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Romanos 3

Los Comentarios del PúlpitoLos Comentarios del Púlpito

Versículos 1-31

EXPOSICI�N

Romanos 3:1

(2) Ciertas objeciones con respecto a los jud�os sugeridas y encontradas. En este pasaje, antes de continuar con su argumento, el ap�stol se encuentra con ciertas objeciones que podr�an hacerse a lo que se ha dicho hasta ahora. Cierta dificultad para determinar su significado exacto surge de la forma concisa y pre�ada en la que se formulan y responden las objeciones, y de las nuevas que surgen de las respuestas, que tambi�n deben cumplirse. Las objeciones son desde el punto de vista jud�o, aunque no se ponen en boca de un jud�o que objeta, sino que son sugeridas como posibles por el propio San Pablo. Para los lectores originales de la Ep�stola, que estaban familiarizados con el tono del pensamiento jud�o, la secuencia de las ideas probablemente ser�a m�s obvia que para nosotros. Reservando una consideraci�n especial de las cl�usulas sucesivas para nuestra exposici�n de cada verso, podemos, en primer lugar, exhibir as� la deriva general.

Objeci�n 1 ( Romanos 3:1). Si ser jud�o, si la circuncisi�n misma, no da ventaja sobre los gentiles, �de qu� serv�a el antiguo pacto? Se demuestra as� que ha sido ilusorio; y la propia verdad y fidelidad de Dios est�n impugnadas, si se supone que �l ha dado, como ventajas de transmisi�n, lo que realmente no transmiti� ninguna. (Este �ltimo pensamiento, aunque no expresado, debe suponerse impl�cito en la objeci�n, ya que se responde en la respuesta).

Respuesta ( Romanos 3:2).

(1) No era ilusorio; s� transmit�a grandes ventajas en cuanto a privilegios y oportunidades; esta ventaja primero, sin mencionar otra. que "los or�culos de Dios" fueron confiados al jud�o. Y

(2) si algunos (m�s o menos, no importa) no han logrado darse cuenta de estas ventajas, ha sido su culpa, no la de Dios. Es la infidelidad del hombre, no la suya, la que ha sido la causa del fracaso. No obstante, seg�n el apresurado dicho del salmista, todos los hombres eran falsos, la verdad de Dios permanece; m�s a�n, como se expresa en otro salmo (Salmo 51:1.), se descubre que la misma infidelidad del hombre encomia su fidelidad m�s y redunda en su mayor gloria.

Objeci�n 2 ( Romanos 3:5). Basado en la �ltima afirmaci�n. Pero si la infidelidad del hombre tiene este resultado, �c�mo puede Dios, consistentemente con su justicia, ser ira con nosotros y castigarnos por ello? Seguramente el jud�o (cuyo caso estamos considerando ahora) puede reclamar la exenci�n de "la ira" de Dios mencionada anteriormente, ya que su infidelidad solo pudo haber servido para establecer la verdad de Dios y realzar su gloria.

Respuesta ( Romanos 3:6). He sugerido esta objeci�n como si el asunto pudiera considerarse desde un punto de vista humano, como si fuera uno entre hombre y hombre; porque es cierto que un hombre no puede vengarse justamente de otro que realmente no lo ha da�ado. Pero tal punto de vista es inaplicable a Dios en sus tratos con el hombre; no toca nuestra doctrina de su justa ira contra el pecado como tal. Solo puedo encontrarlo con un ?? ???????. por

(1) impedir�a que Dios juzgue al mundo, como todos creemos que har�. Cualquier pecador pagano podr�a hacer la misma s�plica, diciendo: �Por qu� yo tambi�n (????) juzgado como pecador? No,

(2) dado que implica el principio de que el pecado es malo, no en s� mismo, sino solo con respecto a sus consecuencias, si se lleva a cabo, justificar�a la visi�n odiosa (que algunos cristianos acusamos falsamente de sostener) de que nosotros puede hacer el mal para que venga el bien.

Romanos 3:1, Romanos 3:2

�Qu� ventaja tiene el jud�o! �o cu�l es el beneficio de la circuncisi�n! Mucho (????, un adjetivo neutro, de acuerdo con ?? ????????) en todos los sentidos (no por todos los medios; el significado es que en todos los aspectos la posici�n del jud�o es ventajosa): primero (en lugar de principalmente, como en la versi�n autorizada Se especifica un punto de ventaja, que podr�a haber sido seguido por un segundo y un tercero, etc. Pero el escritor se detiene aqu�, la menci�n de esto primero es suficiente para su prop�sito. Otros se enumeran para dilucidar el significado de ???? ????? ??????, en Romanos 9:4, Romanos 9:5) para que a ellos (los jud�os) se les confiaran los or�culos de Dios. La palabra ????? (siempre usada en plural en el Nuevo Testamento) aparece tambi�n en Hechos 7:38; He. 5:12; 1 Pedro 4:11. De estos pasajes, el m�s apropiado es Hechos 7:38, donde las comunicaciones divinas a Mois�s en el Monte Sina� se mencionan como ????? ????? (cf. N�meros 24:4, N�meros 24:16, donde Balaam habla de s� mismo como ?????? ????? ????). Algunos (como Meyer), en vista de la supuesta referencia en el siguiente verso al rechazo de los jud�os del evangelio, toman la palabra ????? aqu� para significar especialmente las promesas reveladas del Redentor. Pero ni la palabra misma ni su uso en otros lugares sugieren un significado tan limitado; ni el contexto realmente lo requiere. Puede denotar generalmente las revelaciones divinas del Antiguo Testamento, que, para el beneficio eventual de la humanidad, se hab�a confiado exclusivamente a los jud�os.

Romanos 3:3

Por qu� si algunos (?????. La expresi�n no denota si muchos o pocos; solo evita la afirmaci�n de la universalidad de la incredulidad (cf. Romanos 11:17; 1 Corintios 10:7), aunque es implicaba en el siguiente verso que, incluso si hubiera sido universal, el argumento ser�a v�lido) �no cre�a? �Su incredulidad har� que la fe de Dios no tenga efecto? Alford dice que ????????? "fueron infieles", tom�ndolo en el sentido de ser "infieles al pacto, cuya condici�n misma era caminar en los caminos del Se�or y observar sus estatutos"; y esto sobre la base de que el ap�stol todav�a no est� hablando de la fe o de la falta de ella, sino, de acuerdo con la idea del cap�tulo anterior, de ?????? ( Romanos 3:5) y de culpa moral. Pero el significado de las palabras no debe ser forzado a cumplir con los puntos de vista de los int�rpretes; y observamos que ???????? y ??????? siempre se usan en otro lugar en su sentido apropiado para denotar falta de fe. Sin embargo, debe observarse que en el pasaje ante nosotros ??????? en el hombre se opone a ?????? en Dios, para sugerir un sentido m�s general de ??????? que la mera incredulidad. En vista de esta oposici�n, podemos adoptar la interpretaci�n de todo el pasaje en la Versi�n Revisada: "�Qu� pasar�a si algunos no tuvieran fe? �Tendr�n falta de fe", etc.? Meyer y otros, entendiendo (como se dijo anteriormente) por ????? los or�culos divinos que fueron prof�ticos de Cristo, se refieren ????????? exclusivamente a la incredulidad en �l por parte de la mayor�a de los jud�os en el momento de la escritura. Pero el tiempo aoristo del verbo, as� como el contexto, est� en contra de la idea de dicha referencia, en todo caso exclusivamente. El contexto, ambos en Romanos 2:1. y la �ltima parte de este cap�tulo despu�s de Romanos 2:9, sin duda sugiere una referencia al fracaso de los jud�os a lo largo de su historia para darse cuenta de la ventaja de su posici�n privilegiada; y esta falla podr�a atribuirse adecuadamente a su falta de fe, a la ??????? ?????? ???????? ( Hebreos 3:12), cf. Hebreos 3:19; Hebreos 4:2, junto con Romanos 4:11. ??????? en estos pasajes se considera la ra�z de ????????. Por otro lado, toda la deriva de Romanos 11:1. en esta ep�stola, donde se dice que el presente ??????? de las personas elegidas que se muestran en su rechazo del evangelio no obstaculizan, sino que promueven, el prop�sito justo de Dios y que redundan al final para su gloria, sugiere una referencia similar aqu�. Y puede haber estado en la mente del ap�stol, sin embargo, por las razones mencionadas anteriormente, dif�cilmente puede ser el �nico en el pasaje que tenemos ante nosotros.

Romanos 3:4

Dios no lo quiera (no hay una mejor frase en ingl�s para expresar el indignante repudio de ?? ???????): s�, que Dios sea verdadero (??????? ??????; es decir, "que se establezca su verdad"; "Fiat, en judicio", Bengel), pero cada hombre mentiroso; como est� escrito: para que puedas ser justificado en tus dichos, y puedas ser vencido cuando seas juzgado, dif�cilmente podemos evitar reconocer una referencia a Salmo 116:11 en "todo hombre mentiroso, las palabras de la LXX .que se da exactamente, aunque el significado general de ese salmo no tiene relaci�n con el presente argumento. El ap�stol toma de esta frase que expresa bien lo que quiere decir, a saber, que aunque todos los hombres eran falsos (en el sentido expresado y impl�cito por el anterior ?????????), pero la verdad de Dios se mantiene, pero solo conduce a la segunda cita de Salmo 51:1., que es la importante, introducida por ????? ????????. En sus palabras finales, ??????? ?? ?? ????????? ??, se sigue la LXX. (as� tambi�n Vulgate, cum judicaris), aunque el hebreo puede traducirse m�s correctamente, como en la Versi�n Autorizada, "sea claro cuando juzgue". Puede entenderse la ????????? de la LXX. pasivamente en el sentido de Dios siendo llamado a rendir cuentas, como podr�an ser los hombres, por la justicia de sus tratos; o, tal vez, en un sentido medio para entrar en un traje o controversia con su gente. ????????? significa "ir a la ley" en 1 Corintios 6:1, 1 Corintios 6:6 (cf. tambi�n Mateo 5:40), y en la LXX., Con especial referencia a un supuesta controversia o suplica de Dios con los hombres, Jeremias 25:31; Job 9:2; Job 13:19. (Ver tambi�n Oseas 2:2, ??????? ???? ??? ?????? ???.) Sin embargo, el significado de esta expresi�n final no afecta el significado principal del verso, o su relevancia como se cita aqu�. Ocurriendo en lo que se cree que es el salmo penitencial de David despu�s de su pecado. En el asunto de Ur�as, declara, junto con el vers�culo anterior, que, habiendo cometido el pecado, solo el hombre es culpable, y que la verdad y la justicia de Dios nunca pueden ser impugnadas. Pero parece implicar a�n m�s que esto, a saber. el pecado de ese hombre tiene el establecimiento de la justicia de Dios como su consecuencia, o incluso, puede ser, como su prop�sito; porque la conclusi�n de Job 13:4 en el salmo, naturalmente conectado con "contra ti solo he pecado", est� conectado por ???? ?? (en hebreo, ???????); y no est� en desacuerdo con la doctrina de las Escrituras que David deber�a haber tenido la intenci�n de expresar incluso el prop�sito Divino en que se le hab�a permitido, por sus pecados, caer en ese pecado m�s profundo con el objetivo de establecer la justicia de Dios a�n m�s. Sin embargo, no parece seguro que la necesidad de conjunci�n de la necesidad se entienda como reliquia; puede ser solo emb�tico. Sin embargo, sea la inferencia de ???? ?? lo que sugiere la nueva objeci�n del siguiente verso.

Romanos 3:5, Romanos 3:6

Pero si nuestra injusticia encomia la justicia de Dios, �qu� diremos? �Es Dios injusto el que se venga? (as� que la Versi�n Autorizada; m�s bien, trae la ira sobre nosotros (? ???????? ??? ?????), con referencia a la ira Divina contra el pecado, mencionado anteriormente). Hablo a la manera de los hombres. Dios no lo quiera: porque entonces, �c�mo juzgar� Dios al mundo? El significado de esta respuesta aparece suficientemente en la par�frasis dada anteriormente. Pero la relaci�n prevista sobre el argumento de Romanos 3:7 no es aparente de inmediato.

Romanos 3:7

Porque si la verdad de Dios en mi mentira abundaba para su gloria, �por qu� todav�a soy juzgado como pecador? Una opini�n es que esto es una continuaci�n o reanudaci�n de la cuesti�n de Romanos 3:5 por parte del jud�o, siendo su deriva la misma. Pero la palabra ????, as� como la posici�n del verso despu�s de ??? ??????, etc., sugiere m�s bien su intenci�n de expresar que cualquiera en todo el mundo, as� como el jud�o, podr�a declararse contra el 'juicio merecido, si el jud�o supuesta s�plica eran v�lidas. No, en ese caso, el ap�stol contin�a diciendo que �l, o cualquiera de nosotros, podr�a justificar todas las malas acciones para un supuesto buen final. Por qu� no?

Romanos 3:8

Y no (es decir, �por qu� no deber�amos decir), como se nos informa calumniosamente, y como algunos afirman que decimos: Hagamos el mal, que el bien pueda venir? Cuya (es decir, de los que lo dicen) la condena es justa.

Romanos 3:9

(3) El testimonio del Antiguo Testamento de la pecaminosidad humana. Habiendo surgido y cumplido las objeciones, el ap�stol ahora confirma su posici�n, de que toda la humanidad, tanto jud�a como gentil, est� bajo pecado, aduciendo las Escrituras de los jud�os mismos.

Romanos 3:9

�Entonces que? �Somos mejores que ellos? No, de ninguna manera: porque antes hemos demostrado (o acusado, como en la Vulgata, causati sumus) tanto jud�os como gentiles, que todos est�n bajo pecado. El significado de la primera parte de este vers�culo ha sido muy discutido. Podemos observar:

(1) ?? ??? parece estar correctamente separado (como en la versi�n autorizada) de ?????????? debido a la forma de la respuesta a la pregunta, ?? ??????: despu�s de ?? ??????????; debemos esperar ?????.

(2) Los jud�os, con quienes se identifica San Pablo, deben suponer la pregunta; no los gentiles, como algunos han supuesto. Porque no hay nada en el contexto que sugiera a los gentiles como hablantes, ni lo que sigue se ajusta a la suposici�n.

(3) La pregunta principal es sobre el sentido de ??????????, que ocurre aqu� solo en el Nuevo Testamento y, por lo tanto, debe interpretarse a partir de la consideraci�n del sentido del cual el verbo es capaz y la deriva probable del argumento . Algunos lo han tomado como un verbo pasivo, con el significado, "�Somos superados?" es decir, �somos jud�os en peor caso que los gentiles debido a nuestros mayores privilegios? El verbo activo, ????????, en el sentido de "sobresalir", siendo transitivo e intransitivo, su pasivo puede usarse en el mismo sentido. Una instancia citada en los comentarios es ??? ????? ????????? ??? ??? ???? (Plut., 'Mor.,'), "Cum Jove minores non sint". As� que los revisores recientes, aunque discreparon del Comit� Americano. La fuerte objeci�n a esta interpretaci�n es que hasta el momento no ha habido nada que sugiera alguna superioridad de los gentiles sobre los jud�os, y que lo que sigue no tiene ninguna idea. Por lo tanto, interpretar ser�a sacrificar el sentido a la supuesta exigencia gramatical, que, despu�s de todo, es incierta. Tomando, entonces, ?????????? como la voz media, tenemos dos interpretaciones ante nosotros; o bien, con Meyer, para rendir, �Presentamos (algo) en nuestra defensa? �que �l mantiene (aunque no de manera concluyente) como el �nico sentido apropiado del verbo medio � o (como en la Versi�n Autorizada), �Somos mejor (es decir, con mayor facilidad) que ellos? Esta interpretaci�n, aunque da esencialmente el mismo sentido que si se hubiera escrito ????????? (intransitivo), se elogia por su idoneidad para el curso de la discusi�n, y la voz media puede, tal vez, considerar que denota la supuesta afirmaci�n de los jud�os de superioridad para ellos mismos. As�, la conexi�n del pensamiento es clara. La conclusi�n de Romanos 2:1. hab�a dejado a los jud�os en pie de igualdad con los gentiles ante Dios con respecto al pecado. Pero entonces se hab�an planteado objeciones sobre la base de los reconocidos privilegios del pueblo elegido; y tales objeciones se han cumplido. El ap�stol ahora resume el resultado: �Cu�l es, entonces, el estado del caso? �Tenemos alguna ventaja para alegar? No, en absoluto en el sentido previsto; el argumento anterior se mantiene; y procede a limitar su posici�n del testimonio del Antiguo Testamento mismo.

Romanos 3:10

Como est� escrito: No hay justo, ni aun uno: no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se han salido del camino, ya no son rentables; no hay nadie que haga bien, no, ninguno (Salmo 14:1. o 53.). Su garganta es un sepulcro abierto; con sus lenguas usaron el enga�o (Salmo 5:9); el veneno de los asps est� debajo de sus labios (Salmo 140:3): cuya boca est� llena de maldiciones y amargura (Salmo 10:7): sus pies son r�pidos para derramar sangre: la destrucci�n y la miseria son en sus formas: y el camino de la paz no han conocido ( Proverbios 1:16 y Isa�as 59:7): no hay temor de Dios ante sus ojos (Salmo 36:1). Estos textos son de varios pasajes no relacionados del Antiguo Testamento, citados de la LXX., Aunque no todos con precisi�n. Parecen estar juntos de memoria al mostrar la visi�n general de las escrituras de la depravaci�n humana. Se puede decir que no establecen la posici�n del ap�stol de que todos los hombres sean culpables; porque en su mayor parte son ret�ricas en lugar de dogm�ticas, que la mayor�a de ellas se refieren solo a ciertas clases de hombres, y que tambi�n se habla de los justos, y esto en la secuencia de incluso el m�s radical de todos (eso de Salmo 14:1. o lift.), que, literalmente entendido, afirma la pecaminosidad universal. Cualquier objeci�n a la fuerza de las citas puede cumplirse consider�ndolas como aducidas, no como pruebas r�gidas, sino solo como confirmaciones generales de la posici�n del ap�stol. Mira, le dir�a al jud�o, la imagen que te dan tus propias Escrituras; observe su continuo testimonio de la depravaci�n humana: y el punto principal de todas las citas es lo que se presenta en el siguiente verso, a saber. que ten�an referencia, no al mundo gentil, sino a las personas elegidas mismas.

