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Bible Commentaries
Job 28

Los Comentarios del PúlpitoLos Comentarios del Púlpito

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Versículos 1-28

EXPOSICI�N

Job 28:1

La conexi�n de este cap�tulo con el precedente es algo oscura. Probablemente debemos considerar a Job como se lo llev� a ver, incluso mientras justifica los caminos de Dios con los pecadores ( Job 27:8), �cu�ntas y cu�n grandes son las dificultades en la forma de formar una sola teor�a consistente de la Acci�n divina, que ser� aplicable a todos los casos. Por eso llega a la conclusi�n de que Dios es incomprensible para el hombre e inescrutable; y que solo se le da al hombre conocerlo lo suficiente para su gu�a pr�ctica. Impresionar esto en sus oyentes es su objetivo principal (vers�culos 12-28); y, para impresionarlo m�s, lo presenta con un fuerte contraste. Maravilloso como es la inteligencia y el ingenio del hombre con respecto a las cosas terrenales y los fen�menos f�sicos (vers�culos 1-11), con respecto a las cosas celestiales y el mundo espiritual, en lo que concierne a la verdadera sabidur�a, �l sabe casi nada. Todo lo que sabe es suficiente para guiar su conducta correctamente (vers�culo 28).

Job 28:1

Seguramente hay una veta para la plata; literalmente, un problema para la plata? es decir, un lugar o lugares de donde se extrae de la tierra. Las minas de plata de Espa�a fueron trabajadas muy temprano por los fenicios, y produjeron el metal en gran abundancia. Pero Asia misma fue probablemente la fuente de donde se obtuvo la plata en tiempos primitivos. Y un lugar para el oro donde lo multan; o fusionarlo. El oro est� muy extendido sobre la superficie de la tierra, y en la antig�edad era especialmente abundante en Arabia (Diod. Sic. 2.1; 3.42; Strabo, 16.4. � 18; Pit, y, 'Hist. Nat.,' 6.32, etc. .); para que Job pudiera haber estado familiarizado f�cilmente con los procesos de fusi�n y refinaci�n. Diedorus menciona dos procesos de refinaci�n que los egipcios practican (3.11).

Job 28:2

El hierro se saca de la tierra (vea el comentario en Job 20:24). Se encontr� hierro en las colinas de Palestina ( Deuteronomio 8:9), en la regi�n transjordana (Josephus, 'Bell. Jud,' 4.8. � 2), en la arenisca del L�bano y en Egipto , probablemente tambi�n en muchos otros lugares. Apenas se encuentra, excepto en forma de mineral de hierro, por lo que debe ser "sacado de la tierra". Y el lat�n est� fundido de la piedra. Por "lat�n" debemos entender el cobre, ya que la amalgama de lat�n nunca se encuentra en estado natural. El cobre fue producido abundantemente en los primeros tiempos por las minas que los egipcios trabajaban en la pen�nsula del Sina�tico. Tambi�n se pod�a obtener de Palestina ( Deuteronomio 8:9), Chipre y Armenia ( Ezequiel 27:13). A veces se encuentra puro, pero generalmente en forma de mineral de cobre, que tiene que estar "fundido" para que el metal puro se escape.

Job 28:3

�l pone fin a la oscuridad. El hombre, en su deseo de obtener estos metales, "pone fin a la oscuridad", es decir, deja entrar la luz del d�a, o la luz artificial que lleva consigo, sobre la morada natural de la oscuridad, las partes internas de la tierra. La primera operaci�n del minero es perforar el suelo con un eje, perpendicular, horizontal u oblicuo, seg�n su prop�sito. A trav�s de esto, la luz entra en lo que anteriormente era oscuridad total. Y busca toda perfecci�n: las piedras de la oscuridad y la sombra de la muerte; m�s bien, y busca hasta el extremo atado las piedras de la espesa oscuridad y de la sombra de la muerte; explora, es decir ' toda la turbia regi�n de la tierra, a pesar de su terrible oscuridad y oscuridad.

Job 28:4

La inundaci�n se escapa del habitante. Este pasaje es muy oscuro; pero cr�ticos recientes sugieren, como su significado probable, "�l (es decir, el minero) abre un pozo, lejos de donde habitan los hombres" (ver la Versi�n Revisada). El minero no desea ser interferido y, por lo tanto, hunde su eje en alg�n lugar salvaje, lejos de las habitaciones de los hombres. Hasta las aguas olvidadas del pie; m�s bien, se olvidan del pie; es decir, nadie los visita; se quedan solos; est�n "olvidados del pie" del transe�nte. Est�n secos, se han alejado de los hombres; m�s bien, cuelgan balance�ndose de un lado a otro, lejos de los hombres. El descenso del eje se realiza mediante una cuerda, a la que "cuelgan balance�ndose" todo el tiempo que defienden. Como han buscado el secreto, todo esto tiene lugar lejos de las guaridas de los hombres.

Job 28:5

En cuanto a la tierra, de ella sale el pan. La inteligencia del hombre es tal que convierte la tierra en varios usos. Mediante la labranza de su superficie, hace que produzca el personal de la vida, pan: y por sus operaciones mineras, la parte inferior se convierte en fuego, o m�s bien, como fuego. Se us� fuego en algunos de los procesos mediante los cuales se separaron masas de material y se les oblig� a entregar sus tesoros (v�ase Plinio, 'Hist. Nat.,' 33.4. � 73).

Job 28:6

Las piedras son el lugar de los zafiros. Entre las rocas y piedras de las que se compone principalmente el interior de la tierra se encuentran gemas de valor inestimable, por ejemplo, zafiros. Es dudoso que el zafiro hebreo (????) fuera la gema que lleva ese nombre entre nosotros, o el lapisl�zuli. En cualquier caso, fue muy estimado y apareci� en las coronas de los reyes ( Ezequiel 28:13) y en el peto del sumo sacerdote ( �xodo 28:18); Job se�ala su alto valor en el vers�culo 16. Y (es decir, la tierra) tiene polvo de oro; literalmente, polvo; es decir, una multitud de peque�as motas o �tomos. En las rocas aur�feras, el oro se dispersa com�nmente en tales manchas.

Job 28:7

Hay un camino que ninguna ave conoce; o, este es un camino que ning�n ave de rapi�a conoce (ver la Versi�n Revisada). Se pretende el camino del minero a trav�s de las entra�as de la tierra. Y que el ojo del buitre no ha visto. El buitre es probablemente el ave m�s perspicaz, pero ni siquiera puede vislumbrar el camino subterr�neo que el minero pisa.

Job 28:8

Las cr�as del le�n no lo han pisado; literalmente, los hijos de los feroces: los cachorros de leones, tigres o leopardos pueden ser destinados. Estas bestias perseguir�an las monta�as y penetrar�an en las cavernas naturales, los murci�lagos nunca se aventurar�an en los pozos y los adits de los mineros. Ni el le�n feroz pas� por all�; m�s bien, aprobado de ese modo (ver la versi�n revisada).

Job 28:9

Extiende su mano sobre la roca. Nuestros revisores traducen, sobre la roca de piedra; mientras que Canon Cook sostiene que "la palabra utilizada significa granito o cuarzo". Probablemente Job no quiso decir m�s que ese hombre no rehuye atacar ninguna roca, incluso la m�s dura; pero lo someter� y lo abrir� paso si tiene ocasi�n de hacerlo. Derriba las monta�as por las ra�ces. Her�doto, al describir lo que hab�a visto de las operaciones mineras fenicias en la isla de Thasos, observa que "una enorme monta�a se volc� en la b�squeda de minerales" (Herodes; 6.47). Plinio dice del proceso empleado para separar grandes masas de las colinas metal�feras en Espa�a: "Atacan la roca con cu�as de hierro y martillos. Cuando se completa este trabajo, destruyen los soportes y notifican por se�al que la ca�da est� a punto de tomar lugar. Un vigilante, estacionado en la cima de la monta�a, solo comprende la se�al; y procede inmediatamente a llamar a todos los trabajadores, y �l mismo se retira apresuradamente. Luego la monta�a cae sobre s� misma con un choque que no puede ser imaginado, y una conmoci�n cerebral incre�ble. Los ingenieros exitosos contemplan la ruina que han logrado "('Hist. Nat.,' 33.4. � 73).

Job 28:10

Corta r�os entre las rocas. Algunos entienden esto de la capacidad general del hombre para cortar canales y t�neles, y cambiar el curso de los r�os. Pero la alusi�n es m�s probable a los trabajos realizados en las minas para extraer el agua de ellas. Diodoro dice que cuando los manantiales subterr�neos se golpeaban en las minas, lo que amenazaba con inundarlos, era habitual construir conductos o t�neles, por los cuales el l�quido inconveniente podr�a llevarse a un nivel inferior (Diod. Siculus, 5.37. � 3) . Y su ojo ve cada cosa preciosa. Nada escapa a su atenci�n. Incluso mientras construye estos duetos, tiene el ojo abierto para notar cualquier signo de riqueza mineral, de metales o de piedras preciosas, que ocurra a lo largo de la l�nea de su excavaci�n.

Job 28:11

Ata las inundaciones del desbordamiento. Esto, de nuevo, puede tomarse generalmente de la capacidad del hombre para crear presas, diques y terraplenes, por lo que se evita el desbordamiento de las aguas; o especialmente de tales trabajos cuando est�n conectados con minas, de las cuales es posible, en algunos casos, eliminar el agua que de otra manera interferir�a con su trabajo. La palabra traducida "desbordando" significa probablemente "llorando", y parece apuntar a esa fuga de los techos y los costados de las galer�as y los adits que es m�s dif�cil de controlar y detener que incluso los manantiales o r�os subterr�neos. Y lo que est� escondido lo saca a la luz. Este es el resultado final de las operaciones mineras. Las cosas �tiles o hermosas que se esconden en el fondo de la tierra, y que podr�an parecer completamente inaccesibles, se sacan del mes del pozo a la luz del d�a para el servicio y deleite de la humanidad.

Job 28:12

Aqu� llegamos a un cambio brusco. Del ingenio y la invenci�n humana, Job recurre a la consideraci�n de la "sabidur�a", esa sabidur�a que se ha definido como "la raz�n que trata con los principios" (Canon Cook). "�D�nde?", Pregunta, "�se puede encontrar esto?" Es algo completamente diferente de la inteligencia y el ingenio. Indaga sobre causas y or�genes, sobre los fines y prop�sitos de las cosas; busca resolver el enigma del universo. La sabidur�a perfecta, por supuesto, solo puede habitar con Dios (vers�culo 23). El hombre debe estar contento con algo muy por debajo de esto. Con �l "el temor del Se�or, eso es sabidur�a, y apartarse del mal es entendimiento" (vers�culo 28).

