Bible Commentaries
Salmos 38

Los Comentarios del PúlpitoLos Comentarios del Púlpito

Versículos 1-22

EXPOSICI�N

ESTE es el tercero de los salmos penitenciales, y la Iglesia lo recita apropiadamente el Mi�rcoles de Ceniza. De todos los salmos penitenciales, es el que muestra las marcas m�s profundas de postraci�n total de coraz�n y esp�ritu bajo una combinaci�n de las pruebas m�s severas, tanto mentales como corporales. La mente del escritor est� atormentada por el sentimiento de desagrado de Dios (Salmo 38:1, Salmo 38:2, etc.), por el dolor ante la deserci�n de amigos (Salmo 38:11), por temor a las maquinaciones y amenazas de los enemigos (Salmo 38:12, Salmo 38:19, Salmo 38:20). Su cuerpo est� herido de enfermedad, la carne sin solidez, los huesos llenos de dolores, los lomos agonizados con una sensaci�n de ardor, el coraz�n palpitante, la fuerza y ??la vista fallando (Salmo 38:3) Y a pesar de todo es la sensaci�n de que el todo es el resultado de su propio pecado (Salmo 38:3, Salmo 38:18). A�n as�, el escritor no se reduce a la desesperaci�n. Se aferra a Dios (Salmo 38:1, Salmo 38:9, Salmo 38:15, Salmo 38:21, Salmo 38:22) . Acepta sus sufrimientos como un justo castigo. �l confiesa su iniquidad y lamenta su pecado. �l reza a Dios (Salmo 38:1, Salmo 38:21); le env�a sus quejas (Salmo 38:9); �l espera en �l (Salmo 38:15); finalmente, lo invoca como "su salvaci�n" (Salmo 38:22).

El salmo se le atribuye a David por el t�tulo, pero generalmente no se le permite ser suyo. Se asigna com�nmente a una v�ctima desconocida. Aun as�, algunos cr�ticos modernos, especialmente Canon Cook, en el 'Comentario del orador', aceptan la declaraci�n del t�tulo y encuentran que el salmo es muy adecuado para las circunstancias de David "en el per�odo que precede a la revuelta de Absal�n". Canon Cook sostiene que "en ese momento hay indicios de que David estaba postrado por una enfermedad, lo que dio pleno alcance a las maquinaciones de su hijo y sus c�mplices". Si esto fuera as�, la autor�a dav�dica ciertamente ser�a probable; pero la ausencia de cualquier menci�n de tal enfermedad en el Segundo Libro de Samuel es una dificultad que no se puede superar f�cilmente.

El salmo se divide en tres divisiones: desde Salmo 38:1 hasta Salmo 38:8; de Salmo 38:9 a Salmo 38:14; y desde Salmo 38:15 hasta el final. Cada parte comienza con una apelaci�n a Dios, donde sigue una descripci�n de los sufrimientos del escritor. La parte enferma comienza y termina con una apelaci�n a Dios.

Salmo 38:1

Oh Se�or, no me reprendas en tu ira (comp. Salmo 6:1, donde el primero de los salmos penitenciales comienza de manera similar). La oraci�n es por el cese de la ira de Dios, m�s que por la "reprensi�n" que ha resultado de ella. Tampoco me castigas con tu disgusto (ver el comentario en Salmo 6:1).

Salmo 38:2

Porque tus flechas se clavan r�pido en m�. (En las "flechas" del Todopoderoso, ver arriba, Salmo 7:13; y comp. Job 6:4; Salmo 18:14; Salmo 45:5; Salmo 64:7; Salmo 77:17, etc.) Se ha sostenido que por "flechas de Dios" solo se entiende la enfermedad (Hitzig); pero lo contrario aparece en Deu 32: 1-52: 23425. Hengstenberg tiene raz�n, "Las flechas del Todopoderoso denotan todos los castigos del pecado dependiendo de Dios". Y tu mano me presiona dolor. El verbo usado es el mismo en ambas cl�usulas; pero es dif�cil expresar ambas ideas por un t�rmino en ingl�s. El Dr. Kay hace el intento de traducir: "Porque tus flechas se han hundido profundamente en m�; s�, tu mano se hundi� fuertemente en m�".

Salmo 38:3

No hay solidez en mi carne a causa de tu ira. El salmista comienza con una descripci�n de sus problemas corporales; y, en primer lugar, declara que "no hay solidez en su carne", es decir, no hay salud, ni sensaci�n de vigor, ni fuerza vital. Tampoco hay descanso en mis huesos, dice, por mi pecado. Sus huesos duelen continuamente y no le dan descanso (comp. Salmo 6:2; Salmo 22:14; Salmo 31:10; Salmo 42:10; y Job 30:17, Job 30:30).

