Bible Commentaries
Salmos 44

Los Comentarios del PúlpitoLos Comentarios del Púlpito

Versículos 1-26

EXPOSICI�N

La fecha y ocasi�n de este salmo son muy disputadas. La mayor�a de los cr�ticos, desde Calvin hasta Hitzig, lo refieren a los tiempos de los Macabeos. Otros sugieren el siglo IV o V a.C. Uno (Tholuck) data en el reinado de Joaqu�n. Hengstenberg y Canon Cook defienden el reinado de David. El tiempo de Joram ( 2 Cr�nicas 21:16, 2 Cr�nicas 21:17) y el de la derrota de Jos�as ( 2 Cr�nicas 35:20-14) tambi�n se han propuesto como sea posible. La fecha dav�dica recibe una cierta cantidad de soporte de Salmo 60:1; que est� en el mismo tono y se parece al salmo presente en varias expresiones (comp. Salmo 60:1 con Salmo 44:9; Salmo 60:10 con Salmo 44:9, Salmo 44:10; Salmo 60:11 con Salmo 44:26; etc.). Tambi�n armoniza con el lugar del salmo en el Salterio, y con su atribuci�n a los "hijos de Cor�", que ciertamente estaban entre los m�sicos de David.

La ocasi�n del salmo es un serio rev�s que los israelitas hab�an sufrido en una guerra con enemigos extranjeros, pero qui�nes eran los enemigos, y cu�ndo exactamente se sostuvo lo contrario, son inciertos. Sin duda hubo muchos reveses temporales en el curso de las guerras de David, despu�s de lo cual uno de los salmos pudo haber sido escrito. El salmo se divide en cuatro partes.

En la parte 1. (Salmo 60:1) el escritor relata las misericordias de Dios en el pasado, y de ellas concluye con confianza que se otorgar� ayuda efectiva en la emergencia actual.

En la parte 2. (Sal 60: 9-16) describe la emergencia misma.

En la parte 3. (vers�culos 17-22) insiste en el hecho de que no fue provocado por ninguna infidelidad o rebeli�n por parte de sus compatriotas. Y en la parte 4. (vers�culos 23-26) hace su oraci�n por la liberaci�n .

El estilo es simple, puro y noble, y posee todas las caracter�sticas del mejor per�odo de la poes�a hebrea.

Salmo 44:1

Hemos escuchado con nuestros o�dos, oh Dios, nuestros padres nos han dicho, qu� trabajo hiciste en sus d�as, en los tiempos antiguos. La Ley exig�a a todos los israelitas que ense�aran a sus hijos la historia pasada de la naci�n, y especialmente las misericordias que le hab�an sido otorgadas (ver �xodo 10:2; �xodo 12:26, �xodo 12:27; �xodo 13:8, �xodo 13:10, etc.).

Salmo 44:2

C�mo expulsaste a los paganos con tu mano; es decir, "por tu poder". La conquista de Cana�n es el hecho hist�rico al que se hace referencia. Y los plant� (comp. �xodo 15:17, "Los traer�s, y los plantar�s en la monta�a de tu herencia;" y mira tambi�n Salmo 80:8, "Has tra�do un Vi�a de Egipto; expulsaste a las gentes y la plantaste "). C�mo afligiste al pueblo; m�s bien, los pueblos, es decir, las naciones cananeas. Y expulsarlos. Entonces, la LXX, la Vulgata e incluso la versi�n revisada. Pero la mayor�a de los modernos, entendiendo "ellos" de Israel, rinden, pero los separaron (comp. Salmo 80:11).

Salmo 44:3

Porque no obtuvieron la tierra en posesi�n con su propia espada, ni su propio brazo los salv� (comp. Josu� 24:11, Josu� 24:12): sino tu mano derecha y tu brazo , y la luz de tu semblante, porque ten�as un favor para ellos (ver Deuteronomio 4:37, Deuteronomio 4:38; Josu� 24:11, Josu� 24:18).

Salmo 44:4

T� eres mi rey, oh Dios; literalmente, t� eres el que es mi Rey, oh Dios; es decir, no reconozco a ning�n otro rey sino a ti, ning�n otro se�or y maestro absoluto. Mandato de liberaciones para Jacob. Siendo rey, tienes derecho a mandar. Te rogamos en este momento presente para ordenar nuestra liberaci�n.

Salmo 44:5

A trav�s de ti vamos a derribar a nuestros enemigos. Haga lo que le pedimos, ordene nuestra liberaci�n, y luego seguramente "empujaremos", es decir, derrocar�mos y postraremos a nuestros enemigos. Tu ayuda ser� tan efectiva en el futuro como en el pasado. A trav�s de tu Nombre los pisaremos debajo de ese alzamiento contra nosotros. Habiendo empujado a nuestros enemigos al suelo (comp. Deuteronomio 33:17), podremos "pisarlos". Las im�genes provienen de la pr�ctica de b�falos y toros salvajes.

Salmo 44:6

Porque no confiar� en mi arco, ni mi espada me salvar� (comp. Salmo 44:3). Mi confianza, es decir; No estar� en m�, sino en ti. La espada y el arco eran las armas ordinarias de Israel.

Salmo 44:7

Pero nos has salvado de nuestros enemigos; o, s�lvanos. Es la voz de la esperanza confiada que habla, no la de la gratitud. Y los avergonz� de que nos odiaran; m�s bien, y ponerlos a la verg�enza que nos odian. El escritor est� seguro de que Dios lo har� en el futuro como lo ha hecho en el pasado, y levantar� a Israel nuevamente del bajo estado en el que fueron tra�dos por el desastre.

Salmo 44:8

En Dios nos jactamos todo el d�a y alabamos tu Nombre para siempre. Nos jactamos de Dios como nuestro Dios, que nos salva y averg�enza a nuestros enemigos (ver Salmo 44:7).