Job 28:12

�Pero d�nde se encontrar� la sabidur�a? "La sabidur�a es lo principal", dice Salom�n ( Proverbios 4:7); y nuevamente, "Es mejor obtener sabidur�a que oro" ( Proverbios 16:16). �Pero d�nde se puede encontrar? Los tres amigos de Job pensaron que habitaba con ellos ( Job 12:2); pero esto fue un error, ya que Dios los reprocha con su "locura" ( Job 42:8). Job no pretende poseerlo ( Job 26:3); solo lo desea. Es su profunda convicci�n de que solo es pose�da, en el verdadero sentido de la palabra, por Dios. �Y d�nde est� el lugar del entendimiento? No est� del todo claro si Job intenta hacer alguna distinci�n entre "sabidur�a" (????) y "comprensi�n" (????). Canon Cook sugiere que la "sabidur�a" es "la raz�n que se ocupa de los principios" y "entender" "la facultad que discierne y aprecia su aplicaci�n". Pero las distinciones refinadas de este tipo apenas son adecuadas para la era de Job. Dean Plumptre, en su comentario sobre Proverbios, acepta la distinci�n impl�cita en la traducci�n de la Septuaginta de ese libro, que traduce ???? por ????? 'y ???? por ????????. Esta es una distinci�n mucho m�s simple y m�s f�cil de entender, que es la que separa el conocimiento cient�fico. repisa y la inteligencia pr�ctica que dirige la conducta. Pero se puede dudar si Job no usa las dos palabras como sin�nimos.

Job 28:13

El hombre no sabe su precio. El valor real de la sabidur�a no puede estimarse en t�rminos del c�lculo humano ordinario. Trasciende las cifras. Tampoco se encuentra en la tierra de los vivos. La verdadera sabidur�a, como Job est� hablando (ver el comentario en los vers�culos 12-28), no existe entre los hombres. Trasciende las facultades humanas y se encuentra entre las posesiones peculiares del Alt�simo (vers�culo 23). Por lo tanto, el Alt�simo es totalmente inescrutable por el hombre '' sus caminos son pasados ??de descubrir ''.

Job 28:14

La profundidad dice: No est� en m�; y el mar dice: No est� conmigo. Los abismos profundos del oc�ano declaran que no est� con ellos; y los amplios tramos del extenso mar proclaman que tampoco est� con ellos.

Job 28:15

No se puede obtener por oro. Ninguna cantidad de oro puede comprarlo; no, no de la calidad m�s pura y refinada ( 1 Reyes 6:20, 1 Reyes 6:21), porque no es algo que se pueda comprar o vender, Dios debe otorgarlo y encontrar un forma de impartirlo; lo que ciertamente no har� por una suma de dinero. Tampoco se pesar� la plata por el precio de la misma. Si el oro no puede comprarlo, mucho menos puede la plata, el medio de intercambio menos valioso. (Para el pesaje de plata, en ventas, ver G�nesis 23:16; Jeremias 32:9; Esdras 8:26.)

Job 28:16

No se puede valorar con el oro de Ofir. La localidad de Ophir ha sido muy controvertida, pero, en general, el peso de la evidencia parecer�a estar a favor de Arabia, en la costa sureste (ver el art�culo sobre "Ophir" en el "Dic. De la Biblia" de Smith). , 'que agota todo lo que se puede decir sobre el tema). La alta estimaci�n en la que se celebr� el "oro de Ofir" aparece no solo en este pasaje, sino tambi�n en Job 22:24; Salmo 45:9: y Isa�as 13:12. Debe explicarse por la imperfecci�n de todos los procesos de refinaci�n conocidos en la antig�edad, que dejaron el oro mejor refinado por debajo del producto natural de las minas o lavados de Ophir. Con el precioso �nix, o el zafiro. (En la �ltima de estas dos piedras, vea el comentario sobre Isa�as 13:6.) El "onyx" es probablemente la piedra ahora conocida como "sardonyx", que era muy apreciada por los antiguos. Ten�a un lugar en el peto del sumo sacerdote ( �xodo 28:20), y se menciona entre los tesoros del Rey de Tiro ( Ezequiel 28:13). La sard�nica presenta capas de varios colores, como azul, negro, blanco y bermell�n.

Job 28:17

El oro y el cristal no pueden igualarlo; m�s bien, oro y cristal. Esta segunda menci�n de oro (ver vers�culo] 5) parece superflua, pero quiz�s el patriarca est� pensando en alguna copa o adorno en el que cristal y oro se combinen. Se han encontrado ornamentos de este tipo en Fenicia. Y su intercambio no ser� por joyas de oro fino; o vasos de oro fino. Tanto en Egipto como en Fenicia, los vasos de oro eran comunes.

Job 28:18

No se har� menci�n de coral. La palabra traducida "coral" (???????) significa correctamente "cosas que son altas". Ocurre solo aqu� y en Ezequiel 27:16. La interpretaci�n rab�nica de la palabra como "coral" es dudosa, ya que era desconocida para la LXX. O de perlas. La palabra gabish (???????) aparece solo en este lugar. Algunos lo identifican con cristal de roca. Por el precio de la sabidur�a est� por encima de los rub�es. Aqu� tenemos otra palabra oscura (?????????), que se traduce de varias maneras por "rub�es", "perlas", "carbuncos" y "coral rojo". El equilibrio de autoridad est� a favor de las perlas.

Job 28:19

El topacio de Etiop�a no lo igualar�. Generalmente se permite que el pithdath (???????) sea el "topacio" o el "cris�lito". A favor de que sea el cris�lito es el paso de Plinio que menciona que es estimado por sus tonos verdes ('Hist. Nat.,' Job 37:8). De lo contrario, "topacio" podr�a haber sido la mejor representaci�n. Por "Cush", aqu� traducido "Etiop�a", probablemente se entiende Arabia Cushita, o las regiones sur y sureste. Tampoco se valorar� con oro pare. De las cuatro palabras utilizadas para "oro" en este pasaje ( Job 28:15), una (???) parece ser el nombre com�n y designar el metal por su coleo, "amarillo", ya que ????? significa "ser amarillo" Otro (??????) significa correctamente "lo que se atesora" o "c�llate", de ?????, "callar". El tercero (???) parece ser el nombre de "oro nativo", o el que se encuentra en los r�os y las pepitas, que se consideraba el m�s puro. El cuarto (??????) es solo un nombre po�tico y designa oro de extrema pureza (So Job 5:11), ya sea altamente refinado u nativo. Job los usa a todos para mostrar que no hab�a oro de ning�n tipo con el que fuera posible comprar sabidur�a.

Job 28:20

�De d�nde, pues, viene la sabidur�a? �Y d�nde est� el lugar del entendimiento? Esta es una repetici�n de Job 28:12, con una mera variante del verbo en la primera l�nea. La elaborada investigaci�n de Job de los vers�culos 14-19, que no tienen ninguna luz sobre el tema, se repite la pregunta original: �De d�nde viene la sabidur�a?

Job 28:21

Verlo se esconde de los ojos de todos los vivos. El hombre no puede verlo porque es inmaterial, pero ni siquiera puede concebirlo porque su naturaleza lo trasciende. Y se mantuvo cerca de las aves del aire. (comp. Job 28:7). La vista de los p�jaros es mucho m�s aguda que la del hombre; pero incluso los p�jaros no pueden detectar d�nde est� la sabidur�a.

Job 28:22

La destrucci�n y la muerte dicen: Hemos escuchado su fama con nuestros o�dos. "Muerte y destrucci�n" parecen representar a los habitantes del Seol, el mundo de los difuntos. Job los personifica, y los representa como diciendo, que en su morada sombr�a y remota ( Job 10:21, Job 10:22) han escuchado un rumor tenue, un informe vago, de la " lugar "de sabidur�a y comprensi�n, cuya naturaleza, sin embargo, no le comunican. Su idea parece ser que su conocimiento sobre el tema no trasciende mucho el conocimiento de los hombres vivos, a quienes considera profundamente ignorantes con respecto a �l. As� prepara el camino para su afirmaci�n en el siguiente verso. El hombre, ni vivo ni muerto, puede responder a la gran pregunta planteada; pero-

Job 28:23

Dios entiende su camino, y conoce el lugar del mismo. Dios solo entiende lo que es la verdadera sabidur�a. Es una parte de su ser, un elemento esencial de su naturaleza. �l conoce "el camino", es decir, c�mo funciona y se manifiesta; y �l conoce "el lugar" de la misma, es decir, d�nde habita, qu� l�mites tiene, si los hay, y hasta qu� punto es comunicable a cualquiera fuera de s� mismo. El conocimiento m�s elevado est� escondido en Dios (Colosenses 2-3); y , excepto en la medida en que Dios se lo imparta, el hombre no puede saber nada al respecto.

Job 28:24

Porque �l mira hasta los confines de la tierra. El hombre est� condicionado. Dios es incondicionado. El conocimiento del hombre tiene l�mites estrictos y estrechos. Dios "mira hasta los confines de la tierra". Es la universalidad del conocimiento de Dios lo que hace que cada elemento sea perfecto. Cuando el conocimiento est� circunscrito, es imposible estar seguro de que alguna verdad fuera del c�rculo de conocimiento de la persona no tenga relaci�n con lo que est� dentro de su conocimiento, un impacto que, si fuera consciente de ello, le dar�a a la verdad Aspecto diferente. Solo con Dios no existen tales l�mites, todo est� dentro de su conocimiento. Y ve debajo de todo el cielo. Como su conocimiento de las cosas terrenales es ilimitado, tambi�n lo es su conocimiento de las cosas celestiales; y no solo de las cosas celestiales en un sentido material, como del sol, la luna, las estrellas, los cometas, los planetas, las nebulosas, etc. sino tambi�n de causas, principios, fines, leyes y similares, mediante los cuales las cosas materiales e inmateriales se gobiernan, ordenan y mantienen en el ser. Sobre asuntos de este tipo y car�cter, el hombre solo puede decir: "Tal conocimiento es demasiado maravilloso para m�; no puedo alcanzarlo" (Salmo 139:6).

