Lectionary Calendar
Saturday, September 28th, 2024
the Week of Proper 20 / Ordinary 25
Attention!
Tired of seeing ads while studying? Now you can enjoy an "Ads Free" version of the site for as little as 10¢ a day and support a great cause!
Click here to learn more!

Bible Commentaries
Romanos 13

Los Comentarios del PúlpitoLos Comentarios del Púlpito

Buscar…
Enter query below:

Versículos 1-14

EXPOSICI�N

Romanos 13:1

Desde las advertencias para mantener la paz, si es posible, con todos los hombres, est�n o no dentro del c�rculo cristiano, y para actuar con honor y benevolencia hacia todos, el ap�stol ahora pasa al deber de los cristianos hacia el gobierno civil y las leyes del pa�s en que vivieron Es bien sabido que los jud�os estaban impacientes por el dominio romano, y que algunos lo consideraron ilegal, por motivos religiosos, rendir homenaje a C�sar ( Mateo 22:17). En consecuencia, las insurrecciones contra el gobierno hab�an sido frecuentes. Hubo uno notable bajo Judas el Gaulonita de Gamala (llamado ? ?????????, Hechos 5:37), que dej� seguidores detr�s de �l, llamado Gaulonitas, y a cuyos principios Josefo atribuye todas las insurrecciones posteriores de los jud�os (' Ant., '18.1. � 1). Recientemente, uno hab�a estallado en Roma, lo que hab�a causado que Claudio ordenara la expulsi�n de todos los jud�os de la ciudad ( Hechos 17:2; cf. Suetonio, 'Claud.', 25; Din Cassius, 60.6). Los cristianos, siendo considerados como una secta jud�a, y conocidos por su reconocimiento de un Mes�as y su negativa a cumplir con los usos paganos, no fueron confundidos de manera antinatural con tales perturbadores de la paz (cf. Hechos 17:6, Hechos 17:7; Hechos 21:37). Por lo tanto, era particularmente necesario que se advirtiera a las comunidades cristianas que refutaran tales acusaciones mostr�ndose en todos los aspectos sujetos buenos y respetuosos de la ley. Podr�an f�cilmente estar bajo la tentaci�n de ser de otra manera. Sinti�ndose ya sujetos del nuevo reino de Cristo, y considerando que el segundo advenimiento est� probablemente cerca, podr�an parecer a s� mismos por encima de los poderes e instituciones del mundo incr�dulo, que pronto desaparecer�an. San Pablo mismo conden� el recurso a los tribunales paganos en asuntos que los cristianos podr�an resolver entre ellos ( 1 Corintios 6:1, etc.); y muchos podr�an ir tan lejos como para ignorar la autoridad de tales tribunales sobre los santos. Al principio, Peter y John hab�an desafiado la autoridad incluso del Sanedr�n en asuntos que tocaban la conciencia ( Hechos 4:19); y muchos podr�an ser lentos para distinguir entre las esferas de jurisdicci�n temporales y espirituales. San Pablo, por lo tanto, establece la regla de que el gobierno civil, en cualquier mano que sea, era, no menos que la Iglesia, una instituci�n divina para el mantenimiento del orden en el mundo, para ser sometida y obedecida por los cristianos. dentro de toda la esfera de su autoridad leg�tima. No se refiere a casos en los que podr�a ser necesario obedecer a Dios en lugar de al hombre: su h�roe de prop�sito no lo llama a hacerlo; ni las circunstancias fueron tan lejanas como para poner en evidencia tales casos; porque estaba escribiendo en la primera parte del reinado de Ner�n, antes de que comenzara cualquier persecuci�n general de los cristianos. Tampoco toca la cuesti�n de si puede ser correcto en algunos casos que los sujetos resistan el poder usurpado o la tiran�a, o que participen en revoluciones pol�ticas e incluso luchen por la libertad. Tal pregunta estaba separada de su tema, que es el deber general de obediencia a la ley y al gobierno bajo el cual estamos ubicados por la Providencia. Este es el �nico pasaje en el que trata el tema de forma extensa y definitiva. En un tratado doctrinal y pr�ctico como esta Ep�stola, dirigida como una apolog�a pro fide sua a la metr�poli del mundo y la sede del gobierno, era apropiado que expresara claramente la actitud de la Iglesia con respecto al orden civil. Pero su ense�anza en otras ep�stolas est� de acuerdo con esto; como donde ( 1 Corintios 7:21) ordena a los esclavos que acepten la ley de esclavitud existente, y ( 1 Timoteo 2:1, etc.) desea que se hagan oraciones especiales en nombre de reyes y gobernantes . Y �l mismo cumpli� notablemente sus principios a este respecto (cf. Hechos 23:1. Hechos 23:5; Hechos 25:8). Hay un pasaje muy similar en la Primera Ep�stola de San Pedro ( 1 Pedro 2:12).

Romanos 13:1

Que cada alma est� sujeta a los poderes superiores. Porque no hay poder sino de (m�s bien, de) Dios: los poderes que son ordenados por Dios. Dios ordena que haya gobiernos humanos y leyes humanas. Sin ellos no podr�a haber orden, seguridad o progreso entre la humanidad. Por imperfectos que puedan ser a menudo, y en algunos casos opresivos e injustos, todav�a existen con el prop�sito del bien y forman parte del orden Divino para el gobierno del mundo. En este sentido, todos son de Dios, y ordenados por Dios; y al someternos a ellos nos sometemos a Dios.

Romanos 13:2

Quien resiste el poder, por lo tanto, resiste la ordenanza de Dios: y los que resisten recibir�n condenaci�n para s� mismos (es decir, realmente de Dios, operando a trav�s del "poder" humano; no significa condenaci�n en el sentido com�n de la palabra). Porque los gobernantes no son un terror para las buenas obras, sino para el mal. �Entonces no tendr�s miedo del poder? haz lo que es bueno, y tendr�s alabanza de lo mismo. Es la teor�a de las leyes de todos los gobiernos civilizados defender la justicia y solo castigar lo que est� mal; y en general lo hacen. Los principios de la ley romana eran justos, y el mismo Pablo encontr� protecci�n de sus oficiales y tribunales, de cuya imparcialidad ten�a, y ten�a razones para tener, m�s confianza que en la tierna misericordia de los fan�ticos gentiles o jud�os (cf. Hechos 19:35, seq .; Hechos 21:31, seq .; Hechos 22:30; Hechos 24:10; Hechos 25:10, Hechos 25:11; Hechos 26:30, seq.). Como ya se ha observado, las persecuciones neronias a�n no hab�an comenzado. Porque �l es el ministro de Dios para ti para bien. Pero si haces lo que es malo, ten miedo; porque no lleva la espada en vano; porque �l es el ministro de Dios, un vengador para ejecutar la ira sobre el que hace lo malo. La ira aqu� expresa la idea familiar de la ira Divina contra el mal, para cuya ejecuci�n, en la esfera de la ley humana, el magistrado es el instrumento designado (ver nota en Romanos 12:19). Por lo tanto, deb�is estar sujetos, no solo por la ira, sino tambi�n por el bien de la conciencia. No solo por temor a las consecuencias penales, sino porque es su deber, lo que pueda suceder, someterse a la ordenanza de Dios. Del mismo modo, en 1 Pedro 2:13, la sumisi�n a cada ordenanza del hombre est� ordenada "por el bien del Se�or (??? ??? ??????)".

Romanos 13:6

Porque por esta causa pag�is. Y lo que el ap�stol quiere decir puede ser que el mismo principio sobre el cual pagaron sus impuestos se extendi� a todos los requisitos legales) tambi�n tributo: porque ellos (es decir, los oficiales que exigen tributo) son ministros de Dios (no, como en Romanos 13:4, ????????, pero ??????????. Esta palabra, con sus correlativos, se usa en el Nuevo Testamento especialmente con referencia a los servicios ceremoniales del templo, y a su contraparte en la devoci�n cristiana; pero no exclusivamente (ver Romanos 15:27; Filipenses 2:25). En griego cl�sico denota peculiarmente a personas que realizan deberes p�blicos, u obras de uso p�blico. Este uso bien conocido de la palabra puede haberlo sugerido aqu�, el ap�stol que significa digamos que tal como de alguna manera sirvi� al estado, de hecho estaba sirviendo a Dios), atendiendo continuamente sobre esto mismo; es decir, en ?????????? para Dios.

Romanos 13:7

Renunciar a todas sus cuotas; homenaje a quien se debe homenaje; costumbre a quien costumbre; miedo a quien temer; honor a quien honor. Lo que sea, ya sea por ley o por el orden constituido de la sociedad, puede deberse a cualquiera, en la forma de deferencia y honor, as� como a los pagos, los cristianos, como miembros de la sociedad, est�n obligados a rendir.

Romanos 13:8

A partir de advertencias espec�ficas sobre este tema, el ap�stol pasa naturalmente al principio que, tanto en estos aspectos como en otros, deber�a inspirar todos nuestros tratos con nuestros semejantes. No le debemos nada a nadie, sino amarnos unos a otros: porque el que ama a los dem�s (literalmente, al otro, que significa lo mismo que a su pr�jimo) ha cumplido la ley. Aqu� todo es anormal, denotando la ley en general, no la Ley Mosaica en particular, aunque las instancias de transgresi�n que siguen son del Dec�logo. La idea del pasaje no es m�s que la realizaci�n del dicho de nuestro Se�or, Mateo 22:39, Mateo 22:40. Lo encontramos tambi�n en G�latas 5:14 m�s brevemente expresado. Por esto, no cometer�s adulterio, no matar�s, no robar�s, no dar�s falso testimonio, no codiciar�s; y si hay alg�n otro mandamiento, se comprende brevemente (o se resume) en este dicho, a saber: Amar�s a tu pr�jimo como a ti mismo. El amor no hace mal al pr�jimo; por lo tanto, el amor es el cumplimiento de la ley.

Romanos 13:11

Ahora se interpone entre las advertencias particulares un llamado a la vigilancia, con miras a la santidad en todas las relaciones de la vida, sobre la base de que el d�a est� cerca. Puede haber poca duda, si es que hay alguna, de que el ap�stol tuvo en mente la segunda venida de Cristo, que �l con otros supon�a que podr�a estar cerca. Nuestro Se�or hab�a dicho que, desde ese d�a, nadie conoc�a sino el Padre, y que lo har�a. Ven inesperadamente. Adem�s, en los mismos discursos a los disc�pulos antes de su muerte en los que se dijeron estas cosas, parece haber revelado una visi�n del futuro, a la manera de los antiguos profetas, en la que se realizan realizaciones m�s inmediatas y m�s distantes de la visi�n prof�tica. no estaban claramente distinguidos; de modo que las palabras que ahora percibimos que apuntaban a la destrucci�n de Jerusal�n, que era t�pica de los juicios finales, podr�an entenderse f�cilmente como referentes a este �ltimo. Tales son, "Esta generaci�n no pasar� hasta que se cumplan todas estas cosas". Por lo tanto, era natural que la Iglesia apost�lica considerara el segundo advenimiento como probablemente inminente. Encontramos en las Ep�stolas apost�licas varias indicaciones de esta expectativa (cf. 1 Tesalonicenses 4:13, seq .; 2 Corintios 5:2; Filipenses 4:5; Heb 10:25; 1 Pedro 4:7; 1 Juan 2:18, 1 Juan 2:28; Apocalipsis 22:20); y aunque no se realiz� en el evento, la autoridad de los ap�stoles como maestros inspirados no es menospreciada, siendo esta la misma cosa que Cristo dijo que debe permanecer desconocida para todos. Ni su ense�anza, forzada por esta expectativa, pierde su fuerza para nosotros; porque, aunque "el Se�or retrasa su venida", y a�n puede retrasarlo, sin embargo, para cada uno de nosotros, al menos, este mundo presente est� pasando r�pidamente, y el Se�or puede estar cerca para llamarnos para salir de �l. El deber de vigilancia y preparaci�n permanece sin cambios. La parus�a o, como se le llama en las ep�stolas pastorales, la epifan�a (en 2 Tesalonicenses 2:8, ????????? ??? ?????????) de Cristo est� aqu�, como en cualquier otro lugar, presentada bajo la figura del d�a que aparece (cf. 1 Corintios 3:13; Efesios 5:14; l Tesalonicenses Efesios 5:4; Hebreos 10:25; 2 Pedro 1:19), las edades anteriores del mundo siendo considerado como el momento de la noche. La figura se encuentra en los profetas con referencia a ese d�a: el d�a venidero del Se�or (cf. ej. Isa�as 9:2; Isa�as 60:1; Malaqu�as 4:2) Pero, aunque el d�a a�n no ha llegado, los cristianos ya son vistos en el resplandor de su amanecer, en el que pueden caminar como ni�os del d�a, y estar atentos, y no sorprenderse durmiendo o haciendo los actos de oscuridad, cuando la luz del d�a estalla sobre ellos. Sin embargo, en el primer advenimiento de Cristo, el d�a amaneci� para aquellos que amaban la oscuridad en lugar de la luz, sino como una luz que brilla en la oscuridad, y la oscuridad no la comprendi� ( Juan 1:5, seq .; Juan 3:19, seq .; cf. 2Pe 1:19; 1 Juan 2:8; y tambi�n Lucas 1:78, seq .; Lucas 2:32 )

