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Proverbios 29

Los Comentarios del PúlpitoLos Comentarios del Púlpito

Versículos 1-27

EXPOSICI�N

Este cap�tulo refuerza muchos preceptos dados anteriormente.

Proverbios 29:1

El que siendo reprendido a menudo endurece su cuello; literalmente, un hombre de reproches, uno que ha tenido una larga experiencia de reprensiones y advertencias. Compare "un hombre de dolores" ( Isa�as 53:3). El endurecimiento del cuello es una met�fora derivada de animales de tiro obstinados que no se someter�n al yugo ( Deuteronomio 10:16; Jeremias 2:20; Jeremias 27:8). Cristo llama f�cil a su yugo, y le pide a sus seguidores que lo soporten con valent�a ( Mateo 11:29, etc.). Las reprensiones pueden surgir del Esp�ritu Santo y la conciencia, de las ense�anzas del pasado o del consejo de amigos. La LXX (como algunos otros int�rpretes jud�os) toma la expresi�n en el texto activamente, "Un hombre que reprende (???????) es mejor que uno de cuello r�gido". De repente se destruir�, y eso sin remedio ( Proverbios 6:15; Proverbios 15:10). Los pecadores incorregibles y enga�osos llegar�n a un final temeroso y repentino, aunque la retribuci�n se retrasar� (comp. Job 34:20; Salmo 2:9; Jeremias 19:11) . Y no hay esperanza en su fin; despreciando toda correcci�n, no pueden tener posibilidad de restauraci�n. Podemos referirnos, a modo de ilustraci�n, a ese terrible pasaje en la Ep�stola a los Hebreos ( Hebreos 6:4, etc.), y al destino de los jud�os hasta el d�a de hoy. Septuaginta: "Porque cuando se est� quemando de repente, no hay remedio".

Proverbios 29:2

Cuando los justos tienen autoridad; m�s bien, como en Proverbios 28:28, cuando los justos son aumentados; Vulgata, en multiplicatione justorum. Cuando los pecadores son apartados, y los justos son mayor�a. Septuaginta, "cuando se elogia a los justos". Cuando los hombres buenos le dan el tono a la sociedad y conducen todos los asuntos de acuerdo con su propio alto nivel, la gente se regocija; hay felicidad general; La prosperidad abunda y las voces suenan alegremente ( Proverbios 11:10; Proverbios 28:12). Cuando el imp�o lleva el gobierno, el pueblo llora; sufren violencia e injusticia, y tienen motivos amargos para quejarse y lamentarse. Este proverbio no es aplicable a la era de Salom�n.

Proverbios 29:3

El primer hemistich es una variaci�n de Proverbios 10:1. Yo (donde ver nota). Hace compa��a con; literalmente, feedeth, como Proverbios 28:7. Rameras (ver en Proverbios 6:26). Tal vicio conduce al desgaste de la sustancia ( Lucas 15:13) y al gran dolor de los padres. Septuaginta, "Pero el que pastorea (?????????) rameras desperdiciar� riqueza".

Proverbios 29:4

Muchos de los proverbios en este cap�tulo parecen adaptarse a la �poca de Jeroboam II. (ver en Proverbios 28:3). El rey por juicio establece la tierra. El rey, la fuente de la justicia, por su gobierno equitativo, lleva a su pa�s a una condici�n saludable y estable. En la seguridad del trono participan la tierra y la gente. El que recibe dones lo derroca. La expresi�n, ????? ?????????? (ish terumoth), "hombre de ofrendas", "hombre de dones", es ambigua: puede significar "el tomador de sobornos", el gobernante injusto que vende justicia ( Proverbios 15:27 ), o puede significar "el impostor de impuestos" ( Ezequiel 45:13, etc.) o benevolencias forzadas. Aquila y Theodotion tienen ???? ???????????, "hombre de grandes ofrendas", y Wordsworth lo considera como un hombre que reclama y recibe regalos, como si fuera una deidad en la tierra. Cualquiera que sea el sentido que le demos a la frase, el contraste se encuentra entre el gobernante inflexiblemente recto y el pr�ncipe inicuo o extorsionador. La Septuaginta da ?????????, "un transgresor"; Vulgata, vir avarus.

Proverbios 29:5

Un hombre que adula a su pr�jimo; solo dice lo que es agradable, aplaude sus palabras y acciones indiscriminadamente, y lo hace pensar demasiado bien de s� mismo, no es un verdadero amigo (ver Proverbios 28:23). Extiende una red para sus pies; sus paradas ( Proverbios 26:28; Job 18:8, etc.). Si un hombre escucha palabras tan halagadoras, y es influenciado por ellas, trabaja su propia ruina; autoenga�ado, no conoce su verdadera condici�n y, en consecuencia, hace un grave desastre de su vida. La LXX le da un giro diferente a la oraci�n: "El que prepara una red antes de que su amigo enrede sus propios pies" (comp. Proverbios 26:27; Proverbios 28:10).

Proverbios 29:6

En la transgresi�n de un hombre malvado hay una trampa ( Proverbios 12:13). La trampa es que el pecador es atrapado y retenido por su pecado, y no puede escapar, ya que no sabe nada del arrepentimiento y no tiene voluntad de abandonar los malos h�bitos ( Proverbios 24:16). (Para "trampa", comp. Proverbios 18:7; Proverbios 20:25; Proverbios 22:25.) Septuaginta, "Para un hombre que peca all� hay una gran trampa". Pero los justos cantan y se alegran. La ant�tesis no es muy obvia. Puede significar que el hombre bueno tiene una conciencia tranquila, est� libre de la trampa del pecado y, por lo tanto, se alegra; o que, a pesar de una ca�da moment�nea, aunque haya transgredido, sabe que Dios lo perdona por su arrepentimiento, y esto lo hace feliz; o, generalmente, que se regocija en la vida feliz que su virtud le procura aqu� y en el m�s all� ( Mateo 5:12). En el original "cantar" representa el repentino estallido de alegr�a, "regocijarse" el continuo estado de felicidad. "Los justos estar�n en alegr�a y alegr�a (?? ???? ??? ?? ?????????)", Septuaginta.

Proverbios 29:7

Considera la causa; reconoce los reclamos y, como la palabra din lo implica, los apoya en la sede del juicio (comp. Job 29:12, Job 29:16; Salmo 82:3, etc. .). Septuaginta, "Un hombre justo sabe juzgar por los pobres". El imp�o no quiere saberlo. Esta es una traducci�n torpe; es decir, no presta atenci�n para familiarizarse completamente con sus detalles y cojinetes. Pero las palabras significan m�s bien, como en el margen de la Versi�n Revisada, "no entiende conocimiento" ( Proverbios 19:25; Proverbios 28:5), no tiene conocimiento que lo lleve a entrar en los pobres caso del hombre, y simpatizar con �l en su angustia; los reclamos de los d�biles al reconocimiento y alivio en sus manos son completamente desconocidos y descartados. �l puede mirar diariamente a L�zaro en su puerta, y no encontrar ning�n llamado a su piedad y caridad; puede ver al viajero herido en el camino y pasar por el otro lado. La LXX ofrece dos traducciones de la �ltima cl�usula, leyendo la segunda vez ??? en lugar de ????, y por lo tanto no mejora el sentido: "Pero los imp�os entienden. �stos no son conocimientos, y el pobre no tiene una mente comprensiva".

Proverbios 29:8

Los hombres despreciativos traen un aireado a una trampa. Los "hombres burlones" ( Isa�as 28:14) son aquellos que desprecian y se burlan de todas las cosas grandes y altas, ya sean sagradas o profanas (ver Proverbios 1:22). Estas son las personas que levantan la rebeli�n en un pa�s y excitan la oposici�n a la autoridad constituida. La interpretaci�n de ????????, "poner en una trampa", como en la versi�n autorizada, es apoyada por algunas de las versiones y comentarios jud�os; pero la representaci�n m�s correcta es "soplar en llamas", como la versi�n revisada (comp. Job 20:26; Ezequiel 22:20, Ezequiel 22:21). Estos burladores excitan a la poblaci�n a actos de furia, cuando se pierde todo respeto por la piedad y la virtud; avivan las pasiones de las personas volubles y los conducen a discordias civiles y excesos peligrosos (comp. Proverbios 22:10). Septuaginta, "Hombres sin ley incendian una ciudad". Pero los sabios rechazan la ira; con sus consejos prudentes, disipan las pasiones furiosas que despiertan esos hombres malvados (ver Proverbios 29:11 y Proverbios 15:1, Proverbios 15:18).

Proverbios 29:9

Si un hombre sabio compite con un hombre necio, si un hombre sabio tiene una controversia, ya sea legal o social, con un necio malvado, ya sea que se enfurezca (est� enojado) o se r�a, no hay descanso. Es una pregunta si el sabio o el tonto es el sujeto de esta cl�usula. San Jer�nimo hace que el primero sea el sujeto, Vir sapiens, si cum stulto contenderit, sive irascatur, sive rideat, non inveniet requiem. No importa c�mo el hombre sabio trata al tonto; �l puede ser severo y enojado, puede ser amable y de buen genio, pero el tonto no ser� mejor, no ser� reformado, no cesar� de su locura, continuar� su contenci�n. Hitzig, Delitzsch y otros, considerando que la rabia y la risa no se est�n convirtiendo en el personaje del hombre sabio, tome al tonto como el sujeto; as� que la sensaci�n es que, despu�s de todo lo dicho, el tonto solo se apasiona o se r�e del asunto, se desperdicia una discusi�n sobre �l y la controversia nunca se resuelve. Esta parece ser la mejor interpretaci�n, y est� apoyada por la Septuaginta, "Un hombre sabio juzgar� a las naciones, pero un hombre sin valor, enojado, se r�e y no teme [??????????? ??? ?? ???????????, que tambi�n puede significar, 'es ridiculizado y aterroriza a nadie '] ". Wordsworth se�ala que el tonto irreligioso no se gana ni por la predicaci�n austera de Juan el Bautista ni por la suave ense�anza de Cristo, sino que rechaza a ambos ( Mateo 11:16).

Proverbios 29:10

Los sedientos de sangre odian a los rectos; el que es perfecto, versi�n revisada; ,????, Septuaginta. Su vida es un reproche t�cito a los hombres de sangre, ladrones, asesinos y pecadores, como se expresa con precisi�n en el Libro de la Sabidur�a Proverbios 2:12, etc. Pero el justo busca su alma. La explicaci�n de este hemistich es dudosa. Se han ofrecido las siguientes interpretaciones:

(1) Los justos buscan el alma de los rectos para liberarlo de la muerte temporal y espiritual (comp. Proverbios 12:6; Salmo 142:4).

(2) Los justos buscan la vida del asesino, se vengan de �l (comp. Salmo 63:9, Salmo 63:10).

(3) "En cuanto a los justos, ellos (los asesinos) intentan su vida", donde el cambio de tema, aunque de ninguna manera sin paralelo, es inc�modo (comp. Salmo 37:14). La segunda explicaci�n convierte a los justos en verdugos de la venganza contra los delincuentes, lo cual no parece ser la idea prevista, y no hay confirmaci�n de ello en nuestro libro. La primera interpretaci�n dada tiene en su contra el hecho de que la frase "buscar el alma" se usa para atentar contra la vida, no para preservarla. Pero esto no es fatal; y lo anterior parece ser la explicaci�n m�s probable ofrecida, y da una buena ant�tesis. Los hombres de sangre odian a un hombre virtuoso e intentan destruirlo; los justos lo aman y hacen todo lo posible para defenderlo y mantenerlo a salvo. Si se rechaza esta interpretaci�n, la tercera explicaci�n es permisible, el casus pendens ("el justo, buscan su vida") puede compararse con G�nesis 26:15; Deuteronomio 2:23. Septuaginta, "Pero los rectos buscar�n (???????????) su vida".

