Salmo 125:4, Salmo 125:5; Proverbios 2:15), contra los cuales se advierte a los santos ( Josu� 1:7; Proverbios 4:25, Proverbios 4:27), y que se esfuerzan por evitar (Salmo 101:3; Hebreos 13:18) .

3. Temeroso de Dios. Exponiendo el aspecto que la piedad de Job mantuvo hacia Dios: una perspectiva no de terror oscuro y servil, sino de brillante reverencia filial y santo temor. una veneraci�n tan solemne y profunda como la contemplaci�n del car�cter Divino es adecuada para inspirar (Salmo 89:7; Salmo 99:3), como Abraham apreciaba ( G�nesis 22:12), como se inculca a los cristianos ( Hebreos 12:28), y como yace en el fundamento de toda verdadera grandeza (Salmo 111:10; Job 28:28; Proverbios 1:7).

4. Odio al pecado. Completando el retrato del car�cter religioso del patriarca representando la actitud en la que se enfrentaba al mal moral, ya sea en s� mismo o en el mundo que lo rodeaba, que no era una posici�n de indiferencia o neutralidad, sino de hostilidad activa y determinada, una caracter�stica necesaria en el car�cter del hombre bueno como se describe en las Escrituras (Salmo 34:14; Salmo 37:27; Proverbios 14:6; Efesios 5:11; 1 Juan 3:3, 1 Juan 3:6).

IV. LA FINCA DEL PATRIARCA.

1. Extenso. Se compone de siete mil ovejas, que lo convierten en un opulento maestro de reba�o; tres mil camellos, lo que implica que actu� como un comerciante principesco; quinientos yuntas de bueyes, apuntando a una gran granja; y quinientas asnas, muy apreciadas por su leche; mientras que junto con ellos abarcaba "una gran casa", o una multitud de sirvientes, tales como arados, pastores, camellos, adem�s de guardias, supervisores, traficantes y escribas; de lo cual es seguro que el patriarca no pudo haber sido un ocioso, lo que demuestra que la piedad no es incompatible con una gran actividad comercial, o las ocupaciones ordinarias de la vida necesariamente perjudiciales para la cultura del alma ( Romanos 12:11 )

2. Valioso. Los diferentes elementos del cat�logo anterior muestran claramente que Job era rico, la riqueza material estaba en su caso aliada con el tesoro espiritual, lo que demuestra que, aunque los hombres buenos no siempre son ricos, ya que desafortunadamente los hombres ricos no siempre son buenos, todav�a es no significa imposible ser ambos; testigo Abraham ( G�nesis 13:2), IsaActs ( G�nesis 26:13, G�nesis 26:14), Jacob ( G�nesis 32:10), Joseph de Arimathaea ( Mateo 27:57).

3. Desmontable. Como mostr� el evento, y como es el caso con el estado de cada hombre, grande o peque�o, sobre la tierra ( Santiago 1:10, Santiago 1:11; 1 Juan 2:17).

V. LA FAMILIA PATRIARCA.

1. Numerosos Bajo la econom�a del Antiguo Testamento se prometi� una gran familia como recompensa especial a los piadosos (Salmo 113:9; Salmo 127:4, Salmo 127:5; Salmo 128:1), y aunque una descendencia abundante no es ahora un signo de gracia o una evidencia de religi�n, los ni�os est�n entre los regalos m�s preciosos del Cielo, y feliz es el hombre que tiene su carcaj lleno de ellos.

2. feliz. Si los entretenimientos que ofrec�an eran conmemoraciones de cumplea�os, o festivales religiosos que volv�an peri�dicamente, o banquetes semanales, obviamente formaban un hogar alegre y genial. La festividad inocente no es impropia ni irreligiosa, ya que no es cierto que "el hombre fue hecho para llorar" (Quemaduras), mientras que es cierto que al pueblo de Dios se le ordena regocijarse cada vez m�s ( Eclesiast�s 9:7; Salmo 100:1; Filipenses 4:4).

3. Amar. Si la familia de Job era alegre, tambi�n eran armoniosos y unidos. Pocos espect�culos en la tierra son m�s bellos que las familias cuyos miembros se aman el uno al otro por afecto rec�proco (Salmo 133:1); y, sin embargo, los hombres buenos a menudo han visto sus hogares desgarrados por conflictos indecorosos; p.ej. Ad�n, Abraham, Isaac, Jacob, David.

VI. LA SOLICITUD DEL PATRIARCA.

1. Razonable. La alegr�a y la alegr�a, aunque inocentes en s� mismos y sancionados por la religi�n, tienden a hacer que el coraz�n olvide a Dios. Aquellos que frecuentan banquetes sociales y se entregan a las delicias del mundo tienden a convertirse en amantes del placer m�s que amantes de Dios ( 2 Timoteo 3:4); p.ej. Salom�n, Inmersiones, Demas.

2. Convertirse. Como hombre piadoso, Job apenas pod�a dejar de preocuparse por el comportamiento de tantos j�venes, especialmente mientras asist�a a una fiesta. Como padre, estaba doblemente obligado a respetar su bienestar espiritual y eterno. A�n m�s es el deber de un padre entrenar a sus hijos e hijas en la crianza y amonestaci�n del Se�or que proporcionarles educaci�n y asentamiento en la vida ( Efesios 6:4).

3. serio. El padre que pod�a tener tantos dolores y gastos por la educaci�n religiosa de sus hijos como Job parece tener tal�n era claramente sincero, y los padres cristianos podr�an tomarlo como un patr�n rentable. Contraste la negligencia parental de Eli ( 1 Samuel 2:29).

4. Habitual. Como el celo de Job fue r�pido, tambi�n fue constante. La pr�ctica piadosa de la adoraci�n divina se mantuvo con regularidad incansable, semana tras semana, o al menos al final de cada ocasi�n festiva. Como la responsabilidad de un padre por sus hijos no termina con su infancia, tampoco deben cesar sus esfuerzos por promover su bienestar con su llegada a la etapa de virilidad y feminidad.

Aprender:

1. Dios puede tener hijos fuera del palido de la Iglesia visible.

2. La prosperidad y la piedad, aunque no suelen estar unidas, no son en modo alguno incompatibles.

3. El pueblo de Dios debe apuntar a la posesi�n de una piedad que es "perfecta y completa, sin querer nada".

4. Las familias de los hombres buenos deber�an ser buenas.

5. Los padres piadosos deben entrenar a sus hijos en el temor de Dios y en la observancia de sus preceptos.

Job 1:1

Trabajo.

I. UN PR�NCIPE ORIENTAL.

II Un hombre rico.

III. Un santo eminente.

IV. Un padre piadoso.

V. UN SACERDOTE SACERDOTE.

Job 1:3

Riqueza y piedad.

I. SUS CARACTER�STICAS COMUNES.

1. Los dones de Dios; y por lo tanto ser recibido con agradecimiento.

2. Adornos del hombre; y por lo tanto ser llevado humildemente.

3. Los talentos de un cristiano; y por lo tanto para ser usado con fidelidad.

II SUS RELACIONES RECIPROCALES.

1. La riqueza y la piedad no son necesariamente incompatibles.

2. La riqueza y la piedad a menudo son mutuamente destructivas.

3. La riqueza y la piedad pueden ser rec�procamente �tiles.

III. SUS EXCELENCIAS COMPARATIVAS.

1. La piedad puede ser obtenida por todos; la riqueza solo puede ser asegurada por unos pocos.

2. La piedad es �til para todos; la riqueza es perjudicial para algunos.

3. La piedad cumplir� con todos; la riqueza puede permanecer sin nada.

LECCIONES

1. Los que tienen piedad pueden prescindir de la riqueza.

2. Los que tienen riqueza no pueden prescindir de la piedad.

Job 1:4

Banquetes

I. UN ANTIGUO PERSONALIZADO.

II UN DISFRUTE PERMISIBLE.

III. Una acci�n natural.

IV. UNA OCUPACI�N PELIGROSA.

Job 1:5

Adoraci�n familiar

I. DEBO PRECEDER EL NEGOCIO DEL D�A. Job se levant� temprano en la ma�ana.

II DEBE REALIZARSE EN EL HOGAR MONTADO. Job reuni� a todos sus hijos para sus devociones.

III. DEBE CELEBRARSE DESPU�S DE LA PREPARACI�N DEBIDA. Job santific� a sus hijos con las abluciones habituales.

IV. DEBE INSPIRARSE EN LA FE EN EL SACRIFICIO EXPEDIENTE. Job ofreci� holocaustos.

V. DEBE ESTAR ACOMPA�ADO DE OBLACIONES LIBERALES. Job present� a las v�ctimas a la cantidad de todos ellos.

VI. DEBE SER MARCADO POR CONFESI�N E INTERCESI�N. Job intercedi� por sus hijos.

VII. DEBE MANTENERSE CON REGULARIDAD NO ROTADA. Job lo hizo continuamente.

Aprender:

(1) El deber,

(2) la propiedad,

(3) la necesidad, y

(4) el valor del culto familiar.

Job 1:6

La controversia fundamental del poema.

I. LA OCASI�N DE LA CONTROVERSIA. La presencia de Satan�s entre los hijos de Dios.

1. La asamblea celestial.

(1) Los seres que lo componen. Hijos de Dios, es decir, �ngeles (vide Job 38:7 y cf. Salmo 29:1), aqu� denominados "hijos de Elohim", para indicar su naturaleza, como derivando su existencia de Dios (cf . Lucas 3:38); su dignidad, como disfrutar de un rango exaltado en la escala del ser (cf. Daniel 3:25); y su oficio, en calidad de ministros del Supremo (cf. Salmo 82:6).

(2) El prop�sito de su reuni�n. "Presentarse ante el Se�or"; no para ayudar en las deliberaciones de la Mente Infinita Isa�as 40:13, Isa�as 40:14; Romanos 11:34), pero como embajadores que regresan de sus respectivos circuitos para rendir cuentas de sus ministerios y recibir comisiones para su futura ejecuci�n. Aun as�, todas las criaturas inteligentes de Dios en la tierra deben aparecer ante el temible tribunal de los cielos ( 2 Corintios 5:10), y cada uno debe rendir cuentas de s� mismo ante Dios ( Romanos 14:12).

2. El visitante inesperado.

(1) La importaci�n de su nombre. "Sat�n;' el adversario, el calumniador, el acusador, no el genio maligno de la teolog�a posterior de los jud�os, sino el esp�ritu oscuro y hosco de la revelaci�n divina, que encabez� la revuelta en el cielo contra la autoridad de Dios ( Apocalipsis 12:7), sedujo a nuestros primeros padres al pecado ( G�nesis 3:1; G�nesis 2:1 G�nesis 11:3), tent� a Jesucristo ( Mateo 4:1) , luch� contra �l durante toda su carrera en la tierra ( Mateo 13:39; Lucas 10:18; Juan 12:31), ahora gobierna en los hijos de desobediencia ( Efesios 2:2), y lucha contra los hijos de la luz ( Efesios 6:11).

(2) La naturaleza de su ocupaci�n. "Yendo y viniendo por la tierra, y caminando arriba y abajo en ella;" que se�ala su dominio: este mundo inferior, es decir, concebido como alejado de Dios e involucrado en la oscuridad moral y espiritual ( Efesios 2:2; 1 Juan 5:19; Apocalipsis 16:10); su actividad, aunque actualmente, en algunos casos, est� reservada en cadenas (Jud Romanos 1:6), todav�a se le permite una gran cantidad de libertad ( 1 Pedro 5:8); su diligencia, nunca interrumpe sus asuntos, pero siempre procesa sus diligencias infernales, yendo y viniendo, y caminando de arriba abajo; su inquietud, despu�s de que Gain cay� bajo la prohibici�n de deambular, lo que lo conden� a estar siempre buscando descanso, pero no encontrando ninguno ( Mateo 12:45), como siempre desde que sus hijos hayan sido como los problem�ticos mar que no puede descansar ( Isa�as 57:20, Isa�as 57:21).

(3) El objeto de su venida. Si presentarse ante el Se�or con los otros hijos de Dios ( Job 2:1), es decir, informar sobre sus maquinaciones malvadas, su apariencia, podemos estar seguros, fue totalmente involuntario y obligatorio, lo que puede recordarnos que Satan�s, no menos que otras criaturas, est� sujeto a la autoridad divina; que los procedimientos de Satan�s en el mundo est�n bajo la vigilancia perpetua del Todopoderoso; y que Satan�s no puede viajar m�s lejos ni trabajar m�s tiempo del que recibe comisi�n expresa frente a Jehov�. Pero es probable que el motivo subyacente de la intrusi�n de Satan�s en la asamblea del Cielo no fuera dar cuenta de ninguna misi�n con la que se le hab�a encomendado, sino enjuiciar su labor diab�lica de calumniar a los hijos de Dios que a�n estaban en la tierra (cf. Apocalipsis 12:10; Zacar�as 3:1).

II LAS PARTES EN LA CONTROVERSIA. Jehov� y Satan�s.

1. Jehov�.

(1) La Deidad autoexistente y totalmente suficiente ( �xodo 3:14).

(2) El Se�or de los �ngeles ( Job 4:18).

(3) El miedo a los santos ( G�nesis 31:42; Job 1:1).

(4) El Gobernador del universo ( Job 9:12; Job 34:13; Job 36:23; Job 41:11).

2. Satan�s.

(1) La criatura de Dios.

(2) La personificaci�n del mal.

(3) El adversario de Cristo.

(4) El acusador de los hermanos.

III. EL TEMA DE LA CONTROVERSIA. El car�cter desinteresado de la piedad o la religi�n.

1. El desaf�o divino. "�Has considerado a mi siervo Job, que no hay nadie como �l en la tierra?" El lenguaje de:

(1) Divina condescendencia, no solo se da cuenta de una criatura, sino que se inclina para conversar con un adversario, s�, con un demonio (Salmo 113:6).

(2) Observaci�n divina, particularizando a Job por su nombre y dilatando su car�cter, lo que demuestra que el conocimiento de Dios sobre su pueblo se extiende a detalles tan minuciosos como los nombres que llevan, las profesiones que hacen, los personajes que poseen ( �xodo 33:12; Isa�as 49:1; Juan 10:3).

(3) Admiraci�n divina, al elogiar la piedad de Job como para demostrar que se enorgullec�a del valor de su siervo, como siempre lo hace ( Sofon�as 3:17).

(4) Afecto divino, al hablar del patriarca como para demostrar que �l era un objeto especial de respeto divino, llam�ndolo "mi siervo", como luego Cristo denomin� a sus seguidores "mis amigos" ( Juan 15:14).

(5) Y protecci�n divina, la pregunta sugiere instintivamente el celoso cuidado de Jehov� por su siervo ( Zacar�as 2:8).

2. La respuesta sat�nica. "�Job teme a Dios por nada?" etc. que contiene:

(1) Una admisi�n renuente: que Job tem�a a Dios y que, con respecto a la apariencia externa al menos de la religi�n, hab�a alcanzado una eminencia incomparable. Los santos deber�an aspirar a poseer una piedad tan evidente que, por muy asperada que sea, no puede ser contradicha, ni siquiera por el diablo.

(2) Una insinuaci�n b�sica: que la piedad del patriarca proced�a de motivos puramente mercenarios. Observe la malignidad de Satan�s al intentar depreciar lo que le resulta imposible negar, un arte en el que los sirvientes de Satan�s son generalmente adeptos.

(3) Una implicaci�n trascendental: la cuesti�n m�s importante de la eficacia del plan de redenci�n y la suficiencia de la gracia divina que est� pr�cticamente involucrada en la posici�n o ca�da de Job, cuya sinceridad fue impugnada. En los sermones del diablo siempre hay m�s de lo que se escucha (cf. G�nesis 3:5).

(4) Una proposici�n audaz: que Dios traiga la cuesti�n en debate a un tema mediante experimentos con el patriarca, como si Dios tuviera dudas sobre la integridad de su siervo, o como si, a pesar de que lo hubiera hecho, fuera probable que lo sometiera �Siervo de la prueba del sufrimiento para complacer al diablo! �En verdad no hay l�mites para la imprudencia de Satan�s!

(5) Una predicci�n precipitada: que Job inmediatamente, al aplicar la piedra de toque de la adversidad, rebotar�a al extremo opuesto y "maldecir�a a Dios en su rostro", lo cual no hizo, mostrando que las profec�as de Satan�s, como sus promesas, generalmente Resulta mentiras.