Salmo 38:4

Porque mis iniquidades han pasado por encima de mi cabeza; es decir, me abruman como olas del mar. Junto con mi dolor corporal se mezcla la angustia mental, una sensaci�n de arrepentimiento y remordimiento a causa de mi maldad, y una convicci�n de que por mis pecados he tra�do sobre m� mis sufrimientos. Como una carga pesada, son demasiado pesados ??para m�. Me presionan, me aplastan contra la tierra, son m�s de lo que puedo soportar.

Salmo 38:5

Mis heridas apestan y son corruptas. El escritor vuelve a sus dolores corporales. Tiene "heridas", que "apestan" y "son corruptas"; o "supuran y se vuelven ruidosos", que pueden ser for�nculos o llagas en la cama, y ??que lo convierten en un objeto repugnante para los dem�s (comp. Job 9:19; Job 30:18). Por mi necedad. Porque era tan tonto como para abandonar el camino de la justicia y permitir que el pecado me dominara.

Salmo 38:6

Estoy preocupado literalmente, doblado; que algunos toman f�sicamente y explican como "retorcidos por espasmos violentos", otros, ps�quicamente, como "deformados", "enloquecidos". Estoy muy inclinado; es decir, inclinados a la tierra, torcidos, como los hombres est�n en la vejez extrema, o por enfermedades como el lumbago y el reumatismo. Voy de luto todo el d�a. Mi paso es el de un duelo: me agacho y me muevo lentamente.

Salmo 38:7

Porque mis lomos est�n llenos de una enfermedad repugnante; mis lomos est�n llenos de ardor (Kay, versi�n revisada). Aparentemente se pretende un dolor ardiente en la regi�n lumbar. Y no hay solidez en mi carne. Repetido desde Salmo 38:3.

Salmo 38:8

Estoy d�bil y adolorido: he rugido por la inquietud de mi coraz�n. Al concluir sus relatos de su condici�n f�sica, el escritor pasa de los detalles a declaraciones m�s vagas y generales. �l es "d�bil", es decir, generalmente d�bil y con ganas de vigor, est� "muy roto" o "muy lastimado" (versi�n revisada), es decir, lleno de dolores y molestias, como si hubiera tenido moretones por todas partes, y el " la inquietud de su coraz�n "lo hace desahogar su angustia en" rugidos "o gemidos.

Salmo 38:9

En esta segunda estrofa, lo f�sico est� subordinado a los sufrimientos morales; el primero se menciona solo en un verso (Salmo 38:10), el �ltimo ocupa el resto de la secci�n. De estos, los m�s tangibles son el dolor causado por la deserci�n de sus "amantes", "amigos" y "parientes" (Salmo 38:11), y la alarma que surge de la acci�n tomada, simult�neamente, por su simpatizantes y adversarios enfermos (Salmo 38:12). Estas aflicciones lo han reducido a una condici�n de silencio, casi de apat�a, como se describe en Salmo 38:13, Salmo 38:14.

Salmo 38:9

Se�or, todo mi deseo est� delante de ti; y mis gemidos no se te ocultan. Esto ha sido llamado "el primer indicio de esperanza en este salmo"; pero hay un destello de esperanza en la oraci�n de Salmo 38:1. La esperanza, sin embargo, aqu� se muestra m�s claramente que antes. El salmista ha puesto "todo su deseo" ante Dios, y siente que Dios lo est� sopesando y consider�ndolo. Tambi�n le ha abierto "todos sus gemidos", expres� libremente toda su queja. Esto podr�a haber sido llevado a hacer solo desde la convicci�n de que Dios no se ofendi� irrevocablemente con �l, sino que podr�a, por arrepentimiento, confesi�n y esfuerzo serio despu�s de la enmienda (Salmo 38:20), reconciliarse e inducirse para convertirse en su Defensa (Salmo 38:15) y su Salvaci�n (Salmo 38:22).

Salmo 38:10

Mi coraz�n palpita. Este vers�culo, que vuelve a los sufrimientos corporales, parece un poco fuera de lugar. Pero la poes�a hebrea no es l�gica, y le importan poco los arreglos exactos. Se notan otros tres problemas corporales, de los cuales este es el primero: el coraz�n "jadea", es decir, palpita o palpita violentamente. Mi fuerza me falla. La fuerza de repente falla. En cuanto a la luz de mis ojos, tambi�n se ha ido de m�. La vista nada y se traga en la oscuridad (comp. Job 17:7).

Salmo 38:11

Mis amantes y mis amigos se mantienen alejados de mi llaga; o, desde mi trazo (comp. Salmo 39:10, donde se usa la misma palabra). El salmista se siente "afectado, enamorado de Dios" ( Isa�as 53:4). �l busca consuelo y simpat�a hacia sus amigos, pero ellos, con un ego�smo que es demasiado com�n, se mantienen apartados, lo retiran y lo abandonan (comp. Job 19:13, Job 19:14). Y mis parientes se paran lejos; o mis vecinos. El venado afectado es abandonado por el resto del reba�o (comp. Mateo 26:56, Mateo 26:58).

