Bible Commentaries
Salmos 30

Los Comentarios del PúlpitoLos Comentarios del Púlpito

Versículos 1-12

EXPOSICI�N

ESTE salmo es de acci�n de gracias de principio a fin, y conmemora la liberaci�n de un gran peligro. Est� dividido en dos porciones desiguales: una de cinco y el �ter de siete vers�culos. En la primera parte, se menciona la liberaci�n, y se agradece por ello, de la manera m�s breve posible (Salmo 30:1), despu�s de lo cual se llama a las personas a unirse para alabar a Dios, y se les recuerda la causa. tener para hacerlo (Salmo 30:4, Salmo 30:5). En la segunda parte, las circunstancias de la liberaci�n se exponen con mayor detalle. En primer lugar, se confiesa el pecado, que hab�a reducido la ira de Dios (Salmo 30:6); luego se menciona el problema que surgi� (Salmo 30:7); luego el salmista nos dice c�mo se resolvi� el problema (Salmo 30:8); nos da su oraci�n y exposici�n con Dios (Salmo 30:9, Salmo 30:10); luego relata c�mo, de repente, hubo alivio (el dolor se convirti� en alegr�a), s�plica en acci�n de gracias (Salmo 30:11, Salmo 30:12). Finalmente, en una explosi�n de alegr�a, promete continuar alabando y agradeciendo a Dios por siempre.

El t�tulo atribuye el salmo a David; y generalmente se le permite poseer evidencia interna de autor�a dav�dica. Ewald lo llama "un himno modelo de acci�n de gracias, compuesto en la mejor �poca de la poes�a hebrea, para recitar en el templo". La ocasi�n particular en la que se escribi� se declara en el t�tulo como "la dedicaci�n de la casa", por la cual (si David fue el autor) es imposible entender otra cosa que la dedicaci�n del altar (con su recinto) en la era de Arauna el jebuseo, despu�s de la gran plaga enviada a castigar a David por numerar a la gente, como se relata en 2Sa 24: 1-25; 1 Cr�nicas 21:1. Con esta ocasi�n sus contenidos est�n en perfecta armon�a. Probablemente fue cantada en el servicio de acci�n de gracias con el que David inaugur� su altar. Los jud�os modernos todav�a lo recitan en su fiesta de la dedicaci�n.

Salmo 30:1

Te ensalzar�, oh Se�or; o, "te exaltar�", como se representa la palabra en Salmo 34:3; Salmo 99:5, Salmo 99:9; y en otra parte Porque me has alzado; o "me dibuj�", como se saca un cubo de un pozo o un hombre de una mazmorra. Y no he hecho que mis enemigos se regocijen por m�. David todav�a ten�a enemigos en el momento de numerar a la gente, como aparece en 2 Samuel 24:13. De hecho, fue indudablemente con alguna referencia al n�mero de sus enemigos que deseaba saber cu�ntos seguidores podr�a reunir a su nivel en caso de necesidad. Si la peste hubiera continuado por mucho m�s tiempo, la fuerza militar de David habr�a quedado seriamente paralizada, y sus enemigos se habr�an regocijado con la raz�n.

Salmo 30:2

Oh Se�or, Dios m�o, clam� a ti y me sanaste. "Curar" puede usarse metaf�ricamente para la eliminaci�n de sufrimientos mentales (ver Salmo 41:4; Salmo 147:3); pero el dolor de David cuando vio los sufrimientos de su pueblo por la plaga parece haberlo postrado por completo, tanto en mente como en cuerpo. Por la naturaleza del "grito" mencionado, comp. Salmo 30:8, que son una expansi�n del verso presente.

Salmo 30:3

Oh Se�or, has sacado mi alma de la tumba; es decir, cuando estaba al borde de la tumba, listo para partir hacia el mundo invisible, tu interposici�n me salv� y me devolvi� a la vida. Me has mantenido vivo. Para que no se entienda mal la hip�rbole de la cl�usula anterior, el escritor agrega un relato prosaico de lo sucedido. Dios lo "mantuvo con vida" cuando estaba en peligro de muerte, y lo salv�, para que no bajara al pozo.

Salmo 30:4

Cantad a Jehov�, oh santos suyos. David continuamente llama a la gente a unirse a �l en sus alabanzas a Dios. Incluso cuando se concede la misericordia especialmente a s� mismo, considera que la gente est� interesada, ya que es su gobernante en paz y su l�der en la guerra (ver Salmo 9:11; Salmo 34:3 , etc.) En la presente ocasi�n, sin embargo, las personas que hab�an escapado de la peste ten�an casi exactamente la misma raz�n para alabar y agradecer a Dios que David, y estaban obligados a unirse a �l en su servicio de acci�n de gracias. Y da gracias por el recuerdo de su santidad; literalmente, d� gracias al memorial de su santidad, que se explica, en referencia a �xodo 3:15, como "Da gracias a su Santo Nombre" (comp. Salmo 103:1; Salmo 106:47; Salmo 145:21).

Salmo 30:5

Porque su ira dura solo un momento; a su favor est� la vida; literalmente, por un momento (se pasa) en su ira, toda una vida a su favor. La ira de Dios es de corta duraci�n en el caso de aquellos que, habiendo pecado, se arrepienten y confiesan su pecado, y oran por misericordia (ver Salmo 30:8). Su favor, por el contrario, es duradero; contin�a toda su vida. El llanto puede durar una noche; m�s bien, al final del d�a, el llanto llega para alojarse o para pasar la noche; pero la alegr�a viene por la ma�ana; o, pero por la ma�ana llega la alegr�a (comp. Job 33:26; Isa�as 26:20; Isa�as 54:7).