Romanos 3:19, Romanos 3:20

Ahora sabemos que lo que dice la Ley (? ????? aqu� para el Antiguo Testamento en general como la encarnaci�n y exponente de la Ley), les habla a los que est�n bajo la Ley (no al mundo exterior, sino a aquellos dentro de su esfera propia): que cada boca (tanto la del jud�o como la de los gentiles) puede ser detenida, y todo el mundo puede ser culpable ante Dios. Porque por obras de la ley (????? aqu� adecuadamente sin el art�culo; ver en Romanos 2:13) ninguna carne ser� justificada a su vista: porque a trav�s de la ley es conocimiento del pecado. En este verso final, el ap�stol insin�a brevemente la raz�n de la ineficacia de la ley para la justificaci�n, anticipando, de la manera habitual con �l, lo que luego se expondr� m�s completamente, como especialmente en Romanos 7:1. La raz�n es que la ley en s� misma solo define el pecado y lo hace pecaminoso, pero no emancipa de �l.

Romanos 3:21

(4) La justicia de Dios, manifestada en Cristo y aprehendida por la fe, es el �nico remedio y est� disponible para todos. La posici�n enunciada en Romanos 1:18 ahora est� suficientemente establecida, el ap�stol entra aqu� en su argumento principal, anunciado en Romanos 1:17.

Romanos 3:21

Pero ahora la justicia de Dios sin ley (es decir, aparte de la ley) se manifiesta (o ha sido), siendo presenciada por la Ley y los profetas. Sobre el significado esencial de la justicia de Dios (???? ??????????), vea en Romanos 1:17 e Introducci�n. Este pasaje, en el cual la tesis de Romanos 1:17 se enuncia formalmente, es consistente con este significado; en confirmaci�n de lo cual observe Romanos 1:25, Romanos 1:26, donde ?????????? ????? evidentemente significa la propia justicia de Dios, como tambi�n arriba, Romanos 1:5. Si esta opini�n es correcta, no hay necesidad de seguir a los comentaristas en sus discusiones sobre el significado de ????? ????? en relaci�n con la idea de la justicia imputada del hombre; como si se pretende declarar la justificaci�n por medio de Cristo para estar sin la ayuda de la Ley ("sine legis adminiculo" (Calvino)) o para excluir todas las obras legales, realizadas antes o incluso despu�s de la justificaci�n, de cualquier parte de la oficina de justificaci�n Por verdaderas que sean estas posiciones, lo que se dice aqu� parece significar simplemente que la justicia de Dios se ha manifestado en Cristo de una manera diferente y en un principio diferente del de la ley. El principio de la ley es ordenar y prohibir, y requerir obediencia completa; pero la ley, incluso como se exhibe en la Ley Divina de los Judios, se ha demostrado que no permite al hombre alcanzar as� ??????????; por lo tanto, aparte de este principio exigente, la justicia de Dios ahora se revela al hombre, abraz�ndolo en s� mismo. La ausencia del art�culo antes de ????? aqu�, y su inserci�n en la �ltima cl�usula del mismo verso, donde definitivamente se hace referencia a la Ley Mosaica, se explica completamente por lo que se ha dicho anteriormente en Romanos 2:13. Ser testigo, etc., se introduce entre par�ntesis a modo de insinuaci�n de que esta manifestaci�n de la justicia de Dios, aunque "aparte de la ley", no se opone a la ense�anza de la Ley y los profetas, de hecho, es anticipada por ellos. . La prueba de esto aparece despu�s en Romanos 4:1.

Romanos 3:22

Incluso la justicia de Dios a trav�s de la fe de Jesucristo para todos (y sobre todo se agrega en el Textus Receptus, pero mal apoyado) a los que creen: porque no hay distinci�n. Observamos que la expresi�n aqu� utilizada no es ? ??? ??????? sino simplemente ??? ???????. Por lo tanto, ??? ??????? no se conecta naturalmente con ?????????? ???? como lo define, sino m�s bien con ??? ?????? que sigue, y tal vez con referencia al ??????????? de Romanos 3:21 entendido. La idea, entonces, puede seguir siendo la de la propia justicia de Dios, manifestada en Cristo, hacia o hacia todos los creyentes, quienes a trav�s de la fe la aprehendieron y se convirtieron en participantes de ella. Cuando San Pablo en otra parte habla de la justicia imputada del creyente, su lenguaje es diferente, para que su significado sea claro. As�, Romanos 4:6, ? ? ???? ????????? ??????????? ??????????? ???????; Romanos 5:17, ??? ?????? ??? ???????????; Romanos 9:30 ??????????? ??? ?? ???????; Filipenses 3:9, ??? ?? ???? ??????????? ??? ?? ??????. Lo que defendemos es simplemente esto: que la frase ?????????? ???? significa la propia justicia de Dios, que, manifestada en el Cristo expiatorio, abraza a los creyentes, para que a ellos tambi�n se les pueda imputar la justicia ( Romanos 4:11).

Romanos 3:23

Por cuanto todos pecaron, y est�n destituidos de la gloria de Dios. La "gloria de Dios", de la cual se dice que todos los hombres aqu� se quedan cortos (??????????), se ha tomado en el sentido de

(1) honor o alabanza de Dios. "Dei favore et approbatione carent" (Sehleusner). As� que decididamente Meyer, Tholuek, Alford y otros. En este caso, ???? ser�a la generaci�n. auctoris, que Meyer argumenta es probable por ser as� en ???? ??????????. Este argumento (que no vale mucho en ning�n caso) dice lo contrario si, como sostenemos, no es as� en la �ltima frase. Para el uso del Nuevo Testamento de ???? en el sentido de "alabanza" u "honor", se aduce 1 Tesalonicenses 2:6 (???? ????????? ?? ????????? ?????); tambi�n Juan 5:44 (????? ???? ??????? ??????????? ??? ??? ????? ??? ???? ??? ????? ???? ?? ???????); y especialmente Juan 12:43, donde ???? es, como aqu�, seguido por el genitivo ???? sin ninguna preposici�n de conexi�n: ???????? ??? ??? ????? ??? ???????? ?????? ???? ??? ????? el ? ) Pero, incluso aparte del significado diferente, y en s� mismo m�s obvio, de la frase, ???? ??? ????, donde ocurre en otros lugares, es al menos una cuesti�n de si en el �ltimo pasaje citado se puede interpretar que significa alabanza u honor. Dios. Viene inmediatamente despu�s de la cita de Isa�as 6:9, etc., seguido de "Estas cosas dijeron Esaias, cuando vio su gloria (??? ???? ?????), y habl� de �l". Por lo tanto, el significado de Juan 12:43 puede ser que las personas habladas de la gloria mundana amada (cf. Mateo 4:8; Mateo 6:29) en lugar de la gloria Divina, visto en la visi�n de la fe, manifestada al mundo en Cristo (cf. Juan 1:14, "Contemplamos su gloria", etc.) y "amados" por aquellos que no tienen los ojos cegados y El coraz�n se endureci�. Entonces, incluso en el pasaje anterior del Evangelio de San Juan ( Juan 5:41, Juan 5:44), ? ???? ? ???? ??? ???? puede denotar la participaci�n del hombre en la gloria Divina, en lugar de alabanza o honor, mientras que ???? ???? ??????? puede significar la gloria mundana conferida por los hombres en cada �ter. Estas consideraciones recomiendan, en el pasaje que tenemos ante nosotros, la interpretaci�n

(2) "Significatur ipsius Dei viventis gloria, vitam tribuens (cf. Romanos 6:4); ad quam homini, si non peccasset, patuit aditus: sod peccator ab illo fine sue excidit, neque jam eum assequitur, neque gloriam illam, quae in illo effulsisset, ullo mode tolerare potest: Hebreos 12:20, et seq .; Salmo 68:2; quo fit ut morti sit obnoxius: nam gloria et immortalitas suut sin�nimos, et sic mors et corromperio Absunt a gloria Dei, es decir, un summo fine homiuis aberrarunt. Justificati recuporant spom illius glorise. Vid. omnino c. Salmo 5:2, Salmo 5:11, 17; 8 : 30, etc. " (Bengel) Adem�s, el sentido que la misma expresi�n parece tener evidentemente en Romanos 5:2 de esta Ep�stola es importante para nuestra determinaci�n de su significado aqu�. No estamos justificados para comprender, con algunos int�rpretes, ninguna referencia espec�fica a la "imagen de Dios" (cf. 1 Corintios 11:7, ????? ??? ???? ???? ???????) en la que el hombre fue creado y que se ha perdido en la Ca�da, no hay nada que lo sugiera, o, con otros, exclusivamente para la gloria futura, ya que el presente ??????????? parece denotar una deficiencia presente. La concepci�n general parece suficientemente clara en la exposici�n de Bengel dada anteriormente, seg�n la cual "la gloria de Dios" significa la gloria de la justicia divina ("sempiterna ejus virtus et divinitas" Bengel en Hebreos 1:8), que el hombre , a trav�s del pecado, no alcanza.

Romanos 3:24

Ser justificado libremente por su gracia a trav�s de la redenci�n que est� en Cristo Jes�s: a quien Dios propuso como propiciaci�n por la fe en su sangre. ???????????? est� de acuerdo con ?????? en Romanos 3:23. "Repente sic panditur scena amaenior" (Bengel). ?????? y ?? ????? ?????? se oponen a la teor�a imposible de la justificaci�n por ley. Y, como todos pecaron, todos est�n tan justificados potencialmente, la redenci�n es para todos; cf. especialmente Romanos 5:18. Pero la justificaci�n potencial solo est� impl�cita; porque la condici�n para la apropiaci�n se insin�a a�n m�s por ??? ??? ??????? siguiente. El medio por el cual se vuelve objetivamente posible es "la redenci�n que est� en Cristo Jes�s". Aqu�, como en todas las Ep�stolas de San Pablo, y en el Nuevo Testamento en general, la doctrina de la expiaci�n que se requiere para la justificaci�n del hombre es indudablemente ense�ada, Cristo es visto como no solo manifestar la justicia de Dios en su vida y reconciliar a los creyentes a trav�s de su influencia sobre s� mismos, sino como efectuar tal reconciliaci�n mediante un sacrificio expiatorio. La palabra en s� (???????????) aqu� utilizada puede de hecho denotar algunas veces solo liberaci�n (cf. Romanos 8:23; Lucas 21:28; Efesios 1:14; Efesios 4:30; Hebreos 11:35); pero ciertamente, cuando se usa la redenci�n del hombre por Cristo, implica la expiaci�n mediante el pago de un rescate (?????? o ??????????); cf. Efesios 1:7; 1 Corintios 6:20; G�latas 3:13; 1 Timoteo 2:6; Apocalipsis 5:9; Mateo 20:28; el rescate pagado se dice que es �l mismo, o (como en Mateo 20:28) su vida; ??? ????? ????? ?????? ???? ??????. No se deduce que todas las concepciones de las escuelas de teolog�a sobre c�mo la expiaci�n fue eficaz para su prop�sito son correctas o adecuadas. Debe, por la propia naturaleza del tema, seguir siendo un misterio para nosotros. Puede ser suficiente para nosotros creer que cualquier necesidad que la conciencia humana haya sentido alguna vez de expiaci�n por el pecado, cualquier necesidad humana se expres� mediante ritos de sacrificio en todo el mundo, lo que sea especialmente significado por la sangre requerida para la expiaci�n en el ritual mosaico, �Todo esto se cumple y se cumple para nosotros en la ofrenda de Cristo de s� mismo, y que en �l y a trav�s de �l ahora podemos "venir valientemente al trono de la gracia", sin necesidad de otro ???????? en Mateo 20:25 ("establecido", Versi�n Autorizada), puede tener aqu� su sentido cl�sico m�s habitual de exhibici�n ("ante omniam oculos possuit", Bengel); yo. mi. en la manifestaci�n hist�rica del Redentor. Sin embargo, puede significar "decretado" o "intencionado" (cf. Mateo 1:13; Efesios 1:9). La palabra ?????????? parece mejor tomada como un adjetivo neutro usado sustantivamente, no existe ning�n caso de su aplicaci�n en masculino a una persona. Su uso ordinario en la LXX (como tambi�n Hebreos 9:5) es designar la tapa del arca (es decir, el propiciatorio), el sustantivo Se supone que ??????? (que se agrega �xodo 25:17; �xodo 37:6) siempre se entiende, aunque la designaci�n habitual es simplemente ?? ??????????. Por lo tanto, la mayor�a de los comentaristas, incluidos los Padres griegos en general, entendieron ?????????? en este sentido aqu�, Cristo es considerado como el antitipo del propiciatorio, como el medio de expiaci�n y acercamiento a Dios. La principal objeci�n a este punto de vista es que implica una confusi�n inc�moda de met�foras, siendo dif�cil de considerar el que fue a la vez la V�ctima cuya sangre se ofreci�, y el Sumo Sacerdote que ofreci� la suya sangre, en el propiciatorio, como siendo tambi�n el propiciatorio. (As�, sin embargo, Theodoret explica: "El propiciatorio de anta�o era en s� mismo sin sangre, sin vida, pero recibi� la aspersi�n de la sangre del sacrificio. Pero el Se�or Cristo y Dios son al mismo tiempo propiciatorio, Sumo Sacerdote , y Lamb. ") La dificultad se evita si tomamos la palabra aqu� en el sentido de ofrenda propiciatoria, que en s� misma llevar� un nombre, como ????, que se supone que es (cf. 4 Macabeos 17:22; Josefo, 'Ant.,' 16. c. 7; Dio Chrys., 'Orat.,' 11. 1). Cualquiera que sea su significado exacto, evidentemente denota un verdadero cumplimiento en Cristo de la expiaci�n por el pecado indudablemente indicado por el tipo; al igual que ?? ?? ????? ??????, que sigue. Para una enunciaci�n distintiva de la importancia de la hemorragia bajo el antiguo ritual, reservado y expresando expiaci�n, ver especialmente Le Mateo 17:11. El significado de todo el ritual de sacrificio se expresa all� como que la vida del hombre perdida por la justicia divina, la sangre, que representa la vida, debe ofrecerse en lugar de su vida para la expiaci�n. Por lo tanto, en la b�squeda de esta idea, las referencias frecuentes en el Nuevo Testamento al hebreo derramamiento de sangre f�sica de Cristo (cf. Hebreos 9:22, "Sin derramamiento de sangre no hay remisi�n"). Sin embargo, no est� impl�cito que la sangre material de Cristo, derramada en la cruz, en s� misma limpia el alma del pecado, sino que solo significa para nosotros el cumplimiento en �l del tipo de sacrificio expiatorio. En cuanto a la construcci�n del vers�culo 25, es una cuesti�n de si ?? ?? ????? ?????? debe tomarse en relaci�n con ??? ??? ???????, que significa "a trav�s de la fe en su sangre" (una expresi�n inusual, aunque gramaticalmente correcta, cf. Efesios 1:15), o con ??????????. La posici�n enf�tica de ?????, tal como aparentemente significa "en su propia sangre", favorece la �ltima conexi�n (cf. Hebreos 9:12, donde la ofrenda de Cristo se distingue de las de la Ley por ser ??? ??? ????? ???????, no ?? ?????? ????????). Por lo tanto, el significado ser� que fue presentado (o propuesto) como un ??????????, disponible para nosotros a trav�s de la fe, y que consiste en la ofrenda de s� mismo, en el derramamiento de su propia sangre. Por mostrar su justicia por el paso de los pecados cometidos anteriormente en la tolerancia de Dios, con el fin de mostrar su justicia en el tiempo que es ahora, para que pueda ser justo y justificar (la palabra es ?????????? , correspondiente con ??????????? y ??????? anterior) al que es de fe en Jes�s. Esta traducci�n difiere materialmente de la de la Versi�n autorizada, que es evidentemente err�nea, especialmente en la interpretaci�n de ??? ??? ??????? por "para la remisi�n". Nuestros traductores, de una manera muy inusual con ellos, parecen haber perdido la deriva de la pasaje, y as� se le ha llevado a dar la representaci�n insostenible anterior para que se adapte a su punto de vista. Debe observarse que aqu� se declaran dos prop�sitos de exponer (o proponer) a Cristo Jes�s como ??????????, ambos denotados por la palabra ????????, que se repite, gobern�ndose en la primera cl�usula de la oraci�n por ???, y en el segundo por ????. Algunos dicen que la preposici�n se cambia sin la intenci�n de diferencia de significado. Pero no es la forma en que San Pablo usa sus preposiciones descuidadamente. Se puede tomar ??? en la primera cl�usula para denotar el prop�sito inmediato de la propiciaci�n, y ???? en la segunda para tener el significado apropiado de objetivo o direcci�n, denotando una intenci�n y resultado adicionales, consecuentes con la primera. El primer prop�sito, denotado por ???, era la vindicaci�n de la justicia de Dios con respecto a las �pocas pasadas, en el sentido de que hab�a pasado por largo tiempo, o dejado sin visitar, los pecados de la humanidad. La propiciaci�n de Cristo. al fin expuso, demostr� que no hab�a sido indiferente a estos pecados, aunque en su tolerancia los hab�a pasado por alto. Cf. Hechos 17:30, ???? ??? ??? ??????? ??? ??????? ???????? ? ????; tambi�n Hebreos 9:15, donde se dice que la muerte de Cristo, como Mediador del nuevo pacto, fue "para la redenci�n de las transgresiones que estaban bajo el primer pacto", el significado y la eficacia del "muerte" se considera as�, en primer lugar, como retrospectiva (cf. tambi�n Hebreos 9:26). Pero luego hubo otro gran prop�sito, expresado por el ???? ??? ???????? de la segunda cl�usula, el de proporcionar una forma de justificaci�n presente para los creyentes ahora, sin derogaci�n de la justicia Divina. Tal parece ser el significado de este pasaje.