Salmo 44:9

Estos vers�culos forman la segunda estrofa, y son una queja fuerte y amarga. Recientemente, Dios ha tratado excepcionalmente a Israel: ha parecido "desecharlos", "los ha avergonzado", ha permitido que sean derrotados y despojados, asesinados y llevados al cautiverio, despreciado y burlado, un reproche y un refr�n. Ya no "sale con sus ej�rcitos" para asegurarles la victoria sobre sus enemigos, sino que se mantiene alejado y los cubre con confusi�n. La descripci�n implica, no una sola derrota, sino un per�odo de depresi�n algo prolongado, durante el cual varios "ej�rcitos" han sido derrotados, varias batallas perdidas, multitudes asesinadas y grandes n�meros llevados cautivos (Salmo 44:11) . A�n as�, no se habla de un cautiverio general, como el babil�nico. La naci�n a�n no ha sido conquistada. Solo necesita un retorno del favor de Dios para convertir a los vencidos en vencedores y reemplazar la verg�enza con jactancia.

Salmo 44:9

Pero has rechazado (comp. Salmo 43:2) y nos has avergonzado (ver tambi�n Salmo 44:16). Es la verg�enza de la derrota, m�s que los dolores f�sicos o las p�rdidas materiales, lo que entristece al escritor. Y no salgas con nuestros ej�rcitos. Israel todav�a tiene "ej�rcitos" a su disposici�n. Por lo tanto, ciertamente no es el per�odo macabeo temprano, ni el tiempo de la monarqu�a que expira. Sus ej�rcitos tienen juego libre, son enviados, solo que Dios no "sale" con ellos (comp. Salmo 60:10).

Salmo 44:10

Nos has hecho volver atr�s del enemigo. Lo que pasa es que damos la espalda en un vuelo vergonzoso del enemigo, ya sea haciendo una resistencia d�bil o ninguna. Y los que nos odian se echan a perder. M�ranos de nuestras armas y adornos, que ellos confiscan y se apropian.

Salmo 44:11

Nos has dado como ovejas designadas para la carne. "Como ovejas para el caos" (Kay), una traducci�n gratuita que expresa bien el significado. Y nos dispers� entre los paganos. O "hizo que nos dispers�ramos entre nuestros vecinos paganos", o "que nuestros captores nos vendieran como esclavos entre ellos". No se pretende una dispersi�n general de la naci�n.

Salmo 44:12

T� eres tu pueblo para nada; literalmente, para no riqueza (comp. Jeremias 15:13). Todo el pueblo es considerado, no como vendido por esclavos, sino entregado a la voluntad de sus enemigos; y todo "por nada", Dios no gana nada a cambio. No aumentar�s tu riqueza por su precio. Una repetici�n por el �nfasis, pero sin agregar una idea nueva.

Salmo 44:13

Nos has hecho un reproche a nuestros vecinos (comp. Salmo 42:10; Salmo 79:4; Salmo 80:6). Ser�an reprochados, no tanto como cobardes, o como d�biles e impotentes, sino como si tuvieran un Dios d�bil e impotente. Un desprecio y una burla a los que nos rodean. (Para ejemplos de "desprecio y burla" a los que los israelitas fueron expuestos a manos de los paganos, ver 2 Reyes 18:23, 2 Rey 18:24; 2 Reyes 19:23, 2 Reyes 19:24; Nehem�as 2:19; Nehem�as 4:2, Nehem�as 4:3; Salmo 79:4; Salmo 137:7. )

Salmo 44:14

Nos hiciste un sin�nimo entre los paganos (comp. Job 17:6; Jeremias 24:9). Una sacudida de la cabeza entre la gente; m�s bien, entre los pueblos (comp. Salmo 22:7).

Salmo 44:15

Mi confusi�n est� continuamente ante m�, y la verg�enza de mi rostro me ha cubierto (vea el comentario en Salmo 44:9).

Salmo 44:16

Por la voz del que reprende y blasfema. Los reproches de los paganos eran m�s com�nmente "blasfemias", ya que consist�an principalmente en expresiones despectivas contra el Dios de Israel (vea el comentario en Salmo 44:13; y comp. Isa�as 37:3, Isa�as 37:23). Por razones del enemigo y el vengador. Las personas por las cuales se pronunciaron los reproches blasfemos: los enemigos de Israel se empe�aron en vengar las p�rdidas y derrotas anteriores.

Salmo 44:17

En esta tercera estrofa, el salmista enfatiza fuertemente su queja al mantener que las calamidades por las que est�n sufriendo no han llegado a las personas por culpa propia, ni han sido provocadas o merecidas de ninguna manera. Quiz�s est� demasiado confiado; pero no podemos dudar de que es sincero en la creencia, que expresa, de que las personas, tanto antes como durante sus calamidades, han sido obedientes y fieles a Dios, completamente libres de idolatr�a y ejemplares en su conducta y vida. No hay muchos per�odos de la historia israelita en los que tal descripci�n podr�a haberse dado sin una falsedad manifiesta, y el tiempo de David es ciertamente m�s adecuado para �l que casi cualquier otro.

Salmo 44:17

Todo esto ha venido sobre nosotros; sin embargo, no te hemos olvidado, ni hemos tratado falsamente en tu pacto. Israel no hab�a dejado a un lado el pensamiento de la religi�n, y se entreg� a la palabrer�a, y a�n as�, mientras profesaba ser religioso, transgred�a habitualmente los mandamientos de Dios. Ella mantuvo "una sinceridad completa en la religi�n y una integridad constante de la vida". Sin embargo, "todo esto", todo lo que se ha descrito en Salmo 44:9, hab�a llegado a ella.

Salmo 44:18

Nuestro coraz�n no est� regresado; es decir, se apart� de Dios, como lo fue cuando pasaron por el desierto (Salmo 78:41). Tampoco nuestros pasos han disminuido de tu camino. Ni con respecto al sentimiento interno ni al acto externo nos hemos desviado del camino correcto.

Salmo 44:19

Aunque nos has herido en el lugar de los dragones; m�s bien, en lugar de los chacales; es decir, en regiones salvajes y desoladas, donde abundan los chacales (comp. Isa�as 13:22; Isa�as 34:13). La expresi�n probablemente se usa metaf�ricamente. Y nos cubri� con la sombra de la muerte. Nos trajo, es decir; en peligro inminente de destrucci�n (ver Salmo 44:10, Salmo 44:11).

