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Romanos 8

Notas Explicativas de WesleyNotas de Wesley

Versículo 1

Por lo tanto, ahora no hay condenaci�n, ni por las cosas presentes ni las pasadas. Ahora llega a la liberaci�n y la libertad. El ap�stol aqu� reanuda el hilo de su discurso, que fue interrumpido, Romanos 7:7 .

Versículo 2

La ley del Esp�ritu, es decir, el evangelio. Me ha librado de la ley del pecado y de la muerte, es decir, la dispensaci�n mosaica.

Versículo 3

Por lo que la ley - De Mois�s. No pod�a hacer, ya que era d�bil a trav�s de la carne - Incapaz de conquistar nuestra naturaleza malvada. Si pudiera, Dios no necesitaba haber enviado a su propio Hijo en semejanza de carne de pecado. Nosotros, con nuestra carne de pecado, est�bamos dedicados a la muerte. Pero Dios, enviando a su propio Hijo, en semejanza de esa carne, aunque puro de pecado, conden� el pecado que estaba en nuestra carne; dio sentencia, que el pecado debe ser destruido, y el creyente completamente liberado de �l.

Versículo 4

Que la justicia de la ley - La santidad que requer�a, descrita, Romanos 8:11 . Puede cumplirse en nosotros, que no andamos seg�n la carne, sino seg�n el Esp�ritu, quienes somos guiados en todos nuestros pensamientos, palabras y acciones, no por la naturaleza corrupta, sino por el Esp�ritu de Dios. Desde este lugar, San Pablo describe principalmente el estado de los creyentes y el de los incr�dulos solo para ilustrarlo.

Versículo 5

Los que son de la carne, que permanecen bajo la direcci�n de la naturaleza corrupta. Tenga cuidado con las cosas de la carne - Tenga sus pensamientos y afectos fijos en cosas que satisfagan la naturaleza corrupta; a saber, sobre cosas visibles y temporales; sobre las cosas de la tierra, sobre el placer, (de los sentidos o la imaginaci�n,) la alabanza o las riquezas. Pero los que siguen al Esp�ritu, los que est�n bajo su direcci�n. Piensa en las cosas del Esp�ritu: piensa, disfruta, ama las cosas invisibles, eternas; las cosas que el Esp�ritu ha revelado, que obra en nosotros, nos impulsa y promete darnos.

Versículo 6

Para tener una mente carnal, es decir, tener la mente en las cosas de la carne. Es la muerte: la marca segura de la muerte espiritual y el camino a la muerte eterna. Pero tener una mente espiritual, es decir, pensar en las cosas del Esp�ritu. Es la vida: una marca segura de la vida espiritual y el camino a la vida eterna. Y acompa�ada de paz: la paz de Dios, que es el anticipo de la vida eterna; y paz con Dios, opuesto a la enemistad mencionada en el siguiente vers�culo.

Versículo 7

Enemistad contra Dios: su existencia, poder y providencia.

Versículo 8

Los que est�n en la carne, bajo su gobierno.

Versículo 9

En el Esp�ritu - Bajo su gobierno. Si alguno no tiene el Esp�ritu de Cristo, que habita y gobierna en �l. No es de �l; no es miembro de Cristo; no un cristiano; no en estado de salvaci�n. Una declaraci�n clara y expresa, que no admite excepci�n. El que tiene o�dos para o�r, oiga.

Versículo 10

Ahora bien, si Cristo est� en ustedes, donde est� el Esp�ritu de Cristo, all� est� Cristo. El cuerpo de hecho est� muerto - Dedicado a la muerte. Debido al pecado - cometido hasta ahora. Pero el Esp�ritu es vida, ya est� verdaderamente vivo. Debido a la justicia - Ahora alcanzada. De Romanos 8:13 , San Pablo, habiendo terminado lo que hab�a comenzado, Romanos 6:1 , describe puramente el estado de los creyentes.

Versículo 12

No somos deudores a la carne, no debemos seguirla.

Versículo 13

Las obras de la carne: no solo las malas acciones, sino los malos deseos, temperamentos y pensamientos. Si mortificas, mata, destr�yelo. Vivir�is: la vida de fe m�s abundantemente aqu�, y en el m�s all� la vida de gloria.

Versículo 14

Para todos los que son guiados por el Esp�ritu de Dios, en todos los caminos de la justicia. Son los hijos de Dios - Aqu� San Pablo entra en la descripci�n de esas bendiciones que �l comprende, Romanos 8:30 , en la palabra glorificado; aunque, de hecho, no describe mera gloria, sino aquello que todav�a est� mezclado con la cruz. La suma es, a trav�s de los sufrimientos a la gloria.