IV. LA DETERMINACI�N DE LA CONTROVERSIA. Por el juicio del patriarca.

1. El permiso divino. "He aqu�, todo lo que tiene est� en tu poder". Un permiso

(1) verdaderamente sorprendente cuando consideramos por qui�n, a qui�n y con respecto a qui�n se le dio, qu� tan lejos lleg� y con qu� prop�sito fue dise�ado; todav�a

(2) perfectamente justificable, ya que las posesiones de Job eran m�s de Jehov� que las del patriarca (Salmo 24:1; Salmo 50:10; �xodo 19:5; Hageo 2:18; Ezequiel 18:4), como luego reconoci� el patriarca ( Job 1:21), y podr�a ser eliminado como Dios quisiera sin que se le cobre el cargo de hacer mal a su criatura; y

(3) absolutamente necesario, si el juicio se llevara a cabo de manera tal que no quedara ning�n vac�o legal por la menor sospecha de su minuciosidad e imparcialidad; aunque al mismo tiempo

(4) misericordiosamente limitado, solo las posesiones del patriarca se ponen en poder del adversario, y no su persona como en el segundo juicio ( Job 2:7), Dios nunca deja que su pueblo sea juzgado por encima de lo que son capaz de soportar ( 1 Corintios 10:13), o m�s de lo necesario.

2. La limitaci�n divina. "Solamente sobre s� mismo no extendiste tu mano;" lo que nos recuerda

(1) que Satan�s no tiene poder contra un santo m�s all� de lo que Dios permite ( Juan 19:11);

(2) que Dios puede poner un obst�culo a la malignidad de Satan�s, as� como a las olas del mar ( Job 38:11) y la ira del hombre (Salmo 76:10);

(3) que Dios puede proteger al este alrededor de las personas de su pueblo en el d�a de su calamidad ( Job 22:25; Salmo 91:1); y

(4) que Dios frecuentemente protege a su pueblo contra los asaltos de Satan�s cuando no se dan cuenta.

Aprender:

1. Que si Satan�s puede encontrar su camino en las asambleas de los hijos de Dios en el cielo, no es de extra�ar que uno lo detecte entre las congregaciones de los hijos de Dios en la tierra.

2. Que si un santo tan eminente como Job no escap� a la acusaci�n del diablo, no ser�a maravilloso si los santos menores fueran acusados.

3. Que si Dios permiti� que un Job fuera puesto en el poder del diablo, como Cristo permiti� que un Pedro fuera arrojado al tamiz de Satan�s, casi se puede esperar que los cristianos comunes y corrientes tambi�n sean sometidos a juicio.

4. Que si Dios establece un l�mite al poder de Satan�s al tratar con su siervo Job, no otorgar� autoridad ilimitada al adversario cuando venga a juzgar a aquellos que son menos capaces de resistir sus asaltos.

5. Y que si Job fue sostenido al pasar por la terrible experiencia ardiente, todos los que les gusta Job son sinceros de coraz�n en el d�a de su calamidad.

Job 1:7

Un serm�n sobre Satan�s.

I. EL PERSONAJE DE LA PERSONA DE SATAN�S. La pregunta implica:

1. La existencia y la personalidad del esp�ritu del mal.

2. Su naturaleza angelical.

3. Su actividad incesante.

4. Su vigilancia incansable.

5. La inquietud de su coraz�n malvado.

II LA ESFERA DE LA ACCI�N DE SATAN�S.

1. Generalmente, la tierra en oposici�n al cielo.

2. Particularmente

(1) el coraz�n humano;

(2) la familia humana;

(3) la Iglesia cristiana;

(4) el mundo pagano.

III. EL MODO DE TRABAJO DE SATAN�S.

1. Por la tentaci�n.

2. Por acusaci�n.

Aprender:

1. La necesidad de la vigilancia.

2. El valor de la oraci�n.

3. La importancia de ponerse la armadura cristiana.

4. La ventaja del trabajo cristiano.

Job 1:9

�Job teme a Dios por nada?

I. SI! Los siervos de Dios no son hip�critas.

1. Aquellos que sirven a Dios por motivos mercenarios realmente no le sirven en absoluto ( Isa�as 1:13).

2. Aquellos que sirven a Dios sinceramente se adhieren a �l cuando se retiran todas las comodidades-criatura ( Habacuc 3:17).

II No, yo los siervos de Dios no quedan sin recompensa. Al igual que Job, son honrados con:

1. Atenci�n divina (Salmo 33:18).

2. Aprobaci�n divina (Salmo 147:11).

3. Provisi�n divina (Salmo 34:9; Salmo 111:5).

4. Protecci�n divina (Salmo 85:9); cf. los santos del Antiguo Testamento en los tiempos de Malaqu�as 3:16.

Job 1:13

El primer juicio del patriarca.

I. LA PREPARACI�N PARA EL JUICIO. El patriarca en el apogeo de su prosperidad. La temporada que se lanz� para atacar al patriarca fue un d�a de:

1. Regocijo festivo; cuando la familia del patriarca se reuni� en un banquete de inusual magnificencia, "comiendo y bebiendo vino en la casa de su hermano mayor"; un entretenimiento tan suntuoso, sin duda, que se convirti� en el primog�nito en proporcionar.

2. Industria ocupada; cuando toda la casa del patriarca se agitaba con actividades no deseadas: los arados conduc�an surcos por el suelo con la ayuda de los pacientes bueyes, mientras las asnas cortaban los pastos en sus proximidades; los pastores cuidando los vastos reba�os de ovejas que se extend�an por la llanura; y los camellos que iban y ven�an con sus caravanas de mercanc�as costosas.

3. Felicidad sin mezclar; en el cual el patriarca, bien puede ser imaginado, inspeccionando su suerte terrenal, observando la unidad amorosa y la alegr�a inocente de sus hijos, y contemplando la fidelidad y diligencia de sus sirvientes, se dio cuenta de que su copa de felicidad terrestre estaba llena e incluso desbordante.

4. Seguridad imaginada; en el que no apareci� una nube en todo el horizonte ancho y claro; ni una sombra atenuaba el brillo del cielo, no se pod�a detectar una mota de problemas en cualquier lugar para despertar la alarma del patriarca. Fue un d�a en que rara vez cae en manos del pueblo de Dios en la tierra para disfrutar; y la selecci�n de ese d�a por encima de todos los dem�s para echar al patriarca del pin�culo de su grandeza y la cumbre de su felicidad, sin duda, fue dise�ada astutamente para que la elevada altitud del patriarca pudiera intensificar la profundidad y severidad de su ca�da.

II LA GESTI�N DE LA PRUEBA. La prosperidad del patriarca derrocada.

1. La ruina r�pidamente completada.

(1) De repente en su venida; la ciudadela de la integridad de Job es m�s probable que sea llevada por un golpe de estado que por un ataque pausado y deliberado, en la medida en que debe ser advertido tambi�n, y los peligros que los hombres ven que generalmente pueden adoptar medidas para evitarlo.

(2) Universal en su barrido; el diablo no se queda atr�s, si no puede avanzar un paso m�s all�, el permiso Divino, con una terrible avalancha de desastres que desciende en la bella escena de la prosperidad del patriarca, y no deja un lugar no visitado por su furia devoradora.

(3) despiadado en su devastaci�n; eximiendo solo a cuatro dom�sticos (�no hijos! lo que podr�a haber sido una mitigaci�n; pero las misericordias del diablo son generalmente crueles), consignando todo lo dem�s a una destrucci�n abrumadora e implacable.

(4) Astucia en su invenci�n; siendo efectuado no directamente e inmediatamente por el mismo diablo, sino por agencias naturales: sabeos y caldeos, rel�mpagos y huracanes, para que parezca ser la obra de la providencia ordinaria de Dios, y el hombre afectado lo atribuya a la Deidad a quien �l servido y adorado.

2. El informe h�bilmente organizado.

(1) Messenger siguiendo a messenger, como Ahimaaz corriendo a toda velocidad despu�s de Cushi ( 2 Samuel 18:22), para que la historia completa de las desgracias no se declare de inmediato, pero con una tortura exquisita prolongada al m�ximo.

(2) Calamidad acumulada sobre la calamidad; no un solo mensajero que llega con buenas noticias, sino cada uno con una carga m�s pesada que su predecesor.

(3) Carrera descendente tras carrera; ning�n hablante tiene la gracia, como Ahimaas cuando informa la muerte de Absal�n a David, para mitigar el golpe al anciano; pero, como Cushi, cada uno con minuciosidad insoportable y minuciosa que se centra en su historia de miseria, y con algo as� como una satisfacci�n ego�sta que enfatiza el hecho de su propio escape para ser el portador de las noticias atroces, sin percibir que eso podr�a ser solo una agravaci�n de la angustia del patriarca; y sin interrupci�n en el horrible torrente de adversidades, ni siquiera un momento para respirar, sino una y otra vez en una corriente incesante: "Mientras �l todav�a estaba hablando"; y, "Mientras �l todav�a hablaba"; y, "Mientras �l todav�a hablaba". Claramente, si el oficio de Satan�s fue conspicuo en su preparaci�n para el juicio, era igualmente evidente su manejo del mismo.

III. EL PROBLEMA DE LA PRUEBA. La recepci�n de la noticia por parte del patriarca.

1. Con pena penitencial; expresado en las acciones simb�licas de desgarrar sus prendas (cf. G�nesis 37:34; Jos 7: 6; 2 Samuel 1:11; 2 Samuel 3:31) y afeitarse la cabeza (cf . Isa�as 15:2; Isa�as 22:12; Jeremias 7:29; Jeremias 41:5; Miqueas 1:16); el primero revela la vehemencia e intensidad de la emoci�n del patriarca, y el segundo se�ala su calma y moderaci�n.

2. Con resignaci�n piadosa. Reconociendo:

(1) Su condici�n de indigencia original: "Desnudo sal� del vientre de mi madre"; de modo que sus calamidades solo lo hab�an puesto donde estaba al principio: un argumento de satisfacci�n ( 1 Timoteo 6:7).

(2) Su posible partida del mundo: "Desnudo regresar� all�"; de modo que, despu�s de todo, experiment� un poco antes lo que seguramente le ocurrir�a al final (cf. Eclesiast�s 5:15; Eclesiast�s 12:7; y 'Measure for Measure', Hechos 3. sc. 2): un argumento para la presentaci�n.

(3) Su total dependencia de Dios para todas las bendiciones de su suerte terrenal: "El Se�or dio"; para que �l mismo no pueda reclamar la propiedad absoluta de cualquier cosa que haya perdido ( 1 Corintios 4:7; Santiago 1:17) - un argumento a favor de la aquiescencia.

(4) Su devoto reconocimiento de la mano de Dios en sus aflicciones y p�rdidas: "El Se�or ha quitado"; de modo que no solo hab�a puesto su mano sobre el que ten�a el derecho perfecto para hacerlo, sino que al quitar sus posesiones e hijos simplemente hab�a tomado lo que era primero suyo: un cuarto argumento para la renuncia.

3. Con baja adoraci�n. Cayendo al suelo y adorando; dando as� la mentira a la calumnia de Satan�s reteniendo su firmeza y manteniendo su integridad; no maldiciendo a Dios en su rostro, sino solemnemente, reverente y devotamente agregando: "�Bendito sea el nombre de Jehov�!"

IV. EL VEREDICTO EN LA PRUEBA. La vindicaci�n completa del patriarca. Su paso triunfante a trav�s de la terrible experiencia es:

1. Recomendado por Dios. La declaraci�n del historiador debemos considerarla como la transcripci�n del juicio divino sobre el juicio: "En todo esto Job no pec�, ni acus� a Dios tontamente".

2. Admitido por Satan�s. Esto aparece en Job 2:4, donde, aunque el diablo est� preparado con una explicaci�n de la causa, todav�a est� obligado a admitir el hecho de la firme lealtad de Job a Jehov� durante su primer ataque.

3. Grabado por el historiador. Para que donde sea que este antiguo poema encuentre un lector, se conozca y admire el coraje y la fidelidad del patriarca afectado.

Aprender:

1. Que si Dios tiene sus tiempos y estaciones, y Cristo tiene sus horas, y el hombre sus oportunidades para trabajar, tambi�n el diablo tiene sus d�as para sus movimientos sat�nicos.

2. Que los asaltos del diablo contra la virtud humana y la fidelidad cristiana se caracterizan siempre por una sabidur�a consumada en cuanto a los tiempos y los instrumentos, as� como los m�todos de ataque.

3. Que el poder de Satan�s para da�ar al hombre es casi ilimitado, al menos cuando Dios lo permite.

4. Que el estado m�s pr�spero del hombre pueda, en un momento, convertirse en la miseria m�s profunda, ya que el d�a m�s brillante puede ser seguido por la noche m�s oscura.

5. Que las calamidades rara vez recaen sobre el pueblo de Dios, solos y solos, pueden interpretarse err�neamente en cuanto a su origen y dise�o, pero nunca deben dejar de acercar el coraz�n a Dios.

6. Que el pueblo de Dios en tiempos de adversidad recuerde su origen y se prepare para su fin.

7. Que, ya sea sufriendo o regocij�ndose, los santos deben imitar la piedad de Job, reconocer la mano de Dios en todo y "en todo dar gracias".

HOMILIAS DE E. JOHNSON

Introductorio

Sobre la ense�anza general del libro.

Para todos los lectores sinceros; para todos los que pueden pensar seriamente, sentir profundamente; todos los que tienen en sus propias personas amados y perdidos; quienes han conocido la vida en su estado de �nimo m�s brillante y oscuro; todos, de nuevo, que tienen ese excelente don de simpat�a que hace suyo el dolor y la desgracia de la humanidad; este libro tiene una atracci�n muy poderosa, un encanto profundo. Aqu� tenemos sufrimiento en toda la escala del ser humano; sufrimiento sintonizado con la m�sica m�s quejumbrosa, que produce alguna respuesta de los acordes de cada coraz�n humano. Aqu�, tambi�n, tenemos una reflexi�n sobre el sufrimiento, un pensamiento intenso inclinado sin temor y sin reservas sobre las grandes preguntas de la vida. �Qui�n no ha suspirado, en una hora de cansancio, en alg�n momento u otro, "�Cu�l es el significado de todo esto?" Es una pregunta que parece responderse alegremente, o m�s bien no requiere preguntas, en los d�as m�s brillantes de la vida. La naturaleza y el coraz�n del hombre se sonr�en con el reflejo de la alegr�a de la Mente Creativa cuando ve que todas sus obras son muy buenas. Pero en muchas horas de medianoche de oscuridad mental, la pregunta que pensamos respondida y puesta en reposo fuerza su presencia sobre nosotros, y exige una respuesta de nuestra raz�n. Y la raz�n, "de ola en ola de miseria imaginada impulsada", pierde su rumbo; Ignorante de la latitud, no sabe a d�nde dirigirse hacia un puerto. Este es el estado de �nimo de Job. Y el alivio llega al final, de manera inesperada, de la Fuente de donde solo puede venir. Se nos ense�a la gran lecci�n del sufrimiento: esperar y esperar. El que tenga paciencia hasta que vea el "fin del Se�or" encontrar� una recompensa abundante de su fe y constancia.

I. LOS ENIGMAS DE LA VIDA. Dolor, p�rdida, enfermedad, intercambiado por placer, ganancia, salud y riqueza. El hombre no puede entender este proceso. Y no puede someterse voluntariamente a lo que no entiende.

1. Tiene un instinto de felicidad, que no puede negar sin negarse a s� mismo. �l y toda la naturaleza, siente y realmente siente, fueron construidos para la felicidad. Est� obligado a trabajar para este fin, tanto en s� mismo como en los dem�s. El Creador (por lo tanto, se le ense�a naturalmente a razonar) debe ser un Ser feliz y amante de la felicidad, siempre bendecido, siempre bendecido. As�, cuando se da un rechazo a estos instintos poderosos y claros, y su verdad se extingue repentinamente, por as� decirlo, en el seno del hombre; cuando todas las fuentes de la alegr�a natural se secan en un momento como el torrente de verano del Este, �qu� maravilla que se queje? �Es v�ctima de alg�n enga�o radical? �Son todos sus pensamientos ilusiones? De d�nde vinieron esos instintos de felicidad, cu�l

.

