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Proverbios 26

Los Comentarios del PúlpitoLos Comentarios del Púlpito

Versículos 1-28

EXPOSICI�N

Proverbios 26:1

Ciertos proverbios sobre el tonto (kesil), con la excepci�n, tal vez, de Proverbios 26:2 (ver Proverbios 1:22).

Proverbios 26:1

Como nieve en verano y como lluvia en la cosecha. La nieve en verano ser�a bastante poco natural e inaudita (ver en Proverbios 25:13). La lluvia cae en el curso habitual de las cosas solo en los momentos establecidos; de donde surgi� la frase "las lluvias tempranas y tard�as" (ver Proverbios 16:15). Desde la primavera hasta octubre o noviembre fue la estaci�n seca, y se consider� una tormenta en el momento de la cosecha, no solo como destructiva o inconveniente, sino como portentosa e incluso sobrenatural (ver 1 Samuel 12:17, etc.). Los dos casos son tipos de todo lo que es incongruente e inadecuado. La LXX; aparentemente en relaci�n con su experiencia en Egipto en lugar del texto real, traduzca: "Como roc�o en la cosecha y como lluvia en verano". Entonces, el honor no es aparentemente para un tonto ( Proverbios 26:8; Proverbios 19:10). Est� completamente fuera de lugar mostrar respeto a un hombre est�pido e imp�o, o elevarlo a un puesto de dignidad; tal conducta solo lo confirmar� en su locura, dar� a los dem�s una impresi�n err�nea acerca de �l y le otorgar� un mayor poder de travesura. Los griegos ten�an un proverbio acerca de dar honor a los objetos inadecuados: lo llamaban lavar la cabeza de un asno con nitre.

Proverbios 26:2

Como el p�jaro vagando, como la golondrina volando. El "p�jaro" (tsippor) es el gorri�n, que se encuentra en toda Palestina; "tragar" (terror), el viajero libre. La versi�n autorizada apenas da sentido. La l�nea debe representarse, como el gorri�n en (con respecto a) su deambular, como la golondrina en su vuelo. El punto de comparaci�n es la vaguedad y la falta de objetivos del vuelo de las aves, o la inutilidad de tratar de atraparlas en su curso. Entonces la maldici�n sin causa no vendr�. Deber�, por as� decirlo, gastar su fuerza en el aire y no caer sobre la cabeza sobre la que fue invocado. Una maldici�n sin causa es la que se pronuncia contra alguien que no ha hecho nada para merecer tal denuncia. Septuaginta, "Como las aves y los gorriones vuelan, una maldici�n sin causa (??????) no llegar� a nadie" Bailey, 'Festus'�

"Las bendiciones aparecen para siempre; pero una maldici�n es como una nube: pasa".

Estrechamente relacionado con la superstici�n que teme una maldici�n est� lo que est� alarmado por los presagios. Contra este miedo irracional encontramos algunos proverbios orientales dirigidos; p.ej. "El chacal grita: �morir� mi viejo b�falo?" "El perro ladra, a�n pasa la caravana: �el ladrido del perro llegar� al cielo?" (Carril). En lugar de ???, "no", el Keri le lee ???, "a �l". Esto hace que el proverbio diga que la maldici�n no provocada volver� sobre el que la pronunci�. Pero esta lectura no debe aceptarse, ya que no se ajusta a los t�rminos de comparaci�n, aunque parece haber sido utilizada por San Jer�nimo, quien traduce, Sic maledictum frustra prolatum en quempiam superveniet. Esta justicia retributiva a menudo se alude a otros lugares; p.ej. Proverbios 26:27 (donde ver nota). Entonces encontramos en varios idiomas proverbios con el mismo efecto. As�, en ingl�s, "Harm watch, da�ar catch"; Espa�ol: "Quien siembra espinas, que no camine descalzo". Turco: "Las maldiciones, como los pollos, siempre vuelven a casa a descansar" Yoruba: "Las cenizas siempre vuelven a la cara del que las arroja" (Trinchera).

Proverbios 26:3

Un l�tigo para el caballo, una brida para el asno. Deber�amos inclinarnos a invertir las palabras y decir una brida para el caballo y un l�tigo para el asno; pero debe recordarse que en los primeros tiempos el caballo no fue montado, sino solo conducido. Los animales utilizados para montar eran el asno y la mula, y a veces el camello. El asno oriental es realmente un buen animal, m�s grande, m�s en�rgico y m�s activo que la pobre criatura que no podemos ver. O el l�tigo y la brida pueden estar destinados a aplicarse a ambos animales, aunque divididos entre los dos por razones r�tmicas o antit�ticas (ver en Proverbios 10:1). Una vara para la espalda del tonto. La correcci�n aguda es �til y necesaria para el tonto (entonces Proverbios 10:13; Proverbios 19:29). Tratamiento similar Siracides recomienda ser empleado en la facilidad de un servidor inactivo (Ec Proverbios 30:24-20). Septuaginta, "Como un l�tigo para un caballo y un aguij�n para un asno, as� es una vara para una naci�n sin ley".

Proverbios 26:4

No respondas a un tonto seg�n su necedad. No te rebajes al nivel del tonto respondiendo sus preguntas tontas o discutiendo con �l como si fuera un hombre sensato. No seas t� tambi�n como �l; para que no te lleves a la locura o te pongas del lado de �l en sus opiniones y pr�cticas. Nuestro bendito Salvador nunca respondi� a preguntas tontas y cautivas de la manera que el interrogador esperaba y deseaba, las dej� pasar o les dio un giro inesperado que silenci� al adversario. Se pueden ver instancias en Mateo 21:23, etc .; Mateo 22:21, Mateo 22:22; Lucas 13:23, etc .; Juan 21:21, etc.

Proverbios 26:5

Responde a un tonto seg�n su necedad. Esta m�xima a primera vista parece absolutamente antag�nica al significado del verso anterior; Pero no es as� realmente. Las palabras, "seg�n su locura", en este vers�culo significan, como lo merece su locura, de una manera tan clara como lo exponen, y lo averg�enzan, y lo hacen pensar mejor. Para que no sea sabio en su propio concepto; pensando, puede ser, que �l ha dicho algo que vale la pena escuchar, o que lo haya silenciado por su inteligencia superior.

Proverbios 26:6

El que env�a un mensaje de la mano de un tonto. Esta cl�usula viene en hebreo despu�s de la siguiente. Corta los pies y bebe da�o. Confiar una comisi�n importante a un tonto es privarse a uno mismo de los medios para ejecutarlo adecuadamente, y provocar la propia verg�enza y lesiones. Un hombre que es tan tonto como para emplear a un mensajero tan inadecuado, por as� decirlo, le corta los pies que deber�an llevarlo a su recado y, en lugar de disfrutar de la satisfacci�n de ver el negocio bien realizado, se sentir� mortificado y da�ado. por el error y la estupidez de su emisario. Septuaginta, "Se reprocha a s� mismo de sus propios caminos (???? ,? ?????) que env�a una palabra por un mensajero inmundo". La Vulgata lee el primer participio en sentido pasivo, claudus pedibus; Pero esto no es necesario. Tenemos frases similares a "beber da�o" en otros lugares; p.ej. Job 15:16 "bebe iniquidad;" Job 34:7, "bebe el desprecio;" y con una palabra diferente, Proverbios 19:28, "devora la iniquidad".

Proverbios 26:7

Las piernas de un hombre cojo no son iguales. La primera palabra de este vers�culo, ????????, ha ocasionado alguna dificultad. Se considera como un imperativo de ???, "retirar", "quitar". As�, la Septuaginta, ??????; Veneciano, ???????. Pero el verbo parece nunca tener este significado; ni, si lo hubiera hecho, el sentido ser�a muy satisfactorio, porque. Como se�ala Delitzsch, las piernas cojas son mejores que ninguna, y hay una gran diferencia entre el lisiado o paral�tico que tiene que ser llevado y el cojo (???????) que puede cojear o llevarse bien con muletas. Y cuando explicamos el proverbio en este sentido (como Plumptre), "quita las piernas del hombre cojo y la par�bola de la boca de los tontos", ya que ambos son in�tiles para sus poseedores, y su p�rdida no se sentir�a ... Debemos reconocer que la conclusi�n no es cierta. Nadie pensar�a en amputar las piernas del hombre simplemente porque era cojo, y esas piernas no pueden considerarse absolutamente in�tiles. Otros consideran la palabra como tercer plural kal, "las piernas cuelgan sueltas"; aunque el formulario no se tiene suficientemente en cuenta. Todas las explicaciones de la palabra como una forma verbal tienen tales dificultades, que algunos lo toman como un sustantivo, que significa "bailar", que es la interpretaci�n de Lutero, "como bailar a un lisiado, por lo que se vuelve tonto hablar de sabidur�a". Pero la palabra nunca pod�a ver nada m�s que "cojear", y no pod�a expresar el elegante movimiento del baile. La versi�n autorizada considera que el hebreo significa "est�n elevados", es decir, son desiguales, uno es m�s largo o m�s fuerte que el otro; pero esto pierde la fuerza de la comparaci�n. Parece que no hay mejor interpretaci�n que la mencionada anteriormente, "Las piernas de los cojos se sueltan", es decir, no se pueden reparar, aunque tengan una apariencia s�lida. San Jer�nimo ha expresado esto, aunque de una manera extra�a: "Como es vano para un hombre cojo tener piernas aparentemente". As� es una par�bola en boca de un tonto. La "par�bola" (mashal), dicho sentencioso, cuya enunciaci�n, as� como el recital de historias, siempre fue una gran caracter�stica en las compa��as orientales, y ofreci� una prueba de la habilidad de un hombre. Un tonto falla en la exposici�n; pierde el sentido del sabio dicho que produce; cae cojo de su boca, no da instrucciones a los dem�s y no hace nada con sus oyentes. Siracides da otra raz�n para la incongruencia, "Una par�bola ser� rechazada cuando salga de la boca de un tonto; porque no la hablar� en su temporada" (Ec Proverbios 20:20). Septuaginta, "Elimina el movimiento de las piernas y la transgresi�n (?????????? ,? ?????????, Lag.) De la boca de los tontos".

Proverbios 26:8

Como el que ata una piedra en una honda. Entonces Septuaginta, ?? ??????????? ????? ?? ????????. Esto da una muy buena idea, ya sea que la piedra, despu�s de estar firmemente ajustada en su lugar, pasa r�pidamente de la eslinga o, si se pone m�s �nfasis en la palabra "bindeth", que la piedra est� tan firmemente fijada que no puede colgarse y, por lo tanto, nunca alcanza la marca. La representaci�n alternativa adoptada por la versi�n revisada es la siguiente: "Como una bolsa de gemas en un mont�n de piedras"; donde la incongruencia consistir�a en exponer joyas en un moj�n o en un monumento sepulcral, de donde podr�an ser f�cilmente llenados, o en atraer atenci�n indeseable. Pero hay razones gramaticales y etimol�gicas en contra de esta interpretaci�n; y la versi�n autorizada se considerar� correcta. La Vulgata es curiosa: Sieur qui mittit lapidem in acervum Mercurii. Esta representaci�n apunta a la costumbre, con la que Jerome debe haber estado familiarizado, de erigir estatuas de Mercurio en las carreteras, que por lo tanto se colocaron bajo su protecci�n. Alrededor de estas estatuas hab�a montones de piedras a distancia, a lo que cada viajero contribu�a arrojando una piedra al pasar. La ausencia de la facultad cr�tica que no discerni� ning�n absurdo en este anacronismo es suficientemente notable. El dicho en lat�n parece tener la intenci�n de denotar trabajo in�til, ya que hablamos de "llevar carbones a Newcastle". As� es el que honra al necio. Usted respeta a un tonto, o lo coloca en una posici�n honorable, pero su trabajo se desperdicia; no puede actuar de acuerdo con su dignidad, no puede mantener el honor; desaparece como la piedra de la honda o, si permanece, no le sirve de nada.