Salmo 30:6

Ahora comienza la cuenta ampliada de la liberaci�n respecto de la cual se ofrece la acci�n de gracias. Y primero, con respecto a la ofensa que hab�a llevado al castigo Divino; fue una ofensa de los labios, que surgi� de un mal genio en el coraz�n.

Salmo 30:6

Y en mi prosperidad dije, nunca ser� conmovido; m�s bien, como en la versi�n revisada, y en cuanto a m�, en mi prosperidad dije, etc. Hay una pausa marcada, y la introducci�n de un nuevo tema en una nueva estrofa. La prosperidad hab�a tenido un efecto negativo en el salmista, lo hab�a hecho sentir seguro y orgulloso. �l "dijo en su coraz�n", como el hombre malvado en Salmo 10:6, solo en una frase a�n m�s fuerte, "No ser� conmovido"; literalmente, no ser� conmovido para siempre. Su coraz�n se alz�, y en el esp�ritu de auto-glorificaci�n �l dio el mando para la numeraci�n de las personas. El resultado fue la peste y la muerte de setenta mil de sus s�bditos. En estos detalles no entra aqu�. Se contenta con rastrear su pecado hasta su amarga ra�z de orgullo y mirar su castigo (Salmo 10:7) y su arrepentimiento (Salmo 10:8).

Salmo 30:7

Se�or, por tu favor has (m�s bien, has hecho) que mi monta�a se mantenga firme. Fue tu favor el que me dio la "prosperidad" por la cual fui exaltado, y que cre� arraigado en m� mismo, lo que fortaleci� a Si�n y me permiti� triunfar sobre mis enemigos. Pero, he aqu�! De repente todo cambi�: escondiste tu rostro y me sent� preocupado. Dios apart� su rostro, se declar� enojado con su siervo ( 1 Cr�nicas 21:7) y envi� la terrible peste que en un solo d�a destruy� setenta mil vidas. Entonces David, sintiendo que el rostro de Dios se hab�a alejado de �l, "estaba preocupado".

Salmo 30:8

Te clam�, oh Se�or; y a ti te supliqu�. La parte de su oraci�n m�s honorable para David no est� registrada por �l mismo, sino por los historiadores. Nos cuenta sobre sus luchas secretas con Dios, sus quejas y declaraciones, sus gritos y s�plicas mientras permanec�an en su memoria; �l pasa por alto el deseo de morir por su pueblo, que los historiadores registraron.

Salmo 30:9

�Qu� beneficio hay en mi sangre cuando bajo al pozo! �Qu� ventaja obtendr�s de mi muerte, si me matas, ya sea por la peste, que puede aferrarse a m� como a cualquier otra persona, o por la miseria y la tensi�n mental de ver sufrir a mis s�bditos, mis inocentes ovejas? Dios no tiene "placer en la muerte del que muere" ( Ezequiel 18:32), y ciertamente no puede obtener ning�n beneficio de la destrucci�n de ninguna de sus criaturas. �Te alabar� el polvo? (comp. Salmo 6:5; Salmo 88:10; Salmo 115:17; Isa�as 38:18). En la muerte, hasta donde se extiende el poder de la muerte, no puede haber acci�n; los labios dejan de moverse y, por lo tanto, no pueden cantar las alabanzas de Dios: el "polvo" es inanimado y, aunque sigue siendo polvo, no puede hablar. Lo que el alma liberada puede hacer, el salmista no lo considera. Muy poco se sab�a bajo la antigua dispensaci�n sobre el estado intermedio. �Declarar� tu verdad? El polvo ciertamente no podr�a hacer esto, a menos que sea revivido y formado en otro cuerpo vivo.

Salmo 30:10

Escucha, Se�or, y ten piedad de m�: Se�or, s� mi Ayudante (comp. Salmo 54:4; Hebreos 13:6). Aqu� termina la oraci�n del salmista, pronunciada en su angustia, y procede a declarar el resultado.

Salmo 30:11

Has convertido (m�s bien, has convertido) para m� mi duelo en danza. De repente, en un momento, todo cambi�. El �ngel dej� de matar. Dios le orden� que tomara su mano. El Profeta Gad fue enviado con la alegre noticia a David, y le orden� de inmediato que construyera un altar en Jehov�. Luego ces� el duelo y se instituy� un alegre ceremonial, del cual el baile, como tantas veces, formaba parte (ver �xodo 15:20; 1Sa 18: 6; 2 Samuel 6:14-10; Salmo 149:3; Jeremias 31:4). Has pospuesto (m�s bien, pospusiste) mi cilicio. El autor de Cr�nicas menciona que el rey se hab�a vestido de cilicio en esa ocasi�n ( 1 Cr�nicas 21:16). Y me ce��a (ce��a) de alegr�a.

Salmo 30:12

Hasta el final para que mi gloria te cante alabanzas. Si permitimos la elipse del pronombre personal supuesto por nuestros traductores y revisores, debemos considerar que David llama a su alma "su gloria", como en Salmo 16:9. Pero algunos comentaristas piensan que "gloria" se usa aqu� cuando usamos "realeza", y designa a la persona real o al cargo real (as� que Kay y el profesor Alexander). Y no guardar silencio. Oh Se�or, Dios m�o, te dar� gracias para siempre. Las grandes misericordias merecen un recuerdo perpetuo. David consider� que la misericordia en este momento lo reconoci� como uno que, al igual que Ezequ�as, exigi� ser conmemorado "todos los d�as de su vida" ( Isa�as 38:20).

HOMIL�TICA

Salmo 30:5

Misericordia y juicio.