3. Pero Job, por otro lado, se atreve, con toda la independencia del justo pensador, del hombre que no puede ser falso a la luz m�s clara de su autoconciencia, para negar la aplicaci�n de este juicio a su caso. Niega que sus sufrimientos actuales se�alen pecados anteriores. Cualquiera que sea la soluci�n del problema, eso, �l sabe, no puede ser el verdadero. Ning�n diluvio de lugares religiosos comunes lo mover� de su posici�n fija, su integridad consciente del alma. Ninguna agon�a puede arrancarle un eco a la poca profundidad de los hombres que lamentan el sufrimiento sin realmente haberlo sufrido. A pesar de todo lo que la esposa y los amigos pueden instar, �l no abandonar�, no podr� abandonar el lado de la verdad o lo que siente que es la verdad. Y en esta experiencia, la verdad no lo condena; en general lo absuelve. Esta es una de las lecciones m�s instructivas que nos brinda todo el poema: ser fieles a nosotros mismos, seguir la luz interior, dejar que otros nos rega�en y reprendan como quieran. M�s frecuentemente, sin duda, necesitamos aplicar esta lecci�n de una manera humillante. Si somos fieles a nosotros mismos, tendremos que admitir que hemos tra�do nuestros problemas sobre nosotros mismos por nuestras propias faltas. Pero a veces puede ser de otra manera. El enlace puede ser deficiente, lo que une el efecto a su causa. Si creemos que esto es as�, debemos tener el coraje de decirlo; y sobre la misma base sobre la cual deber�amos tener la honestidad de reconocer el origen pecaminoso cuando lo hayamos detectado. Job es un ejemplo de esa simplicidad varonil de coraz�n, esa fidelidad a s� mismo, sin la cual no podemos ser hombres genuinos, ni justos y tolerantes con los dem�s. No se sigue, porque un hombre defiende lo que su conciencia o conciencia le dice, que su conciencia est� necesariamente en lo correcto. San Pablo se�al� esto ( Hechos 26:9; 1 Corintios 4:4). A�n as�, un hombre debe ser considerado por la conciencia como el or�culo m�s cercano hasta que obtenga mejor luz, lo cual es seguro al final cuando sea necesario.

4. Igualmente importante, por otro lado, es la reprensi�n de no poder, que este libro ofrece con tanta fuerza. Cant es el h�bito de repetir opiniones de segunda mano, de dar ciertas cosas por sentadas porque com�nmente se afirman, aunque no tenemos fundamento suficiente en nuestra propia experiencia de su verdad. Es la costumbre de fingir sentimientos que no tenemos, porque se consideran los sentimientos correctos bajo ciertas circunstancias. Es imitaci�n en el pensamiento y afectaci�n en el sentimiento. Atiende al pensamiento genuino y la emoci�n sincera, como la sombra del sol. Nadie negar� que el mundo religioso est� lleno de eso. Hay una buena ilustraci�n de ello en los discursos de los amigos de Job, y una reprimenda en la manifestaci�n del Todopoderoso al final.

5. Si bien tenemos una presentaci�n de los grandes enigmas de la vida en el curso del poema, tambi�n tenemos una exposici�n de las perplejidades del pensamiento humano y los vanos intentos de resolverlos. El estrecho dogma de que todo sufrimiento se explica por la culpa, en la que, de una forma u otra, los amigos de Job nunca se cansan de insistir, junto con ese gran principio, en la estricta justicia del Todopoderoso, que, en su opini�n, representa el dogma indiscutible, esta es la �nica pista que se ofrece para guiar al pobre enfermo oscuro fuera de la prisi�n de sus pensamientos. Pero no logra llevarlo a la luz. Y, de hecho, cu�n completamente inadecuados son esos principios parciales, extra�dos de un �rea de experiencia muy limitada, cuando se aplican para medir la altura, la profundidad, la longitud y la amplitud del universo moral de Dios. Otra gran lecci�n, entonces, que este libro nos lee es la modestia y el silencio: la necesidad de confesar el fracaso y la incapacidad de penetrar los secretos del mecanismo Divino hasta el fondo. Vemos pero en parte y sabemos pero en parte; no puede buscar buscando a Dios a la perfecci�n. M�s alto que el cielo este conocimiento, �qu� podemos hacer? m�s profundo que el infierno, �qu� podemos saber? Hay revelaciones claras e indudables de su bondad que llenan el coraz�n de alegr�a y agitan la lengua para alabar. Hay otros indicios misteriosos de s� mismo en el dolor y la tristeza, que abruman el coraz�n con asombro y controlan el derrame de los labios. Pero dado que nada puede refutar, o justificarse, con ning�n pretexto de raz�n, al menosprecio de su justicia, sabidur�a y amor, adoremos en silencio. �Que nuestras almas lo esperen pacientemente, hasta que vuelva a aparecer, brillando sobre nosotros con el resplandor del mediod�a!

II SOLUCI�N DE ENIGMAS DE LA VIDA.

1. El libro parece tener la intenci�n de transmitir una soluci�n de nuestros problemas mentales y dudas mentales, hasta ahora, es decir, ya que cualquier soluci�n es posible. Una soluci�n completa es imposible; La escritura, la filosof�a, la experiencia, todos se unen para declarar esto. Si pudi�ramos conocer el secreto del dolor y el mal, el sufrimiento y la calamidad, en todas sus formas, deber�amos tocar el secreto de la vida misma; y al tocar ese secreto, debemos tocar el secreto del Ser de Dios; no, debemos ser como Dios. La humanidad es otro nombre para la limitaci�n; Dios es el infinito. Vivimos en puntos de la circunferencia de la existencia; �l es el centro. �No es absurdo cuando el hombre se niega a aprender y reconocer de una vez por todas que al tratar de saber demasiado est� viajando fuera de sus l�mites? En su impaciencia con la ignorancia forzada, �est� impaciente por ser lo que es y plantea una disputa contra su Hacedor y contra el esquema de las cosas que solo pueden terminar en su completa desconcierto y derrocamiento?

2. Pero hay alguna soluci�n, aunque no es completa, no es positiva y lo explica todo. Hay una soluci�n negativa, que es muy reconfortante para cada coraz�n verdadero y piadoso. Todo sufrimiento no tiene su ra�z en el pecado personal. Puede haber un sufrimiento intenso en el seno mismo de la inocencia, ya que una helada o tiz�n puede asentarse en la rosa m�s pura del jard�n. Este punto est� claramente establecido por la vindicaci�n divina de "mi siervo Job". No ha sido se�alado como una marca para las flechas del Todopoderoso porque es un hombre particularmente malo. M�s bien lo contrario es cierto. Son los buenos los que est�n reservados para el juicio. Es el amado del Eterno a quien castiga, para que se pueda ver qu� poder tiene fe en el alma del hombre, qu� constancia duradera de la virtud, como el oro probado tres veces, tiene cada hombre que conf�a en la rectitud eterna y amor.

3. El sufrimiento es, entonces, consistente con la inocencia relativa de la v�ctima. Este es uno de los resultados de la larga prueba de Job. El sufrimiento es consistente con la bondad perfecta de Dios. Este es otro. �l puede dar, y �l es bueno; ��l puede quitar, a�n as�, bendito sea su Nombre! Puede reemplazar la salud floreciente por la lepra repugnante; hacer que el prisionero pr�spero, una vez vestido de suave, de un hogar rico se siente en cilicio, en medio de las cenizas de un hogar desierto; aun as�-

"Perfecto entonces son todos sus caminos, a quienes la tierra adora y el cielo obedece".

Noble libro! eso dio, quiz�s, al mundo antiguo el primer indicio de la soluci�n del misterio del dolor, al separar de �l la asociaci�n hasta ahora inseparable de una maldici�n; que ense�a a los hombres a creer que el Divino Autor de todo lo que sufrimos y de lo que disfrutamos es un Dios siempre bendecido, y as� disipa ese temor al maniqueanismo tan agradable para la mente natural; �Libro, que contiene en germen las revelaciones del evangelio sobre el castigo divino y la santificaci�n humana, y toda la sujeci�n de la naturaleza humana a las condiciones mixtas de la vida presente en espera de una gloriosa manifestaci�n �ltima de los hijos de Dios!

4. El enigma del sufrimiento humano, entonces, no debe leerse, como los hombres lo leen a menudo superficialmente, a la luz de alguna suposici�n que requiere justificaci�n. Es y seguir� siendo un enigma. Y como la estatua de Isis tan cuidadosamente velada, �el libro impresiona silencio, silencio! reprendiendo las explicaciones y soluciones de nuestras lenguas balbuceantes. El enigma del dolor, de todo lo que llamamos mal, es esencialmente el enigma de la vida misma. La llave que desbloquear� la una tambi�n abrir� la otra, y yace lista para ninguna mano humana. Esta soluci�n no contentar� a un ateo o materialista, tal vez. No ser� de ning�n servicio a los hombres que a�n no han decidido si creer en una Voluntad de inteligencia y justicia perfectas, en un Autor personal de este esquema de cosas. Es, de hecho, la falla fatal en todos los sistemas de incredulidad o no creencia, que no pueden hacer nada malo. No pueden deshacerse de �l, no pueden explicarlo. Sigue siendo un elemento perturbador en cada visi�n optimista de la vida. Mejor hombre como puedas en cuerpo y mente, no desaparecer�. Es un peso pesado sobre los pies de todos menos del creyente en el Dios eternamente sabio y justo. Los extremos se encuentran; e igual para el racionalista ilustrado y el devoto oscuro de la superstici�n, el dolor es una maldici�n. Pero para el creyente en Dios es parte de la revelaci�n de Dios. Es un aspecto de la Shejin�. Es el lado oscuro de esa nube cuyos bordes est�n plateados con el esplendor eterno. Oscuridad y luz, la tarde y la ma�ana, la semana de trabajo y el s�bado de descanso, dolor y placer, tristeza y alegr�a, muerte y nacimiento, tiempo y eternidad, siembra corta y cosecha larga, pruebas agudas pero breves, interminables frutos, estas son las condiciones de la existencia humana. Para reconciliarnos con ellos en ya trav�s del Autor de ellos; no para luchar contra ellos, sino para aceptarlos fielmente y ver que el fin y el significado de todo se reflejen en el alma misma; estas son las lecciones del Libro de Job. Porque no hay fuerza sin juicio; no hay sabidur�a sin experiencia del bien y del mal; sin refinamiento sin dolor; sin progreso sin auto-insatisfacci�n; nada permanente o real que no nos cuesta nada; no hay comuni�n con el Eterno excepto por la iniciaci�n del sufrimiento, por la resistencia de la cruz. Para todos los que creen que el �ltimo final de su vida se har� mejor que su comienzo a trav�s de la voluntad de Aquel que llama, adopta y santifica a los hombres para s� mismo, este libro estar� lleno de luz y ayuda. Pasar�n sus p�ginas para recordarles a sus corazones que su Redentor, su Vindicador, alguna vez vive; esa "bendici�n, no maldici�n, reglas anteriores, y que en ella vivimos y nos movemos" - J.

Job 1:1

La vida y el car�cter de Job.

La escena se abre con todo brillo, y el h�roe de este poema sagrado se encuentra ante nosotros ba�ado por el sol de la prosperidad terrenal y, mejor a�n, coronado con el favor de Dios, un hombre verdaderamente envidiable. Tenemos en estas pocas l�neas dar, en breve, toques sugerentes:

I. UNA IMAGEN DE FELICIDAD COMPLETA. Hay elementos internos y externos de dicha terrenal; y ninguno debe estar ausente para que esa dicha sea plena y completa. Primero en importancia es el elemento interno: el reino el Dios dentro del hombre. Sin embargo, una virtud hambrienta o malhumorada, que lucha con la pobreza y la adversidad, es un espect�culo para encender la piedad y la admiraci�n. Nuestro sentido moral solo queda completamente satisfecho cuando vemos la bondad provista de la suficiencia de los medios de este mundo. Las energ�as morales est�n abarrotadas de extrema miseria; encuentran en competencia una etapa sobre la cual pueden moverse con facilidad y gracia, y exponen todos sus poderes en un desarrollo armonioso. El gran maestro, Arist�teles, ense�� que el secreto de la felicidad reside en la actividad racional y virtuosa del alma en toda su vida. Pero tambi�n insisti� en que una provisi�n suficiente de bienes externos era esencial para completar la felicidad, as� como el equipamiento del coro griego era necesario para la representaci�n de un drama. Sin embargo, la inferioridad de los elementos externos de felicidad a los internos est� indicada, no solo por su segundo lugar en la descripci�n del poeta sagrado, sino por la r�pida secuela tr�gica, el oscurecimiento de la escena, la ruptura repentina de la casa y el hogar. y fortuna del hombre pr�spero. Y aqu� recordamos el dicho de otro ilustre griego, Sol�n: "No llames a ning�n hombre feliz hasta el d�a de su muerte". El destino de Croesus, cuyo nombre era sin�nimo de suerte mundana en el mundo griego antiguo, se�alaba la moraleja de ese dicho, seg�n la encantadora historia de Her�doto, como lo demuestran las vicisitudes de Job aqu�. Este mundo pasa; todo lo que es externo a nosotros es susceptible de p�rdida, cambio, incertidumbre. Solo el "alma dulce y virtuosa, como la madera sazonada, nunca da". Las ruinas de un mundo que cae dejan al verdadero hombre sin sacudirse. Haciendo la voluntad de Dios, unido a �l por obediencia consciente y confianza, permanece para siempre. As�, en la concisa designaci�n enf�tica del personaje de Job, en el primer verso del poema, su nota clave es impactada.

II LINEAMENTOS DE PERSONAJES. Cuatro palabras, como algunos toques expresivos del l�piz de un maestro, nos presentan el car�cter del patriarca.

1. "Ese hombre era perfecto". Es decir, �l era sano (entero vitae, como dice el poeta romano) en el coraz�n y en la vida, irreprensible en el sentido ordinario en el que usamos esa palabra, libre de vicio deslumbrante o inconsistencia grave. Debemos tener en cuenta que los ep�tetos generales como estos, que denotan atributos del car�cter humano, se derivan de nuestra experiencia con los objetos externos. Son, por lo tanto, expresiones figurativas, que no deben usarse en un sentido matem�tico exacto, lo que, por supuesto, no es aplicable a un objeto como el car�cter humano. Perfecto, como se dice que es un animal sano; sin mancha, como un cordero nevado y sacrificado; impecable, como una "fruta cosechada", sin "mancha picada". Hay dos aspectos de la perfecci�n: lo negativo y lo positivo. La perfecci�n negativa es m�s la visi�n del Antiguo Testamento. Es cuando el personaje presenta un espacio en blanco al lado de esos vicios groseros, esos pecados contra el honor y la verdad y cada curva Divina y social, que incurre en el odio o el hombre y el disgusto del Cielo. La visi�n del Nuevo Testamento resalta el lado positivo de la "perfecci�n". No es solo la vida libre de ofensas, sino que es la integridad del hombre cristiano en esas gracias celestiales, ese brillante adorno resplandeciente del car�cter santificado, que a la vista de Dios es de gran precio. Pero hay condiciones de vida en las que hay relativamente poco margen para el desarrollo de o! Car�cter ampliamente en el lado positivo. Hay un peque�o c�rculo de deberes, empleos, diversiones, relaciones, en circunstancias tales como la simplicidad primitiva y pastoral de Job. �Qu� diferente de esta vida moderna altamente desarrollada, amplia y diversamente interesante! Donde se da m�s, se requerir� m�s. Pero el ejemplo de Job consiste en la simplicidad e integridad con la que se mov�a en el �mbito de su peque�a soberan�a y, con todas las facilidades para complacer la pasi�n, para infringir el derecho, para invadir la felicidad de los dem�s, se mantuvo blanco como el Lily, noblemente libre de culpa. No es que �l fuera esa insipidez de car�cter, un hombre simplemente correcto. El ego�smo intenso a menudo se encuentra en los hombres correctos. Vemos por vislumbres que se nos dan actualmente en el curso del poema que �l era un buen hombre activo. Aqu� podemos leer las exquisitas descripciones de su vida pasada en Job 29:1. y 31; forzado de �l en su defensa propia. Consideramos la imagen de un hombre que es el pilar de su comunidad, una luz, un consuelo, una alegr�a para los dependientes e iguales por igual. Es una imagen que los miles de nuestros compatriotas que disfrutan de la fortuna, la posici�n, la educaci�n y la influencia en sus respectivos vecindarios, pueden ser invitados a contemplar e imitar. Los placeres divinos y la noble recompensa de un uso correcto de la riqueza y la posici�n, forman multitudes del gran campo pero poco explorado. En medio de las serias advertencias de las Escrituras y de la experiencia contra los peligros de la prosperidad, que el ejemplo puro de Job se destaque para recordar a los pr�speros que pueden hacer de sus medios una ayuda en lugar de un obst�culo para el reino de los cielos; puede esclavizar al injusto mammon; Al ganar gran parte de este mundo, �no necesariamente tienen que perder sus almas!

