Bible Commentaries
1 Corintios 11

Notas Explicativas de WesleyNotas de Wesley

Versículo 2

Te alabo - La mayor parte de ti.

Versículo 3

Quiero que lo sepas: no parece que �l les haya dado ninguna orden antes con respecto a esto. La cabeza de todo hombre, en particular de todo creyente. Es Cristo, y la cabeza de Cristo es Dios; Cristo, como Mediador, act�a en todas las cosas subordinadamente a su Padre. Pero no podemos inferir m�s que no son de la misma naturaleza divina, porque se dice que Dios es la cabeza de Cristo, que el hombre y la mujer no son de la misma naturaleza humana, porque se dice que el hombre es la cabeza de Cristo. la mujer.

Versículo 4

Todo hombre orando o profetizando - Hablando por el poder inmediato de Dios. Con su cabeza - Y cara. Cubierto: ya sea con un velo o con el pelo largo. Deshonra su cabeza - San Pablo parece querer decir, As� como en estas naciones orientales, el velo de la cabeza es una insignia de sujeci�n, as� un hombre que ora o profetiza con un velo sobre su cabeza, refleja una deshonra sobre Cristo, cuyo representante �l es.

Versículo 5

Pero toda mujer - Quien, bajo un impulso inmediato del Esp�ritu, (porque solo entonces se permiti� a una mujer hablar en la iglesia), ora o profetiza sin un velo en su rostro, por as� decirlo, niega la sujeci�n y refleja deshonra sobre el hombre. , su cabeza. Porque es lo mismo, en efecto, como si se cortara el pelo corto y lo usara con la forma distintiva de los hombres. En esas �pocas, los hombres llevaban el pelo muy corto, como se desprende de las estatuas y los cuadros antiguos.

Versículo 6

Por lo tanto, si una mujer no est� cubierta, si se quita la insignia de sujeci�n, que aparezca con el cabello cortado como un hombre. Pero si es vergonzoso para una mujer aparecer as� en p�blico, especialmente en una asamblea religiosa, que, por la misma raz�n, mantenga su velo.

Versículo 7

En verdad, el hombre no debe cubrirse la cabeza, porque es la imagen de Dios: en el dominio que ejerce sobre la creaci�n, que representa el dominio supremo de Dios, que es su gloria. Pero la mujer es s�lo una cuesti�n de gloria para el hombre, quien tiene un dominio apropiado sobre ella. Por tanto, no deber�a aparecer, sino con la cabeza velada, como un reconocimiento t�cito de ello.

Versículo 8

El hombre no es - En la primera producci�n de la naturaleza.

Versículo 10

Por esto tambi�n una mujer debe ser velada en las asambleas p�blicas, a causa de los �ngeles, que asisten all�, y ante los cuales deben tener cuidado de no hacer nada indecente o irregular.

Versículo 11

Sin embargo, en el Se�or Jes�s, no hay hombre ni mujer, ninguno est� excluido; ninguno es preferido antes que el otro en su reino.

Versículo 12

Y as� como la mujer fue sacada al principio del hombre, as� tambi�n el hombre es ahora, en el curso ordinario de la naturaleza, por la mujer; pero todas las cosas son de Dios: el hombre, la mujer y su dependencia el uno del otro.

Versículo 13

Juzguen ustedes mismos - �Para qu� necesitan m�s argumentos si es un caso tan claro? �Es decente que una mujer ore a Dios, el Alt�simo, con ese aire atrevido e imp�vido que debe tener cuando, contrariamente a la costumbre universal, aparece en p�blico con la cabeza descubierta?

Versículo 14

Para un hombre, tener el cabello largo, cuidadosamente ajustado, es una se�al de afeminamiento tal que es una verg�enza para �l.

Versículo 15

Dado a ella - Originalmente, antes de que existieran las artes de la vestimenta.

Versículo 16

No tenemos tal costumbre aqu�, ni ninguna de las otras iglesias de Dios. Las varias iglesias que exist�an en el tiempo de los ap�stoles ten�an costumbres diferentes en cosas que no eran esenciales; y que bajo un mismo ap�stol, seg�n las circunstancias, en diferentes lugares, lo hac�an conveniente. Y en todas las cosas meramente indiferentes, la costumbre de cada lugar tuvo suficiente peso para determinar hombres prudentes y pac�ficos.

Sin embargo, ni siquiera esto puede anular una conciencia escrupulosa, que realmente duda de si la cosa es indiferente o no. Pero aquellos a quienes el ap�stol se refiere aqu� eran personas contenciosas, no concienzudas.

Versículo 18

En la iglesia - En la asamblea p�blica. Escuch� que hay cismas entre ustedes; y lo creo en parte, es decir, lo creo de algunos de ustedes. Es evidente que por cismas no se entiende ninguna separaci�n de la iglesia, sino divisiones no caritativas en ella; porque los corintios continuaron siendo una sola iglesia; y, a pesar de todas sus luchas y contiendas, no hubo separaci�n de ninguna de las partes del resto, con respecto a la comuni�n externa.

