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Bible Commentaries
Romanos 4

Los Comentarios del PúlpitoLos Comentarios del Púlpito

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Versículos 1-25

EXPOSICI�N

Romanos 4:1

(5) Abraham mismo demostr� haber sido justificado por la fe, y no por las obras, siendo los creyentes sus verdaderos herederos.

Los puntos principales del argumento pueden resumirse as�: cuando Abraham obtuvo una bendici�n para s� mismo y para su simiente para siempre, fue por fe, y no por obras, que se declar� que hab�a sido justificado para obtenerla. As�, la promesa a su simiente, as� como a s� mismo, se basaba en el principio de justificaci�n por fe solamente. La Ley, cuyo principio era esencialmente diferente, no pod�a, y no cumpli�, en s� misma esa promesa; y que su cumplimiento no depend�a de la circuncisi�n, o se limitaba a los circuncidados, se demuestra a�n m�s por el hecho de que fue antes de su propia circuncisi�n que recibi� la bendici�n y la promesa. quienes son de fe como lo fue el suyo; y en Cristo, ofreciendo justificaci�n por medio de la fe a todos, la promesa ahora se cumple.

Romanos 4:1

�Qu�, pues, diremos que hall� Abraham, nuestro padre seg�n la carne? La conexi�n, denotada por ???, con el argumento anterior es m�s bien con los versos 27, 28 de Romanos 3:1., Que con sus vientos finales, ????? ?????????. Esto aparece, no solo por la deriva de Romanos 4:1., Sino tambi�n por la palabra ??????? en Romanos 4:2, conectando el pensamiento con ??? ??? ? ????????; en Romanos 3:27. La l�nea de pensamiento es, en primer lugar, esto: Hemos dicho que toda la gloria humana est� excluida, y que ning�n hombre puede ser justificado excepto por la fe: c�mo, entonces (es importante preguntar), fue con Abraham nuestro gran progenitor? �No se gan� al menos la bendici�n de su semilla por el m�rito de sus obras? �No hab�a �l, por ese motivo, de qu� gloriarse? No, ni siquiera �l; La escritura, en lo que dice de �l, claramente afirma lo contrario. Hay incertidumbre en este verso en cuanto a si "seg�n la carne" (???? ?????) debe conectarse con "nuestro padre" o con "ha encontrado". Las lecturas var�an en su disposici�n de las palabras. El Textus Receptus tiene ?? ??? ??????? ?????? ??? ?????? ???? ????????? ???? ?????. Pero la gran preponderancia de la autoridad est� a favor de ????????? ?????? ??? ????????? ???? ???? ?????. La primera de estas lecturas requiere la conexi�n de ???? ????? con ?????????; el segundo lo permite, pero sugiere la otra conexi�n. Theodoret, entre los antiguos, conect�ndose con ?????????, explica ???? ????? as�: "�Qu� justicia, de Abraham, forjada antes de creerle a Dios, alguna vez escuchamos?" Calvin sugiere, como el significado de la frase (aunque �l mismo se inclina a la conexi�n con ?????????), "naturaliter vel ex seipso". Bull, de manera similar ('Harmonic Apostolica', 'Disputatio Posterior,' c. 12.14-17), "por sus poderes naturales, sin la gracia de Dios". Alford, siguiendo a Meyer, dice que ???? ????? est� en contraste con ???? ??????, y que "se refiere a ese departamento de nuestro ser desde el cual trabaja la primavera, en contraste con el ejercicio de la fe". La dificultad se evita si (como es la inferencia m�s natural de la mejor lectura autenticada) tomamos ???? ????? en conexi�n con ?????? o ?????????, en el sentido de nuestro antepasado en el camino de la descendencia natural, la cuesti�n planteada desde el punto de vista jud�o; y esto a diferencia de la otra concepci�n de descendencia de Abraham, seg�n la cual todos los fieles son llamados sus hijos (cl. Romanos 1:3; Romanos 9:3, Romanos 9:5, Romanos 8:1 Romanos 10:18). Entre los antiguos Cris�stomo y Teofilacto adoptan esta opini�n. Para la importaci�n de ?????????, cf. Lucas 1:30 (????? ????? ???? ?? ???) y Hebreos 9:12 (??????? ???????? ?????????).

Romanos 4:2

Porque si Abraham fue justificado por las obras, tenga de qu� gloriarse; Pero no ante Dios. Muchos comentaristas consideran que este vers�culo implica que, incluso si estaba justificado por las obras, todav�a no ten�a ning�n motivo de gloria ante Dios, aunque podr�a tenerlo ante los hombres. Pero la deriva de todo el argumento es mostrar que no estaba justificado por las obras, esta interpretaci�n dif�cilmente puede sostenerse. "No ante Dios", por lo tanto, debe tener referencia a la totalidad de la oraci�n anterior, en el sentido, "No fue as� a la vista de Dios". Ante Dios (como se desprende del texto que se cita) no ten�a de qu� gloriarse por ser justificado por las obras y, por lo tanto, se deduce que no fue por las obras que fue justificado.

Romanos 4:3

�Por qu� dice la Escritura? Abraham crey� a Dios, y se le reconoci� por justicia. Este texto notable ( G�nesis 15:6), que declara el fundamento de la aceptaci�n de Abraham, se cita de manera similar en el pasaje relacionado, G�latas 3:6. Tiene una peculiar fuerza en el argumento general de estar en conexi�n con, y con referencia a, una de las promesas divinas a Abraham de una semilla sin numerar; para que pueda entenderse con una aplicaci�n extendida a los que iban a heredar la bendici�n, as� como al "padre de los fieles", y as� declarar el principio de justificaci�n para todos los "hijos de la promesa". Adem�s, ser�a particularmente revelador en relaci�n con los jud�os, quienes hicieron que tal punto de su descendencia de Abraham fuera la ra�z de toda su posici�n de privilegio (cf. Salmo 105:6; Isa�as 41:8; Isa�as 51:2; Mateo 3:9; Lucas 3:8; Juan 8:39). Las dos expresiones significativas en �l son ????????? (denotando fe, no obras) y ???????? ??? Toda la frase, el ap�stol procede a decir, implica que la recompensa de la que se habl� no fue ganada, sino otorgada.

Romanos 4:4, Romanos 4:5

Ahora, para el que obra, la recompensa no se considera de gracia, sino de deuda (literalmente, seg�n la gracia, sino seg�n la deuda, es decir, seg�n lo que se debe). Pero para el que no obra, sino que cree en el que justifica al imp�o, su fe se considera justicia. La expresi�n, "el que trabaja" (?? ??????????), evidentemente significa el que trabaja con vistas a una recompensa que puede reclamar; o, como lo explica Luther, "alguien que se ocupa de obras"; o, como podr�amos decir con el mismo significado, "el trabajador". (Para un uso similar del participio presente, cf. G�latas 5:3, ?? ?????????????.) As� tambi�n en Romanos 4:5, ?? ?? ?????????? significa uno que no funciona. Por lo tanto, aqu� no se niega la necesidad de buenas obras. Es el principio solo de justificaci�n lo que est� a la vista. "Neque enim fideles vult esse ignavos; sed tantum mercenarias esse vetat, qui a Deo quicquam reposcant cuasi jure debitum" (Calvin). Una visi�n del significado de ?? ?????????? es que es equivalente a ?? ??????, que se entiende como una ilustraci�n, por lo tanto: el salario del trabajador se le debe a �l y no se le otorga como un favor (por lo tanto, Afford). Pero esta noci�n no se ajusta al ?? ?? ?????????? en el siguiente verso. La palabra fuerte ????? ("imp�o") no debe entenderse como la designaci�n del propio Abraham, siendo la proposici�n general. Tampoco implica que la continuaci�n de ??????? sea coherente con la justificaci�n; solo que incluso los ??????? est�n justificados por fe en su arrepentimiento y enmienda (cf. Romanos 5:6, ???? ?????? ???????).

Romanos 4:6

As� como David tambi�n describe la bendici�n. Podr�amos decir, "David habla de la bendici�n del hombre", etc.) del hombre a quien Dios considera (?????????, como antes. Imputeth en la versi�n autorizada sugiere la idea de que se use una palabra diferente) justicia aparte de las obras , diciendo: Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, y cuyos pecados est�n cubiertos. Bienaventurado el hombre a quien el Se�or no considerar� (?????????, como antes, y as� en todo el pasaje) sin (Salmo 32:1, Salmo 32:2). La introducci�n de este testimonio de David al mismo principio de justificaci�n sirve no solo para explicarlo m�s, sino tambi�n para mostrar que, seg�n la Ley, tambi�n se sigui� reconociendo; y por el mismo David, el t�pico rey y salmista bajo la dispensaci�n legal. Pero el argumento de Abraham no se interrumpe, se reanuda en el siguiente verso y contin�a hasta el final del cap�tulo. Si se dice que estos versos de Salmo 32:1. no declaran en s� mismos un principio general aplicable a todos, sino solo la bendici�n para los pecadores de que sus pecados sean perdonados, se puede responder, en primer lugar, que la forma en que se introducen los versos no requiere que se implique m�s. Todo lo que debe significarse es que el fundamento de la justificaci�n ejemplificada en el caso de Abraham es el mismo del que David habla que todav�a est� disponible para el hombre, y coronado con bendici�n. Pero, en segundo lugar, debe observarse que estos vers�culos representan y sugieren el tenor general del Libro de los Salmos, en el que la justicia humana nunca se afirma como un reclamo de recompensa. "Mi confianza est� en tu misericordia", es, por el contrario, el tema siempre recurrente. Las citas de San Pablo del Antiguo Testamento se dan con frecuencia como sugestivas de la ense�anza b�blica general sobre el tema en cuesti�n, en lugar de como pruebas exhaustivas en s� mismas.