Salmo 38:12

Tambi�n aquellos que buscan mi vida ponen trampas para m�. A la deserci�n de los amigos se agrega la persecuci�n de los enemigos, quienes se aprovechan de la debilidad y la postraci�n causada por la enfermedad para conspirar contra la vida del escritor, para "tenderle trampas" e idear el mal contra �l. Aquellos que asignan el salmo a David suponen los dispositivos descritos en 2 Samuel 15:1 a los que �l se refiri�. Y los que buscan mi dolor hablan cosas traviesas e imaginan enga�os todo el d�a; literalmente, habla malignidad; es decir, calumniarme, presentar falsas acusaciones contra m�.

Salmo 38:13

Pero yo, como sordo, no escuch�. No hice caso, es decir, hice como si estuviera sordo. Y yo era como un hombre tonto que no abre la boca. Hasta ahora, este salmista, ya sea David u otro, era un tipo de Cristo (ver Isa�as 53:7; Mateo 26:63; Mateo 27:14; 1 Pedro 2:23).

Salmo 38:14

As� fui como un hombre que no oye, y en cuya boca no hay reprensiones; es decir, yo era como un hombre que no puede responder, reprobar o reprender a un adversario. Tan genial fue mi autocontrol.

Salmo 38:15

Porque en ti, oh Se�or, espero. As� actu�, porque mi esperanza estaba en ti. Busqu� tu interposici�n. Sab�a que "mantendr�a mi derecho y mi causa" (Salmo 9:4) en su propio buen tiempo y en su propio buen camino. Me dije a m� mismo en mi coraz�n: Oir�s, o mejor dicho, responder�s (Versi�n Revisada): �Oh, Se�or Dios m�o! y me content� con dejarte mi defensa.

Salmo 38:16

Porque dije: esc�chame, para que no se regocijen de m�; m�s bien, porque dije, me quedar� callado, para que no se regocijen por m�. Tem�a que al responder imprudentemente o con intemperancia pudiera darles a mis enemigos una ocasi�n contra m�. Sab�a por experiencia que, cuando mi pie resbala, se magnifican contra m�. Siempre est�n atentos para detectar cualquier falla de mi parte, y es motivo para magnificarse y negarme. De ah� mi silencio.

Salmo 38:17

Porque estoy listo para parar. Soy d�bil e indefenso, responsable en cualquier momento de tropezar y caer. Y mi dolor est� continuamente delante de m�; es decir, mi pecado, que me entristece, que se encuentra en la ra�z de toda mi angustia (comp. Salmo 51:3).

Salmo 38:18

Porque declarar� mi iniquidad; Lamentar� mi pecado. Los cuatro "fors", que comienzan cuatro versos consecutivos, son un tanto desconcertantes. Canon Cook sugiere que presenten cuatro razones para el silencio del salmista (Salmo 38:13, Salmo 38:14) y la auto justificaci�n de la abstinencia:

(1) porque Dios lo escucha y responder� por �l (Salmo 38:15);

(2) porque, si hablaba, podr�a dar m�s oportunidades a sus enemigos (Salmo 38:16);

(3) porque se siente en peligro y es consciente del pecado (Salmo 38:17); y

(4) porque no tiene un curso abierto para �l sino la confesi�n y la contrici�n.

Si se nos justifica atribuir el salmo a David y asignar su composici�n al per�odo inmediatamente anterior a la rebeli�n de Absal�n, debemos considerar que nos abre una visi�n de la condici�n mental de David en ese momento, lo cual es de gran inter�s.

Salmo 38:19

Pero mis enemigos son vivos y fuertes. El salmista vuelve al pensamiento de sus enemigos, a quienes no ha respondido, y a quienes no se ha aventurado a reprender (Salmo 38:13, Salmo 38:14). �l recuerda que est�n llenos de vida y fuerza; recuerda el hecho de que son muchos en n�mero; �l registra la causa de su enemistad, que no es su pecado, sino su sincero esfuerzo por abandonar su pecado y seguir la justicia (Salmo 38:20); y luego, en conclusi�n, hace un llamado directo a Dios para que los ayude: primero negativamente (Salmo 38:21), y luego positivamente en el arrebato final, "Date prisa para ayudarme, oh Se�or, mi salvaci�n "(Salmo 38:22). Y los que me odian injustamente se multiplican. Esto se adapta bien al momento de la conspiraci�n de Absal�n, cuando d�a a d�a m�s y m�s personas abandonaron a David y se unieron a la fiesta de su hijo. ( 2 Samuel 15:12, 2 Samuel 15:13).