"Su ira ... un momento", etc. Este pat�tico y hermoso salmo es una acci�n de gracias despu�s de una enfermedad peligrosa, casi mortal. Su t�tulo lo llama "una canci�n en la dedicaci�n de la casa; por David" (ver Versi�n Revisada); q.d. El propio palacio de David, no el templo. Pero no hay referencia a esto en el salmo. Esto es de peque�a cuenta. El estudio m�s rentable de la Escritura no es telesc�pico, es mirar al pasado; ni microsc�pico, diseccion�ndolo como un cad�ver; pero estetosc�pico, colocando la oreja contra su coraz�n y discerniendo la vida que palpita all�. El salmista canta "de misericordia y juicio".

I. EL DESPLAZAMIENTO DE DIOS Y SU BREVE DURACI�N. No hay nada de lo que debamos hablar con m�s cuidado y reverencia que la ira de Dios. Con los hombres, la ira rara vez est� libre de resentimiento personal, mala voluntad, injusticia, pasi�n. Ninguno de estos encuentra lugar en la ira de Dios. Es justo desagrado contra el pecado. En el fondo, es una manifestaci�n de su amor, que desea que sus hijos sean santos y felices. Su realidad se muestra, desde los albores de la historia del hombre, por la conexi�n inseparable del sufrimiento con el pecado ( Romanos 6:23). Dios ama a los pecadores, aunque son indignos, pero no los trata como sin pecado. Y "a quien el Se�or ama, castiga". El castigo puede ser breve, "por un momento", pero es la expresi�n de su inmutable oposici�n al pecado. El rel�mpago es la expresi�n de fuerzas eternas, leyes inmutables. Son, entonces, los problemas de los cristianos siempre de la naturaleza de castigos por pecados particulares? Tenga cuidado de pensar apresuradamente, para usted u otros. El problema tiene otra misi�n, disciplina: el entrenamiento y la cultura del car�cter cristiano. El Sin pecado aprendi� en la escuela del dolor ( Hebreos 5:8 , Hebreos 5:9; Hebreos 4:15). As� aprendemos a "llorar con los que lloran". Pero los problemas pueden ser el fruto directo de nuestro pecado, o enviados a la conciencia despierta: traer pecado a la mente. Si es as�, recuerde que no hay un ejercicio m�s verdadero del amor de Dios (Salmo 119:67).

II EL FAVOR DE DIOS Y SU PODER QUE DA VIDA. El hebreo no parece tener el sentido dado en el margen de la versi�n revisada. "Lifetime" es m�s bien una idea inglesa que hebrea. El favor de Dios �su bondad amorosa y su cuidado fiel� se ejerce tan verdaderamente hacia sus hijos en la adversidad como en la prosperidad; pero no tan visto y sentido. Las nubes que esconden el sol son realmente dibujadas por los rayos del sol, para que puedan "romper en bendici�n"; pero por el momento lo ocultan. El sentido del favor de Dios: la seguridad del perd�n, la respuesta a la oraci�n, la eliminaci�n de la prueba, la apertura del camino, el consuelo de las promesas, la generosidad de la providencia, el derramamiento de amor en el coraz�n por su Esp�ritu, es como el sol que da vida. ; "claro y brillante despu�s de la lluvia".

III. LA LEY DE LA EXPERIENCIA CRISTIANA RELATIVA A LA PROBLEMA. El dolor es el precursor de la alegr�a. El hebreo es muy conciso y vigoroso, aunque puede sonar duro si Englished textualmente, "Porque hay un momento en su ira; la vida a su favor. Al final, el llanto vendr� a alojarse; y por la ma�ana un grito de alegr�a". Los problemas no son por causa de los problemas, sino "para nuestro beneficio". Una vez obtenido el fin, el proceso cesar� ( 1 Pedro 1:7; 2 Corintios 4:17). La alegr�a es por s� misma; por lo tanto inagotable ( Isa�as 35:10; Isa�as 54:8). C�mo si el proceso falla; el final no se gana; gracia y castigo ambos en vano? Entonces "su ira" contra el pecado no puede ser "por un momento", sino que debe permanecer ( Juan 3:36; Hebreos 6:8; Hebreos 10:26, Hebreos 10:27).

Salmo 30:9

Una noble visi�n de la vida. "�Te alabar� el polvo?" No debemos tomar este grito de angustia amarga como una expresi�n de incredulidad o irreligi�n. Por el contrario, contiene una visi�n de la vida noble y religiosa. La vida, desde el punto de vista del salmista, es una escena y una estaci�n para glorificar a Dios. Su disputa con la muerte es que corta esta oportunidad; silencia la lengua del testimonio y los labios de la alabanza; arresta al trabajador ocupado y entierra sus vigorosas energ�as en el polvo. Aqu�, entonces, est� ...

I. LA QUEJA DE LA IGLESIA CONTRA LA MUERTE. No hay piedad en ignorar los misterios, aunque puede haber impiedad en nuestros presuntuosos intentos de explicarlos, o en negaciones m�s presuntuosas de que puede haber una explicaci�n perfectamente consistente con la sabidur�a, la justicia y la bondad de Dios. No debemos tratar precipitadamente de rasgar el velo o rasgarlo; pero cuando adoramos ante �l, sentimos que es un velo ( Isa�as 45:15). Dios es un soberano, pero no un tirano. La obediencia absoluta y la confianza son su deber; pero no aplastar� ni nuestra raz�n ni nuestra conciencia (Jeremias 12:1). Entre los monumentos imperecederos que la Biblia ha colocado sobre las tumbas de los buenos, sabios y fieles, no solo se encuentran aquellos que fueron recolectados como la conmoci�n madura; pero de otros que salieron como una flor y fueron cortados; no solo Abraham, Israel, David, Daniel; pero Abel, Josiah, Stephen, James. Tales casos no son raras excepciones, pero son tan frecuentes en todas las �pocas de la historia de la Iglesia que sugieren el pensamiento de que debe haber alguna raz�n profunda, permanente y prevaleciente por la cual tantas vidas invaluables se ven truncadas en su mejor momento, y la Iglesia de Cristo y el mundo empobrecido por la p�rdida de tan vastas tiendas de servicios no gastados.