Romanos 4:9, Romanos 4:10

�Entonces viene esta bendici�n (propiamente, entonces es esta bendici�n) sobre la circuncisi�n o tambi�n sobre la incircuncisi�n? Porque decimos que la fe fue contada a Abraham por justicia. �C�mo (es decir, como lo muestra el contexto, en qu� circunstancias) se calcul�? cuando estaba en la circuncisi�n, o en la incircuncisi�n? No en la circuncisi�n, sino en la incircuncisi�n. La fe, y no las obras, habiendo demostrado ser el principio de la justificaci�n de Abraham, y aquellos que estaban bajo la Ley Mosaica, representada por David, habiendo visto que compart�an la bendici�n de estar tan justificados, la pregunta sigue siendo si no puede limitarse solo a ellos, o solo a los descendientes circuncidados de Abraham. Que esto no puede ser se muestra de dos maneras: en primer lugar ( Romanos 4:10), por el hecho de que Abraham mismo no fue circuncidado cuando se le dijo que estaba justificado, de modo que ni la capacidad ni la herencia de tales la justificaci�n puede verse como dependiente de la circuncisi�n; y, en segundo lugar ( Romanos 4:13), se argumenta que la Ley no pod�a apropiarse del privilegio a sus descendientes carnales, ya que el principio mismo de la ley es lo contrario de lo que se dice que Abraham estaba justificado. As�, la simiente, innumerable como las estrellas, para ser entendida como herederos de la promesa que se le hizo, y que comparte su bendici�n, no son sus descendientes circuncidados, sino una simiente espiritual: los que son de fe son los verdaderos hijos de Abraham ( G�latas 3:7).

Romanos 4:11, Romanos 4:12

Y recibi� la se�al de la circuncisi�n, un sello de la justicia de la fe que ten�a en la incircuncisi�n (esto era todo lo que era la circuncisi�n: una se�al visible y un sello para sus propios descendientes de la justicia que es de la fe; pero no la limita. a ellos, o en s� mismo confiri�ndolo) para que �l sea el padre de todos los que creen, aunque est�n en la incircuncisi�n, para que la justicia tambi�n se les reconozca. Y el padre de la circuncisi�n para aquellos que no son solo de la circuncisi�n, sino que tambi�n caminan en los pasos de esa fe de nuestro padre Abraham que �l ten�a en la incircuncisi�n. La intenci�n de Romanos 4:12 es expresar que, aunque los fieles que no son de Israel son hijos de Abraham, sus descendientes circuncidados no han perdido su privilegio. Ya son sus hijos seg�n la carne, y sus hijos espirituales tambi�n, si caminan en los pasos de su fe (cf. Juan 8:37, "S� que sois la simiente de Abraham", en comparaci�n con Juan 8:39, "Si fueran hijos de Abraham, har�an las obras de Abraham").

Lo que sigue ahora es mostrar (como se explic� anteriormente) que la Ley no podr�a ser el cumplimiento de la promesa a Abraham, o apropiarse de su bendici�n para los jud�os.

Romanos 4:13

Porque no por la ley fue la promesa a Abraham ni a su descendencia de que �l ser�a el heredero del mundo, sino por la justicia de la fe, porque si los que son de la ley son herederos, la fe se anula, y la promesa se hace. sin efecto Porque la ley produce ira: porque donde no hay ley, tampoco hay transgresi�n. El punto del argumento es que el principio de la ley es esencialmente diferente del que Abraham justific� y que, por lo tanto, debe entenderse en el cumplimiento de la promesa que se le hizo a �l y a su descendencia. C�mo esto es as� se insin�a brevemente en Romanos 4:15, la idea se expone m�s completamente en Romanos 7:1. La idea es (como ya se ha explicado) que la ley simplemente declara lo que es correcto y requiere su conformidad; no da poder para obedecer, ni expiaci�n por no obedecer. Por lo tanto, en s� mismo, no obra justicia, sino ira; porque el hombre se vuelve totalmente responsable de la ira cuando llega a conocer, a trav�s de la ley, la diferencia entre lo correcto y lo incorrecto (cf. Juan 9:41, "Si estuvieras ciego, no deber�as tener pecado"). Exactamente la misma visi�n de la imposibilidad de que la Ley Mosaica sea el cumplimiento de la promesa a Abraham se encuentra en G�latas 3:1., Donde tambi�n el verdadero prop�sito de la Ley, interviniendo as� entre la promesa y su cumplimiento, Se explica m�s detalladamente. La expresi�n en G�latas 3:13, "que debe ser el heredero del mundo", hace referencia al alcance final de las promesas abrah�micas (ver G�nesis 12:2, G�nesis 12:3; G�nesis 13:14-1; G�nesis 15:5, G�nesis 15:6, G�nesis 15:18; G�nesis 17:2-1; G�nesis 18:18; G�nesis 22:17, G�nesis 22:18). Ahora, es cierto que en algunas de estas promesas el lenguaje utilizado parece denotar no m�s que la posesi�n temporal por parte de Israel de la tierra prometida, con dominio (realmente realizado bajo David y Salom�n) sobre todo el pa�s desde el Mediterr�neo hasta el �ufrates , como en G�nesis 13:14, G�nesis 13:15; G�nesis 15:18, etc. Pero su alcance total trasciende cualquier cumplimiento tan limitado, como donde se dice que la simiente prometida debe ser como las estrellas del cielo, y como el polvo de la tierra que no se puede contar, y que en �l todas las naciones de la tierra sean bendecidas. En consecuencia, los profetas reconocieron un cumplimiento final mucho m�s grande en sus im�genes frecuentes del dominio universal del Mes�as; y no hab�a necesidad de que el ap�stol probara aqu� lo que los jud�os ya entend�an. La �nica diferencia entre el punto de vista actual entre ellos y el suyo ser�a que tendr�an en su mayor�a una soberan�a mundana universal con su centro local en el trono de David en Jerusal�n, mientras �l interpretaba de manera espiritual, viendo m�s all� del marco externo de visiones prof�ticas para El ideal que implican. "Heres mundi idem est quod pater omnium gentium, benedictionem accipientium. Totus mundus promissus est Abrahae et semini ejus per totum mundum conjunctim. Abrahamo obtigit terra Canaan, et sic aliis alia pars; atque corporalia sunt esp�cimen espiritual. Christus beres mundi (Christus beres mundi, Christus beres mundi, Christus beres mundi, Christus beres mundi Hebreos 1:2; Hebreos 2:5; Apocalipsis 11:15), et qui in eum credunt Abrahae exemplo ( Mateo 5:5) (Bengel). debe observarse que, aunque se dice que el mismo Abraham en G�nesis 15:13 es "el heredero del mundo", pero la expresi�n precedente "a Abrabam o a su simiente", lo suficientemente insin�a que est� en su semilla, identificada con �l, que �l es concebido como heredero.

Romanos 4:16, Romanos 4:17

Por lo tanto, es de fe, que puede ser de acuerdo con la gracia (???? ?????, como en Romanos 4:4); hasta el final la promesa puede ser segura para toda la semilla; no solo a lo que es de la Ley, sino tambi�n a lo que es de la fe de Abraham, quien es el padre de todos, (como est� escrito: Padre de muchas naciones te he hecho) delante de �l a quien �l crey�, quien aviva a los muertos y llama a las cosas que no son como si fueran. Romanos 4:16 no introduce ning�n pensamiento nuevo, sino un resumen de lo que se ha dicho, excepto que, en Romanos 4:17, el texto G�nesis 17:5 se aduce en apoyo del sentido extendido en que se ha entendido "la simiente de Abraham". En G�nesis 17:17, tambi�n, se introduce la idea de c�mo Abraham demostr� su fe; y esto con el fin de demostrar que fue esencialmente lo mismo que la fe justificadora de los cristianos.

Romanos 4:18

�Qui�n contra la esperanza en la esperanza crey�? La versi�n podr�a sugerir su dependencia de "cre�do", que es gramaticalmente posible (cf. Romanos 9:33; Romanos 10:11), pero aqu� no es admisible, ya que la esperanza no puede considerarse como el objeto de creencia) hasta el final podr�a convertirse en el padre de muchas naciones, de acuerdo con lo que se habl�, as� ser� tu simiente ( G�nesis 15:5, a saber, "como las estrellas"). Y al no ser d�bil en la fe, consider� que no (es decir, no se le consideraba un obst�culo para la fe. Los c�dices en los que se basan nuestros recientes revisores omiten ??) antes de ??????????, y en consecuencia traducen, "consideraba su propio cuerpo". haciendo la idea de que �l era plenamente consciente de la aparente imposibilidad de tener un hijo, pero no obstante lo cre�a. Pero la lectura del Textus Receptus tiene un buen apoyo, y especialmente el de los Padres griegos, y da el mejor sentido) su propio cuerpo ahora muerto (ya muerto), es decir, con respecto a la virilidad. Entonces, con la misma referencia, Hebreos 11:12), cuando ten�a unos cien a�os, ni la muerte del �tero de Sarah; pero no se tambale� ante la promesa de Dios por incredulidad, sino que fue fuerte (m�s bien, se fortaleci�) en la fe, dando gloria a Dios; y estar completamente persuadido de que lo que hab�a prometido tambi�n pod�a realizar. Con respecto a la construcci�n de Romanos 5:20, podemos observar que, aunque en la Versi�n Autorizada, que se sigue arriba, las preposiciones antepuestas a "incredulidad" y "fe" son variadas, ambas palabras son dativas sin una preposici�n en el griego, y aparentemente con la misma fuerza del dativo en ambos casos, el sentido es: "Con respecto a la promesa, etc., la incredulidad no lo hizo vacilar (?? ???????? ?? ???????), sino fe lo hizo fuerte ??????????? ?? ??????) ". El significado de todo el pasaje es mostrar, con referencia a G�nesis 17:15-1; G�nesis 18:9-1, c�mo la fe de Abraham en la promesa de una semilla a trav�s de Sarah, que parec�a imposible en el curso natural de las cosas, correspond�a en esencia a nuestra fe en "el que resucit� a Jes�s nuestro Se�or de entre los muertos" ( G�nesis 18:24). Era fe en un poder divino sobre la naturaleza , capaz de acelerar en la vida sobrenatural lo que humanamente est� muerto. Y como la fe de Abraham en t su prometido nacimiento de Isaac implic� una mayor fe en el cumplimiento a trav�s de �l de todas las promesas, por lo que nuestra fe en la resurrecci�n de Cristo involucra la fe en todo lo que est� significado y asegurado para nosotros, en "el poder de una vida Divina" en �l, para sacar la vida de la muerte, para regenerar y avivar a los espiritualmente muertos, y finalmente en la "redenci�n eterna" y la "restituci�n de todas las cosas" (cf. Juan 3:6; Juan 5:25; Romanos 6:3; 1 Corintios 3:21; Efesios 1:18; Efesios 2:4; Apocalipsis 1:18; a lo que podr�an agregarse muchos otros pasajes igualmente significativos). Se puede observar que, no solo en el caso aqu� aducido, sino en toda su vida como se registra en G�nesis, Abraham se destaca como un ejemplo de la fe habitual en un orden Divino m�s all� de la vista, y la confianza en las promesas Divinas. En esto consiste el significado religioso de ese registro para todos nosotros. Cabe destacar que (como se establece especialmente en Hebreos 11:17, etc.) en su disposici�n a sacrificar al hijo a trav�s del cual se cumplir�a la promesa, conservando a�n su fe en el cumplimiento.

