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Bible Commentaries
Apocalipsis 19

Los Comentarios del PúlpitoLos Comentarios del Púlpito

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Versículos 1-21

EXPOSICI�N

Apocalipsis 19:1

Y despu�s de estas cosas o� una gran voz de mucha gente en el cielo, que dec�a; despu�s de estas cosas escuch�, por as� decirlo, una gran voz de una gran multitud, etc. La introducci�n habitual a una nueva fase de una visi�n (ver Apocalipsis 4:1, etc.). La "gran voz", como siempre, caracter�stica de las expresiones celestiales (ver Apocalipsis 5:2, etc.). Nuevamente, no se nos dice de qui�n es el enunciado. Bien puede ser el de todos los habitantes celestiales y santos en gloria (cf Apocalipsis 7:9). Como es habitual en el Apocalipsis, al final de una descripci�n del juicio final llega la canci�n triunfante de la hueste celestial (cf Apocalipsis 7:9; Apocalipsis 11:17). As�, el relato del conflicto entre Dios y el diablo, que comenz� en Apocalipsis 12:1., Se concluye aqu� en Apocalipsis 12:8; despu�s de lo cual la narraci�n toma un nuevo rumbo, una vez m�s regresando, por as� decirlo, al principio, y trazando nuevamente esta guerra. La parte restante del libro es an�loga a la �ltima parte de Ezequiel. Aleluya; Salvaci�n, y gloria, y honor, y poder, al Se�or nuestro Dios; Aleluya; La salvaci�n, la gloria y el poder pertenecen a nuestro Dios. ? ????, "el honor", que se encuentra en varios cursivos, se omite en ?, A, B, C, P, etc. As� tambi�n con la palabra "Se�or". Aleluya: "Alabado sea Jehov�", se encuentra en Salmo 135:1 y en otros lugares. Se traduce en Salmo 135:5 de este cap�tulo, como es la costumbre de San Juan (ver en Apocalipsis 9:11). Se ha observado que la palabra "Aleluya" se usa principalmente en relaci�n con el castigo de los imp�os; de qu� manera tambi�n se usa aqu�. (Para una atribuci�n de alabanza similar, vea Apocalipsis 4:11, etc.)

Apocalipsis 19:2

Porque verdaderos y justos son sus juicios. Esta raz�n para la adoraci�n de Apocalipsis 19:1 es similar a la de Apocalipsis 16:7 y Apocalipsis 15:3. Porque juzg� a la gran ramera, que corrompi� la tierra con su fornicaci�n, y veng� la sangre de sus siervos de su mano. Una segunda raz�n para la adoraci�n de Apocalipsis 15:1. Corrompe la tierra; como en Apocalipsis 11:18, donde se usa una forma del mismo verbo (cf. tambi�n Jeremias 51:25). Su fornicaci�n; su infidelidad y enga�o (ver en Apocalipsis 14:4, Apocalipsis 14:8). La oraci�n de Apocalipsis 6:10 ya se ha escuchado (cf. tambi�n Apocalipsis 18:20).

Apocalipsis 19:3

Y nuevamente dijeron: Aleluya. Y su humo se elev� por los siglos de los siglos; sube El "humo" es el de la quema de Babilonia, mencionado en Apocalipsis 18:9, Apocalipsis 18:18. La naturaleza final de este juicio est� indicada por las palabras finales.

Apocalipsis 19:4

Y los veinticuatro ancianos y las cuatro bestias cayeron y adoraron a Dios que estaba sentado en el trono, diciendo: Am�n; Aleluya. (Sobre "los veinticuatro ancianos" como representantes de la Iglesia de Dios, y "los cuatro seres vivos" como t�picos de la creaci�n, ver Apocalipsis 4:4, Apocalipsis 4:6.) Dios que se sienta (tiempo presente, como en Apocalipsis 19:3) en el trono; como se describe en Apocalipsis 4:2 y Apocalipsis 5:13. Am�n; Aleluya (ver Salmo 106:48).

Apocalipsis 19:5

Y una voz sali� del trono, diciendo. ?? "fuera de" se encuentra en ?, P, 1, 34, etc .; ???, "adelante de", es compatible con A, B, C, etc .; mientras B lee ???????, "cielo", en lugar de ??????, "trono". Alford sugiere que se pretende la direcci�n en lugar de la fuente de la voz. Es imposible decir a qui�n debe atribuirse la voz (cf. Apocalipsis 10:4, Apocalipsis 10:8, etc.). Como una invitaci�n a la Iglesia para alabar a Dios, podr�amos esperar que la voz sea la de uno de los ancianos. Alabado sea nuestro Dios, todos ustedes, sus sirvientes, y los que le temen, tanto peque�os como grandes, ?, C, P, omitan el primer "y", as� leyendo: "vosotros, sus sirvientes, los que le temen", etc. Las primeras palabras son una repetici�n del "Aleluya" de Apocalipsis 19:1. Las siguientes frases se encuentran en Salmo 134:1; Salmo 115:13.

Apocalipsis 19:6

Y escuch� como si fuera la voz de una gran multitud. Esta es la respuesta a la invitaci�n que se acaba de pronunciar en Apocalipsis 19:5. De nuevo "la voz de una multitud", como en Apocalipsis 19:1. Y como la voz de muchas aguas. Es decir, en su sugerencia de gran poder y magnitud (cf. Apocalipsis 1:15; Apocalipsis 14:2; Salmo 93:3; Jeremias 51:16) . Y como la voz de poderosos truenos, diciendo. Una repetici�n de la idea contenida en la cl�usula anterior. El caso del participio es dudoso; A, P y otros tienen ????????; muchas cursivas ? tiene '????????; ????????; el ???????? nominativo se encuentra en B y otros. Aleluya: para el Se�or Dios omnipotente reina. (En "Aleluya", vea Apocalipsis 19:1.) Estas palabras conectan el pasaje presente con Apocalipsis 17:14. Exhiben, por as� decirlo, la raz�n culminante de esta adoraci�n a Dios. Ha exhibido su poder todopoderoso en el derrocamiento de Babilonia, quien dijo: "Me siento como una reina". y en el derrocamiento (que a�n no se ha narrado m�s completamente) de los reyes de la tierra.

Apocalipsis 19:7

Alegr�monos y alegr�monos, y honremosle; Alegr�monos y alegr�monos, y demos gloria a �l. Alford lee ???????, "daremos", con ?, A. P, 36; pero el T.R. ?????, "d�mosnos dar", que se encuentra en ?, B, 1, 7, 38, Vulgate, Cyprian, Primasius, es preferible. Porque ha llegado la boda del Cordero, y su esposa se ha preparado. Esto es algo anticipatorio; la visi�n completa de la novia del Cordero est� reservada hasta Apocalipsis 21:1. Pero el regocijo por Babilonia y la ramera naturalmente sugiere la alusi�n a la Iglesia fiel de Cristo, tal como la visi�n de Apocalipsis 7:1. es sugerido por las palabras finales de Apocalipsis 6:1. "El matrimonio del Cordero" es la figura bajo la cual se representa esa uni�n completa entre Cristo y su Iglesia fiel, que se consumar� en el �ltimo d�a, cuando Satan�s haya sido vencido y el pecado destruido. Contrasta con la fornicaci�n de la ramera: la uni�n de la porci�n espiritualmente infiel de la Iglesia de Cristo con los poderes del mundo (ver Apocalipsis 17:1, Apocalipsis 17:2). Alford comenta: "Esta figura, de un matrimonio entre el Se�or y su pueblo, es demasiado frecuente y familiar para necesitar una explicaci�n (cf. en el Antiguo Testamento, Isa�as 54:1; Ezequiel 16:7 , etc .; Oseas 2:19, etc .; y en el Nuevo Testamento, Mateo 9:15; Mateo 25:1, etc .; Juan 3:29; Efesios 5:25, etc.) ". Este s�mbolo de la esposa o novia indica a los redimidos, a quienes ya se ha aludido en varios lugares en este libro ( Apocalipsis 7:9; Apocalipsis 12:1; Apocalipsis 14:1 ; Apocalipsis 17:14, "los que est�n con �l"). Los santos se han preparado al vestirse con el manto de la justicia ( Apocalipsis 6:8).

Apocalipsis 19:8

Y a ella se le concedi� que se vistiera de lino fino, limpio y blanco; y se le dio que se vistiera de lino fino, brillante [y] puro. Aqu� se expone la doble naturaleza del proceso. "Se le dio", el poder proviene de Dios (cf. Apocalipsis 13:5, etc.) y, sin embargo, "se arregla a s� misma"; La acci�n sigue siendo voluntaria. (En "lino blanco", ver Apocalipsis 4:4; Apocalipsis 7:9; Apocalipsis 15:6.) Las siguientes palabras son un comentario suficiente. Este vers�culo parece contener las palabras del escritor, la canci�n celestial ces� al final del vers�culo 7. Porque el lino fino es la justicia de los santos; los actos justos de los santos. Es decir, su anterior justicia, exhibida en fidelidad a Dios y hostilidad hacia el mundo, obtenida y retenida por la gracia de Dios, ahora forma su principal gloria. Entonces "sus obras los siguen" ( Apocalipsis 14:13).

Apocalipsis 19:9

Y �l me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero; que se ofrecen (versi�n revisada). Cf. el comando en Apocalipsis 1:11 y Apocalipsis 21:5, y la prohibici�n en Apocalipsis 10:4; cf. tambi�n la expresi�n en Apocalipsis 14:13, "Bienaventurados los muertos", etc. Parece que el escritor tiene en mente la conexi�n de ideas indicadas por las palabras citadas anteriormente en Apocalipsis 14:8," Sus obras los siguen ". La figura de la "cena de matrimonio" es m�s un s�mbolo nuevo que la continuaci�n del s�mbolo de la novia; aunque muy probablemente lo sugiera. Para aquellos que participan de la "cena de matrimonio" son los que constituyen la novia, a saber. La fiel Iglesia de Dios. Cf. Apocalipsis 3:20, las palabras que pronuncia el "Am�n, el Testigo fiel y verdadero" ( Apocalipsis 3:14): "Si alguien escucha mi voz y abre la puerta, yo vendr� a �l, y cenar� con �l, y �l conmigo ". Es imposible decir qui�n es el orador que se dirige a San Juan, excepto en la medida en que se pueda reunir del vers�culo 10. Y �l me dijo: Estos son los verdaderos dichos de Dios. Cf. las palabras de Apocalipsis 3:14, citadas anteriormente, y Apocalipsis 21:5; tambi�n el "S�, dice el Esp�ritu" de Apocalipsis 14:13. (Sobre la palabra "verdadero", vea Apocalipsis 3:7.) Estos comentaristas han restringido estas palabras a diferentes partes del Apocalipsis; pero parece mejor, en general, entenderlos como una referencia a toda la serie de visiones relacionadas con la ramera, Babilonia y la novia fiel de Cristo.

Apocalipsis 19:10

Y ca� a sus pies para adorarlo. Lo mismo sucede nuevamente en Apocalipsis 20:7, Apocalipsis 20:8, y esto hace improbable que San Juan imaginara que el �ngel era el mismo Cristo, como algunos piensan. M�s probablemente (como Alford, Bengel, Vitringa, Wordsworth y otros) St. John estaba tan abrumado con el tremendo car�cter de la revelaci�n que acababa de hacerle, que en su humildad le rinde una reverencia indebida al �ngel que se lo hab�a comunicado. . Esta reverencia puede no haber sido exactamente de la naturaleza de lo que �l le har�a a Dios; pero es evidente, por la reprensi�n del �ngel, que era m�s de lo que pod�a pagarse de manera segura y segura a un ser creado. Y �l me dijo: Mira, no lo hagas: yo soy tu siervo, y de tus hermanos que tienen el testimonio de Jes�s; dice ... Soy un compa�ero de servicio contigo y con tus hermanos, etc. As� que los ap�stoles se llamaron a s� mismos ( Romanos 1:1; 2 Pedro 1:1, etc.). (En "sostenga el testimonio de Jes�s", vea Apocalipsis 1:2, Apocalipsis 1:9; Apocalipsis 12:17.) Adore a Dios. Tal es tambi�n el mandato de nuestro Se�or ( Mateo 4:10). Porque el testimonio de Jes�s es el esp�ritu de profec�a. Al igual que las palabras del vers�culo 8, estas palabras son probablemente una explicaci�n a�adida por San Juan. Profetizar es comprender y proclamar la verdad acerca de Dios, especialmente frente a la ignorancia u oposici�n prevaleciente; esto es tambi�n lo que se entiende por tener "el testimonio de Jes�s". El �ngel al revelar estas visiones, los m�rtires al profesar abiertamente a Cristo, San Juan al recibir y transmitir el Apocalipsis, estaban profetizando. As� fue que el �ngel se anuncia como el sirviente compa�ero de San Juan, y un compa�ero servidor con los profetas y con aquellos "que guardan las palabras de este libro" ( Apocalipsis 22:9).

Apocalipsis 19:11

Y vi el cielo abierto, y he aqu� un caballo blanco. Ahora se abre una nueva visi�n, que es, sin embargo, parte de la serie anterior, que comienza en Apocalipsis 13:1. La destrucci�n de ciertas formas de maldad, tipificadas por Babilonia y la ramera, ha sido declarada; el derrocamiento final del drag�n tiene que estar relacionado con el veterinario, aunque puede que no haya tal separaci�n en la imposici�n real de estos castigos como necesariamente existe en la relaci�n de ellos. La guerra que se describir� ahora debe entenderse como la que tiene lugar entre los ej�rcitos de Cristo y Satan�s durante el per�odo de la existencia del mundo. El cielo se abri� (cf. Apocalipsis 4:1). Ya se ha empleado una figura similar en la primera visi�n del sello ( Apocalipsis 6:2). Se ha se�alado que la misma imagen se emplea al principio y al final de la descripci�n de la guerra entre Cristo y el diablo. El que es el Primero y el �ltimo, el Alfa y la Omega ( Apocalipsis 1:8), cabalga conquistando y conquistando ( Apocalipsis 6:2). Y el que estaba sentado sobre �l se llamaba Fiel y Verdadero, y en justicia juzga y hace la guerra. Incluso la construcci�n particular aqu� empleada conecta esta cuenta con Apocalipsis 6:2. "Fiel y Verdadero" son los t�tulos aplicados a nuestro Se�or en Apocalipsis 3:14, que se ven. En justicia juzga; cf. La profec�a de Cristo de Isa�as: "Pero con justicia juzgar� a los pobres" ( Isa�as 11:4); cf. Vers�culo 2 de este cap�tulo. Los prop�sitos de esta expedici�n son "juzgar y hacer la guerra".

Apocalipsis 19:12

Sus ojos eran como una llama de fuego; y sus ojos [son] una llama de fuego. De nuevo como en Apocalipsis 1:13. "Fuego" es el tipo de pureza y juicio (ver Salmo 97:3; Isa�as 47:14; Isa�as 66:15; Am�s 5:6; 1 Corintios 3:13, etc .; Apocalipsis 3:18). Y en su cabeza hab�a muchas coronas; y sobre su cabeza hay muchas diademas. ?????????, "coronas reales" (cf. Apocalipsis 12:3; Apocalipsis 13:1), porque ahora viene como Rey a juicio. La pluralidad de "coronas" apunta a su car�cter de Rey de reyes (ver Apocalipsis 17:14; cf. Apocalipsis 13:1). Y ten�a un nombre escrito, que nadie sab�a, sino �l mismo; tiene un nombre ... no, uno lo sabe. Evidentemente, el "nuevo nombre" de Apocalipsis 3:12, el significado que San Juan no puede comprender (ver Apocalipsis 2:7; Apocalipsis 3:12). De la conexi�n con la cl�usula anterior, naturalmente inferimos que este nombre fue escrito en su frente (cf Apocalipsis 7:3); Juan 16:1); pero el escritor no declara expl�citamente esto. En B, veinticinco cursivas y sir�aco, las palabras "nombres escritos y" se insertan antes de "nombre".

