Bible Commentaries
Lamentaciones 5

Los Comentarios del PúlpitoLos Comentarios del Púlpito

Versículos 1-22

EXPOSICI�N

Lamentaciones 5:1

INSULTO SOBRE EL INSULTO HA SIDO CULTIVADO EN JERUSAL�N.

Lamentaciones 5:2

Nuestra herencia La tierra hab�a sido "entregada" a Abraham ( G�nesis 13:1; G�nesis 17:8), y en consecuencia fue heredada por la posteridad de Abraham. Nuestras casas. No como si los caldeos hubieran establecido su morada en algunas de las casas de Jerusal�n. Las expresiones son forzadas, pero inexactas. La tierra fue incautada; las casas fueron destruidas (Jeremias 52:13).

Lamentaciones 5:3

Somos hu�rfanos y hu�rfanos; es decir, "Somos como los seres m�s desolados", como ya lo explica el Targum. Por lo tanto, en la siguiente cl�usula, las madres de Israel fueron comparadas con las viudas.

Lamentaciones 5:4

Hemos bebido nuestra agua, etc. Los jud�os a�n no se llevaron a Babilonia cuando se escribi� esto, pero tuvieron que pagar un alto precio a los nuevos se�ores del suelo por las necesidades m�s comunes de la vida.

Lamentaciones 5:5

Nuestros cuellos est�n bajo persecuci�n. La persecuci�n se compara aqu� con un yugo. Pero esta interpretaci�n y explicaci�n dif�cilmente se ajustan a la frase, que m�s bien significa: "Nos persiguen de cerca". La conducta de acoso de los conquistadores babil�nicos se compara con la persecuci�n de un enemigo que se est� acercando r�pidamente a un fugitivo.

Lamentaciones 5:6

Hemos dado la mano, etc. El hambre espera a los jud�os a menos que se sometan a uno u otro de sus enemigos hereditarios. Algunos escapan a Egipto y "dan la mano" (es decir, r�ndete, Jeremias 1:15) a los se�ores del f�rtil valle del Nilo; otros aceptan el destino de la mayor�a y demandan por las limosnas de los babilonios.

Lamentaciones 5:7

Hemos llevado sus iniquidades. Los padres murieron antes de que la iniquidad estuviera completamente madura para el castigo, y sus descendientes tienen la sensaci�n de que los pecados acumulados de la naci�n son visitados sobre ellos. Esta visi�n de los problemas nacionales est� muy claramente respaldada por una clase importante de pasajes ( �xodo 20:5; �xodo 34:7; N�meros 14:18; Jeremias 32:18). La objeci�n a esto es expresada por Job ( Job 21:19), "Dios [se dice] hace su iniquidad por sus hijos: [pero] d�jelo que se lo pague a s� mismo, para que lo sienta. ! " Por lo tanto, Jerem�as (Jeremias 31:30) y Ezequiel ( Ezequiel 18:1, etc.) insisten en la verdad de que cada hombre es castigado por sus propios pecados. Por supuesto, los dos puntos de vista del castigo son reconciliables. Los jud�os no solo fueron castigados, seg�n Jeremias 16:11, Jeremias 16:12, por los pecados de sus padres, sino por sus propios delitos a�n m�s flagrantes.

Lamentaciones 5:8

Los sirvientes han gobernado; m�s bien esclavos. Los babilonios en general podr�an ser llamados esclavos, en comparaci�n con el "reino de los sacerdotes" ( �xodo 19:6) y los "hijos" de Jehov� ( Isa�as 45:11; Oseas 1:10). O la expresi�n puede significar que incluso los colgadores de base del anfitri�n conquistador asumieron el derecho de ordenar a los cautivos indefensos.

Lamentaciones 5:9

Recogemos nuestro pan; m�s bien, obtenemos nuestro pan. La alusi�n en las siguientes palabras es quiz�s a los ataques asesinos de Bedawins (como deber�amos llamar a los ismaelitas) contra los jud�os que intentaron reunirse en la escasa cosecha.

Lamentaciones 5:10

Era negro como un horno. La traducci�n es enga�osa; no hay paralelo real con Lamentaciones 4:8. Render, brilla. Es el resplandor febril producido por la mordedura del hambre lo que se entiende. La terrible hambruna; m�s bien, el ardiente calor del hambre. Hariri, el autor humor�stico del ciclo de historias en prosa y verso �rabe rimado, llamado 'Makamat', pone en la boca de su nunca hacer Abu Abid palabras muy similares para describir a un hombre hambriento:

"Dess Eingeweide brennend nach Erquickung sehrein, Der nichts gegessen seit zwei Tagen oder drein".

(Adaptaci�n de Ruckert, tercera Makama.)

Lamentaciones 5:12

Los pr�ncipes son colgados de la mano; es decir, de la mano del enemigo. Empalar despu�s de la muerte era un castigo com�n entre los asirios y los babilonios. As�, Senaquerib dice que, despu�s de capturar a Ekron rebelde, colg� los cuerpos de los hombres principales en estacas por toda la ciudad ('Registros del pasado', 1.38). Benomi da una imagen de tal empalamiento de uno de los platos en el gran trabajo de Botta.

Lamentaciones 5:13

Llevaron a los j�venes a moler; m�s bien, los j�venes han llevado el molino. La piedra de molino inferior parece haber sido especialmente dura y, por lo tanto, pesada (ver Job 41:24), y para transportarla debe haber requerido un esfuerzo m�s severo incluso que el giro constante del mango del molino. El Dr. Thomson "no puede recordar una instancia en la que los hombres estuvieran moliendo en el molino", y tanto �xodo 11:5 como Mateo 24:41 presuponen que era trabajo de mujeres. Los j�venes jud�os conquistados, sin embargo, comparten el destino de Sans�n:

"Sin ojos, en Gaza, en el molino de esclavos".

('Samson Agonistes,' 41.)

"Sin ojos", de hecho, pueden haber sido algunos de ellos, ya que sacar los ojos era un castigo oriental com�n (comp. Jeremias 39:7). Los ni�os. Esto es, quiz�s, demasiado fuerte. El na?ar hebreo es aplicable, no solo a ni�os, sino a j�venes a la edad de casarse ( G�nesis 34:19) o de guerra ( 1 Reyes 20:15). La madera; no el mango de madera del molino, sino la madera necesaria para el combustible.

Lamentaciones 5:14

De la puerta. El lugar donde los ancianos, t�cnicamente llamados, se reunieron para procedimientos legales, y donde los ciudadanos en general se reunieron para un concurso social (comp. G�nesis 19:1; Rut 4:11; Salmo 69:12; Am�s 5:12, Am�s 5:15; Daniel 2:49). De su m�sica (comp. Jeremias 7:34; Jeremias 16:9).

Lamentaciones 5:16

La corona ha ca�do, etc .; m�s bien, la corona de nuestra cabeza est� ca�da. El pueblo jud�o se compara con un hombre rico en un banquete, coronado con una diadema (comp. Isa�as 28:1). Jerem�as tiene una frase similar en sus profec�as (Jeremias 13:18). Evidentemente, expresa en sentido figurado la prosperidad y el honor que antes disfrutaba la gente ahora vencida.

Lamentaciones 5:17, Lamentaciones 5:18

Estos vers�culos forman una transici�n a la apelaci�n final. La idea de la desolaci�n de Si�n abruma el esp�ritu del poeta. Pero pronto podr� levantarse de nuevo cuando recuerde la verdad sublime de la seguridad inviolable del Dios de Israel. Zorros; m�s bien, chacales.

Lamentaciones 5:19

LLAMAMIENTO FINAL A DIOS PARA LA REVERSI�N DEL JUICIO.

Lamentaciones 5:19

Remanente; mejor, el arte entronizado.

Lamentaciones 5:20

�Por qu� nos olvidas, etc.? El poeta no dice: "�Por qu� nos has olvidado?" Uno de los salmistas, de hecho, va tan lejos (Salmo 74:1); pero el poeta de esta lamentaci�n, con una reserva m�s tierna y confiable, adopta el tiempo del sentimiento (el imperfecto) en lugar del hecho (el perfecto), y pregunta: "�Por qu� nos olvidas? Por lo tanto, si el poder de Jehov� sigue intacto, �permite que Israel se sienta abandonado? " El hecho es cierto, a saber. que la tierra de Israel est� desolada y (el poeta parece implicar) desolada por alg�n tiempo ya. La interpretaci�n es hipot�tica y, como lo mostrar� el �ltimo verso, el poeta no puede creer que pueda ser exacto.