Proverbios 26:9

Como una espina sube a la mano de un borracho. Aqu� no hay idea de que la mano del borracho haya sido perforada con una espina mientras �l es insensible al dolor, sino m�s bien de que est� armado con �l y est� listo para la travesura. Por lo tanto, es mejor decir: "Un espino viene a la mano de un borracho"; �l de alguna manera se apodera de �l, y en su est�pida emoci�n puede volverse peligroso. Algunos entienden ??? del crecimiento de la espina; as� la Septuaginta, "las espinas crecen en la mano de un borracho"; Vulgata: "Como si una espina creciera en la mano de un borracho". Pero uno no ve la importancia de tal expresi�n; y la traducci�n dada arriba es m�s apropiada. Entonces es una par�bola, etc. (como Proverbios 26:7). En ese pasaje, el sabio dicho en boca de un tonto se compar� con algo in�til, aqu� se compara con algo perjudicial. Lo emplea a prop�sito para herir a otros; o por el uso ignorante de alguna palabra afilada, hace mucho da�o. En este hemistich la LXX. ha le�do ??? con una vocalizaci�n diferente y traduce "servidumbre (???????) en la mano de los tontos". Esto parece significar que es natural que los tontos sean maniatados y retenidos por la fuerza.

Proverbios 26:10

Pocos pasajes han dado mayor dificultad que este vers�culo; Casi cada palabra ha sido explicada de manera diferente. La versi�n autorizada es: El gran Dios que form� todas las cosas, tanto recompensa al tonto como recompensa a los transgresores; Versi�n revisada, como un arquero ( Job 16:13) que hiere a todos, as� es el que contrata al tonto y el que contrata la espina que pasa. A primera vista, dif�cilmente se podr�a suponer que estas podr�an ser versiones del mismo pasaje. Para mostrar la diversidad que se obtuvo en los primeros tiempos, citamos las versiones griega y latina. Septuaginta, "Toda la carne de los tontos est� muy angustiada (????? ??????????), porque su distracci�n (????????) queda en nada"; Vulgata: "El juicio decide las causas, y el que impone silencio a un tonto apacigua la ira". A partir de las diversas interpretaciones de las que es capaz este proverbio, se puede suponer que originalmente fue uno de esos dichos duros que estaban destinados a ejercer el ingenio de los auditores. Ciertamente ha tenido ese efecto en los tiempos modernos. Podemos eliminar de inmediato la versi�n de la Versi�n autorizada, aunque el sentido es bueno y b�blico, denotando que el gran Creador recompensa a los buenos y castiga a los pecadores. Entonces el jingle medieval

"Ante Dei vultum nihil unquam restat inultum".

"Dios" no est� en hebreo, y rab, "grandioso", nunca se usa absolutamente como equivalente de "Dios". Tampoco se usa la palabra en otra parte para significar "jefe de trabajadores"; Por lo tanto, el margen de la versi�n revisada, "un trabajador maestro se olvida de todo", es sospechoso. Algunos traducen: "Un gran hombre hiere [equivalente a 'castigar'] a todos; lo hace por tontos y por transgresores". Uno no ve por qu� esto debe atribuirse al gran hombre; ciertamente no es generalmente cierto. Rosenmuller, "El hombre poderoso causa terror; tambi�n lo hace el que contrata al tonto y al transgresor"; pero no est� claro por qu� la contrataci�n de un tonto debe ocasionar terror. La representaci�n en la versi�n revisada, o algo muy similar, ha encontrado el favor de muchos comentaristas modernos, aunque bastante desconocido para las meras versiones antiguas. De acuerdo con esta interpretaci�n, el proverbio dice que una manera descuidada y aleatoria de hacer negocios, tomar el servicio a los tontos o confiar asuntos de importancia a cualquier merodeador, es tan peligroso como disparar flechas imprudentemente sin importar a d�nde volaron o a qui�n volaron. herido. Desde este punto de vista, Nowack objeta que no tiene paralelo presentar a un arquero como una imagen de lo que es inusual y sin fines de lucro; que no explica por qu� "contratar" se repite dos veces; que la conexi�n entre el tirador y la contrataci�n de tontos y merodeadores es netamente obvia; y que ????? no significa "vagabundos" o "transe�ntes". Ninguna de estas objeciones es de mucha importancia; y esta interpretaci�n a�n se mantiene firme. Tambi�n hay mucho que decir sobre la representaci�n del margen de la versi�n revisada, que es pr�cticamente el de Gesenius, Fleischer, Wordsworth, Nutt y otros: un hombre h�bil, un maestro de obras, produce, hace, todo por su propio cuidado y superintendencia; pero el que contrata a un tonto para hacer su trabajo contrata, por as� decirlo, a cualquier vagabundo casual que tal vez no sepa nada del negocio. Una objeci�n a esta interpretaci�n es que el verbo ????, en otro lugar no tiene el significado aqu� atribuido. Considerando que todas las interpretaciones anteriores son insatisfactorias, Hitzig, despu�s de Umbreit, seguido por Delitzsch y Nowack, traduce: "Mucho produce todo", lo que significa que el que posee mucho puede hacer cualquier cosa o, como St. Mateo 13:12," Al que tiene, se le dar� "(comp. Proverbios 1:5). Pero el segundo hemistich entra de manera poco convincente: "Pero el que contrata a un tonto es como el que contrata a un vagabundo". Por lo tanto, Delitzsch lee ???????? para el primer ??????, y dice: "Pero el empleado y el contratante del tonto mueren", es decir, lo que el tonto obtiene cuando el salario se desperdicia pronto, y la persona que lo llev� a su servicio es arruinada por su incapacidad. En este caso, la conexi�n de las dos cl�usulas ser�a esta: un hombre rico, en la naturaleza de las cosas, se enriquece; pero hay excepciones a esta regla; porque el que emplea personas est�pidas e incapaces para hacer su negocio sufre por ello en propiedad, reputaci�n y probablemente tambi�n en persona; y la persona incompetente no obtiene ning�n beneficio de la conexi�n. Es imposible dar una preferencia decidida a cualquiera de estas exposiciones; y el pasaje debe dejarse como un punto crucial. Es muy probable que el texto hebreo sea defectuoso. Esto explicar�a las grandes variaciones en las versiones.

Proverbios 26:11

Como el perro vuelve a su v�mito, el necio vuelve a su locura; o, repite su locura. El necio nunca se libera de las trampas de su necedad; sus obras y palabras siempre tienen el mismo car�cter hasta el final. La misma verdad es v�lida para el pecador, especialmente para el borracho y el sensualista. Si sienten compunci�n temporal y rechazan su pecado por arrepentimiento parcial, en realidad no lo sacuden por completo; se ha convertido en una segunda naturaleza para ellos, y pronto recaen en ella. Septuaginta, "Como cuando un perro va a su propio v�mito y se vuelve odioso, tambi�n lo es un tonto que regresa en su maldad a su propio pecado". La LXX agrega un distich que se encuentra en Ecclesiasticus 4:21, "Hay una verg�enza que trae pecado, y hay una verg�enza que es gloria y gracia".

Proverbios 26:12

�Ves un hombre sabio en su propia presunci�n? ( Proverbios 3:7). Nada cierra la puerta a la mejora como la presunci�n. "�Ay de ellos!", Dice Isa�as ( Isa�as 5:21), "que son sabios a sus propios ojos y prudentes a su propia vista". Estas personas, que profesan ser sabias, se vuelven tontas ( Romanos 1:22; Romanos 12:16; Apocalipsis 3:17, Apocalipsis 3:18). Presunci�n conmovedora, Qui sibi sapit, summe desipit. El oriental habla del zorro que encuentra su sombra muy grande, y del lobo cuando solo se considera un le�n. Hay m�s esperanza de un tonto que de �l ( Proverbios 29:20). Un tonto que es consciente de la falta de sabidur�a puede ser corregido; pero el que se imagina perfecto y no necesita mejoras, no tiene remedio; Su caso no tiene remedio. Entonces el pecador que siente y reconoce su iniquidad puede convertirse; pero el fariseo farisaico, que se considera que no tiene necesidad de arrepentirse, nunca ser� reformado (ver Mateo Lucas 15:7; Lucas 18:14). San Cris�stomo (Hom. En Phil., '7), "La arrogancia es un gran mal; es mejor ser tonto que arrogante; porque en un caso la locura es solo una perversi�n del intelecto, pero en la otra facilidad es a�n peor, porque es una locura unida a la locura. El tonto es un mal para s� mismo; pero el hombre altivo tambi�n es una plaga para los dem�s. No se puede ser arrogante sin ser un tonto ... El alma que est� enloquecida tiene una enfermedad peor que la hidropes�a, mientras que lo que est� bajo restricci�n se ve afectado por todo mal "(traducci�n de Oxford).

Proverbios 26:13

Proverbios sobre el perezoso.

Proverbios 26:13

Esto es pr�cticamente lo mismo que Proverbios 22:13. Las palabras para "le�n" son diferentes en dos partes del verso, siendo Shakhal el le�n de la edad avanzada, ari el animal adulto; se puede suponer que el �ltimo es el m�s peligroso de los dos, por lo que se denotar�a un cl�max. Hay una corriente de proverbio en Bechuana que dice: "El mes de la siembra es la estaci�n de los dolores de cabeza".

Proverbios 26:14

Cuando la puerta gira sobre sus goznes. La puerta se mueve sobre sus bisagras y no avanza m�s all� de su propia esfera de movimiento confinada; entonces el hombre perezoso se gira sobre su cama de lado a lado, pero nunca la deja para hacer la suya. trabajo. Se han encontrado otras analog�as en este proverbio. Por lo tanto: la puerta se abre para dejar que el diligente se dirija a sus asuntos diarios, mientras el perezoso est� rodando sobre su cama; la puerta cruje cuando se mueve, por lo que el hombre perezoso gime cuando se excita; la puerta ahora est� abierta, ahora est� cerrada, por lo que el perezoso tiene la intenci�n de levantarse, y luego cae de nuevo en su cama y vuelve a dormir (comp. Proverbios 6:9, Proverbios 6:10; Proverbios 24:33).

Proverbios 26:15

Muy casi id�ntico a Proverbios 19:24. Forma un cl�max para los dos versos anteriores. Wordsworth toma "el plato" como un tipo de placer sensual, que el perezoso ama, mientras que no le gusta el trabajo activo.