Apocalipsis 19:13

Y estaba vestido con una vestimenta ba�ada en sangre; y �l [est�] vestido con una prenda de vestir, etc. La idea aqu� se deriva evidentemente de Isa�as 63:3, "He pisado solo la prensa de vino; y de la gente no hab�a nadie conmigo: porque lo har� pi�nselos en mi ira, y arrollarlos en mi furia: y su sangre ser� rociada sobre mis vestiduras, y manchar� toda mi ropa "(cf. Isa�as 63:15). Probablemente la similitud de este pasaje ha provocado la lectura, "salpicada de sangre", que se encuentra en algunos manuscritos. En el pasaje original en Isa�as, la sangre es sin duda la sangre de sus enemigos; pero es posible que haya aqu� una referencia a la sangre de Cristo mismo, que derram� en su guerra con Satan�s. Y su nombre se llama La Palabra de Dios. Solo en los escritos de San Juan aparece este t�tulo, un argumento fuerte a favor de su autor�a del Apocalipsis (cf. Juan 1:1; 1 Juan 1:1). Este no puede ser el "nombre" del vers�culo 12, que, como se explic� all�, es desconocido. Este Nombre, la Palabra de Dios, se usa apropiadamente cuando �l va al juicio.

Apocalipsis 19:14

Y los que estaban en el cielo lo segu�an sobre caballos blancos, vestidos de lino fino, blanco y limpio; que son ... blancas, puras. Estos ej�rcitos no son simplemente los �ngeles, sino los "llamados, elegidos y fieles" de Apocalipsis 17:14, "la novia" de Apocalipsis 17:8, a quienes se describe como vestidos de blanco en Apocalipsis 6:11 y Apocalipsis 6:8 de este cap�tulo. Aquellos comentaristas que consideran que solo los �ngeles son intencionados, y no los santos, olvidan la doble naturaleza de la visi�n; no es solo una descripci�n del juicio impuesto, sino tambi�n de una guerra emprendida. (En "blanco" y "lino fino", vea los cap�tulos anteriores).

Apocalipsis 19:15

Y de su mes sale una espada afilada para herir a las naciones, y las gobernar� con un rojo de hierro. La descripci�n sigue siendo similar a la dada en Apocalipsis 1:1. (ver Apocalipsis 1:16; Apocalipsis 2:12, Apocalipsis 2:16). (Para la �ltima cl�usula, vea Apocalipsis 2:27; Apocalipsis 12:5; y cf. Isa�as 63:3.) El simbolismo es descriptivo de guerra, victoria y juicio. "�l" es enf�tico: "�l gobernar�", ya no son los reyes de la tierra. Las Naciones; en el sentido de lo imp�o (cf. Apocalipsis 16:19, etc.). Y �l trata el lagar del vino de la ferocidad y la ira del Dios Todopoderoso; la prensa de vino del vino de la ferocidad de la ira, etc. En Apocalipsis 14:10 tenemos la figura del "vino de la ira" de Dios, y en Apocalipsis 14:19 que de la "prensa de vino de la ira"; aqu� los dos se combinan (cf. tambi�n Isa�as 63:3, citado en Isa�as 63:13).

Apocalipsis 19:16

Y tiene en su vestimenta y en su muslo un nombre escrito. Lo que esto significa es dudoso. Se han hecho las siguientes sugerencias:

(1) El nombre, escrito extensamente, est� escrito en parte sobre la vestimenta y en parte sobre el muslo mismo, donde la prenda (en una figura ecuestre) se caer�a del muslo (Alford).

(2) El nombre est� escrito en la vestimenta, incluso (???) en la parte que cubre el muslo (De Wette, Dusterdieck, Hengstenberg).

(3) En el muslo, como el lugar donde generalmente cuelga la espada.

(4) Una referencia a la costumbre de grabar el nombre del artista en el muslo de una estatua (Cic., 'Verr.,' 4.43; ver Wetstein).

REY DE REYES Y SE�OR DE SE�ORES. Como en Apocalipsis 17:14 (pero invertido), donde, como aqu�, retrata la carrera victoriosa de Cristo sobre los "reyes de la tierra".

Apocalipsis 19:17

Y vi un �ngel parado al sol. Es decir, en medio del cielo (como en Apocalipsis 8:13, etc.); en un lugar acorde con su gloria, y tambi�n de donde puede emitir adecuadamente su citaci�n. Y llor� en voz alta. Como es habitual en todas las expresiones celestiales (ver Apocalipsis 5:2, etc.). Dici�ndoles a todas las aves que vuelan en medio del cielo; los p�jaros que vuelan en medio del cielo (Versi�n revisada) (vide supra); ver Ezequiel 39:17, et seq., para el origen de las im�genes aqu� empleadas. Vengan y re�nannse para la cena del gran Dios; ven, re�nete para la gran cena de Dios (versi�n revisada). No, por supuesto, la "cena" de Ezequiel 39:9, sino m�s bien un contraste con ella; esa cena que est� reservada para los imp�os, en la que forman la presa. El lenguaje se emplea para completar los detalles accesorios de la imagen central, y no debe presionarse demasiado en direcciones particulares; p.ej. Andreas considera que los p�jaros son buenos �ngeles.

Apocalipsis 19:18

Para que com�is la carne de reyes, y la carne de capitanes, y la carne de hombres poderosos, y la carne de caballos, y de los que se sientan en ellos, y la carne de todos los hombres, tanto libres como esclavos, ambos peque�os. y genial (cf. la descripci�n en Ezequiel 39:17). Todos los hombres; es decir, todos los imp�os. Cf. la descripci�n del mismo evento al concluir los juicios del sello ( Apocalipsis 6:15). Todo el relato indica la naturaleza generalizada y completa de los juicios de Dios, de los cuales nadie podr� escapar.

Apocalipsis 19:19

Y vi a la bestia; verbigracia. que se describe en Apocalipsis 13:1, t�pico de la potencia mundial hostil. Y los reyes de la tierra y sus ej�rcitos. Los reyes convocados por los esp�ritus inmundos de Apocalipsis 16:13, Apocalipsis 16:14, t�picos de las fuerzas que la bestia emplea en su guerra espiritual con Dios. Los ej�rcitos son los adherentes de la bestia, descritos en Apocalipsis 13:1. Los imp�os, los que siguen al mundo en lugar de Dios. Se reunieron para hacer la guerra contra el que estaba sentado en el caballo y contra su ej�rcito. Reunidos como se describe en Apocalipsis 16:14 y Apocalipsis 16:17 de este cap�tulo. De nuevo (como en Apocalipsis 16:7) una operaci�n doble. La reuni�n es voluntaria por parte de los malvados ( Apocalipsis 16:14), y sin embargo, es revocada por Dios y hecha para servir a sus fines ( Apocalipsis 19:17). El que se sent� en el caballo; Cristo (ver Apocalipsis 16:11). "Su ej�rcito" consiste en los fieles seguidores de Cristo. Aqu� est�n representados como un ej�rcito celestial ( Apocalipsis 16:14), porque la victoria que lograron es la caracter�stica principal aqu� representada, pero su guerra tuvo lugar mientras estaban en la tierra (cf. Apocalipsis 14:13). La guerra (con el art�culo); verbigracia. esa guerra que se libra perpetuamente entre los poderes de la luz y la oscuridad, y que no terminar� hasta el gran juicio.

Apocalipsis 19:20

Y la bestia fue tomada, y con �l el falso profeta que hizo milagros delante de �l, con el cual enga�� a los que hab�an recibido la marca de la bestia, y a los que adoraron su imagen; que forj� los signos a su vista (Versi�n revisada). Aqu� hemos descrito la destrucci�n de las manifestaciones terrenales del poder de Satan�s; los medios por los cuales busca lograr sus prop�sitos, y que hemos interpretado como el poder mundial hostil y el autoenga�o (ver en Apocalipsis 13:1). Todo el relato contenido en Apocalipsis 19:11 es una breve recapitulaci�n de todo el per�odo de guerra entre Cristo y Satan�s, con especial atenci�n al derrocamiento final de los poderes del mal. Por lo tanto, cubre el mismo terreno que la visi�n de las focas, y luego la de las trompetas, luego la de los viales, y luego la de las bestias, cada una ocupa. La principal diferencia es que en todas esas visiones el conflicto cotidiano se describe m�s particularmente; mientras que en este pasaje la terminaci�n del conflicto es especialmente presentada ante nosotros. El mismo terreno se cubre en el pr�ximo cap�tulo, avanzando, sin embargo, un paso m�s all�, y mostr�ndonos el castigo final del mismo Satan�s, as� como de sus instrumentos ( Apocalipsis 20:10). Ambos fueron arrojados vivos a un lago de fuego ardiendo con azufre; los dos fueron arrojados vivos al lago, etc. (En "azufre", etc., ver en Apocalipsis 9:17, Apocalipsis 9:18. Cf. Apocalipsis 20:10 , Apocalipsis 20:14, Apocalipsis 20:15; Apocalipsis 21:8.) Este "lago de fuego" es el lugar de castigo para Satan�s y sus huestes; no es el lugar en el que actualmente trabaja y reina, que se describe como el abismo ( Apocalipsis 9:1; Apocalipsis 11:7; Apocalipsis 17:8; Apocalipsis 20:1, Apocalipsis 20:3).

Apocalipsis 19:21

Y los remanentes fueron muertos con la espada del que estaba sentado sobre el caballo, espada que sali� de su boca; y todas las aves se llenaron de su carne. El remanente; es decir, los adherentes de la bestia, los "ej�rcitos" de Apocalipsis 19:19. (Para esta descripci�n de Cristo, vea Apocalipsis 19:11, Apocalipsis 19:15.) La muerte espiritual se inflige a aquellos que han demostrado ser hostiles a Dios. La �ltima oraci�n enfatiza la naturaleza del castigo por la referencia a la indignidad ofrecida a sus cuerpos despu�s de la muerte.

HOMIL�TICA

Apocalipsis 19:1 (junto con Apocalipsis 18:20)

Alegr�as por la ca�da de Babilonia.

Cuando ponemos lado a lado el lamento de los reyes, mercaderes y marineros, con las alegr�as de la gran multitud en el cielo por la ca�da de Babilonia, el efecto es muy extra�o. A primera vista parece una incongruencia entre ellos. Se nos ense�a en la Palabra que existe una simpat�a tan profunda entre el cielo y la tierra, y que hay emociones de compasi�n m�s tierna que se sienten en el cielo hacia el hombre de abajo. Y, sin embargo, en esta serie de visiones simb�licas tenemos la representaci�n de que el cielo se alegra con lo que trae lamentos en la tierra. �C�mo se debe tener esto en cuenta? Observar:

(1) No es el lamento en s� mismo por lo que hay regocijo, ni a�n por su causa inmediata.

(2) No es de ning�n sentimiento vengativo. Todos estos sentimientos son, estamos seguros, muertos en el car�cter completamente santificado. Pero

(3) hay asuntos de una importancia inmensamente mayor que la felicidad o la miseria de los individuos. Puede ser una pena ver a un ser humano con una l�grima en el ojo; es mucho m�s que verlo en rebeli�n contra Dios. Y si hay quienes necesitan que se les ense�e esto, es mejor verlos llorar por los amargos frutos de la rebeli�n que verlos c�modos en la revuelta misma.

(4) Eso puede ser alegre en un aspecto que es triste en otro. Puede ser algo triste ver tantas cosas preciosas perecer. Es bueno descubrir que cuando algo est� envenenado por el pecado, no se permite que contin�e.

(5) Como la gran multitud en el cielo a menudo se lamentaba por la carga del pecado que llevaba la tierra, �c�mo pueden alegrarse de que la tierra est� liberada?

(6) Mientras que los �ngeles en el cielo simpatizan con el hombre, no simpatizan con su pecado, sino mucho, mucho con Dios.

(7) Por lo tanto, ven que si bien el pecado del hombre es la plaga de la tierra, los juicios justos de Dios contra el pecado son la guardia de la justicia. Especialmente cuando

(8) la venganza Divina es perfectamente justa, nunca errando por exceso o defecto. Al mismo tiempo, se puede pensar que ni siquiera estas consideraciones eliminan por completo la dificultad. Uno puede decir: "�Piensa en todas las almas que se lamentan por la ca�da de Babilonia! Por mi parte, no siento que pueda ser feliz, o escucho una canci�n de alabanza como la que contiene el pasaje, siempre que haya una sola estar en el universo que no se regocija en Dios. No tendr�a la menor mota o defecto en ninguna parte, �no, no hay un alma infeliz en toda la creaci�n! " Hay mucho que admirar en ese sentimiento filantr�pico, y aun as�, tal estado mental puede traer sus propios peligros. Porque incluso tales sentimientos tienen que ser regulados por las revelaciones de la Palabra de Dios, y siempre deben ser controlados por una fe absoluta en Dios mismo. Por lo tanto, har�amos preguntas como estas: �Estar�a satisfecho con los tratos de Dios si Dios mismo est� satisfecho con ellos? �Estar�a satisfecho si los que est�n en el cielo lo sean? �Estar�a contento si nuestro bendito Salvador estuviera satisfecho con la alegr�a que se le presenta? �No estar�as mucho m�s que contento si pudieras ver que la ca�da de Babilonia fue solo preliminar para el comienzo de una gloria m�s brillante? �Ni siquiera te transportar�as con deleite si Dios te mostrara que quiere decir del caos actual del pecado recolectar cosas de nuevo y provocar un asunto m�s glorioso que si nunca se hubiera permitido que el pecado se entrometiera? porque, si ese fuera el caso, incluso esta ca�da de Babilonia puede ser solo un evento en un proceso en el que Dios har� mucho m�s de lo que podemos pedir o pensar. Veamos, entonces, la secuela. Y mientras tanto, perm�tanos: a la luz del p�rrafo que tenemos ante nosotros, preguntar y responder tres preguntas:

I. �Qui�nes son los que se regocijan? "Un aleluya celestial celebra el primer acto de la oraci�n final sobre los poderes anticristianos que sirvieron como instrumentos de Satan�s. En cada crisis del Apocalipsis encontramos un himno de alabanza similar ( Apocalipsis 4:8; Apocalipsis 5:9; Apocalipsis 7:10; Apocalipsis 11:15; Apocalipsis 15:3; Apocalipsis 16:5)." � Una voz desconocida, posiblemente de "el que se sienta en el trono"; Esta parece ser la conclusi�n m�s apropiada, ya que la palabra tiene la forma de un mandato. La canci�n en s� viene:

(1) De las cuatro criaturas vivientes: representantes de las �rdenes superiores de la creaci�n.

(2) De los veinticuatro ancianos: los representantes del Antiguo y Nuevo Testamento.

(3) De la gran multitud en el cielo, cuyas voces se alzan como la voz de muchas aguas. Desde el punto de vista en que los bienaventurados en el cielo estudian las obras de Dios, ven terreno para adorar alabanzas y canciones entusiastas. Es solo aqu�, entre nosotros, que moramos en las nubes de abajo, que la canci�n est� marcada por nuestra mala comprensi�n y nuestra visi�n parcial.

II �QU� ES LO QUE MUEBLES MATERIAL PARA LA CANCI�N?

1. "Ha promediado la sangre de sus sirvientes", etc. ( Apocalipsis 19:2.) Esta expresi�n, "la sangre de sus sirvientes", lleva consigo una historia de temible importancia. Incluir�a:

(1) La sangre de los millones sacrificados bajo la sanci�n de la Roma papal.

(2) La sangre de aquellos ejecutados bajo el paganismo.

(3) La sangre de aquellos que han perecido bajo las iniquidades de la trata de esclavos.

(4) La sangre de aquellos cuyas conciencias y almas han sido pisoteadas por la codicia de Mammon. Hay dos tipos de sentimientos que pueden apreciarse bajo estos llantos: el de la venganza furiosa; el de una indignaci�n ardiente ante un ultraje moral. El primero est� mal y no tiene lugar en esta canci�n; el segundo es correcto, s�, y no solo correcto, sino uno que ser�a malo no tener. Y cuando Dios surge en su fuerza para vengar la causa de los desamparados, ser�a indigno del nombre de un hombre que no se regocijar�a por esto.

