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Romanos 6

Los Comentarios del PúlpitoLos Comentarios del Púlpito

Versículos 1-23

EXPOSICI�N

Romanos 8:1

(7) Resultados morales para los verdaderos creyentes de la revelaci�n de la justicia de Dios. Habi�ndose anunciado la justicia de Dios como se revela en el evangelio ( Romanos 1:17), establecida como disponible para toda la humanidad ( Romanos 3:21), se muestra que est� de acuerdo con la ense�anza de el Antiguo Testamento ( Romanos 4:1), visto con respecto a los sentimientos y esperanzas de los creyentes, cay� Romanos 5:1) y a la posici�n de la raza humana ante Dios ( Romanos 5:12), los resultados morales necesarios de una verdadera comprensi�n de la doctrina se tratan en esta secci�n de la Ep�stola. Y primero se muestra desde varios puntos de vista:

Romanos 7:1

(a) La obligaci�n de los creyentes de la santidad de la vida. El tema se aborda al encontrar ciertas supuestas conclusiones err�neas de lo que se dijo en el cap�tulo anterior. Podr�a decirse que, si donde abundaba el pecado, la gracia abundaba mucho m�s, si en la obediencia del �nico Cristo todos los creyentes est�n justificados, el pecado humano debe ser una cuesti�n de indiferencia; no puede anular el regalo gratis; no, la gracia ser� a�n m�s mejorada, ya que abunda m�s. El ap�stol refuta tales conclusiones antinomias al demostrar que implican un malentendido total de la doctrina que se supon�a que las justificaba; porque nuestra participaci�n en la justicia de Dios en Cristo significa nuestra participaci�n real en ella: nuestro ser influenciado por ella, am�ndola y sigui�ndola, no simplemente haci�ndolo imputarnos mientras permanecemos alejados de ella; que justificar la fe en Cristo significa uni�n espiritual con Cristo, morir con �l al pecado y resucitar con �l a una nueva vida, en la cual el pecado ya no tendr� dominio sobre nosotros. Se refiere a nuestro bautismo como teniendo este �nico significado, y refuerza su argumento con tres ilustraciones: en primer lugar, como se mencion� anteriormente, la de morir y resucitar, lo que se significa en el bautismo ( Romanos 7:1); segundo, el del servicio a un maestro ( Romanos 7:15); tercero, el de la relaci�n de una esposa con un esposo ( Romanos 7:1). Se ver�, cuando lleguemos a �l, que la tercera de estas ilustraciones es una realizaci�n de la misma idea, aunque es la ley, y no el pecado, de la que se dice que estamos emancipados.

Romanos 6:1

�Qu� diremos entonces? Entonces, San Pablo presenta una dificultad u objeci�n que surge del argumento anterior (cf. Romanos 3:5). �Continuaremos en pecado, para que la gracia abunde? Refiri�ndose a todo el argumento anterior, y especialmente a los versos finales ( Romanos 5:20, Romanos 5:21).

Romanos 6:2

�Dios no lo quiera! (?? ???????: la forma habitual de San Pablo de rechazar una idea indignado). Quienes (???????, con su propio significado de ser tales como) morimos (no, como en la Versi�n Autorizada, "estamos muertos". La referencia es al momento del bautismo, como se desprende de lo que sigue) al pecado, �c�mo vamos a �Vive m�s tiempo all�! La idea de morir al pecado en el sentido de haberlo hecho tambi�n se encuentra en Macrob., 'Somn. Scip., '1.13 (citado por Meyer), "Mori etiam dicitur, cum anima adhuc in corpora constituta corporeas illecebras philosophia docente contemnit et cupiditatum dulces insidias reliquasque omnes exuit passiones".

Romanos 6:3

�O no sab�is que tantos de nosotros como fuimos bautizados en Cristo Jes�s fuimos bautizados en su muerte! ?, si se toma en el sentido de "o", al comienzo de Romanos 6:3, se entender� si ponemos lo que significa as�: �No sabe que todos hemos muerto al pecado? �O eres realmente ignorante de lo que significaba tu mismo bautismo? Pero cf. Romanos 7:1, donde aparece la misma expresi�n, y donde ? parece implicar solo una pregunta. La expresi�n ???????????? ??? tambi�n aparece en 1 Corintios 10:2 y G�latas 3:27; en el primero de estos textos con referencia a los israelitas y Mois�s. Denota la entrada por el bautismo en estrecha uni�n con una persona, llegando a pertenecer a �l, para estar en un sentido identificado con �l. En G�latas 3:27 ser bautizado en Cristo se entiende como implicar que se ponga (??????????) Las frases, ????????? ??? ?? ???????, o ?? ?? ???????, o ??? ?? ?????, se entendieron que la misma idea se entend�a muy mal no tan claramente expres�ndolo. As�, San Pablo se regocij� de que �l mismo no hab�a bautizado a muchos en Corinto, para que no se pudiera decir que los hab�a bautizado en su propio nombre (??? ?? ???? ?????), es decir, en tal conexi�n consigo mismo, ya que el bautismo implicaba solo a Cristo. Sin duda, en la instrucci�n que precedi� al bautismo se explicar�a este significado del sacramento. Y si "en Cristo", entonces "en su muerte". "En Christum, inquam, totum, adeoque in mortem ejus baptizatur" (Bengel). Se entendi� que toda la experiencia de Cristo tiene su contrapartida en aquellos que fueron bautizados en �l; en ellos se entend�a una muerte al pecado, correspondiente a su muerte real. Esto tambi�n formar�a parte de la instrucci�n de los catec�menos. San Pablo a menudo lo presiona como lo que �l concibe para ser bien entendido; y en los versos posteriores de este cap�tulo explica m�s a fondo lo que quiere decir.

Romanos 6:4

Por lo tanto, fuimos sepultados (no lo somos, como en la Versi�n Autorizada) con �l por el bautismo en la muerte; que as� como Cristo fue resucitado de la muerte por la gloria del Padre, as� tambi�n debemos caminar en la novedad de la vida. La menci�n aqu� del entierro tan bien como la muerte no parece ser una continuaci�n de la idea de un cumplimiento en nosotros de toda la experiencia de Cristo, en el sentido: como �l muri� y fue enterrado, nosotros morimos y incluso est�n enterrados tambi�n. Tal concepci�n del entierro es en nuestro caso un proceso posterior a nuestra muerte en el bautismo, de hecho est� bien expresado en nuestra Colecci�n para la V�spera de Pascua: pero la forma de expresi�n, "enterrado en la muerte", no conviene aqu�. La referencia m�s bien es a la forma del bautismo, a saber. por inmersi�n, que se entiende que significa entierro y, por lo tanto, muerte. As� Cris�stomo, en Juan 3:1., ??????? ??? ?? ???? ???? ?? ????? ??????????? ???? ??? ??????? ? ??????? ???????? ???????? ??? ??????? ???? ????????? ???? ???????. La intenci�n principal del vers�culo es sacar a relucir la idea de la resurrecci�n despu�s de la muerte en nuestro caso como en el de Cristo. El sentido, por lo tanto, es: como nuestro entierro (o inmersi�n total) en el agua bautismal fue seguido por una emergencia completa, as� nuestra muerte con Cristo al pecado, que esa inmersi�n simboliz�, debe ser seguida por nuestra resurrecci�n con �l a un nuevo vida. En cuanto al ???? ??? ??????, a trav�s del cual se dice que Cristo ha resucitado, vea lo que se dijo en Romanos 3:23. "???? est gloria divinae vitae, incorruptiblitatis, potentiae, et virtutis, per quam et Christus resuscitatus est, et nos vitae novas restituimur, Deoque conformamur. Efesios 1:19, seqq." (Bengel) En algunos pasajes, se considera que nuestro Se�or ha resucitado de entre los muertos en virtud de la vida Divina que hab�a en s� mismo, por lo que era imposible que estuviera retenido de la muerte. (ver Romanos 1:4). Y dijo sobre su propio ????, "Tengo poder para dejarlo, y tengo poder para tomarlo de nuevo" ( Juan 10:18). Pero aqu�, como m�s com�nmente en otros lugares, su resurrecci�n se atribuye a la operaci�n de la gloria del Padre, el mismo poder divino que nos regenera en �l (cf. 1Co 6:14; 2 Corintios 13:4; Efesios 1:19, etc .; Colosenses 2:12; tambi�n las oraciones de nuestro Se�or al Padre previamente a su sufrimiento, tal como lo dio San Juan). Los dos puntos de vista no son inconsistentes y pueden servir para mostrar la unidad de Cristo con el Padre al tocar su Divinidad. La marcada asociaci�n aqu� y en otros lugares de la uni�n con Cristo, para morir y resucitar con �l, con el rito del bautismo, respalda la visi�n ortodoxa de que ese sacramento no es solo un signum significans, sino un signum eficazx; como no solo representando, sino siendo "un medio por el cual recibimos" regeneraci�n. El comienzo de la nueva vida de los creyentes, con el poder y la obligaci�n de llevar esa vida, siempre se considera que data de su bautismo (cf. G�latas 3:27; Colosenses 2:12). Sin embargo, es cierto que en todos estos pasajes del Nuevo Testamento se hace referencia al bautismo de adultos; es decir, de las personas que en el momento del bautismo eran capaces de arrepentirse y tener fe, y por lo tanto de una regeneraci�n moral real, y se supone que han entendido el significado del rito y que han sido sinceros en su b�squeda. Por lo tanto, lo que se dice o implica no se puede presionar justamente como aplicable en todos los aspectos al bautismo infantil. Sin embargo, este no es el lugar para discutir la propiedad del bautismo infantil, o el sentido en que la Iglesia considera a todas las personas bautizadas como en su propio bautismo regenerado.

Romanos 6:5

Porque si hemos sido plantados juntos a semejanza de su muerte, tambi�n lo seremos a semejanza de su resurrecci�n. Entonces la versi�n autorizada. Pero la palabra inglesa "planted" (aunque la idea expresada por ella tiene el apoyo de Or�genes, Cris�stomo y otros Padres antiguos; tambi�n de la Vulgata, y, entre los modernos, Beza, Lutero y otros; mientras que algunos, incluyendo Erasmus, Calvin, Estius, Cornelius a Lapide, entiendo "injertado") probablemente sugiere lo que no se pretend�a. ???????? es de ?????? (no ?????????), y solo necesita expresarse para crecer juntos en estrecha asociaci�n. En autores cl�sicos, com�nmente significa innato. Parece utilizado aqu�, no para introducir una nueva figura, ya sea de plantaci�n o injerto, sino solo para expresar la estrecha uni�n con Cristo, ya �ntima, en la que entramos en el bautismo. La versi�n revisada se ha "unido a �l", lo que quiz�s puede expresar lo suficiente lo que significa, aunque dif�cilmente una interpretaci�n satisfactoria de ????????, Tyndale y Cranmer traducen "injerto en profundidad para �l"; y tal vez "injertar en" puede ser una representaci�n tan buena como cualquier otra. Meyer, Tholuck, Alford y otros toman el dativo ?? ????????? como se rige por ????????, equivalente a ?????? ?????????? ????? ????? (Tholuck). Pero puede ser mejor entender ??????: "Injerta en Cristo, a semejanza de su muerte", agregando ?? ????????? porque la muerte de Cristo y la nuestra, en los sentidos previstos, no son literalmente el mismo tipo de muerte, la nuestra solo corresponde a , y en cierto sentido como el suyo. El prop�sito principal de este vers�culo, a partir de Romanos 6:4, es presionar la resurrecci�n con Cristo como la muerte con �l. Pero �por qu� aqu� el futuro ???????? �No resucitamos con Cristo a una nueva vida cuando salimos de nuestro entierro bautismal? Los verbos futuros tambi�n se usan con una referencia similar en Romanos 6:8 y Romanos 6:14. Ahora, hay tres sentidos en los cuales nuestra resurrecci�n con Cristo puede ser entendida.

(1) Como arriba (cf. Colosenses 2:12, etc., donde la expresi�n es ???????????).

(2) Nuestra comprensi�n de nuestra posici�n de poder y obligaci�n en la vida posterior, en realidad en la pr�ctica "morir del pecado y resucitar a la justicia" (cf. a continuaci�n, Romanos 6:12).

(3) La resurrecci�n de los muertos de aqu� en adelante. Algunos (incluidos Tertuliano, Cris�stomo, (Ecumeninos) han tenido sentido

(3) estar destinado aqu�; pero, aunque las palabras en s�, ??????? y ????????? en Romanos 6:8, sugieren este sentido, dif�cilmente se puede pretender aqu�, en cualquier caso, exclusiva o prominentemente, ya que la deriva de todo el pasaje es insistir en el necesidad de una resurrecci�n �tica ahora; y es evidente que la cl�usula ante nosotros corresponde con ???? ??? ?????, etc., en el verso anterior, y con Romanos 6:11, et seq. Algunos entienden que el futuro ??????? solo expresa una consecuencia, una conclusi�n necesaria a partir de una premisa, por lo tanto: si tal cosa es el caso, tal otra cosa seguir�.

Si es as�, el sentido (1) a�n podr�a entenderse; para que la idea sea la misma que en Colosenses 2:12, etc., a saber. el de nuestra resurrecci�n en el bautismo a una nueva vida con Cristo, en la cual el pecado no necesita y no debe tener dominio. Pero a�n as�, el uso repetido del tiempo futuro (especialmente ??????? ???? ?? ????????? en Colosenses 2:14), junto con toda la deriva de lo que sigue, parece implicar sentido (2); es decir, nuestra comprensi�n de nuestra posici�n en nuestras vidas reales posteriores al bautismo. Si se objeta que en este caso debemos esperar "deber�amos ser" en lugar de "seremos", se puede responder que es lo que Dios har� por nosotros, en lugar de lo que haremos por nosotros mismos, que el ap�stol tiene a la vista. Si nos ha hecho part�cipes de la muerte expiatoria de Cristo, habi�ndonos perdonado todas las transgresiones, etc. ( Colosenses 2:13, seq.), Tambi�n nos har� part�cipes, a medida que avanza nuestra vida, en el poder de su resurrecci�n tambi�n, liber�ndonos del dominio del pecado. Adem�s, si esto es as�, el pensamiento tambi�n puede incluir el sentido (3) Porque en otros lugares la futura resurrecci�n parece ser considerada solo como la consumaci�n de una resurrecci�n espiritual que se inicia en la vida presente, los cristianos ya son part�cipes de la vida eterna de Dios, cuyo tema es la inmortalidad; de. Efesios 1:5, Efesios 1:6; Colosenses 3:3, Colosenses 3:4; G�latas 2:20; tambi�n las propias palabras de nuestro Se�or, que son particularmente significativas a este respecto: "El que oye mi palabra y cree en el que me envi�, tiene vida eterna y no vendr� a condenaci�n, sino que pasa de la muerte a la vida. En verdad, De cierto os digo que viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oir�n la voz del Hijo de Dios: y los que oigan vivir�n "( Juan 5:24, Juan 5:25). De nuevo, "Yo soy la resurrecci�n y la vida: el que cree en m�, aunque est� muerto, vivir�; y el que vive y cree en m� nunca morir�" ( Juan 11:25, Juan 11:26).

Romanos 6:6, Romanos 6:7

Sabiendo esto (cf. ? ????????, Romanos 6:3), nuestro viejo hombre fue (no es, como en la Versi�n Autorizada) crucificado con �l para que el cuerpo del pecado pueda ser destruido (o abolido, o hecho) lejos, ?????????), que en adelante no debemos servir (?????????, expresando esclavitud o esclavitud; y as� a lo largo del cap�tulo en la palabra ??????, traducido "sirvientes") pecado. Porque el que muri�, es liberado del pecado. La palabra "crucificado" tiene, por supuesto, referencia al modo de la muerte de Cristo en el cual fuimos bautizados. No implica nada m�s (como algunos han supuesto) en cuanto a la forma de nuestra propia muerte espiritual, como dolor o persistencia; simplemente significa que en su muerte nuestro anciano muri� (cf. Colosenses 2:14, ?????????? ???? ?? ??????). El t�rmino "anciano" (??????? ????????) tambi�n aparece Efesios 4:22; Colosenses 3:9. Denota el ser no regenerado del hombre, cuando est� bajo pecado y condenaci�n; el ?????? o ???? ???????? es su ser regenerado. Es, por supuesto, una concepci�n diferente de la de ? ??? y ? ?????? ???????? de 2 Corintios 4:16. En Efesios y Colosenses, se dice que el viejo es apartado o postergado, y que el nuevo se pone, como si fueran dos vestimentas o inversiones, de su personalidad, determinando su car�cter. Aqu�, por una figura m�s audaz, son vistos como un viejo yo que hab�a muerto y uno nuevo que hab�a cobrado vida en su lugar (cf. 2 Corintios 5:17, ?? ??? ?? ?????? ????? ?????? ?? ?????? ???????? ) La idea de que un nuevo hombre naciera en una nueva vida en el bautismo ya era familiar para los jud�os en su bautismo de pros�litos (ver Lightfoot, en Juan 3:1); y nuestro Se�or, hablando con Nicodemo del nuevo nacimiento, le supone que comprenda la figura; pero �l le ense�a que el cambio as� expresado no debe ser un simple cambio de profesi�n y h�bitos de vida, sino un cambio radical hacia adentro, que solo podr�a ser forjado por el Esp�ritu regenerador. Tal cambio San Pablo ense�a a ser representado por el bautismo cristiano; no solo la liberaci�n de la condena mediante la participaci�n en los beneficios de la muerte de Cristo, sino tambi�n el nacimiento o la creaci�n de un nuevo yo correspondiente a su cuerpo resucitado, que no estar�, como el viejo yo, bajo la amenaza del pecado. "El cuerpo del pecado" puede tomarse como algo muy parecido a "nuestro viejo hombre"; el pecado se concibe como encarnado en nuestro yo anterior, y as� los poseemos y los mantenemos en esclavitud. Ciertamente no significa simplemente que nuestros cuerpos son distintos de nuestras almas, para implicar la idea de que los primeros deben macerarse para que los segundos puedan vivir. El ascetismo inculcado en otras partes del Nuevo Testamento no contradice el ideal de mens sana in corpore sano. Nuestra antigua personalidad pose�da por el pecado y dominada por el pecado, ahora crucificada con Cristo, muerta y eliminada, ya no estamos, en nuestra nueva personalidad, en esclavitud al pecado, y estamos obligados y podemos renunciar a ella; "porque el que ha muerto es liberado [???????????a , literalmente, 'est� justificado'] del pecado". En Escocia, se dice que uno de los ejecutados est� justificado, al parecer, la idea es que ha satisfecho los reclamos de la ley. Entonces aqu� '???????????. La palabra ?????????, se observ�, en el vers�culo 6 introduce por cierto la segunda figura bajo la cual, como se dijo anteriormente, el ap�stol considera su tema, aunque no se trata hasta el vers�culo 16.

