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Bible Commentaries
Ageo 2

Comentario de Kelly sobre los libros de la BibliaComentario de Kelly

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Versículos 1-23

Conferencias sobre los profetas menores.

W.Kelly.

El profeta Hageo es el primero de los que siguieron al cautiverio. Hay una gran sencillez en su testimonio. No obstante, encontraremos que el Esp�ritu de Cristo obra tan decididamente en �l como en cualquier otro con peculiar distinci�n. da testimonio de la gloria futura del Se�or Jes�s; al mismo tiempo, ninguno trata m�s enf�ticamente con el estado real del remanente que hab�a regresado de Babilonia.

�En el a�o segundo del rey Dar�o, en el mes sexto, el d�a primero del mes, vino palabra de Jehov� por mano del profeta Hageo a Zorobabel hijo de Sealtiel, gobernador de Jud�, y a Josu� hijo de Josedec. , el sumo sacerdote, diciendo: As� habla Jehov�, diciendo: Este pueblo dice: No ha llegado el tiempo, el tiempo de que la casa de Jehov� sea edificada�. No es una excusa poco com�n la falta de cuidado por la gloria del Se�or, bajo el pretexto de que Su tiempo no ha llegado.

Encontramos exactamente el mismo pretexto ahora, el mismo mal uso de la venida del Se�or Jes�s, la excusa de que debido a que no ha llegado el tiempo de la gloria para arreglar las cosas por el poder divino, podemos ceder a la ligera a la confusi�n e irregularidades morales y al alejamiento. de la voluntad de Dios encontrada en el momento presente.

Una vez m�s, es una alternativa inevitable que debemos estar ocupados, ya sea con las cosas del Se�or, o con las nuestras. El ap�stol juzg� necesario especificar esta ra�z del mal por escrito a una asamblea de mayor vigor y sujeci�n a la palabra de lo habitual, la iglesia de Filipos. Hubo quienes pusieron de manifiesto lo que �ay! Es en todas partes un s�ntoma demasiado com�n entre los cristianos su falta de coraz�n por las cosas de los dem�s, por las cosas de Jesucristo.

As� fue de donde escribi�: todos buscaban sus propias cosas. Con esto delante de �l, el ap�stol muestra que el d�a de Cristo, correctamente entendido y aplicado, tiene un poderoso efecto contrarrestante al tratar sin moderaci�n con el ego�smo de nuestros corazones, siendo arrojada la luz de ese d�a directamente sobre lo que ocupa el d�a presente.

Hageo hace exactamente lo mismo. No hay nadie que resalte m�s enf�ticamente el deber del israelita para el presente, pero nadie que nos presente con m�s firmeza la luz del reino venidero de Jehov�. No deben ser puestos uno contra el otro; pero, por el contrario, cuanto m�s creamos que �l viene, m�s debemos ser fervientes para que no haya nada ahora incompatible con Su venida.

As� que cuando dijeron: "No ha llegado el tiempo, el tiempo en que la casa de Jehov� debe ser edificada", la palabra de Jehov� viene por medio del profeta, diciendo: "�Es hora de que habit�is, oh vosotros, en vuestras casas techos?" , y esta casa est� desierta?" Ciertamente hubo en esto un doloroso olvido de la gloria de Jehov�; y fue tanto m�s doloroso cuanto que hab�an comenzado mejor. No siempre hab�a sido as� con el remanente.

Esdras est� fuertemente conectado con nuestro profeta; porque su libro es una historia que tiene el templo por centro, como Hageo tiene evidentemente el mismo centro que la casa de Jehov�. Nehem�as, como era natural, se ocup� m�s de la ciudad y del estado general del pueblo. Se nos dice en el libro de Esdras que, cuando el remanente regres�, lo primero que hicieron fue poner el altar sobre sus bases.

En Esdras 3:1-13 leemos: �Y pusieron el altar sobre sus basas, porque hab�a temor sobre ellos a causa de la gente de aquellos pa�ses.

Esto es sumamente hermoso. El efecto del temor sobre un esp�ritu piadoso no fue que intentaran protegerse a s� mismos por medios humanos, sino que su coraz�n se volvi� a Jehov� y al altar de aceptaci�n que disfrutaron por medio de �l. Su primer pensamiento fue Jehov�; lo trajeron entre ellos y sus dificultades del enemigo. "Y ofrecieron sobre �l holocaustos a Jehov�, s�, holocaustos por la ma�ana y por la tarde.

Tambi�n guardaron la fiesta de los tabern�culos, como est� escrito, y ofrecieron los holocaustos diarios por n�mero, seg�n la costumbre, seg�n lo requer�a el deber de cada d�a; y despu�s ofreci� el holocausto continuo, tanto de las lunas nuevas como de todas las fiestas solemnes de Jehov� que se consagraban, y de todo aquel que voluntariamente ofrec�a ofrenda voluntaria a Jehov�. Desde el primer d�a del mes s�ptimo comenzaron a ofrecer holocaustos a Jehov�.

Era tanto m�s notable porque "todav�a no se hab�a echado el fundamento del templo de Jehov�". Por lo tanto, hab�a un buen pretexto para la demora, si su coraz�n no hubiera estado hacia �l. �Oh, si hubieran seguido as�! Pero no es cosa rara comenzar en el Esp�ritu y terminar en la carne, y esto fue precisamente lo que le sucedi� al remanente de Israel. A�n as�, hubo un comienzo en el Esp�ritu. Hageo les reprocha que, al menos, continuaran en la carne.