Romanos 3:27

�D�nde est� entonces la jactancia? (el del jud�o, referido en Romanos 2:1., de su superioridad al gentil con respecto a la justificaci�n). Esta excluido. �Por qu� tipo de ley (?????)? De obras? No, pero por la ley de la fe. �Es, entonces, aqu� impl�cito que la ley de las obras permitir�a jactarse? No tan pr�cticamente. Pero su teor�a le dejar�a espacio, suponiendo que se cumplan sus condiciones; es un tipo de ley (observe ????? ?????;) que no lo excluye; porque si un hombre pudiera decir: "He cumplido toda la justicia de la Ley", tendr�a algo en lo que gloriarse. Pero el principio de la ley de la fe, que se ha demostrado que es el �nico disponible para la justificaci�n de jud�os o gentiles, en s� mismo lo excluye. Se observar� que el sentido estricto de la palabra ?????, hasta ahora preservado, se extiende en ????? ???????. (Para las diversas aplicaciones de las cuales la palabra es capaz, vea especialmente Romanos 7:1.)

Romanos 3:28

Para (??? aqu�, en lugar de ???, como en el Textus Receptus; aunque cualquiera de las lecturas se basa en la buena autoridad, ??? se adapta mejor al curso del pensamiento, ya que presenta una raz�n para la afirmaci�n del verso anterior) consideramos que un hombre est� justificado por fe aparte de las obras de derecho; es decir, la ley de las obras, como principio de justificaci�n, de hecho, de acuerdo con nuestros c�lculos, en ninguna parte. Debe observarse particularmente que ????? ????? ????? no implica ninguna doctrina antinomia, ni oposici�n a James ( Santiago 2:14, etc.). Su referencia no es en absoluto a las obras requeridas o no requeridas por el hombre para su aceptaci�n, sino simplemente al fundamento o principio de su justificaci�n.

Romanos 3:29

�Es Dios el Dios de los jud�os solamente? �No es �l tambi�n de los gentiles? S�, de los gentiles tambi�n. Este vers�culo apoya la doctrina, ya afirmada, y que impregna la Ep�stola, de la justificaci�n a trav�s de que Cristo es para toda la humanidad por igual sin distinci�n ni parcialidad; y entra aqu� siguiendo el pensamiento del verso anterior. En ella se dec�a que la justificaci�n era por fe, y aparte de las obras de la ley, y por lo tanto en s� misma disponible para los gentiles, que no hab�an revelado la ley, as� como para los jud�os, que s� la ten�an. �Y por qu� no deber�a ser as�? �No es el Dios de los jud�os su Dios tambi�n? Si.

Romanos 3:30

Si de hecho (????? en lugar de ???????, como en el Textus Receptus) Dios es uno, quien justificar� la circuncisi�n por la fe, y la incircuncisi�n a trav�s de la fe. Aqu� la unidad de Dios se da como la raz�n de ser el Dios de los gentiles y de los jud�os. As� tambi�n, 1 Timoteo 2:5, ??? ??? ???? es la raz�n por la que quiere que todos los hombres sean salvos. Es importante comprender la idea de San Pablo en sus afirmaciones de la unidad de Dios. No es el de la unidad num�rica, sino lo que puede llamarse la unidad de la calidad; es decir, no una mera afirmaci�n del monote�smo en contra del polite�smo, sino que el �nico Dios es uno y el mismo para todos, comprendiendo todo en el abrazo de su propia unidad esencial. La unidad de Dios involucr� en la mente de San Pablo la idea de "Un Dios, el Padre, de quien son todas las cosas, y nosotros a �l" ( 1 Corintios 8:6); "quien hizo de una sangre cada naci�n de hombres" ( Hechos 17:26); en quien nosotros (todos nosotros) "vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser" ( Hechos 17:28). Por lo tanto, la exclusi�n de los gentiles del abrazo paternal del �nico Dios es incompatible con la idea misma, as� concebida, de su unidad. En la �ltima parte de este vers�culo se dice que Dios justificar� la circuncisi�n ?? ??????? y la incircuncisi�n ??? ??? ???????, cambiando la preposici�n y el segundo ??????? precedido por el art�culo. La diferencia no es de importancia esencial, "fe" es la palabra enf�tica. Pero no es sin sentido. ?? expresa el principio de justificaci�n; ???, el medio a trav�s del cual se puede tener. El jud�o ya estaba en posici�n de justificaci�n a trav�s de la Ley que conduce a Cristo. Solo ten�a que aceptarlo como por fe, y no por obras de ley (vers�culo 20). El gentil debe alcanzarlo a trav�s de la fe; es decir, su fe en el evangelio ahora se le revela. ??? ??? ???????? ?? ?? ??????? ???????? ?? ?? ??????? ??? ??? ?????? ??????? ???? ?????????, ??????? ".

Romanos 3:31

�Entonces invalidamos la ley mediante la fe? Dios no lo quiera: no, establecemos la ley. La pregunta surge naturalmente despu�s de lo que se ha dicho acerca de que la justificaci�n es ????? ?????. �Entonces vemos que nuestra Ley revelada, que hemos considerado tan santa y divina, no tiene valor? O. m�s bien, como la pregunta se formula de manera m�s general (sin estar el art�culo, y por lo tanto traducido como arriba), "�No hacemos ning�n efecto el principio de derecho completo, incorporado a nosotros en nuestra Ley Divina? Considerado err�neamente como un principio de justificaci�n, el ap�stol podr�a haber respondido: "S�, lo hacemos". Pero cualquier menosprecio de la misma, considerado en su verdadera luz y como respondiendo a su verdadero prop�sito, se encuentra con un indignado ?? ???????. Por el contrario, dice, establecemos La ley significa la declaraci�n de justicia y el requisito de conformidad por parte del hombre. Establecemos este principio mediante nuestra doctrina de la necesidad de expiaci�n por el defecto del hombre. Ponemos la ley en su verdadera base, y as� la hacemos la m�s para estar de pie (?????????) al mostrar que su oficio es, no para justificar, una posici�n insostenible, sino para convencer del pecado, y as� conducir a Cristo (cf. Romanos 7:12, etc .; G�latas 3:24). En la b�squeda de este pensamiento, el ap�stol, en el pr�ximo cap�tulo er, muestra que en el Antiguo Testamento mismo es la fe, y no la ley, lo que se considera justificante; como, en primer lugar y notablemente, en el caso de Abraham; demostrando as� la afirmaci�n previa en Romanos 3:21, ???????????? ??? ??? ????? ??? ??? ????????. En Romanos 7:1. trata el tema subjetivamente, analizando el funcionamiento de la ley en el alma humana, y de esta manera saca a�n m�s claro su verdadero significado y prop�sito.

HOMIL�TICA

Romanos 3:1, Romanos 3:2

Prerrogativa.

Las diferencias en las circunstancias y ventajas de los hombres son grandes, y son totalmente inexplicables por la sabidur�a humana. Puede que no, probablemente no podamos, "justificar los caminos de Dios a los hombres". Hay mucho en la desigualdad de la suerte humana que es desconcertante para la mente reflexiva y sensible, que no podemos conciliar con nuestra creencia en la justicia perfecta de Dios, y su omnipotente y universal gobierno. Esto, sin embargo, es una raz�n insuficiente para dudar de la convicci�n de nuestra naturaleza moral, para cuestionar las declaraciones de las Escrituras, de que el Juez de toda la tierra hace lo correcto.

I. ES POSIBLE SOBREESTIMAR LA VENTAJA DE PRIVILEGIOS PECULIARES. Este fue el caso de muchos de los jud�os, que confiaban en las ventajas ancestrales y hereditarias, y que incluso cre�an que, como hijos de Abraham, estaban seguros del favor divino y de la vida eterna. De la misma manera que muchos en la sociedad humana ejercen un estr�s absurdamente grande sobre su familia, el estatus que disfrutan como consecuencia del t�tulo hereditario o la riqueza, tambi�n lo es en la vida religiosa. No pocos, como los jud�os, conf�an demasiado en la Iglesia con la que est�n conectados, el ministerio por el cual son servidos, los sacramentos a los que son admitidos, las oportunidades de conocimiento, compa�erismo y servicio con el que est�n. favorecido, a menudo se olvida que estos privilegios son solo medios para un fin, y que el uso correcto y razonable de los medios es necesario para el fin deseado.

II ES POSIBLE DISPARAR VENTAJAS QUE, DESCUBIERTAS, SE HAN SOBREVALUADO. Es una tendencia de la naturaleza humana volar de un extremo al otro. San Pablo supone que alg�n lector, convencido por lo que ha dicho de la posibilidad de no obtener ning�n beneficio por las ventajas disfrutadas, se voltee completamente y se pregunte qu� ventajas se obtienen para aquellos que disfrutan de lo que parecen ser privilegios notables. "�Qu� ventaja tiene, entonces, el jud�o? �Cu�l es el beneficio de la circuncisi�n?" Y todav�a es, sin duda, a menudo el caso de que los hombres, convencidos de que es vano confiar en sus privilegios religiosos, se preguntan si est�n en una mejor posici�n para poseer tales privilegios. Las ventajas sociales son tan evidentemente �tiles que los hombres suponen que lo mismo debe ser el caso con las ventajas religiosas; y cuando descubren que la posesi�n de estos �ltimos es compatible con la censura y la condena, son propensos a darse la vuelta y decir: "�Es mejor estar sin privilegios que pueden conducir a nada!" Sin embargo, esta es una forma irrazonable de considerar tales asuntos. Por-

III. ES POSIBLE UTILIZAR VENTAJAS RELIGIOSAS PARA HACERLOS MEDIOS ESPIRITUALES. El ap�stol se�ala que el jud�o ocupaba una posici�n particularmente favorable. "En primer lugar, porque se les confiaron los or�culos de Dios". Evidentemente, esta era una prerrogativa sagrada, y hab�a muchas de las naciones favorecidas que aprovecharon tan bien sus oportunidades que se familiarizaron, no solo inteligentemente con la verdad divina, sino que fueron penetrados por el Esp�ritu divino y consagrados al servicio divino. De manera similar, aunque la posesi�n de las Escrituras y los privilegios de la Iglesia Cristiana ser�n motivo de condena para aquellos que escuchan el evangelio que son negligentes, incr�dulos e impenitentes; Por otro lado, estos ser�n medios de gracia, y en realidad lo son, para todos los que usan esas oportunidades de conocimiento, compa�erismo y mejora en un esp�ritu y m�todo correctos. Hay justicia obvia en este arreglo; cuanto mayor es el privilegio, mayor es la responsabilidad. "A quien se le da mucho, se le requerir� mucho". Los que est�n "confiados con los or�culos de Dios" pueden ser convocados seriamente para considerar lo que se est� convirtiendo en parte de aquellos tan favorecidos, y diligentemente para usar oportunidades tan preciosas, privilegios y prerrogativas tan importantes y tan incomparables.

Romanos 3:19, Romanos 3:20

El prop�sito de la ley.

Aunque es la intenci�n principal del ap�stol, al hablar de la Ley, mostrar su insuficiencia para el prop�sito con el cual se acredit� com�nmente su introducci�n y publicaci�n, su ense�anza ser�a mal entendida si se supon�a que la menospreciara; porque San Pablo sosten�a la Ley de Dios en la m�s alta reverencia, aunque no le atribuy� todo lo que estaba conectado en la mente del jud�o no cristiano.

I. EL PROP�SITO PRINCIPAL DE LA LEY. Esta fue, sin duda, la revelaci�n del car�cter, los atributos y la voluntad divinos. Dios no es solo el ser perfectamente santo; �l tambi�n es el gobernante perfectamente justo. La verdad declara lo que es; Law declara cu�les ser�n sus s�bditos. En consecuencia, la revelaci�n toma la forma, no solo de lo indicativo, sino tambi�n de lo imperativo. La ley es la expresi�n de la justicia de Dios y de su voluntad de que todos los s�bditos de su gobierno moral participen de su santidad y, en sus relaciones mutuas y con �l, hagan lo que le agrada. Sus mandamientos, estatutos, ordenanzas, son la expresi�n de su juicio sobre lo que es bueno, lo que es mejor, para sus criaturas inteligentes.

II EL PROP�SITO SECUNDARIO DE LA LEY. Es sobre esto que el ap�stol inspirado pone �nfasis en el pasaje que ahora tenemos ante nosotros.

1. La ley revela el pecado. Es un est�ndar al lado del cual las deficiencias y errores de la conducta de los hombres se manifiestan claramente.

2. La Ley condena al pecador. No es simplemente una declaraci�n de lo que es correcto; expone y censura lo que est� mal. Dice la sentencia contra los infractores de sus reglas.

3. La ley silencia al pecador. Lo deja sin justificaci�n, disculpa o excusa.

III. EL �LTIMO PROP�SITO DE LA LEY. Esto es, sin duda, en el caso de nuestra humanidad, para preparar el camino para el evangelio. La Ley es el pedagogo, el esclavo que atiende y dirige al alumno, y conduce a Cristo. "Por las obras de la Ley, ninguna carne ser� justificada a los ojos de Dios". Sin embargo, no podemos creer que un Dios misericordioso publique la Ley simplemente para condenar a los hombres. Revela la atrocidad del pecado, haci�ndolo parecer extremadamente pecaminoso. Revela la impotencia del pecador. Pero todo esto es preparatorio para una intervenci�n correctiva y redentora. Lo que la Ley no pudo hacer, Dios lo hace por el don de su Hijo, quien obedeci� y magnific� la Ley en su propia Persona, y al mismo tiempo asegur� a los hombres pecadores, al cumplir con las condiciones de fe y arrepentimiento, su exenci�n de las penalidades de la Ley y su disfrute del favor divino, la participaci�n en la naturaleza y la vida divinas, y la herencia en la bendici�n divina y eterna. As�, lo que apareci� como instrumento de ira se ha convertido en ocasi�n de salvaci�n.

Romanos 3:22

La distintiva justicia cristiana.

El ap�stol ha demostrado claramente que la justicia por la Ley no es pose�da por los hombres, y que de esta manera no hay esperanza para la salvaci�n de la raza humana. Tal es la conclusi�n negativa a la que los hechos y la raz�n lo obligan. Sin embargo, no es su vocaci�n predicar una doctrina de la desesperaci�n. Es cierto que sin justicia no puede haber salvaci�n. Por lo tanto, si la luz se proyecta sobre la oscuridad humana, debe venir a otra parte que no sea la Ley. Entonces, San Pablo predica la nueva y distintiva justicia cristiana, para ser asegurada por las condiciones que puedan cumplir los hombres de todas las razas, una justicia que vale ante Dios, y asegura la aceptaci�n y el bienestar espiritual y la elevaci�n de los hombres.

I. EL CAR�CTER Y LA DESIGNACI�N DE ESTA JUSTICIA: ES DE DIOS, O DIVINO.

1. Tiene su fuente en Dios. En esto se distingue de la rectitud que es "por obras"; que en cierto sentido es de origen humano. Se muestra que es "de gracia", es decir, que es la provisi�n del favor Divino, libre e inmerecido. Y adem�s, esta expresi�n, "de Dios", implica la perfecci�n de esta justicia en comparaci�n con todos los dem�s.

2. Est� divinamente adaptado por Dios al hombre. Existe la presuposici�n de la impotencia y dependencia del hombre; se presume, que es el hecho, que el hombre no puede desarrollar su propia justicia. Por lo tanto, hay una base para esta nueva justicia en una provisi�n divina de sustituci�n. El ap�stol ser�a malinterpretado si su ense�anza sobre este punto fuera interpretada, como algunos lo han interpretado, como representar a Dios como indiferente a la persona por la cual el sufrimiento es soportado y la obediencia rendida. Sin embargo, Cristo, al sufrir las consecuencias del pecado en esta humanidad y por su perfecta obediencia y santidad, ha sentado las bases para la adquisici�n por parte del hombre de la justicia cristiana distintiva.

3. Se aprovecha y es aceptable ante Dios. De acuerdo con las representaciones del contexto, consiste en la remisi�n de los pecados, y la absoluci�n y aceptaci�n ante el tribunal Divino, y en la manifestaci�n de la aprobaci�n divina positiva; que puede considerarse como las dos partes de la "justificaci�n". Es evidente que tal justicia es imputada, y no inherente, una expresi�n teol�gica que, sin embargo, no debe interpretarse como que implica su irrealidad. As�, la Divinidad de la justicia cristiana puede hacerse evidente, como objeto de admiraci�n y aspiraci�n.

II LOS MEDIOS DEL ALCANCE DE ESTA JUSTICIA A TRAV�S DE LA FE EN JESUCRISTO. Para el cumplimiento de esta condici�n sobre la cual puede alcanzar la justicia cristiana, debe haber:

1. Creer en el testimonio de las Escrituras acerca de Cristo, que �l es el Hijo de Dios y el Salvador designado de la humanidad. Esto es indispensable; porque la fe no es un sentimiento vago: tiene un Objeto y un Objeto que lo justifica y lo merece. Sin embargo, aunque es indispensable, esto no es suficiente. Tambi�n debe haber:

2. Confianza o confianza en Cristo como un Salvador personal. La fe no es meramente asentimiento intelectual; Es el consentimiento del coraz�n y la voluntad. Es capaz de graduarse, y hay una fe fuerte y una fe d�bil. Pero el punto importante es que el alma, en la actitud y el ejercicio de la fe, se relaciona personalmente con el santo Salvador.

III. LA UNIVERSALIDAD DE ESTA JUSTICIA: ES PARA TODOS, Y SOBRE TODOS, LOS QUE CREEN. La rectitud misma es una posesi�n que los hombres pueden compartir, sea cual sea su nacionalidad, su condici�n en la vida, su historia individual. Y la condici�n de su logro es igualmente universal; No hay nada en la fe que limite su ejercicio a ning�n miembro especial, o cualquier secci�n de la raza humana. En esto, el cristianismo demuestra ser, y esta es su gloria, su Divinidad, la religi�n universal.

HOMILIAS DE C.H. IRWIN

Romanos 3:1

Las dificultades de la revelaci�n divina, la incredulidad jud�a y la justicia divina.