Romanos 6:8

Ahora si morimos con Cristo, creemos que tambi�n viviremos con �l; es decir, como se explica con respecto al futuro ??????? en Romanos 6:5. La explicaci�n all� dada explica la frase aqu�, ?????????? ???, sin que sea necesario referir nuestra vida con Cristo exclusivamente a la resurrecci�n futura. Porque la continuaci�n de la gracia vivificante de Dios durante la vida despu�s del bautismo es un tema de creencia.

Romanos 6:9

Sabiendo que Cristo siendo resucitado de los muertos ya no muere; la muerte no tiene m�s dominio sobre �l. Cuando se da a entender aqu� que la muerte alguna vez tuvo dominio sobre �l, no significa, por supuesto, que �l estaba sujeto a la muerte en su propia naturaleza de Divide, o que 'era posible que fuera retenido de ella'. lo que est� impl�cito es que se hab�a sometido a �l al asumir nuestra naturaleza, y se someti� voluntariamente a �l, de una vez por todas, como una representaci�n de nosotros (cf. Juan 10:17; Hechos 2:24).

Romanos 6:10

Porque en eso muri�, muri� al pecado una vez; pero en eso vive, vive para Dios. "Muri� al pecado" ciertamente no significa aqu�, ya que algunos lo han tomado, muri� por raz�n del pecado, o para expiar el pecado, pero tiene el sentido, en otra parte obvio en este cap�tulo, de ???????????, seguido de un dativo, que fue explicado bajo Romanos 6:2. Cristo, de hecho, nunca estuvo sujeto al pecado, ni a s� mismo infectado con �l, como nosotros; pero �l "llev� los pecados de muchos"; "el Se�or puso sobre �l la iniquidad de todos nosotros". Se someti� por nosotros a la condici�n y al castigo del pecado humano; pero, cuando muri�, se liber� de su carga y termin� con ella para siempre (cf. Hebreos 9:28, "A los que lo buscan, aparecer� la segunda vez sin pecado para salvaci�n") . El prop�sito de describir as� la vida permanente a Dios del Cristo resucitado es, por supuesto, mostrar que la nueva vida de los que se supone que hemos resucitado con Cristo debe ser, de la misma manera, permanente y libre de pecado. "Quo docere vult hanc vitae novitatem tota vila esse Christianis persequendam, Nam si Christi imaginem in se repraesentare debent, hanc perpetuo durare necesse est. Non quod uno momento emoriatur caro in nobis, sicuti nuper diximus: sed quia retrocedere in ea mortificanda non liceat. Si enim in coenum nostrum revolvimur, Christum abnegamus; cujus nisi per vitae novitatem consortes esse non possumus, sicut ipse vitam incorruptibilem agit "(Calvin). El siguiente verso expresa esto claramente.

Romanos 6:11

Aun as�, consideren tambi�n ustedes mismos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jes�s, nuestro Se�or. En los vers�culos que siguen (12-14), el ap�stol exhorta a sus lectores a hacer su propia parte al darse cuenta de su uni�n con Cristo resucitado, para dar efecto a la gracia regeneradora de Dios. Porque su bautismo no hab�a sido sino el comienzo de su nueva vida; depend�a de s� mismos si la santificaci�n deb�a seguir a la regeneraci�n, como debe hacerlo para la salvaci�n.

Romanos 6:12

No permitas que el pecado reine en tu cuerpo mortal, para que obedezcas sus deseos. (La lectura del Textus Receptus, "obedezca en sus deseos" no tiene m�s que un apoyo d�bil.) Aunque nuestro "viejo hombre" est� concebido como crucificado con Cristo, aunque esta es te�rica y potencialmente nuestra posici�n, nuestras vidas actuales puede estar en desacuerdo con �l; porque todav�a estamos en nuestro presente "cuerpo mortal", con sus lujurias restantes; y el pecado sigue siendo un poder, a�n no destruido, que puede, si lo permitimos, seguir dominando sobre nosotros. No se considera que la regeneraci�n haya cambiado nuestra naturaleza, o haya erradicado todas nuestras malas intenciones, sino que haya introducido en nosotros un poder superior: "el poder de su resurrecci�n" ( Filipenses 3:10), en virtud del cual nosotros puede resistir el intento de dominaci�n del pecado. Pero a�n depende de nosotros si daremos nuestra lealtad al pecado oa Cristo. ? ??? ??? ????? ????? ??????? ???? ??? ?????????? ????????? (Cris�stomo). Se dice que las lujurias, cuya obediencia es equivalente a dejar que reine el pecado, son las de nuestro "cuerpo mortal", porque es en nuestra organizaci�n corporal actual que las lujurias que nos tientan al mal se elevan. Pero no es en su solicitud, sino en la voluntad de asentirles, que el pecado miente. "Quia non consentimus desideriis pravis en gratia sumus". "Cupiditates corporis sunt fomes, peccatum ignis" (Bengel). El ep�teto ????? ("mortal") se usa adecuadamente para distinguir nuestro marco perecedero actual, los vasos de tierra en los que tenemos nuestro tesoro ( 2 Corintios 4:7), de nuestra personalidad interna real, ?????? ???????? ( 2 Corintios 4:16), que se considera como resucitado con Cristo, para vivir para Dios para siempre ". Vos enim, viventes, abalienati estis a corpore vestro (cf. Romanos 8:10)" (Bengel)

Romanos 6:13

Ni cedan a sus miembros como instrumentos de injusticia al pecado; sino que se rindan a Dios como vivos de entre los muertos, y a sus miembros como instrumentos de justicia para Dios. Por nuestros miembros parecen entenderse, no solo las diversas partes de nuestro cuerpo: ojo. lengua, mano, pie, etc., pero en general todas las partes o componentes de nuestra naturaleza humana actual, que el pecado puede usar como sus instrumentos, pero que deber�an estar dedicados a Dios (cf. Colosenses 3:5) . Muchos comentaristas traducir�an ???? "armas" en lugar de "instrumentos", porque San Pablo usualmente usa la palabra en este sentido ( Romanos 13:12; 2Co 6: 7; 2 Corintios 10:4; Efesios 6:11, Efesios 6:13); y tambi�n que se supone que ?????? en Romanos 6:22, tomado en el sentido de la paga de un soldado (como en Lucas 3:14; 1 Corintios 9:7) que el ap�stol siempre ha tenido en mente la idea de la guerra. La segunda de estas razones realmente no prueba nada. Cualquiera que sea el significado de ?????? en Romanos 6:23, est� demasiado alejado del pasaje que tenemos ante nosotros como para tomarlo en relaci�n con �l. Tampoco es la primera raz�n convincente. ???? tiene el sentido de los instrumentos, as� como de las armas, y puede llevarlo m�s adecuadamente aqu�. Cuando San Pablo en otra parte habla de armadura, es la armadura de la luz, o de la justicia, lo que se nos dice que usemos y que usemos para luchar contra nuestros enemigos espirituales. Tal concepci�n es inaplicable a nuestros propios miembros, que ya tenemos, que podemos usar para bien o para mal, y que requieren la protecci�n de la armadura celestial en lugar de ser ellos mismos la armadura; y ciertamente no se nos podr�a decir que los tomemos o que nos los pongamos. En segundo lugar, podemos observar que las dos cl�usulas de este vers�culo se expresan de manera diferente en dos aspectos.

(1) Es solo a nuestros miembros a quienes se nos proh�be ceder al pecado; pero a nosotros mismos, con nuestros miembros, se nos ordena ceder ante Dios. Para algunas de las personas dirigidas, si es que hay alguna, se podr�a suponer, deliberadamente y de elecci�n, ofrecer todo su ser al servicio del pecado como tal; solo eran susceptibles de sucumbir al pecado, de esta o de esa manera, mediante la solicitud de lujurias. Pero el cristiano regenerado ofrece y presenta su siervo completo a Dios, y desea ser completamente suyo.

(2) En la primera cl�usula encontramos el imperativo presente, ???????????; pero en el segundo el aoristo imperativo, ???????????. La distinci�n entre los dos tiempos en el imperativo se expresa as� en la 'Gram�tica griega' de Matthiae: "que el aoristo designa una acci�n que pasa y considera abstractamente su finalizaci�n, pero el presente es una acci�n continua y repetida con frecuencia". Darnos a Dios es algo que se hace de una vez por todas; nuestra entrega a nuestros miembros como instrumentos de pecado es una sucesi�n de actos de entrega.

Romanos 6:14

Porque el pecado no tendr� dominio sobre ti; porque no est�is bajo la ley, sino bajo la gracia. En cuanto a la fuerza del futuro aqu�, ?? ?????????, vea lo que se dijo en Romanos 6:5. Aqu� tampoco parece que, a primera vista, se entiende m�s que Dios, si respondemos a su gracia, no permitiremos que el pecado nos domine; De hecho, si estamos dispuestos, podremos resistirlo. "Invitos nos non coget [peccatum] ad serviendum tibi" (Bengel). Y la raz�n dada es adecuada para este significado: "Porque no est�is bajo la ley" (que, si bien hace que el pecado sea pecaminoso y exige su castigo completo, no imparte poder para vencerlo), "sino bajo la gracia" (que s� comunica tal poder). As� entendiendo el verso, vemos la distinci�n entre ?????????? en Romanos 6:12 y ????????? aqu�. En Romanos 6:12 se nos exhorta a no dejar que reine el pecado; no debemos ser fieles a �l como un rey cuya regla debemos obedecer. Pero a�n intentar� usurpar el se�or�o sobre nosotros, sin embargo, en vano, si nos resistimos a la usurpaci�n: ?? ????????? ????. El sentido as� dado al verso es lo que su propio lenguaje y el contexto anterior sugieren. Pero Romanos 6:15, que sigue, sugiere un significado diferente. "�Entonces qu�? �Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia?" Tal pregunta no podr�a surgir en la declaraci�n del vers�culo anterior, si se entendiera que su significado es que la gracia nos permitir� evitar el pecado; m�s bien supone el significado de que la gracia condona el pecado. Por lo tanto, en Romanos 6:15 al menos, parece que entra en juego un aspecto diferente de la diferencia entre estar bajo la ley y estar bajo la gracia; a saber, esto: que el principio de la ley es exigir una obediencia completa a sus �rdenes; pero el principio de la gracia es aceptar la fe en lugar de la obediencia completa. Si, entonces, ??????? ???? ??) ????????? en Romanos 6:14 ha de entenderse de acuerdo con esta idea, debe significar, "Sin, aunque todav�a te infecta, no lo dominar� sobre ti para llevarlo a la condena ". Calvin tiene una buena nota en el verso. �l permite que la primera de las exposiciones que se dan arriba sea" una quae caeteris prohabilius sustineri queat ". Pero �l piensa que Romanos 6:15 , a continuaci�n, requiere el otro, y concluye as�: "Vult enim nos consolari apostolus, ne animis fatiscamus in studio bene agendi, propterea quod multas imperfectiones adhuc in nobis sentiamus. Uteunque enim peccati aculeis vexemut, no petest tamen nos subigere, quia Spiritu Dei superiores reddimur: deinde in gratia constituti, sumus liberati a rigida Legis exactione. "Puede ser que el ap�stol, cuando escribi� Romanos 6:14, significaba lo que el contexto anterior sugiere, pero pas� en Romanos 6:15 a la otra idea en vista de la forma en que podr�an entenderse sus palabras. En lo que sigue ( Romanos 6:15) Se presenta la segunda ilustraci�n (v�ase la nota anterior), extra�da de las relaciones humanas entre amos y esclavos. Se trata de cumplir con el supuesto abuso de la declaraci�n de Romanos 6:14, pero sirve como un complemento adicional. prueba de la posici�n general que se est� defendiendo. La palabra ????????? en Romanos 6:14 sugiere esta ilustraci�n particular. Est�bamos bajo la gracia, se dec�a, el pecado no ser� nuestro maestro, de donde se supon�a que la inferencia ser atra�dos para que podamos pecar con impunidad y sin someternos al dominio de pecado. No, se responde, pero ser� nuestro maestro, si en la pr�ctica aceptamos ser sus sirvientes.

Romanos 6:15, Romanos 6:16

�Entonces que? pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia! Dios no lo quiera. No sepan que a quienes se entregan sirvientes para obedecer (literalmente, para obediencia), sus sirvientes son a quienes obedecen; ya sea de pecado a muerte, o de obediencia a la justicia? Esto no es una obviedad, como parecer�a ser si solo significara, "en cuanto servidores se convierten, sus servidores son ustedes". "Ustedes ceden" (???????????, cf. Romanos 6:13) denota actos de ceder. "Ye are" (????) denota condici�n. El significado es que por nuestra conducta mostramos en qu� maestro estamos; y no podemos servir a dos ( Mateo 6:24; Lucas 16:13; de. Juan 8:34, "El que comete pecado es el servidor del pecado;" y 1 Juan 3:7, "El que hace justicia es justo"). Aqu� se dice que los dos servicios incompatibles son de pecado y de obediencia, con sus respectivas tendencias o resultados, muerte y justicia. Una ant�tesis m�s exacta de la primera cl�usula habr�a sido "de justicia para la vida"; la vida es la ant�tesis adecuada de la muerte, y luego se dice la justicia, en Romanos 6:18 y Romanos 6:19, para ser lo que deber�amos ser esclavos. Pero aunque la oraci�n parezca as� defectuosa en forma, su significado es claro. ??????? significa aqu� espec�ficamente obediencia a Dios, no obediencia a ning�n maestro como en Romanos 6:16; y aunque en ingl�s "siervos de obediencia", como si la obediencia fuera un maestro, es una frase inc�moda, pero podr�amos decir correctamente, "siervos del deber", en oposici�n a "siervos del pecado", y esto es lo que significa Puede ser que el ap�stol evite deliberadamente aqu� hablar de creyentes que son esclavos de la justicia en el sentido en que hab�an sido esclavos del pecado, porque la sujeci�n a la justicia no es propiamente esclavitud, sino obediencia voluntaria. �l usa la expresi�n, de hecho, luego ( Romanos 6:18), pero agrega a la vez, ?????????? ????, etc. (ver nota en esta �ltima expresi�n). La muerte, "a" que se dice aqu� que es el servicio del pecado, no puede ser un mero natural muerte, a la cual todos est�n sujetos. Meyer (con Cris�stomo, Teofilacto y otros antiguos) lo toma como la muerte eterna, como el resultado final de la esclavitud al pecado; de los fieles en el mundo por venir "la justicia que se les otorga en el juicio". Sin embargo, viendo que la palabra ?????????? se usa en toda la Ep�stola para denotar lo que se puede lograr en esta vida presente, y que ??????? se usa a menudo para expresar un estado de muerte espiritual, en qu� hombres pueden estar en cualquier momento (ver nota adicional en Romanos 6:12; y cf. Romanos 7:9, Romanos 7:10, Romanos 7:13, Romanos 7:24; Romanos 8:6, Romanos 8:13; tambi�n Juan 5:24; 1 Juan 3:14), al menos es una cuesti�n de si el destino final del juicio final est� aqu� exclusivamente en opini�n del ap�stol.