No anduvieron conforme a su brillante comienzo, Habiendo ofrecido a Jehov� sobre el altar, dejaron de cuidar el templo de Jehov� y se ocuparon de sus propias cosas. En consecuencia, el profeta ahora les se�ala cu�l hab�a sido el resultado. �D�nde estaba la bendici�n o el honor en sus asuntos? �Ser� que entraron desalientos por las dificultades del camino?

No simplemente as�. Esto era cierto; pero tambi�n se ocuparon de instalarse en el mundo. Estas dos cosas van constantemente juntas. Mientras miraban a Jehov�, encontraban bendici�n y seguridad; pero en cuanto Jehov� ces� de llenarles los ojos, entonces no s�lo se vieron a los adversarios, sino que comenzaron a sentir razones plausibles para asentarse. El altar era un admirable testimonio de su fe.

Antes de que se construyera el templo, y mientras se constru�a, el altar se coloc� sobre su base como el primer pensamiento: era una caracter�stica hermosa entre los jud�os que hab�an regresado; pero el poder espiritual fracas� en continuar en consecuencia.

Permitieron que fuera un sustituto, por as� decirlo, del templo. Supongamos que las personas mostraran una disposici�n y un celo, por ejemplo, al emerger de meras formas de hombres para reunirse en el nombre del Se�or, si esto fuera todo el asunto, y all� se detuvieran en seco sin pensar en continuar para aprender el la ense�anza positiva del Esp�ritu y la voluntad del Se�or, o dejar espacio para que Dios act�e de acuerdo con Su propia palabra, solo responder�a a esto mismo, que es la satisfacci�n con el mero hecho de que podr�an reunirse como disc�pulos juntos.

Ha habido una tendencia constante en muchas personas a asentarse en esto como una finalidad, no al nombre del Se�or, que mantendr�a la puerta abierta a todo lo que es de Dios, sino a su reuni�n como cristianos, que en s� mismo deja las cosas bastante sueltas. Porque no plantea cuestiones en cuanto a la condici�n o en cuanto a glorificar al Se�or. Lo que no ejercita las almas como a Cristo es un triste consuelo.

Reunirse simplemente como disc�pulos puede ser un alivio como medio de separarse de lo que es positivamente malo y completamente condenado por la palabra de Dios; pero nada negativo, o corto de la gloria de Dios, nunca debe satisfacer al alma que se renueva por la gracia. Por lo tanto, aunque el altar fue excelente en su lugar y tiempo, aun as�, por estar especialmente relacionado con un israelita, era probable que descansara en �l y se convirtiera en un estorbo.

Sin duda era el altar de Jehov�, pero lo era en relaci�n con ellos mismos, ya que s�lo los satisfac�a en sus primeras necesidades. No se niega que todo esto est� muy bien; y una cosa feliz de ver las almas en serio, y comenzando con su verdadera necesidad. No hay nada m�s peligroso que esforzarse por algo grandioso cuando deber�amos estar sintiendo la profundidad de nuestras necesidades. Al mismo tiempo, la misma fe que se inclina ante el sentido de nuestras verdaderas necesidades como las ve Dios, nunca descansar� all�, sino que seguir� atra�da y animada por la gracia de Dios para pensar en lo que se debe a Su gloria.

Esto es lo que el remanente deber�a haber hecho. El hecho de que Dios se complaci� en su gracia en permitirles el altar, que era la primera necesidad de un israelita, sobre el cual deber�a ofrecer sus ofrendas quemadas y ser aceptado por Jehov�, deber�a haberlos animado a no dejar nada sin hacer, sino trabajar. diligentemente ante todas las dificultades hasta que el templo de Jehov� estuvo terminado.

Ellos no; y la consecuencia de este letargo, esta satisfacci�n con lo que acaba de satisfacer sus necesidades m�s tempranas y nada m�s, y luego dar la vuelta para proveer para ellos mismos y sus propias casas. fue respondida cuando el Se�or permiti� que se levantara el coraje de los adversarios, quienes espiaron con ojos celosos, interfirieron con ellos y trataron de incitar a sus amos persas eficazmente contra ellos.

As�, la incredulidad trae constantemente sobre nosotros lo mismo que tememos. No era extra�o que los jud�os tuvieran miedo de sus vigilantes enemigos; pero debieron haber mirado a Jehov�. Donde hay sencillez de confianza en el Se�or, es asombroso c�mo se cambian las tornas, y los adversarios temen a la gente m�s d�bil que tiene fe en el Dios vivo. Lo vemos en los israelitas cuando estaban cerca de la tierra.

Rahab dijo la verdad sobre el miedo de todos en Jeric�, al menos, si no sobre los esp�as. Ella confes� que, a pesar de sus altos muros, los cananeos temblaban a causa de los despreciados israelitas. As� que vemos aqu�, entre los extranjeros plantados en Samaria y sus gobernadores, hubo un esfuerzo por mantener la vigilancia m�s estricta despu�s de un peque�o remanente. Esto los alarm�; pero no ten�an por qu� haberse alarmado si hubieran tenido a Jehov� delante de sus ojos. Hubo partida en el coraz�n; y esto a la vez relaja todo celo por el Se�or, y nos lleva a preferir cuidarnos a nosotros mismos en lugar de que �l cuide de nosotros.

Por lo tanto, el llevar adelante la casa de Dios podr�a diferirse f�cilmente a una �poca m�s conveniente, aunque el llamado urgente fuera para sus propias necesidades como hombres sus casas en el techo. "�Os es tiempo, oh vosotros, de habitar en vuestras casas de techo, y esta casa est� desierta? Ahora, pues, as� ha dicho Jehov� de los ej�rcitos: Considerad vuestros caminos. Sembrasteis mucho y recogisteis poco". Hab�a diligencia por s� mismos; pero ah� estaba el resultado, �y qu�? �Com�is, pero no ten�is suficiente; beb�is, pero no os saciar�is de bebida; os vest�s, pero no hay nada caliente.