Salmo 38:20

Tambi�n los que hacen mal por bien son mis adversarios (comp. Salmo 35:12). Porque sigo lo que es bueno; literalmente, porque sigo bien.

Salmo 38:21

No me abandones, oh Se�or (comp. Salmo 27:9; Salmo 71:9, Salmo 71:18; Salmo 119:8). Dios realmente nunca abandona a sus santos (Salmo 37:28). A veces retira con fines sabios el sentido de su presencia y su favor, para que sientan que fueron abandonados; pero esto es solo temporal; Dios m�o, no te alejes de m� (comp. Salmo 22:19; Salmo 35:22; Salmo 71:12).

Salmo 38:22

Date prisa para ayudarme, oh Se�or, mi salvaci�n (ver Salmo 22:19; Salmo 31:2; Salmo 40:13; Salmo 70:1; Salmo 71:12, etc.). Este llanto tan frecuente siempre muestra un peligro inminente; o en cualquier caso, una creencia en ello. El h�roe escritor estaba en doble peligro: por enfermedad y por sus enemigos. Por lo tanto, bien podr�a gritar.

HOMIL�TICA

Salmo 38:4

La convicci�n del pecado es un elemento de la verdadera vida cristiana.

"Como una carga pesada". Jon�s, cuando fue llevado en su tumba viviente a "las ra�ces de las monta�as", con las algas marinas alrededor de su cabeza, no se sumergi� en un mar de problemas m�s profundo que David en la experiencia que este salmo registra (comp. Salmo 32:3). Sinti� que sus problemas eran el justo y sabio castigo de sus pecados; y lo llevan a la confesi�n (vers�culo 18). �l humildemente se inclina bajo la mano de Dios; pero solo ora para que sienta que el castigo no es ira, sino misericordia (vers�culo 1; cf. Hebreos 12:5, etc.). Estas palabras proporcionan un punto de partida para algunos comentarios sobre la convicci�n del pecado como un elemento en la vida cristiana verdadera.

I. CONVICCI�N DEL PECADO � q.d. dolorosa sensaci�n de culpabilidad ante Dios � RESORTES DE UNA RA�Z TRIPLE:

(1) una conciencia despierta e iluminada;

(2) memoria definida de pecados particulares;

(3) puntos de vista claros y que afectan la santidad.

1. El efecto natural del pecado persistente es amortiguar la conciencia ( Efesios 5:19). La conciencia puede estar despierta, pero completamente pervertida por ignorancia o creencia falsa; p.ej. la madre pagana arrojando a su beb� al Ganges ( Hechos 26:9). Cuando el Esp�ritu Santo abre los ojos de la mente y aplica la verdad al coraz�n, se ve y se siente que el pecado es "extremadamente pecaminoso" ( Romanos 7:7). Por lo tanto, para una conciencia tierna y bien informada, las cosas parecen pecaminosas en las que un coraz�n imp�o no percibe da�o.

2. Pecamos de muchas otras maneras que no sean actos deliberados de transgresi�n consciente. "Dejamos sin hacer lo que debemos hacer"; fallar en la intenci�n, en motivos mixtos indignos, incluso cuando nuestra acci�n es buena; ego�smo, cobard�a, pereza, infidelidad; caer (�qu� lejos!) por debajo del est�ndar Divino: amar a Dios con todo el coraz�n, mente, alma, fuerza y ??a nuestro pr�jimo como a nosotros mismos. Podemos saber todo esto, confesarlo, pedir perd�n; pero no oprime ni carga la conciencia como un acto definido de pecado, tal vez hace mucho tiempo, que se destaca con una claridad espantosa en la memoria (Salmo 51:3).

3. La medida de la pecaminosidad del pecado es su oposici�n a la santidad. El est�ndar b�blico de santidad es el car�cter de Dios que se nos revela, sobre todo, en Cristo ( 1 Pedro 1:15, 1 Pedro 1:16). Por lo tanto, nuestra visi�n de nuestra propia pecaminosidad depender� de nuestra comprensi�n clara y afectiva de la santidad de Dios. La t�nica que se ve blanca con poca luz traicionar� todos sus puntos y manchas bajo el sol del mediod�a.

II EXPERIMENTE GRAN VARIEDAD, INCLUSO EN CRISTIANOS REALES, CON RESPECTO A LA CONVICCI�N DEL PECADO. Con algunos, abrumador; con otros, conscientemente deficientes. Esto puede surgir de cualquiera de las fuentes mencionadas o de una combinaci�n: ternura o dulzura de conciencia, recuerdo de pecados particulares, cercan�a de conversaci�n con Dios y puntos de vista profundos y elevados de la santidad. Algunos cristianos pueden ser patrones, pero ninguno es modelo para otros.