Romanos 6:17, Romanos 6:18

Pero gracias a Dios, que sois siervos del pecado, pero obedeciste de coraz�n esa forma de doctrina a la cual fuiste entregado. (No, como en la versi�n autorizada, que se le entreg�). Al ser liberados del pecado, ustedes se convirtieron en siervos de la justicia. No hay contradicci�n entre lo que se dice aqu� y el miedo previamente implicado para que las personas a quienes se dirige no puedan seguir sirviendo al pecado. Los remite al tiempo de su bautismo, cuando los concibe a ambos como que entendieron su obligaci�n (cf. Romanos 6:3), y que tambi�n fueron sinceramente sinceros. El temor era que no se hubieran relajado desde entonces, tal vez a trav�s de la infecci�n con la ense�anza antinomia. Por la "forma de doctrina" o "de instrucci�n" (????? ???????) no se entiende en absoluto (como algunos han supuesto) ning�n tipo distintivo de ense�anza cristiana, como la Paulina (as� Meyer). Por lo general, en otros lugares, donde San Pablo usa la palabra ?????, se trata de personas que son ejemplos o patrones para otros ( 1 Corintios 10:6; Filipenses 3:17; 1Th 1: 7; 2 Tesalonicenses 3:9; 1 Timoteo 4:12; Tito 2:7). De manera similar, en Romanos 5:14, Adam es ????? ??? ?????????; y en 1 Corintios 10:6 las cosas que les sucedieron a los israelitas en el desierto fueron ????? para nosotros. Estas son todas las instancias del uso de la palabra en las ep�stolas de San Pablo. Aqu�, por lo tanto, puede ser mejor entenderlo (para retener la idea del patr�n) como el c�digo cristiano general en el que los conversos hab�an sido adoctrinados, considerado como una norma agendi "Norma ilia et regula, ad quam se conformat servus, tautum ei per doctrinam ostenditur; urgeri eum non opus est "(Bengel en ???????).

Romanos 6:19

Hablo a la manera de los hombres debido a la enfermedad de tu carne. Aqu� ?????????? ???? ("Hablo humanamente") puede tomarse como una referencia a la expresi�n inmediatamente anterior, a saber. ?????????? ?? ??????????. San Pablo puede significar: "Al decir que fueron esclavos de la justicia, estoy usando un lenguaje humano que no se aplica adecuadamente a sus relaciones espirituales. Porque ahora no est�n realmente esclavizados; han sido emancipados de su antigua esclavitud al pecado, y ahora se les pide que presten un subsidio voluntario a la justicia; siendo, de hecho, hijos, no esclavos ". Esta visi�n de la verdadera posici�n del cristiano como uno de libertad se repite tan a menudo y con tanta fuerza con San Pablo que es particularmente probable que sea el pensamiento ante �l aqu�; la misma palabra ?????????? probablemente lo sugiera (cf. Romanos 8:15, seq .; 2 Corintios 3:17; G�latas 4:4; G�latas 5:1, G�latas 5:13). Si (�l dir�a) que se diera cuenta plenamente de su posici�n como hijos de Dios, sentir�a que es imposible incluso pensar en pecar voluntariamente; pero, para acomodar su debilidad humana, expongo el caso como si solo hubiera sido transferido de una esclavitud a otra, para demostrar que, aun as�, tiene la obligaci�n de no pecar. De acuerdo con este punto de vista del significado del pasaje, "la enfermedad de tu carne" hace referencia a la dulzura de la percepci�n espiritual, oponi�ndose ???? en un sentido general a ??????. Si hubieran sido ???????????, habr�an discernido ?? ??? ????????? ??? ???? sin necesidad de ninguna visi�n humana del asunto ante ellos (cf. 1 Corintios 2:14). Sin embargo, algunos, tomando ????????? ??? ?????? para denotar debilidad moral, lo que hace que el logro de la santidad sea dif�cil para el hombre, entienden ?????????? ???? como significado, "No te necesito m�s de lo que es posible" por tu fr�gil humanidad; porque te invoco solo para rendir a la justicia la misma lealtad que una vez prestaste al pecado ". Esta interpretaci�n le da un significado totalmente diferente a la cl�usula. Cuenta con el apoyo de Or�genes, Cris�stomo, Teodoro, Calvino, Estio, Wetstein y otros; pero no parece tan natural o probable como el otro, lo cual es aceptado por la mayor�a de los comentaristas modernos. Porque as� como entregaste a tus miembros siervos a la inmundicia y a la iniquidad a la iniquidad; aun as�, ahora entrega a tus miembros siervos a la justicia para la santificaci�n (en lugar de la santidad, como en la Versi�n Autorizada; la palabra es ????????, siempre traducida as� en otros lugares). Esta es una exposici�n de lo que debe seguir en la pr�ctica desde el punto de vista que se ha tomado del cambio en la posici�n del cristiano que se asemeja a la transferencia de siervos de un maestro a otro. Deben dedicar sus miembros (ver arriba en Romanos 6:13) al servicio del nuevo maestro de la misma manera que lo hab�an hecho al antiguo; Los objetivos o resultados de los dos servicios tambi�n est�n relacionados. El antiguo servicio consist�a en entregarse a la impureza (con referencia a los pecados de la sensualidad) y, en general, a ??????, es decir, anarqu�a o incumplimiento del deber; y su resultado se expresa mediante una repetici�n de la �ltima palabra. Porque el pecado no lleva a nada positivo; la conducta sin ley solo resulta en un h�bito o estado de ilegalidad; mientras que el servicio de la justicia en s� mismo conduce a la santificaci�n al resultado permanente de la participaci�n en la santidad de Dios. "Qui justitiae serviunt, proficiunt; ??????, iniqui, sunt iniqui, nil amplius" (Bengel).

Romanos 6:20

Porque cuando eras siervos del pecado, eras libre de la justicia (m�s literalmente, a la justicia; es decir, no estabas en ninguna esclavitud a la justicia). �Qu� fruto ten�as entonces (es decir, cuando antes eras esclavo del pecado) en esas cosas de las cuales ahora te averg�enzas ?, porque el fin de esas cosas es la muerte. Pero ahora siendo liberados del pecado, y hechos siervos de Dios, ten�is vuestro fruto para la santificaci�n; y el fin de la vida eterna. Porque la paga del pecado es muerte; pero el don gratuito de Dios es la vida eterna en Cristo Jes�s, nuestro Se�or. La conexi�n l�gica con el contexto anterior de la serie de versos anterior, que comienza con Romanos 6:20, as� como la secuencia de pensamiento que los atraviesa (intimada por las part�culas ??? ??? y ??), no est� en una vez obvio Parece ser lo siguiente: el ??? en Romanos 6:20 introduce una raz�n para la exhortaci�n de Romanos 6:19, ???????????, etc. Pero Romanos 6:20 no est� en en s� mismo la raz�n, siendo solo una introducci�n a su declaraci�n en los versos que siguen. La deriva de todo el pasaje parece ser esta: entreguen a sus miembros al �nico servicio de justicia; porque ( Romanos 6:20) una vez estuviste al servicio del pecado, sin ninguna lealtad a la justicia; y ( Romanos 6:21) �qu� fruto ten�as de ese servicio? Ninguno en absoluto; porque sab�is que el �nico fin de las cosas que hiciste entonces, y de las cuales ahora te averg�enzas, es la muerte. Pero ( Romanos 6:22) su nuevo servicio tiene su fruto: conduce a su santificaci�n ahora, y al final la vida eterna. Las autoridades, sin embargo, tanto antiguas como modernas, est�n divididas en cuanto a la puntuaci�n y la construcci�n consiguiente de Romanos 6:21. En la Vulgata y en la Versi�n autorizada (como en la interpretaci�n dada anteriormente), la detenci�n del interrogatorio se coloca despu�s de "avergonzado"; la respuesta, ninguna, entendida, y "para el final", etc., es la raz�n por la cual no hay fruto. La otra forma es tomar la pregunta como terminando en "si ten�as entonces" y "esas cosas de las cuales". etc., como la respuesta, y para el final, etc., como la raz�n por la que se averg�enzan. Por lo tanto: "�Qu� fruto ten�as entonces (cuando estabas libre de justicia)? Las obras (o placeres) de los cuales ahora te averg�enzas eran el �nico fruto; ahora te averg�enzas de ellos; porque su fin es la muerte". Alford defiende la interpretaci�n con el argumento de que es m�s coherente "con el significado neotestamentario de ??????, que es" acciones ", el" fruto del hombre "considerado como el �rbol, no" salario "o" recompensa ". 'fruto de sus acciones' ". Esto es cierto. Pero, por otro lado, se puede argumentar que tal uso de la palabra ?????? por San Pablo es siempre en un buen sentido; generalmente considera que el pecado no tiene frutos en absoluto; al fruto del Esp�ritu se opone, no cualquier fruto de un car�cter diferente, sino las obras (????) de la carne ( G�latas 5:19, G�latas 5:22); y en Efesios 5:11 (de nuevo en oposici�n al fruto del Esp�ritu) habla de las obras infructuosas (?????? ???? ????????) de la oscuridad. Por lo tanto, la idea de Efesios 5:21, entendida como en la versi�n autorizada, parece coincidir estrechamente con la del pasaje citado por �ltima vez. "Las cosas de las cuales ahora est�n avergonzados", en Efesios 5:21, son "las obras de la oscuridad" de Efesios 5:11; y en ambos lugares se declara que no tienen fruto. El pecado es un �rbol est�ril, y solo termina en la muerte. Cf. lo dicho anteriormente con respecto a ??? ??? ??????? y ??? ???????? en Efesios 5:19. Sin embargo, es cierto que la expresi�n en el pr�ximo cap�tulo, ???????????? ?? ?????? ( Romanos 7:5), en oposici�n a ?????????????? ?? ???, en cierto grado debilita la fuerza del argumento anterior. Observamos, por �ltimo, en Efesios 5:23 que a la "paga" del pecado (??????, que se usa generalmente para denotar el pago de un soldado) se opone "regalo gratis" (??????? por el pecado gana la muerte como es debido recompensa, pero la vida eterna no la ganamos nosotros, sino que nos la concede la gracia de Dios. En cuanto a la frase, ??????????? ?? ???, en Efesios 5:22, puede usarse sin la necesidad de tal disculpa como parece estar impl�cito en Efesios 5:19 (de acuerdo con el significado del vers�culo que se ha preferido) por hablar de convertirnos en esclavos de la justicia. Porque pertenecemos a Dios como su ??????, y a Cristo, despu�s de haber sido "comprados por un precio" (cf. 1 Corintios 7:23); y San Pablo al comienzo de sus Ep�stolas a menudo se hace llamar ?????? ??????? (cf. tambi�n Lucas 17:10). Pero no se sigue que nuestro servicio sea el de esclavos; No obstante, puede ser una obediencia libre, voluntaria y entusiasta; obedecemos, no porque estemos bajo la esclavitud de obedecer, sino porque el amor nos inspira (cf. G�latas 4:6, etc., "Porque ustedes son hijos, Dios envi� el Esp�ritu de su Hijo a sus corazones, llorando , Abba, Padre. Por lo que ya no eres siervo, sino hijo ").

HOMIL�TICA

Romanos 6:1

El significado de la resurrecci�n de Cristo.

La posici�n prominente ocupada por la resurrecci�n de nuestro Se�or en los escritos apost�licos y la predicaci�n no necesita ocasionar sorpresa; un evento en s� mismo tan maravilloso, y en sus consecuencias tan trascendentales, no pod�a dejar de estar constantemente en la mente y en los labios de aquellos para quienes era la suprema revelaci�n de Dios. Puede ser bueno recoger en pocas oraciones la importancia y el significado de este hecho central del cristianismo.

I. DE HECHO, LA RESURRECCI�N DE CRISTO TIENE UN INTER�S GENERAL Y MUNDIAL. El historiador de la humanidad, el fil�sofo que reflexiona sobre los factores m�s importantes en la vida humana, est� obligado a reconocer el inter�s central y universal de la resurrecci�n de nuestro Se�or de entre los muertos.

1. Fue un cumplimiento de predicciones, y una realizaci�n de esperanzas a veces tenue y a veces brillante.

2. Fue el punto de partida de la religi�n cristiana. La existencia de la Iglesia de Cristo solo se explica al recordar cu�n firmemente los primeros promulgadores de la nueva fe sostuvieron la creencia de que su Se�or hab�a resucitado de entre los muertos.

3. Era, a juicio de la comunidad cristiana, la promesa de la resurrecci�n general de todos los hombres a otra vida; le dio definici�n y poder a la creencia en la inmortalidad personal.

II COMO DOCTRINA, LA RESURRECCI�N DE CRISTO TIENE UN INTER�S CRISTIANO ESPECIAL.

1. Es la principal evidencia externa del Mesianismo y la Divinidad de Jes�s de Nazaret. Fue en cumplimiento de sus propias declaraciones expresas que, despu�s de soportar una muerte violenta, sali� victorioso de la tumba. Su resurrecci�n est� en armon�a con su reclamo de una naturaleza y un car�cter completamente �nicos.

2. Es el sello de la eficacia de sus sufrimientos mediadores. Sin embargo, la humillaci�n y el sacrificio del Redentor estaban relacionados con el perd�n y la justificaci�n de los hombres, es cierto que la resurrecci�n de Cristo de entre los muertos fue la realizaci�n de su empresa redentora en nombre del hombre.

III. COMO PODER, LA RESURRECCI�N DE CRISTO TIENE UN INTER�S PERSONAL Y ESPIRITUAL. Este es el aspecto de este gran hecho en el que se insiste con mayor fuerza en este pasaje, y su importancia pr�ctica para cada cristiano individual es manifiesta. El verdadero creyente en Cristo comparte la resurrecci�n de su Se�or.

1. Nuestros pecados fueron crucificados en la muerte de Cristo en la cruz, y en su resurrecci�n fuimos liberados de su poder.

2. Nuestra vida pecaminosa pasada se convirti� en muerte para nosotros cuando Cristo muri�; y nuestra novedad de vida comenz� en su levantamiento de la tumba. Tenemos el signo de esto, el ap�stol nos ense�a, en el bautismo, con su ense�anza sobre la renovaci�n y la consagraci�n.

3. Por nuestra fe en la resurrecci�n de nuestro Salvador, somos elevados por encima de la prueba, la duda, la tentaci�n, la oscuridad y el miedo. La cruz nos dice que puede consistir en la sabidur�a y la bondad de Dios que durante una temporada debamos soportar problemas, decepciones y aparentes fracasos. Pero la tumba vac�a nos asegura que por cada buen hombre y por cada buena obra hay una resurrecci�n designada. La muerte es por una temporada; El pueblo de Dios no puede ser "retenido". El ma�z del trigo muere, pero muere para vivir y para dar mucho fruto.

4. En la resurrecci�n de Cristo, el cristiano es engendrado a una esperanza viva de una herencia inmortal, su pueblo es designado para compartir su triunfo y su gloria.

Romanos 6:4

"Novedad de la vida:" un serm�n de A�o Nuevo.