Romanos 13:11, Romanos 13:12

Y eso (para un uso similar de ??? ?????, o ??? ?????, cf. 1 Corintios 6:8; Efesios 2:8; Filipenses 1:28; Hebreos 10:25; Hebreos 11:12), sabiendo que ya es hora de que te despiertes del sue�o (m�s literalmente, que es la hora en que ya debes despertarlo); porque ahora nuestra salvaci�n est� m�s cerca (o, ahora, la salvaci�n est� m�s cerca de nosotros. La salvaci�n aqu� significaba "la restituci�n de todas las cosas" ( Hechos 3:21), la "manifestaci�n de los hijos de Dios" ( Romanos 8:19), "la regeneraci�n" ( Mateo 19:28), la "reuni�n en una de todas las cosas en Cristo", ( Efesios 1:10), que es a�n por venir) que cuando cre�amos (es decir, cuando nos convertimos en creyentes por primera vez; cf. Hechos 19:2; 1Co 3: 5; 1 Corintios 15:2; G�latas 2:16 El tiempo ha progresado gradualmente desde entonces, llevando la consumaci�n que buscamos cada vez m�s cerca). La noche est� muy avanzada, el d�a est� cerca: por lo tanto, pospongamos las obras de la oscuridad, y vist�monos con la armadura de la luz. Los h�bitos de vida anteriores est�n aqu�, como en otros lugares, considerados como ropa que alguna vez se us�, la inversi�n habitual de un hombre, aunque no es parte de su verdadero ser, que debe posponerse (cf. Efesios 4:22; Colosenses 3:8, Colosenses 3:9); en cambio, de lo que debe ponerse, como una nueva inversi�n, las gracias y virtudes, que nos proporciona la regi�n de la luz, que constituyen el car�cter cristiano (cf. 1 Tesalonicenses 5:8; 2 Corintios 6:7; Efesios 6:11, seq.). En todos estos pasajes, la nueva ropa que se pondr� se designa como armadura, y la idea se lleva a cabo en detalle en Efesios 6:11, etc .; y as� se introduce la concepci�n adicional de que los cristianos son como soldados de guardia durante las vigilias de la noche, esperando el amanecer, equipados con armas de prueba celestial, cuidadosos de no dormir en su puesto, o de permitirse participar en juergas o cualquier acto de juerga verg�enza, como se hace en la noche al amparo de la oscuridad.

Romanos 13:13, Romanos 13:14

Como en el d�a, caminemos honestamente, y de las cosas hechas en secreto de las cuales es una pena hablar; cf. Efesios 5:11, Efesios 5:12); no en disturbios y borracheras, no en acoso y desenfreno, no en contiendas y envidias (m�s bien, celos, denotando ira celosa, cf. Hechos 13:45). Pero vest�os del Se�or Jesucristo. La figura de una nueva inversi�n que se renueva a partir de Efesios 5:12, es aqu� a Cristo mismo a quien debemos poner. As� tambi�n G�latas 3:27. Para la idea implicada, de. Efesios 4:23, Efesios 4:24; Colosenses 3:12; ch. 8: 9, 10; 1 Corintios 6:15, 1 Corintios 6:17. "Induere autem Christum hic significat virtute Spiritus ejus undique nos muniri, qua idonei ad omnes sanctitatis partes reddamur. Sic enim instauratur in nobis imago Dei, quae unicum est animae ornamentum" (Calvin). Se puede observar que en G�latas 3:27 se dice que los cristianos ya se han vestido a Cristo en su bautismo; aqu� se les exhorta a�n a hacerlo. No hay contradicci�n real; se les exhorta a darse cuenta en la vida real del significado de su bautismo. Y no hagas provisi�n para que la carne cumpla sus deseos (literalmente, para deseos).

HOMIL�TICA

Romanos 13:1

Lealtad,

Hab�a peligro, en la primera edad del cristianismo, para que la naturaleza del reino del Se�or Jes�s no fuera entendida por sus s�bditos, y fuera representada por aquellos que no la ten�an. Un imperio espiritual era una nueva concepci�n, y las mentes carnales eran propensas a confundir el dominio sobre las almas con la autoridad civil y pol�tica. De ah� la importancia y la idoneidad de las advertencias dirigidas tan enf�ticamente por el ap�stol a los cristianos de Roma.

I. LA CONCEPCI�N INSPIRADA DE AUTORIDAD CIVIL. Con esto, el ap�stol entendi� el poder realmente constituido del estado. El emperador romano era el jefe y el jefe de la mayor parte de la poblaci�n del mundo conocido en ese momento, y Roma era el centro del gobierno y la autoridad pol�tica. Los proconsuls y propraetors representaban en las provincias la majestad imperial y el dominio del senado y del emperador. Pero es evidente que la visi�n del poder civil adoptada por el ap�stol era igualmente aplicable a las monarqu�as y a las rep�blicas. Cualquiera sea la forma de gobierno, cualquiera que sea la designaci�n del gobernante, cualquiera que sea el rango del administrador de la ley, la autoridad fue reconocida como de origen y derecho divinos. A veces se ha considerado un reproche al ap�stol que deber�a haber escrito as� cuando Ner�n estaba en el trono. Pero este hecho enfatiza m�s bien el principio de que la autoridad es Divina, aunque la persona o las personas que la ejercen pueden no ser dignas de la confianza. Ner�n estaba en este momento bajo la influencia de los sabios y moderados consejos de S�neca y de Burrhus, sin embargo, este lenguaje que emple� Pablo probablemente no se habr�a modificado si el ap�stol hubiera estado escribiendo durante el per�odo posterior e infame del dominio del tirano. Ser�a forzar este pasaje deducir de �l

"El derecho Divino de los reyes para gobernar mal"

y ser�a injusto argumentar que siempre es ilegal resistir y destronar a un tirano. Pero podemos aprender a considerar la subordinaci�n, el gobierno, la sujeci�n, la lealtad, como parte de un orden Divino impuesto a la sociedad humana por el Se�or de todos.

II EL ALCANCE DE LA LEALTAD.

1. El respeto y el honor se deben de los gobernados al gobernador. Incluso cuando faltan esas cualidades que exigen respeto personal, se puede rendir honor al cargo que se desempe�a y los deberes se cumplen fielmente.

2. Se requiere el pago de impuestos y tributos. En este precepto, Pablo sigui� las ense�anzas de su Maestro: "Da al C�sar las cosas que son del C�sar". Los sujetos no son responsables del uso que se haga del dinero que les es exigido por una autoridad justa. Cuando un rey que no tiene derecho constitucional a recaudar impuestos sin el consentimiento de un parlamento exige dinero a su propia autoridad, dicha demanda puede ser rechazada sin desobedecer el mandato del texto.

3. La obediencia y la sujeci�n est�n ordenadas. La extensi�n y el alcance de este mandato son muy grandes. "Toda alma", cada miembro inteligente de la sociedad, tiene la obligaci�n de obedecer; y la resistencia al gobernante es resistencia a Dios, e implica solo castigo y retribuci�n.

4. La virtud en general se recomienda como contribuyente al bienestar de la sociedad. Las buenas obras son para demostrar la sinceridad de la fe del cristiano. La ley romana fue la m�xima expresi�n que el mundo antiguo alcanz� de la justicia en las relaciones que subsisten entre el hombre y el hombre. Ha sido la base de los c�digos de muchas naciones cristianas civilizadas en los tiempos modernos. La obediencia a la ley era el deber de todos los buenos ciudadanos, de todos los simpatizantes de la sociedad, de todos los miembros verdaderos de la familia humana. Porque la ley era la sanci�n de la virtud y la justicia. Sin duda ha habido y hay leyes injustas; sin embargo, es deber del ciudadano obedecerlos cuando la obediencia no entra en conflicto con el deber superior a Dios.

III. Los motivos de la lealtad. Estos, como adujo San Pablo, son dos.

1. Las consideraciones personales son avanzadas. La ira del magistrado debe ser temida; los gobernantes son un terror para el mal; los que resisten recibir�n retribuci�n; el gobernante no lleva la espada en vano. Tales motivos son casi los �nicos motivos a los que se puede acceder a lo grosero y lo vicioso. Son motivos para los cuales ninguno es del todo superior. Las consecuencias de la injusticia deben ser tenidas en cuenta por aquellos que son susceptibles a las pasiones de la codicia o la venganza.

2. Se presentan motivos religiosos. El gobierno es una ordenanza de Dios, y los gobernantes son los ministros de Dios. Un sujeto tenido, entonces, no puede ser un buen cristiano. En nuestros d�as, el individualismo se lleva a tal punto que la autoridad a menudo es despreciada y desafiada, incluso por aquellos que de ninguna manera son los restos de la sociedad, que hacen pretensiones de inteligencia y virtud. Es bueno, por lo tanto, que se reflexione sobre la ense�anza inspirada que concede una importancia tan grande al orden, patriotismo y lealtad.

Romanos 13:8

Amor y ley.

Para los que no piensan, ya primera vista, parece haber una contradicci�n entre la ley, que expresa autoridad, y es sancionada por la fuerza, y el amor, que es espont�neo y es del coraz�n. Cristo mismo, sin embargo, armoniz� a los dos cuando dijo: "Si me aman, guarden mis mandamientos". y el ap�stol, en este pasaje, muestra que, real y esencialmente, los dos son uno.

I. EL PRINCIPIO VERDADERO DE LA VIDA SOCIAL ES EL AMOR. El nuevo mandamiento que Cristo dio fue: "�mense los unos a los otros". y su peculiar canon de conducta fue: "Amar�s a tu pr�jimo como a ti mismo". De este principio podemos se�alar que:

1. Est� en armon�a con nuestra propia constituci�n. Nuestra verdadera naturaleza es vivir en afecto mutuo y confianza; Es la naturaleza depravada la que desarrolla el odio, la malicia y la falta de caridad.

2. Es impuesto y sancionado por el Divino Jefe de la nueva humanidad, el Legislador del reino espiritual.

3. Proporciona la cura radical para las enfermedades humanas.

4. No solo tiene una virtud negativa, tambi�n tiene una virtud positiva; Es el origen propio y natural de las diversas virtudes, que proporcionan su motivo, lo que lleva a su ejercicio.