Salmo 44:20

Si hemos olvidado el nombre de nuestro Dios, o hemos extendido (m�s bien, extendido) nuestras manos a un dios extra�o. Si Israel hubiera olvidado al Dios verdadero (ver arriba, Salmo 44:17) o se hubiera alejado de la adoraci�n de dioses falsos o extra�os, entonces su mal �xito contra sus enemigos extranjeros habr�a sido totalmente explicado, ya que solo habr�a estado de acuerdo con las amenazas de la Ley ( Lev�tico 26:14-3; Deuteronomio 28:15-5); pero como ella no hab�a hecho ninguna de estas cosas, sus derrotas y su estado deprimido le parec�an al salmista totalmente inexplicables. Trazamos aqu� la misma creencia actual, que surge tan fuertemente en el Libro de Job: la creencia de que las calamidades eran, casi necesariamente, castigos por el pecado; y que cuando ocurrieron, y no hubo una mala conducta precedente conocida, el caso fue anormal y extraordinario.

Salmo 44:21

�No debe Dios buscar esto! es decir, visitarlo, castigarlo. Tal resultado era de esperar. Pero cuando no hubo una idolatr�a precedente, ni descuido de la adoraci�n a Jehov�, �qu� entonces? Porque �l conoce los secretos del coraz�n. La idolatr�a secreta, por supuesto, explicar�a el estado de las cosas; pero el escritor evidentemente no sabe de idolatr�a secreta.

Salmo 44:22

S�, por tu bien nos matan todo el d�a; o, continuamente, como la frase se traduce a menudo. Los israelitas no solo no est�n sufriendo debido a ninguna deserci�n previa de Dios u otra mala conducta, sino que est�n sufriendo por su fidelidad a Dios. Los paganos los odian y hacen la guerra contra ellos, como adoradores de un Dios exclusivo, Jehov�, y contendientes de sus muchos dioses, a quienes consideran "no dioses". Son m�rtires, como los cristianos de la Iglesia primitiva (ver Romanos 8:36). Somos contados como ovejas para el sacrificio (comp. Salmo 44:11).

Salmo 44:23-19

La apelaci�n a Dios ahora se hace, despu�s de que el caso ha sido totalmente representado. Dios siempre ha mantenido la causa de su pueblo y les ha dado la victoria sobre sus enemigos, a menos que se hayan alejado de �l (Salmo 44:1). Ahora ha actuado de otra manera: ha permitido que sus enemigos triunfen (Salmo 44:9). Y no le han dado ninguna raz�n para su deserci�n de ellos (Salmo 44:17). Seguramente, si lo invocan y defienden su causa ante �l, �l ceder� y acudir� en su ayuda. La apelaci�n, por lo tanto, se hace brevemente, pero en los t�rminos m�s conmovedores.

Salmo 44:23

Despierta, �por qu� duermes, Se�or? El salmista realmente no cree que Jehov� "duerma". Los paganos podr�an imaginarse as� a sus dioses ( 1 Reyes 18:27), pero no un israelita. Un israelita estar�a seguro de que "el que guarda a Israel no duerme ni duerme" (Salmo 121:4). El escritor utiliza conscientemente un antropomorfismo, realmente con la intenci�n de invocar a Dios para que se levante de su inacci�n, lo deje a un lado y venga en ayuda de Israel. Lev�ntate (ver Salmo 7:6; Salmo 9:19; Salmo 10:12, etc.). No nos abandones para siempre (comp. Salmo 44:9). Bajo el peligro existente, que Dios deseche a su pueblo ser� desecharlo para siempre. No ten�an fuerza propia que pudiera salvarlos.

Salmo 44:24

Por lo cual escondes tu rostro (comp. Salmo 13:1; Salmo 27:9; Salmo 69:17, etc.). �Y olvidar nuestra aflicci�n y nuestra opresi�n? (ver Salmo 13:1; Salmo 74:19).

Salmo 44:25

Porque nuestra alma est� inclinada al polvo; es decir, tra�do muy bajo, humilde, por as� decirlo, a la tierra, tan debilitado que no tiene fuerza. Nuestro vientre se adhiere a la tierra. El cuerpo participa en la depresi�n del alma y yace postrado en el suelo.

Salmo 44:26

Lev�ntate por nuestra ayuda; literalmente, lev�ntate como una ayuda para nosotros; es decir, lev�ntate y ven en nuestra ayuda. La ayuda contra el enemigo es el �nico objeto de toda la oraci�n. Y red�menos; o gu�rdenos: "entr�guenos" (comp. Salmo 25:22). Por el bien de tu misericordia (comp. Salmo 6:4; Salmo 31:16).

HOMIL�TICA

Salmo 44:1

La bendici�n de la memoria: un serm�n conmemorativo.

"Hemos escuchado", etc. La memoria es el hilo que une la vida. Un recuerdo defectuoso es una de las enfermedades m�s tristes de la vejez. Sin embargo, a menudo existe esta compensaci�n, que el pasado lejano es bien recordado. El anciano olvida qu� clima fue ayer, pero los cumplea�os soleados y los nevados d�as de Navidad de la infancia viven en su memoria. La vieja casa, las viejas libertades y voces, las viejas alegr�as y penas, las lecciones que se hundieron en su coraz�n en la infancia todav�a est�n con �l. Supongamos lo contrario posible: que uno ten�a un recuerdo claro de incluso las ocurrencias menos recientes de las �ltimas semanas o bocas, pero no recordaba cosas de hace mucho tiempo; no se aferran asociaciones que lo atan a viejas escenas, viejos amigos; no tanto como un viejo prejuicio, �qu� vida superficial, mec�nica y poco interesante ser�a suya! Hay recuerdos comunes e individuales; palabras del hogar, tradiciones familiares, historia p�blica y nacional, herencias sagradas de generaciones anteriores. Una de las posesiones m�s preciadas de la humanidad es el conocimiento y el recuerdo del pasado.