Las cosas nuevas y viejas constituyen la suma de las experiencias humanas. Todo lo nuevo se vuelve viejo, y lo viejo desaparece para volver a presentarse ante nosotros en nuevas combinaciones, en nuevas formas. La mente del hombre parece tener una inclinaci�n natural en ambas direcciones; nos gusta lo viejo porque es viejo y lo nuevo porque es nuevo. Esta es una de las contradicciones inseparables de la naturaleza humana. Hay algo de cierto en el dicho com�n de que los j�venes prefieren la novedad y los ancianos se aferran a "usar y no". Es f�cil ver c�mo, para los j�venes, el cambio deber�a ser bienvenido, ya que su conocimiento es a�n muy limitado y nuevo. Las experiencias son los medios designados para amueblar y equipar la mente. Es menos f�cil explicar el conservadurismo de la edad y su temor a la innovaci�n, ya que la experiencia debe haber ense�ado a los viejos cu�n imperfecto es todo lo que concierne a la cultura y condici�n del hombre; Este rasgo de car�cter puede deberse en gran medida al aumento de la debilidad que se opone al ejercicio no deseado de las facultades, o al alojamiento en nuevas circunstancias. La verdadera religi�n aprovecha ambas tendencias de la naturaleza humana. Apela al apego natural que sentimos por lo que es antiguo y sancionado por la existencia prolongada; y tambi�n apela al anhelo de progreso y de nuevas experiencias, que todos hemos sentido en el pasado o hoy. Pero observe de qu� manera la revelaci�n hace uso de estas tendencias naturales, y observe la armon�a que existe entre las necesidades morales del hombre y las comunicaciones divinas de las Escrituras. En t�rminos generales, lo que concierne a Dios es encomiado por su antig�edad e inmutabilidad; mientras que lo que se refiere al hombre se nos acerca con el encanto y el encanto de la novedad. Un momento de reflexi�n nos mostrar� por qu� esto deber�a ser as� con la verdadera religi�n. El hombre, en su breve vida, con sus d�biles prop�sitos y sus insignificantes logros, aparta de s� mismo lo eterno y lo inmutable. Esto lo sabe no est� en s� mismo ni en su raza; y lo busca en el Dios invisible. Y aqu� tiene raz�n. No busca estos atributos en vano. Porque, conociendo a Dios, sabe que en �l hay un ser absoluto, no afectado por los cambios a los que est� sujeta toda la creaci�n. El hombre puede encontrar su verdadera estabilidad y su verdadera paz solo cuando descansa en el cuidado y el amor del "Padre de las luces, que no tiene variaci�n ni sombra de giro". Pero, por otro lado, el hombre, cuando se conoce a s� mismo, es consciente de que su pasado ha sido insatisfactorio para s� mismo y que su Creador y Juez lo critica. Sus cambios han sido a menudo de mal en mal; y �l mira hacia adelante, m�s que detr�s de �l, en busca de alivio. Su �nica esperanza est� en su futuro. Lo viejo solo lo puede ver con dolor, con pesar, con angustia. Si hay una mejora, debe estar en lo que es nuevo: en una nueva condici�n, nuevos impulsos, nuevos principios del alma, en nuevas asociaciones y nueva ayuda. En consecuencia, el cristianismo llega al hombre con dones de novedad celestial en su mano. El cristianismo establece con el hombre un "nuevo pacto" y le da un "nuevo mandamiento"; lo convierte en una "nueva creaci�n", lo transforma en un "nuevo hombre". Le abre un "nuevo camino" al Padre por el Mediador de un "nuevo testamento", le da un "nuevo nombre" y le ense�a una "nueva canci�n" y lo inspira con la esperanza de un "nuevo cielo contra una nueva tierra". En resumen, le permite servir en "novedad de esp�ritu" y caminar en "novedad de vida". La "vida", en el Nuevo Testamento, se usa como equivalente a la historia de la naturaleza espiritual. El Se�or Jes�s profes� ser "la vida", "la vida de los hombres"; �l vino para que "pudi�ramos tener vida, y eso m�s abundantemente", y la aceptaci�n de �l como el Divino Salvador se designa como "pasar de la muerte a la vida". Entendiendo esto, no se supondr� que por "novedad de vida" "El ap�stol Pablo se refiere a la vida del cuerpo, o a las circunstancias externas en las que se puede pasar la vida f�sica. Y, sin embargo, el contexto muestra que no est� tratando el futuro y la vida bendecida en la presencia m�s cercana de Dios. En consecuencia, entendemos por "novedad de vida" lo que contrasta con la muerte espiritual que colgaba como una nube de oscuridad sobre la humanidad pagana, y que contrasta tambi�n con los desarrollos anteriores e imperfectos de la vitalidad espiritual. Es una novedad de la vida que es peculiar de la dispensaci�n cristiana, pero que a�n se encuentra donde sea que Cristo sea conocido, confiable y amado. Saludamos el a�o nuevo con alegr�a y esperanza, porque parece ofrecernos la oportunidad de comenzar la vida de nuevo. Estamos agradecidos por el alivio de dejar atr�s el pasado, y valoramos la esperanza de que cada a�o nuevo sea de mayor progreso espiritual y felicidad que los a�os pasados. Los cristianos desean olvidar las cosas que est�n detr�s y alcanzar aquellas que est�n antes. Algunos que han estado indecisos en cuanto a su curso han decidido con el nuevo a�o comenzar de nuevo en la vida y, en adelante, vivir por la fe del Hijo de Dios, y para su servicio y gloria. El tema debe, por lo tanto, ser apropiado y bienvenido para aquellos que aspiran con esperanza y oraci�n a la "novedad de la vida".

I. La novedad de la vida cristiana aparecer� de la consideraci�n de que es UNA VIDA ES CRISTO. Este mismo lenguaje debe ser al principio ininteligible para una persona que no conoce el Evangelio. Que la vida deber�a estar en una persona parece monstruosa y sin sentido. Sin embargo, Cristo mismo ha dicho: "Permaneced en m� y yo en vosotros". y su ap�stol Pablo nos ense�� que "si alguno est� en Cristo, es una nueva creaci�n". Cristo es la base sobre la cual construye el cristiano, el fundamento del edificio de su vida nueva y superior. Cristo es el tallo de la vid en el que se injerta el cristiano, y del cual extrae toda su vitalidad, su vigor y su fecundidad. Cristo es la Cabeza, en dependencia de quien el cristiano es un miembro vivo, activo y obediente. Los signos y evidencias de esta vida son estos:

1. El hombre renovado aprende qui�n es Cristo y lo que Cristo hizo y sufri� por �l.

2. El hombre renovado admite el reclamo que Cristo tiene sobre su gratitud, su fe, su amor; y conf�a en �l.

3. El hombre renovado acepta conscientemente la vida como el don de Dios en Cristo.

4. El hombre renovado, al mantener la comuni�n con Cristo, avanza en la vida nueva y superior.

II La novedad de la vida cristiana se manifiesta desde LA AGENCIA POR LA QUE SE REALIZA.

1. Una agencia espiritual.

2. Una agencia divina.

3. Una agencia de acci�n libre y amable.

4. Una agencia transformadora.

5. Una agencia incesante y progresiva.

III. La novedad de la vida cristiana se muestra en LOS MOTIVOS Y PRINCIPIOS POR LOS QUE SE GOBIERNA.

1. El amor de Cristo revelado y respondido es el poder motivador de esta vida.

2. La ley de Cristo se convierte en una ley de amistad.

3. La aprobaci�n de Cristo es un poder animador y animador en el coraz�n.

4. As�, el yo y el mundo, los motivos comunes para la acci�n, caen en su lugar apropiado o son desterrados del alma del cristiano.

IV. NUEVAS ASOCIACIONES son una caracter�stica de la nueva vida del cristiano.

V. La vida cristiana tiende y apunta a UNA REGENERACI�N ADICIONAL Y MAYOR EN EL FUTURO.

SOLICITUD. La novedad de la vida depende relativamente poco de las circunstancias externas. No hay nada en el color de la piel de un hombre, el clima del lugar de nacimiento de un hombre, la naturaleza de la ocupaci�n de un hombre, su condici�n de pobreza o riqueza, su educaci�n, ya sea escasa o liberal, su edad o su posici�n, no hay nada. en todas estas cosas que pueden interferir o impedir que se convierta en un hombre nuevo en Cristo. �Le parece a alguien que esto es imposible, debido a las circunstancias desfavorables en las que se encuentra? Desenga�arse de esta ilusi�n, porque es ilusi�n. Puede no estar dentro de su poder convertirse en un hombre erudito, o un hombre elocuente, un hombre rico o un hombre poderoso; pero las circunstancias que pueden impedir que se convierta en erudito o rico, poderoso o persuasivo, no tienen fuerza para impedir que se convierta en "un hombre nuevo". Los obst�culos a esta renovaci�n deben buscarse dentro, no fuera; se encuentran en la voluntad, que a menudo se resuelve para resistir la autoridad, rechazar la verdad e ignorar el amor de Dios. Si sacas a un salvaje de sus bosques nativos, lo vistes con vestimenta civilizada, lo colocas en un palacio se�orial, lo rodeas de libros y m�sica, con pinturas y flores, �deja de ser un salvaje? No hasta que la mente cambie. El hombre mismo puede permanecer igual, mientras todo su entorno est� alterado. Estos cambios externos no lo convierten en un hombre nuevo, y su vida no se ha convertido en virtud de ellos en una vida nueva. As� es con el hombre en relaci�n con el reino de Cristo. Privar a un ser humano de la libertad de la que ha abusado, sacarlo de sus malvadas compa��as, excluirle de las tentaciones a las que sol�a rendirse, introducirlo en la sociedad cristiana, obligarlo a frecuentar los medios de instrucci�n religiosa; Sin embargo, su vida no se ha convertido en una vida nueva. La vieja naturaleza sigue ah�. El et�ope no ha cambiado su piel, ni el leopardo sus manchas. La verdadera vida del hombre reside en la inclinaci�n de sus pensamientos, los afectos de su coraz�n, el prejuicio de su voluntad; y aunque todo esto es hacia el mal, la vieja naturaleza es suprema y la nueva vida a�n no lo es. El amor es el �nico potentado en el que las viejas cosas de maestr�a pasar�n. Antes de la varita m�gica del Amor, las antiguas sombras se apartar�n de la sombr�a cueva del alma no regenerada, y esa cueva se convertir� en un templo poblado con las formas de lo sagrado, y haciendo eco con las canciones del cielo. El amor divino puede hacer del desierto un para�so, puede convertir cada espina en una flor y todos los cardos en frutos. Cuando el amor hiere la roca, brotar� la fuente de la salud y de la restauraci�n. Quien escuche la voz del Amor olvidar� la debilidad y el cansancio de la peregrinaci�n; y sus pasos, primero tan pesados ??y aburridos, se unir�n el�sticos hacia adelante.

Romanos 6:14

El voto por gracia.

La Ley, al exhibir la atrocidad del pecado y sus terribles consecuencias, fue la ocasi�n de la introducci�n del evangelio y de las victorias de la gracia de Dios. Si, entonces, donde abunda el pecado, abunda la gracia mucho m�s, alg�n razonador sofisticado puede proponer continuar en pecado. Es en contra de este argumento miserable que el ap�stol apela en el lenguaje del texto. "El pecado no tendr� dominio sobre ti; porque no est�is bajo la ley, sino bajo la gracia". El hecho mismo que fue aducido por algunos como una excusa para el pecado se muestra como la raz�n principal para liberarse del pecado.

I. EL PECADO HA TENIDO, Y TIENE, MAESTR�A SOBRE LOS HOMBRES. Los pecadores est�n bajo la regla y la esclavitud de un se�or tir�nico y malvado. Alej�ndose en un esp�ritu rebelde de su leg�timo Rey y Gobernante, se han sometido a la influencia del usurpador. El pecado toma posesi�n de sus afectos, su juicio y su voluntad.

II BAJO LA LEY, LOS HOMBRES ERA COM�N Y HABITUALMENTE BAJO LA MAESTR�A DEL PECADO. Por ley, el ap�stol significa principalmente la ley jud�a; pero no esto exclusivamente; porque parece que la ley no escrita generalmente se pretende en el argumento de la Ep�stola. Estaban "bajo la Ley" que viv�an bajo ordenanzas y sanciones legales, y que, en teor�a en todo caso, reconocieron su reclamo. El pecado para ellos era la transgresi�n, y el motivo para evitar la transgresi�n era el temor a que el Legislador y el Juez infligieran castigo. Ahora, se urge que aquellos bajo la Ley fueran en muchos casos esclavos del pecado; porque la Ley entr� para que abundara el delito. La historia, sagrada y profana, confirma estas afirmaciones. El est�ndar de moralidad por el cual los hombres se juzgaban a s� mismos era bajo, e incluso a esto generalmente no se acercaban, y mucho menos alcanzaban. Esto fue as� con los jud�os, y m�s visiblemente con los gentiles.

III. ES EL EFECTO DE LA DISPENSACI�N DE LA GRACIA PARA LIBERAR A LOS HOMBRES DE LA MAESTR�A DEL PECADO.

1. �Qu� es estar "bajo la gracia"? Es voluntaria y conscientemente recibir el favor gratuito de Dios otorgado a trav�s de Jesucristo a todos los que creen. Es participar en la nueva y distintiva justicia cristiana. Es en el ejercicio de la fe ser armonizado con el gobierno y los prop�sitos de Dios. Est� bajo la influencia de un motivo nuevo, Divino y poderoso, provisto por el infinito amor y la clemencia de Dios.

2. �C�mo el estar "bajo la gracia" establece y mantiene al hombre libre de pecado? El ap�stol explica el proceso empleando tres figuras. Seg�n el primero, por el bautismo, el acto de iniciativa de fe y consagraci�n, el cristiano se une a su Salvador en su muerte en la cruz y, por lo tanto, unido a un Salvador todopoderoso, debe, en consecuencia, elevarse en la semejanza de su resurrecci�n a Una vida nueva y santa. Seg�n el segundo, el cristiano, al abandonar el servicio del pecado, se entrega por fe al servicio de Cristo y, por lo tanto, est� obligado a cumplir con las obligaciones que ha asumido. La tercera figura representa su estado bajo la Ley, abolida por la fe en Cristo, tal como una mujer es liberada de su esposo por su muerte; La fidelidad al servicio y la ley de Cristo es tan vinculante para el cristiano como lo es la fidelidad a su segundo esposo por parte de la mujer reci�n casada. El deber y el amor se combinan para hacer que la obligaci�n de santidad sea estricta y efectiva.

IV. EL PODER DE LA GRACIA SUPERA EL PODER DE LA LEY. Al explicar c�mo es esto, podemos observar:

1. Los principios apelados son m�s altos; El amor y la gratitud son m�s altos que el miedo y el inter�s.

2. La ayuda brindada es mayor; Es la ayuda del Esp�ritu Santo de Dios.

3. El ejemplo dado ante el cristiano es m�s estimulante e inspirador.

4. Las perspectivas presentadas son m�s atractivas y gloriosas.

Romanos 6:17

El molde de la doctrina cristiana.

El cristiano, al recordar lo que era, profundiza su impresi�n de la gracia divina, a la que le debe que el. Se ha efectuado un cambio en el que ahora se regocija. San Pablo tuvo una satisfacci�n particular al revisar su propia experiencia y al reconocer su deuda con esa gracia divina que hab�a moldeado su car�cter de nuevo. Y si el cristiano considera el estado en el que hubiera estado separado de la doctrina sobrenatural y las influencias del cristianismo, ver� razones para agradecer en la provisi�n hecha para la transformaci�n y renovaci�n de su car�cter. En este verso, el cambio se atribuye, instrumentalmente, al poder de la doctrina cristiana, que es, por as� decirlo, un patr�n por el cual es reconstruido, o un molde en el que se ha fundido el metal de su naturaleza, para tomando una forma nueva y divinamente ordenada.

I. LA DOCTRINA CRISTIANA ES COMO UN MOLDE PREPARADO PARA DAR UNA NUEVA FORMA Y FORMA AL CAR�CTER HUMANO. Cuando el hierro es "fundido", se ejecuta, en estado l�quido, en una forma o molde de tierra o arena de la forma deseada; y as� el art�fice produce un rayo o un ca��n. As�, en el �mbito intelectual y espiritual, las ideas gobiernan a los hombres; y el car�cter y la vida se deben en gran medida a los pensamientos que son familiares y agradables. Y la doctrina cristiana no es un fin, sino un medio; La justicia y el amor de Dios, revelados en Cristo, que tienen el poder de reconstruir el car�cter y renovar la vida. La doctrina est� viva con el poder del Esp�ritu Santo de Dios.

II EL DISC�PULO CRISTIANO SE IMPLICA EN ESTE MOLDE ESPIRITUAL, PARA QUE PUEDA TOMAR SU NUEVA FORMA Y FORMA. Los viejos elementos de la naturaleza humana, viejos errores y viejos pecados, se disuelven y se derriten cuando se ponen en contacto con el evangelio de Jesucristo. Las cosas viejas pasan para que todas las cosas se vuelvan nuevas. Podemos imaginar que la doctrina nos es entregada, para hacer lo que queramos con ella; Pero lo contrario es el caso. Somos entregados a �l, para que pueda hacer su trabajo sobre nosotros. As� sucede con la educaci�n cristiana de los j�venes y con la evangelizaci�n de los paganos. El molde de la doctrina cristiana imparte al que entra en contacto vivo con ella un nuevo motivo para la santidad, en el amor redentor y sacrificatorio del Salvador; una nueva regla de santidad, en su ley y vida; y nueva ayuda hacia la santidad, en la provisi�n de la ayuda y la gracia del Esp�ritu. Se efect�a una transfiguraci�n moral, como resultado natural de la aceptaci�n inteligente y la lealtad voluntaria. Porque si la fe es el alma de la obediencia, la obediencia es el cuerpo de la fe. No hay cambio tan maravilloso y tan admirable como el que el poder humano de la doctrina cristiana forja en el car�cter humano.

HOMILIAS DE C.H. IRWIN

Romanos 6:1

El poder pr�ctico de la resurrecci�n.

Aqu� el ap�stol ampl�a a�n m�s completamente la verdad de que la fe del cristiano conduce no solo al perd�n del pecado, sino tambi�n a la liberaci�n de su poder. Debido a que la gracia ha abundado sobre el pecado, y nuestra injusticia ha elogiado la justicia de Dios, por lo tanto, no se deduce que debemos continuar en pecado. Si tenemos una verdadera uni�n con Cristo, hemos sido bautizados en su muerte. Somos sepultados con �l por el bautismo en la muerte; "que as� como Cristo fue resucitado de la muerte por la gloria del Padre, as� tambi�n nosotros debemos caminar en la novedad de la vida" ( Romanos 6:4).

I. EL HECHO DE LA RESURRECCI�N. Que la resurrecci�n de Cristo est� rodeada de misterio, nadie lo negar�. Pero la evidencia por la cual se establece el gran hecho central en s� mismo es tan fuerte, tan clara, tan decisiva, que incluso el escepticismo a veces tiene que admitirse convencido. El efecto de la cr�tica m�s capaz y adversa solo ha sido establecer cada vez m�s el hecho de la Resurrecci�n y, por lo tanto, confirmar con mayor firmeza la fe del cristiano. Es notable que dos de los m�s grandes racionalistas del presente siglo, que dudaron de casi todos los hechos de la historia del Nuevo Testamento, admitieron que la Resurrecci�n era un hecho que no pod�an dudar. Ewald, que se ocupa destructivamente de la mayor�a de los incidentes del evangelio, "considera que algunos son m�ticos, algunos admiten una interpretaci�n racionalista y otros combinan los elementos de ambos", no puede destruir ni explicar la Resurrecci�n. "Rechazando todos los intentos de explicarlo, acepta el gran hecho de la Resurrecci�n sobre la evidencia de la historia, y declara que nada puede ser m�s hist�rico". El testimonio de De Wette es a�n m�s notable. Era m�s esc�ptico que Ewald; tanto que se le llam� "El dudador universal". Sin embargo, tal es la fuerza de la evidencia, que este gran cr�tico racionalista, en su �ltimo trabajo, publicado en 1848, dijo que el hecho de la Resurrecci�n, aunque una oscuridad que no se puede disipar se basa en el camino y la manera de hacerlo, no puede en s� mismo, m�s que la certeza hist�rica del asesinato de Julio C�sar.