Lamentaciones 5:21

Convi�rtase en nosotros, etc. No en "traernos de vuelta a usted", es decir, a la tierra sagrada (como Thenius), ya que no es un discurso de los exiliados, sino de los jud�os que quedan atr�s, al menos por el momento, en Judea. . "Convi�rtanos" significa "Tr�iganos a un estado de reconciliaci�n contigo" La siguiente petici�n, Renueva nuestros d�as como antes, significa "Restaurar el viejo modo de vida feliz, cada hombre con su propia vid y su propia higuera , imperturbable por el miedo a la invasi�n, y regocij�ndose en el sentido del favor de Jehov� ". La primera petici�n tiene la prioridad porque solo sobre el arrepentimiento y la pureza recuperada del coraz�n y la vida puede Jerusal�n levantarse de sus cenizas. Isa�as hab�a dicho esto hace mucho tiempo ( Isa�as 1:26, Isa�as 1:27), y el poeta eleg�aco lo repite (comp. Jeremias 31:18).

Lamentaciones 5:22

Pero; m�s bien, a menos que. El poeta desea sugerir que la idea le parece inconsistente con la relaci�n de pacto de Jehov� con Israel. �No podemos comparar un pasaje llamativo en Isa�as que probablemente deber�a expresarse as�: "Una esposa de la juventud de uno, �puede ser rechazada? Dice tu Dios" ( Isa�as 54:6)? Ambos pasajes expresan, de la manera m�s delicada, la incredulidad de los escritores con respecto al rechazo absoluto de Israel. Y as�, este melanc�lico Libro de Lamentaciones concluye con una esperanza, "d�bil, pero persistente", de la realizaci�n final de las promesas a Israel. La interpretaci�n adoptada no admite dudas razonables, a pesar del hecho de que los antiguos m�dicos de la sinagoga pensaron lo contrario cuando establecieron la costumbre de repetir el vers�culo 21 despu�s de haber le�do el vers�culo 22, para suavizar la supuesta impresi�n sombr�a del vers�culo 22.

HOMIL�TICA

Lamentaciones 5:1

Una oraci�n de angustia.

I. SE OFRECE A DIOS. Toda esta �ltima eleg�a tiene la forma de una oraci�n. Otros lamentos est�n intercalados con gritos al Cielo. Este poema es una direcci�n continua a Dios. Vemos aqu� la verdadera sabidur�a; porque la mera queja es in�til, llorar a los vientos es tonto y vano. Dar a conocer nuestros problemas a nuestros semejantes a menudo no sirve de mucho, ya que solo podemos cansarlos en lugar de provocar su l�stima, o, si logramos ganar la pena, eso puede ser de poca utilidad para nosotros. Pero Dios es el gran Consolador. Su o�do est� siempre abierto al llanto de sus angustiados hijos. Su coraz�n siempre est� tierno para sentir compasi�n por sus problemas. Su mano es fuerte y est� dispuesta a realizar acciones sustanciales de ayuda.

II DESCRIBE LA CONDICION LUMINOSA DEL SUMINISTRADOR. El poeta se refiere a "lo que nos ha sucedido" y "nuestro reproche". Los versos posteriores describen la condici�n miserable de los jud�os con m�s detalle. Es mucho lo que podemos deshacer nuestras almas delante de Dios. El simple alivio de confiar en �l es un consuelo. Adem�s, si deseamos su ayuda, debemos hacer esta confianza. La reserva de nuestra parte requiere una aparente indiferencia de su parte. No debemos temer cansarlo con nuestras quejas. De hecho, si fu�ramos m�s sinceros al confiar nuestros problemas a Dios, deber�amos tener menos problemas de los que preocuparnos.

III. PIDE AVISO DIVINO.

1. "Recuerda". Parece que Dios debe haber olvidado y abandonado a sus hijos cuando les ha permitido caer en graves penas.

2. "Considerar". Necesitamos el pensamiento de Dios para nosotros. Nuestro caso es tal que la sabidur�a de Dios y su gracia son necesarias para nuestra salvaci�n. La gran obra de Cristo es una prueba del pensamiento divino, el estudio, la consideraci�n.

3. "He aqu�". Aqu� hay una atenci�n m�s cercana. A Dios no solo se le pide que recuerde y piense en nuestro caso, sino que lo inspeccione �l mismo. Y cuando mira, sana. Cuando una vez que tengamos la seguridad de que Dios recuerda, considera y contempla nuestros problemas, podemos dejarlo con �l, sabiendo que no se burlar� de nuestros gritos al escuchar sin responder.

Lamentaciones 5:2

La herencia perdida.

I. LA HERENCIA TIERRA DE ISRAEL FUE CONVERTIDA EN EXTRA�OS. Cana�n, la tierra prometida a Abraham y su simiente, siempre fue considerada como algo m�s que una mera posesi�n. Se consideraba recibido de Dios como una herencia, y sostenido por un derecho divino. Sin embargo, incluso esta tierra sagrada fue quitada de la gente. Extra�as razas del este se asentaron sobre �l, y los propietarios leg�timos fueron llevados al cautiverio u obligados a pagar el agua de los pozos que sus padres hab�an cavado, y el combustible de sus propios bosques ( Lamentaciones 5:4). Por segunda vez, la gente ha sido expulsada de su herencia, y las mezquitas turcas ahora profanan la ciudad de los jud�os.

II LA HERENCIA ESPIRITUAL DE ISRAEL FUE CONVERTIDA EN EXTRA�OS. Los jud�os eran m�s que poseedores de una peque�a tierra favorecida. A ellos se les confiaron los or�culos de Dios. Los profetas y los sacerdotes les dieron privilegios peculiares en las cosas espirituales. Eran un pueblo de la posesi�n de Dios. Las bendiciones de los jud�os culminar�an con el advenimiento del Mes�as. El Mes�as vino. �l vino a su propia herencia, y su propio pueblo no lo recibi�; porque Cristo se ofreci� primero a los jud�os. y Cristo fue primero rechazado por los jud�os. Al rechazar a Cristo, la casa de Israel rechaz� su verdadera herencia. Los gentiles tomaron los privilegios que los jud�os despreciaban. Nosotros y otras naciones de la cristiandad gentil somos los extra�os a quienes se les entrega su herencia.

III. LA HERENCIA CRISTIANA PUEDE SER CONVERTIDA EN EXTRA�OS. Ha habido tierras cristianas, como �frica del Norte y Asia Menor, que han perdido su cristianismo y han pasado a la posesi�n de los enemigos m�s amargos del Crucificado. Dentro de la palidez de la cristiandad, la herencia puede perderse. Si permitimos que la incredulidad se apodere de las personas que una vez disfrutaron de plena fe en Cristo, este resultado tendr� lugar. Cuando los hombres que no son creyentes en el fondo se apoderan de los p�lpitos cristianos y socavan la fe que se supone que predican, �no es este un terrible ejemplo de la herencia que pasa a extra�os?

IV. LA HERENCIA SE CONVIERTE EN EXTRA�OS PORQUE SE VIOLAN LAS CONDICIONES EN LAS QUE SE REALIZA. Esta verdad se aplica a los tres casos que acabamos de describir: a la herencia terrenal de Israel y su herencia espiritual y a la herencia cristiana. La tierra no fue entregada a extra�os hasta despu�s de que dioses extra�os hab�an sido admitidos en la tierra. Siempre fue dise�ado por Dios que los privilegios del evangelio deber�an ser dados tanto a los gentiles como a los jud�os (por ejemplo, Isa�as 60:3). Pero fue debido a su rechazo de estos privilegios que los jud�os perdieron su propia participaci�n en ellos. La herencia deb�a haberse ampliado para admitir nuevos ciudadanos; los viejos ciudadanos se echaron de all�, y as� dieron lugar a lo nuevo. De la misma manera, Cristo nunca toma el candelabro de ninguna parte de su Iglesia hasta que su pueblo lo ha arrojado infielmente de sus corazones.