I. EL TRABAJO Y LA VENTAJA DE RECORDAR EL PASADO se ense�a de la manera m�s impresionante en la Biblia. Toda su estructura es hist�rica. Solo entre los libros, profesa trazar una l�nea ininterrumpida de historia familiar desde el primer ser humano hasta el comienzo de la era cristiana; terminando en aquel que es "el mismo ayer, y hoy, y por los siglos". Sus lecciones m�s profundas y grandiosas est�n ligadas a las vidas, los ejemplos, las oraciones, la experiencia espiritual de los hombres que amaron y temieron a Dios hace miles de a�os. �Qu� podr�a compensar la p�rdida, si pudi�ramos olvidar la fe de Abraham, las Leyes de Mois�s, los Salmos de David? Pero la vida de estos y otros h�roes espirituales no son m�s que v�nculos en la historia de una gran comunidad espiritual: la Iglesia de Dios. Los cristianos, nos dice San Pablo, son hijos de Abraham. El evangelio mismo es historia. Nuestro Salvador consagr� este principio cuando dijo: "Haz esto en memoria m�a".

II EL OLVIDO DEL PASADO SIGNIFICA IGNORANCIA DE LOS TRATAMIENTOS DE DIOS. Sus obras m�s maravillosas y manifestaciones gloriosas. La gran ley de la creaci�n, la providencia y la gracia de Dios es que el presente nace del pasado y es la ra�z y la semilla del futuro. La consigna de la filosof�a moderna, "evoluci�n", se ha utilizado como una especie de palabra de conjuro para deshacerse de Dios; para mostrar c�mo el universo puede prescindir de un Creador. Pero la Escritura est� llena de evoluci�n en el sentido m�s verdadero y supremo, a saber. el desarrollo del prop�sito de Dios, el desarrollo del pensamiento y el amor divinos. "Evoluci�n" significa "desplegar" o "desplegar". No se puede desplegar nada que no se haya plegado. El plan, el orden, la belleza, la unidad, la vida, la felicidad, de este maravilloso universo no se podr�an plegar en �tomos de gas ardiente, que despu�s de millones de a�os se convierten en �tomos de gas sin cambios. Podr�an estar doblados en ninguna parte, pero en una mente capaz de ver el final desde el principio y, al principio, prepararse para cada paso y etapa siguiente. Lo que es cierto de las obras de Dios en la creaci�n es cierto de su gobierno providencial de los hombres y de las naciones; e igualmente cierto de su gracia ( Efesios 1:4; Efesios 3:9).

III. EL OLVIDO DEL PASADO ES UNA GRAN INGRATITUD. Es cierto que sufrimos por las faltas y locuras de nuestros antepasados; pero nos conquistaron una rica herencia. �Qui�n puede calcular lo que le debemos a los hombres que inventaron las letras, las figuras, el arado, el telar, el yunque, el barco? �D�nde deber�amos estar hoy sin la br�jula del marinero, la imprenta, la m�quina de vapor? Entonces en las cosas espirituales. �Qu� les debemos a los evangelistas por los cuatro Evangelios? a San Pablo y a los otros ap�stoles por sus Ep�stolas; a los traductores de las Escrituras; a reformadores, predicadores, poetas sagrados, escritores? El olvido desagradecido y la consiguiente infravaloraci�n del pasado es uno de los peligros y fallas de nuestra �poca. Estamos en peligro de la superstici�n china: adorar a nuestros antepasados. Los ojos de los hombres se vuelven febrilmente hacia el futuro. Lo viejo se establece como anticuado, obsoleto, desgastado. En el maravilloso movimiento, los descubrimientos asombrosos, el progreso m�ltiple de nuestros d�as, podemos olvidar que nuestros antepasados ??sembraron, o al menos araron, donde cosechamos; e hizo los caminos por los que viajamos, y las escaleras por las que subimos. Si el lenguaje, las instituciones, el arte, la ciencia y la industria tuvieran que comenzar de nuevo con cada generaci�n, la vida nunca superar�a la barbarie.

CONCLUSI�N. En cierto sentido, es bueno olvidar el pasado: sus fracasos, en la medida en que lo desalienten; sus logros, en la medida en que nos contentar�an ( Filipenses 3:13, Filipenses 3:14). No debemos morar entre las tumbas; no parecerse a un hombre que lleva un espejo delante de �l, que refleja solo lo que est� detr�s y oculta su camino; pero debemos conversar con el pasado, para que podamos aprender agradecimiento (Salmo 103:2), humildad ( Job 15:7), coraje ( Santiago 5:17), sabidur�a ( 1 Corintios 10:11), fe y esperanza (Salmo 77:10, Salmo 77:11; Salmo 48:14).

Salmo 44:21

El conocimiento de Dios sobre los corazones de los hombres.

"�No buscar� Dios", etc.? Un mundo de conocimiento mutuo perfecto, en el que los secretos de cada coraz�n est�n abiertos a todos los ojos, debe ser el cielo o el infierno. Todos deben ser perfectamente buenos o, de lo contrario, perfectamente miserables. En este mundo de bien y mal mezclados, Dios ha construido misericordiosamente un muro de secreto, o al menos ha lanzado un velo de privacidad, alrededor de la conciencia de cada uno de nosotros. Cada coraz�n tiene sus propios secretos. Pero el texto nos recuerda que no hay pared ni velo para los ojos de Dios, ni una pel�cula de oscuridad m�s delgada ( Hebreos 4:13).

I. DIOS SABE LOS SECRETOS DEL CORAZ�N.

1. Nuestros pensamientos. �Cu�n impenetrablemente est�n velados por nuestros semejantes! Nuestros sentimientos a menudo se traicionan a s� mismos. Se escapan de nuestro control. Una mirada, un cambio de color, un comienzo, una exclamaci�n, un temblor, pueden descubrirlos en contra de nuestra voluntad. Pero nuestros pensamientos son m�s profundos. Las palabras pueden usarse no para expresar, sino para ocultarlas. La conducta externa y el car�cter aparente de un hombre pueden ser tales que si la corriente habitual de sus pensamientos m�s �ntimos pudiera dejarse abierta, sus amigos m�s cercanos quedar�an horrorizados. Pero Dios lo sabe. El pensamiento puede destellar tan r�pidamente a trav�s de la mente, que nosotros mismos apenas somos conscientes de ello; pero Dios ve Puede desaparecer en un momento del espejo de la memoria; Pero Dios recuerda.