III. DIM, SENTIDO SENSIBLE DEL PECADO Y DE SUS MALVIDOS PARECES CARACTER�STICAS DEL CRISTIANISMO DE HOY. Hay un gran avance en los puntos de vista predominantes y la ense�anza con respecto al amor divino; pero ning�n avance correspondiente con respecto a la justicia y santidad divinas. Esto tiende a debilitar la vida y el trabajo cristiano. Nada es m�s peligroso que el uso de un lenguaje exagerado para expresar nuestra vida interior. No permita que ning�n cristiano para quien sea exagerado e irreal adopte las palabras del texto. Pero busquemos una conciencia avivada, un autoconocimiento fiel, sobre todo, cercan�a a Dios, para que podamos ver todo pecado, y el nuestro, a la luz tanto de su santidad como de su amor.

HOMILIAS POR C. CLEMANCE

Salmo 38:1

El pecado pica como una v�bora.

Este ha sido llamado uno de los salmos penitenciales. Puede llamarse as� sin ning�n tipo de lenguaje grave; y, sin embargo, su tono penitencial est� muy alejado del del salmo trig�simo segundo o del quincuag�simo primero. Hay pocas dudas de que hay un reconocimiento sincero del pecado; pero aqu� el estr�s principal del dolor parece ser atribuible m�s al sufrimiento consecuente del pecado que a la culpa del pecado mismo. Y no podemos resistir la convicci�n de que una reticencia indebida (que, por desgracia, a menudo resulta en una advertencia infrecuente e inadecuada contra los pecados de la carne) ha deformado y encadenado los comentarios de muchos expositores. Para el sufrimiento f�sico que aqu� se detalla con precisi�n angustiante, se�ala al pecado como la causa del mismo, a ese pecado que es una de las influencias seriamente envenenantes en nuestro tejido social, y contra el cual ning�n alegato puede ser demasiado tierno, y ninguna advertencia puede ser muy ruidoso Primero estudiemos el caso y luego utilic�moslo.

I. El caso declarado. Incluso antes de entrar en detalles, es obvio que el caso es de intenso sufrimiento. Sin embargo, los detalles nos mostrar�n, pero con demasiada claridad, cu�l fue el sufrimiento y c�mo se tuvo en cuenta.

1. Hab�a habido la comisi�n del pecado. Salmo 38:3 danos tres t�rminos: "pecado", "necedad", "iniquidad". El pecado provoc� una gran cantidad de:

2. Trastorno corporal. Tenga en cuenta las siguientes expresiones:

(1) "Mi carne" (Salmo 38:3).

(2) "Mis huesos" (Salmo 38:3).

(3) "Mis lomos" (Salmo 38:7).

(4) "Sin solidez" (Salmo 38:3).

(5) "Sin salud" (Salmo 38:3).

(6) "Heridas" (Salmo 38:5).

(7) "�lceras" (Salmo 38:5, hebreo).

(8) "Ofensivo" (Salmo 38:5).

(9) "Ardor" (Salmo 38:7).

(10) Esto alterna con frialdad mortal (Salmo 38:8).

(11) "Palpitaci�n" (Salmo 38:10).

(12) El marco se dobl� y se inclin� con el sufrimiento (Salmo 38:6).

(13) "Fuerza de falla" (Salmo 38:10).

(14) "Oscuridad de la vista" (Salmo 38:10). � �

Seguramente esto nos presenta, de manera no oscura, el terrible sufrimiento f�sico que el escritor estaba soportando.

3. Gran angustia mental.

(1) Las flechas de Dios golpearon muy profundamente en su alma (Salmo 38:2).

(2) La mano de Dios presion� fuertemente sobre �l (Salmo 38:2).

(3) Se fue al extranjero como doliente (Salmo 38:6).

(4) Rugi�, gimi� en voz alta, todo el d�a.

Puede que no siempre sea posible afirmar que tal o cual sufrimiento es el efecto de este o aquel pecado espec�fico. Pero a veces podemos. Y no es de extra�ar si los pecados de la carne traen sufrimiento carnal. Es una ley ordenada de Dios que as� sea. Por lo tanto, los sufrimientos se consideran correctamente como "las flechas de Dios".

4. En su problema, los amantes y amigos se mantienen alejados de �l. Incluso los vecinos y parientes se alejaron (Salmo 38:11). Los amigos terrenales son como golondrinas, que se acercan cuando hace buen tiempo y se van volando antes de que el clima se ponga mal.

5. Estaba cargado de reproches e incluso acosado por trampas. (Salmo 38:12.)

6. No respondi� y no pudo responder. Para los cargos presentados en su puerta no ten�a justificaciones para ofrecer, y por lo tanto no dijo nada (cf. Salmo 38:14, hebreo). Esto fue hasta ahora sabio.