Job 28:25

Para hacer el peso para los vientos. Dios, por su sabidur�a, le da a los vientos su grado de fuerza y ??violencia exactamente adecuados, para que realicen el trabajo en el mundo que estaban destinados a realizar, y que no se realizar�an, si tuvieran una intensidad menor o mayor. . Y �l pesa las aguas por medida (comp. Isa�as 40:12, "Quien midi� las aguas en el hueco de su mano, y reparti� el cielo con un palmo, y comprendi� el polvo de la tierra en una medida , y pesaba las monta�as en escalas, y las colinas en equilibrio? "). Todo en la creaci�n est� debidamente proporcionado a cualquier otra cosa. Todo est� ordenado "por peso y con cuidado".

Job 28:26

Cuando hizo un decreto para la lluvia. Dios "hizo un decreto para la lluvia" cuando se coloc� la lluvia bajo leyes fijas e inalterables. En algunos pa�ses, las temporadas de lluvias comienzan casi regularmente en un d�a fijo en el calendario, mientras que durante varios meses en el a�o es casi seguro que la lluvia no caer�. Incluso donde no existe una regularidad tan exacta como esta, la lluvia tiene sus leyes, ya que hay m�ximos y m�nimos que nunca se exceden. Y un camino para el rayo del trueno. Dios le dio leyes a la corriente el�ctrica y prescribi� el "camino" que debe tomar en su paso del cielo a la tierra, o de una nube a otra, o de la tierra al cielo. Todo fue gobernado de antemano por la Sabidur�a Infinita.

Job 28:27

Entonces lo vio y lo declar�. Desde la creaci�n del mundo, y antes de �l, Dios previ� todo lo necesario para mantener su universo en el orden perfecto y la belleza perfecta que dise�� para �l. En la Creaci�n �l, en cierto sentido, "lo declar�" o lo expuso, antes de las inteligencias que exist�an entonces. Posteriormente, en parte a Ad�n, en parte a No�, en parte a Mois�s, declar� adem�s, por revelaci�n, en cualquier caso, una parte del dise�o de su creaci�n, y de las leyes por las cuales se regul�. Lo prepar�, s�, y lo busc�. Esta es una inversi�n de lo que nos parece el orden natural, del cual hay muchos ejemplos. Dios primero debe haber investigado y buscado, en sus propios consejos secretos, todo el esquema de la creaci�n, y luego ha procedido a su "preparaci�n" o "establecimiento".

Job 28:28

Y al hombre le dijo. No en tantas palabras, no por ninguna revelaci�n escrita o hablada; pero por la naturaleza que implant� en el hombre, y especialmente por la conciencia con que lo dot�. El hombre siente en su coraz�n de corazones que cualquier sabidur�a que pueda ser en abstracto, su verdadera sabidur�a es "el temor de Dios", su verdadera comprensi�n "para apartarse del mal". Ninguna cantidad de inteligencia, ninguna cantidad de inteligencia, o de informaci�n, o de conocimiento, o de sabidur�a mundana o cient�fica, ser�n de utilidad para �l, a menos que comience con este "comienzo" (Salmo 111:10 ; Proverbios 1:7), y se basa en esta base. Esta base, en cualquier caso, Job ten�a. ya que Dios le dio testimonio de que lo ten�a ( Job 2:3).

HOMIL�TICA

Job 28:1

La primera par�bola de Job: 3. Un discurso sobre la verdadera sabidur�a.

I. LA SABIDUR�A NO DESCUBRIBLE POR EL GENIO HUMANO. Entre los estupendos esfuerzos de la industria humana y la habilidad con la que Job estaba familiarizado, nada estaba mejor preparado para impresionar a la mente con el sentido de la audacia ilimitada, el poder inquebrantable del hombre y el maravilloso �xito en la b�squeda de toda la perfecci�n (vers�culo 3), y encerrando en secreto cosas a la luz (veterinario, 11), que las operaciones del minero. Estos, cuyo conocimiento puede haberse derivado de las minas que se trabajaban en Egipto, la pen�nsula del Sina�tico y Arabia (vide Exposition; y cf. Delitzsch, in loco), se muestran con mucha precisi�n y viveza.

1. Los tesoros que busca el minero. Estos se establecen por sus nombres y los lugares donde se encuentran com�nmente.

(1) Plata del lugar emisor, es decir, de la mina; y oro, que los hombres refinan, desde su lugar, es decir, tambi�n desde la mina. Los expositores generalmente comentan sobre la precisi�n de estas declaraciones, que hablan de que la plata se encuentra en una veta o "problema" a cierta profundidad debajo del suelo, y el oro que se obtiene cerca de la superficie; de la plata que requiere ser excavada de la tierra, y del oro que necesita ser arrastrado de la roca pulverizada. La primera menci�n en la Escritura de "oro y plata" est� en relaci�n con el regreso de Abraham de Egipto ( G�nesis 13:2), aunque el oro luego abundaba en Arabia y Judea en el tiempo de Salom�n ( 1 Reyes 10:2, 1 Reyes 10:21, 1 Reyes 10:27). Si "el uso del oro y la plata com�nmente precede al descubrimiento del hierro (Barnes), entonces es probable que esos metales preciosos no fueran desconocidos para Tubal-Ca�n y sus contempor�neos ( G�nesis 4:22). imposible decir en qu� medida el arte de trabajar el metal hab�a avanzado en la �poca de Job, pero la menci�n de pendientes y pulseras en los d�as de Abraham ( G�nesis 24:30), y de copas de plata, oro anillos y cadenas de oro en la era de Jos� ( G�nesis 41:42; G�nesis 44:2), hace obvio que se hab�a alcanzado una habilidad considerable antes de la era de Mois�s. En la estimaci�n de Job, la adquisici�n y la preparaci�n de estos metales preciosos fueron ejemplos de la se�al del poder y la habilidad del hombre.

(2) Hierro del polvo, es decir, de las entra�as de la tierra, y cobre de la piedra, es decir, del mineral por fundici�n. Tubal-Cain es el primer trabajador conocido en lat�n (cobre) y hierro ( G�nesis 4:22). El hierro se menciona luego en la �poca de Og King of Bashan, B.c. 1350. El trabajo de las minas de hierro y cobre es m�s dif�cil que el de oro o plata; por lo tanto, el uso de los antiguos metales indica un estado de civilizaci�n m�s avanzado.

(3) Piedras de oscuridad y de sombra de muerte. Estos pueden ser los minerales de cobre y hierro que se obtienen de las profundidades m�s bajas de la tierra; el minero los persigue penetrando en las regiones m�s remotas, llegando al final de la oscuridad, iluminando el interior sin luz de la tierra y llevando su b�squeda a cada extremo, es decir, a cada rinc�n y esquina (vers�culo 3). O pueden incluir todo tipo de piedras preciosas, como el zafiro (vers�culo 6), que yace enterrado en los rincones oscuros de la tierra, que, para calmar la insaciable sed de adquisici�n del hombre, se enciende como si fuera fuego. aunque fuera de �l, es decir, de la superficie de la tierra, sale pan (vers�culo 5).

2. El camino que sigue el minero. Un camino solitario.

(1) Remoto del ken humano (vers�culo 4). En medio de las soledades de la pen�nsula del Sina�tico, el minero hunde su eje debajo de la superficie del suelo, dejando atr�s las casas y las viviendas de los hombres. All�, olvidado por los viajeros de arriba, se balancea por el pozo con una soga y desciende a su trabajo solitario; o, tal vez, sentado suspendido en su trabajo, se balancea de un lado a otro, lejos de ser humano.

(2) Retirado de la observaci�n de criaturas (vers�culos 7, 8). Barriendo a lo largo y ancho en busca de presas, el ojo del �guila o el buitre no puede mirar el camino oculto por el cual el minero presiona hacia su bot�n; no, en busca de los tesoros de la tierra, viaja por un camino inaccesible e incluso imperceptible para el le�n y otras orgullosas bestias de presa. El hecho de que el hombre pueda penetrar en retiros secretos en busca de la riqueza, donde ni el p�jaro de vista r�pida ni la bestia con olor penetrante pueden seguir, es un testimonio sorprendente de la superioridad del hombre sobre la creaci�n bruta.

3. Las obras que ejecuta el minero. Algunos de estos ya se han mencionado, pero en aras de la continuidad pueden repetirse aqu�.

(1) Hundiendo un eje (vers�culo 4), por el cual desciende por una cuerda.

(2) Explorando el interior de la corteza terrestre (vers�culo 5), subi�ndola como si fuera fuego.

(3) Volando y limpiando la roca que no contiene mineral (vers�culo 9), poniendo su mano sobre el cuarzo y subiendo las monta�as por las ra�ces. Plinio afirma que la voladura se practicaba en la antig�edad (v�ase Exposici�n; y de. Delitzsch).

(4) Cortar canales o galer�as en la roca para drenar el agua (vers�culo 10) o, seg�n otra opini�n, para traer agua para lavar el mineral de oro.

(5) Protecci�n contra la inundaci�n de la mina (vers�culo 11), atando los cursos de agua que no lloran (un t�rmino t�cnico que todav�a se usa entre los colliers), es decir, conteniendo el agua que se filtra a trav�s del techo y los lados del pozo, lo que de otro modo interferir�a con las operaciones del minero, pero que, al estar restringido, le permite sacar a la luz las cosas preciosas que ocultan las entra�as de la tierra. Y ahora, despu�s de terminar este v�vido e instructivo bosquejo de la empresa, la habilidad y el poder con el que el minero explora los lugares profundos de la tierra en busca de riqueza, el poeta se pregunta triunfante: �D�nde est�n los �xitos correspondientes del hombre en la b�squeda? �de sabidur�a? El hombre puede cavar, cortar y abrirse camino a trav�s de rocas y monta�as hasta llegar al lugar de los zafiros; pero la guarida de la sabidur�a, es decir, de los verdaderos principios de la administraci�n Divina, y el lugar de comprensi�n, es decir, la facultad de aplicarlos a casos particulares, son y deben permanecer para siempre m�s all� de su conocimiento.

II VERDADERA SABIDUR�A INCOMPARABLE EN SU VALOR. Imaginando a un comerciante de perlas ansioso por comprar este tesoro celestial (de. Mateo 13:45, Mateo 13:46), Job comenta:

1. Que no puede ser descubierto para ser valorado. Si uno deambula por la tierra de los vivos, es decir, atraviesa la faz de la tierra en todas las direcciones en su b�squeda, a�n as� eludir�a su observaci�n. En caso de que "tome las alas de la ma�ana y huya a las partes m�s extremas del mar" (Salmo 139:9), pregunt�ndolo, el mar con cada ola ondulante responder�a: "No est� conmigo ". No, si se sumergiera en el abismo subterr�neo de las aguas (Salmo 139:8), todav�a enjuiciando su investigaci�n despu�s de la sabidur�a, desde esas oscuras profundidades sonar�a la respuesta, "No en m�".