Proverbios 26:16

El perezoso es m�s sabio en su propia presunci�n. El perezoso es aqu�l que es demasiado ocioso para pensar un asunto, y considera que su propia visi�n superficial es correcta. Es alguien que considera que el estudio es un cansancio innecesario de la carne ( Eclesiast�s 12:12) y se halaga de que es bastante capaz sin �l de dar una explicaci�n satisfactoria de cualquier pregunta que se le presente. De siete hombres que pueden dar una raz�n. "Siete" es el n�mero de completitud (comp. Proverbios 6:31; Proverbios 9:1; Proverbios 24:16). El tonto ocioso pone m�s valor por su propio juicio que por el sentido de cualquier n�mero de sabios. El margen de la versi�n revisada, "que puede responder discretamente", est� quiz�s m�s cerca del hebreo, lo que implica poder devolver una respuesta sabia y adecuada a cualquier cosa que se les pida. La LXX leyendo de forma un poco diferente, dice: "Wiser parece m�s lento para s� mismo que alguien que en saciedad (?? ????????) trae un mensaje". Esto se explica para significar que un perezoso se considera prudente al no ayudar a un vecino con un recado o un mensaje, aunque probablemente le hubieran pagado una buena cena por su amabilidad.

Proverbios 26:17

Una serie de proverbios relacionados m�s o menos con la tranquilidad y su opuesto.

Proverbios 26:17

El que pasa y se entromete en contiendas que no le pertenecen. "Entrometerse en la lucha" deber�a ser "irritante, se excita, con una pelea". Es como uno que toma a un perro por las orejas y, por lo tanto, lo provoca innecesariamente a ladrar y morder. Con respecto a la posici�n de los dos participios en este vers�culo, sin ning�n v�nculo de conexi�n, Delitzsch toma "pasar" como se le atribuye al perro, por lo tanto: "Agarra por las orejas a un perro que pasa, que est� excitado por una contienda que le preocupa no." El perro callejero corresponde a la pelea con la que uno no tiene nada que ver. La acentuaci�n actual no es compatible con este punto de vista; de lo contrario es adecuado y probable. Septuaginta, "Como el que agarra la cola de un perro, as� es el que se presenta como campe�n en la causa de otro". Eclesiast�s 11:9, "No te esfuerces en un asunto que no te concierne". Dice un gnomo griego

?????????????? ????????? ?? ?????? ????

Nuestro proverbio ingl�s dice: "El que se entromete con todas las cosas puede irse por los pichones". El telugu compara tal interferencia con un mono que sostiene una serpiente en su pata; es dif�cil de sostener, peligroso soltar (Lane).

Proverbios 26:18, Proverbios 26:19

Un tetrastich, pero sin paralelismos. Como un loco que arroja marcas de fuego, flechas y muerte. La palabra traducida como "loco" es un ???? ?????????, y ha sido explicada de diversas maneras; pero la versi�n autorizada es probablemente correcta. Las "Firebrands" son dardos con algo de material abrasador unido a ellas. La "muerte" forma un cl�max con los otros peligros mencionados, que el loco enfrenta imprudentemente e indiscriminadamente. As� es el hombre que enga�a a su pr�jimo y dice: �No estoy en el deporte? Cuando un hombre ha herido a su vecino por mentiras o malicia, no se permite la s�plica de que solo estaba en broma; la lesi�n no es menos real porque la excusa alegando que se hizo no en serio, sino de manera juguetona; no m�s que los efectos fatales del uso de armas asesinas se reducen al ser empleados por las manos de un man�aco. Las bromas pr�cticas son a menudo un asunto muy serio. Un adagio medieval dice sabiamente:

"Cum jocus est verus, jocus est malus atque severus"

Septuaginta, "Incluso cuando aquellos que est�n bajo tratamiento m�dico (???????) lanzan palabras a los hombres, y el que primero conoce la palabra ser� derrocado; tambi�n lo son todos los que esperan a sus propios amigos, y cuando los ven, dicen: Lo hice en broma ". Como las personas locas que abusan y maltratan a sus m�dicos son excusadas por su debilidad, los que hieren a sus amigos en secreto intentan disculparse cuando se descubren alegando que solo estaban bromeando.

Proverbios 26:20

Siguen algunos proverbios sobre el calumniador. Donde no hay le�a, all� se apaga el fuego. Cuando la madera falla, y ese era el �nico combustible que se usaba, el fuego deb�a apagarse. Entonces, donde no hay cuentista, la lucha cesa; viene al silencio ( Proverbios 22:10). (Para nirgan, "susurro", ver en Proverbios 16:28.) Septuaginta, "Con mucho fuego de le�a crece, pero donde no hay un solo discordante (???????), la lucha est� en reposo".

Proverbios 26:21

Como las brasas son para quemar brasas. Como el carb�n negro y fr�o alimenta el carb�n encendido, como la madera alimenta un fuego encendido, as� un hombre pendenciero ( Proverbios 21:9; Proverbios 27:15) apoya y nutre la lucha. El verso es la contraparte de lo anterior. Septuaginta, "Un hogar para el carb�n y troncos para el fuego, y un hombre malvado para el tumulto de la lucha".

Proverbios 26:22

(Ver Proverbios 18:8, donde ocurre el gnomo.) Septuaginta, "Las palabras de los bribones (????????) son suaves, pero golpean las c�maras secretas de los intestinos".

Proverbios 26:23

Los proverbios siguientes se refieren a la hipocres�a. El hebreo denota la comparaci�n simplemente por posici�n (ver en Proverbios 25:11), por lo tanto: Un recipiente de tierra (o vasija) cubierto con escoria plateada, labios crecientes y un coraz�n malvado. La llamada "escoria de plata" es el litargirio, un �xido de plomo utilizado hasta el d�a de hoy para esmaltar la cer�mica (comp. Ecclesiasticus 38:30). El art�culo comparativamente sin valor se hace as� para asumir una buena apariencia. Por lo tanto, los labios que parecen arder de afecto y dar un beso de amor resplandeciente pueden enmascarar un coraz�n lleno de envidia y odio Los besos de Judas y las palabras de amistad ocultan los malos sentimientos que acechan en su interior. Septuaginta, "La plata dada con astucia se debe considerar como una vasija de barro; los labios lisos (????) esconden un coraz�n doloroso" (comp. Mateo 23:27).

Proverbios 26:24

El que odia, disimula con sus labios. Este y el siguiente verso forman un tetrastich. San Jer�nimo, Labiis suis intelligitur inimicus. Pero el verbo aqu� utilizado, ???, lleva el significado "hacerse uno mismo desconocido", as� como "darse a conocer uno mismo" y, por lo tanto, "hacerse irreconocible" por la vestimenta o el cambio de semblante ( 1 Reyes 14:5). Esto es mucho m�s apropiado en la conexi�n actual que la otra explicaci�n. El hombre oculta su odio con palabras melosas. Y crea enga�o dentro de �l; meditando todo el tiempo traici�n en su coraz�n (Jeremias 9:8). Septuaginta: "Un enemigo que llora promete todo con sus labios, pero en su coraz�n inventa enga�os". Las l�grimas en este caso son signos hip�critas de tristeza, destinadas a enga�ar al enga�ado.

Proverbios 26:25

Cuando habla justo, no le creas. Cuando baja la voz a un tono agradable y ganador, no conf�es en �l. Septuaginta: "Si tu enemigo te suplica en voz alta, no te dejes convencer". Porque hay siete abominaciones en su coraz�n. Su coraz�n est� lleno de una gran cantidad de pensamientos malvados (ver en Proverbios 26:16), como si siete demonios hubieran entrado y vivido all�. Eclesiast�s 12:10, etc. "Nunca conf�es en tu enemigo; porque como el hierro se oxida, tambi�n lo es su maldad. Aunque se humilla y se agacha, ten mucho cuidado y ten cuidado con �l". El veredicto de Plat�n sobre la hipocres�a a menudo se cita, ?????? ?????? ?????? ??????? ????? ?? ???? "Es la peor forma de injusticia que parezca ser simplemente sin serlo en realidad". Con esto, Cicer�n est� de acuerdo ('De Offic.,' 1.13), "Totius injustitiae nulla capitalior est quam eorum, qui tum cum maxime fallunt id agunt ut viri boni esse videantur".

Proverbios 26:26

Cuyo odio est� cubierto por el enga�o; o el odio puede ocultarse por enga�o, como se dijo anteriormente ( Proverbios 26:24). (Pero) su maldad se mostrar� ante toda la congregaci�n. La verdadera maldad del enemigo, en alg�n momento u otro, a pesar de todos sus esfuerzos por ocultarlo, se mostrar� abiertamente. Lo mostrar� ante un tercero y, por lo tanto, se divulgar�. En cualquier caso, este ser� el caso en el d�a del juicio, cuando se demuestre que el que odia a su hermano no solo es un asesino, sino que tambi�n odia a Dios ( 1 Juan 3:15; 1 Juan 4:20). Septuaginta: "El que esconde la enemistad prepara el enga�o, pero revela sus propios pecados, siendo conocido en las asambleas".

Proverbios 26:27

El que cava un hoyo caer� en �l. Este pensamiento se encuentra a menudo en otros lugares; p.ej. Salmo 7:16; Salmo 9:16; Eclesiast�s 10:8; Ecclesiasticus 27:25, 26. El pozo es tal que fue hecho para atrapar animales salvajes; se supone que el fabricante se acerca con cautela a una de estas trampas y se adentra en ella. Y el que rueda una piedra, volver� sobre �l. Esto no se refiere a arrojar piedras al aire, que caen sobre la cabeza del lanzador, sino a rodar piedras a una altura para arrojarlas sobre el enemigo (comp. Jueces 9:53; 2 Samuel 11:21). De tal justicia retributiva tenemos numerosos ejemplos; por ejemplo. Am�n se colg� de la horca que hab�a preparado para Mardoqueo ( Ester 7:9, etc.). Entonces, la vieja historia cuenta c�mo Perillus, el inventor del toro de bronce en el que deb�an ser quemados vivos a los prisioneros, fue obligado a probar la eficacia de su propio invento por el tirano Phalaris; como dice Ovidio

"Et Phalaris tauro violenti membrana Perilli

Torruit infelix imbuit auctor opus ".

('Art. Amat.,' 1.653.)

Entonces tenemos, "Damnosus aliis, damnosus est sibi"; ? ?? ????? ?? ??????????? ???????. San Cris�stomo habla de la ceguera de la malicia: "No conspiremos contra otros, para que no nos lastimemos. Cuando suplantamos la reputaci�n de otros, consideremos que nos da�amos a nosotros mismos, es contra nosotros mismos que planeamos. Por casualidad con hombres que le hacemos da�o, si tenemos poder, pero a nosotros mismos ante los ojos de Dios, al provocarlo contra nosotros. Entonces, no nos lastimemos a nosotros mismos. Porque como nos lastimamos a nosotros mismos cuando lesionamos a nuestros vecinos, al beneficiarlos a nosotros beneficiarnos "('Hom. 14, en Phil.,' Oxford transl.).

