Lectionary Calendar
Saturday, September 28th, 2024
the Week of Proper 20 / Ordinary 25
Attention!
Take your personal ministry to the Next Level by helping StudyLight build churches and supporting pastors in Uganda.
Click here to join the effort!

Bible Commentaries
Job 26

Los Comentarios del PúlpitoLos Comentarios del Púlpito

Buscar…
Enter query below:

Versículos 1-14

EXPOSICI�N

Ahora comienza el largo discurso de Job, que forma la masa central y m�s s�lida del libro. Contin�a a trav�s de seis cap�tulos (Job 26-31.). En �l, Job, despu�s de descartar apresuradamente el �ltimo discurso de Bildad como superfluo y fuera de lugar (vers�culos 1-4), procede a expresar sus sentimientos reales adem�s de temas controvertidos. �l expone, en primer lugar, el poder y la majestad de Dios (vers�culos 5-14), despu�s de lo cual procede a tratar las cuestiones que conciernen a su propia integridad y los tratos de Dios con la humanidad. El primero todav�a lo mantiene; con respecto a este �ltimo, se retracta de su anterior argumento argumentativo ( Job 24:2), y admite que la retribuci�n siempre o casi siempre se encuentra con los malvados al fin ( Job 27:1). En Job 28:1; Despu�s de rendir un merecido homenaje de admiraci�n a la inteligencia e ingenio del hombre con respecto a las cosas terrenales y los fen�menos f�sicos, declara que el mundo espiritual y los principios del gobierno divino son inescrutables por �l, y su �nica verdadera sabidur�a es la conducta correcta. Finalmente, vuelve a s� mismo, y despu�s de haber dado una descripci�n pat�tica de su antigua vida, con su prosperidad y honor ( Job 29:1.), Y lo ha contrastado con su vida real de degradaci�n, desprecio y sufrimiento ( Job 30:1.), concluye con una protesta solemne de su integridad en todos los diversos deberes y obligaciones impuestos al hombre por la ley natural y la religi�n natural ( Job 31:1.). De esta manera, pone fin a su coloquio iniciado con sus tres amigos en Job 3:1; y, enf�ticamente, para se�alar que aqu� cierra su propia parte en el debate, termina con la declaraci�n, "Las palabras de Job han terminado" ( Job 31:40).

Job 26:1, Job 26:2

Pero Job respondi� y dijo: �C�mo has ayudado al que no tiene poder? Asumiendo las intenciones benevolentes de Bildad hacia s� mismo, Job pregunta, �c�mo puede suponer que lo que ha dicho ser� de alguna manera �til para una persona en una condici�n tan indefensa? No le hab�a dicho a Job nada de lo que Job no hab�a permitido repetidamente. �C�mo anhelas el brazo que no tiene fuerza? No pod�a vigorizar el brazo de Job, m�s de lo que pod�a alegrar su coraz�n, que le dijeran que el hombre era un gusano o que era completamente inmundo a la vista de Dios ( Job 25:4, Job 25:6).

Job 26:3

�C�mo has aconsejado al que no tiene sabidur�a? �Qu� consejo o consejo hay en todo lo que has dicho, siguiendo el cual podr�a beneficiarme? Admitiendo mi propia falta de sabidur�a, �c�mo has mejorado mi caso? �Y c�mo has declarado la cosa tal como es? m�s bien, �c�mo has declarado plenamente el buen conocimiento? �Qu� puede decirse que hubo en el camino del conocimiento s�lido, o del buen sentido com�n pr�ctico (?????????), en el discurso que me hablaste, un discurso hecho de truismos.

Job 26:4

�A qui�n has pronunciado palabras? �A qui�n pensabas dirigirte? Seguramente no yo, ya que tus palabras no tocan ninguno de mis argumentos. �Y el esp�ritu de qui�n vino de ti? �Qui�n incit� tu discurso? �Era Elifaz (comp. Job 4:17)?

Job 26:5

Job ahora pasa de la controversia a las realidades del caso, y comienza con un reconocimiento completo de la grandeza, el poder y la inescrutableidad de Dios. Como Bildad parec�a haber supuesto que necesitaba la iluminaci�n sobre estos puntos ( Job 26:2), Job pudo haber considerado correcto hacer una vez m�s una simple profesi�n de su creencia (comp. Job 9:4; Job 12:9, etc.).

Job 26:5

Las cosas muertas se forman debajo de las aguas; m�s bien, los muertos de debajo de las aguas tiemblan. Los heraistas generalmente est�n de acuerdo en que uno de los significados de Rephaim (????????) es "los muertos" o los difuntos, considerados especialmente como habitantes de Hades (comp. Salmo 88:11; Proverbios 2:18; Isa�as 14:9; Isa�as 26:14). Y si es as�, este significado es ciertamente apropiado aqu�. Blidad hab�a ilustrado el dominio de Dios desde su poder en el cielo. Job muestra que existe por igual en el cielo y la tierra (vers�culos 7-13), y en la regi�n debajo de la tierra (vers�culos 5, 6). All�, en el Sheol, bajo las aguas del oc�ano, los muertos tiemblan ante el pensamiento del Alt�simo; tiemblan junto con otros habitantes de la misma, como esp�ritus malignos, inteligencias rebeldes, hacia el este hasta Hades, y se mantienen all� (Jud Job 1:6).

Job 26:6

El infierno est� desnudo ante �l; es decir, "no puede ocultar nada de sus ojos", muestra todos sus recovecos m�s �ntimos. Y la destrucci�n no tiene cobertura; m�s bien, Abaddon no tiene cobertura (ver la Versi�n Revisada). Abaddon es a veces "destrucci�n", a veces "el �ngel del pozo sin fondo" ( Apocalipsis 9:11), a veces "el pozo sin fondo" ( Proverbios 15:11). Aqu� el �ltimo de estos tres sentidos parece ser el m�s adecuado: la profundidad m�s profunda del pozo sin fondo no es un secreto para Dios, "sino" desnudo y abierto a los ojos de aquel con quien tenemos que ver "( Hebreos 4:13)

Job 26:7

Se extiende por el norte sobre el lugar vac�o. Sobre lo que era "espacio vac�o" o "caos" (?????) Dios extiende "el norte", una parte de su creaci�n ordenada, tal vez la parte norte de los cielos, donde est�n las constelaciones m�s grandes visibles para los habitantes del norte del mundo. medio. Y cuelga la tierra sobre la nada. "Toma", es decir; "La gran bola de la tierra, y la suspende en la vacante, sin nada que la respalde m�s que su propia voluntad fija, sus propias leyes firmes". Esta es una idea apenas alcanzada por los astr�nomos en general, en cualquier caso hasta la �poca de Hippar-chus; y no sin raz�n, ha sido considerado como "un ejemplo muy notable de anticipaci�n de los descubrimientos de la ciencia" (Stanley Loathes).

Job 26:8

Ata las aguas en sus espesas nubes; es decir, �l hace que las nubes, que vemos flotando en la atm�sfera, contengan y retengan las aguas de las que depende la productividad de la tierra, y que �l restringe, o permite que caiga en la lluvia fertilizante, a su gusto. Y la nube no se alquila debajo de ellos. La met�fora es, sin duda, extra�da de esas pieles de agua, tan conocidas en el Este, y especialmente en Arabia, en las que los hombres almacenaban el agua para sus viajes y otras necesidades, que pod�an "alquilarse" por el peso del l�quido dentro de ellos.

