Bible Commentaries
Job 27

Los Comentarios del PúlpitoLos Comentarios del Púlpito

Versículos 1-23

EXPOSICI�N

Job 27:1

Este cap�tulo se divide en tres porciones distintas. En el primero, que se extiende hasta el final de Job 27:6, Job se dedica a mantener, con la mayor solemnidad posible (vers�culo 2), tanto su integridad real (vers�culo 6) como su determinaci�n de retener su integridad mientras viva (vers�culos 4-6). En el segundo (vers�culos 7-10) implica una maldici�n sobre sus enemigos. En el tercero (vers�culos 11-23) regresa a la consideraci�n del tratamiento de Dios hacia los imp�os, y se retracta de la opini�n que hab�a mantenido de manera controvertida en Job 24:2, con respecto a su prosperidad, impunidad e igualaci�n. con los justos en la muerte. La retractaci�n es tan completa, las concesiones son tan grandes, que algunos han sido inducidos a preguntarse si Job podr�a haberlos hecho, y se les ha llevado a sugerir que tenemos aqu� un tercer discurso de Zofar, como "el La simetr�a de la forma general "requiere, que por accidente o dise�o se ha transferido de �l a Job. Pero la improbabilidad de tal transferencia, considerando c�mo en el Libro de Job se introduce el discurso de cada interlocutor separado, es palpable; la disparidad entre el discurso y las otras expresiones de Zophar es sorprendente; y.

Job 27:1

Adem�s, Job continu� su par�bola y dijo. La palabra traducida "par�bola" (????) solo se usa previamente en N�meros 23:1 y N�meros 24:1. Se cree que "comprende todos los discursos en los que los resultados del pensamiento discursivo se expresan de manera concisa o figurada" (Cook). La introducci�n de un nuevo t�rmino parece implicar que el discurso actual ocupa una posici�n diferente de la de todos los anteriores. No es provisional, controvertido o emocional, sino que expresa el juicio deliberado del patriarca sobre los temas discutidos en �l. Tenga en cuenta la repetici�n del t�rmino en Job 29:1.

Job 27:2

Mientras Dios vive, quien ha quitado mi juicio, Job no ha introducido previamente ninguna forma de apego. Su "s� ha sido s�, y su no, no". Ahora, sin embargo, bajo las circunstancias solemnes de la ocasi�n, cuando est� haciendo su �ltima apelaci�n a sus amigos para un juicio favorable, piensa que no es inapropiado presentar lo que est� a punto de decir mediante una apelaci�n a Dios como su Testigo. "Como Dios vive" o "Como vive el Se�or", era el juramento habitual de los israelitas piadosos y de los hombres temerosos de Dios en general en el mundo antiguo (ver Jueces 8:19; Rut 3:13; 1 Samuel 14:39; 1Sa 20: 3; 2 Samuel 4:9; 2 Samuel 12:5; 1Ki 2:24; 1 Reyes 17:21; 2 Reyes 5:20; 2 Cr�nicas 18:13; Jeremias 38:16). Job agrega que el Dios a quien apela es el que ha "quitado" o "retenido" su juicio, es decir, quien se ha negado a entrar con �l en una controversia sobre la justicia de sus acciones ( Job 9:32-18; Job 13: 1-28: 31; Job 23:3). Y el Todopoderoso, que ha enfadado mi alma; o hizo que mi alma se amargara. Aunque lo mata, Job conf�a en Dios ( Job 13:15). �l es su Testigo, su Ayudante, su Redentor ( Job 19:25).

Job 27:3

Todo el tiempo mi aliento est� en m�. Este verso es entre par�ntesis. Job afirma que posee todas sus facultades, a pesar de sus sufrimientos. La traducci�n correcta parece ser, "Porque mi vida a�n est� completa dentro de m�" (ver la Versi�n Revisada). Y el esp�ritu de Dios est� en mi nariz. El esp�ritu de Dios, originalmente inspirado en las fosas nasales del hombre, mediante el cual se convirti� en un alma viviente ( G�nesis 2:7), todav�a est�, dice Job, dentro de �l, y lo hace capaz de juzgar y declarar lo que es correcto.

Job 27:4

Mis labios no hablar�n maldad. Nada lo inducir�, dice Job, a hablar palabras malvadas a sabiendas. Ni mi lengua pronunci� enga�o. Tampoco ser� inducido, pase lo que pase, a decir falsedades. Una confesi�n de culpa, tal como sus amigos se han esforzado por extorsionarlo, ser�a tanto perversa como falsa.

Job 27:5

Dios no permita que te justifique; es decir, permite que hayas estado en lo cierto todo el tiempo, y que he tra�do estos juicios sobre m� por pecados secretos. Hasta que muera no eliminar� mi integridad. Mientras siga viviendo, Job no dejar� de mantener su inocencia. Se ha se�alado repetidamente que no tiene la intenci�n de declararse absolutamente sin pecado, sino solo de negar la culpa atroz que le atribuyeron sus amigos (ver Job 22:5).

Job 27:6

Mi justicia la mantuve firme, y no la dejar� ir. Job no solo nunca dejar� de mantener su integridad en el pasado, sino que se mantendr� firme en el mismo curso de vida sin mancha en el futuro. No "maldecir� a Dios y morir�". Resueltamente mantendr� su fe en Dios y su dependencia de �l. "Aunque �l me mata, confiar� en �l". Mi coraz�n no me reprochar� mientras viva. Este es probablemente el verdadero significado, aunque algunos sugieren "Mi coraz�n no me reprocha ninguno de mis d�as". Job decide "tener siempre una conciencia libre de ofensas, tanto hacia Dios como hacia el hombre" ( Hechos 24:16; comp. Hechos 23:1; 1Co 4: 4; 2 Timoteo 1:3; 1 Juan 3:21).

Job 27:7

Deja que mi enemigo sea como el imp�o. El nexo de este pasaje con lo que precede es incierto. Algunos suponen que el pensamiento completo de Job fue: "Intentas persuadirme para que act�e malvadamente haciendo una representaci�n falsa de mis sentimientos y convicciones; pero me niego absolutamente a hacerlo. Deja que ese sea el acto de mi enemigo". Otros lo consideran simplemente tan molesto por sus supuestos amigos, que son sus verdaderos enemigos, que se ve impulsado a pronunciar una imprecaci�n contra ellos. Y el que se levanta contra m� como el injusto. Esta es otra instancia de un mero hemistich pleon�stico, una repetici�n de la cl�usula anterior en diferentes palabras.

Job 27:8

Por lo que es la esperanza del hip�crita, aunque �l ha ganado. El hip�crita y el mentiroso pueden obtener ventaja en esta vida por sus mentiras y su hipocres�a. Puede enga�ar a los hombres; �l puede levantarse en su opini�n; puede obtener ventaja mundana de haber obtenido su aprobaci�n. Pero, �qu� tendr� que esperar para frenar el final, cuando Dios quite (es decir, quite de la tierra) su alma? Job evidentemente considera que el alma que es "quitada" o quitada de la tierra como si a�n existiera, a�n consciente, todav�a capaz de tener esperanza o desesperaci�n, y pregunta qu� esperanza de un futuro feliz podr�a entretener al hombre que hab�a vivido un hip�crita, cuando Dios requiri� su alma, y ??se sinti� bajo el juicio de Dios. La pregunta nos recuerda esas palabras de nuestro bendito Se�or '"�De qu� le servir� a un hombre, si gana el mundo entero y pierde su propia alma? �O qu� dar� el hombre a cambio de su alma?".

Job 27:9

�Escuchar� Dios su clamor cuando le sobrevengan los problemas? �Puede esperar que en el d�a de la angustia, "cuando la angustia y la angustia le sobrevengan" ( Proverbios 1:27), Dios escuche su grito, responda y le brinde alivio? No; La hipocres�a consciente, vivir una mentira, se separa de Dios, se separa entre un hombre y su Hacedor, hace todas las oraciones por ayuda en vano, hasta que se arrepiente y nos aleja. El hombre que muere en �l est� en un caso desesperado.

Job 27:10

�Se deleitar� en el Todopoderoso? Se observa otro resultado negativo de la hipocres�a. No solo aleja a Dios de nosotros, sino que, adem�s, nos aleja de Dios. El hip�crita no puede "deleitarse en el Todopoderoso". Debe gritarle, desgarrarlo, no le gusta pensar en su presencia y darse cuenta. Su inclinaci�n natural debe ser retirar sus pensamientos de Dios y entregarse a la mundanalidad que ha sido su atracci�n para asumir la parte del hip�crita. �Siempre invocar� a Dios? �Se puede incluso depender de no renunciar al servicio de Dios por completo? La alienaci�n mutua antes mencionada debe tender a controlar la comuni�n, a no inclinarse a la oraci�n y a invocar a Dios, a erigir una barrera entre el hip�crita y el Todopoderoso, que, aunque por un tiempo puede ser insuficiente para resistir la fuerza del uso y la costumbre. , sin embargo, a la larga, aseg�rate de decirlo, o pondr� fin a la oraci�n por completo o la reducir� a una formalidad.

Job 27:11

Es imposible negar que este pasaje contradice directamente las declaraciones anteriores de Job, especialmente Job 24:2. Pero las hip�tesis que har�an a Job irresponsable por el enunciado actual y lo fijar�an en �l, ya que su firme convicci�n, la teor�a opuesta, son insatisfactorias y no tienen una base s�lida. Suponer que Zophar es el verdadero orador es imaginar la p�rdida absoluta y la supresi�n de dos versos enteros: uno entre los versos 10 y 11, asign�ndole el discurso, y otro al comienzo de Job 28:1; reintroducir a Job y convertirlo una vez m�s en el interlocutor. Que esto haya sucedido por accidente es inconcebible. ?? ???? ????? ?? ???? ??????????? Para atribuirlo a la corrupci�n intencional por parte de un redactor hebreo, empe�ado en mantener la antigua visi�n ortodoxa, y en otorgarle falsa y malvadamente la autoridad de Job, es quitarle toda autoridad del texto existente del Escrituras hebreas, y para abrir una puerta a cualquier cantidad de sugerencias salvajes y enmiendas conjeturales. La otra hip�tesis, la de Eichhorn, de que Job simplemente est� anticipando lo que dir�n sus adversarios, aunque es una visi�n menos peligrosa, es insostenible, ya que Job nunca hace esto sin seguir su declaraci�n de la facilidad de los adversarios con una respuesta, y aqu� no hay respuesta en absoluto, sino un simple desv�o, despu�s del vers�culo 23, a otro tema. La explicaci�n de la contradicci�n al suponer que la declaraci�n anterior de Job era tentativa y controvertida, o bien apresurada y mal considerada, y que ahora, para evitar conceptos err�neos, decide enderezarse, es, por otro lado, completamente defendible, y recibe un fuerte apoyo de la notable introducci�n en el vers�culo 11, que "nos prepara, si no para una retractaci�n, sin embargo (en cualquier caso) para una modificaci�n de las declaraciones extra�das del hablante cuando sus palabras fluyeron de un esp�ritu borracho con el veneno de las flechas de Dios ".