Romanos 4:22

Por lo cual tambi�n le fue contado por justicia. Ahora no estaba escrito solo por su bien, que se le ten�a en cuenta; sino tambi�n por nosotros, a quienes se tendr� en cuenta, quienes creen en el que levant� a Jes�s nuestro Se�or delante de los muertos; quien fue entregado por nuestros delitos y fue criado para nuestra justificaci�n. Debe observarse que la palabra aqu� y en otros lugares traducida como "justificaci�n" es ?????????, correspondiente a ??????????. La correspondencia se pierde en ingl�s. La Vulgata lo conserva por justitia y justificatio; y la versi�n Douay tiene, aqu� como en otros lugares, "justicia" para ??????????. Pero "justicia" expresa mejor el significado.

HOMIL�TICA

Romanos 4:11

La paternidad de Abraham.

Es notable que todo este cap�tulo trata de Abraham, una prueba, no solo de la grandeza del car�cter de Abraham, la notoriedad de su posici�n en la historia de la humanidad, y la gran figura del patriarca pose�do de la imaginaci�n de el ap�stol, pero tambi�n de la importancia real de Abraham en el desarrollo de las ideas principales de la verdadera religi�n. Se nos recuerda que Abraham fue el padre de muchas naciones: el padre del pueblo escogido Israel, el antepasado del Mes�as, la Semilla prometida. Pero especialmente padre se nos presenta aqu� que Abraham es el de los fieles, en la medida en que brind� un ejemplo temprano e ilustre de la virtud sobre la cual San Pablo se extiende extensamente en esta Ep�stola a los romanos: la virtud de la fe.

I. ABRAHAM ES EL PADRE DE LOS FIELES PORQUE ES UN EJEMPLO DE FE EN SU SUPERIORIDAD PARA SENTIR Y PARA EL JUICIO HUMANO. El antepasado de la naci�n hebrea recibi� reiteradas garant�as del prop�sito del Eterno con respecto a s� mismo y a su posteridad. No hab�a probabilidad humana del cumplimiento de estas garant�as; en s� mismos se opon�an a toda probabilidad razonable, y hubo circunstancias especiales que aumentaron cien veces su probabilidad inherente. Pero eran, en la creencia de Abraham, las garant�as de Dios mismo, y eso fue suficiente para ordenar su aceptaci�n inmediata e incuestionable. Lo Divino es el objeto propio de la fe humana. Que una declaraci�n sea de Dios; entonces debe recibirse con una confianza absoluta y sin vacilar.

II ABRAHAM ES EL PADRE DE LOS FIELES EN QUE SU FE FUE INDEPENDIENTE DE RITOS Y PRIVILEGIOS EXTERNOS. San Pablo pone gran �nfasis en el hecho hist�rico de que el ejercicio de la fe de Abraham en Dios precedi� a la instituci�n del rito simb�lico de la circuncisi�n. Esto puede parecernos una consideraci�n inmaterial; pero desde el punto de vista del ap�stol tiene gran importancia. Est� argumentando en contra de una visi�n externa y ceremonial de la religi�n, como era demasiado habitual entre los jud�os, y de hecho es demasiado habitual entre todas las personas en todo momento. E hizo un "punto" cuando adelant� el hecho de que Abraham ejerci� fe en Dios mientras a�n no estaba circuncidado; porque esto es una prueba de que la esencia de la religi�n no depende de privilegios externos, aunque sean de nombramiento divino. Una lecci�n que debemos aprender hoy, al igual que los contempor�neos de San Pablo.

III. ABRAHAM ES EL PADRE DE LOS FIELES EN LA MANERA QUE EXHIB�A EL PODER DE LA FE PARA POSEER LA NATURALEZA MORAL Y CONTROLAR LA VIDA. El patriarca no era un hombre que cediera el asentimiento de los labios y que reteniera el reconocimiento pr�ctico que es la mejor prueba de la profesi�n sincera. Es suficiente, en apoyo de esto, se�alar que toda su vida posterior se vio afectada y gobernada por su creencia en la promesa de Dios. Se confes� un peregrino en la tierra, pero mientras buscaba una herencia celestial, viv�a convencido de que Cana�n era la propiedad destinada de su posteridad. La fe sin obras est� muerta; La fe de Abraham estaba viva. Como cristianos, estamos llamados, no solo a creer, sino a vivir por fe, a mostrar nuestra fe por nuestras obras y, si creemos en las promesas de Dios, a darles un lugar tan prominente en nuestro coraz�n que puedan influir en nuestro conducir y gobernar nuestras acciones. La vida que vivimos en la carne debe ser por la fe del Hijo de Dios. Solo as� podemos demostrar que somos verdaderos hijos del fiel Abraham.

IV. ABRAHAM ES EL PADRE DE LOS FIELES ESPECIALMENTE PORQUE EN �L LA FE FUE DEMOSTRADA COMO LA PRIMAVERA DE LA JUSTICIA. El ap�stol nos dice que la fe de Abraham le fue contada por justicia. Esta doctrina de la imputaci�n ha sido mal entendida, cuando se infiere de las ense�anzas del ap�stol que, estando presente la fe, se puede prescindir de la justicia. La verdadera ense�anza de San Pablo tiene como objetivo eliminar la religi�n de las acciones externas a las disposiciones internas. La justicia que Dios valora no es la realizaci�n de servicios o la sumisi�n a los ritos, sino los pensamientos e intenciones puras del coraz�n. En la medida en que lo externo es valioso, es una indicaci�n de lo que est� profundamente arraigado en el interior. La fe lleva al alma a una relaci�n correcta con Dios, y estos h�bitos seguros de obediencia y sujeci�n que se muestran en las palabras, los hechos y el curso de la vida moral por el cual un hombre es juzgado por sus semejantes.

Romanos 4:18

Esperanza contra esperanza.

La fe y la esperanza son aliados, aunque separados, ejercicios y h�bitos de la mente creada y finita. Ninguno de los dos es posible para Dios, que es independiente y eterno, y no puede confiar en un superior ni anticipar un futuro. El mayor bienestar del hombre depende de la fe, que es el principio de una vida alta y noble. La esperanza es menos necesaria, sin embargo, pertenece a un desarrollo completo de la naturaleza humana, que mira hacia el futuro y hacia lo invisible. La fe debe tener un objeto, y la esperanza debe tener un fundamento. La fe est� en una persona; La esperanza tiene respeto a la experiencia anticipada. Si hay fe en un Ser que ha dado promesas definidas, habr� esperanza en lo que sea que sea el asunto de esas promesas. El que cree en Dios esperar� que se cumplan las garant�as divinas.

I. HAY ESPERANZA BASADA EN EXPERIENCIAS HUMANAS NATURALES. Hasta cierto punto, la esperanza es una cuesti�n de temperamento; Las circunstancias que, para un hombre abatido, parecen no ofrecer ning�n brillo de consuelo al mirar hacia el futuro, despertar�n las expectativas m�s brillantes por parte del hombre de disposici�n sangu�nea. A�n as�, la esperanza a menudo se ve impedida por la severa ense�anza de la experiencia constante; y un hombre demostrar�a su enojo si, en ciertas circunstancias, espera con esperanza el disfrute de la salud, el honor o la riqueza. Abraham, en las circunstancias mencionadas en el contexto, podr�a esperar muchas bendiciones; pero, si se ilumina solo por la experiencia de su propia vida y por la experiencia de las generaciones anteriores, no podr�a esperar una posteridad que tomara posesi�n de la tierra de Cana�n como su herencia. Y nosotros, si estamos iluminados solo por la sabidur�a terrenal, no podr�amos aventurarnos a anticipar las bendiciones que el evangelio, con la autoridad divina, asegura a los creyentes y obedientes. La esperanza humana no podr�a hasta ahora enga�arnos.

II HAY ESPERANZA BASADA EN LAS PROMESAS FIELES DE LO ETERNO. Con dios nada es imposible; de Dios no se oculta nada. Por lo tanto, cuando se digna revelar sus prop�sitos a los hombres, y cuando esos prop�sitos son prop�sitos de misericordia, aquellos a quienes se les hace est�n justificados para abrazarlos y actuar sobre ellos. En el caso de Abraham, las promesas firmes e inmutables del Supremo aseguraron aquello que la esperanza humana no habr�a tenido fundamento para anticipar; y la esperanza divina prevaleci� justamente. Esperaba en Dios contra cualquier esperanza o fracaso de la esperanza que pudiera ser natural para �l como hombre. Y Abraham no esperaba en vano. Abraz� y crey� las promesas. �l y su familia, "no haber recibido las promesas, sino haberlas visto y saludarlas desde lejos, confesaron que eran extra�os y peregrinos en la tierra". La esperanza triunf�, incluso sobre la amarga prueba relacionada con el sacrificio de Isaac. Mirando hacia el futuro con el brillante y penetrante ojo de la esperanza, nuestro padre Abraham vio el d�a del Mes�as, y se regocij� y se alegr�.