2. Nuestros sentimientos est�n tan abiertos a Dios como nuestros pensamientos. A menudo son un misterio para nosotros, no para �l. Nos sorprenden por su repentino e inesperado car�cter y poder. No lo sorprenden. Nos dejan perplejos por su mezcla de bien y mal. Todo est� claro para �l. Nuestras fuentes de car�cter m�s �ntimas yacen debajo de su mano y de su ojo. �l sabe c�mo trabajar en nosotros tanto para querer como para hacer ( Filipenses 2:13).

3. Nuestro futuro oculto; capacidades inconscientes, buenas o malas; posibilidades sin desarrollar. Ejemplos: Jeremias 1:5; 2 Reyes 8:13; Lucas 5:2. Nuestros pecados (conocidos o desconocidos para nosotros mismos) y todas nuestras necesidades espirituales. Quiz�s no has sentido tus pecados. Pero Dios tiene en cuenta (Salmo 90:8); conoce su necesidad de perd�n ( Isa�as 1:18); conoce tu debilidad y tu necesidad de gracia ( Juan 13:37, Juan 13:38); conoce su necesidad de prueba y disciplina ( Hebreos 13:6).

II BUSCAMOS PARA SABER; DIOS BUSCA PORQUE EL SABE.

1. Por su providencia, probando a los hombres y revelando su car�cter. Como Abraham ( G�nesis 22:12), Ezequ�as ( 2 Cr�nicas 32:31).

2. Por. su esp�ritu ( Juan 16:8).

3. Por su Palabra ( Hebreos 4:12, Hebreos 4:13).

CONCLUSI�N. El Se�or Jes�s reclama esta prerrogativa divina ( Apocalipsis 2:23; 1 Corintios 4:4, 1 Corintios 4:5). Pero le encanta descubrir incluso lo poco que es bueno en nosotros y recompensarlo ( Apocalipsis 3:8). El que sondea puede sanar. El que sabe puede guardar ( Apocalipsis 3:9). Abramos nuestros corazones a �l (Salmo 139:23, Salmo 139:24).

HOMILIAS POR C. CLEMANCE

Salmo 44:22 y Romanos 8:36

Iglesias m�rtires, hebreas y cristianas: un contraste.

Hay algo maravillosamente conmovedor en este salmo. Es la voz de una Iglesia m�rtir, que tiene que dar testimonio de Dios en medio de la persecuci�n, la llama y la espada. Se divide en cuatro partes. En el primero hay una retrospectiva brillante (Salmo 44:1); � en el segundo, una triste queja (Salmo 44:9 y Salmo 44:22); en el tercero, un llamamiento solemne al Rey y Se�or de la Iglesia (Salmo 44:18); en el cuarto, una oraci�n sincera (Salmo 44:23-19). Como documento hist�rico, que (como nos ha llegado) no tiene fecha, no podemos dejar de preguntar: �a qu� per�odo de la historia hebrea se puede aplicar? Otra pregunta se sugiere, a saber: �Es justificable todo el salmo? Trataremos estas dos preguntas lo m�s brevemente posible de manera consistente y clara, para que podamos "abrir" el tema que las respuestas a las mismas nos plantear�n. Para determinar el per�odo de la historia de Israel al que se refiere el salmo, debemos tener en cuenta los datos que se nos presentan all�. De acuerdo con las declaraciones del salmista;

(1) Israel se hab�a dispersado (Salmo 44:11).

(2) La gente hab�a sido derrotada en armas (Salmo 44:10).

(3) Eran un reproche y un sin�nimo entre las naciones (Salmo 44:13, Salmo 44:14).

(4) Fueron vendidos como esclavos (Salmo 44:12).

(5) Fueron "contados como ovejas para el sacrificio" (Salmo 44:11, Salmo 44:22).

(6) Todo esto les hab�a sucedido, aunque no se hab�an apartado de su Dios; y aunque esto hab�a sucedido, todav�a no se apartaban de �l (Salmo 44:17, Salmo 44:18).

(7) Hasta ahora, incluso fueron asesinados por su fidelidad a la verdad y a Dios. "Por tu bien, nos matan todo el d�a" (Salmo 44:22). No es f�cil encontrar un per�odo en la vida nacional en el que se pueda verificar la totalidad de estos siete datos. Por una u otra consideraci�n, casi nos llevamos al tiempo de los Macabeos, entre a.C. 200 y a.c. 160 (2 Mac. 5: 11-23). El Sr. Walford dice: "Ese pr�ncipe feroz e id�latra Ant�oco Ep�fanes, el Rey de Siria, fue accionado por un odio empedernido a las leyes y la religi�n de los jud�os; y emple� los mayores esfuerzos de su pol�tica y poder para inducirlos a apostatar. Bajo las penas m�s severas, prohibi� la adoraci�n a Jehov�, la celebraci�n del s�bado y otras fiestas religiosas, la pr�ctica de la circuncisi�n y la totalidad de los preceptos de la Ley Mosaica. A pesar de esta terrible persecuci�n, la mayor parte de la la gente se adhiri� constantemente a las instituciones Divinas, y se neg� a cumplir con los actos id�latras a los que sus torturadores los habr�an obligado, aunque sufrieron las m�s terribles torturas por su incumplimiento de los mandatos de sus formidables adversarios ". � Solo en este per�odo nos sentimos justificados al referirnos a este salmo. Hay dos objeciones que se han hecho al respecto. Una, que el canon de la Escritura del Antiguo Testamento finalmente se cerr� mucho antes. Pero tal no parece haber sido el caso. � Otro, que en la �poca de los Macabeos, la esperanza de una resurrecci�n anim� a los enfermos hasta el punto de que este salmo no deja rastro (2 Mac. 7: 6-17). Pero aunque esto puede tener cierto peso, debemos tener cuidado de no poner demasiado �nfasis en lo que el salmo no contiene. Con toda probabilidad, los sobrevivientes fueron m�s quebrantados de esp�ritu que los que fueron designados hasta la muerte. De todos modos, est� bastante claro que en el per�odo al que nos referimos ahora, cada uno de los siete datos mencionados anteriormente se puede verificar con facilidad tolerable. Pero esto no se puede decir de ninguno de los otros per�odos a los que se ha asignado la queja de este salmo. Estos son:

1. El tiempo de David. (Entonces, Hengstenberg, Delitzsch, Moll, Fausset, et al.) Pero en la �poca de David no podemos verificar ni el primero, segundo, tercero o s�ptimo de los datos anteriores. Como se�ala Calvino, la Iglesia y la naci�n en general fueron pr�speras y victoriosas en la �poca de David. � �

2. Otros per�odos asignados han sido: el tiempo del exilio (Geikie); los tiempos de Jchoiachin y Zedekiah (Baur, De Wette y Tholuck); los tiempos de Jos�as y Joacim (Barnes); los �ltimos d�as de la dinast�a persa (Ewald); pero de uno y todos estos se puede decir que no cumplen con las condiciones de los datos 6 y 7. Porque el Cronista declara expresamente que los problemas de esos per�odos llegaron a Israel como consecuencia de la infidelidad de la gente a su pacto y su Dios. � En consecuencia, hasta que se arroje m�s luz sobre el tema, nos adherimos al per�odo Maccabean como el que casi cumple con las condiciones a las que se hace referencia. Otra pregunta es esta: �es justificable la firme afirmaci�n de la Iglesia de integridad nacional a Dios? Algunos dicen que s� (as� que Moll, Delitzsch). Algunos, no (entonces Perowne). Pero es justo para el escritor suponer que se refiera simplemente a la ocasi�n que gener� la queja; no puede querer decir que toda la naci�n haya sido siempre y uniformemente fiel. Evidentemente, su intenci�n es esta: que en ese momento no hab�a deserci�n de Dios por parte de la gente para dar cuenta de la persecuci�n espec�fica por la cual �l llora. Y dado que este es el caso, siente que puede apelar a Dios para que cumpla su propia promesa, y que los guarde por el bien de su misericordia. � No estamos preparados para cuestionar la propiedad de esto. Todo depende del esp�ritu en el que se dijo. Recordamos bien que, a fines de la Guerra de los Estados Unidos, un abolicionista notable y elocuente lleg� al extremo de sostener que el Norte deb�a ganar, �porque Dios era Dios! Al mismo tiempo, no hay duda de que la queja, la apelaci�n y todo el tono del salmo tienen rastros de una revelaci�n parcial y, en consecuencia, de una fe imperfectamente desarrollada. Solo tenemos que pasar la l�nea que divide las dos dispensaciones, plantarnos a mediados del primer siglo cristiano, y all� encontramos que los cristianos estaban teniendo, y probablemente tendr�an, una lucha tan dura y feroz como la de los hebreos de anta�o. Tanto es as� que uno de ellos adopta como propias las palabras m�s conmovedoras de todo el salmo: "Por tu bien, nos matan todo el d�a; nos cuentan como ovejas para la matanza". Y sin embargo no hay gemidos ni suspiros, no, ni una l�grima; m�s bien, una canci�n de alegr�a, "�En todas estas cosas somos m�s que vencedores por medio de aquel que nos am�!" ( Romanos 8:36, Romanos 8:37). �De ah� el contraste entre el suspiro de los hebreos y la canci�n de los cristianos en medio de la persecuci�n y la muerte!

I. EN LA DISPENSACI�N HEBREA DIOS HABL� A TRAV�S DE PROFETAS; EN EL CRISTIANO DIOS HA HABLADO EN SU HIJO. ( Hebreos 1:1.) La gran escena de la Transfiguraci�n lo expone con una claridad maravillosa. Mois�s y El�as desaparecen de la vista, y los tres favorecidos se quedan solo con Jes�s; en �l, los creyentes vieron al Hijo encarnado de Dios, la Imagen expresa del Padre, que trajo con �l, en una uni�n sin igual, la ternura y la simpat�a del hermano-hombre, con la majestad y el poder del Dios infinito y eterno. Por lo tanto, la figura en el trasfondo del pensamiento hebreo era muy diferente de la del trasfondo del pensamiento cristiano; el primero orden� atenci�n reverente, como un Mensajero del cielo; �el �ltimo, amor ilimitado y consagraci�n completa, como Salvador y Se�or de todos!

II LA HISTORIA DE LA REDENCI�N CON LA QUE SE ABRE LA VIDA NACIONAL DE ISRAEL EST� MUY SUPERADA POR LA HISTORIA DE LA REDENCI�N ENTRADA POR JESUCRISTO. Con un resplandor de orgullo y agradecimiento, el cantante hebreo cont� la liberaci�n de Egipto y la entrada a la tierra de Cana�n (ver tambi�n Salmo 78:1; Salmo 105:1; Salmo 106:1; Salmo 107:1.). �Pero cu�n inmensamente es todo esto superado tanto en ternura como en grandeza, con palabras como estas! - "�l me am� y se entreg� por m�" ( G�latas 2:20); "Habiendo echado a perder los principados y poderes, los mostr� abiertamente, triunfando sobre ellos". � Las palabras cayeron con fuerza y ??belleza en los o�dos de los santos del Antiguo Testamento: "Di Egipto por tu rescate; Etiop�a y Seba por ti". �pero cu�nto mayor es el encanto en los o�dos cristianos de las palabras, "se entreg� a s� mismo" ( Isa�as 43:3, Isa�as 43:4; G�latas 2:20)!

Dios, en la Persona de su Hijo, ha superado todas sus obras m�s poderosas ".

III. LA IGLESIA HEBREA, TERRITORIAL Y NACIONAL, HA DADO LUGAR A LA IGLESIA DE DIOS, compuesta por hombres reunidos de todas las naciones, y gentes, y personas, y lenguas. La "tierra" de la Iglesia ahora nunca puede ser invadida. Nunca podemos suspirar: "Los paganos han llegado a tu herencia". Eso es imposible. La entrada a la Iglesia de Cristo no se decide por ritos ni por nacimiento, sino por el nuevo nacimiento del Esp�ritu Santo. Ni las caracter�sticas ni las marcas raciales forman ning�n signo de esta nueva hermandad. "En Cristo Jes�s, ni la circuncisi�n vale nada, ni la incircuncisi�n, sino una nueva criatura" ( G�latas 6:15).