II EL ENIGMA DE LA VIDA. Para aquellos que rechazan el evangelio, el enigma insoluble. Cierra tu Biblia. Supongamos, en la historia de nuestra raza, sin Encarnaci�n, sin Expiaci�n, sin Resurrecci�n; en nuestro calendario, no Navidad, Viernes Santo, Pascua. Entonces, �qu� es la vida humana? Una vasta procesi�n f�nebre; No en marcha ordenada, con las cabezas grises siempre en la furgoneta. Un apuro ciego y confuso, en el que nadie de la multitud puede darse cuenta, pero el siguiente paso puede ser la oscuridad y el polvo. Ahora el beb� es arrebatado, ahora la madre. El ni�o en su juego, el joven en su orgullo y esperanza, la novia con su corona; El hombre de poder maduro y rica experiencia, cuya ca�da es como la de Sans�n, derribando los pilares sobre los que descansaba la casa, �qu� significa? Hay quienes intentan tomar prestada la fuerza moral y el poder motriz del cristianismo, mientras rechazan sus hechos, y est�n listos con una respuesta. "El hombre", dicen, "es inmortal en su trabajo. Todo lo mejor de nosotros sobrevive". No m�s, respondemos, que lo peor. "El mal que hacen los hombres vive despu�s de ellos." Las empresas m�s nobles son groseramente abortadas por la muerte. El estadista, reformador, fil�ntropo (como dijo el moribundo Mirabeau), no puede "legar su cabeza" ( Job 14:19, �ltima cl�usula).

III. EL EVANGELIO SUMINISTRA LA CLAVE DEL ENIGMA, LA RESPUESTA A LA PREGUNTA. Si. El polvo alabar� a Dios; la tumba declara su verdad.

1. De la tumba abierta y vac�a de Jes�s viene el mensaje de consuelo, esperanza, vida. La muerte es abolida ( 2 Timoteo 1:10; 1 Corintios 15:20).

2. Toda tumba cristiana alaba a Dios, dando testimonio de la fe que conquist� la muerte y rob� la tumba del terror (Salmo 23:4; 2 Corintios 5:1, 2 Corintios 5:6) ; en el reconocimiento y la comodidad de los dolientes cristianos ( 1 Tesalonicenses 5:13); en la promesa del Se�or ( Juan 6:39; Apocalipsis 1:18). �Paciencia! "No temas, solo cree". La promesa se cumplir�. La muerte ser� destruida ( Juan 5:28, Juan 5:29; Filipenses 3:20, Filipenses 3:21; 1 Corintios 15:52, 1 Corintios 15:53, 1 Corintios 15:55).

Mientras tanto, �qui�n puede dudar de que el trabajo que nos parece a menudo interrumpido de manera tan ruda e inoportuna se eleva a una esfera superior? Los que parecen descansar antes de su tiempo lo hacen porque el Se�or ha preparado su lugar ( Juan 14:2).

HOMILIAS POR C. CLEMANCE

Salmo 30:1

Una acci�n de gracias p�blica una recuperaci�n de la enfermedad.

Este salmo tiene un t�tulo notable, "Un salmo o canci�n en la dedicaci�n de la casa de David". No se sabe a qu� casa se refiere, ni hay una relaci�n muy manifiesta entre el contenido del salmo y la dedicaci�n de cualquier casa. � Apenas podemos leer el salmo cuidadosamente sin deducir que el escritor hab�a tenido una enfermedad peligrosa, de la cual no esperaba recuperarse. Pero su vida se salv� misericordiosamente; y podemos aventurarnos a reunir tambi�n (comparando el t�tulo del salmo con Salmo 30:3) que su recuperaci�n y la dedicaci�n mencionada casi coincidieron en un punto de tiempo; y que resolvi� piadosamente aprovechar ese servicio de dedicaci�n para regresar gracias por su recuperaci�n. Esta suposici�n es en s� misma razonable y, hasta donde podemos encontrar, no es inconsistente con ninguna de las expresiones en el salmo mismo. Encontramos aqu� una mezcla interesante de los pensamientos internos del salmista y de sus ruegos a Dios. Vemos de ambos, c�mo los santos del Antiguo Testamento sol�an pensar y orar acerca de la enfermedad y la muerte; Tanto en el pensamiento como en la oraci�n encontramos aqu� un reflejo decidido de lo incompleto de la revelaci�n bajo la econom�a mosaica y, por lo tanto, como cristianos, privilegiados con una luz m�s completa y una verdad m�s amplia, seremos muy culpables si consideramos la aflicci�n o la muerte como tristemente como lo hizo el salmista. Al mismo tiempo, las variadas etapas de experiencia indicadas aqu� se pasan con tanta frecuencia, incluso ahora, que podemos utilizar este salmo con el prop�sito de estudiar los tratos de Dios con sus santos en los tiempos antiguos y la actualidad tambi�n. Hay seis etapas de experiencia ensayadas en este servicio de dedicaci�n.