2. Estaba erguido. La idea es la de una l�nea recta. Y la imagen opuesta es transmitida por la palabra "pervertido" o "torcida", de la l�nea curva y desviada. Como dicen los campesinos de un hombre honesto, "Act�a de manera directa", y como lo dice nuestra excelente palabra en ingl�s, "sencillo". Hay una cierta matem�tica de conducta. Nunca apartarse de la verdad, incluso en broma; no extenuar, ni exagerar, ni ser parcial en nuestras declaraciones; no agregar ni tomar de hechos; a "decir la verdad, toda la verdad y nada m�s que la verdad"; abstenerse de la adulaci�n, por un lado, y la perversi�n difamatoria por el otro; considerar la palabra de uno como el v�nculo de uno; pensar y hablar con otros en esa franqueza, esa luz m�s clara en la que nos comuniquemos con nosotros mismos; odiar semblances y discrepancias, deshacerse de duplicidades y confusiones; en todas las relaciones, con uno mismo, con Dios, con los dem�s, para ser el mismo hombre; para evitar giros y torsiones en nuestra ruta; ir directamente a nuestros extremos, como una flecha hacia su marca; este es el esp�ritu, este es el genio del hombre "recto". Su personaje se asemeja a las l�neas finas de una verdadera obra de arte; mientras que el hombre "perverso" nos recuerda el dise�o mal dibujado, cuya deformidad no puede disimular ninguna cantidad de superposici�n y adorno.

3. Temeroso de Dios. Este y el siguiente ep�teto completan la representaci�n de los dos primeros. Ning�n hombre es "perfecto" sin ser un temeroso de Dios; ninguno erguido sin apartarse del mal. La religi�n se eleva en el sentimiento de asombro del hombre hacia el vasto poder invisible y la causa revelada a trav�s de las cosas vistas. Su conciencia, por sus exhortaciones, le habla de la justicia de la causa eterna invisible. Toda su experiencia interna y externa le imprime el sentido de su absoluta dependencia. La obediencia, activa y pasiva, a la Voluntad Eterna es la ley primaria revelada en el coraz�n del hombre en medio de truenos como el Sina�, en todo el mundo y en todos los tiempos. Sentimientos como estos constituyen la religi�n m�s antigua y universal del hombre; La Escritura los designa con esta expresi�n integral, "el temor de Dios, el temor de lo Eterno". No es un sentimiento servil, si el hombre es fiel a s� mismo. No es un terror ciego, no es una inspiraci�n de p�nico. Es el miedo castigado y elevado por la inteligencia, por la comuni�n espiritual; es respeto ilimitado, reverencia inconmensurable; siempre est� en camino de convertirse en amor perfecto. El resultado de esta religi�n genuina sobre el personaje es hacernos ver todas las cosas en su relaci�n con lo invisible y lo eterno. As�, la vida es digna, sacada de la mezquindad, recibe un cierto significado y significado en sus detalles m�s peque�os. Sin religi�n existimos como animales, no vivimos como hombres. La carrera m�s ocupada, la reputaci�n m�s ruidosa, el �xito mundano m�s espl�ndido: �qu� sentido, qu� significado hay en �l sin el principio en el coraz�n que lo une conscientemente a lo invisible? "Es una historia contada por un idiota, lleno de sonido y furia, pero sin significado".

4. "Evitar el mal". O, un hombre que se apart� del mal. Este era el h�bito de su vida. Completa lo que se da en el segundo rasgo. Su rectitud, gui�ndolo en una l�nea directa de conducta, lo libera de los caminos del enga�o, la transgresi�n, los caminos de la oscuridad y la verg�enza. Aqu�, entonces, en estas cuatro palabras, hemos sugerido la idea de una piedad completa, la imagen de una vida constante y noble, "de cuatro cuadrados a todos los vientos que soplan". Vemos un personaje impecable, al que asiste una fama justa en el mundo; nos revela el fundamento secreto sobre el que descansa la estructura moral, en un h�bito de principio, un coraz�n lleno del temor de Dios. Miramos al patriarca, movi�ndose en el aire puro y la luz del sol sagrado del favor del Cielo, bendecido con la buena voluntad de los hombres y con todas esas esperanzas del futuro que inspira una felicidad pasada, sin so�ar que sus cielos son tan pronto oscurecerse, y los cimientos de su alegr�a terrenal ser sacudidos tan violentamente.

III. CARACTER�STICAS DE LA PROSPERIDAD EXTERNA. Estos, tambi�n, se bosquejan breve y sugestivamente, y no es necesario considerarlos detenidamente. Todos los elementos de una alta prosperidad y gran posici�n en ese simple estado de vida est�n presentes.

1. Su familia. Tuvo diez hijos, los hijos m�s del doble que las hijas. Los hombres sent�an en aquellos tiempos que una gran familia era una gran bendici�n, una de las marcas visibles del favor del Cielo. Los hijos fueron especialmente una nueva fuente de riqueza e importancia para el hogar. Los padres en nuestros d�as tal vez rara vez tienen la costumbre de agradecer a Dios por las familias numerosas. Est�n demasiado listos para gemir bajo el cuidado, en lugar de admitir alegremente la realidad de la bendici�n. Sin embargo, �cu�n constantemente vemos pruebas de la felicidad de las familias numerosas, incluso en la pobreza! Un hogar ordenado correctamente es el m�s divino de las escuelas. El car�cter se desarrolla de manera tan diversa y se prueba y se educa de muchas maneras en ellos. En la variedad de este peque�o mundo hay una buena preparaci�n para la actividad y la resistencia en el mundo. En general, no cabe duda de que las familias numerosas son una gran fuente, no solo de felicidad, sino de riquezas de todo tipo. Y es necesario insistir en la verdad de vez en cuando, cuando escuchamos el asunto en t�rminos de menosprecio o l�stima. El carcaj completo no es objeto de piedad en ning�n momento cuando los hombres obedecen las leyes de Dios en su vida social. Son los solitarios, y aquellos que est�n condenados a llevar una existencia demasiado egoc�ntrica, quienes necesitan nuestra piedad.

2. Su propiedad. Consist�an, se nos dice, en amplios reba�os de ganado: ovejas, camellos, bueyes, asnos y en un n�mero proporcional de sirvientes. Toda la riqueza del hombre se deriva de la tierra y sus productos en plantas y animales. Y es bueno recordar esto. Nosotros, cuya riqueza est� representada por simples s�mbolos y figuras en su mayor parte, no tenemos el sentido de nuestra dependencia tra�do a casa tan v�vidamente como el que lleva la simple vida pastoral de Job. Hay salud y bendici�n en el llamado del esposo y el pastor, que viven tan cerca de la Madre Tierra, que recuerdan constantemente su dependencia de ella, su poder mediante la diligencia para extraer consuelo de su seno. Todos fuimos una vez cultivadores, pastores y cazadores; Estas son las ocupaciones primarias del hombre, y �l debe volver a ellas una y otra vez para continuar prosperando. Aprendamos que todas las fuentes de ganancias relacionadas con la mejora de la tierra son las m�s saludables a las que podemos recurrir. Desarrollar la tierra y la mente del hombre �el cultivo natural y espiritual� son obras nobles y actividades dignas. Que se fomente la emigraci�n de los j�venes y vigorosos a los vastos territorios del mundo. All� les permitieron trabajar duro con la naturaleza y construir escenas de confort y felicidad como aquella en la que habitaba el patriarca.

IV. PIEDAD ENTRE LAS TENTACIONES DE PROSPERIDAD. Era un dicho antiguo que un buen hombre que luchaba con la adversidad era un espect�culo para los dioses. Pero cu�nto m�s un buen hombre luchando con la prosperidad. Mientras que la adversidad amenaza nuestro bienestar f�sico, la prosperidad pone en peligro nuestra salud espiritual. No ataca abiertamente, se ablanda, se relaja, socava. Para diez hombres que pueden soportar la pobreza, �hay alguien que pueda soportar las riquezas? �Qu� hermosas flores espirituales brotan del escaso suelo de la miseria exterior, como la flor del prisionero entre las piedras de su calabozo! �Qu� demacraci�n moral, qu� delgadez del alma, puede asistir a la bolsa llena, encogerse en la espl�ndida mansi�n, acechar bajo la fina ropa del gran mundano! Incluso con los hombres verdaderos, que no ser�n f�cilmente superados por las tentaciones externas, es bueno, y poseer�n, en las hermosas palabras de Milton, que las riquezas "aflojan la Virtud y disminuyen su ventaja". inferir, porque tanto se dice en el Evangelio sobre los peligros de las riquezas para el alma, que no hay peligros en la pobreza. Pero la verdad es que los peligros de las riquezas son m�s sutiles, menos obvios y se asocian con el placer, no con el dolor. La pobreza duele, las riquezas arrullan el alma. La miseria puede pervertir la conciencia; pero el lujo parece ponerlo a dormir. Nuestra vida es una lucha de lo externo con lo interno. Lo externo, de una forma u otra, amenaza con superarnos. De este gran concurso y agon�a depende el verdadero inter�s de la vida, toda su tragedia y poes�a. Y si enciende la admiraci�n, el entusiasmo, despierta el sentido de lo sublime al ver la victoria del alma sobre la adversidad, la pobreza, el desprecio, �no deber�a igualmente deleitar nuestro mejor sentimiento al ver la victoria del alma sobre la riqueza y la prosperidad? En el caso de muchos, quiten sus alrededores y no son nada. La imagen no tiene valor aparte del marco. Otros son geniales en cualquier circunstancia. No hacen al hombre. Es el hombre quien los hace interesantes. Pueden cambiar, pueden revertirse; El hombre sigue siendo el mismo. Es un h�roe moral de las tranquilas escenas de paz que debemos contemplar en Job. Su piedad se pone de manifiesto en el contraste entre la irreflexi�n de sus hijos y su propia seriedad (vers�culos 4, 5). Ellos, en el apogeo de la juventud, la salud y los esp�ritus, no sol�an ir de vacaciones o cumplea�os para reunirse y celebrar festivales en las casas de los dem�s. Dan el tipo de cultivadores irreflexivos del placer. Tampoco se insin�a que hab�a algo vicioso en sus placeres. Amaban los pasatiempos alegres de su �poca de la vida, y se complac�an en la compa��a del otro, eso era todo. No se da ninguna pista de que en la calamidad posterior cayeron v�ctimas del juicio de Dios sobre sus pecados. Pasan, con esta breve menci�n, fuera de la vista, y todos los centros de inter�s sobre Job. Lo que sinti� y supo fue ese placer, por inocente que sea, embota, como las riquezas, el alma hacia Dios. Se ha visto que los j�venes eliminan la Biblia familiar de su lugar al hacer los preparativos para un baile, como si fueran conscientes de que hab�a algo en el �rbol que permit�a los instintos de placer inconsistentes con la presencia de los solemnes recordatorios de la religi�n. Pero el placer ya ha viajado m�s all� de los l�mites de la moderaci�n, y ha entrado en la regi�n de la anarqu�a, la licencia y el exceso, cuando puede haber una disposici�n para ignorar, incluso por un momento, las santas influencias de la religi�n, la presencia de Dios. En contraste, entonces, con el abandono alegre a la alegr�a, la devoci�n irreflexiva a los placeres de la hora por parte de sus hijos, vemos en Job una mente que ninguna distracci�n podr�a desviar del sentido constante de su relaci�n con su Dios. Un padre amable, no interfiri� para estropear las fiestas naturales e inocentes de sus hijos en estas ocasiones especiales de alegr�a; pero su pensamiento los sigui�, con la elevaci�n del coraz�n y oraciones por su preservaci�n de los males que pueden surgir en medio de las escenas de mayor disfrute social, como serpientes de un lecho de flores. A�n as�, no necesitamos asumir un exceso o maldad por parte de los hijos de Job; el lenguaje simplemente sugiere la ansiedad de su mente por temor a que as� sea. Puede ser que el temor de Dios tambi�n haya entrado en sus corazones y, restringiendo su disfrute dentro de los l�mites debidos e inspirando agradecimiento, permiti� que sus festivales fueran coronados con el favor del Cielo. Uno de nuestros famosos escritores ingleses, que describe la escena en la casa de un viejo campesino franc�s, cuando, despu�s de los trabajos del d�a, antes de retirarse a descansar, los j�venes de la casa se unieron en un alegre baile, dice que not� un leve gesto: alguna elevaci�n de los ojos o las manos, en un punto particular, "en una palabra, �pens� que ve�a a la religi�n mezclarse con el baile!" Una pista hermosa, para aquellos que est�n perplejos con el problema de c�mo unir la religi�n con la relajaci�n, para satisfacer el instinto de diversi�n consistentemente con la piedad. No hay soluci�n para el problema, excepto en la entrega alegre y leal del coraz�n a Dios, y la adoraci�n inteligente de �l en todas nuestras actividades, todos nuestros placeres. Es una concepci�n estrecha o espuria de la religi�n que nos excluye de cualquier placer genuino. El reconocimiento habitual de nuestro Creador en el uso de esta organizaci�n sensible del cuerpo y la mente, que es su regalo, es el medio para mejorar y al mismo tiempo santificar cada placer saludable del cuerpo y el alma. Uno de los "frutos del Esp�ritu", una de las gracias de la vida cristiana, uno de los resultados de la verdadera piedad, es la "templanza", la "moderaci�n" o el "autocontrol". Esto lo vemos en Job. Y vemos la autenticidad de su piedad en medio de la prosperidad en la ansiedad que siente por temor a que sus hijos hayan transgredido contra esta ley de conducta (vers�culo 5). "Puede ser", dijo, "que mis hijos hayan pecado y se hayan despedido de Dios, abandon�ndolo u olvidado en sus corazones". El siguiente punto es: la piedad manifestada en el ritual. El ritual, o culto, ocupa un lugar importante en la historia y el desarrollo de la religi�n. Es la presentaci�n externa de la religi�n, como s�mbolo de una realidad interna. Como la limpieza y la pulcritud de la persona, la propiedad y la gentileza de los modales, tienen cierto valor como �ndice del hombre interior, lo mismo ocurre con el lado ritual y simb�lico de la religi�n. Es un tipo de lenguaje y tiene el �nico valor que el lenguaje puede tener: el de significar algo. Cuando ya no tiene un significado, debe desaparecer y ser reemplazado por un modo de expresi�n m�s vital. Tanto el lenguaje como el ritual son el elemento cambiante en la religi�n; lo interno y lo espiritual es lo permanente y lo eterno. Ahora, estamos aqu� transportados a una �poca en que la expresi�n externa de la piedad era diferente y m�s elaborada que con nosotros. Los sacrificios de diversos tipos ofrec�an el medio de comunicaci�n m�s significativo, poderoso y variado de las penitencias, devociones y aspiraciones del alma a Dios. Aqu� tenemos el ritual de la penitencia: la ofrenda por la transgresi�n. Es el anhelo devoto de la reconciliaci�n con Dios, la unidad con Dios, lo que se expresa, siguiendo el sentido de una ruptura, o posible ruptura, a trav�s del descuido o la transgresi�n de las verdaderas relaciones del alma con �l. Una cuenta de tales ofrendas bajo la Ley de Mois�s se encontrar� en Lev�tico 4:1. ; Lev�tico 6:17-3; Lev�tico 7:1. Y Job, levant�ndose temprano despu�s de cada uno de estos festivales, sol�a enviar a sus hijos individualmente, para que pudieran estar presentes en el sacrificio solemne, y as� recibir simb�licamente purificaci�n y absoluci�n de la mancha de culpa. As� surge ante nosotros, en este rasgo concluyente del car�cter de Job, la imagen de alguien que busc� primero el reino de Dios y tener raz�n con �l, un ejemplo de amor paternal y piedad; de alguien que identific�, como Josu� 24:15, su hogar consigo mismo al servicio del Eterno. Por el agradable arte del poeta sagrado, nuestro inter�s, nuestra simpat�a, ya se siente poderosamente atra�do hacia el h�roe de su historia. El tel�n cae en esta brillante escena de la vida como con los buenos deseos y oraciones de todos los espectadores. �Que la sombra de Job nunca crezca menos! �Que su camino sea como la luz brillante, aumentando hasta el d�a perfecto! �Que contin�e bendiciendo y bendecido en el seno de su familia y hogar, avance a la "vejez con honor, tropas de amigos" y llegue a su fin en su temporada, como un golpe de ma�z, completamente maduro! �J.