Proverbios 26:28

Una lengua mentirosa odia a los que est�n afligidos por ella; o, aquellos a quienes aplasta ( Proverbios 25:15). Existe un consenso de la Vulgata, la Septuaginta, el Sir�aco y el Targum para traducir ???? "verdad", pensando aparentemente en el arameo ??????? "lo que es puro". Pero el hemistich declarar�a as� el obvio m�s obvio, y los comentaristas modernos se unen para asignar a la palabra alg�n sentido como el que se da arriba en la Versi�n Autorizada. Un mentiroso muestra su falta de caridad al calumniar a su vecino; y que a los hombres no les gustan los que han herido es una experiencia com�n. "Es una caracter�stica de la naturaleza humana", dice T�cito ('Agric.,' 42), "odiar a los que uno ha herido". S�neca, 'De Ira', 2.83, "Hoe habent pessimum animi magna fortuna insolentes, quos laeserunt, et oderunt". Una boca halagadora arruina; Trae destrucci�n a aquellos que sucumben a sus palabras seductoras. Vulgata, Os lubricum operatur ruinas; Septuaginta, "Una boca descubierta (???????) causa tumultos". (Para "la boca lisa", comp. Proverbios 5:3; Salmo 12:3; Salmo 55:21; Isa�as 30:10.) La palabra para "tumultos" es ????????????, que no ocurre en ninguna otra parte de la Septuaginta, pero es com�n en el Nuevo Testamento; p.ej. Lucas 21:9; 1 Corintios 14:33.

HOMIL�TICA

Proverbios 26:2

La maldici�n sin causa

I. DIOS NO ESCUCHAR� UNA ORACI�N PECADA. Una maldici�n es una oraci�n. Ninguna oda tiene el poder de infligir da�o directo a su v�ctima por la fuerza de las palabras malignas. Solo la superstici�n de la magia podr�a suponer que tal cosa sea posible. Una maldici�n es solo una oraci�n para que el mal venga sobre la cabeza de la persona devota. Pero Dios no prestar� atenci�n a tal petici�n si la desaprueba. La oraci�n no es una fuerza que obliga a Dios; no es m�s que una petici�n que busca su ayuda, y la respuesta depende completamente de su voluntad.

II HAY UNA PROVIDENCIA SOBRE LA VIDA. Las maldiciones no pueden volar como p�jaros del mal de plumas negras, pos�ndose donde sus autores elijan. Por encima de la maldici�n m�s potente y grave del hombre est� el gobierno tranquilo, justo y equitativo de Dios. Aunque toda la raza humana se combin� para maldecir a alguien a quien Dios sonri�, ninguna sombra de maldad real podr�a iluminar su cabeza. Balaam vio la inutilidad de tratar de maldecir a un pueblo a quien Dios hab�a bendecido ( N�meros 23:8).

III. Es m�s importante ganar el favor de Dios que escapar de las maldiciones del hombre. Esta conclusi�n necesariamente debe ser el resultado de las consideraciones anteriores. El hombre no puede realmente maldecir o bendecir. Todo nuestro futuro depende, no de las opiniones del hombre, sino del trato que Dios nos hace. Sin embargo, muchos hombres est�n en una agon�a de angustia cuando son visitados con la desaprobaci�n de la sociedad, mientras no toman medidas para asegurar el favor de Dios. Este "miedo al hombre trae una trampa". Es una cosa cobarde, y revela una gran debilidad. Necesitamos una fibra moral m�s dura. �Qu� grandioso fue el coraje de John Bright, cuando, despu�s de pararse en el pin�culo de la fama popular en su triunfo sobre las leyes del ma�z, repentinamente baj� a una posici�n de aislamiento e impopularidad al denunciar la guerra de Crimea!

IV. ES PEOR MERECER LA MALDICI�N QUE NO SE OTORGA QUE RECIBIR LA MALDICI�N QUE NO SE MERECE. Puede ser que la conducta vil est� oculta o tolerada por un bajo tono de moralidad social; mientras que la conducta correcta es malinterpretada o condenada por una norma falsa. Los hombres se estremecen ante los cr�menes cuando son culpables de vicios m�s pecaminosos. Sin embargo, lo que es malo merece la ejecuci�n, y para la conciencia r�pida, el desierto es m�s terrible que la desaprobaci�n p�blica.

V. NINGUNA MALIGNIDAD PUEDE FRUSTRAR ULTIMADAMENTE LA CAUSA DE LA VERDAD Y LA JUSTICIA. La maldici�n sin causa fue arrojada a Cristo. Parec�a caer sobre su cabeza y muri� en la oscuridad una muerte vergonzosa. Luego se levant� y triunf�, y se libr� de la maldici�n inofensiva en su gozosa victoria. Los enemigos de Cristo han maldecido su evangelio. Pero no han podido destruirlo. Por el contrario, florece bajo las maldiciones de los hombres malos. Aunque Satan�s y todos sus ej�rcitos se combinaron contra �l, no pudieron detener su glorioso progreso.

VI. NINGUNA MALDICI�N SAT�NICA PUEDE DA�AR EL VERDADERO DISC�PULO DE CRISTO. Todas las maldiciones del infierno no pueden tocar un pelo de la cabeza del que est� protegido por la gracia de Cristo. Incluso las maldiciones merecidas de su pecado no deben da�ar al cristiano, perdonado y renovado.

Proverbios 26:4, Proverbios 26:5

El sabio trato de la locura

No es necesario tomar estos dos vers�culos como mutuamente contradictorios. Se equilibran entre s�.

I. ES DIF�CIL RESPONDER COMPLETAMENTE. De cualquier forma que lo tomemos, estamos en peligro de cometer errores. Si lo encontramos en su propio terreno, podemos compartir su verg�enza. Si lo tratamos con sobriedad, solo podemos incurrir en rid�culo. Ambos cursos est�n plagados de dificultades. Esto es especialmente cierto en el caso de la locura en el sentido b�blico de la palabra, seg�n el cual no se trata tanto de estupidez como de perversidad deliberada, alegre pero depravada. No es f�cil encontrar ning�n punto de apego a trav�s del cual influir en esta condici�n del alma. Necesitamos una gran gracia en nuestro esfuerzo por recuperar a los insensatos e insensatos h�gados malvados. Los tristes pueden ser abordados a trav�s de sus problemas, pero los fr�volos eluden nuestro alcance.

II ES UN ERROR FATAL IMITAR LA LOCURA DE LOS TONTOS. San Pablo se convertir�a en todo para todos los hombres con la esperanza de que de alguna manera pudiera salvar a algunos. Pero nunca descender�a a la frivolidad; eso habr�a estado bajando a su verdadera dignidad como siervo de Cristo. No es necesario ser siempre grave. Podemos despertar e interesar a personas irreflexivas mediante el uso de m�todos que no ser�an deseables o aceptables en el caso de hombres y mujeres serios. Seguramente no hay virtud en la simulaci�n, la pomposidad, el orgullo, un estilo forzado, etc. Pero nunca puede ser correcto ni sabio decir o hacer algo que disminuya la majestad de la verdad y la justicia o degrade el ideal de la conducta cristiana. Puede ser posible "atraer" a las multitudes por m�todos m�s que cuestionables, pero ciertamente es imposible "criarlos" por esos medios, y de qu� sirve agrupar a las personas bajo el pretexto de un trabajo religioso cuando nuestro curso de acci�n es �No es probable que inspire la reverencia que es la ra�z de la religi�n? Ser�a un m�todo mucho m�s exitoso, as� como uno m�s digno, tener objetivos mucho m�s humildes con respecto a los n�meros, pero mucho m�s altos con respecto al car�cter espiritual de nuestro trabajo.

III. ES NECESARIO TRATAR AL TONTO CON RESPECTO A SU TOTALIDAD. No debemos devolver respuestas tontas a preguntas tontas, ni intentar atraer a los fr�volos por m�todos fr�volos. Pero, por otro lado, no es sabio, ni es correcto, tratar a las personas tontas como si fueran serias y reflexivas. Por lo tanto, si se plantean preguntas en forma de burla, es nuestro deber tratarlas en consecuencia y, por lo tanto, negarnos a responderlas. Si es evidente que un investigador no es sincero, no es por su bien ni por el honor de la verdad encontrarse con el lenguaje que ser�a adecuado para un honesto buscador de la verdad. Hacerlo ser�a arrojar perlas antes que los cerdos. Puede ser bueno enfrentar la locura con la gravedad y reprender la frivolidad. Esto es responder a un tonto de acuerdo con su locura, de la manera correcta; porque toma nota de su locura y dirige su atenci�n a ella. La burla no debe quedar sin castigo. La falta de sinceridad debe ser expuesta. La locura pomposa a veces se cumple mejor con el rid�culo. As�, Erasmus castig� las pretensiones hip�critas de piedad con el agudo estoque de su ingenio. Es aconsejable pinchar una bolsa de viento.

Proverbios 26:12

Engreimiento

I. SU CAR�CTER. La presunci�n de uno mismo es solo la apreciaci�n de una opini�n indebida de la propia val�a, poderes, car�cter o logros. Esto no es orgullo, porque el orgullo no necesita hacer pretextos especiales, siempre y cuando se afirme con dignidad, mientras que el engreimiento se preocupa por los contenidos reales de la vida mental. Esto no es vanidad, porque no es simplemente un deseo de ser admirado; puede, y probablemente lo har�, estimular este deseo; pero posiblemente ser� demasiado orgulloso para apreciarlo. El engreimiento se absorbe con una concepci�n desmesurada de la riqueza interior de su poseedor, hace que un hombre d�bil crea que puede llevar las puertas de Gaza como un segundo Sans�n, y un hombre tonto piensa que puede resolver el enigma de la Esfinge. Es profundamente honesto en esto. Ning�n Don Quijote podr�a ser m�s grave al servicio de una ilusi�n que el hombre engre�do en la b�squeda de sus objetivos desesperados.

II SU ERROR.

1. Ciega el autoconocimiento. Se interpone entre un hombre y una verdadera visi�n de su condici�n y car�cter. Sustituye sus propios inventos por los hechos de su vida interior. En lugar de verse a s� mismo tal como es, el hombre engre�do solo se ve a s� mismo tal como lo pinta su debilidad acosante. Confunde la imagen halagadora con una imagen fotogr�fica.

2. Cierra la puerta al verdadero conocimiento. El engre�do no aprender�, porque no creer� en su propia ignorancia. Comienza con una conciencia de omnisciencia.

3. Se niega a seguir la gu�a. En su exaltada opini�n de s� mismo, el pobre y enga�ado adorador se niega a ser guiado por aquellos que son mucho m�s capaces que �l. El capit�n prescinde del piloto, el paciente se atiende, el pretendiente lleva su propio caso; En asuntos religiosos, el hombre engre�do prefiere sus propias nociones a las ense�anzas de los profetas y ap�stoles. Sus "puntos de vista" superan las verdades b�blicas.