Proverbios 29:11

Un tonto pronuncia toda su mente; su esp�ritu ??????, es decir, "su ira"; ,????, Septuaginta (comp. Proverbios 16:32). La redacci�n del segundo hemistich confirma esta interpretaci�n. Un tonto derrama su ira, restringido por ninguna consideraci�n. Es una m�xima sabia que dice: "Controla tu temperamento, no sea que te ordene"; y de nuevo, "Cuando la pasi�n entra por la puerta delantera, la sabidur�a sale por la puerta de atr�s". Entonces tenemos la palabra atribuida a Evenus Parius:

???????? ???????? ???? ???? ???????????????????? ?????? ????? ???????????.

"La ira a menudo revela la mente oculta del hombre, que la locura es m�s perniciosa".

Un hombre sabio lo guarda hasta despu�s. Esta cl�usula es capaz de m�s de una explicaci�n. La versi�n autorizada dice que el hombre sabio frena su propia ira hasta que pueda dar rienda suelta. El t�rmino ????????? no aparece en ning�n otro lugar, y se traduce "por fin", "finalmente" y por Delitzsch, "dentro", es decir, en su coraz�n. El verbo traducido "guarda en" (shabach) es m�s bien "calmar", "callar", como en Salmo 65:7; Salmo 89:10, "Que calma el ruido de los mares". Entonces tenemos el significado: el hombre sabio calma el taladro dentro de �l; seg�n el proverbio Irae dilatio, mentis pacatio. O la ira calmada puede ser la del necio: el hombre sabio la calma despu�s de que ha sido exhibida; �l sabe c�mo aplicar remedios relajantes al hombre enojado, y al final lo vuelve tranquilo y susceptible a la raz�n. Esta parece la explicaci�n m�s adecuada. Septuaginta, "Un hombre sabio lo esposa (??????????) en parte".

Proverbios 29:12

Todos sus sirvientes son malvados. El gobernante est� dispuesto a ser enga�ado, y no le importa escuchar la verdad, por lo que sus sirvientes lo adulan y le mienten, y toda la atm�sfera est� cargada de irrealidad y enga�o. Qualis rex, talis grex. Eclesiast�s 10:2, "Como el juez del pueblo es �l mismo, tambi�n lo son sus oficiales; y qu� tipo de hombre es el gobernante de la ciudad, tales son todos los que habitan all�". Claudian, 'IV. Contras. Hon., '299�

"Componitur orbis

Regis ad exemplum: nec sic inflectere sensusHumanos edicta valent, ut vita regentis.Mobile mutatur sempre cum principe vulgus ".

"Por el precedente del rey, el mundo est� ordenado; y las mentes de los hombres se mueven menos por severos edictos que la vida de su gobernante. La inconstante multitud que el pr�ncipe se deja llevar".

Cicero, 'De Leg.', 3.13, "Ut enim cupiditatibus principum et vitiis iufici solet tota civitas, sic emendari et corrigi continentia". E ibid; 14, "Quo perniciosius de republica merentur vitiosi principes, quod non solum vitia concipiunt ipsi, sod ea infundunt in civitatem; neque solum obsunt, ipsi quod corrumpuntur, sed etiam quod corrumpunt, plusque exemplo, quam peccato, nocent".

Proverbios 29:13

Una variaci�n de Proverbios 22:2. El hombre enga�oso. Esto no hace contraste con los pobres. "El hombre de las opresiones" (tekakim) es el usurero, de quien los pobres sufren m�s maldad y crueldad. El hombre necesitado y el prestamista rico se unen en la vida social. San Jer�nimo los llama indigentes y acreedores. Septuaginta, "Cuando el acreedor y el deudor se encuentran, el Se�or realiza una inspecci�n (????????) de ambos". El Se�or ilumina ambos ojos. Tanto ricos como pobres, el opresor y el oprimido, deben su luz y su vida a Dios; �l hace salir el sol sobre el mal y sobre el bien; env�a lluvia sobre justos e injustos; �l es el padre, gobernante y juez de todos. Aqu� hay consuelo para el pobre, que tiene un padre tierno que lo cuida; Aqu� hay una advertencia para los ricos, que tendr� que dar cuenta de su mayordom�a. El antiguo proverbio hablaba generalmente de que Dios era el Hacedor de ambos (comp. Sal. 13: 1-6: 8; Eclesiast�s 11:7).

Proverbios 29:14

El rey que juzga fielmente a los pobres (comp. Proverbios 16:12; Proverbios 20:28; Proverbios 25:5). Se pretende una fidelidad inflexible al deber: esa imparcialidad perfecta, que dispensa justicia por igual a ricos y pobres, sin influencia de consideraciones personales o sociales. Su trono se establecer� para siempre. Al estar basado en la justicia, pasar� a sus descendientes por muchas generaciones (comp. Jeremias 22:3, etc.). La LXX; se�alando de otra manera: "Su trono ser� establecido para testimonio" (en lugar de lahad).

Proverbios 29:15

La vara y la reprensi�n dan sabidur�a a los j�venes. El primero denota correcci�n corporal, lo que llamamos castigo corporal; el �ltimo, disciplina en palabras, reprensi�n administrada cuando se nota cualquier defecto moral. La idea aqu� enunciada es muy com�n en este libro (ver Proverbios 10:1, Proverbios 10:13; Proverbios 13:24; Proverbios 23:13). Pero un loft para s� mismo averg�enza a su madre. El verbo traducido "izquierda" (??????, shalach) se usa en Job 39:5 del asno salvaje dejado para vagar libremente por donde quiera. Un ni�o a quien se le permite hacer lo que le gusta, indisciplinado (mimado, como lo llamamos) es una verg�enza para su madre, cuya debilidad ha llevado a esta falta de moderaci�n, amor cari�oso que degenera en una indulgencia excesiva (comp. Proverbios 17:21; Proverbios 28:7). Septuaginta: "Un hijo que se extrav�a avergonza a sus padres".

Proverbios 29:16

Cuando los malvados se multiplican, la transgresi�n aumenta. El verbo rabah se usa en ambas partes de la oraci�n, y deber�a haberse traducido as�, cuando los malvados aumentan, aumenta la transgresi�n. Septuaginta, "Cuando los imp�os son muchos, los pecados se vuelven muchos". Cuando los malvados toman ventaja en una comunidad, se copia su malvado ejemplo, y prevalece una disminuci�n del tono moral y una laxitud general en la conducta (ver Proverbios 29:12: comp. Tambi�n Proverbios 29:2; Proverbios 28:12, Proverbios 28:28). Pero los justos ver�n su ca�da. La retribuci�n los alcanzar�, y la justicia de Dios ser� vindicada. Esto lo justificar� el justo y se regocijar� en la venganza, cuando su ojo vea su deseo sobre sus enemigos (Salmo 54:7; vea tambi�n Salmo 37:34; Salmo 73:17, etc.). Septuaginta (puntuando de manera diferente), "Pero cuando ellos (los imp�os) caen, los justos se vuelven temerosos (?????????)"; est�n asombrados por la repentina y grave ca�da de los pecadores.

Proverbios 29:17

Corrige a tu hijo, y �l te dar� descanso ( Proverbios 19:18); Septuaginta, ????????? ??. �l ya no ser� una fuente de atenci�n e inquietud para usted. Delicia (maadanim); adecuadamente, platos delicados, y luego cualquier gran y especial placer (comp. Ec Proverbios 30:1). Septuaginta, "�l dar� adornos (??????) a tu alma". La versi�n griega presenta este vers�culo y los siguientes en forma mutilada despu�s de Proverbios 28:17 (donde vea la nota).

Proverbios 29:18

Donde no hay visi�n, la gente perece; m�s bien, desechar la restricci�n, volverse ingobernable, no se puede controlar ( �xodo 32:22, �xodo 32:25). "Visi�n" (chaz�n), profec�a en su sentido m�s amplio, denota la revelaci�n de la voluntad de Dios hecha a trav�s de agentes, que dirigi� el curso de los acontecimientos, y ten�a la intenci�n de coordinarse con la autoridad secular suprema. Los profetas eran los instructores de las personas en las cosas divinas, testigos permanentes de la verdad y el poder de la religi�n, ense�ando una moralidad superior a la mera humana. Se dice que el efecto fatal de la ausencia de tal revelaci�n de la voluntad de Dios es confusi�n, desorden y rebeli�n; Las personas, descontroladas, caen en excesos graves, que nada pero los altos principios pueden contener. Observamos la licencia del tiempo de Eli, cuando no hab�a visi�n abierta ( 1 Samuel 3:1); en los d�as de Asa, cuando Israel hab�a estado sin un sacerdote de ense�anza ( 2 Cr�nicas 15:3); y cuando el imp�o Acaz "desnud� a Jud�" ( 2 Cr�nicas 28:19); o cuando las personas fueron destruidas por falta de conocimiento de las cosas divinas ( Oseas 4:6). As�, la importancia de la profec�a en la regulaci�n de la vida y la religi�n de la gente es plenamente reconocida por el escritor, en cuyo tiempo, sin duda, el oficio prof�tico estaba en pleno ejercicio: pero este parece ser el �nico pasaje en el libro donde se ense�a tal ense�anza. directamente mencionado; los instructores y preceptores en otros lugares introdujeron la difusi�n de los principios de la Jojm� como padres, tutores o profesores, no como profetas inspirados. Pero el que guarda la Ley, �feliz es �l! "La Ley" (torah) no es simplemente la Ley Mosaica escrita, sino el anuncio de la voluntad de Dios por boca de sus representantes; y el pensamiento es, no la bendici�n de aquellos que en tiempos de anarqu�a e irreligi�n cumplen con las promulgaciones autorizadas de la legislaci�n Sina�tica, sino un contraste entre la ilegalidad y la ruina de un pueblo no influenciado por la gu�a religiosa, y el feliz estado de aquellos quienes obedecen por igual la voz de Dios, ya sea transmitida en estatutos escritos o por la ense�anza de los profetas vivos. (Porque "feliz es �l", comp. Proverbios 14:21; Proverbios 16:20.) Septuaginta, "No habr� int�rprete (????????) para una naci�n pecadora, sino el que guarda el La ley es muy bendecida ".

Proverbios 29:19

Un sirviente no ser� corregido por las palabras. Las simples palabras no bastar�n para ense�ar a un esclavo, m�s que a un ni�o, la verdadera sabidur�a pr�ctica. Necesita medidas m�s severas, incluso la correcci�n de la disciplina personal. Septuaginta, "Por palabras, un esclavo terco (???????) no ser� instruido". La siguiente cl�usula da una explicaci�n de esta necesidad. Porque aunque �l entienda, no responder�. La respuesta no es simplemente la respuesta verbal a una orden, como: "Voy, se�or"; pero implica obediencia en la acci�n. El esclavo renuente comprende completamente la orden dada, pero no le presta atenci�n, no se molestar� en ejecutarla y, por lo tanto, debe recibir un tratamiento severo (comp. Proverbios 29:15; Proverbios 23:13, etc .; Proverbios 26:3). "El siervo que conoc�a la voluntad de su Se�or, y que no se prepar�, ni lo hizo seg�n su voluntad, ser� golpeado con muchas llagas" ( Lucas 12:47). Septuaginta, "Porque incluso si comprende, no obedecer�".