El ap�stol, en los dos cap�tulos anteriores, ahora ha demostrado que tanto jud�os como gentiles se encuentran en la misma plataforma con respecto a su necesidad de un Salvador. Ambos son pecadores a la vista de Dios. El Gentil, que no tiene la Ley, si hace por naturaleza las cosas contenidas en la Ley, ser� justificado ante Dios. "�No se contar� su incircuncisi�n por circuncisi�n?" ( Romanos 2:14, Romanos 2:26). La circuncisi�n del jud�o lo beneficiar� si se trata de una religi�n que afecta el coraz�n y el esp�ritu ( Romanos 2:29). San Pablo, tan r�pido para ver los rumbos de cada declaraci�n, se da cuenta de inmediato de que aqu� surge una dificultad natural, y es r�pido para resolverla. "�Qu� ventaja, entonces, tiene el jud�o? �O qu� beneficio tiene la circuncisi�n?"

I. LA DIVINA REVELACI�N UN GRAN PRIVILEGIO. A pesar de todo lo que se hab�a dicho sobre los pecados y las deficiencias de los jud�os, los jud�os segu�an siendo un pueblo privilegiado. Nada podr�a destruir el hecho de que fueron el pueblo elegido de Dios, el pueblo elegido para ser el canal de la revelaci�n de Dios al mundo por los patriarcas, legisladores y profetas, elegido tambi�n como el canal a trav�s del cual el Verbo Divino se hizo carne y tabern�culo entre los hombres: "de los cuales en cuanto a la carne vino Cristo". El principal privilegio que Pablo menciona aqu� es que "a ellos se les comprometieron los or�culos de Dios" ( Romanos 3:2). Es una ventaja tener una revelaci�n divina confiada a nosotros. La posesi�n y el conocimiento de la Palabra de Dios es un privilegio que no debe ser despreciado o menospreciado. Hay grados de cercan�a al reino de Dios. Mientras que el evangelio es "el poder de Dios para salvaci�n para todo aquel que cree", mientras que hay eventos tales como conversiones repentinas, hay algunos que est�n en una condici�n m�s favorable para recibir el evangelio que otros. San Pablo, aunque de repente se convirti�, tuvo un entrenamiento largo y minucioso previamente en la Palabra de Dios. El escriba que vino a Cristo, y a quien el Salvador declar� que estaba "no lejos del reino de Dios", era uno que ten�a un conocimiento profundo de las Escrituras y hab�a estado viviendo una vida de obediencia a la Ley de Dios. Ciertamente, tales hombres ten�an m�s probabilidades de ser influenciados por el poder personal de Cristo que aquellos que no ten�an conocimiento previo de la verdad Divina. Dios obra por milagros; pero su m�todo ordinario es trabajar por medios. En estos d�as de evangelismo sensacional, es bueno que no subvaloremos la importancia de un conocimiento profundo de las Escrituras. Pablo escribi� a Timoteo: "Desde ni�o conociste las Sagradas Escrituras, que te pueden hacer sabio para la salvaci�n por la fe que es en Cristo Jes�s". Los que est�n bien instruidos en las Sagradas Escrituras son, por regla general, m�s propensos a convertirse en cristianos verdaderos y permanentes que aquellos que, bajo la influencia de una emoci�n o emoci�n repentina, sin ning�n conocimiento religioso previo, profesan su disposici�n a seguir la bandera de Jes�s. Hay excepciones, pero esta parece ser la regla. Y aquellos que tienen tantos privilegios incurren en una responsabilidad seria y solemne. Si nos conf�an los or�culos de Dios, si tenemos la Biblia en nuestras manos y sus verdades atesoradas en nuestras mentes, nuestra culpa ser� terrible si desobedecemos sus preceptos, rechazamos sus invitaciones y descuidamos sus advertencias. "A quien se le da mucho, de ellos se le exigir� mucho".

II Fidelidad divina no afectada por la incredulidad humana. "�Y si algunos no creyeran? �Su incredulidad har� que la fe de Dios no tenga efecto? , y puede ser superado cuando eres juzgado "( Romanos 3:3, Romanos 3:4). Las promesas de Dios se cumplir�n, aunque hay algunos que no creen en ellas. La Ley de Dios har� valer sus reclamos, aunque haya algunos que los repudien. No salvar� a los hombres del castigo de su pecado que no creyeron en la Palabra de Dios cuando dice: "Todo lo que el hombre sembrare, eso tambi�n segar�". La fidelidad de Dios no se ve afectada por la incredulidad de su propio pueblo. Algunas personas argumentan en contra de la Biblia debido a la incredulidad de aquellos que profesan considerarla como su gu�a. Argumentan contra el cristianismo debido a las inconsistencias de sus profesores. El argumento es falso. El cristianismo debe ser juzgado por sus propias ense�anzas y esp�ritu, y no por la forma imperfecta en que incluso sus profesores los han recibido y practicado. El cristianismo es la vida y la ense�anza de Jesucristo, combinado con la influencia de su muerte en la cruz. Ninguna inconsistencia de seguidores profesantes puede estropear la belleza y la impecabilidad de ese ejemplo perfecto. Ninguna incredulidad puede acabar con el poder inherente que est� en la cruz de Jes�s para salvar a los pecadores. La predicaci�n de la cruz es para los que perecen la necedad; pero para los que se salvan es el poder de Dios y la sabidur�a de Dios.

III. LA JUSTICIA DIVINA NO ES AFECTADA POR LAS CONSECUENCIAS DEL PECADO HUMANO. "Pero si nuestra injusticia encomia la justicia de Dios, �qu� diremos? �Es Dios injusto quien se venga? (Yo hablo como hombre). Dios no lo quiera: porque entonces, �c�mo juzgar� Dios al mundo?" ( Romanos 3:5, Romanos 3:6).

1. Dios juzga no las consecuencias, sino el car�cter. �l mira el coraz�n y los motivos. La incredulidad de los jud�os fue anulada por Dios para sus propios prop�sitos sabios y bondadosos. Sac� el bien del mal. Pero eso no hizo que su incredulidad fuera menos culpable. A los ojos de la ley, la culpa de una persona fraudulenta no siempre se estima por las consecuencias de sus actos. Un hombre puede falsificar la firma de su empleador en cheques; pero el empleador puede recibir la informaci�n que le permita detener los cheques a tiempo y evitar la p�rdida que de otro modo habr�a resultado. Pero la culpa del falsificador no disminuye porque las consecuencias de sus actos han sido anuladas. La ley no se considera injusta o injusta si lo castiga, aunque su empleador puede no haber sufrido un centavo de p�rdida material. Y a pesar de que la conducta del criminal sirvi� de alguna manera para resaltar m�s claramente la integridad o la amabilidad de su empleador, ni siquiera esto se considerar�a como una circunstancia atenuante en su culpa. Por lo tanto, es correcto que a�n se me juzgue como un pecador, a pesar de que la verdad de Dios ha abundado a trav�s de mi mentira para su gloria ( Romanos 3:7).

2. El hombre no est� justificado al usar medios pecaminosos para obtener un buen fin. Por el hecho de que Dios anula las acciones pecaminosas para su propia gloria y el bien de la humanidad, podr�a parecer una inferencia natural que no importa cu�l sea la moralidad de la acci�n en s�, siempre que su objeto o resultado sea bueno. "Hagamos el mal, que el bien pueda venir" ( Romanos 3:8). Dicho de esta manera amplia, la inmoralidad del principio es evidente. Y, sin embargo, es un principio sobre el que se act�a con demasiada frecuencia. Si se opone a alg�n m�todo para recaudar dinero con fines religiosos o caritativos, se le dir� constantemente: "�Oh, es para un buen prop�sito". Es decir, simplemente, no importa c�mo obtienes el dinero, as� como lo obtienes. No importa cu�les sean los medios, siempre que el final sea bueno. Ahora, es hora de que la Iglesia Cristiana y los maestros cristianos se pongan resueltamente contra tales ideas desmoralizadoras. �C�mo puede la Iglesia Cristiana reprender las pr�cticas deshonestas demasiado comunes en el mundo comercial, hacer dinero por m�todos injustos o cuestionables, siempre y cuando sus propias manos no est�n limpias, siempre que casi cualquier m�todo de hacer dinero se considere justificable si es justificable? en relaci�n con un bazar de la Iglesia? El fin no justifica los medios. No hagamos el mal, para que venga el bien.C.H.I.

Romanos 3:9

Depravaci�n total de la naturaleza humana.

Aqu� tenemos una imagen oscura de la naturaleza humana en su estado ca�do y no regenerado. (La visi�n b�blica de la naturaleza humana se ampl�a m�s completamente a continuaci�n, en Romanos 3:21.) Aqu� el ap�stol, por as� decirlo, llama ante �l las diferentes partes de la naturaleza humana, y obtiene de cada una de ellas una admisi�n y una evidencia de la corrupci�n moral con la que est�n contaminados.

"Mi conciencia tiene mil lenguas diferentes, y cada lengua trae un cuento diferente, y cada cuento me condena por un villano. Todos los pecados, todos usados ??en cada grado, �Ac�rcate al bar, llorando a todos: culpable!"

I. UN CORAZ�N DEPRAVADO. "No hay temor de Dios ante sus ojos" ( Romanos 3:18). No hay poder motriz para regular la vida. No hay reverencia por la Ley de Dios dentro de su esp�ritu. No hay miedo de ofender al gran juez. No hay temor filial de entristecer al Padre celestial. La conciencia y el coraz�n se han chamuscado y embotado. Elimina el temor de Dios del coraz�n y la conciencia, y �qu� influencia queda para controlar las malas pasiones y resistir los insidiosos atractivos de la tentaci�n? "El temor del Se�or es el principio de la sabidur�a; y apartarse del mal es el entendimiento".

II UN ENTENDIMIENTO DEPRAVADO. "No hay ninguno que entienda" ( Romanos 3:11). Est� de moda en algunos c�rculos hablar como si fuera un signo de intelecto d�bil ser cristiano, creer en la Biblia o considerar con reverencia la Ley de Dios. Sin embargo, seguramente se puede afirmar sin ninguna presunci�n o prejuicio que ha habido al menos la mayor parte del mejor intelecto del mundo dispuesto del lado del cristianismo como del lado de sus oponentes. Si hay credulidad en alguna parte, se muestra credulidad al aceptar como verdades cient�ficas lo que muy a menudo son pura especulaci�n. Si hay debilidad en alguna parte, parecer�a no tener en cuenta la evidencia en la naturaleza que apunta a una Primera Causa personal e inteligente, o la evidencia en la historia que apunta a una Providencia sabia y dominante. "El necio dijo en su coraz�n: No hay Dios". Es el pecado, y no la piedad, la evidencia de una comprensi�n d�bil y depravada.

III. UNA VOLUNTAD DEPRAVADA. "No hay quien busque a Dios" ( Romanos 3:11). En ninguna parte la depravaci�n de la naturaleza humana se muestra m�s dolorosamente que en el ejercicio de la voluntad humana. �Cu�ntos eligen deliberadamente el mal en lugar del bien! �Cu�ntos, con la experiencia de otros para advertirles, eligen deliberadamente la impureza en lugar de la pureza, la intemperancia en lugar de la templanza! La vida y la muerte se les presentan, sin embargo, eligen deliberadamente la muerte. Rechazan el ideal de car�cter m�s elevado y siguen ejemplos pobres, d�biles y malvados. Rechazan la esperanza inspiradora del cielo y la inmortalidad, y solo viven para el placer mundano o para el beneficio mundano. Rechazan la fuente de agua viva y buscan por s� mismos cisternas rotas que no pueden contener agua. A todos esos Dios les pide, en piedad, que hagan un ejercicio correcto de su voluntad. "Volveos, volv�os; porque �por qu� morir�is?"

IV. Discurso profundido.

1. La falsedad. "Con sus lenguas han usado el enga�o" ( Romanos 3:13). La verdad es esencial para el bienestar y la felicidad de la sociedad, para la existencia misma de los tratos comerciales. Sin embargo, �cu�ntos hay que "usan el enga�o" como un medio para obtener ventajas o ganancias en los negocios, como un medio para obtener alg�n objeto deseable de su ambici�n! Tenemos enga�o de la sociedad, enga�o comercial, enga�o pol�tico. Contra todos esos enga�os, la Biblia se presenta. "Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad a cada hombre con su pr�jimo; porque somos miembros los unos de los otros".

2. Calumnia. "El veneno de los asps est� debajo de sus labios" ( Romanos 3:13). El pecado de hablar mal es muy generalizado, y apenas recibe suficiente des�nimo por parte de los cristianos. Los hombres y mujeres que se encoger�an de hacer da�o a su vecino, que se sorprender�an ante la idea de tomar su propiedad deshonestamente, piensan que no es perjudicial da�ar su car�cter y reputaci�n. "El veneno de los �lamos est� debajo de sus labios". "Oh alma m�a, no entres en su secreto; a su asamblea, mi honor, no te unas".

3. Blasfemias. "Cuya boca est� llena de maldiciones" ( Romanos 3:14). Aqu� hay un mal generalizado de la actualidad. En todas partes se escucha el uso profano del Nombre sagrado. As� como el suicidio act�a

"Como si el Eterno no hubiera arreglado su canon contra la auto-matanza"

la persona profana act�a como si no hubiera sido escrita con el dedo de Dios: "El Se�or no lo tendr� por inocente si toma su nombre en vano".

V. VIDA DEPRAVADA. "Sus pies son r�pidos para derramar sangre: la destrucci�n y la miseria est�n en sus caminos: y el camino de la paz no han conocido" ( Romanos 3:15). �Qu� descripci�n triste pero verdadera de la vida humana en su condici�n no regenerada y no cristianizada! No es m�s que la imagen ordinaria de lo que eran las naciones paganas antes de que el evangelio entrara en ellas. Y donde las grandes comunidades eliminan las restricciones de la religi�n, �no es lo que se puede presenciar a�n, incluso en las naciones profesas cristianas? Donde no hay temor a la Ley de Dios, habr� poco temor a la ley del hombre. Que el coraz�n y la conciencia sean imp�os; deje que la raz�n y la comprensi�n no respondan a los reclamos del Ser Divino y de su Ley moral; deja que la voluntad deje de ser influenciada por motivos celestiales y ascendentes; que los hombres en su discurso com�n se acostumbren a hablar a la ligera de las cosas sagradas y del car�cter y reputaci�n de sus vecinos; y el paso no es m�s que el desprecio de la vida humana y el desprecio de la virtud humana. La naci�n que deja de ser influenciada por el temor de Dios ha entrado en el camino amplio hacia su propia corrupci�n y decadencia. � C.H.I.

Romanos 3:21

"Ninguna diferencia."

La Biblia nos presenta tres im�genes de la condici�n y el car�cter del hombre. Son muy diferentes y, sin embargo, todas son im�genes verdaderas. Existe la imagen del hombre antes de la Ca�da, mientras caminaba con Dios en inocencia primitiva de coraz�n y pureza de vida sin pecado. Existe la imagen del hombre despu�s de la Ca�da, con la imagen Divina manchada y manchada por el pecado. Y luego est� la imagen del hombre renovado nuevamente: el hombre un objeto de la Divina misericordia, el hombre un sujeto de la Divina gracia, el hombre preparado para compartir una vez m�s la Gloria Divina. Dos de estos puntos de vista sobre la naturaleza humana conciernen al hombre tal como es ahora. El uno se humilla, el otro lo exalta. Por un lado, el hombre se presenta ante nosotros tal como es por naturaleza: ca�do, pecador, perdido. Por otro lado, se le presenta como Dios quiere que sea, y como Dios ha hecho todo lo posible para hacerlo: un pecador perdonado, un personaje santo, un heredero de la vida eterna. Estas dos opiniones se unen en estos vers�culos. El ap�stol habla de la justicia de Dios que es por la fe de Jesucristo a todos y sobre todos los que creen ( Romanos 3:21, Romanos 3:22). Y luego agrega, como una raz�n para esta declaraci�n amplia, que lo abarca todo, "Porque no hay diferencia: porque todos pecaron y est�n destituidos de la gloria de Dios" ( Romanos 3:22, Romanos 3:23). No hay diferencia en cuanto al hecho del pecado universal. Y no hay diferencia en cuanto al hecho de la misericordia universal: "Ser justificado libremente por su gracia a trav�s de la redenci�n que est� en Cristo Jes�s" ( Romanos 3:24). No hay diferencia en cuanto a la necesidad de salvaci�n. No hay diferencia en el camino de la salvaci�n. Cristo es el Salvador de todos los hombres que vienen a �l con fe.