As�, la amarga desilusi�n, como siempre, debe ser en el pueblo de Dios que vive para s� mismo en lugar de confiar en Aquel que cuida especialmente de los fieles. Nuestro negocio es cuidar de Sus cosas; Su obra de gracia es cuidar de nosotros en nuestro y ciertamente en todas las cosas: �Y el que gana salario, gana salario para ponerlo en una bolsa con agujeros.� En todos los sentidos hab�a aflicci�n para el coraz�n ego�sta.

En la gracia hay otro llamado a considerar sus caminos. La primera fue para reprenderlos; el segundo es animarlos y exhortarlos. As� ha dicho Jehov� de los ej�rcitos: Considerad vuestros caminos. Subid al monte, y traed madera, y reedificad la casa; y yo me complacer� en ella, y ser� glorificado, dice Jehov�. Mucho buscasteis, y, he aqu�, se redujo; y cuando lo trajisteis a casa, sopl� sobre �l. �Por qu�?, dijo Jehov� de los ej�rcitos. Por causa de mi casa que est� desierta, y cada uno corre a su casa".

No conozco nada de este tipo que sea m�s conmovedor que la sensaci�n de descuido de Jehov� por parte de su pueblo indigno. Ciertamente no era la grandeza de las piedras lo que se adaptaba a la condici�n actual del remanente; ni fue de la inferioridad de la casa comparada con la de Salom�n de lo que se quej� Jehov�; pero �l sinti� su indiferencia. Seguramente sabemos, o deber�amos saber, que no es que �l necesite nada de la mano del hombre para Su propia gloria, sino que �l es muy consciente de la falta de coraz�n para S� mismo.

La verdad es que la gloria del Se�or est� ligada a la mejor bendici�n de Su pueblo. No se puede servir mejor a un alma que llenando su coraz�n del Se�or. Otros medios son, en el mejor de los casos, negativos, aunque valiosos.

Sin duda la aplicaci�n moral de Hageo hasta nuestros d�as es muy llamativa en muchos puntos de vista. Su llamado a cuidar e interesarse por el nombre de Jehov� y Su casa y Su gloria, no solo el contenido completo sino la instrucci�n detallada, tiene una maravillosa aplicaci�n en la hora presente; pero en general no hay nada m�s importante que el valor que el Se�or atribuye a la devoci�n a S� mismo ya Su adoraci�n por parte de los santos.

Se se�ala entonces que el fracaso fue m�s profundo que las meras circunstancias. �Y lo que lo hizo m�s notable es que Dios ya no estaba manteniendo Su trono en Israel! pero no por eso relaj� su gobierno moral. Esto es para pesarlo. Un trono real en Su nombre como testimonio a las naciones ya no era la cuesti�n. Fue derribado. El trono de Jehov� no estaba en Sion, ni en ning�n otro lugar de la tierra en ese momento, aunque por supuesto no se abandona el prop�sito; pero aun as� gobern� moralmente; y esto es lo que ahora se aclara.

�Por tanto� (as� comienza �l con ellos) �el cielo sobre vosotros se ha detenido del roc�o, y la tierra se ha detenido de su fruto. Y llam� sequ�a sobre la tierra, y sobre los montes, y sobre el trigo, y sobre el mosto, y sobre el aceite, y sobre lo que produce la tierra, y sobre los hombres, y sobre las bestias, y sobre todo el trabajo de las manos�. Fue Jehov� quien arruin� sus esfuerzos ego�stas.

Estaba lidiando con la incredulidad y el consiguiente abandono del remanente que hab�a regresado. No fue porque no los amaba, sino porque los amaba. "Al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo". Cuando el Se�or permite que las personas se vayan sin reprensi�n, es la se�al evidente y segura de que todo v�nculo pr�ctico se ha roto, si es que alguna vez existi� v�nculo alguno, que �l ahora los repudiaba, al menos por el momento.

Por lo tanto, estos mismos castigos que cayeron sobre los jud�os fueron la prueba, aunque de un tipo doloroso, de que Su ojo estaba sobre ellos, y que �l sinti� su negligencia hacia �l y se resinti� en la fidelidad divina, por supuesto, pero a�n en el gobierno el fracaso de Su personas en el cuidado de Su gloria.

No obstante, Jehov� bendijo el testimonio de Su profeta Hageo en este tiempo. �Entonces Zorobabel hijo de Salatiel, y Josu� hijo de Josedec, sumo sacerdote, con todo el resto del pueblo, obedecieron la voz de Jehov� su Dios, y las palabras del profeta Hageo, como Jehov� su Dios le hab�a enviado. y el pueblo temi� delante de Jehov�.Entonces habl� Hageo, mensajero de Jehov�, en el mensaje de Jehov� al pueblo.

"Creo que es sumamente misericordioso ver c�mo Dios proporciona un cuidado especial para un d�a de debilidad. No tengo conocimiento de que ninguno de los profetas haya sido llamado "mensajero de Jehov�". antes. Hageo es el menor de los posteriores al cautiverio. profetas en extensi�n, y el m�s antiguo de ellos en tiempo; pero �l es el llamado a tener este peculiar nombre de honor. Los hombres nunca lo habr�an elegido para ello.