IV. EL ODIO DEL JUD�O POR EL GENTIL ES SUCEDIDO POR EL ODIO DEL MUNDO DE LA IGLESIA. Donde la religi�n es o ha sido considerada como una obra de arte, ya sea entre paganos, papistas o protestantes, la divergencia de los ritos designados por el estado o la Iglesia ha sido castigada con fuego y espada. Y la persecuci�n antioque�a en la �poca de los macabeos tuvo su paralelo en la persecuci�n de Diocleciano en la era cristiana. Y aunque en nuestra propia tierra este tratamiento no est� permitido, existe, aunque en gran medida sin ser visto por el p�blico, un odio feroz por parte de los imp�os de la religi�n pura y sin mancha; y muchos y muchos fieles soldados de la cruz tienen que soportar peque�os insultos, abusos y desprecio, en una medida que solo �l y su Se�or conocen.

V. EL ODIO DEL MUNDO, QUE ERA EL TEMOR DE LOS HEBREOS, ES AHORA EL INSIGNIA CRISTIANA DEL HONOR. Fue SO con los ap�stoles ( Hechos 5:41; G�latas 6:17). As� fue con los cristianos privados en los tiempos apost�licos ( 1 Pedro 4:13). Al soportar la persecuci�n en los primeros siglos cristianos, los creyentes lo consideraron as�. E incluso ahora tenemos que recordar las palabras del Maestro en Juan 15:18. Los antiguos hebreos no pod�an soportar el desprecio de sus enemigos; Los cristianos lo consideran como "la comuni�n de los sufrimientos de Cristo", y se deleitan en las palabras, 2 Cor 4:10, 2 Corintios 4:11.

VI. EN MEDIO DE LA PERSECUCI�N M�S FUERTE, LOS CRISTIANOS HAN REALIZADO EL CAMBIO DEL AMOR DIVINO; incluso cuando fueron "contados como ovejas para la matanza". � Donde tenemos un gemido de los hebreos, tenemos de los cristianos una canci�n ( Romanos 8:35, Romanos 8:36; Stephen, Hechos 6:15 y Hechos 7:55-44; Mateo 5:12; Rom 5: 3; 2 Corintios 12:10; Filipenses 1:29; Hebreos 10:3, Hebreos 10:4; Santiago 1:2; 1 Pedro 4:13, 1 Pedro 4:16). Los creyentes sab�an que nada podr�a separarlos del amor divino; y que el golpe que cerr� la vida de abajo los liber� para la vida superior "con Cristo, que fue mucho mejor". � �

VII. Por lo tanto, los cristianos vieron, con una claridad a la que los santos hebreos no pod�an alcanzar, que la iglesia existe en dos mundos. Entonces nuestro Se�or ha ense�ado en Mateo 16:18 (Versi�n revisada); � Apocalipsis 1:18. Y la revelaci�n de esto se hizo a�n m�s clara a trav�s de las visiones otorgadas al vidente en Patmos, cuando ( Apocalipsis 7:1.) Vio una parte de la Iglesia, abajo, sellada en la gran tribulaci�n, y otra parte de la Iglesia, arriba, atrapada fuera de ella. Sabiendo esto, como lo hicieron los primeros cristianos, tambi�n sab�an que la ira y el odio del enemigo no pod�an da�ar de ninguna manera a la Iglesia, ya que su Se�or la estaba construyendo en el reino de arriba por la llegada de santos que pasaban desde abajo. Por lo tanto, incluso la matanza del pueblo de Dios fue como un carro de fuego que los condujo a la regi�n donde "ya no pueden morir".

VIII JUE, EN LUGAR DE UN GRITO AGONIZANTE A DIOS PARA INTERPONER, HAY UN TRIUNFO DE TRIUNFO QUE NO SE NECESITA INTERPOSICI�N. "En todas estas cosas somos m�s que vencedores a trav�s de �l que nos am�". �M�s que vencedores! �Qu� gran y noble desaf�o del enemigo hay aqu�! �Y cu�n gloriosamente gloriosa es esta prueba del desarrollo del intento Divino de revelar su amor m�s plenamente a medida que pasan las edades! Nota: Si se despliega un expositor Salmo 44:1. solo hist�ricamente, debe transferirse a los tiempos antiguos; pero si trata con ese salmo desde un punto de vista cristiano, tendr� un campo glorioso para la expansi�n al contrastar el gemido lastimoso de Salmo 44:22 con la frialdad con la que se citan y aplican las mismas palabras en el octavo cap�tulo de la ep�stola a los romanos. �Bendito sea Dios que vivamos en los d�as de la plenitud de luz y vida de Cristo! Am�n.

HOMILIAS DE W. FORSYTH

Salmo 44:1

En los viejos tiempos.

De este salmo podemos aprender tres grandes lecciones:

I. NOS ENSE�AN A VER LA MANO DE DIOS EN LA HISTORIA. No existe el azar. "El cap�tulo de los accidentes", como alguien ha dicho bien, "es la Biblia del tonto". Hay diferencias en las naciones y las edades; Pero Dios est� en todo. Reconocemos c�mo Dios estaba con los jud�os; pero no estamos tan listos para admitir que tuvo que hacer lo mismo con los dem�s pueblos. La diferencia, en el caso de los jud�os, es que, en cuanto a ellos, se ha levantado el velo, se ha arrojado luz sobre su historia. La historia de su naci�n fue escrita como por la mano de Dios mismo, y fue comprometida como una herencia sagrada para ser transmitida pura y entera de generaci�n en generaci�n ( Deuteronomio 6:7-5; el. Mois�s, �xodo 18:8; David, Salmo 58:8; Ezequ�as, Isa�as 38:19). Pero, como San Pablo nos ha ense�ado, "Todas estas cosas les sucedieron a ellos como ejemplos; y est�n escritos para nuestra advertencia, sobre qui�n han venido los confines del mundo" ( 1 Corintios 10:11). Dios gobierna a las naciones con los mismos principios que gobern� a los jud�os. "Hay diversidad de operaciones, pero es el mismo Dios el que trabaja en conjunto" ( 1 Corintios 12:6).