2. "Ha juzgado a la gran ramera". Esta gran ramera, Babilonia, corrompi� la tierra. Si la iniquidad as� especificada asum�a la forma comercial o eclesi�stica, en cualquier caso era un gran sistema de iniquidad, de apostas�a, en el que "el sacerdote" o "mam�n" se sentaban en el asiento de Dios. El cap�tulo diecisiete apunta al primero; el cap�tulo dieciocho, a este �ltimo. Y seguramente cuando la apostas�a de Dios es expuesta en toda su fealdad, y marcada con eterna verg�enza, eso es suficiente para provocar un poderoso grito de alegr�a que brota del poderoso anfitri�n de arriba. �Qu� ha hecho tan a menudo que el placer sea algo prohibido? �Apostas�a! �Qu� ha confundido el comercio? �Apostas�a! �Qu� ha arrastrado el estandarte de la ciencia en el lodo y el lodo? �Apostas�a! �Qu� ha hecho que incluso las formas religiosas sean un obst�culo y una verg�enza? �Apostas�a! Y seguramente ser� un d�a festivo tanto para la tierra como para el cielo cuando este demonio dorado y envuelto sea expuesto y asesinado.

3. La ca�da del roc�o de tanto mal es el preludio de la salvaci�n. ( Apocalipsis 19:1, "La salvaci�n ... al Se�or nuestro Dios".) Con esto se entiende no tanto ese aspecto de la salvaci�n que pertenece al perd�n de los pecados, que se hab�a disfrutado hace mucho tiempo; pero lo que pertenece a la liberaci�n de la carga del mal en muchas y todas las formas. Despu�s de largos y cansados ??conflictos con la iniquidad, despu�s de parecer casi sofocado por el peso de la impiedad externa, despu�s de que la voz de los justos fue ahogada en la confusi�n y el rugido de Babilonia, �entonces llega la liberaci�n! Su gran enemigo est� muerto para siempre. "�Aleluya!"

4. El Se�or Dios ha tomado el reino. ( Apocalipsis 19:6.) Hath demostr� ser rey de hecho, como lo fue antes del rey por derecho de su entronizaci�n en el cielo; es decir, el Se�or Jesucristo, quien ahora es exaltado "un Pr�ncipe y Salvador", ser� reconocido como Rey. �Y ciertamente el reconocimiento universal de Jes�s como Se�or bien puede provocar un grito de alabanza de parte de todos los benditos en el cielo!

5. La Iglesia est� preparada para su Se�or. ( Apocalipsis 19:7, Apocalipsis 19:8.) El Se�or Dios no solo aplastar� el pecado en el mundo, sino que tambi�n lo purgar� de la Iglesia; y todos los trapos inmundos de Babilonia la Grande, algunos de los cuales se pueden encontrar en la Iglesia m�s pura de la tierra, ser�n quemados. "De lino fino, limpio y blanco", brillar� la novia de Cristo. En el s�ptimo verso esto se mira desde un punto de vista, y en el siguiente verso desde otro. En el primero, como un acto de preparaci�n personal para la aparici�n del Novio; y en este �ltimo, como una concesi�n de la gracia de Dios. Estos son los dos aspectos de la verdad divina que siempre se unen: el esfuerzo humano y la gracia de Dios.

6. El Se�or viene a reclamar su Iglesia. "El matrimonio del Cordero ha llegado". Estas palabras, como muchas otras con las que nos hemos encontrado en el curso de nuestras exposiciones, superan la distancia y los eventos intermedios, y miran hacia el resultado. �La ca�da de Babilonia ser� uno de los preliminares del gran d�a nupcial del cielo! Y luego, �el regocijo mutuo! "Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero". Esta es la escena festiva que se describe en la distancia, como aquella a la que apunta la evoluci�n de las cosas. Se bosqueja en Apocalipsis 22:1. Entre ahora y entonces son las ataduras y la p�rdida de Satan�s, la victoria sobre Gog y Magog, y despu�s de estas cosas aparece la Nueva Jerusal�n. Y cada incidente que ocurre es una nueva promesa de acercarse a la gran fiesta triunfal del cielo. Pero a�n no hemos ido lo suficientemente lejos al interpretar el esp�ritu de este cap�tulo. Hemos visto lo que podemos llamar los momentos, de la alegr�a, los elementos que proporcionan el material de la misma. Todav�a tenemos que preguntar:

III. �EN QU� MOTIVOS DESCANSA LA ALEGR�A QUE ESTO SE EXPRESA EN LA CANCI�N? Todos estos eventos que provocan la alegr�a lo hacen porque son, a los ojos de criaturas renovadas, la expresi�n y el desarrollo de las infinitas perfecciones de Dios. Aqu� ven a nuestro Dios desvelando sus prop�sitos de gracia. Es en �l y en su santa voluntad que todos estos eventos tienen su unidad y su continuidad. "La salvaci�n, y la gloria, y el honor ... al Se�or nuestro Dios". Al mirar el p�rrafo, encontramos que no hay menos de cinco manifestaciones diferentes de las perfecciones divinas.

1. Hay una manifestaci�n de poder. ( Apocalipsis 22:1.) El poder le pertenece a Dios. En �l est� el origen de la fuerza; su fuente eterna e inagotable. Incluso cuando Babilonia est� en el apogeo de su orgullo, puede arrojarlo y tirarlo para siempre. �No es importante para la alegr�a infinita saber que el mal no es lo suficientemente fuerte como para perpetuarse a s� mismo? "Aunque hagas tu nido entre las estrellas, desde all� te derribar�, dice el Se�or".

2. Hay manifestaci�n de equidad. "Ha juzgado ... ha vengado" ( Apocalipsis 22:2). "�l rendir� a cada hombre seg�n sus obras".

3. Hay una manifestaci�n de la gracia. ( Apocalipsis 22:8.) "A ella se le concedi�", como un regalo gratis. Es la gloria de la soberan�a divina enriquecerse de las abundantes gracias y, por lo tanto, hacer mucho m�s que todo lo que pedimos o pensamos.

4. Hay una manifestaci�n de la Divina Misericordia. Porque �l ha conferido salvaci�n a los que estaban listos para perecer; y, por su propia piedad hacia los indignos, los hizo justos, aunque los encontr� inmundos.

5. Hay una manifestaci�n de fidelidad. De fiel adhesi�n a todas las promesas; de continuaci�n perpetua en el amor fiel a la novia a quien �l vendr� a reclamar como suyo. �Esta uni�n es para siempre! El lazo entre el Redentor y sus redimidos nunca se disolver�, sino que sobrevivir� al "naufragio de la materia y al choque de mundos".

Nota: La �nica lecci�n que nos ense�an las edades que se desarrollan es Dios. Hay una verdad profunda oculta en el pante�smo, aunque pervierte la verdad que solo le da su plausibilidad. �Todos los eventos, en el pueblo, la ciudad, el imperio, el mundo, se apresuran en el desarrollo de Dios y escriben nuevas p�ginas de ese Nombre inacabado e inconcluso! De ah� el profundo significado en la profec�a tan repetida: "La gloria del Se�or ser� revelada, y toda carne la ver� junta: porque la boca del Se�or la ha hablado". No es en el cielo donde encontraremos a Dios; Es en la manifestaci�n eterna de Dios que los justos encontrar�n su cielo, y el tema de una canci�n que ser� siempre nueva.

Apocalipsis 19:11

"Rey de reyes y se�or de se�ores".

En este p�rrafo tenemos un bosquejo maravillosamente v�vido de un poderoso conflicto, en el cual el Dios m�s elevado, en la Persona de su Hijo, sale a la guerra y la victoria. Por extra�o que parezca hablar de Dios involucrado en una lucha, est� claro que lo que llamamos "bueno" est� en el mundo con sus fuerzas de la legi�n, y que lo que es malo tambi�n est� aqu�. Ambos est�n en el trabajo. Son necesariamente opuestos. Dios debe estar del lado del bien. De ah� la guerra. Probablemente tengamos razones para creer que Dios podr�a, si quisiera, terminar en un momento todo lo que se opone a su naturaleza infinitamente santa. Pero no le parece adecuado hacer esto. No sabemos por qu�, excepto lo que nos dice. Puede ser que en y por el conflicto se le ense�en lecciones que de otro modo no se podr�an aprender. De cualquier manera, mientras dure esta contienda, es la controversia del Se�or, que ser� llevada a un problema en "la batalla del gran d�a de Dios Todopoderoso". �No es que debemos buscar el cumplimiento literal de tales palabras en un concurso material encabezado por el Mes�as en persona al frente de un ej�rcito! �No no! Nada tan sensual. La batalla de Dios es silenciosa. Sus armas no son carnales. Aunque caminamos en la carne, no peleamos despu�s de la carne. Las fuerzas que deben ser sometidas son espirituales. Por lo tanto, la guerra tambi�n debe ser espiritual. Las fuerzas que deben ser sometidas son:

(1) Poder y pol�tica mundanos en toda forma injusta.

(2) Sistemas religiosos falsos de todo tipo.

(3) Formas variadas falsas y corruptas del cristianismo mismo.

(4) Pecado y crimen, ya sea abierto o secreto.

Estas son las fuerzas adversas que se bosquejan en este libro. Estos son los males que se manifiestan en el mundo. Y es contra ellos que contin�a el poderoso conflicto. Pero, �a qui�n debe dirigirse y conducirse de manera tal que la victoria sea segura? �Qu� intelecto humano puede resolver el problema? �Qu� previsi�n humana mirar hacia el futuro? �Qu� fuerza humana lidiar con los enemigos? �Ay de nosotros si todo quedara en manos humanas! Pero no es as�. �El ap�stol ve el cielo abierto, y he aqu�! �l ve arriba, el Se�or y el L�der en este poderoso conflicto. En cuanto a �l y en �l, el p�rrafo nos da respuestas a cinco preguntas.

I. �QUI�N ES EL L�DER Y CU�L ES SU NOMBRE? Esta pregunta recibe aqu� una triple respuesta. Seguramente ning�n estudiante de Escritura puede dejar de ver que aqu� hay una visi�n del Se�or Jesucristo, aunque no se da el nombre personal ni el oficial. Pero se nos dice:

1. Tiene un nombre que nadie conoce sino �l mismo. Hay aspectos de su naturaleza que conocemos, o ser�a imposible reverenciarlo y amarlo. Pero hay otros aspectos que para nosotros son desconocidos. Hay profundidades insondables en su propia naturaleza infinita. "Nadie conoce al Hijo sino el Padre".

2. Tiene un nombre que se conoce. Un nombre que expresa a la vez su relaci�n con Dios y con el hombre. "Su nombre se llama La Palabra de Dios". Este es el nombre en el que el amado ap�stol se deleita tanto ( Juan 1:1). La palabra;" La expresi�n del pensamiento. El Se�or Jes�s como "la Palabra" es la expresi�n revelada de la mente del Padre invisible.

3. Tambi�n tiene un t�tulo que expresa la autoridad real, la supremac�a sobre todos los nombres terrenales: "Rey de reyes y Se�or de se�ores". "Todos los reyes caer�n delante de �l". Su monarqu�a pondr� todo lo dem�s a la sombra.

"�El poder de los gentiles, desarmado por la espada, se ha derretido como la nieve en la mirada del Se�or!"

II �CU�LES SON LOS ATRIBUTOS DE ESTE L�DER? Son absolutamente capaces de calificarlo para el trabajo aqu� asignado.

1. Sus ojos son como una llama de fuego. Aqu� su omnisciencia se expone como aquello de lo que ning�n pecado, ning�n pecador, puede escapar.

2. Se le llama fiel. El Fiel, en quien la fidelidad se encarna como su arquetipo, su fuente.

3. El es verdadero. La verdad. La substancia. Estos atributos expresan el todopoderoso y la divinidad esencial del Hijo. Las criaturas los tienen parcial y derivativamente; �l, infinita e independientemente.

4. La equidad tambi�n es suya. "En justicia juzga y hace la guerra". En la integridad de su influencia no hay defecto. En la rectitud de sus decisiones no hay defecto. Estos son los nombres y t�tulos; Estos son los atributos por los cuales se distingue. "Ci�e tu espada sobre tu muslo, oh poderoso, y en tu majestad cabalga pr�spero, por la verdad, la mansedumbre y la justicia".

III. �C�MO APARECE AL IR A LA GUERRA? Las caracter�sticas aqu� especificadas son tres.

1. Se lo ve en "un caballo blanco". Entonces en la apertura del primer sello. El caballo blanco era el emblema de la dignidad y de los triunfos pac�ficos que estaba a punto de ganar. All�, sin embargo, sali� al comienzo de sus triunfos. Aqu� se lo ve salir a un conflicto decisivo y final.

2. Est� "vestido con una prenda rociada con sangre". Se ha hecho la pregunta: �es la sangre suya o la de sus enemigos? Respondemos: el simbolismo se extrae de la canci�n receptiva en Isa�as 63:1., Y no podemos cuestionar que aqu� la sangre que se pretende es la de sus enemigos. No, por supuesto, debe tomarse de otra manera que simb�lico de la integridad de la victoria que ha logrado, habiendo puesto a todos los enemigos debajo de sus pies.

3. En su cabeza hay muchas diademas. En alusi�n, tal vez, a la antigua costumbre de un conquistador que llevaba las diademas de los reyes vencidos. Si es as�, la figura es de inmensa sugesti�n y poder. La bestia, o el poder mundial imp�o, ten�a siete cabezas, siete reyes o reinos. De estos, en el momento de la escritura del Apocalipsis, cinco hab�an ca�do: Egipto, Asiria, Caldea, Persia, Grecia. Roma se ha ido tambi�n desde entonces. Y a medida que las coronas terrenales caen una a una de las cejas reales, aquel a quien pertenece el globo llevar� la gloria. La gloria de Egipto se ha ido; pero los hombres de Egipto resucitar�n y lo coronar�n Se�or de todos. As� que con otros reinos, imperios, naciones. Toda la gloria mundana debe partir, para no reaparecer m�s, salvo que todo el honor se re�na alrededor de su majestuosa frente. �La corona del mundo est� esperando a Jes�s! De cada naci�n, parentesco, tribu y lengua, los hombres exclamar�n:

"�Toma el reino, es tuyo, Rey de reyes y Se�or de se�ores!"

IV. �POR QU� M�TODOS HACE CRISTO DE ESTO? Andrew Fuller comenta: "La guerra de Cristo es doble: espiritual ... y providencial". Esto es verdad. Y aunque no necesitamos considerar el simbolismo de este pasaje como una indicaci�n completa de los m�todos de Cristo, hay tres m�todos especificados aqu�.

1. Por la espada, que puede significar

(1) juicio, y tambi�n

(2) la Palabra que sale de su boca.

De hecho, tanto (1) como (2) pueden combinarse como uno, ya que la Palabra de su boca es viva y poderosa, y m�s afilada que cualquier espada de dos cuchillas; Esta es la vara de su fuerza. La "espada del Esp�ritu es la Palabra de Dios".

2. Por los ej�rcitos del cielo. Algunos consideran que estos son los santos glorificados; otros, los �ngeles. Pero al ver esto es una visi�n de un conflicto que tendr� lugar en la tierra, parecer�a estar m�s de acuerdo con la analog�a de las Escrituras y con la naturaleza del caso, considerar a estos ej�rcitos como los amigos del Salvador, que , primero redimido por �l, luego coopera con �l, yendo bajo su direcci�n para perseguir la guerra santa. Por lo tanto, pueden incluir

(1) creyentes en la tierra;

(2) santos difuntos;

(3) �ngeles, que ministran a los herederos de la salvaci�n.

Estos, estos forman los gloriosos ej�rcitos del cielo. Todos los que trabajan y luchan por Dios ahora est�n inscritos all�, "vestidos de lino fino, blanco y limpio".

3. Por juicios severos y terribles. Seguramente nada menos que esto puede ser interpretado por la expresi�n ( Isa�as 63:15), "�l trata la prensa del vino de la ferocidad de la ira del Dios Todopoderoso". El juicio es la extra�a obra de Dios. Pero cuando llegue, ser� terrible. "Ese gran y terrible d�a del Se�or".