III. Sus causas

1. Brota del amor propio. Habitar mucho en las propias excelencias genera una concepci�n desmesurada de ellas. El amor es halagador, y los halagos amorosos venden

2. Se alimenta de ignorancia. Por lo general, es a trav�s de la falta de percepci�n de la estrechez del horizonte que el hombre engre�do cree tanto en s� mismo. Su pueblo es el mundo. Al mirar un panorama, la imagen parece retirarse a una gran distancia, mientras que est� a solo unos metros del observador.

3. Est� protegido por la indolencia. El engre�do no se despertar� para preguntar.

IV. Sus remedios. Estos deben seguir el diagn�stico de la enfermedad y sus causas.

1. Conocimiento ampliado. A medida que crece el conocimiento, aumenta la conciencia de la ignorancia.

2. Fracaso. Dale tiempo, y la presunci�n de s� mismo har� su propia cura, a trav�s de desastres humillantes.

3. Gracia. Una visi�n de la verdad y la justicia de Dios y una dotaci�n de la gracia de la sabidur�a y la bondad divinas humillar� a un hombre en la verg�enza de su propio engreimiento previo. Entonces Nicodemo se humill� cuando Cristo lo envi� de regreso a su cuna.

Proverbios 26:13

Un le�n en el camino.

I. LA INDOLENCIA CREA DIFICULTADES. El obst�culo no es real; Es puramente imaginario. El le�n no est� en el camino, sino en la fantas�a del hombre perezoso. Si un hombre no es serio en la realizaci�n de cualquier trabajo, seguramente se imaginar� obst�culos insuperables. As�, las empresas misioneras se desaniman por aquellos que no tienen celo misionero. El llamado de Cristo al servicio y al sacrificio es eludido por hombres cuyo ingenio ingenioso ha inventado excusas poco s�lidas. El curso de la vida cristiana es abandonado por algunos que lo ven acosado por peligros que solo surgen de su renuencia a negarse a s� mismos, tomar su cruz y seguir a Cristo. A menudo, cuando el hombre perezoso grita: "Hay un le�n en el camino", es mentira; No hay le�n.

II La indoliencia es cobarde. Es posible que la persona indolente realmente crea que la bestia del bosque realmente ha invadido la ciudad, de hecho est� rondando por sus calles. Se encoge ante un peligro que realmente teme. Quiz�s haya peligro real. Nos encontramos con dificultades y peligros en la vida. Leones amenazantes rugen sobre el devoto siervo de Cristo. Pero entonces el hombre sincero ser� valiente para enfrentar dificultades, y solo el cobarde se encoger� y fracasar�.

III. PELIGRO NO ES EXCUSA POR INDOLENCIA. Si hay un le�n en la calle, puede ser a�n m�s importante que un verdadero hombre salga de su casa. Porque el le�n no tiene derecho a estar en la ciudad. Deber�a ser asesinado de inmediato. Dejarlo all� en general es ceder ante �l. �Deben entregarse las calles al intruso intr�pido porque nadie tiene el valor suficiente para enfrentarlo? Mientras tanto, puede hacer estragos terribles. Puede haber ni�os en la calle. Mientras el cobarde ocioso se cierra y cierra sus puertas y se sienta temblando en su casa, los peque�os indefensos quedan desprotegidos, una presa segura para el feroz bruto. Evitar la tarea de expulsar al le�n es ser culpable de negligencia vergonzosa. Debido a los obst�culos y dificultades de la obra de Cristo, la gente cobarde e inactiva permite que las almas de sus semejantes y los pobres hijos ignorantes de las familias miserables y degradadas sean destruidas.

IV. PELIGRO ES SUPERADO POR SER ENFRENTADO. Quiz�s el rugido del le�n es peor que su mordedura. �Qui�n puede decir que es un cobarde y que se volver� loco directamente? Posiblemente, como los leones de Bunyan, est� encadenado. Pero nunca lo sabremos hasta que valientemente nos acerquemos a �l. Muchos peligros aparentes no son m�s que amenazas vac�as. Hay dificultades que solo deben confrontarse para desaparecer. El valiente soldado cristiano descubrir� que sus enemigos ceder�n ante la "espada del Esp�ritu".

V. PARA EL HOMBRE INDOLENTE HAY UN LE�N EN LA CASA. Mientras se encoge de terror al aventurarse, hay un mayor peligro en casa. El paciente hipocondr�aco que teme encontrarse con el chile del aire fresco por miedo o "resfriarse" se convierte en un m�rtir de la dispepsia en el hogar. El hombre ocioso es asesinado por su propia indolencia. Satan�s, que anda como un le�n rugiente en busca de a qui�n puede devorar, no es bloqueado y encuentra a sus v�ctimas en sus retiros m�s privados.

Proverbios 26:20

El combustible de la lucha

I. LA ESTR�S MORIR� SI NO SE SUMINISTRA CON COMBUSTIBLE FRESCO. El fuego no arder� despu�s de que el stock de madera se haya agotado. La disputa no continuar� si los sentimientos de ira que se desatan en �l no se alimentan de nuevas provocaciones. La experiencia infeliz de la mayor�a de las disputas es que estas provocaciones se suministran con demasiada facilidad. Pero si una de las partes en una pelea realmente desea la paz, a menudo puede obtenerla simplemente absteni�ndose de mantener su contenci�n. Su oponente se cansar� de una guerra unilateral. La paciencia, la mansedumbre y la resistencia tranquila har�n la paz al final. Este fue el m�todo de Cristo. �l trajo la paz someti�ndose pecablemente al mal.

II LA LUCHA ES DEMASIADO MANTENIDA CON EL COMBUSTIBLE NUEVO AGREGADO POR LOS EXTRA�OS. Si los dos principales en una pelea se quedaran solos, podr�an cansarse de las disputas perpetuas. Pero un tercero interfiere, no como pacificador, sino para tomar un lado; o entrometerse en la pura travesura, deleit�ndose a agitar las brasas de la lucha; o para mostrar su propio poder e importancia. Esta conducta es opuesta a la de quien sirve al Pr�ncipe de la Paz.

III. EL RODAMIENTO DE CUENTOS AGREGA COMBUSTIBLE AL ESFUERZO.

1. Puede ser cierto. Es posible que escuchemos algo de una de las partes en una pelea que sabemos que es correcto, y se lo informe a la otra, aunque nunca fue la intenci�n de repetirlo. Esto despierta pasiones furiosas y renueva la vieja batalla. El da�o inmenso se hace simplemente por chismes desconsiderados. Cuando se agrega un elemento de rencor y hay un intento deliberado de agravar una disputa, la conducta del portador del cuento es simplemente diab�lica.

2. Es probable que sea exagerado. La mayor�a de los cuentos, como las bolas de nieve, crecen a medida que avanzan. Al pasar de uno a otro, son exagerados involuntariamente. La conjetura y la inferencia se mezclan con la narrativa original como parte de la historia. El punto ret�rico se gana a expensas de la precisi�n.

IV. ES EL DEBER DEL CRISTIANO TENER UN ESTR�S. La suya deber�a ser la bendici�n del pacificador ( Mateo 5:9). Si tenemos amor cristiano, desearemos hacer esto, porque la chanty cubre una multitud de pecados ( 1 Pedro 4:8). Se evitar�a un da�o inmenso por el simple hecho negativo de abstenerse de repetir todas las palabras que tienen la m�s m�nima tendencia a provocar la mala voluntad entre otras personas. Hay virtud en la reticencia. El silencio aqu� es de hecho dorado. Pero a veces deber�amos ir m�s all� y esforzarnos por sacar lo mejor de las personas entre s�, y as� sanar las disputas.

V. NING�N TENEDOR DE CUENTOS PUEDE REVIVIR LA LUCHA ENTRE EL ALMA Y DIOS. Si no hay m�s combustible, esto desaparecer�. Dios desea ser reconciliado con sus hijos. Si lo hacen, pero dejen las armas, la vieja disputa cesar� de inmediato.

1. Dios sabe lo peor de nosotros. El lo sabe todo. Por lo tanto, nunca hace descubrimientos que despertar�n su ira contra nuestro pasado perdonado.

2. No puede ser enga�ado por enga�adores. Los portadores de cuentos pueden difamar nuestro car�cter ante los hombres, nunca ante Dios.

3. Lo �nico para continuar nuestra lucha con Dios es continuar nuestras vidas rebeldes. Mientras buscamos la paz, la paz es segura.

Proverbios 26:27

Atrapado en la propia trampa

Se supone que un hombre cav� un hoyo en alg�n lugar oscuro del camino, o lo ocult� cubri�ndolo con ramas y tierra, como una trampa de tigre indio, para poder atrapar alg�n animal salvaje, o tal vez hacer un prisionero o v�ctima de su enemigo. Luego, sin prestar atenci�n a su paradero, falla en su propia trampa. Otro puede estar rodando una piedra contra su enemigo, cuando cae y aplasta al autor de la travesura. Considere primero algunos casos en los que estas cosas podr�an suceder, y luego el principio que subyace en ellas.

I. INSTANCIAS.

1. El enga�ador. El pozo es una trampa. Est� destinado a enga�ar. Es probable que los que enga�an a otros sean enga�ados. Marcan y ciegan la facultad de la verdad. Se aclimatan en una zona de falsedad. En la misma creencia de que piensan esto bien para ellos, se muestran enga�ados.

2. El estafador. Este hombre puede atrapar a personas desprevenidas que conf�an en sus ofertas, y al principio puede prosperar y engordar en sus ganancias obtenidas ilegalmente; pero su �xito es casi seguro de corta duraci�n. Los estafadores rara vez prosperan hasta hace mucho tiempo.

3. El tentador. Quien imita la obra del diablo puede tener el malvado triunfo del diablo sobre la debilidad y la ignorancia. Puede lograr atraer a sus v�ctimas a la verg�enza y la ruina, y puede encontrar una alegr�a infernal en la tremendamente f�cil con la que vence su virtud. Pero es un autoenga�ador miope. Hay un pozo preparado para el diablo y sus �ngeles, y el tentador es uno de los �ltimos. Satan�s hace el infierno, y cada tentador prepara su propio pozo de destrucci�n.

4. El oponente de Cristo. Los jud�os rechazaron a su Se�or y pusieron trampas para atraparlo. Estaba ansioso por responder, y convirti� la verg�enza en la cabeza de cada grupo en sucesi�n: fariseos, saduceos, herodianos. Al final lograron su muerte. Pero fueron castigados en el espantoso derrocamiento de su ciudad. El rechazo del mundo a Cristo significar�a la ruina del mundo. Toda alma que conspira contra el reino de los cielos conspira de manera inadvertida para su propia ruina.

II El principio subyacente. Este principio es que el pecado trae su propia retribuci�n. No es necesaria la concepci�n de un Deus ex machina. Ning�n heraldo de la justicia quiere proclamar la culpabilidad del delincuente; no se requieren verdugos celestiales con espadas en llamas para vengarse r�pidamente de los culpables. Si solo el tonto pecador se deja solo, seguramente cosechar� las consecuencias fatales de su maldad. El pecado es naturalmente fatal. "Todo lo que el hombre sembrare, eso tambi�n segar�. Porque el que siembra para la carne, de la carne segar� corrupci�n". La vil cosecha de la muerte crece en el suelo de la propia vida del hombre. �l es su propio verdugo. Sin duda, este terrible tacto se basa en un decreto divino que se encuentra profundamente arraigado en la propia constituci�n del universo. Por lo tanto, mientras el viajero del bosque inconscientemente hace un circuito y regresa a su antiguo fuego de campamento, el pecador vuelve a sus propios actos malvados, pero ahora los encuentra como trampas para atraparlo y piedras para aplastarlo.