Y es en el mismo sentido que se usa la palabra, 1 Corintios 1:10 ; 1 Corintios 12:25 ; que son los �nicos lugares en el Nuevo Testamento, adem�s de este, donde se mencionan los cismas de la iglesia. Por lo tanto, complacer cualquier temperamento contrario a este tierno cuidado mutuo es el verdadero cisma b�blico.

Esto es, por lo tanto, algo muy diferente de esa separaci�n ordenada de las iglesias corruptas que �pocas posteriores han estigmatizado como cismas; y han simulado las m�s viles crueldades, opresiones y asesinatos que han perturbado al mundo cristiano. Tanto las herej�as como los cismas se mencionan aqu� casi en el mismo sentido; a menos que por cismas se entiendan, m�s bien, aquellas animosidades internas que ocasionan herej�as; es decir, divisiones o partidos externos: de modo que mientras uno dec�a: "Yo soy de Pablo", otro, "Yo soy de Apolos", esto implicaba cisma y herej�a.

De manera tan maravillosa, las edades posteriores han distorsionado las palabras herej�a y cisma de su significado b�blico. La herej�a no se toma, en toda la Biblia, por "un error en los fundamentos" o en cualquier otra cosa; ni cisma, por cualquier separaci�n hecha de la comuni�n externa de los dem�s. Por lo tanto, tanto la herej�a como el cisma, en el sentido moderno de las palabras, son pecados de los que la Escritura no sabe nada; pero fueron inventados simplemente para privar a la humanidad del beneficio del juicio privado y la libertad de conciencia.

Versículo 19

Debe haber herej�as - Divisiones. Entre ustedes - En el curso ordinario de las cosas; y Dios los permite, para que parezca qui�nes son y qui�nes no son rectos de coraz�n entre ustedes.

Versículo 20

Por lo tanto, es decir, como consecuencia de esos cismas. No es comer la Cena del Se�or - Ese solemne memorial de su muerte; pero otra cosa muy distinta.

Versículo 21

Porque al comer lo que llam�is la Cena del Se�or, en lugar de participar todos de un solo pan, cada uno trae su propia cena y la come sin quedarse por el resto. Y por esto los pobres, que no pueden mantenerse por s� mismos, no tienen nada; mientras que los ricos comen y beben hasta saciarse, como sol�an hacer los paganos en las fiestas de sus sacrificios.

Versículo 22

�No ten�is casas para comer y beber vuestras comidas comunes? �O menosprecias la iglesia de Dios, de la cual los pobres son tanto la mayor parte como la mejor? �Act�a as� con deliberado desprecio hacia ellos?

Versículo 23

Recib� - Por una revelaci�n inmediata.

Versículo 24

Esto es mi cuerpo, que por vosotros est� partido; es decir, este pan partido es la se�al de mi cuerpo, que ahora mismo ha de ser traspasado y herido por vuestras iniquidades. Toma, pues, y come de este pan, en un recuerdo humilde, agradecido y obediente de mi amor agonizante; de lo extremo de mis sufrimientos por ti, de las bendiciones que te he procurado y de las obligaciones de amor y deber que te he impuesto por todo esto.

Versículo 25

Despu�s de la cena, por tanto, no deb�is confundir esto con una comida com�n. Hagan esto en memoria m�a - Los sacrificios antiguos eran en memoria del pecado: este sacrificio, una vez ofrecido, todav�a se representa en memoria de la remisi�n de los pecados.

Versículo 26

Ustedes muestran la muerte del Se�or; la proclaman, por as� decirlo, y la declaran abiertamente a Dios y a todo el mundo. Hasta que �l venga - En gloria.

Versículo 27

Cualquiera que coma este pan indignamente, es decir, de una manera indigna e irreverente; sin tener en cuenta ni a Aquel que lo nombr� ni al dise�o de su nombramiento. Ser� culpable de profanar lo que representa el cuerpo y la sangre del Se�or.

Versículo 28

Pero que un hombre se examine a s� mismo: si conoce la naturaleza y el dise�o de la instituci�n, y si es su propio deseo y prop�sito cumplir plenamente con ellos.

Versículo 29

Porque el que come y bebe tan indignamente como los corintios, come y bebe juicio para s� mismo - Juicios temporales de diversas clases, 1 Corintios 11:30 . No distinguir las se�ales sagradas del cuerpo del Se�or - De su comida com�n.

Versículo 30

Por esta causa, que no hab�an observado. Muchos duermen - En la muerte.

Versículo 31

Si nos juzg�ramos a nosotros mismos, en cuanto a nuestro conocimiento y al dise�o con el que nos acercamos a la mesa del Se�or. No debemos ser juzgados as�, es decir, castigados por Dios.

Versículo 32

Cuando somos as� juzgados, es con este designio misericordioso, que no seamos finalmente condenados con el mundo.

Versículo 33

El resto: las otras circunstancias relacionadas con la Cena del Se�or.

Información bibliográfica
Wesley, Juan. "Comentario sobre 1 Corinthians 11". "Notas Explicativas de Juan Wesley sobre Toda la Biblia". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/wen/1-corinthians-11.html. 1765.