SOLICITUD. A menudo, el cristiano, si se reduce a los l�mites de las anticipaciones terrenales, puede dar paso al des�nimo y al miedo. Pero tiene esperanza, como "un ancla para su alma", por medio de la cual puede resistir las tormentas del tiempo. D�jelo esperar contra esperanza, y su confianza se justificar�, y sus anticipaciones se realizar�n. La suya es una esperanza que, en el hermoso lenguaje de los ap�crifos, est� "llena de inmortalidad".

Romanos 4:20

"Fuerte en la fe".

No hay nada sobre lo que los hombres est�n m�s orgullosos de s� mismos que sobre su fuerza. El atleta se jacta de su fuerza muscular y de constituci�n corporal, el pensador de su fuerza de intelecto, el monarca de su fuerza en la guerra, el hombre seguro de s� mismo de su fuerza de car�cter. Tal jactancia es vana. La estimaci�n del hombre de sus propios poderes puede parecer absurda para otros seres; en presencia del Eterno y Todopoderoso es profano. Bien dijo el profeta las palabras familiares de advertencia: "Que el hombre fuerte no se glor�e en su fuerza". Sin embargo, hay un aspecto en el que el hombre puede ser fuerte. D�bil en el cuerpo en presencia de leyes naturales, de mente d�bil ante las dificultades de la vida, el hombre puede ser "fuerte en la fe". Aqu� no se pueden establecer l�mites; es la fe la que

"Se r�e de las imposibilidades y grita:" �Se har�! "

I. LA FE FUERTE ES REQUERIDA POR LAS EXIGENCIAS DE LA NATURALEZA HUMANA Y LAS CIRCUNSTANCIAS HUMANAS. Los ap�stoles sacaron sus ejemplos de virtud, de religi�n pr�ctica, de la historia de los padres de su naci�n; el autor de la ep�stola a los hebreos relata los triunfos de la fe como aparentes en la vida de sus ilustres progenitores; y San Pablo en este pasaje, con el fin de alentar a sus lectores al ejercicio de una fe viva y poderosa, cita el ejemplo de Abraham, a quien se le llama "el padre de todos nosotros". Ciertamente, a juicio humano, parec�a poco probable el cumplimiento de la promesa de Jehov� al patriarca de que la tierra de Cana�n deber�a ser la posesi�n de su simiente. Hab�a una improbabilidad antecedente, hasta donde la previsi�n del hombre pod�a penetrar. Y hab�a dificultades especiales en las circunstancias familiares de Abraham, que parec�an insuperables. Sin embargo, San Pablo les recuerda a sus lectores que Abraham "no se tambale� ante la promesa de Dios por incredulidad, sino que fue fuerte en la fe, dando gloria a Dios". Hay mucho en nuestro car�cter y en nuestra vida que solo se puede tratar con �xito mediante el ejercicio de una fe fuerte. Nuestros pecados, nuestras penas, nuestras privaciones, nuestra ignorancia e incertidumbre con respecto al futuro, todo llama a la fe. Las dudas intelectuales se interponen en el camino del progreso y el bienestar de algunos hombres; Las tentaciones de mundanalidad y ego�smo son obst�culos formidables en el camino de los dem�s. Todos tienen ocasi�n de quejarse de que la luz de la naturaleza, de la raz�n, a veces es tenue. Todos son tentados a veces al des�nimo y al des�nimo. Cuando nuestros corazones son d�biles y nuestro conocimiento es limitado, y todos nuestros recursos nos fallan, como debe suceder a menudo en nuestra existencia humana, �hacia d�nde miraremos? La experiencia tiene la culpa, la raz�n duda, la ayuda del hombre es vana. Lo que necesitamos en esos momentos es "fe fuerte".

II LA FE FUERTE ES JUSTIFICADA POR LOS ATRIBUTOS Y LAS PROMESAS DE DIOS. La reflexi�n y la raz�n pueden ense�arnos algo del Supremo; pero la luz m�s clara es arrojada sobre su car�cter y prop�sitos por revelaci�n; y es en Cristo Jes�s que se ha dado a conocer m�s plenamente a nosotros; porque "el que ha visto al Hijo, ha visto al Padre". Si tenemos la seguridad de que Dios es sabio y todopoderoso, gran parte de nuestras dudas y dificultades desaparecer�n, ya que disfrutaremos de la convicci�n de que nuestra suerte no est� ordenada por casualidad o por el destino, sino por una Providencia dominante. Si nos alienta una autoridad satisfactoria para creer que Dios es bueno y misericordioso, fiel y compasivo, tal creencia nos aliviar� de muchas aprensiones provocadas por el sentimiento de nuestros innumerables errores y locuras. Tal revelaci�n nos ha sido garantizada. Debe tenerse en cuenta que el valor de la fe depende del objeto de la fe. Colocada sobre hombres d�biles y falibles, la fe a menudo puede fallarnos; pero establecido y fijado en la sabidur�a, la rectitud y el amor infinitos, puede sostenernos, dirigirnos y alegrarnos durante la peregrinaci�n de la vida. Para Abraham ciertas promesas directas y personales fueron dadas por Dios; y la fe de Abraham es registrada por el ap�stol en la declaraci�n de que estaba "completamente persuadido de que lo que hab�a prometido pod�a realizar". Las promesas hechas a la humanidad a trav�s de Jesucristo no son menos expl�citas, y son mucho m�s interesantes, preciosas y de mayor alcance. Podemos tener, y justamente, una medida muy moderada de fe en las garant�as que nos dan nuestros semejantes, una confianza muy calificada en s� mismos. Pero este no deber�a ser el caso cuando el Dios eterno y fiel y sus amables promesas est�n en cuesti�n. Sobre �l y sus palabras podemos "construir una confianza absoluta". "Cree en Dios", dice Cristo; "cree tambi�n en m�".

III. LA FE FUERTE SE RECOMIENDA EN LA EXPERIENCIA DE LAS PERSONAS DE DIOS. Fue as� en el caso de Abraham, quien se convirti� en el padre de muchas naciones, cuya posteridad hered� la tierra de Cana�n, y a quien su fe personal fue "imputada por justicia". Siempre ha sido as� con los cristianos que han caminado, no por vista, sino por fe. La confianza en un Invisible, pero siempre presente, Divino, Todopoderoso Ayudante, ha sido el principio de toda vida verdaderamente cristiana. Ha llevado el perd�n y la paz al coraz�n del penitente; ha causado que muchos "por debilidad se vuelvan fuertes"; ha tra�do luz a quienes est�n en la oscuridad y ha llevado a quienes est�n perplejos, seguridad a quienes est�n en peligro, consuelo a quienes est�n tristes y esperanza a quienes est�n listos para perecer. "Esta es la victoria que vence al mundo, incluso tu fe". Tampoco es esto inexplicable; porque por fe nos aferramos a la fuerza que es irresistible e invencible, y el poder del creyente no es suyo, sino de Dios.

Romanos 4:21

Promesa y rendimiento.

�Cu�n condescendiente y gentilmente se dign� nuestro Padre celestial para comunicarse con sus hijos! �Qu� pruebas da de su inter�s en nosotros, su simpat�a por nosotros! No se puede encontrar una mejor ilustraci�n de esto que en las promesas de la santa Palabra. Al agacharse, por as� decirlo, a nuestro nivel, Dios se dirige a nosotros no solo preceptos para dirigir nuestra conducta, sino que promete mantener nuestro coraje y animar nuestra esperanza. Excelentes y preciosas son las promesas divinas pronunciadas y cumplidas para el beneficio de la familia espiritual que depende de la generosidad, la tolerancia y la tierna misericordia del Alt�simo.

I. DIVINAS PROMESAS. La promesa dada a Abraham fue de un car�cter especial, pero tanto en s� misma como en la forma en que fue recibida y cumplida, es particularmente instructiva para nosotros como cristianos.

1. El Dador de las promesas sobre las cuales nosotros, como creyentes en la Palabra de Dios, estamos llamados a confiar, es el Ser cuyos recursos infinitos, conocimiento omnisciente de las necesidades de su pueblo y fidelidad inquebrantable separan todas sus garant�as de los de los dem�s.

2. El asunto de las promesas divinas merece nuestra atenci�n especial; consideran m�s bien el bien espiritual que el temporal, y aunque var�an en su car�cter, se adaptan singularmente a la condici�n y las necesidades de los hombres.

3. Los receptores de estas promesas son criaturas que dependen por completo del favor divino, sin recursos propios, y sin esperanza salvo la que se basa en la fidelidad de Dios.

4. El prop�sito de las promesas divinas es eliminar el miedo natural y la depresi�n con respecto al futuro, y en su lugar, infundir una confianza tranquila, una esperanza brillante y pac�fica. Si los hombres tuvieran sus propias predicciones del futuro, las sombr�as premoniciones a menudo tomar�an posesi�n de sus almas; Las promesas de Dios est�n preparadas para tranquilizar y reanimar a los abatidos y tristes.

II DIVINO RENDIMIENTO.

1. Esto es seguro y seguro. Leemos de Dios que "�l no puede mentir". La confianza de Abraham estaba justificada cuando estaba "completamente seguro de que, lo que Dios hab�a prometido, �l tambi�n pod�a cumplir".

2. Es completo, satisfactorio y efectivo. Abraham fue removido de la tierra antes de que llegara el tiempo se�alado para el cumplimiento de las promesas hechas a �l y a su descendencia. Sin embargo, previ� con la clara visi�n de fe lo que a su debido tiempo sucedi�. Sus descendientes recibieron y poseyeron "la tierra prometida". Es as� con todas las actuaciones de Eternal Wisdom and Compassion. Ninguna palabra que Dios ha hablado fallar�; sus promesas son "todo s� y am�n en Cristo Jes�s".

3. El desempe�o de Dios de su palabra de seguridad es tal que justifica la confianza inquebrantable de su pueblo. �C�mo podemos cuestionar su habilidad o su disposici�n?