II LA APLICACI�N DE ESTE PRINCIPIO EN LA PR�CTICA. El ap�stol, cuya mente era tan �tica y pr�ctica como teol�gica y doctrinal, traz� el funcionamiento de este principio del amor, al preservar la naturaleza humana y proteger a la sociedad humana de los vicios, cr�menes y pecados que han maldecido al mundo. En este pasaje nos ense�a que el amor debe actuar para evitar que los cristianos hagan mal a sus vecinos. Aquel cuyo coraz�n est� lleno de amor verdadero no codiciar� ni robar� los bienes de su vecino, ni quitar� la vida de su vecino, ni incursionar� en la felicidad dom�stica de su vecino, ni de ninguna manera causar� da�o a los intereses de su vecino, ni lo privar� de sus derechos. Porque amar a nuestros semejantes es contar su bienestar y hacerlos ir como quisi�ramos que nos hicieran a nosotros.

III. LA ADQUISICI�N DE ESTE PRINCIPIO. Se puede argumentar que los consejos del ap�stol no son pr�cticos; que si bien el amor es una cura para las enfermedades humanas, no se muestra c�mo se puede adquirir el amor, como tampoco se puede evitar el pecado. Pero el hecho es que la revelaci�n une el amor del hombre y el amor de Dios, y nos ense�a que la �nica forma de apreciar el amor divino es la recepci�n del evangelio de nuestro Se�or Jesucristo, que es la manifestaci�n del amor divino. a los corazones humanos "Lo amamos, porque �l nos am� primero". "El que ama a Dios ama a su hermano tambi�n".

Romanos 13:11

Una llamada sorprendente.

La advertencia de este pasaje est� especialmente dirigida a los cristianos; Sin embargo, para los cristianos que tienen una necesidad especial de un llamamiento y una convocatoria conmovedores, llamarlos a una vida m�s espiritual y m�s vigilante.

I. LA CRISIS DE LA VIDA.

1. La noche ya casi se ha ido. Entre la primera y la segunda venida de nuestro Se�or se extiende el amanecer del mundo. Detr�s de su primera venida yac�a la noche de la humanidad. M�s all� de su segundo advenimiento, la luz del d�a irradia, con el brillo del conocimiento, de la santidad, de la felicidad, de la gloria.

2. La salvaci�n est� m�s cerca que nunca. En cierto sentido, de hecho, la salvaci�n es una bendici�n presente; porque somos liberados de la condenaci�n si estamos en Cristo Jes�s. En otro sentido es futuro; porque de aqu� en adelante recibiremos el fin de nuestra fe, incluso la salvaci�n de nuestras almas. Es algo que debemos esperar con gran alegr�a de la esperanza, algo cuya perspectiva puede inspirarnos a la resistencia y al trabajo.

II LAS CUMBRES DE DIOS.

1. A la energ�a espiritual. Para tal per�odo, la inactividad somnolienta y somnolienta es completamente inapropiada.

2. A la renuncia a todo lo que interfiere con el cumplimiento de nuestro llamado y la realizaci�n de nuestra esperanza.

3. A una guerra espiritual y campa�a.

4. A la pureza del cuerpo y de la mente, como aquellos que est�n en toda su naturaleza redimidos, para que en toda su naturaleza puedan ser consagrados.

Romanos 13:11

Noche y dia.

Se presentan motivos cristianos para incitar a los deberes morales. Estamos llamados a hacer lo correcto, no solo por las voces de conveniencia y de autoridad, sino por la voz de la revelaci�n. Los cristianos se dirigen a aquellos que conocen las estaciones, que disciernen los signos de los tiempos, que consideran el presente como un per�odo de prueba, de disciplina, de educaci�n, y cuya mirada es siempre hacia adelante, cuya esperanza est� en el regreso de su Se�or para juzgar. y para ahorrar

I. EL RETROSPECTO DEL PASADO. "La noche est� muy avanzada".

1. La noche espiritual del mundo est� pasando. La verdadera Luz est� brillando, y el resplandor de sus rayos est� iluminando las costas m�s oscuras y distantes.

2. La noche del tiempo se va, y la eternidad, la resurrecci�n, los nuevos cielos y la nueva tierra est�n a punto de amanecer.

3. La noche de la vida est� casi pasada y se acerca el d�a de la inmortalidad. Si este es el caso con todos, �cu�n manifiestamente es as� con los ancianos!

II EL PROSPECTO DEL FUTURO.

1. "El d�a est� cerca". En lo que respecta a la oportunidad de trabajo, podemos admitir que llega la noche, cuando ning�n hombre puede trabajar ". Pero, en otro sentido, es una verdad bienvenida que" amanece y las sombras huyen ". pronto se derramar� luz sobre nuestra oscuridad intelectual y espiritual. Los temores, la ignorancia, las dudas del presente dejar�n de existir; veremos a Cristo como es, y sabremos tal como somos conocidos.

2. "La salvaci�n est� m�s cerca de nosotros que cuando cre�amos" Una fortaleza es asediada por las fuerzas del enemigo. La guarnici�n, asediada durante mucho tiempo, es d�bil, cansada, y est� casi agotada, mal provista de provisiones y municiones, y en muy apuros. Pero el alivio est� planeado y se acerca. Por la noche, la perspectiva parec�a oscura. Pero ahora, cuando amanece, el asediado, mirando desde sus paredes, contempla los estandartes del libertador que se acerca y escucha la m�sica de bienvenida de su marcha. La salvaci�n est� a la mano! Es a la luz de esto que nos alienta a mirar la vida, a la vez. Ahora estamos asediados por nuestro enemigo espiritual, y nuestra condici�n es a menudo aparentemente desesperada. Pero nuestra redenci�n se acerca, y nuestra salvaci�n est� m�s cerca. La perfecci�n de nuestra salvaci�n, el cumplimiento de la promesa de victoria, esto es en el futuro.

III. EL DEBER DEL PRESENTE. Este no es el momento de complacer el mero sentimiento, ya sea de forma retrospectiva o anticipada. El presente vivo exige toda nuestra energ�a.

1. "Es hora de despertarse del sue�o"; para despertarnos de la indiferencia a la preocupaci�n, de la media creencia a la fe sincera, de la inactividad al celo.

2. Para "desechar las obras de las tinieblas". Por la vestimenta, los impedimentos as� designados, entendemos las negligencias, los pecados, que son inconsistentes con la verdadera espiritualidad.

3. Para "ponerse la armadura de la luz". Santidad y diligencia, paciencia y entrega, estos son los ejercicios espirituales apropiados para aquellos que tienen una esperanza tan gloriosa y promesas tan seguras como la nuestra. �Que el soldado se encargue de sus armas, el sirviente de su trabajo, el administrador de su confianza!

SOLICITUD. Toda crisis de la vida humana, de la historia de la Iglesia; cada d�a que habla del vuelo del tiempo; cada instancia de mortalidad humana, nos habla en voz alta, convoc�ndonos, como ni�os del d�a, a vivir como anticipaci�n del acercamiento r�pido y bienvenido del Divino Libertador.

Romanos 13:11

�Despierta y arma!

Es extra�o que, al comienzo de una nueva dispensaci�n, la perspectiva de su cierre se presente con tanta frecuencia a la vista. Apenas termin� la primera venida de Cristo, a su pueblo se le ense�� a anticipar su segunda venida. As�, los pensamientos y afectos de los cristianos se agrupan alrededor de su Se�or, y la revelaci�n del pasado sugiere la pr�xima epifan�a. Los contrastes de este pasaje son muy llamativos. Cuando se analizan cuidadosamente, aparecen:

I. Aplicado a la CONDICI�N.

1. La noche del peligro casi ha terminado. Esto se aplica al individuo, a cualquier comunidad, a toda la Iglesia.

2. La ma�ana de la liberaci�n est� amaneciendo. Una inspiraci�n y consuelo para los peregrinos, los soldados, que a menudo est�n oprimidos por la penumbra de los peligros presentes.

II Seg�n lo aplicado a CHARACTER.

1. Las obras de la noche deben ser abandonadas. Estos pertenecen a la era que ahora se encuentra en la distancia remota, y de la cual Cristo ha emancipado a su pueblo.

2. La vida del d�a espiritual debe ser adoptada. Si la carne y sus lujurias van a ser crucificadas, �qu� se debe coronar? El Se�or Jes�s debe ser "puesto", la armadura de luz debe ser tomada y usada; y el soldado cristiano debe salir para encontrarse con el d�a que viene, con la cara hacia el sol naciente, con el coraz�n lleno de alegr�a ante la tan esperada aparici�n de su gran Capit�n.

HOMILIAS DE C.H. IRWIN

Romanos 13:1

El cristiano como ciudadano.

El deber de los cristianos como ciudadanos en nuestros d�as no est� suficientemente reconocido. Muchos cristianos se mantienen alejados de la vida p�blica y de los deberes de la ciudadan�a debido a la corrupci�n pol�tica y la lucha de partidos que son tan comunes. Otros, nuevamente, entran en deberes p�blicos, pero parecen dejar atr�s su religi�n. El resultado es una triste necesidad de ser estadista cristiano y de legislaci�n cristiana.

I. EL CRISTIANO RECONOCE LA NECESIDAD DEL GOBIERNO. "No hay poder sino de Dios: los poderes que existen son ordenados por Dios" ( Romanos 13:1). Esto no debe entenderse en el sentido de que cada gobernante individual est� ordenado por Dios. Eso har�a al Ser Divino responsable de muchos actos de despotismo y opresi�n. Tambi�n podr�amos decir que cada ministro de religi�n que hab�a recibido la forma de ordenaci�n, por lo tanto, fue elegido por Dios, sin importar cu�l sea su car�cter personal. El significado m�s bien es que el gobierno es una ordenanza de Dios, que Dios lo ha ordenado o designado, que debe haber autoridad y gobernantes. El gobierno es necesario:

1. Para la protecci�n de la vida y la propiedad.

2. Por la represi�n del crimen. "Los gobernantes no son un terror para las buenas obras, sino para el mal" ( Romanos 13:3). Los gobernadores, dice San Pedro, son designados "para el castigo de los malhechores" ( 1 Pedro 2:14).

3. Para la recompensa y el est�mulo de la virtud. "�Entonces no tendr�s miedo del poder? Haz lo que sea bueno y tendr�s elogios del mismo" ( Romanos 13:3). Entonces, San Pedro tambi�n habla de los gobernadores como "un elogio para los que hacen el bien". Los gobernantes sabios no solo reprimir�n el crimen, sino que buscar�n alentar el bienestar. Mostrar�n un favor especial a aquellos que, por su propio car�cter y esfuerzo, promueven la moralidad, la templanza y la honestidad, y por lo tanto ayudan a facilitar el gobierno. �Con qu� frecuencia los gobernantes olvidan esto! �Cu�n a menudo se ignora o incluso se desanima al pueblo cristiano de una naci�n, mientras que los imp�os y los inmorales est�n en su lugar y favorecen!