V. LA HERENCIA PERDIDA DEBE RESTAURARSE. Si Israel regresar� a Palestina es solo una pregunta para los curiosos, y no tiene gran inter�s pr�ctico. Mientras las personas sean restauradas a Dios y verdaderamente pr�speras, no puede importar mucho en qu� lugar del mundo residan. En sus d�as de palma muchos de ellos ten�an la costumbre de vagar lejos de su tierra natal. Pero la verdadera restauraci�n, restauraci�n de la herencia espiritual en Dios, se promete a todos los que volver�n a �l ( Isa�as 61:1).

Lamentaciones 5:3

Orfanato y viudez.

En la desolaci�n de Jerusal�n, los habitantes se sintieron hu�rfanos y viudas, desconsolados por la estad�a y la comodidad de la vida, sin cura y sin hogar. Muchos quedar�an literalmente hu�rfanos y viudos despu�s de la gran matanza del asedio. La triste condici�n de estos grandes enfermos nos trae a la luz los problemas similares de aquellos que se encuentran en nuestros d�as.

I. El orfanato y la viudez implican un dolor abrumador. La triste condici�n de los que sufren es lo primero que nos golpea. Su dolor es agudo porque concierne a un pariente m�s cercano y querido, y es m�s terrible porque golpea a toda una familia. Adem�s, el problema no es simplemente de afecto. El sost�n de la familia est� perdido. El apoyo y la fuerza del hogar se reducen. El protector de los indefensos es removido. El gu�a y consejero de los j�venes ya no existe.

II El orfanato y la viudez nos muestran el car�cter roto de la vida humana. Hay una unidad en una familia verdadera. Todos los miembros juntos constituyen una unidad. Pero cuando la muerte reclama al jefe, la familia se rompe y su integridad se destruye. Entonces parte est� en la tierra y parte en el otro mundo. La viuda y sus hijos dan testimonio de la imperfecci�n de la tierra, de la transitoriedad de lo que una vez pareci� perfecto, y de la necesidad de una vida futura en la que los hilos cortados puedan reunirse y la idea Divina de la familia realizada.

III. El orfanato y la viudez est�n bajo el cuidado especial de Dios. �l es el "Padre de los hu�rfanos y el Juez de la viuda" (Salmo 68:5). Si Dios env�a problemas excepcionales, tambi�n siente una compasi�n excepcional y brinda una ayuda excepcional. La impotencia es el mayor reclamo sobre la piedad divina. Cuanto mayor sea la necesidad de cualquier paciente, m�s probable es que Dios llegue a su liberaci�n. Es cierto que no puede restaurar las comodidades perdidas. Una sombra; largo y oscuro, puede yacer por el camino de hu�rfanos y viudas. Pero manos invisibles los atender�n, si no es por su riqueza y placer, pero por su paz y bendici�n. Dios a veces ayuda al levantar amigos. Tambi�n puede ayudar al despertar las facultades de los enfermos. Bajo la presi�n de la necesidad, una viuda, dejada al cuidado de una familia, puede desarrollar capacidades que se quedaron en el abandono siempre que no se las solicite.

IV. El orfanato y la viudez tienen un primer reclamo sobre la caridad cristiana. Donde la compasi�n de Dios es m�s fuerte, la nuestra tambi�n deber�a estar. Si el problema es grande y las v�ctimas no lo han provocado por su propia locura o falta, la simpat�a debe ser particularmente grande y activa. El cuidado de las viudas y los hu�rfanos fue una de las primeras caracter�sticas de la Iglesia, distingui�ndola de la indiferencia ego�sta del paganismo. Con todo nuestro deseo por el bienestar espiritual de los hombres y todo nuestro celo en la predicaci�n del evangelio, este deber elemental del cristianismo debe tener un primer lugar en nuestras energ�as si no seamos justos hip�critas.

Lamentaciones 5:7

Ni�os que sufren por los pecados de sus padres.

I. ES UN HECHO QUE LOS NI�OS SUFREN POR LOS PECADOS DE SUS PADRES. Era evidente en los tiempos del cautiverio; debido a la reforma de Jos�as, la condici�n moral de la naci�n era mejor de lo que hab�a sido una generaci�n antes; sin embargo, el golpe, causado por la mayor culpa de los padres, cay� sobre los ni�os. A menudo se puede observar en la historia que las mayores cat�strofes no recaen en los m�s culpables, sino en sus sucesores, que a menudo son mejores por el simple hecho de James II. era un hombre mejor que Carlos II; aunque la dinast�a Stuart termin� en el hermano menor; y Luis XVI era relativamente inocente, y sin embargo tuvo que sufrir por los vicios de Luis XIV y Luis XV. En la vida privada, los ni�os heredan la pobreza, la enfermedad y la desgracia de sus padres. Ahora, es una se�al de la veracidad robusta de la Biblia que este hecho oscuro es claramente reconocido. No hay ning�n intento de evitarlo porque es misterioso. Tenemos en la Biblia una confrontaci�n honesta y valiente de los males de la vida, y no un sistema que solo es hermoso para contemplar en la idea y que no se pueda cuadrar con los hechos.

II ESTE HECHO ES UNA ADVERTENCIA PARA LOS PADRES. El ego�smo que incurre en consecuencias desastrosas para la familia de un hombre se ignora con demasiada frecuencia si esas consecuencias no son evidentes de inmediato. Pero debe ser expuesto y reprobado. Por lo tanto, el hombre intemperante a veces se considera un hombre amable y afable porque no muestra malicia de mal genio. Seguramente su crueldad al empobrecer a su hogar y arriesgar la salud de sus hijos deber�a considerarse un pecado grave. Si un hombre no sostiene su mano por el bien de su propia alma, d�jelo considerar c�mo destruir� a su familia y arruinar� a sus hijos e hijas inocentes antes de ceder a la tentaci�n.

III. ESTE HECHO NO DEBE AGREGAR NUESTRA FE EN DIOS.

1. Los hombres de todas las edades lo han enfrentado claramente y, sin embargo, han conservado su confianza en Providence, p. Los escritores de la Biblia.

2. La idea misma de la fe implica que debemos confiar y esperar en la oscuridad donde no podemos entender.

3. La grandeza necesaria del esquema del gobierno de un mundo deber�a llevarnos a esperar misterios en �l.

IV. ESTE HECHO DEBER�A AYUDARNOS A ENTENDER PARTE DE LA DIVINA IDEA DE LA VIDA. Es una vista triste: los ni�os peque�os inocentes se sumieron en la pobreza y la angustia sin culpa propia, �solo por los pecados de aquellos que deber�an ser sus mayores benefactores! Pero nos muestra que Dios no nos trata como unidades aisladas. �l toma nota de las familias como tales. Hay una "solidaridad" de la humanidad. En todas partes vemos el sufrimiento inocente con el culpable. La vida social y dom�stica est� bajo cuidado providencial. Y puede ser mejor para el mundo en su conjunto que las diversas sociedades y cuerpos colectivos en los que est� constituida se rijan con desorden y disciplina que que cada individuo reciba solo su propia gracia y juicio privado. Adem�s, si este es el caso, en la medida en que los individuos se benefician de la vida corporativa y la prosperidad, este tratamiento se lleva a cabo. A la larga, las familias, las ciudades y las naciones pueden llegar a ser las mejores para las personas separadas.

Lamentaciones 5:19

Consuelo en la supremac�a de Dios.

La supremac�a divina se considera a menudo como un tema de temor y no como un consuelo. El horrible trono se eleva sobre la pobre humanidad, sublime y majestuoso, y los hombres se apartan de �l para buscar refugio en el humilde estrado de la misericordia. Pero el escritor de esta eleg�a encuentra una profunda satisfacci�n al contemplar el gobierno supremo y eterno de Dios.

I. HAY CONSOLACI�N EN EL HECHO DE QUE DIOS ES ENTRONADO. Sobre el tumulto, sobre la oscuridad, se encuentra el trono de Dios. Dios es el Rey sobre todo, no solo reina en majestad, sino que tambi�n gobierna en poder.