Job 26:9

�l retiene la cara de su trono; m�s bien, �l cubre. �l hace que las nubes se junten en la b�veda del cielo, sobre el cual est� su trono, y de esta manera lo oculta y lo cubre. Y extiende su nube sobre ella; o, sobre �l, borr�ndolo de la vista. Detr�s del significado m�s obvio yace uno que es m�s profundo y m�s espiritual. Dios se retira de la vista, re�ne nubes y oscuridad a su alrededor para ser la habitaci�n de su asiento, oculta a los hombres los principios de su gobierno y administraci�n, se vuelve inaccesible e inescrutable, es un misterio y un enigma que el hombre no puede esperar entender o resolver.

Job 26:10

�l ha rodeado las aguas con l�mites. Dios restringe dentro de los l�mites por igual las "aguas que est�n sobre el firmamento" y las que est�n debajo de �l ( Job 38:11). El l�mite se coloca, algo vagamente, "en los confines de la luz y la oscuridad". Hasta que el d�a y la noche lleguen a su fin es una mala traducci�n.

Job 26:11

Las columnas del cielo tiemblan. Los "pilares del cielo" son las monta�as, en las que el cielo parece descansar. Estos "tiemblan", o parecen temblar, ante la presencia de Dios (Salmo 18:7; Salmo 114:4; Isa�as 5:25) cuando visita la tierra en tormenta y tempestad, ya sea porque toda la atm�sfera est� llena de perturbaciones, y el contorno de las monta�as cambia y cambia a medida que la lluvia y la tormenta las azotan, o porque las reverberaciones del trueno, que sacuden el aire, tambi�n parecen sacudir la tierra. Y se asombran de su reprensi�n. Para el poeta, este "temblor" expresa asombro y consternaci�n. Considera que las monta�as escuchan la voz de Dios en la tormenta, reconoci�ndola como levantada por la ira, y tan temblorosa y encogida ante �l.

Job 26:12

�l divide el mar con su poder. "Divideth" es ciertamente una traducci�n incorrecta. El verbo utilizado (?????) significa "agitar" o "estirar". A favor de la representaci�n anterior est�n Rosenmuller, Schultens, Delitzsch, Merx y Canon Cook; a favor de este �ltimo, la LXX; Dillmann y el Dr. Stanley Leathes. En cualquier caso, el sentimiento general es que Dios tiene dominio total sobre el mar y puede regular sus movimientos a su gusto. Y por su entendimiento �l golpea a los orgullosos; literalmente, golpea a Rahab. (En Rahab, como el gran poder del mal, vea el comentario en Job 9:13.) Se dice que Dios "lo hiri� por su entendimiento" ya que en la competencia entre el bien y el mal es m�s bien inteligencia que la mera fuerza que lleva el d�a. El poder solo es suficiente para controlar el mar.

Job 26:13

Por su esp�ritu ha adornado los cielos; o, por su esp�ritu, los cielos son resplandor; es decir, al respirar desde su boca, los cielos, �ltimamente todas las nubes y tormentas ( Job 26:8), recuperan su serenidad, est�n tranquilos, claros y brillantes. Nuestra experiencia dice: "Despu�s de una tormenta viene la calma". Job se�ala que ambos son de Dios. Su mano ha formado la serpiente torcida; m�s bien, su mano ha perforado la serpiente r�pida (ver la versi�n revisada). La referencia es probablemente a "la guerra en el cielo", ya sugerida por la menci�n de "Rahab" (vers�culo 12). En esa guerra, seg�n la tradici�n que hab�a llegado a Job, una gran serpiente, como el egipcio Apepi (Apophis), hab�a tenido una parte.

Job 26:14

He aqu�, estas son partes de sus caminos; literalmente, fines de sus caminos; es decir, las meras afueras y la periferia de sus acciones. Pero, �qu� tan peque�a parte se sabe de �l? m�s bien, �qu� tan peque�o es un susurro? Pero el trueno de su poder, �qui�n puede entender ?, o el trueno de sus poderosos hechos. Job implica que no ha enumerado la mitad de las grandes obras de Dios: las ha insinuado, solo ha susurrado. Si todos fueran tronados en los o�dos del hombre mortal. quien podr�a recibirlos o comprenderlos

HOMIL�TICA

Job 26:1

Job a Bildad: otro serm�n sobre el texto anterior.

I. EL PREFACIO AL SERM�N; O, EL DISCURSO DE BILDAD CRITICI�. En la estimaci�n de Job fue:

1. Totalmente inservible. Con una iron�a punzante, Job, seg�n nuestro punto de vista, lo representa como haber sido extremadamente �til para �l en su debilidad, como haber impartido fuerza a su brazo impotente y sabidur�a a su mente ignorante (vers�culos 2, 3); lo que significa, por supuesto, lo contrario: que en estos aspectos la breve pero pomposa arenga a la que hab�a escuchado no le hab�a servido de nada para ayudarlo a soportar sus propias desgracias o comprender el misterioso enigma de lo Divino providencia. No solo un buen hombre por sus palabras, y un ministro cristiano por sus sermones, siempre debe apuntar a la edificaci�n de sus oyentes ( 1 Corintios 14:3), sino que el mismo deber es de todos ( Efesios 4:29). El mundo y la Iglesia est�n llenos de corazones tristes que requieren consuelo y mentes ignorantes que necesitan consejo. Es triste cuando ni el desconsolado puede encontrar una palabra de alegr�a ni los no instruidos escuchan una nota de direcci�n, para ayudarlos en la batalla de la vida. Los labios del sabio deben dispersar el conocimiento ( Proverbios 15:7), y la lengua del sabio debe demostrar salud a los d�biles y enfermos ( Proverbios 12:18).

2. Extremadamente superficial. Bildad hab�a declarado abundantemente la cosa como era (vers�culo 3); es decir, mientras imaginaba que se hab�a sumergido en el coraz�n de un gran tema, simplemente hab�a hojeado su superficie. Sin embargo, las opiniones superficiales y superficiales de los hombres y las cosas no deben ser despreciadas. Para la masa de la humanidad, quienes son comunes en sus capacidades, solo las ideas comunes son �tiles. Lo que se llama pensamiento profundo u original pertenece a otra esfera de la que habitualmente habitan. Por lo tanto, en la medida en que no les es familiar a sus mentes, no deja una impresi�n adecuada en sus corazones. A�n as�, las visiones superficiales de la verdad no pueden satisfacer almas de facultad m�s noble que la que posee la multitud sin educaci�n; tampoco pueden representar plenamente las cosas profundas de Dios sobre el tema de la religi�n o de la providencia. Sin embargo, es dudoso que los pensamientos de todos los hombres, los de un trabajo no menos que el de un Bildad, no sean, en comparaci�n con la profundidad insondable de la verdad divina, en el mejor de los casos superficiales.

3. Totalmente irrelevante. Lo suficientemente correctos en s� mismos hasta donde llegaron, las opiniones de Bildad eran inapropiadas para el tema en discusi�n, en realidad eran tan poco pertinentes para el gran tema por el cual los pensamientos de Job estaban absortos, que Job se sinti� obligado a preguntar a qui�n hab�an estado abordado (vers�culo 4). Bildad no es la �nica persona contra la cual se puede presentar el cargo de hablar irrelevante. Los controvertidos, conferencistas, predicadores, oradores, escritores modernos son tan propensos a cometer esta falta como sus hermanos de la antig�edad. Discurrir de par en par, ya sea en el p�lpito, en el bar, en el banco, en el Parlamento o en la vida com�n, generalmente resulta de la ignorancia, falta de capacidad, falta de preparaci�n, fluidez demasiado alta en el habla o la composici�n, o del dise�o deliberado La aptitud f�sica es una mayor excelencia en el habla o la escritura que la elocuencia o la elegancia ( 1 Corintios 14:19). "El coraz�n de los justos estudia para responder" ( Proverbios 15:28); y "una palabra dicha a su debido tiempo, �qu� bueno es!" ( Proverbios 15:23). "Una palabra bien pronunciada es como manzanas de oro en im�genes de plata ( Proverbios 25:11).