V. �CU�LES SON LOS PROBLEMAS DE ESTE PODEROSO CONFLICTO? (Isa 63:17 -21). Estos se pueden agrupar alrededor de cuatro de las figuras empleadas en el texto: la espada, el lagar para vino, la barra de hierro, el lago de fuego. Todas las im�genes de terror, porque el tema en la mano es el triunfo divino sobre el pecado; y la justicia a menudo, quiz�s siempre, debe tener un aspecto de terror con referencia al pecado. De ah� la aparente severidad del simbolismo. El amor infinitamente puro debe ser severo sobre el pecado. Los pecadores pueden ser renovados; el pecado debe ser expulsado. Los enemigos pueden ser reconciliados; la enemistad no puede. Y es el pecado mismo, como enemigo de Dios y del hombre, lo que finalmente debe ser avergonzado; y tambi�n todos los que luchan contra Dios y, en �ltima instancia, rechazan su gracia. Por la espada del juicio ser�n abatidos. Como las uvas son aplastadas en la prensa de vino, tambi�n lo ser�n los enemigos de Dios y la derecha. Con una vara de hierro ser�n gobernados y ser�n completamente impotentes para resistir cuando �l se levante en su d�a de conflicto final. "El Dios de la paz herir� a Satan�s bajo nuestros pies en breve". "Debe reinar hasta que haya puesto a todos los enemigos bajo sus pies". Babilonia ya ha ca�do. Luego, la primera bestia es capturada y arrojada al lago de fuego; la segunda bestia tambi�n, y los que adoran su imagen. Y as�, uno por uno, los enemigos est�n cayendo, hasta que todo le sea sometido. Toda la creaci�n reconocer� la equidad del Gran Supremo, y ya sea en alegr�a o terror, poseer� que Jesucristo es el Se�or. Entonces, entonces el enemigo estar� quieto como una piedra. La tentaci�n se habr� acelerado para siempre. "�Aleluya! �Aleluya! El Se�or Dios Omnipotente reina". As�, hemos trazado el bosquejo que nos ha dado el Esp�ritu Santo por la pluma del ap�stol, del gran Destructor del mal, ya que ahora est� entronizado en gloria, prepar�ndose para volcar, y volcar, y volcar, hasta que venga, en la gloria de su majestad y poder, y reclamar el reino como suyo. "�Qu� diremos entonces a estas cosas?" Nota:

1. �Cu�n grande es la misericordia de que el cielo ha sido "abierto" para que tengamos tales visiones! No nos dejan los vuelos aventureros de la especulaci�n humana ni las curiosas variedades de adivinanzas humanas, ni siquiera las aspiraciones devotas del celo filantr�pico. Sin embargo, decididamente cualquiera o todos estos podr�an tender en una direcci�n, no podr�an, incluso si todos coincidieran, darnos una base s�lida sobre la que descansar. Pero aqu�, aqu� tenemos una roca firme sobre la cual estamos parados; aqu� arreglamos nuestras esperanzas; aqu� echamos el ancla; ni nuestro barco puede ser derivado de su amarre. "La gloria del Se�or ser� revelada, y toda carne la ver� junta: porque la boca del Se�or la ha hablado". Y sin embargo, es posible que nos haya desanimado el enredado laberinto y el aspecto problem�tico de los asuntos de este mundo, cuando reflexionamos sobre visiones como estas, nuestra esperanza revive. En aquel que es la Palabra de Dios, cuyos ojos son como una llama de fuego, vemos una amplitud de sabidur�a y una plenitud de poder. En las t�nicas manchadas de sangre vemos marcas de un conflicto ya encontrado, y promesas de una victoria ya asegurada. Para tal L�der, ning�n laberinto del mal puede ser demasiado complejo, ni una concentraci�n de poder demasiado fuerte. "�Aleluya!"

2. La visi�n nos muestra la grandeza de la lucha entre el bien y el mal. Cuando el Hijo eterno del Padre lo toma como su propia causa, asume una nueva dignidad. En una antigua batalla, inspir� al pueblo de Dios cuando se les dijo: "La batalla no es tuya, sino de Dios". y dado que lo que era cierto en un conflicto material no puede ser menos en un conflicto espiritual, bien podemos sacar una inspiraci�n sagrada para nuestra lucha con el pecado, en el pensamiento de que el Rey de reyes, y Se�or de se�ores, es el �nico L�der en la pelea. Su honor est� comprometido. Tiene la confianza del Padre para sofocar el mal y reunir a los redimidos. "�En justicia hace la guerra!" Nunca hubo una guerra tan santa, nunca una en la que colgaran temas tan estupendos, como aquella con la que se nos pide que nos identifiquemos.

3. Es un acto de gran condescendencia que, al salir con sus ej�rcitos, nuestro Salvador se digna a utilizar el instrumental humano. El nos usar�a. Nos ordena que entremos en su ej�rcito.

(1) Algunos est�n comprometidos de su lado. Y les resulta su alegr�a m�s noble y su m�s alto honor cooperar con su Se�or redentor. Que no se olviden de la vestimenta con la que salen las huestes del Salvador: "vestidos de lino fino, blanco y limpio".

(2) Hay algunos que todav�a no han abrazado abiertamente la causa del Salvador. Que tal recuerde que solo hay dos lados. "El que no est� contra nosotros es por nosotros". esto es lo que Vinet llam� "la tolerancia del evangelio". "El que no est� conmigo est� contra m�". Aqu� est� lo que el mismo escritor llam� "la intolerancia del evangelio". Cristo no permite neutralidad. O nos ponemos del lado de los ej�rcitos del cielo o con los adoradores de la bestia y su imagen. Pero recordemos que solo en proporci�n a la severidad de la derrota que nos espera si estamos en el lado equivocado, es la grandeza de la alegr�a que nos atender� si, por la gracia del Esp�ritu Santo, somos ganados a un lado de Jes�s No vamos a una guerra por nuestra propia cuenta. Estaremos bien equipados para la expedici�n m�s peligrosa y las marchas m�s largas, y tambi�n se nos proporcionar� sabidur�a y fuerza para la lucha m�s severa. Y si pudi�ramos hacer que los hombres vean la gloria del conflicto, en lugar de tener que rogarles que se pongan del lado de Jes�s, �se les oir�a de su lado que podr�an tener el privilegio de luchar en la guerra santa!

HOMILIAS POR S. CONWAY

Apocalipsis 19:1

El triunfo de los redimidos.

Cuando Handel escribi� el "Coro de Aleluya", se esforz�, por lo que dijo, para imaginarse a s� mismo cu�l debe ser la gran alegr�a de los glorificados. Con raz�n y reverencia busc�, y nos parece, no busc� en vano, imaginar toda la escena tal como est� registrada aqu�. Y es bueno para nosotros meditar mucho en una escena como esta. Es un verdadero sursum corda para hombres pobres como el pecado y cargados de tristeza como nosotros. Nos ayuda a obedecer la palabra: "No se canse ni se desmaye en sus mentes". Observemos entonces:

I. A QUIEN SE ASCRIBE ESTE TRIUNFO. La "Aleluya" y todas las alabanzas sonoras "son para el Se�or nuestro Dios". Cuando consideremos qui�nes se unen a esta alabanza, veremos entre ellos a muchos que fueron eminentes en el servicio, que hicieron un trabajo heroico por Cristo y su causa: profetas, ap�stoles, m�rtires y ministros de Dios en todos los grados. No hab�an reprimido su trabajo, ni hab�an guardado rencor a nada que pudieran hacer y ser por su Se�or; pero no a ellos, ni siquiera a los m�s grandes, se les atribuye la alabanza del cielo, sino todo "al Se�or nuestro Dios". All� y luego se ver�, como no es ahora, cu�n insignificante en comparaci�n con su trabajo fue el de cualquiera de sus sirvientes, y c�mo incluso eso fue solo en su fuerza. Esta visi�n, por lo tanto, respalda las palabras de nuestro Salvador: "Cuando hayas hecho todo, di: Somos servidores no rentables".

II POR QUI�N. A nuestra opini�n, se presenta una buena compa��a. Por:

1. San Juan vio a "Mucha gente en el cielo" y escuch� la "gran voz" de su alabanza unida. Y mientras contemplaban la prueba del derrocamiento absoluto de su antiguo adversario, en el sentido de que "el humo" del fuego por el cual se consum�a su ciudad "se levant� para siempre", y sus alabanzas estallaron nuevamente: "y nuevamente dijeron: Aleluya "(vers�culo 3).

2. Y luego, los representantes de toda la Iglesia de Dios, "los veinticuatro ancianos", y los representantes de la creaci�n de Dios, "las cuatro criaturas vivientes", se unen en esta alabanza, y postrados lo adoran, diciendo , "Am�n; Aleluya".

3. Entonces se escucha "la voz de una gran multitud" (vers�culo 6), y el sonido de sus alabanzas fue tan vasto en volumen y fuerza como el de las muchas aguas del mar que resuena, o los profundos truenos que reverberan. rodar en medio de las nubes del cielo. Bienaventurado es ver la gran multitud de aquellos que alaban; seamos agradecidos por la multitud de los salvados, pero tambi�n conscientes de que no hab�a nadie all�, ya sea peque�o o grande, sino que eran "siervos" de Dios, y le tem�an.

III. C�mo. Las palabras que expresan su gratitud y alegr�a son dignas de nuestra atenci�n.

1. Aleluya. Aqu� solo en el Nuevo Testamento se encuentra esta palabra, donde se repite cuatro veces. Se toma prestado de los Salmos, de los cuales quince comienzan o terminan con "Aleluya". En Salmo 104:35 se encuentra por primera vez, y parece que aqu� se hace alusi�n a ese pasaje. "Los pecadores ser�n consumidos de la tierra, y los imp�os no ser�n m�s. Alabado sea el Se�or, alma m�a. Aleluya". As�, en los tiempos oscuros de la antig�edad, la Iglesia mantuvo su fe con estas canciones sagradas, y ahora los redimidos en el cielo, al darse cuenta de lo que entonces se esperaba, levantan nuevamente su "Aleluya". Las alabanzas de la tierra son prof�ticas y preparatorias de las alabanzas del cielo.

2. Luego viene la adscripci�n al Se�or de la salvaci�n. Tiene la intenci�n de afirmar que la salvaci�n es del Se�or. Hubo momentos en que su fe vacilaba y casi se transportaba en balsa en medio de la oscuridad y la angustia de su destino terrenal. Pero ahora lo saben y reconocen que la salvaci�n es del Se�or. Y solo de �l. Todo se debe a �l.

3. Gloria De esto, tambi�n, hubo una vez un triste recelo. Porque la causa de Dios parec�a estar en todas partes sufriendo la derrota. El mundo parec�a ganar en todas partes, y el Nombre de Dios era despreciado. La gloria no parec�a pertenecer a Dios, sino a alg�n otro. Pero ahora toda duda hab�a desaparecido. La gloria era del Se�or. Sus enemigos hab�an hecho la guerra con �l, pero hab�an sufrido un derrocamiento total en sus manos.

4. Poder. Esto tambi�n era evidentemente ahora del Se�or. A veces parec�a que el poder y la malicia del demonio eran demasiado fuertes para ser superados. Pero ahora era cierto. "La salvaci�n, la gloria y el poder pertenecen a nuestro Dios". Y todo esto lo repiten, y con ellos se unen los ancianos y las criaturas vivientes. As�, en innumerable multitud, con gran aclamaci�n y con el amor m�s profundo y santo, alaban al Se�or, a quien deben todo, y a quien, por lo tanto, se debe toda alabanza. Escuchemos esta gloriosa alabanza, este aleluya celestial, y aprendamos a dudar de nuestras dudas y negar nuestras negaciones; Aprende que la salvaci�n es del Se�or, y la gloria y el poder de la misma manera, por mucho que nuestros corazones incr�dulos puedan cuestionarse, temer y desmayarse.

IV. POR QU�. Se da una triple causa.

1. El juicio de la ciudad ramera. por

(1) ella hab�a hecho pecar a otros; ella hab�a corrompido la tierra con su abominaci�n. Ella, por sus emisarios, hab�a extendido su influencia mortal por todas partes, envenenando los manantiales de la vida, convirti�ndolos en fuentes del mal y del pecado. �Ah, qu� diferente juzgamos aqu� en la tierra! Si un hombre malo, depravado y vicioso �un corruptor de la juventud, un envenenador de la vida moral de los hombres� vive entre nosotros, y ser� tan rico como esta ramera, y tiene, como ella, modales agradables y atractivos, aprobamos su maldad y da toda clase de excusas por sus pecados. Pero no es as� con los santos de Dios. Y

(2) ella hab�a derramado la sangre de los santos de Dios. Los que eran la sal de la tierra que ella hab�a quitado del camino; aquellos que eran la luz del mundo que ella hab�a extinguido despiadadamente tanto como pudo. Los que habr�an sido como rompeolas, azotando las inundaciones del pecado, ella mat�. Todo su poder se hab�a convertido en la tierra como el infierno. Que alguien as� fuera juzgado era una buena causa para los aleluyas del cielo. �Tenemos simpat�a con tanta alegr�a? �La misma raz�n nos excitar�a como deleite? �Odiamos los odios del Cielo, como esta ramera fue y es para siempre?

2. El matrimonio del Cordero. (Salmo 104:7.) Los festivales de matrimonio siempre se consideran, y con raz�n, temporadas alegres si el matrimonio merece ese nombre. �Cu�nto m�s, entonces, el matrimonio, la consumaci�n de la uni�n entre Cristo y su Iglesia! Hay alegr�a por el Novio. La novia que ha amado tanto tiempo y de verdad que finalmente posee. "El que tiene la novia es el Novio". Pero, mucho antes de esto, este Novio hab�a buscado a su novia, la hab�a amado desde el principio, hab�a derramado su sangre para salvarla. Pero ten�a un rival formidable. Otro pretendiente busc� a su novia, y se esforz� por cada enga�o para gan�rsela. El mundo la cortej�, y a veces parec�a que realmente la hab�a ganado. Pero finalmente el Novio del que habl� aqu� se gan� su coraz�n. Eso fue por completo, libremente, de modo que cuando �l pregunt�: "�Me amas?" la respuesta regres�: "Se�or, t� sabes que te amo". Pero con todo este amor todav�a no estaba lista para su Se�or. Y la preparaci�n fue un largo proceso. Pero su Se�or la esperaba pacientemente; visit�ndola a menudo en su hogar terrenal, carg�ndola con muestras de su amor; y finalmente, m�s querido que �l, ella se para a su lado, porque ha llegado el d�a del matrimonio. �No pueden los amigos del Novio alegrarse por su cuenta? Y hay alegr�a por la novia. Que deber�a haber sido guiada a entregar su coraz�n a alguien tan digno; que ella deber�a haber sido elegida por aquel que era tan digno, cuando ella misma era tan indigna; �Oh, qu� maravillosa felicidad era esa para ella! Y ahora que deber�a ser considerada digna, y por su gracia ser digna. Y que, por fin, preparada, ella deber�a estar a su lado, a quien le hab�a dado su coraz�n durante tanto tiempo, y saber ahora que nunca m�s podr�an separarse. No es de extra�ar, entonces, cuando recordamos qui�n es la novia y qui�n es el Novio, que en este matrimonio hay una gran alegr�a. La uni�n de Cristo y su Iglesia, que necesariamente ha sido tan imperfecta e interrumpida aqu�, ahora se perfeccion� para siempre. �Bien puede la novia vestirse con el lustroso vestido de lino, blanco y reluciente en el brillo de su exquisita belleza, y el s�mbolo de la pureza y la justicia con la que hab�a sido dotada espiritualmente! Por:

3. La preparaci�n de la novia se llama como otra fuente de la alegr�a celestial. "Su esposa se ha preparado". Pero nunca podr�a haber hecho esto si no se le hubiera "otorgado" para vestirse con la vestimenta espiritual brillante y pura que se convirti� en su vestido de matrimonio. De modo que es cierto que la Iglesia se prepara para Cristo, y que es Cristo quien la prepara. Pero para �l no pod�a prepararse, y sin su coraz�n consentido �l no la preparar�a as�. Ella resuelve su propia salvaci�n, porque �l trabaja en ella tanto por voluntad como por hacer. Pero no importa c�mo se haya realizado el bendito trabajo, existe el hecho indescriptiblemente alegre de que se realiza. Su esposa est� "lista". La visi�n es a�n futura. El robo de los redimidos, la preparaci�n de la novia, a�n contin�a. Este es el significado de todas nuestras disciplinas y pruebas, de todas las s�plicas del Esp�ritu de Dios, de todos los medios de gracia que se nos ordena, de toda la tensi�n y el esfuerzo del coraz�n que a menudo tenemos que soportar; es todo lo que se hace "listo" para la novia. Pero cuando todo est� completo para todos los redimidos, todo lo que ten�a que hacerse, todo lo que ten�a que ser soportado, y Dios habr� limpiado todas las l�grimas de todas las caras, eso tambi�n puede invocar, como seguramente lo har�, otro de los aleluyas del cielo. Velar por que estemos presentes en ese matrimonio; porque "bienaventurados los que son invitados a la cena de las bodas del Cordero" - S.C.