1. El mal no es supremo. Alza la cabeza en alardes y amenazas. Habita en lugares altos. Pero no llega a lo m�s alto.

2. El mal est� bajo el gobierno. No solo no es supremo, sino que en el dominio inferior donde parece vagar a voluntad no es realmente libre. Est� encadenado, controlado y anulado. El reino de Dios se extiende sobre las guaridas rebeldes de la iniquidad.

3. La justicia est� por encima de todo. Lo incorrecto debe dar lugar a la justicia. La ley debe triunfar sobre el desorden. El orden justo que es la imagen de la voluntad justa y equitativa de Dios es finalmente reemplazar la horrible confusi�n de la anarqu�a del hombre. Incluso ahora Dios est� reinando y trabajando a trav�s del caos para el desarrollo de la vida y la belleza.

4. La bondad lo controla todo. El que est� entronizado es nuestro Padre, el Dios bondadoso y misericordioso. Su regla debe reflejar su car�cter. Para que un Se�or as� sea supremo es que toda la ley y el gobierno de su reino sean inspirados con amor.

II HAY CONSOLACI�N EN EL HECHO DE QUE EL TRONO DE DIOS ES ETERNO. Lo eterno es siempre de primer momento. Cualquiera sea la fuerza, el tama�o o el car�cter de cualquier cosa temporal, su transitoriedad lo convierte en un sue�o insustancial en comparaci�n con la s�lida resistencia de lo eterno. El trono eterno de Dios hace que los peque�os tronos del mal, tan apresuradamente establecidos y abatidos tan r�pidamente, como simples sombras pasajeras.

1. Nada puede derrocar el trono de Dios. Vemos buenas causas frustradas, buenos hombres aplastados y malos poderes aparentemente victoriosos; pero no pueden tomar la ciudadela. El trono de arriba mira con desprecio sus peque�as victorias.

2. La bondad sobrevivir� al mal. La fase temporal de la oscuridad no puede perdurar como el reino eterno de la luz. Generaci�n tras generaci�n va y viene; A�n as�, el gran y antiguo trono est� sobre todo, inamovible. En una �poca, los sue�os salvajes de las nuevas religiones poseen las mentes de los hombres. En otro, prevalecen el letargo y la degeneraci�n del car�cter. Pero todas estas sombras pasan, y el trono a�n permanece. Al igual que la roca sobre la cual las olas emanan, el trono de Dios habita firme y calmado en medio de todos los cambios terrenales.

3. El mal ser� hecho para trabajar para bien. El trono eterno atraer� todas las cosas transitorias a s� mismo. Podemos soportar nuestros problemas pasajeros si somos hijos de Dios y ciudadanos del reino de los cielos, porque estos mismos problemas deben hacer la voluntad de nuestro Se�or misericordioso.

Lamentaciones 5:20

Cuestionando a Dios.

I. Es natural que debamos saber el prop�sito de los tratos de Dios con nosotros. No existe un tema de investigaci�n que nos toque m�s o que nos afecte en asuntos tan importantes. El trato que Dios nos hace se refiere a nuestro mayor bienestar por el tiempo y la eternidad. Est� en toda la experiencia de la vida: nuestras muchas bendiciones, nuestras variadas pruebas, nuestra mayor prosperidad y nuestros mayores problemas. Seguramente es natural que debamos preguntarnos hacia d�nde nos conducen todas estas olas y por qu� a veces golpean tan extra�a y severamente.

II HAY MUCHO EN LOS TRATAMIENTOS DE DIOS CON NOSOTROS QUE NO PODEMOS ENTENDER. Parece que nos ha olvidado cuando se nos permite caer en grandes y duraderos problemas. Se puede enfrentar una aflicci�n corta y aguda. Pero la angustia duradera agota la esperanza y la fe, y hace que parezca cada vez m�s como si Dios hubiera abandonado a la v�ctima solitaria. El prop�sito de esto no es f�cil de descubrir. Toda la dispensaci�n es simplemente inexplicable.

III. La forma correcta de descubrir el prop�sito de los tratos de Dios con nosotros es preguntarle. A menudo discutimos en vano cuando no tenemos datos para comenzar. Pero la especulaci�n seguramente fracasar� si va m�s all� de toda evidencia y raz�n clara. La oraci�n es el �nico recurso seguro. Ser�a bueno si tuvi�ramos suficiente fe en Dios para confiarle nuestras dudas. Con demasiada frecuencia, solo la incredulidad nos hace callar la duda. Si realmente confiamos en Dios, deber�amos confesarle con m�s valent�a todo lo que preocupaba y dejaba perplejos nuestras mentes. En respuesta a tal confianza, Dios puede revelarnos una nueva forma de ver nuestra experiencia que nos ayudar� a comprender algo de su objeto; o simplemente puede reconciliar nuestras mentes con el misterio, quiz�s un resultado igualmente beneficioso.

IV. PODEMOS DESCANSAR ASEGURADOS DE QUE DIOS TIENE UN PROP�SITO EN SUS TRATAMIENTOS CON NOSOTROS. Est� all�, aunque no podemos verlo. Podemos decir: "�Por qu� nos olvidas?" y es posible que no podamos recibir una respuesta a nuestra pregunta. Sin embargo, no debemos dudar de que hay un "por qu�". Dios no hace nada sin rumbo. Ciertamente no puede estar haciendo sufrir a sus hijos sin un objeto, ni sin uno que sea adecuado al costo. El conocimiento de este hecho debe calmar el miedo y la duda inquieta, incluso si el objeto en s� permanece oculto en el misterio.

V. DEBEMOS TENER CUIDADO DE PREGUNTAR A DIOS QUERULOSAMENTE. No tenemos derecho a exigir una explicaci�n de Dios. Reclamar quejas en forma de preguntas es insultante para Dios. Deje que el cuestionamiento sea humilde y sumiso, y las respuestas seguramente vendr�n en paz, si no siempre a la luz.

Lamentaciones 5:21

Renovaci�n.

Cuando no conducen a una mejora, las lamentaciones son in�tiles, aunque pueden ser inevitables. Es en vano llorar el pasado si nuestro dolor no nos ayuda a mejorar el futuro. La pena por el pecado solo es buena cuando conduce a un arrepentimiento activo. Por lo tanto, es necesario que una verdadera consideraci�n de la condici�n miserable a la que nos ha llevado la vida malvada despierte un sincero deseo de una vida nueva y mejor.

I. LA RENOVACI�N DEBE SER LA OBRA DE DIOS. El escritor no simplemente decide hacerlo mejor, ni espera que surja un estado de cosas m�s feliz por s� mismo. El ora. Y el objeto de su oraci�n es suplicarle a Dios que produzca el gran cambio que tanto se necesita.

1. No podemos lograr la renovaci�n.

(1) No podemos cambiar nuestros propios corazones; son demasiado corruptos y demasiado duros,

(2) No podemos recuperar los viejos tiempos. El pasado se pierde para siempre. Si ha de ser igualado o superado por el futuro, una providencia divina sola puede lograr el gran trabajo.

2. Dios produce renovaci�n. �l renueva la faz de la tierra. �l env�a la primavera a las vidas invernales. Ninguna alma es tan corrupta que Dios no pueda renovarla; ninguna vida es tan desolada que Dios no pueda alegrarla. Tratamos en vano de volvernos nosotros mismos. Pero Dios es fuerte y amable. Si solo nos volviera, seguramente seremos convertidos.

II LA RENOVACI�N DEBE ESTAR EN NUESTRA EXPERIENCIA. El error es suponer que Dios debe cambiarnos. Pero no hay necesidad de que gire. �l siempre es bueno y siempre est� dispuesto a ser favorable con sus hijos tan pronto como se someten y obedecen. Hasta entonces, nada puede inducirlo a hacer un acto tan injusto como para pasar de la ira al trato placentero. El cambio necesario yace de nuestro lado. Los hombres sol�an pensar que la noche era la deserci�n de la tierra por el sol, y el d�a el disfrute de su regreso. Estaban equivocados. Ahora saben que el sol no es tan voluble. As� sucede con el alma noche y d�a. Una teolog�a primitiva y estrecha dice que Dios cambia, ahora va, ahora regresa. Un conocimiento m�s amplio muestra que �l permanece igual y que, como nuestra angustia es apartarse de �l, nuestra redenci�n debe ser regresar a �l.