Versículo 15

Para ustedes, que son verdaderos cristianos. No he recibido el esp�ritu de servidumbre - El Esp�ritu Santo no era propiamente un esp�ritu de servidumbre, ni siquiera en la �poca del Antiguo Testamento. Sin embargo, quedaba algo de esclavitud incluso en aquellos que entonces hab�an recibido el Esp�ritu. Nuevamente, como lo hicieron los jud�os antes. Nosotros - Todos y cada creyente. Grito - La palabra denota un hablar vehemente, con deseo, confianza, constancia.

Abba, Padre: la �ltima palabra explica la primera. Al usar tanto la palabra sir�aca como la griega, San Pablo parece se�alar el grito conjunto de los creyentes jud�os y gentiles. El esp�ritu de esclavitud aqu� parece significar directamente aquellas operaciones del Esp�ritu Santo por las cuales el alma, en su primera convicci�n, se siente esclavizada al pecado, al mundo, a Satan�s, y odiosa a la ira de Dios. �ste, por tanto, y el Esp�ritu de adopci�n, son uno y el mismo Esp�ritu, que s�lo se manifiesta en diversas operaciones, seg�n las diversas circunstancias de las personas.

Versículo 16

El mismo Esp�ritu da testimonio a nuestro esp�ritu: al esp�ritu de todo verdadero creyente, mediante un testimonio distinto del de su propio esp�ritu, o el testimonio de una buena conciencia. Felices los que disfrutan de esto claro y constante.

Versículo 17

Coherederos - Para que sepamos que es una gran herencia que Dios nos dar�, porque una gran herencia le ha dado a su Hijo. Si sufrimos con �l, de buena gana y con alegr�a, por causa de la justicia. �sta es una propuesta nueva, refiri�ndose a lo que sigue.

Versículo 18

Porque creo que este vers�culo da la raz�n por la que ahora mencionaba los sufrimientos y la gloria. Cuando esa gloria "sea revelada en nosotros", entonces los hijos de Dios tambi�n ser�n revelados.

Versículo 19

Para la sincera expectativa: la palabra denota una viva esperanza de que algo se acerca y un vehemente anhelo de ello. De la creaci�n - De todas las criaturas visibles, excepto los creyentes, de quienes se habla aparte; cada tipo, seg�n sea capaz. Todos estos han sufrido por el pecado; ya todos estos (excepto los finalmente impenitentes) les resultar� un refrigerio de la gloria de los hijos de Dios.

Los paganos rectos no deben ser excluidos de esta seria expectativa: es m�s, tal vez algo de ella se pueda encontrar en algunos momentos incluso en los hombres m�s vanidosos; quienes (aunque en la prisa de la vida confunden la vanidad con la libertad, y en parte sofocan. En parte disimulan sus gemidos, pero) en sus horas sobrias, tranquilas, desveladas, afligidas, derraman muchos suspiros en el o�do de Dios.

Versículo 20

La creaci�n fue sujeta a vanidad: abuso, miseria y corrupci�n. Por el que lo sujet�, es decir, Dios, G�nesis 3:17 , G�nesis 5:29 . Ad�n solo lo hizo responsable de la sentencia que Dios pronunci�; pero no sin esperanza.

Versículo 21

La creaci�n misma ser� entregada: la destrucci�n no es la liberaci�n: por lo tanto, todo lo que se destruye o deja de ser, no se libera en absoluto. Entonces, �ser� destruida alguna parte de la creaci�n? Hacia la gloriosa libertad: el excelente estado en el que fueron creados.

Versículo 22

Porque toda la creaci�n gime a una, con gemidos comunes, como a una sola voz. Y dolores de parto - Literalmente, est� en dolores de parto, para ser liberado del peso de la maldici�n. Hasta ahora - Hasta esta misma hora; y as� sucesivamente hasta el momento de la liberaci�n.

Versículo 23

E incluso nosotros, que tenemos las primicias del Esp�ritu, es decir, el Esp�ritu, que es las primicias de nuestra herencia. La adopci�n: las personas que hab�an sido adoptadas en forma privada entre los romanos a menudo se presentaban en el foro, y los que los adoptaban eran reconocidos p�blicamente como sus hijos. As� que en la resurrecci�n general, cuando el cuerpo mismo sea redimido de la muerte, los hijos de Dios ser�n p�blicamente reconocidos por �l en la gran asamblea de hombres y �ngeles. La redenci�n de nuestro cuerpo: de la corrupci�n a la gloria y la inmortalidad.