Apocalipsis 19:8

El "lino" de la Escritura.

"Porque el lino fino es la justicia de los santos". Hay carreteras y caminos de la Biblia. Muchos piensan que han agotado las Escrituras cuando han atravesado la carretera del Rey. Pero hay, como muchos viajeros encantados han encontrado, caminos menos conocidos y mucho menos frecuentados, que ceden ante el explorador el conocimiento y la belleza y el bien que antes ignoraban. La tierra de las Escrituras es una tierra gloriosa. No existe una regi�n en la tierra, sin embargo, dotada con casi todas las formas y posibilidades de lo bello, que pueda compararse, por variedad y sublimidad, por belleza y riqueza, con la Palabra de Dios. Pero si bien podemos estar familiarizados con sus caracter�sticas principales, si nos esforzamos por buscar sus caminos menos transitados y sus rincones y rincones ocultos, si podemos hablar, es maravilloso lo que puede ser un nuevo inter�s e instrucci�n. a menudo ganado Ahora, uno de esos buscadores m�s diligentes de la Biblia (B. W. Newton) ha notado el hecho de que se mencionan tres tipos diferentes de lino en las Escrituras, y que las vestimentas hechas con ellas se usaban en ocasiones espec�ficas y designadas; para que cada tipo de lino tuviera su significado religioso. Probemos y veamos qu� fue eso. Ahora, de esta tela familiar hab�a tres tipos diferentes.

1. El material ordinario, que da nombre a todas sus variedades. Los griegos tradujeron la palabra hebrea y la llamaron ?????, como tambi�n la llamamos. Ahora, en cuatro libros de la Biblia se hace referencia a esta variedad de lino com�n e inferior. En Lev�tico, dos veces.

(1) Cuando el sacerdote est� renovando el fuego sobre el altar, para que no se apague (Le Lev�tico 6:10). Viene temprano en la ma�ana, recoge las cenizas, etc. Al hacer esto, deb�a usar un vestido particular hecho de este lino.

(2) En el gran D�a de la Expiaci�n ( Lev�tico 16:1.), Aar�n y sus hijos no deben vestirse con sus "vestiduras de gloria y belleza", sino con su atuendo m�s sencillo. Por lo tanto, deb�an ponerse vestimentas de este lino. En Ezequiel ( Ezequiel 9:2, Ezequiel 9:3, Ezequiel 9:11; Ezequiel 10:2, Ezequiel 10:6, Ezequiel 10:7), donde se da la visi�n de la pr�xima desolaci�n de Jerusal�n. Ezequiel ve a un hombre con un cuerno de tinta a su lado, que est� en compa��a de otros cinco. Su misi�n es ejecutar la venganza de Dios; el suyo, para informar de ello. Ahora, este hombre est� vestido con este lino. Seis veces (ver versos dados) se llama la atenci�n a este hecho. En Daniel ( Daniel 10:5), donde se registra una visi�n similar, el Mensajero Divino se viste de la misma manera y predice los juicios de Dios. Luego, en Apocalipsis 15:6, "los siete �ngeles, que tienen las siete �ltimas plagas", est�n dispuestos en este lino.

2. Luego hay un segundo y superior tipo de este tejido, y de esto tenemos una doble menci�n. Se distingue de la primera por llamarse "lino fino" o "lino fino retorcido". Estaba hecho no solo de un hilo m�s fino, sino que estaba compuesto de seis hilos retorcidos y, por lo tanto, se llamaba "lino fino trenzado". Ahora, esta tela form� las vestimentas del jefe y otros sacerdotes cuando se vistieron con sus "vestiduras de gloria y belleza" ( �xodo 39:27). Luego se us� tambi�n ( �xodo 26:1) para las cortinas del tabern�culo, en el lugar sant�simo. Hab�a diez de estos, todos hechos de este fino lino torcido.

3. Y hay un tercer tipo y el m�s selecto de todos, y para esto tenemos varias referencias. Era una tela muy costosa, y de fabricaci�n tan fina y h�bil que su blancura lleg� a tener una apariencia "brillante", brillante y deslumbrante. Era de gran valor, y lo usaban solo los monarcas y los muy ricos, o en grandes ocasiones. Como

(1) cuando David trajo el arca a Jerusal�n desde la casa de Obed-edom, estaba vestido, entonces leemos ( 1 Cr�nicas 15:27), con una t�nica de esta magn�fica textura. Hubo una procesi�n espl�ndida, y todas las muestras de la alegr�a y el triunfo que llenaron los corazones del rey, el pueblo y los sacerdotes. David "bail� ante el Se�or", investido as� en un conjunto real y sacerdotal.

(2) En la dedicaci�n del templo por parte de Salom�n ( 2 Cr�nicas 5:12) los sacerdotes se organizaron de manera similar.

(3) Entonces, en el triunfo de Mardoqueo ( Ester 8:15), se le puso vestimenta real de azul y blanco, una gran corona de oro y una prenda de lino fino. Ahora, nuestra versi�n, ni en el Antiguo Testamento ni en el Nuevo, distingue esta tela tan hermosa de las otras mencionadas anteriormente; pero tanto en las Escrituras hebreas como en las griegas, est� claramente definido por el uso de una palabra completamente diferente.

(4) En la transfiguraci�n de nuestro Se�or, fue visto por los tres disc�pulos con vestiduras "blancas y brillantes". Esto es probablemente una alusi�n a la apariencia conocida de ese tejido raro y costoso del que estamos hablando ahora.

(5) Finalmente, en nuestro texto, nuevamente es nombrado como la vestimenta de los redimidos. Ahora, en todo esto observe:

(a) Que en cada caso hay una unidad esencial. Lo que se usaba era en esencia el mismo en todos. Era "lino, blanco y limpio", que estaba sobre el sacerdote cuando atend�a el fuego del altar, y en el D�a de la Expiaci�n, tan verdaderamente como cuando se vest�a en sus pontificales, sus vestiduras de gloria y belleza, o como en las cortinas de El lugar sant�simo. Y as�, tambi�n, en la vestimenta de los redimidos. Es esencialmente lo mismo en todos. Diferente en textura, pero uno en sustancia.

(b) Cuando se habla de cualquier forma particular de este tejido, siempre est� conectado con una clase de circunstancias. El primero siempre est� asociado con las ideas de tristeza, pecado, juicio (cf. supra). El segundo, con la idea de la graciosa aceptaci�n de Dios. El sacerdote est� vestido con vestiduras de gloria y belleza, para simbolizar el honor y la alegr�a que es suyo como el sacerdote aceptado de Dios. Y en los tapices del tabern�culo se expone la misma idea. El tercero, con triunfo alegre y gloria ganada (cf. instancias). Por lo tanto preguntar�

I. �QU� ENSE�A LA UNIDAD ESENCIAL DE LA TELA EN TODAS SUS FORMAS? En todo est� el "lino, blanco y limpio". Esto, por lo tanto, habla de la calificaci�n com�n y esencial de todos los creyentes: estar vestidos de justicia. Y como se "viste", algo no inherente, sino externo, ensombrece la justicia que es nuestra en Cristo, "que se nos hace justicia", que es "el Se�or, nuestra justicia". Cada uno de nosotros, en cualquier etapa de la carrera cristiana, en sus comienzos o en su consumaci�n, tiene su aceptaci�n no en s� mismo, sino en Cristo. �l es "todo y en todo". "El primero, el medio, el �ltimo y sin fin". Esa es la declaraci�n de la Escritura, de la conciencia, de la raz�n correcta, del pueblo de Cristo siempre y en todas partes, y de este s�mbolo del "lino, blanco y limpio".

II �QUE POR SUS VARIEDADES? Cuentan las diferentes circunstancias en las que se encuentra al creyente.

1. El primero habla de �l como consciente del pecado. �l es un creyente, un alma salva; su vestimenta lo demostr�; pero cuando son conscientes del pecado, las prendas de gloria y belleza estar�an fuera de lugar.

(1) Por lo tanto, cuando eran conscientes de la magnitud y cantidad del pecado, como en el D�a de la Expiaci�n anual, cuando a Israel se le orden� "afligir sus almas", los sacerdotes deb�an usar estas vestimentas. Y as� ante el altar, como el creyente ante la cruz.

(2) O de las terribles consecuencias del pecado. Ver Ezequiel; Daniel siete �ngeles (cf. supra). Ah�, nuevamente, este vestido. S�, si somos de Cristo, a menudo, diariamente, en nuestras horas de confesi�n y oraci�n penitencial, seremos investidos espiritualmente. Pero esto no es "el dolor del mundo", sino ese "dolor piadoso" que obra en la vida eterna.

2. El segundo, como consciente de Cristo. No solo es aceptado, sino consciente de ello. Por lo tanto, usa "prendas de gloria y belleza". Era apropiado que el sacerdote lo hiciera; Es apropiado que nosotros, al darnos cuenta de que somos de Cristo y �l nuestro, seamos investidos de coraz�n as�. El simb�lico "lino fino" cubr�a sus extremidades, el asiento de su fuerza; estaba en el lugar sant�simo; fue usado como una bella mitra sobre su cabeza; todo esto cuenta c�mo su vida diaria, sus acercamientos a Dios, sus intercesiones por los dem�s, fueron aceptados por Dios. �No puede el coraz�n de un hombre cantar de alegr�a, no puede ponerse espiritualmente este "lino fino", cuando sabe que �l y todo lo que hace es aceptado por el Se�or?

3. Como poseedor de la gloria eterna. La fuente de su bendici�n sigue siendo la misma, pero ahora se da cuenta de todo lo que hab�a anticipado. Y, adem�s, la justicia que le fue dada para ponerse se ha convertido en una justicia en �l, y se ha desarrollado en "actos justos"; pues la versi�n revisada presenta nuestro texto: "El lino fino es el acto justo de los santos". Ser�a falso para las Escrituras, para la conciencia, y para los hechos, ense�ar que toda la justicia necesaria para la novia del Cordero es una vestimenta. No; tambi�n se forma en el interior y se expresa en "actos justos", en esa "santidad sin la cual ning�n hombre ver� al Se�or".

�Llevar�amos esa espl�ndida vestimenta al final? Entonces procura que usemos el sencillo ahora.

Apocalipsis 19:11

Los cuatro nombres de Cristo.

Hab�a tres grandes enemigos de Cristo y su Iglesia, cada uno de los cuales se ha mencionado en los cap�tulos anteriores de este libro: el drag�n, la primera bestia y la segunda bestia, o el falso profeta. En los cap�tulos inmediatamente anteriores, hemos contado la destrucci�n que vino sobre ellos que adoraba a la bestia. Generalmente sobre todos ellos por el derramamiento de los siete viales; y luego, m�s particularmente, sobre la ciudad de Babilonia, que era el asiento y el centro de la autoridad de la bestia. Luego vino la visi�n de los bienaventurados en el cielo: una visi�n dada una y otra vez en este libro, para tranquilizar a aquellos en la tierra que, en medio de todos los terribles juicios de Dios sobre sus enemigos, ellos, sus fieles testigos de la gente aqu� en la tierra, deber�an No ser, no haber sido olvidado. Su condici�n brillante y bendecida en la presencia de Dios es lo que se les muestra por su consuelo, su esperanza, su fuerza. Despu�s de haber dado esa visi�n alentadora, a continuaci�n se muestran los juicios terribles sobre la bestia y el falso profeta. Vemos al Se�or convocando a sus ej�rcitos, sus ojos brillando de ira, las diademas en su cabeza, la vestimenta carmes�, la espada afilada y los cuatro nombres estampados en ella. Probablemente San Juan tuvo a la vista alguna cat�strofe cercana sobre los enemigos de la Iglesia de su �poca, lo que proporciona la base de esta visi�n. O, como algunos afirman, las naciones paganas que fueron asesinadas, no tanto por una guerra horrible como por la espada del Esp�ritu, y dejaron de ser paganas, y se convirtieron en cristianos. Para los reyes, dicen estos, son los paganos godos, v�ndalos y el resto que invadieron el imperio en todas partes y destruyeron Roma, pero que pronto se hicieron cristianos y fueron recibidos en la Iglesia. O, puede ser, que la visi�n es todo para el futuro. �Qui�n puede decirlo? Pero los nombres de Cristo, como se dan aqu�, son para siempre, y est�n llenos de instrucciones y ayuda.

I. EL "FIEL Y VERDADERO". (Verso 11.) As� fue �l:

1. En vengar a su pueblo. Este es el pensamiento sugerido a aquellos para quienes San Juan escribi�. Y as� ser� siempre.

2. En el cumplimiento de sus prop�sitos. No importaba qui�n o qu� resistiera.

3. El pasado prueba la justicia de este nombre. Sus profec�as se han cumplido. Sus promesas cumplieron. Sus preceptos eran tan justos. �Qui�n disputa un veredicto que ha dado? �Qui�n no siente que, cuando ha hablado, la �ltima palabra, sea el tema que se diga, y que no hay nada m�s que decir?

II El nombre desconocido. (Vers�culo 12, "Y ten�a un nombre escrito, que nadie sab�a, sino �l mismo".) Era un nombre escrito, pero ilegible, incomprensible, para todos menos para s� mismo. Los nombres avanzan en majestad. "Fiel y Verdadero", ese es un nombre augusto, pero no se puede decir que sea incomprensible y que nadie m�s que �l lo conozca. Gloria a �l que lo conocemos por ese nombre, y que el nombre es justamente suyo. Pero ahora parece sugerirse la naturaleza inefable del Hijo de Dios. "�Qui�n buscando puede encontrar a Dios?" Cristo es m�s que todo nuestro pensamiento, que todo lo que hemos entendido o imaginado. En �l hay "riquezas inescrutables". �Qui�n sabe cu�l es la relaci�n entre �l y el Padre, y cu�l es la naturaleza de la uni�n en �l de la humanidad y Dios? �Qui�n puede entender la profunda filosof�a de la expiaci�n, la Encarnaci�n, la Resurrecci�n? "Nadie conoce al Hijo sino el Padre", dijo nuestro Se�or; y este nombre desconocido, escrito, aunque no le�do, respalda ese sublime dicho. �Y nos preguntamos si no podemos entender? Por qu�, esto no lo hacemos incluso con nuestros semejantes si son de naturaleza superior a la nuestra. Seamos alegres y agradecidos de que, sea cual sea la riqueza de la gracia y la gloria que ya hayamos conocido, todav�a quede una fuente inagotable y una tienda inescrutable. Y ahora todav�a se le da un nombre m�s majestuoso.

III. "LA PALABRA DE DIOS." (Vers�culo 13.) Este nombre se refiere a esa "Palabra de Dios que es ... m�s aguda que", etc. ( Hebreos 4:12). Tambi�n se�ala su nombre tal como aparece en Juan 1:1, "La Palabra, que al principio estaba con Dios y era Dios". Porque la Palabra es la expresi�n del pensamiento interno. Y as�, Cristo declara la mente de Dios; �l es "el coraz�n de Dios revelado". Por lo tanto, "el que ha visto al Hijo, ha visto al Padre". Ahora, todo esto es cierto, o de lo contrario �l es lo que ni siquiera dir�amos. Si non Dens, no bonus, tan antiguo se argument�, y as� debe estar quieto. La doctrina declarada con este nombre es, por lo tanto, de importancia infinita. Todas nuestras concepciones de Cristo, toda nuestra esperanza, toda nuestra salvaci�n, dependen de ello. Si �l no es la misma Palabra de Dios, entonces no tenemos Salvador ni esperanza. El �ltimo de estos nombres es:

IV. "REY DE REYES Y SE�OR DE SE�ORES". ( Juan 1:16.) Es la batalla de los diez reyes contra �l a la que se dirige cuando San Juan lo contempla (vers�culos 18, 19). Y ahora, en su vestimenta y en la vaina de su espada, "en su muslo", est�n blasonadas estas majestuosas palabras, este t�tulo prof�tico de victoria para �l y para quienes lo acompa�an, pero de una derrota absoluta para aquellos que se atrevieron a oponerse a �l. �Pero qu� bendecido para la humanidad en general es este nombre y el hecho de que declara! Vast es el poder que ejercen los monarcas, y, �ay, que as� sea! P�rdida es el uso que la mayor�a de ellos han hecho de �l. Y as�, los d�as de la realeza son, se dice, contados. Pero puede haber peores depositarios de poder incluso que los reyes, ya que otros llamados por nombres m�s bajos no lo han usado mucho mejor. Pero es una bendici�n saber que, dejen que reyes y gobernantes hagan y sean lo que puedan, nuestro Se�or es "Rey de reyes", etc. Mientras tanto

(1) ver que �l gobierna en nosotros;

(2) tome el rico consuelo que hay en estos nombres. � S.C.