III. LA RENOVACI�N DEBE COMENZAR CON NUESTRA VIDA INTERNA. El escritor sabiamente reza para ser devuelto a Dios antes de orar por la renovaci�n de los viejos tiempos. Es un error com�n buscar los frutos externos del perd�n antes que los internos. Lo primero es devolver el alma a Dios. Otras consecuencias felices seguir�n. Es en vano rezar por el brillo del mediod�a antes de que nuestra parte de la tierra gire hacia el sol. Cabe se�alar que el gran cambio en el alma es volverse hacia Dios. Dios nos atrae hacia s� mismo. La redenci�n es la reconciliaci�n con Dios. Estar cerca de �l, confiar y amarlo y obedecerlo, buscar cada vez m�s su luz y vida, esta es la salud renovada y la bendici�n del alma que se restaura de la miseria y la ruina del pecado.

IV. LA RENOVACI�N AFECTAR� NUESTRA EXPERIENCIA ENTERA. Despu�s de que se renueva la vida interior, el exterior tambi�n experimenta una feliz transformaci�n. El jud�o anhelaba los viejos d�as felices de paz y prosperidad. Inevitablemente vestimos el pasado alegre con un glamour de afecto. Mucha alegr�a perdida parece inconcebiblemente brillante ahora que se ha ido. Sin embargo, Dios puede traerlo de vuelta, si no en la forma antigua, porque el pasado exacto es irrecuperable, pero con una dulzura a�n m�s rica. El penitente reflexiona tristemente sobre los inocentes d�as de anta�o en la querida casa que hace mucho tiempo que se rompi�. Dar�a mundos para devolver ese tiempo pac�fico antes de todo su pecado y verg�enza. No puede volver. Pero lejos, por fin, puede haber reuniones en el mundo mejor y alegr�as que superen el brillo incluso de esos d�as felices.

HOMILIAS POR J.R. THOMSON

Lamentaciones 5:1

El recuerdo del Se�or suplic�.

Los habitantes de Jud� y Jerusal�n hab�an buscado, ahora en Egipto y ahora en Asiria, ayuda y liberaci�n. Los acontecimientos hab�an demostrado lo rota que se hab�a inclinado una ca�a. Su experiencia ahora conduc�a a los mejores entre ellos a otro y un refugio m�s seguro y superior. Como portavoz de sus compatriotas arrepentidos, Jerem�as suplica el recuerdo y el respeto de Jehov�.

I. LA ADVERSIDAD A VECES LLEVA A LOS HOMBRES A BUSCAR EL SALUDO Y EL FAVOR DEL DIOS A QUIEN EN LA PROSPERIDAD HAN OLVIDADO. Ese problema puede fomentar el autocontrol y la paciencia es un lugar com�n de la ense�anza moral. Pero solo responde a su fin m�s elevado cuando lleva a los afligidos a buscar y invocar a su Dios. En el mediod�a de la felicidad, los sanos, ocupados y alegres a menudo se olvidan de aquel con quien est�n en deuda. La providencia se olvida cuando brilla el sol; Las nubes y la oscuridad parecen tener una tendencia natural a recordar el alma de Dios.

II LA RECORDATORIA Y LA CONSIDERACI�N DEL SE�OR SON UNA GARANT�A DE AYUDA Y ENTREGA. No se debe suponer por un momento que el Omnisciente no es perfectamente consciente de todo lo que le sucede al hombre. El lenguaje del profeta es el lenguaje humano, adaptado a nuestra ignorancia y enfermedad. El Se�or ser� rogado; convoca a sus hijos para que piensen en �l; y �l promete acercarse a los que se acercan a �l. El pecador bien puede temer la mirada que todo lo abarca del juez justo; pero el penitente humilde y creyente puede tener valor cuando se entera de que el Se�or no se ha olvidado de ser amable.

Lamentaciones 5:7

La continuidad moral de las naciones.

El hombre, naturalmente, no es simplemente gregario, sino social. Los poderes f�cticos, nos ense�a un ap�stol, son ordenados por Dios, de lo cual aprendemos que la vida pol�tica y social tiene una sanci�n divina. En consecuencia, el juez de todos los tratos con los hombres, no solo como individuos, sino como comunidades. Este hecho estaba presente en la mente del profeta cuando escribi� estas palabras.

I. EL HECHO DE LA RESPONSABILIDAD NACIONAL AL ??GOBERNADOR MORAL. La historia de los jud�os es la historia de una teocracia; pero encarnaba lecciones adaptadas a toda la humanidad. Las naciones tienen privilegios nacionales, responsabilidades nacionales, libertad condicional nacional, recompensas y castigos nacionales.

III. LA RETRIBUCI�N NACIONAL SE VUELVE A VECES POR TEMPORADA. Los profetas parecen haber tenido una visi�n clara de esta ley. Se vio que las acciones incorrectas en una generaci�n fueron seguidas de castigos en una edad posterior. Jerem�as es el autor del conocido proverbio: "Los padres han comido uvas agrias, y los dientes de los ni�os est�n afilados". La semilla (para cambiar la figura) es sembrada por una generaci�n; una generaci�n siguiente cosecha la cosecha.

III. La certeza de que las penas ser�n infligidas al impenitente. De hecho, hay un sentido en el que incluso los arrepentidos y reformados sufren por los pecados de aquellos que los han precedido. Pero para los impenitentes y no reformados no hay excepci�n, no hay escapatoria. Nosotros, dice el profeta, hablando de s� mismo y de sus contempor�neos rebeldes e imp�os: "hemos soportado las iniquidades de nuestros padres". La apostas�a y la rebeli�n de las generaciones anteriores fueron visitadas por aquellos que soportaron los horrores del asedio y la degradaci�n del cautiverio. Hay un misterio en el nombramiento providencial de que, no solo cada hombre llevar� su propia carga, sino que algunos llevar�n la carga de aquellos que tambi�n han ido antes que ellos. Pero el hecho permanece, y le da solemnidad a la vida de las familias y de las naciones.

IV. LA LECCI�N ES AS� QUE EST� IMPRESIONADA EN TODOS LOS HOMBRES: �CU�N SERO Y REAL ES LA PROBACI�N NACIONAL!

1. La ense�anza que fue rentable para Israel se adapta igualmente a Inglaterra, y de hecho a todas las naciones de la humanidad. El Se�or es Rey, y de su gobierno y autoridad ninguno de los habitantes de la tierra es libre.

Lamentaciones 5:8

Ninguno para entregar.

La amargura se sum� a la miseria de los jud�os cuando los esclavos caldeos, que avanzaban hacia la eminencia y el poder debido a su habilidad, ten�an autoridad sobre ellos. Pero no hab�a elecci�n; la resistencia era imposible y el libertador no exist�a. A este respecto, la condici�n de los habitantes de Jerusal�n puede representar la de los hombres pecaminosos e indefensos.

I. UNA BONDAGE CRUEL. Los pecadores se han rendido para obedecer al enemigo de sus almas, el enemigo de Dios. Esto es

(1) un usurpador, que no tiene derecho a gobernar sobre los hombres;

(2) un tirano, que con un ejercicio de autoridad injusto e irrazonable oprime a los que est�n bajo su poder;

(3) un amo cruel, cuyo servicio es la esclavitud, cuyas franjas son muchas, cuyo salario es la muerte y la destrucci�n.

II Un destino aparentemente inevitable. Los judaenses conquistados hab�an buscado de aqu� para all�, en la crisis de su destino, alg�n amigo y ayudante, pero hab�an buscado en vano. Del mismo modo, el cautivo del pecado no puede encontrar un libertador terrenal; sus semejantes son sus compa�eros pecadores y sus compa�eros cautivos; No hay ojo para la piedad ni mano para salvar.

III. UNA SOLDADURA PERO SUFICIENTE CONSOLACI�N Y REFUGIO. Las olas inquietas responden a su prop�sito cuando arrojan al marinero en peligro hacia el refugio. Aflicci�n y adversidad, cadenas y mazmorras, opresores y torturadores, pueden hacer que el �nico Libertador sea bienvenido. El Se�or Dios se nos ha revelado como el Salvador de todos los hombres. No hay prisi�n de la que no pueda liberar al cautivo; no hay giros y grilletes que no pueda quitar; no hay enemigos de cuyas manos no pueda rescatar y liberar.