II EL CRISTIANO RECONOCE LAS RESPONSABILIDADES DE LAS REGLAS. Los gobernantes se llaman aqu� "ministros de Dios" ( Romanos 13:4, Romanos 13:6). Nuestra soberana se titula "Victoria, por la gracia de Dios". Todos los interesados ??en el gobierno tienen una solemne responsabilidad, ya sean reyes o reinas, ministros de estado, miembros de la legislatura, jueces, magistrados o miembros del jurado. Todos deben presentarse un d�a ante un tribunal superior. Luego se le preguntar� al juez: "�Has hecho justicia entre el hombre y el hombre?" Se le preguntar� al jurado: "�Has emitido un veredicto de acuerdo con la evidencia?" Se le preguntar� al soberano. "�Has sido fiel a tus votos de coronaci�n?" Por lo tanto, el cristiano debe orar por los gobernantes. "Para los reyes y para todos los que tienen autoridad; para que podamos llevar una vida tranquila y pac�fica con toda piedad y honestidad" ( 1 Timoteo 2:2). El cristiano debe hacer todo lo posible para asegurar buenos gobernantes. Lo que necesitamos en nuestros d�as es menos pol�tica de partidos y m�s pol�ticas cristianas. Las personas cristianas, las iglesias cristianas, deben unirse, dejando de lado todas las diferencias pol�ticas y eclesi�sticas, para asegurar representantes cristianos, legisladores cristianos para nuestra supuesta naci�n cristiana.

III. EL CRISTIANO RECONOCE SU PROPIA RESPONSABILIDAD. Hay dos deberes claramente especificados aqu� para el ciudadano cristiano.

1. La obediencia. "Que cada alma est� sujeta a los poderes superiores" ( Romanos 13:1); "Quien resiste el poder, resiste la ordenanza de Dios" ( Romanos 13:2); "Por lo tanto, deben estar sujetos" ( Romanos 13:5). Si se debe respetar la ley, debe haber un esp�ritu obediente y sumiso por parte de todo buen ciudadano. Sin embargo, hay l�mites para todo esto. Debemos interpretar este pasaje a la luz de otras ense�anzas b�blicas y los ejemplos que nos presenta. La Biblia no ense�a la doctrina de la obediencia pasiva o la no resistencia. En Babilonia, Daniel resisti� el poder reinante. Se emiti� el mandato real, pero Daniel no lo obedeci�. "Se arrodill� sobre sus rodillas tres veces al d�a, y or�, y dio gracias ante su Dios, como lo hizo antes". Los ap�stoles Pedro y Juan declinaron obedecer al concilio jud�o en Jerusal�n cuando se les orden� no hablar m�s en el Nombre de Jes�s. Respondieron valientemente: "Sea correcto a la vista de Dios escucharte m�s que a Dios, juzgad. Porque no podemos, sino hablar las cosas que hemos visto y o�do. Donde la ley de una naci�n o el mandato de un gobernante terrenal en conflicto con la ley de Dios, entonces es claramente el deber del cristiano obedecer a Dios en lugar de a los hombres. Los ingleses en su historia pasada han actuado de acuerdo con este principio. Dos veces bajo el reinado de los soberanos de Estuardo los s�bditos del el reino afirm�, por razones de conciencia, su derecho a la revoluci�n y la resistencia. Lo mismo hicieron los Covenanters de Escocia. Sin embargo, la resistencia a la autoridad constituida siempre deber�a ser el �ltimo recurso, y solo se debe recurrir a ella cuando todos los medios m�s pac�ficos hayan fallado por completo. obtener justicia y reparaci�n de errores.

2. Fiscalidad. "Por esta causa tambi�n paguen tributo" (vers�culo 6). Esta tambi�n fue la ense�anza de Cristo. Ning�n gobierno puede mantenerse sin gastos. Las defensas nacionales, las instituciones p�blicas, que tienen por objeto la protecci�n y el bienestar de todos los ciudadanos, deben mantenerse. Cada ciudadano es responsable de asumir su parte en los gastos de reuni�n para el bien com�n. Es posible que no apruebe cada partida de gasto, pero esa no es una raz�n v�lida para negarse a contribuir con su parte de los impuestos, donde los representantes de la naci�n han decretado que el gasto es prudente y necesario. Esta regla, por supuesto, tiene su excepci�n tambi�n en el caso de cualquier gasto que viole la conciencia individual.

3. Hay otros deberes pr�cticos. El cristiano siempre cooperar� con los gobernantes para asegurar y promover la paz y la templanza, la moral y la honestidad, la veracidad y la justicia. Todas estas virtudes son necesarias para el bienestar nacional. El gobierno ser�a f�cil si cada ciudadano fuera cristiano, y si cada cristiano realizara sus deberes como ciudadano. Las palabras de Sir Arthur Helps ('Amigos en el Consejo') pueden citarse apropiadamente aqu�: "El que no lleva al gobierno, ya sea como gobernador o sujeto, alg�n sentimiento religioso, alg�n motivo m�s elevado que la conveniencia, es probable que genere gobernador indiferente o un sujeto indiferente Sin piedad no habr� buen gobierno ". - CHI

Romanos 13:11

El deber del cristiano en la era actual.

El cristiano no debe ser insensible a los movimientos del mundo. "Conociendo el tiempo", dice el ap�stol ( Romanos 13:11). El Sr. Spurgeon dice que lee los peri�dicos para ver c�mo Dios gobierna el mundo. Nos conviene saber cu�les son las creencias y los motivos actuales de nuestros semejantes.

I. LA CONFIANZA CRISTIANA.

1. "La noche est� muy avanzada".

(1) Las fuerzas del mal est�n muy gastadas. Algunos cristianos siempre est�n mirando el lado oscuro de las cosas. No ven rastros del d�a del amanecer. Con ellos siempre es de noche. Nos har�an creer, con Canon Taylor, que las misiones son un fracaso. Nos har�an creer, con Lord Wemyss, que la prohibici�n del tr�fico de licor es un fracaso. Nos har�an creer que el cierre del domingo es un fracaso. Pero son aquellos que quieren que tales movimientos fracasen que generalmente originan tal grito. No hay fracaso en las fuerzas de la derecha. El fracaso est� escrito sobre las fuerzas del pecado. Su noche est� muy avanzada.

(2) Las nubes de misterio pronto se levantar�n. Hay dificultades para conciliar religi�n y ciencia. Sin embargo, el. Las dificultades son solo aparentes. Son solo nubes temporales. Hay dificultades en la providencia de Dios que no podemos entender. Pero poco a poco todos se aclarar�n. Cada misterio ser� resuelto. "Ahora lo sabemos en parte; pero entonces lo sabremos incluso como tambi�n se nos conoce".

(3) Las horas oscuras de dolor y tristeza pronto terminar�n. �Qu� oscura es la hora de la enfermedad! �Qu� oscura la hora del duelo! �Qu� sombras la decepci�n hace pasar por nuestras vidas! Pero la noche est� muy avanzada. "El llanto puede durar una noche, pero la alegr�a llega por la ma�ana".

2. "El d�a est� cerca". El d�a de la llegada de nuestro Salvador se acerca r�pidamente. Ya podemos escuchar el sonido de sus ruedas de carro. Poco a poco su reino ha estado progresando en la tierra, su verdad ha estado ganando la victoria sobre el error. La Reforma sacudi� el polvo de siglos de la Palabra de Dios. El descubrimiento de la imprenta ya hab�a preparado el camino para la difusi�n de la Biblia emancipada. Los viejos reinos que alentaron el error y fomentaron el despotismo eclesi�stico han estado cayendo. Han surgido nuevas naciones para influir en los destinos del mundo: las naciones de la raza anglosajona amante de la Biblia y de la libertad. Viejos errores han sido reparados. Nuestro rey se acerca. "El d�a est� cerca".

II LA LLAMADA DEL CRISTIANO

1. Un llamado a la actividad. "Ahora es hora de despertarse" ( Romanos 13:11). Es evidente que esta exhortaci�n est� dirigida a los cristianos, ya que el escritor agrega: "por ahora nuestra salvaci�n est� m�s cerca de lo que cre�amos". Muchos cristianos est�n dormidos. Est�n inactivos y ociosos, y no est�n haciendo nada para preparar el camino del Se�or. Puede dirigirse tambi�n a los no convertidos. Este mismo pasaje, la parte final de este decimotercer cap�tulo, fue el medio para convertir a San Agust�n.

2. Un llamado a la enmienda. "Desechemos las obras de la oscuridad" ( Romanos 13:12). Algunas obras son literalmente obras de oscuridad, como por ejemplo las especificadas en el verso trece. La embriaguez y la impureza se practican m�s en la noche. "Los que est�n borrachos est�n borrachos en la noche". Pero se puede considerar que las "obras de las tinieblas" incluyen todas las obras pecaminosas. El pecado ama la ocultaci�n. El cristiano debe desechar todo lo que no lleve la luz, no tener comuni�n con las obras infructuosas de la oscuridad. "El d�a est� cerca". �C�mo debemos soportar el d�a de la venida de nuestro Se�or si, por ayuda divina, no nos separamos del pecado?

3. Una llamada al conflicto. "Pong�monos la armadura de la luz" ( Romanos 13:12). Debemos hacer la guerra con nuestras propias tentaciones y con el mal que hay en el mundo. Que nuestra armadura sea la armadura de la luz. No luchemos contra el mundo con sus propias armas, con odio, amargura o enga�o. Que nuestras armas sean buenas armas: las armas de la verdad, la justicia, el amor. Ellos vencer�n. Nunca hagamos el mal para que venga el bien.

4. Un llamado a la semejanza de Cristo. "Ponte sobre el Se�or Jesucristo" ( Romanos 13:14). Es decir, "V�stete de su esp�ritu". Este es el secreto de la fuerza. Al igual que Sir Galahad, cuya fuerza era como la fuerza de diez porque su coraz�n era puro, el hombre que es como un esp�ritu de Cristo vencer� todas las tentaciones y enfrentar� victoriosamente todas las dificultades. Este es enf�ticamente un llamado que el cristiano necesita escuchar en la era actual, cuando hay tanto en la Iglesia como en el mundo que es contrario al esp�ritu de Cristo. Escuchemos, entonces, la llamada de trompeta del deber y, a medida que avanzamos, apoyemos nuestros esp�ritus con el pensamiento inspirador de que "la noche est� muy avanzada y el d�a est� cerca". - C.H.I.

HOMILIAS DE T.F. BLOQUEADOR

Romanos 13:1

Sumisi�n cristiana.

Ahora pasamos de las relaciones eclesi�sticas a las civiles. Debido a que el cristiano ha entrado en una nueva hermandad en Cristo, no deja de pertenecer a la antigua hermandad de la sociedad natural. Y como en la hermandad espiritual, la humildad y el amor son los principios gemelos que deber�an regular toda nuestra conducta, as� en la comunidad natural del estado debe haber, de manera an�loga, sumisi�n hacia los poderes y una justicia inspirada en el amor hacia los miembros privados de la sociedad. mismo. En estos vers�culos se inculca el deber de sumisi�n concienzuda a las autoridades estatales.

I. LA RAZONABILIDAD DE LA PRESENTACI�N. Se dice que la sumisi�n a la autoridad es de doble naturaleza: la obediencia a la ley en general y el pago de todas las cuotas. Y el esp�ritu en el que se debe ejercer una conducta tan obediente y leal es el esp�ritu de reverencia y honor. Porque incluso en los deberes estatales, el coraz�n debe preocuparse igualmente por la vida.

1. Es razonable, entonces, que nosotros:

(1) Obedecer las leyes en general haciendo bien. Si la vemos como una instituci�n humana de naturaleza utilitaria, la autoridad de la ley es para nuestro bien, si obedecemos. "Haz lo que es bueno, y tendr�s elogios de lo mismo".

(2) �Y no es igualmente razonable que paguemos las cuotas a las autoridades constituidas? Atribuci�n, costumbre. Por aqu� nuevamente solo estamos contribuyendo a los gastos de nuestra propia protecci�n.

2. Pero nuestra obediencia y el pago de las cuotas solo ser�n prestados adecuadamente por nosotros, y solo tender�n a la representaci�n adecuada de los mismos por parte de otros, si nuestro coraz�n va con nuestra acci�n. Que haya, entonces, como es razonable, temor, que haya honor, para aquellos a quienes temes, a quienes se debe el honor.