1. El hecho de la resurrecci�n es atestiguado por los cuatro evangelistas. Los cuatro Evangelios fueron escritos por hombres ampliamente separados tanto en tiempo como en lugar. Sus mismas variaciones son una prueba de su verdad sustancial. Dan diferentes versiones de la Resurrecci�n, como se esperar�a naturalmente de los hombres a quienes un gran evento impresion� de diferentes maneras, pero todos est�n de acuerdo en testificar que el evento ocurri�.

2. La narrativa de la Resurrecci�n fue aceptada por los primeros cristianos que vivieron en el momento en que tuvo lugar el evento. En las Ep�stolas se habla constantemente de las diversas Iglesias como un evento con el que todos estaban familiarizados, y sobre el cual no hab�a la menor duda. Cuando Pedro propone el nombramiento de un sucesor de Judas, habla de la Resurrecci�n como uno de los grandes temas de la predicaci�n apost�lica. De hecho, parecer�a que �l consideraba la predicaci�n de la resurrecci�n como el gran tema para el cual el ap�stol deb�a ser elegido. Sus palabras fueron: "Por lo tanto, de estos hombres que se han acompa�ado con nosotros todo el tiempo que el Se�or Jes�s entr� y sali� entre nosotros, uno debe ser ordenado para ser testigo con nosotros de su resurrecci�n".

3. La conversi�n de San Pablo, y su posterior defensa de la doctrina de la resurrecci�n, son quiz�s las pruebas m�s s�lidas de su verdad. Pablo era un perseguidor y un fariseo intolerante. De repente se convirti� en un miembro de la secta que era tan odiada y despreciada. La explicaci�n que �l mismo dio de este cambio fue que Jesucristo se le hab�a aparecido. No era probable que Paul, un hombre de mente clara, acostumbrado a sopesar la evidencia, fuera enga�ado en cuanto a la apariencia de Cristo. No pod�a ser llevado a dar un paso de tanta importancia para toda su vida. Se debe encontrar algo m�s que un simple sue�o o alucinaci�n para dar cuenta de toda su carrera posterior. No era probable que emprendiera esos viajes misioneros a trav�s de Asia Menor, a trav�s de Macedonia y a trav�s de Grecia, y perseverara en ellos, frente a mucha oposici�n, rid�culo, persecuci�n y muchas dificultades y peligros, por el mero hecho de una fantas�a. . No era un mero visionario o fan�tico. Sus ep�stolas muestran que fue un hombre de mente robusta, gran poder de razonamiento y sobriedad de juicio. Y, sin embargo, en cada caso en que un discurso p�blico suyo se registra en los Hechos de los Ap�stoles; en su discurso en Antioqu�a en Pisidia, en su discurso en Atenas, en su discurso a la multitud cuando fue hecho prisionero en Jerusal�n; ya sea que est� en presencia del sumo sacerdote, de F�lix o de Festo y Agripa, �l proclama claramente el hecho de la resurrecci�n de Cristo.

4. Al cambiar la vida del ap�stol Pablo, cambi� la vida de todos los ap�stoles desde el momento en que Cristo resucitado se les apareci�. Antes de eso eran t�midos y asustados. El m�s audaz se volvi� tan cobarde como para negar que �l conoc�a a Cristo. Todos lo hab�an abandonado y huido cuando se acercaba el momento de la crucifixi�n. Despu�s de la crucifixi�n se desanimaron y deprimieron. Podemos ver f�cilmente lo que habr�a sido del cristianismo si no hubiera habido resurrecci�n, ya que estudiamos la conducta y las palabras de los disc�pulos cuando sab�an que su Maestro se los quitar�a tan pronto, y cuando pensaban que todav�a estaba en el tumba. Pero la resurrecci�n alter� todo. El cambio que ocurri� solo puede explicarse por la reaparici�n real de Cristo en ellos. El t�mido volvi� a ser valiente. No pueden dejar de hablar las cosas que han visto y o�do. Ahora soportan la persecuci�n, el sufrimiento y el martirio, porque la tumba ya no est� oscura, y la corona de la vida est� m�s all� de la lucha y el dolor.

II LAS DOCTRINAS QUE ENSE�A.

1. Que habr� una resurrecci�n general de los muertos. "Porque ha designado un d�a, en el cual juzgar� al mundo con justicia por aquel Hombre a quien ha ordenado; del cual ha dado seguridad a todos los hombres, en el que lo ha resucitado de entre los muertos" ( Hechos 17:31).

2. Que los que creen en el Se�or Jes�s vivir�n con �l para siempre. "Yo soy la resurrecci�n y la vida: el que cree en m�, aunque est� muerto, vivir�" ( Juan 11:25). Y aqu� el ap�stol dice: "Ahora si estamos muertos con Cristo, creemos que tambi�n viviremos con �l" (vers�culo 8). Cristo ha tra�do vida e inmortalidad a la luz a trav�s del evangelio. Ha satisfecho el anhelo del coraz�n humano por una vida m�s all� del presente, un anhelo tan fuerte que uno de los m�s grandes pensadores de nuestro tiempo, aunque la conclusi�n l�gica de su sistema es la muerte universal, sin embargo, trata de evitar o superar esta triste situaci�n. perspectiva por la sugerencia de que de esta muerte puede surgir otra vida. Nuestro poeta laureado ha expresado ese anhelo as�. Hablando de amor, dice:

"�l busca por fin hasta la �ltima y m�s aguda altura

Antes de que los esp�ritus se desvanezcan, alg�n lugar de aterrizaje, para abrocharse y decir:

'�Despedida! �Nos perdemos en la luz! "

S�, es cuando la tumba est� cerca, es cuando la muerte nos quita repentinamente a nuestros seres queridos, que aprendemos sobre qu� preciosa verdad es la resurrecci�n de Jes�s para descansar.

III. LAS LECCIONES PR�CTICAS QUE TRANSMITE. "Que as� como Cristo fue resucitado de la muerte por la gloria del Padre, as� tambi�n nosotros debemos caminar en la novedad de la vida" (vers�culo 4); "Por tanto, no reine el pecado en su cuerpo mortal, para que lo obedezcan en sus deseos" (vers�culo 12). En otra parte, el ap�stol expresa la misma verdad. "Si hab�is resucitado con Cristo, busca las cosas que est�n arriba, donde Cristo se sienta a la diestra de Dios" ( Colosenses 3:1). Este es el poder pr�ctico del hecho y la doctrina de la Resurrecci�n. Si tenemos en nuestros corazones la esperanza de estar con Cristo, �qu� influencia tan transformadora deber�a ejercer esa esperanza en nuestras vidas! Deber�amos "entregarnos a Bacalao, como los que est�n vivos de entre los muertos, y a nuestros miembros como instrumentos de justicia para Dios" (vers�culo 13). As�, la vida resucitada de Cristo entra y se convierte en parte de la vida presente de su pueblo. As� su vida entra y se convierte en parte de la suya. "Nuestra vida est� escondida con Cristo en Dios" - C.H.I.

Romanos 6:15

Los dos servicios y sus recompensas.

En la parte final del quinto cap�tulo, y a lo largo de este cap�tulo, el ap�stol contrasta la operaci�n de dos grandes principios. El primero es el principio del pecado; el otro es el principio de justicia. Los compara con dos reyes que reinan en el mundo, controlan la vida de los hombres e influyen en los hombres en ciertas direcciones y en ciertas acciones. El pecado reina hasta la muerte. Esa ha sido su operaci�n a lo largo de la historia humana. Pero ha entrado un nuevo poder para disputar su influencia. Ese poder es la gracia gratuita de Dios, exhibida en Cristo, el Hijo de Dios. Ese poder opera en la justicia. Proporciona una justicia para los hombres por la sangre de Cristo. Produce una justicia en los hombres. "Donde abundaba el pecado, abundaba mucho m�s la gracia: que as� como el pecado ha reinado hasta la muerte, as� tambi�n la gracia reinar� por medio de la justicia para la vida eterna por Jesucristo nuestro Se�or". Y ahora, en estos vers�culos inmediatos, San Pablo hace un llamamiento a sus lectores. �l les ha presentado los dos grandes principios. Los ha contrastado en su operaci�n y sus resultados. Ahora hace que el asunto sea personal. �l hace cumplir su llamamiento con la pregunta del vers�culo diecis�is, "�No sab�is que a qui�n se entregan sirvientes para obedecer, a sus sirvientes son a quienes obedecen; ya sea de muerte o de obediencia a la justicia?" Y luego dice: "Como hab�is entregado a tus siervos miembros a la inmundicia y a la iniquidad a la iniquidad; aun as� ahora entrega a tus siervos miembros a la justicia para la santidad" ( Romanos 6:19).

I. CADA VIDA ES UN SERVICIO DE ALGUNA CLASE.

1. Algunos son servidores del amor al dinero. Siempre piensan en el dinero y en c�mo hacerlo; por el bien, pasar�n por muchos riesgos, trabajos y dificultades. Su primera pregunta sobre todo es: "�Pagar�?" y todo su dinero no les paga al final. Pueden tener muchos bienes almacenados durante muchos a�os; pueden tener buenos valores para sus inversiones; pero no han hecho provisi�n para sus almas inmortales; no han guardado ning�n tesoro que les sea de utilidad m�s all� de la tumba. Ese es un mal servicio para un ser que pronto debe ir a la presencia del Dios eterno.

2. Algunos son sirvientes del amor al vestido. Incluso en los tiempos de nuestro Se�or, encontr� necesario advertir a sus oyentes que no pensaran demasiado en su vestimenta. Incluso los cristianos, que profesan ser servidores de Cristo, con demasiada frecuencia son servidores de la moda. A veces se presta m�s atenci�n al vestido de nuestros vecinos o de nosotros mismos en la casa de Dios que a la voz de nuestro Creador y nuestro Salvador, o a la pregunta de si tenemos el adorno de un hombre manso y tranquilo. esp�ritu, o la t�nica inmaculada de la justicia de Cristo. Se dice que San Bernardo de Claraval, que reprendi� a los pr�ncipes y despidi� a toda Europa con una nueva cruzada, mientras viv�a en la miseria, sol�a preguntarse todos los d�as la severa pregunta: "Bernarde, ad quid venisti?" - "Bernard, �por qu� est�s aqu�?" Por lo tanto, ser�a bueno si nos preguntamos con mayor frecuencia cu�l es el prop�sito de nuestras vidas.

3. Otros, nuevamente, son los sirvientes de la ambici�n. Ser m�s alto que sus semejantes, ser adulado y halagado, recibir el homenaje de los pobres y el favor de los ricos, ser comentado en los chismes de la sociedad, ese es el objeto por el cual viven muchas personas. . Sin embargo, cuando se alcanza, no trae paz ni satisfacci�n duraderas a la mente. El elogio de los hombres, adem�s, es algo muy voluble e incierto. El h�roe de hoy ser� olvidado ma�ana. La fama terrenal siempre ha sido ...

"Como un copo de nieve en el r�o, un momento visto, luego perdido para siempre".

Tales son algunos de los servicios a los que los hombres dedican sus pensamientos, su tiempo, sus energ�as. �Qu� vanidosos y sin provecho son todos! Cuando se acerca la hora de la muerte, cualquiera que haya pasado su vida al servicio de cualquiera de estos maestros les pida que lo ayuden en la lucha de la muerte, que le den esperanza para el futuro: �podr�n darle? alguna ayuda? Ni siquiera pueden mantener su pobre cuerpo mortal del polvo; mucho menos pueden dar vida al alma. Ya han ayudado a producir la muerte en el alma. Lo han arrastrado hacia abajo a la tierra. Y as� es que, cuando el alma debe ir de este mundo a lo invisible, todav�a est� en la tierra. No hay aptitud para el cielo en absoluto. Los placeres y posesiones del mundo, inocentes en s� mismos, se vuelven positivamente da�inos para muchos. Se vuelven pecaminosos para ellos, porque mantienen el alma lejos de Dios.

II EL SERVICIO DEL PECADO Y SUS RESULTADOS. Incluso lo que llamamos el servicio m�s inocente del mundo resulta en la muerte por fin. La muerte del cuerpo va acompa�ada de la muerte del alma. Mucho m�s es esto cierto de todo tipo de pecado positivo. El ap�stol busca se�alar aqu� el resultado de ser el siervo del pecado. "Sus siervos ustedes son a quienes obedecen, ya sea del pecado hasta la muerte, o de la obediencia a la justicia" ( Romanos 6:16); "El fin de esas cosas es la muerte" ( Romanos 6:21); La paga del pecado es muerte ( Romanos 6:23). Incluso en esta vida hay una conexi�n clara entre el pecado y la muerte. El servicio del pecado es un servicio fatal. Tomemos, por ejemplo, a aquellos que son los sirvientes del ansia de bebidas embriagantes. Un comit� especial de la Asociaci�n M�dica Brit�nica present� un informe en la reuni�n de 1887 sobre la relaci�n del alcohol con la enfermedad, que afirm� que, despu�s de un examen cuidadoso y prolongado del tema desde un punto de vista cient�fico, llegaron a la conclusi�n de que cada hombre que consum�a alcohol m�s all� de las cantidades m�s moderadas acortaba su vida en al menos diez a�os. El presidente de los Estados Unidos, general Harrison, ha testificado que de una clase de diecis�is j�venes que se graduaron con �l, casi todos hab�an ido a las tumbas tempranas por h�bitos intemperantes. Incluso en este mundo, el pecado de intemperancia conduce a la muerte. Pero trae una muerte m�s duradera y m�s terrible que esta. La mente embrujada, el intelecto oscurecido, no es m�s que un comienzo de la oscuridad de la oscuridad en el futuro. "Ning�n borracho entrar� en el reino de los cielos". Cuando la bebida se convierte en el maestro, �cu�n terribles son los resultados para el tiempo y la eternidad! Del mismo modo, es cierto para todos los dem�s servicios pecaminosos, que conducen a la muerte. "El que siembra para la carne, de la carne segar� corrupci�n;" "La paga del pecado es muerte".

III. EL SERVICIO DE CRISTO. "Al ser liberados del pecado, ustedes se convirtieron en servidores de la justicia" ( Romanos 6:18); "Pero ahora, siendo liberados del pecado y convertidos en siervos de Dios, tendr�is vuestro fruto para la santidad y el fin de la vida eterna" ( Romanos 6:22). Este es el �nico servicio que conduce a la vida eterna. Es el �nico servicio que no es la esclavitud. Es el �nico servicio del que los hombres nunca se arrepienten. Es el �nico servicio que se puede llamar un bien sin mezclar, el �nico servicio que brinda paz perfecta al coraz�n, la mente y la conciencia. Es un servicio f�cil, porque es un servicio de amor. En lugar de debilitarnos por nuestros esfuerzos en el servicio de Cristo, como lo hacemos por nuestros esfuerzos por servir al pecado, nos fortalecemos; porque el verdadero cristiano es un hombre mejor, un hombre m�s fuerte espiritualmente, cada d�a que vive. Es el �nico servicio que tiene una esperanza m�s all� de la tumba. Fue porque Cristo nos vio perecer en el servicio del pecado, culpables, perdidos e indefensos, que vino a salvarnos. Ahora nos llama a creer en �l, a seguirlo, y promete a todos los que lo hagan el regalo de la vida eterna. "El don de Dios es la vida eterna a trav�s de Jesucristo nuestro Se�or".

"�Cu�nto tiempo para las corrientes de falso deleite

�Reparar�is en multitudes?

Cu�nto tiempo desperdicia tu fuerza y ??tus sustancias

�En bagatelas ligeras como el aire?

Sobre las puertas triples de la Catedral de Mil�n hay tres inscripciones que abarcan los hermosos arcos. Sobre una est� tallada una hermosa corona de rosas, y debajo est� la leyenda, "Todo lo que agrada es solo por un momento". Sobre el otro est� esculpida una cruz, y est�n las palabras: "Todo lo que nos preocupa es solo por un momento". Pero debajo de la gran entrada central al pasillo principal est� la inscripci�n: "Eso solo es importante, lo que es eterno". Si solo nos damos cuenta de estas tres verdades, no deber�amos dejar que el mundo o sus placeres nos alejen de Cristo, no deber�amos dejar que las peque�eces nos molesten, no deber�amos dudar mucho en hacer nuestra elecci�n. "Elige hoy a qui�n servir�s" - C.H.I.

HOMILIAS DE T.F. BLOQUEADOR

Romanos 6:1

Enterrado y resucitado con Cristo.