Job 27:11

Te ense�ar� por (o sobre) la mano de Dios. Job finalmente est� por entregar sus verdaderos sentimientos respetando los tratos de Dios con los hombres en el mundo, y prefacio el suyo. comenta con esta solemne introducci�n, para llamarles la atenci�n. Es consciente de que sus declaraciones anteriores sobre el tema, especialmente en Job 24:2, se han exagerado y exagerado, y desea, ahora que est� pronunciando sus �ltimas palabras ( Job 31:40), para corregir sus anteriores expresiones apresuradas y dejar constancia de sus verdaderos puntos de vista. Lo que est� con el Todopoderoso no lo ocultar�. Por "lo que est� con el Todopoderoso" Job se refiere a los principios Divinos de acci�n.

Job 27:12

He aqu�, todos ustedes mismos lo han visto. El verdadero esquema Divino de acci�n ha sido tan largo y tan frecuentemente manifestado, expuesto abiertamente a la vista. hombres, que Job no puede creer que aquellos a quienes se dirige lo ignoren. Ellos mismos deben haber visto el esquema en funcionamiento. �Por qu�, pues, sois tan vanos? �Por qu�, entonces, no sacan verdaderas inferencias de los hechos que est�n bajo su conocimiento?

Job 27:13

Esta es la porci�n de un hombre malvado con Dios. En "esto", Job incluye todo lo que sigue del vers�culo 14 al vers�culo 23: "esto, que voy a establecer". �l toma deliberadamente las palabras de Zofar en Job 20:29, admitiendo su verdad general. Y la herencia de los opresores, que recibir�n del Todopoderoso. La retribuci�n es "su porci�n", "su herencia", es decir, el resultado natural y la consecuencia de su pecado precedente.

Job 27:14

Si sus hijos se multiplican, es por la espada. Entre los elementos de prosperidad que Job hab�a asignado al hombre malvado en uno de sus discursos anteriores ( Job 21:8, Job 21:11) hab�a una descendencia numerosa y floreciente. Ahora se siente obligado a admitir que, con frecuencia, esta floreciente descendencia es superada por la calamidad ( Job 21:19): cae por la espada, ya sea en una guerra depredadora, a la que fue criada, o como consecuencia de un feudo de sangre heredado de su progenitor. Quienes "toman la espada", ya sea en su propia persona o en su posteridad, "perecen con la espada". Y su descendencia no quedar� satisfecha con el pan. Si escapan de este destino, entonces, en su mayor�a, caen en la pobreza y sufren la necesidad de que nadie se preocupe por aliviarlos, ya que tienen una mala reputaci�n, el recuerdo de la maldad de sus padres se aferr� a ellos mucho despu�s de su fallecimiento.

Job 27:15

Los que queden de �l ser�n sepultados en la muerte. No simplemente "morir�", sino que "ser� enterrado", es decir, perdido de vista y olvidado "en la muerte". Y sus viudas no llorar�n (comp. Salmo 78:64). La muerte de sus descendientes no ser� lamentada por sus viudas, una omisi�n muy grave a los ojos de los orientales.

Job 27:16

Aunque acumula plata como el polvo. La ciudad de Tyro, nos dice Zacar�as, "amonton� plata como el polvo" ( Zacar�as 9:3), es decir, en grandes cantidades, m�s all� de la cuenta. As� podr�a hacer el malvado. Tambi�n podr�a preparar vestidos como la arcilla; es decir, llene su casa con ricos vestidos, en parte para su propia ropa, en parte para regalarlos como t�nicas de honor a sus amigos y compa�eros de trabajo (configuraci�n. G�nesis 45:22; 2Re 5:22; 2 Reyes 10:22, Mateo 6:19; Santiago 5:2). Los monarcas orientales todav�a guardan sus t�nicas de honor y las presentan como marcas de favor a los visitantes importantes,

Job 27:17

Puede prepararlo, pero el justo se lo pondr�. La vestimenta as� acumulada pasar� de los imp�os a las manos de los justos, quienes a su muerte entrar�n en su herencia ( Job 20:18, Job 20:28). Y los inocentes dividir�n la plata (ver la primera cl�usula de Job 27:16).

Job 27:18

Construye su casa como una polilla. La polilla es el s�mbolo de fragilidad, decadencia y debilidad. El intento del malvado de construirse una casa y establecer una familia poderosa no es mejor que el intento de una polilla de convertirse en una habitaci�n permanente. Como las polillas no construyen viviendas para s� mismas, se ha propuesto (Merx) leer ???????, "como una ara�a", para ????, "como una polilla"; pero el cambio es demasiado grande para ser probable. Puede que no sea el capullo, de donde sale la polilla. de una casa, �ha estado en la mente de Job? La polilla de halc�n se entierra en una cueva ordenada para la etapa de pupa; y puede haber ejemplos a�n mejores en Uz. Pero nosotros mismos no conocemos estos hechos desde hace mucho tiempo y, por lo tanto, no debemos sorprendernos de encontrar a Job cometiendo un error en la historia natural. Y como una cabina que hace el guardi�n. Quienes ten�an que vigilarlos instalaban chozas o refugios de ramas en vi�edos y huertos (ver Isa�as 1:8; Lamentaciones 2:6). Eran viviendas del tipo m�s d�bil y fr�gil.

Job 27:19

El hombre rico se acuesta; m�s bien, �l se acuesta rico (ver la versi�n revisada). Pero �l no ser� reunido. Si aceptamos el presente texto, podemos traducirlo, pero no se reunir� (es decir, su riqueza) y supongamos que su riqueza haya consistido en productos agr�colas. O podemos alterar ???? en ??????, y traducir, �l se acuesta rico, pero ya no lo har� m�s, una correcci�n a la que apunta la ?? ????????? de la Septuaginta. Abre los ojos y no lo est�. Algunos traducen: "No lo es"; es decir, la cosecha, en la que consist�a su riqueza, no lo es; todo ha sido destruido por la plaga o los ladrones. Aquellos que dicen "no lo es" generalmente suponen que abre los ojos solo para encontrarse en manos de asesinos.

Job 27:20

Los terrores se apoderan de �l como aguas (comp. Job 18:11). Los terrores se ciernen sobre el hombre malvado como una inundaci�n de aguas: terrores vagos con respecto al pasado, el presente y el futuro. Teme la venganza de aquellos a quienes ha oprimido y herido, la p�rdida de su prosperidad en cualquier momento por un reverso de la fortuna, y una retribuci�n final a manos de Dios acorde con su mal desierto. Est� todo el tiempo inc�modo; a veces experimenta una repentina avalancha de pensamientos tan sombr�os que lo abruman y lo arrastran como una corriente poderosa. Una tempestad lo roba en la noche. Mientras est� desprevenido, por as� decirlo, en la noche, una tormenta repentina estalla en �l y lo saca de su lugar.

Job 27:21

El viento del este lo lleva lejos, y �l se aparta. El viento Khamsin, que viene con toda su violencia y calor abrasador, lo empuja ante �l y es irresistible. Y cuando una tormenta lo arroja fuera de su lugar. Esto es poco m�s que una repetici�n del hemistich anterior. El hombre es barrido de la tierra por una tormenta de calamidad

Job 27:22

Porque Dios saldr� sobre �l, y no perdonar�. Algunos comentaristas consideran que la tormenta sigue siendo el tema y traducen: "Porque se orientar� sobre �l [o, 'se precipitar� sobre �l'] y no esporar�" (Sohultens, Merx). La diferencia no es grande, ya que la tormenta representa el juicio de Dios. �l desear�a huir de su mano; o, si se quiere decir la tormenta, fuera de su alcance.

Job 27:23

Los hombres le aplaudir�n. Aplaudiendo, es decir, el justo juicio de Dios sobre �l. Y lo silbar� fuera de su lugar. Acompa�a con siseos su ruina y ca�da final, sise�ndolo, mientras aplauden la acci�n de Dios con respecto a �l.

HOMIL�TICA

Job 27:1

La primera par�bola de Job: 1. Las transgresiones de un hombre piadoso.

I. UNA ACUSACI�N ATREVIDA.

1. �Contra qui�n se dirige? Contra Eloah, el Todo Suficiente; Shaddai, el Todopoderoso, el Auto-existente, el Viviente, cuyo dominio universal, poder inquebrantable y majestad inefable Bildad ( Job 25:1) y el propio Job ( Job 26:5) hab�a elocuentemente representado. Con concepciones exaltadas de la grandeza trascendente del Supremo invisible, cuya presencia continua tambi�n se dio cuenta v�vidamente ( Job 23:8, Job 23:9, Job 23:15), Job deber�a han temido hablar precipitadamente, mucho m�s acusadoramente, ante �l ( Deuteronomio 28:58; Salmo 76:7, Salmo 76:11; Jeremias 5:22). Pero las nociones claras y precisas de la verdad divina no siempre poseen esa fuerza moral, incluso sobre los hombres buenos, que deber�an. Hace un momento, Job tem�a a Dios y estaba preocupado por su presencia ( Job 23:15); ahora, habiendo perdido, tal vez, su antiguo sentido luminoso de la presencia Divina, duda en no presentar contra �l una acusaci�n seria.