Lamentaciones 5:15

El cese de la alegr�a.

Este destino hab�a sido predicho. "Entonces har� cesar de las ciudades de Jud�, y de las calles de Jerusal�n, la voz de la alegr�a, y la voz de la alegr�a, la voz del novio y la voz de la novia: porque la tierra ser� desolada. ". Bueno, es para aquellos que toman la advertencia que se da de antemano, y no esperan, como Jerusal�n esper�, las severas lecciones de una providencia retributiva.

I. HAY CESACI�N DE ALEGR�A QUE NO ES PUNITIVA. La salud, la elasticidad de los esp�ritus, los placeres de la juventud, no pueden prolongarse hasta la vejez. "Las alegr�as de la Tierra se oscurecen, sus glorias se desvanecen". D�as de enfermedad, de pobreza, de duelo, de tristeza, son designados por el Se�or de la suerte humana, para seguir d�as de brillo. El lamento de la tristeza reemplazar� la canci�n de la alegr�a glacial. Sin embargo, toda esta experiencia puede ser espiritualmente disciplinaria y �til; puede no haber nada de castigo, nada de desagrado divino.

II HAY CESACI�N DE LA ALEGR�A QUE ES EL SIGNO DE LA DIVINA Enojo Y EL CUMPLIMIENTO DE LA AMENAZA DIVINA. Tal fue el caso de Jud�, sobre quien se produjo el asedio y el cautiverio, no sin previo aviso, no sin espacio para el arrepentimiento. De hecho, el pecado pone fin al gozo que promete aumentar y perpetuar, y provoca el duelo y la angustia contra los cuales pretende asegurarnos. La retrospectiva de aquellos cuya alegr�a ha cesado se convierte en tales casos en una retrospectiva de la rebeli�n humana y la tolerancia divina. La conciencia despierta y admite que la pena es merecida.

SOLICITUD. Sin embargo, hay una forma de arrepentimiento. Dios renovar� los d�as de su pueblo desde la antig�edad. Este es el grito y la esperanza del penitente: "Devu�lveme el gozo de tu salvaci�n".

Lamentaciones 5:16, Lamentaciones 5:17

La degradaci�n del pecado.

La promesa del pecado es algo muy diferente a esto; no se intenta adular, no se retiene ninguna perspectiva, lo que puede inducir a los hombres a rebelarse contra Dios. Pero, como con nuestros primeros padres, como con los habitantes de Jerusal�n, as� es en la experiencia de todos los hombres; las promesas que hace el pecado no se cumplen; La paga del pecado es muerte.

I. LA IMAGEN DE LA DEGRADACI�N. Es un lenguaje altamente figurativo que el profeta emplea aqu�; pero no es exagerado, no es injusto.

1. La cabeza no est� coronada. La independencia y la libertad de Jud� eran como una corona para la cabeza; pero los caldeos lo arrancaron y lo arrojaron. Los que desaf�an a Dios deben perder al hacer todo lo que es m�s honorable, m�s sagrado, m�s precioso.

2. El coraz�n es d�bil. La alegr�a de Jud� se convirti� en luto, sus esperanzas se derrumbaron; �C�mo podr�a el coraz�n ser m�s que un desmayo? Los caminos del pecado son caminos de desilusi�n, cansancio y angustia. El coraz�n del transgresor se hunde dentro de �l cuando ve el fruto de sus acciones.

3. Los ojos est�n tenues al mirar por la liberaci�n, con l�grimas de dolor.

II LA CAUSA DE LA DEGRADACI�N. Jud� puede no haber estado dispuesto a admitir la verdad, y puede haber estado dispuesto a atribuir calamidades a causas secundarias. Pero el profeta fue justo y puso su mano sobre la verdadera explicaci�n cuando confes� en nombre de sus compatriotas: "�Hemos pecado!" Rastree la miseria humana y el desastre nacional hasta la fuente, y esto se alcanzar� solo cuando lleguemos a la deserci�n y la partida del justo Se�or.

III. LA CONCIENCIA DE LA DEGRADACI�N. "�Ay de nosotros!" Es el grito del profeta. Cuando los hombres pecan y sufren pero no reconocen su propio desierto, las intenciones de la Providencia a�n no se han cumplido. El pecado debe ser llevado a casa; el castigo debe ser reconocido justo; La confesi�n debe ser penitente, sincera y franca.

IV. LAS LECCIONES DE DEGRADACI�N.

1. Que los virtuosos y obedientes abjuren de la confianza en s� mismos y valoren la confianza en Dios.

2. Que los tentados se cuiden del enemigo, y observen y oren para que no pequen y entren en este tormento.

3. Que el pecador herido se arrepienta y se vuelva al Se�or y busque el perd�n y la renovaci�n.

Lamentaciones 5:19

El trono eterno.

El creyente en Dios tiene esta gran ventaja sobre el ateo y el agn�stico: tiene la firme convicci�n de que todas las cosas est�n bajo el control y gobierno de un Rey sabio, justo y benevolente, que reina tanto en el cielo como en la tierra. Las aflicciones, personales y familiares, pueden angustiar su mente; las calamidades pueden abrumar su imaginaci�n y desconcertar su raz�n; pero tiene este consuelo: sabe que el Se�or permanece para siempre en su trono.

I. EL TRONO ETERNO DE DIOS CONTRASTE CON LOS TRONOS PECANTES o LA TIERRA. El Rey de Jud�, derrotado y llevado cautivo, fue arrancado por una mano extranjera del trono de su poder y gloria. Todas las monarqu�as terrenales son transitorias y todas las monarcas terrenales son mortales. Ellos perecen, pero Dios perdura.

II LA ESTABILIDAD DEL TRONO DE DIOS descansa sobre la justicia de su dominio. "Un cetro de justicia es el cetro de tu reino". La injusticia y la opresi�n pueden prevalecer durante una temporada, pero solo lo correcto es indestructible e inmortal. Incluso en su misericordia, el Supremo tiene en cuenta los reclamos de justicia y el mantenimiento de la autoridad leg�tima.

III. LA DERROTA DE LOS ENEMIGOS DE DIOS EST� ASEGURADA. Pueden enfurecerse y pueden tomar consejo juntos, pero el Se�or los tiene en burla. Todos sus asaltos a su reino deben fallar, y aquellos que lideran esos asaltos deben avergonzarse y sufrir. Ninguna arma que se forme contra Dios y su pueblo prosperar�.

IV. LA VICTORIA DE LA CAUSA DE DIOS ES CIERTA. Los reinos se levantan y caen, los pr�ncipes son elevados y destronados; pero el Rey de reyes va conquistando y conquistando. Todos sus enemigos est�n bajo sus pies, y en su cabeza hay muchas coronas.

Lamentaciones 5:21

�Convi�rtanos de nuevo!

Las Escrituras son el volumen de la esperanza; no prestan semblante al desaliento; ellos reprenden la desesperaci�n. Profundamente como fue la degradaci�n de los jud�os, lejos de haberse alejado de los caminos de Dios, inexcusablemente como hab�an desafiado su autoridad, hab�a para ellos un lugar de arrepentimiento. Y Jerem�as cierra este Libro de Lamentaciones con un lenguaje de s�plica confiada y una esperanza bien fundada de tiempos mejores.

I. LA NECESIDAD DE GIRAR. Todo el libro cierra as� los testigos de esta necesidad. Jud� hab�a salido mal, voluntariamente hab�a tomado el camino de la rebeli�n y el desaf�o. A este respecto, su caso representa el de cada transgresor culpable. El fin del camino del pecado es la muerte, es la destrucci�n sin remedio. Es una verdad severa, pero es una verdad y una verdad que la misericordia revela.

II A QUIEN DEBE SER EL GIRO. "Convi�rteos en ti!" Lejos del pecado que ha enga�ado, lejos de los consejeros y ayudantes humanos en quienes no hay un consejo sabio y sin ayuda suficiente, lejos de s� mismo, a Dios contra quien el pecador ha transgredido y con quien necesita reconciliarse. La vieja frase, "conversi�n a Dios", est� llena de verdad, significado y adecuaci�n.