I. PRIMERA ETAPA: TRANQUILIDAD. (Salmo 30:6.) "En los hombres se tranquilizan" (Buxtorf y Calvin). Hubo un tiempo, antes de la experiencia de problemas aqu� registrada, en el que el escritor hab�a disfrutado de un descanso comparativo durante un tiempo. Algunos de tales intervalos de silencio se nombran en 2 Samuel 7:1 (vea tambi�n 2 Samuel 13:14, 2 Samuel 13:15). Y mientras estaba tranquilo y pr�spero, comenz� a contar con seguridad en el futuro. �l dijo: "Nunca ser� conmovido". No tenemos ninguna raz�n para pensar que se trata de una seguridad personal pecaminosa, como lo insin�a un expositor; porque en el texto se nos dice que David atribuy� su facilidad a la gracia y el favor de Dios. Pero, no de manera poco natural, dio por sentado que tal silencio durar�a. Dios hab�a hecho que su "monta�a" de prosperidad se mantuviera tan firme que no parec�a que volver�a a estar seriamente perturbado. Nota: No solo existe una auto-seguridad pecaminosa en la cual los santos pueden caer por un tiempo, sino que tambi�n existe una suposici�n irreflexiva que puede depender de nosotros en momentos de tranquilidad, que las cosas permanecer�n tranquilas y sin problemas. Hay peligro en esto, sin embargo, si no es pecado. Y es m�s que probable que Dios nos env�e algo para perturbar nuestra calma traidora. Por lo tanto-

II SEGUNDA ETAPA: PROBLEMA. ( 2 Samuel 7:7, �ltima parte.) Las referencias en el salmo nos muestran cu�l era este problema; Apenas podemos cuestionar que fue una enfermedad peligrosa, en la cual su vida estaba muy seriamente amenazada (cf. 2 Samuel 7:2, 2Sa 7: 3, 2 Samuel 7:8, 2 Samuel 7:9). Y atribuy� esta enfermedad a, o al menos la asoci�, con el "ocultamiento del rostro de Dios". No hay conexi�n necesaria entre estos dos. Si, de hecho, el orgullo espiritual y una caminata descuidada han manchado nuestra vida, habr� un tiempo de oscuridad mental y depresi�n espiritual grave despu�s. Y no solo eso; pero hay algunas enfermedades en las que la ecuanimidad est� tan perturbada que la angustia espiritual puede atender la debilidad corporal a trav�s de la falta de articulaci�n del sistema nervioso; y, subjetivamente, el efecto puede ser como si el rostro de Dios estuviera oculto. La conexi�n del sufrimiento corporal con la tristeza mental no se entendi� en la �poca de David, ni tampoco hasta hace muy poco. En la vida de Brainerd y otros santos de su �poca, est� claro que una introspecci�n m�rbida los llev� a asociar la depresi�n causada por la fluctuaci�n de la salud corporal con la enfermedad espiritual correspondiente. Pero ahora debemos entender mejor tanto las leyes de la salud como el amor de Dios. Lejos de que la aflicci�n corporal sea un signo de "ocultar el rostro de Dios", Dios mismo nunca est� m�s cerca, y su amor nunca es m�s tierno, que en nuestros tiempos de sufrimiento y angustia. Un querido amigo que estaba gravemente enfermo le dijo al escritor un d�a: "�Oh! Estoy tan d�bil que no puedo pensar, �ni siquiera puedo rezar!" Respondimos: "Tu peque�a Ada estaba muy enferma hace alg�n tiempo, �verdad?" "Muy." "�No estaba demasiado enferma para hablar contigo?" "Si." "�La amabas menos porque no pod�a hablarte?" "�No! Creo que la quer�a m�s, si hubiera alguna diferencia". "Solo as�" fue la respuesta de Dios. "Como el padre se compadece de sus hijos, el Se�or se compadece de los que le temen". Nunca debemos asociar problemas y enfermedades per se con "ocultar el rostro de Dios". � Pero los problemas de David, y sus puntos de vista al respecto, llevaron a la ...

III. TERCERA ETAPA: ORACI�N. Y la oraci�n fue realmente lamentable. Pens� que ir�a a la tumba: al Seol (hebreo), al Hades (LXX.), Es decir, al oscuro y sombr�o mundo subterr�neo de los difuntos. � Hay tres puntos de vista sobre el estado inmediatamente despu�s de la muerte, que est�n destinados por los t�rminos antes mencionados, que no tienen ning�n significado moral, a menos que tal significado moral sea transmitido por la conexi�n en la que se encuentran. "Sheol" denota el reino de las almas difuntas, considerado como el mundo m�s exigente. "Hades" denota el reino de las almas difuntas, consideradas como la regi�n desconocida. Para el mundo pagano, Hades estaba todo oscuro, y no hab�a luz m�s all�. Para los hebreos era un reino oscuro y oscuro, con luz esperando a los justos por la ma�ana (cf. Salmo 17:15; Salmo 49:14). Para el cristiano no es oscuro ni oscuro, pero algo "mucho mejor" es estar "con Cristo". De aqu� se deduce que un gemido como el de 2 Samuel 7:9 estar�a completamente fuera de lugar ahora; "morir" para un creyente no es "ir al abismo" y no debe considerarse como tal. El d�cimo verso nunca puede ser inapropiado. Pero nota:

1. Los momentos de ansiedad y problemas a menudo provocan una oraci�n agonizante.

2. Podemos derramar todas nuestras agon�as ante Dios. Hablamos con Aquel que nunca entender� mal y que har� por nosotros "por encima de todo lo que pedimos o pensamos". Por lo tanto, no nos sorprende ver al salmista en un ...

IV. CUARTA ETAPA: RECUPERACI�N. � ( 2 Samuel 7:11; tambi�n 2 Samuel 7:1, "Me has levantado;" � 2 Samuel 7:2, "Me has curado".) El salmista fue restaurado, y permiti� nuevamente cantar sobre la recuperaci�n de la misericordia. Nota: Cualquiera que sea el medio que se pueda usar en la enfermedad, es solo por la bendici�n de Dios al respecto que son eficaces. Por lo tanto, debe ser alabado por su bondad y bondad amorosa.