Los meros cr�ticos al dar sus pensamientos sobre Hageo hablar�an de �l como el m�s manso en punto de estilo, el m�s prosaico de todos los profetas, pero �l era el mensajero de Jehov� para todo eso.

La sabidur�a de los hombres es locura. "La locura de Dios", como piensan los hombres, "es m�s sabia que el hombre". El mismo profeta que trata con la mayor sencillez de las cosas m�s comunes, hablando de sus casas con techo, y de su gran siembra, y de sus bolsas con agujeros, nada m�s que las apelaciones m�s trilladas y ordinarias, como pudiera parecer, fue el mensajero de Jehov�.

Estoy persuadido de que es precisamente el mismo principio ahora. Uno lo ve en la provisi�n de nuestro Se�or, ya mencionada, en Mateo 18:1-35 , donde �l advierte a los disc�pulos de las piedras de tropiezo. Y bien sabemos cu�n verdaderamente ha sido que lo que una vez fue justo y vigoroso y libre en su marcha sobre la desolaci�n de las aguas se ha naufragado y hecho pedazos.

Sabemos bien c�mo el testimonio unido de la cristiandad ha desaparecido hace mucho tiempo y se ha convertido en su totalidad en el asiento del poder de Satan�s; que ahora el testimonio de la verdad es muy parcial; que incluso lo que es sano y bueno se disloca para servir al orgullo del hombre, no a la gloria del Se�or en separaci�n del mundo; que, en consecuencia, las circunstancias son tales que es imposible defender el estado actual de la casa de Dios, como para llevar convicci�n a un incr�dulo, que por el contrario re�ne sus armas m�s fuertes de la crasa contradicci�n de la cristiandad con el Nuevo Testamento.

Sin duda, una mente espiritual puede ver a trav�s de la confusi�n y ver en ella una confirmaci�n de las advertencias divinas; pero esto no impide que lo que tiene el mayor espect�culo y los m�s altos reclamos bajo el manto del nombre de Cristo, sea el m�s alejado de la verdad de Dios. En consecuencia, hay muchas perplejidades morales para las almas sencillas que deber�an llevarnos, creo, a tener una gran ternura y preocupaci�n por ellas en el momento presente; pero sobre todo existe este consuelo, que Dios les da a los que aman a Cristo ya la iglesia Su peculiar previsi�n al proveer para un d�a de dificultad y debilidad cuando la gente puede estar m�s que nunca enga�ada.

As� es un ejemplo de este mismo cuidado, cuando puede haber literalmente s�lo dos o tres reunidos al nombre del Se�or en algunos lugares, que �l dice expresamente de antemano, "all� estoy yo en medio de ellos". �Qu� puede faltar donde �l est�? �O es que la multitud mezclada lleva a los que deber�an saber y sentirse mejor a aborrecer ese pan ligero? �Es el man� desagradable, y la vieja costumbre de Egipto induce a alguien a suspirar por sus ollas de carne y ajo? No s� d�nde encontramos Su presencia m�s expresa y enf�ticamente comprometida que cuando Su asamblea puede consistir de s�lo "dos o tres reunidos en su nombre".

Vemos tambi�n un principio similar en la Ep�stola de Judas. La ca�da del testimonio cristiano se expone all� de una manera m�s estricta y terrible que en cualquier otra parte del Nuevo Testamento. "Ay de ellos", dice, "porque han seguido el camino de Ca�n, y han corrido con avaricia tras el error de Balaam por recompensa, y perecieron en la contradicci�n de Core". Sin embargo, en esta misma ep�stola se dice: "Pero vosotros, amados, edific�ndoos en vuestra sant�sima fe.

"Solamente aqu� en el Nuevo Testamento se llama a nuestra fe "sant�sima"; y pienso que la raz�n por la cual el Esp�ritu se complaci� en usar tal t�rmino en este sentido solamente fue para protegerse contra la tendencia a rebajar la fe como consecuencia de la dificultades del estado de las cosas y de los tiempos, se siente vagamente que la cristiandad est� en confusi�n, por lo que la tentaci�n en tales perplejidades es siempre renunciar a la fidelidad inquebrantable a la voluntad del Se�or donde es dif�cil seguirla y cuesta mucho en todos los sentidos.

En un d�a de laxitud, lo que m�s necesitamos es mantener la verdad de Dios inflexiblemente. Lo �nico por lo que debemos ser intransigentes es el nombre de Cristo. No estamos llamados a luchar por nuestro propio nombre, u honor, o cualquier objeto o conexi�n terrenal: a�n menos debemos oponernos a otros a menos que luchemos por Su nombre que es tanto el de ellos como el nuestro; pero estamos llamados a ser firmes e inflexibles cuando la fe est� en juego.

Por eso, edific�ndose en su sant�sima fe, se les dice que "se conserven en el amor de Dios, esperando la misericordia del Se�or Jesucristo para vida eterna". Tanto la gravedad como el consuelo de una palabra como esta, para un d�a como el nuestro, me parecen exagerados. No, no debemos convertirnos en Laodicenses; no debemos decir, porque la fe ha sido usurpada en toda clase de formas, que por lo tanto la verdad, la santidad y el amor no tienen esperanza.

No es tan. "Edific�ndoos sobre vuestra sant�sima fe, conservaos en el amor de Dios", etc. No debemos hundirnos con la decadencia de la cristiandad; m�s bien, por la gracia de Dios, somos m�s esforzados en levantarnos y, si no tenemos otra cosa de qu� jactarnos, en todo caso, en adherirnos a la fe de los elegidos de Dios que obra por el amor. Se lo debemos a Cristo ya la iglesia tanto m�s por el peligro y la dificultad; no meramente por nuestras propias almas, sino por causa de Aquel que muri� por nosotros y regresa para recibirnos a S� mismo, cuando saboreemos la dulzura de Su aprobaci�n por cualquier deshonra que hayamos conocido por Su nombre. Sin duda, es vanidad todo lo que no se funda en la persona del Hijo de Dios, que es el objeto de la fe; y la �nica prueba de mantenerlo intacto.