III. POR QUI�N DEBE SER EFECTUADO EL GIRO. La oraci�n es para el Se�or; porque solo �l puede convertir al vagabundo en s� mismo. Por la autoridad de su Ley, por el poder ganador y fundente de su evangelio, por la dulce restricci�n de su Esp�ritu, solo �l puede transformar el coraz�n, revertir los pasos y renovar las antiguas arcillas de aquellos que han transgredido pero ahora longitud busc� su favor y perd�n.

HOMILIAS DE D. YOUNG

Lamentaciones 5:2

El destino de la herencia y las casas.

El israelita estim� mucho en su herencia, lo que le lleg� como israelita; y en esto hizo lo correcto, al ver c�mo estaba obligado a insistir en las promesas hechas a Abraham. Estaba el territorio nacional, santificado y hecho una cosa particularmente valiosa por la forma en que lleg� por primera vez a las manos de Israel. Luego estaban las herencias tribales y las herencias familiares. De modo que la herencia total estaba continuamente ante la mente israelita; La herencia se convirti� casi en una parte de uno mismo. Sin duda, muchas extensiones de tierra se hab�an desmoronado en las mismas familias durante generaciones. Y ahora el extranjero entra para cosechar las riquezas de estas tierras y morar en las casas construidas en ellas. Lo que los israelitas no pudieron recordar fue que la herencia que tanto apreciaban no era la herencia real a los ojos de Dios. La tierra visible, de la que proviene el ma�z, el vino, el aceite, es solo el tipo de esa tierra espiritual verdaderamente inagotable, donde debemos sembrar abundantemente, asegurando que una cosecha no puede fallar. Existe la herencia, corruptible, contaminada, que se desvanece. Est� la casa hecha con manos, temporales, en la tierra. Y luego, todos inconscientes de los dolores que nos estamos preparando, dejamos que los mejores afectos de nuestro coraz�n salgan de estas cosas. La p�rdida de la herencia, la p�rdida de las casas, era la forma de ganar, si solo el perdedor pod�a verlo. Sin duda, lo que no podemos tener de las cosas temporales que alguien m�s se apodera; pero su logro no es con una comprensi�n firme y permanente. Estos lamentables israelitas considerar�an que la menor herencia y las casas, que los hac�an tan miserables, har�an feliz a los nuevos poseedores; y ese ser�a el caso por un tiempo, pero solo mientras dure el brillo del primer enga�o. Dios no quiere decir que alguna vez deber�amos decir de algo realmente bueno que nuestra herencia se convierta en extra�os, nuestras casas en extraterrestres. De las cosas realmente buenas hay suficiente y de sobra para todos. Cristo env�a a sus ap�stoles para instar a todos hacia la herencia de los santos en la luz; y en la casa del que es Padre de Jes�s y de todos los que creen en Jes�s hay muchas mansiones, muchos lugares permanentes, un lugar para todos los que deseen despedir al esp�ritu inquieto y ansioso y permanecer en ese lugar. � Y.

Lamentaciones 5:7

El pecado de los padres y el sufrimiento de los hijos.

Este cap�tulo es la queja de quienes sufren. "Nosotros", "nosotros", "nuestro", estas son las palabras destacadas. Los quejosos son aquellos que han perdido su herencia y sus casas, se han quedado sin padre y han entrado en una servidumbre desgarradora. �Y ahora qu� dan como la raz�n de toda esta terrible experiencia? Esto: que "nuestros padres han pecado".

I. LA MEDIDA DE LA VERDAD EN ESTO. Los padres hab�an pecado. Ese fue un hecho hist�rico. Las declaraciones de los antiguos profetas, registradas, tal vez, en una abundancia mucho mayor de lo que tenemos idea, atestigua las iniquidades de las generaciones pasadas. Ninguna generaci�n de la que hubiera ning�n registro hab�a estado sin su desobediencia. �Y no se hab�a dicho tambi�n que los pecados de los padres deb�an ser visitados por los hijos? Por lo tanto, hay una l�gica clara en estas palabras: "Nuestros padres han pecado ... y nosotros hemos soportado sus iniquidades". Grande es el sufrimiento en el dolor corporal, en la privaci�n y en la emoci�n, de cada generaci�n; y cada generaci�n tiene derecho a decir que, en todo caso, algunos de estos sufrimientos se habr�an escapado si solo las generaciones anteriores hubieran vivido de acuerdo con la plena ley de justicia. De ah� el llamado a nosotros, cuando la autocomplacencia presiona con todas sus energ�as, a considerar a los dem�s. Consinti�ndote, tenemos que prepararnos para despu�s de los dolores; pero esos dolores no pueden mantenerse dentro del l�mite de nuestras propias vidas.

II Por cierto que es esta afirmaci�n, hay UNA MEDIDA DE DEFECTO EN ELLA. Note exactamente c�mo se dice: "Nuestros padres han pecado y no lo son"; es decir, "ya no pueden sufrir, y ahora el sufrimiento nos llega". En tal aspecto de la situaci�n hay un gran patetismo, pero tambi�n necesitamos viajar a los otros aspectos. Hay una diferencia entre retribuci�n y sufrimiento. Algunos tipos de dolor y lesiones pueden heredarse a la tercera y cuarta generaci�n, pero la conciencia culpable pertenece al individuo. Los peores dolores, las peores consecuencias y aquellos en los que el Salvador mira con la mayor l�stima, son seguramente los que surgen de nuestro propio mal; y buscar la conexi�n entre los pecados de las generaciones pasadas y el sufrimiento del presente har� m�s da�o que bien, si tal b�squeda tiende a oscurecer nuestra propia anarqu�a, nuestra propia falta de atenci�n a los requisitos de Dios. de hecho, hay una gran diferencia en especie entre el sufrimiento que viene de la maldad de los dem�s y el que viene de los nuestros.

Lamentaciones 5:14

La ocupaci�n de los ancianos se fue.

I. EL LUGAR DE LOS VIEJOS EN UNA COMUNIDAD. A medida que los hombres envejecen, pueden superar ciertos tipos de trabajo, pero no necesitan dejar de ser �tiles, ni la edad, a menos que sea debido a la fragilidad corporal, una carga y un cansancio. Hay mucho que un viejo puede contar de las tiendas de su experiencia y observaci�n. Puede mostrar lo que debe evitarse, incluso si no siempre puede decir lo que debe hacerse. Los ancianos se sentaron en la puerta, donde la multitud entraba y sal�a, y donde pod�an ver a m�s personas probablemente que en cualquier otro lugar. Un anciano debe esforzarse por ser �til y mezclarse con la vida del mundo todo el tiempo que pueda. Es correcto que �l est� en el camino de todo el respeto y la veneraci�n que puede recibir, no porque estas cosas sean necesarias para su felicidad, sino porque aquellos que las dan son mejores para ellas. Una sociedad sin sus tropas de ni�os en un extremo, llena de vida y entusiasmo, y su rociada de cabezas canosas coronadas de gloria en el otro, pronto sentir�a que faltan elementos muy importantes. Los ancianos sentados en la puerta dieron testimonio de una cierta estabilidad y continuidad en la vida social de Jerusal�n.

II EL ASPECTO PECULIAR DE LA CALAMIDAD AMUEBLADA POR EL HECHO DE QUE LOS VIEJOS HAN DEJADO LA PUERTA. Ya no hay nada que los lleve a la puerta. Donde antes ten�an muchos placeres, ahora no tendr�n m�s que dolor. El lugar de honor solo se convertir�a en un lugar de insulto y, con toda probabilidad, demasiados de estos ancianos hab�an sido asesores del tipo equivocado, hombres con una confianza serena y firmemente arraigada en su propia opini�n. A las advertencias de un profeta, los viejos a menudo pueden responder que tales cosas se han dicho una y otra vez sin hacerse realidad; y luego, cuando la amenaza entra en vigencia, �qu� pueden hacer sino retirarse a la mayor oscuridad posible? Estos mismos viejos, muchos de ellos, deben haber tenido mucho que ver con el estado de cosas que hizo de todas estas calamidades una necesidad Divina.