V. QUINTA ETAPA: ACCI�N DE GRACIAS Y PANTALONES. ( 2 Samuel 7:5.) Cuando termina el problema, lo que parec�a un per�odo tan prolongado antes de la revisi�n disminuye a "un momento". Hay una hermosa ant�tesis, adem�s, en el quinto verso, que nuestros revisores han puesto con demasiada cautela en el margen: "Su ira es s�lo por un momento; su favor es para toda la vida". El obispo Perowne dice: "??????? parece usarse aqu� para la duraci�n de la vida, aunque ser�a dif�cil soportar el uso". � Pero incluso si la palabra no puede usarse para la duraci�n de la vida, seguramente se usa de la vida en referencia a su continuidad, como en Salmo 21:5 y Salmo 63:5; y as� est� en completa ant�tesis de "un momento". Deber�amos presentar el texto: "Por un momento en su ira, la vida a su favor". (Incluso aqu�, sin embargo, debemos tener cuidado de siempre asociar la enfermedad con la ira de Dios.) Cu�n gloriosamente cierto es: "No siempre reprender�, ni mantendr� su ira para siempre" (Salmo 103:9, Salmo 103:10; Isa�as 57:16)! Podemos no solo alabar a Dios porque nuestras alegr�as superan ampliamente nuestras penas, sino tambi�n que a veces nuestras penas se convierten en la mayor misericordia de todas. Por lo tanto, somos llevados a pensar en:

VI. SEXTA ETAPA: VOTO. (Vers�culo 12, � "Oh Dios m�o, te dar� gracias para siempre"). Muchas ilustraciones se encuentran en la Palabra de Dios, de votos que siguen la recepci�n de misericordias especiales de �l (G�nesis 28:20-1; 1 Samuel 1:11; Salmo 116:1; Salmo 132:2). Nota: En cada caso de se�al de misericordia en la vida, debe haber como se�al una repetici�n de nuestros votos de consagraci�n.

HOMILIAS DE W. FORSYTH

Salmo 30:1

La mano castigadora de Dios.

Est� escrito, "Ning�n castigo para el presente parece ser alegre, sino doloroso: sin embargo, despu�s les da el fruto pac�fico de la justicia que se ejerce de ese modo" ( Hebreos 12:11). Este salmo ense�a c�mo podemos cosechar mucho bien del castigo de la enfermedad.

I. Lo primero es RECONOCER LA MANO DE DIOS. Los paganos pueden estar en duda; pueden cuestionar si es "una oportunidad" o la acci�n de Dios cuando viene un gran mal ( 1 Samuel 6:9), pero no deber�a ser as� con nosotros. Detr�s de las cosas vistas y de todas las causas puede rastrear, deber�amos ver la mano de Dios. "Me has levantado". �Qu� bendito cambio produce este pensamiento! Es como la luz penetrando en la oscuridad, y la sensaci�n de una presencia amorosa que trae esperanza a nuestros corazones. problema.

II Nuevamente, debemos CONFESAR LA MISERICORDIA DE DIOS. Por muy malo que sea nuestro caso, podr�a ser peor. "�Por qu� se queja un hombre vivo, un hombre por el castigo de sus pecados?" ( Lamentaciones 3:39; cf. Miqueas 7:9). Adem�s, hay alivios. Nos encontramos con amabilidad y simpat�a; nos anima el ministerio de amigos amorosos; tenemos la ense�anza y las experiencias de otras v�ctimas abiertas en libros; sobre todo, tenemos los consuelos de nuestra santa religi�n.

III. Una vez m�s, se cumple que debemos BUSCAR CONOCER LA VOLUNTAD DE DIOS. No act�a por pasi�n o capricho. �l tiene un prop�sito, y su prop�sito debe ser digno de s� mismo, as� como benigno y amable hacia nosotros. Sabemos como una verdad general que "la voluntad de Dios es nuestra santificaci�n" ( 1 Tesalonicenses 4:3). Pero deber�amos preguntar, adem�s, qu� final especial puede tener Dios a la vista en la prueba particular que nos ha llegado. Puede ser que desee ense�arnos la brevedad de la vida. "Trabaja, por lo tanto, mientras se llama hoy" ( Juan 9:4). O su objetivo puede ser humillar nuestros corazones y avivar nuestras simpat�as con los dem�s. "No mires, por lo tanto, a tus propias cosas, sino tambi�n a las de los dem�s" ( Filipenses 2:4). O su prop�sito puede ser soltarnos de las cosas terrenales y unirnos m�s estrechamente a s� mismo como nuestro Salvador y nuestro Dios. "Hijitos, guardaos de los �dolos" ( 1 Juan 5:21). En cualquier caso, como Job, digamos: "Lo que veo no me ense�as: si he hecho iniquidad, no har� m�s" ( Job 34:32; cf. Josu� 7:6).