Admirable es la manera en que el Nuevo Testamento prev� un d�a oscuro, para que sin pretensiones siempre haya una provisi�n real para la iglesia. Perm�tanme ilustrar mi significado. Dios se encarg� en los d�as apost�licos de que los santos ap�stoles reconocieran lo que algunos llaman desorden, pero que en realidad es del Esp�ritu; y ciertamente deben cuidarse de ir demasiado lejos cuando a �l se refiere.

Entonces, al escribir a los tesalonicenses, el ap�stol llam� a los santos a conocer a los que estaban sobre ellos en el Se�or. Probablemente ellos mismos se sorprendieron de que el Se�or los hiciera tanto. As� que aqu�, aunque por supuesto en t�rminos m�s elevados, Hageo es llamado el mensajero de Jehov�. Isa�as y Ezequiel no lo requer�an tanto; Hageo lo hizo. La sublimidad de Isa�as, el alcance extenso y la naturaleza profunda de sus profec�as de Ezequiel hablan por s� mismos.

Pero no fue as� con Hageo, como queda demasiado claro a partir de la estimaci�n despectiva de nuestros cr�ticos. Hay una tranquila sencillez en las comunicaciones de Hageo en su mayor parte, lo que lo ha expuesto a que algunos piensen que es simplemente un buen hombre que hace lo mejor que puede bajo las circunstancias. Sin embargo, hasta este momento �l y s�lo �l es llamado el mensajero de Jehov�. Nunca nadie hab�a estado tan cuidadosamente sostenido y cubierto, por as� decirlo, con el escudo del Se�or en medio de los adversarios.

Fue enviado con una verdadera cota de malla a su alrededor. Si estaba m�s expuesto, estaba m�s protegido. Despu�s de un estilo similar, el Se�or estaba proveyendo, no solo para aquellos primeros d�as cuando llam� la atenci�n sobre el hecho de que estos obreros propensos a ser despreciados estaban sobre ellos en el Se�or.

Pero a�n hay m�s instrucci�n y valor. Porque seguramente en estos d�as no queremos un nuevo directorio; y si tal era el verdadero principio entonces, no permanece menos cierto ahora. Los santos de Tesal�nica no ten�an ning�n t�tulo del Se�or para dar autoridad a sus hermanos, que fue el caso donde el ap�stol escogi� ancianos para los hermanos. Un m�todo verdaderamente admirable fue llamar a los santos a reconocer lo que era de Dios donde no se pod�a tener elecci�n apost�lica.

Pero el ap�stol hace claro el deber de poseer poder espiritual en la forma de gobernar sin nada m�s. Como hemos visto, la palabra inspirada cuidadosamente llama la atenci�n sobre su lugar y lo mantiene celosamente. Por lo tanto, cuando como ahora no podemos tener el nombramiento regular de ancianos por la autoridad apost�lica, afortunadamente podemos recurrir a lo que era cierto antes e independientemente de ello. Tan sabia y bondadosamente piensa el Se�or en nosotros en este d�a de debilidad, necesidades y enga�os.

�Qu� responde entonces a un mensajero de Jehov� ahora? El hombre que usa el testimonio de Dios para Su gloria, que se aferra a �l inquebrantablemente, pero que perseverantemente busca el bien del pueblo de Dios, y que soporta todo el odio, el desd�n y el rechazo, y sin embargo anima a los dem�s as� como a su propia alma con las brillantes anticipaciones de gloria y triunfo con Cristo en su venida. Pero el que est� ayudando a las enga�osas esperanzas del mundo, y el vano sue�o de la mejora de la cristiandad, es, creo, un mensajero muy diferente.

De una cosa puedes estar seguro, ninguna verdad vale a menos que est�s preparado para llevarla a cabo en la pr�ctica diaria. El mundo te permitir� sostener e incluso decir cualquier cosa, siempre que vea que no tienes un pensamiento serio de ser fiel, y as� llamarlos a ser lo mismo. Entonces no tiene la menor semejanza con el mensajero de Jehov�, que dice una cosa y hace otra, que denuncia al mundo pero lo busca para su familia, juzga correctamente, pero nunca piensa en poner en pr�ctica sus convicciones.

�Es este vivir para dar efecto a un testimonio divino? Aquel que es la fuente viva de la verdad es tambi�n el Esp�ritu Santo. �Qu� puede estar m�s calculado para destruir la verdad que la inconsistencia pr�ctica con ella?

En el Nuevo Testamento "el hombre de Dios" supone un fiel en el servicio de las almas; pero el t�rmino de ninguna manera se limita al cristianismo, siendo m�s bien en s� mismo una expresi�n familiar del Antiguo Testamento. Por ella podemos entender a un creyente que tiene el coraje moral y el poder espiritual para identificarse con los intereses del Se�or y mantener la buena batalla de la fe en medio de peligros y obst�culos de todo tipo. Tal testimonio es incompatible con ceder a los principios humanos y al esp�ritu de la �poca.