2. �Qui�n lo pronunci�? Job, un hombre que no solo hab�a sido moldeado por las manos de Shaddai ( Job 10:8, Job 10:9), sino que depend�a de por vida en cada momento del aliento de Eloah en su nariz ( vers�culo 3), y por lo tanto deber�a haberse detenido antes de que cuestionara la conducta de un Ser que en cualquier momento podr�a causar que regrese al polvo; un hombre d�bil, derrochado en un esqueleto, temblando al borde de la tumba, esperando que cada segundo pase a la presencia de Dios en el mundo de los esp�ritus, de ah� uno que deber�a haber temido ofender al Eterno; un hombre culpable, es decir, un hombre que, aunque consciente de su integridad, todav�a era pecaminoso a la vista de Dios, y que, en consecuencia, se volvi� a cuestionar los procedimientos de Dios; y de la misma manera, un hombre indultado, a quien Dios ha aceptado como justo, como prueba de ello enviando respuestas a sus oraciones (vers�culo 9), que solo se sumaron a la imprudencia de Job al acusar a Eloah como lo hizo.

3. �De qu� compuesto? El cargo preferido contra Dios era doble en apariencia, irritando el alma de Job y quitando el juicio de Job, aunque en realidad las dos cosas estaban conectadas como causa y efecto. Lo que irritaba e inflamaba el esp�ritu del patriarca era el pensamiento que �l ten�a aqu�, indirectamente, en realidad, pero de todos modos, por eso, pronuncia, a saber. que Dios, el juez justo de toda la tierra, le hab�a negado la justicia. Ya se hab�a quejado de que Dios parec�a tratarlo como un enemigo ( Job 9:28; Job 13:24; Job 14:16, Job 14:17) ; nunca hasta ahora, en t�rminos tan expl�citos, acusa a Dios de negarle justicia. Por este pecado, Job fue reprendido por Eli� ( Job 34:5) y por Dios ( Job 40:8).

II Una suposici�n general.

1. Declarar la verdad sobre s� mismo. No hab�a nada de malo o extravagantemente afirmarse en la declaraci�n de que "sus labios no deben hablar maldad, ni su lengua enga�ar" (vers�culo 4; cf. 2 Corintios 11:31; G�latas 1:20 ) Sin embargo, los hombres buenos no solo no deben decir mentiras ( �xodo 20:16; Le �xodo 19:11; Salmo 34:13), sin embargo, �ay! a veces lo hacen ( G�nesis 12:13; G�nesis 26:7), pero deber�an odiar la falsedad ( Proverbios 13:5) para hacer imposible la emisi�n de falsedades ( Isa�as 63:8; Colosenses 3:9). Job, sin embargo, afirm� que declarar�a la verdad exacta sobre su propia integridad interna, olvidando que "el coraz�n del hombre es enga�oso sobre todas las cosas y desesperadamente malvado" (Jeremias 17:9), que Dios solo es competente para pronunciar un veredicto exacto sobre su car�cter (Jeremias 17:10; Job 36:4; Salmo 7:9; Proverbios 15:11), y eso no incluso se puede confiar en un santo para emitir un juicio perfectamente inmaculado sobre s� mismo.

"Si se agita el equilibrio vacilante,

Raramente se ajusta correctamente "(Quemaduras).

2. Revelar la mente de Dios con respecto a los dem�s. Con un aire de autoridad, Job declara su capacidad de dar lo que a menudo hab�a asaltado a sus amigos por profesar entregar: una exposici�n oracular del modo de acci�n Divino al tratar con hombres imp�os (vers�culo 11). Aunque "el secreto del Se�or est� con los que le temen" (Salmo 25:14; Proverbios 3:32), no es absolutamente seguro que los hombres buenos a veces no confundan sus propias reflexiones con Las inspiraciones del cielo. Bajo cualquier circunstancia, los hombres buenos, al exponer lo que creen que es la verdad Divina, deben evitar la apariencia y el tono de la afirmaci�n dogm�tica. Sobre todo, deber�an hablar dictatorialmente a aquellos a quienes ya han acusado del mismo delito ( Romanos 2:21).

III. Una protesta excesiva.

1. Con solemne conjuro. Que Job deber�a haber mantenido su integridad contra las calumnias de sus amigos era leg�timo y razonable. Que incluso deber�a haber exhibido cierto grado de calidez al repeler sus acusaciones era quiz�s excusable. Pero que deber�a haber considerado apropiado prefacioar su auto-vindicaci�n por un juramento traicion� un grado de confianza, si no de justicia propia, que era impropio de un hombre humilde y verdaderamente piadoso. El asunto no requer�a m�s que una afirmaci�n tranquila, tranquila y modesta. Sin embargo, Job, en al menos dos formas diferentes, agrega un juramento de confirmaci�n (vers�culos 2, 5), como si la reivindicaci�n de su justicia (es decir, la criatura) fuera, y deber�a ser, el fin supremo de su existencia, y no m�s bien el mantenimiento de la justicia indiscutible de Dios. Sin embargo, la conducta de Job al afirmar con juramento que sigui� fielmente a Dios se compara favorablemente con eso o con Peter, quien con maldiciones afirm� que no conoc�a al Hombre (Marco 14:71).

2. Con vehemente repetici�n. No contento con una afirmaci�n de su integridad, Job insiste en ello con una afirmaci�n cu�druple (vers�culos 5, 6), declarando

(1) que no pod�a justificar a sus amigos, es decir, admitir la verdad de su contenci�n con respecto a s� mismo sin blasfemias;

(2) que continuar�a afirmando su inocencia mientras viv�a;

(3) que su justicia nunca la dejar�a ir; y

(4) que su coraz�n no deber�a reprocharle ni siquiera uno de sus d�as. As� que Pablo protest� ante el Sanedr�n de que hab�a vivido en buena conciencia ante Dios hasta entonces ( Hechos 23:1); y, escribiendo a los corintios ( 2 Corintios 1:12), se regocij� en el testimonio de su robo de conciencia con simplicidad y sinceridad piadosa por haber tenido su conversaci�n en el mundo. Las palabras, "no con sabidur�a carnal, sino por la gracia de Dios", muestran la diferencia entre la afirmaci�n de san Pablo de su integridad personal y la de Job.

IV. UNA IMPRECACI�N MALVADA.

1. Las personas sobre quienes se pronuncia. El "enemigo" de Job; no los imp�os en general, sino los hombres que se levantaron contra �l para acusar su integridad (vers�culo 7). Si bien es casi seguro que un buen hombre tendr� enemigos ( Mateo 10:22; Juan 15:19), que lo odian porque primero no les gustan sus principios ( 1 Pedro 3:16; 1 Pedro 4:4), es un espl�ndido testimonio del car�cter de un buen hombre cuando no tiene enemigos, excepto los imp�os. Sin embargo, el mero hecho de que su integridad sea cuestionada por otro no es prueba de que otro sea malvado en s� mismo o est� dispuesto hostilmente hacia �l. Aunque profundamente resentido, por lo tanto, por las injustas imputaciones de sus amigos, fue un error en Job denunciarlos, como lo hab�an denunciado, como inherentemente imp�os.

2. La maldici�n en que consiste. Realmente no se gana nada al tratar de suavizar el lenguaje de Job en una predicci�n. Suponiendo que �l simplemente significa que el hombre que habl� en contra de �l era una persona malvada que eventualmente cumplir�a con la recompensa de la persona malvada, lo afirma con un grado de confianza que no estaba garantizado por los hechos del caso, y que dolorosamente sugiere que el El deseo era el padre del pensamiento. El lenguaje de Job hacia Elifaz, Bildad y Zofar encuentra un eco en el terrible estallido de David contra sus adversarios en los salmos imprecatorios (Salmo 69:22-19; Salmo 109:6; Salmo 140:8), que, en la medida en que se dirigi� contra individuos, no estamos obligados a considerarlo como totalmente libre de culpa.

V. UNA COMPARACI�N AUTOM�TICA Para exponer a�n m�s su integridad, Job contrasta t�citamente su propio caso con el del hip�crita, exhibi�ndose indirectamente como poseedor de:

1. Una mejor esperanza. Por pr�spero que pueda ser el hombre malvado en la vida, por exitoso que sea para acumular riquezas, cuando muera no tiene ninguna esperanza de sostenerlo (cf. Job 8:13; Job 20:5 , homil�tica), ninguna expectativa de aceptaci�n con Dios; mientras sea, Job, aunque est� al borde de la tumba, s�. El �xito mundano no puede proporcionar, y no ser� suficiente para sustituir, la esperanza en la muerte. La riqueza acumulada impide el acercamiento de la muerte. Si Dios no corta las ganancias de un hombre antes de la muerte, ciertamente cortar� el alma de un hombre malvado al morir. Es un mal negocio ganar el mundo que uno debe abandonar pronto, y perder el alma que no se puede recuperar por toda la eternidad ( Mateo 16:26).

2. Un mejor privilegio. Cuando los problemas llegan al hombre malvado tan severamente como para hacerlo llorar al Se�or, el Se�or hace o�dos sordos a su s�plica ( Proverbios 1:28). Pero el buen hombre, es decir, Job, puede considerar que su oraci�n encontrar� una entrada en el o�do de Dios (Salmo 34:17; Sal 1: 1-6: 15; Salmo 107:13; Salmo 145:18, Salmo 145:19); La s�plica del hombre bueno se respiraba en penitencia, humildad y fe, y el clamor del hip�crita no era m�s que una exclamaci�n de alarma.

3. Un mejor esp�ritu. El hip�crita en peligro puede clamar a Dios cuando el miedo a la muerte est� sobre �l, o cuando los problemas lo aplastan; pero no tiene verdadero deleite en la comuni�n con Dios. El hombre bueno deriva su principal felicidad de tal comuni�n con el Cielo ( Isa�as 58:14; 1 Juan 1:3), como ya hab�a admitido Elifaz ( Job 22:15); y un hombre tan bueno que Job claramente dice ser. El deleite en Dios se expresa en feliz meditaci�n y obediencia alegre a la Ley de Dios (Salmo 119:16, Salmo 119:35, Salmo 119:47, Salmo 119:70); Es una condici�n indispensable para recibir respuestas a las oraciones (Salmo 37:4).

4. Una mejor pr�ctica. La devoci�n del hip�crita es excepcional, mientras que la de Job era habitual (vers�culo 10). Una oraci�n ocasional no es una verdadera se�al de piedad. El hijo de Dios debe ser instant�neo en la oraci�n ( Romanos 12:12), y debe orar sin cesar ( Efesios 6:18; Filipenses 4:6; 1 Tesalonicenses 5:17). Los disc�pulos de Cristo deben orar siempre, y no desmayarse ( Lucas 18:1).