"La voz que hace rodar las estrellas a lo largo de las promesas"

HOMILIAS DE C.H IRWIN

Romanos 4:1

La fe de Abraham

Ya hemos visto c�mo el ap�stol ha preparado el camino para la gran doctrina de la justificaci�n por la fe. Mostr� en los primeros dos cap�tulos que el hombre no tiene justicia propia, que no puede justificarse a s� mismo, sino que, por el contrario, tanto el jud�o como el gentil est�n todos bajo pecado. "No hay diferencia: porque todos pecaron, y est�n destituidos de la gloria de Dios". Ahora, en este cuarto cap�tulo, muestra que este gran hecho, la necesidad de justificaci�n por la fe, ya ha sido reconocido por Abraham y David. Est� escribiendo a los jud�os, y toma el caso de dos hombres de Dios con cuyas vidas estaban familiarizados y a quienes ten�an en gran respeto. �l muestra que ni Abraham ni David descansaron en su propia justicia. Descansaron completamente en la gracia soberana y la misericordia de Dios. "Abraham crey� a Dios, y le fue contado por justicia" ( Romanos 4:3). Entonces David tambi�n describe la bendici�n de aquellos cuyas iniquidades son perdonadas y cuyos pecados est�n cubiertos; del hombre a quien el Se�or no imputa pecado ( Romanos 4:6). No hay dos casos m�s apropiados o m�s reveladores que el ap�stol podr�a haber seleccionado para ilustrar la necesidad universal del hombre de una justicia divina. Aqu� hab�a dos santos de Dios, uno llamado el amigo de Dios, el otro el dulce cantante de Israel, y sin embargo, ambos descansaban, no en sus propias buenas obras, sino en la misericordia y la libre gracia de Dios. Es cierto que David hab�a pecado gravemente contra Dios, pero no confiaba en el perd�n de ninguna penitencia u obra de m�rito que pudiera haber hecho para expiar su pecado, sino �nicamente para la misericordia perdonadora del Se�or. La fe de Abraham, sin embargo, es el tema principal del cap�tulo.

I. SU RAZONABILIDAD. El tema de la fe no es simplemente una cuesti�n teol�gica abstracta. La fe de Abraham, en particular, no es algo que le preocupara a Abraham, pero que no nos interesa. Al final de este cap�tulo se nos dice que "no fue escrito solo por su bien, que su fe le fue imputada por justicia, sino tambi�n por nosotros, a quienes se les imputar�, si creemos en el que levant� Jes�s nuestro Se�or de entre los muertos; quien fue entregado por nuestras ofensas, y resucit� para nuestra justificaci�n "( Romanos 4:23). �Qu� queremos decir entonces con fe? La fe es una fuerte persuasi�n interna que se manifiesta en actos externos. No podr�amos tener una mejor ilustraci�n de ello que la vida de Abraham. "Abraham crey� a Dios". Su vida fue una vida de fe en Dios. Confi� en la palabra de Dios, y tom� el camino de Dios. Aqu�, entonces, tenemos una definici�n simple de lo que significa la fe: confiar en la palabra de Dios y tomar el camino de Dios. �No es este un curso eminentemente razonable para un ser humano? Entonces pens� Abraham. Era un hombre de experiencia cuando tenemos el primer registro de que Dios le habl�. Ten�a setenta y cinco a�os cuando le lleg� la primera orden de Dios: la orden de abandonar su pa�s y la casa de su padre. Parecer�a que Abraham hab�a comenzado antes de ese tiempo a mirar m�s all� de lo visto a lo invisible. Sus instintos espirituales y su raz�n le dijeron que esos �dolos que adoraban las personas que lo rodeaban no pod�an representar al gran Creador del mundo. Ya ten�a la convicci�n de que hab�a un Dios, una convicci�n razonable basada en la evidencia de las leyes naturales. Sab�a algo del poder, la sabidur�a, la inmortalidad y la inmutabilidad de ese Ser todopoderoso. Y as� lleg� a la conclusi�n, que se convirti� en una convicci�n irresistible, de que "lo que Dios hab�a prometido tambi�n pod�a cumplir" ( Romanos 4:18). Estaba "completamente persuadido". Sobre esto Abraham bas� su fe. Por estas razones, confi� en la palabra de Dios y tom� el camino de Dios. �No es a�n m�s razonable que tengamos fe en Dios? Nosotros tambi�n hemos tenido experiencia, y no solo nuestra propia experiencia, sino la experiencia de miles de otros desde los d�as de Abraham hasta ahora, que han confiado en Dios, y descubrieron que lo que ha prometido tambi�n es capaz de cumplir. La historia de los siglos nos ense�a que el cielo y la tierra pueden pasar, pero que las palabras de Dios no pasan; que los hombres cambiar�n y morir�n, y poderosos imperios se desmoronar�n en polvo, pero que la misericordia del Se�or es eterna y eterna sobre los que le temen. Tambi�n nos ense�a esta lecci�n, que el camino de Dios es siempre el mejor, y que el temor del Se�or es el comienzo de la sabidur�a. La fe de Abraham fue una fe razonable. Es razonable que tambi�n debamos confiar en la palabra de Dios y tomar el camino de Dios.

II SUS RESULTADOS

1. La fe de Abraham lo llev� a una obediencia inquebrantable. Fue una orden extra�a y aparentemente severa que Dios le dio, "S�cate de tu pa�s, y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a una tierra que te mostrar�" ( G�nesis 12:1). Pero Abraham no dud�. Sab�a a qui�n hab�a cre�do. Era Dios, el Dios viviente, su Padre celestial, quien le hablaba, y sinti� que deb�a obedecer. Sab�a que Dios proveer�a para �l; �l sab�a que Dios lo guiar�a bien. �Cu�ntos de nosotros en circunstancias similares mostrar�amos una obediencia tan inquebrantable e inquebrantable al mandato de Dios? �Cu�ntos de nosotros estamos dispuestos a confiar en que Dios nos cuidar� cuando hagamos su voluntad? �Pobre de m�! �No es cierto que a menudo dudamos en hacer su voluntad, simplemente porque no podemos confiar en �l para que nos cuide, nos ayude a superar las dificultades y coronar nuestros trabajos con �xito? Pero, entonces, debe admitirse que aqu� hay una dificultad real y pr�ctica que a veces deja perplejo al pueblo de Dios. Alguien puede decir: "Bueno, estoy bastante dispuesto a hacer la voluntad de Dios, a seguir el camino del deber, si solo pudiera decir lo que era. Hay tantos casos en los que no puedo ver mi camino. Si solo pudiera escuchar Dios habl�ndome como lo hizo con Abraham, no habr�a ninguna dificultad al respecto ". Creo que la forma de enfrentar esa dificultad es esta. Satura tu mente con el esp�ritu del evangelio, con las ense�anzas de la Palabra de Dios, con el esp�ritu de Cristo. Un cristiano es aquel que tiene el esp�ritu de Cristo. Y, aunque habr� inconsistencias, como regla podemos depender del cristiano. Una ilustraci�n notable de esto se dio en el propio caso de Abraham. Antes de que Sodoma y Gomorra fueran destruidas, el Se�or dijo: "�Debo esconder de Abraham lo que hago? Porque lo s�, que �l ordenar� a sus hijos y a su familia que lo sigan, y ellos guardar�n el camino del Se�or". ( G�nesis 18:17, G�nesis 18:19). Dios confiaba en que Abraham hiciera lo correcto, aunque en un caso Abraham actu� de manera pecaminosa e inconsistente. Entonces podemos confiar en el cristiano para que act�e de manera cristiana. Habr� errores, inconsistencias, en su vida. Pero hay algunas cosas que sabemos que �l no har�. No estar� entre los que rompen el s�bado, entre los oradores profanos, inmundos y sucios, entre los intemperantes, entre los que defraudan o los que difaman a su pr�jimo. Y todo esto lo sabemos, porque sabemos que tiene el esp�ritu de Cristo. Debemos cultivar este esp�ritu, entonces, si supi�ramos cu�l es el camino del deber.

2. La fe de Abraham lo llev� a un sacrificio inquebrantable. Hay dos grandes escenas en su vida que ilustran esto. Una fue cuando le dio permiso a Lot para elegir qu� porci�n de tierra tendr�a. Abraham ten�a derecho a elegir, pero renunci� a sus propios derechos en favor de su sobrino. La otra fue cuando Dios lo llam� para ofrecer como sacrificio a su hijo Isaac. �Qu� esp�ritu de fe mostr� Abraham entonces! �l confiaba en Dios, y entonces tom� el camino de Dios. �l mismo hab�a dicho una vez antes: "�No har� bien el juez de toda la tierra?" ( G�nesis 18:25). Y ahora, cuando Dios, que le dio a su hijo, le pide que lo devuelva, su fiel servidor est� listo para hacer lo que Dios le pida. Fue suficiente. El mismo Se�or hab�a provisto un cordero para el holocausto. Pero Abraham mostr� la grandeza de su fe por el sacrificio que estaba listo para hacer. Hay un proceso en matem�ticas llamado eliminaci�n de factores. El factor s� mismo hab�a sido eliminado del car�cter y la vida de Abraham. As� ser� con el verdadero cristiano. El esp�ritu de sacrificio propio es el esp�ritu de Cristo, el esp�ritu del cristianismo. "Si alg�n hombre viene a por m�, que se niegue a s� mismo, tome su cruz todos los d�as y s�game". Debemos estar listos para sacrificarnos por el bien de Cristo. Tal era, entonces, la fe de Abraham. Era una fe razonable, y una fe que result� en una obediencia inquebrantable y en un sacrificio inquebrantable. Confi� en la palabra de Dios, y tom� el camino de Dios. Ese es el camino de salvaci�n para cada pecador. Tal fe es la condici�n de toda justicia. Si queremos agradar a Dios, si queremos llegar al cielo, debemos tomar el camino de Dios. La forma de la justificaci�n de Abraham es un est�mulo para cada pecador, ya sea jud�o o gentil. Si la salvaci�n hubiera sido por la Ley, solo los que ten�an la Ley, o quienes la guardaron, podr�an salvarse. Pero es "de fe, para que sea de gracia; hasta el final la promesa puede ser segura para toda la simiente; no solo para lo que es de la Ley, sino tambi�n para lo que es de la fe de Abraham" ( Romanos 4:16). La bestia de los jud�os de que eran la simiente de Abraham mostr� una idea limitada de cu�l era la promesa. Abraham era "el padre de muchas naciones" ( Romanos 4:17, Romanos 4:18). Los verdaderos hijos espirituales de Abraham son aquellos que imitan la fe de Abraham. � C.H.I.