Proverbios 29:20

�Ves a un hombre apresurado en sus palabras? (comp. Proverbios 26:12); Vulgate, velocem ad loquendum; Septuaginta, ????? ?? ??????. Santiago 1:19, "Que cada hombre sea r�pido para escuchar, lento para hablar". "Un hombre hablador (?????????) es peligroso en su ciudad; y el que es imprudente (????????) en sus palabras ser� odiado" ( Eclesiast�s 9:18). Tambi�n podr�amos traducir "apresurado en sus asuntos", "apresurado en los negocios", y el gnomo ser�a igualmente cierto (ver nota en Proverbios 19:2). Hay m�s esperanza era tonto que de �l. El hombre aburrido y est�pido (kesil) puede ser instruido, guiado y obligado a escuchar la raz�n; el hablante apresurado y mal aconsejado no consulta a nadie, no piensa antes de hablar, ni reflexiona sobre el efecto de sus palabras; tal hombre es casi imposible de reformar (ver Santiago 3:5, etc.). "Todo el que habla", dice San Gregorio, "mientras espera la oraci�n de su oyente sobre sus palabras, es como si estuviera sujeto al juicio de aquel por quien es escuchado. En consecuencia, el que teme ser condenado con respeto de sus palabras primero debe poner a prueba lo que �l entrega: que puede haber una especie de �rbitro imparcial y sobrio sentado entre el o�do y la lengua, sopesando con exactitud si el coraz�n presenta las palabras correctas, y si la lengua toma ventaja puede presentar para el juicio del calentador "('Moral.,' 8: 5, Oxford transl.).

Proverbios 29:21

El que delicadamente trae a su criado de un ni�o. El verbo panak, que no se encuentra en ninguna otra parte del Antiguo Testamento, se traduce aqu� correctamente como en la Vulgata, qui delicado nutrit. Se refiere a malcriar a una persona por exceso de refinamiento, lujo y mimos, un tratamiento particularmente inadecuado en el caso de un sirviente, y uno que hace que se olvide tanto de su posici�n dependiente. Septuaginta, "El que vive sin motivo (???????????) desde la infancia ser� un sirviente". Har� que se convierta en su hijo en el largo plazo; es decir, en longitud, como "en el �ltimo", equivalente a "en el �ltimo" ( Proverbios 5:11). La palabra traducida "hijo" (??????, manon) tiene un significado dudoso, y los int�rpretes la han entendido o entendido de manera diversa. Septuaginta, "Y al final tendr� dolor (????????????) sobre s� mismo"; Symmachus, "tendr� murmullos (???? ?????????);" Vulgata, Postea sentiet eum contumacem. Ewald traduce "ingrato"; Delitzsch, "lugar de aumento", es decir, un hogar de chivos expiatorios mimados; pero uno no ve c�mo se puede llamar al desastre un lugar o una casa. Parece m�s seguro en esta incertidumbre adoptar la interpretaci�n jud�a de "progenie": "ser� como un hijo". El siervo mimado terminar� reclamando los privilegios de un hijo y quiz�s expulsando a los hijos leg�timos de su herencia (comp. Proverbios 17:2; y la facilidad de Ziba y Mephibosheth, 2 Samuel 16:4 ) "El forraje, un palo y las cargas son para el asno; y el pan, la correcci�n y el trabajo para un siervo. Si pones a tu siervo a trabajar, encontrar�s descanso; pero si lo dejas ocioso, buscar� la libertad". (Eclesi�stico 33:24, etc.). Los escritores espirituales han aplicado este proverbio al mimo de la carne, que deber�a estar bajo el control de su maestro, el esp�ritu, pero que, si est� satisfecho y sin restricciones, toma ventaja y, como un criado malcriado, dicta se�or.

Proverbios 29:22

Un hombre enojado suscita conflictos. Esta es una variaci�n de Proverbios 15:18 y Proverbios 28:25 (que ver). Un hombre furioso abunda en la transgresi�n. "Un hombre furioso" es una persona apasionada, que da paso a ataques violentos de ira ( Proverbios 22:24). Tal hombre hace enemigos por su conducta y cae en m�ltiples excesos de palabra y acci�n mientras est� bajo la influencia de su ira. "La ira del hombre no obra la justicia de Dios" ( Santiago 1:20). El gnomo griego dice:

???? ?? ????? ???? ????????? ????

Y otra vez-

???? ????? ????? ?? ?????????? ????

"La ira desenfrenada conduce a muchos males".

Septuaginta, "Un hombre apasionado desentierra el pecado", una expresi�n forzada, que no es inusual en referencia a las disputas.

Proverbios 29:23

El orgullo de un hombre lo derribar�. El mismo pensamiento se encuentra en Proverbios 15:33; Proverbios 16:18; Proverbios 25:6, etc .; Lucas 14:11. El honor sostendr� a los humildes de esp�ritu; mejor, como la Versi�n Revisada, el que sea de esp�ritu humilde obtendr� honor (comp. Proverbios 11:16; Isa�as 57:15). El hombre humilde no busca honor, sino que por su vida y acci�n lo alcanza inconscientemente (comp. Job 22:29). Septuaginta: "La arrogancia humilla al hombre, pero el humilde Dios levanta la gloria con gloria".

Proverbios 29:24

Quien es compa�ero de un ladr�n odia su propia alma. El c�mplice de un ladr�n pone en peligro su propia seguridad. Esto se explica por lo que sigue: oye maldiciones y no las mira; mejor, �l oye el conjuro, y no dice nada. Esto se refiere al curso de proceder definido por Le Proverbios 5:1 e �ntimo en Jueces 17:2. Cuando se cometi� un robo, la persona agraviada o el juez pronunci� una imprecaci�n sobre el ladr�n y sobre cualquiera que estuviera al tanto del delito, y se abstuvo de dar informaci�n; un testigo que lo vio y lo supo, y que permaneci� en silencio bajo este conjuro formal, tiene que soportar su iniquidad; no solo es c�mplice de un criminal, tambi�n es un perjurio; un pecado lleva a otro. Algunos comentaristas explican que el primer hemistich se refiere solo al delito de recibir o usar bienes robados, por el cual un hombre comete un delito y se expone al castigo; pero es mejor tomarlo, como arriba, en relaci�n con la segunda cl�usula, y como se aclara de ese modo.

Proverbios 29:25

El miedo al hombre trae una trampa. Quien, por miedo a lo que el hombre pueda hacerle, pensar o decir de �l, hace lo que sabe que est� mal, deja que su cobard�a moral lo lleve al pecado, deja el deber sin cumplir, tal hombre no obtiene ning�n bien real de su debilidad, ultraja la conciencia, desagrada a Dios. Mira las palabras de nuestro Se�or. Quien deposite su confianza en el Se�or estar� a salvo ( Proverbios 18:10). Tal confianza lleva a un hombre a salvo a trav�s de todos los peligros; Temiendo ofender a Dios, viviendo como siempre bajo sus ojos, siente protecci�n Divina y sabe que lo que pase es lo mejor. La LXX Esto se une al vers�culo anterior, as�: "El que comparte con un ladr�n odia su propia alma; y si, cuando se ofrece un juramento, los que lo escuchan dar, ninguna informaci�n, temen y reverencian a los hombres, son derrocados, pero �l el que conf�a en el Se�or se alegrar� ". A�aden otra versi�n del �ltimo verso: "La impiedad hace tropezar a un hombre, pero el que conf�a en el Se�or (??? ?? ??????? 2 Pedro 2:1) se salvar�". ???????? se usa para Jehov� en el Nuevo Testamento, p. Lucas 2:29; Hechos 4:24.

Proverbios 29:26

Muchos buscan el favor del gobernante; literalmente, el semblante de la regla. Una variaci�n de Proverbios 19:6. Hay n�meros que siempre est�n tratando, por medios justos o subrepticios, de ganarse el favor de un gran hombre que tiene algo que otorgar (comp. LKi Proverbios 10:24; Salmo 45:12). Pero el juicio de cada hombre viene del Se�or. El juicio real y �nico confiable proviene, no de un pr�ncipe terrenal, sino del Se�or, cuya aprobaci�n o desaprobaci�n es final e indiscutible. Por lo tanto, uno debe tratar de complacerlo a �l m�s que a cualquier hombre, por grande y poderoso que sea.

Proverbios 29:27

Un hombre injusto es una abominaci�n a los justos. Este gran contraste moral, marcado y universal, es un cierre apropiado del libro. La palabra "abominaci�n" (toebah) aparece m�s de veinte veces en los Proverbios; es apropiado aqu� porque el buen hombre considera al pecador como el enemigo de Dios, como dice el salmista: "�No los odio, Se�or, que te odian? �Y no me entristecen los que se levantan contra ti? Los odio con un odio perfecto: los considero tus enemigos "(Salmo 139:21, etc.). El que es recto en el camino es abominaci�n a los imp�os; porque �l es un reproche permanente para �l, y por cada tono, mirada y acci�n parece expresar su condena. Septuaginta, "Una forma directa es una abominaci�n a los que no tienen ley". La Vulgata termina el cap�tulo con un p�rrafo que se encuentra en algunos manuscritos de la Septuaginta despu�s de Proverbios 24:22 (donde ver nota), Verbum custodiens filius extra perditionem erit.

HOMIL�TICA

Proverbios 29:1

Endurecido bajo reprensi�n

I. REPROOF PUEDE RECHAZARSE. No es una correcci�n violenta y obligatoria. Tenemos libre albedr�o, y Dios no destruye nuestra voluntad para reformar nuestra conducta, ya que solo se deleita en la obediencia voluntaria; pero �l env�a advertencias y nos castiga como sus hijos. Este tratamiento debe conducir al arrepentimiento. A�n as�, se dirige a nuestra raz�n, nuestra conciencia, nuestros afectos. Fara�n rechaz� repetidamente las reprensiones divinas, cuando se neg� a dejar ir a los hebreos despu�s de que se eliminara cada plaga sucesiva. Los israelitas en el desierto murmuraron y se rebelaron una y otra vez, a pesar de las misericordias continuas y numerosas reprimendas agudas. Dios a menudo advierte a sus hijos ahora. La predicaci�n fiel de su verdad es una reprensi�n a los irreflexivos y pecadores. La voz interior de la conciencia pronuncia su propia y solemne reprensi�n divina. Si pecamos sin prestar atenci�n, no pecamos sin advertencia. El rechazo de la reprensi�n no es se�al de su debilidad o insuficiencia. Incluso las palabras de advertencia de Cristo no lograron arrestar a las personas voluntarias de Jerusal�n en su carrera por la destrucci�n ( Mateo 23:37).

II REPROOF SE RECHAZA POR LA VOLUNTAD TENSA. El cuello est� endurecido. El hombre obstinado es como un caballo que no obedecer� las riendas; como uno que ha mordido el diente y se apresurar� en su propio curso salvaje.

1. Esto implica determinaci�n. Alguien que no fue reprobado podr�a alegar ignorancia u olvido. Tal excusa no puede ser presentada por el hombre que a menudo ha sido reprendido. Sus advertencias ignoradas surgir�n en el juicio para condenarlo. Mientras tanto, su continua negativa a prestarles atenci�n es una se�al segura de pecaminosidad deliberada.

2. Esto tambi�n implica dureza de coraz�n. Es el coraz�n duro el que endurece el cuello. La generaci�n de cuello r�gido es una generaci�n de coraz�n pedregoso. El rechazo repetido de la reprensi�n tiende a endurecer el coraz�n cada vez m�s. El o�do se vuelve sordo al alarum a menudo descuidado.

III. REPROOF, CUANDO SE RECHAZA, SE SIGUE POR LA RUINA. La reprensi�n es una advertencia. Su misma severidad est� inspirada en el amor, porque tiene la intenci�n de proteger al alma tonta del peligro inminente. Pero despu�s de que esto se haya escuchado sin prestar atenci�n, no puede haber escapatoria.