4. Totalmente de segunda mano. Sea lo que sea Job, siempre fue original; mientras que Bildad solo pod�a citar proverbios y citar m�ximas tradicionales. Aqu� Job le pregunta malvadamente a qui�n le hab�a prestado su �ltima oraci�n breve (vers�culo 4). Como no pod�a ser de Dios � Bildad siempre jur� por los padres � debe haber sido de �l (Job) o de Elifaz, quienes ya hab�an descartado dos veces el tema de la insignificancia del hombre en contraste con la majestad de Dios. No est� mal pedir buenos pensamientos o repetirlos a otros, siempre que se reconozca cuidadosamente su autor�a. Los buenos pensamientos de segunda mano son claramente mejores que los malos pensamientos de primera mano. A�n as�, ministros y. Los predicadores deben tratar de exponer sus propios puntos de vista sobre la verdad divina en lugar de los de otros hombres. Un cl�rigo que no tiene ideas propias que exponer ha confundido su vocaci�n. Se puede hacer mucho por el estudio serio y la oraci�n para mejorar la capacidad m�s d�bil y permitirle ver la verdad por s� mismo.

II EL CUERPO DEL SERMON; O, LA MAJESTAD DE DIOS EXPLORADA. Al ponerse al d�a con el himno que Bildad hab�a comenzado ( Job 25:2), Job contin�a en una tensi�n de alta adoraci�n para dilatar la grandeza trascendente de Dios como Gobernante absoluto y universal, rastreando su poder y autoridad gubernamental a trav�s de cada departamento de la creaci�n

1. En el �mbito de las sombras. (Vers�culos 5, 6.) Bildad hab�a dicho que el dominio de Dios impregnaba "las alturas" o lugares celestiales ( Job 25:2). Job agrega que tambi�n se extiende al oscuro inframundo de los esp�ritus difuntos; sobre lo que se puede observar:

(1) Los nombres dados a esta misteriosa regi�n: Sheol y Abaddon; la primera es una residencia subterr�nea, llena de oscuridad tartarea ( Job 10:21, Job 10:22), a la que se le atribuyen puertas ( Isa�as 38:10) y profundidades abismales ( Proverbios 9:18); y el segundo un desperdicio sin huellas, en el que los vagabundos que han perdido el camino tropiezan con la destrucci�n ( Apocalipsis 9:11). Sobre la importaci�n exacta de los dos t�rminos que son h�roes utilizados como sin�nimos del estado incorp�reo, se puede consultar la Exposici�n.

(2) La situaci�n asignada a esta regi�n invisible: debajo de las aguas, es decir, debajo del oc�ano (cf. Lucas 8:31), o en las partes m�s bajas de la tierra ( Efesios 4:9) , a la distancia m�s remota del cielo (Salmo 139:8); y por lo tanto, como tal, un recept�culo apropiado para los muertos ( Romanos 10:7), y un lugar apropiado de confinamiento para los malvados (Salmo 55:15).

(3) Las personas que habitan en esta regi�n sin sol. Si bien los esp�ritus difuntos generalmente se representan como descendientes al Sheol ( Job 14:13; Job 17:15, Job 17:16), aqu� est�n las sombras de los malvados Se dice que alquila sus c�maras. Los Rephaim aludidos por Job no eran las personas con ese nombre, sino los fantasmas p�lidos, fl�cidos y sin sangre de las personas muertas ( Isa�as 14:10), en particular, se supone, de los gigantes, o los poderosos. ( G�nesis 6:4), que pereci� en el Diluvio, ya que la palabra "Rephaim" tambi�n puede significar h�roes de estatura colosal.

(4) La miseria experimentada en esta triste regi�n. Adem�s de ser un lugar de oscuridad ( Job 10:21, Job 10:22; Salmo 88:12) y de dolor ( Job 14:22) en general, se exhibe aqu� como un lugar de angustia especial para los malvados, cuyos fantasmas sin m�dula y sin sangre tiemblan y se retuercen, como si estuvieran sufriendo los dolores del parto cada vez que sienten la majestad de Dios ", tal vez por el trapo de el mar o el temblor de la tierra "(Delitzsch). Y ciertamente en otras Escrituras, el Hadeau o estado incorp�reo se presenta como un lugar de desgracia para los imp�os. Entonces, los antiguos egipcios celebraron a Ra como "el poder supremo que corta la cabeza de estos que est�n en las regiones infernales".

(5) El se�or supremo de esta regi�n subterr�nea; �l no es el Abaddon del Apocalipsis ( Apocalipsis 9:11), sino Shaddai, cuya majestad representa Job, ya que sus ojos penetran en las profundidades m�s oscuras y su brazo llega a los rincones m�s remotos. Como David testifica de la presencia de Dios en el Seol (Salmo 139:8), Job afirma que la presencia es la verdadera causa de la miseria de los perdidos, ya que John luego declara que es la fuente secreta de felicidad para el guardado ( Apocalipsis 7:15).

2. En el �mbito de la creaci�n. (Vers�culos 7-13.) Surgiendo del oscuro inframundo, Job se expande sobre el gran poder de Dios como se muestra en el mundo de la luz.

(1) Al extender el firmamento del norte sobre la tierra en equilibrio (vers�culo 7). Ese trabajo aqu� alude al hemisferio norte del cielo que �l, en com�n con los antiguos en general, cree que es un vasto arco, b�veda o dosel extendido sobre la tierra, y doblarlo como una tienda de campa�a, es m�s que cierto. es que anticip� los descubrimientos de la astronom�a moderna sobre la esfericidad y las revoluciones de la tierra, aunque hay alguna raz�n para creer que los antiguos egipcios las entendieron. Pero ya sea que Job haya alcanzado o no una suposici�n tenue de la forma de la tierra, entendi� claramente que descansaba con su cubierta a�rea en ning�n soporte material, sino que estaba respaldado �nicamente por el poder de Dios. La defensa continua, no solo de este globo, sino de innumerables mundos, de soles y sistemas del pasado, seg�n la palabra de su poder, es una se�al de la demostraci�n del todopoderoso de Dios.

(2) Al nombrar las leyes meteorol�gicas de la atm�sfera (vers�culos 8, 9), mediante las cuales se recoge la primera lluvia en las nubes, luego se evita que las nubes exploten antes del momento adecuado bajo el peso de las part�culas acuosas que contienen, y en tercer lugar, las masas oscuras se extienden alrededor del trono de Dios, es decir, se distribuyen sobre la cara del cielo antes de estallar sobre el suelo sediento. Las nubes son preeminentemente sus nubes, es decir, de Dios; ya que �l ha ordenado el maravilloso mecanismo por el cual se forman, preservan, dispersan, distribuyen y vac�an; ya que los emplea de acuerdo con su propia voluntad soberana, p. para apagar la cara de su trono de la mirada del hombre cuando le pueda complacer; y desde que descienden sobre la tierra parecen proceder de su trono.

(3) Al establecer un l�mite entre la luz y la oscuridad (vers�culo 10). Tal vez Job imagin� que el globo estaba rodeado por un oc�ano, del cual sal�a el sol con esplendor oriental, y hacia el cual descend�a nuevamente con gloria occidental, pasando al final del d�a a un mundo oscuro, que sus rayos dorados no pod�an iluminar. , y emergiendo a la llamada de la ma�ana en el claro reino brillante de la luz. Pasando por la idea err�nea de los movimientos y la funci�n del sol, que la ciencia nos permite comprender mejor, la verdad es que los l�mites del viejo oc�ano han sido tan firmemente fijados ( Proverbios 8:29), y las alternancias del d�a y la noche determinada de forma segura ( G�nesis 1:14), por el poder del Creador omnipotente, como lo han sido las habitaciones y los tiempos del hombre ( Hechos 17:26).