2. Que, si se pudiera descubrir, el hombre no puede estimar su valor. "Un mortal no sabe su precio" (vers�culo 13). Tan trascendente en su excelencia es esta sabidur�a celestial, tan al superar las concepciones ordinarias del hombre, que la tarea de apreciar su valor esencial est� m�s all� de las capacidades de su comprensi�n finita. "El hombre es la medida del universo", dijo Pit�goras. "Que as� sea", es el pensamiento de Job; "Aqu� hay algo fuera del universo de la cual la m�s grande inteligencia humana no es la medida": la sabidur�a divina, de acuerdo con la cual se ha enmarcado, y por la cual se gobierna continuamente, incluida la inteligencia divina que ide� el plan ideal. del mundo, el plan o patr�n ideal en s� mismo, y la sabidur�a y el poder combinados por los cuales ese plan se lleva a cabo en una realizaci�n minuciosa y completa.

3. Que, incluso si se pudiera decir su precio, el hombre no podr�a encontrar su equivalente. "El poeta pone todo bajo contribuci�n para ilustrar el pensamiento de que el valor de la sabidur�a excede el valor de la cosa terrenal m�s valiosa" (Delitzsch). Nada que el minero pueda sacar de las entra�as de la tierra, ni nada que el comerciante pueda importar de climas extranjeros; nay, no todos estos juntos se pueden establecer en comparaci�n con la joya del cielo de la sabidur�a eterna ( Proverbios 3:14, Proverbios 3:15). Oro y plata de la m�s rara, pura y brillante calidad; perlas costosas de tonalidad m�s delicada y de valor fabuloso; toda la riqueza de un mundo, no puede comprarlo ( Proverbios 8:10, Proverbios 8:11). Lo que Job afirma de la sabidur�a que le permite a uno comprender y apreciar el. Los principios del gobierno divino en la tierra son m�s ciertos de esa sabidur�a que hace sabio a la salvaci�n. Tambi�n es en s� mismo no detectable por el hombre ( 1 Corintios 1:21). Su verdadero valor no puede ser apreciado adecuadamente por el hombre ( Romanos 11:33). Su equivalente mercantil no puede ser ofrecido o incluso encontrado por el hombre ( Mateo 16:26). El precio del que es la Sabidur�a de Dios ( 1 Corintios 1:24) est� por encima de los rub�es.

III. VERDADERA SABIDUR�A POSEIDA POR DIOS SOLO. Como la sabidur�a no puede ser descubierta por la inteligencia del hombre ni comprada por el oro del hombre, la pregunta se repite naturalmente: "�De d�nde viene la sabidur�a? �Y d�nde est� el lugar de la comprensi�n?" en respuesta a lo que Job afirma:

1. Que la verdadera sabidur�a es el secreto de Dios solo. El conocimiento exclusivo de la sabidur�a de Dios est� representado de manera impresionante por una declaraci�n renovada de la ignorancia total de todos los seres creados con respecto a este tema trascendente.

(1) El hombre es absolutamente impotente para pronunciar una palabra rentable sobre el tema, "al ver que est� oculto a los ojos de todos los vivos" (vers�culo 21). Entonces, el plan Divino de redenci�n es uno que nunca hubiera entrado en la mente del hombre para concebir ( 1 Corintios 2:8, 1 Corintios 2:9). Y, por lo tanto, los esquemas humanos de salvaci�n han demostrado ser insuficientes y sin valor.

(2) Las criaturas generalmente no pueden proporcionar informaci�n sobre esta elevada pregunta. Incluso las aves que ven lejos, a las que sol�an recurrir los antiguos adivinos en sus perplejidades, no tienen ning�n or�culo que pronunciar, ya que se "mantiene cerca de las aves del aire" (vers�culo 21).

(3) Los habitantes del inframundo est�n igualmente perdidos en esta materia elevada. "La destrucci�n y la muerte dicen: Hemos escuchado la fama de esto con nuestros o�dos" (vers�culo 22). Es decir, los habitantes de los reinos de los muertos son conscientes de su existencia, pero no pueden comunicar ning�n conocimiento de su naturaleza y valor. Y, habiendo as� apagado a todos los seres creados de la participaci�n en esta sabidur�a, el poeta termina declarando solemnemente:

2. Que la verdadera sabidur�a es propiedad de Dios solo. "Dios entiende su camino, y conoce su lugar" (vers�culo 23). Adem�s de afirmar que Dios sabe de d�nde se obtendr� la verdadera sabidur�a, Job se propone transmitir el pensamiento de que solo Dios posee esta sabidur�a. Mirando hacia los confines de la tierra y buscando debajo de todo el cielo, no solo comprende con su mirada omnisciente "donde habita la sabidur�a"; pero, en virtud de ese conocimiento, �l mismo es el Uno infinitamente sabio y comprensivo ( Job 12:13).

3. Esa verdadera sabidur�a ha sido ejemplificada solo por Dios. La creaci�n del mundo fue una manifestaci�n sublime de esta sabidur�a ( Proverbios 8:27-20). En particular, el establecimiento de esas leyes que regulan la fuerza del viento, la distribuci�n de la tierra y el agua, la recolecci�n y el vaciado de las nubes de lluvia, y el origen y el curso del rayo, fue una se�al de inteligencia celestial (versos 25, 26). No, cuando el Todopoderoso Art�fice molde� el universo, entonces busc� esta sabidur�a, le asign� un lugar y una funci�n en su gran trabajo creativo, y se comprometi� a la producci�n, preservaci�n y gobierno providencial de todas las cosas finitas (vers�culo 27 ) Con esta sabidur�a no iniciada, San Juan ( Juan 1:1) identifica la Palabra de Dios, el Se�or Jesucristo.

IV. VERDADERA SABIDUR�A DIVINAMENTE REVELADA AL HOMBRE. Aunque no puede ser descubierto por el genio humano, e invencible por el oro humano, la verdadera sabidur�a no ha sido ocultada al hombre. Lo ha recibido por revelaci�n.

1. La divinidad de esta revelaci�n. No ha sido impartido por la naturaleza. El tejido material de la creaci�n es un producto y una muestra de sabidur�a celestial; pero no es suficiente para el hombre como ley conforme a lo que �l tambi�n puede alcanzar para la sabidur�a. Tampoco el hombre mismo lo ha descubierto, ya sea por investigaci�n f�sica o cient�fica, o por especulaci�n filos�fica o religiosa, o por adivinaci�n pagana y supersticiosa. La ley que deber�a constituir al hombre como participante en la sabidur�a eterna fue y es algo distinto de las leyes que regulan la materia. Era algo comunicado al hombre, sobre todo, que Dios le dijo indirectamente a trav�s de la naturaleza.

2. La antig�edad de esta revelaci�n. En varios per�odos posteriores, como p. en el Sina�, y nuevamente en el Adviento, repetido y ampliado, se entreg� por primera vez en el d�a de la creaci�n del hombre, cuando Dios, habiendo hecho del hombre una criatura inteligente y responsable, lo coloc� bajo la ley del derecho, grabado en las tabletas carnosas de su coraz�n

3. La importancia de esta revelaci�n. Esa sabidur�a celestial tiene para el hombre un principio esencial interno y una expresi�n permanente externa.

(1) El principio esencial interno: "el temor del Se�or (Adonai)". Este miedo no es un temor servil, sino un temor filial y reverencial, basado en una concepci�n justa de la grandeza de Dios ( Job 25:2), y de la relaci�n del hombre con �l como Gobernador moral (Salmo 33:8). Tal miedo es la ra�z y la fuente principal de toda piedad en las almas ( Deuteronomio 5:29; Deu 10:12; 2 Reyes 17:36; Salmo 96:4, Salmo 96:9; Salmo 147:11; Eclesiast�s 12:13; Mateo 10:28; 1 Pedro 1:17). Tambi�n es la verdadera fuente y comienzo de toda sabidur�a genuina (Salmo 111:5; Proverbios 1:7; Proverbios 9:10). Por lo tanto, "sabidur�a" y "piedad" o "religi�n" son t�rminos sin�nimos. Tampoco se puede dudar de que un alma humana temer a Dios, en el sentido amplio y exaltado antes mencionado, es supremamente razonable en s� mismo e indiscutiblemente sabio como principio para la regulaci�n de la vida. El t�rmino define brevemente la actitud que los seres inteligentes deben mantener hacia Dios, el glorioso Gobernador moral del universo. Originalmente implantado en el hombre en la creaci�n, y luego destruido por la ca�da, ahora est� siendo reimplantado o despertado en el hombre por el evangelio.

(2) La expresi�n externa permanente: "apartarse del mal". Temer a Dios y continuar en pecado es una contradicci�n moral. El alma que venera la majestad de Dios y tiembla ante el poder de Dios, mucho m�s que admira el car�cter de Dios y ama a la Persona de Dios, encontrar� necesariamente su mayor felicidad al respetar la Palabra de Dios y hacer la voluntad de Dios. Por lo tanto, se insiste en gran medida en una separaci�n r�pida, sincera, decisiva, completa y final del mal (es decir, de errores tanto en la doctrina como en la pr�ctica) como la �nica evidencia satisfactoria de una religi�n genuina ( Job 11:14; Job 22:23; Salmo 4:4; Isa�as 1:16; Proverbios 3:7; Proverbios 8:13; Proverbios 16:6), mientras que los verdaderamente piadosos, cuyos corazones est�n realmente pose�dos por el temor sagrado, se caracterizan por una determinaci�n m�s o menos resuelta de guardar la Ley Divina (Salmo 112:1; Salmo 119:63; Proverbios 14:2, Pro 14:16; 2 Corintios 7:1; Efesios 5:21; 1 Pedro 1:17). Cf. El lenguaje de un antiguo himno religioso para Am�n: "Lloro, el comienzo de la sabidur�a es el camino de Am�n".

Aprender:

1. Para admirar la sabidur�a y la bondad de Dios en la construcci�n y disposici�n de este globo material. Adem�s de ser moldeada por la sabidur�a divina, la tierra tambi�n est� llena de riquezas divinas.

2. Ver en los monumentos de la habilidad de ingenier�a del hombre, la industria mec�nica, la empresa comercial y la investigaci�n cient�fica a la vez un testimonio sorprendente del dominio del hombre sobre las criaturas, y una confirmaci�n admirable de la verdad de las Escrituras.

3. Valorar la riqueza material en su verdadero valor, observando tanto su debilidad como su poder. Si bien contribuye en gran medida al confort f�sico y la influencia social del hombre, no puede impartir sabidur�a ni felicidad, y a�n menos puede servir como un sustituto de la religi�n y la salvaci�n.