1. No hay excusa. La advertencia ha sido pronunciada. Se ha hecho todo lo posible para detener la carrera hacia abajo del reprobado terco.

2. Hay doble culpa. El rechazo de la reprensi�n es un pecado adicional, un insulto a la justicia y el amor divinos.

3. No puede haber esperanza de escapar. La destrucci�n puede ser repentina, despu�s de su larga demora, y "sin remedio".

IV. REPROOF, CUANDO SE PRESENTA, CONDUCE A LA RESTAURACI�N.

1. Contiene esperanza. Porque si no hubiera manera de escapar, se desperdiciar�a el lenguaje de la reprensi�n. En ese caso, llegar�a demasiado tarde y bien podr�a evitarse. La m�s severa reprensi�n es un llamado al arrepentimiento, y este llamado apunta a una restauraci�n.

2. Se prepara para el evangelio. Juan el Bautista abre el camino para Cristo. Despu�s de que humildemente nos sometemos a reproche, escucharemos el alegre mensaje del evangelio.

Proverbios 29:2

La religion de la politica

I. LA RELIGI�N EST� PREOCUPADA POR LA POL�TICA. Con demasiada frecuencia, las dos esferas se mantienen desastrosamente distintas. Por un lado, se pretende que el car�cter sagrado de la religi�n sea profanado al ser arrastrado a la arena pol�tica; y, por otro lado, el reclamo de la religi�n de tener voz en los asuntos p�blicos se atribuye a la ambici�n y la tiran�a del sacerdocio. Ahora, no se debe suponer que los temas puramente religiosos deben ser obstruidos en la plataforma poco agradable de una reuni�n p�blica. Muy posiblemente estar�an resentidos; No debemos echar perlas delante de los cerdos. Adem�s, hay un tiempo para todo. Pero la religi�n afirma influir en la pol�tica, ser un factor principal en los movimientos p�blicos, mantener el est�ndar por el cual todas las acciones pol�ticas deben ser juzgadas. Debe hacer esto para llevar a cabo su misi�n de fermentar todo el bulto. No debe dejar intacta ninguna regi�n de la vida; El comercio, la literatura, el arte, la ciencia, la recreaci�n, la sociedad y la pol�tica deben estar bajo su influencia. Para la religi�n retirarse de la pol�tica es entregar esa importante regi�n de la vida al diablo. Encontramos que la Biblia tiene mucho que decir sobre la conducci�n de los asuntos p�blicos.

II EL BIENESTAR DE UNA GENTE ES DETERMINADO POR EL CAR�CTER MORAL DEL GOBIERNO.

1. La influencia principal de la religi�n en la pol�tica debe ser moral. En la vida p�blica, las distinciones agradables del credo, las finas variedades de dogmas abstractos y las discusiones acad�micas sobre la divinidad te�rica se descartan como simples telara�as en comparaci�n con las preguntas serias, pr�cticas y actuales que est�n en juego. Pero la influencia moral de la religi�n no pertenece a ninguna de estas categor�as. Esa influencia es directa, pr�ctica y real. La religi�n de la pol�tica es la moralidad de la vida p�blica vista a la luz de Dios.

2. El car�cter moral de los asuntos p�blicos es de vital inter�s para la gente. Los estados est�n arruinados por el gobierno inmoral. Las malas pasiones provocan conflictos innecesarios. La codicia perversa, los celos o la venganza son la ra�z de la mayor�a de las guerras. Un gobierno de alto car�cter moral habr�a encontrado un medio para mantener la paz, donde uno de tono m�s bajo ha sumido a la naci�n en todos los horrores de la guerra. La relaci�n correcta y pac�fica de clase a clase dentro de la comunidad solo se puede preservar cuando se observa la justicia y la humanidad en la direcci�n de los asuntos p�blicos.

III. ES DEBER DE LOS HOMBRES CRISTIANOS VER QUE LOS JUSTOS EST�N EN AUTORIDAD.

1. En un sistema de gobierno popular, todos los que tienen voz deben hacer que se escuche esa voz. Es un claro incumplimiento del deber que cualquier cristiano se retire de toda influencia en la vida p�blica. Se puede instar a que el tono de esa vida sea mundano. Si es as�, hay m�s razones por las cuales los hombres no mundanos deber�an ingresar para darle un car�cter m�s elevado. El cristiano no es un recluso. Est� llamado a ser la sal de la tierra, a sazonar a toda la sociedad con pensamiento y acci�n saludables. Es injusto dejar la carga de los asuntos p�blicos a otros y luego beneficiarse de su trabajo; y, sin embargo, esto es lo que hacen las personas que son demasiado devotas para ayudar en la elaboraci�n de buenas leyes, pero que de ninguna manera son demasiado devotas para hacer uso de esas leyes cuando se hacen.

2. La religi�n influir� mejor en la pol�tica cuando los hombres buenos est�n a la cabeza de los asuntos. Los buenos hombres tomar�n buenas medidas. Por lo tanto, es necesario seleccionar hombres de alto car�cter para el parlamento y tambi�n para las oficinas municipales.

Proverbios 29:8

Hombres desde�osos

El mal de un trato despectivo de la vida y el deber se puede ver en muchas relaciones. Consideremos algunos de ellos.

I. DESGASTADO POR LAS PERSONAS. Este era el genio de los viejos sistemas mon�rquicos y aristocr�ticos. La travesura se vio en la explosi�n de la Revoluci�n Francesa. La "multitud tenue" no puede ser tratada como una gran paja del piso de trilla. La naci�n es el pueblo. El primer inter�s de la naci�n es el bienestar de la gran mayor�a de la poblaci�n, no el lujo de lo que se considera "la crema de la sociedad".

II MIRADO POR LOS POBRES. Esta fue la actitud de los jud�os ricos en el antiguo Israel, que provoc� severas reprimendas de los profetas de Dios (por ejemplo, Am�s 6:3); y la misma falla fue detectada en la Iglesia Cristiana por St. James ( Santiago 2:1). La indiferencia que sienten muchos de los pr�speros por sus hermanos que sufren y se ven presionados es uno de los s�ntomas m�s peligrosos de la sociedad. Se encuentra en la ra�z del socialismo.

III. DESIGNADO POR INJUSTICIA. En algunos casos hay algo peor que la pobreza; Hay un mal positivo haciendo. Los poderosos oprimen a los d�biles. Los amos fuertes sostienen a los esclavos miserables. Esta condici�n malvada fue una causa perpetua de peligro para Roma en su �poca m�s pr�spera. Se ve en el "sistema de sudoraci�n" en Inglaterra hoy.

IV. MIRADO POR PELIGRO. La miseria y la injusticia son fuentes de peligro. Pero otros peligros directos pueden amenazar a un pa�s. El desprecio del orgullo no ser� la seguridad contra esos peligros. No seremos protegidos con la puesta en escena, "Regla, Britannia", o gritando: "Los brit�nicos nunca ser�n esclavos".

V. DESCONOCIDO POR LA MALDAD. El mayor peligro del estado no est� en la pobreza en el hogar; ni est� en guerra desde el extranjero. Se encuentra en la corrupci�n moral de las personas. El libertinaje generalizado, la borrachera generalizada, una epidemia perfecta de juego, despilfarro, deshonestidad, son los chancros que devoran la fuerza vital de una naci�n. La indiferencia a tales males es el desprecio por la ley moral.

VI. MIRADO POR LA RELIGI�N. En la carrera por la riqueza, en la danza del placer, en la loca org�a del compromiso mundano, multitudes tratan las afirmaciones de la religi�n con desprecio. Otros, en su miseria y desesperaci�n, se niegan a creer que cualquier ayuda o esperanza les pueda venir del cielo. Esta actitud despectiva hacia los primeros deberes y los m�s altos intereses de la vida debe estar cargada de consecuencias fatales. Mientras tanto, la actitud despectiva excluye por completo el comienzo de cosas mejores, la humildad y el arrepentimiento son imposibles siempre y cuando este ambiente desafiante sea apreciado.

Proverbios 29:18

�Sin visi�n?

La revelaci�n de la antigua profec�a no fue continua e ininterrumpida, sino que vino en destellos, entre los cuales hubo intervalos de oscuridad. A veces esos intervalos eran largos y muy angustiantes para un pueblo que hab�a aprendido a extraer sus principales lecciones de los or�culos divinos. Tal tiempo fue experimentado en los d�as de El�, porque "la palabra del Se�or era rara en aquellos d�as; no hab�a visi�n abierta" ( 1 Samuel 3:1); y otro per�odo m�s largo fue el de los "cuatro siglos de silencio" entre el cierre del Antiguo Testamento y la apertura del Nuevo Testamento.

I. Los hombres necesitan una visi�n celestial. Este requisito fue reconocido en Israel por motivos especiales, porque la gente se sent�a como una naci�n divinamente dirigida, con Dios para su Rey y L�der. La desaparici�n de la visi�n del profeta ser�a como la desaparici�n de la columna de nube y fuego en el desierto; se perder�a una orientaci�n necesaria. Pero las visiones celestiales no son menos necesarias para todos los hombres.

1. Los hombres necesitan saber la verdad celestial.

(1) Para hacer la voluntad de Dios. El sirviente debe conocer la voluntad de su amo si quiere cumplir con su deber. El conocimiento terrenal no es suficiente. Se desean mensajes celestiales, o el deber hacia Dios ser� descuidado.

(2) Para salvar la propia alma de un hombre. No somos simplemente animales terrenales. Estamos naturalmente relacionados con el cielo. Estar hambriento de verdad celestial es dejarse perecer en la mentalidad terrenal.

2. Los hombres no pueden descubrir la verdad celestial. Debe ser revelado. Sin una visi�n de Dios, el mundo est� en la oscuridad espiritual.

II Los hombres pueden tener una visi�n celestial. Dios no ha dejado a su pueblo a tientas en una asquerosa oscuridad cimmeriana. La luz ha ca�do del cielo en la tierra.

1. Esto se da en la Biblia. Ese registro de la antigua revelaci�n consagra una visi�n perpetua de Dios para todos los que tienen ojos para contemplarla. Por lo tanto, es un deber del pueblo cristiano.

(1) para estudiar las Escrituras,

(2) circularlos por todo el mundo, y

(3) ense�arlos y exponerlos a los ni�os y a los ignorantes.

2. Esto se disfruta en la experiencia personal. Cada hombre puede tener su propia visi�n, no, debe tenerla si realmente ve la verdad. No debe suponerse que todos pueden ser Daniel o Ezequiel, pueden contemplar la maravillosa visi�n de Dios de Isa�as ( Isa�as 6:1) o el glorioso apocalipsis de San Juan de la Jerusal�n celestial ( Apocalipsis 21:1). Mucho menos es que cada hombre busque su propio evangelio por separado y se sienta llamado a escribir su propio Nuevo Testamento. Pero en la comprensi�n y apreciaci�n de la verdad, cada uno de nosotros debemos verla por nosotros mismos con la ayuda de una inspiraci�n Divina. Esto fue predicho por Joel de la nueva dispensaci�n ( Joel 2:25) y San Pedro ( Hechos 2:16) lo reclam�.