HOMILIAS DE E. JOHNSON

Proverbios 26:1

Refranes contra la locura

I. LA INAPACIDAD DE HONORES AL HOMBRE TONTO. ( Proverbios 26:1.) Seg�n Jerome, es algo inaudito o imposible de experimentar, la lluvia en el tiempo de cosecha (ver 1 Samuel 12:17, sqq.). El avance del tonto parece a todos los hombres irrazonable, incluso impactante. El lugar alto revela con mayor claridad la peque�ez de las almas peque�as. El honor es la recompensa justa de la virtud y la habilidad. Que los hombres sean virtuosos y sabios, para que puedan ser honrados, y que las distinciones externas no inviten al desprecio de los observadores.

II La inofensividad de las maldiciones no merecidas. ( Proverbios 26:2.) Sin �nimo de ser el vuelo caprichoso del gorri�n o la golondrina, no logran golpear su objeto (vea que en 2 Samuel 16:5, sqq .; 1 Reyes 2:8). "No dudar�a en decir", observa Trench, "que la gran gloria de los proverbios en su aspecto m�s elevado, y lo que los hace tan llenos de bendici�n para aquellos que los aceptan cordialmente, es la convicci�n, de la que est�n llenos, que, a pesar de todas las apariencias en contrario, este mundo es el mundo de Dios, y no el mundo del diablo o de esos hombres malvados que pueden estar prosperando por la hora. Una mentira no tiene piernas ". La verdad puede deprimirse temporalmente, pero no puede caer al suelo (Salmo 94:15; 2 Corintios 4:9). Pero en cuanto a la mentira; sus sacerdotes pueden ponerlo de pie nuevamente una vez que haya ca�do ante la presencia de la verdad, pero todo esto ser� en vano; solo ser�, como Dag�n, otra vez para caer.

III. TOTALMENTE INVITA A SU PROPIO CHASTISMO. ( Proverbios 26:3.) Los instintos de carne y hueso se muestran como animales salvajes e ininterrumpidos, especialmente en la ociosidad, y exigen un tratamiento similar. "Nuestra carne y sentido deben ser sometidos", no halagados y alimentados. Si no practicamos el autocontrol, Dios administrar� sus castigos. � J.

Proverbios 26:4

Discusi�n de la locura y su tratamiento.

I. C�MO RESPONDEMOS AL TONTO. ( Proverbios 26:4, Proverbios 26:5.)

1. No seg�n su necedad; es decir, tan chirriante con sus tonter�as que te vuelves como es. No desciendas a la arena con un tonto. Preserve el respeto propio y observe la conducta del Salvador cuando se burla de �l "no respondi� de nuevo".

2. Seg�n su locura; es decir, con la aguda y cortante respuesta que su locura invita y merece. Tambi�n tenemos ejemplos de esto en la conducta de nuestro Se�or; p.ej. en referencia a la investigaci�n de los jud�os sobre la purga del templo, a la que respondi� con una referencia al bautismo de Juan ( Mateo 21:25, etc.). El doble tratamiento del tonto recuerda que el esp�ritu y el motivo deben determinar el acto, y que los m�todos opuestos pueden ser igualmente buenos en diferentes momentos.

II EL TONTO NO ES DE CONFIANZA. ( Proverbios 26:6.)

1. Con mensajes y comisiones. ( Proverbios 26:6.) El que lo hace es como alguien que amputa sus propias extremidades, se priva de los medios para obtener su objeto, o que voluntariamente bebe de una cerveza malvada.

2. Sus palabras no son confiables. ( Proverbios 26:7.) Los dichos en boca del tonto carecen de sentido y no tienen sentido, incluso cuando no hacen da�o. Los tontos no ser�n prudentes, dice Lutero, y aun as� jugar�an el papel de sabios. "Un dicho sabio se vuelve tan tonto como bailar da�a". El sabio y pesado dicho se convierte en una broma en su boca. El que instruir�a a otros en la sabidur�a Divina primero debe haberla abrazado �l mismo. La solemnidad puede ser una tapadera para un borracho; y la mayor locura es imponerse a uno mismo.

III. EL TONTO NO DEBE SER HONRADO. ( Proverbios 26:8.) Sacarlo de su lugar por halagos u honores es tan inepto como colocar una joya sobre un mont�n com�n de piedras. La honda convierte la piedra atada en ella como un instrumento de muerte; y halagar a los que no lo merecen trae la desgracia sobre uno mismo. Es como poner una espada o una pistola en la mano de un loco. Pero la otra interpretaci�n es mejor. Proverbios 26:9 muestra cu�n traviesas son incluso cosas buenas en los labios y las manos de aquellos que solo abusan de ellas. Lutero dice pintorescamente: "Si un borracho se divierte con un brezo, lo rasca m�s de lo que permite oler las rosas; as� que un tonto a menudo hace m�s travesuras con las Escrituras que bien".

IV. EL TONTO ES INCORRIGIBLE. ( Proverbios 26:11; ver 2 Pedro 2:22.) Vuelve a sus disparates, sus falacias que se repiten con frecuencia; y a sus errores de conducta expuestos ( Mateo 12:45; Juan 5:14; Hebreos 6:4). Las reca�das en el pecado, como en la enfermedad, son peligrosas y mortales. "Un pecado crudo es como un golpe en una pierna rota, una carga para un brazo aplastado". Se se�ala la causa de estas reca�das y esta incorrigibilidad: el engreimiento enraizado. Esta es la fruct�fera madre de las locuras. Que nadie se considere perfecto, sino que cada uno cultive la humildad como su posesi�n m�s querida. Dios da gracia a los humildes, pero resiste a los orgullosos y a los que son sabios en sus propios conceptos.

Proverbios 26:13

El vicio de la ociosidad

I. EST� LLENO DE EXCUSAS. ( Proverbios 26:13.) Siempre hay alg�n pretexto para evadir el deber, por fr�volo y absurdo que sea, con el hombre ocioso. La ociosidad es el padre de casi todos los pecados; Aqu� de cobard�a, el que excusa se acusa. Se imagina que cada acto varonil de esfuerzo est� lleno de peligro por la mente perezosa. El perezoso no ve qu� peligro de otro tipo y m�s mortal hay en el estancamiento. El peligro es la oportunidad del hombre valiente, dificulta al le�n en el camino, por la victoria sobre la cual puede ganar el laurel de la victoria y obtener la alegr�a del nuevo poder consciente.

II LE ENCANTA LA REPUESTA Y LA AUTO-INDULGENCIA. ( Proverbios 26:14.) Cuando la puerta se balancea perpetuamente sobre sus bisagras, sin moverse un paso de su posici�n fija, lo mismo ocurre con el perezoso. �l "da vueltas y vueltas, con estupidez sorda, como el caballo del tintorero en el ring" ( Proverbios 19:24). �Cu�n a menudo lo que no puede ser del esclavo del vicio o del mal h�bito solo disfraza la voluntad del coraz�n perezoso! Hacer que el mero descanso sea nuestro objeto vital es luchar contra el orden de Dios.

III. ODIA LA EXERCI�N. ( Proverbios 26:15.) Incluso el esfuerzo m�s necesario puede volverse desagradable por h�bito. Sacar la mano de su seno, incluso simplemente para alcanzar el pan de la vida, es demasiado trabajo para �l. Y as� su vida, en lugar de ser una fiesta continua, se hunde en la indigencia espiritual y el hambre.

"El alma ociosa sufrir� hambre".

IV. RAZA CONCEPTO Y COMPLETO. ( Proverbios 26:16.) Esta es la extra�a iron�a del vicio, que la mano vac�a se imagina llena de sabidur�a. Pero tales fantas�as son el crecimiento mismo del suelo de la indolencia. Es imposible hacer que alguien entienda su ignorancia, ya que requiere conocimiento para percibirla; y el que puede percibirlo no lo tiene (Jeremy Taylor). El mal puede colarse en la Iglesia. Uno puede caer en una piedad ociosa y pasiva, contenta con quedarse quieto, escuchar, rezar, cantar, de un fin de a�o a otro, sin avanzar un paso en la vida cristiana pr�ctica ( 1 Tesalonicenses 5:6) . � J.

Proverbios 26:17

Petulancia insensible

I. ENTRADA EN CUARELAS DE OTROS. ( Proverbios 26:17.) Por una imagen muy hogare�a, la locura de esto est� marcada. Interferir en disputas que no le conciernen es lastimarse. Sin duda, el proverbio admite una aplicaci�n muy ego�sta. Podemos excusar la indiferencia a la derecha en tal alegato. Pero un verdadero instinto de justicia y amor cristianos encontrar� un curso medio. Deber�amos estar seguros de nuestro llamado a actuar antes de entrometernos en los asuntos de los dem�s. Es raro que sea nuestro deber ser voluntario en la oficina del juez. La neutralidad ben�vola es generalmente nuestra actitud m�s �til.

II HACIENDO EL DEPORTE DE LA ERROR. ( Proverbios 26:18, Proverbios 26:19.) Hay una l�nea de travesuras tipo mono en la naturaleza humana que necesita ser observada. Divertido en asuntos insignificantes, puede, si se lo alienta, volar en el juego alto. El que deliberadamente enga�a a su vecino bajo el color de una broma no es menos perjudicial para �l que un lun�tico que se equivoca de frenes� y distracci�n (Bishop Hall). El h�bito de las burlas debe corregirse en los ni�os. Lo que parece relativamente inofensivo en s� mismo al principio puede convertirse f�cilmente en un h�bito y convertirse en un vicio. Es en los peque�os manjares de la vida cotidiana, no menos que en los asuntos m�s importantes, que estamos llamados a practicar la regla de oro. Debemos considerar el efecto, as� como la intenci�n, de nuestras acciones; porque, como en la antigua f�bula, lo que es deporte para nosotros puede ser gravemente herido para otro. � J.

Proverbios 26:20

Rencor, astucia y enga�o

I. EL CUENTADOR DE CUENTOS Y EL MAQUILLAJE. ( Proverbios 26:20.)

1. Su car�cter inflamatorio. ( Proverbios 26:20, Proverbios 26:21.) Mantiene peleas vivas que, pero por su vicio, morir�an por falta de combustible. Es f�cil encender la imaginaci�n con cuentos del mal, no es tan f�cil apagar las llamas as� encendidas. Si el personaje es odioso, tengamos cuidado de contrarrestarlo abriendo nuestros o�dos al esc�ndalo. Los chismes personales en nuestros d�as se han convertido en un delito en la prensa p�blica. Pero si no hubiera receptores, no habr�a ladrones. Si no podemos detener el mes del esc�ndalo, podemos detener nuestros propios o�dos; y "dejarle ver en nuestra cara que no tiene espacio en nuestro coraz�n".