Adjuntando a casi todos los privilegios y bendiciones hay peligrosas posibilidades de abuso. Entonces, con la bendita doctrina de la justificaci�n por la fe, que hasta ahora ha estado tan arraigada. Entonces, especialmente con ese aspecto del que acabamos de referirnos ( Romanos 5:20). �Cu�n f�cilmente podr�a surgir la pregunta: "�Continuaremos en pecado, para que la gracia abunde?" Pero con qu� facilidad, de todo coraz�n cristiano, surgir�a la respuesta: "�Dios no lo quiera! �C�mo lo haremos?" Esta respuesta se amplific� en los siguientes vers�culos: La relaci�n del creyente, a trav�s de la muerte y resurrecci�n de Cristo, con el pecado y la santidad.

I. LA MUERTE.

1. La relaci�n de la muerte de Cristo con el pecado. Dos elementos que entran en la obra expiatoria de Cristo, cada uno de los cuales, en su orientaci�n, debe distinguirse del otro: el Divino y el humano.

(1) En cuanto a la culpa. La culpa de la raza es un hecho consumado; la mancha inefable; La pureza blanca de la Ley infinita se borr�. �Cu�les son los rumbos de la expiaci�n de Cristo, divina y humanamente, sobre esta culpa del pasado?

(a) Divinamente: condenaci�n para siempre;

(b) humanamente: expiaci�n para siempre.

(2) En cuanto al pecado. Un hecho existente, persistente; una posibilidad siempre; Un fuerte poder del mal. �Cu�les son los rumbos de la expiaci�n de Cristo sobre este pecado del presente?

(a) Divinamente: sello de condena; lo que ha tra�do la culpa que debe ser expiada por la muerte, es por esa misma muerte una cosa marcada;

(b) humanamente: renuncia y conflicto; lo que se marca, en la expiaci�n, por parte de Dios, se abandona por parte del hombre.

2. Nuestra relaci�n a trav�s de la muerte de Cristo con el pecado. Una identificaci�n natural de Cristo con nosotros, como cabeza federal de la raza; y un espiritual, este �ltimo de unidad voluntaria y comprensiva. Entonces, una identificaci�n correspondiente de nosotros mismos con Cristo: natural y espiritual. Este �ltimo, por fe; el an�logo espiritual que corresponde con el hecho hist�rico o, en otras palabras, nuestra simpat�a espiritual voluntaria con la propia obra de Cristo.

(1) En cuanto a la culpa.

(a) Acquiescencia en la condena: toda boca se detuvo;

(b) aquiescencia en el. expiaci�n: para mi!

(2) En cuanto al pecado.

(a) Una cosa condenada por Dios: por lo tanto, lo consideramos en adelante como portador de un estigma del mal;

(b) una cosa abandonada por nosotros: as� lo consideramos en adelante; guerra perpetua

Por lo tanto, nuestra fe en Cristo no solo nos da perd�n y paz con Dios, sino que tambi�n nos compromete a una batalla severa e intransigente con todo lo que se opone a Dios. "�Ustedes ven su llamado, hermanos!" Tu mismo bautismo es tu promesa de librar tal guerra.

II LA VIDA.

1. La relaci�n de la vida de Cristo con Dios. Dos elementos que entran en la vida de resurrecci�n de Cristo: resucitado por Dios, resucitado como hombre.

(1) En cuanto a favorecer con Dios.

(a) Divinamente: el sacrificio aceptado; "por la gloria del Padre";

(b) humanamente: de la oscuridad a la luz; "�No deber�a Cristo haber sufrido estas cosas y entrar en su gloria?" ( Lucas 24:26).

(2) En cuanto a la devoci�n a Dios.

(a) Divinamente: Dios no pod�a sufrir a su Santo para ver corrupci�n; "habiendo recibido del Padre la promesa del Esp�ritu Santo" ( Hechos 2:33);

(b) humanamente: "�l vive para Dios"; para nosotros.

2. Nuestra relaci�n a trav�s de la vida de Cristo con Dios. Identificaci�n como antes: potencial para todos, actual a trav�s de la fe.

(1) En cuanto a favorecer con Dios.

(a) Acquiescencia en la aprobaci�n: gratitud;

(b) aquiescencia en la alegr�a: �para m�!

(2) En cuanto a la devoci�n a Dios.

(a) Una vida reclamada por Dios: en adelante llevamos estas "marcas";

(b) una vida cedida a Dios: "la semejanza de su resurrecci�n".

Entonces nuestra fe en Cristo tiene en cuenta, no solo negativamente al pecado, sino positivamente a Dios. Nosotros somos suyos; hombres libres en Cristo; �los resucitados! El hecho potencial solo agravar� nuestra condena y nuestro sufrimiento, si no se actualiza a trav�s de la fe. Entra en simpat�a espiritual con la obra del Redentor; estar muerto para el pasado, estar vivo para todo el glorioso futuro de una inmortalidad en Dios.�T.F.L.

Romanos 6:12

Los dos dominios.

Una aplicaci�n renovada del tema reci�n discutido. El reinado del pecado; El reino de la gracia.

I. EL REINO DEL PECADO.

1. El yo se rindi� al pecado. El yo superior del hombre (raz�n, conciencia y voluntad) debe dominar sobre el "alma" y la "carne", las meras pasiones y deseos; El esp�ritu del hombre debe ser rey. Pero el verdadero yo ha sido desacreditado, y el yo inferior, la lujuria, ha ganado el dominio. Y en este falso dominio de la carne, reina el pecado. �Oh degradaci�n! somos encadenados, y el pecado lo domina sobre nosotros.

2. Los miembros cedieron a la injusticia. La naturaleza inferior del hombre deber�a ser el instrumento de lo superior, para el funcionamiento de todo lo que es justo y bueno. En la filosof�a de la naturaleza humana de Pablo, el "cuerpo" es sin�nimo de toda la vida activa; �Y no se debe utilizar la actividad de toda nuestra vida de manera subordinada a los dictados de la voluntad iluminada? Pero la actividad de la vida se rinde al poder usurpador del pecado, instrumental para la injusticia.

II EL REINO DE LA GRACIA.

1. El yo se rindi� a Dios. El hombre no es un gobernante irresponsable de su propia naturaleza; Su soberan�a es delegada por Dios. Y solo en absoluta devoci�n a Dios se da cuenta de una verdadera autoconquista. Dios reclama nuevamente la posesi�n del esp�ritu que le ha sido arrancado por el poder del pecado. El reclamo es de autoridad; pero la autoridad es la autoridad del amor.

2. Los miembros se rindieron a la justicia. Dios requiere el homenaje del coraz�n; �l tambi�n requiere el servicio de la vida. Solo a trav�s del coraz�n puede la vida ser influida correctamente. "No bajo la ley". Una resurrecci�n y un poder de resurrecci�n. S�, porque �l vive, �nosotros tambi�n podemos vivir! Pero la apropiaci�n de este poder es del hombre: "Pres�ntense". Aqu� est� el maravilloso regalo de la libertad humana, que puede ser una libertad hasta la muerte; �Pero existe el poder ilimitado del amor y la vida! �Por lo tanto, elige la vida para que puedas vivir! �T.F.L.

Romanos 6:15

Siervos para obedecer.

Una ligera pero sugerente diferencia entre la pregunta de Romanos 6:15 y la que abre el cap�tulo. "�Continuaremos en pecado", hab�a preguntado el ap�stol, "para que la gracia abunde?" Y hab�a rechazado tal pensamiento con la presentaci�n de la nueva vida del creyente como una vida prometida a Dios a trav�s de Cristo. En Romanos 6:12 tambi�n hab�a insistido en el cumplimiento constante de la promesa. Pero ahora supone otra pregunta m�s sutil: �no "continuaremos" en el pecado, sino que pecaremos, una y otra vez, como queramos, presumiendo el perd�n f�cil de conseguir de un Dios misericordioso? �Pobre de m�! c�mo esta pregunta se insin�a en la conciencia cristiana: �cu�n f�cilmente aprobamos nuestro descuido con pensamientos de la restauraci�n de la misericordia de Dios! Pero estamos gravemente equivocados si pensamos para nosotros mismos que se puede jugar con el pecado y la obediencia. Tenemos el terrible poder de elegir a nuestro maestro; pero �l es un maestro, y nuestra elecci�n en cualquier caso nos compromete a un curso, y. a una consecuencia. El tren puede girarse hacia esta o aquella l�nea, pero la l�nea debe seguirse y los destinos son anchos a medida que los polos se separan. Miremos estos tres pensamientos: una elecci�n, un curso, una consecuencia.

I. UNA ELECCI�N. La falsa doctrina del derecho en el esquema necesario de la moral: tantos pesos sobre la escala. Pero la voluntad del hombre no es una escala muerta, determinada por los pesos; es algo vivo y, a menos que se tenga en cuenta su vida peculiar, todos los c�lculos deben estar equivocados. Es cierto, si conocemos las causas, podemos predecir el resultado, y ciertos maestros han dicho: Estas son las causas: la naturaleza susceptible del hombre y las diversas influencias que juegan sobre ella. Por lo tanto, dado el temperamento y las influencias, podemos predecir el resultado. Muy plausible Es cierto que si estas son las �nicas causas, el resultado puede ser conocido. Pero la causa de las causas es la voluntad misma. Este es el gran factor en el problema. Y, despu�s de todo, cuando se han realizado los c�lculos m�s cient�ficos, este poder de autodeterminaci�n en el hombre puede desafiar todos sus c�lculos para predecir un resultado correcto. No intentemos probar esta libertad con argumentos elaborados; solo necesitamos apelar a la conciencia de cada uno. "S� que soy libre; tengo poder de elecci�n; cuando he querido, s� que podr�a haberlo querido de otra manera". Esta debe ser la verdadera confesi�n de cada uno. Tan seguro como sabemos que existimos, por la misma intuici�n, que es m�s profunda y verdadera que todo razonamiento, sabemos que podemos ceder ante cualquiera de los m�ltiples motivos que est�n jugando con nuestra voluntad. �No ilustra la historia de la ca�da esta libertad? �Cu�l es la verdad esencial de esa historia, pero que el hombre ten�a en su poder, ya sea para obedecer a Dios o para gratificarse a s� mismo, y que eligi� la autogratificaci�n en lugar de la obediencia? Pero los resultados no fueron de ninguna manera tan transitorios como podr�a parecer la elecci�n misma. En el sentido m�s elevado, la libertad se hab�a ido. A�n quedaba libertad de elecci�n entre los diversos objetos de autogratificaci�n, pero ya no hab�a poder para servir a Dios como antes. Se solucion� un gran abismo entre el hombre y Dios. Y en esto consiste lo que se llama la depravaci�n total del hombre: totalmente separado de Dios, y sin el poder de regresar. Y seguro, adem�s, de ir de mal en peor. Pero bajo las influencias redentoras con las que Dios visita el coraz�n del hombre, y m�s especialmente en vista del gran hecho redentor con el que Dios ha visitado el mundo, esta depravaci�n total se neutraliza en cierto sentido, la voluntad debilitada del hombre recibe un nuevo poder, y Es una vez m�s posible para �l colocar su elecci�n en Dios. La libertad del verdadero deber est� una vez m�s a su alcance; desde las profundidades a�n puede volver a Dios. Entonces, tomando a los hombres como son ahora, y especialmente tom�ndolos a medida que los encontramos en contacto con las verdades redentoras del evangelio de Cristo, vemos que cada uno tiene su opci�n alternativa entre la piedad y la impiedad, la verdad y la falsedad: lo correcto y lo bueno, y lo malo y lo malo, o, en palabras de San Pablo, entre la obediencia y el pecado. "Os rend�s:" el hecho supremo de la vida de cada uno est� envuelto en esas palabras. Desde la infancia en adelante, las buenas y malas influencias compiten por el dominio. Dios y el pecado piden nuestro servicio, y no podemos sino "rendirnos" a uno u otro. Tomamos nuestra decisi�n, ya sea conscientemente y con deliberados prop�sitos, o casi inconscientemente y con negligencia negligente. Elegimos el pecado y, por lo tanto, 'establecemos el sello de nuestra propia muerte; o elegimos a Dios, y as� nos elevamos a la novedad de la vida. Pero en cualquier caso, nuestra propia elecci�n determina nuestro curso, y el curso al que nos comprometemos resuelve su consecuencia inevitable.

II UN CURSO. Consideremos ahora el curso al que nos compromete nuestra elecci�n en cualquier caso.

1. En el primer caso, nos convertimos en sirvientes, o esclavos, del pecado. Las palabras de Nuestro Se�or ( Juan 8:32). El hombre puede negarse a inclinarse ante el pecado; pero cuando se inclina, el pecado lo retiene. No, a�n puede levantarse de su esclavitud y ser libre; pero cada ceder es asumir una nueva cadena, y toda continuaci�n en el pecado es el remache de la cadena. �El esclavo del pecado? �Oh, no es ficci�n! El hombre que cede al pecado es llevado cautivo por un maestro m�s fuerte que �l. As� que con el ebrio, el hombre apasionado, el avaro. Si; arrastrado en cadenas. �Y sin embargo, es un hombre "libre", por cierto, quien se ha vendido a s� mismo para servir al pecado!

2. En el otro caso nos convertimos en sirvientes, o esclavos, de la obediencia. La misma ley funciona, sea cual sea el material de su funcionamiento. Por lo tanto, la esclavitud degradante del siervo del pecado no es m�s que el lado oscuro del resultado de esa misma ley que, en sus resultados m�s brillantes, es la salvaguardia y la gloria de nuestra justicia. �Pero no es el resultado la esclavitud todav�a? Ah! pregunt�monos, �qu� es la esclavitud? El mero servicio (intento, servicio serio e incansable) no lo es. El servicio es esclavitud cuando es forzado. Contraste el servicio de un cruzado y el de un cautivo entre los moros. Es esclavitud tambi�n cuando, incluso si no es forzada, es degradante y baja. Contraste traficante de esclavos y hombre puro y virtuoso cautivado. Entonces Epicteto. El servicio del pecado, entonces, es la esclavitud porque es degradante y b�sico; mientras que, para rendir obediencia a Dios, y de all� en adelante para servirlo con un ardor incesante y con el entusiasmo de la alta alegr�a, eso no es esclavitud, eso es libertad del m�s alto tipo (entonces Juan 8:36). Si; este es el secreto de la libertad: el "esp�ritu de un hijo" ( G�latas 4:6, G�latas 4:7).

III. UNA CONSECUENCIA. Pero ahora consideremos la consecuencia a la que debe conducir tal curso de conducta en cualquier caso.

1. "Pecado hasta la muerte". S�, hacia este resultado inevitable, el servicio del pecado debe tender. Una fijeza de car�cter corrupto. Recuperaci�n de la libertad posible ahora; no siempre. La muerte, la muerte de la mejor naturaleza del hombre, es el destino que garantiza el servicio del pecado. Las v�ctimas de Circe: as� los esclavos del pecado. �Pero ninguna magia puede deshacer esa muerte!

2. "Obediencia a la justicia". Una fijaci�n de nuevo. Este es el proceso de toda vida moral verdadera. As� fue haber estado con el primer hombre; as� fue con el segundo ("a�n aprendi� la obediencia"). Entonces, sin duda, con los �ngeles. Y as� con nosotros: estamos luchando hacia la corona que Pablo deseaba ( Filipenses 3:12; 2 Timoteo 4:7, 2 Timoteo 4:8), la corona de una justicia consumada, o, en otras palabras, Apocalipsis 2:10), "la corona de la vida". Tales son las dos consecuencias de los dos cursos, en uno u otro de los cuales cada hombre, por su libre elecci�n, se compromete. Pero mientras que la muerte es la paga del pecado, la vida eterna es el regalo gratuito de Dios.

Y para todos nosotros, en palabras de esperanza, la voz del cielo dice: "Pelea la buena batalla de la fe; �af�rrate a la vida eterna!" �T.F.L.

HOMILIAS POR S.R. ALDRIDGE

Romanos 6:3, Romanos 6:4

El significado del bautismo.

Suponer que la aceptaci�n de la gracia de Dios en Cristo nos deja descuidados sobre la comisi�n del pecado es malinterpretar la naturaleza de la redenci�n. No podemos disociar los resultados externos de la obra de Cristo de una consideraci�n de sus efectos internos sobre la mente y el coraz�n del hombre que se beneficia de ella. Para una refutaci�n pr�ctica de la suposici�n, el ap�stol se�ala el significado reconocido de la ceremonia en la que cada creyente indica su estrecha relaci�n con el Salvador.

I. BAUTISMO EL S�MBOLO DE UNA VIDA ALTERADA. �Qu� puede exponer m�s a la fuerza un abandono de sentimientos y comportamientos anteriores que estar "muerto y enterrado"? Nadie cuestiona la alusi�n aqu� a la inmersi�n, y una tumba de agua habla elocuentemente de una actitud cambiada hacia el pecado y el mundo. Estamos tan constituidos que este atractivo para los sentidos impresiona poderosamente tanto al participante real en el acto como a los espectadores de la imagen viva.

II UN S�MBOLO DE COMUNIDAD COMPLETA CON CRISTO. El seguidor de Cristo repite en su experiencia interior la muerte, el entierro y la resurrecci�n de Cristo. Estos fueron necesarios por la presencia y la enormidad del pecado, y "vestirse de Cristo" como nuestro Redentor es adoptar su crucifixi�n y triunfo posterior como nuestra expresi�n de odio contra todo lo que pervierte el orden moral del mundo. Estar inmerso en la muerte de Cristo es estar completamente entregado a los reclamos del Hijo de Dios, y compartir su hostilidad hacia el mal, regocij�ndose en su conquista sobre la muerte y la tumba, y el adversario de la humanidad. Al cumplir con su mandamiento, el disc�pulo significa toda su dedicaci�n al servicio de su Maestro.