II C�MO DIOS EST� REALIZANDO SU PROPIO GRAN FIN A TRAV�S DE TODAS LAS EDADES DE LA HISTORIA. El sabio dijo: "Una generaci�n pasa, y otra viene; pero la tierra permanece para siempre" ( Eclesiast�s 1:4). Pero si la tierra permanece es porque Dios permanece. �l tiene sus planes en cuanto a los hombres, y a lo largo de los a�os los est� trabajando. Existe la manifestaci�n de s� mismo. Cada vez m�s, el conocimiento de Dios ha aumentado. Los jud�os sab�an m�s que los patriarcas. Los cristianos saben m�s que los jud�os. Adem�s, Dios est�, en cierto sentido, educando al mundo. Estamos relacionados con el pasado y el futuro. Hemos aprendido mucho del pasado. Dios emplea una edad para beneficiar a otra. �Cu�n grandes son nuestras obligaciones, a trav�s de los libros y de otro tipo, con los grandes hombres del pasado, con los gentiles y los jud�os! Somos los herederos de todas las edades. Y si nos hemos beneficiado de los que nos precedieron, estamos obligados a beneficiar a los que nos siguen. El privilegio es la medida de la responsabilidad. "A quien se le d� mucho, se le exigir� mucho" ( Lucas 12:48). Vemos un poco y, como el conocimiento del remo es limitado, nuestro juicio debe ser imperfecto. Sin embargo, vemos y sabemos lo suficiente como para estar satisfechos de que Dios est� trabajando en todos los eventos y que �l trabaja siempre hacia un final perfecto.

"�Feliz el hombre que ve a un Dios empleado! En todo lo bueno y malo de esa vida de corrector, �Resolver todos los eventos, con sus efectos y m�ltiples resultados, en la voluntad y el arbitraje sabio del Supremo!"

(Cowper.)

III. QUE DIOS HA CUIDADO A SU PUEBLO A TRAV�S DE TODAS LAS EDADES DE LA HISTORIA. Esta es la carga de este salmo. Esta es la gran verdad que da vida a la fe profesa (Salmo 44:1); que despierta la queja de deserci�n en tiempo de juicio grave (Salmo 44:9); que sostiene la esperanza de ayuda y liberaci�n final (Salmo 44:17). Como en el pasado, a�n as�, habr� cambios, no solo misericordias, sino juicios. Habr� pruebas de nuestra fe; habr� la disciplina aguda del castigo; habr�, de una forma u otra, la "persecuci�n" que pone a prueba nuestra lealtad y fortalece y purifica nuestro amor. Pero, pase lo que pase, Dios no cambia; y Dios es nuestro Dios Nuestra confianza en los hombres puede fallar, nuestras esperanzas de los l�deres terrenales pueden decepcionarse y avergonzarse; pero Dios es fiel quien lo ha prometido, y nunca abandonar� a los que conf�an en �l. Despu�s de Culloden, un soldado del ej�rcito del Pr�ncipe Chades fue encontrado muerto en el campo, con su libro de salmos ga�lico abierto en su mano y una marca de dedo ensangrentada en el noveno verso de este salmo: "Pero te has echado, y avergonzarnos, y no hacer nada con nuestros ej�rcitos ". Pero Cristo, el gran Capit�n de nuestra salvaci�n, no sufrir� la menor muerte de sus soldados, con las esperanzas arruinadas y el coraz�n roto.

HOMILIAS DE C. CORTA

Salmo 44:1

Una oraci�n de ayuda contra enemigos extranjeros.

La l�nea de pensamiento es la siguiente: "Nos has ayudado, debes ayudarnos; pero no nos has ayudado; sin embargo, no nos hemos separado de tu ayuda por ninguna culpa de nuestra parte; por lo tanto, �nos ayudas?". El problema del sufrimiento, como se argumenta en este salmo, es similar al problema en el Libro de Job. Que Dios no deber�a ayudarlos

I. FUE INCONSISTENTE CON EL TRATAMIENTO PASADO DE DIOS POR ELLOS. (Vers�culos 1-3.) Sus padres les hab�an dicho qu� trabajo hab�a hecho Dios en sus d�as, en los d�as antiguos. �Qu� historia de obra divina tenemos en el pasado de la Iglesia cristiana!

II INCONSISTENTE CON SU FE EN �L. (Vers�culos 4-8.) Dios era su Rey Todopoderoso, a trav�s del cual pudieron lograr todas las conquistas.

III. NO LLEVAR�A BENEFICIO NI HONOR A DIOS. (Verso 12.) Dejarlos a sus enemigos. �C�mo podr�a Dios actuar as�, para parecer que se deshonra a s� mismo y no trae ganancias a su pueblo?

IV. NO PODR�A SER UN CASTIGO POR LA INCERTIDUMBRE. (Vers�culos 17-22.) No se hab�an olvidado de Dios; su coraz�n no se volvi� hacia atr�s, ni sus pasos disminuyeron de su camino. No pudieron explicarlo.

V. NO PAREC�A CONSISTENTE CON EL RESPECTO DE DIOS A SU PROPIO HONOR. (Vers�culos 15, 16, 24.) Parec�a estar del lado del blasfemo y olvidando su fidelidad. Y este era el misterio de su experiencia.

VI. AUN POR FIN NO DESARROLL� SU FE EN DIVINA AYUDA AL FIN. Porque contin�an suplicando la interposici�n redentora de Dios (vers�culos 23-26). La fe siempre vence sus dificultades, confiando donde no puede ver ni explicar.

Información bibliográfica
Exell, Joseph S; Spence-Jones, Henry Donald Maurice. "Comentario sobre Psalms 44". Los Comentarios del Púlpito. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tpc/psalms-44.html. 1897.