Lamentaciones 5:16

Jerusal�n desacreditada.

I. EL HONOR ANTERIOR DE JERUSAL�N. La corona ha ca�do de la cabeza; una corona, por lo tanto, ha estado sobre la cabeza. El lamento no se trata de algo por lo que se lucha y no se alcanza, sino de algo, como parece, pose�do de forma segura y ahora irremediablemente perdido. Observe c�mo se le indica a Ezequiel que ponga el asunto ( Ezequiel 16:12). Al hacer que Jerusal�n conozca sus abominaciones, hay un contraste con los privilegios anteriores. Jehov� dice: "Puse una hermosa corona sobre tu cabeza ... y tu fama se extendi� entre los paganos por tu belleza". Incuestionablemente Jerusal�n y la tierra de la cual ella era el centro radiante brillaba gloriosamente entre los gentiles. El gran ejemplo de esto es esa reina del sur que vino de las partes m�s remotas de la tierra para escuchar la sabidur�a de Salom�n. Dios para sus propios fines, inescrutable y, sin embargo, como debemos creer, ben�fico, lo constituy� para que Jerusal�n fuera como una bella mujer coronada con una corona de oro puro. Otras ciudades ten�an su fuerza, gloria, peculiaridades, pero Jerusal�n era excepcionalmente gloriosa. Y as�, los individuos humanos pueden tener las dotaciones naturales m�s atractivas. Puede haber belleza f�sica, o genio, o alg�n encanto inefable de car�cter, o una gran capacidad intelectual, algo que eleva al hombre o la mujer sobre la multitud com�n, y por lo tanto pone sobre ellos una corona natural brillante y manifiesta. El mismo gran poder secreto que glorific� a Israel glorifica a los hombres a�n, no por lo que hacen, ni por cualquier reclamo que tengan, sino que en su gloria puedan estimular e inspirar a otros, y multiplicar la felicidad de cada vida que se les presente. Fue por el bien de las naciones que Jehov� glorific� a Jerusal�n y la hizo hermosa.

II Su actual humillaci�n. La corona ha ca�do de la cabeza, pero la marca del pasado y la realeza perdida permanece. No puede ser borrado. Cuanto m�s sube una naci�n, m�s lejos puede caer y m�s terrible se vuelve el espect�culo de su ca�da. Necesitaba todo el lento y majestuoso ascenso de Roma a la grandeza para hacer posible el gran libro de Gibbon. Por lo tanto, mirando desde tal altura, tuvo luchas y contrastes pat�ticos para representar, lo que de otro modo hubiera sido imposible. As�, tambi�n, contemplamos las aberraciones y las miserias, el cinismo y la misantrop�a que surgen en la vida de los genios que se han perdido su camino, hombres de dotaciones m�s ricas que, desde las profundidades de la indulgencia y el libertinaje, podr�an gritar, " la corona se me cay� de la cabeza ". Y as� vemos que la gran corona que se desea no es la que proviene de diferencias naturales o diferencias en la posici�n social, sino la que proviene de la calidad de vida divinamente inspirada. "La cabeza canosa es una corona de gloria, si se encuentra en el camino de la justicia" ( Filipenses 4:1; 2 Timoteo 4:8; Santiago 1:12; 1 Pedro 5:4) .� Y.

Lamentaciones 5:17

El coraz�n d�bil y los ojos oscuros.

I. EL EFECTO PENETRANTE DE LOS DIVINOS CASTIGOS. Jerusal�n hab�a quedado satisfecha con las cosas externas. Dondequiera que girara, hab�a habido suficiente para satisfacer su orgullo y su placer. Y ahora Jehov�, por agentes eficientes, hab�a quitado estas cosas externas. La diferencia que se hab�a hecho en Jerusal�n era perceptible para cualquier ojo. Pero otra diferencia solo pod�a ser conocida cuando se confesaba, a saber, la diferencia hecha en los corazones de las personas cuando sus circunstancias externas cambiaban completamente. Hombres orgullosos y decididos, llenos de alegr�a por sus prop�sitos ego�stas, descubrieron que el inter�s de la vida hab�a desaparecido por completo. No habr�a servido de nada si todos estos castigos hubieran terminado dejando a la gente aut�nticos estoicos, capaces de decir que era lo mismo si ellos mantuvo sus posesiones temporales o las perdi�. Dios no desol� a Jerusal�n por ning�n deleite que tom� en esto; fue encontrar una manera de humillar corazones que no fueron sometidos despu�s de cada apelaci�n prof�tica. Cuando los hombres est�n encantados ocupados con las cosas de los sentidos, entonces es un gran fin si, a trav�s de p�rdidas y cambios, sus corazones se vuelven d�biles y sus ojos se oscurecen. Porque entonces pueden aceptar el ministerio de Cristo para poner en sus corazones una energ�a que tender� a la justicia y dirigir� sus ojos para mirar al mundo de la manera correcta,

II LA CAUSA AQU� SE MENCIONA ESPECIALMENTE. La colina de Sion se ha convertido en una desolaci�n; se ha convertido nuevamente en una mera altura en el desierto, como sin duda alguna vez lo hab�a sido en alg�n momento en el pasado inmemorial. El hecho de que se especifique Si�n aqu� parece indicar el dolor y la desesperaci�n causados ??por el derrocamiento de las ordenanzas religiosas. El hecho mismo de que Jehov� hab�a permitido que el lugar dedicado a �l se volviera tan desolado hizo que su descontento con el pueblo se convirtiera en algo mucho m�s v�vido. Parec�a que no necesitaba m�s una habitaci�n en medio de ellos.

Lamentaciones 5:19

El �nico recurso reconocido que est� en Dios.

Se sentir� que esta oraci�n es una conclusi�n apropiada para el libro. �Qu� podr�a ser m�s apropiado que estas personas, despu�s de haber mirado a su alrededor con una sensaci�n cada vez m�s profunda de p�rdida y humillaci�n, ahora deber�an mirar hacia arriba? Sobre la tierra, en la fuerza o habilidad del hombre, no hay nada que buscar; Si hay algo que obtener, es mirando al cielo.

I. ENTRE TODOS ESTOS CAMBIOS, SE PERCIBE LA CONTINUACI�N DE JEHOV�. Si�n se ha vuelto desolada, pero el verdadero trono de Dios no est� all�. Que Dios vive, inmutable, no afectado por nuestros lapsos y p�rdidas, es la �ltima salvaguardia de la esperanza, y es inexpugnable. Es de desear que, en medio de todas las vicisitudes de la vida, tengamos la sensaci�n de algo inmutable.

II EL SENTIDO DE SEPARACI�N DE DIOS. Esta fue la corona de problemas para algunas personas, que Dios parec�a haberlos olvidado y abandonado. Pero cuando Dios los record� y manifest� su presencia, todo lo que la gente en general hizo fue tomar sus dones y no pensar en la voluntad y el prop�sito del Dador. Dios, por supuesto, no lo hab�a olvidado ni abandonado. Lo que la gente llamaba olvidar era solo un tipo diferente de recordar. Lo que llamaron abandono fue solo una presencia m�s cercana.

III. LA ESPERANZA INQUISIBLE DE AQUELLOS QUE TOMAN LA VISTA CORRECTA DE DIOS. Este cap�tulo ha tenido en �l los tonos de penitencia y contrici�n. Se admite que la causa de toda esta desolaci�n es el alejamiento del pueblo de Dios. Y ahora est� la petici�n que resulta de un autodescubrimiento completo. Se descubre debilidad interna. El �ltimo clamor del libro indica que la vuelta de los hombres a Dios es lo mejor que se desea, no una restauraci�n de las posesiones y comodidades externas, sino un giro hacia Dios como consecuencia de su vuelta hacia nosotros. Los resultados que resultan de que su poder nos haya dirigido a Dios se ver�n alg�n d�a para justificar toda la p�rdida y el dolor necesarios para provocarlos.

Información bibliográfica
Exell, Joseph S; Spence-Jones, Henry Donald Maurice. "Comentario sobre Lamentations 5". Los Comentarios del Púlpito. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tpc/lamentations-5.html. 1897.