HOMILIAS DE T.F. BLOQUEADOR

Romanos 4:1

Un caso de prueba.

Abraham era su padre ( Juan 8:1.) - estaban orgullosos de reconocerlo; �Pero cu�l era su relaci�n con Dios?

I. LA JUSTICIA DE ABRAHAM. La justicia debe ser absoluta o imputada; p.ej. un criado empleado, por un lado probado y verdadero, por otro lado falso, pero penitente y recibido de nuevo. �Cu�l era el de Abraham?

1. Si fue por obras, fue absoluto, y por lo tanto estaba en una posici�n de orgullosa integridad ante Dios. �Fue as�? Toda la historia demostr� lo contrario. Humilde dependencia.

2. Si se imputa, solo podr�a ser como �l acept� las promesas de Dios y vivi� por fe en ellas. Y as� dice la Escritura ( Romanos 4:3).

II LA FE DE ABRAHAM �Cu�l fue la fe que le fue contada por justicia?

1. Renuncia de uno mismo. ( G�nesis 15:1., G�nesis 15:17.) No pudo hacer nada.

2. Confianza en Dios. ( G�nesis 15:1., e impl�cito en 17.) Dios podr�a hacer todas las cosas.

Tal es el principio general: la fe es el dominio de todo el poderoso amor de Dios. De ah� la primavera de toda justicia. En el caso de Abraham, fe en las promesas para el futuro relacionadas con el reino de Dios. Virtualmente, fue la fe de su salvaci�n espiritual. �No era el caso de David el mismo? Hay iniquidades, pecados; el hombre nunca puede deshacerlos; Dios puede cubrirlos. Entonces con nosotros. No de deuda, sino de gracia, de parte de Dios; por lo tanto, no de obras, sino de fe, por parte del hombre. Y por lo tanto no hay condici�n arbitraria; la apropiaci�n de toda la riqueza del bien ofrecido en Dios y por Dios. Bueno, se dice: "Bienaventurados ellos", etc.�T.F.L.

Romanos 4:9

Todas las cosas son de fe.

La posici�n ahora est� establecida de que la justicia es a trav�s de la fe. Pero, podr�an decir, a trav�s de la fe de un hombre circuncidado; y la promesa de la herencia fue a trav�s de la Ley; y seguramente la posteridad de Abraham vino seg�n la carne. �l responde: justicia, herencia, posteridad, solo por fe.

I. JUSTICIA.

1. La justicia de la fe sin circuncisi�n. En Gema 15. tenemos el registro de la justificaci�n de Abraham; la instituci�n de la circuncisi�n se narra en G�nesis 17:1., catorce a�os despu�s. Abraham, por lo tanto, fue justificado "en su barrio de los gentiles" (ver Godet). Por lo tanto, �l es el padre de los creyentes gentiles; y en la medida en que es el padre de los creyentes jud�os, es porque son creyentes, no porque sean jud�os.

2. La circuncisi�n un sello de la justicia de la fe. Dios fortalece la fe del hombre mediante signos visibles y sellos de la fe y de sus resultados. Entonces, para Abraham, la circuncisi�n fue una promesa permanente de que Dios acept� su fe por justicia. Y del mismo modo, la existencia de una naci�n separada fue un testimonio para el mundo. Pero fue solo la fe lo que fue efectivo; la circuncisi�n lo hizo pero atestigua.

II PATRIMONIO. El mundo entero es prometido a los herederos de Abraham como herencia; esto por s� solo podr�a ser suficiente para mostrar que los herederos no son simplemente descendientes seg�n la carne. Pero la condici�n de tal herencia mostrar� el significado.

1. Si la herencia fuera a trav�s de la Ley, entonces la fe y la promesa fracasan.

(1) "La fe queda vac�a"; porque no puede comprender una imposibilidad, ni puede apropiadamente apoderarse de aquello por lo que se debe trabajar.

(2) "Y la promesa no tiene ning�n efecto"; porque una ley incumplida produce la ira de Dios hacia el hombre, lo cual es totalmente contrario al cumplimiento de una promesa de amor.

2. Por lo tanto, la herencia es de fe, para que sea conforme a la gracia, etc.

(1) La fe es la �nica condici�n de la promesa, que mientras la gracia de Dios da libremente, el hombre puede recibir libremente.

(2) La fe es la �nica caracter�stica de los herederos de la promesa, que as� la semilla puede ser, no solo lo que es de la Ley (incluso combinado con la fe), sino lo que es de la fe (aparte de la Ley), que comprende beth Judios y gentiles que son los hijos espirituales del gran creyente.

III. POSTERIDAD. Pero se podr�a objetar que era necesario un Israel seg�n la carne, para que el Israel espiritual se lograra por fin. Verdaderamente. Pero, para cortar el �ltimo motivo de jactancia, incluso el Israel seg�n la carne fue el don de Dios a trav�s de la fe.

1. Los obst�culos para tal fe. "Su propio cuerpo", etc. Y todo esto a la vista: "lo consider�".

2. La garant�a de la fe. Mientras ve�a los obst�culos, no se tambale�.

(1) La promesa de Dios "Un padre de muchas naciones". "As� ser� tu simiente.

(2) el poder de Dios. "Capaz de realizar;" "aviva a los muertos", etc. "" Por lo cual tambi�n le fue contado por justicia ". Como antes, era pr�cticamente la fe de su salvaci�n espiritual; s�, la misma fe que se apoder� de la promesa de la posteridad, una posteridad que consideraron seg�n la carne. Aprendamos que por fe podemos ser justos, por fe podemos poseer la tierra, por fe podemos impresionar para bien las generaciones siguientes. �Qu� herencia es posible a trav�s de la fe de un solo creyente!

Romanos 4:23

Nuestra fe y justicia.

La fe de Abraham era virtualmente fe en el amor salvador de Dios; La manifestaci�n especial de ese amor hacia �l fue el surgimiento de una simiente sagrada. Nuestra fe es una fe en la �ltima Semilla de Abraham que ha sido levantada como la manifestaci�n suprema del amor de Dios.

I. NUESTRA FE. Nuestra fe y la de Abraham son una en esto: que se aferran a Dios y a Dios obrando por nosotros.

1. El �nico objeto supremo de nuestra fe. �Dios! Cualquier cosa que Dios nos diga, haga lo que haga por nosotros, el Objeto esencial de nuestra fe es �l mismo. S�, en todo su amor salvador. Y aunque en �pocas sucesivas puede haber revelado cada vez m�s sus prop�sitos, ya que los hombres pudieron soportarlo, sin embargo, �l mismo ha sido siempre el mismo, el Objeto de la confianza del hombre. Y aunque ahora sus prop�sitos y acciones pasadas pueden ser concebidos de manera diversa por los hombres, y aunque de hecho pueden ser m�s o menos mal concebidos, sin embargo, si �l mismo, como el Bueno, el Dios salvador, es de confianza, todo est� bien. Nosotros "creemos en �l".

2. El tema especial de nuestra fe. "Eso resucit� a Jes�s", etc. No se le revel� a Abraham c�mo Dios eventualmente lograr�a la salvaci�n para la humanidad, pero se prometi� tal salvaci�n como pudiera: el levantamiento de una posteridad que deber�a poseer el mundo. Para nosotros, se ha dado a conocer el significado completo de esa promesa.

(1) La "entrega" de Jes�s "por nuestras ofensas". El pecado del hombre es la causa necesaria: "para que sea justo", etc. ( Romanos 3:26). El amor de Dios es la causa eficiente: "as� am� al mundo", etc. ( Juan 3:16).

(2) La "resurrecci�n" de Jes�s "para nuestra justificaci�n". La muerte hizo su trabajo; el hombre estaba justificado (es decir, potencialmente). Pero si es as�, la justificaci�n del hombre a trav�s de la muerte de Cristo exigi� su resurrecci�n, as� como las transgresiones exigieron su muerte. Dios lo levant�; Nuestro Se�or de la vida para siempre. Y es este amor grandiosamente operativo el que reclama nuestra fe.

II NUESTRA JUSTICIA.

1. Una justicia objetiva, completa ahora por nuestra fe en la obra expiatoria de Cristo. Lo que era potencial para todos los hombres es real para nosotros, que lo hemos recibido con corazones humildes, incluso la justificaci�n por medio de Cristo.

2. Una justicia subjetiva, prometida por la fe que conf�a en el Se�or viviente. La fe misma es el germen tambi�n de la justicia futura, y por lo tanto "calcula" para lo que producir� cada vez m�s perfectamente.

�Para nosotros? �Oh, simple condici�n, cree en �l!

HOMILIAS DE S.R, ALDRIDGE

Romanos 4:6

Un hombre feliz

Es esencial en el argumento tener un terreno com�n donde se pueda llevar a cabo el debate. El ap�stol pod�a contar con el acuerdo de sus lectores jud�os con su referencia a las Escrituras como el tribunal de apelaci�n final. Y aunque algunos oyentes modernos rechazan las afirmaciones de la Biblia, la mayor�a lo recibe como una autoridad inspirada, por lo que el negocio del predicador generalmente es probar su caso a partir de ello, y presionar a casa sus declaraciones que muestran cu�l es la acci�n apropiada que involucran. Habiendo mencionado a Abraham como una instancia de justificaci�n por la fe, el ap�stol procedi� a convocar a David como testigo de la misma verdad en el salmo trig�simo segundo.

I. EL TRATAMIENTO FELIZ DE DIOS DE LOS PECADORES PENITENTES.

1. Se emplean tres expresiones en los versos citados, respetando el pecado. Se dice que se perdona, como una deuda remitida, borrando el puntaje en nuestra contra. Est� cubierto, como el propiciatorio ocult� la Ley de la vista, o como una piedra arrojada a las profundidades del mar est� enterrada en sus aguas, o como un manto de nieve vellosa oculta las impurezas de un paisaje. Del mismo modo, es un acto considerado contra los delincuentes, como si Dios hiciera o�dos sordos y no viera la vista cuando se presenta una queja contra �l por las transgresiones de los culpables. Alisa las tabletas de cera para que nadie pueda leer el acta de acusaci�n.