Job 1:6

Consejos en el cielo sobre la vida del hombre en la tierra.

I. LA VIDA DE TODOS LOS HOMBRES ES UN OBJETO DE INTER�S EN EL CIELO. Este es un pensamiento sublime, sugerido poderosamente por el presente pasaje, y lleno de consuelo para cada hombre que conf�a en la bondad de Dios. "La vida de cada hombre es un plan de Dios" (ver el poderoso serm�n del Dr. Bushnell sobre este tema). Incluso de los hombres que no conocen conscientemente a Dios ni son due�os de su providencia, esto es cierto. Su carrera est� controlada por una direcci�n misteriosa; sus errores o fechor�as anuladas para siempre. De Ciro, por ejemplo, se dice: "Te he llamado por tu nombre: te he llamado por apellido, aunque no me has conocido" ( Isa�as 45:4).

II �PERO EN CUANTO PELIGROSAMENTE FELIZ ES UN SENTIDO ESTE VERDADERO DE TODA LA VIDA DEL HOMBRE BUENO! Su camino a menudo est� enredado, perplejo, oscurecido para s� mismo; pero nunca as� a Dios. Desde la brillante escena de la luz celestial y la contemplaci�n, donde el mapa de cada vida se abre a la vista, pronto nos sumergiremos en la tristeza y la tristeza al lado del afligido siervo de Dios. Pero llevemos el recuerdo de este atisbo del cielo a trav�s de todas las vueltas del laberinto de la pena que pronto debemos recorrer con fantas�a, y que ning�n d�a puede seguir en la experiencia real. Llevemos ya la lecci�n a casa: que el camino de los hijos de Dios no est� oculto, su causa no ha sido ignorada por el Alt�simo. Sus pasos son ordenados por �l. En su ceguera ser�n guiados por caminos que no han conocido. Pueden parecer exiliados de alegr�a, desterrados de la luz y el amor; pero a�n har� que la oscuridad se ilumine ante ellos, y torcer� caminos rectos, y nunca los abandonar�. Porque en la vida de las flores y los p�jaros, incluso, mucho m�s en la vida del hombre, hay un plan de Dios.

III. LA VIDA DE TODOS LOS HOMBRES OBJETO DE INFLUENCIAS OPUESTAS: del bien y el mal, el placer y el dolor, la felicidad y la miseria, el cielo y el infierno. En ninguna parte se revela este gran secreto del mecanismo de nuestro ser m�s claramente que en este libro. Se reconoce claramente la presencia de una influencia maligna, siempre curiosa y ocupada con nuestra vida; su origen qued� en el misterio. Debemos reconocer este dualismo de influencia en la vida del hombre sin intentar resolverlo. Despu�s de todo lo que se ha pensado y dicho sobre el tema, solo podemos reconocer que es una condici�n fundamental de nuestra existencia terrenal. Ignorarlo e intentar vivir en un para�so de tontos de optimismo extremo, es exponernos a la decepci�n y al peligro; o caer en el otro extremo de un pesimismo sombr�o y desalentador es ser infiel a ese sentido instintivo de la bondad de Dios que est� profundamente arraigado en el coraz�n. Las Escrituras nos gu�an en un curso intermedio entre estos extremos: lugares delante de nosotros, con igual claridad, los dos polos de pensamiento, las corrientes opuestas de influencia; y esto pone de manifiesto el deber pr�ctico de aborrecer lo malo y adherirse a lo bueno, llenar el coraz�n de reverencia y confianza en Dios, y apartarse del mal en todas sus formas.

IV. EL ESP�RITU DE ACUSACI�N PREOCUPADO POR LAS BUENAS VIDAS DE LOS HOMBRES, esta es la gran caracter�stica del esp�ritu maligno del que se habla en varias partes de la Escritura. �l es "Satan�s", es decir, "el Adversario", uno cuyo deleite es poner trampas para los hombres, seducirlos de la rectitud, y luego calumniarlos y acusarlos ante Dios. "El acusador de nuestros hermanos, que los acusa ante nuestro Dios d�a y noche" ( Apocalipsis 12:10). Aqu�, en la corte del cielo, la escena radiante de la gloria divina que se presenta ante nosotros, mientras que el resto del s�quito de �ngeles, "hijos de Dios", est�n presentes para cumplir sus funciones de alabanza y de servicio, el mal El genio de los hombres llega a disfrutar del oscuro placer de la detracci�n y el rencor. Mientras esos esp�ritus brillantes habitualmente miran el lado positivo de las cosas, sobre la creaci�n iluminada por la sonrisa de Dios, que refleja en todas partes su sabidur�a y su poder, Satan�s se detiene en el lado oscuro de las cosas, en esa fragilidad y corrupci�n del hombre, que parece ser la �nica mancha en la bella imagen del mundo de Dios. Tenga en cuenta la inquietud de este esp�ritu de acusaci�n. De un lado a otro vaga por la tierra, buscando descanso, pero no encontrando ninguno. �Cu�n verdadera es esta imagen de cada coraz�n humano que ha dado paso al mal y se ha convertido en un espejo del esp�ritu oscuro! �Qu� inquietos est�n todos los hombres que se sienten inc�modos consigo mismos, porque carecen de paz con su Dios! El hambre de maldad es la contrapartida del hambre de justicia. Vagan, descontentos, locos. defraudados al ver la bondad y la pureza que han perdido; ladrando, chasqueando, mordiendo, devorando, como bestias de presa, aferr�ndose a nobles reputaciones y arrastr�ndolas al suelo, mientras la pantera salta sobre el noble ciervo del bosque. �Qu� necesidad tenemos de ser advertidos contra la miseria de permitirnos convertirnos en los sirvientes de un esp�ritu tan oscuro, los agentes de tal malicia! Cada vez que descubrimos que el �xido de la calumnia y la mordaza se acumulan demasiado f�cilmente en nuestras lenguas, cada vez que descubrimos que los fracasos de los hombres buenos nos brindan m�s placer que el de su �xito y honor, tenemos que mirar de cerca al coraz�n. Debemos estar enfermos antes de poder disfrutar de estos placeres enfermos. Un alma en salud hacia Dios se deleita al ver el reflejo de esa salud en los rostros y las vidas de los dem�s. Es la miseria del pecado consciente la que busca alivio en el pecado de los dem�s. Ya sea en el bien o en el mal, no podemos soportar estar solos. La plenitud de la alegr�a del coraz�n debe tener expresi�n, y tambi�n la carga de su culpa sin perd�n, la de las palabras de caridad para los hombres y alabanza a Dios; el otro en los de amargura y blasfemia. Pero esta escena nos presenta a un hombre que se convertir� en el objeto, m�s que el sujeto, de esta influencia maligna. Job es la v�ctima, no el agente, de las calumnias sat�nicas. Y es bueno considerar aqu� lo que hay en la constituci�n de nuestra naturaleza que nos deja abiertos a estos intentos diab�licos.

1. Hay un lado d�bil en la naturaleza de cada uno. El lado sensual de la naturaleza presenta una apertura constante al ataque. Podemos ser sobornados f�cilmente por placeres corporales y asustados por dolores corporales. Nuestros afectos nos exponen con demasiada frecuencia. Podemos ser fortificados por todos lados; Sin embargo, hay una puerta posterior o una entrada secreta al asiento de la voluntad, que nuestra esposa, o hijo peque�o o amigo de la amistad conoce bien y tiene la llave de, y puede pasar f�cilmente, a cualquier hora del d�a o de la noche. . Nuestros gustos, actividades, circunstancias, constituyen diversas fuentes de debilidad. Algunos hombres parecen m�s ricos para Dios en medio de la pobreza y la lucha; Con mucha comodidad y competencia parece fomentar y embellecer su piedad. En el caso de Job, de repente se realiza un ataque a lo largo de la l�nea; �l es asaltado en todos los puntos d�biles de la humanidad. Y en esta integridad de su juicio, con el resultado, se encuentra un punto principal de instrucci�n en el libro.

2. En el mejor de los hombres hay una mezcla de motivos. Un hombre elige el derecho por principio, por el temor de Dios en su coraz�n. Pero tiene promesas de antemano para estimular y alentar su elecci�n, y �xitos despu�s para confirmarlo. Ninguno recorre el camino angosto sin descubrir que no solo es el camino correcto, sino el sabio; no solo el camino correcto y sabio, sino el camino de la felicidad, el honor y la paz. Por lo tanto, en cualquier punto dado en el curso de un hombre, puede ser dif�cil determinar cu�l es el motivo dominante del bien dentro de �l. �Comenz� a ser bueno porque cre�a de antemano que todo le ir�a bien en este mundo? �Persevera porque ha descubierto por experiencia que la piedad es rentable para esta vida? �O es el miedo y el amor del Eterno y su justicia el secreto m�s grande, profundo y profundo de su carrera? �Qui�n puede responder estas preguntas? �Puede cualquier observador desde afuera? �Puede el hombre mismo responder estas preguntas? No. El juicio, el juicio, el tamizado del abanico, la limpieza del fuego del refinador, solo pueden declarar qu� tipo de hombre es para s� mismo y para los dem�s. Por juicio, los motivos inferior y superior se separan. "La experiencia genera conocimiento;" y todo nuevo conocimiento es nuevo poder. Bendito, pues, el hombre que soporta la aflicci�n. El antiguo proverbio griego, en su caso, ???????? ????????, se hace realidad: "sufrir es aprender". As�, la propia malignidad de su adversario, por la anulaci�n de la sabidur�a suprema y la bondad, se convierte en su ventaja; el enemigo calumnioso se convierte en el amigo involuntario. Como el general se siente agradecido por un asalto que ha sido severo, pero al resistirse a lo que se le ha ense�ado una nueva lecci�n en la guerra, as� el coraz�n fiel agradece a Dios al final por el permiso de esas pruebas que han llevado al m�ximo y corrobor� las energ�as santas dentro.

3. Toda buena acci�n externa, toda buena vida externa, admite una doble explicaci�n, hasta que se conozcan los hechos reales. Esto se desprende de la teor�a de los motivos. La acci�n m�s desinteresada, en apariencia, puede ser referida, mediante un an�lisis sutil de motivos, a alg�n motivo egotista y m�s o menos defectuoso. Aqu� tenemos, en la teor�a de Satan�s sobre la piedad de Job, una ilustraci�n de estas leyes. Y el esp�ritu maligno, podemos decir, tiene derecho a insistir en ello, hasta que los hechos de la experiencia lo refuten. Es solo la prueba que puede, por su clara manifestaci�n, refutar las oscuras insinuaciones de nuestros enemigos espirituales. Cada hombre tiene dos lados en su vida: uno externo y otro interno. �Lo interno corresponde a lo externo? �Qui�n puede juzgar sin pruebas? �Qu� prueba de silenciamiento puede haber sino hechos, sellados por el sufrimiento, escritos en sangre y en fuego? Los griegos dec�an que el car�cter de un hombre no se conocer�a hasta que fuera puesto en autoridad (S�focles, 'Ant�gona'). Ciertamente, esa es una forma de prueba, a trav�s de la cual Job hab�a pasado, obteniendo nobles instrucciones. Pero es una forma de tentaci�n mucho m�s severa ser derribado repentinamente de la influencia y riqueza anteriores, que ser repentinamente elevado a �l. Nuestra simpat�a instintiva y compasi�n hacia aquellos que han sufrido as� nos ense�an que es as�. Y, sin embargo, esta es la prueba para los elegidos de Dios, para los espec�menes seleccionados de su gracia, los vasos de su santo dise�o. �l rebatir� e incomodizar� las calumnias del adversario y de todos sus seguidores, a quienes les encanta burlarse de la realidad de la bondad, descontar y despreciar y negar toda excelencia humana, sometiendo a sus fieles a la �ltima intensidad del horno. La verdad y la realidad eterna de su obra en el alma pueden manifestarse a los ojos de todos, tanto del bien como del mal.

V. LA VIDA, ENTONCES, SE ENTREGA DIVINAMENTE A LA PRUEBA. Esta es la ense�anza de este pasaje; Es la ense�anza de toda la Escritura. Hay un permiso preciso de la voluntad soberana para que el mal inflija su malicia sobre el hombre bueno. Hay una distinci�n entre la forma en que el bien y el mal nos llegan, respectivamente, de la mano divina. El bien viene de inmediato, directamente, fresco del coraz�n y el amor de quien es todo bondad. Pero el mal viene indirectamente, a trav�s de los canales oscuros y tortuosos del mal y las voluntades hostiles. En bendici�n, en alegr�a, Dios nos visita en persona, su sol penetra a trav�s de las ventanas del alma sin ser buscado. Pero el mal es solo un visitante autorizado a nuestra vivienda, a nuestro coraz�n. Y es dif�cil reconocer detr�s de la forma sombr�a una mano controladora, un ojo sol�cito y amoroso. Pero es una de las lecciones profundas de piedad que todos tenemos que aprender: decir con aflicci�n, "Dios lo permite", as� como con alegr�a, "Dios env�a esto". Se puede aprender. En la nube atronadora y baja que se inclina, en la lluvia y el granizo sobre nuestras cabezas, podemos sentir la cercan�a de Dios, saber que su mano est� puesta sobre nuestra conciencia, que su voz es atractiva al sentido m�s �ntimo de nuestra relaci�n con �l. , que tal vez hab�a dormido bajo el azul brillante y sin nubes.

VI. DIOS NO ENTREGA VIDA A LA DESTRUCCI�N, AUNQUE PUEDE ENTREGARLA EN UN TIEMPO AL PODER DEL MAL. "No nos ha designado para ira, sino para obtener salvaci�n". Jehov� le dice a Satan�s: "Todo lo que tiene est� en tu poder; solo sobre �l no pongas tu mano". Pongamos nuestra atenci�n en esta ant�tesis: lo que tiene un hombre y lo que es un hombre. El estoico Epicteto habit�, en sus nobles exhortaciones, en este contraste. Hay cosas que dice que est�n "dentro de nosotros", dentro de nuestro poder, dentro del alcance de nuestra elecci�n y control; otras cosas que "no est�n dentro de nuestro poder", sobre las cuales nuestra voluntad tiene poco o ning�n control. La cuesti�n importante, entonces, en el autogobierno, es ser due�o de esta esfera interna de pensamiento, sentimiento). Entonces los cambios externos no nos pueden hacer ning�n da�o real. Alguien que hab�a asimilado debidamente estas lecciones dijo de sus perseguidores: "Pueden matarme, pero no pueden lastimarme". Pero el aspecto de esta verdad a la luz de la revelaci�n cristiana es m�s ganador que la fr�a y altiva autosuficiencia del estoicismo. El que se ha entregado al amor y la gu�a de un Padre celestial sabe que su alma est� segura, sea lo que sea la enfermedad de su cuerpo o los sufrimientos de su mente. Puede ser derribado, destruido no puede ser, siempre y cuando sea sostenido por la mano que sostiene al mundo. "Por lo tanto, dejen que los que sufren en bien hagan sus almas. a �l, como a un fiel Creador ".

VII. Este pasaje nos muestra que HAY LUZ EN EL CIELO MIENTRAS HAY OSCURIDAD EN LA TIERRA. Hay un lado plateado detr�s de la nube de cada aflicci�n terrenal; porque la presencia de la sabidur�a eterna y el amor est� ah�. Todo pronto ser�a oscuridad, consternaci�n y duda para la mente de Job; pero para el que ve el final desde el principio, todo estaba claro y lleno de significado. Las maquinaciones del diablo solo servir�n para resaltar la fidelidad y la paciencia de su siervo elegido, que vivir� para ver el "fin del Se�or", que es muy lamentable y de tierna misericordia. Levantemos nuestros pensamientos, en cada temporada de depresi�n personal o nacional) en cada momento de des�nimo, cuando abunda la maldad, cuando el diablo parece avanzar en su reino y la luz de la fe est� disminuyendo, a esa luz eterna e insaciable de la sabidur�a que no puede errar, la voluntad que el mal nunca puede vencer. Nunca olvidemos eso

"Bendici�n, no maldici�n, reglas anteriores, y que en ella vivimos y nos movemos".

J.

Job 1:13

La invasi�n de problemas y su primer efecto en Job.

Las lecciones en las que hemos estado pensando, y en las cuales Job sin duda hab�a meditado profundamente en el tiempo libre de sus d�as pr�speros, ahora recibir�an la ilustraci�n de la experiencia real. Una serie de olas irrumpe en su hogar y coraz�n pac�ficos y, en el espacio de unas pocas horas, convierte la escena sonriente en una absoluta desolaci�n. Podemos notar en la historia los siguientes puntos: las calamidades de Job y su primer efecto en su mente.