(4) Al producir los fen�menos relacionados con tormentas en tierra, mar y cielo (vers�culos 11-13). Tal tormenta representada por el poeta en tres etapas diferentes. Al comienzo, "los pilares de los cielos", es decir, las monta�as que se elevan hacia el cielo, parecen temblar, balancearse hacia adelante y hacia atr�s como golpeados por alg�n impacto repentino, por las violentas agitaciones de los wiled, o por el golpe demoledor. de un rayo de fuego. Personificados, se muestran llenos de consternaci�n ante la muestra de ira de Jehov� que se muestra en la conmoci�n de los elementos (Salmo 29:3; Salmo 104:32; Nah�m 1:5; Habacuc 3:10). Durante su continuante, "divide el mar con su poder". El feroz hurac�n que se desata entre las monta�as que bajan sobre el oc�ano tranquilo y quieto, lo divide en sus profundidades m�s profundas.

"El fuego y las grietas del rugido sulfuroso, el Neptuno m�s poderoso parece asediar y hacer temblar sus audaces olas, s�, su tembloroso tridente tembloroso".

('Tempestad', Hechos 1. Como. 2.)

El esp�ritu del mal (Rahab), despertado por el corpulento corpulento, grita su furia indignada, "alzando su voz en lo alto y retumbando de regreso a las monta�as atronadoras", pero nuevamente es herido por el golpe del golpe. tempestad; porque "por su entendimiento rompe a Rahab en pedazos", palabras que muchos entienden que apuntan m�s bien al poder de Dios para calmar las aguas turbulentas del mar. Al final de la tormenta, una vez m�s ilumina el cielo con su aliento (vers�culo 13), dispersa las nubes de tormenta con su viento y repara al Drag�n fugitivo. Quiz�s esto pueda entenderse de la constelaci�n de ese nombre que parece enrollarse como una serpiente sinuosa entre los Osos Mayor y Menor, como si intentara escapar de su �rbita designada, donde, sin embargo, Dios lo arregla, hiri�ndolo o matarlo, para que se detenga su huida, una representaci�n po�tica de la verdad sublime de que es la mano de Dios la que ha embellecido el cielo nocturno con estrellas y que mantiene todo el mundo estelar avanzando en armon�a y orden. O las ideas pueden ser, de acuerdo con la mitolog�a antigua, que esta serpiente deslizante, que se enrolla alrededor del sol, se calce para eclipsar su luz; pero que Dios lo hiere, y as� libera al sol para renovar su resplandor en la tierra. As� visto, el lenguaje del poeta sugiere el pensamiento que reaparece en otras partes de la Escritura ( Mateo 13:39; Romanos 8:19; Apocalipsis 12:4) - eso, en el gran El ancho del conflicto contin�a continuamente entre los poderes de la luz y la oscuridad, la victoria eventualmente, con la ayuda de Dios, se inclinar� hacia el lado de la primera.

III. LA LECCI�N DEL SERM�N; O, LA VERDAD QUE CONTIENE APLICADA. Job concluye su elevado himno en celebraci�n de la majestad de Dios con dos comentarios.

1. El conocimiento de ese hombre del poder de Dios es infinitamente peque�o. Las magn�ficas im�genes que se hab�an dado de la misteriosa operaci�n de la mano del Todopoderoso eran solo como los bordes, las franjas o los extremos extremos de la gloriosa prenda en la que el incomparable Trabajador estaba arreglado, como el m�s leve susurro de una voz que en la plenitud de sus tonos es como el rugido del trueno o el gran diapas�n del mar. Lo que Job afirma grita sus propias representaciones de la grandeza trascendente de Dios es igualmente correcto acerca de lo m�s rico e impresionante que se haya dado hasta ahora. La comprensi�n del hombre del poder de Dios en la naturaleza es, en el mejor de los casos, fragmentaria e imperfecta ( 1 Corintios 13:9).

2. Que el poder de Dios que hace maravillas es infinitamente grande. Tan grande, de hecho, que pasa la comprensi�n humana. Si estos fen�menos estupendos son solo los susurros de su voz todopoderosa, �cu�l debe ser el rugido atronador de sus tonos completamente pronunciados? Si esto es ocasionado, por as� decirlo, por el simple aleteo del extremo de su prenda, �cu�l debe ser el poder que reside en su brazo Todopoderoso? Si los fen�menos de la naturaleza, como se observa en esta esfera inferior, son suficientes para impresionar a la mente humana con exaltadas concepciones de la grandeza de Dios, cu�nto m�s sublimes deber�an ser nuestras ideas de la gloria incomparable del que preside y trabaja, en un universo en el que este globo en el que habita el hombre no es m�s que el peque�o polvo del equilibrio hacia las enormes formas de las monta�as, como una gota de agua hacia el oc�ano, �como una chispa de fuego para el sol abrasador!

Aprender:

1. Es el deber de todos los hombres buscar, entretener y, seg�n lo ofrezca la oportunidad. expuso, nobles conceptos del Dios supremo.

2. Si el poder de Dios se extiende al inframundo de los esp�ritus, no puede retirarse del mundo superior de los hombres.

3. Si el ojo del Omnisciente puede explorar las cavernas del infierno y las cuevas del mar, tambi�n debe poder buscar en las c�maras del coraz�n.

4. La mano del Todopoderoso que puede sostener un mundo, s�, un universo, seguramente no fallar� en sostener a quien, en el mejor de los casos, es un gusano.

5. El que prepara y distribuye las nubes de lluvia para la tierra tambi�n puede proporcionar y dispensar nubes de bendici�n espiritual para las almas de los hombres.

6. Cuando Dios dibuja una nube ante su trono, es en parte para su gloria y en parte para el bien del hombre.

7. El que se ha atado al mar tambi�n puede contener la ira del hombre.

8. Si Dios ha dividido la luz de la oscuridad en el mundo f�sico, mucho m�s lo har� en lo intelectual y lo espiritual.

9. Si las cosas inanimadas, as� como los esp�ritus sin sangre, tiemblan ante la reprensi�n de Dios, los hombres pose�dos de la raz�n no deben ser insensibles o indiferentes a lo mismo.

10. Aquellos que est�n orgullosos, Dios puede humillar.

11. El poder de Dios en la naturaleza es solo un emblema y sombra de un poder superior que Dios ejerce en el reino de la gracia,

12. El conocimiento m�s completo de Dios que un santo alcanza en la tierra es peque�o e insignificante en comparaci�n con lo que le espera en el cielo.

HOMILIAS DE E. JOHNSON

Job 26:1

Alabanzas de lo Eterno

I. REPARADO Y REPROBADO. ( Job 26:2.) El tono parece ser ir�nico: "�Cu�n bien has ayudado a la debilidad, apoyado el brazo del que no tiene fuerza, aconsejado la falta de sabidur�a, y en la plenitud dada la expresi�n del buen sentido! �Has ofrecido palabras y de qui�n surgi� tu aliento? �De qui�n te inspir�? posiblemente se�alando el car�cter prestado del discurso de Bildad. Las palabras pueden ser buenas en s� mismas, pero no agradables o rentables si no se hablan en la buena temporada. Hubiera sido m�s �til si Bildad le hubiera hablado al esp�ritu herido de su amigo de la ternura y la compasi�n que a la majestad y la grandeza de Dios. El ministro de Dios debe saber hablar una palabra en temporada a los cansados ??( Isa�as 50:4). "A menudo nos decepcionan las expectativas de nuestros amigos que deber�an consolarnos; pero el Consolador, que es el Esp�ritu Santo, nunca se equivoca en sus operaciones ni pierde sus fines". Job toma una venganza noble pintando en un lenguaje mucho m�s brillante y noble la sublime grandeza de Dios, mostrando as� cu�n cierto en la fe era su coraz�n en el fondo. Su petulancia y protestas son la irritaci�n involuntaria del dolor; son superficiales; En el centro de su ser, la piedad vive en toda su intensidad.