7. Aunque silencioso para el hombre, derrama su coraz�n hacia Dios. �l llama a Dios su Dios; a pesar de que la culpa recae fuertemente en el alma.

(1) Declara el caso completo ante el propiciatorio (Salmo 38:9).

(2) �l confiesa el pecado (Salmo 38:18).

(3) Desprecia el disgusto divino (Salmo 38:1).

(4) �l pide ayuda (Salmo 38:22).

Nota: Hay una gran diferencia entre los hombres que "son superados por una falla" y aquellos cuya vida es un pecado perpetuo de alienaci�n de Dios. David vivi� en una �poca en que la lujuria apenas se reconoc�a como algo malo, salvo donde la santa Ley de Dios hab�a brillado sobre ella con la luz del cielo. Si David cay� en este pecado, fue porque fue herido por el bajo est�ndar convencional de su �poca. Si lo consideraba pecado y lloraba por ello, era porque estaba bajo la influencia educativa de esa Palabra que era "una l�mpara a sus pies y una luz en su camino".

8. Mientras David gime de su pecado amenaz�ndolo con la destrucci�n y la ruina, busca la salvaci�n en Dios y solo en Dios. (Salmo 38:22.) "Oh Se�or, mi salvaci�n".

II EL CASO UTILIZADO. Aqu� hay evidentemente un salmo que es uno de los n�meros que contienen un ensayo de la experiencia privada del escritor. Profesan ser eso y, por lo tanto, a menos que se demuestre alguna buena raz�n en contrario, asumimos con raz�n que son eso. El expositor que desea tratar fielmente con todos los salmos, y con la totalidad de cada salmo, a menudo se encontrar� entre dos escuelas opuestas. Por un lado, hay quienes encerrar�an cada salmo dentro de los l�mites de una psicolog�a naturalista; mientras que hay otros que parecen considerar cada salmo como una referencia directa o indirecta a Cristo. � Pero mientras que el salmo segundo y cuadrag�simo quinto. de ninguna manera puede ser explicado por una psicolog�a racionalista, por lo que este salmo trig�simo octavo no puede aplicarse al Mes�as de manera directa o indirecta. No seleccionemos hechos que se ajusten a una teor�a; pero estudie todos los hechos y enmarque la teor�a en consecuencia. En este gemido y gemido personal tenemos:

1. Sufriendo el seguimiento del pecado. De qu� tipo fue el pecado puede haber poca duda. Y si nos preguntamos si David podr�a caer en tal pecado, bien podr�amos preguntar: �qu� se puede esperar de un hombre que tuvo seis esposas ( 2 Samuel 3:2)? La Ley de Dios podr�a, de hecho, ser la regla de su vida, pero fue herido y corrompido al caer en los convencionalismos de su �poca; y, por lo tanto, en su vida privada estuvo muy lejos de su propio ideal profeso. �No es la incongruencia similar entre lo ideal y lo real visto a menudo incluso ahora?

2. Si debido a la "conformidad con el mundo" por lo que David pec�, fue porque tuvo ante s� la revelaci�n de Dios del mal del pecado que estaba tan inclinado bajo el sentido de la culpa del mismo. La Ley de Dios revelada estaba muy por encima del nivel al que hab�a alcanzado; de ah� una verg�enza y odio a s� mismo a causa del pecado, que en ning�n otro lugar se hubiera conocido.

3. Rebosando bajo el sentimiento de culpa, David a�n le dice a Dios todo. �l sab�a que Dios era uno "que perdonaba la iniquidad, la transgresi�n y el pecado"; y, por lo tanto, las cargas del pecado y la culpa, as� como del cuidado, fueron puestas ante el propiciatorio (Salmo 32:5).

4. A veces, sin embargo, las palabras fallan; entonces el deseo y el gemido se entienden perfectamente. (Salmo 38:9.) �Qui�n no entiende algo de esto que sepa algo de las "energ�as de la oraci�n"? Hay "gemidos que no se pueden pronunciar". Como hay "canciones sin palabras", tambi�n hay "oraciones sin palabras". Porque el dolor consecuente con el pecado puede verse agravado por la deserci�n de aquellos amigos que nos sonreir�n cuando seamos pr�speros y nos dar�n la espalda cuando llegue la adversidad. Pero, aun as�, es una misericordia infinita estar encerrado con Dios, y dejar que el coraz�n yazca "desnudo y abierto" ante Aquel que nunca nos malinterpretar� y que nunca nos abandonar�.