Aprender:

1. Que los santos m�s eminentes no est�n m�s all� del peligro de caer en pecados graves.

2. Que los hombres buenos, aunque conscientes de su integridad, deben protegerse contra la auto exaltaci�n por ese motivo.

3. Esa piedad tan peque�a como la impiedad necesita juramentos para sostenerla.

4. Que los hombres buenos nunca deben renunciar a su integridad mientras viven, sin embargo, a veces pueden abstenerse de afirmarlo.

5. Que por mucho que un hombre malvado gane en la tierra, pierde todo al morir.

6. Que esa esperanza solo es buena que se extiende m�s all� de la tumba.

7. Que Dios se deleita en los que se deleitan en �l.

8. Que la piedad de un hombre se puede medir con bastante precisi�n por la intensidad y frecuencia de sus oraciones.

Job 27:11

La primera par�bola de Job: 2. La porci�n de un hombre malvado con Dios.

I. LENGUAJE DEL TRABAJO EXPLICADO. El lote, o herencia terrenal, del imp�o Job se exhibe en tres detalles.

1. La familia del malvado. Por numerosos que se re�nan los ni�os alrededor del hogar de un pecador, todos ser�n abrumados en una eventual destrucci�n.

(1) Dise�ado. Si sus hijos e hijas se multiplican, no se debe a ning�n favor especial con el que sean considerados por el Cielo, sino solo para cumplir con su parte designada. Si los malvados env�an a sus peque�os como un reba�o ( Job 21:11), es puramente que, como los bueyes, puedan ser engordados para la matanza.

(2) violento. En lugar de morir pac�ficamente en el curso de la naturaleza despu�s de una vida larga, pr�spera y feliz, perecer�n por la espada, el hambre o la peste: las tres formas m�s comunes de calamidad en el Este y las tres formas habituales de infligir Castigo divino ( 2 Samuel 24:13; Jeremias 14:12). Los hijos de Job no fueron removidos de ninguna de estas maneras.

(3) Humillante. Tal indignidad caer� sobre su descendencia, cuando a su vez lo sigan a la tumba, que ser�n "enterrados en la muerte", lo que significa que quedar�n sin enterrar o, como es m�s probable, totalmente olvidados en el instante en que est�n muertos. Contraste la imagen del funeral del malvado en una oraci�n anterior ( Job 21:9, Job 21:32).

(4) p�simo. La ruina de la familia de esta persona imp�a ser� tan completa que no quedar�n viudas para llorar por �l y sus hijos; o tan repentino ser� la conmoci�n del duelo, que, paralizados por el dolor, no podr�n llorar; m�s o menos atendidos con indicios de disgusto divino que temer�n disfrutar de signos externos de tristeza.

2. La riqueza del malvado. Esto tambi�n se disipar�.

(1) Su dinero. En caso de que sea abundante como el polvo ( Zacar�as 9:3; cf. 1 Reyes 10:27), debe dejarlo detr�s de �l, pero no a sus hijos, porque "su plata se dividir� el inocente "(vers�culo 17). El millonario moribundo no puede calcular, ni asegurarse, que sus tesoros acumulados ser�n disfrutados por su familia (Salmo 39:6; Lucas 12:20). Dios puede dispersar la riqueza de un hombre tan f�cilmente como destruir la vida de un hombre o extinguir la casa de un hombre.

(2) Su vestimenta. Esta es otra forma de riqueza oriental (vide Exposici�n), que, aunque abundante como el lodo, debe compartir el mismo destino y convertirse en propiedad de los justos.

(3) Su palacio. Fuertemente construido y magn�ficamente decorado, es fr�gil y quebradizo, se destruye tan f�cilmente y se elimina tan r�pidamente como una telara�a ( Job 8:15) o la caba�a de un vigilante ( Isa�as 1:8).

3. La persona del malvado. Igualmente con su familia y posesiones, el malvado mismo est� envuelto en una fatalidad terrible.

(1) Sorprendido por la muerte s�bita. Por la noche, al retirarse a la cama rico, no sabe que antes de la ma�ana ser� sacado de la vida y las fichas de golpe; o, si se le permite ver el amanecer, est� bastante inconsciente de que lo hace por �ltima vez, y que, antes de que caiga la noche, ya no estar� (vers�culo 19). La muerte, que llega a todos los hombres de repente ( Mateo 24:44), no es una sorpresa para los que habitualmente buscan su enfoque ( 2 Timoteo 4:6), sino un despertar temeroso para los que viven en despreocupaci�n despreocupada por su �ltimo extremo ( 1 Tesalonicenses 5:3).

(2) Aterrorizado por juicio inminente. Mientras que la sorpresa violenta con la que la muerte se apodera del pecador est� representada por tres met�foras m�s: una inundaci�n de la que es imposible escapar (Salmo 18:4), una tempestad o un torbellino que se lleva a uno por la noche ( Job 21:18; Proverbios 10:25) y un viento del este acompa�ado de tormentas destructivas ( Isa�as 41:16), a veces "tan severas como para derribar pueblos enteros y desarraigarlos los �rboles m�s grandes "(Cox): el efecto producido sobre la mente del pecador se representa como una consternaci�n paralizante, abrumadora y devoradora (Salmo 73:19). Este miedo es probablemente la aprensi�n de algo despu�s de la muerte (cf. 'Macbeth', Hechos 1. So. 7).

(3) Superado por el castigo merecido. Sobre la cabeza de este infeliz desgraciado, Dios har� llover calamidades tan r�pido y furioso que cada intento de escapar de su destino ser� en vano. Tal tambi�n pens� David que ser�a la parte de los malvados (Salmo 11:6); y tales afirmaciones de San Pablo ser�n la recompensa final de los incr�dulos e impenitentes ( Romanos 2:9).

(4) Perseguido por la ejecuci�n universal. Incluso si lo leemos (Carey), es decir, el viento, le aplaudir� y silbar� con burla, la imagen debe interpretarse en el sentido de que el pecador perseguido por la tormenta ser� visto con alegr�a maligna y desprecio fulminante; que, de hecho, los hombres aplaudir�n con infinito deleite por su tr�gico destino y cazar�n su esp�ritu culpable del mundo con expresiones de odio y desprecio amargos.

II SIGNIFICADO DEL TRABAJO DESPEJADO.

1. La dificultad. La exposici�n anterior de la porci�n del hombre malvado se parece tanto a las im�genes ya esbozadas por los amigos, que la aparente inconsistencia de Job ha ocasionado mucha perplejidad; en esta etapa admiti� el mismo dogma que hab�a atacado tan poderosamente en sus enfrentamientos anteriores. Si esto fuera cierto, solo probar�a que los grandes hombres a veces cambian su lluvia, Is y modifican sus opiniones. Pero la contradicci�n es m�s aparente que real.

2. La soluci�n. Para una declaraci�n detallada de los diferentes esquemas propuestos con miras a superar o eliminar esta dificultad, se puede consultar la Exposici�n. Aqu� puede ser suficiente decir que podemos entender que Job recapitula la teor�a de los amigos, que �l acaba de caracterizar como "nociones tontas" (vers�culo 12); o, sosteniendo que los sentimientos que �l entrega son suyos, podemos afirmar que al pintar previamente las fortunas pr�speras de los imp�os (por ejemplo, Job 12:6; Job 21:7) simplemente estaba colocando excepcionales casos contra la teor�a exclusiva de los amigos, que los hombres imp�os siempre tienen malas fortunas, que era toda la l�gica estricta que se requer�a como su refutaci�n, pero que aqu� desea intimar su aquiescencia en el elemento principal de su dogma, a saber. que, por regla general, "la justicia retributiva de Dios se manifiesta en el caso del malhechor" (Delitzsch).

Aprender:

1. Que la porci�n de Dios de cada hombre es doble, en relaci�n con la vida que vendr�, as� como con la que ahora es.

2. Mientras m�s alto se eleve un hombre malvado en la prosperidad mundana, m�s ignominioso ser� su derrocamiento final.

3. Que Dios puede efectuar transferencias repentinas y sorprendentes de propiedades en la tierra.

4. Esa muerte repentina puede alcanzar a la persona que parece estar mejor protegida contra ella.

5. Que una muerte s�bita no es lo mismo para un hombre malvado que para una buena persona.

6. Que el hombre malvado no puede enfrentar el futuro sin temor.

7. Que si la muerte de un hombre malvado es una causa de alegr�a para el mundo, la partida de un santo deber�a ser una fuente de lamentaci�n.

HOMILIAS DE E. JOHNSON

Job 27:1

Job es un vencedor en la controversia.

Despu�s del �ltimo discurso de Job, los amigos parecen estar completamente vencidos y silenciados, y el tercero no se aventura a renovar el ataque. Por lo tanto, la v�ctima contin�a, en un discurso de gran belleza po�tica, para instruir a los amigos, mientras que una vez m�s insiste en su propia inocencia.

I. INOCENCIA MANTENIDA. (Versos 2-10.)

1. Rectitud consciente de resoluci�n. (Vers�culos 2-4.) En el sentido m�s profundo de que sus pensamientos est�n abiertos a los ojos del Dios que todo lo ve, y que no necesita temer que sus palabras sean escuchadas, Job habla. �l declara que todav�a tiene la fuerza y ??la cordura suficiente para saber lo que est� diciendo y para hablar como testigo responsable en esta b�squeda de su inocencia. Y aunque le ha gustado a Dios, como �l piensa, negarle justicia y angustiar su alma, la luz del deber y de la conciencia brilla m�s que nunca. Ser� verdadero en palabra y obra hasta el final. La verdad es el deber supremo que nos debemos a nosotros mismos, a nuestros semejantes, a nuestro Dios, a la eternidad. La resoluci�n de ser verdadero debe ser inseparable de la resoluci�n de vivir; y deber�amos separarnos de la vida antes que de la verdad. Y no debe permitirse que el sufrimiento perturbe nuestras convicciones genuinas sobre nosotros mismos. El des�nimo de la dura opini�n de los dem�s puede llevarnos a lanzar m�s miradas penetrantes al estado de nuestro coraz�n, pero no debe extorsionar confesiones de culpa que son exageradas e irrelevantes. Es solo la superstici�n la que puede suponer que tal es aceptable para Dios. Pero este es el lenguaje de un hombre que ha encontrado, muy por debajo de todas sus dudas, un terreno inamovible de confianza en Dios. Esto lo hace audaz en presencia de sus semejantes. Felices aquellos cuyos corazones no los condenan, y que tienen confianza en Dios. Una falsa humildad es una afectaci�n de ser peor de lo que realmente somos. Una genuina humildad nos ense�a a vernos como somos; y cada reconocimiento de hechos como hechos, verdades como verdades, da confianza.