4. Razonar que la misma sabidur�a Divina que puso la creaci�n material bajo la ley no olvidar�a instituir una regla de vida para el hombre. Por lo tanto, la moral y la religi�n no son accidentales y relativas, sino absolutas y eternas, y est�n inseparablemente ligadas a la constituci�n del hombre como una criatura inteligente y responsable.

5. Reconocer la necedad innata de aquellos que no temen a Dios ni se apartan del mal. "La ley del sabio es una fuente de vida, para apartarse de las trampas de la muerte".

6. Reconocer con gratitud la divina bondad amorosa al dar a conocer al hombre la sabidur�a m�ltiple de Dios en Cristo y su salvaci�n. El secreto de la administraci�n divina que Job no pudo comprender ha sido claramente descubierto en el evangelio.

7. Percibir que desde la ca�da el mundo se ha regido sustancialmente por los mismos principios. Cristo conduce asuntos mundanos hoy como lo hizo en el tiempo de Job por la ley de la gracia y en inter�s de la santidad.

HOMILIAS DE E. JOHNSON

Job 29: 1 -28

Alabanzas de la sabidur�a divina.

En medio de la oscuridad del sufrimiento y el profundo sentido de los misterios de la vida, inexplicable por la sabidur�a humana, Job se eleva a la contemplaci�n de esa sabidur�a divina que ha fundado todas las cosas, que conoce todas las cosas, y en el reconocimiento reverente de que el hombre puede encuentra por s� mismo el verdadero camino de la sabidur�a y del poder. Ya el esp�ritu de Job, purificado por un largo sufrimiento y experiencia, se est� elevando a esa presencia donde hay luz y no hay oscuridad en absoluto; y desde esta altura de calma la contemplaci�n es adecuada para convertirse en el maestro de sus maestros, el "instructor de muchos".

I. VERDADERA SABIDUR�A QUE SE ENCONTRAR� EN NINGUNA PARTE DE LA TIERRA. (Vers�culos 1-11.) Para ilustrar esto, se nos se�ala, en una descripci�n detallada, el arte de la miner�a, por el cual el hombre abre los tesoros costosos de la tierra ( Deuteronomio 8:9), pero no puede toma posesi�n de este tesoro m�s alto y mejor de todos. El oro, la plata, el hierro y el cobre se extraen de las entra�as de la tierra y se derriten de sus minerales; la l�mpara del minero disipa la oscuridad, ya que en todas las direcciones busca el "mineral de la oscuridad y la noche mortal". Es una imagen del trabajo ansioso, laborioso e incansable con el que hombres de todas las �pocas en las minas de Egipto, Palestina, del viejo y del nuevo mundo, han tratado de reunir y acumular tesoros en la tierra para s� mismos. A menudo hay incluso un frenes�, un desprecio temerario de la salud y la vida, en esta b�squeda apasionada. �Con qu� entusiasmo deber�amos seguir la b�squeda de los tesoros celestiales, las bendiciones internas que hacen a los hombres verdaderamente ricos y felices ( Mateo 16:26)! La descripci�n contin�a. El eje (vers�culo 4) est� separado de los que habitan arriba; Los mineros se sumergen profundamente en la tierra, cada vez m�s lejos de las habitaciones de los hombres, para que sean olvidados por el paso de cada uno que camina por encima. Se representan como colgados lejos de los mortales por cuerdas en el peligroso descenso del pozo en su camino para obtener el mineral (Plinio, 'Hist. Nat.' 33.4. 21). Arriba, sobre la tierra brillante, el pan de ma�z est� creciendo, mientras pertenece. los hombres se agitan y hurgan en sus entra�as, utilizando a veces la fuerza perturbadora y destructiva del fuego (vers�culo 5). Las piedras preciosas, as� como los metales, los zafiros y el mineral de oro, son un premio para el minero diligente (vers�culo 6). Luego, para realzar la descripci�n, se describe la inaccesibilidad de estas formas subterr�neas. Las aves y las bestias de rapi�a que deambulan por todas partes no las han descubierto (vers�culo 8). Pero el hombre imp�vido pone su mano sobre el pedernal, desarraiga las monta�as y abre caminos a trav�s de las rocas, y el fuego del deseo ansioso brilla en sus ojos cuando cae sobre cada cosa preciosa. Se esfuerza por mantener el agua fuera de sus pozos, por lo que se desbordan y estropean tan f�cilmente; y as� saca a la luz los tesoros escondidos (vers�culo 11). Tales son las espl�ndidas capacidades del hombre �el coraje, la energ�a, el desaf�o al peligro� invocados por sus deseos. Su recompensa viene; pero, �corresponde a sus esfuerzos? Despu�s de pasar lo mejor de sus d�as en estos severos trabajos, ansiedades y peligros, piensa sentarse y consolar su edad con las adquisiciones de sus a�os m�s j�venes y m�s atrevidos; pero, �el disfrute del pobre resto de la vida equilibra estas luchas que tal vez le hicieron envejecer antes de su tiempo, y lo apartaron del placer en los d�as de placer y de las satisfacciones juveniles que luego se negaron? "Tengo hoy ochenta a�os y �puedo probar lo que como y lo que bebo?" ( 2 Samuel 19:35). "Quien viva hasta los a�os de Parzillai no podr�, con toda la riqueza y la grandeza de Barzillai, procurarse un gusto m�s r�pido y mejor de lo que se le presentar� que Barzillai" (Sur).

II SABIDUR�A NO EXCELENTE BUENA, Y POR NINGUNA MEDIA EXTERNA DEBE ENCONTRARSE. (Vers�culos 12-22.) Sabidur�a pr�ctica, el principio de conducta correcta y sabidur�a te�rica o perspicacia, �en qu� parte del mundo se encontrar�n (vers�culo 12)? Nadie conoce el precio de compra ni el mercado de la sabidur�a en toda la tierra de los vivos. "Poner dinero en tu bolso" es la m�xima que se aplica en todo menos esto. "El dinero responde a todas las cosas"; pero hay excepciones, y esta es una. El oro y la plata no tienen m�s poder que las piedras y los terrones en este comercio espiritual. Cruzar los mares; visitar las grandes ciudades; entrar a las iglesias; estudiar en las escuelas; mira y escucha todo; aun as� el coraz�n dolorido llorar�, "�D�nde se puede encontrar la sabidur�a? �Y cu�l es su precio?" Todo el oro y las joyas de las Indias no pueden comprarlo. Su valor es incomparable. Se le puede aplicar peso ni medida; no tiene lugar en los negocios y el intercambio del mundo (vers�culos 13-19). Una y otra vez, y una y otra vez se repite la pregunta: "�De d�nde viene la sabidur�a? �D�nde est� el lugar del entendimiento?" La ciencia no puede responder, con toda su agudeza visual y riqueza de conocimiento; ning�n ojo de �guila m�s brillante ha buscado su localizaci�n. Ni los vivos ni el reino de los muertos pueden traernos noticias de su sitio (vers�culos 20-22). Debe, entonces, ser irrelevante. Y siendo real, debe ser buscado y encontrado por lo que es real y espiritual en nosotros mismos. Las cosas que el ojo no ha visto, ni el o�do escuchado, ni la imaginaci�n concebida, Dios revela al esp�ritu. Debemos ser conscientes de una vida espiritual y de las necesidades espirituales; de un destino para las cosas celestiales y terrenales; debemos rendirnos al impulso espiritual, y trabajar por la satisfacci�n del hambre espiritual, as� como por el pan que perece, si esta gran pregunta alguna vez nos responde.

III. LA SABIDUR�A EST� EN EL TEMOR DE DIOS. (Vers�culos 23-28.)

1. La pregunta contestada. Dios conoce el camino a la sabidur�a, porque conoce su asiento y lugar. (Vers�culo 23.) �l mismo es el Todopoderoso. Su sabidur�a se ve en la maravillosa construcci�n y disposici�n del mundo natural. Regula los vientos y las aguas ( Isa�as 40:12), la lluvia, los rel�mpagos y los truenos (vers�culos 24-26). Y su sabidur�a absoluta es la regla para la vida interior del hombre, el mundo a�n m�s maravilloso de la vida espiritual. En la creaci�n en su conjunto, anuncia t�picamente su voluntad eterna a todas las criaturas racionales (vers�culo 27).

2. La declaraci�n divina. (Vers�culo 28, "El temor del Se�or es la sabidur�a, y apartarse del mal es el entendimiento"). Dios no mantendr�a su sabidur�a completamente secreta. �l revela, as� como es, la sabidur�a. Este es el mandato eterno original, la ley que "no es de ayer", y que nunca ha sido desconocida en ninguna generaci�n de la humanidad.

LECCIONES

1. La riqueza eterna de la naturaleza de Dios. No necesitaba ning�n modelo o copia para enmarcar su mundo. "Habl�, y se hizo; orden�, y se mantuvo firme" (vers�culo 27).

2. Hay una sabidur�a que es un ejemplo y un fin, y una sabidur�a que es una sombra y un medio. El primero est� en Dios, el �ltimo de Dios en nosotros. Entonces, �somos "participantes de la naturaleza Divina" en su reflexi�n, uni�n con �l y disfrute de �l ( 2 Pedro 1:4).

3. La sabidur�a es la naturaleza de Dios ( Proverbios 8:25, sqq.), No creada, esencial; con nosotros es una adquisici�n, una derivaci�n.

4. La verdadera sabidur�a para nosotros depende de la comuni�n viva y moral del coraz�n con Dios. Sin esto es en vano tratar de conocerlo. Un proverbio oriental dice: "El que aprender�a los secretos de los poderosos, debe vigilar diligentemente sus puertas". Bienaventurados los que as� esperan continuamente a las puertas de Dios.

5. La verdadera sabidur�a no se puede obtener sin su precio. Debe ser forjado por el esfuerzo de una vida santa y piadosa. El apartarse del mal, la mortificaci�n del pecado, la eliminaci�n de los vicios, nos ofrece un trabajo suficiente en esta vida, y hace que los esfuerzos del hombre por el bien perecedero parezcan peque�os en comparaci�n. "Pero el final es noble y la recompensa es excelente".

6. La energ�a del hombre en la b�squeda del bien terrenal debe ser un recordatorio constante de la necesidad de un celo similar en la b�squeda del bien eterno ( Mateo 6:19, sqq .; 1 Timoteo 6:1 .; Santiago 5:1.) .� J.