5. Porque nuestro Dios es "Jehov� nuestra salvaci�n". Ese es su nombre revelado, y siempre ser� cierto. Vea cu�n gloriosamente se exponen "las misericordias seguras de David" en Salmo 89:26-19. Dios es "un Dios justo y un Salvador" ( Isa�as 45:21). Por lo tanto, nunca debemos permitir que nuestra conciencia de culpa nos aleje de �l; m�s bien, siempre deber�a hacernos "huir hacia" �l "para escondernos".

6. Por lo tanto, solo aquellos que tienen la luz de la revelaci�n de Dios posiblemente puedan tener alg�n evangelio para los hombres que se hieren bajo la culpa del pecado. No conocemos ning�n pasaje en la Escritura en el que la combinaci�n sea m�s notable de un hombre cuyo pecado ha tra�do la verg�enza y la agon�a m�s profundas sobre �l, y que todav�a est� agarrando a Dios bajo ese hermoso, ese nombre incomparable, "mi salvaci�n" (Salmo 89:22). Muy a menudo, de hecho, la palabra "salvaci�n" en el Antiguo Testamento significa principalmente, si no exclusivamente, liberaci�n temporal. Aqu�, en cualquier caso, no puede ser tan limitado; porque la salvaci�n requerida para enfrentar el caso de infortunio as� presentado ante Dios debe ser uno que incluya cancelar la culpa, purificarse de la corrupci�n y curar enfermedades. Y esa revelaci�n de Dios como nuestra salvaci�n que se hizo en germen a los hebreos, se nos revela m�s plenamente bajo Cristo. �l es "hecho sabidur�a de Dios para nosotros, incluso justicia, santificaci�n y redenci�n; que (seg�n est� escrito) el que se glor�a, que se glor�e en el Se�or" ( 1 Corintios 1:30, 1 Corintios 1:31). En el mismo volumen donde el pecado se trata con mayor seriedad, tambi�n se trata con mucha esperanza; y la misma revelaci�n que llora con poder de trompeta, "Todos pecaron", tambi�n grita: "M�rame y s� salvo".

HOMILIAS DE W. FORSYTH

Salmo 38:1

Pensamientos en la aflicci�n.

El predicador dice: "En el d�a de la adversidad, considera" ( Eclesiast�s 7:14). Deber�amos "llamar al recuerdo" -

I. LA MANO DE DIOS EN AFLICACI�N. Nuestras aflicciones pueden ser diversas y tener varias causas. Pero deber�amos mirar m�s all� de la mera instrumentalidad humana, o la acci�n de las leyes naturales. Debemos reconocer la mano de Dios (Salmo 38:2). Qu� cambio hace esto. Calma nuestros resentimientos. Calma nuestros miedos. Dios lo ve todo. �l sabe c�mo sufrimos. El que nos ha golpeado puede sanar nuestras heridas. El que nos ha "presionado dolor" es capaz de verter alegr�a en nuestros corazones.

II La conexi�n del pecado con la aflicci�n. Si hay sufrimiento, debe haber habido pecado. Es posible que no podamos rastrear la conexi�n; y podemos equivocarnos y herir a otros cruelmente si decimos que ciertos sufrimientos son el resultado de ciertos pecados. Pero, aunque no debemos juzgar a los dem�s, debemos juzgarnos a nosotros mismos. Nuestros sufrimientos deben traer nuestros pecados a la memoria. Y cuanto m�s estrictamente analicemos nuestras vidas, y cuanto m�s severamente busquemos en nuestros corazones, m�s aumentar�n nuestros pecados, hasta que su presi�n y peso se vuelvan intolerables, y gritemos: "Son demasiado pesados ??para m�" (Salmo 38:4).

III. LA INADECUACI�N DE TODA LA AYUDA HUMANA EN LA AFLICACI�N. La aflicci�n es una gran reveladora. No solo nos muestra mucho a nosotros mismos, sino tambi�n a los dem�s. Prueba qui�n es verdadero y qui�n es falso; quienes son dignos y quienes no lo son; en qui�n se puede confiar que nos respaldar�, y qui�n se enfurecer� y nos abandonar�, "habiendo amado este mundo actual". Job se quej� amargamente de sus amigos: "Todos ustedes son consoladores miserables". El salmista fue a�n m�s severamente juzgado: "Mis amantes y amigos se mantienen alejados de mi llaga" (vers�culo 11). Incluso cuando son verdaderos y dispuestos, nuestros amigos pueden hacer muy poco por nosotros en nuestros mejores momentos. El consejo es bueno. La simpat�a es mejor. La generosa ayuda es a�n mejor. Pero lo mejor de todo, la �nica ayuda que llega a la ra�z del asunto, es cuando un verdadero amigo, como Jonathan, "fortalece nuestras manos en Dios".