Apocalipsis 19:12

La coronaci�n del Salvador.

"En su cabeza hab�a muchas coronas". Sabemos a qui�n se refiere la cabeza. Era "la cabeza que una vez fue coronada de espinas"; la cabeza que una vez estuvo apoyada sobre el pecho de una madre humana; la cabeza que "no ten�a d�nde", durante los d�as de su ministerio terrenal, "se recost�" para descansar; la cabeza que una y otra vez era una fuente de l�grimas por la tristeza y el pecado del hombre; la cabeza que fue golpeada y escupida por sus enemigos; la cabeza atada por las envolturas de lino de la tumba; la cabeza que estaba "inclinada" cuando en la cruz "entreg� el fantasma"; en esa cabeza San Juan vio en visi�n "muchas coronas". Para ver el desierto recompensado, especialmente cuando el merecedor ha sido visible, marcado por un gran trabajo, un gran sacrificio, un gran sufrimiento, una gran pureza, un gran amor y un gran bien ganado para aquellos para quienes todo esto fue llevado, verlo merecedor debidamente recompensado Siempre es una verdadera alegr�a. �Qu�, entonces, debe ser la alegr�a del creyente al ver en la cabeza de su Se�or las muchas coronas que hablan de su recompensa! La figura est� tomada de la antigua diadema, que consist�a en muchos c�rculos o bandas, formando el conjunto una corona, aunque consistiendo en muchas diademas. Ahora, se nos da no solo para regocijarnos, sino para agregar a estos muchos coronas y que seamos despertados a una ambici�n santa para ministrar a la gloria de nuestro Salvador, consideremos estas "muchas coronas". Y-

I. LOS QUE NO SON DE TIERRA.

1. La corona celestial. �Qu� gloriosas escenas nos presenta este libro del palacio y la corte del cielo, y del que es el Centro y Soberano de �l, "Se�or de se�ores y Rey de reyes"! �No nos hab�amos mostrado la adoraci�n del Cordero? Todo esto, amar, adorar y obedecer.

2. Es soberano de la muerte. "Yo", dijo, "tengo las llaves del infierno y de la muerte". Con esto se entiende que todo ese mundo invisible donde est�n los difuntos lo posee como su Rey. �l "abre, y nadie cierra; �l cierra, y nadie abre". �Bendito pensamiento! los que nos dejaron fueron solo a su orden, y se fueron a donde �l es el Se�or.

3. El infierno est� debajo de sus pies. Hizo todo lo posible para derrotarlo y destruirlo, pero fue en vano. Cuando no era m�s que un beb�, el infierno lo meti� en el coraz�n de Herodes para tratar de matarlo. Cuando sali� a su ministerio, estuvo cuarenta d�as y cuarenta noches tentado por el diablo. Durante ese ministerio, el infierno lo asalt�, ahora con halagos, ahora con terror. Finalmente los poderes del infierno se salieron con la suya, y Jes�s fue colgado y crucificado. Y entr� en las sombras de la muerte. Pero "no era posible que fuera retenido" de la tumba. Rompi� su poder y super� su agudeza, y abri� el reino de los cielos, que el infierno habr�a cerrado, a todos los creyentes. Y en virtud de su gran expiaci�n, Satan�s ha recibido una "herida mortal", ha ca�do, est� condenado, est� "reservado al juicio del gran d�a". Y el derecho de retenci�n, el dominio que el infierno ten�a sobre la humanidad, Cristo lo destruy� con su muerte, que, aunque no se pag� un rescate a Satan�s, como la antigua Iglesia pens� durante mucho tiempo, fue, sin embargo, efectivo como rescate, abriendo las puertas de la prisi�n. y poner en libertad a los que estaban atados. S�, Cristo tambi�n tiene esta corona, aunque sea de hierro, en medio de sus muchas coronas.

II LOS DEL CIELO Y LA TIERRA COMBINADOS. Con esto nos referimos a su corona mediadora, por la cual se convierte en el Rey de la gracia. Porque uni� el cielo y la tierra. �l era la verdadera escalera puesta sobre la tierra, pero cuya cima alcanzaba el cielo, y sobre la cual los �ngeles de Dios ascienden y descienden. Entonces �l mismo explic� la visi�n de Jacob en Betel. Y en su naturaleza era Hijo del hombre e Hijo de Dios; nacido de Mar�a, y sin embargo "en el principio estaba con Dios y era Dios". "La Palabra se hizo carne". As� se ha convertido en el "�nico Mediador entre Dios y el hombre". En su mano, el saber, es el otorgamiento de toda gracia. Todo lo que necesito puedo recurrir a �l para que me lo d�. Perd�n, paz, santidad, cielo: todos est�n en �l por su pueblo. �l es mi mismo hermano y mi se�or, amigo y soberano. La suya es la corona mediadora.

III. LOS DE LA TIERRA.

1. La tierra material le posee su Soberano. Por �l "los mundos fueron hechos". Los sostiene en todo su curso ordenado. "Por �l todas las cosas consisten". Dirige y gobierna por sus infalibles leyes todos sus movimientos. Sus milagros mostraron su soberan�a sobre la naturaleza. "�Qu� clase de hombre es este, que incluso los vientos y el mar lo obedecen!"

2. Pero especialmente usa la corona de soberan�a con respecto al hombre.

(1) Incluso aquellos que dicen: "No tendremos a este hombre para que reine sobre nosotros", aunque pueden sufrir un poco por menospreciar su autoridad, pero alg�n d�a se dar�n cuenta de que "los suyos son todos sus caminos"; que es "en �l viven, se mueven y tienen su ser". "Ante �l toda rodilla se doblar� y toda lengua confesar�". Dios ha puesto esa corona sobre su cabeza.

(2) Pero especialmente es �l el Rey coronado de su Iglesia. Redimidos, salvados, los hombres se deleitan en "coronarlo Se�or de todos". Todos los que conocen su amor, �y qu� multitud cada vez m�s numerosa son! su gracia, est�n ansiosos por coronarlo con su amor. Mir�adas de ni�os trasplantados en la infancia desde este mundo triste y des�rtico hasta el hermoso jard�n del cielo; quienes sufren tanto que pueden regocijarse incluso en la tribulaci�n; grandes trabajadores para �l que pod�a hacer todas las cosas, e hizo todo lo que hizo, a trav�s de su fuerza; edad canosa, a quien dio luz al final del evento; �pero qu� multitud hay de aquellos cuyo amor agregar�a otro a las muchas coronas de su Se�or! �No tenemos a nadie que poner a sus pies, para colocar sobre su cabeza? Ninguno, aunque perdonado; ninguno, aunque su Esp�ritu habita en nosotros; ninguno, aunque su casa nos espera? Entron�zalo en tu coraz�n, cor�nalo all�, porque ese es su deseo. C.

HOMILIAS POR R. GREEN

Apocalipsis 19:1

La novia de cristo.

"Despu�s de estas cosas", la visi�n abrumadoramente impresionante que se acaba de otorgar al vidente sagrado, una canci�n como "de una gran multitud en el cielo" se rompe en el o�do. es una canci�n de alabanza a Dios, que le atribuye la "salvaci�n" realizada para su pueblo, y la "gloria" de esa salvaci�n, y el "poder" por el cual se ha logrado, una canci�n de alabanza para su " juicios verdaderos y justos "sobre" la gran ramera ", y la venganza de" la sangre de sus siervos en su mano ". Y una y otra vez fuerte "Aleluyas" siguen. La canci�n es de la multitud celestial que se regocija por la destrucci�n del reino y el poder del mal, y en su coro se escucha la voz de la Iglesia universal representada por "los ancianos" y de toda la vida de la criatura por "las cuatro criaturas vivientes". ". Ahora se escucha una voz "desde el trono" que llama a todos los "siervos" del Se�or, "los peque�os y los grandes", para "alabar a nuestro Dios". Entonces se escucha la voz, una voz poderosa, como "de una gran multitud, como la voz de muchas aguas, como la voz de poderosos truenos". Sigue siendo una canci�n de triunfo y una canci�n de alabanza: "Aleluya: porque el Se�or nuestro Dios, Todopoderoso, reina". �l ha humillado a sus adversarios. Se ha llevado a s� mismo su poderoso poder. Babilonia lame el polvo. Como consumaci�n, la canci�n estalla en una canci�n de matrimonio. La relaci�n eterna de Cristo con su Iglesia se anticipa aqu�; y nuestro pensamiento descansa en la bendici�n final de la Iglesia como la novia de Cristo. Esta condici�n es coincidente con la destrucci�n del reino del mal. La prostituci�n del mal ha llegado a su fin. El amor puro de la novia pura y fiel, y su uni�n alegre con el Cordero, forman la idea antit�tica.

I. LA BENDICION FINAL DE LA IGLESIA SE ENCUENTRA EN UNA UNI�N INDISOLUBLE CON CRISTO. Es una uni�n que nunca pierde de vista la redenci�n que es por Cristo Jes�s. �l es siempre, en opini�n de la Iglesia, "el Cordero". Hasta ahora, la uni�n ha sido por fe y sujeta a todas las fluctuaciones del fr�gil coraz�n. Ahora el v�nculo es indisoluble. Es eterno. Es un matrimonio que ninguna muerte ocurre para disolverse.

II PARA ESTO LA IGLESIA EST� PREPARADA POR LA SANTIDAD Y LA FIDELIDAD. La santidad se ve en que ella "se ha preparado". Est� vestida de "lino fino, brillante y puro", que simboliza a la vez el esp�ritu puro y el servicio fiel: "los actos justos de los santos".

III. LA �LTIMA BENDICION DE LOS SANTOS ES LA OCASI�N DE ALEGR�A PARA TODOS. "Bienaventurados los que son invitados a la cena de las bodas del Cordero". Los que cantaron en voz alta "Aleluyas" porque la ramera fue juzgada ahora encuentran un manantial de nueva bendici�n en la pureza, el triunfo y la felicidad de los fieles santos: la novia, la esposa del Cordero.

Apocalipsis 19:11

La guerra santa

Ahora se abre a nuestra vista otra escena de guerra. Es breve, integral y decisivo. Es una vista de los lugares celestiales. El conflicto es entre los poderes celestiales y terrenales. Es una "representaci�n de la conquista de los reinos a Cristo, que, como todas sus conquistas, se lleva a cabo por el poder de la verdad, ejercida por una Iglesia fiel, y se vuelve eficaz por el poder de su Esp�ritu".

I. LOS COMBATANTES SON DISTINTAMENTE TRAIDOS PARA VER, Estos son:

1. Uno llamado "Fiel y Verdadero" - "la Palabra de Dios". Se distingue por s�mbolos que indican su poder y autoridad divinos. �l es "REY DE REYES Y SE�OR DE SE�ORES". Su rostro corresponde a descripciones anteriores: "sus ojos son una llama de fuego"; "en su cabeza hay muchas diademas"; su nombre es desconocido pero para s� mismo; su ropa est� salpicada de sangre; de su boca sale una espada afilada; sus pies curan el lagar del vino de la ira Divina; Est� sentado en un caballo blanco.

2. Dirige un ej�rcito tambi�n sobre caballos blancos, y vestido de "lino fino, blanco y puro". As� est� representado el Divino Capit�n, el Se�or Jes�s, guiando a sus fieles a luchar contra el pecado en sus diversas formas.

3. Por otro lado, est�n representados los enemigos rivales: "la bestia, los reyes de la tierra y sus ej�rcitos". Contra estos, Cristo y su Iglesia fiel emprenden la guerra: guerra contra el pecado, pecado sucio y sucio, "la bestia"; y contra todo esp�ritu de error y falsedad, "el falso profeta"; y contra todos los poderes del mal que por ellos inspiraron a los dominadores sobre la vida de los hombres, y libran una guerra contra todo lo que se opone a la idea de "el Cristo", el Rey puesto en la colina sagrada, a quien el salmista canta. Ellos son los enemigos, los "enemigos" del Hijo y Se�or de David, que se convertir�n en su "escabel".

II EL CONFLICTO NO EST� DELINEADO. Ya lo ha sido, y en abundancia. Debemos ver en �l toda la disputa entre los diversos elementos, luz y oscuridad, verdad y error, justicia y pecado, Cristo y Belial, el juicio de la conducta humana seg�n el verdadero est�ndar de derecho, la vida de Cristo. Esta es la lucha que ahora avanza.

III. EL PROBLEMA ES UNA CONQUISTA VICTORIOSA GANADA POR CRISTO Y SU EJ�RCITO SOBRE TODO EL PODER DEL ENEMIGO. "La bestia fue tomada, y con �l el falso profeta". Su destrucci�n es completa y final. Son arrojados vivos, como en su actividad, a un "lago de fuego que arde con azufre".

IV. EL INSTRUMENTO DE GUERRA INDICA SUFICIENTEMENTE LA NATURALEZA DE LA ESTR�S. En pocas palabras se indica la naturaleza de las armas (arma) y, por lo tanto, la naturaleza de la lucha. �l golpea a las naciones con la espada que sali� de su boca: "La espada del Esp�ritu, que es la Palabra de Dios". Con esta �nica arma los "dem�s son asesinados".

V. LA ALEGR�A FINAL DE TODOS en el ascenso de la verdad se indica en la reuni�n de las aves del aire a la cena del gran Dios, llamada por un �ngel de pie donde todos pueden ver, al sol.

HOMILIAS DE D. THOMAS

Apocalipsis 19:1

El Eterno en el universo, y su Representante ante el hombre.

"Y despu�s de estas cosas escuch� una gran voz de mucha gente", etc. "Babilonia" en este libro tomo como el s�mbolo del mal moral en esta tierra, o, en otras palabras, de todo lo que es corrupto en la vida humana. Desde su establecimiento en este mundo, ha estado "cayendo". Ahora est� "fallando", y continuar� cayendo hasta que su poderosa monta�a se convierta en una llanura, y no se encuentre "lugar" para ella. En el cap�tulo anterior se vio el efecto de su ca�da. �C�mo aullaban los malos lamentos! �Y c�mo grit� el bien sus j�bilos! Mirando este cap�tulo, no como un cr�tico verbal, un int�rprete prof�tico, o como un pietista sensual, sino como un hombre pr�ctico, me sugiere y retrata al Eterno en el universo y a su Representante ante el hombre. Tenemos aqui-

I. UN ASPECTO SIMB�LICO DE LO ETERNO EN EL UNIVERSO. �C�mo aparece �l aqu�? Como recibiendo la m�s alta adoraci�n. "Despu�s de estas cosas escuch� [por as� decirlo] una gran voz de mucha gente [una gran multitud] en el cielo, diciendo: Aleluya", etc.

1. La adoraci�n fue muy extensa: "mucha gente", "ancianos" ( Apocalipsis 19:1), "bestias", "peque�os y grandes", "una gran multitud". En esta adoraci�n, los "cuatro y veinte ancianos", los representantes de los muertos santos que han alcanzado el estado celestial, y las "cuatro bestias" [criaturas vivientes], esp�ritus no ca�dos a trav�s de todas las edades y mundos, todos estos se unen en uno gran "Aleluya", "Alabado sea nuestro Dios [alabado sea nuestro Dios]". La adoraci�n es el aliento vital y la inspiraci�n de todas las inteligencias santas. En el Eterno, sus ojos est�n fijos con la adoraci�n suprema, y ??sus corazones con el amor m�s intenso se convirtieron en una devoci�n impresionante.