HOMILIAS POR R. GREEN

Job 29:1

El camino de la verdadera sabidur�a.

Con singular plenitud Job describe los primeros m�todos de miner�a, y el conocimiento que el hombre ya hab�a obtenido de los tesoros escondidos de la tierra, y el poder que pod�a ejercer sobre ellos. En este reconocimiento del poder del hombre, y de su profunda comprensi�n de la naturaleza y la constituci�n de la tierra, y sus numerosos tesoros y procesos, prepara el camino para establecer los l�mites m�s all� de los cuales el hombre no puede ir. Con toda su b�squeda no encuentra el camino de la "sabidur�a", y con todo lo que consigue no logra "comprender". Y esto se prepara a�n m�s para establecer las verdaderas fuentes de la sabidur�a y el lugar del entendimiento. El camino de la verdadera sabidur�a no se encuentra en esos rincones oscuros de la tierra donde se esconde la veta de la plata. Es un camino que ninguna ave conoce, y que el ojo del buitre no ha visto, y sobre el cual las bestias de presa no han pisado; ni ha pasado por �l el le�n feroz. Solo Dios mide su camino, y solo �l conoce su camino. La clara inferencia, entonces, es: el hombre debe pedir sabidur�a a Dios.

I. EL ERROR DE SUponer QUE UN CONOCIMIENTO DE LOS PROCESOS DE LA NATURALEZA DA UNA SABIDUR�A VERDADERA Y PERFECTA. En todo esto, el hombre puede ser profundamente aprendido, y sin embargo, hay un camino oculto para �l. El peligro de este d�a es suponer que la ciencia realmente llamada es un conocimiento suficiente para el hombre. Un conocimiento exacto de "las leyes de la naturaleza" todav�a deja al hombre ignorante de muchas verdades necesarias. Para el uso correcto de sustancias materiales, es necesario un conocimiento de esas sustancias y las leyes de su combinaci�n; y para la seguridad de la vida animal, el conocimiento de su estructura y procesos, las leyes de la vida animal, es igualmente necesario. Pero estos no alcanzan la idea total de la vida humana. El que es capaz de actos morales y espirituales tiene una naturaleza moral y espiritual; y necesita el conocimiento de las leyes del gobierno moral bajo el cual est� colocado, y de la naturaleza espiritual con la que est� dotado.

II LA B�SQUEDA BAJA DE ESTA SABIDUR�A OCULTA LLEVAR� A LOS HOMBRES A UNA CONVICCI�N DE SU INCAPACIDAD DE LLEGAR A UNA ACEPTACI�N PERFECTA CON ELLA. Est� escondido de los ojos de todos los vivos. Esto es muy humillante para el orgulloso coraz�n de aquel que obviamente tiene una posici�n suprema en medio de las obras de Dios, que est� por encima de todas las criaturas, someti�ndolas a su autoridad; y por encima de la "naturaleza", oblig�ndolo a estar subordinado a su deseo. Saber que �l no sabe, y saber que al buscar no puede encontrar el conocimiento que desea, baja su gran mirada. Aqu� debe sentarse en el asiento del erudito; aqu�, confesando su ignorancia, pregunta.

III. EL BUSCADOR VERDADERO, DESCONOCIDO EN SUS MUCHOS ESFUERZOS, SE GIRA AL FIN A DIOS, Y ENCUENTRA LA FUENTE DE SABIDUR�A EN �L; y aprende que el temor del Se�or es la posesi�n de la verdadera sabidur�a, y el cuidado de mantener el camino de la justicia, el verdadero entendimiento. Es decir, la sabidur�a m�s elevada es un estado moral, y el verdadero entendimiento es una obediencia religiosa.

�De cu�ntos es esto "oculto" y cu�n poco dispuestos est�n los ignorantes a preguntar y los orgullosos de reconocer su necesidad! Si bien el que conscientemente carece de esta sabidur�a suprema, y ??le pide a Dios, demuestra que se lo da a todos liberalmente, y no reprende a nadie por pedirlo.

Job 29:20 -27

Sabidur�a escondida del hombre.

H�bil es la mano del hombre. Sus investigaciones son profundas. Ha cavado profundamente en la tierra. �l rastrea la veta de la plata y el lugar para el oro. Saca el hierro de la tierra, y el bronce se derrite de la piedra. Busca entre las piedras de la oscuridad y la sombra de la muerte. Su ojo ve lo que escapa al ojo del buitre, y conoce el camino que ninguna ave conoce. Su poder est� sobre las colinas, porque pone su mano sobre la roca y derriba las monta�as por las ra�ces. Rocas, r�os e inundaciones est�n bajo su poder, y las cosas ocultas que �l saca a la luz. Pero con todos sus poderes de investigaci�n, est� desconcertado en la b�squeda de la sabidur�a, y no conoce el lugar ni el precio de la comprensi�n. El conocimiento perfecto de la naturaleza de las cosas, y la gran sabidur�a para guiar en el uso adecuado de las cosas, no est� al alcance de los humanos. Tal conocimiento es demasiado alto para �l. Le pertenece a Dios. No se puede obtener por oro, ni comprar con el precio de la plata. Esta reflexi�n puede:

I. APROVECHE RENTABLEMENTE NUESTRAS ESPERANZAS DE OBTENER SABIDUR�A DEL HOMBRE. No podemos ganarlo all�; porque "est� escondido de los ojos de todos los vivos".

II ES UNA OCASI�N DE HUMILDAD POR PARTE DEL HOMBRE. El hombre vanidoso, que puede hacer tanto, est� desconcertado aqu�.

III. ES UN MOTIVO PARA RECIBIR GRACIAS LAS ENSE�ANZAS DEL SABIO. Hay hombres a quienes Dios ha descubierto las fuentes ocultas de la sabidur�a. Felices ellos, y felices todos los que aprenden de ellos.

IV. PERO SU LECCI�N SUPREMA ES CONDUCIRNOS EN NUESTRA B�SQUEDA DE SABIDUR�A A DIOS, a quien solo pertenece. "Dios entiende su camino, y conoce su lugar", incluso la sabidur�a que est� "escondida de los ojos de todos los vivos y mantenida cerca de las aves del aire". - R.G.

Vers�culo 28

La verdadera sabiduria.

Sabidur�a �la "cosa principal" �la sabidur�a que "no puede obtenerse por oro", ni valorarse con "el precioso �nix o el zafiro", que "el topacio de Etiop�a no ser� igual" - la sabidur�a "pertenece a Dios", y debe ser ense�ado por �l, porque somos ignorantes. La sabidur�a consiste en "el temor del Se�or" y en apartarse del mal. Este hombre de sabidur�a no encuentra en las rocas ni en las profundidades del mar. Esto es para el hombre su verdadera y m�s alta sabidur�a. Esta es la sabidur�a por el precio de que "la plata no se puede pesar". El temor del Se�or es el principio y el fin de la sabidur�a para el hombre:

I. PORQUE SE ENCUENTRA EN UN RECONOCIMIENTO JUSTO DE LA DIVINA SUPREMACIA, AUTORIDAD Y PODER. Lo m�s tonto que puede hacer un hombre es negar, ya sea por palabra o por conducta, la autoridad de Dios. El que verdaderamente reconozca la supremac�a divina se humillar� a s� mismo y tomar� el lugar que le corresponde, libre de presunci�n y de independencia independiente, que es la base de toda desobediencia.

II PORQUE LE OFRECE LA BASE M�S VERDADERA PARA LA FE Y LA ESPERANZA. El que teme y, por lo tanto, venera a Dios, aprender� a comprometerse en las manos divinas para recibir todas las bendiciones necesarias. Lejos de la presunci�n y del miedo, podr� tranquilamente confiar en Dios y hacer el bien. No puede tener ninguna esperanza real hacia Dios, quien en su irreverencia y engreimiento no aprecia "el temor del Se�or" en su coraz�n.

III. PORQUE SIN EL TEMOR DEL SE�OR NO PUEDE HABER UN VERDADERO AMOR POR EL DIVINO NOMBRE. Eso no puede ser amado, lo que no se respeta y honra. El verdadero respeto hacia Dios es el temor sagrado, la reverencia sagrada por la majestad, la santidad y la autoridad del Nombre Divino.

IV. PORQUE ES LA BARRERA M�S EFECTIVA CONTRA EL MAL HACER.

V. POR LAS PROMESAS ESPECIALES DE BENDICION HECHAS A LOS QUE TEMEN SU NOMBRE. De todo esto surge el deber de apreciar la debida consideraci�n por todas las cosas sagradas, para que el coraz�n pueda quedar impresionado de manera adecuada y rentable por ellas. "He aqu�, el temor del Se�or, eso es sabidur�a; y apartarse del mal es entendimiento". R.G.

HOMILIAS DE W.F. ADENEY

Job 29:1

El minero

Este pasaje es justamente famoso por su descripci�n gr�fica de la miner�a antigua. Nos da una imagen del trabajo y el peligro del minero, su industria, su habilidad y su aventura. Veamos qu� lecciones se pueden aprender del minero y su oficio.

I. DIOS HA COLOCADO GRANDES RIQUEZAS PARA EL HOMBRE. La gente habla tontamente sobre agotar las minas. Las minas particulares pueden llegar a su fin, y ciertos lodes pueden ser resueltos. Pero la tierra no es una mina o un condado ingl�s. Nadie puede calcular qu� vastas reservas de metal se encuentran debajo de la superficie del suelo. El gran tesoro apenas ha sido tocado; siglos tras siglos no ser� suficiente para saquear sus tiendas. Cuando aprendemos sobre Australia, Asia Menor, Am�rica del Sur, etc. descubrimos que todav�a hay riqueza ilimitada debajo del suelo. As�, Dios ha hecho una amplia provisi�n para las necesidades de sus hijos.

II ESTAS RIQUEZAS EST�N OCULTAS BAJO LA TIERRA. Los hombres deben hundir pozos y estanter�as de explosi�n. Dios nos da grandes posesiones, pero debemos aportar energ�a para adquirirlas. As� Israel tuvo que luchar por Cana�n. La sabidur�a se obtiene a trav�s del trabajo y el esfuerzo. La riqueza espiritual se gana a costa del conflicto espiritual. Aunque el conflicto principal era de Cristo, y aunque los mejores tesoros se dan libremente, debemos buscar si encontrar�amos ( Mateo 7:7).