No debemos suponer, sin embargo, que la fidelidad en un d�a como el nuestro viste un traje imponente. Una apariencia de fuerza no es, por supuesto, cuando ha llegado el declive y se acerca el juicio. Dios har� sentir un estado de ruina, y Su testimonio debe estar de acuerdo. Cuando �l llama al cilicio ya la ceniza, no les da tal car�cter de poder que tenga precio a los ojos del mundo. As�, uno de los signos m�s verdaderos de la comuni�n pr�ctica con el Se�or es que en ese momento uno se contenta de todo coraz�n con ser peque�o.

Esta es la realidad, pero es s�lo un poco de fuerza. Es de acuerdo a la mente de Dios. Pero lo que atrae al mundo debe complacer y complacer la importancia personal del hombre. El mundo mismo es un espect�culo vano, y gusta de lo suyo. En consecuencia, no hay nada que arrastre tanto a la masa de los hombres como lo que halaga la vanidad de la mente humana. Puede asumir el aire m�s humilde, pero el hombre pecador busca su propio honor y exaltaci�n presente.

Pero cuando un siervo de Dios es as� atra�do por el esp�ritu de los hombres, naturalmente se retrae de enfrentar con justicia el solemne llamado de Dios dirigido a los Suyos, pierde su brillante confianza y se endurece o teme los juicios de Dios. . Cuando los cristianos pierden el poder y el oprobio de la cruz, se ha asumido la filantrop�a, que da influencia entre los hombres, y la actividad general en lo que los hombres llaman hacer el bien reemplaza la vida de fe con la vana esperanza de evitar el mal d�a en su tiempo. de todos modos.

Uno no necesita negar el celo y la b�squeda seria de lo que es bueno moralmente; tambi�n se ve abnegaci�n en el gasto con fines religiosos o ben�ficos; pero el hombre de Dios, ahora que la ruina ha entrado en el campo de la confesi�n de Cristo, est� llamado m�s urgentemente que nunca a ser fiel a un Cristo crucificado. Y tan cierto como que pronto vendr� para llevarnos a lo alto, a su debido tiempo aparecer� para el juicio de todo pensamiento elevado y las empresas de los hombres que parezcan m�s bellas, las cuales ser�n tragadas por el enorme abismo de la apostas�a.

�Entonces habl� Hageo, mensajero de Jehov�, en mensaje de Jehov� al pueblo, diciendo: Yo estoy con vosotros.� �Qu� notable analog�a hay en lo que nos ha estado ocupando! "Yo estoy contigo" es el principio salvador de la fe en el d�a m�s d�bil posible: y, perm�tanme repetirlo, �qu� ten�an mejor en el d�a m�s brillante? No, �qu� m�s bueno que tener al Se�or con ellos? Habr�a sido poco tener a los bienaventurados siervos si no tuvieran al mismo Maestro.

Esta fue la gran salvaguarda y la fuente inagotable de suministro y consejo cuando Israel sali� de Egipto. �Qu� misericordioso tener Su presencia asegurada despu�s de Babilonia, cuando aparentemente todo se hab�a ido y estaba roto! "Yo estoy contigo, dice Jehov�". Las palabras eran pocas, pero implicaban todo tipo de socorro y bendici�n; y se hundieron profundamente en los corazones piadosos.

�Y Jehov� despert� el esp�ritu de Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Jud�, y el esp�ritu de Josu� hijo de Josedec, sumo sacerdote, y el esp�ritu de todo el resto del pueblo; y vinieron y obraron en la casa de Jehov� de los ej�rcitos, su Dios, el d�a veinticuatro del mes sexto, en el a�o segundo del rey Dar�o.

El hecho notable aqu� es que construyeron sin esperar a escuchar que el rey lo sancionaba. Hicieron el trabajo, porque era el mensaje de Jehov�, no porque tuviera el manual de se�ales del rey. Su sanci�n fue dada posteriormente, pero se hab�an aventurado a seguir confiadamente en fe, simplemente obrando de acuerdo con la palabra de Jehov�, sin esperar nada m�s. El Se�or tampoco dej� de trabajar para ellos. Israel eran ahora Lo-ammi.

Hab�an perdido por el momento su lugar p�blico en el mundo; pero Jehov� no dej� de probar, de guiar y de bendecir a los fieles. Su justo gobierno contin�a, no obstante, porque son los tiempos de los gentiles. Hay a�n m�s campo para la fe; y siempre podemos estar seguros de que, si estamos dentro con el Se�or, �l obrar� exteriormente, sea lo que sea lo que estorbe. Si hay oposici�n, el Se�or sabe hacer volver a los muchos adversarios para adelantar la obra; si, por el contrario, su providencia controla los poderes exteriores y estos albergan un esp�ritu amistoso, el Se�or lo usar� para bien.

A los que le aman, todas las cosas les ayudan a bien. Es imposible que la fe sea vencida, por muy duramente que sea probada. Trae a Dios que no puede fallar y que ama fortalecer al creyente cuando todo lo dem�s se desvanece. �l es el Dios que da vida a los muertos. "No seas vencido por el mal, sino vence el mal con el bien". Cristo es el verdadero poder de esto; y el gozo del Se�or es la fortaleza de su pueblo. �Que nuestra �nica confianza sea en �l!

Sin embargo, parece que los jud�os, como nosotros, tend�an a desanimarse; en consecuencia, de vez en cuando el profeta viene de una manera algo similar, pero con una fuerza creciente. A medida que aumenta la incredulidad, el testimonio de Dios se vuelve m�s en�rgico mientras �l contin�a enviando Sus palabras a la gente. �En el mes s�ptimo, a los veintiuno del mes, vino palabra de Jehov� por medio del profeta Ageo, diciendo: Habla ahora a Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Jud�, y a Josu� hijo de Josedec, hijo de sumo sacerdote, y al resto del pueblo, diciendo: �Qui�n ha quedado entre vosotros que haya visto esta casa en su gloria primera? �Y c�mo la veis ahora? �No es a vuestros ojos comparada con ella como nada? No se permiten pensamientos de autocomplacencia.