Versículo 24

Porque somos salvos por esperanza - Nuestra salvaci�n ahora es solo en esperanza. Todav�a no poseemos esta salvaci�n completa.

Versículo 26

Asimismo, el Esp�ritu; no solo el universo, no solo los hijos de Dios, sino tambi�n el Esp�ritu de Dios mismo, por as� decirlo, gime mientras ayuda en nuestras debilidades o flaquezas. Nuestro entendimiento es d�bil, particularmente en las cosas de Dios, nuestros deseos son d�biles; nuestras oraciones son d�biles. No sabemos, muchas veces. Por qu� debemos orar - Mucho menos podemos orar por ello como deber�amos: pero el Esp�ritu intercede por nosotros - En nuestros corazones, como lo hace Cristo en el cielo. Con gemidos, cuya materia proviene de nosotros mismos, pero el Esp�ritu los forma; y con frecuencia son inexpresables, incluso por los propios fieles.

Versículo 27

Pero el que escudri�a los corazones, en el que el Esp�ritu habita e intercede. Sabe - Aunque el hombre no puede pronunciarlo. �Cu�l es la mente del Esp�ritu, porque �l intercede por los santos, que est�n cerca de Dios? Seg�n Dios: seg�n su voluntad, como es digno de Dios. y aceptable para �l.

Versículo 28

Y sabemos - Esto en general; aunque no siempre sabemos particularmente por qu� orar. Que todas las cosas - Facilidad o dolor, pobreza o riqueza, y los diez mil cambios de vida. Trabajen juntos para el bien: fuerte y dulcemente por el bien espiritual y eterno. A los que son llamados de acuerdo con su prop�sito: su bondadoso designio de salvar un mundo perdido mediante la muerte de su Hijo. �sta es una propuesta nueva.

San Pablo, al estar a punto de recapitular toda la bendici�n contenida en la justificaci�n (llamada "glorificaci�n", Romanos 8:30 ), primero se remonta al prop�sito o decreto de Dios, que se menciona con frecuencia en las Sagradas Escrituras.

Para explicar esto (casi en palabras de un escritor eminente) un poco m�s en general: - Cuando un hombre tiene una obra de tiempo e importancia por delante, hace una pausa, consulta y se las ingenia; y cuando ha elaborado un plan, resuelve o decreta proceder en consecuencia. Habiendo observado esto en nosotros mismos, estamos listos para aplicarlo tambi�n a Dios; y �l, con condescendencia hacia nosotros, se lo ha aplicado a s� mismo.

Las obras de la providencia y la redenci�n son vastas y estupendas, y por lo tanto, podemos concebir a Dios deliberando y consultando sobre ellas, y luego decretando actuar de acuerdo con "el consejo de su propia voluntad"; como si, mucho antes de la creaci�n del mundo, hubiera estado coordinando medidas tanto para su creaci�n como para su gobierno, y luego hubiera escrito sus decretos, que no modificaban m�s que las leyes de los medos y persas. Considerando que, tomar esta consulta y decretar en un sentido literal, ser�a el mismo absurdo que atribuir un cuerpo humano real y pasiones humanas al Dios siempre bendito.

�sta es s�lo una representaci�n popular de su conocimiento infalible y sabidur�a inmutable; es decir, hace todas las cosas tan sabiamente como puede hacerlo un hombre, despu�s de la consulta m�s profunda, y persigue con tanta firmeza el m�todo m�s adecuado como puede hacerlo quien ha trazado un plan de antemano. Pero entonces, aunque los efectos sean tales que argumentar�an la consulta y los decretos consecuentes en el hombre, �qu� necesidad hay de un momento de consulta en Aquel que ve todas las cosas en un solo punto de vista?

Dios tampoco tuvo m�s ocasi�n para hacer una pausa y deliberar, y establecer reglas para su propia conducta desde toda la eternidad, que la que tiene ahora. �Qu� miedo hab�a de equivocarse despu�s, si no hab�a preparado de antemano decretos para dirigirle lo que ten�a que hacer? �Dir� alguien que era m�s sabio antes de la creaci�n que desde entonces? �O ten�a entonces m�s tiempo libre para aprovechar esa oportunidad para arreglar sus asuntos y establecer reglas (o �l mismo, de las que nunca iba a variar?