I. LAS CALAMIDADES. Su brusquedad e inesperaci�n. Providence seleccion� una fiesta brillante para descargar esos torrentes de aflicci�n. Los j�venes se estaban divirtiendo en la casa de su hermano mayor, tal vez en su cumplea�os, cuando el rayo de la nada, sin previo aviso, golpe�. La imaginaci�n se ve poderosamente afectada por tales contrastes. No nos compadecemos tanto a nosotros mismos ni a los dem�s tan profundamente cuando hemos tenido tiempo de prepararnos para la tormenta. El impacto del golpe se rompe cuando nos encuentra advertidos y armados. Todos los hombres deben sufrir en alg�n momento, y en alg�n momento deben morir; pero el terror de la tristeza inesperada es tan grande como la alegr�a de la bendici�n inesperada. Pero dado que hay una verdad en el dicho de que "lo inesperado siempre sucede", �cu�n importante es asegurar esa �nica preparaci�n que est� dentro de nuestro poder, una mente como la de Job, fija en principio, porque fija en Dios!

II HAB�A GRADACI�N EN ESTOS PROBLEMAS. Comenzaron en los elementos inferiores de la vida, y r�pidamente alcanzaron su cl�max en el superior. Primero se produjo la p�rdida de propiedad, en tres golpes distintos. Primero fueron destruidos los bueyes y los asnos, luego las ovejas y luego los camellos; y el conjunto de los pastores barri� sucesivamente. Despu�s de la primera p�rdida, el instinto de Job sin duda ser�a decir: "Gracias a Dios por lo que queda"; y lo mismo despu�s del segundo; pero el tercero corta estas reflexiones y golpea la triste convicci�n de "�Soy un hombre arruinado!" �Qui�n puede saber sino aquellos que lo han sufrido lo que es perder un tercio o dos tercios de sus bienes mundanos, mucho m�s perder todo? Shakespeare realmente dice que "es diez veces m�s amargo perder que lo primero es grandioso adquirir". Aun as�, un alma noble y amorosa, acostumbrada a encontrar en el afecto el favor m�s selecto de la vida, se sentir� consolado por el pensamiento: "Mi familia se ha quedado conmigo, y su ternura y simpat�a redobladas, y sus cuidados y esperanzas por ellos, a�n har�n que la vida valga la pena". vivo." Pero incluso este sentimiento, si surgi� en la mente del hombre arruinado, se arruina de ra�z por la terrible noticia de que sus hijos e hijas han perecido por una muerte repentina y violenta. As�, una ira oculta parec�a agotar sus frascos de furia concentrada en su devota cabeza; y el que hab�a tomado el sol tanto tiempo bajo el sol se sumerge en la oscuridad, aparentemente sin un solo rayo de consuelo o de esperanza desde afuera. No, m�s; que sus hijos deber�an haber sido cortados en la flor de sus pecados, en el apogeo de su alegr�a, apresurados sin tiempo para m�s expiaci�n u oraci�n, parec�a, alterar toda la piedad sincera del padre, como si el cielo lo hubiera abandonado y condenado .

III. Tambi�n podemos notar, LA VARIEDAD DE LAS FUENTES DE ESTAS AFLICIONES. La primera vino de la mano de los hombres, de los ladrones, de los hombres de violencia y enga�o. El segundo cay� del cielo, en forma de fuego devorador. El tercero, nuevamente, fue un ultraje humano; y el cuarto y m�s terrible de nuevo de la tempestuosa violencia del cielo. Para un hombre justo ser presa de la injusticia, saber que los hombres malos ganan a expensas de su p�rdida, es una experiencia amarga; pero ver un poder misterioso y sobrehumano, por as� decirlo, en alianza y compasi�n con los malvados, es un agravamiento terrible.

IV. Pero, �CU�L ES EL EFECTO EN LA MENTE DEL SUFRIDOR? Un halo glorioso de hecho lo rodea en este horrible momento. Ahora es el momento de ver qu� hay en la bondad, cu�l es la verdadera naturaleza de la fe; ahora o nunca el acusador debe ser avergonzado, y los corazones d�biles deben tener coraje, y Dios debe ser glorificado. Aprendemos del comportamiento de Job que una verdadera vida en Dios est� destinada a triunfar sobre todo cambio y p�rdida exterior, sobre la oscuridad, el misterio y la muerte.

1. Fe El cree en Dios. No por un momento su fe es sacudida. Y su primer instinto es arrojarse sobre su Dios. �l cae sobre "las grandes escaleras del altar del mundo que se inclinan a trav�s de la oscuridad hasta Dios". "He aqu�, �l ora", y Satan�s ya tiembla por su apuesta. Oh, doblemonos, como una ca�a, bajo la tormenta de la prueba enviada por el Cielo; �No se rompa como el roble r�gido! El que pueda decir desde el coraz�n, como el pobre padre de los Evangelios (Marco 9:24), "Se�or, creo", pronto encontrar� que las inundaciones disminuyen y una gran calma a su alrededor.

2. Renuncia. Nuestra voluntad no tiene nada que ver con los giros supremos y las crisis del ser. No hemos venido a este mundo, no debemos intentar salir de �l, por un acto propio. Debemos resignarnos a vivir o morir. Una voluntad suprema determina nuestro ir y venir, nuestra entrada y nuestra salida, en esta breve escena de la vida. No determinamos la condici�n externa en la que debemos nacer. Todos vinimos desnudos al mundo, y pasaremos sin llevar nada con nosotros. Nuestra composici�n corporal es terrenal, y debe desmoronarse de vuelta a la tierra. Para ella, la madre humana que todo lo recibe, cada uno de nosotros debe regresar. El profundo sentido de estas relaciones es adecuado para impresionar el h�bito de la resignaci�n. Y, por otro lado, la transitoriedad y la debilidad de nuestro estado terrenal deber�an arrojarnos sobre las grandes realidades espirituales. La renuncia no es religiosa, la renuncia a uno mismo no est� completa, hasta que aprendamos no solo a renunciar a la tierra y la voluntad terrenal, sino a arrojarnos al seno de lo Eterno. �l da y quita las cosas que no son parte de nosotros, sino solo para poder mantenernos a nosotros mismos, nuestras almas, para siempre.

3. Acci�n de gracias. �Qu�! gracias a Dios cuando toma, y ??cuando da? �Es esto natural? �es posible? Todo es natural, es posible, para la fe. Porque la fe no descansa sobre lo que Dios hace en este o aquel momento, sino sobre lo que �l es. Su acci�n var�a; en s� mismo no hay variabilidad, ni sombra de un giro. Alegr�a y tristeza, luz y oscuridad, todas las fases posibles de la experiencia humana, son el lenguaje de Dios para el alma. Su significado es uno a trav�s de todos los tonos de su voz. Bendito sea, entonces, el Nombre, no el de otorgar, la salud y la alegr�a impartiendo Padre de la luz, Dador de todo don bueno y perfecto; pero bendito sea el Nombre del Eterno, fiel a s� mismo en todos sus prop�sitos, fiel a sus hijos en todos sus tratos con ellos para su bien.

"Bendita sea la mano que da, todav�a bendecida cuando se necesita".

�Oh, que estas canciones, e profundis y e tenebris, "desde la profundidad" y "la oscuridad", puedan escucharse con mayor claridad, sin vacilar, en todas nuestras devociones p�blicas, as� como en todas nuestras oraciones privadas! Esta ofrenda de s� mismo a Dios en confianza, sumisi�n, acci�n de gracias, es un "sacrificio razonable". Y a medida que su sabor asciende al cielo, trae su respuesta pac�fica de regreso al coraz�n. El vers�culo 22 nos recuerda, por el contrario, el peligro de pecar contra Dios por reproches y murmullos en nuestro dolor. "Job no pec�, y no ofendi� a Dios", ya que las palabras pueden, tal vez, ser mejor traducidas. Y despu�s de pensar tanto en ese temperamento que agrada a nuestro Padre celestial, apliquemos la lecci�n al reflexionar sobre lo que estamos tan dispuestos a olvidar: que est� indignado por la indulgencia ante las dudas de su existencia o bondad, rebeli�n contra el curso de su providencia y el rechazo de alabanza a su santo Nombre.

HOMILIAS POR R. GREEN

Job 1:1

Las condiciones t�picas de la felicidad dom�stica.

Este poema oriental temprano, dise�ado para arrojar luz sobre los m�todos de la disciplina divina de los hombres, se abre con una imagen agradable de la felicidad dom�stica, presentando un ejemplo t�pico de la vida familiar feliz. Pero Job es la figura central. Es el libro de Job. Todo tiene su relaci�n con �l. �l es el �nico sujeto del libro. No es m�s cierto Job perfecto que las circunstancias que lo rodean. Todos los elementos de la felicidad dom�stica est�n presentes. Se les ve en ...

I. EL PERSONAJE PERSONAL DEL JEFE DE LA CASA. En su esp�ritu, �l es "perfecto", no marcado por un defecto moral. Como "un hombre justo", camina en su integridad. En su comportamiento y su trato con los hombres, �l es "recto". Ning�n capricho torcido estropea su car�cter o conducta. La honestidad, la franqueza, la sinceridad, son las virtudes conspicuas de este buen hombre. Hacia Dios es reverente, devoto, obediente. El fundamento de toda sabidur�a, como de toda virtud, est� presente: "teme a Dios". Mal "evita", lo evita. Tales son las caracter�sticas necesarias en la cabeza de un hogar piadoso y feliz.

II Una segunda caracter�stica se ve en EL N�MERO DE LOS MIEMBROS DE LA FAMILIA Y SUS RELACIONES AFECTATIVAS. Cada uno agrega su propio elemento de car�cter, y la variedad de esos elementos asegura la integridad de la vida familiar, mientras que el afecto preserva su unidad. El amor es el v�nculo de la perfecci�n en la familia como en todas las comunidades.

III. Otro elemento se encuentra en LAS POSESIONES ABUNDANTES, elevar a la familia del deseo de riqueza y poner a su alcance todo lo que pueda promover su comodidad y disfrute.

IV. En general, se ech� la guardia y la santidad de la OBSERVACI�N RELIGIOSA HABITUAL. Declarando

(1) la fe de Job en Dios;

(2) su temor reverente;

(3) su conocimiento de la doctrina de la redenci�n por sacrificio;

(4) su disciplina dom�stica religiosa. En todos estos Job es un modelo para el jefe de una familia.

Lo m�s apropiado fue que tal hombre deber�a ser "el mayor de los hijos de Oriente". �Feliz la naci�n cuyos hombres m�s grandes son los mejores! Felices las personas entre las cuales los m�s observables son los m�s dignos de imitaci�n. Tal fue Job, el tema de uno de los ejemplos m�s interesantes, como uno de los m�s antiguos, de escritura po�tica, dram�tica y religiosa. R.G.

Job 1:4, Job 1:5

La santificaci�n del hogar; o, el sacerdocio parental.

La paternidad implica autoridad, responsabilidad, poder y honor. Impone deberes espirituales o religiosos especiales; exige una conducta personal correcta, como ejemplo; disciplina prudente e instrucci�n cuidadosa. Es deber del padre proteger a su familia, no solo de los males temporales, sino tambi�n de los espirituales; para satisfacer sus necesidades temporales y espirituales. Los deberes religiosos de los padres abarcan:

I. EJEMPLO RELIGIOSO.

II INSTRUCCI�N RELIGIOSA.

III. GOBIERNO RELIGIOSO O DISCIPLINA.

IV. CULTO RELIGIOSO.

El padre cristiano, que se presenta como el sacerdote o representante de su familia ante Dios, no tiene que ofrecer un sacrificio por los pecados de su familia, pero puede y debe p / cad el sacrificio �nico en nombre de todos los comprometidos a su cuidado. Estas son las primeras condiciones de un hogar feliz. En el caso de Job, los instintos espirituales del padre est�n excitados en nombre de su familia expuestos a los males de la idolatr�a circundante. El padre cristiano tiene la misma causa para estar atento. Considerar

(1) responsabilidades,

(2) trabajos,

(3) recompensas de padres cristianos fieles. � R.G.

Job 1:6

La prueba del hombre justo.

El tema central de este libro es la prueba del hombre justo. Se reconoce que Job es "un hombre perfecto y recto, que teme a Dios y evita el mal". Sin embargo, �l es juzgado, y muy juzgado, y con el permiso de Dios. La dificultad que debe resolver la historia de Job es: �c�mo puede suceder que los justos sufran? �Con qu� fin se permite esto? El juicio de Job se divide en dos partes: la primera se relata brevemente, contiene los hechos principales; La segunda parte se extiende. La discusi�n del libro se relaciona con el todo.

I. LA ATENCI�N SE DIRIGE INSTANT�NEAMENTE AL AGENTE DE LA PRUEBA. Satan�s, el adversario. Todo nuestro conocimiento del mundo espiritual se deriva de la Sagrada Escritura. La ense�anza de las Escrituras acerca de los esp�ritus malignos es completa, minuciosa y consistente. No se puede plantear una objeci�n v�lida a la existencia de esp�ritus malignos sobre la base de nuestra ignorancia o nuestra falta de familiaridad con los fen�menos que asisten a la acci�n de los esp�ritus malignos. Es imposible eliminar la ense�anza acerca de Satan�s de la Escritura sin violentarla tanto como para alterar el todo. A una revelaci�n llegamos a ser ense�ados, no a maldecir. Pero la historia est� representada pict�rica y dram�ticamente. Satan�s es en todo momento "el agente de la libertad condicional". La acci�n sat�nica no es impedida, sino controlada por Dios. El esp�ritu de Satan�s se revela por la acusaci�n maligna hecha contra Job. Acusa a Job de ego�smo; su motivo de obediencia es falso; su integridad no resistir� una prueba severa. Muy significativa es la representaci�n de la prueba sat�nica permitida, "Todo lo que tiene est� en tu poder".

II LA ATENCI�N SE DIRIGE A LA NATURALEZA DE LA PRUEBA. Abarca la p�rdida para Job de su sustancia, sus sirvientes y sus hijos. Ola tras ola de triste inteligencia lo alcanza. Sin embargo, es repentino. Mientras uno "todav�a hablaba, tambi�n vino otro". Le rob� al hombre propiedades, de sus posesiones; el hombre de honor, autoridad e influencia de sus siervos; el tierno padre de su familia. �Qu� triste el cambio en sus circunstancias! �Qu� conmovedor su dolor por la p�rdida de sus hijos! �Qu� desolado el hogar! �Qu� repentinamente cambi� el brillo del mediod�a por la oscuridad de la medianoche! Ser�a dif�cil concebir una imagen de juicio m�s severo. Fue intenso, generalizado, irreparable.

III. ATENCI�N SE DIRIGE A LA ENSE�ANZA DE LA PRUEBA.

1. La locura de depender con demasiada confianza de la felicidad terrenal. Toda condici�n de felicidad presente; todo motivo de esperanza para su continuaci�n; sin embargo, �cu�n r�pidamente destruido!

2. La demanda de otros recursos de bendici�n que los que se encuentran en las condiciones cambiantes de la vida presente. La mano no debe agarrar las riquezas terrenales con demasiada firmeza. Todo lo que es de la tierra se desvanece: �cu�n necesario es buscar "riquezas duraderas"!

3. Todo el entorno y las posesiones de la vida pueden convertirse en ocasiones de prueba de la virtud.

4. La necesidad de tal visi�n de la vida de uno, y tal h�bito de obediencia, como para poder inclinarnos ante la voluntad Divina en medio de nuestras pruebas m�s pesadas. R.G.

Job 1:8

El hombre justo

La justicia como descriptiva del car�cter humano ilustrada en Job. Algunas palabras solo se usan. La descripci�n divina. El m�s alto testimonio. Generalmente "mi sirviente", la distinci�n m�s honorable. No hay mayor llamado en la vida que servir a Dios. Pero Job destaca en una distinci�n especial: no tiene igual entre los hombres. El suyo es el ejemplo t�pico de justicia hasta que un Mayor de lo que parece. "No hay nadie como �l en la tierra". Una posici�n verdaderamente honorable para ser el primer hombre de su edad. Job tiene el honor especial de este juicio Divino. Necesario para nosotros conocer los elementos de un personaje tan exaltado. Ellos est�n declarados. La justicia de Job se muestra en:

I. SANTIDAD INTERIOR. Libertad del mal; "perfecto": amplitud, integridad del car�cter; no debe ser supuestamente libre de fragilidad humana, sino libre de defectos de car�cter y conducta; un hombre justo, con un esp�ritu bien equilibrado, autocontrolado y respetuoso de la ley.