Dios nos har�a reales en nuestras almas y caminos. Es bueno no tener imaginaciones demasiado altas, pero la verdad, un justo peso y medida. Al mismo tiempo dejemos espacio para la gracia y el poder de Dios. Tomemos, por ejemplo, el momento presente, ya que estamos viendo esto de una manera pr�ctica. No hay mayor peligro que olvidar el esp�ritu que se convierte en aquellos a quienes Dios ha mostrado su misericordia al darles verdadera comprensi�n de lo que le conviene en el estado actual y quebrantado de la cristiandad.

�No es una de las cosas que m�s necesitamos mirar que el tono en el que usamos la verdad debe ser cada vez mayor? Cuanto m�s aprendemos de Dios, m�s debemos cultivar la humildad mental. Esto no implica que debas tener indecisi�n en tus convicciones, sino que junto con esto tengas un justo sentido de tu propia debilidad, y que est�s quebrantado en esp�ritu, recordando c�mo la gloria del Se�or ha sufrido por el fracaso de Su gente.

Era muy correcto, por lo tanto, que sintieran la d�bil condici�n de todos los que llevaban el nombre de Jehov� entre ellos. "�Qui�n queda de vosotros que haya visto esta casa en su primera gloria?" Sentimos cu�n bajo ha ca�do la iglesia y de d�nde tambi�n, pero no debemos desanimarnos. No hay ning�n elemento de Cristo en la desesperaci�n o la desconfianza. El Esp�ritu Santo nunca produce duda.

Como a veces hay una dificultad en las mentes acerca de lo que se llama la ruina de la iglesia, unas pocas palabras pueden estar bien sobre el presente estado quebrantado de las cosas entre los que invocan el nombre del Se�or.

Debemos tener presente la iglesia en dos puntos de vista: la iglesia o asamblea edificada por Cristo y edificada por el hombre, es decir, por sus siervos. La asamblea edificada por Cristo nunca falla. "Las puertas del infierno no prevalecer�n contra ella". Pero lo que ha sido construido por los siervos del Se�or siempre est� expuesto a ser da�ado por elementos m�s o menos in�tiles, si no peores.

Puede sufrir por la mundanalidad, la prisa, el descuido, los sentimientos carnales, mil cosas seg�n la naturaleza que se le permite actuar sin ser juzgado, y as� dejar los resultados para la verg�enza y la deshonra del Se�or.

Por eso encontramos entre los corintios que hab�a materiales de los que habla el ap�stol en tono de grave amonestaci�n. Han dejado entrar lo que no s�lo era in�til sino hasta corruptor: "madera, heno y hojarasca". S�, tambi�n podr�a haber un poder de profanaci�n con la mano de destrucci�n all�. El que edific� lo que no ten�a valor podr�a salvarse mientras su obra perec�a, pero el hombre que profan� o destruy� la casa de Dios, �l mismo ser�a destruido por el juicio de Dios.

Todo esto es donde los hombres son los constructores. As� vemos justificados los dos aspectos. Hay eso en la asamblea de Dios aqu� abajo que est� edificado de Cristo, y as� nunca falla, cuyas piedras son vivas, y en ning�n caso muertas. Por otro lado est� la mala mano de obra, el servicio m�s o menos descuidado, seg�n el caso, o malos hombres que hacen lo que les conviene, o buenos hombres que no est�n en todo guiados por Dios; y, en consecuencia, hay una acumulaci�n de material inferior que no tiene valor para Dios, lo que ensucia Su templo, y hasta el punto incurre en la acusaci�n de confusi�n, desorden y debilidad.

Es en el �ltimo punto de vista que vemos los manantiales de la ruina que pronto cubri� la iglesia. Estas cosas perecederas, "madera, heno y hojarasca", significan, creo, doctrina mal puesta o ligera que genera personas afines. Por lo tanto, f�cilmente podr�a significar ambos; son en primera instancia doctrinas apetecibles para la carne, y por lo tanto atractivas para personas en un estado carnal, tal vez inconversos o hombres naturales.

Algunos sin duda piensan que es un dicho dif�cil hablar de la iglesia en ruinas; pero porque asi? No hay acusaci�n de Dios sino s�lo del hombre. Dios llam� a Israel de Egipto; sin embargo, Israel se convirti� en una ruina. �Por qu�, entonces, deber�amos maravillarnos de que el gentil no haya continuado en su bondad? Compare Romanos 11:1-36 , donde podemos ver lo poco que el ap�stol podr�a sorprenderse ante tal problema.

El principio corre a trav�s de cada trato de Dios con el hombre. La criatura siempre falla, pero todo se vuelve para la gloria de Dios. Sin duda la iglesia, como Israel, existe, pero en un estado ruinoso. �No lo reconoce el protestante cuando piensa en el Papado? el romanista cuando mira el protestantismo? Los hombres rectos y espirituales la poseen sin reservas.

Todos estos no son m�s que casos de una verdad a�n m�s general. El primer hombre cay� y est� ca�do universalmente. Pero hay otro gran hecho: el segundo hombre ha resucitado de entre los muertos y ha comenzado una nueva creaci�n que nunca perecer� ni fallar�. As�, el mismo principio se aplica a lo largo y ancho; como siempre; en cuanto tocamos la responsabilidad del hombre, vemos ruina y confusi�n.