III. EL TRABAJO DEL MINERO ES INCRE�BLE. Pocos hombres tienen una tarea tan desagradable o dif�cil. En las regiones subterr�neas oscuras, a menudo respirando una atm�sfera cercana y malsana, sufriendo de un calor tremendo, trabajando con hacha y pala, el minero no tiene lote inactivo. Puede ser olvidado por aquellos que pisotean el verde sobre su cabeza. Pero todos nos beneficiamos de su industria. Es justo que su trabajo valiente y arduo sea reconocido generosamente. En nuestros felices hogares y en nuestras hermosas iglesias debemos hacer muros para pensar en el minero y rezar por �l tal como rezamos por "los que est�n en peligro en el mar".

IV. INGENUIDAD Y EMPRESA CARACTERIZAN EL TRABAJO DEL MINERO. �Qu� pensamiento, esfuerzo y audacia se dedican a la miner�a! �Seguramente este es un trabajo m�s noble que el asesinato que todo el mundo honra en el soldado? Podemos entender por qu� Dios ha escondido los metales preciosos en las entra�as de la tierra, cuando vemos qu� rasgos masculinos se desarrollan en el trabajo de obtenerlos. Pero si es as�, �no deber�an surgir las mismas altas cualidades en la b�squeda del tesoro escondido del reino de los cielos? Su oro, plata, hierro y cobre merecen tantos problemas, �no son la sabidur�a, la crueldad y la vida eterna merecedores de los esfuerzos m�s extenuantes?

V. HAY PELIGRO EN LA VIDA DEL MINERO. Los desastres mineros son m�s fatales que los naufragios. El minero necesita conocer un refugio m�s seguro que cualquiera que el arte o la ciencia puedan idear. �l, de hecho, debe confiar en Dios. Pero para otros, su peligro es una ocasi�n para despertar inter�s y profundizar la simpat�a. Todos nos beneficiamos por su trabajo; al menos, entonces, hagamos lo que podamos para protegerlo de los peligros que crean el descuido y el ego�smo. � W.F.A.

Job 29:7, Job 29:8

El camino del minero.

El ojo del buitre es agudo, las cr�as del le�n son atrevidas; Sin embargo, un camino que estas criaturas salvajes nunca vieron es conocido por el minero, y subi� por �l en su b�squeda de metales preciosos. Penetra en barrancos temerosos, escala acantilados mareados, sigue pasos oscuros en la ladera de la monta�a, desciende profundos pozos hacia las regiones ocultas de la tierra.

I. LA SUPERIORIDAD DE LA MENTE PARA INSTINAR. Los sentidos de los animales son m�s agudos que los de los hombres; La vista del p�jaro y el aroma de la bestia salvaje superan en gran medida nuestra vista y olor. Los animales son m�s fuertes que los hombres; No podemos emular el vuelo del buitre o el golpe de la pata del le�n. Sin embargo, con sentidos m�s apagados y m�sculos m�s d�biles, podemos gobernar sobre los animales; incluso podemos vencerlos en su propio terreno. La superioridad del hombre es la superioridad de la mente. Por lo tanto, si retiene y perfecciona esta superioridad, no debe hundirse al nivel de las bestias que perecen. La sensualidad escocesa le roba al hombre su supremac�a. Si es por la mente que el hombre conquista, es vergonzoso vivir por el bien del cuerpo. Solo el poder mental le da a una criatura tan d�bil como el hombre cualquier oportunidad en la lucha por la existencia. Entonces es muy incongruente que se permita que el apetito corporal esclavice este poder para sus propios placeres bajos. Adem�s, si el hombre interno es el hombre superior, lo que es m�s alto en nuestro interior es nuestro verdadero y mejor ser. Las potencias m�s altas escalan los picos m�s altos.

II EL TRIUNFO DE LA ENERG�A. El minero conoce su camino secreto y lo sube, porque est� decidido a buscar los metales preciosos, sin importar a d�nde tenga que ir en su b�squeda. Aqu� hay vigor masculino. Ahora, es solo este vigor unido a la inteligencia lo que le da al hombre el �xito en la batalla de la vida. Nadie merece ser pr�spero sin �l. Es solo un estado artificial de la sociedad que permite que los ociosos sean mimados en el lujo. La regla saludable es la de San Pablo: "Si alguno no funcionara, tampoco deber�a comer" ( 2 Tesalonicenses 3:10). En el camino del minero tenemos una evidencia de lo que puede hacer el esfuerzo. Este mismo esfuerzo es necesario en todas las ramas de la vida. La industria es saludable y fruct�fera, y el deber pasado de moda nunca puede ser disminuido por ning�n cambio de circunstancias. Si los hombres se alejan del trabajo, proclaman que su mejor naturaleza es conquistada en ellos. Ser� un mal d�a para Inglaterra cuando abandone su antiguo esp�ritu de empresa. En la vida cristiana hay un llamado a la audacia y la energ�a del minero. Aqu� tambi�n las empresas heroicas son emprendidas por los esp�ritus m�s nobles. Hay caminos en la experiencia espiritual que nadie con una naturaleza meramente animal puede ver; pero los valientes hijos de Dios caminan sobre �l y encuentran tesoros raros por cierto. Browning nos dice:

"La vida es: despertar, no dormir;

Lev�ntate y no descanses; pero presione

Desde el nivel de la tierra, donde se arrastran ciegamente

Cosas perfeccionadas, m�s o menos,

A la altura del cielo, lejos y empinada ".

W.F.A.

Job 29:12

La b�squeda de la sabidur�a.

I. LA SABIDUR�A ES EXTREMADAMENTE DESEABLE. Los hombres hunden pozos y recorren caminos peligrosos en busca de los metales preciosos simplemente por su valor. Los costosos y dif�ciles procesos de miner�a no se llevar�an a cabo a menos que se esperara una recompensa adecuada. A menos que los hombres aprecien la sabidur�a, no tendr�n muchos problemas para intentar adquirirla. Lo primero es ver que "el precio de la sabidur�a est� por encima de los rub�es" ( Job 29:18). El conocimiento es bueno, como alimento del intelecto. El conocimiento de Dios es muy valioso como alimento del alma. El conocimiento pr�ctico es esencial para la orientaci�n en la vida. La sabidur�a es m�s que la satisfacci�n de la curiosidad; Es la luz de la vida.

II LA SABIDUR�A NO MIENTE EN LA SUPERFICIE DEL MUNDO. Es como los tesoros de las manifestaciones profundas, y por lo tanto no es visto por lo superficial. Dios no arroja sus perlas ante los cerdos. Hay bendiciones en las que todos los hombres, incluso los m�s descuidados, tienen una participaci�n. Pero las mayores bendiciones no se topan sin darse cuenta. Estos son para todos los que los buscar�n; pero deben ser buscados. Los tesoros ocultos a veces se extraen de debajo de las ruinas antiguas: vasijas de oro y plata que han estado enterradas durante siglos enterradas bajo montones de basura. De modo que los tesoros divinos se han escondido debajo de pilas de cosas terrenales y relativamente in�tiles. El pecado y la mundanalidad los han enterrado. Necesitan ser redescubiertos. As�, el hombre tiene tanto que recuperar las riquezas espirituales perdidas como minar en tierra virgen para obtener nueva sabidur�a.

III. LA SABIDUR�A NO SE ENCUENTRA F�CILMENTE. No es suficiente hundir una mina, porque tal vez no podamos golpear una veta; Debemos descubrir d�nde se encuentra el metal precioso. El ingeniero de minas debe aportar su ciencia y experiencia para abordar el gran problema de d�nde se realizar� el pozo, y si comete un error, todo el costoso trabajo de preparar la mina se desperdiciar�. Ahora, queremos que una vara divina nos muestre d�nde buscar la sabidur�a divina. Los fil�sofos han cavado sus minas en varias regiones de la vida y el pensamiento. Sin duda, han tra�do mucho mineral precioso a la superficie. Pero el gran tesoro del conocimiento divino no ha sido golpeado por ninguna investigaci�n humana sin la gu�a de una revelaci�n celestial especial. Los mares pueden ser dragados y extra�as maravillas de las profundidades sacadas a la luz, pero estas adiciones a la historia natural no nos ayudan mucho a conocer la verdad espiritual.

IV. LA SABIDUR�A NO PUEDE SER COMPRADA. Las piedras preciosas se pueden comprar por dinero. El conocimiento se puede obtener en clases por las que se cobran tarifas; y, sin embargo, los honorarios no pueden comprar educaci�n real, y a menos que el erudito use su mente, no puede sacar provecho de sus lecciones. Ninguna suscripci�n a iglesias, misiones y organizaciones ben�ficas puede comprar la sabidur�a divina.

V. LA SABIDUR�A ES UN DIVINO REGALO QUE BUSCA ALMAS. Es como los metales preciosos en la tierra que Dios le ha dado al hombre libremente. Los tesoros de Dios son para todos, sin dinero y sin precio. Adem�s, Dios nos muestra d�nde encontrar estos tesoros. Cristo "se nos hizo sabidur�a" ( 1 Corintios 1:30). Cuando recibimos a Cristo, tenemos el Tesoro por el cual fil�sofos y santos trabajaron y extrajeron. Trae la sabidur�a Divina a la superficie, para abrir puertas. Si adquiri�ramos sabidur�a, solo tenemos que abrir nuestros corazones para acoger a Cristo. � W.F.A.

Job 29:18

El alto precio de la sabidur�a.

En general, los precios est�n determinados por dos causas: por el valor establecido en las cosas debido a su utilidad y atractivo, y por la dificultad de adquirirlos. Ambos elementos entran en el alto precio de la sabidur�a.

I. LA SABIDUR�A ES VALIOSA POR LA CUENTA DE SU UTILIDAD Y ATRACTIVIDAD. La gente no dar� un alto precio por lo que no se valora mucho. La apreciaci�n implica la percepci�n de cierta equivalencia en el valor. Si se busca la sabidur�a a un gran precio, la sabidur�a es muy apreciada. De lo contrario, se quedar�a solo ya que no vale la pena comprarlo. Observemos, entonces, los elementos de valor en la sabidur�a.

1. Orientaci�n. Necesitamos conocimiento para salvarnos de errores. Los principios de Bight son cuadros por los cuales dirigir. La locura moral hunde a los hombres de cabeza en la ruina; La sabidur�a moral es la gu�a segura de la vida. Debemos conocer el camino celestial, debemos ver c�mo subir la colina empinada, debemos tener habilidad para navegar por el barco de la vida.

2. Sustento. La sabidur�a divina alimenta el alma como el man� celestial, y la refresca como el agua de la roca. Revive y nutre como vino y leche ( Isa�as 55:1). El alma est� muerta de hambre sin la verdad de Dios. Esa verdad es su carne y bebida.