II DESCRIPCI�N SUPERIOR DEL TRABAJO DE LA MAJESTAD DE DIOS. (Vers�culos 5-14.) "La verdad, como una antorcha, cuanto m�s se sacude, brilla". "Era bueno que todas las disputas sobre la religi�n pudieran terminar as�, glorificando a Dios como Se�or de todos, y nuestro Se�or, con una sola mente y una sola boca ( Romanos 15:6), porque en eso estamos todos de acuerdo. "

1. El infierno y el cielo. (Vers�culos 5-7.) Job comienza en el extremo opuesto de la gran escala de la creaci�n con la que comenz� Bildad; con el mundo inferior, la regi�n de las sombras, de all� a elevarse al mundo celestial. "Se hace temblar las sombras debajo del agua y sus habitantes" (vers�culo 5). Por sombras se entiende las formas fantasmales y sin sangre, como las describi� Homero en el und�cimo libro de la 'Odisea', que lleva una existencia melanc�lica y sin alegr�a, privada de la luz del sol (Salmo 88:11; Proverbios 2:18; Proverbios 9:18; Isa�as 26:14, Isa�as 26:19; comp. Job 14:9, Job 14:10). Incluso en el Hades se siente el vasto poder del Todopoderoso, y sus habitantes lo poseen y tiemblan (Salmo 139:8; Proverbios 15:11; Santiago 2:19). Este mundo inferior est� desnudo a los ojos de Dios ( Hebreos 4:13), y el abismo de Hades no tiene cobertura ( Proverbios 15:11; Proverbios 15:6). El cielo del norte, tomado aqu� por una figura, como la parte del todo, se extiende sobre el vac�o, y la tierra pende de nada (vers�culo 7). La expresi�n "nada" aqu� denota lo mismo que el "vac�o": el vasto vac�o del espacio en el que se coloca la tierra con su dosel celestial. Compare los paralelos cl�sicos en Lucret; 2: 600, sqq .; Ovidio, 'R�pido', 6: 269, sqq. Un poeta persa dice:

"�l extiende el cielo

sin pilares como la tienda de la tierra ...

�Qu� soporta el aire? no lleva nada

y nada sobre nada, y absolutamente nada ".

Y un poeta �rabe, "�l ha hecho el cielo del humo". Y en el Cor�n, "es Al� quien ha edificado el cielo, sin apoyarlo en pilares visibles". Los poetas dicen que Atlas llevaba el cielo sobre sus hombros; pero confesamos el verdadero Atlas, el Se�or nuestro Dios, quien por su palabra defiende el cielo y la tierra (Brenz). Como el trabajo es testigo del maestro, el universo tambi�n testifica de su Creador, Sustentador y Gobernador (Salmo 19:1); y nadie de coraz�n d�bil ha contemplado el orden eterno que lo confronta aqu� y su influencia secreta pero siempre bendecida, y ning�n pecador que anhela la salvaci�n se ha demorado en el granizo de este gran templo de Dios, sin ser bendecido con bendiciones celestiales ( Wohlfarth).

2. Las nubes y la regi�n celestial. (Vers�culos 8-10.) Las aguas est�n firmemente unidas en las nubes como en vastas pieles de agua, seg�n la concepci�n del poeta, sin que estallen con el peso, si Dios quiere retener la lluvia (vers�culo 8; G�nesis 7:11; G�nesis 8:2). Dios vela el "lado exterior" de su trono celestial, el lado volteado hacia la tierra, dibujando las nubes en el medio (vers�culo 9). Ha dibujado un l�mite circular sobre la superficie del agua hasta el cruce de la luz con la oscuridad (vers�culo 10; Proverbios 8:27). En ambos pasajes, la idea es que la tierra est� rodeada de agua (en Homero, por la corriente del oc�ano). Arriba est� el c�rculo del hemisferio, donde el sol y las estrellas siguen su curso. Dentro de este c�rculo est� la regi�n de los cuerpos celestes y de la luz, y afuera comienza el reino de la oscuridad.

3. monta�as; el mar; constelaciones (Vers�culos 11-13.) Las columnas del cielo, es decir, las grandes monta�as, concebidas como que soportan el firmamento, caen en temblor, y el terremoto se representa como causado por su angustia ante su reproche (vers�culo 11; comp. Salmo 29:1 .; Salmo 104:7; Isa�as 50:2; Nah�m 1:4; Apocalipsis 6:12; Apocalipsis 20:11). Aterroriza al mar con su poder y con su comprensi�n rompe en pedazos a Rahab (vers�culo 12). Rahab est� aqu� no en Egipto, como en otros lugares, sino en un enorme monstruo de fama legendaria. Su aliento hace que el cielo sea brillante y claro; y su mano atraves� la serpiente voladora (vers�culo 13). Esto puede, quiz�s, aludir a la representaci�n m�tica de eclipses de sol o luna como el intento de un monstruoso drag�n de tragarse los cuerpos celestes. La ceremonia se practica, entre los turcos y otros, de vencer a este drag�n en el momento de eclipses por gritos y ruidos. Estas descripciones de la Creaci�n se basan en mitos astron�micos que pertenecen a la infancia del mundo; pero nuestro mejor conocimiento del mecanismo de los cielos no necesita destruir nuestro sentido de la reverencia y el temor que impregna estas descripciones. La maravilla de la ignorancia es reemplazada por la maravilla m�s noble de la inteligencia, de la raz�n.

CONCLUSI�N. (Verso 14.) "He aqu�, estos son los extremos de sus caminos", pero los contornos o bocetos, las evidencias m�s cercanas y familiares de su gobierno del mundo; "�Y qu� palabra tan susurrante es la que escuchamos! �Pero el trueno de su omnipotencia que puede entender?" El pleno desarrollo de su poder, el curso atronador de las esferas celestiales, �qu� o�do mortal podr�a soportar?

"Si la naturaleza tron� en nuestros o�dos abiertos, y nos sorprendi� con la m�sica de las esferas, �c�mo desear�amos que el cielo nos hubiera dejado quietos, el gentil zephyr y el riachuelo?"

Toda la contemplaci�n est� preparada para ense�arnos nuestra ignorancia y conducir a la humildad, a la maravilla, a la adoraci�n. No vemos sino una peque�a parte del inconmensurable reino de Dios. Jugamos con algunos guijarros al borde del oc�ano infinito de la existencia. �El conocimiento del fil�sofo m�s grande no es m�s que la mirada miope de un peque�o insecto! Nuestra tierra no es m�s que un grano de arena en el vasto conjunto, una gota en el cubo. As�, los descubrimientos hechos por Dios nos llevan a la profundidad y altura de lo desconocido y desconocido. Un fil�sofo moderno dice que la religi�n y la ciencia encuentran su punto de uni�n y reconciliaci�n aqu�, en el reconocimiento del Poder desconocido e incognoscible en el universo. Este reconocimiento sigue rivalidades vanas y controversias ociosas. "Cuando hemos dicho todo lo que podemos sobre Dios, debemos, incluso como San Pablo ( Romanos 11:33), desesperarnos por encontrar el fondo; debemos sentarnos al borde y adorar la profundidad: 'Oh �La profundidad de las riquezas tanto de la sabidur�a como del conocimiento de Dios! ". Pero, de nuevo, el sentido de lo desconocido debe llevarnos a aferrarnos m�s firmemente a lo que se conoce, especialmente a trav�s del evangelio de su gracia y amor. All� nos habla desde la inmensidad y el esplendor de la creaci�n con una voz que podemos entender, que toca el coraz�n: "�Hija M�a!" Este Dios eterno es nuestro: nuestro Padre y nuestro Amor. Sin el conocimiento de su gracia y misericordia en Cristo, el conocimiento de su majestad y pureza debe llevarnos a la desesperaci�n. J.