2. La firmeza de una buena conciencia. (Vers�culos 5-7.) Job nunca dar� paso a sus amigos, ni los poseer� en la derecha. El lenguaje del ego�smo obstinado y la obstinaci�n est�pida imita el del derecho consciente: "�Nunca ceder�!" Pero uno es la marca de la locura y la debilidad, el otro es la evidencia de vitalidad y fuerza. No se separar� del sentido de su integridad; Es como la joya por la que ha vendido todo, lo que representa, en medio de la pobreza, el sufrimiento y la verg�enza, toda la propiedad que tiene en el mundo. "La conciencia es la gran revista y dep�sito de todos esos placeres que pueden proporcionar un refrigerio s�lido para el alma. Cuando esto est� tranquilo, sereno y absolvente, entonces un hombre disfruta de todas las cosas, y lo que es m�s, �l mismo; para eso debe hacer antes de que pueda disfrutar de cualquier otra cosa. Pero es solo una vida piadosa, dirigida exactamente por las reglas de una religi�n severa, lo que puede autorizar a la conciencia de un hombre a hablarle c�modamente; es esto lo que debe pronunciar la oraci�n antes de que la conciencia pueda pronunciarlo, y luego lo har� con majestad y autoridad; no susurrar�, sino que proclamar� un jubileo a la mente; no caer�, sino que verter� aceite sobre el coraz�n herido "(Sur).

3. Paz interior y alegr�a negadas a los imp�os. (Vers�culos 8-10.) Este es otro argumento de inocencia. �C�mo puede ser contado Job entre los malvados? Ning�n hip�crita puede disfrutar de esta serenidad y esperanza inquebrantable en Dios, que ha sido la porci�n de su alma en medio de todas las calamidades, y en el acercamiento de la muerte ( Job 17:1. Y 19.). Cuando se cortan las cuerdas de su tienda de campa�a (comp. Job 4:21), la mecha no tiene nada m�s que esperar. Sus oraciones no recibir�n respuesta, y se le niega la intimidad gozosa y confiada con Dios. Cualquier cosa que perturbe la inocencia, en el mismo grado hace que "la comodidad del alma" avance. Estar en la oscuridad; para encontrar que la puerta de la oraci�n est� cerrada; llevar una mente enferma y ulcerada; ser acosado por los paroxismos recurrentes de timidez y desesperaci�n; ser perseguido con las tristes apariciones de una culpa reactiva: las viejas llagas negras de los pecados olvidados del pasado; tener la letra despiadada en su contra, presentada en caracteres nuevos y fluidos para su aprehensi�n, es el caso y la condici�n del pecador. Pero "�por qu� un hombre deber�a elegir ir al cielo a trav�s de desiertos y zanjas, zarzas y espinas, desconfianza y deserci�n, temblor y recelo, y por las fronteras del infierno, con la muerte mir�ndolo a la cara, cuando podr�a pasar de la comodidad? para consolar, y tener todo su camino pavimentado con seguridad, y hacerlo f�cil y placentero para �l por la inestimable satisfacci�n interna de una paz bien fundada '(Sur).

II INSTRUCCI�N SOBRE EL DESTINO DE LOS MALVADOS. (Versos 11-23.)

1. Introducci�n (Vers�culos 11-13; comp. Job 20:29; Job 16:20.) El tema del discurso es ser la "mano de Dios", su poder y su modo de gobierno moral como lo ven los ejemplos diarios en la vida de los hombres; y el "sentido" o mente del Todopoderoso: el contenido de sus pensamientos y consejos ( Job 10:13; Job 23:10). Y la experiencia es proporcionar la evidencia y las ilustraciones (vers�culo 12). Los hechos est�n abiertos a la vista de todos, pero lo que faltaba en los amigos de Job, como en muchos otros, es una correcta comprensi�n y apreciaci�n de ellos. La sabidur�a para marcar los signos de los tiempos, los indicios de la voluntad de Dios, sus significados, sus juicios, no solo en el curso de las naciones, las grandes crisis de la historia, sino en la esfera m�s peque�a de cada d�a, es lo que necesitamos. Luego se anuncia el tema (vers�culo 13): "la suerte del hombre malvado, la herencia del tirano". Compare las palabras de Zopbar ( Job 20:29).

2. La inestabilidad de la condici�n del malvado Su hogar y familia se mencionan por primera vez. La corrupci�n que trabaja hacia afuera se siente primero en el c�rculo m�s cercano y en los alrededores de su vida. Los pecados del padre son visitados sobre los hijos. La espada, el hambre o la peste los convierte en presa. Toda experiencia moderna y antigua confirma esta ley. La doctrina de la "herencia" arroja luz sobre muchas enfermedades, muchos vicios, muchos males. Los dientes de los ni�os est�n apretados porque los padres han comido uvas agrias. Y esta ley de retribuci�n eterna parecer�a intolerablemente severa y dura si no percibi�ramos que es as� que Dios advierte constantemente al mundo. La conexi�n de causas y efectos, constantes, ininterrumpidos, por igual en la esfera f�sica, moral y espiritual, es la revelaci�n natural de la voluntad de Dios. Pero hay compensaciones, agencias de rescate en el trabajo para el individuo. Sufre a menudo como el chivo expiatorio de los pecados de otros externamente; �l es v�ctima de una solemne necesidad; pero en el gran reino de la libertad interior puede ser emancipado, redimido y bendecido. "Sus viudas no lloran" (vers�culo 15) detr�s de su f�retro, tal vez porque en la temible carne viva de la peste se suspenden los ritos funerarios. El plural se usa para indicar las esposas de los jefes de otras familias y parientes de los fallecidos en general. Entonces, no solo el malvado es maldecido en su familia, sino en su propiedad. Sigue una imagen de inmensa riqueza y profusa exhibici�n (vers�culo 16): su plata se amontona como polvo, y los vestidos finos son tan comunes como la suciedad. Sin embargo, no hay m�s sustancialidad real en todo esto que en el fr�gil capullo de la polilla, o la caba�a que el vigilante coloca en el vi�edo o huerto ( Isa�as 1:8). Herodoto (6:86) cuenta la sorprendente historia de un Glauco, el hijo de Epic�dica, a quien un hombre de Mileto le pidi� que se hiciera cargo de la mitad de su fortuna. Cuando los hijos el Milesian reclamaron el dinero, Olaucus neg� todo conocimiento y consult� al or�culo sobre los resultados del perjurio y si pod�a retener el dinero de manera segura. El or�culo respondi�: "Glauco, hijo de Epic�dica, por el momento, de hecho, es m�s rentable prevalecer mediante un juramento y hacer que el dinero sea tu bot�n. Jura, porque la muerte en verdad espera al hombre que es fiel a su juramento. Pero, por otro lado, el hijo del juramento no tiene nombre y no tiene manos ni pies; sin embargo, �l se adelanta r�pidamente, hasta que ha arruinado y destruido toda tu raza, s�, toda tu casa. Con la raza de al hombre fiel le ir� mejor de aqu� en adelante ". �l restaur� el dinero, pero le dijeron que era demasiado tarde; y Leotychides, que relat� la historia a los atenienses, dice: "No hay ning�n descendiente de Glaucus vivo, ni hogar que posea su nombre; ha sido completamente desarraigado y ha fallecido de Esparta".

3. Inseguridad de la vida. (Vers�culos 19-23.) "Se acuesta rico y, no lo hace de nuevo", seg�n la mejor lectura. Esta es una foto de la noche. La siguiente es una foto de la ma�ana. "Abre los ojos y se ha ido". Ambos representan la brusquedad del fin del malvado (vers�culo 19). Una multitud de terrores se precipitan sobre �l, como las aguas de una inundaci�n (vers�culo 20; comp. Job 20:28; Salmo 18:5; Jeremias 47:2), y llene su lecho de muerte con horror (comp. Job 18:14; Job 20:25), y el viento del este se lo lleva (vers�culo 21): el viento del este a menudo se menciona como uno de gran violencia ( Job 1:19; Job 15:2; Job 38:24; Isa�as 27:8; Ezequiel 27:26). Dios se lanza sin escatimar los rayos de su ira contra �l, y debe huir ante su mano (vers�culo 22). La escena temerosa se cierra en medio de la risa despectiva y los aplausos de aquellos que se regocijan en la ruina del tirano (vers�culo 23; comp. Job 34:37; Lamentaciones 2:15; Nah�m 3:19), y se aleja de su lugar en medio de los silbidos de la ejecuci�n. La poderosa imagen del gran moralista, Juvenal, se puede comparar con este pasaje ('S�bado', 13: 210, sqq.). Despu�s de representar los sufrimientos de una conciencia culpable, procede: "�Qu�, entonces, si el pecador ha logrado su prop�sito? Una ansiedad sin descanso es suya, que no cesa, incluso a las horas de las comidas; sus mand�bulas est�n resecas como si tuviera fiebre y la comida que detesta se hincha entre sus dientes. Todos los vinos que escupe el miserable miserable; el vino viejo de Alban, de muy preciada antig�edad, lo repugna. Por la noche, si el cuidado ansioso le ha otorgado un breve sue�o, y sus extremidades, eso ha estado tirando sobre toda la cama, por fin descansa, inmediatamente ve en los sue�os el templo y el altar de la deidad a la que ha insultado, y, lo que pesa sobre su alma con especial terror, �te ve a ti [el agraviado]! �Tu horrible forma, de m�s que el volumen humano, confunde al miserable temblor y le confiesa la confesi�n! Estas im�genes de la perdici�n de los imp�os est�n preparadas para ense�ar paciencia a todos los mal utilizados y los que sufren en este mundo. Dios no olvida nada; ni la obra de fe y el trabajo de amor de sus hijos, ni las ofensas de los rebeldes contra sus leyes. A su debido tiempo, recompensar� y castigar�, com�nmente incluso en esta vida ( �xodo 32:34; Romanos 2:1.). La calamidad no es un mero accidente, como piensan los mundanos y los infieles. Sigue al pecado, seg�n una conexi�n fija, por la voluntad de Dios ( Am�s 3:6) .� J.