I. LA CORRECCI�N DE LA PRESENTACI�N. El hombre natural, bas�ndose en la mera raz�n, debe someterse a la autoridad, con hechos y con coraz�n. �Pero seguramente el hombre cristiano deber�a someterse a un terreno m�s elevado que este? No solo es razonable, es divinamente correcto, que tal sumisi�n se rinda a los poderes.

1. Es correcto que nosotros:

(1) Obedecer la ley. Porque la autoridad que da la ley no es instituida arbitrariamente por el hombre; Es de la cita de Dios. Generalmente: para "no hay poder sino de Dios"; es decir, cada vez que las exigencias de la sociedad exigen que uno ejerza poder sobre los dem�s, estas mismas exigencias muestran que el ejercicio de algunos de esos poderes tiene un prop�sito divino. Especialmente: porque en su gobierno providencial del mundo ha previsto y ordenado el ejercicio del poder por parte de estos mismos individuos que por el momento tienen autoridad comprometida con ellos. �Y puede un cristiano resistir la ordenanza de Dios? Al hacerlo, no solo ser� castigado por el hombre, sino juzgado por Dios. La espada es la espada de Dios; la ira, la ira de Dios.

(2) Y as� de homenaje y costumbre. Esto no es simplemente un pago debido al inter�s personal acumulado, sino en reconocimiento de su alto cargo como "ministros del servicio de Dios". Cumplen una vocaci�n divina y, como los sacerdotes en el templo, deben ser apoyados como siervos de Dios.

2. Entonces, el esp�ritu en el que obedecemos y rendimos homenaje debe ser uno de reverencia y honor, no solo en la base de lo razonable de lo mismo, sino porque en estos poderes humanos discernimos a Dios.

Aqu�, entonces, como en toda la vida, lo religioso penetra y santifica lo natural. Debe haber una transfiguraci�n perpetua, a nuestros ojos, de lo humano con lo Divino. Esto no es m�s que una aplicaci�n de la orden, "ya sea que comas, o bebas, o hagas lo que hagas, haz todo para la gloria de Dios". - T.F.L.

Romanos 13:8

Justicia cristiana

Aqu� pasamos de relaciones p�blicas a privadas. Todav�a en la esfera c�vica, viendo a los hombres como hombres, no como hermanos cristianos. Y recordando por el pensamiento que acaba de avanzar, el pensamiento del homenaje, la costumbre, etc., como "debido" a los que est�n en el poder, que tambi�n hay una deuda que le debemos a su vecino. Y es de la esencia misma de la justicia que "rendimos a todas sus deudas"; o, en palabras del octavo verso, que "no le debemos nada a nadie". Aqu�, entonces, podemos considerar la justicia que une a la sociedad humana; y el amor por el cual se cumple la justicia.

I. JUSTICIA. La justicia es el v�nculo de la sociedad humana. Hacer a los dem�s lo que razonablemente podemos esperar que nos hagan a nosotros es, de hecho, la regla de oro que conserva toda la seguridad y la paz entre los hombres. Ser justo con ellos es respetar sus derechos. �Y cu�les son los derechos del hombre? Dios los ha establecido con fuerza, en sus elementos esenciales, en ese Dec�logo que fue el c�digo divino de justicia para una naci�n b�rbara. Piense en ellos, derechos sin los cuales la vida, entre otros, ser�a intolerable.

1. El derecho de la vida. "No matar�s." Lo sagrado de la existencia; pero fragilidad Tan precioso y, sin embargo, tan f�cilmente destruido. Y en la desenfreno, o en la malicia, el hombre puede destruir a su hermano-hombre. Pero el "No matar�s" suena en sus o�dos, una ley hablada de Dios: el derecho a la vida debe ser conservado.

2. El derecho a la relaci�n sagrada, m�s querido que el derecho a la vida. "No deber�s cometer adulterio." Uni�n org�nica de hombres. Relaciones entretejidas en la naturaleza humana marido y mujer, padre e hijo, hermano y hermano. La relaci�n conyugal es la base del resto. Cualquier alteraci�n de esta relaci�n es, en su grado, adulterio, y afloja todo el tejido relacional; cualquier violaci�n del sacramento de esta relaci�n, "Ellos dos ser�n una sola carne", es en el m�s alto grado de adulterio, y llega lejos para destruir todo el tejido relacional. Pero el "No cometer�s adulterio" suena en nuestros o�dos, una ley hablada de Dios: los derechos de la relaci�n sagrada deben ser conservados.

3. El derecho de propiedad. "No has de robar." Una adquisici�n instintiva en el hombre; �l lo domina sobre el mundo. Esta adquisici�n autorizada por Dios: "ten dominio". La misma adquisici�n, pervertida de su uso apropiado, puede llevarnos a adquirir aquello a lo que no tenemos derecho, a "robar" la propiedad de nuestro hermano. Pero el "No robar�s" suena en nuestros o�dos: Dios pronuncia su sanci�n de lo sagrado de la propiedad.

4. Fundamental para todos estos derechos principales del hombre es el derecho a estar seguro incluso del deseo ilegal de un hermano. "No codiciar�s". Para "fuera del coraz�n proceda", etc. ( Mateo 15:19). Entonces, codiciar la vida, la esposa o la propiedad de otro, incluso en el primer comienzo d�bil del deseo, es permitir la lujuria de la que fluye todo mal; y, en contra del "pecado en su comienzo", el "No codiciar�s" de Dios se pronuncia con �nfasis solemne como el �ltimo mandamiento.

II AMOR. El �ltimo mandamiento? No, porque Cristo ha dicho: "Un nuevo mandamiento les doy, que se amen los unos a los otros". Hemos visto c�mo este es el v�nculo de la nueva hermandad en Cristo; se establece aqu� como la propia salvaguardia del cristiano de los derechos del hombre. Como hombre entre los hombres, debes respetar los derechos de los hombres, es decir, debes cumplir la ley; Como cristiano entre los hombres, debe amarlos por amor del Se�or, y as� garantizar su respeto por todos sus derechos, porque "el amor es el cumplimiento de la Ley". �Necesitas probar esto? Law dice severamente: "No le hagas da�o al pr�jimo"; el amor dice: "Da todo lo bueno". Ah! aqu� hay un impulso a�n Diviner, y cubre un terreno m�s amplio. Y el cristiano se contentar� con nada menos que este impulso Diviner y este terreno m�s amplio. Pero si existe el impulso superior, el inferior ser� seguro; Si existe un rango m�s amplio, se cubrir� el m�s estrecho. Si; ama a los hombres, y no trabajar�s mal.

La importancia de la justicia entre los hombres exige que, como buenos ciudadanos, velemos por que la justicia est� avanzada en todas partes; de ah� nuestros parlamentos, nuestros tribunales. Pero para que se pueda avanzar en la justicia, por no hablar de fines a�n m�s elevados, como cristianos, apreciemos este principio que constituye el segundo gran mandamiento: "Amar�s a tu pr�jimo como a ti mismo". - T.F.L.

Romanos 13:11

�Amanece!

"Y esto", el trabajo de santificaci�n progresiva, en todos sus aspectos y relaciones, �sin duda reclama nuestra gran atenci�n ahora, cuando el d�a de Dios est� cerca del amanecer! Porque, visiblemente para nosotros, las sombras pasan y la ma�ana se rompe. Todav�a es la guardia nocturna, pero el d�a est� cerca. Tenemos que considerar aqu�: la cercan�a del d�a de Dios; Nuestro completo despertar.

I. EL D�A DE DIOS. En y a trav�s de todas las declaraciones de las Escrituras se mezcla esta nota de advertencia: �llegar� el d�a de Dios! Los hombres parecen tener su d�a y trabajar su voluntad; Dios tendr� su d�a y har� su voluntad. No debemos limitar el significado de esta presentaci�n de las Escrituras: cada vez que Dios interfiere en medio de las acciones de los hombres para mostrar su poder, su d�a ha llegado. En nuestras historias de vida individuales, en las historias de las naciones, as� como en la historia m�s amplia de la raza, Dios ha venido, viene, muchas veces y de muchas maneras. Por piedad? Si; para liberar a quienes conf�an en �l y buscan hacer su voluntad Y para juzgar: porque "donde sea que est� el cad�ver, all� se juntar�n las �guilas". Pero en medio de estas muchas manifestaciones del poder de Dios, hay algunas que se destacan notablemente, como los picos de las monta�as entre las colinas m�s bajas. Tal fue el advenimiento de Cristo, que se avecina mucho antes de la visi�n de los videntes del Antiguo Testamento. Tal es el segundo advenimiento de Cristo, que se avecina a la vista de los ap�stoles y de nosotros. Por misericordia y por juicio fue lo primero; por misericordia y por juicio ser� lo �ltimo. �Al creyente cristiano, por la salvaci�n del oto�o! �Oh, qu� esperanza es esta! Ha brillado ante nosotros al rastrear los prop�sitos de Dios declarados en los cap�tulos anteriores; �Paul lo har�a arder como nuestra luz de faro, cada vez m�s brillante y m�s cerca! �Una luz de faro? No, m�s bien es el amanecer del nuevo d�a, cuando el resplandor del amor completo de Dios esparcir� para siempre todas las sombras persistentes de la noche.

II NUESTRO TOTAL DESPERTAR. Pero, �cu�l ser� nuestra actitud en vista de tal amanecer? �Seguramente debemos ser observadores de la ma�ana, hijos de la luz! La misma regeneraci�n de aquellos a quienes escribe fue realmente un despertar del sue�o; pero podr�a ser necesario a�n para una mayor excitaci�n y preparaci�n. No, �no hay, en cada uno, esta necesidad? Las obras de las tinieblas se aferrar�n a nosotros si no las desechamos resueltamente. Podemos olvidar que el d�a est� brillando y volver a dormir.

1. �Las obras de la oscuridad? S�, tales trabajos pertenecen a la corrupci�n de la noche del mundo: juerga de base, placeres impuros, pasi�n y lucha. Las obras de la carne, que se manifiestan ( G�latas 5:19). �Y qu� noche ha tenido el mundo! �Qu� noche ha sido la nuestra! Hemos amado la oscuridad, porque nuestras obras eran malas.

2. Pero nosotros, como hijos de la luz, debemos ponernos la armadura de la luz, caminar honestamente, como en el d�a. El brillo de esa primavera ya ha captado nuestra visi�n y ha iluminado nuestra frente; es irradiar todo nuestro camino. Debemos caminar como si la eternidad sin nubes fuera sobre nosotros ahora. �Tu ciudadan�a est� en el cielo! Entonces, mientras los hijos de las tinieblas "hacen provisi�n para la carne, para satisfacer sus deseos", buscan siempre satisfacer sus bajos deseos y hacer que toda su vida est� subordinada a esto, nosotros debemos "ponernos al Se�or Jesucristo ". �l debe ser nuestra ropa y adorno; �La naturaleza pura y espiritual que le mostr� al mundo es ser nuestro arreglo para el nuevo amanecer, trayendo el a�o nuevo del mundo!

Y esa gloriosa meta de nuestras mejores esperanzas, la "salvaci�n" en todo su alcance y funcionamiento, est� "m�s cerca de nosotros que cuando cre�mos por primera vez". Alegramos nuestros corazones y reavivamos todos nuestros anhelos. No debemos estar luchando, cansados, tristes; pero el que buscamos vendr�; s�, "la segunda vez, �a la salvaci�n!" - T.F.L.

HOMILIAS POR S.R. ALDRIDGE

Romanos 13:1

Sumisi�n a la autoridad constituida.