2. Estas expresiones significan un perd�n completo. Puede que al rey no le importe mucho la presencia del rebelde indultado en su corte, pero el padre est� alegre por el regreso del hijo pr�digo. Ning�n estado intermedio de indiferencia es posible en la actitud de Dios hacia sus criaturas; cuando perdona, hay plena reconciliaci�n. �Sin mirada, sin tono, insin�a indignidad del pasado!

3. Estas expresiones ense�an una justificaci�n totalmente gratuita. No se hace menci�n al m�rito humano. El arrepentimiento del hombre no puede borrar ni expiar el pasado; perd�n significa un mal perdonado, no deshecho, el hombre es un esclavo, que no puede comprar su libertad; se ha lanzado a la esclavitud, y su �nica esperanza radica en la libre manumisi�n.

II LA FELICIDAD DE LOS PERDONADOS.

1. Las penas del pecado se evitan. Esto no significa que todas las consecuencias de las malas acciones del pasado no puedan seguir, sino que la ira de Dios ya no descansa sobre el pecador. La futura sentencia contra el mal se retiene, y as� se elimina la carga de la culpa.

2. La justificaci�n conlleva la admisi�n a un estado de favor divino. La absoluci�n incluye m�s que un resultado negativo, el de no condenaci�n; Tambi�n hay una entrada positiva al reino de los cielos, con todos sus privilegios y relaciones sagradas. El amor filial toma el lugar del esp�ritu del miedo.

3. La consciencia dichosa de una condici�n correcta. En lugar de arrastrarse por el pecado, tratando en vano de olvidarlo, el hecho ha sido enfrentado, la verdad admitida, y el toque de Dios ha quitado la carga para siempre de la conciencia. Las Escrituras asumen la posibilidad de conocernos a nosotros mismos perdonados. Faith abre la audiencia interior para regocijarse en la seguridad: "Ve en paz". El devoto israelita ten�a las ceremonias del templo para simbolizar el plan de misericordia de Dios, as� como las declaraciones de los maestros inspirados. El cristiano tiene palabras de Cristo para descansar, como tambi�n los comentarios apost�licos sobre el sacrificio y la misi�n de Cristo. "Estoy en un mundo nuevo", dijo uno que se dio cuenta de su posici�n alterada. Tranquilo en la mente durante la vida, sereno ante la perspectiva de la muerte, con Dios como su porci�n a trav�s de la eternidad, seguramente esta es una felicidad digna del elogio del salmista.-S.R.A.

Romanos 4:16

Obtenci�n de una herencia.

Un linaje honorable no debe ser despreciado. Muchas ventajas se derivan de la ley de herencia, por la cual los progenitores transmiten cualidades distintivas a sus descendientes. Pero el texto invita a un curso inusual de engendrar una ascendencia y as� ganar una herencia noble, nada menos que reclamar a Abraham como nuestro padre. La calificaci�n es exhibir como fe con el padre de los fieles. La fe es as� como el cuerno del castillo de Egremont:

"Cuerno era lo que nadie pod�a sonar, nadie en la tierra viva. Salve al que vino como leg�timo heredero".

I. LA SIMILARIDAD DE LA FE DE ABRAHAM A LA REQUERIDA POR EL EVANGELIO.

1. Cada uno tiene a Dios como su Objeto supremo, y se basa en alguna promesa de Dios. Como el patriarca respetaba la palabra y el poder del Todopoderoso, la fe del cristiano considera el poder de maravilla de aquel que "levant� a Jes�s de entre los muertos". Que en el �ltimo caso miremos hacia atr�s, no hacia adelante, no hay diferencia en cuanto a la esencia de la fe, y esta resurrecci�n se convierte en s� misma en la base de la expectativa creyente en relaci�n con nuestra propia salvaci�n futura.

2. El tema de la fe se diferencia as� de sus semejantes. Fuera de un mundo en una condici�n de rebeli�n y desconfianza, Abraham destac� un monumental pilar de fe. El pecado entr� por primera vez bajo la apariencia de una duda de la Palabra de Dios, y la fe es arrojar toda sospecha y adoptar una actitud correcta ante Dios. A los hombres les resulta dif�cil confiar en la seguridad de Dios de perd�n y vida.

3. El efecto de la fe es el mismo. El creyente est� justificado, porque Dios se regocija en el estado alterado. La credibilidad impl�cita lo honra y es para el bien duradero de sus criaturas. La misi�n de Cristo era mostrarnos al Padre, revelando su desagrado por el pecado y su simpat�a de sacrificio por el pecador.

II LA PROMINENCIA DE LA GRACIA.

1. Que la herencia se gana por fe implica la ausencia de m�rito v�lido por parte del destinatario. No recibe el salario de un trabajador, sino la donaci�n gratuita de su Rey. Las ra�ces arraigan el orgullo en esta manifestaci�n de la bondad de Dios. La justificaci�n es un ejercicio de clemencia por razones establecidas.

2. La misma verdad se reconoce en el uso del t�rmino "promesa". Tenemos derecho a reclamar la herencia sobre la base de la propia declaraci�n de Dios, no en funci�n de nuestra dignidad personal.

3. Solo mediante ese m�todo podr�a cumplirse la promesa a Abraham, es decir, "asegurarse a toda la simiente". Si depende de la conexi�n f�sica, �qui�n sino los israelitas podr�an esperar la herencia? Si depende de la obediencia a la Ley, ni los jud�os ni los gentiles podr�an mostrar conformidad con las condiciones. Una bendici�n mundial significa la eliminaci�n de las restricciones locales y universales.

III. ESTE DIVINO PLAN JUSTIFICADO POR SUS RESULTADOS. Las quejas de arbitrariedad e indiferencia se desvanecen ante este aprendido esquema de misericordia. La fe tiende a producir una justicia de vida que las severas amenazas de la Ley nunca podr�an afectar. El criminal desesperado comienza a ver que las transgresiones y fracasos del pasado no necesitan excluirlo de la esperanza del premio, y con la entrada de este pensamiento, se infunde nueva energ�a en su alma. Cuanto mayor contiene menos. Si Dios promete salvar, no retendr� bendiciones temporales menores. Veamos, como Abraham, la tierra prometida, alejemos de todo lo que nos rodea que verificar�a la fe en Dios, y digamos: "Confiar� y no tendr� miedo" - S.R.A.

Romanos 4:23, Romanos 4:24

El evangelio en G�nesis.

La historia nos lleva de vuelta a esa noche estrellada cuando las luces parpadeantes del firmamento eran la calculadora aritm�tica de Abraham sobre la numerosa posteridad que deber�a rastrear su descenso hacia �l. Su fe triunf� sobre todos los obst�culos del sentido, sobre todos los argumentos de improbabilidad que la raz�n suger�a. Era un verdadero siervo de Dios, un hombre santo, pero el historiador habla de �l como justificado, no por su vida devota, su conducta intachable, sino por su inquebrantable aceptaci�n de la promesa del Todopoderoso. La fe era de hecho la ra�z-gracia de la cual surgieron sus virtudes; Fue el poder secreto de sustento lo que lo apoy� bajo las pruebas de un peregrino y extranjero. La declaraci�n significativa en G�nesis fue sostenida por el ap�stol y ejercida triunfalmente como un arma para matar todos los prejuicios jud�os contra la doctrina del evangelio de la justificaci�n por la fe. �Qu� podr�a ser m�s convincente que encontrar el principio cardinal del cristianismo en un lugar donde ninguna sospecha pudiera atribuirse a �l, en el mismo relato del honor divino conferido al gran progenitor de la naci�n hebrea? Fue como encontrar en un libro viejo un relato de un experimento que preve�a un descubrimiento moderno.

I. LAS ESCRITURAS UN REGISTRO DE REVELACI�N. La distinci�n entre la revelaci�n y su historia es importante, muchas teor�as de inspiraci�n no reconocen el lado humano visible en el registro. La Biblia contiene el relato de la forma en que Dios ha revelado y logrado gradualmente su gran prop�sito de redenci�n, seleccionando al hombre, la familia, la tribu, la naci�n, como el canal de bendici�n para el mundo, hasta la plenitud de Una vez all� apareci� el hombre representativo, Cristo Jes�s, consumando la revelaci�n y sus graciosos efectos. El Antiguo Testamento no debe identificarse con el mosaismo; incluye la ley y m�s. La dispensaci�n patriarcal y las ense�anzas prof�ticas deben ser igualmente consideradas. Tampoco hubo ninguna discrepancia entre la gracia del pacto patriarcal y el rigor de la ley. La Ley fue un proceso severo de educaci�n, necesario para la continuidad del desarrollo, ya que el fruto verde es �cido antes de su madurez. Y cuando el jud�o consider� al cristianismo como un crecimiento bastardo, el ap�stol se�al� la predicci�n del evangelio claramente presentada en los tratos de Dios con Abraham, justificando el cristianismo como un v�stago leg�timo del juda�smo; el nieto, como sucede a menudo, muestra caracter�sticas de semejanza con el abuelo, no tan marcado en la generaci�n intermedia.

II VENTAJAS DE UN REGISTRO ESCRITO. Una instancia particular aqu� de la declaraci�n general en G�nesis 15:1. que "estas cosas fueron escritas antes para nuestro aprendizaje". La escritura es el complemento natural de la expresi�n articulada, el principal instrumento del progreso de la carrera. Perpet�a la memoria de nobles pensamientos y acciones, permitiendo que cada generaci�n comience donde lo dej� su predecesor. La impresi�n mejora la escritura, facilitando la multiplicaci�n de copias. La impresi�n de un discurso se debilita y se desvanece como las ondas de agua causadas por una piedra, pero la p�gina escrita es poderosa hasta el final, como la inhalaci�n de la fragancia de una rosa. Los �ltimos lectores pueden comparar sus ideas con los primeros receptores de una revelaci�n, y los malentendidos se corrigen. Examinar la historia en G�nesis es notar c�mo la yema por sus marcas promete la flor madura. En el ni�o se ve�an vislumbres de la virilidad de la religi�n, cuando deber�a haber un sistema libre de ordenanzas gravosas y adaptado a cada clima, raza y edad. Y dado que "nadie vive para s� mismo", el registro de la fe de Abraham estimula la fe de cada lector posterior. El h�roe patriarcal ha tenido gloria p�stuma de la narraci�n, adem�s de la comodidad de la seguridad divinamente comunicada de que su fe se contaba por justicia. La unidad del car�cter Divino est� atestiguada por el mismo m�todo de justificaci�n adoptado en los viejos tiempos. Cf. Con la apreciaci�n del ap�stol de un registro escrito, los comentarios pueril de Peter Cris�logo, Arzobispo de R�vena: "Que la mente sostenga y la memoria guarde este decreto de salvaci�n, este s�mbolo de la vida [el Credo], para que el vil papel depreciar el don de la Divinidad , no sea que la tinta negra oscurezca el misterio de la luz ".