II NOBLEZA. Conforme a lo que es correcto; manteniendo una relaci�n correcta con Dios y el hombre; correcto y honorable en sus tratos; Un hombre de probidad, verdad y honor. "Uno que teme a Dios".

III. REVERENCIA HACIA DIOS. Piadoso; cumpliendo deberes religiosos; piadoso. "El temor del Se�or es el principio de la sabidur�a". "la ra�z del asunto" en Job.

IV. ABORRENCIA DEL MAL. Temiendo a Dios, se mantiene alejado de todo en lo que descansa la desaprobaci�n divina. Una mente pura se aleja de la inmundicia, como un hombre caritativo del ego�smo, y un hombre recto de la bajeza.

Tal personaje est� preparado para ser un siervo de Dios. En eso descansa la bendici�n del Se�or. Pero tales no est�n exentos de juicio. Incluso la virtud debe ser probada. En manos del agente oscuro de la libertad condicional humana, incluso Job debe ser lanzado. Este libro revela esta verdad e ilustra y responde las dificultades sugeridas por �l.

Job 1:20-18

El triunfo de la fe.

La prueba en su gran severidad ha ca�do sobre Job. Sus bueyes y asnos han sido arrancados rapazmente de �l por los sabeos; muchos de sus sirvientes han sido asesinados a filo de espada; el fuego de Dios ha consumido las ovejas y los pastores que se hicieron cargo de ellas; los camellos que robaron los caldeos y mataron a los criadores de camellos; La casa del hijo mayor, en la que los hijos e hijas de Job estaban festejando, ha sido golpeada por un gran viento, y ha ca�do, aplastando a los j�venes debajo de sus ruinas. �Podr�an ocurrir mayores calamidades a cualquier hombre? Esta imagen de desolaci�n est� completa. Seguramente se prueba cada cualidad de car�cter. �Qu� reclamo de quejas apasionadas e impacientes! �Cu�l es la conducta de Job en esta hora? Presenta el ejemplo de la victoria triunfante de la fe.

I. LA VICTORIA DE LA FE TIENE SU FUNDAMENTO EN UN RECONOCIMIENTO DE LA DIVINA SUPREMACIA. "El Se�or dio, y el Se�or quit�". Vivir en el reconocimiento permanente de la supremac�a divina es el primer requisito en una fe pura y triunfante. Ve todas las cosas como de Dios. El es el Se�or de todos. Job tem�a a Dios y confiaba en Dios. El miedo apoya la fe tan verdaderamente como santifica el amor.

II LA VICTORIA DE LA FE ES PROMOCIONADA POR LA DEVOCI�N REVERENCIAL. Incluso los agudos dolores de tristeza no impidieron que Job adorara humildemente. Busc� al Se�or en el d�a de su calamidad, y fue ayudado. Uno permite que su aflicci�n lo aleje de Dios; pero es llevado a la desesperaci�n, porque no hay ayudante; y el pobre esp�ritu herido no puede estar solo. Otro es llevado a Dios, y encuentra un lugar donde esconderse y una roca de defensa. Cuando hacemos de Dios nuestro refugio, �l se convierte en nuestra fuerza. Es una tonter�a olvidar a Dios en el momento de nuestra necesidad. �l puede ayudarnos cuando toda otra ayuda falla. No ver� a sus d�biles criaturas acudir a �l con una oraci�n humilde, pidiendo su ayuda con un coraz�n sincero y, sin embargo, dejarlos a sus propios recursos. El que ante Dios confiesa su necesidad gana para s� las riquezas divinas.

III. LA VICTORIA DE LA FE ES CONSISTENTE CON GRAN DOLOR Y SORROW Job alquila su manto y se afeita el cabello: m�todos orientales para representar el dolor. El gran ejemplar estaba "muy triste, hasta la muerte". Tambi�n "sufri�", fue preeminentemente "un hombre de dolores". Los piadosos en todas las edades han sido puestos a prueba. "Sucedi� que Dios tent� a Abraham". Esto se debe decir de cada hijo de Abraham.

IV. LA VICTORIA DE LA FE ES EL BAJO PERO SE CONVIERTE EN HOMENAJE DEL CORAZ�N HUMANO A LA SUPREMAC�A, LA SABIDUR�A Y LA BONDAD DE DIOS.

V. LA VICTORIA DE LA FE ASEGURA LA APROBACI�N M�S DIVINA; y, como esta historia completa est� dise�ada para mostrar, termina en una recompensa final que oculta el recuerdo del trabajo y el sufrimiento por el cual se alcanza. La gran lecci�n de todos: "Ten fe en Dios" - R.G.

HOMILIAS DE W.F. ADENEY

Job 1:1

Trabajo.

El Libro de Job se abre con una descripci�n de su h�roe. El retrato se dibuja con los pocos golpes r�pidos y fuertes de una mano maestra. Primero tenemos al hombre externo y luego al interno: primero Job como lo conoc�a cualquier observador casual, y luego Job como lo vieron los m�s reflexivos y penetrantes, es decir, como era en su verdadero ser.

I. EL HOMBRE EXTERIOR.

1. Un hombre. Job aparece por primera vez ante nosotros como hombre.

(1) Solo un hombre. No un semidi�s, no un �ngel. Fr�gil como un hombre, d�bil y falible.

(2) Un verdadero hombre. Di�genes andaba con un lanthorn para buscar un hombre. No necesitaba haber ido muy lejos si hubiera estado en la tierra de Uz. Aqu� estaba uno que revel� el hero�smo de la verdadera virilidad en la hora del juicio m�s severo.

(3) Un hombre t�pico. Job no se llama "el hombre", sino "un hombre", uno de una raza. No se le llama "el hijo del hombre". Solo Uno podr�a llevar ese t�tulo en su plenitud de significado. Job era un hombre excepcional de hecho. Pero �l no era �nico. No debemos pensar en �l como si estuviera solo. El drama que se representa en su experiencia es un tipo, aunque a gran escala, del drama de la vida humana en general.

2. Un gentil. Job era de "la tierra de Uz", un sirio o �rabe. Sin embargo, su historia ocurre en las Escrituras jud�as, y all� aparece como uno de los santos m�s elegidos de Dios. Incluso en el Antiguo Testamento, los Libros de Job y Jon�s muestran que toda la gracia divina no se limita a la l�nea estrecha de Israel que Dios tiene ahora a quienes posee en tierras paganas. Estar fuera del pacto no es ser renunciado por Dios, si el coraz�n y la vida de uno se vuelven hacia el cielo.

3. Un individuo marcado. "De qui�n se llamaba Job". Este hombre ten�a un nombre, y su historia lo ha convertido en un gran nombre. Aunque pertenece a una raza, cada hombre tiene su propia personalidad, car�cter y carrera. La importancia de un nombre depender� de la conducta del hombre que lo lleva. Job � Judas: �qu� ideas opuestas sugieren estos dos nombres? �Cu�l ser� el sabor de nuestros nombres para aquellos que vienen despu�s de nosotros?

II EL HOMBRE INTERIOR.

1. Un car�cter moral.

(1) Interiormente cierto. Esto le parece la idea de la palabra b�blica "perfecto". Nadie es perfecto en nuestro sentido de la palabra. Ciertamente, Job no fue impecable, ni hab�a alcanzado la cima del pin�culo m�s alto de la gracia. Pero �l no era hip�crita. No hab�a enga�o ni duplicidad en �l. Era fiel al n�cleo, un hombre de simplicidad moral, que no llevaba m�scara. Las pruebas de problemas no podr�an probar que tal hombre sea falso.

(2) Exteriormente en posici�n vertical. Esta caracter�stica es una consecuencia necesaria de la anterior. Ning�n hombre puede ser interiormente verdadero cuya forma de vida es torcida. La verdad en las partes internas debe ser seguida por la justicia de la conducta. Tenga en cuenta el tremendo �nfasis que pone la Biblia en la integridad simple. No hay santidad sin ella. Job era un hombre honesto, fiel a su palabra, justo en su trato, confiable y honorable. Tal es el hombre en quien Dios se deleita.

2. Un personaje religioso.

(1) Positivamente devoto. "Uno que tem�a a Dios" As� Job tuvo "el principio de la sabidur�a" Aqu� estaba el secreto de su integridad moral. Las caracter�sticas morales m�s profundas de un buen hombre descansan en su religi�n. La vida interior no puede ser sana sin esto; para entonces, incluso si la segunda tabla de mandamientos se puede guardar, la primera se descuida.

(2) Negativamente opuesto al pecado. El pecado es lo opuesto a la devoci�n. El hombre religioso no solo lo evita; lo odia. Aunque a veces sucumbe d�bilmente, lo detesta. No es suficiente no pecar, debemos odiar y odiar el pecado.WWF.A.

Job 1:2

Los peligros de la prosperidad.

Este libro propone darnos una imagen de la adversidad extrema y probablemente sin precedentes. Es apropiado que se abra con una escena de prosperidad excepcional, para servir de contraste con las escenas oscuras que siguen. Adem�s, la idea del libro se realiza mejor si observamos que la prosperidad original se considera en su aspecto moral, ya que oculta una posible tentaci�n al pecado.

I. LA PROSPERIDAD FUE SUSTANCIAL.

1. Una familia numerosa. Esto siempre se considera en la Biblia como una marca de prosperidad. Es una condici�n social antinatural de poblaciones congestionadas que ha llevado a la idea opuesta en nuestro tiempo. Ciertamente, donde hay medios para ganarse la vida, la familia es una fuente de alegr�a e influencia, as� como un sacrificio saludable.

2. Gran propiedad. Job ten�a m�s que los medios para ganarse la vida. Seg�n la estimaci�n de una vida pastoral, �l era un hombre muy rico, notoriamente rico y sin igual. Sin embargo, este hombre conoc�a y tem�a a Dios. Por lo tanto, es posible con Dios que un hombre rico entre en el reino de los cielos ( Mateo 19:26).

II LA PROSPERIDAD FUE DISFRUTADA. Los hijos e hijas de Job estaban festejando juntos. Aqu� hay una foto de una vida familiar feliz en medio de la riqueza. Los celos y la amargura que a veces envenenan la copa de la prosperidad no se conoc�an en la casa de Job. Su familia era unida y cari�osa. De ninguna manera fue asceta; pero no tenemos ninguna raz�n para pensar que deber�a haber sido as�. No se recomienda ning�n reproche contra los hijos e hijas de Job por festejar juntos. Hay un momento para el disfrute inocente, y cuando esto se toma con moderaci�n y agradecimiento, solo los miedos supersticiosos pueden sugerir la idea de un N�mesis. El lema Carpe diem es malo y execrable, porque conlleva una renuncia impl�cita al deber.

III. HAB�A UN PELIGRO EN ESTA PROSPERIDAD. Job tem�a que sus hijos no hubieran renunciado a Dios en sus corazones.

1. Un peligro de impiedad. Esto es serio en la mente de Job, aunque no se mostr� en una conducta cruel o injusta hacia los hombres. Abandonar a Dios es pecado, aunque un hombre pague sus deudas.

2. Un mal interno. "En sus corazones" Puede que no haya una blasfemia abierta; sin embargo, los corazones de los hombres y mujeres homosexuales y descuidados podr�an estar alienados de Dios. Incluso esto es pecado.

3. Un mal amenazado por la prosperidad. Es notable que este es el pecado que Job est� tentado a cometer por las agon�as de las calamidades abrumadoras. Aqu� �l piensa que la prosperidad puede inducirla en sus hijos, ya que eso tienta a los hombres a estar satisfechos con la tierra, a ser vanidosos, orgullosos y autocomplacientes.

IV. TRABAJO PROTEGIDO CONTRA EL PELIGRO. La religi�n patriarcal convirti� al padre en sacerdote de su familia. Entonces debe ser siempre cuando se da cuenta de su posici�n. Los padres guardan propiedades para sus hijos; es m�s importante que hagan provisi�n para el bienestar espiritual de sus hijos. Observan ansiosamente los s�ntomas de la enfermedad en ellos; mucho m�s deber�an estar en guardia contra los primeros signos de defectos morales. Los hijos de Job fueron santificados, ceremonialmente limpiados. Los nuestros deben estar verdaderamente dedicados a Dios por las oraciones de los padres. � W.F.A.

Job 1:7

Las andanzas de Satan�s.

Aqu� Satan�s aparece en una posici�n muy prominente y privilegiada. �l es el acusador m�s que el tentador. En cualquier caso, tiene un rango de influencia que sugiere las posibilidades m�s terribles. Debemos recordar que tal vez estamos leyendo un drama simb�lico, y no debemos tomar cada l�nea con una exactitud literal seca, como necesariamente descriptiva de los acontecimientos hist�ricos reales. Sin embargo, sugiere verdades de gran y duradera importancia.

I. SATAN�S EST� EN GRANDE. Estaba en libertad en los d�as de Job, y lo es ahora. Todav�a no han llegado los d�as en que Satan�s estar� completamente atado y quedar� sin poder para hacer da�o. Por lo tanto, debemos estar atentos, ya que cuando estamos m�s desprevenidos es m�s probable que aparezca.

II SATAN�S EST� EN MOVIMIENTO. "Ir y venir en la tierra". No siempre nos tienta. �l dej� a Cristo "por una temporada" despu�s de la gran tentaci�n de los cuarenta d�as ( Lucas 4:13). Pero si nos deja por un tiempo, es volver otra vez, nadie puede decir qu� tan pronto. Uno de sus dispositivos es sorprendernos con nuevas tentaciones.

III. Satan�s es vigilante. Su ojo estaba en Job. Hab�a encontrado a ese hombre perfecto y recto, lo estudi� y traz� planes profundos para atacarlo. Satan�s es de hecho la vieja serpiente, astuta y capaz. No hay un lugar d�bil en la armadura que pueda escapar de la vigilancia de nuestro horrible enemigo.

IV. SATAN�S EST� SUJETO AL JUICIO DE DIOS. �l aparece en Job como privilegiado para presentarse entre los hijos de Dios. Todav�a no se ve la rebeli�n completa y la ca�da total del pr�ncipe del mal. Pero incluso donde eso se reconoce, como en el Nuevo Testamento, el Juez de toda la tierra debe poder llamar a su criatura rebelde a rendir cuentas.

V. SATAN�S AHORA EST� RESTRINGIDO POR LA VICTORIA DE CRISTO. No puede extenderse tan libremente como antes. Jesucristo vivi� en la tierra, luch� con �l y arroj� al malvado demonio a la tierra. Nuestro Se�or ha atado al hombre fuerte y ha robado su casa (Marco 3:27). Es cierto que la esclavitud a�n no est� completa. Pero los poderes del mal est�n paralizados donde brilla la luz de Cristo.

VI. LA GAMA DE SATAN�S NO SE EXTIENDE SOBRE LA TIERRA. Vaga de aqu� para all�, en la tierra. Una amplia gama, pero limitada. Aqu� somos tentados por el esp�ritu del mal. Pero ninguna tentaci�n puede entrar al cielo. No tenemos m�s que resistir fielmente a trav�s de nuestra peregrinaci�n terrenal, y habr� descanso de los asaltos de nuestro gran enemigo cuando pasemos a la casa de los victoriosos.

VII. LA GAMA DE SATAN�S DEBE SER IGUAL A LA DE LOS MENSAJEROS DEL EVANGELIO. Si as� vaga, tambi�n deber�an hacerlo los misioneros cristianos. Dondequiera que se encuentre la mordedura de la serpiente, debe enviarse el b�lsamo curativo. El pecado es mundial, tambi�n lo son la gracia y el poder de Cristo. � W.F.A.

Job 1:9

Piedad desinteresada.

La sugerencia de Satan�s es bastante obvia. Job es religioso; Pero Job es pr�spero. Derriba su prosperidad, y su religi�n caer� tambi�n como un castillo de naipes.

I. LA VERDADERA RELIGI�N TRAE GRANDES RECOMPENSAS. De hecho, Job estaba haciendo lo mejor de ambos mundos. Mientras tem�a y serv�a a Dios, Dios lo bendec�a y le sonre�a.

1. La religi�n a menudo trae prosperidad terrenal. Con frecuencia es cierto que "la honestidad es la mejor pol�tica". Dios muestra su amor de manera muy evidente a muchos de sus hijos, bendici�ndolos "en la canasta y en la tienda". Cuando un buen hombre es pr�spero en los negocios o en el hogar, es justo que reconozca la mano amable de la que proviene toda su felicidad.