III. Los hombres pueden perder su visi�n celestial. Dios no es caprichoso. Si la voz Divina es silenciosa, esto debe ser porque no hay o�dos obedientes para recibirla. La visi�n solo se retira cuando los ojos de los hombres est�n tan cegados por el pecado y la mundanalidad que no pueden contemplarlo. Entonces Dios puede enviar una hambruna de la Palabra de verdad ( Am�s 8:11). Es algo terrible ser incapaz de ver la verdad de Dios o escuchar su voz. Pero esta condici�n depende de nuestra propia conducta. Cegamos nuestros ojos a la luz del cielo cuando nos sumergimos en el lodo del pecado. Necesitamos orar, "Abre mis ojos, para que pueda ver cosas maravillosas de tu Ley" (Salmo 119:18). Cristo vino para abrir los ojos ciegos ( Lucas 4:18), y para dar nuevas visiones de la verdad de Dios ( Juan 18:37).

Proverbios 29:25

El miedo al hombre

I. EL MIEDO.

1. En qu� consiste. Este miedo es un temor a la desgracia del hombre y sus resultados dolorosos. Puede tomar varias formas.

(1) Miedo a la autoridad humana. As�, en d�as de persecuci�n, los d�biles se alejan del martirio. A menudo se permiten errores por miedo a las consecuencias de agitarlos.

(2) Miedo a los grandes. Algunos hombres tienen un asombro de mero rango y posici�n. Se inclinan obsequiosamente ante las riquezas; temen oponerse a personajes importantes.

(3) Miedo a la sociedad. "Mrs. Grundy" es admirada. Se cree que es algo terrible estar fuera de moda. La impropiedad social, a los ojos de los fastidiosos, se considera peor que la delincuencia moral.

(4) Miedo a la multitud. Este es el nuevo miedo al hombre peculiarmente travieso en nuestra era democr�tica. Existe el peligro de que los hombres no concedan al clamor popular lo que no creen que sea bueno o correcto.

(5) Miedo a los que amamos. Quiz�s este es el miedo m�s dif�cil de resistir (pero vea Mateo 10:37).

2. C�mo se origina.

(1) En cobard�a. Este es un miedo indigno. Es ego�sta e inmoral. Brota de demasiado respeto por nuestros propios sentimientos y muy poca referencia al deber.

(2) En la impiedad. El hombre toma el lugar de Dios. La mafia est� deificada. La acci�n humana se trata como suprema.

II SU SNARE.

1. El enga�o de la misma.

(1) Con respecto al deber. El miedo toma el lugar de la conciencia. Nos ciega al sentido de lo correcto y lo incorrecto, desdibujando los grandes contornos de la moralidad. En lugar de preguntar, "�Qu� es lo correcto?" una persona atormentada por este vergonzoso miedo solo pregunta: "�Qu� es seguro?" Ahora, no hay m�s mortal autoenga�ado que el hombre que solo est� seguro de estar "a salvo". Cuando cruza los brazos con complacencia petulante, est� realmente "en la hiel de la amargura y los lazos de la iniquidad".

(2) Con respecto al peligro. La sumisi�n a la opini�n de otras personas nunca puede permitirse una seguridad real. No es m�s que un dispositivo superficial y complicado. Nunca podemos complacer a todos los hombres, y al intentar escapar de la ira de una de las partes despertamos la de otra. Sin embargo, si el elegante servidor del tiempo fuera lo suficientemente inteligente como para propiciar toda la enemistad humana, se habr�a dejado expuesto a la ira mucho m�s terrible del Cielo.

2. La fatalidad de la misma. Este miedo trae una trampa. Atrapa a su v�ctima desprevenida. Cuando una vez que el hombre de coraz�n cobarde se ve atrapado en las mallas de los miedos mundanos, encuentra vano luchar por la libertad. Este miedo crea una esclavitud miserable. Ning�n siervo bajo el viejo sistema feudal estaba m�s atado a su se�or que el pobre esclavo de la opini�n p�blica a su amo con cabeza de hidra. Este miserable miedo al hombre es fatal para toda virilidad verdadera. Har� naufragio de la carrera m�s honorable. El �nico miedo necesario es el miedo a hacer lo malo, el miedo al diablo ( Mateo 10:28).

III. Su ant�doto. Debemos encontrar un refugio contra el miedo del hombre al confiar nuestra confianza en el Se�or. Dios es m�s poderoso que el mundo entero. Una mafia aullante que acosa a sus v�ctimas hasta la muerte no puede sacudir la confianza de quien ha hecho del Se�or su Refugio. La confianza en Dios salv� a Sadrac, Mesac y Abednego de la cobard�a cuando fue amenazado por el cruel Nabucodonosor y arrojado al ardiente horno de fuego. Cristo estaba tranquilo y sin miedo ante todos sus enemigos, fortificado por las oraciones de Getseman�. Necesitamos elevarnos a una atm�sfera superior por encima de todas las brumas de la opini�n popular. Los hombres pueden fruncir el ce�o y enojarse, o re�r y ridiculizar; pero el que habita en el lugar secreto del Alt�simo permanecer� bajo la sombra del Todopoderoso (Salmo 91:1).

"La tierra puede ser oscuridad; el cielo te dar� luz".

Proverbios 29:26

El �rbitro supremo. I. ES UN ERROR COM�N ASCRIBIRSE AL HOMBRE LA INFLUENCIA QUE PERTENECE SOLO A DIOS. En el verso anterior se nos advirti� contra caer en la trampa del miedo al hombre, y se nos alent� a encontrar nuestra seguridad en la confianza en Dios. Un contraste similar se nos presenta nuevamente, pero desde el lado opuesto. Estamos tentados a halagar a los grandes para ganar su favor; pero ahora se nos recuerda que nuestro destino no est� en sus manos, sino en las manos de Aquel que es supremo en el juicio, aunque su regla es ignorada con demasiada frecuencia por nosotros. Helena, en "Todo est� bien, eso termina bien", dice:

"No es as� con �l que todas las cosas saben, como lo es con nosotros lo que cuadra nuestra conjetura por espect�culos; pero la mayor�a es presunci�n en nosotros cuando la ayuda del cielo contamos el acto de los hombres".

1. Este error com�n surge en parte del hecho de que la influencia humana es visible, mientras que la de Dios no se ve. Por lo tanto, la colina a nuestros pies parece ser m�s importante que la monta�a que limita nuestro horizonte pero que est� envuelta en niebla.

2. Tambi�n es causado por el hecho adicional de que gran parte del juicio de Dios se pospone. Todav�a no experimentamos el efecto completo del arbitraje Divino.

II EL JUICIO DE DIOS SER� EXPERIMENTADO POR CADA HOMBRE. �l no es solo el �rbitro del destino de aquellos que llaman en su ayuda; �l es el "Juez de toda la tierra" ( G�nesis 18:25). Abraham reconoci� el hecho de que Dios era el juez de Sodoma y Gomorra, aunque sin duda las ciudades malvadas de la llanura repudiaron por completo su autoridad. Los imp�os ser�n juzgados por Dios. Sin embargo, aquellos hombres que no elijan poner su caso en manos de Dios recibir�n su sentencia de �l.

III. ES BUENAS NOTICIAS PARA EL MUNDO QUE DIOS ES EL �RBITRO SUPREMO. Esto no se nos presenta como una verdad de terror. Por el contrario, se declara como un gran consuelo entre los males de la vida.

1. Dios es justo. Es perfectamente justo, completamente imparcial. no Respecter de personas. Ricos y pobres se encuentran en igualdad de condiciones ante su tribunal.

2. Dios es sabio. El juez humano m�s agudo puede ser enga�ado. Pero el que busca el coraz�n conoce todos los hechos sobre todos los hombres. Su juicio debe basarse en la verdad.

3. Dios es fuerte. �l es capaz de ejecutar su sentencia. Cuando declara lo que es correcto, tambi�n establecer� su juicio.

IV. ES BIEN QUE LOS HOMBRES RECONOCEN A DIOS COMO SU �RBITRO. Todos tendremos que someternos a su juicio al final. Ser�a prudente para nosotros reconocer su gobierno durante toda la vida. Seguramente es una locura fatal trabajar por el favor incluso de los hombres m�s influyentes, si esto implica ignorar los pensamientos y la voluntad de Dios. El veredicto del tribunal inferior ser� anulado por la sentencia del tribunal superior. Por lo tanto, lo m�s importante para todos los hombres es ver que son correctos y directos a los ojos del Juez Supremo �nico. Por el pecado, como debemos reconocer, todos estamos equivocados a sus ojos. Por lo tanto, ning�n favor humano puede salvarnos hasta que hayamos sido corregidos y justificados por la gracia en Cristo.

HOMILIAS DE E. JOHNSON

Proverbios 29:1

La moral privada y el bienestar p�blico.

I. VERDADES DE CONDUCTA PERSONAL.

1. El obstinado delincuente y su destino. ( Proverbios 29:1.) La queja reiterada contra Israel era que eran un "pueblo de cuello r�gido". La reprensi�n y el castigo obstinados, arrogantes, persistentes y desafiantes es el h�bito descrito. Invita al juicio. "Cuando las advertencias menores no sirven, Dios mira en su carcaj las flechas mortales". Quienes no se dobleguen ante las suaves persuasiones del Esp�ritu Santo de Dios deben sentir la vara. Los hombres pueden hacerse proscritos del reino de Dios.

2. Sabidur�a y virtud inseparables en la conducta. ( Proverbios 29:3.) Tanto que la misma palabra ocasionalmente puede cumplir con cualquier noci�n. As�, los franceses quieren decir con alguien que es "sabio", uno que es casto y virtuoso. Los efectos son parecidos. La alegr�a es dada a los padres por la conducta sabia de los ni�os; y el desperdicio considera que el vicio es una locura y quiere que lo lleve en su tren (comp. Proverbios 6:26; Proverbios 10:1; Proverbios 28:7).

3. La deshonestidad de la adulaci�n. ( Proverbios 29:5.) Puede estar dise�ado para enga�ar, y luego se colorea con el tono m�s oscuro de la traici�n. O puede no estar dise�ado en sus efectos. Pero en cualquier caso, la red de mentiras halagadoras se convierte en una trampa en la que el vecino tropieza con su ca�da (comp. Proverbios 26:24, Proverbios 26:25, Proverbios 26:28 ) El beso del adulador es m�s mortal que el odio de un enemigo. "Cuando somos m�s elogiados por nuestro discernimiento, podemos actuar de manera m�s tonta; porque los elogios tienden a nublar la comprensi�n y pervierten el juicio".

4. Alegr�a enga�osa y genuina. ( Proverbios 29:6.) La serpiente est� oculta entre las rosas de los placeres il�citos; un chancro est� en el centro de la fruta prohibida. Una "sombra oscurece el rub� de la copa y aten�a el esplendor de la escena". Pero siempre hay una canci�n en los caminos de Dios. Vea el ejemplo de Patti y Silas incluso en prisi�n ( Hechos 16:25). "Siempre hay d�as malos en el mundo; siempre d�as buenos en el Se�or".

II LA INFLUENCIA DE LA BIENESTAR PERSONAL EN LA RIQUEZA SOCIAL Y P�BLICA.

1. La felicidad general depende de la conducta de los individuos. ( Proverbios 29:2; comp. Proverbios 28:12, Proverbios 28:28.) Para la sociedad es una colecci�n de individuos. "No es una presunci�n peculiar, sino una cuesti�n de buena consecuencia, que todos los deberes son mucho mejor realizados, por cu�nto los hombres son m�s religiosos de cuyas habilidades proceden las mismas. Porque si el curso de los asuntos pol�ticos no puede en ning�n caso el buen tipo avanza sin instrumentos adecuados, y lo que les conviene sean sus virtudes, que la pol�tica se reconozca en deuda con la religi�n, siendo la piedad la principal, la mejor y la fuente de todas las virtudes verdaderas, incluso cuando Dios es de todas las cosas buenas. " "La religi�n, vivida sin fe, perfecciona las habilidades del hombre para todo tipo de servicios virtuosos en la comunidad" (Hooker, 'Eccl. Pol.,' Eclesiast�s 5:1).