III. MEDIOS DE BENEFICIOS PERSONALES POR EL REGISTRO. La lectura frecuente y la aplicaci�n por analog�a del principio impl�cito en la historia demuestran que el cristiano, como Abraham, tiene demandas hechas sobre su fe por las maravillas de la narraci�n del evangelio, y confiando en Dios tambi�n puede permanecer firme en la justicia obediente . Tenemos la promesa de apoyarnos como lo hizo Abraham. Tenemos la resurrecci�n de Cristo para proclamar el poder y la intenci�n de Dios de salvar, su satisfacci�n con la obra de Cristo y su capacidad de dar vida de los muertos a cada alma pecadora que conf�a en �l. Humildemente, agradecida y firmemente, asegure esta declaraci�n en su pecho. � S.R.A.

HOMILIAS POR R.M. EDGAR

Romanos 4:1

Abraham justificado solo por la fe.

Acabamos de ver en el �ltimo cap�tulo la utilidad del juda�smo, la depravaci�n universal de la raza, el nuevo canal para la justicia divina que, por consiguiente, deb�a encontrarse, y la confirmaci�n de la ley asegurada por la fe. El ap�stol en el presente cap�tulo ilustra su argumento de la historia de Abraham. Fue considerado por los jud�os como "padre de los fieles"; su caso es, por lo tanto, crucial. En consecuencia, Pablo comienza preguntando: "�Qu� diremos, entonces, que Abraham, nuestro antepasado, ha encontrado que pertenece a la carne?" Con esto se entiende virtualmente esto: "�Qu� m�rito ante Dios adquiri� Abraham en el uso de sus facultades humanas naturales, o, en otras palabras, por sus propias obras?" (cf. Shedd, en loc.). Ahora, a esto se espera una respuesta negativa; y, como si hubiera sido provisto, Pablo contin�a afirmando el caso as�: "Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene un tema para la glorificaci�n; pero, frente a Dios, no tiene raz�n para glorificaci�n." Esto procede a mostrar de la historia. Ahora, hay tres cosas mencionadas en este cap�tulo que recibi� Abraham, y en cada caso fue ejerciendo fe. Estos fueron justicia ( Romanos 4:3), herencia ( Romanos 4:13) y una semilla ( Romanos 4:18). Dirijamos nuestra atenci�n a estos en su orden.

1. ABRAHAM RECIBI� JUSTICIA A TRAV�S DE LA FE. ( Romanos 4:3.) El ap�stol comienza aqu� con una cita b�blica; es de G�nesis 15:6 en el sentido de que "Abraham crey� a Dios, y le fue contado por justicia". Vemos por el contexto en G�nesis que lo que Abraham cre�a era que la promesa de Dios acerca de una Semilla que probar�a ser una bendici�n para todas las naciones a�n se cumplir�a. �l mejor� la promesa desnuda de Dios y mir� prof�ticamente a su Semilla como el medio de la bendici�n universal. Su fe se fij� as� en una Semilla de promesa, en Cristo por venir. Ahora, este acto de fe sin obras fue "considerado para �l" (Versi�n Revisada) para justicia. Debido a este acto de fe, Dios lo consideraba como que hab�a cumplido la Ley y asegurado la justicia mediante una obediencia perfecta. Tal c�lculo de justicia para el cr�dito de Abraham fue un gran acto de gracia por parte de Dios. Suponiendo por el momento que Dios podr�a considerar con justicia la fe por la justicia, debe ser considerado como un regalo de gracia por parte de Dios. Pero el ap�stol no nos dejar�a ninguna duda sobre el principio involucrado. Quien conf�a en sus obras para la aceptaci�n reclama la recompensa como una deuda; el que conf�a, no en sus obras, sino en su Dios para justificaci�n, recibe una recompensa no como deuda, sino como gracia. Esta era la posici�n exacta de Abraham. Y David sigue a su padre Abraham a este respecto, celebrando en los Salmos la bendici�n del hombre a quien Dios atribuye justicia sin obras; diciendo: "Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas y cuyos pecados est�n cubiertos. Bienaventurado el hombre a quien el Se�or no considerar� pecado" (Versi�n Revisada). Abraham y David hab�an entrado por fe en esa posici�n feliz donde Dios no solo sent�a que los perdonaba todas sus iniquidades y que cubr�a todos sus pecados, sino que tampoco los consideraba culpables. Era como si hubieran sido transfigurados ante Dios en hombres inocentes de todo pecado. El pasado fue cancelado, y se pararon ante Dios aceptado como justo ante su vista. Pero esto no es todo. El ap�stol se�ala particularmente que este perd�n y aceptaci�n de Abraham sobre la base de su fe sucedi� antes de su circuncisi�n. De hecho, sucedi� catorce a�os antes. Para que la circuncisi�n no pueda constituir un motivo de aceptaci�n. Era simplemente un signo y sello divinamente designado de la justicia previamente imputada. En consecuencia, Abraham estaba en condiciones de ser el padre de creyentes no circuncidados o de creyentes circuncidados, seg�n el caso; mostr�ndonos de inmediato la fe ejercida en la incircuncisi�n con su justicia resultante, y la fe tambi�n ejercida despu�s de su circuncisi�n con su justificaci�n continua.

II ABRAHAM RECIBIDO COMO HERENCIA A TRAV�S DE LA FE. (Vers�culos 13-17.) Ahora tenemos que observar que Abraham recibi� justicia neta solo a trav�s de la fe, pero tambi�n una herencia. De hecho, se convirti� en "heredero del mundo". No debemos restringir la justificaci�n, por lo tanto, a la liberaci�n de la pena merecida, sino que debemos adjuntarle la idea adicional de herencia. Como bien ha se�alado un escritor, "la justificaci�n es un t�rmino aplicable a algo m�s que el despido de una persona acusada sin condena. Como en nuestros tribunales de justicia hay casos civiles y penales; as� fue en los viejos tiempos; y un gran parte de los pasajes aducidos parecen referirse a juicios de esta �ltima descripci�n, en los cuales alguna cuesti�n de propiedad, derecho o herencia estaba bajo discusi�n entre las dos partes. El juez, al justificar a una de las partes, decidi� que la propiedad en la pregunta deb�a ser considerada como suya. Aplicando este aspecto del asunto a la justificaci�n del hombre ante los ojos de Dios, deducimos de la Escritura que mientras que por el pecado el hombre debe ser considerado como un derecho legal perdido a cualquier derecho o herencia que Dios podr�a tener que conferir a sus criaturas, por lo que a trav�s de la justificaci�n, �l es restaurado a su alta posici�n y considerado como un heredero de Dios. � Ahora, esta designaci�n de Abraham como heredero del mundo fue al mismo tiempo que el reconocimiento de la justicia. La Ley que luego se le dio a su posteridad no tuvo nada que ver con esta herencia. Se produjo �nicamente por la fe. don de la gracia divina que indica la confianza del patriarca en Dios como fiel Prometedor. Por eso el patriarca fue llamado el "padre de muchas naciones", porque se sent�a seguro de que Dios, que resucita a los muertos y los da vida, podr�a darle la herencia a trav�s de su simiente. del mundo: en el triunfo universal de la justicia, los descendientes creyentes de Abraham, sean jud�os o gentiles, deber�an "heredar la tierra"

III. ABRAHAM RECIBI� UNA SEMILLA A TRAV�S DE LA FE, (Vers�culos 18-25.) Ahora, la herencia se centr�, como nos muestra la historia, en una "semilla de promesa", y durante a�os fue poco probable. Abraham tiene noventa y nueve, y Sara noventa, antes de que se d� la semilla prometida. Durante un cuarto de siglo pareci� in�til; pero el patriarca esperaba contra la esperanza, y eventualmente el Dios que puede resucitar a los muertos otorg� al vientre de Sarah un hijo vivo de promesa. Aqu� estaba la fuerza de la fe del patriarca en esperar a pesar de todas las apariencias. De este modo, hemos presentado ante nosotros en el caso de Abraham, tal como lo recibimos solo a trav�s de la fe, la justicia, la herencia y una semilla de promesa. Pero el ap�stol de inmediato nos recuerda que todo esto est� escrito para nosotros tambi�n, a quienes se les garantizar� la misma justicia y la misma herencia si ejercemos la misma fe. Y la analog�a que traza en los versos finales es muy sorprendente. Jes�s, la semilla de Abraham, se acost� en la tumba de Jos�. Estaba en todas las apariencias irremediablemente muerto. Pero Dios lo levant� de la muerte, tal como hab�a sacado a Isaac del vientre muerto de Sara. Debemos creer en el Dios que puede "llamar a las cosas que no son como si fueran". Creemos en el Padre que resucit� a Cristo de los muertos; y luego podemos regocijarnos en los dos grandes hechos, que Jes�s fue entregado a causa de nuestras ofensas hasta la muerte, y luego resucitado de la muerte como el signo de nuestra justificaci�n. La resurrecci�n de Cristo se ve as� como la se�al y la promesa de nuestra justificaci�n personal. �Que podamos entrar en todos estos privilegios mediante el ejercicio de la fe! �R.M.E.

Información bibliográfica
Exell, Joseph S; Spence-Jones, Henry Donald Maurice. "Comentario sobre Romans 4". Los Comentarios del Púlpito. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tpc/romans-4.html. 1897.
 
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