III. CARACTER�STICAS DE ESTA NUEVA VIDA. Al salir del entierro, el candidato se levanta con Cristo como su ejemplo y compa�ero. La suya es ser una vida activa, "un paseo", no un descanso so�ador de autoabsorci�n en la dicha del Nirvana. El contraste con la antigua carrera se ejemplific� en la alegr�a de la resurrecci�n y la gloria del Se�or. Ya no era pecado ejercer su influencia funesta; El cuerpo del Se�or resucitado ya no pod�a ser torturado con hambre, sed y sufrimiento. El Salvador ya no estaba limitado por barreras materiales; estaba dotado de plena autoridad desde lo alto y coronado con un esplendor cada vez mayor. Cuando el ap�stol Pablo vio a su Se�or, el resplandor sobresali� el sol del mediod�a. Estos triunfos se repiten en su grado en la vida espiritual del creyente bautizado. �l desecha las obras de la oscuridad y se pone la armadura de la luz. �l mantiene su cuerpo debajo, para que el esp�ritu gobierne. La voz del cielo lo proclama el hijo amado de Dios. En lugar de angustia hay paz y alegr�a. Se sienta en lugares celestiales, y Dios siempre lo hace triunfar en Cristo Jes�s. Tal es la vida ideal de comuni�n con Cristo en su resurrecci�n, ensombrecida por el ascenso de las aguas bautismales. � S.R.A.

Romanos 6:16

No amos, sino sirvientes.

El conocimiento de una verdad no es sin�nimo de su reconocimiento pr�ctico en nuestra vida diaria. "�No sab�is?" Llama la atenci�n sobre las consecuencias del comportamiento. Es asunto de las Escrituras y la predicaci�n enfatizar la importancia de nuestros actos personales. En realidad, no somos maestros en ninguna condici�n. trabajando en alg�n servicio, ya sea de pecado o de Dios.

I. LA ALTERNATIVA. 'Cedemos a los movimientos de "pecado hasta la muerte" o de "obediencia a la justicia". No hay curso medio posible. Aunque el notorio transgresor puede hacer una acci�n amable, y el santo distinguido se equivoca decepcionantemente, la distinci�n es real. Los personajes son solo de dos tipos; se acercan al bien o al mal. No es para otros, sino para nosotros mismos, estimar nuestra posici�n y tendencia. Los hombres est�n enga�ados por la dificultad imaginaria de trazar una l�nea divisoria debido a la forma en que aparentemente el bien se transforma en malvado. En uno u otro servicio estamos realmente enlistados.

II LA LIBERTAD DE ELECCI�N. Existe la opci�n de las dos carreras; nosotros tampoco estamos obligados a hacerlo. Los motivos, el anhelo, las circunstancias, no equivalen a restricciones. El ap�stol se imagina a los hombres entreg�ndose voluntariamente, present�ndose al empleador elegido. Esto no significa que los hombres elijan voluntariamente el pecado como tal. La inclinaci�n moral, la imagen de Dios, se muestra en el uso de t�rminos para ocultar la crueldad de las acciones; "una vida gay" en lugar de libertinaje; "embellecer una historia" en lugar de una perversi�n de la verdad. Milton describe el pecado como saltar de la cabeza del archi-demonio, una forma que golpe� al anfitri�n rebelde al principio con horror, "pero familiar creci� que le agrad�". Esa es la muerte del alma cuando el mal se selecciona deliberadamente: "Mal, s� t� mi bien". Y la libertad de elecci�n no implica la ausencia de obligaciones para servir a Dios. Demorar es adherirse al pecado.

III. EL SERVICIO DEL PECADO UNA DESOBEDIENCIA A DIOS. La declaraci�n de la alternativa, por su aguda ant�tesis de "pecado" y "obediencia", indica la naturaleza esencial del pecado. La desobediencia es querer nuestro propio camino en oposici�n a alg�n mando de una autoridad leg�tima. Como el gobierno de Dios es moral, elegir un curso de vida que viole sus leyes es entregarse al servicio del enemigo de Dios. Como el cumplimiento de una peque�a orden demuestra la lealtad de los soldados; as� que con nosotros, como nuestros primeros padres, puede ser un supuesto asunto insignificante que pone a prueba nuestra disposici�n. Pecar es desobedecer un mandamiento f�sico, moral o religioso, y esta transgresi�n no es simplemente una preocupaci�n individual; afecta al gobernante del universo. La traici�n es el peor crimen contra el estado, y no se puede permitir que ning�n hombre se convierta en un centro de infecci�n para el cuerpo pol�tico. La desobediencia puede ser en pensamiento, afecto o voluntad, aparte de cualquier acto externo. Las leyes humanas rara vez pueden tomar nota del hombre interior; pero es la perfecci�n de las leyes divinas considerar el coraz�n del agente.

IV. EL FELIZ RESULTADO DE LA OBEDIENCIA. La obediencia a "lo m�s alto que conocemos" se justifica por sus consecuencias, la "justicia" y la "vida". Los hombres a menudo tienen miedo de que, al guardar los mandamientos, se les excluya de la ganancia y el disfrute; sin embargo, es la obediencia la que aumenta el verdadero poder y la satisfacci�n. Las leyes de Dios fueron enmarcadas y escritas en el coraz�n del hombre para asegurar su bienestar; romperlos es estropear el funcionamiento de la hermosa m�quina. Si la conciencia te advierte del peligro, solo la locura silenciar� la voz de control y oscurecer� la luz del faro. Tenga en cuenta la obra de Cristo al eliminar los pensamientos duros del Legislador, y exhibir la belleza de una vida obediente e irreprochable. Manifest� que la meta de la obediencia es la paz, la alegr�a, el triunfo. Nuestra obediencia no es la vida del despotismo, donde razonar es ilegal; ni de esclavitud, donde hay trabajo sin recompensa; ni de penitencia, donde las obras justas buscan el m�rito como t�tulo del cielo; pero la obediencia cristiana se presenta como el alegre e inteligente resultado de la salvaci�n a trav�s de Cristo, que nos brinda justicia y vida. La obediencia perseverante engendra un h�bito de virtud y nos rodea con un ambiente sagrado, en el que es m�s f�cil hacer lo correcto que lo incorrecto. La conciencia, como profesores aprobadores, deleita constantemente. Esto, al menos, es el ideal al que nos podemos conformar cada vez m�s. Compare las l�neas, dichas por Adam a Michael, en el "Para�so perdido":

"De ahora en adelante aprendo que obedecer es lo mejor, y amar con temor al �nico Dios, etc .;

y la respuesta del �ngel

"Habiendo aprendido esto, has alcanzado la suma de la sabidur�a: la esperanza no es m�s alta", etc.

S.R.A.

Romanos 6:17

El evangelio es un molde de obediencia.

Algunos recuerdos se olvidan mejor, como un sue�o horrible. No as� el recuerdo del cristiano de su conversi�n. Como a los corintios se les record� su miserable carrera anterior, "as� fueron algunos de ustedes", as� que aqu� est�n los romanos. Al leer la versi�n autorizada, se debe enfatizar el tiempo pasado, "were"; luego sugiere una traducci�n m�s clara de la edici�n revisada.

I. LA ANTERIOR ESCLAVITUD. La libertad absoluta es imposible para el hombre, que est� rodeado de poderes superiores y tiene una ley divina impresa en su naturaleza. El joven testarudo est� realmente en esclavitud al pecado; y el recluso en su soledad, mientras est� libre de algunas de las restricciones de la civilizaci�n, se priva de algunas ventajas y, por lo tanto, se impone ciertos l�mites. La descripci�n del pecado como servicio de enlace es justo cuando pensamos en la forma en que los hombres son desgastados por el vicio. Los cordones de seda del placer se convierten en lazos adamantinos. El hombre que se demora en reformar su vida se convierte en prisionero, incapaz de girar la llave en la cerradura oxidada. A diferencia del ep�teto, "siervos del pecado", no debe cegarnos a su exactitud, a pesar de los t�rminos eufem�sticos que ocultar�an la flagrancia de nuestras transgresiones. Sin suponer que las estad�sticas de los miembros de las Iglesias abarcan con precisi�n a todos los servidores de la justicia, la condici�n de esclavitud es muy com�n, incluso en la Inglaterra cristiana. Presiona este hecho y recuerda que la gran pregunta no es si podemos fijar la fecha y enumerar los detalles de nuestra conversi�n, sino si somos conscientes de un coraz�n y una vida renovados.

II EL NUEVO SERVICIO El texto habla de un estado cambiado de obediencia a Dios y de la adopci�n de la justicia, un estado sancionado por la conciencia, ratificado por el juicio, agradable al Todopoderoso y beneficioso para nosotros y para los dem�s. Su causa es la nueva ense�anza sobre Jesucristo. El tiempo es definitivo; Estos cristianos hab�an recibido la doctrina y la hab�an acogido con gusto. Tal vez las buenas noticias hoy est�n demasiado cargadas de fraseolog�a t�cnica, o, habiendo sido escuchado con frecuencia desde la infancia, no nos excita la alegre maravilla que evocaba cuando llegaba al o�do. A los romanos les trajo noticias de la abrogaci�n de la Ley Sina�tica como un pacto de vida; hablaba de la �nica Ofrenda perfecta por la cual los que creen son santificados; hablaba del amor omnipresente del Padre por sus hijos errantes. El evangelio viene como una ley para ser obedecida, pero proporciona motivos adecuados y poder espiritual para su cumplimiento. El c�digo es discipulado a Cristo, escuchando su predicaci�n y copiando su vida. Esta doctrina se representa en el texto como "un molde" en el que se proyecta la vida de los obedientes, imparti�ndoles una forma justa, una semejanza con su maestro: Cristo. Y en sincera obediencia se realiza la verdadera libertad. El padre, que trabaja duro en casa cargado de regalos para sus hijos, no considera su carga como una carga agotadora. La madre, con sus nuevas responsabilidades y cuidados, se deleita en el yugo materno. El amor altera el sesgo, engrasa las ruedas del deber. Cristo se ha ganado los corazones de su pueblo, y servirle es un honor y una alegr�a. �l golpea los grilletes del pecado, y damos la bienvenida a las cadenas de oro de la obediencia justa. No negamos que el pecado tenga sus placeres; pero, en comparaci�n con el sentido de pureza y elevaci�n que brinda el servicio de Cristo, existe la diferencia entre la atm�sfera c�lida y sofocante del music-hall y el aire dulce y vigorizante de la cima de la monta�a.

III. LA AGRADECIMIENTO POR LA ENTREGA. Nadie pod�a pensar que la versi�n de la Versi�n Autorizada implicaba el deleite de Pablo por la antigua injusticia; pero la versi�n revisada es menos ambigua para el lector apurado. La frase "gracias a Dios" sol�a ser una inserci�n de valores en letras ordinarias. Aqu� no se trata de una adscripci�n sin sentido, que llena los intersticios del discurso, sino un reconocimiento devoto de sincera gratitud hacia aquel que instituy� el plan de salvaci�n, entregando a su amado Hijo, y por su Esp�ritu abre los corazones de una audiencia para atender El mensaje de la vida eterna. Es el derramamiento del coraz�n por la seguridad y la obediencia honorable de los cristianos. Un pastor puede ofrecerlo para su reba�o, un maestro para sus eruditos. �Dale gloria a Dios! agrad�zcale con la boca y la vida, tratando de comprender y obedecer los estatutos y principios de la Palabra de verdad, y guiando a otros a conocer las alegr�as de la obediencia redentora.-S.R.A.

Romanos 6:23

�Codicia el mejor regalo!

El contraste aumenta el efecto, ya que los artistas con un fondo oscuro colocan el primer plano en un relieve m�s brillante. Entonces el ap�stol coloca dos carreras muy cerca. No permitir� que haga poca diferencia qu� camino pisan los hombres, en qu� condici�n se encuentran o qu� calificaciones buscan.

I. UNA BENDICION MOMENTOSA. "Vida eterna." Toda la vida es maravillosa Es f�cil destruir la vida ef�mera de una polilla, pero restaurarla est� m�s all� de la habilidad humana. Los disc�pulos estaban seguros de la vida eterna, pero murieron; en consecuencia, la vida que recibieron no deb�a medirse en escalas ordinarias, ni ser probada por un cuchillo de disecci�n de material. La vida eterna es un tipo de vida diferente de la mera existencia transitoria; pasa ileso por el crisol de la muerte animal, porque los poderes espirituales no se ven afectados por la descomposici�n y la corrupci�n terrenales. La vida eterna significa la reactivaci�n de la naturaleza moral, su resucitaci�n del sue�o de los delitos y pecados. Y como la vida ordinaria en su plenitud implica liberarse del dolor y la enfermedad, y una actividad vigorosa, la vida espiritual, cuando se realiza plenamente, implica paz mental y el poder de hacer lo correcto. Son cristianos d�biles que no conocen la energ�a gozosa de los ni�os "con mercurio en sus venas", que se deleitan en ejercitar sus extremidades y desarrollar as� sus facultades crecientes.

II ESTA BENDICI�N RECIBIDA COMO UN REGALO. Por un curso de acci�n pecaminoso merecemos la muerte, ya que un soldado por su servicio gana sus raciones y su paga. Nosotros desobedecemos la Ley y traemos la sentencia sobre nosotros mismos. Pero no tenemos poder disponible para procurarnos absoluci�n y favor. Al igual que el joven se alegra de ver a su primer soberano ganado brillando en su palma, no pod�a deleitarse con las llagas que su desobediencia le provoca. La debilidad humana ha sido prevista en el plan de salvaci�n de Dios. El que dio vida natural al hombre, vuelve con gracia para inspirar a sus criaturas con la vida espiritual. Dios conoce las necesidades de sus criaturas, y el regalo es preeminentemente adecuado. A los romanos les encantaban los juegos del anfiteatro; pero cuando la hambruna amenazaba la ciudad, las maldiciones eran fuertes y profundas contra Ner�n porque los barcos alejandrinos que se esperaban con ma�z llegaron con arena para la arena. Y a los hombres les gusta un hermoso regalo; por lo tanto, no dejemos de aceptar la recompensa real tan adaptada a nuestras necesidades. Trata la dorada con cuidado, premia y usa el tesoro.

III. EL PORTADOR DEL REGALO. Viene "por Jesucristo nuestro Se�or". �l es el canal a trav�s del cual fluye nueva vida hacia nosotros, el sobre que contiene la promesa de la vida. La vida en abstracto no podemos comprender; alguna vez est� conectado con alguna persona u organismo. "En �l estaba la vida ... Tu vida est� escondida con Cristo en Dios". Se ha declarado cient�ficamente que la vida consiste en la armonizaci�n de nuestras condiciones externas e internas. La principal condici�n de nuestra parte es el pecado, por parte de Dios, la justicia; y es Cristo quien nos reconcilia con Dios, quitando el pecado en la cruz e invirti�ndonos con la justicia del Santo. En sus palabras, ejemplo y oficinas encontramos toda ayuda y bendici�n. A medida que el navegante que pasa por el estrecho de Magallanes en el Pac�fico conecta su tranquilidad con la cruz del sur que brilla en el cielo, as� podemos regocijarnos en la paz que trae Cristo. No es un credo el que estamos invitados a aceptar, sino una Persona viva, con quien podemos mantener conversaciones, y recibir instrucciones de perplejidad y aplausos cuando est�n abatidos. Tenemos esta vida terrenal como el per�odo y la oportunidad de "aferrarnos a la vida eterna" - S.R.A.

HOMILIAS POR R.M. EDGAR

Romanos 6:1

Justificaci�n para asegurar la santificaci�n.

San Pablo ha estado hablando en el p�rrafo anterior de "gracia abundante", y se podr�a hacer una insinuaci�n muy natural de que la continuaci�n, la permanencia permanente, en el pecado, ser�a la condici�n de la gracia m�s abundante. Si, por lo tanto, nuestro perd�n y aceptaci�n est�n asegurados a trav�s de la obediencia de Cristo hasta la muerte, �qu� motivo puede tener el justificado para luchar contra el pecado? �Por qu� no pecar hasta nuestra inclinaci�n, para que la gracia abunde? Es esta insinuaci�n inmoral que el ap�stol combate, y combate con �xito, en la presente secci�n. Lo hace al poner de manifiesto el significado completo de la muerte de Cristo para el creyente. Ahora, la belleza peculiar de la historia de nuestro Se�or radica en esto, que, como Pascal se�al� hace mucho tiempo, puede tener, y se pretende que tenga, su reproducci�n en la experiencia del alma. Los hechos destacados de la historia de Cristo, por ejemplo, su muerte, sepultura y resurrecci�n, se copian en la experiencia del alma regenerada. El ap�stol hab�a experimentado esto �l mismo. En Damasco hab�a experimentado

(1) un entierro del pasado;

(2) una resurrecci�n a una nueva vida;

(3) un caminar en la novedad de la vida. � �

Esto cree que es la experiencia normal del creyente en Jes�s. Veamos c�mo estos hechos de la historia, muerte, sepultura y resurrecci�n de Cristo se duplican en nuestra experiencia.