I. NO HAY DIFERENCIA EN EL HECHO DE LA CULPA UNIVERSAL. "Todos pecaron, y est�n destituidos de la gloria de Dios". Esta no es una mera declaraci�n c�nica. La Biblia no es un libro c�nico. No mira con desprecio la naturaleza humana. Pero trata los hechos tal como son. Y sin embargo, si habla de la naturaleza humana como pecaminosa, es en t�rminos de piedad, compasi�n y deseo de salvar. A menudo te encontrar�s con opiniones c�nicas de la naturaleza humana. Conocer�s a algunos que te dir�n que todos los hombres son igualmente malos, o que un hombre es tan bueno como el otro. Conocer�s a algunos que se burlar�n de la idea de la virtud, el desinter�s o la honestidad que se encuentra en cualquiera. Te dir�n que no existe tal cosa. Le dir�n que el ego�smo es el principio rector de la naturaleza humana y que, si los hombres o las mujeres son honestos, virtuosos o caritativos, es porque les interesa serlo. Ahora, generalmente se encontrar� que aquellos que hablan as� de la naturaleza humana no tienen un car�cter moral muy elevado. Juzgan a otros desde su propio punto de vista. Miran todo desde un punto de vista ego�sta, y piensan que todos los dem�s hacen lo mismo. Pero esta no es la forma en que la Biblia habla de la naturaleza humana. Lo pinta muy negro, es cierto, porque lo pinta con sus colores verdaderos. Pero habla de la naturaleza humana tal como es, no para depreciarla, sino para elevarla. Adem�s, permite el bien que hay en la naturaleza humana. Se encuentra con la naturaleza humana a mitad de camino. Reconoce que a veces incluso en la naturaleza m�s ca�da hay un deseo de cosas mejores. Representa al pobre pr�digo como viniendo a s� mismo y diciendo: "Me levantar� e ir� a mi Padre". Jes�s dice: "El que viene a m�, de ninguna manera ser� expulsado". La Biblia no es un libro c�nico. Y sin embargo, dice que "todos han pecado". Esto no significa que todos sean igualmente malos, que todos hayan cometido pecados del tinte m�s profundo. Pero significa exactamente lo que se dice, que todos han pecado, que hay pecado en alg�n grado en todos, pecado suficiente para condenar, para destruir. �Qu� humillante es esto para el orgullo humano! Y as� fue como lo dijo el ap�stol. Todo su deseo en estos cap�tulos iniciales de Romanos es mostrar la necesidad de un Salvador, de una justicia perfecta. Primero que nada demostr� que los paganos necesitaban justicia. Luego, volvi�ndose hacia los jud�os, a quienes conoc�a tan bien, vio de inmediato su esp�ritu de justicia propia. Hicieron su bestia en la Ley, y aun as� fueron transgresores de la Ley. Y as� prueba que tanto los jud�os como los gentiles est�n todos bajo pecado (vers�culo 9). "Porque no hay diferencia: porque todos pecaron". Es sorprendente ver c�mo un cristiano profesante puede menospreciar a otro, solo porque el otro es de una clase m�s humilde en la sociedad o usa un vestido m�s pobre, cuando, si fueran cristianos verdaderos, recordar�an que todos son pecadores salvados por gracia. Si; La Biblia es un libro muy democr�tico. Ense�a que Dios ha hecho de una sangre todas las naciones de hombres para habitar sobre la faz de la tierra. Ense�a que los ricos y los pobres se encuentran, y que Dios es el Hacedor de todos ellos. Pero no, como muchos l�deres democr�ticos, le da al pueblo una idea falsa de s� mismo. No dice, como escuch� una vez un orador popular decir en Glasgow, que "la democracia es siempre sabia, verdadera y justa". Coloca a todos los hombres en una plataforma com�n, como pecadores a la vista de Dios. Dice: "No hay diferencia: porque todos pecaron, y est�n destituidos de la gloria de Dios".

II NO HAY DIFERENCIA EN LA OFERTA DE LA MISERICORDIA UNIVERSAL. "Siendo justificado libremente por su gracia a trav�s de la redenci�n que est� en Cristo Jes�s". Es cuando vemos la cruz de Jes�s que podemos ver c�mo Dios mira la naturaleza humana. Ciertamente no fue la depreciaci�n de la naturaleza humana lo que hizo que el Hijo de Dios viniera y muriera en la cruz. No fue el deseo de despreciar la naturaleza humana lo que hizo que Dios diera "a su Hijo unig�nito, para que todo aquel que cree en �l no perezca, sino que tenga vida eterna". Ah no! Cuando hablamos de la depravaci�n de la naturaleza humana, de la ca�da del hombre, de la culpa universal y del pecado, algunas personas nos acusar�an de tener una visi�n baja de la naturaleza humana. Son puntos de vista b�blicos, en cualquier caso; y la cruz de Jes�s nos muestra que, si Dios considera la naturaleza humana como ca�da, no la mira con desprecio. �No! Lo mira con infinita compasi�n. Lo mira con amor redentor. Lo mira indefenso, pecaminoso, ca�do; �y mientras mira, extiende la mano de la misericordia para salvar, para salvar para siempre! En el porche de una vieja casa en Inglaterra est� esta inscripci�n tallada en piedra, "Dextram cadenti porrigo" ("Extiendo mi mano derecha hacia el que est� cayendo"). Eso es justo lo que Dios hace. Extiende la mano fuerte de la misericordia, y no solo al que est� cayendo, sino al que ha ca�do. No excluye al despilfarrador, o no habr�a habido lugar en el reino de los cielos para San Agust�n o John Newton. No ofrece la salvaci�n solo a sus amigos, �o d�nde habr�a estado el ap�stol Pablo? No hay diferencia. "El que quiera, que tome el agua de la vida libremente". �C�mo, entonces, es esto que el pecador culpable es un objeto de la Divina misericordia? Es culpable y, sin embargo, Dios no solo lo perdona, sino que lo justifica y lo declara justo. "Siendo justificado libremente por su gracia a trav�s de la redenci�n que est� en Cristo Jes�s" (vers�culo 24). Es a causa de lo que Jes�s hizo y sufri� que el pecador es aceptado a la vista de Dios. Esto debe recordarse, que Jes�s no solo llev� nuestro castigo (lo que un ser humano podr�a hacer por otro), sino que tambi�n llev� nuestra culpa. "El Se�or ha puesto sobre �l la iniquidad de todos nosotros". Es as� que el pecador es visto como justificado ante los ojos de Dios. As� se muestra la justicia de Dios: "para que sea justo, y el justificador del que cree en Jes�s" (vers�culo 26). Y por lo tanto no hay diferencia. No es m�rito en el hombre, ni penitencias, ni buenas obras propias, lo que obtiene su justificaci�n, su salvaci�n. Es la gracia libre. Es la justicia que est� en Jesucristo. �Qu� caridad de gran coraz�n, qu� hermandad universal de cristianos, esta gran visi�n de la misericordia universal de Dios debe ense�arnos! "El mismo Se�or sobre todos es rico para todos los que lo invocan". �C�mo esta visi�n de la misericordia universal, el amor universal de Dios, deber�a romper todas las visiones estrechas del credo, fiesta y clase! El d�a est� por llegar, pero seguramente, bajo la influencia de este evangelio cristiano, finalmente llegar�.

"Cuando un hombre a otro, el mundo, los hermanos ser�n para eso".

Sin embargo, debe observarse que existe una gran diferencia en el tratamiento del hombre de esta oferta universal de misericordia. Algunos aceptan el mensaje. La bondad de Dios los lleva al arrepentimiento. El amor de Cristo derrite sus corazones. Algunos rechazan este mensaje. Se lo quitan. Ellos lo descuidan. Est�n demasiado ocupados con otras cosas, con placer, hacer dinero y cosas por el estilo. Ahora, esta diferencia en la forma en que los hombres reciben la oferta de salvaci�n har� una gran diferencia en su condici�n a lo largo de la eternidad. �C�mo podr�a ser de otra manera? Si Cristo muri� para salvar a aquellos que lo toman como su Salvador, debe ser una triste pero severa realidad que aquellos que no creen en �l deben perecer. No hay diferencia en la culpa universal. No hay diferencia en la oferta universal de Dios de su misericordia. Pero hay una diferencia en el tratamiento del hombre de esta oferta. Y habr� una terrible diferencia a lo largo de la eternidad. � C.H.I.

Romanos 3:27. (con Santiago 2:24)

Fe y obras.

Una de las fuentes m�s fruct�feras de discusi�n y conflicto entre los cristianos ha sido la selecci�n de pasajes particulares de las Escrituras y la construcci�n de doctrinas sobre ellos, sin considerar en absoluto lo que otros pasajes de las Escrituras pueden decir sobre el mismo tema. La verdad tiene muchos lados. Dos puntos de vista, que parecen contradictorios, pueden ser correctos. Puede haber un elemento de verdad en ambos; y ambos pueden ser lados diferentes de la misma verdad. Las declaraciones de Paul y James sobre el tema de la justificaci�n son una instancia de esto. A primera vista, parecen contradictorios, pero en realidad son dos lados de la misma gran verdad. Esta gran verdad es la justificaci�n de Jesucristo. Un lado de esta verdad se encuentra en las palabras de San Pablo: "Un hombre es justificado por la fe sin los hechos de la Ley" (vers�culo 28); es decir, la fe en Jesucristo es suficiente para justificar a un hombre ante los ojos de Dios. Eso es muy cierto, dice James, pero asegur�monos de tener una fe real. No hay fe real, excepto que las obras la acompa�an. As�, James saca a relucir su versi�n de la verdad: "Ved, entonces, c�mo se justifica eso por un hombre, y no solo por fe". Es la exageraci�n de esta �ltima verdad que divide principalmente a la Iglesia Cat�lica Romana de la Iglesia Protestante en su conjunto. Esta exageraci�n fue el origen inmediato de la Reforma. En lugar de ense�ar a los hombres a poner su fe en Cristo, la Iglesia de Roma les ense�� a depositar su confianza en sus propias buenas obras. Por la ejecuci�n de ciertas penitencias y mortificaciones, el m�rito les fue impuesto en el cielo. Mediante el pago de ciertas sumas de dinero se obtuvo la absoluci�n por los pecados pasados. Claramente esto estaba muy lejos de ser la ense�anza de las Escrituras. Entonces Mart�n Lutero se levant� y, en palabras que pronto sonaron en toda Europa, proclam� la doctrina de la justificaci�n por la fe. Ya era hora de que se verificara el progreso del error; que a los hombres se les debe ense�ar a descansar sus esperanzas de salvaci�n ya no en un sacerdote, en obras de m�rito o en sumas de dinero, sino en el Se�or Jesucristo. Por otro lado, se ha insistido tanto en la doctrina de la justificaci�n por la fe que a veces se ha descuidado las buenas obras. Este error no ha sido cometido por ninguna Iglesia protestante en su conjunto, en cualquier caso, en su ense�anza formal, ya que todas las Iglesias reformadas han insistido en la necesidad de buenas obras y una vida santa como evidencia y fruto de la verdadera fe. Pero a veces ha habido una atenci�n indebida a las creencias combinadas con un descuido indebido de la pr�ctica. Es un hecho bien conocido que muy a menudo las personas que son m�s dogm�ticas en su afirmaci�n de ciertas doctrinas, y m�s feroces en su denuncia de quienes difieren de ellas, se encuentran entre las personas m�s irreligiosas y m�s imp�as de su parroquia. Con ellos la creencia lo es todo; La pr�ctica no es nada. Pero esto no es cristianismo. Creer ciertas doctrinas no es verdadera fe. Si la vida no cambia, poco importa lo que creamos. Cuando un hombre dice que cree en Cristo, lo que significa que cree ciertas doctrinas acerca de �l, y conf�a en que, por lo tanto, est� justificado y seguro para siempre, mientras que al mismo tiempo vive en la pr�ctica del pecado, la justificaci�n de ese hombre es muy dudoso. Es importante mantener ante nosotros el doble significado e influencia de la doctrina de la justificaci�n.

I. LA ENSE�ANZA DE ST. PABLO. "Un hombre es justificado por la fe sin los hechos de la Ley". Debemos recordar que Pablo, en esta Ep�stola, estaba escribiendo a una Iglesia compuesta en gran parte por cristianos de origen jud�o. En la Iglesia Cristiana en Roma hubo, en consecuencia, una tendencia considerable a magnificar la importancia de las buenas obras, una tendencia que fue fomentada por los maestros judaizantes. Es f�cil ver, de muchas expresiones en la Ep�stola, que Pablo tiene a los cristianos jud�os en gran parte en su mente. �l habla, por ejemplo, de "Abraham nuestro padre"; se ocupa de posiciones que eran peculiarmente jud�as, como, por ejemplo, la necesidad de la circuncisi�n y la exclusi�n de los gentiles de la Iglesia de Dios. "�Es �l solo el Dios de los jud�os? �No es �l tambi�n de los gentiles?" (vers�culo 29). Era natural, por lo tanto, que el ap�stol pusiera especial �nfasis en la necesidad de tener fe en Cristo. Quiere mostrar que se necesita algo m�s que buenas obras para la justificaci�n. Abraham, es cierto, era un buen hombre; pero las obras que hizo no lo habr�an salvado si no fuera por la fe que exhibi�. "Abraham le crey� a Dios, y le fue contado por justicia". No podemos ser justificados por nuestras propias obras, dice Pablo, porque nuestras mejores obras est�n muy por debajo del est�ndar de justicia que establece la Ley. Nuestras propias acciones son impotentes para justificarnos. Necesitamos la justicia de Cristo. Si nos aferramos a esa justicia con fe y confiamos en ella, estamos justificados. Somos justificados por la fe, es la clara ense�anza del ap�stol. �con buenas obras? Ciertamente no. Muy a la fuerza �l mismo repudia esa idea: "�Anulamos la Ley por la fe?", pregunta (vers�culo 31). "Dios no lo quiera: s�, establecemos la Ley". digamos, la necesidad de buenas obras, para la vida santa, sigue siendo tan grande como siempre. As�, tambi�n, en el sexto cap�tulo protesta contra la idea de que cualquiera que profese fe en Cristo debe continuar en pecado. Si somos liberados de la culpa del pecado, porque hemos cre�do en Cristo, entonces nos hemos convertido en siervos de justicia ( Romanos 6:18). En el octavo cap�tulo, resalta a�n m�s el deber de la vida santa. No debemos descansar contentos con la seguridad de que no hay condena para nosotros. Debe haber vida activa. El esp�ritu es vida debido a la justicia, y por medio del Esp�ritu debemos mortificar las obras del cuerpo. Por lo tanto, vemos que, por la fe que conduce a la justificaci�n, el ap�stol claramente significa solo la fe que resulta directamente en buenas obras. La verdadera justificaci�n implica santificaci�n.

II LA ENSE�ANZA DE ST. JAMES. "Viste entonces c�mo por obras un hombre est� justificado, y no solo por fe". Por lo que hemos visto de las ense�anzas de Pablo, est� claro que esta declaraci�n, que a primera vista parec�a contradecirla, est� realmente en armon�a con ella. La ense�anza de James es, de hecho, el complemento de la ense�anza de Paul. Lo que San Pablo presenta en los cap�tulos sexto y octavo de Romanos, a saber, la necesidad de buenas obras como evidencia y fruto de la fe, ese es el significado de toda la Ep�stola de Santiago. James, al notar la inconsistencia que prevaleci� en su tiempo, y que todav�a prevalece en la Iglesia Cristiana, entre la profesi�n de muchos cristianos y su conducta diaria, especialmente con respecto a otros, en un lenguaje muy claro y contundente llama la atenci�n sobre la conexi�n necesaria de Fe con pr�ctica. Una fe que no influye en la pr�ctica es in�til. Est� muerto. Tal fe no puede salvar a un hombre. Se puede decir que Abraham fue justificado por la fe. Eso es verdad. �Pero era su fe una mera creencia en una doctrina particular, como la mera creencia en la existencia de un Dios? No. Incluso los demonios creen eso; pero no les da confianza, sino miedo. Algo m�s que eso es necesario, si queremos estar seguros de que tenemos una fe verdadera y, por lo tanto, estamos justificados. Debemos actuar Y as�, la fe de Abraham fue una fe que inclu�a acci�n. Ofreci� a Isaac su hijo sobre el altar. As�, por las obras se perfeccion� la fe. En este sentido, es evidente que un hombre est� justificado por las obras, y no solo por la fe ( Santiago 2:14).

Para resumir: Pablo muestra la inutilidad de las obras sin fe; Santiago muestra la inutilidad de la fe sin obras. Ambos est�n de acuerdo en que solo Cristo puede liberarnos de la condenaci�n que merecen nuestros pecados. Ambos est�n de acuerdo en que el que es verdaderamente consciente de esta salvaci�n luchar� contra el pecado; que el que cree que Cristo puede salvarlo de la culpa del pecado, debe creer tambi�n que Cristo puede salvarlo de su poder en su coraz�n. Ambos son igualmente fuertes al insistir en la inutilidad de la profesi�n sin pr�ctica. Los dos lados de esta gran verdad deben enfatizarse fuertemente en nuestros d�as. Por un lado, la necesidad de una fe viva y personal solo en Jesucristo, debe enfatizarse en oposici�n a la sustituci�n del evangelio por formas y ceremonias. Y, por otro lado, se debe enfatizar la necesidad de una vida de piedad pr�ctica donde hay tanta profesi�n est�ril: creencia ortodoxa, pero vida infructuosa y a veces descuidada.C.H.I.

HOMILIAS DE T.F. BLOQUEADOR

Romanos 3:1

Ventajas religiosas, su uso y abuso.

Si el gentil y el jud�o se ven sometidos a juicio seg�n sus obras, �de qu� provecho fue la elecci�n del jud�o y su dotaci�n de privilegios espirituales? Esto lleva a la cuesti�n de las ventajas religiosas, su uso y abuso.

YO SUELO. El mismo nombre, "ventaja religiosa", que brota tan f�cilmente en los labios, atestigua el beneficio de ser un pueblo llamado de Dios. Este beneficio es m�ltiple, y en primer plano se destaca el hecho de que tienen la expresi�n viva de Dios entre ellos.

1. Para ellos mismos. �Qui�n estimar� la fuerza y ??la santidad de la vida individual, dom�stica y nacional a partir del contacto de ese testamento vital?

(1) Ventaja indirecta: vitalizar la moral, el derecho y la m�ltiple civilizaci�n de un pueblo. Entonces las ventajas indirectas del cristianismo.

(2) Ventajas directas: la infinita felicidad de la uni�n con Dios.

2. Para otros. "Confiado". Para captar nuestro propio bien, no la principal felicidad de la vida. Y el jud�o era el mensajero elegido de Dios para las naciones. Oh, el honor! �Una naci�n de predicadores que repite las palabras de esa voz viva! �Pero qu� tristemente hab�an malinterpretado su llamado!

II ABUSO. En lugar de anunciar la voluntad de Dios entre las naciones, aprendieron a odiar a todos los que no eran de s� mismos; y, en lugar de abrazar la voluntad de Dios para s� mismos, confiaron en el mero conocimiento y vivieron en pecado. Entonces, �se anularon las palabras de Dios? �No hab�a evangelio para ellos? y, debido a su infidelidad, �deb�an los gentiles ser salvos?

1. La verdad de Dios a pesar de la falsedad del hombre. Se resistieron a su voluntad, pero la voluntad se mantuvo firme y fuerte; descuidaron sus promesas, pero las promesas permanecieron fieles; rechazaron a su Cristo, pero sin embargo, �l era el Cristo de los jud�os y de todo el mundo. Frente a su conducta imp�a, la santidad de Dios brillaba impecable y suprema.