2. La adoraci�n fue supremamente merecida. "Verdaderos y justos son sus juicios" ( Apocalipsis 19:2). �l es verdadero y justo, absolutamente as� en s� mismo es �l. "�l es ligero, y en �l no hay oscuridad en absoluto". Ning�n pensamiento oscuro ha pasado a trav�s de su intelecto infinito, ning�n sentimiento de maldad ha alterado el inconmensurable mar de su emocionalidad. El padre de las luces es �l; Todos los rayos de pensamientos e ideas sagradas fluyen de �l, como rayos del sol central de la inmensidad.

"�Oh santo Se�or, oh Santo Se�or, �nica fuente de vida y luz!

T� eres el fuego no creado.

Ardiendo en cada puro deseo

De todos los que aman el derecho ".

No solo es absolutamente "verdadero y justo" en s� mismo, sino que se sugiere que es as� en su procedimiento contra el mal. "Ha juzgado a la gran ramera [ramera], que corrompi� la tierra con su fornicaci�n, y ha [vengado] la sangre de sus siervos de su mano" ( Apocalipsis 19:2). Esta "gran ramera" representa, creo, lo mismo que Babilonia, para el mal moral en el mundo. Su descripci�n se da en Apocalipsis 17:1. Sugiere e ilustra tres grandes males en el mundo:

(1) servidumbre pol�tica;

(2) tendencia mundana; y

(3) intolerancia religiosa.

�No es �l "verdadero y justo" al aplastar a un monstruo tan moral, una maldici�n a la tierra, de modo que su "humo se elev� [sube] por los siglos de los siglos" ( Apocalipsis 17:3), que significa absoluto �destrucci�n? Ahora, �no era �l "verdadero y justo", tanto en s� mismo como en su procedimiento, qui�n podr�a adorarlo? La mente moral est� tan constituida, que adorar lo falso y lo incorrecto ser�a imposible. Puede instarme a que lo haga con la amenaza de la condenaci�n eterna, pero no podr�a inclinar mi rodilla ante eso; ni deber�a, si pudiera. Pero la adoraci�n de un Dios inmaculado se encuentra con los anhelos morales de mi alma y saca a relucir todas las facultades de mi naturaleza en un juego armonioso y un deleite entusiasta.

3. La adoraci�n fue intensamente entusiasta. "Aleluya", "Alabado sea nuestro Dios", etc. "En el presente episodio", dice Moses Stuart, "la tricotom�a, como siempre, es claramente discernible. En la primera divisi�n, todos los habitantes del mundo celestial est�n representados como uni�ndose en una canci�n. de triunfo y de acci�n de gracias a causa de los juicios justos de Dios que est�n a punto de infligirse ( Apocalipsis 17:1). En el segundo, una voz del trono en el cielo habla, y requiere de todos sus siervos en todas partes , alabanza renovada, que en consecuencia se grita ( Apocalipsis 17:5). En el tercero, se revela una gloriosa posibilidad de sufrir m�rtires. Ellos ser�n invitados a la cena de las bodas del Cordero; la Iglesia es de hecho el Cordero novia, y la exaltaci�n del Mes�as est� v�vidamente esbozada en la declaraci�n del �ngel int�rprete, a cuyos pies Juan, en un estado de asombro, cae. Jes�s, el �ngel declara, es el objeto de adoraci�n de �l; y por lo tanto �l ( el �ngel) no puede reclamar la adoraci�n de sus compa�eros de servicio, quienes, como �l, son simplemente instrumentos para dar a conocer las profec�as sobre el triunfo de la gracia redentora (vers�culos 9, 10) ". Las "Aleluyas" parecen aumentar cada vez m�s a medida que se repiten, hasta convertirse en "la voz de muchas aguas y como la voz de poderosos truenos [truenos]" (vers�culo 6). La voz parece tan fuerte como el ruido vociferante de un poderoso ej�rcito cuando se ha ganado la victoria, o como el boom del viejo oc�ano cuando azota una tormenta feroz.

II UN ASPECTO SIMB�LICO DE LO ETERNO EN SU REPRESENTANTE PARA EL HOMBRE. "Alegr�monos y regocij�monos [regocij�monos y regocij�monos extremadamente], y demos honor a �l [demos gloria a �l]: porque ha llegado la boda del Cordero", etc. (vers�culo 7). Como Cristo est� en otros lugares de la Biblia representado como el "Cordero de Dios", y tambi�n como casado con sus disc�pulos genuinos, el lenguaje simb�lico aqu� lo sugiere en nuestras mentes en algunas de sus grandes relaciones con la humanidad. �l aparece aqu�:

1. Como el esposo amoroso de la verdad. "La boda del Cordero ha llegado, y su esposa se ha preparado" (vers�culo 7). Por cierto, me refiero a sus disc�pulos genuinos, los de car�cter cristiano. En varios lugares, su relaci�n con ellos se representa como la base de un edificio, como la ra�z de una rama, como la cabeza de un cuerpo. Pero su relaci�n aqu� representada var�a de estas en al menos tres aspectos.

(1) Hay una elecci�n mutua. No hay elecci�n mutua de la superestructura a la base, de la rama a la ra�z, de la extremidad a la cabeza. Pero hay una elecci�n mutua en la conexi�n entre esposo y esposa, novio y novia. En el verdadero matrimonio, que, creo, es algo raro entre los llamados matrimonios de la raza, los verdaderos se unen, no por coerci�n, accidente o pasi�n ciega, sino por selecci�n mutua; el uno ofrece, el otro acepta, libre y plenamente. Cristo nos dice a todos: "�Me aceptar�n como su esposo, su tutor, protector y amigo?" Mientras los millones dicen: No, hay algunos que dicen; S�, y los dos se vuelven uno; Hay una identificaci�n vital.

(2) Hay simpat�a mutua. No la conveniencia o la pasi�n, sino el amor puro y desinteresado: el amor a la admiraci�n por un lado y el amor a la piedad condescendiente por el otro.

(3) Hay un objetivo mutuo. El objetivo de Cristo es promover la gloria de su Padre, promoviendo sus planes benevolentes y los mejores intereses de la raza humana. Este es tambi�n el gran prop�sito de aquellos que en el fondo se casaron con �l. Lo aceptan como su Novio, no por motivos ego�stas, ni por el miedo al infierno, ni por la esperanza del cielo; no escapar de Gehenna y alcanzar un para�so; pero para promover el verdadero bienestar de la humanidad y la gloria de su Creador. La escena aqu� sugerida es la de una fiesta nupcial, un banquete para celebrar la sublime uni�n de las almas. "Alegr�monos y alegr�monos, y demos honor a �l, porque ha llegado la boda del Cordero".

Observar:

(1) El traje de novia en esta ocasi�n. "Y a ella se le concedi� [se le dio a ella] que deb�a ser vestida [vestida ella misma] en lino fino, limpio y blanco [brillante y puro]: porque el lino fino es la justicia de los santos [actos justos de los santos ] "(vers�culo 8). La prenda nupcial aqu� descrita est� de acuerdo con la que usaba la novia en las nupcias jud�as. Y aqu� debe considerarse como una representaci�n simb�lica del atuendo del alma. El car�cter puro, refinado y justo, que cubre y adorna el esp�ritu de la novia: "el adorno que cubre un esp�ritu manso y tranquilo, que est� a la vista de Dios a un gran precio". El car�cter moral es siempre la prenda en la que se viste el alma. Si el personaje es impuro, su vestimenta no es m�s que trapos sucios; si es sagrado, est� revestido con la "t�nica de justicia". No hay uni�n nupcial con Cristo cuando las almas no est�n as� vestidas.

(2) Los invitados felices en esta ocasi�n. "Escribe: Bienaventurados los que son llamados [ordenados] a la cena de las bodas del Cordero" (vers�culo 9). Todos los invitados son novias; todos tienen en la prenda de la boda; Con corazones de gozosa gratitud, han venido a dar la bienvenida a uno o m�s de los que acaban de entrar en la comunidad bendecida. "Estos son los verdaderos dichos [palabras] de Dios". No son ficciones, no son rapsodias po�ticas; est�n atestiguados por los dictados de la naturaleza y los hechos de la experiencia. "Hay alegr�a en la presencia de los �ngeles de Dios sobre un pecador que se arrepiente".

(3) La sugerente charla en esta ocasi�n. "Y me postr� [delante de] sus pies para adorarlo. Y �l me dijo: Mira, no lo hagas: yo soy tu siervo [contigo], y de tus hermanos que [tienen] el testimonio de Jes�s : adorar a Dios ", etc. (vers�culo 10). John, en esta visi�n o sue�o suyo, parece tan embelesado, tan transportado con �xtasis en la escena, que sus devotas emociones lo vencieron, y �l cae a los pies del �ngel int�rprete, el hombre que le orden� "escribir" palabras, "Bienaventurados son", etc. Las palabras que este esp�ritu de interpretaci�n dirigi� a Juan cuando se postr� ante �l son muy hermosas y sugerentes. "�l me dijo", dice John, mientras yo estaba abrumado por la emoci�n a sus pies, "Mira, no lo hagas"; mi relaci�n contigo te lo proh�be: "Soy tu compa�ero de servicio y de tus hermanos". Estamos comprometidos en el mismo trabajo y miembros de la misma familia. "Mira, no lo hagas". La caracter�stica de los hombres peque�os es que requieren que sus sirvientes los adoren, les rindan homenaje. De ah� sus suposiciones, su brillo, su pomposidad y su desfile. El hombre m�s grande es siempre el m�s humilde. "Que tienen [mantenga] el testimonio de Jes�s: adoren a Dios". Su testimonio es el esp�ritu de toda verdadera ense�anza y "profec�a". John y sus coadjutores son enviados con el mismo recado, comprometidos en el mismo trabajo, participantes del mismo esp�ritu prof�tico; el uno no debe, por lo tanto, adorar al otro.

"Cuanto m�s tus glorias golpean mis ojos,

Lo inferior mentir�;

As�, mientras caigo, mis alegr�as se elevar�n

Inmensurablemente alto ".

�Cu�n sublimemente bendecida la condici�n de todos los disc�pulos genuinos de Cristo! Est�n casados ??con �l; �l es su esposo espiritual, y cada uno puede decir: "Yo soy suyo y �l es m�o".

2. Como el triunfante conquistador del mal. La tierra es el escenario de una tremenda campa�a, la batalla de lo correcto contra lo incorrecto, de lo verdadero contra lo falso, de lo benevolente contra lo ego�sta. Como cacique en esta gran campa�a moral contra el mal, se sugieren los siguientes puntos como dignos de menci�n. Observar:

(1) La instrumentalidad se emplea y los t�tulos que hereda. "Y vi el cielo abierto, y he aqu� un caballo blanco; y el que estaba sentado sobre �l se llamaba Fiel y Verdadero, y en justicia juzga y hace la guerra" (vers�culo 11). Una parte de la maquinaria (quiz�s la mejor) que utiliza este gran h�roe se representa como un "caballo blanco". En el sexto cap�tulo de este libro, que ya hemos notado, hay una imagen similar de los implementos empleados. "Y vi, y he aqu� un caballo blanco; y el que estaba sentado sobre �l ten�a un arco; y se le dio una corona; y sali� a conquistar y a conquistar". Un "caballo", fuerte, r�pido, atrevido, manejable, como el caballo de guerra en el Libro de Job. "Blanco", emblema de lo puro y lo correcto. La campa�a en la que participa Cristo y los m�todos que emplea son correctos y puros. "El que se sent� sobre �l" �el general triunfante� "hizo una reverencia: y sali� venciendo y conquistando". El arco proyecta la flecha, y la flecha penetra el coraz�n del enemigo. Mira qu� t�tulos hereda este h�roe. Se le llama "el fiel"; �l nunca rompe una promesa. "Verdadero": verdadero en sus concepciones de realidades, y verdadero en su representaci�n de esas realidades; siempre en el labio y la vida en estricta conformidad con los hechos eternos. "En justicia juzga y hace la guerra". Todas sus campa�as son correctas; �l lucha no contra la existencia, sino contra sus males. Nunca da un golpe, sino para aplastar un error y salvar un alma. "Su nombre se llama La Palabra de Dios" (vers�culo 13). El Revelador del Absoluto, y su Representante ante el hombre. Aqu� hay t�tulos que, a diferencia de los que los hombres ignorantes confieren a sus semejantes, �t�tulos que deshonran tanto a los donantes como a los donados!

(2) El aspecto que usa y los seguidores que �l ordena.

(a) "Sus ojos eran [son] como una llama de fuego" (vers�culo 12). El ojo es el mejor espejo del alma; Una mirada revela m�s del ser interno que las palabras m�s fuertes en el vocabulario m�s rico. Los ojos de este H�roe conquistador, cabalgando victoriosamente sobre su caballo blanco, son como una "llama de fuego": todo puro, todo buscando, ardiendo con un fuego insaciable.

(b) "En su cabeza hab�a [son] muchas coronas [diademas]" (vers�culo 12). Estas coronas eran los emblemas de ese imperio suyo, que es coextensivo con el universo y tan duradero como la eternidad. Ten�an nombres o t�tulos escritos en ellos. "Ten�a [tiene] un nombre escrito, eso [que] nadie sab�a [nadie sabe], sino �l mismo" (vers�culo 12). Ten�an un significado que sobrepasaba la interpretaci�n de todas las mentes excepto la suya. �l es "la plenitud del que todo lo llena".

(c) "Estaba vestido [vestido] con una vestimenta [vestimenta] sumergida [rociada] en sangre" (vers�culo 13). Esto es cierto para un conquistador mundano; �l viene de Edom, la escena de la campa�a, con prendas "ba�adas en sangre". Del guerrero espiritual, solo expresa el gasto vital de la lucha. La vida misma ha sido sacrificada por ello. En cuanto a los seguidores que �l ordena, �qui�nes son? �Qui�nes son sus batallones en esta gran campa�a? �A qui�n conduce este majestuoso jefe a la batalla? "Los ej�rcitos que estaban [est�n] en el cielo lo siguieron sobre caballos blancos, vestidos de lino fino, blanco y limpio" (vers�culo 14). �Qui�n sabe los n�meros de sus ej�rcitos? Pueden desconcertar toda la aritm�tica para calcular; pero se conoce su car�cter moral. "Est�n vestidos de lino fino, blanco y limpio", exquisitamente refinado e impecablemente puro: hombres santos y �ngeles santos.

(3) El curso que sigue, y la grandeza de su supremac�a. "De su boca sale [procede] una espada afilada, para que con ella hiera a las naciones", etc. (vers�culo 15). Su fuerza es moral. "De su boca sale una espada afilada". No es por la fuerza f�sica, como bayonetas, ca�ones, espadas, que gana sus victorias; pero palabras morales, sus palabras son como una "espada afilada"; reducen los errores, los errores, las miserias de la raza. La mente sola puede conquistar la mente. Su fuerza es poderosa. "Con �l herir� a las naciones, y las gobernar� con vara de hierro" (vers�culo 15). �Cu�n poderosa es su palabra! Crea, sostiene y destruye universos todos los d�as. �Cu�n independiente es su curso! "�l trata el lagar del vino de la ferocidad y la ira del Dios Todopoderoso" (vers�culo 15). En la expresi�n correspondiente en Isa�as 63:3 se dice: "He pisado la prensa de vino sola". �La "ira" o la ira de Dios! �Qu� es esta "ira"? No pasi�n, sino principio; no indignaci�n contra la existencia, sino antagonismo a todos los males de la existencia. Contra estos males, Cristo luch� solo. "He pisado solo la prensa de vino: y de la gente no hab�a ninguno conmigo". Marque tambi�n la grandeza de su supremac�a. "Tiene en su vestimenta [vestimenta] y en su muslo un nombre escrito, Rey de reyes y Se�or de se�ores" (vers�culo 16). Hay grados de autoridad en el imperio de Dios, un poder gobernante sobre otro, elev�ndose a las m�s altas alturas del ser; pero Cristo est� sobre todos, el Rey de todos los reyes, y el Se�or de todos los se�ores. �l est� "exaltado muy por encima de todos los cielos". Hay cielos que se elevan sobre los cielos. Ninguna astronom�a puede medir la altura de lo m�s bajo, lo m�s alto trasciende toda imaginaci�n; Cristo est� muy por encima de lo m�s alto. Todas las autoridades, mundos, sistemas, leyes, eventos, est�n bajo su control vasto y absoluto. �Qu� bendici�n saber que �l es amor y que �l "conoce nuestros marcos y recuerda que somos polvo"! �l conoce al hombre, porque la virilidad pertenece a su maravillosa personalidad.