HOMILIAS POR R. GREEN

Job 27:5, Job 27:6

Integridad determinada.

Job est� decidido a mantener su integridad a pesar de cada asalto grosero. No sufrir� que lo retiren de su resoluci�n fija. Mediante una resoluci�n firme, se puede preservar la integridad, aunque un esp�ritu jactancioso se expone a la tentaci�n. Entre los peligros de la presuntuosa jactancia por un lado y la t�mida irresoluci�n por el otro, se encuentra el camino de la seguridad en una humilde y humilde determinaci�n.

I. LA RESOLUCI�N FORTALECE LA MENTE CONTRA LOS ATAQUES DE TENTACI�N. El mal encuentra su presa m�s f�cil en lo irresoluto e indeterminado. Las sutiles y repentinas sugerencias de error son rechazadas instant�neamente por la mente determinada. Ellos son desechados. Hay un esp�ritu de antagonismo: una preciada antipat�a hacia el mal; y antes de que la tentaci�n tenga el poder de apartar los pies de los incautos, el decidido rechaza la presencia frecuente. �l espera no hablar. Hay una ley establecida para adherirse a la derecha; y la presencia del mal se convierte en la consigna para un levantamiento de toda la fuerza contra el usurpador.

II LA RESOLUCI�N, POR SUS DECISIONES, PREVIENE LA MENTE DE LOS EFECTOS LESIONES DE LA VACILACI�N. La mente se mantiene preparada para su deber. Sus juicios se forman de antemano. No tiene que esperar ning�n proceso mental. Se sugiere el error instant�neo, ese instante su respuesta est� a la mano. Mientras se superan las dudas y la incertidumbre, el hombre resuelto camina por su sendero sin miedo y a salvo.

III. RESOLUCI�N PARA MANTENER LA INTEGRIDAD DERIVADA DE UNA ESTIMACI�N JUSTA DE SUS VALORES CONSERVAS DEL ENGA�O POR FALSAS VISTAS. Las bajas estimaciones del valor de la integridad personal hacen del hombre el deporte del traficante en el mal. La rectitud personal que se mantiene a bajo precio ser�a intercambiada por cualquier cebo dorado.

IV. EL FOMENTO DE LA RESOLUTIDAD DEL ESP�RITU SE CONVIERTE EN UN DERECHO OBJETIVO Y PRESIONANTE. Nadie puede descuidar esto sin cometer un gran error consigo mismo. Mantenerse firme, atrincherado por una fuerte voluntad, protege al alma de las ilusiones que abundan; pero para que la voluntad est� bien respaldada, es necesario alentar el esp�ritu de determinaci�n resuelta e inflexible. Luego, con un alto sentido de la preciosidad de la integridad consciente, y con una mente ajustada a una actitud de resistencia propuesta contra cualquier cosa que amenace con da�ar esa integridad, el fiel se aferra a su posesi�n y gana, adem�s de la suya. aprobaci�n silenciosa, la de todos los observadores y, sobre todo, la del gran juez de conducta humana. En este trabajo tiene �xito, y se convierte en un patr�n para todos los tentados. De la profundidad de su sufrimiento agudo y prolongado surge el grito de la resoluci�n sagrada: "Hasta que muera, no eliminar� mi integridad". De modo que de su coraz�n m�s �ntimo no hay reproche en sus d�as.

El que. as� act�a asegura

(1) tranquilidad mental;

(2) conciencia de la aprobaci�n Divina;

(3) el beneficio del crecimiento diario de la bondad;

(4) la recompensa final de la fidelidad.-R.G.

Job 27:8

La esperanza del hip�crita.

Job, el hombre �ntegro, que estaba decidido a mantener firme su integridad hasta la muerte, vio claramente que el hip�crita no ten�a fundamento de confianza, y audazmente hizo la demanda: "�Cu�l es la esperanza del hip�crita?" Es una apelaci�n que no puede recibir una respuesta satisfactoria. No hay esperanza para �l, de hecho; sea ??lo que sea lo que �l pueda imaginar, es como una burbuja que flota en el agua por un corto tiempo, luego explota y no queda rastro de ella. Su confianza se coloca en una base insegura; �l puede construir sus expectativas sobre eso, pero la inevitable inundaci�n de tiempo lo eliminar�. Es una esperanza vana, infundada, perdida, decepcionada. Job dirige su investigaci�n a un canal: �cu�l es la esperanza del hip�crita en cuanto a Dios? Las esperanzas terrenales del hip�crita no son seguras, aunque por un tiempo puede prosperar. Pero sus esperanzas hacia Dios son en verdad vanas. El hip�crita est� alejado de Dios.

I. NO TIENE ESPERANZA EN DIOS EN LA MUERTE. Cuando el hombre justo llena su seno con gavillas, se descubre que la esperanza de los imp�os se corta. M�s all� de la tumba todo es oscuridad.

II NO PUEDE VOLVER A DIOS EN TIEMPO DE PROBLEMA. Cuando la aflicci�n cae sobre el humilde y el justo, aquel a quien ha tratado de conocer y obedecer demuestra ser una realidad para �l. Pero el hip�crita ha hecho que Dios sea una farsa. No lo ha conocido ni obedecido, ni ha actuado hacia �l como si fuera una realidad. Para �l, de hecho, no hay Dios. �C�mo puede invocarlo en problemas a quienes ha negado en salud?

III. NO PUEDE ENCONTRAR EN DIOS UNA PRIMAVERA DE ALEGR�A. No puede deleitarse en aquel a quien se ha representado a s� mismo como una irrealidad. Dios no ha sido realmente Di-s en la estimaci�n del hip�crita. El hombre que es consciente de ser falso hace que todo sea falso a su alrededor. No vive en un mundo real sino enga�oso. Se ha enga�ado a s� mismo con respecto a eso.

IV. NO PUEDE LLAMAR A DIOS EN LA ORACI�N. As� perece la esperanza del hip�crita. Es vano En las exigencias de la vida, cuando m�s necesita ayuda, le fallan los cimientos falsos que se ha sentado. El hombre que act�a falsamente hacia Dios realmente act�a falsamente hacia s� mismo, y convierte los fundamentos m�s sustanciales de la esperanza en nada aireada.-R.G.

Job 27:13

La recompensa de la iniquidad.

Los ojos de Job hab�an estado abiertos para contemplar los caminos de Dios con los hombres. Hab�a visto los efectos de la vida justa y de la maldad. Su propio sufrimiento, junto con su conciencia de integridad, acelerar�a sus investigaciones y sus observaciones sobre los resultados relativos de estos dos m�todos de vida. Ahora pronuncia su juicio sobre los frutos de la vida imp�a: "Esta es la porci�n de un hombre malvado". Cualquiera que sea la prosperidad temporal de los malvados (y de tal prosperidad que Job ya hab�a hablado), sin embargo, carece de permanencia y se asocia con mucho dolor. Traza la tristeza en los siguientes detalles.

I. AFLICACI�N SOBRE SU FAMILIA. Una maldici�n est� sobre su hogar. La espada, el hambre, la peste, se llevan a sus hijos, incluso si se multiplican.

II INSEGURIDAD DE SU RIQUEZA. S�, "aunque �l amonton� plata como el polvo". Las retribuciones divinas est�n en todas partes reconocen

. Esto, en opini�n de Job, es la suerte de los imp�os; y aunque �l mismo ha sufrido muchas cosas a manos del Se�or, es consciente de su justicia y conf�a en la esperanza de la vindicaci�n final. � R.G.

HOMILIAS DE W.F. ADENEY

Job 27:1

La honestidad moral.

Job ahora casi pierde de vista a sus irritantes amigos cuando comienza un largo discurso. Su primer pensamiento es afirmar su integridad, sin titubear ante los cargos que se le arrojaron tan imprudentemente. No va a confesar los pecados de los cuales no es culpable. Se requiri� un poco de coraje para que �l tomara esta posici�n, ya que estaba muy presionado a ceder ante la falta de sinceridad.

I. LA TENTACI�N A LA INSINCERIDAD. Esto es multifac�tico, surgiendo de varias fuentes.

1. El deseo de conciliar a Dios. Job est� persuadido de que es el Todopoderoso quien ha enfadado su alma. Si se humilla y confiesa su total indignidad, parecer�a que quiz�s Dios ser�a propiciado.

2. La urgencia persuasiva de los dem�s. Cada uno de los tres amigos hab�a presentado ante Job la misma imagen, y hab�an sugerido que la �nica seguridad, la �nica esperanza, estaba en una penitencia abyecta. Es dif�cil mantener nuestro rumbo cuando es resistido y reprobado por nuestros amigos.

3. La verdadera humildad de un buen hombre. Job sab�a que era una criatura fr�gil y que no era nada ante el poder y la santidad de Dios ( Job 7:1). Los hombres buenos son m�s o menos conscientes de su propia peque�ez. Parece una marca de modestia despreciarse a uno mismo. Job debe haber estado profundamente dolido por la injusticia que lo llev� a tomar el curso opuesto y reivindicar su propia honestidad. Todos estamos tentados a no confesar sinceramente la culpa que no sentimos para agradar a Dios o los hombres, o como un signo de humildad.

II LA DEBILIDAD DE RENDIRSE A ESTA TENTACI�N. Todos los incentivos que se pueden llevar a instar a una persona a la falta de sinceridad son solo tentaciones para pecar. Son ataques contra la conciencia. Ceder ante ellos es un signo de debilidad. El punto importante es que la falta de sinceridad siempre est� mal, incluso cuando est� en la direcci�n de la auto-humillaci�n. Puede haber una penitencia hip�crita, as� como un orgullo hip�crita. No podemos ser demasiado humildes; Cuando la idea de nuestro pecado se nos viene encima, no podemos afligirnos demasiado por la culpa y la verg�enza. Pero si no sentimos esta profunda penitencia, no es m�s que falsedad y pretensi�n vac�a de confesarlo con nuestros labios. Que el lenguaje de la penitencia supere el sentimiento de ello no es una se�al de verdadera humildad. Cualquier falta de sinceridad es perjudicial para la conciencia y err�nea a la vista de Dios, y el hecho de que tiende a la autoestimaci�n m�s que a la autoexaltaci�n no altera su car�cter esencial.