IV. Nuevamente, debemos rezar para que podamos ENTREGARNOS NOSOTROS MISMOS A DIOS. "La m�s dif�cil, la m�s severa, la �ltima lecci�n que el hombre tiene que aprender sobre esta tierra es la sumisi�n a la voluntad de Dios. Es la lecci�n m�s dif�cil, porque a nuestra vista cegada a menudo parece una voluntad cruel. Es la m�s severa, porque solo puede ense�arse con la plaga de lo m�s querido; es la �ltima lecci�n, porque cuando un hombre se entera de eso, est� en condiciones de ser trasplantado de un mundo de maldad a un mundo en el que solo se amado y hecho. Toda esa experiencia santa que alguna vez tuvo que ense�ar se resuelve en esto: la lecci�n de c�mo decir cari�osamente: "No como lo har�, sino como quieras" (FW Robertson). Cuando hayamos aprendido esta lecci�n, entonces estamos capaz de ver con agradecimiento y alegr�a que la santidad y el amor de Dios son uno (vers�culo 4). Adem�s, hemos alcanzado una altura que, al mirar antes y despu�s, reconocemos el trato amable de Dios con nosotros todo el tiempo, y podemos decir que fue bueno para nosotros haber sido afectados (vers�culos 6-12). Quiz�s, como el salmista, podemos haber estado cayendo en la seguridad carnal. Nos hemos dicho a nosotros mismos: "Nunca ser� conmovido". Nuestra presunci�n nos ha tra�do el castigo. Presumimos sobre nuestra salud, y Dios envi� enfermedades; presumimos sobre nuestros amigos y amantes, y Dios los ha alejado de nosotros; asumimos nuestra reputaci�n y comodidades mundanas, y Dios nos ha humillado; asumimos nuestra fe religiosa y nuestros privilegios, y Dios nos ha ocultado su rostro y nos ha ense�ado que debemos confiar solo en s� mismo. Nuestras pruebas nos han llevado a la oraci�n (vers�culos 8-10); nuestra oraci�n nos ha tra�do ayuda y consuelo de Dios (vers�culo 11), y ahora con renovada esperanza y alegr�a podemos cantar la alabanza de Dios (vers�culo 12) .� W.F.

Salmo 30:4

La santidad de Cristo.

Podemos aplicar estas palabras a Cristo. Deber�amos "dar gracias por el recuerdo de su santidad" como�

I. GLORIOSAMENTE INDEPENDIENTE. Se deriva la santidad de la criatura. No es por voluntad, ni por esfuerzo, ni por disciplina como algo que ha sido forjado por �l mismo; Es de Dios. Pero la santidad de Cristo era suya; era esencial para su ser; fue el brillo de la gloria que tuvo desde la eternidad ( Isa�as 6:3; Juan 12:41).

II ABSOLUTAMENTE PERFECTO. Gracias a Dios, ha habido y hay buenos hombres en la tierra; Pero ninguno de ellos es perfecto. Ninguno es bueno desde el principio; ninguno es totalmente y siempre bueno. La santidad de los mejores no solo se deriva, sino que es imperfecta. Esta es la confesi�n de cada uno que es piadoso cuando se presenta ante Dios. Pero la santidad de Cristo fue perfecta. No se le puede agregar nada, no se puede concebir nada m�s alto. A este respecto, se encuentra solo, el primero y el �ltimo, y el �nico, a semejanza humana, que hab�a mantenido la Ley perfectamente, y que pod�a decir, frente a enemigos y amigos, "�Qui�n de ustedes me convence? de pecado? ( Juan 8:46).

III. INVIOLABLEMENTE PURO. Algunos pueden parecer puros porque no han sido probados. Pero Cristo fue sometido a las pruebas y tentaciones m�s severas; sin embargo, su alma santa nunca fue manchada por el pecado. �l naci� sin pecado ( Lucas 1:35); vivi� en un mundo malvado sin pecado ( 1 Juan 3:5); muri� sin pecado ( Hebreos 9:14). "Tal Sumo Sacerdote se convirti� en nosotros:" ( Hebreos 7:26).

IV. ETERNAMENTE HERMOSO. Leemos sobre "la belleza de la santidad", y es la belleza suprema y perfecta del car�cter.

1. Desaf�a nuestra admiraci�n.

2. Inspira nuestra confianza.

3. Manda nuestro amor.

La santidad de Cristo no est� contra nosotros, sino por nosotros. No repele, sino que atrae; nos muestra lo que deber�amos ser, y as� nos humilla bajo el sentido de nuestros pecados; nos muestra en lo que podemos llegar a ser, y as� eleva nuestras esperanzas al cielo. Es por su santidad que est� preparado para ser nuestro Salvador. �l no solo representa perfectamente a Dios para el hombre, sino tambi�n el hombre para Dios. Nunca fue m�s necesario que en nuestros d�as recordar la santidad de Cristo. Los hombres est�n lo suficientemente preparados para hablar de la verdad de Cristo, la bondad de Cristo, el sacrificio de Cristo, y dem�s; pero pocos hablan de su santidad. Pero en el Antiguo Testamento y la Nueva santidad tiene un primer lugar. Nuestro Se�or se dirigi� a Dios como "Santo Padre" ( Juan 17:11). Nos ha ense�ado que sin santidad nadie ver� a Dios; y �l, y solo �l, nos revela el camino por el cual nosotros, que somos pecadores, podemos limpiarnos de toda inmundicia de la carne y el esp�ritu, y perfecta santidad en el temor de Dios. Es a medida que nos hacemos santos que crecemos en Cristo, a la estatura del hombre perfecto. Es como somos santos que podemos servir mejor a Cristo aqu�, y cantar sus alabanzas para siempre ( 1 Pedro 1:15; 1 Pedro 2:5; Apocalipsis 4:8; Apocalipsis 14:3) .� WF

Salmo 30:5

Los cambios y consuelos de la vida.

I. LOS CAMBIOS DE VIDA. La salud puede dar lugar a la enfermedad, la prosperidad a la adversidad, la alegr�a a la tristeza. Hoy podemos ser levantados y regocijarnos en el favor de Dios, ma�ana podemos ser abatidos y en problemas porque Dios nos est� ocultando su rostro. Hay dos cosas para evitar. Primero, presunci�n (Salmo 30:6); A continuaci�n, la desesperaci�n. Pase lo que pase, debemos aferrarnos a Dios (Salmo 30:9, Salmo 30:10).