Sin duda tiene la misma sabidur�a y todas las dem�s perfecciones en este d�a que tuvo desde la eternidad; y ahora es tan capaz de hacer decretos, o m�s bien no tiene m�s ocasi�n para ellos ahora que antes: su entendimiento es siempre igualmente claro y brillante, su sabidur�a igualmente infalible.

Versículo 29

A los que antes conoci�, tambi�n los predestin� conforme a la imagen de su Hijo - Aqu� el ap�stol declara qui�nes son los que antes conoci� y predestin� para gloria; es decir, aquellos que se conforman a la imagen de su Hijo. Esta es la marca de aquellos que son conocidos de antemano y ser�n glorificados, 2 Timoteo 2:19 . Filipenses 3:10 , Filipenses 3:21 .

Versículo 30

Ellos �l - A su debido tiempo. Llamado - Por su evangelio y su Esp�ritu. Y a quien llam�: cuando obedeci� el llamamiento celestial, Hechos 26:19 . �l tambi�n justific�, perdon� y acept�. Y a quien justific� - Siempre que "continuaran en su bondad", Romanos 11:22 , al final glorific� - St.

Pablo no lo afirma, ni aqu� ni en ninguna otra parte de sus escritos. que precisamente el mismo n�mero de hombres son llamados, justificados y glorificados. �l no niega que un creyente pueda caer y ser cortado entre su llamado especial y su glorificaci�n, Romanos 11:22 . Tampoco niega que son llamados muchos que nunca son justificados.

Solo afirma que este es el m�todo por el cual Dios nos conduce paso a paso hacia el cielo. �l glorific�: habla como quien mira hacia atr�s desde la meta, hacia la carrera de la fe. De hecho, la gracia, como comienza la gloria, es tanto un fervor como un anticipo de la gloria eterna.

Versículo 31

�Qu�, pues, diremos a estas cosas - Relacionadas en los cap�tulos tercero, quinto y octavo? Como si hubiera dicho: No podemos ir, pensar o desear nada m�s. Si Dios es por nosotros - Aqu� siguen cuatro per�odos, uno general y tres particulares. Cada uno comienza con gloriarse en la gracia de Dios, a lo que sigue una pregunta adecuada, desafiando a todos los oponentes a todo lo cual, "estoy persuadido", etc.

, es una respuesta general. El per�odo general es: Si Dios est� por nosotros, �qui�n contra nosotros? El primer per�odo particular, relacionado con el tiempo pasado, es: El que no escatim� ni a su propio Hijo, �c�mo no nos dar� todas las cosas? El segundo, relacionado con el presente, es: Dios es el que justifica. �Qui�n es el que condenar�? El tercero, relacionado con el futuro, es: Cristo es el que muri�. �Qui�n nos separar� del amor de Cristo?

Versículo 32

El que ... Este per�odo contiene cuatro frases: No escatim� ni a su propio Hijo; por tanto, �l nos dar� todas las cosas gratuitamente. Lo entreg� por todos nosotros; por tanto, nadie puede acusarnos de nada. Libremente - Porque todo lo que sigue a la justificaci�n es tambi�n un regalo gratuito. Todas las cosas: necesarias o rentables para nosotros.

Versículo 33

Los elegidos de Dios - El autor antes citado observa, que mucho antes de la venida de Cristo, el mundo pagano se rebel� contra el Dios verdadero y, por lo tanto, fue reprobado o rechazado.

Pero la naci�n de los jud�os fue elegida para ser el pueblo de Dios y, por lo tanto, se denomin� "los hijos" o "hijos de Dios", Deuteronomio 14:1 ;

"pueblo santo", Deuteronomio 7:6 ; Deuteronomio 14:2 ;

"simiente escogida", Deuteronomio 4:37 ;

"los elegidos", Isa�as 41:8 ; Isa�as 43:10 ;

"el llamado de Dios", Isa�as 48:12 .

Y estos t�tulos fueron otorgados a toda la naci�n de Israel, tanto buenos como malos.

Ahora bien, el evangelio tiene la conexi�n m�s estricta con los Libros del Antiguo Testamento, donde estas frases ocurren con frecuencia; y siendo nuestro Se�or y sus ap�stoles jud�os nativos, y comenzando a predicar en la tierra de Israel, el idioma en el que predicaban por supuesto abundaba en las frases de la naci�n jud�a. Y, por tanto, es f�cil ver por qu� los que no lo recibir�an fueron llamados reprobados.