2. El efecto de la administraci�n justa y del soborno. ( Proverbios 29:4.) Las mejores leyes son in�tiles si est�n mal administradas. El trono de Dios se funda en la justicia (Salmo 89:14). Y esto solo puede ser la base de la pol�tica nacional estable y del bien com�n "No venderemos justicia a nadie", dice la Carta Magna. La teocracia fue derrocada en la �poca de Samuel por la corrupci�n de sus hijos. La administraci�n justa de David "soport� los pilares" de la tierra ( 2 Samuel 8:15). La codicia de Joacim nuevamente sacudi� el reino hasta sus cimientos (Jeremias 22:18). La justicia sola exalta a una naci�n.

3. Justicia a los pobres. ( Proverbios 29:7.) El hombre bueno entra en los sentimientos de los dem�s y hace suya a los oprimidos, en simpat�a e imaginaci�n. El hombre malvado y de coraz�n duro, que mira la vida solo desde el exterior, trata a los pobres como ganado tonto y se convierte f�cilmente en el tirano y el opresor. Curiosamente, la simpat�a, la consideraci�n, la compasi�n por los humildes y los pobres, se han infundido en la conciencia del mundo y se han convertido en "moneda actual" por el ejemplo y el esp�ritu del Redentor.

Proverbios 29:8

Pasiones deshonrosas

Tal es la designaci�n dada por San Pablo (ver Versi�n Revisada del Nuevo Testamento, Romanos 1:26, etc.) a los diversos trabajos de la levadura maligna en el alma. Aqu� hay una descripci�n de algunas de estas "lujurias".

I. ESCUCHAR. ( Proverbios 29:8.) Prendido fuego del infierno, inflama a otros, perturba la paz de las comunidades, produce fracasos y tumultos en la vida p�blica. Pero la sabidur�a calma y convierte todas las cosas en lo mejor. El burlador, el cr�tico mal�volo de las instituciones existentes, es una plaga p�blica; El hombre juicioso, una bendici�n p�blica. El uno levanta tumultos, el otro los sofoca.

II CONTENCIAMIENTO ( Proverbios 29:9.) Se deleita en disputa por el bien de la disputa. El hombre de este vicio no quiere obtener la verdad, sino encontrar combustible para su pasi�n. Alternando entre la ira y el rid�culo, usa palabras simplemente como armas de ataque y defensa. El egotismo est� en la ra�z de toda su actividad.

III. EL TEMPLO SANGUINARIO. ( Proverbios 29:10.) Todo odio a la verdad implica odio al orador de la verdad y al hacedor de la verdad. Aqu� yace el secreto de toda persecuci�n y de todos los asesinatos judiciales. Pero en nosotros mismos, cada vez que detectamos el aumento del resentimiento contra el que expone nuestras fallas o falacias, podemos encontrar algo del temperamento oscuro de �l "que era del malvado, y mat� a su hermano" ( 1 Juan 3:12).

IV. DESEO DE AUTOCONTROL. ( Proverbios 29:11.) El temperamento impetuoso, desenfrenado, que explota con ira ante la menor provocaci�n, o con opiniones mal consideradas. �l es sabio y sabe cu�ndo callar. No siempre debemos hablar todo lo que sentimos o pensamos, pero cuando hablemos deber�amos pensar lo que decimos. Debemos recordar que "hay un tiempo para hablar y un tiempo para guardar silencio". - J.

Proverbios 29:12

Gobierno en verdad y equidad

I. DEBE HABER LA FUERZA DEL EJEMPLO. ( Proverbios 29:12.) Especialmente con respecto a la veracidad. Nada se capta m�s f�cilmente que un ejemplo de falsedad, evasi�n, hipocres�a. Los modales de los sirvientes reflejan los personajes de sus amos. Cuanto m�s visible es la estaci�n, m�s se extiende la influencia del ejemplo.

II DEBE HABER RESPETO AL GOBERNANTE Y AL JUEZ DE TODOS. ( Proverbios 29:13.) No es un Respecter de personas; pero �l es el protector de todos, y el juez entre el hombre y el hombre. Las distinciones de gobernante y sujeto, de rango y rango, de clase y clase, son temporales; La relaci�n com�n de todos con Dios es espiritual y eterna.

III. DEBE TENER EN CUENTA A LO BAJO. ( Proverbios 29:14.) �Acaso la prueba de cada gobierno no debe ser al fin esto? �Qu� logr� para los pobres, los agobiados, los esclavos y los oprimidos? Las guerras "gloriosas" y las adiciones de territorio nunca pueden compensar la injusticia en el hogar; El renombre de las armas por la miseria de un pueblo. El trono que no est� sostenido por bayonetas, sino que se basa en la gratitud y lealtad de un pueblo, puede desafiar las tormentas de la revoluci�n.

IV. EL GOBIERNO DOM�STICO ENSE�A LAS MISMAS VERDADES EN UNA ESCALA M�S PEQUE�A. ( Proverbios 29:15.)

1. Existe la misma necesidad de firmeza y disciplina. La libertad absoluta es licencia. Toda nuestra libertad est� limitada por la necesidad. El bien del conjunto exige una ley fija; y esto debe observarse en el hogar como en el cuerpo pol�tico. Una debilidad en la administraci�n de la ley reconocida es fatal para la pureza del hogar, para el bienestar de las naciones. Los malhechores deben mantenerse abajo; Si su car�cter no se puede cambiar, su poder de hacer da�o debe ser quitado por la inquebrantable administraci�n de la ley. Y, por �ltimo, la firmeza, lejos de ser alienante, realmente gana la buena voluntad, el respeto y la obediencia de los sujetos en la peque�a comunidad del hogar y en la esfera m�s amplia del estado.

Proverbios 29:18

Defectos fatales en el estado social

I. EL DESEO DE MANDAR LA ENSE�ANZA RELIGIOSA. Los grandes profetas de Israel fueron los grandes instructores del pueblo. Declararon or�culos vivos de Jehov�; dejaron en claro los principios eternos de la ley moral; pronostican lo que debe ser el futuro en condiciones morales. El predicador cristiano ha sucedido en el cargo del profeta jud�o. �Ay de la naci�n si cesa el suministro de predicadores! si, hundidos en intereses materiales, se les permite olvidar que la "Palabra del Se�or" vive y perdura, �y la obediencia a ella debe ser el fundamento de toda bendici�n privada, toda prosperidad p�blica!

II EL DESEO DE POL�TICA Y CONDUCTA FIRME. ( Proverbios 29:19.) Siempre habr� una clase m�s o menos de "esclavos", que deben ser gobernados, no por la mera ret�rica o la apelaci�n al sentimiento, sino por el conocimiento de que las palabras estar�n respaldadas por andanzas. Dios quiere decir lo que dice. Las leyes de la naturaleza no son meras declaraciones abstractas de la verdad; son hechos severos y solemnes, que no pueden ser desafiados con impunidad. Y los sin ley deben entender que lo que deber�a ser ser�.

III. EL DESEO DE LA DELIBERACI�N TRANQUILA. ( Proverbios 29:20.) Ya sea en la vida privada o p�blica, esto tambi�n puede ser un defecto ruinoso. Por lo tanto, se inician empresas precipitadas, las hostilidades se desatan sin previo aviso, una alienaci�n de por vida o la miseria de una generaci�n pueden surgir de la pasi�n o la picadura del momento.

IV. DESEO DE SEVERIDAD DEBIDA EN DISCIPLINA. ( Proverbios 29:21.) La ex�gesis del verso ciertamente apunta a este significado. A los hombres les duele la ingratitud o contumacia de aquellos a quienes hab�an acariciado d�bilmente y cuyas fallas hab�an alimentado con sus sonrisas. Pero la naturaleza humana solo responder� a un trato justo y verdadero; y la amabilidad perjudicial cosechar� una cosecha espinosa de ingratitud.

V. DESEO DE AUTOCONTROL Y DE AUTOCONOCIMIENTO. ( Proverbios 29:22, Proverbios 29:23.) (Para el primero, vea Proverbios 15:18; Proverbios 28:25.) La ira es muy fuerte cama de transgresi�n y cada "obra malvada". Y la autoestima es un vicio vecino. Tan cerca est�n los extremos de la vida: en el momento en que somos m�s altos en nuestra propia imaginaci�n, somos realmente m�s bajos en poder, en posici�n, en perspectiva. "El que construya de manera duradera debe poner sus cimientos bajos. Cuando el hombre cae por orgullo, se recupera con humildad". Y cuanto m�s honra Dios a los hombres, m�s deben humillarse a s� mismos.

Proverbios 29:24-20

Prevalencia en alianza con la religi�n

I. La prudencia y la religi�n est�n siempre en armon�a. No puede haber divorcio entre ellos. Aqu� no estamos ubicados entre luces cruzadas. Qu� inteligente consideraci�n al yo prescribe, la Ley de Dios ordena. Ac�rquese a los hechos de la vida desde estos dos lados opuestos, viaje por cualquiera de estos dos caminos, se encuentran finalmente en el deber, la seguridad, la paz y la salvaci�n.

II ALGUNOS EJEMPLOS DE ESTA ARMON�A.

1. Toda deshonestidad o complicidad con ella es autodestructiva. ( Proverbios 29:24.) La experiencia ilustrada lo dice, y se estampa en la clara frase: "La honestidad es la mejor pol�tica". La Palabra de Dios lo dice, y aqu� y en mil declaraciones y advertencias similares pronuncia una maldici�n sobre el pecado.

2. El miedo al hombre es peligroso; La confianza en lo Eterno es seguridad. ( Proverbios 29:25.) La experiencia nuevamente ratifica esto. El cobarde muere mil muertes; los valientes, pero una vez. Las d�biles oportunidades diarias de p�rdida de coraz�n; los valientes los crean. La cobard�a moral surge de la falta de convicci�n interna del poder de la verdad; fortaleza moral, de la certeza interna de que nada m�s que la verdad es victoriosa. La revelaci�n positiva aqu� nuevamente fortalece los indicios del conocimiento com�n.

3. La vanidad del honor de los dem�s; El verdadero honor que viene de Dios. ( Proverbios 29:26.) �Qu� cosas amargas se han escrito en la experiencia de los hombres del mundo con respecto al favor de los grandes, y la locura de cortejarlos y depender de ellos! �Y c�mo resuena la misma lecci�n en la p�gina de la Sagrada Escritura! Act�a bien tu parte ante los ojos de Jehov�; busca el honor que proviene solo de �l; �cu�n com�n y divino es el efecto de la uni�n una vez m�s!

4. Antipat�as eternas. ( Proverbios 29:27.) La experiencia nos ense�a de una forma, que la comuni�n debe basarse en la simpat�a, que los gustos deben ser respetados, que los sentimientos profundos e indefinibles nos atraen o nos repelen de los dem�s, la Palabra de Dios nuevamente confirma: "No tengas comuni�n con las obras infructuosas de la oscuridad". Conocimiento es mera colocaci�n de personas; La amistad y el comunismo cristiano son la eterna afinidad de las almas en Dios.

HOMILIAS DE W. CLARKSON

Proverbios 29:1

El destino de la obstinaci�n

Hay cuatro etapas que conducen a la ruina espiritual.

I. DESLOYALIDAD HUMANA. El hombre se encuentra (o se encuentra a s� mismo) en enemistad con Dios; �l no lo venera, ama, honra, sirve, �l. Le debe todo a su Hacedor y Conservador y generoso Benefactor; pero no ha pagado su gran deuda, y ahora est� separado en esp�ritu, y su vida es de deslealtad y rebeli�n.