2. El dolor que causa. ( Proverbios 26:22.) La calumnia es mortal: "supera a todos los gusanos del Nilo". "Una palabra susurrada puede apu�alar un coraz�n gentil". "�Qu� arma puede estar m�s cerca de nada que el aguij�n de una avispa? �Sin embargo, qu� dolorosa herida puede causar! �El punto apenas visible de c�mo envenena, irrita e hincha la carne! �La ternura de la parte aumenta mucho el dolor! ". Si Dios nos ha dado un aguij�n, o recurrir a la s�tira, podemos usarlo para su trabajo apropiado: para cubrir el mal con desprecio y la locura con el rid�culo, y no por la instigaci�n diab�lica de la envidia y el rencor. Tememos y desanimemos el car�cter del calumniador social divertido.

II El mal coraz�n. ( Proverbios 26:23-20.)

1. Puede ser barnizado, pero sigue siendo el coraz�n malo. Es como el tiestos com�n cubierto con plata impura, la madera com�n con chapa. Los labios ardientes parecen significar profesiones brillantes de amistad. como el beso de judas

2. La duplicidad es el signo del mal coraz�n. El disidente sonr�e y asesina mientras sonr�e. La cara bonita esconde lo que el falso coraz�n sabe.

"Ni el hombre ni el �ngel pueden discernir la hipocres�a, el �nico mal que camina invisible, excepto solo para Dios.

Oft, aunque la sabidur�a despierta, la sospecha duerme

A las puertas de la sabidur�a, y con sencillez, renuncia a su cargo, mientras que la bondad no piensa mal, donde no parece haber mal ".

3. La necesidad de prudencia y reserva. "No conf�es en el que parece ser un santo". De hecho, es un error depositar la confianza perfecta en algo humano o finito. Pero la advertencia especial aqu� es en contra de sufrir halagos para cegarnos al verdadero car�cter de alguien que alguna vez ha sido revelado en sus verdaderos colores.

III. LA EXPOSICI�N A LA MALDAD. ( Proverbios 26:26, Proverbios 26:27.) Vano es el intento de los hombres de ocultar por alg�n tiempo su car�cter real. Lo que dicen y lo que no dicen, hacen y no hacen, los revela tarde o temprano. Y la revelaci�n trae su retribuci�n. El intrigante cae en su propio pozo, es aplastado debajo de la piedra que puso en movimiento. Las maldiciones vuelven a casa para dormir; el mordedor es mordido; y el villano sufre el retroceso de su propia arma. Esto tambi�n parece ser el sentido de Proverbios 26:28. Aunque una mentira no tiene patas, tiene alas, y puede volar a lo largo y ancho, pero "odia a su propio amo" (seg�n una interpretaci�n), y vuela hacia atr�s para posarse sobre su hombro y traicionarlo a su ruina. � J .

HOMILIAS DE W. CLARKSON

Proverbios 26:1, Proverbios 26:6, Proverbios 26:9

Honrando a los indignos

Hay diferentes maneras en que podemos honrar a los hombres, ya sean sabios o imprudentes. Podemos

(1) col�quelos en posiciones de rango y dignidad, en los que los hombres se inclinen (o caigan) ante ellos ( Proverbios 25:26); o

(2) encomendarles oficinas de importancia y responsabilidad ( Proverbios 26:6); o

(3) permitirles emprender el trabajo de instrucci�n p�blica ( Proverbios 26:7, Proverbios 26:9). Es solo el sabio y el bien que debemos honrar de esta manera. Desafortunadamente, en la confusi�n y perversidad que el pecado ha provocado en el mundo, a menudo sucede que no es el hombre sabio sino el tonto el elegido para el puesto o la tarea. Se considera cu�n tonto es honrar a los indignos si consideramos:

I. SU INCONGRUIDAD DOLOROSA. "Como la nieve en verano y la lluvia en la cosecha, el honor no parece ser un tonto". Escuchar a un tonto que trata de hablar con sabidur�a es insinuante del movimiento de un hombre cuyas "piernas no son iguales". Para que el puesto de honor sea ocupado por alguien que se ha deshonrado por la necedad culpable, o que ha descuidado sus oportunidades, y es de mente vac�a e incapaz, esto es algo que es manifiestamente inadecuado; ofende nuestro sentido de lo apropiado y el devenir. La desverg�enza y el honor, la estupidez y la responsabilidad, no tienen ning�n tipo de acuerdo; est�n miserable y dolorosamente mal apareados.

II SU INVERSI�N POSITIVA DE LA VERDADERA ORDEN DE LAS COSAS. El tonto debe ser deshonrado positivamente. No necesita ser despreciado realmente. Hay demasiada capacidad, una posibilidad indefinidamente grande en todo esp�ritu humano para hacer que sea correcto que despreciemos a nuestros hermanos. Debemos "honrar a todos los hombres" porque son hombres, porque son, con nosotros, la descendencia de Dios, y pueden ser sus hijos en el sentido m�s elevado y profundo ( 1 Pedro 2:17). Sin embargo, es nuestro deber claro ver que la locura es deshonrada, que est� hecha para tomar el lugar m�s bajo, que el hombre que hace cosas vergonzosas es avergonzado ante sus semejantes. Que aquellos que deshonran a Dios, ignoren a sus semejantes y se deshonren, sientan el borde de la santa indignaci�n; deben ser heridos en fidelidad para que puedan ser sanados en misericordia.

III. SU LESI�N Honrar al tonto al darle rango, responsabilidad o la oportunidad de hablar es:

1. Herirlo. Porque es hacerlo "pensar que es algo [o 'alguien'] cuando no es nada [o 'nadie']". Es para sujetarlo en su actual posici�n de indignidad, y as� hacerle el da�o m�s grave que podamos infligirle. El adulador del tonto es su enemigo m�s mortal.

2. Da�ar a la comunidad. Es "beber da�o", atar una piedra en un cabestrillo que es m�s probable que golpee y lastime a nuestro vecino, con una herida por una espina afilada. Los tontos, los culpables, los que est�n mal de coraz�n y mente, hacen un da�o grave cuando sostienen las riendas del cargo o se sientan en el asiento de honor. Su propia elevaci�n es en s� misma un est�mulo para la locura y el vicio, y un des�nimo para la sabidur�a y la virtud. Administran injusticia en lugar de justicia. Dejan todas las cosas en lugar de levantarlas. Promueven a quienes tienen ideas afines consigo mismos y descuidan a quienes merecen honor y promoci�n. Hablando desde "la silla", hacen que la falsedad y la necedad parezcan ser verdad y sabidur�a, por lo que enga�an las mentes y oscurecen las vidas y traicionan las almas de los hombres.

Proverbios 26:2, Proverbios 26:3

A que temer

El miedo entra en gran medida en la experiencia humana. Es una emoci�n que a veces se estampa en el semblante para que sea legible para todos los que la miran. Bajo su sombr�a sombra, algunos hombres han pasado gran parte de su vida. Bien podemos preguntarnos qu� temer y c�mo ser liberados de su maldad. Hay algunos:

I. LAS COSAS QUE HAN SIDO, PERO NO NECESITAN HABER SIDO TEMIDAS.

1. Hombres y mujeres han temido "el mal de ojo" de sus semejantes. Han sido alarmados por malos presagios, por signos y presagios que han presagiado desgracia o calamidad, por presentimientos de acercarse a la muerte, etc. Todas estas cosas han sido puramente imaginarias, y han agregado en gran medida y lamentablemente a las cargas y penas de la existencia. Es doloroso pensar cu�ntos miles, cu�ntos millones de la humanidad han tenido sus corazones turbados y sus vidas oscurecidas, o incluso arruinadas, por temores que han sido completamente innecesarios, temores de alg�n mal que nunca ha estado m�s cerca de ellos. hecho que la sombra del ala del p�jaro cuando da vueltas en el aire o vuela hacia el bosque.

2. De estos males imaginarios, lo que es notable entre otros es la maldici�n de los imp�os: "la maldici�n sin causa". La amarga imprecaci�n del coraz�n que est� lleno de odio imp�o puede hacer que el esp�ritu tiemble en este momento, pero su efecto debe ser moment�neo. Deje que la raz�n haga su trabajo leg�timo y la ansiedad desaparecer�. �Qu� posible da�o puede venir de la maldici�n del hombre malo? No tiene poder para lograr su cumplimiento. No est�n en su mano las leyes de la naturaleza, los asuntos de los eventos, el futuro de lo sagrado. Deje que la sensaci�n de aprensi�n desaparezca con la reflexi�n de que todas estas cosas est�n en manos del Supremo. Deja que sea como el ala del p�jaro revoloteando, fuera de la vista en un momento. Que sea "como el viento ocioso que no consideramos".

II COSAS QUE A VECES DEBEN SER ENFRENTADAS. Aunque podemos ignorar por completo la maldici�n de los culpables y los imp�os, estamos obligados a conceder cierta importancia a su oposici�n activa. Cuando la implicaci�n pasa a una hostilidad determinada, tenemos que poner nuestra cuenta con ella. Luego tenemos que considerar qu� debemos hacer para cumplirlo. Pero si obvia y conscientemente estamos en lo correcto, podemos darnos el lujo de enfrentarnos y enfrentarlo. No estamos solos. Dios esta con nosotros. El poder todopoderoso, la sabidur�a irresistible, la simpat�a divina, est�n con nosotros; podemos seguir nuestro camino, cumpliendo con nuestro deber y dando nuestro testimonio, sin temor a nuestros enemigos y a todas sus maquinaciones. Hay, sin embargo:

III. UNA COSA DE LA QUE ES NATURAL ESTRICAR; La enemistad de un bur� comienza. Podemos burlarnos de las armas de nuestros adversarios; podemos no tener miedo de sus dise�os y sus acciones; pero por el sentimiento de odio en sus corazones, nos sentimos encogidos. Est� lejos de ser nada que los corazones humanos realmente nos odian, dese�ndonos malvadamente malvados, preparados para regocijarnos en nuestra tristeza, en nuestra ca�da. Seguramente no deber�amos estar completamente afectados por el pensamiento. Es una consideraci�n que deber�a movernos a la piedad y a la oraci�n. Deber�amos tener un sentimiento de tristeza que termina en oraci�n para que Dios convierta su coraz�n, que tambi�n conduce a la primera oportunidad disponible de ganarlos a una mente mejor. Y hay quienes deber�an apreciar ...

IV. UN TEMOR SALUDARIO. ( Proverbios 26:3.) Aquellos que est�n equivocados en el coraz�n y en la vida pueden temer que caigan sobre ellos de esa vara de correcci�n que se encuentra como la �nica arma que servir�. � C.

Proverbios 26:4, Proverbios 26:5

Las dos formas de enfrentar la locura

Ellos son estos

I. LA EVITACI�N CUIDADOSA DE REPETIRLO. ( Proverbios 26:4.) Con demasiada frecuencia, los hombres permiten que los necios los atraigan a una repetici�n de su locura, de modo que un tonto hace otro. La locura es contagiosa, y todos corremos el peligro de atraparla. Este es el caso con nosotros cuando:

1. Dejamos que la palabra de ira nos provoque una amargura receptiva; entonces estamos "vencidos del mal" en lugar de "vencer el mal con el bien" ( Romanos 12:21).