III. LA HONESTIDAD MORAL DE RESISTIR LA TENTACI�N A LA INSINCERIDAD. No podemos dejar de admirar la virilidad de Job. Fue dif�cil para �l no ser intimidado ante la variedad de influencias adversas que lo afectaron. Su enfermedad del cuerpo, su angustia mental y perplejidad, y la opini�n un�nime de sus amigos, bien podr�an haberlo privado de todo coraje. Sin embargo, levanta la cabeza y afirma la derecha. �En qu� se basa tal honestidad moral?

1. Reverencia por la verdad. La verdad es imperiosa y debe respetarse a toda costa.

2. Creencia en la justicia. Al final el derecho debe prevalecer. No puede ser bueno renunciar a �l en favor de las apariencias temporales.

3. Conf�a en Dios. Job todav�a se aferra a su fe, aunque cree que todos sus problemas provienen de Dios. Ahora, ninguna falta de sinceridad puede agradar a Dios o enga�arlo. Si pensamos en nuestra posici�n ante su vista, en lugar de nuestra posici�n ante los ojos de los hombres, debemos ser verdaderos y honestos. � W.F.A.

Job 27:8

Una esperanza vac�a.

El hombre malvado pudo haber ganado gran parte de los bienes terrenales. Pero todo lo que tiene es temporal y externo. Por lo tanto, es in�til para �l al morir, y con respecto a todas sus necesidades espirituales. Podemos ver los rasgos oscuros de su perspectiva miserable en la imagen que Job ha dibujado.

I. TIENE POSESIONES TERRESTRES. El hombre necio ha ganado; Pero es in�til para �l. Es como el hombre rico de la par�bola, que estaba a punto de construir nuevos graneros y sus bienes cuando le quitaron la vida y perdi� toda su riqueza de golpe. Si una persona conf�a en su prosperidad terrenal, no est� preparada para confesar sus verdaderas necesidades. �l piensa que es rico cuando es miserable, ciego y desnudo ( Apocalipsis 3:17). Si ha adquirido su riqueza para s� mismo, si es su ganancia, corre el mayor peligro de sobreestimarla. Los hombres hechos a s� mismos est�n tentados a pensar demasiado en lo que han ganado con su propio trabajo duro.

II NO TIENE RECLAMACI�N POR LA HERENCIA CELESTIAL. No hay nada para el futuro. Sin embargo, la vida es breve e incierta. Debe terminar pronto; Puede terminar en cualquier momento. Las riquezas pueden haber sido obtenidas por la propia energ�a del hombre; pero la vida depende de la voluntad de Dios. As� un hombre gana cosas terrenales; pero Dios dispone de su vida. Las mayores preocupaciones est�n completamente fuera de sus poderes, ya que est�n m�s all� de la regi�n de sus c�lculos.

III. NO TIENE ACCESO A DIOS EN LA ORACI�N. El malvado no tiene derecho a esperar que Dios lo escuche en problemas.

1. Tendr� problemas. Toda su prosperidad no puede excluir la posibilidad, m�s a�n, la certeza de la adversidad.

2. Necesitar� a Dios. En problemas, puede gritar al cielo por ayuda, aunque nunca sue�a con reconocer a Dios en tiempos de prosperidad. La oraci�n es tan natural para el hombre que es forzada a salir de los labios m�s desacostumbrados por la presi�n de una gran angustia.

3. No ser� escuchado. Job tiene raz�n. Hay hombres cuyas oraciones que Dios no escuchar�. La raz�n es simplemente que no cumplen las condiciones necesarias para una oraci�n exitosa. Ning�n hombre puede caer tan bajo, pero si se humilla y se da vuelta y se arrepiente, Dios lo escuchar�. Pero Dios no escuchar� la oraci�n de los impenitentes. Cuando el malvado se mete en problemas, muy naturalmente desear� ser salvado de �l. Pero posiblemente no se arrepienta de su pecado ni desee ser salvado de eso; entonces toda su oraci�n proviene de un deseo bajo y ego�sta de escapar de lo que le duele. Tal oraci�n no puede ser escuchada.

IV. NO TIENE PLACER EN DIOS.

1. Echa de menos la �nica fuente del bien perfecto. Aunque gana mucho, sus posesiones son externas; ellos no ayudan o helaron su alma. Son solo temporales; cuando muera los dejar� a todos atr�s. Pero Dios, como la porci�n de su pueblo, es una posesi�n satisfactoria y permanente. �l, y solo �l, satisface todas sus necesidades reales ahora y permanece para siempre. Perder a Dios en busca de cualquier otro objetivo es encender una esperanza vac�a.

2. No continuar� buscando a Dios. En la agon�a del momento, un grito miserable y ego�sta al cielo es arrancado de su coraz�n. Pero cuando el problema ha pasado, olvida su oraci�n. No "siempre invocar� a Dios". Los llamados arrepentimientos del lecho de muerte se consideran con recelo. Con demasiada frecuencia, el moribundo solo teme al temor desconocido, naturalmente deseoso de ser liberado de sus terrores. Con demasiada frecuencia, si se recupera, su penitencia se olvida con sus miedos a la muerte, y �l vuelve a vivir su antigua vida malvada. W.F.A.

Job 27:11

Ense�anzas sobre Dios.

I. LAS ENSE�ANZAS M�S ALTAS. Nuestros pensamientos est�n demasiado encadenados a las tierras y demasiado centrados en uno mismo. Incluso en la religi�n tendemos a los sentimientos subjetivos m�s que a la adoraci�n: la contemplaci�n y el servicio a Dios. Ahora, el fin principal de la revelaci�n es hacernos conocer a Dios, y la mayor ocupaci�n para nuestras mentes es elevarnos al pensamiento de Dios. El car�cter de Dios debe aclararnos esto.

1. Su grandeza. El conocimiento debe buscar un objeto digno. Deber�amos desear saber qu� es lo mejor, en lugar de peque�os detalles.

2. Su santidad. Las ense�anzas sobre Dios son ense�anzas sobre la bondad. Aqu� llegamos a la fuente de la verdadera �tica. No podemos estudiar "lo bueno" hasta que conozcamos a Dios.

3. Su amor. Eso es supremo en Dios, y es supremo en el universo. Conocer el amor de Dios es saber qu� es lo m�s elevado y lo mejor de todas las cosas.

II ENSE�ANZAS PR�CTICAS. Se puede instar a que no podemos permitirnos pasar nuestro tiempo en la contemplaci�n, que queremos saber c�mo vivir nuestra vida actual, y que, por lo tanto, el conocimiento terrenal y humano es el conocimiento m�s importante. Pero esto es un error. Porque Dios no est� separado de este mundo y de los asuntos de la vida diaria. El conocimiento de Dios no es teolog�a abstracta. Dios es nuestro padre, nuestro maestro, nuestra gu�a. Conocer a Dios es saber vivir; es saber qu� car�cter y conducta est�n en armon�a con la mente de nuestro Rey supremo. No podemos vivir correctamente sin conocerlo. Adem�s, es una cuesti�n de profundo inter�s saber c�mo Dios est� dispuesto hacia nosotros. �Es amable y perdonador? �C�mo podemos complacerlo mejor? Estas son preguntas pr�cticas. Pero aparte de los fines del conocimiento, el conocimiento de Dios es en s� mismo una fuente de bendici�n. Conocer a Dios es vida eterna ( Juan 17:3).

III. ENSE�ANZAS DIF�CILES. La experiencia muestra cu�n gravemente los hombres han errado en sus ense�anzas acerca de Dios. No solo el paganismo se ha extraviado en sus m�ltiples y monstruosas perversiones de la Divinidad, sino que los cristianos han expuesto las concepciones m�s err�neas de Dios. Con algunos ha sido considerado como un d�spota severa, un aut�crata arbitrario; con otros ha sido representado como una mera personificaci�n de la buena voluntad amable y complaciente, sin tener en cuenta las consideraciones morales. No es maravilloso que las ense�anzas sean dif�ciles, considerando:

1. La grandeza de Dios. Uno puede saber muy poco de un ser tan horrible. No vemos sino "partes de sus caminos"; "pero el trueno de su poder, �qui�n puede entender?"

2. La ceguera de los hombres. El pecado nos ciega; El prejuicio pervierte nuestras nociones de Dios en lugar de permitirnos ver la verdad sobre �l.

IV. POSIBLES ENSE�ANZAS.

1. De la revelaci�n. Dios no se ha escondido en la espesa oscuridad. Se ha dado a conocer en sus obras, por la inspiraci�n de la profec�a, y sobre todo en la Persona de Cristo. El agnosticismo solo es defendible si se descarta toda revelaci�n, y el agnosticismo no puede explicar a Cristo.

2. Por gracia espiritual. El conocimiento de Dios es una revelaci�n interna. Solo podemos leer la naturaleza, la Biblia y Cristo correctamente cuando el Esp�ritu de Dios est� en nuestros corazones. Por el don de su Esp�ritu, Dios abre nuestros ojos al conocimiento de s� mismo. � W.F.A.

Job 27:13

La porci�n de un hombre malvado.

Job parece estar haci�ndose eco de las ense�anzas de sus amigos a las que previamente ha repudiado. Ahora insta a que el hombre malvado se encuentre con problemas como el salario de sus fechor�as. Pero Job mira m�s all� de sus amigos. No asocia problemas particulares e inmediatos con la culpa como ellos lo hacen; �l tiene una gran visi�n de la vida; �l abraza toda la carrera; y de eso saca sus conclusiones. Lo sorprendente de esta imagen es que el �xito se convierte en decepci�n. El malvado prospera. No es pobre y miserable, como asumi� el viejo credo ortodoxo convencional. Pero su misma riqueza y �xito se convierten en fracaso y miseria.