2. La verdad de Dios a trav�s de la falsedad del hombre. Si el hombre no cede ante Dios, Dios har� que incluso la desobediencia del hombre sea ministrante para sus propios prop�sitos. Entonces rechazaron al Cristo; y su muerte fue la vida del mundo. No vivir�an de �l; y "por su fracaso la salvaci�n vino a los gentiles". Quiz�s antes de lo que hubiera sido de otra manera; quiz�s m�s efectivamente. As� estaban ellos, todos sin saberlo, dibujando el carro de su reino; as� que, incluso ahora, la "ira del hombre" est� hecha para "alabarlo".

3. La verdad de Dios en condena de la falsedad del hombre. �No podr�an decir: "Si la santidad de Dios brilla m�s intensamente en contraste con mi impiedad, si los prop�sitos de Dios se desarrollan de manera m�s efectiva en raz�n de mi perversidad y pecado, �no ser� aprobado en lugar de condenado? No, �no lo har�? incluso hacer que mi mentira abunde para que su verdad abunde? Tales son las jesuitas de todas las �pocas; tal es la absoluta mentira del coraz�n del hombre. Pero el hombre es testigo en contra de s� mismo, y por lo tanto el ap�stol casi desde�a la respuesta. "�Hombre! si la anulaci�n del mal por el bien fuera motivo de absoluci�n, entonces todos ser�an absueltos; si el mal se justificara de este modo, �podr�a ser forjado deliberadamente! Que la conciencia de cada uno se exprese en contra de tal inmoralidad; dejemos que el hecho reconocido de un juicio final ense�e la inutilidad de tal s�plica. �La condenaci�n de los condenados es justa! "Entonces, �l desgarra sus vanas s�plicas, y el caso de su comparecencia est� completo. Solo queda que, para jud�os y gentiles, se presente el testimonio expreso de la Palabra de Dios, como complemento de la consideraciones morales de Romanos 1:1. y 2., y todo el mundo se mostrar� culpable ante Dios.

Nuestros privilegios cristianos, �los usamos o abusamos de nosotros? Oh, tomemos en serio esas palabras, "No todo el que me dice", etc. ( Mateo 7:21) .� T.F.L.

Romanos 3:9

Cada boca se impacienta.

La acusaci�n se ha hecho contra gentiles y jud�os; ahora es forzado a casa, y especialmente contra los jud�os que se disculpan por s� mismos, por el veredicto impecable de la propia Palabra de Dios. Tenemos aqu�: pecado universal y culpa universal.

I. EL PECADO UNIVERSAL. Algunas de las citas se refer�an en primera instancia m�s particularmente a los gentiles, algunas a los jud�os. Pero el hecho de que alguno de ellos se refiera a los jud�os es en s� mismo suficiente para el prop�sito del ap�stol, a saber. para cortar de debajo de sus pies la vana esperanza que abrigaban debido a sus privilegios. Y adem�s, como el ap�stol insta en Romanos 3:19, todas las citas tienen una relaci�n muy apropiada con los jud�os, en la medida en que las palabras de la Ley son para aquellos que est�n bajo la Ley, dise�ados para mostrarles su peligro incluso cuando se habla expresamente del pecado de otros. Hab�a en ellos lo que podr�a desarrollarse tanto, y al estar tan desarrollado, estaba bajo la misma condena.

1. Un estado de pecado. ( Romanos 3:10; Salmo 14:1.)

(1) La injusticia. "Ninguno justo"; "ninguno que haga bien". Hab�a

(a) no discernir la voluntad de Dios ( Romanos 3:11);

(b) no aspiraci�n de Dios ( Romanos 3:11);

(c) una desviaci�n total del camino correcto: una corrupci�n total ( Romanos 3:12). Dos positivos, estos �ltimos, correspondientes a los dos negativos.

(2) Su universalidad. "No existe", repiti� cuatro veces; "no, no uno", repiti� dos veces. Aqu� se insin�a con fuerza que el germen del mismo mal, que se obr� tan flagrantemente en casos especiales, est� en el coraz�n de cada hombre; ??? ????: esa es la carga que llega al coraz�n de cada hombre, y la verdad de la que atestigua la conciencia de cada hombre.

2. Una pr�ctica del pecado. ( Romanos 3:13; Salmo 5:9; Salmo 140:3; Salmo 10:7; Isa�as 59:7, Isa�as 59:8.)

(1) Discurso. ( Romanos 3:13, Romanos 3:14.)

(a) Palabras enga�osas de suave enga�o, pero un rabioso interior para la presa;

(b) veneno: palabras r�pidas y cortantes, disparadas como el veneno de las serpientes;

(c) ira: furia flagrante y juramentos.

(2) Escrituras. ( Romanos 3:15.)

(a) La violencia y el derramamiento de sangre son su objetivo;

(b) la desolaci�n y la calamidad marcan su camino;

(c) el camino de la paz que nunca pisan.

3. Una fuente de pecado. ( Romanos 3:18; Salmo 36:1.) La �nica salvaguardia efectiva y permanente de la moral es la religi�n. �No se est�n aflojando los lazos en nuestros d�as, incluso por los mismos ap�stoles de la �tica?

II CULPA UNIVERSAL.

1. Un hecho hist�rico: para todos los que tienen ojos para ver. Pero atestiguada, como se muestra arriba, por el veredicto de la Ley misma.

2. Un hecho de conciencia, forjado en el individuo por la Ley. La ley no puede justificar; un espejo en el que nos vemos, y en ese espejo el hombre ca�do se ve a s� mismo ca�do y corrupto. Esta es la intenci�n por la cual se dio la Ley, para llevarnos al autoconocimiento, para que luego podamos anhelar la salvaci�n de Dios a trav�s de Cristo. Porque la ley y la promesa est�n siempre entrelazadas: en el juda�smo, en el gentilismo, en el cristianismo. El gran resultado entonces: "toda boca se detuvo": culpa consciente; "Todo el mundo sometido al juicio de Dios": culpa objetiva e hist�rica. Ante el tribunal de Dios, en el coraz�n y en la historia, el hombre est� condenado.

Demos gracias a Dios por sus tratos severos, porque est�n enamorados. Como en 'May Queen' de Tennyson, "�l me ense�� toda la misericordia, porque me mostr� todo el pecado". Cuando el trono se ha convertido para nosotros palpablemente en el trono del juicio, entonces, y no hasta entonces, se transforma en el trono de la gracia. � T.F.L.

Romanos 3:21

Redenci�n obrando justicia.

Todo un sistema de teolog�a se compacta en estas pocas palabras. La piedra angular del arco. Tenemos aqu� la redenci�n; justicia.

I. REDENCI�N. La redenci�n se centra en Cristo; toca a ambos lados a Dios y al hombre. Originado en los prop�sitos de Dios, y actualizado en la obra de Cristo, es apropiado en la conciencia del hombre. Estos vers�culos tratan de un aspecto de la obra de Cristo y de la salvaci�n del hombre: la justificaci�n mediante el sacrificio expiatorio de Cristo. Por eso tenemos: la gracia de Dios, el sacrificio de Cristo, la fe del hombre.

1. La gracia de Dios. ( Romanos 3:24.) Esta es la fuente, de donde provienen todos los problemas de salvaci�n. Importancia de presentar esta verdad; no que Dios nos ama porque Cristo muri�, sino que Cristo muri� porque Dios nos am�. Entonces Juan 3:16. Y sin embargo, el error tiene alg�n elemento de verdad. Fue el amor compasivo de Dios lo que provoc� el otorgamiento del regalo y el "establecimiento" de la Propiciaci�n ( Juan 3:25); pero solo cuando el intestino ha sido recibido, y la propiciaci�n hecha nuestra por la fe, Dios, puede Dios, amar con un amor �ntimo y complaciente. Primero el Padre compasivo, luego el Padre que perdona, y luego el Padre reconciliado y regocijado.

2. El sacrificio de Cristo. ( Juan 3:25.) Estamos en presencia de un misterio que no podemos analizar demasiado de cerca. En Cristo, Dios y el hombre son uno, y por lo tanto el sacrificio de Cristo representa un sacrificio de Dios y un sacrificio del hombre. En �l, el hombre expia su propio pecado; en �l, el Amor Infinito se inclina, sufre y muere. Fue una verdadera expiaci�n de la raza; fue una verdadera expiaci�n para la carrera; y lo que Dios se ha unido, no lo podemos separar.

3. La fe del hombre. ( Juan 3:22, Juan 3:25, Juan 3:26.) Para reducirlo a su forma m�s simple y definitiva, no es m�s que la aceptaci�n de lo que Dios da, de lo que solo nos puede llegar desde afuera, aparte de cualquier esfuerzo propio ( Juan 3:21), "libremente" ( Juan 3:24). Y tal fe est� virtualmente incluida en la verdadera penitencia: la penitencia de los "pobres en esp�ritu"; y, no dudamos, tal verdadera penitencia est�, por lo tanto, virtualmente en posesi�n del perd�n que ronda cada coraz�n arrepentido. Pero, para una conciencia de perd�n, se requiere una fe consciente, es decir, una aceptaci�n inteligente y alegre del don de Dios en Cristo. Y cuanto m�s v�vida y realista sea la conciencia de la fe �o, digamos, m�s fuerte y en�rgica es la fijaci�n de la vida�, m�s fuerte y m�s alegre ser� la experiencia de la salvaci�n y el amor resultante por Dios a trav�s de Cristo.

II JUSTICIA. La redenci�n y la justicia no est�n en desacuerdo, sino que la redenci�n es el gran instrumento por el cual la justicia de Dios obra la justicia del hombre.

1. La justicia del hombre. La justicia del hombre es forjada por la redenci�n de Cristo, y por lo tanto es todo Divino ( Juan 3:21, Juan 3:22). Y sin embargo, es verdaderamente del hombre. La justicia de la que se habla expresamente aqu� es una justicia relativa, no real; es decir, una condici�n de absoluci�n en presencia de la Ley y el juicio. De ah� el t�rmino espec�fico, "justificaci�n". Tal justicia relativa puede ser el complemento de la justicia real; la Ley debe absolver a quienes la hayan cumplido perfectamente. �Pero puede ser as� con el hombre? "Todos han pecado". E incluso un pecado destruye toda posibilidad de absoluci�n de esta manera. Por lo tanto, solo por alguna satisfacci�n externa, alguna sustituci�n de la Ley, el hombre puede ser justificado. Tal satisfacci�n proporciona la redenci�n de Cristo. Nos representa a todos en la gran expiaci�n ante Dios, y cuando reconocemos penitivamente su representaci�n y la aceptamos, la satisfacci�n que �l nos brinda es nuestra. La Ley de los Judios fue la disciplina por la cual Dios los estaba guiando a sentir su necesidad de una justicia "aparte de la Ley"; Los profetas lo prometieron. Pero como todos lo necesitan, tanto los gentiles como los jud�os, es para todos; "No hay distinci�n".

2. La justicia de Dios. La justicia del hombre y la de Dios est�n involucradas. El mero perd�n no dejar�a de lado las pretensiones de la ley; la justificaci�n respeta esas afirmaciones. La justicia de Dios es su santidad ejecutiva: la defensa activa de la ley. Solo se puede manifestar en el caso del pecado mediante el castigo. Este castigo debe ser de los delincuentes individuales, o de alg�n sustituto adecuado. En Cristo, la gran Cabeza de la raza est� enamorada, enamorada de que la raza pueda estar justificada. Pero solo una justicia relativa, como nuevamente productiva de la justicia real, puede ser forjada por la justicia de Dios; y por lo tanto la justificaci�n es para penitentes, creyendo en Cristo. Y la fe misma de los penitentes en un Cristo que muri� por el pecado, es el germen de una nueva justicia de vida. Entonces, Dios se justifica a s� mismo al justificar a los imp�os; y tambi�n justifica su tolerancia en el pasado, ya sea con respecto al mundo o al delincuente individual.

As� en Cristo se resuelve el gran problema. Dios es "justo, y el justificador del que tiene fe en Jes�s". �Es m�s que un problema del intelecto para nosotros? �Se ha forjado en nuestro coraz�n y en nuestra vida?

Romanos 3:27

"�D�nde est� la gloria?"

Los jud�os eran un pueblo glorioso; se glorificaron en Dios (ver Romanos 2:17), y se glorificaron en la Ley ( Romanos 2:23). �Pero ahora? Toda la gloria fue excluida.

I. LA GLORIA FALSA. La perversi�n casi universal del hombre hacia la religi�n. La religi�n deber�a humillarlo, pero �l hace que sea una ocasi�n de jactancia. Tan eminentemente con los jud�os.

1. En la ley. La Ley fue dise�ada para ense�ar el pecado y avivar sus anhelos de santidad. Se hab�a convertido en un aparato de justicia propia.

2. En Dios Dios se dio a conocer a ellos, para que a trav�s de ellos pudiera darse a conocer a otros. Y Dios fue uno. Ellos, sin embargo, descansaban en �l como solos; y la misma doctrina de la unidad de Dios se convirti� en la insignia de la separaci�n y en un instrumento de intolerancia.

II GLORING EXCLUIDOS. Dios le ense�ar� al hombre humildad; como hacia s� mismo, como hacia los semejantes del hombre. Y el evangelio es una potente herramienta para este fin. Entonces, "Bienaventurados los pobres en esp�ritu".

1. La ley de la fe: a la que "la Ley" debe conducir l�gicamente. Recibimos, como suplicantes, en la rodilla doblada. "No es de obras, para que ning�n hombre sea bestia" ( Efesios 2:9).

2. El Dios de todos. La misma verdad que sosten�an desment�a sus pretensiones; El Dios de todos debe ser un Dios para todos. Entonces, el evangelio era el regalo de gracia de Dios para los hombres, para ser aceptado por la fe del hombre. Nadie pudo hacer m�s; ninguno podr�a hacer menos.

Nuestro conocimiento y creencia cristiana, nuestro nombre de Cristo, �una ocasi�n de gloria? S�, en un sentido verdadero ( G�latas 6:14), pero no con jactancia. Porque uno debe ense�arnos una profunda humildad, con fe; la otra, una caridad grande e inagotable. "�l es el Se�or de todos". - T.F.L.

Romanos 3:31

La armon�a de la ley y la fe. Las dispensaciones de Dios no pueden estar en desacuerdo; Puede que no tengan el mismo significado inmediato, pero deben armonizar. Este verso es un desaf�o triunfante al final de un argumento concluyente. La armon�a de la ley y la fe.

I. LEY. El gran objetivo de la dispensaci�n de la Ley era ense�arle al hombre su pecado e impotencia.

1. "A trav�s de la Ley viene el conocimiento del pecado" ( Romanos 3:20). La Ley dentro del hombre se desvanece en proporci�n a medida que su falta de respeto aumenta, y solo por una Ley objetiva se le puede ense�ar su culpa. Al igual que Dios, mediante una presentaci�n de justicia en las demandas de la Ley, trajo a la conciencia del hombre su condena.

2. Esta santidad objetiva, por sus reclamos sobre los esfuerzos del hombre, no solo forj� la condena en la conciencia, sino que fue dise�ada para producir una conciencia m�s intensa de incapacidad. Esto no es tan directamente intencionado por las palabras del ap�stol ahora, pero cae leg�timamente dentro de su alcance. Vemos, deseamos; No podemos alcanzar.

II FE. Cuando la dispensaci�n de la ley ha hecho su trabajo disciplinario, la dispensaci�n de la fe tomar� su lugar.

1. Una condena universal se prepara para la recepci�n del don de la gracia. El mundo se arrodilla ante Dios, herido de culpa; y ahora puede hablar palabras de perd�n, para ser recibido por fe. Dios el Dador, el hombre el receptor en sus manos; Esta es la relaci�n ahora. �Fe que anula la ley? No, complet�ndolo y justificando su trabajo.

2. Y as�, la nueva vida de fe �la fe en el amor perdonador de Dios, una fe que trae esperanza e inspiraci�n� solo complementa, de ninguna manera contradice, el estado de impotencia realizado a trav�s de la Ley. Somos uno con Dios; el abismo est� puenteado; y con su ayuda amorosa podemos hacer su voluntad.

Para nosotros los cristianos? La vida perfecta de Cristo sirve para la ley. �Qu� grande nuestra culpa! �Cu�n absoluta es nuestra impotencia! Pero �l se inclina para morir por nosotros, y recibimos perd�n por fe; y, estando en comuni�n confiable y amorosa con �l, ahora podemos vivir por �l. La "Ley" de su vida se establece, no se anula, por fe. � T.F.L.

HOMILIAS POR S.R. ALDRIDGE

Romanos 3:1, Romanos 3:2

Una confianza sagrada.

Las preguntas rompen el flujo uniforme de un curso de argumentaci�n y, al diversificar la corriente, avivan el lento inter�s de los espectadores. El m�todo catequ�tico es caracter�stico del ap�stol Pablo en sus estados de �nimo m�s vehementes.

I. EXPLICAR EL SIGNIFICADO DE LA CONSULTA EN EL TEXTO. Puede parecer extra�o que cualquiera cuestione los privilegios inigualables que disfrutan los jud�os, pero el ap�stol ha estado poniendo el hacha a la ra�z de algunos �rboles est�riles de pretensiones jud�as. Expuso despiadadamente las s�plicas de aquellos que intentaron proteger su incumplimiento de los estatutos de Dios detr�s del hecho de que pertenec�an a una raza elegida, como si ser un israelita fuera en s� mismo una garant�a de salvaci�n. Mostr� que solo los hacedores

habla del principal obst�culo para sacar provecho de los or�culos, a saber. falta de fe La fe es el empleo pr�ctico de la verdad del evangelio; no la comprensi�n de todas sus conexiones y relaciones, o el sonido de sus profundidades insondables con nuestra peque�a ca�da, sino la utilizaci�n de sus declaraciones y direcciones simples. El camino a la cruz que ning�n caminante puede confundir.

2. Nosotros tambi�n tenemos la Biblia como un cargo sagrado para el beneficio de nuestros semejantes. Israel deb�a servir a todas las generaciones y todas las razas de la humanidad, y la Iglesia de Cristo no existe para fines ego�stas exclusivos, sino para la iluminaci�n de cada hogar y tierra. La posici�n misma de Gran Breta�a en el comercio de transporte del mundo marca nuestra gloria y responsabilidad. Tener un dep�sito confiado a nuestro cuidado implica vigilancia para que no sufra da�os. Una biblioteca mutilada condena a sus guardianes, y las puertas cerradas significan la huida de la gloria del Se�or del santuario.-S.R.A.