3. Satisfacci�n. Mucho de lo que los hombres se alimentan espiritualmente es como paja y aserr�n; en realidad no satisface, aunque parece llenarse. Pero el conocimiento de Dios es tranquilo; Satisface las necesidades profundas y responde a los verdaderos deseos de la vida interior.

4. Cultura. El efecto de esta posesi�n celestial es elevar y transformar el alma misma. Es m�s que una gu�a, una comida, una satisfacci�n; Es una influencia moldeadora. Mediante una sutil alquimia, lleva al alma a su propio car�cter. El que tiene sabidur�a es sabio. La posesi�n de la gracia divina nos hace hijos de Dios.

II LA SABIDUR�A ES COSTOSA POR LA DIFICULTAD DE ADQUIRIRLA. La gente no dar� un alto precio innecesariamente, incluso por lo que valoran mucho. Lo que es abundante y de f�cil acceso es necesariamente barato, por muy �til y atractivo que sea. Cuando la oferta es totalmente igual a la demanda, el precio es bajo. Pero la sabidur�a no solo es inherentemente valiosa; Tambi�n se obtiene a un gran costo. Tenga en cuenta las razones de su cari�o.

1. Una b�squeda dif�cil. Puede haber una abundancia de metales preciosos muy por debajo del suelo, pero si hay que construir minas, se debe incurrir en algunos gastos antes de que se puedan adquirir los tesoros. De ah� su costo. Ahora, los hombres han estado buscando sabidur�a con gran esfuerzo y cansancio a trav�s de todas las edades.

2. Rareza. Los precios suben alto en tiempos de escasez. La hambruna puede hacer que el ma�z sea m�s preciado que los rub�es. Cuando el mundo cay� lejos de Dios en la noche del pecado y la ignorancia, la verdadera sabidur�a se volvi� escasa.

3. El sacrificio de Cristo. Cristo se ha convertido en sabidur�a para nosotros, pero �a qu� precio? Primero fue la condescendencia de su encarnaci�n, cuando se vaci� a s� mismo y no tuvo fama, y ??asumi� la forma de un sirviente. Luego pas� su ardua vida llevando el conocimiento y la gracia de Dios a los hombres. Sus relojes de medianoche, y sus d�as llenos de trabajo y conflicto, se gastaron para este objeto. Por �ltimo, su cruz marca el don supremo de s� mismo en la muerte para comprarnos la sabidur�a Divina. Esa sabidur�a es m�s costosa que los rub�es; lo adquirimos a costa de la sangre de nuestro Se�or.W.F.A.

Job 29:23

El acceso de Dios a la sabidur�a.

La sabidur�a es rara, preciosa y costosa. Los hombres son h�biles y emprendedores en la extracci�n de metales preciosos; pero la b�squeda de la sabidur�a, aunque llevada a cabo con la mayor asiduidad, parece ser m�s dif�cil. Sin embargo, lo que es inaccesible para el hombre est� bastante al alcance de Dios. Podemos fallar al intentar encontrar la sabidur�a, pero Dios la posee. �l sabe d�nde est� escondido para nosotros; �l puede pisar el laberinto de la mina que lo conduce.

I. ESTO ES UN MOTIVO DE FE. Si Dios tiene verdadera sabidur�a, podemos estar contentos de dejar con �l aquellos problemas de la vida que no podemos entender por nosotros mismos.

1. En la naturaleza. Para nosotros, muchos de los procesos de la naturaleza son ininteligibles. No solo no podemos entender el "c�mo", sino que tambi�n estamos perplejos sobre el "por qu�". Aparentemente, los procesos aparentemente sin sentido y hirientes llenan la naturaleza de misterios oscuros. Pero todos estos misterios est�n abiertos a Dios. De sus obras podemos decir: "En sabidur�a las hiciste todas". El mundo no fue creado por un torpe Demiurgo, sino por un Dios sabio.

2. En providencia. Nuestras propias vidas son enigmas para nosotros. No podemos entender por qu� nuestros planes est�n rotos, nuestras esperanzas dispersas, nuestras alegr�as convertidas en amargura. Todo parece salvaje, ca�tico, sin rumbo, a veces incluso cruel. Podemos descansar en el pensamiento de que Dios es m�s alto y m�s sabio que nosotros.

"Profundo en minas insondables

De habilidad que nunca falla,

Atesora su brillante deseo,

Y trabaja su voluntad soberana "

Por lo tanto-

"No juzgu�is al Se�or por un sentido d�bil".

3. En la redenci�n. Es posible que no podamos comprender la expiaci�n. Las teor�as son todas inadecuadas. Hay un misterio en la ra�z del cristianismo. Pero cuando Dios ide� su gran idea de salvaci�n, tuvo acceso a toda la sabidur�a. Debe ser sabio. Nuestra parte es seguirlo hasta donde podamos verlo y confiar en Dios para el resto.

II ESTA ES UNA CLAVE PARA LA SABIDUR�A. Dios sabe d�nde est� escondido el tesoro; �l est� familiarizado con el camino que lo conduce. Entonces debe ser la Gu�a de la sabidur�a. Si lo alcanzamos, debemos buscarlo de Dios.

1. Por la oraci�n. S t,. James ha dicho: "Si alguno de ustedes carece de sabidur�a, que pida a Dios, eso le da a todos los hombres generosamente, y no reprende; y se le dar�" ( Santiago 1:5). No es solo que la sabidur�a es una bendici�n otorgada en respuesta a la oraci�n; La oraci�n misma es el camino a la sabidur�a. San Pablo pod�a ver las cosas con una nueva luz cuando se pod�a decir de �l: "He aqu�, �l ora". El esp�ritu de oraci�n abre las ventanas del cielo y revela la sabidur�a de Dios.

2. Por la piedad. Debemos ser como Dios si comparti�ramos la sabidur�a de Dios. La simpat�a con Dios nos dar� ojos para ver como Dios ve. La cercan�a a �l nos introducir� en el camino que transita. Cuando caminamos con Dios seremos conducidos a esas profundas minas de sabidur�a en las que �l penetra. As�, la verdadera sabidur�a est� estrechamente relacionada con la verdadera religi�n. "El temor del Se�or, eso es sabidur�a" (vers�culo 28) .� W.F.A.

Vers�culo 28

La revelaci�n de la sabidur�a.

El hombre ha buscado la sabidur�a, pero en vano. Entonces Dios, que tiene acceso a �l, se lo ha revelado y ha demostrado que consiste en el temor del Se�or y en la salida del mal. La existencia de una revelaci�n divina aqu� se afirma claramente. Dios habla a trav�s de la naturaleza, las Escrituras y la conciencia, y especialmente en Cristo. Ahora, la revelaci�n divina de la sabidur�a se nos presenta aqu� en dos aspectos: uno positivo y otro negativo. El primero de ellos consiste en la religi�n; el segundo es de car�cter moral.

I. EL ASPECTO POSITIVAMENTE RELIGIOSO DE LA SABIDUR�A REVELADA. Cuando Dios revela sabidur�a al hombre, primero aparece como "el temor del Se�or". Job dice, como Salom�n, que "el temor del Se�or es el comienzo del conocimiento" ( Proverbios 1:7); es sabiduria; los dos est�n identificados. Ahora, la expresi�n "temor al Se�or" es el nombre del Antiguo Testamento para la religi�n. Por lo tanto, la sabidur�a es religi�n. Cuando hemos encontrado la verdadera religi�n, hemos descubierto la verdadera sabidur�a.

1. El conocimiento m�s elevado se obtiene a trav�s de la experiencia espiritual. La ciencia llega a trav�s del estudio de la naturaleza, y la historia se aprende leyendo las obras pasadas; ciertamente la religi�n no prescindir� del laboratorio y la biblioteca. A�n as�, incluso en estos asuntos, el esp�ritu amante de la verdad, que es el esp�ritu de la ciencia, se nutre y fortalece mediante la comuni�n con la Verdad eterna. Sin embargo, el conocimiento m�s elevado es de un orden diferente; Es el conocimiento que alcanza el significado y el prop�sito de la vida, y no est� satisfecho con los fen�menos y procesos que son los materiales de la ciencia. Esto solo se puede tener por la experiencia de la verdad de Dios en la religi�n.

2. El mejor curso de la vida es el que se sigue en obediencia a la voluntad de Dios. Es la funci�n de la sabidur�a pr�ctica no tanto revelar misterios como mostrarnos el camino en el que debemos caminar. Dios ha dado a conocer ese camino; nos ha demostrado que la manera perfecta es la de la obediencia como la de Cristo. Vivimos sabiamente cuando reconocemos a nuestro Creador, obedecemos a nuestro Padre, servimos fielmente a nuestro Rey. Cualquier otra forma debe ser tonta, porque implicar� ingratitud y rebeli�n, y por lo tanto debe terminar en ruina. Ning�n hombre sabio elegir�a arruinarse a s� mismo.

II EL ASPECTO NEGATIVAMENTE MORAL DE LA SABIDUR�A REVELADA. "Apartarse del mal es comprensi�n".

1. El pecado debe ser abandonado antes de que la verdad pueda ser recibida. El pecado ciega la visi�n espiritual. Es una mentira moral, y el enemigo de toda verdad. Las malas pasiones y los deseos corruptos nublan el juicio y distorsionan la comprensi�n. Son los puros de coraz�n que ven a Dios, y toda la verdad de Dios est� abierta al ojo de la bondad, pero callada y oculta de la curiosa curiosidad de la maldad. Un hombre malo no puede ser un verdadero fil�sofo. �l puede saber muchas cosas; No puede saber la verdad real. Los detalles y las ideas mundanas pueden ser adquiridos por �l; pero el significado m�s profundo de todo se pierde para esa persona.

2. Una comprensi�n correcta de la vida lleva al arrepentimiento. Cuando la luz de Dios comienza a caer sobre el alma, el pecado se ve por primera vez en su horrible car�cter natural. Luego nos preguntamos c�mo podr�amos haber acariciado un objeto tan repugnante. Sus caracter�sticas desagradables nos expulsan con horror.

3. La vida del pecado es ruinosamente tonta. Ofrece grandes delicias, pero sus promesas son mentiras. Incluso sus placeres no satisfacen, y pronto dan lugar a amargos remordimientos. La forma sabia de vivir es el camino de la pureza y la integridad, el camino que solo se puede seguir con temor piadoso y fe cristiana. W.F.A.

Información bibliográfica
Exell, Joseph S; Spence-Jones, Henry Donald Maurice. "Comentario sobre Job 28". Los Comentarios del Púlpito. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tpc/job-28.html. 1897.
 
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