HOMILIAS POR R. GREEN

Job 26:2

La reprensi�n cruel no ayuda a la v�ctima.

Job ha soportado los reproches de sus posibles amigos. Sus palabras, en lugar de calmar y consolar su esp�ritu herido, solo lo han irritado y probado. Ha buscado en vano el refrigerio de la simpat�a. En un prolongado intento de demostrar su culpabilidad y de establecer la justicia de su aflicci�n por ese motivo, tuvo que enfrentarse a protestas de inocencia. Pero los edredones mal juzgados e imperfectamente instruidos, confundiendo la base de la aflicci�n de Job, hab�an vertido hiel en su esp�ritu perturbado. El testimonio del libro es la insuficiencia del consuelo humano, y la gran verdad de que hay aflicciones que afectan a los hombres por otras razones que no sean castigos de ofensa. La imagen de Job sufriendo dolor corporal es bastante triste, pero se ve reforzada por la manera cruel en que las palabras de consuelo profesas se convierten en agudas reprensiones. Tales reproches son impotentes para ayudar a la v�ctima, ya que:

1. NO HAY ELEMENTO DE CONSOLACI�N REAL EN ELLOS. El consolador sabio puede aprovechar la oportunidad para llevar a la v�ctima a una penitencia justa por su pecado; pero simplemente detenerse en lo incorrecto y se�alarlo como la �nica causa del sufrimiento, es dejar al paciente desprovisto de todo verdadero consuelo. No hay palabra de esperanza, ni promesa de alivio, ni refuerzos del esp�ritu, por el susurro de elevados principios.

II PERO SIRVEN PARA IRRITAR AL ESP�RITU YA INTENTADO. Inclinado por m�ltiples sufrimientos, el afligido es sensible a cada palabra, incluso a cada mirada, de quienes lo rodean. Su tierna paciencia, incluso su propio silencio, les da cierta seguridad de sentimientos amables; pero decir palabras de reprensi�n cuando el esp�ritu es d�bil y oprimido por la angustia es agregar peso al peso y someter a la v�ctima a un mayor dolor. Necesita la c�lida palabra de amistad, el toque de la mano tierna; no ser burlado groseramente con agudos ataques de acusaci�n que son como la mordida de una v�bora, ni ser azotados por la severidad de un antagonista.

III. NO OFRECEN PRUEBAS DE LA SIMPAT�A QUE ES LA BASE DE TODO, CONSOLACI�N VERDADERA. Con las palabras de un amor fraternal inspirador, el verdaderamente afligido ha soportado la mayor calamidad y ha mantenido la calma bajo las pruebas m�s severas. El dolor ha perdido su poder en presencia de simpat�a. Poner la cabeza dolorida sobre el hombro de un amigo fuerte da fuerza a los d�biles. La verdadera ayuda para los heridos es la tierna simpat�a, ya sea que las heridas atraviesen la carne o el esp�ritu. Pero la simpat�a no sabe nada de severidad o acusaci�n severa. Oculta la ofensa y alivia el esp�ritu auto acusado hasta que ha ganado fuerza para soportar el peso de la condena. Pero ninguna se�al de esto est� presente en las palabras de los amigos de Job; la cruel reprensi�n no expresa simpat�a: "�C�mo has ayudado al que no tiene poder?"

IV. A todos ellos agregan EL RECUERDO DOLOROSO DE LAS FRAILIDADES DEL ALMA EN EL MOMENTO EN QUE EST� SOBRECARGADO Y NO PUEDE RESPONDER. Este no es el momento apropiado para hablar acusadoramente. Cuando el alma est� en su fortaleza, es dif�cil responder a una acusaci�n justa o injusta, pero en su debilidad y tristeza es completamente incapaz de responder. Est� agregando peso al peso y aprovechando injustamente la debilidad. Esto no es ni vecino, ni fraternal, ni siquiera amable. Muestra un juicio err�neo y un esp�ritu antip�tico. R.G.

Job 26:6

Los caminos divinos pero parcialmente revelados.

Bildad no le hab�a consolado a Job. Y Job al principio (vers�culos 1-3) replica sobre �l una reprensi�n por sus palabras in�tiles. Luego irrumpe en una representaci�n impresionante de las maravillosas obras de Dios a las que Bildad se hab�a referido. Las obras de Dios en los cielos, la tierra y las profundidades del mar son grandes y m�ltiples; tambi�n lo son sus obras entre las criaturas de su poder, de las cuales solo se menciona a la serpiente. Pero la mano oculta de Dios Job confiesa, y la grandeza de las obras y formas divinas, de las cuales solo se revela una parte. Podemos hacer un barrido m�s amplio que incluso Job, y decir:

I. Partes de los caminos Divinos se revelan EN LA CREACI�N VISIBLE. Sus maravillosas obras.

II EN SUS MANERAS A LOS HIJOS DE LOS HOMBRES. En el funcionamiento de esa providencia que siempre guarda los intereses de la vida humana.

III. EN LAS REVELACIONES DE LA SANTA ESCRITURA. Aqu� la luz cae especialmente

(1) en el Nombre Divino;

(2) sobre los misterios de la divina providencia;

(3) en el futuro espiritual: en Dios, en la vida y el deber humanos, en la inmortalidad.

Sin embargo, con todas las ense�anzas a�n debe decirse: "�Qu� tan poco se sabe de �l?" Hemos escuchado el susurro; "pero el trueno de su poder, �qui�n puede entender?" Un deber simple es juzgar lo que est� oculto por lo que se da a conocer. Y la pregunta surge de inmediato en nuestros labios: �son las revelaciones que Dios ha hecho de s� mismo y de sus caminos en la naturaleza, en la vida humana, en las Sagradas Escrituras, como animarnos a confiar en esos caminos y en �l, donde todos est� cubierto de nubes y espesa oscuridad? Si las cosas reveladas son buenas y dignas de confianza, es muy razonable exigir fe en lo oculto y lo invisible. La fe en lo invisible est� garantizada por

(1) la belleza,

(2) utilidad,

(3) perfecci�n,

(4) beneficencia de los caminos Divinos, ya que son trazables en las obras de la mano Divina;

pero la mayor garant�a de la fe est� en el Nombre Divino: el Uno absolutamente bueno, puro, justo y ben�fico.

HOMILIAS DE W.F. ADENEY

Job 26:2

Ayudando a los d�biles.

Job vuelve a la vieja queja, m�s que nunca justificada por la obstinaci�n de sus amigos. Vinieron a simpatizar y ayudar en tiempos de problemas; �C�mo han llevado a cabo su autodenominada tarea?

I. Es un deber cristiano ayudar a los d�biles. La m�xima mundana es "cada uno para s� mismo". Esto parece ser natural; pero no es fiel a nuestra mejor naturaleza. Se requiere el yo superior para rectificar los impulsos crueles de las regiones inferiores de la naturaleza.