Romanos 3:5

Conclusiones falsas sobre el pecado.

Al igual que las obras humanas, las operaciones divinas pueden ser mal construidas. La serpiente secreta veneno de la comida sana. Y el amor redentor de Dios puede pervertirse en una justificaci�n de conducta pecaminosa por aquellos que desean una excusa, y creen que la encuentran en la misma universalidad de la injusticia que el ap�stol ha demostrado. Dicen que esta universalidad muestra que pecar es natural y, por lo tanto, no es culpable. Y derivan una raz�n m�s para el car�cter irresponsable e inculpable del pecado del hombre en el esplendor de la vindicaci�n de la justicia Divina, que es el resultado de la depravaci�n humana. Digamos la verdad en tres proposiciones.

I. EL PECADO ES ANULADO POR DIOS PARA MAYOR BIEN. El trabajo de la Ley evidenciado en la conciencia acusadora del hombre, y en el estado de degradaci�n y miseria al que una carrera pecaminosa reduce al hombre, se convierte en un testimonio convincente de que el Gobernador del universo pone su rostro contra el mal. El fondo oscuro pone de relieve la santidad del Alt�simo. El hombre aprende m�s de su propia naturaleza a trav�s del pecado de lo que podr�a haber sabido, y tal vez se da cuenta mejor del vasto intervalo entre la criatura y el Creador. Pero especialmente en el esquema evang�lico de salvaci�n, y en sus efectos sobre aquellos que reciben sus beneficios de todo coraz�n, la justicia de Dios brilla de manera notable. Nuestra debilidad y necedad son el teatro para la exhibici�n de su gracia y poder trascendentes. La p�rdida del Ed�n no es nada comparada con la ganancia de un para�so celestial. Al igual que la ostra cuyo inquietud ante la intrusi�n nociva produce la perla brillante, o como las nubes que reflejan y magnifican la refulgencia del sol poniente, la ca�da del hombre ha proporcionado un alcance para la exhibici�n de amor que se inclina hacia el sufrimiento para redimir, y justicia que triunfa sobre todos los estragos del pecado contra la muerte. El hombre redimido debe ser elevado a un plano superior; Habiendo probado el conocimiento del bien y del mal, es disciplinado, renovado, a trav�s de una manifestaci�n m�s gloriosa de la sabidur�a y el sacrificio de s� mismo de su Hacedor, hasta un fin m�s noble. Como una cripta abierta debajo de un �rgano, notas m�s profundas y una armon�a m�s rica resultar�n del pozo de destrucci�n que bostez� bajo los pies de nuestra raza pecaminosa. Los seres santos que han mantenido su primer estado pueden detectar un maravilloso patetismo en las canciones de los santos rescatados. La frase, "En el sudor de tu rostro comer�s pan", se ha convertido en una bendici�n para nuestra humanidad ca�da, ya que con un esfuerzo duro ganamos experiencia, humildad y fuerza. Y as�, por la costumbre de luchar contra los impulsos pecaminosos, podemos adquirir una seguridad de posici�n que la integridad inocente nunca podr�a garantizar. �Qu� creyente justificado realmente podr�a desear nunca haber tenido la necesidad de mirar la cruz, que derrite su alma y transforma su ser? As�, la injusticia del hombre se hace "para elogiar la justicia de Dios".

II EL PECADO VOLUNTARIO NO ES, POR LO TANTO, IR SIN CASTIGO. Marque el enga�o del pecado, tratando de encontrar una capa para su existencia, e incluso un motivo para su posterior comisi�n, en el mismo m�todo por el cual Dios demuestra su dolor por su prevalencia y su determinaci�n de erradicarlo de sus dominios. Ning�n traidor podr�a esperar escapar del juicio sobre la s�plica de que sus dise�os rebeldes, siendo detectados, expuestos y derrotados por su soberano, realmente solo hab�an contribuido a la gloria de su monarca. Quiz�s la direcci�n en la cual el argumento del ap�stol necesita una aplicaci�n principal hoy es con respecto al antinomianismo pr�ctico. Confunden la intenci�n de la expiaci�n, que puede vivir como si la gracia de Cristo que supera la libertad le da libertad al receptor para descuidar la rectitud de la conducta. El perd�n total por la conducta pasada no implica que se evitar�n todas las consecuencias naturales. La herida puede ser curada, pero la cicatriz permanecer�. Los hombres reciben en s� mismos la cosecha resultante de su cosecha de pensamientos y pr�cticas. El razonamiento del supuesto objetor en el texto le recuerda a uno la pregunta auto justificada de un ladr�n al polic�a: "�Qu� har�a usted para ganarse la vida si no fuera por gente como nosotros?" Pablo nunca duda en llevar a los pecadores complacientes a la presencia del gran trono blanco del juicio, en cuya luz inquisitiva, las ilusiones enga�osas caen y dejan el alma desnuda ante Dios.

III. NI ES PECADO DE NINGUNA FORMA PARA SER PERPETRADO CON UNA VISTA A LOS BUENOS EFECTOS. La condena es solo de aquellos que dicen: "Hagamos el mal, para que el bien venga". Los predicadores modernos no deber�an sorprenderse si sus expresiones se malinterpretan, ya que incluso las declaraciones claras del ap�stol no impidieron que los opositores torcieran sus declaraciones en una propuesta aborrecible para �l. Permitir el pecado en sus hijos ser�a que Dios permitiera cortar las ra�ces de su gobierno moral. La casu�stica de la Edad Media era una tonter�a con las simples declaraciones del juicio interno. Nuestra �nica gu�a segura es la moralidad. Hacer lo que sabemos que est� mal siempre es doloroso, aunque a veces podemos hacer da�o por lo que creemos que es correcto. La raz�n del hombre pronto comienza a convertirse en un capullo en el que se encuentra en una prisi�n oscura. La prevenci�n del pecado es mejor que su cura. Una pol�tica injusta nunca es conveniente. Dulce al principio, se convierte en amargura al final. Para las Iglesias buscar m�todos injustos para promover el reino de Dios es como la acci�n del agente irland�s, quien, cuando se le orden� tomar medidas para la preservaci�n de cierta ruina antigua, procedi� a usar las piedras de la ruina como un muro de recinto para protegerlo contra da�os mayores. La justicia sola puede establecer cualquier trono y exaltar a cualquier persona. Necesitamos orar y conversar con Cristo, para que la visi�n espiritual sea lo suficientemente entusiasta como para detectar a Satan�s, aunque aparezca como "un �ngel de luz". - S.R.A.

Romanos 3:23

Un remedio para una necesidad universal.

Afirmar que la justicia de Dios manifestada en Cristo estaba "separada de la Ley" releg� a la Ley a su posici�n apropiada, como el servidor, no el maestro, de la religi�n. Y la confirmaci�n del ap�stol de su afirmaci�n adicional de que este nuevo m�todo de justicia no era tan desconocido como que su novedad deber�a ser un fuerte prejuicio contra su verdad, sino que, por el contrario, la Ley misma y los profetas contienen insinuaciones de tal manifestaci�n divina, esto corta el terreno por completo bajo los pies de los objetores celosos de toda innovaci�n que no podr�a justificarse por una apelaci�n a los escritos sagrados. Y esta justicia a trav�s de la fe reconoci� a jud�os y gentiles como iguales en su necesidad de un evangelio, y su libertad de acceso al mismo.

I. NO HAY DISTINCI�N ENTRE HOMBRES RESPECTO A SU NECESIDAD DEL EVANGELIO. Los hombres son declarados defectuosos en dos aspectos.

1. Por transgresi�n positiva. Ellos "pecaron", han hecho mal, y se desv�an continuamente del camino correcto. No son juzgados criminales simplemente por el motivo de la ca�da de Ad�n, sino que ellos mismos cruzan la l�nea que separa la obediencia de la desobediencia. Las Escrituras, la historia y la conciencia dan testimonio de este hecho.

2. Por defecto. "No alcanzan la gloria de Dios". Su comportamiento pasado ha sido culpable, y su condici�n actual est� muy por debajo de lo que se pretend�a cuando el hombre se form� a la imagen de Dios, para alcanzar su semejanza. Compare lo mejor de los hombres con el ejemplo dado por el Salvador del amor a Dios y al hombre, y de conformidad con el m�s alto est�ndar discernible. Ahora, a menos que sea perfecto, el hombre no puede reclamar la absoluci�n en el tribunal de justicia. La perfecci�n se estropea si una caracter�stica est� distorsionada o falta una extremidad o es d�bil. Esto no se debe tomar para significar que todos los hombres son igualmente pecaminosos, que no hay grados de enormidad y que todos son equidistantes del reino de Dios. Pero significa que, sin excepci�n, todos fallan en el examen que instituye la justicia Divina, aunque algunos tienen m�s notas que otros. Dejados en paz, todos los hombres se ahogar�an en el mar de su iniquidad, aunque algunos est�n m�s cerca de la superficie que sus compa�eros. El malentendido de esta verdad ha hecho un da�o grave a las mentes tiernas, inquieto porque no ten�an la misma sensaci�n de fechor�a que los malhechores notorios. No necesitamos medir la cantidad de contrici�n requerida; es suficiente si el coraz�n se vuelve humildemente a Dios para que lo perdone. As� el evangelio no halaga a los hombres. Los mensajes relajantes pueden consolar por un tiempo hasta que llegue el despertar. Entonces nos damos cuenta de que no sirve de nada estar en una cabina ricamente decorada si el barco se est� hundiendo. Revelar el verdadero estado es el preliminar necesario para la reforma. Las afirmaciones del evangelio tienen una franqueza negativa que, como el sondeo profundo de la lanza del cirujano, hiere con el fin de lograr una curaci�n completa. �Pobre de m�! �que la enfermedad del pecado con tanta frecuencia produzca letargo en los enfermos! �no sienten la necesidad de un m�dico! Las nociones laxas de pecado disminuyen nuestro sentido de la necesidad de una expiaci�n. No discernimos una rebeli�n contra el gobierno de Dios y una ofensa contra el universo moral. Lo tratamos como si solo nos preocupase a nosotros mismos y a nuestros vecinos. No rociar agua de rosas puede purgar el mal; solo puede limpiarse con la sangre del Cordero.

II NO HAY DISTINCI�N CON RESPECTO A LOS MEDIOS DE SALVACI�N.

1. La justificaci�n viene en todos los casos como un regalo, no como un premio descubierto u obtenido. "Ser justificado libremente". Parte de la influencia beneficiosa del evangelio es el golpe que administra a las nociones humanas del desierto, y el orgullo es un obst�culo principal para el enriquecimiento por este don de Dios.

2. Para todos los hombres, la bondad de Dios es la fuente de su salvaci�n. Dios primero am� y busc� al pecador, no al contrario. Su "gracia" es la fuente de la redenci�n.

3. El mismo m�todo Divino de liberaci�n se emplea para todos. "A trav�s de la redenci�n que est� en Cristo Jes�s". Solo hay un camino hacia el Padre, ya sea que los hombres caminen all� consciente o inconscientemente, en el crep�sculo pagano o en el mediod�a del evangelio, en anticipaci�n jud�a o realizaci�n cristiana. La �nica expiaci�n puede cubrir toda transgresi�n.

4. El mismo modo humano de entrada al reino est� abierto a todos, a saber. por fe. La debilidad, la ignorancia, la degradaci�n, no pueden considerarse como obst�culos para la salvaci�n. El estudio del fil�sofo no est� m�s cerca del cielo que la caba�a del artesano. La capacidad de confiar es pose�da por cada hombre; el remedio no est� alejado, por lo tanto, del alcance de ninguna de las razas enfermas de pecado.

HOMILIAS POR R.M. EDGAR

Romanos 3:1

Privilegios jud�os y juicio divino.

Al considerar la actitud del mundo jud�o hacia Dios, el ap�stol procede en esta secci�n a declarar los privilegios que disfrutan los jud�os y a se�alar el peligro correspondiente de una condena proporcional en caso de que los privilegios fueran descuidados o abusados. El jud�o podr�a inclinarse a decir: "Si la circuncisi�n no es un sello de privilegio especial, si no debo ser aceptado debido a mi circuncisi�n y descendencia: �qu� posible ventaja hay en ser jud�o?" Ahora, a esto Pablo responde que el jud�o tiene muchas ventajas, pero mientras tanto solo enfatizar� una: es el custodio de la revelaci�n divina. Es alrededor de este hecho que circula el pensamiento de la presente secci�n. Tratemos de comprender las verdades como el ap�stol las sugiere.

I. LA REVELACI�N CONFIDENCIADA AL CUIDADO DE LOS JUD�OS. ( Romanos 3:2.) En el gran tema de la revelaci�n del Antiguo Testamento no podemos, por supuesto, entrar. Pero puede notarse que la revelaci�n es hist�ricamente fundamental; da la historia de un pueblo peculiar; saca a la luz el significado de su historia: c�mo hab�an estado bajo una disciplina y educaci�n divinas desde los d�as de Abraham hasta los d�as de Cristo. No solo eso, sino que la revelaci�n volvi� las mentes de sus poseedores hacia el futuro, hablando de un Mes�as sufriente y glorificado, que ven�a a establecer su reino. La revelaci�n fue, por lo tanto, una fuente de esperanza para todos los que la pose�an. Adem�s, era un medio de autoexamen, ya que analizaba los motivos y dejaba al descubierto la depravaci�n del coraz�n humano. Decir que no hab�a literatura pose�da por otras naciones para ser comparada por un momento con la literatura hebrea es exponer el caso mansamente. La naci�n que posee tales "or�culos sagrados" deber�a haber sido la m�s santa, la m�s humilde y la m�s esperanzada de todas las naciones. Dios claramente los estaba llamando como pueblo a una herencia extremadamente grande y gloriosa. Una literatura pura e inspiradora es una posesi�n nacional principal. Adem�s de esto, todas las dem�s ventajas son insignificantes. Y as�, el jud�o circuncidado podr�a regocijarse en ser el custodio de la literatura nacional m�s espl�ndida que existe en el mundo.

II ALGUNOS, MIENTRAS PRESERVARON EL LIBRO, NO CRE�AN EL MENSAJE QUE TRAG�. ( Romanos 3:3.) Se admite en todas las manos que el Antiguo Testamento fue preservado por los jud�os con escrupuloso cuidado. Se contaron los textos e incluso las cartas, y no se dej� nada que desear en lo que respecta a la custodia. Pero muchos, �ay! de los custodios no apreciaron el mensaje que les trajo el libro. No socavaba su orgullo; sus declaraciones sobre el enga�o del coraz�n humano fueron referidas a otras personas. Sus declaraciones tambi�n sobre los sufrimientos del Mes�as fueron ignoradas en gran medida, por lo que cuando el Mes�as vino como un hombre de tristezas lo rechazaron, y continuaron buscando a otro Mes�as, que posar�a en triunfante majestad a la cabeza de una naci�n emancipada. En consecuencia, no cre�an ni en el libro ni en el Mes�as que promet�a. Pensaron, de hecho, que ten�an vida eterna en el libro, pero se negaron a acudir a la Persona que el libro se�alaba, y qui�n solo ten�a vida eterna para otorgar (cf. Juan 5:39, Juan 5:40). De este modo, dieron la mentira a la revelaci�n y tomaron las armas contra Dios y su Hijo. Sin embargo, tal incredulidad no invalida la revelaci�n divina ni interfiere con la fidelidad de Dios. El libro conten�a amenazas y promesas; Tiene su Ebal y su Gerizim. Por lo tanto, si las almas insisten en no creer en las promesas y amenazas de Dios, todav�a puede permanecer fiel y no necesita negarse a s� mismo. �l puede ejecutar el juicio sobre los incr�dulos, y as� asegurar su gloria a pesar de ellos.

III. LA DOCTRINA DE EXPEDIENCIA DE HACER EL MAL QUE ES BUENO PUEDE VENIR MERITOS LA REPROBACI�N M�S FUERTE. ( Romanos 3:4.) La incredulidad, como hemos visto, no invalida la fidelidad de Dios. Dios conserva su gloria en el hombre a pesar. En estas circunstancias, se plantea f�cilmente la objeci�n de que la incredulidad, y de hecho la injusticia en todas sus formas, contribuyen a la gloria de Dios; Su justicia se ve para la mayor ventaja a trav�s de esta l�mina. En consecuencia, el pecador est� contribuyendo a la gloria Divina, y por eso no debe sufrir por cooperar as�. A la luz del plan providencial de Dios, todo malhechor est� contribuyendo a la exhibici�n de la justicia divina. Ahora, esta doctrina del mal conveniente, con su bien resultante, ha sido el recurso continuo de los inescrupulosos. Pero es digno de la reprobaci�n m�s fuerte. Porque, en primer lugar, pasa por alto el hecho de que los malhechores no son contribuyentes voluntarios a la gloria divina. Hacer el mal es realmente el contrario a la voluntad de Dios en todas las cosas. Si los malhechores contribuyen a la gloria de Dios, es a pesar de s� mismos. No merecen consideraci�n, por lo tanto, en esta cuenta. Y, en segundo lugar, mientras Dios anula su maldad para su gloria, �l no es, en ning�n sentido, el Autor del pecado, y as�, en ning�n sentido, el mal puede venir al bien. Porque, al otorgar libertad a sus criaturas, Dios estaba otorgando la �nica condici�n de la existencia de la virtud, y no tiene responsabilidad cuando sus criaturas la desviaron hacia el canal de la rebeld�a y el pecado. El mal es el acto de sus criaturas por completo; con ellos descansa la responsabilidad; todo lo que Dios hace es transmutar el mal en bien con su maravillosa sabidur�a, justicia y amor. En consecuencia, hacer el mal solo puede ser bajo la pretensi�n del bien resultante de �l. Los malhechores empeoran cada vez m�s; pueden pretender buscar el bien, pero su esp�ritu le miente a su profesi�n y justifica su condena. Es una doctrina diab�lica, y su condena es justa.