I. DESCONOCIMIENTOS FAMILIARES. (Vers�culos 13-15.) El hombre malvado no tiene hijos. �l tiene hijos que deben ser considerados como "una herencia del Se�or". Su familia crece sobre �l. Pero espera el final. Las nubes se juntan y rompen sobre la casa. Los valientes hijos son asesinados por la espada. La hambruna visita la tierra, o el fracaso empresarial empobrece la tienda, y luego muchos ni�os solo significan muchas bocas que alimentar. Si la calamidad no siempre llega de esta manera visible, de una forma u otra el hombre malo debe perderse las verdaderas bendiciones de la vida familiar, ya que no tiene el esp�ritu puro y generoso del que se producen.

II Riqueza in�til. (Vers�culos 16, 17.) Puede acumular plata como polvo, pero no podr� disfrutarlo. El mero dinero no es felicidad. El dinero puede estar casado con la miseria, mientras que la paz puede habitar en la pobreza. La riqueza no puede ser perdida; Sin embargo, la vida de su due�o es breve. Despu�s de que �l se haya ido, otro disfrutar� del producto de sus labores. Por lo tanto, mientras lo tenga, no satisfar� sus deseos m�s profundos, y en el mejor de los casos su tenencia es temporal y peligrosa.

III. PELIGRO EN MEDIO DE LA SEGURIDAD. (Vers�culos 18, 19.) Le ha construido una casa. Pero en el d�a del juicio, esto resultar� endeble como un capullo de seda hecho girar por una polilla, fr�gil como una cabina de ramas verdes. As� se enga�a a s� mismo. Si no hubiera sido pr�spero, habr�a estado m�s dispuesto a confesar su impotencia. Pero su propio �xito lo ha cegado y lo ha adormecido en una falsa sensaci�n de tranquilidad y seguridad. Sin embargo, su ruina se est� preparando para �l, y estallar� sobre �l cuando menos lo espere. Una sorpresa tan repentina y sorprendente debe ser abrumadora. El hombre miserable ser� aplastado por eso.

IV. TERRORES Y DESTRUCCI�N IRRESISTIBLE. (Vers�culos 20, 21.) Cuando llegue el d�a del juicio final, no habr� posibilidad de confundirlo. Todos los signos de prosperidad ahora desaparecen. Solo hay un despertar al terror y la tempestad. El feroz viento del este barre al malvado. Nadie puede resistir el juicio de Dios. Es repentino, r�pido, completo, como el hurac�n desolador.

V. REPROBACI�N EN LUGAR DE LA POPULARIDAD. (Vers�culos 22, 23.) En su prosperidad, los aduladores adularon al malvado. Luego tuvo sociedad y admiradores. Ahora lo ha perdido todo y est� desolado. Dios est� en contra de �l. Los hombres se burlan de �l. Una criatura miserable y cazada, no tiene esperanza ni refugio. Alrededor y delante de �l solo hay enemigos y peligros. No puede sino desesperarse.

Este horrible destino se presenta como una advertencia. Es posible que el hombre malvado repita y encuentre liberaci�n en la gracia de Cristo. � W.F.A.

Job 27:17

Los malvados trabajando para el bien.

Esto no es intencional. Pero es un hecho de observaci�n y experiencia. Consideremos primero el hecho y luego c�mo se produce.

I. QUE EL TRABAJO DE LOS MALVADOS ES PARA LA VENTAJA DE LOS BUENOS. Primero est� el lado negativo de la verdad. Las personas malas no disfrutan los frutos de sus propios delitos. Pueden acumular riquezas, pero no pueden mantener la posesi�n de ellas; porque incluso si se encuentran sin reverso de fortuna, deben abandonar todo cuando mueren. Pero ahora somos llevados un paso m�s all�. �Qu� pasa con la riqueza abandonada? Job dice que cae en manos de los justos, quienes se visten con los vestidos que los malvados han preparado. Esto no siempre sucede de la manera directa que indican las palabras de Job, aunque a veces su afirmaci�n se verifica literalmente. Pero de manera indirecta tiene una aplicaci�n mucho m�s amplia. "Todas las cosas funcionan juntas para bien de los que aman a Dios" ( Romanos 8:28). La tierra ayuda a la mujer ( Apocalipsis 12:16). Los mansos heredar�n la tierra ( Mateo 5:5). Nabucodonosor luch� solo por su propia ventaja. Sin embargo, fue utilizado como el siervo de Dios (Jeremias 25:9), y sus logros se convirtieron en la verdadera ventaja del remanente devoto de Israel. La persecuci�n ha extendido el evangelio, como cuando la Iglesia se dispers� por la muerte de Esteban, y se convirti� en misionera. As�, "la sangre de los m�rtires es la semilla de la Iglesia". Las guerras modernas han abierto pa�ses al evangelio de Cristo, no guerras de la cruz en inter�s del cristianismo, sino guerras ego�stas y malvadas, cuyos l�deres no ten�an un buen fin a la vista. Por lo tanto, puede ser que se utilice todo pecado y maldad sat�nica, como el esti�rcol ofensivo del cual brotan flores hermosas y fragantes.

II C�MO EL TRABAJO DE LOS MALVADOS LLEGA A SER PARA LA VENTAJA DE LOS BIENES. Los malvados no apuntan a esta cosa, ni se imaginan que suceder�. �C�mo, entonces, se produce?

1. Por la providencia dominante de Dios. Dios gobierna incluso a trav�s de las malas acciones de los hombres malos. �l "da forma a nuestros extremos, �speros como lo haremos". "El hombre propone y Dios dispone." No somos como peones en el tablero de ajedrez, porque tenemos libre albedr�o. Pero Dios es infinitamente mayor que un h�bil jugador de ajedrez. �l hace m�s que manipular cosas inertes. �l trabaja entre las voluntades salvajes y rebeldes de los hombres, y act�a de tal manera que se logran sus grandes prop�sitos. As�, Dios emplea agentes inconscientes y saca el bien del mal.

2. A trav�s de la aptitud humana. El bien debe ser apto para sacar provecho del uso providencial de Dios de la obra del imp�o. Ese trabajo tiende a su ventaja solo en proporci�n, ya que pueden ser beneficiados.

(1) Aptitud moral. Esta es una condici�n del favor especial que se indica mediante la acci�n providencial. Dios dar� como favor lo que, de hecho, no se gana, sino lo que es, en cierta medida, la recompensa de la fidelidad.

(2) Aptitud personal. Solo podemos recibir bienes reales en proporci�n a nuestra capacidad para ello. Hay hombres que no pueden tomar las bendiciones de Dios, simplemente porque no son susceptibles a ellas. Ahora, el verdadero bien incluso de la propiedad no est� en la cosa misma, sino en el uso correcto de la misma. Dios har� que las cosas sean una bendici�n para aquellos que est�n en condiciones de usarlas bien.W.F.A.

Job 27:21

El viento del este.

Kingsley escribi� una oda al viento del este. Pero pocos hombres tienen una buena palabra para ello. En Inglaterra, sin embargo, tenemos una buena parte de la presencia de este visitante inoportuno. �Tiene el viento oriental alg�n significado religioso para nosotros?

I. HAY FUERZAS DESTRUCTIVAS EN LA NATURALEZA. El viento del este es destructivo. Trae la plaga a las plantas y la enfermedad a los hombres. Podr�amos haber esperado que un mundo perfecto solo tuviera vientos del oeste frescos y saludables. Sin embargo, debemos reconocer el hecho de que, como el viento del este, los rayos, la tempestad, los terremotos, la sequ�a y el diluvio son influencias naturalmente da�inas. No necesitamos recurrir a una explicaci�n maniquea y suponer que un ser maligno est� en la ra�z de estas cosas. La investigaci�n cient�fica nos ense�a que las agencias destructoras de la naturaleza ministran su progreso. El fuerte viento del este que corta las plantas m�s tiernas deja que las m�s duras florezcan con mayor libertad y, por lo tanto, tiende a promover su crecimiento y propagaci�n. El golpeteo del mundo ayuda a desarrollar la robustez del car�cter.

II LA INFLUENCIA PARTICIPA DEL CAR�CTER DE SU ORIGEN. El viento del este tiene un g�nero en las tristes estepas de Rusia. Las llanuras �ridas absorben todas sus propiedades estimulantes. Las regiones fr�as le prestan crueles p�as de hielo. Incluso en la bella y sonriente Inglaterra, el viento del este viene como una explosi�n de Siberia, y la desolaci�n de la tierra del exilio lo acompa�a. La influencia espiritual es como su origen. Las naturalezas crueles solo pueden difundir una atm�sfera de crueldad y angustia sobre ellos. Ning�n hombre puede influenciar a otros, excepto a trav�s de lo que posee. No podemos disfrazar permanentemente a nuestros personajes. Como estamos en nuestros corazones y hogares, as� estaremos en �ltima instancia en nuestro trabajo y en el resultado de nuestras vidas.

III. La infancia determina la humanidad. Leguas m�s all� de imperios enteros, el viento del este nace en la lejana soledad rusa. Sin embargo, cuando vuela sobre nuestros campos y se apresura a nuestras puertas, es fiel al car�cter que recibi� en la tierra de su nacimiento. Su influencia no solo es fiel a su origen, sino que el viento contin�a con el mismo car�cter �spero, aunque ahora est� rodeado de circunstancias muy geniales. El tono y el conjunto de la vida est�n determinados en la juventud. Cierta aspereza puede ser suavizada y suavizada por la disciplina de a�os posteriores; pero, en general, la mayor�a de los hombres son del car�cter de su juventud. De ah� la gran importancia de una vida correcta desde el principio.

IV. LOS VIENTOS DEL ESTE EST�N CONFINADOS EN LA TIERRA. No hay ninguno en el cielo. Las tormentas y los terrores de la vida que acosan a los hijos de Dios son peculiares de este breve tiempo de disciplina. Los frutos del Ed�n celestial no son tocados por las heladas ni por la explosi�n devastadora. Esas personas que no tienen parte en la tierra mejor pueden temer a las agencias destructivas de la naturaleza, que destruyen todo por lo que tienen que vivir. Pero los verdaderos cristianos deber�an aprender a enfrentar el viento del este de la calamidad, sabiendo que no tienen m�s que cruzar el p�ramo, y un hogar alegre los recibir� al otro lado.

Información bibliográfica
Exell, Joseph S; Spence-Jones, Henry Donald Maurice. "Comentario sobre Job 27". Los Comentarios del Púlpito. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tpc/job-27.html. 1897.