Porque ya no continuaron siendo el pueblo de Dios; mientras que este y otros t�tulos honorables se continuaron para todos los jud�os que abrazaron el cristianismo. Y las mismas denominaciones que una vez pertenecieron a la naci�n jud�a ahora se les dio a los cristianos gentiles tambi�n junto con los cuales fueron investidos con todos los privilegios del "pueblo elegido de Dios"; y nada podr�a apartarlos de ellos sino su propia apostas�a voluntaria.

No parece que ni siquiera los hombres buenos hayan sido llamados elegidos de Dios hasta m�s de dos mil a�os despu�s de la creaci�n. Dios eligiendo o escogiendo a la naci�n de Israel, y separ�ndolos de las otras naciones, que estaban hundidas en la idolatr�a y en toda maldad, dio la primera ocasi�n a este tipo de lenguaje. Y como la separaci�n de los cristianos de los jud�os fue un evento similar, no es de extra�ar que se expresara en palabras y frases similares solo con esta diferencia, el t�rmino elegido se aplic� desde hace mucho tiempo a todos los miembros de la iglesia visible; mientras que en el Nuevo Testamento se aplica solo a los miembros de los invisibles.

Versículo 34

S�, m�s bien, el que ha resucitado: nuestra fe no debe detenerse en su muerte, sino ejercitarse m�s all� en su resurrecci�n, reino, segunda venida. Quien intercede por nosotros - Presentando all� su obediencia, sus sufrimientos, sus oraciones y nuestras oraciones santificadas por �l.

Versículo 35

�Qui�n nos separar� del amor de Cristo, hacia nosotros? �Habr� aflicci�n o angustia? �l procede en orden, de menos problemas a m�s grandes: �puede alguno de estos separarnos de su protecci�n en �l? y, si ve el bien, �liberaci�n de �l?

Versículo 36

Todo el d�a, es decir, todos los d�as, continuamente. Somos contados por nuestros enemigos; por nosotros mismos. Salmo 44:22 .

Versículo 37

Somos m�s que vencedores: no solo no somos perdedores, sino abundantes ganadores, por todas estas pruebas. Este per�odo parece describir la plena seguridad de la esperanza.

Versículo 38

Estoy persuadido - Esto se infiere de Romanos 8:34 , en un orden admirable: - Ni la muerte "nos har� da�o; Porque" Cristo ha muerto ":" Ni la vida; "ha resucitado" Ni �ngeles, ni principados, ni potestades. ; ni lo presente, ni lo por venir; "" est� a la diestra de Dios: "" ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra criatura ";" intercede por nosotros.

"Ni muerte - terrible como es para los hombres naturales; una muerte violenta en particular, Romanos 8:36 . Ni vida - Con toda la aflicci�n y angustia que puede traer, Romanos 8:35 ; ni una vida larga y f�cil; o todos hombres vivos, ni �ngeles, sean buenos (si fuera posible que lo intenten) o malos, con toda su sabidur�a y fuerza.

Ni principados, ni potestades, ni siquiera los del m�s alto rango, o el poder m�s eminente. Ni las cosas presentes, que puedan ocurrirnos durante nuestro peregrinaje; o el mundo entero, hasta que desaparezca. Ni las cosas por venir, las cuales pueden ocurrir cuando nuestro tiempo en la tierra haya pasado, o cuando el tiempo mismo haya llegado a su fin, como el juicio final, la conflagraci�n general, el fuego eterno. Ni altura, ni profundidad - La primera sentencia respet� la diferencia de tiempos; esto, las diferencias de lugares.

Cu�ntas cosas grandes y variadas est�n contenidas en estas palabras, no las sabemos, no necesitamos, no podemos saberlo todav�a. La altura: en el estilo sublime de San Pablo, se pone para el cielo. La profundidad - Por el gran abismo: es decir, ni las alturas, no dir� de muros, monta�as, mares, pero, del cielo mismo, pueden movernos; ni el abismo mismo, cuya sola idea podr�a asombrar a la criatura m�s audaz. Ni criatura alguna, nada debajo del Todopoderoso; enemigos visibles que ni siquiera se digna nombrar.

Podr� - O por la fuerza, Romanos 8:35 ; o por cualquier reclamo legal, Romanos 8:33 , & c. Para separarnos del amor de Dios en Cristo, que seguramente nos salvar�, proteger� y librar� a los que creemos en todos ellos, a trav�s de ellos y de ellos.

Información bibliográfica
Wesley, Juan. "Comentario sobre Romans 8". "Notas Explicativas de Juan Wesley sobre Toda la Biblia". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/wen/romans-8.html. 1765.