II LAS CONSOLACIONES DE LA VIDA.

1. Todos los cambios est�n bajo el control de Dios.

2. Que la ayuda de Dios est� siempre disponible. Nada puede realmente impedirnos disfrutar de la presencia de Dios, sino nuestro propio pecado.

3. Que el fin del Se�or es misericordioso. La bendici�n seguramente llegar� a aquellos que la esperan. La "ira" dar� lugar al "favor"; el. dolor. del "momento" ser� olvidado en la alegr�a de la renovada "vida" y en el comienzo del feliz y eterno "d�a". El final es "alabanza" - W.F.

HOMILIAS DE C. CORTA

Salmo 30:1

La misericordia de Dios.

Este salmo se compuso despu�s de la recuperaci�n de alg�n castigo por el pecado, que casi hab�a resultado fatal. �l alaba a Dios por haberlo sacado de all� y llama a otros de una experiencia similar a unirse a �l en su acci�n de gracias.

I. CELEBRA CON ALEGR�A LA MISERICORDIA DE DIOS PARA �L.

1. Su recuperaci�n hab�a puesto fin a la exultaci�n maliciosa de sus enemigos. (Salmo 30:1.) Los hombres malvados se regocijan en la ca�da y la calamidad del bien; Lo aceptan como un signo de hipocres�a y de la ca�da que se aproxima de la bondad y la buena causa. Y esta fue la raz�n por la que el salmista se regocij� porque en su caso se hab�an decepcionado. Simpatizamos con el �xito de la causa que es m�s querida para nuestro coraz�n: lo bueno con lo bueno; Lo malo con lo malo.

2. Dios lo hab�a sanado del pecado que caus� el castigo. (Salmo 30:2.) En el sexto vers�culo se puede ver cu�l fue la instancia del pecado: la presunci�n desmesurada y el orgullo, producidos por la prosperidad. Era lo que amenazaba su seguridad, su propia vida; y pone en peligro la seguridad de todos los que son culpables de ello. "El orgullo va antes que la destrucci�n", etc. Sus defectos no son nada en comparaci�n con las virtudes. Y al ser sanado del pecado fue restaurado y resucitado.

3. Dios hab�a eliminado tambi�n el castigo de su pecado. (Salmo 30:3.) No hubiera sido bueno eliminar el castigo hasta que hubiera provocado el arrepentimiento y le hubiera tra�do humildad, confianza y vigilancia. Dios siempre quita el pecado antes de quitar el castigo.

II UTILIZA SU PROPIA EXPERIENCIA COMO UNA LECCI�N DE CONFIANZA PARA OTROS. (Salmo 30:4, Salmo 30:5.)

1. La simpat�a con los hombres y la gratitud a Dios nos ense�an a hacer esto. Otros que sufr�an lo que �l hab�a sufrido fueron alentados a confiar en la bondad de Dios. Pero el motivo especial para elogiar aqu� insisti� es:

2. Que las experiencias oscuras de los justos son transitorias, como las l�grimas de un poder; pero sus experiencias brillantes vuelven tan r�pidamente como la ma�ana despu�s de la noche. (Salmo 30:5.) El dolor prolongado mata; la alegr�a es el dador de vida que Dios env�a cuando la tristeza nos ha deprimido. La tristeza del mundo produce la muerte, pero la triste vida de Dios.

Salmo 30:6

Vana confianza.

"Y en mi prosperidad dije, nunca ser� conmovido", etc. Tres etapas aqu� representadas en la vida de un buen hombre.

I. LA PROSPERIDAD MUNDIAL UNA SEGURIDAD. "En mi prosperidad dije que nunca me conmover�an".

1. Decimos esto en la juventud. Todos nuestros castillos en el aire, creemos, est�n construidos sobre monta�as. Creemos que podemos convertirnos en cualquier cosa y lograr lo que queramos.

2. Decimos esto antes de conocer nuestra pecaminosidad. Los caminos del mundo endurecen nuestros corazones sobre nuestros pecados. El �xito en la vida y los medios que empleamos para alcanzarla a menudo endurecer�n la conciencia. El dinero, el lujo, la alabanza son cosas terribles para los hombres ciegos a su verdadero car�cter y estado ante Dios.

II EL SENTIDO DE PELIGRO Y PROBLEMA.

1. Dios esconde su rostro. Nosotros, en nuestra vana confianza, creemos que es Dios quien ha hecho que nuestra monta�a se mantenga firme, hasta que esconde su rostro, hasta que una gran nube negra (nuestros pecados) se interpone entre nosotros y Dios. Esta frase, aunque a menudo mal aplicada, expresa un hecho muy real. Es la oscuridad de la oscuridad para muchos pecadores aterrorizados.

2. Los terrores de la muerte. De la muerte, natural y espiritual, cont�ctanos. El terror de la muerte, natural y espiritual, es ser abandonado por Dios en ella. Este terrible momento ha llegado a casi todos los hombres buenos. Algunos hombres nunca superan esta segunda etapa de la vida.

III. RESTAURACI�N A LA PROSPERIDAD Y SEGURIDAD REALES.

1. La prosperidad del creyente es la prosperidad real. Es la prosperidad del alma; es prosperidad de Dios y no del hombre; Es una prosperidad duradera y segura.

2. Dios es el autor de la segunda y tercera etapa de la vida de un buen hombre. "Ocultaste tu rostro; ... me has convertido mi luto en baile", etc.

Información bibliográfica
Exell, Joseph S; Spence-Jones, Henry Donald Maurice. "Comentario sobre Psalms 30". Los Comentarios del Púlpito. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tpc/psalms-30.html. 1897.