IV. LOS DERECHOS DE DIOS COMO JUEZ NO PUEDEN SER DESECHADOS. ( Romanos 3:5, Romanos 3:6.) Todas las mentes imparciales esperan un juicio general. Es visto por todos no cegados por la buena fortuna que el bien y el mal no se distribuyen en esta vida seg�n el desierto. Estamos en una dispensaci�n donde se reserva mucho, y un juicio por venir solo puede brindar la oportunidad de arreglar las cosas. Supongamos, entonces, que se niega el derecho a castigar a los malhechores por este motivo de contribuir a la gloria de Dios; Es evidente que toda la idea del juicio, presente o por venir, debe hacerse pedazos. En estas circunstancias, no deber�amos tener un juez al que apelar, y ninguna esperanza de siquiera comprobar el mal triunfante. La fe en la administraci�n divina se perder�a y la sociedad realmente recaer�a en la barbarie. Por lo tanto, los derechos de Dios como Juez deben ser respetados, y los malhechores se preparan para la ira, si se niegan a reconciliarse con �l. Esta garant�a de los derechos de Dios como Juez es una de las marcas de la revelaci�n del Antiguo Testamento. All� vemos, tarde o temprano, el juicio sobrepasando el mal. Incluso cuando el malhechor es, como David, un d�spota oriental, los juicios de Dios lo buscan; para que la �nica esperanza del pecador sea unirse a la penitencia, y si puede, como en el salmo quincuag�simo primero, reconocer su pecado y justificar a Dios, mientras condena y visita con desagrado el pecado (Salmo 51:4; Romanos 3:4), entonces el perd�n y la paz y la alegr�a de creer pueden ser suyos. Pero el juez debe ser reconocido y sus derechos deben ser respetados, de lo contrario, el individuo y la sociedad misma deben permanecer sin salvarse.-R.M.E.

Romanos 3:9

Conocimiento del pecado a trav�s de la Ley.

Habiendo descrito los privilegios jud�os y el juicio Divino por el abuso de estos privilegios, el ap�stol ahora procede a preguntar y responder a la pregunta: "�Somos [jud�os] preferidos (??????????)?" Esto significa, en la estima de Dios; y se responde sin dudar: "No, de ninguna manera". Y la prueba ya se ha dado: "Porque antes acusamos a jud�os y griegos de que todos est�n bajo pecado" (Versi�n revisada). En consecuencia, estamos cara a cara en esta secci�n con la verdad de la culpa universal, un hecho proclamado igualmente por la conciencia pagana y las Escrituras jud�as.

I. JUD�OS Y GRIEGOS EST�N TODOS BAJO EL PECADO. ( Romanos 3:9.) Es aqu� donde debe comenzar una obra de gracia en el alma. Toda posibilidad de confianza en s� mismo debe ser eliminada; el alma debe ser derribada a trav�s de una sensaci�n de pecado. Por lo tanto, en lugar de que los jud�os sean puestos en una clase de favoritos divinos, aceptados por su descendencia o circuncisi�n, Pablo los coloca en la �nica clase universal de hombres culpables. Tienen tan poca esperanza en s� mismos como los paganos m�s abandonados. Es aqu�, en consecuencia, que todos debemos venir. Debemos apoyarnos en la carrera y darnos cuenta de que todos somos culpables ante Dios. Estamos sujetos a una ley de condenaci�n, y ninguna cantidad de justicia propia farisaica har� que ninguno de nosotros sea una excepci�n. Dios no respetar� a las personas de nadie; todos deben primero humillarse ante �l bajo un sentido genuino de pecado.

II LA CULPA UNIVERSAL SE ASEGURA EN LAS ESCRITURAS JUD�AS. ( Romanos 3:10.) Pablo, al hacer sus citas, nos da algunos de los Salmos, algunos de Proverbios, algunos del Profeta Isa�as; pero el triste coro est� en perfecto un�sono sobre la culpa humana y su depravaci�n. El salmo del cual cita primero, el decimocuarto, representa a Dios mirando hacia abajo desde el cielo para ver, si es posible, alg�n hombre justo; pero el veredicto al que se ve obligado a venir es que "no hay justo, no, ninguno". En lugar del conocimiento de su Nombre, y su correspondiente justicia, no hab�a nada, visible sino culpa y corrupci�n. La historia humana fue un largo cat�logo de ego�smo y crimen. No hab�a caracter�sticas redentoras en la humanidad, dondequiera que se dejara en paz. De ah� que los "or�culos" pose�dos por los jud�os no fueran una unci�n halagadora para las almas jud�as. Lejos de esto, las Escrituras del Antiguo Testamento demostraron la culpa y la rebeld�a de las personas elegidas, as� como de los paganos circundantes, y formularon las acusaciones m�s radicales contra todos y cada uno Si los jud�os esperan consideraci�n y aceptaci�n por su posesi�n del libro, estaban completamente equivocados, ya que simplemente eran custodios de su propia condena. Y, de hecho, esta es una de las maravillas del mundo, que una literatura que es tan fiel con los hombres culpables, que siempre derriba su justicia propia y los adula, nunca, a pesar de ello, debe ser tan popular entre ellos. Sin embargo, el censor m�s severo de todos se ha convertido en el m�s venerado. En este sentido, es un gran est�mulo para todos los que desean ser fieles con sus compa�eros, �que la fidelidad tarde o temprano ser� apreciada!

III. NINGUNA ESPERANZA PUEDE SER CONSECUENTEMENTE COLOCADA EN EL M�RITO HUMANO. (Vers�culo 19.) El juicio severo expresado en la Ley jud�a no est� destinado solo a los paganos, sino especialmente a los jud�os que ten�an la Ley, para que se detuviera toda boca, y todo el mundo fuera culpable ante Dios. Por los hechos de la Ley, en consecuencia, ninguna carne necesita esperar ser justificada ante los ojos de Dios. Una historia invariable ha sido de culpa y condena. Toda noci�n de m�rito debe, por consiguiente, ser lanzada a los vientos. Ahora, este es el mejor servicio que se puede prestar a cualquier alma. Si comparamos Filipenses 3:7, Filipenses 3:8, veremos que la idea del m�rito le cost� al ap�stol Pablo muchos a�os dolorosos. Estaba a punto de establecer su propia justicia, al afirmar su ascendencia jud�a pura y su obediencia ceremonial y su celo descarado; y �l estaba bajo la ilusi�n de que por tal registro �l podr�a reclamar como una justa aceptaci�n y honor ante Dios. Pero en el momento en que conoci� a su Salvador resucitado en el camino a Damasco, vio que todos estos a�os de justicia propia se hab�an perdido, y que el "m�rito" solo lo hab�a mantenido alejado de Cristo. De la misma manera, las almas ansiosas a menudo se mantienen alejadas de Cristo por el enga�o de que pueden hacerse, de alguna manera, m�s aceptables para �l. Bendecimos a Dios cuando �l aniquila nuestros delirios y nos conduce lejos de todo m�rito imaginado. Est� en el polvo de la culpa y se siente indigno de que estamos seguros de recibir nuestra graciosa exaltaci�n.

IV. POR LA LEY EST� EL CONOCIMIENTO DEL PECADO. ( Filipenses 3:20.) Los jud�os tomaron la ley ceremonial como una ley de la vida, y al mantener peque�os ritos y ceremonias, cuanto m�s imaginaban, mejor, pensaban que pod�an ganar el favor y la gloria divinos. . Si hubieran examinado las ceremonias con el debido cuidado, habr�an visto en las que Mois�s les hab�a dado una constante nota de condena. La Ley moral, adem�s, con su magn�fico ideal y est�ndar, solo intensific� el sentimiento de culpa en el alma del devoto reflexivo. Como consecuencia del pecado humano, la Ley deja de ser una forma de vida y se convierte en una tremenda acusaci�n y condena. Es este uso de la Ley lo que debemos reconocer. Es, entonces, un revelador m�s sano de nuestra condici�n real y perdida. Nos saca de nuestros refugios de mentiras y m�ritos imaginados, para que podamos acercarnos a Cristo solo. Es la luz que expone las c�maras oscuras de nuestras almas y nos lleva a la convicci�n y al arrepentimiento. Hagamos un uso adecuado de la Ley, y esto, como maestro de escuela, nos llevar� a Cristo, para que podamos ser justificados por la fe. Nos llevar� a ver que hasta que Cristo vino no hab�a ning�n m�rito real en el mundo en el que Dios pudiera mirar con complacencia. Solo cuando Jes�s se ali� con la raza se redimi� la perspectiva de la humanidad de alguna manera. � R.M.E.

Romanos 3:21

Justificaci�n por la fe en Cristo.

El dise�o de la Ley, para intensificar nuestro sentido del pecado, habiendo quedado claro, el ap�stol, en el presente p�rrafo, procede a mostrar de d�nde viene la justificaci�n. No viene de la ley; porque la ley solo nos puede condenar. Proviene de una fuente predicha en "la Ley y los profetas", de Jesucristo, nuestra propiciaci�n. Y m�s que la justificaci�n, como veremos ahora, procede de esta maravillosa fuente. Tres pensamientos principales se presentan en este pasaje.

I. EL PECADO ANTICRISTO FUE PASADO JUSTO POR LA PROPIEDAD PROMETIDA DE CRISTO. La imagen que el ap�stol nos da de la depravaci�n y la culpa universales de la humanidad sugiere la pregunta: �C�mo lidi� Dios con eso? Y un hecho innegable fue que en los tiempos del Antiguo Testamento la maldad del hombre era en muchos casos "pasada por alto". En lugar de ejecutar una r�pida venganza sobre el pecado humano, Dios solo se incendi� ocasionalmente, y durante los per�odos intermedios, o en los otros lugares, pareci� "gui�arle el ojo" a la maldad, y la pas� en silencio. El resultado en muchos casos fue el siguiente: debido a que la sentencia contra una obra malvada no se ejecut� r�pidamente, por lo tanto, el coraz�n de los hijos de los hombres estaba totalmente dispuesto a hacer el mal ( Eclesiast�s 8:11). Si tal fue el resultado en algunos casos, �c�mo podemos reivindicar el procedimiento de Dios? Ahora, la posici�n del ap�stol en este pasaje es esta: que el "paso" del pecado, as� como el perd�n del pecado, tiene su justificaci�n en la expiaci�n de Cristo. Nos conviene considerar por un momento lo que est� asegurado por el paso del pecado antecristiano. Cuando miramos la historia precristiana, vemos que, aunque Dios pas� por una gran cantidad de pecado, no pas� por alto todo. El diluvio, la venganza contra Sodoma y Gomorra, las pruebas de los hijos de Israel en el gran y aullante desierto, los peligros en la conquista de Cana�n, las invasiones egipcias y babil�nicas de Palestina, por no mencionar otros casos, mostraron que Dios podr�a, cuando quisiera, ejecutar una feroz venganza sobre el hombre por sus pecados. Pero es cierto que una gran cantidad de pecado qued� impune. Ahora, por extra�o que parezca, para citar de un escritor reflexivo, "esta misma imperfecci�n [en la ejecuci�n de la justicia] parece ser la prueba m�s fuerte posible de que, en el pr�ximo mundo, la venganza se cumplir� al m�ximo. , si descubrimos que cada hombre en esta vida recibi� justo lo que se merec�a, y cada obra malvada siempre tra�a consigo un castigo r�pido, �qu� deber�amos concluir naturalmente? No hay un castigo futuro guardado: no veo nada deficiente; cada hombre tiene ya recibi� la debida recompensa de sus obras; todo ya est� completo y, por lo tanto, no hay nada que hacer en el pr�ximo mundo. O si, por otro lado, no se castigara el pecado en absoluto en el mundo, podr�amos estar inclinados a decir: "�Dios m�o! Dios lo ha olvidado"; �l nunca interfiere entre nosotros, no tenemos pruebas de su odio al pecado, ni de su determinaci�n de castigarlo, se ha alejado mucho de nosotros y nos ha dejado seguir nuestras propias voluntades e imaginaciones. perfectamente ejecutado en la Tierra, o no ejecutado en absoluto, podr�amos tener alguna raz�n para decir que no hab�a ninguna posibilidad en un mundo futuro. Pero ahora se ejecuta de manera imperfecta; tanto hecho, como para decir: 'Est�s vigilado Mi ojo est� sobre ti, no duermo ni duermo, y mi venganza no duerme. Y, sin embargo, al mismo tiempo, se hace tan poco que un hombre tiene que mirar hacia la eternidad para lograrlo ". � Si Dios, al pasar por alto el pecado precristiano, proporcion� un argumento principal para un mundo y un juicio por venir, entonces podemos ver c�mo podr�a pasar el pecado con justicia cuando prometi� en la Ley y los profetas una propiciaci�n. Es dif�cil para algunos ver exactamente c�mo "Cristo prob� la muerte para cada hombre", incluso para aquellos que no aceptar�n el perd�n, sino el respiro m�s o menos prolongado, que todos los pecadores disfrutan antes de la ejecuci�n de la venganza merecida sobre ellos. se debe a la propiciaci�n de Cristo. Dios puede detener su mano con justicia, ya que el sacrificio expiatorio ha sido asegurado. En vista de la propiciaci�n prometida, en los tiempos precristianos la justicia de Dios fue vindicada al pasar por los pecados de los hombres y posponer su castigo. La justicia de Dios fue provista, mientras que �l se permiti� su paciencia y pas� por alto los pecados de los hombres.

II LA JUSTIFICACI�N TAMBI�N SE EXTENDI� A LA FE EN LA PROPIEDAD DE CRISTO. La propiciaci�n de Cristo no solo justifica la paciencia divina ( Romanos 3:25), como acabamos de ver, sino que tambi�n justifica el perd�n y la aceptaci�n del creyente. Al confiar en la propiciaci�n de Cristo, nos encontramos justificados de todas las cosas, �de qu� w? no pod�a ser justificado por la ley de Mois�s. El estado del caso, como lo expresa Paul aqu�, es este. No hay diferencia entre jud�o y gentil en lo que respecta a la condena. Todos estamos condenados, porque todos pecamos (??????? es el aoristo, y se refiere a un acto anterior, y esto fue, sin duda, la ca�da del hombre en el Ed�n), y fuimos destituidos de la gloria de Dios. Pero llegamos a ver en Jesucristo una "propiciaci�n" divinamente designada y prometida (??????????), no seguramente un simple "propiciatorio", sino un "sacrificio expiatorio" en cuyo derramamiento de sangre podemos confiar (??? ??? ??????? ?? ?? ????? ??????); y sobre la base de la satisfacci�n que el Redentor divino le brinda a la justicia divina, Dios puede ser justo y, al mismo tiempo, justificar al creyente en Jes�s. "Quiz�s", dice Shedd, en su 'Comentario cr�tico y doctrinal', "se debe insistir en la fuerza de la voz media: 'Dios se propuso por s� mismo'". La expiaci�n de Cristo es una autosatisfacci�n para el Dios Triuno. Cumple con los requisitos de esa naturaleza Divina que est� igualmente en cada Persona. 'Dios nos ha reconciliado consigo mismo (?????)' ( 2 Corintios 5:18, 2 Corintios 5:19; Colosenses 1:20). En la obra de la expiaci�n vicaria, la Deidad es tanto sujeto como objeto, activo y pasivo. Dios tiene los reclamos, y Dios satisface los reclamos; �l est� disgustado y propicia el disgusto; exige la expiaci�n y proporciona la expiaci�n ". Y aqu� deber�amos ser muy claros sobre el car�cter perfectamente gratuito de nuestra justificaci�n. Somos justificados "libremente" (??????) por medio de un regalo, como una cuesti�n de pura gracia, nuestra �nica relaci�n posible es la gratitud por un regalo gratis. Confiar en nuestra propiciaci�n, o m�s bien en nuestro propiciador, no es m�s un m�rito de lo que es para un mendigo extender su mano para pedir limosna. Le hacemos a Cristo la mayor injusticia, le negamos sus derechos, siempre y cuando nos neguemos a confiar en �l. Nuestro perd�n y aceptaci�n como creyentes, por lo tanto, se otorgan por el bien de Jesucristo.

III. NO SE PUEDE CONSTRUIR JURANDO EN LA LEY DE FE. ( Romanos 3:27.) Justificaci�n gratuita, el ap�stol procede a continuaci�n para mostrar, excluye toda jactancia. Como hemos visto, no tenemos m�rito ante la Ley, pero estamos condenados. Escapamos de la condena por una justificaci�n gratuita que se nos extiende sobre la base de los m�ritos de nuestro Redentor. �Nuestra fe en este amoroso y sacrificado Redentor solo le est� dando lo que le corresponde! Todos los que aceptan la justificaci�n, por lo tanto, en estos t�rminos est�n excluidos de esta "ley de fe" de la jactancia. Nos damos cuenta de que debemos jactarnos solo en el Se�or. �l es el �nico motivo de nuestra confianza. Los "hechos de la Ley" no entran en la cuesti�n de nuestra justificaci�n; las buenas obras vienen en la vida cristiana como el efecto de nuestro perd�n y aceptaci�n; somos "creados en Cristo Jes�s para buenas obras, que Dios ha ordenado antes que caminemos en ellas" ( Efesios 2:10). Los jud�os y los gentiles tienen, por lo tanto, que aceptar la justificaci�n como un don gratuito de Dios a trav�s de la propiciaci�n de Cristo, y como penitentes agradecidos para probar nuestra gratitud a trav�s de buenas obras adecuadas. La Ley se establece as�, primero, a trav�s del sacrificio expiatorio de Jes�s; y, en segundo lugar, a trav�s de la nueva obediencia del creyente agradecido y humilde. El magn�fico plan de salvaci�n, lejos de probar cualquier ilegalidad, est� enteramente en inter�s de la ley y el orden. � Lo que asegura es una poderosa multitud de hombres mansos y humildes, cada uno de los cuales se siente sometido a una obligaci�n eterna a trav�s del perd�n y la aceptaci�n gratuitos que ha recibido a trav�s de Cristo, y en consecuencia obligado a hacer todo lo posible para demostrar lo agradecido que est� . �Que todos pertenezcamos a esta empresa vacia y humilde! �R.M.E.

Información bibliográfica
Exell, Joseph S; Spence-Jones, Henry Donald Maurice. "Comentario sobre Romans 3". Los Comentarios del Púlpito. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tpc/romans-3.html. 1897.