2. La religi�n siempre trae prosperidad celestial. Debe estar bien con el alma que est� cerca de Dios. Quien posee a Cristo ciertamente posee una perla de gran precio. Incluso el pobre hombre en su adversidad es rico en tesoros espirituales cuando tiene el amor de Dios en su coraz�n.

II LA RELIGI�N QUE DEPENDE DE LAS RECOMPENSAS NO ES VERDAD. Job consigui� mucho a trav�s de su servicio a Dios, o m�s bien junto con ese servicio; porque todo lo que ten�a era de la gracia libre de Dios, no del desierto. Pero si solo hubiera sido religioso en el esp�ritu del asalariado, trabajando por paga, su religi�n habr�a sido una hipocres�a. Esto es cierto tanto para el futuro como para las recompensas terrenales. Se aplica no solo al comerciante que va a la iglesia para complacer a los clientes que van a la iglesia; es cierto tambi�n para alguien que es esclavo del "otro mundo", y que se comporta como un mahometano fan�tico cuando se precipita hacia una muerte segura en la batalla, inspirado por la expectativa de volar de inmediato a un para�so de houris. El ego�smo en la religi�n siempre es fatal. Es natural esperar las recompensas que Dios promete; pero es fatal para toda devoci�n hacer de la b�squeda de esas recompensas nuestro principal motivo. El verdadero siervo de Dios dir�:

"Y no pedir� recompensa,

Excepto para servirte todav�a "

III. ES POSIBLE PRESTAR SERVICIO DESINTERESADO A DIOS. El acusador no cre�a esto; habl� con cinismo sat�nico. Hay personas que se enorgullecen de ser hombres del mundo y que niegan que exista una generosidad desinteresada. Posiblemente la raz�n es que juzgan a todos los hombres por su propio nivel bajo; o que no tienen los ojos para ver el mejor lado de la vida. Con toda su visi�n jactanciosa, hay todo un reino de vida noble que est� completamente fuera de su alcance. El esp�ritu de Satan�s nunca puede entender el esp�ritu de Cristo. Ahora, el gran problema del Libro de Job radica en esto. Ese libro es para probar la falsedad de la insinuaci�n de base de Satan�s. Es para mostrar al acusador asombrado que la devoci�n desinteresada es posible. Es para demostrar, en el caso extremo de Job, que un hombre puede perder todas las recompensas aparentes de la religi�n y, sin embargo, no renunciar a su religi�n; para que pueda sufrir una grave adversidad y, sin embargo, no renunciar a su Dios. Job es una magn�fica ilustraci�n de esta verdad. Pero detr�s de Job est� Dios, y el verdadero secreto es que Dios puede inspirar y de hecho inspira devoci�n desinteresada. � W.F.A.

Job 1:12

En el poder de Satan�s.

I. DIOS PERMITE LA ADVERSIDAD TEMPORAL.

1. No puede venir sin su permiso. Satan�s deambula por la tierra, anhelando travesuras; sin embargo, no puede hacer ning�n da�o hasta que obtenga un permiso de la corte del cielo. Es un consuelo en la adversidad saber que esto no ha ca�do sin que Dios lo haya observado, ni siquiera a pesar de su voluntad. Lo que �l claramente sanciona no puede ser realmente malo. Por lo tanto, la adversidad no es el mal que parece ser.

2. Dios no siempre inflige mal inmediatamente. No es Dios, sino Satan�s, quien golpea a Job. Parece que Dios nunca lo habr�a hecho, y que si Satan�s no hubiera pedido permiso para lastimar a Job, la prosperidad de Job habr�a permanecido inquebrantable. Esto no es como las narraciones de la destrucci�n de los �ngeles enviados por Dios para herir a Jerusal�n ( 2 Samuel 24:16) y para destruir el ej�rcito asirio ( 2 Reyes 19:35). En esos casos la calamidad era de Dios. Aqu� se origina en Satan�s, aunque Dios lo permite. Posiblemente podamos ver un rayo de luz sobre el misterio del sufrimiento en este hecho, especialmente cuando se ve algo similar en el Nuevo Testamento, en la facilidad de la mujer "a quien Satan�s ha atado" ( Lucas 13:16 ), y en el caso de una persona "entregada a Satan�s" ( 1 Timoteo 1:20). La espina de San Pablo en la carne no era un mensajero de Dios, sino "un mensajero de Satan�s" ( 2 Corintios 12:7). Hay males que Dios no iniciar�a, pero que no ser�an buenos para �l. a la vez para frenar por la fuerza.

II DIOS LIMITA LA ADVERSIDAD QUE PERMITE. A Satan�s se le permite aferrarse a todo lo que Job posee, pero no tocar al hombre mismo. Por lo tanto, la adversidad es limitada y por diversos motivos.

1. Seg�n la necesidad. No ser� mayor de lo necesario para lograr su objetivo. Dios es generoso de misericordias; es parsimonioso con las aflicciones, �incluso en el caso de las grandes aflicciones de un trabajo! Pero �l es el juez de cu�ntos problemas son necesarios, y no podemos estimarlos.

2. Seg�n los poderes de resistencia. Dios no permitir� que seamos tentados m�s all� de lo que podemos soportar ( 1 Corintios 10:13). �l conoci� a Job cuando tuvo problemas tremendos para caer sobre �l. Esos hombros del Titanic podr�an llevar la carga de calamidad de un gigante. Las almas m�s d�biles son tratadas con m�s delicadeza.

III. LA ADVERSIDAD SOLO SE PERMITE POR EL BIEN DE UN GRAN BIEN. Para el observador casual, parece que Job simplemente fue entregado para que Satan�s hiciera deporte diab�lico con �l, como los filisteos hicieron deporte con el ciego Sans�n. Pero Dios no tratar�a cruelmente con ning�n hombre. El hecho es que Job debe demostrar una gran verdad a los demonios y los �ngeles, y finalmente a los hombres tambi�n. La prueba de su fidelidad es una lecci�n para el universo. Muestra que Dios inspira una devoci�n desinteresada. Ahora, Job no estaba al tanto de este prop�sito. Si lo hubiera sabido, el juicio se habr�a frustrado. Para �l, la serie de calamidades es un misterio abrumador, y su car�cter inexplicable lo prueba a�n m�s. No podemos ver el prop�sito de nuestros problemas. Pero hay un prop�sito. Posiblemente, una explicaci�n es que no solo debemos sufrir por la disciplina de nuestra propia alma, sino, como Job, por el bien de lecciones que, sin que las sepamos, pueden ense�arse a otros por medio de nuestra experiencia. � W.F.A.

Job 1:13

Las calamidades incomparables de Job.

Todo se hace para aumentar e intensificar la impresi�n de las calamidades de Job. Tengamos en cuenta sus caracter�sticas m�s destacadas.

I. OCURREN EN UNA TEMPORADA DE FESTIVIDAD. Era un d�a de fiesta, y toda la familia de Job estaba reunida en la casa de su hijo mayor. Entonces, de todos los tiempos, el padre cari�oso estar�a menos preparado para rumores siniestros de calamidad. El rayo cay� del cielo azul sin nubes. Sin una advertencia, la temible tormenta ardi� en un diluvio abrumador. Esta es una lecci�n en contra de confiar en la prosperidad, como si contuviera una promesa de su propia cierta continuidad. Pero no es un arreglo despiadado de Providence que el futuro oscuro se nos oculta. Estamos tristes porque

"Miramos antes y despu�s".

Si vi�ramos todo el futuro, no podr�amos soportar el presente.

II OCURREN EN UNA SUCESI�N R�PIDA. Estas calamidades se siguen tan de cerca que, antes de que el primer mensajero haya contado su historia, llega un segundo heraldo con m�s malas noticias, seguido r�pidamente por un tercero, y luego, sin m�s demora por el �ltimo, con su m�s terrible mensaje. A menudo se ha notado c�mo surgen problemas en lotes. En el caso de Job podemos ver la raz�n. Un temible poder de malignidad est� detr�s de toda la serie.

III. Vienen de varios barrios. Aunque Satan�s es la causa �ltima de todas las calamidades, no inflige ninguno de ellos con su propia mano. Lo mantiene oculto y encuentra medios para enviar emisarios de todos los sectores: los �rabes del sur caen en la granja de origen; los rel�mpagos del cielo hieren a las ovejas en los bajos; tres bandas de ladrones de caldeos errantes del norte se precipitan sobre la caravana de camellos que lleva la riqueza de la mercanc�a de Job; y, peor que todo lo dem�s, un hurac�n del desierto hiere y derriba la casa donde se festejan los hijos e hijas de Job. �Qui�n puede vivir en seguridad cuando los problemas pueden venir en tantas direcciones? Es imposible que el hombre m�s fuerte se fortalezca contra eso. Ninguno de nosotros puede hacer m�s que hacer preparativos razonables, que pueden resultar in�tiles. Pero todos pueden confiar en la providencia de aquel que gobierna el viento, la tormenta y el coraz�n del hombre, y sin cuyo permiso no se puede tocar un pelo de nuestra cabeza.

IV. SE AGRAVAN A medida que avanzan. Lo peor viene al final. Es terrible para un hombre rico ver su riqueza derriti�ndose ante sus ojos en unos momentos. Este fue el problema de Antonio cuando su flota de mercanc�as fue destruida ('Mercader de Venecia'), pero no fue tan temible como la de Malcolm, cuando todos sus hijos fueron asesinados a la vez ('Macbeth'), o el fallecido Arzobispo Tait, cuando uno tras otro, sus hijos murieron de una epidemia de fiebre. Que el hombre empobrecido est� agradecido si su familia se salva de �l. Nota:

1. Posiblemente los problemas se suavizan al venir con sucesivos choques. Cada uno puede ahogar el efecto de su predecesor.

2. Los problemas de Job solo se superaron una vez �en Getseman�.� W.F.A.

Job 1:21, Job 1:22

La renuncia de Job.

No podemos dejar de sorprendernos con la magn�fica calma de Job despu�s de recibir los golpes sucesivos de calamidades sin precedentes. No est� aturdido; No est� distra�do. Posee su alma con paciencia. Con una singular dignidad de porte, se lo ve m�s grande ahora en su calamidad que nunca cuando apareci� en la cima del �xito.

I. C�MO SE TRABAJ� EL TRABAJO.

1. Llor�. Esto fue natural, razonable y correcto. Hubiera sido menos que un centro comercial si hubiera tomado sus problemas sin una punzada. Dios ama el coraz�n de carne, no el coraz�n de piedra; y el coraz�n de la carne debe sentir grandes problemas muy profundamente. El santo de Dios no es un estoico. Pero aunque Job llor�, lo hizo con calma y autocontrol. No se arroj� en un dolor apasionado. Su levantamiento, su rasgadura de su manto, desde el cuello hasta la cintura, seg�n la costumbre, su afeitarse la cabeza, todo indica su maravillosa posesi�n de s� mismo. �l pasa por el triste proceso del duelo convencional con una decisi�n inquebrantable. Su calma, sin embargo, solo cubre la profundidad de su dolor. Hay algo terrible en ese proceso met�dico. La tragedia es sublime.

2. �l ador�. No renunci� a Dios. Por el contrario, bendijo el Nombre del Se�or. No pod�a entender el significado y el final de su extra�a experiencia. Pero �l conoc�a a Dios, y nunca so�� con dudar de Dios. Adem�s, su problema lo lleva a Dios. �l cae ante Dios en adoraci�n. Lo singular es que no se lo ve rezando por ayuda. Su problema est� m�s all� de la ayuda, y no es alguien que se queje en la miseria d�bil. Se pierde en la adoraci�n a Dios. Este es el gran secreto de la fortaleza: no llorar por la liberaci�n, sino olvidarnos en Dios.

II QUE TRABAJO RECIBI�. Le habl� a Dios, o tal vez pronunci� un soliloquio, para el alivio de su propio coraz�n, pero sin duda consciente de la presencia sostenida de Dios. Sus palabras muestran su razonabilidad perfecta. No hay nada que haga que las personas sean tan irracionales como los problemas. Sin embargo, Job a�n no se hab�a alejado de la l�nea de verdad y raz�n por sus terribles calamidades. Es una gran seguridad ver las cosas como son. La mitad de nuestra angustia surge de verlos en falsas luces de pasi�n y prejuicio. Si solo estamos lo suficientemente tranquilos para mirar a nuestro alrededor, podemos descubrir una extra�a luz reveladora en grandes calamidades. Rompen las formas convencionales y muestran hechos.

1. Job vio su propia peque�ez. En un momento se dio cuenta de que no ten�a derecho natural a todo lo que pose�a. No ten�a nada cuando entr� al mundo; no pod�a hacer nada con �l. El orgullo se prepara para las angustias de las que se escapa la humildad. Cuando percibimos cu�n peque�os somos, no podemos sorprendernos de ninguna p�rdida que podamos sufrir.

2. Job reconoci� el derecho de Dios. El que da tiene derecho a retirarse. Todo lo que tenemos es prestado de Dios. Esta verdad no hace que nuestra p�rdida sea menor, pero su percepci�n calma el esp�ritu necio y rebelde, que es la fuente de nuestra miseria m�s profunda. � W.F.A.

Job 1:22

Fuego de pie

As� termina la primera escena. Satan�s est� completamente derrotado. Se ha demostrado que su suposici�n es completamente falsa. Dios ha permitido que se rompa el seto sobre Job, y el destructor ha devastado sus posesiones hasta que el jard�n se convierta en un desierto. Sin embargo, el buen hombre no renuncia a Dios.

I. CARGAR A DIOS CON MAL es un pecado. Este fue el pecado al que Satan�s estaba tentando a Job. La sugerencia era que deb�a decir que Dios estaba actuando cruelmente, injustamente, err�neamente. Ahora, como esto parece una inferencia natural de los eventos, �por qu� estuvo mal que Job lo siguiera? La respuesta debe encontrarse en la verdad de que Dios no se conoce inductivamente por medio de fen�menos externos.

"No juzgu�is al Se�or por un sentido d�bil".

Se ha dado a conocer a trav�s de revelaciones especiales, y siempre se est� haciendo cada vez m�s conocido en la voz de la conciencia. De estas fuentes sabemos que el Juez de toda la tierra debe hacer lo correcto. Dudar de esto es abandonar la luz superior y hundirse en una locura culpable. Preferir una acusaci�n contra Dios es peor que dudar de �l. Al menos podr�amos estar en silencio.

II LA AUSENCIA DEL PECADO SOLO PUEDE SER PROPORCIONADA POR JUICIOS. Es f�cil esconder el pecado de la vista en tiempos de silencio. Entonces el metal base puede brillar tan brillantemente como el oro puro. La ardiente prueba revela su inutilidad. La pregunta importante es si tenemos un personaje que resistir�. Es de poco valor para un hombre no pecar cuando no tiene ning�n incentivo para pecar. Su bondad es, en el mejor de los casos, una inocencia negativa, y muy posiblemente es solo un sue�o latente del mal.

III. Lo m�s dif�cil es no pecar cuando uno est� m�s tentado. Hubo muchos pecados, sin duda, de los cuales Job no era en absoluto responsable. Era poco para su cr�dito que no era culpable de ellos. El punto de inter�s fue que "en todo esto", es decir, en esta serie de calamidades especialmente dif�ciles, Job no cometi� el pecado particular al que se�alaron, es decir, acusar a Dios de equivocarse. Las personas se enorgullecen de su bondad en varias direcciones; pero esto es de poca importancia si fallan cuando est�n realmente tentados.

IV. EL SECRETO DEL FUEGO PERMANENTE EST� EN LA FUERZA DE DIOS. Ahora Job tiene la recompensa de su larga devoci�n a Dios. El vers�culo 5 le muestra un hombre de oraci�n en los d�as de prosperidad; lo muestra orando por sus hijos en necesidad; as� Job estaba siendo preparado inconscientemente para el mal d�a. Cuando lleg�, lo encontr� listo, aunque fue bastante inesperado, porque lo encontr� viviendo cerca de Dios. Cuando el torbellino se trata de nosotros, es demasiado tarde para pensar en fortalecer las estacas de la tienda. Necesitamos la fuerza interior de Dios, que viene por el lento crecimiento de la experiencia cristiana, si queremos permanecer como el robusto roble en el repentino remolino de calamidades. � W.F.A.

Información bibliográfica
Exell, Joseph S; Spence-Jones, Henry Donald Maurice. "Comentario sobre Job 1". Los Comentarios del Púlpito. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tpc/job-1.html. 1897.
 
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