1. Por la solidaridad de la raza. Somos miembros uno del otro, y cuando un miembro sufre, todos los miembros sufren. No nos conviene que ninguno de nuestros semejantes falle.

2. Por la hermandad de los cristianos. Estamos llamados a algo m�s que a cuidar todo el cuerpo; las necesidades individuales apelan a nuestra simpat�a, y los casos especiales de aquellos que conocemos nos presentan reclamos peculiares. Tenemos que recordar nuestra relaci�n familiar como hijos de nuestro Padre.

3. Debido a la obra de Cristo. �l vino a ayudar a los d�biles, y nuestra posici�n es solo porque lo ha hecho por nosotros. Si todos hubieran venido a nosotros por ego�smo y exclusividad personal, no deber�amos haber tenido el poder de ayudar a otros, porque ese poder nos fue dado en nuestra debilidad por la gracia de Dios en Cristo.

II LA AYUDA PARA LOS DEBILES DEBE SER AYUDANDO A SER FUERTES. Hay una indefensi�n excesiva que solo puede aliviarse con ayuda directa. Pero en general no es aconsejable hacer que las personas simplemente dependan de nosotros. Si bien los ayudamos materialmente, podemos lastimarlos moralmente. Es una tarea m�s dif�cil levantar hombres que repartir caridad mientras se arrastran en la indigencia; Pero es algo mucho m�s �til. Cuando tratamos con hombres en el trabajo espiritual, se aplica el mismo principio. No es suficiente traer consuelo, paz y otras bendiciones espirituales. El trabajo m�s importante es llevar criaturas d�biles y rotas a la Fuente de nueva vida y fuerza, para que puedan ser renovadas y convertidas. Es bueno ayudar a los d�biles en su debilidad, pero es mejor ayudarlos a salir de ella.

III. ES POSIBLE FALLAR MISERABLEMENTE AL INTENTAR AYUDAR A LA DEBILIDAD. Esta es una de las lecciones m�s obvias del Libro de Job, y se nos repite constantemente desde diferentes puntos de vista. Pocas tareas son m�s dif�ciles y, por lo tanto, no es sorprendente que el fracaso sea frecuente, pero lo sorprendente es que no se anticipa. Estamos asombrados de la confianza de los edredones de Job. Su seguridad en s� mismo es perfectamente sorprendente. Perseveran en sus afirmaciones convencionales sin percibir cu�n completamente in�til, cu�n irritantemente travieso es todo su m�todo de procedimiento. Al no entender a Job, no pueden ayudarlo. Los intentos demasiado torpes de hacer el bien solo agravan el mal que aliviar�an. Debemos estudiar los problemas sociales; debemos entender a la gente; debemos llegar a conocer a las personas individuales que deseamos ayudar. Una gran parte del deber de los �ngeles cristianos de la misericordia es visitar a los afligidos, entrar en su condici�n, ver sus hogares, escuchar sus problemas, conocer sus circunstancias y la causa de su miseria. La historia de la caridad cristiana est� llena de los fracasos m�s desalentadores que surgen simplemente de descuidar estas primeras condiciones de �xito. � W.F.A.

Job 26:6

La visi�n de Dios de la muerte.

Bildad acaba de hablar del exaltado dominio de Dios que llega a las alturas celestiales, sobrepasando la luna y las estrellas. Job ahora responde, bajando los ojos y notando c�mo el oscuro inframundo est� abierto a la inspecci�n de Dios.

I. LOS MUERTOS NO EST�N M�S ALL� DE LA VISI�N DE DIOS. �l vive en la luz, y ellos yacen en la oscuridad; pero los ve. No hay escapatoria de su presencia. "Si hago mi cama en Hades, he aqu� que est�s all�" (Salmo 139:8).

1. No hay forma de eludir su observaci�n. Un hombre no puede huir de Dios muriendo. De hecho, �no se considera correctamente que el suicidio se precipita en la presencia de Dios? Ninguna oscuridad se esconde de Dios, porque el d�a y la noche son iguales con �l, y ning�n cambio de esfera le quita el alcance al que gobierna a trav�s de todas las esferas.

2. No hay p�rdida de su aviso. Nadie puede estar bajo la atenci�n de Dios: demasiado bajo, demasiado degradado, en una regi�n demasiado oscura y desolada para ser visto por �l. Quiz�s este era el pensamiento de Job. Anhelaba que Dios viniera y reivindicara su causa; pero no pod�a dejar de admitir que la muerte podr�a venir primero, porque su enfermedad estaba haciendo incursiones temerosas en su constituci�n. Aun as�, no perder�a la oportunidad de encontrarse con Dios. Si no est� en la tierra, entonces deber�a ser despu�s de la muerte. Dios seguir� a sus hijos donde quiera que vayan en el pr�ximo mundo, como �l los sigue en este mundo.

II LA VISI�N DE DIOS DE LOS MUERTOS ES DE GRAN CONSECUENCIA PARA ELLOS. Si el Hades y la destrucci�n no tienen cobertura ante Dios, esto significa mucho para Hades y la destrucci�n. No puede ser lo mismo si Dios nos mira o no. Seguramente significa mucho saber que la morada de la muerte no est� abandonada por Dios. Dios no puede mirar hacia abajo en esta regi�n oscura como un mero espectador. �l es en todas partes una Vida, un Poder, una Autoridad. Por lo tanto, debemos concluir que el gobierno de Dios se extiende sobre el mundo invisible. Ciertas consecuencias importantes fluyen de esta verdad.

1. La justicia se har� all�. Dios no permitir� que la injusticia contin�e para siempre. El proceso de rectificaci�n es lento; pero Dios es infinitamente paciente y tiene la eternidad delante de �l. El pecador impune se encontrar� con sus terribles desiertos en el pr�ximo mundo, y el hombre bueno mal usado e incomprendido ser� reivindicado all�.

2. La vida se dar� all�. Dios no puede mirar a los muertos y dejarlos en su oscuridad natural. Su mirada se acelera. Si visita el reino de los muertos, provocar� una resurrecci�n. Los muertos no son arrojados, olvidados, abandonados y desaparecidos de todo ser. Dios los toca y despiertan, como la tierra helada al toque de la primavera.

3. La misericordia se extender� a ellos. C�mo y en qu� medida esto puede ser recibido por los muertos es un misterio sobre el cual tenemos poca o ninguna luz. Pero sabemos que "la misericordia del Se�or permanece para siempre". Sabemos que Dios es inmutable. Su amor es inagotable. Siempre debe desear la recuperaci�n de sus hijos. Sin embargo, el universalismo dogm�tico es tan falso para la naturaleza humana como lo es para las advertencias de las Escrituras. Porque los hombres pueden endurecerse contra la misericordia de Dios; si lo hacen en la tierra, �c�mo podemos decir que no lo har�n despu�s de la muerte? �W.F.A.

Job 26:8

Nubes

A medida que avanzamos en el poema, no podemos dejar de sorprendernos con la maravillosa riqueza de sus im�genes de la naturaleza, que contin�a abri�ndose con una exuberancia cada vez mayor hasta que alcanza su plenitud en el estallido de esplendor que acompa�a a la teofan�a final. Cada aspecto de la naturaleza tocado por el poeta tiene sus lecciones especiales. Ahora nos llama a mirar el magn�fico espect�culo de las nubes. Aqu� las verdades del orden Divino y el gobierno se muestran ante nuestros ojos.