2. Permitimos que una exageraci�n nos lleve a otra. Cuando dos hombres est�n conversando, uno suele verse tentado a llevar al otro a declaraciones que exceden la verdad; y la exageraci�n es solo otro nombre para la falsedad.

3. Aceptamos un desaf�o tonto. A los j�venes, m�s particularmente, les gusta excitarse unos a otros con hechos de locura, y a menudo requiere coraje, firmeza, incluso nobleza de esp�ritu, negarse a seguir la direcci�n de la falta de sabidur�a.

4. Nos permitimos chismear sin hacer nada; permitir que la primera declaraci�n sobre nuestro vecino, que es infundada y difamatoria, nos conduzca a una conversaci�n ociosa y traviesa en la misma est�pida tensi�n.

5. Nos permitimos seguir el ejemplo del hombre cuyos pensamientos y palabras van en direcci�n a una regi�n dudosa, deshonrosa o contaminante. En todos estos casos, nos corresponde "no responder a un tonto seg�n su locura", guardar silencio por completo; o de lo contrario romper en otra y m�s digna tensi�n; o incluso "abordar nuestra par�bola" contra lo que se ha dicho en nuestra audiencia. Pero aqu� llegamos al otro m�todo, a saber:

Si. LA CONDENACI�N SABIA DE �L. La locura a veces debe ser reprendida ( Proverbios 26:5). El silencio de nuestra parte ser�a err�neo y abusado; se considerar�a como aquiescencia o incapacidad para cumplir con lo dicho, y la locura seguir�a su camino, con la cabeza vac�a m�s alta que antes. Debemos usar discreci�n aqu�; debe entender "cuando solo el silencio es lo mejor", y tambi�n cu�ndo el silencio ser�a un error e incluso un pecado. Los tiempos para responder a un tonto de acuerdo con su locura, es decir, de la manera que exige su locura, son seguramente estos:

1. Cuando la ignorancia necesita ser expuesta.

2. Cuando pretenciosidad y presunci�n quieren ser menospreciados.

3. Cuando la irreverencia o la blasfemia real requieran ser reprendidas y silenciadas.

4. Cuando el vicio o la crueldad merecen ser golpeados y aplastados. Entonces que hable el hombre verdadero y valiente; que el nombre y el honor de su santo Salvador, que la causa de la verdad y la justicia, que los intereses de los j�venes, los pobres y los d�biles suelten su lengua, y que derrame su indignaci�n. Al hacerlo, seguir� los pasos del Se�or de la verdad y el amor, y del m�s noble y digno de sus seguidores. � C.

Proverbios 26:13

(Ver homil�a en Proverbios 22:13.) - C.

Proverbios 26:18, Proverbios 26:19

La condenaci�n del pecado

Tenemos aqu�, en unas pocas oraciones fuertes, una presentaci�n muy forzada del mal y la culpabilidad de hacer algo mal. Vemos-

I. SU CARACTER�STICA M�S FEO: ENGA�O. "El hombre que enga�a a su pr�jimo" no es simplemente el hombre que se extralimita en su cliente o que introduce una astucia baja en su negocio; �l es m�s bien el hombre que enga�a deliberadamente a su conocido, su "amigo", y lo induce a hacer lo que es imprudente e indigno. �l es el hombre que se conoce mejor a s� mismo, pero que adoctrina a los inexpertos e incautos con los principios, o m�s bien la vana imaginaci�n, de la locura. Se inclina tan bajo que no duda:

1. Recomendar el placer prohibido como un objeto digno de perseguir, aunque �l sabe bien (o deber�a saber, si puede aprender de la experiencia) que la gratificaci�n culpable es lo m�s costoso que cualquier hombre puede comprar.

2. Para persuadir a los hombres de que una vida sin principios es una vida rentable, como si "la vida de un hombre consistiera en la abundancia de las cosas que pose�a"; como si una vida sin integridad no fuera la m�s absoluta de las fallas miserables.

3. Recomendar el ego�smo y la indulgencia como una condici�n de libertad, cuando en realidad es el comienzo y seguramente terminar� en la esclavitud m�s humillante.

4. Representar el servicio de Dios y del hombre como un trabajo pesado y una tristeza, cuando en verdad es el colmo de la nobleza humana y la esencia misma del disfrute.

5. Prevalecer a los j�venes para arrebatarles el honor y el �xito en lugar de trabajar honestamente y esperar pacientemente. No hay nada m�s doloroso y repulsivo bajo el cielo que ver la experiencia y la madurez respirando sus falacias, sus sofismas, sus delirios, al o�do de la inexperiencia e inocencia.

II Su fruta amarga. �Qu� traen estos delirios? El enga�ador es un hombre que "esparce marcas de fuego, flechas y muerte". Las �ltimas consecuencias del "enga�o del pecado" son realmente tristes; son:

1. Empobrecimiento en las circunstancias.

2. La p�rdida del amor y el honor del sabio y del bien.

3. Remordimiento del alma y, con frecuencia, si no habitualmente, la partida de la autoestima.

4. Desesperanza y muerte.

5. La extensi�n del mal que ha sido embebido a los que lo rodean; convirti�ndose en una fuente de error venenoso, una fuente de maldad, maldad y miseria.

III. Su locura pr�ctica. El tonto que esparce las semillas de delirios mortales en las mentes de los hombres es "como un loco". No hay una peque�a medida de locura en el pecado. El pecado es una enfermedad espiritual; es nuestra naturaleza espiritual en un estado de completo trastorno, nuestra mente llena de ideas falsas, nuestro coraz�n afectado por ilusiones y miedos. No hay solidez, ni integridad ni salud sobre nosotros, en la medida en que estemos bajo el dominio del pecado. Hacemos cosas que no podr�amos haber hecho si solo la raz�n y la rectitud dominaran dentro de nosotros.

IV. SU DISCULPA POBRE Y PICTA. "�l dice: �No estoy en el deporte?" Cuando un hombre enga�a y traiciona, cuando se equivoca y arruina un alma humana, y luego hace una broma, solo agrega mezquindad a su transgresi�n. Qui�n, fuera del pozo sin fondo, puede ver cualquier diversi�n en una vida arruinada, en un esp�ritu herido y sangrante, en un alma manchada y manchada, en la ruina de la reputaci�n, en la explosi�n de una noble esperanza, a la sombra de la muerte espiritual. ? La vida humana, el car�cter y el destino son cosas infinitamente serias; no deben ser el blanco de tontos. � C.

Proverbios 26:22

(Ver homil�a en Proverbios 17:9.) - C.

Proverbios 26:23-20

En guardia

Desafortunadamente, tenemos que tratar a los hombres tal como los encontramos, no como deseamos que fueran y como su Creador quiso que fueran. Estamos obligados a aprender precauci�n a medida que avanzamos en nuestro camino.

I. NUESTRO PRIMER DERECHO Y SU RECOMPENSA NATURAL. Nuestro primer deber, natural para los j�venes y los no sofisticados, es ser franco, de mente abierta, sincero, confiable; decir todo lo que hay en nuestro coraz�n y esperar que otros hagan lo mismo; creer que los hombres quieren decir lo que dicen y decir lo que quieren decir. Y la recompensa de esta simplicidad y veracidad de nuestra parte es un esp�ritu ingenuo, poco sospechoso, un esp�ritu lo m�s alejado posible de la astucia, el artificio, la mundanalidad.

II LA CORRECCI�N DE LA EXPERIENCIA. Demasiado pronto descubrimos que no podemos actuar de acuerdo con esta teor�a sin ser heridos y heridos. Encontramos que lo que parece plata pura puede no ser nada mejor que "loza de lo m�s gruesa lacada con escoria de plata". Detr�s de los labios que arden y respiran cari�o e inter�s en nosotros hay un coraz�n malvado en el que hay "siete abominaciones", en el que habita toda imaginaci�n maligna. Descubrimos que aquellos que afectan a ser nuestros amigos cuando est�n en nuestra presencia son, de hecho, nuestros enemigos m�s amargos y m�s activos. Descubrimos que nuestras palabras, pronunciadas de buena fe y con pureza de coraz�n, est�n tergiversadas y se hacen una espada para golpearnos. La experiencia exige precauci�n, reticencia, a veces silencio absoluto.

III. LOS DOS MALOS PRINCIPALES CONTRA LOS QUE GUARDAR. Estos son:

1. Hablar con imparcialidad, lo cual es falso. Las palabras falsas que aparentemente se dicen en nuestro inter�s, por una que significa da�o; palabras que conducir�an a la confianza y la expectativa cuando deber�amos estar vivos con solicitud y alerta para evitar el peligro que se avecina. Por estos nuestro tesoro, nuestra posici�n, nuestra amistad, nuestra reputaci�n, nuestra felicidad, puede estar en grave peligro.

2. Halagos. La invenci�n y la expresi�n de lo que no se siente en absoluto, o la exageraci�n descuidada y quiz�s bien intencionada de un sentimiento que se entretiene en el coraz�n. Pocas cosas son m�s potentes que la adulaci�n.

(1) Se recibe f�cilmente.

(2) Est� cuidadosamente atesorado; el amor propio de los hombres los impulsa a aceptar y retener lo que, si fuera de un car�cter opuesto, rechazar�an.

(3) Es perjudicial en tres direcciones diferentes:

(a) Da una impresi�n err�nea de nuestro patrimonio y puede conducir a una "ruina" financiera ( Proverbios 26:28).

(b) Fomenta una sobreestimaci�n de nuestra capacidad y puede llevar a nuestra empresa para lo que somos incompetentes y, por lo tanto, a un fracaso humillante y angustiante.

(c) �Engendra una falsa idea de nuestra personalidad! vale la pena, y puede conducir a un enamoramiento espiritual, y por lo tanto a la ruina de nosotros mismos.

IV. EL DEBER Y LA SABIDUR�A DE LA GUERRA. Como estas cosas son as�, ya que la sociedad humana tiene una gran cantidad de disidentes ( Proverbios 26:24), ya que es posible que el pr�ximo conocido que hagamos sea una ilustraci�n de este triste hecho, se deduce que La confianza es un grave error. Debemos estar en guardia. No debemos abrir nuestros corazones con demasiada libertad. Debemos conocer a los hombres antes de confiar en ellos. Debemos cultivar el arte de la penetraci�n, del car�cter de lectura. Ser capaz de distinguir entre lo verdadero y lo falso en esta gran esfera es una gran parte de la sabidur�a. Adem�s de conocer a Dios, y de familiarizarnos con nuestros propios corazones, est� el deber de estudiar a los hombres y discernir entre la vasija lacada y la plata pura.

V. EL MOMENTO DEL ENGA�O. Estar rigurosamente expuesto, ser denunciado sin temor, estar completamente avergonzado ( Proverbios 26:26, Proverbios 26:27) .� C.

Información bibliográfica
Exell, Joseph S; Spence-Jones, Henry Donald Maurice. "Comentario sobre Proverbs 26". Los Comentarios del Púlpito. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tpc/proverbs-26.html. 1897.