La recepci�n de una nueva verdad requiere su ajuste a verdades previamente aceptadas. La introducci�n de un nuevo sistema como el cristianismo exigi� un examen de su relaci�n con los sistemas de gobierno existentes. Exist�a el peligro de que el fanatismo jud�o se convirtiera en una sedici�n acalorada en los conversos jud�os al evangelio por la alegr�a misma de encontrar al Mes�as y de las esperanzas con respecto a un reino temporal literal. Y la novedad de los puntos de vista que se abrieron antes de que los conversos gentiles pudieran engendrar f�cilmente en ellos un sentimiento de libertad y superioridad a todas las leyes y costumbres. Sin embargo, el consejo a tal, para ser pr�ctico y eficaz, debe ser simple y conciso. El ap�stol, por lo tanto, enuncia un principio y deja que sus limitaciones sean descubiertas despu�s.

I. LA DIVINA FUENTE DE LA AUTORIDAD. El gobierno se remonta a su fuente en Dios. "El orden es la primera ley del cielo". Donde no reina el orden, no hay seguridad, no hay progreso para mejorar las cosas. La igualdad absoluta es imposible entre los hombres; la sociedad no tiene salvaguardas, ni cohesi�n, sin un tribunal de autoridad reconocido. Ya sea que esta autoridad sea tomada y ejercida como algo natural por los m�s sabios o m�s fuertes, o sea el resultado reconocido de la estaci�n conferida por la comunidad, la necesidad de tal liderazgo y supervisi�n manifiesta la voluntad de Dios, y se considera que la autoridad como tal emanan de �l. El Creador controla las obras de sus manos. El campamento de Israel mantuvo cierta disposici�n de tiendas de campa�a y tribus en reposo y en marcha, debido a una ordenanza divina. El desorden habr�a correspondido a la presencia del monarca Jehov�. Cualesquiera que sean las formas que asuma el gobierno, nos vemos obligados a ascender en el pensamiento al elevar los escalones y las jerarqu�as hasta llegar a aquel que se sienta en el gran trono blanco, el poderoso �rbitro de todos los eventos, el juez de los r�pidos y los muertos. Recordemos el majestuoso pasaje de Hooker: "De Law no puede haber menos reconocimiento que su asiento es el seno de Dios, su voz la armon�a del mundo: todas las cosas en el cielo y la tierra rinden homenaje, al menos como sentirla. cuidado, y el m�s grande como no exento de su poder: tanto los �ngeles como los hombres y las criaturas de cualquier condici�n, aunque cada uno de diferente tipo y forma, pero todos con un consentimiento uniforme, admir�ndola como la madre de su paz y alegr�a ".

II LOS ADMINISTRADORES HUMANOS DE JUSTICIA. "Los poderes f�cticos est�n ordenados por Dios". No es que haya puesto a cada gobernante en el cargo o consiente a cada funci�n judicial. Pero los l�deres de la sociedad humana representan la autoridad de Dios en la tierra. Son los "ministros" de Dios, actuando en subordinaci�n a �l; Al menos esta es la idea fundamental de su posici�n, aunque se pasa por alto en la pr�ctica. "Ellos llevan la espada" para Dios, son sus vicegerentes, y aqu� radica el honor y la responsabilidad de sus decisiones. Que recuerden que "Uno m�s alto que el m�s alto tiene en cuenta". "El que gobierna a los hombres con rectitud, gobernando en el temor de Dios, ser� como la luz del sol de una ma�ana sin nubes". Cf. El relato de su juicio de Samuel, que no hab�a defraudado a ninguno, no hab�a oprimido a ninguno, ni hab�a tomado un rescate de ninguno. Como las familias son gobernadas por su cabeza natural, el padre, as� es la familia universal nombrada y gobernada por el gran Padre en el cielo, a quien los padres terrenales deben copiar. El hecho de que los padres usen la autoridad delegada otorga peso y responsabilidad a su comportamiento. Para la superintendencia de Israel, los setenta ancianos recibieron una donaci�n especial del esp�ritu de Mois�s. �Cu�n necesario es que los gobernantes en la Iglesia y el estado, en los hogares y en los municipios, busquen la sabidur�a del que da generosamente a todos los hombres! Muchos sujetos desenfrenados se han convertido en un gobernador reflexivo y autocontenido cuando se dan cuenta de la grandeza y las obligaciones trascendentales de su cargo.

III. LA REGLA GENERAL DE OBEDIENCIA. La sumisi�n sigue al reconocimiento de la autoridad divina a espaldas de los magistrados. Rebelarse, desobedecer, es abandonar la lealtad a Dios. Incluso el ap�stol, dolido por la orden ilegal de Anan�as, se arrepinti� de su lenguaje fuerte cuando se le inform� que hab�a injuriado al sumo sacerdote. Rechazar el debido honor a los gobernantes y los padres es desmoralizar a la sociedad. El Salvador no resisti� a los oficiales de justicia, aunque fue injustamente condenado a muerte. El ap�stol exhort� a los esclavos a que se callaran y se sometieran a sus amos perversos, para que haciendo el bien pudieran silenciar a los acusadores maliciosos del cristianismo. Esto no significaba que el evangelio sancionara la esclavitud y el despotismo cuando llegara el momento de su derrocamiento pac�fico. La sumisi�n a la persecuci�n ha sido m�s poderosa, m�s duradera en sus efectos que una resistencia armada, ya que ilumina la opini�n p�blica sin provocar conflictos y se prepara para un cambio que ser� pr�cticamente un�nime. Las dos sanciones de la autoridad del magistrado se mencionan en Romanos 13:5, a saber. "ira", es decir, castigo y "conciencia", es decir, la seguridad que tiene el sujeto pac�fico de que ha actuado de acuerdo con la mente de Dios.

IV. EXCEPCIONES PARTICULARES. Ning�n edicto p�blico tiene derecho a coaccionar la conciencia de ning�n hombre. Deje que el gobernante intente promulgar una ley que peca contra la moralidad, y la obediencia debe ser rechazada a toda costa. Cuando C�sar sale de su provincia al reino de la religi�n, no se puede tener en cuenta el "poder que existe" por un momento para suspender el cumplimiento de los dictados del Todopoderoso. Las proclamaciones de Nabucodonosor que ordenaba adorar la imagen dorada, y de que Dar�o prohib�a la oraci�n a cualquier persona que no fuera el rey, no fueron escuchadas por hombres temerosos de Dios. Pero deje que cada manifestante tenga mucho cuidado en iluminar su conciencia, para que no erija su juicio individual en una ley de Dios. Nuevamente, cuando un gobierno se ha mostrado incapaz de proteger el bien y castigar a los transgresores, y es notorio por su reversi�n de los principios verdaderos que deber�an guiar su acci�n y por su olvido de la intenci�n de sus funciones, se ha puesto fuera del alcance p�lido de respeto y sumisi�n; legalmente puede ser derrocado y otro sustituido. Sin embargo, se debe tener en cuenta las enfermedades humanas incluso de reyes y consejeros. En los estados modernos, la agitaci�n puede efectuar reformas necesarias en la administraci�n p�blica. Le corresponde a cada ciudadano pensar, hablar y votar, ya que considera que promover� mejor los intereses del estado. Indiferencia, por cualquier motivo espiritual, a los males que puede remediar, descuido con respecto al bienestar general, esto es un crimen. Es una negativa a emplear un talento que Providence ha comprometido a su cuidado. La legislaci�n moderna no duda en retirar a los ni�os de la custodia de los padres que act�an con crueldad o rodean a sus descendientes con influencias perjudiciales. � S.R.A.

Romanos 13:8

Amor, el cumplimiento de la Ley.

La oraci�n del Se�or habla de perdonar a "nuestros deudores". Pero es el deber obligado de todo hombre esforzarse por cumplir con sus obligaciones pecuniarias, de lo contrario es culpable de vivir satisfecho con los bienes robados. La orden, "No le debas nada a nadie", si se obedece, obstaculizar�a muchas quiebras y evitar�a muchos esc�ndalos comerciales. El ap�stol procede, con uno de sus h�biles giros de pensamiento, a hablar de esa deuda que nunca puede ser completamente liquidada, una deuda bajo la cual debemos contentarnos con descansar, pagando porciones de ella a medida que se presenta la oportunidad; solo para descubrir, y con alegr�a, que la obligaci�n se magnifica con cada atenci�n que se le presta. Si un hombre por amor sirve tanto a su pr�jimo como para no deberle m�s amor, entonces podr�a sentirse libre de ignorar en el futuro los intereses de su pr�jimo, y as� pecar�a contra la segunda tabla de la Ley. El amor solo cumple la Ley, pero nunca agota los requisitos de la Ley.

I. LAS OFENSAS CONTRA NUESTROS VECINOS SON VIOLACIONES DE LA LEY DEL AMOR. Los diez mandamientos son principalmente prohibitivos. Los estatutos lev�ticos, sin embargo, ordenaban muchos actos amables y ben�ficos, estos preceptos positivos llenaron el bosque tronado del monte. El Salvador le hizo saber al abogado la afirmaci�n de que la Ley Mosaica enunciaba claramente el �nico principio que subyace en cada regulaci�n de la conducta social: "Amar�s a tu pr�jimo como a ti mismo". Dios se ha comprometido con cada hombre, especialmente el cuidado de s� mismo, para preservar y desarrollar sus diversas facultades. Y as� como ning�n hombre en su sano juicio se da�a voluntariamente, tambi�n debe evitar da�ar el bienestar de sus semejantes. El cinismo, la codicia, la tiran�a, no pueden sobrevivir a la entrada de este agente humanizador, el amor, que evoca la compasi�n, la benevolencia, la filantrop�a, como se expone tan bellamente en 1 Corintios 13:1. El adulterio, el asesinato, la codicia, en todos los grados de deseo y comportamiento, implican que los hombres descuidan la felicidad de los dem�s si pueden obtener alguna gratificaci�n adicional para ellos.

II CONTRASTE EL AMOR COMO MOTIVO CON SENTIDO DE SERVICIO. La �nica respuesta a la pregunta, "�Por qu� el altruismo deber�a ser un principio regulador en mi vida?" es que Dios nos ha hecho "miembros unos de otros"; que �l ha implantado en nuestra naturaleza, junto con el instinto de autoconservaci�n, ciertos afectos hacia los dem�s; que la intenci�n de Dios est� claramente indicada en nuestra constituci�n; y esa experiencia muestra que hacerse el �nico factor en nuestra consideraci�n es romper los lazos de la sociedad y, en �ltima instancia, arruinar nuestro propio bienestar y disfrute. La congregaci�n, no la segregaci�n, es la ley de la vida humana. Sin embargo, incluso esta convicci�n, "debo respetar los intereses y necesidades de mi vecino", puede ser muy inferior a la atenci�n adecuada para los dem�s que la ley perfecta espera. La casa del deber es un templo oscuro si no est� iluminada por la Shejin� del amor. La obligaci�n puede llevar a algunos ciudadanos a pagar los impuestos reclamados; nunca sugiere ofertas voluntarias de ayuda adicional al cuerpo pol�tico al que pertenecen. El deber dibuja l�neas r�gidas, examina cada art�culo de un v�nculo por temor al exceso. El amor se deleita en todas las ocasiones extra de servicio. El deber es genial y calculador; el amor se eleva a ebullici�n y su energ�a anhela trabajar, como la presi�n del vapor. El deber se mueve con un dibujo medido; el amor corre sobre sus mandados, se complace en la obediencia, mientras que el deber se alegra cuando se realiza el negocio. La ley de la obligaci�n es un gran esqueleto; el amor lo viste con carne y tend�n, lo dota de vida y belleza.