I. LAS NUBES SON DE ORIGEN DIVINO. Dios liga las aguas; las gruesas nubes son suyas. Cada vez que tocamos la naturaleza, debemos movernos con reverencia, porque estamos en el templo de Dios. Si entendemos las nubes, si podemos ver la sabidur�a por la cual est�n formadas y dirigidas hacia los cielos o no, al menos debemos discutirlas con la humildad que se convierte en una consideraci�n de las obras de los infinitamente sabios y perfectamente buenos. .

II LAS NUBES SON BENEFICIOSAS PARA EL MUNDO. En los pa�ses del sur, son muy valorados tanto por su sombra como por las duchas muy necesarias que traen a la tierra reseca. La disposici�n mediante la cual flotan sobre la cabeza y luego descienden sobre amplias �reas en gotas de agua finamente distribuidas, hace que el sistema de riego m�s avanzado del hombre parezca infantil y torpe. Grandes masas de agua se almacenan en el aire y se conducen por el aire, y se hacen descender para que cada planta se riegue y no se triture una brizna de hierba. Aqu� est� la perfecci�n del arte de la distribuci�n.

III. LAS NUBES ILUSTRAN LOS MINISTERIOS MUTUOS DE LA NATURALEZA. Extra�do del mar en vapor invisible, conducido sobre la tierra por fuertes vientos, condensado contra las monta�as o en las corrientes fr�as del aire superior, descendiendo bajo una suave lluvia sobre campos y jardines, sobre bosques, colinas y llanuras, goteando a trav�s del suelo , rompiendo en peque�os manantiales, bajando por las laderas en peque�os surcos, recogiendo suministros de todas las direcciones en los valles, y fluyendo de regreso al mar en r�os completamente alimentados, el agua de las nubes se mueve a trav�s de un circuito, cada etapa del cual es �til en la econom�a de la naturaleza, mientras que el conjunto se completa con la ayuda de muchas fuerzas y circunstancias.

IV. LAS NUBES VIENEN COMO MERCIAS EN DISFRAZ. Las nubes gruesas son negras y feas, ocultan el cielo azul y arrojan tinieblas sobre la tierra. No siempre tienen un lado positivo. Pueden ser pesados ??y bajos, sombr�os y amenazantes. Sin embargo, estallan en refrescantes duchas. �Cu�ndo debemos creer que es lo mismo con esas aprensiones de problemas que realmente son los carros en los que cabalga el amor de Dios?

V. LAS NUBES SON HERMOSAS A LA LUZ DEL SOL. Es solo una diferencia de luz, y su tristeza se convierte en esplendor. Cuando el sol toca las nubes, las prende fuego. Por la ma�ana y por la noche se desenrollan leguas de cortinas rosas y doradas en el horizonte lejano. Cuando el amor de Dios toca nuestras nubes, por una alquimia m�gica pasan a la belleza celestial.

VI. LAS NUBES SON FLOTANTES Y TRANSITORIAS. Moldeados de vapores invisibles, se derriten mientras los miramos. Sus altos bastiones y c�pulas agrupadas, sus lagos plateados y monta�as de color p�rpura, se est�n disolviendo r�pidamente. Porque deben cumplir su prop�sito. Deben desaparecer para cumplir su misi�n. Alegr�as terrenales como palacios de tierra nubosa, terrores terrenales como sus sombras sombr�as, ambos se derriten, y deben hacerlo para cumplir su prop�sito de bendici�n y disciplina. Pero m�s all� de las nubes est� el cielo azul. Estamos agradecidos por las nubes. Pero no debemos aferrarnos a ellos, ni evitarlos. De pie en la tierra s�lida, nuestra esperanza duradera est� en los cielos eternos. � W.F.A.

Job 26:14

El trueno de su poder.

Solo vemos los bordes de los caminos de Dios; solo escuchamos un leve susurro de �l; El trueno de su poder est� m�s all� de nuestra comprensi�n.

I. EN LA NATURALEZA. Podemos ver solo una peque�a parte de las obras de Dios. La astronom�a insin�a vastas regiones del espacio inexplorado. Incluso en regiones limitadas, la variedad de la vida rebosante va m�s all� de nuestra comprensi�n. No podemos ver lo infinitamente peque�o. Adem�s, solo usamos nuestros cinco sentidos. �Qui�n puede decir si un sexto sentido revelar�a mucho m�s de las maravillosas obras de Dios? Podemos concebir una multiplicaci�n indefinida de sentidos. Supongamos que hubiera diez sentidos, o cincuenta, o cualquier n�mero m�s; �Qui�n puede decir que descubrir�an los objetos correspondientes que son bastante desconocidos para nosotros porque no tenemos la facultad de percibirlos? Luego considere cu�n corto es el per�odo de tiempo que nuestra observaci�n se extiende. La geolog�a se remonta a un largo camino, �pero con qu� exiguo registro de inmensas edades! Luego tenga en cuenta que todas estas observaciones tratan con el universo material. �Pero qu� hay de lo espiritual? �Hasta d�nde puede llegar esto? �Cu�les son sus contenidos?

II EN PROVIDENCIA. El error de los amigos de Job fue que eran miopes y estrechos en su visi�n. Solo pod�an ver una parte muy peque�a de la obra y el prop�sito de Dios; sin embargo, sacaron conclusiones universales y dogmatizaron. Su error es demasiado com�n. Tenemos que recordar que no tenemos los materiales para formar un juicio sobre las acciones de Dios. En nuestras propias vidas vemos una parte muy peque�a del plan Divino. Todo puede parecer oscuro y terrible. Pero solo estamos en la siembra temprana de semillas. Tenemos que ver la cosecha antes de poder juzgar la cosecha. Y la cosecha a�n no est�.

III. EN REVELACI�N Esto era cierto del Antiguo Testamento en comparaci�n con el Nuevo. Pero una franja de la gracia revelada despu�s en Cristo se dio a conocer a los antiguos jud�os. Ahora es imposible decir cu�nto m�s de la naturaleza y el pensamiento de Dios a�n se encuentra m�s all� de la regi�n de la revelaci�n. Tenemos suficiente para guiarnos, suficiente para la salvaci�n y el deber. Pero no nos atrevemos a limitar a Dios a sus revelaciones de s� mismo. Todos los intentos de definir a Dios, de dibujar un c�rculo sobre lo Divino, refutarse a s� mismos, ya que ver�an que el Infinito es finito.

IV. EN JUICIO Los susurros del juicio de Dios nos hacen temblar; y solo hemos escuchado susurros todav�a. Entonces, �qu� debe ser el trueno de su poder? Con un simple toque de "el Viajero desconocido", el nervio del muslo de Jacob se encogi� ( G�nesis 32:25). �Cu�l hubiera sido el resultado si el misterioso Luchador hubiera desplegado todo su poder? Los problemas terrenales son dif�ciles de soportar; �Son solo susurros en comparaci�n con el trueno de la fatalidad!

V. EN REDENCI�N. Hay un lado positivo de esta imagen. "Dios es amor", y la mitad no nos ha dicho de la naturaleza de Dios. Las edades futuras a�n tienen que explorar su maravillosa riqueza de gracia. A lo largo de la eternidad, se extender� m�s all� de toda experiencia humana. Con la gracia es una bendici�n correspondiente. La futura bendici�n que Dios ofrece a sus hijos tambi�n est� m�s all� de todas las estimaciones actuales. "Amados, ahora somos hijos de Dios, y a�n no se ha manifestado lo que seremos" ( 1 Juan 3:2) .� W.F.A.

Información bibliográfica
Exell, Joseph S; Spence-Jones, Henry Donald Maurice. "Comentario sobre Job 26". Los Comentarios del Púlpito. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tpc/job-26.html. 1897.
 
adsfree-icon
Ads FreeProfile