(4) La guerra que libra y las victorias que logra. Se sugiere que esta guerra que libra merece la atenci�n de todos. "Y vi a un �ngel parado en el sol; y �l llor� en voz alta, diciendo a todas las aves [aves] que vuelan en medio del cielo [en medio], vengan y re�nannse [se junten] hasta el cena [gran cena] del gran Dios [de Dios] "(vers�culo 17). Marque el autor de esta direcci�n. �Qu� grandioso es su posici�n! "De pie al sol". La Sra. Browning, quiz�s sorprendida por su sublimidad, canta el "Arc�ngel de Dios parado al sol", envuelto en un esplendor luminoso y expuesto a todos los ojos. �Qu� serio su esfuerzo! "Llor� en voz alta". �Qu� vasta su audiencia! "Diciendo a todas las aves que vuelan en medio del cielo" (vers�culo 17). Los p�jaros son personificaciones de hombres: hombres, quiz�s, de genio, ambici�n y celeridad en el movimiento. Pero los hombres, tal vez, especialmente de pasi�n y prop�sito marciales, est�n destinados aqu�; De ah� el p�jaro imperial. El �guila cruel y voraz es el s�mbolo de la guerra. �Qu� extra�o y sorprendente su convocatoria! "Vengan y re�nannse para la cena". "Donde sea que est� el cad�ver, all� se juntar�n las �guilas" para festejar. Los buitres voraces devoran la carne de miles. La carro�a en el campo de batalla es un rico fest�n para esos ej�rcitos que, como las rapaces aves rapaces, no solo matan, sino que devoran. Estos son los hombres comprometidos en esta tremenda batalla, en destruir todo lo que hace que valga la pena la existencia humana: pureza, libertad, amabilidad, amistad, adoraci�n. "A la cena del gran Dios". �Qu� es la fiesta de Dios? Es la ruina total de todo lo que se opone a los intereses del alma. �No llama el cielo a todos a regocijarse en la ca�da del mal? Esta fiesta se representa aqu� con un s�mbolo llamativo como la "carne de reyes, y la carne de capitanes, y la carne de hombres poderosos, y la carne de caballos, y de los que se sientan en ellos, y la carne de todos los hombres, ambos libre y atado, tanto [como] peque�o como grande "(vers�culo 18) La ruina total de todas esas fuerzas poderosas, que lucharon por el mal moral, retratada como una "bestia", la "gran ramera", etc. Tal ruina es en verdad una rica fiesta de Dios para todas las almas regeneradas. Marque las victorias que logra. "Y vi la bestia, y los reyes de la tierra, y sus ej�rcitos", etc. (vers�culo 19). Todos los c�mplices y promotores del mal. La gran verdad sugerida por estos vers�culos al final del cap�tulo es que alg�n d�a el mal moral ser� completamente destruido de la tierra; incluso su �ltimo remanente ser� consumido. El gran cacique vino a "destruir las obras del diablo", a "quitar el pecado por el sacrificio de s� mismo", a barrer el mundo.

Apocalipsis 19:10

Servilidad y humildad.

"Y ca� a sus pies para adorarlo. Y �l me dijo: Mira, no lo hagas: yo soy tu compa�ero de servicio y de tus hermanos". Estas palabras pueden tomarse como una representaci�n de una cosa mala y una cosa buena.

I. SERVILIDAD LA MALA COSA. John cay� ante alguien a quien consideraba m�s grande que �l; No a un Dios verdadero. Este estado mental:

1. Malo en s� mismo. El esp�ritu repulsivo, adulador y encogido es una de las cosas m�s detestables en la vida humana. Se opone a la verdadera virilidad; Spanieliza el alma humana.

2. Malo en su influencia. Es solo ese elemento en la vida humana que hace h�roes de la base, santos de hip�critas, se�ores de las larvas del dinero y divinidades de los gobernantes. Se acumula y sostiene en la sociedad todo tipo de imposturas en la Iglesia y el estado. Es lo que ha robado casi toda la virilidad verdadera de Inglaterra.

II HUMILDAD LO BUENO. Aquel a quien se rindi� este homenaje lo rechaz�. "Mira, no lo hagas". La adoraci�n pertenece solo a Dios. "Soy tu compa�ero de servicio, y de tus hermanos". �Cu�n diferente es este hombre para los millones que anhelan los v�tores, los aplausos, los halagos, la "alabanza de los hombres"! Autores, artistas, predicadores, primeros ministros, prelados, la mayor�a de ellos tambi�n adora la "alabanza de los hombres". Un hombre verdaderamente grande, sin embargo, lo desprecia; �l se encoge con disgusto de los cortesanos, y patea con indignaci�n a los perros de aguas que cantan. � D.T.

Apocalipsis 19:12

Las dignidades de Cristo.

"En su cabeza hab�a muchas coronas". Se sugiere-

I. QUE ESTAS DIGNIDADES SON DE VALOR PRECIOSO. �Qu� demonios considera el hombre m�s valioso que una "corona"? �Pobre idiota! Ha vadeado mares de sangre, tronos destrozados, imperios en ruinas, arriesg� todo lo que pose�a, incluso la vida misma, para ganar una "corona". Pero, �qu� son todas las coronas del mundo en comparaci�n con las diademas que rodeaban al Ser de Cristo?

II QUE ESTAS DIGNIDADES SON M�LTIPLES. "Muchas coronas". Existe la dignidad de un intelecto que todo lo sabe, la dignidad de una conciencia inmaculada, la dignidad de un amor absolutamente desinteresado, la dignidad de una voluntad libre de todo. Las influencias deformantes del pecado, el error y el prejuicio. Estas diademas de valor incalculable, aunque m�ltiples, a�n no han sido descubiertas por la multitud.

III. QUE ESTAS DIGNIDADES SON PRODUCIDAS. Los honores que poseen los hombres no regenerados, tal como son, son conferidos por otros, y el donante y el receptor de ellos son moralmente deshonrados en sus actos de otorgamiento y aceptaci�n. Pero las dignidades de Cristo, como las majestuosas ramas de un �rbol, o los espl�ndidos pi�ones de un p�jaro, surgen de s� mismo. Todas sus dignidades no son m�s que las brillantes evoluciones de su propia gran alma.

IV. QUE ESTAS DIGNIDADES SON IMPENETRABLES. �Cu�n pronto las "coronas" que usan los hombres se oscurecen y se pudren en polvo! Pero las diademas de Cristo son incorruptible; brillar�n para siempre y llenar�n todos los cielos de inmensidad con su brillante lujuria. � D.T.

Apocalipsis 19:12

La multiplicidad del dominio de Cristo.

"En su cabeza hab�a muchas coronas". Las coronas son emblemas del hombre de las m�s altas dignidades y poderes; y, en acomodaci�n de nuestros pobres pensamientos, aqu� se dice que Cristo tiene "muchas coronas". Y verdaderamente tiene muchos dominios.

I. EL DOMINIO DE LA MATERIA ES SU.

1. La materia inorg�nica est� bajo su control. �tomos, monta�as, r�os, oc�anos, planetas, soles y sistemas. �l controla los �tomos; �l agita el oc�ano; �l hace rodar los orbes celestiales; �l es el Maestro de todas las fuerzas qu�micas y mec�nicas.

2. La materia org�nica est� bajo su control.

(1) Toda la vida vegetal. La hoja m�s peque�a, hasta los monarcas m�s grandes del bosque, est� debajo de �l. �l los acelera, los sostiene y los desarrolla.

(2) Toda la vida animal. Todo lo que abunda en tierra, aire y mar; �l es el Maestro de todas las fuerzas de la vida.

II EL DOMINIO DE LA MENTE ES SUYO.

1. Toda la mente en el cielo. �l inspira y dirige todas las jerarqu�as de los mundos celestiales.

2. Toda la mente en la tierra. Los pensamientos, impulsos, pasiones y prop�sitos de la humanidad est�n bajo su maestr�a. �l origina lo bueno y controla lo malo. �Qu� imp�o, qu� vano, qu� monstruosamente tonto es para el hombre oponerse al gran Redentor! �l reina, debe reinar, y reinar� para siempre. �l reinar� sobre ti, con tu voluntad o en contra de tu voluntad.

Apocalipsis 19:13

Intensa seriedad del ser.

"Vestido con una vestimenta ba�ada en sangre". �Cu�l fue la "sangre" que te��a las t�nicas del ilustre cacique? No ese fluido carmes� que fluye de las venas de los hombres sacrificados. Puede ser considerado

I. COMO UN S�MBOLO DE SU PROPIO GANANCIA AGONIZANTE. En Getseman� se dice que "sudaba grandes gotas de sangre". Fue la seriedad. El hombre que escribi� la ep�stola a los hebreos habla de aquellos que no han resistido hasta la sangre, "luchando contra el pecado". Hay sangre moral, la sangre de una intensa seriedad.

II COMO UN S�MBOLO DE LA ENORMIDAD MORTAL DE SUS ENEMIGOS. Durante los tres a�os de su ministerio p�blico tuvieron sed de su sangre. "Su sangre sea sobre nosotros". Es caracter�stico de los enemigos de la Iglesia en todas las �pocas que busquen su destrucci�n: la destrucci�n de su car�cter, su influencia, �l mismo.

Nuestro gran l�der no procesa su gran campa�a contra el mal de una manera fr�a, mec�nica y profesional, sino con la seriedad de la "sangre". - D.T.

Apocalipsis 19:13

La palabra de Dios.

"La palabra de Dios." El Padre infinito ha dicho dos grandes palabras a su familia inteligente. Una palabra es naturaleza. "Los cielos declaran su gloria", etc. La otra palabra es Cristo. El es el Logos. La �ltima palabra est� especialmente dirigida a la humanidad ca�da, y es una palabra redentora del alma. En relaci�n con esta Palabra, se pueden predicar las siguientes cosas. �l es-

I. LA PALABRA DE INFALIBILIDAD ABSOLUTA. Convencionalmente, los hombres llaman a las Escrituras la Palabra de Dios. Los simples creyentes tradicionales afirman su infalibilidad. Sin embargo, lo mejor que se puede decir sobre ese libro es que contiene la Palabra de Dios. No es la joya divina, sino el cofre humano. Cristo es la Palabra misma, absolutamente verdadera, la Biblia. El es la palabra. Por �l cada palabra, ya sea oral o escrita, escrita en cualquier forma, lenguaje, estilo o libro, debe ser probada, ya sea verdadera o falsa. "Ning�n hombre ha visto al Padre en ning�n momento", ni Mois�s, ni los profetas, ni los evangelistas, sino "el Hijo unig�nito, que est� en el seno del Padre, lo ha revelado". Por lo tanto, rechacemos todas las palabras, donde sea que las encontremos, si no est�n de acuerdo con el esp�ritu, el car�cter y el objetivo de Cristo.

II LA PALABRA DE SIGNIFICACI�N SIN AGOTAMIENTO. Hay facultades y posibilidades en �l, ideas, prop�sitos y susceptibilidades en �l que tomar�n siglos y siglos sin desarrollarse completamente. "En �l habita toda la plenitud de Dios". En esto, cumple con la ley de la mente, que le pide que busque siempre lo nuevo y lo nuevo.

III. LA PALABRA DEL PODER TODOPODEROSO. El car�cter de una palabra est� determinado por el car�cter de la mente que la pronuncia. Mentes d�biles pronuncian palabras d�biles; mentes fuertes, palabras vigorosas. Las palabras de algunos est�n tan vac�as como el viento; otros son tan vigorosos como la electricidad; destrozan las monta�as y sacuden el globo. Cristo, como la Palabra, es Todopoderoso. No solo ha creado la cristiandad, sino que por �l fueron "todas las cosas creadas".

IV. LA PALABRA DE INTERPRETABILIDAD UNIVERSAL. Incluso las palabras escritas que componen lo que llamamos la Biblia son frecuentemente ininterpretables. Por lo tanto, sus interpretaciones y significados fluct�an constantemente y, a menudo, son contradictorios. Pero aqu� hay una palabra que permanece para siempre: "lo mismo ayer, hoy y siempre". Esta palabra es una vida. Una vida que un ni�o puede interpretar; y cuanto mayor es la vida de un hombre, cuanto m�s generoso, sincero y amoroso es, m�s f�cilmente un ni�o puede leerlo y comprenderlo. Por lo tanto, ninguna vida es tan interpretable como la vida de Cristo.

Apocalipsis 19:14

Ej�rcitos invisibles y distantes del lado del bien.

"Los ej�rcitos que estaban en el cielo lo siguieron sobre caballos blancos, vestidos de lino fino, blanco y limpio". Parecer�a que el cielo est� poblado de numerosos seres inteligentes, que existen en varios tipos de condici�n, influencia, poder, etc. Se sugiere:

I. LOS ANFITRIONES DEL CIELO EST�N INTERESADOS EN LA CAMPA�A MORAL QUE CRISTO PROSECTA EN ESTA TIERRA. No solo saben lo que est� pasando en este peque�o planeta, sino que palpitan con gran inter�s en su historia. Desean analizar sus grandes preocupaciones morales. No es de extra�ar que algunos en el cielo est�n relacionados con algunos en la tierra; participan en la misma naturaleza, mantienen la misma relaci�n y est�n sujetos a las mismas leyes. Aqu�, tambi�n, han ocurrido eventos estupendos en relaci�n con aquel que es el Jefe de todos los principados, poderes, y que siempre debe conmover al universo.

II LOS HOSPEDANTES DEL CIELO PRESTAN SU AYUDA A CRISTO EN SUS TREMENDAS BATALLAS. "Los ej�rcitos que estaban en el cielo lo siguieron en caballos blancos". Si me preguntas de qu� manera pueden prestarle ayuda, puedo sugerirte muchos m�todos probables. Sabemos que un gran pensamiento golpeado en el alma de un hombre exhausto y desesperado puede revivirlo y revitalizarlo. �No ser� posible para las almas difuntas y los esp�ritus no ca�dos respirar tales pensamientos en los senos de los hombres d�biles en la tierra? Si me preguntas por qu� Cristo deber�a aceptar tal ayuda como la de ellos, o la ayuda de cualquier criatura en sus poderosas luchas, te respondo, no porque �l requiera sus servicios, porque podr�a hacer su trabajo solo, sino por su propio bien. Con ello, gratifica sus instintos m�s nobles, compromete sus facultades m�s altas y obtiene para ellos sus m�s altos honores y alegr�as m�s sublimes.

III. LAS ANFITRIONES DEL CIELO EST�N TOTALMENTE EQUIPADAS PARA EL SERVICIO EN ESTA EMPRESA MARCIAL EN LA TIERRA. "Sobre caballos blancos, vestidos de lino fino, blanco y limpio". Era costumbre en tierras orientales que los soldados del rango m�s alto salieran a la batalla en corceles. Es una ley del reino de Cristo que solo aquellos que son santos y puros pueden entrar en ella; de ah� que estos soldados celestiales est�n equipados con "caballos blancos", el emblema de la pureza y tambi�n con "lino blanco". Nadie en el cielo o en la tierra permitir� a Cristo pelear bajo su estandarte que no est�n calificados, tanto en capacidad como en car�cter, para el trabajo que emprenden.

Alentador sujeto esto! Por peque�o que sea este peque�o planeta nuestro, no est� aislado de la familia de los mundos. Como materialmente este globo, por la ley de la gravitaci�n, est� vinculado al planeta m�s distante, el esp�ritu humano m�s malo aqu� est� vinculado a las jerarqu�as m�s altas en el gran reino de la mente. Todos est�n a la orden del gran L�der en la batalla de la vida. "�Crees que no podr�a rezarle a mi Padre y �l me enviar� doce legiones de �ngeles?" etc. "Son m�s los que est�n para nosotros que los que est�n en contra de nosotros". - D.T.

Información bibliográfica
Exell, Joseph S; Spence-Jones, Henry Donald Maurice. "Comentario sobre Revelation 19". Los Comentarios del Púlpito. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tpc/revelation-19.html. 1897.
 
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