II DIVINAS CONVOCATORIAS A REGRESAR. Dios est� diciendo: "Vuelve a m�, y yo volver� a ti". "Que el imp�o abandone su camino ... y que regrese al Se�or". Por muchos mensajeros, en muchas voces, Dios nos llama al arrepentimiento y la reconciliaci�n.

III. RECUPERACI�N HUMANA Dios llama, pero los hombres no escuchar�n o no prestar�n atenci�n. Ellos tampoco

(1) rechazar deliberadamente escuchar; o ellos

(2) escuche sin estar seriamente impresionado; o ellos

(3) est�n impresionados sin llegar a ninguna decisi�n acertada y acertada; se demoran y demoran; continuamente posponen; y cada nueva procrastinaci�n hace que la indecisi�n sea m�s f�cil y la demora sea m�s peligrosa.

IV. PACIENCIA DIVINA. Dios "lleva mucho tiempo" con los hombres. Vemos su misericordiosa y maravillosa paciencia cuando miramos:

1. El tiempo durante el cual les contin�a la preservaci�n y el privilegio. A trav�s de la ni�ez y la juventud, a trav�s de la virilidad y los d�as de decadencia, hasta la vejez extrema, Dios contin�a con los hombres su poder sustentador y conservador, y toda la plenitud del privilegio cristiano; aunque todo el tiempo est�n abusando de su regalo de la vida al retenerlo para su propio disfrute personal, y su regalo de oportunidad al despreciarlo, desesperarlo o usarlo mal.

2. Los diversos medios que emplea para alcanzarnos y restaurarnos.

(1) Dios invita a los hombres, a trav�s de su Palabra, y a trav�s del ministerio cristiano, y por las voces del hogar y de la amistad humana.

(2) �l ordena; �l requiere que todos los hombres se arrepientan y crean.

(3) �l advierte.

(4) �l reprende; a menudo lo reprende. "El que a menudo es reprendido". y muy com�nmente un coraz�n desleal a menudo es reprendido de Dios. Una y otra vez recibe la amonestaci�n de sus compa�eros, o sufre la pena de su culpa. Dios le hace comprender que "el camino de los transgresores es dif�cil"; La mano misericordiosa del Divino Padre interpone muchos obst�culos en el camino de la ruina de sus hijos, para que puedan ser detenidos y puedan ser conducidos a regresar en su camino. Pero el pecado hace su trabajo fatal de indurar el coraz�n, paralizar la conciencia, cegar los ojos de los hijos de los hombres; y el hombre que es "a menudo reprendido" solo "endurece su cuello", y luego llega el final:

V. RUINA REPENTINA E IRREMEDIABLE.

1. A veces (tal vez con frecuencia, en el caso de aquellos que son culpables de pecado flagrante) el d�a de la prueba termina con una sorpresa repentina: "Son llevados a la desolaci�n en un momento". La muerte cae sobre ellos sin previo aviso. En el flujo total de la iniquidad, su alma es esa misma noche que se requiere de ellos, y pasan de la culpa al juicio.

2. Com�nmente, el final llega sin expectativas, y sin preparaci�n. Los hombres contin�an con los compromisos y las indulgencias de la vida; y esperan continuar indefinidamente. Luego viene la enfermedad grave, la sala de enfermos, el asistente m�dico, la inquieta consulta, la respuesta desfavorable, la comunicaci�n solemne y el alma angustiada y agitada tiene que decir: "Mi hora ha llegado y no estoy listo para su llegada. "-C.

Proverbios 29:2

(Ver homil�a en Proverbios 11:10) - C.

Proverbios 29:5

(Ver homil�a en Proverbios 27:5, Proverbios 27:6.) - C.

Proverbios 29:7

(Ver homil�a en Proverbios 19:17.) - C.

Proverbios 29:8

La insensatez del desprecio, etc.

Aqu� hay un triplete de verdades que podemos reunir de estos tres textos.

I. LA SIN SENTIMIENTO DE LA MALDICI�N. ( Proverbios 29:8.) Tener un esp�ritu despectivo, otorgar miradas despectivas, usar un lenguaje despectivo, es una locura.

1. Es completamente impropio. Ninguno de nosotros est� tan alejado de sus compa�eros como para tener derecho a tratar sin tener en cuenta lo que puedan decir o lo que se proponen hacer.

2. Los hombres m�s sabios, e incluso el Sabio, piensan bien en escuchar lo que los m�s humildes pueden sugerir.

3. Conduce a una oposici�n ciega a la verdadera sabidur�a; porque a menudo la sabidur�a se encuentra con aquellos en los que nadie espera descubrirla; incluso cuando el desprecio griego y el orgulloso romano lo encontraron en los despreciados maestros de Judea.

4. Termina desastrosamente. "Trae una ciudad en una trampa", "pone una ciudad en llamas". Se niega a considerar el grave peligro que se ve amenazado, o provoca una ira incontrolable por su desd�n; y el final es discordia, confusi�n, conflicto.

5. Descuida deliberadamente el �nico camino de la paz. Un hombre sabio que no se niega a escuchar y aprender, que prefiere tratar a los vecinos e incluso a los enemigos con el respeto que le corresponde, "rechaza la ira" y salva a la ciudad de la llama. El desprecio es, por lo tanto, una cosa sin sentido en todos los sentidos.

II La inutilidad de la contenci�n. ( Proverbios 29:9.) No debemos entender que es algo vano o tonto esforzarse

(1) para iluminar al ignorante, o

(2) convencer a los equivocados. Donde hay un esp�ritu honesto y leal, puede ser de gran utilidad hacer esto. Lo que es in�til es

(3) debatir con los contenciosos. Nada sale de eso sino el ruido de la lengua y el triunfo del complaciente "tonto". Puede enojarse o re�r; puede declamar apasionadamente o puede permitirse bromas y malos tratos, pero no busca, y no encontrar�, la verdad. No est� m�s cerca de la sabidur�a al final de lo que estaba al principio. Se pierde el tiempo; el coraz�n del sabio est� decepcionado; la forma en que el hombre de barrio se confirma en su locura; d�jalo solo.

III. El objetivo de lo vertical. Esto es doble.

1. paz. El hombre sabio, que es el hombre recto, "rechaza la ira"; y se opone a un concurso con los contenciosos, porque "no hay descanso". Aquellos en quienes est� el Esp�ritu de Cristo siempre ponen esto delante de ellos como una meta a alcanzar; ellos hablan y act�an como aquellos que "hacen la paz". Sienten que todo lo que puede ser evitado debe generar disensi�n y conflicto; ellos son los pacificadores, y la suya es la bendici�n de los hijos de Dios ( Mateo 5:9).

2. La vida. Ellos (los rectos) "buscan el alma" o la vida del hombre al que odian los sedientos de sangre ( Proverbios 29:10). "Buscar el alma" o la vida de los hombres es la caracter�stica del bien.

(1) Cuidan, en pensamiento y obra, la preservaci�n y la protecci�n de la vida humana; buscan la eliminaci�n de todo lo que lo amenaza.

(2) Se preocupan mucho por todo lo que ampl�a y ennoblece la vida humana: educaci�n, moralidad, disciplina sana.

(3) Se preocupan sobre todo por la �nica cosa que corona la vida humana, y se puede decir que la constituye: el retorno del alma a Dios y su vida en �l. En este sentido m�s profundo y verdadero "buscan su alma"; porque est�n considerando y persiguiendo su bienestar espiritual y eterno. � C.

Proverbios 29:11

(y vea Proverbios 12:16; Proverbios 14:33)

El tiempo de estar en silencio

Hay un momento para guardar silencio y un momento para hablar (ver Eclesiast�s 3:7). Seg�n nuestro temperamento individual, necesitamos una orden judicial u otra. Sin embargo, hay pocos de ambos sexos o de cualquier disposici�n que no necesiten ser alentados a proteger la puerta del labio. Esta es una de esas cosas en las que todos ofendemos en nuestro tiempo y en nuestra forma. La impaciencia con mayor frecuencia conduce a la transgresi�n; pero hay otras provocaciones, hay otras ocasiones en que se busca la palabra de advertencia. Debemos comandar cuidadosamente nuestra lengua cuando hay en nuestra mente:

I. LA IDEA DEL LOGRO. Es imprudente hablar de lo que vamos a hacer tan pronto como se nos ocurra actuar. Podemos pensar que somos capaces o que nuestras circunstancias son favorables cuando, en una consideraci�n o investigaci�n adicional, descubrimos que no somos iguales a la tarea o que nuestra posici�n nos lo hace imposible. Deber�amos pensar antes de emprender.

II EL PENSAMIENTO DE LA IGNORANCIA. Nada m�s que da�o puede venir de un consejo dado por ignorar cualquier caso que tengamos ante nosotros. O convencemos a nuestros amigos y colegas para que tomen medidas que no sean sabias y que resulten ser perjudiciales y posiblemente desastrosas; o somos corregidos de inmediato por aquellos que conocen mejor, y nos da verg�enza. No vaya al consejo sin conocer los hechos y comprender el asunto, o espere bien y aprenda pacientemente antes de hablar.

III. La sensaci�n de resentimiento. "El necio pronuncia toda su ira, pero el sabio la retiene y la calma" (Versi�n revisada; Proverbios 12:16). Nada marca m�s claramente la presencia de la sabidur�a o la locura que el h�bito de hablar r�pidamente o restringir el discurso bajo provocaci�n. Es un criterio infalible. Las razones del silencio en ese momento son bastante obvias, y deber�an ser lo suficientemente fuertes.

1. El discurso apresurado es

(1) es muy probable que sea incorrecto, imperfecto, si no del todo incorrecto, porque nuestro juicio seguramente se ver� perturbado y desquiciado cuando nuestro esp�ritu est� herido;

(2) es m�s probable que provoque que nuestro oponente sienta fuerte y golpee severamente, y as� se abren las compuertas de la lucha;

(3) indigno de los sabios y fuertes, bajando a los ojos de nuestros mejores amigos y en nuestra propia consideraci�n;

(4) condenado por Dios ( Santiago 1:19, Santiago 1:20).

2. El silencio concienzudo bajo provocaci�n es

(1) una admirable victoria sobre nuestra naturaleza inferior ( Proverbios 16:32);

(2) el camino de la paz en el concilio, en el hogar, en la Iglesia;

(3) el camino en el que seguimos a Cristo nuestro Se�or y obtenemos su aprobaci�n Divina ( Mateo 27:12; Mateo 6:9) .� C.

Proverbios 29:13

(Ver homil�a en Proverbios 22:2.) - C.

Proverbios 29:15

(Ver homil�a en Proverbios 13:24.) - C.

Proverbios 29:18

La ignorancia espiritual y la obediencia. (Ver tambi�n homil�a en Proverbios 19:2.) Hay dos cosas claras:

1. Que Dios nos ha provisto con muchas fuentes de conocimiento. Tenemos, para materiales con los que trabajar, una naturaleza muy compleja y rica; y tenemos, para materiales sobre los que trabajar,

(1) esa misma naturaleza nuestra con todos sus instintos, impulsos, deseos, esperanzas;

(2) el gran sistema visible a nuestro alrededor en el que podemos estar constantemente mirando, y del cual se espera que aprendamos mucho;

(3) la vida humana y la providencia de Dios como se manifiesta en ella.