I. NUESTRO BAUTISMO EN CRISTO IMPLICA UN BAUTISMO EN SU MUERTE. El ap�stol habla a los cristianos romanos bautizados en estos t�rminos: "�Ustedes ignoran que todos los que fuimos bautizados en Cristo Jes�s fuimos bautizados en su muerte? Por lo tanto, fuimos sepultados con �l a trav�s del bautismo en la muerte" (Versi�n revisada). Lo que tenemos que determinar primero aqu� es el significado exacto de ser bautizado en o en nombre de una Persona. En un notable ensayo sobre 'El bautismo y el tercer mandamiento', un escritor reflexivo dice: "Hay una conexi�n evidente entre estos dos. Somos bautizados en el Nombre del Se�or nuestro Dios. Y ese es el Nombre que se nos ordena no tomar en vano Es decir que somos del Se�or, reclamados por �l para su servicio, llamados a ser seguidores de �l 'como hijos queridos' ( Efesios 5:1). Este es el verdadero significado de un frase, muy usada pero poco reflexionada: un nombre cristiano. Tales son los nombres, John, James, Thomas, entre los hombres; Jane, Mary, Elizabeth, entre las mujeres. Dicen que los portadores pertenecen a Cristo. Tenemos dos nombres. El �ltimo de estos, nuestro apellido, nos distingue como los hijos de nuestro padre terrenal; el primero nos declara como los hijos de un Padre en el cielo. Y marquemos bien lo que sale de esta solemne verdad. Si tenemos sobre nosotros el nombre del Dios de la mansedumbre, mientras que nosotros mismos somos hombres de lucha, o el nombre del Dios de la pureza mientras nuestras propias vidas son impuras, o el nombre del Dios de la verdad mientras somos dados a mentir, estamos tomando ese nombre en vano ". � Siguiendo esta pista, notemos que el bautismo en Cristo implica un bautismo en su muerte. Porque Jes�s "muri� al pecado una vez"; "muri� por los imp�os"; "�l muri� por nosotros"; es decir, pas� por la experiencia de la crucifixi�n para salvar a los perdidos. Ahora, la contrapartida de esta muerte por el pecado se encuentra en nosotros si creemos en �l. Nos damos cuenta de que hemos muerto en �l por o para el pecado. "Si uno muri� por todos, entonces todos murieron" ( 2 Corintios 5:14). Por consiguiente, debemos "considerarnos muertos" en Jesucristo "para el pecado". Coleridge ha se�alado con raz�n, en sus "Restos literarios", que "en la imaginaci�n del hombre existen las semillas de toda mejora moral y cient�fica"; y es al colocarnos imaginativamente en la cruz con Cristo y al darnos cuenta en su sacrificio expiatorio de nuestra muerte por el pecado, que llegamos a apreciar nuestra justificaci�n individual ante Dios. Somos as� bautizados en su muerte.

II NUESTRO BAUTISMO EN LA MUERTE IMPLICA UN BURIAL CON JES�S. Porque nuestro bendito Se�or no solo muri� en la cruz; Tambi�n fue enterrado en la tumba. Los amigos le rogaron el cuerpo, lo bajaron tiernamente del �rbol maldito, lo envolvieron en especias y lo depositaron en el conocido sepulcro de Jos�. Ahora, en el entierro, un pensamiento domina a todos los dem�s; es poner a los muertos fuera de la vista, fuera de toda relaci�n con el mundo en apuros. Mientras el cuerpo de un hombre permanezca en la tumba

"No participa en todo lo que se hace debajo del circuito del sol".

Tal separaci�n tuvo lugar a trav�s del entierro entre el Cristo que una vez vivi� y el mundo bullicioso. Las multitudes podr�an irrumpir alrededor de la corte del templo y establecerse nuevamente en el ego�smo, pero el esp�ritu Maestro que hab�a estado entre ellos ahora est� retirado y duerme una temporada en su tumba. Ahora, el ap�stol implica en este pasaje que el alma verdaderamente cristiana del mundo experimenta una separaci�n similar. Al lanzar su suerte con Cristo, es enterrado fuera de la vista, por as� decirlo, y se convierte en un extra�o en el mundo. Su recepci�n por el bautismo en la comunidad cristiana implica su retirada de las relaciones mundanas anteriores en las que se encontraba con otros hombres. Y aqu� es correcto evitar el uso superficial que se hace de la referencia del entierro, como si implicara un modo en el bautismo. "Esta palabra (???????????), 'fuimos sepultados', contrario a la opini�n de muchos comentaristas", dice el Dr. Shedd, "no tiene ninguna referencia al rito del bautismo, porque el entierro del que se habla no est� en el agua, sino en un sepulcro El entierro y el bautismo son ideas totalmente diversas y no tienen nada en com�n. Para el bautismo, el elemento del agua debe entrar en contacto con el cuerpo bautizado; pero en un entierro, el elemento circundante de la tierra no entra en contacto con el cuerpo enterrado. El cad�ver est� cuidadosamente protegido de la tierra en la que se encuentra. La sepultura, en consecuencia, no es el emblema del bautismo, sino de la muerte ". En consecuencia, la idea del ap�stol es que estamos espiritualmente separados del mundo por nuestra recepci�n en la comunidad cristiana por el bautismo, as� como Jes�s fue f�sicamente separado por su entierro en la tumba. Godet, en una nota a su comentario sobre este pasaje, da una hermosa ilustraci�n de la verdad de lo que un converso de Bechuana le dijo al misionero Casalis hace algunos a�os. El converso era un pastor, y as� se expres�: "Muy pronto estar� muerto y me enterrar�n en mi campo. Mis ovejas vendr�n y pastar�n por encima de m�. Pero ya no las atender�, ni saldr� de ellas. mi tumba para apoderarse de ellos y llevarlos conmigo al sepulcro. Ser�n extra�os para m� y para m�. Contempla la imagen de mi vida en medio del mundo, desde el momento en que he cre�do en Cristo ". La idea, por lo tanto, es que por nuestro bautismo, es decir, por nuestra uni�n con la Iglesia Cristiana, estamos enterrados fuera del mundo. La Iglesia prueba, por as� decirlo, el cementerio donde, en paz santa y compa�erismo dichoso, el pueblo de Dios descansa. Y as�, a medida que nos ponemos de acuerdo con Cristo, pasamos a la paz como la tumba de la Iglesia Cristiana, y disfrutamos de la comuni�n con Cristo y su pueblo pac�fico. Es a este entierro fuera del mundo y en el reino de Dios que somos llamados.

III. Junto con esta muerte y sepultura con Cristo, se experimenta una crucifixi�n de nuestra vieja naturaleza. Hist�ricamente, la crucifixi�n precede a la muerte, pero experimentalmente encontraremos que, como dice el ap�stol aqu�, tiene �xito (vers�culo 6). Es cuando nos damos cuenta de nuestra muerte en Jes�s por el pecado, y nuestro entierro con Jes�s fuera del mundo, que comienza la crucifixi�n y la mortificaci�n de nuestra vieja naturaleza. Una contrapartida de la crucifixi�n se realiza dentro de nosotros. El "cuerpo de pecado", en otro lugar llamado "la carne" (????), debe ser destruido, y lo clavamos en la cruz, por as� decirlo, con tanta rapidez como los soldados romanos crucificaron a Cristo. "Crucificamos la carne con los afectos y las lujurias"; nosotros "mortificamos a nuestros miembros que est�n sobre la tierra" ( G�latas 5:24; Colosenses 3:5). Sentimos que "nuestro viejo hombre" es incapaz de enmiendas; que la �nica forma de mejorarlo es mejorarlo fuera de la faz de la tierra y fuera de existencia. Este es, en consecuencia, el esfuerzo constante del alma regenerada para matar, por crucifixi�n paciente, la vieja naturaleza interna. Como el Salvador estuvo varias horas en la cruz, la crucifixi�n, aunque en su caso relativamente r�pida, es una prueba tard�a, no una ejecuci�n moment�nea; as� que la muerte de nuestra vieja naturaleza lleva tiempo para su realizaci�n, y debe pasar con paciencia. Debemos ser crucificados con Cristo, as� como sentir que hemos muerto en Cristo por el pecado ( G�latas 2:20).

IV. NUESTRO BURIAL CON JES�S ES CON UNA VISTA A NUESTRA RESURRECCI�N CON �L EN LA NOVEDAD DE LA VIDA. Despu�s de la muerte y el entierro vino a Jes�s, como el glorioso don del Padre, la resurrecci�n a una nueva vida. Consideremos qu� resurrecci�n como experiencia trajo a Jes�s. Desde la cuna hasta la cruz, Cristo hab�a sido el "Hombre de los dolores". El cansancio de todo este mundo pecaminoso y afligido reca�a sobre �l; el Padre hab�a puesto sobre sus hombros fuertes y dispuestos la iniquidad de todos nosotros. No fue maravilloso, entonces, que su vida fuera una larga carga, terminando solo en la cruz. Pero el primer vistazo que tenemos del Salvador resucitado transmite la noci�n de fuerza robusta y firme, ya que la Magdalena lo confunde con el jardinero. Y todo lo que podemos deducir de las entrevistas posteriores con sus disc�pulos demuestra que la vida dej� de ser la carga que una vez fue, y ahora es libre, alegre, triunfante. Todo sentido de llevar el pecado se ha ido como un sue�o de la noche; �l est� afuera en la alegre ma�ana de la resurrecci�n con gozo eterno sobre su cabeza. Ahora, una experiencia tan alegre deber�a ser la posesi�n de cada alma regenerada. Deber�amos sentir no solo que la culpa se cancela a trav�s de la muerte de Jes�s por nosotros, y que somos "aceptados en el Amado", sino tambi�n que una vida nueva es nuestra: una vida de comuni�n con Dios. Porque as� como Jes�s durante "los grandes cuarenta d�as" estuvo m�s en lo invisible con el Padre que en lo visto con los disc�pulos, as� en nuestra nueva vida cultivaremos en gran medida la comuni�n con el Padre.

V. LA NUEVA VIDA QUE LLEVAMOS SER� COMO LA DE NUESTRO SE�OR, UNA DE CONSAGRACI�N COMPLETA A DIOS. Ahora bien, del Salvador resucitado se puede decir que vivi� para Dios. Todas sus facultades y poderes eran instrumentos de justicia para Dios. As� es en la vida cristiana. Es una de consagraci�n completa. De esta manera se ver� que la justificaci�n conduce necesariamente a la santificaci�n. Los hechos principales de la historia de nuestro Se�or se duplican en nuestra experiencia, y la muerte, el entierro, la resurrecci�n y la consagraci�n se vuelven nuestros.

Romanos 6:12

El reinado de la gracia.

Vimos en la �ltima secci�n c�mo los hechos principales de la vida de nuestro Se�or se copian en la experiencia del regenerado; para que tengamos muerte y sepultura, y crucifixi�n, y resurrecci�n, y nueva vida junto con Cristo. La santificaci�n de esta manera naturalmente surge de la justificaci�n. � El ap�stol por consiguiente procede a demostrar que el dominio del pecado se rompe por los mismos medios que la eliminaci�n de nuestra condena, a saber. por perspectiva a Jes�s. Nos encontramos ya no bajo la ley como un poder de condena, sino bajo un reino de gracia. Pero si estamos bajo un reino de gracia, y no bajo una ley de condena, �no podr�amos tener la tentaci�n de pensar a la ligera en el pecado? m�s a�n, pecar para que la gracia abunde? Para enfrentar esta objeci�n, el ap�stol discute el reino del pecado y lo contrasta con el reino de la gracia. El pecado puede ser nuestro maestro, pero como esclavo del pecado seremos recompensados ??con verg�enza y muerte; o la justicia, es decir, el Dios de la gracia mismo puede ser nuestro Maestro, y, como esclavo de la justicia o esclavo de Dios, tendremos nuestra recompensa, una recompensa de la gracia, en el desarrollo de la santidad y en el don de vida eterna. No podemos hacer mejor, entonces, que contrastar el reino del pecado con el reino de la gracia.

I. EL REINO DEL PECADO. ( Romanos 6:12, Romanos 6:13, Romanos 6:21.) Y en este sentido, observemos:

1. El pecado es un tirano muy exigente. De hecho, cuando nos convertimos en esclavos del pecado, dejamos de ser nuestros propios amos. Perdemos la dignidad de nuestra naturaleza; perdemos el dominio propio; perdemos fuerza de voluntad y decisi�n de car�cter. Nuestros cuerpos se convierten en instrumentos de injusticia, y los deseos de la carne son obedecidos. El pr�digo en la par�bola presenta v�vidamente la condici�n de uno bajo la tiran�a del pecado ( Lucas 15:11). � Entonces notamos:

2. El pecado es un pobre pagador. Incluso permitiendo que tenga placeres para otorgar, estos se encuentran solo por una temporada ( Hebreos 11:25). Despu�s de esto viene la verg�enza, el remordimiento y la horrible tempestad que enfurece el pecado. Luego viene la muerte, los salarios reales o las raciones (?????? de ????, "carne cocida", ver Shedd, en loc.). Esto significa, por supuesto, la alienaci�n de Dios y, cuando se establece finalmente en la experiencia, demuestra una condici�n desesperada e impotente.

3. Cuanto antes todos los esclavos del pecado cambien de amo, mejor. El reino del pecado solo tiende a atormentar. El alma que se vende a ese tirano es un tonto. �l est� fuera de s�, como el hijo pr�digo, cuando lo hace. Vuelve a s� mismo cuando renuncia a la tiran�a y transfiere su lealtad.

II EL REINO DE LA GRACIA. ( Romanos 6:16.) Ahora, en este pasaje, el ap�stol usa no menos de tres t�rminos para expresar el nuevo y mejor reinado. Estas son "gracia", "obediencia", "justicia". Y luego, dejando caer la personificaci�n por completo, muestra c�mo nos convertimos en s�bditos y esclavos de Dios. De la esclavitud del pecado es posible pasar al servicio y la esclavitud de Dios. Podemos liberarnos del pecado, y entonces estaremos en libertad de servir a Dios y ser sus esclavos. No cometeremos muchos errores si tomamos las ense�anzas de Pablo bajo la idea de un reino de gracia, � Y aqu� tenemos que notar:

1. Entramos por nuestra propia voluntad en la esclavitud del Dios de la gracia. No estamos obligados a ello; estamos "hechos dispuestos en el d�a del poder de Dios" (Salmo 110:3). La esclavitud a Dios es voluntaria. Es un rendimiento de nosotros mismos. En ambas esclavitudes debemos recordar que la voluntad no es forzada, sino libre. Somos libres en nuestra esclavitud al pecado; somos libres cuando pasamos de ella a la esclavitud de un Dios de gracia. Nadie fuerza nuestra mano.

2. Entramos en nuestro estado de gracia al obedecer desde el coraz�n "esa forma de ense�anza a la cual fuimos liberados" (Versi�n Revisada). Esto se refiere claramente a la important�sima doctrina de la justificaci�n por la fe, a trav�s de la cual recibimos la liberaci�n de la condenaci�n y comenzamos nuestro curso de santificaci�n. Es muy importante, por lo tanto, que esa doctrina se exprese fiel y claramente al alma que est� esclavizada por el pecado. Es la propia carta de su libertad espiritual.

3. Encontramos que al servir a un Dios de gracia aseguramos la santidad de car�cter. Porque esta esclavitud voluntaria y graciosa implica la dedicaci�n de todos nuestros poderes a Dios. Nos ponemos como "sacrificios vivos" en el altar de Dios. Nos encontramos en consecuencia visitados por un creciente sentido de consagraci�n. Aprendemos a vivir no para nosotros mismos, sino para el que muri� por nosotros y resucit� ( 2 Corintios 5:14). Este sentido de consagraci�n se vuelve habitual. Sentimos que no somos nuestros, sino que los compramos con un precio y, por lo tanto, estamos obligados a glorificar a Dios con nuestros cuerpos y con los esp�ritus, que son de Dios. ( 1 Corintios 6:20).

4. Encontramos este servicio de gracia feliz y santo. En otras palabras, encontramos en Dios un excelente Paymaster. Su servicio es encantador. Sintiendo que somos menos que todas sus misericordias, sintiendo que somos, en el mejor de los casos, pero sirvientes no rentables, aceptamos con alegr�a lo que sea que �l env�e; sentimos que nos carga diariamente con sus beneficios, y luego, con respecto al gran futuro, nos da en ella "vida eterna". Sin duda, estrictamente hablando, no merecemos tales recompensas; son recompensas de la gracia, no de la deuda; son "regalos" gratuitos de un Maestro amable. Sin embargo, no obstante son bienvenidos. Entonces, renunciemos al reino del pecado y aceptemos el reino de la gracia. Su fruto, que aumenta con los a�os constantes, es hacia la santidad, y su fin es la vida eterna. � Somos verdaderos hombres libres solo cuando nos hemos convertido en esclavos de un Dios misericordioso.R.M.E.

Información bibliográfica
Exell, Joseph S; Spence-Jones, Henry Donald Maurice. "Comentario sobre Romans 6". Los Comentarios del Púlpito. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tpc/romans-6.html. 1897.