III. LA FUERZA QUE JESUCRISTO HA DADO A LA LEY DEL AMOR. Ha proporcionado un ejemplo �nico de amor en su condescendencia encarnada, en sus palabras y obras de gracia, ayudando y curando a los hombres, y como un buen Pastor que entrega su propia vida para salvar a su reba�o. Su milagro de amor derrama amor en el extranjero: amor a Dios y al hombre, en los corazones de sus disc�pulos. La gratitud a Cristo llena el alma de una emoci�n generosa. Una chispa de generosidad divina es suficiente para encender el material inflamable en el coraz�n humano, difundiendo luz y calor. Cristo ha enfatizado el valor de la humanidad. �l vino para redimir no una raza o secta en particular, sino hombres. No despreciaba a ninguno, ense�aba la salvabilidad de todos, excepto de los que rechazaban voluntariamente. �C�mo podemos tratar con desprecio al "hermano por quien Cristo muri�"? Bajo la piel oscura del negro, bajo la b�rbara superstici�n del africano, bajo la impasible impasibilidad del chino, bajo los harapos del mendigo ingl�s, el amor discierne a un posible miembro regenerado de la familia cristiana, un hijo de Dios, una joya en la corona del Salvador. Cristo ha exaltado el sacrificio de s� mismo en un hero�smo que cautiva al espectador, cuando se da cuenta de la verdadera gloria de una voluntad inteligente, que gana la vida perdi�ndola, e imparte en lugar de la felicidad ego�sta una bendici�n divina.-S.R.A.

Romanos 13:11

El acercamiento del d�a.

El pecado se ha definido como "un acto o estado incompatible con las relaciones" en las que nos encontramos. Actuar como lo exige nuestra posici�n es actuar correctamente. El ap�stol apela a los cristianos como individuos razonables que desean comportarse como corresponde a su condici�n. Las incongruencias provocan el rid�culo, como cuando el marinero camina por tierra como si tuviera que sostenerse contra el lanzamiento de su barco. �Qui�n no ha so�ado con ser encontrado a la luz del d�a en la calle vestido con la ropa del sue�o y sinti� la peculiar verg�enza de tal incidente? �Cu�n diferentes son las decoraciones que se ven lo suficientemente bien a la luz del gas cuando la escena se observa bajo el sol! el oropel y el brillo llamativo asquean un ojo sano.

I. UNA TEMPORADA CR�TICA. El amanecer est� cerca, cuando el trabajador debe ser encontrado en el trabajo, el soldado en conflicto, y el viajero comienza su viaje. La noche es el momento en que el cristianismo tiene que luchar por la existencia, sus adherentes a veces se ven obligados a recurrir a la oscuridad por miedo a la persecuci�n. La partida de Cristo fue la puesta a punto ya que su advenimiento ser� la salida del sol otra vez; El intervalo es la noche de verano. Nuestra salvaci�n est� m�s cerca que cuando comenzamos a creer. La fe comenz� el proceso de santificaci�n, nos condujo a ese reino de Dios en la tierra, cuya consumaci�n, cuyo triunfo y gloria externos se acercan. El ap�stol puede haber considerado la aparici�n de Cristo cerca. Al igual que los antiguos videntes, vio los pr�ximos eventos en una imagen, donde la distinci�n no siempre se pod�a percibir con precisi�n entre el fondo y el primer plano. Sab�a, sin embargo, que ciertos sucesos deben preceder a la parus�a. Seguramente este incentivo a la vigilancia deber�a ser operativo para nosotros, a quienes se han extendido siglos posteriores. �Qui�n dir� cuando resuene el grito: "He aqu� viene el Novio"? Sin duda, tambi�n, que el ap�stol previ� una r�pida extensi�n de los esfuerzos evangel�sticos. La pr�xima ca�da de las esperanzas jud�as har�a que muchos recurrieran al evangelio como el �nico cumplimiento posible de sus aspiraciones mesi�nicas. Tales tiempos de potencia siempre se nos ocurren individual y colectivamente. Al igual que los hombres de negocios ardientes, debemos estar atentos para aprovechar nuestras oportunidades. Tanto en casa como en el extranjero, esta es una temporada inigualable para el esfuerzo misionero; Se abren puertas por todos lados. Pasar la noche en disturbios es dormir durante el d�a: la ma�ana nos encontrar� con los ojos pesados ??y sin cerebro. Y para cada uno se acerca el d�a de la muerte, un d�a de liberaci�n, de salvaci�n total para los fieles. �Qui�n se complacer�a con la ambici�n de pararse ante el resplandor de la gloria desde el trono con vestimentas sucias, con marcas de pecado en la frente y manchas manchadas en la persona? Esta noche es nuestro d�a terrenal de servicio y oportunidad. El d�a del cielo cierra para siempre la noche de la tierra. El recuerdo de los momentos perdidos disminuir� el esplendor de la recompensa celestial. "�Trabajo, porque se acerca el d�a!" La anticipaci�n de tal temporada de divulgaci�n se calcula para derretir el coraz�n m�s duro en contrici�n. Todos los hechos permanecer�n confesados.

"Mi conciencia tiene mil lenguas diferentes, y cada lengua trae varios cuentos".

II LA CONDUCTA REQUIERE EN TAL CRISIS.

1. Cultiva un esp�ritu de vigilia. "Cuando sale el sol, el hombre sale a su trabajo". Aquellos que duermen mucho, como los borrachos, no saben nada de los signos del amanecer, y se sorprenden de que la ma�ana pueda llegar sin que se den cuenta de su proximidad. "Despierta t� que duermes", �porque tu sue�o es el de la muerte! Su voz que suena a trav�s de la caverna te dar� fuerzas para levantarte, y a su luz podr�s ver todas las cosas con claridad. Es la muerte del centinela dormir en su puesto. El amante no puede descansar cuando se imagina la alegr�a del d�a siguiente, y la novia de Cristo bien puede observar con intenso deleite las m�ltiples se�ales de la llegada de su Se�or.

2. Induzca la vestimenta apropiada. Esto implica, primero, "quitarse" las vestimentas de la noche, y segundo, "ponerse" el traje del d�a. Las obras de la oscuridad son como una prenda infectada, que el usuario instruido arroja a un lado como algo peor que ninguna cobertura. La panoplia de luz, la fe, la esperanza y el amor en el que Cristo ataca a sus seguidores, esta es la armadura que llevar� el escrutinio del Capit�n y demostrar� una defensa segura contra los poderes del mal. Esta preparaci�n negativa y positiva es esencialmente una y la misma, ya que la entrada de luz dispersa la oscuridad. La armadura era la vestimenta favorita de los romanos, y aunque se la quitar�an para las fiestas nocturnas, se despreciar�an por no tener sus pertrechos durante el d�a. La cruz de Cristo es la sala de cansancio de sus siervos; all� mueren para pecar y viven para la justicia; all� "se visten de Cristo", beben su esp�ritu y reciben sus colores. El conde de Northumbria, consciente del advenimiento de la muerte, deseaba vestirse con el traje de correo en el que hab�a ganado tantas peleas; pero el ojo se volvi� vidrioso, la mano sin nervios no pudo agarrar la lanza, el tono ceniciento de la mortalidad se extendi� por su rostro. El cristiano se pone su equipo, para nunca dejarlo a un lado; en �l se unir� a la multitud de los que han vencido.

3. Ejercer una actividad decorosa. Evita el mal persiguiendo el bien. "Camina honestamente", sin caer en la intemperancia, la impureza y la discordia, sino en llevar una vida justa, sobria y piadosa. Los actos de oscuridad son condenados por la luz, revelando su horror, mientras que los h�bitos de integridad y virtud no se reducen de ning�n escrutinio; Brillan m�s brillantes en los rayos m�s brillantes. Alcanzar "a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo", "crecer en el que es la Cabeza en todas las cosas". Ahora estamos tejiendo, cosiendo y vistiendo las vestimentas que ser�n nuestra gloria o nuestra verg�enza por toda la eternidad. � S.R.A.

HOMILIAS POR R.M. EDGAR

Vers�culo 17

Ciudadan�a.

Desde el esp�ritu admirable que el cristianismo infunde en la sociedad, el ap�stol nos lleva al esp�ritu que debe regular las relaciones del creyente con el magistrado civil. Es muy importante que el cristianismo levante todas estas relaciones con los poderes f�cticos. "No podr�a", dice el Dr. Arnold, "nombrar f�cilmente cualquier rama de la conducta humana de la cual la influencia del evangelio se haya excluido por completo m�s que esta; cualquiera en el que los motivos mundanos se declaren de manera m�s audaz y exclusiva. de hecho, muchos hombres parecen haber confundido vagamente el evangelio y el clero en sus nociones sobre estos asuntos; y porque los cl�rigos, como otros hombres, a menudo han interferido en ellos con el peor esp�ritu posible, no dando un ejemplo de conducta cristiana, sino hundi�ndose En los motivos m�s bajos de pasi�n o inter�s por los cuales otros hombres son activados, parece una especie de temor de que el evangelio mismo ense�e algo malicioso al bienestar p�blico o la libertad. Pero, de hecho, en toda sabidur�a moral, en todo deber, ya sea Como hombres privados o ciudadanos, hay un solo Maestro, incluso Cristo, de quien no podemos sacar nada m�s que lo que es puro y recto ". � Es muy importante, entonces, ver c�mo el evangelio maneja la cuesti�n de la ciudadan�a.

I. EL GOBIERNO CIVIL ES UNA ORDENANZA DE DIOS. ( Romanos 13:1.) Estamos tentados a pensar en la sociedad civil, a considerarla "como una cuesti�n de conveniencia mutua entre el hombre y el hombre, o como una injusticia y una intrusi�n cometida por los ricos y poderosos sobre los derechos y el bienestar de los dem�s ". Pero en esto estamos equivocados. Ha crecido como una ordenanza divina, y no estamos en una relaci�n correcta hasta que lo reconozcamos. Y esto es cierto no solo de la comunidad jud�a, donde las ideas divinas eran m�s o menos consideradas y encarnadas, sino tambi�n de las otras naciones del mundo. Se han organizado y realizado una determinada misi�n, y han pasado, puede ser, desde el escenario, en cumplimiento de un prop�sito divino. Para cada una de estas naciones, como se ha dicho recientemente, "�l ten�a un cargo; para cada uno hab�a designado un principio y un fin. Uno por uno se levantaron en sucesi�n ordenada, esos estupendos reinos del Este. Babilonia y Persa, Egipcio y griego, Dios hab�a requerido sus ej�rcitos; hab�a puesto su mano sobre sus capitanes; Asiria era su martillo, Ciro era su pastor, Egipto era su jard�n, Tiro era su joya; en todas partes se sent�a; en todas partes el destino divino dirig�a y controlado; ... la lanzadera de Dios entra y sale, tejiendo en su red miles de hilos de la vida humana natural. Toda la historia se utiliza para la manifestaci�n m�s santa de Dios; �l trabaja bajo la presi�n que le imponen las necesidades y necesidades de progreso social y pol�tico ". � Por supuesto, esto no implica que debemos aceptar con calma todo lo que un gobierno elige infligir; pero simplemente que, hablando en general, la sociedad civil y el gobierno civil est�n ordenados por Dios para evitar que bajemos nuevamente a niveles bestiales.