2. Que estas fuentes de sabidur�a, que son constantes y comunes a nuestra raza, demuestran ser lamentablemente insuficientes. El hombre, bajo el dominio y la depresi�n del pecado, no puede leer correctamente las lecciones que su propia naturaleza, el universo visible y la providencia de Dios est�n preparados y destinados a ense�arle. Se muestra completamente incapaz; �l es completamente falso en sus ideas y lamentablemente equivocado en su curso de acci�n. Por lo tanto llegamos a la conclusi�n del texto:

I. EL RESULTADO LAMENTABLE DE LA IGNORANCIA ESPIRITUAL. "Donde no hay visi�n, la gente perece". Donde no hay revelaci�n divina especial, que complementa el conocimiento y corrige la ignorancia de los no iluminados, hay una "desnudez" o "perecedero" en la tierra. El resultado triste y miserable, como lo atestiguan todas las tierras y todas las edades, es:

1. Muerte literal, f�sica. Sin el conocimiento de Dios, y en ausencia del control que el conocimiento de su voluntad puede proporcionar,

(1) hay contienda, violencia, guerra, y de esta muerte es el fruto continuo;

(2) hay vicio, y esto, cuando est� terminado, produce la muerte.

2. P�rdida de car�cter. No solo de lo que a veces se entiende por car�cter, a saber. reputaci�n, pero tambi�n de car�cter en s� mismo. Donde la Palabra y la voluntad de Dios son desconocidas, hay un descenso tan deplorable hacia lo err�neo y lo inmoral, que ambos caen y perecen.

3. Ausencia de vida espiritual. La vida de nuestra vida est� en Dios, y no solo en su amabilidad con nosotros, sino en nuestro conocimiento de �l. Estar completamente ignorado de �l, haber perdido toda creencia en �l, pasar nuestros d�as en la separaci�n espiritual de �l, no es ser tan desprovisto de todo lo que embellece y alegra, de todo lo que se agranda y ennoblece, lo humano vida, como estar "muerto mientras vivimos"? As� pens� y ense�� al gran Maestro y su gran ap�stol ( Lucas 9:60; Juan 5:24; 1 Timoteo 5:6). No es simplemente que hay una triste exclusi�n, al final, del reino celestial; es que la ignorancia espiritual de Dios constituye la muerte, y los que viven sin Dios y se alejan cada vez m�s de �l y, a diferencia de �l, perecen "d�a a d�a".

II LA BENDICION DE LA OBEDIENCIA. "El que guarda la Ley", etc. Feliz es el hombre que camina en el temor de Dios, en el amor y el servicio de Jesucristo; para

1. �l est� caminando en el camino donde todos los peores males no pueden da�arlo; se defiende del "mal que hay en el mundo"; �l se mantiene en su pureza y su integridad.

2. Est� viviendo una vida que impondr� la estima y ganar� el amor de los sabios y los dignos.

3. �l permanece bajo el ala del favor de un Padre celestial; �l est� disfrutando la amistad de un Divino Salvador.

4. Est� gastando sus poderes en el servicio consciente, feliz de �l "de quien es" y en cuyo servicio est� la libertad verdadera y duradera.

5. Est� ejerciendo una influencia benigna en cada c�rculo en el que se mueve.

6. Est� viajando hacia su hogar. C.

Proverbios 29:20, Proverbios 29:22

(Ver homil�a en Proverbios 29:11.) - C.

Proverbios 29:23

(Ver homil�a en Proverbios 16:18.) - C.

Proverbios 29:25, Proverbios 29:26

Dos tentaciones y dos recursos.

Como almas humanas responsables, nos encontramos expuestos a dos peligros, y tenemos dos fuentes de refugio y fuerza de un car�cter muy similar.

I. DOS TENTACIONES.

1. Ser indebidamente afectado por el miedo al disgusto del hombre. "El miedo al hombre", etc. Ahora, el miedo al hombre:

(1) Puede ser obediente. Es deber de los ni�os tener un respeto reverente por sus padres y evitar con mucho cuidado su desaprobaci�n. Hay un "miedo" apropiado para los servidores ( Efesios 6:5). Debemos temer no satisfacer a quienes tienen derecho a nuestro servicio fiel.

(2) Puede ser deseable. Deber�amos, como sabios colaboradores con Dios, temer hacer lo que, en lugar de conciliar, afectar� a quienes queremos ganar para la justicia y la sabidur�a. Pero la l�grima de la que escribe Salom�n

(3) es deshonroso y peligroso. Es un miedo que nace de la cobard�a, una servil inclinaci�n a enfrentarse a la ira o la oposici�n de quienes est�n equivocados. Es una preocupaci�n indebida sobre la acci�n de aquellos que pueden reclamar un derecho, pero que no pueden sostenerlo, para mantenernos alejados del deber o para obligarnos a algo de indignidad.

Por este miedo poco viril e imp�o podemos ser

(1) impedido de entrar en el reino o la Iglesia de Cristo;

(2) disuadido de decir su verdad con plenitud y fidelidad;

(3) impedido de dar el testimonio que de otro modo deber�amos ofrecer contra alg�n curso malvado;

(4) conducido a una comuni�n real e incluso activa con el mal, entonces, de hecho, nuestro miedo es "una trampa", y nos traiciona al pecado.

2. Ser impulsado indebidamente por el deseo del favor del hombre. "Muchos buscan el favor del gobernante". Por supuesto, no hay nada de malo en buscar el inter�s de los poderosos. Es simple sabidur�a, de parte de aquellos que luchan y se levantan, hacer eso. Pero puede ser f�cilmente ya menudo exagerado. Nuestro Se�or us� un lenguaje muy decisivo sobre este tema ( Juan 5:44). Cuando

(1) el deseo es excesivo;

(2) se usa lenguaje o se toman medidas que son falsas o deshonestas, o que hacen que un hombre caiga en su propio respeto;

(3) hay tanta solicitud que un hombre pierde la autosuficiencia y el respeto propio, y olvida la ayuda que se tiene desde arriba; entonces "buscar el favor del gobernante" es un error, y a�n m�s y peor que eso.

II DOS FUENTES DE FUERZA.

1. Un sentido de aprobaci�n divina. "El juicio de cada hombre proviene del Se�or". �Por qu� preocuparse por la condena del hombre mientras tengamos su absoluci�n? Deje que Judas se queje, si Jes�s disculpa y elogia ( Juan 12:1). Deje que los cr�ticos pasen su oraci�n; es algo peque�o para un hombre que vive bajo un sentido permanente de que "el que lo juzga es el Se�or" ( 1 Corintios 4:3, 1 Corintios 4:4; Romanos 2:29).

"Los hombres te escuchan, te aman, no te alaban; el Maestro alaba; �qu� son los hombres?"

Y no es solo el juicio presente y la aceptaci�n de Dios a lo que recurrimos, sino tambi�n su juicio futuro, y la recomendaci�n que transmitir� sobre nuestra fidelidad (ver Romanos 14:10; 1 Corintios 4:5).

2. Una esperanza de socorro divino. "El que ponga su confianza en el Se�or estar� a salvo". Una y otra vez, en el Antiguo y Nuevo Testamento, por salmistas, profetas y ap�stoles, as� como por nuestro propio Se�or, somos invitados y exhortados a "poner nuestra confianza en el Se�or"; y estamos seguros de que, al hacerlo, no nos avergonzaremos. Si Dios no nos libera de nuestros enemigos, y de los problemas que nos ocasionan, ciertamente nos librar� de nuestra adversidad; �l nos dar� la fuerza para soportar, la gracia para someternos, el coraje para soportar y enfrentar lo peor, la santidad de esp�ritu como resultado; �l convertir� el pozo de nuestra aflicci�n en una fuente de bendici�n espiritual.

Proverbios 29:27

C�mo odiar a los malvados

Hay un odio que tenemos que soportar, y tambi�n hay un odio que debemos valorar. La pregunta de cualquier dificultad es: �Cu�l es el sentimiento que debemos cultivar en nuestros corazones hacia los culpables? Podemos echar un vistazo a:

I. EL ODIO DE NOSOTROS POR LOS MALVADOS. "El que es recto en el camino es abominaci�n a los imp�os".

1. Este es un hecho bien verificado, atestiguado por las Escrituras, por la historia, por la observaci�n, probablemente por la experiencia.

2. Su explicaci�n est� a la mano.

(1) Los hombres malvados est�n totalmente fuera de simpat�a con los justos. Sus gustos, inclinaciones, h�bitos, est�n en desacuerdo con los de los buenos y los puros.

(2) Los rectos est�n obligados a condenarlos, ya sea en privado o en p�blico.

(3) La vida de uno es una reflexi�n permanente sobre la conducta del otro.

3. Hay una manera correcta de cumplirlo; verbigracia.

(1) soportarlo como Jesucristo lo soport� ( Hebreos 12:3; 1 Pedro 2:23), y como ver al Se�or invisible pero presente y aprobador ( Hebreos 11:27 );

(2) hacer un esfuerzo honesto para eliminarlo ganando a quienes lo consientan. Pero la pregunta m�s dif�cil es c�mo debemos llevarnos hacia aquellos cuya conducta reprobamos, cuyo car�cter detestamos, cuyas personas no estamos dispuestos a admitir en nuestros hogares. �C�mo debemos ordenar?

II NUESTRO ODIO DE LOS MALVADOS? Que hay un sentimiento muy fuerte contra el hacedor equivocado en las mentes de los santos es bastante obvio. Es un hecho que "un hombre injusto es una abominaci�n para los justos". "�No odio a los que te odian? ... Los odio con odio perfecto: los considero mis enemigos", dijo David (Salmo 139:21, Salmo 139:22). Jesucristo "los mir� con ira" (Marco 3:5). Dios est� "enojado con los imp�os todos los d�as" (Salmo 7:11). �l "odia a todos los trabajadores de la iniquidad" (Salmo 5:5). Nuestro sentimiento, por lo tanto, es el reflejo de lo que est� en el coraz�n del Santo mismo. �De qu� elementos deber�a estar compuesto?

1. Un elemento que deber�a estar ausente. No debe haber rastro de mala voluntad personal, de un deseo por el sufrimiento del hombre mismo; para el alma de los pecadores debemos desear bien, y caemos en un error, si no en un pecado, cuando nos permitimos encontrar el placer de presenciar o morar en la humillaci�n o la tristeza de los imp�os. Solo debemos desear eso como un medio de su purificaci�n y recuperaci�n.

2. Los elementos que deben estar presentes.

(1) Puro resentimiento, como lo siente Dios, como lo sinti� nuestro Se�or cuando vivi� entre nosotros (ver Mateo 23:1), un sentimiento de fuerte reprobaci�n, que estamos obligados a dirigir contra ellos como el Hacedores de injusticia.

(2) Condena fiel pero medida. Desde este punto de vista, hay un tiempo para hablar y un tiempo para guardar silencio; y tanto en p�blico como en privado, nos corresponde culpar a los culpables, incluso criticar a los vergonzosamente injustos o crueles. Pero aqu� estamos obligados a cuidar que estemos bien familiarizados con el asunto sobre el que hablamos, y que nuestro juicio sea imparcial.

(3) Oposici�n sin miedo y firme. Debemos oponernos de manera activa y firme a los inicuos, y hacer todo lo posible para llevar sus prop�sitos al suelo.

(4) Compasi�n sincera y pr�ctica. Con todo esto que es adverso, podemos y debemos unirnos a la l�stima que nuestro Divino Salvador ha sentido por nosotros mismos, y a un esfuerzo tan honesto y sincero para ganarlos a la verdad y a la pr�ctica de la justicia que propuso cuando vino a redimir. nosotros del pecado y para levantarnos a la semejanza y restaurarnos al reino de Dios.

Información bibliográfica
Exell, Joseph S; Spence-Jones, Henry Donald Maurice. "Comentario sobre Proverbs 29". Los Comentarios del Púlpito. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tpc/proverbs-29.html. 1897.