IV. LOS DIVINOS RECURSOS DE LOS DIOSES EN AFLICACI�N. Hay oraci�n Los disc�pulos en problemas vinieron a Jes�s y le contaron todo. Para que podamos derramar todo nuestro coraz�n a Dios (vers�culo 9). Hay compresi�n Es un alivio maravilloso llevar nuestros pecados a Dios (vers�culo 18). La carga que es demasiado pesada para nosotros se caer� cuando nos arrojemos como humildes penitentes al pie de la cruz. Hay una consagraci�n renovada. Lo que venga, debemos aferrarnos a nuestra esperanza. Cada peligro y estrecho, cada gran temor que palidece la cara y hace que el coraz�n se debilite, deber�a llevarnos a la renovaci�n de nuestros votos y a la revitalizaci�n de nuestro prop�sito de "seguir solo lo que es bueno" (vers�culo 20). Sobre todo, hay refugio en Dios. Desde el principio, y en todo momento, el salmista est� con Dios, confesando, suplicando, apelando; y al final re�ne todo el deseo de su coraz�n en el clamor sincero: "�No me abandones, Se�or! �Oh Dios m�o, no te alejes de m�! �Date prisa para ayudarme, Se�or, mi salvaci�n!" (Vers�culos 21, 22).

As� encontr� consuelo; y nosotros tambi�n. Jerome dijo: "Si alguna enfermedad le sucede al cuerpo, debemos buscar la medicina del alma". y el verdadero y �nico m�dico del alma es Cristo. � W.F.

HOMILIAS DE C. CORTA

Salmo 38:1

Una imagen temerosa de los sufrimientos que puede causar un gran pecado.

Se supone que es uno de los salmos penitenciales de David.

I. SUFRIMIENTO MENTAL Y CORPORAL COMPLICADO. (Salmo 38:1.)

1. Temor de la ira de Dios. La culpa hace que un hombre est� lleno de miedo y aprensi�n (Salmo 38:1).

2. Su pecado se realiz� como una carga intolerable. (Salmo 38:4.) Una carga que no pudo llevar; o una gran ola que pasa sobre su cabeza y amenaza con abrumarlo.

3. Su pecado fue un dolor debilitante e inquietante. (Salmo 38:6, Salmo 38:8.) Continuo, ininterrumpido, que hizo de la vida una agon�a duradera.

4. El sufrimiento mental provoc� un gran sufrimiento corporal y postraci�n. El cuerpo y la mente reaccionan el uno contra el otro cuando surge un gran problema; y estamos reducidos al m�s profundo tono de miseria.

II ES CASTIGADO POR LOS HOMBRES, AS� COMO POR DIOS. (Salmo 38:9.)

1. Sus amigos est�n alienados y le niegan cualquier consuelo. (Salmo 38:10,] 1.) Cuando nos sentimos abandonados de Dios y del hombre, entonces nuestra copa de agon�a est� llena. Esta fue la experiencia de nuestro Se�or en la Crucifixi�n.

2. Sus enemigos tambi�n buscan darle su golpe mortal. (Salmo 38:12, Salmo 38:19, Salmo 38:20.) Se esfuerzan por aprovechar su ca�da para arruinarlo y quitarle la vida. �Qu� malos se regocijan los hombres en la iniquidad de los justos!

3. Consciente del pecado, est� obligado a guardar silencio. (Salmo 38:13, Salmo 38:14.) La conciencia de culpa lo hace incapaz de refutar las falsas acusaciones de sus enemigos. �De qu� sirve hablar cuando estamos profundamente condenados? Esto es un agravante de nuestro castigo, cuando no podemos defendernos. ante nuestros enemigos

III. Renuncia a toda autoayuda para esperar en Dios. (Salmo 38:15.)

1. Si Dios no lo escuchara, sus enemigos se regocijar�an por �l. Porque �l mismo era tan d�bil que no ten�a fuerzas para lidiar con ellos (Salmo 38:16, Salmo 38:17).

2. Se arrepentir� sinceramente y confesar� su pecado. (Salmo 38:18.) Esta es nuestra �nica forma de restauraci�n en favor de Dios o del hombre. El arrepentimiento es el alejamiento sincero del pecado con sincero odio mental.

3. Un grito de suplica por un rescate r�pido. (Salmo 38:21, Salmo 38:22.) Cuando nos sentimos al borde de la muerte, no pensamos en "el tiempo de Dios"; Estamos impacientes por la liberaci�n, y clamamos por ayuda presente en nuestro momento de problemas.

LECCI�N. Piensa en los problemas y sufrimientos que los pecados de un hombre tienen el poder de traerle, y cu�l es su oportunidad de salvaci�n en Cristo.

Información bibliográfica
Exell, Joseph S; Spence-Jones, Henry Donald Maurice. "Comentario sobre Psalms 38". Los Comentarios del Púlpito. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tpc/psalms-38.html. 1897.