II EL GOBIERNO CIVIL SE ESTABLECE COMO TERROR PARA LOS MALDITOS. ( Romanos 13:2, Romanos 13:3.) Esta es la moralidad tosca pero saludable que emprende. Si solo consideramos el estado de la sociedad que deber�amos tener si no hubiera un gobierno p�blico para castigar los cr�menes, no podemos tener dificultades para reconocer en su instituci�n Divina. El acuerdo sobre el homicidio en el pasado era reforzar la grosera justicia de la temprana edad antes de que la justicia p�blica se convirtiera en el poder reconocido que en el gobierno civil ahora asumi�. De este modo, vemos que el gobierno civil es una instituci�n que profesa favorecer la moralidad y, si profesara algo m�s, se derrumbar�a. Puede que no siempre tenga �xito, pero esta es su profesi�n. Estamos obligados a darle una prueba leal, y someternos a ella, siempre que no dicte nada a sus s�bditos contrariamente al claro mandato de Dios. "El hecho de que un gobierno terrenal pueda ser corrupto y tir�nico no refuta el origen divino del gobierno; al igual que el hecho de que los padres puedan ser infieles a sus deberes demuestra que la familia no es de origen divino; o el hecho de que una Iglesia en particular puede llegar a ser corrupto prueba que la Iglesia no es Divina en su origen. Sin embargo, San Pablo no ense�a aqu� que cualquier grado de tiran�a sea sometido por un cristiano. Si el gobierno intenta forzarlo a violar a un Divino orden, por ejemplo, desistir de predicar el evangelio o participar en la adoraci�n pagana, debe resistir hasta la muerte (ver Hechos 4:19; Hechos 5:29). los ap�stoles sufrieron el martirio por este principio "(as� Shedd, en loc.).

III. SE ESPERA QUE EL CREYENTE SEA LEAL AL ??GOBIERNO EXISTENTE COMO UN ASUNTO DE CONCIENCIA. ( Romanos 13:5.) Ya hemos visto d�nde entra el deber de resistencia al magistrado civil, donde interfiere con la provincia de Dios y asume el se�or�o de la conciencia. Pero cuando se mantiene alejado de esto, debemos rendirle obediencia como una cuesti�n de conciencia, y no como una cuesti�n de miedo. La traici�n es un negocio fuera de las funciones del creyente. Su simple deber es la sumisi�n; bajo protesta, a veces, puede ser; pero no debe incurrir en la maldici�n de tomar la espada y perecer por ella. "Con respecto a las cosas que pertenecen �nicamente a esta vida", dice el Dr. Shedd, "y en los casos en que no se infringen los derechos de conciencia y las convicciones religiosas, tanto Cristo como sus ap�stoles ense�aron que la injusticia, e incluso la tiran�a, deben ser sometido a, en lugar de que se haga resistencia revolucionaria. Y esto, debido a que la libertad terrenal y los derechos de propiedad son de consideraci�n secundaria. La misma regla se aplica a la relaci�n del individuo con el estado, en este caso, que se aplica a la relaci�n entre el hombre y el hombre. Si un cristiano es defraudado de su propiedad por un creyente, debe "tomar el error y dejarse defraudar", en lugar de "ir a la ley uno con el otro" ( 1 Corintios 6:7). Del mismo modo, en lo que respecta al bien mundano, el cristiano debe renunciar a sus derechos y permitirse ser maltratado incluso por el gobierno bajo el cual vive, en lugar de organizar una rebeli�n y traer en guerra con sus males no contados ".

IV. LA TRIBUTACI�N ES EL APOYO DE UNA ORDENANZA DIVINA.

Todos deben recibir su vencimiento, ya sea impuestos directos, impuestos especiales o temor y honor; porque estos arreglos de estado son, por regla general, favorables a la buena moral y merecen ser respetados. Ahora, hay una o dos objeciones al principio de ciudadan�a cristiana como se establece aqu� que, antes de concluir esta homil�a, podemos eliminar.

1. �Qu� tal un estado cuando procede a la persecuci�n y la injusticia? Respuesta: El creyente en tal caso debe protestar contra la injusticia y soportarla pacientemente, mientras respeta el principio Divino encarnado en el estado perseguidor. Evita la deslealtad, pero aboga por la reforma.

2. �La Iglesia debe ser la herramienta del estado? Respuesta: de ninguna manera. Tienen esferas distintas. Es tan falso poner a la Iglesia contra el estado como confundir a la Iglesia y al estado. La Iglesia reconoce al estado como una instituci�n moral para asegurar la justicia, y el estado debe reconocer a la Iglesia como una instituci�n divina para asegurar el amor. El estado hace cumplir la justicia mediante penas; La Iglesia promueve el amor por persuasi�n. No debe haber, y debe haber, ninguna confusi�n entre ellos.�R.M.E.

Romanos 13:8

A semejanza de Cristo.

Desde la ciudadan�a, que se dispone en los vers�culos anteriores, el ap�stol pasa al esp�ritu cristiano como se manifiesta en las relaciones de vecindad. Aqu� entra en el esp�ritu y la esencia de la ley de Dios, demostrando que es amor. Y aqu� tenemos

I. LA DEUDA QUE NUNCA PUEDE SER DESCARGADA. ( Romanos 13:8.) Podemos pagar todas las dem�s deudas, y no debemos deberle nada a nadie; pero el amor es una deuda que nunca se puede descargar, una obligaci�n que permanece, una ley bendecida que se nos impone a perpetuidad. Todos los mandamientos de la segunda tabla est�n cubiertos por esta ley del amor. Nadie en sus sentidos jam�s buscar�a el alta de tal ley. �Podr�a ser un privilegio odiar al pr�jimo? Los "buenos enemigos", como se complacen en llamarse a s� mismos, suelen ser molestias p�blicas. Estamos bajo esta ley del amor para siempre, porque estamos bajo la gracia. Es aqu� donde se realiza nuestra filiaci�n divina; Es aqu� donde comienza la semejanza de Cristo. Dios es amor; y en la medida en que amamos, somos como Cristo y su Padre arriba. � �

II CON LA VIDA COMO CRISTO HA DEJADO DE SER UN SUE�O. ( Romanos 13:11.) Este es el caso de lo mundano; creen que est�n "completamente despiertos" y, sin embargo, est�n dormidos en lo que respecta a las realidades eternas. �C�mo pasa el tiempo entre sus dedos, como sucede con los que duermen! La vida no es en serio; se han almohadado al �xito y est�n muertos para las cosas Divinas. Pero cuando Cristo viene, entonces nos despertamos y nos encontramos en las horas de la ma�ana. Ese Sol de Justicia surge y nuestro sue�o y nuestra noche han terminado, y las actividades del nuevo d�a han llegado. La sensaci�n de Cristo de que la vida es seria, y que no se debe perder el tiempo en los sue�os. Como Feuchtersleben ha dicho expresamente: "La vida no es un sue�o. Solo se hace as� por culpa del hombre, y cuando su mente desobedece la llamada para despertar". � �

III. LAS OBRAS DE LA OSCURIDAD Y LAS lujurias de la carne est�n fuera de fecha. ( Romanos 13:12.) Mientras que la vida es solo un sue�o, mientras que la noche de indiferencia y abandono est� alrededor del alma, la indulgencia ser� tolerada y la provisi�n para los deseos de la carne. El placer ser� la estrella polar de la vida, y la decencia no disuadir� al alma de sus satisfacciones. Por supuesto, la Iglesia primitiva tuvo que lidiar m�s con los deseos de la carne que nosotros; o tal vez profundizaron m�s en la moral de sus miembros. "La Iglesia primitiva", se ha dicho, "estaba m�s bajo la influencia del 'deseo de la carne' que del 'orgullo de la vida'; la Iglesia moderna est� m�s bajo la influencia del 'orgullo de la vida' que de la "lujuria de la carne". Pero el orgullo es un pecado tan grande, a la vista de Dios, como la sensualidad. Esto debe considerarse al formar una estimaci�n de la Iglesia misionera moderna "(Shedd, in loc.). Pero el alma que se ha despertado a trav�s del advenimiento de Jes�s considera estos hechos de oscuridad como obsoletos. Ser�an anacronismos del d�a. La luz ha venido y ha puesto en fuga la oscuridad.

IV. LA ARMADURA DE LA LUZ SOLO ANUNCIA EL D�A. ( Romanos 13:12, Romanos 13:13.) Ahora, es maravilloso lo que una luz de protecci�n, incluso en su forma f�sica, es contra la contaminaci�n. Hay hechos que solo se pueden hacer en la oscuridad. Enciende la luz sobre ellos y ser�n aniquilados por pura verg�enza. De la misma manera, cuando la plena luz espiritual que Jesucristo, nuestro Sol, encarna, juega sobre nuestra vida, nos excitamos y elevamos instant�neamente, y el tono de vida mejora. Esta es nuestra panoplia en las horas de la ma�ana. Cristo con nosotros, cerca de nosotros, observ�ndonos, rode�ndonos con su luz, se convierte en nuestra gran protecci�n.

V. LA PROBABILIDAD DE CRISTO A TRAV�S DE ROPA NOSOTROS MISMOS CON �L ES EL GRAN SECRETO DE UNA VIDA �TIL Y FELIZ. ( Romanos 13:14.) Cuando el Sol de Justicia brilla a nuestro alrededor, contraemos una luminosidad como la suya. Nos santificamos al contemplarlo. La misma imagen que est� en �l se vuelve nuestra de gloria en gloria, ya que con la cara descubierta contemplamos la cara de Dios ( 2 Corintios 3:17). Es esta semejanza con nuestro Se�or lo que nos hace cada vez m�s sinceros, �tiles y felices en la juventud de la vida. Sentimos que la salvaci�n, en toda su extensi�n y amplitud, es la realizaci�n del Oyente que cuando cre�amos por primera vez. Las horas de la ma�ana prometen el d�a perfecto. � Como bien se ha dicho, "los peregrinos del amanecer no toleran nada en s� mismos que la luz del d�a reprenda. Por lo tanto, es la contraparte de esto que no hacen provisi�n para la carne; cualquier provisi�n que tomen para su viaje celestial , la carne no tiene nada que ver. El pecado que se adhiere a su naturaleza, el viejo a�n no muerto, es un enemigo cuya hambre no alimentan, a cuya sed no administran bebidas, cuyas solicitudes moribundas no consideran, pero por cierto, dejarlo perecer. Pero la preparaci�n suprema �unir a todos los dem�s en uno� es la vestimenta del Se�or Jesucristo. Solo en �l se encuentran la dignidad y la pureza de nuestra naturaleza; transformados en su car�cter, no necesitamos nada m�s para prepararnos para los cielos m�s santos; pero nada menos ser� suficiente para su expectativa en su venida. �l vendr� a ser glorificado en sus santos, ya la semejanza en diez mil reproducciones de s� mismo, y ellos a su vez ser�n glorificados en �l. De ah� el gran negocio s de los peregrinos es ocupar los preciosos momentos de la ma�ana tejiendo en su naturaleza el car�cter de Cristo como la vestimenta del d�a eterno. Y si en la fe que trabaja por amor �el amor que cumple la Ley� cooperan diligentemente con el Esp�ritu Santo, ser� su bendita funci�n velar por que antes de que venga el Novio, su novia y cada alma individual que constituye su persona m�stica, se encontrar� vestida en su perfecci�n espiritual como con una prenda sin costura, tejida desde la parte superior. M�s all� de esto no podemos ir. Este es el cierre y el secreto de toda la exhortaci�n a los peregrinos del amanecer. Han salido de la noche al sonido de su voz que despierta, y han dejado su oscuridad egipcia para siempre. Est�n luchando con los peligros de la ma�ana, regocij�ndose en sus satisfacciones parciales. Pero supremamente y sobre todo, tienen la intenci�n en el d�a que viene; en su camino no hay muerte, pero esperan la vida m�s abundante; est�n llenos de temblorosos y solemnes expectativas de todo lo que el d�a saldr� de sus misterios insondables. Pero el fin de todas sus expectativas es la Persona de su Se�or. Y prepararse para �l siendo como �l mismo es la suma de toda su preparaci�n. "�Que todos podamos ponernos as� a Cristo y ser como �l!"

Información bibliográfica
Exell, Joseph S; Spence-Jones, Henry Donald Maurice. "Comentario sobre Romans 13". Los Comentarios del Púlpito. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tpc/romans-13.html. 1897.
 
adsfree-icon
Ads FreeProfile