Todo el mundo lo siente; toda persona piadosamente inteligente lo reconoce, aunque no est� acostumbrado a la expresi�n, y sienta dificultad, temiendo que pueda comprometer la gracia y la fidelidad de Dios.

Imposible amar a Cristo ya la iglesia sin gemir. Sin duda, podr�a nombrar f�cilmente a un conocido alto l�der de la iglesia que, como un hombre piadoso, se lamenta por el estado actual de la iglesia. Lo tomo como ocupando una zona eclesi�sticamente muy alejada de la de la mayor�a de nosotros aqu� presentes. Sin embargo, as� como no podemos dudar de la verdadera piedad all�, tambi�n un coraz�n que ama a Cristo ya los que son de Cristo. Ahora bien, es imposible tener estos afectos divinos de la nueva naturaleza sin sentir que el presente estado de cosas es contrario a la gloria de Cristo.

Confieso que tengo incomparablemente m�s simpat�a por el gemido de tal hombre que por otros que pregonan el progreso del cristianismo en el siglo diecinueve y ven los triunfos del milenio como el fruto del trabajo de la iglesia. �C�mo compadecerse de tal insensibilidad ante la deshonra real hecha al Se�or? Es realmente, aunque inconscientemente, hacerle el juego a Satan�s.

En cuanto a la seguridad consoladora por medio del profeta del Esp�ritu Santo estando con los jud�os como en el d�a en que fueron sacados de Egipto, debemos recordar que el poder de Jehov� est� en todo lo bueno obrado por el Esp�ritu. �l es quien siempre dio energ�a en el hombre, ya sea en Israel o en la iglesia, en el hombre, en la creaci�n o en cualquier otra cosa. La energ�a es siempre del Esp�ritu, y por eso dice: "A�n ahora esfu�rzate, oh Zorobabel, dice Jehov�; y esfu�rzate, oh Josu�, hijo de Josedec, el sumo sacerdote; y esfu�rzate, pueblo todo de la tierra.

, dice Jehov�, y obrad, porque yo estoy con vosotros, dice Jehov� de los ej�rcitos: conforme a la palabra que hice con vosotros cuando salisteis de Egipto, as� mi esp�ritu permanecer� entre vosotros.

"No es el Esp�ritu dado en el poder especial, menos a�n la presencia personal, concedida cuando Cristo subi� al cielo y la iglesia se estaba formando en la tierra; pero de la manera en que �l hab�a obrado primero en Israel, as� quisiera �l en la gracia incluso despu�s del cautiverio en Babilonia.

Esto no fue meramente por Hageo habl�ndoles, sino por Su operaci�n misericordiosa tambi�n al fortalecer al remanente que necesitaba la palabra de Jehov�. Estaba listo para bendecirlos de nuevo; pero, por supuesto, s�lo de tal manera que se adaptara a los tratos de Dios en ese momento, es decir, seg�n un patr�n y medida jud�os. Lo adicional no es como algunos suponen la distinci�n en Juan 14:1-31 , donde el Se�or habla del Esp�ritu no s�lo morando con ellos, sino estando �en ellos.

"Deb�a morar con ellos, en lugar de irse como Jes�s; y no deb�a estar meramente con ellos sino en ellos, despu�s de haber sido dado en la nueva forma en que el cristiano lo conoce. Tan �ntimamente se identifica el Esp�ritu de Dios con todos nuestros asuntos seg�n Cristo. Cualesquiera que sean los privilegios y poderes que se conoc�an desde la antig�edad, Su presencia personal no era ni pod�a ser, como el Se�or nos lo hace saber, hasta que �l regres� al cielo despu�s de Su muerte y resurrecci�n. Desde entonces se convierte para nosotros en una nueva poder de comuni�n con el Padre y con Su Hijo.Tambi�n hay m�s de un car�cter celestial.

Pero el Esp�ritu de Dios estaba con los jud�os de manera adecuada a la dispensaci�n terrenal que ten�an bajo la ley, y de acuerdo con su condici�n de naci�n en la carne. Con nosotros est� y act�a adecuadamente para la gloria de Dios al exaltar a Cristo en el cielo; y �l est� en nosotros seg�n la eficacia de la redenci�n. �l no pod�a estar en nosotros hasta que todo lo que era de nosotros hubiera sido completamente anulado ante Dios. Por lo tanto, existe lo que es absolutamente nuevo, mientras que un car�cter superior se adhiere a lo que permanece af�n a lo que pose�an de anta�o.

Pero como en Juan 14:1-31 hay dos elementos principales de consuelo la presencia del Esp�ritu y la venida del Se�or Jes�s; as� que aqu� tenemos la permanencia de la acci�n del Esp�ritu en el remanente m�s d�bil de Israel, y luego el d�a de Jehov�, cuando su Salvador Dios se revela a Su pueblo que espera.

"Porque as� ha dicho Jehov� de los ej�rcitos: De aqu� a poco yo har� temblar los cielos y la tierra, el mar y la tierra seca." La analog�a es grande a lo largo de esta profec�a de principio a fin con lo que tenemos ahora en Cristo para el cielo. "Y har� temblar a todas las naciones, y vendr� el Deseado de todas las naciones".

Despu�s de una madura consideraci�n e investigaci�n, no puedo dudar de que esta frase, "el deseo de todas las naciones", apunta al Mes�as. Hay dificultades al respecto, tanto que una persona culta en la Convocatoria el otro d�a neg� su referencia a algo por el estilo. Esto me parece m�s temerario que sabio. �Cu�n a menudo traicionamos el estado de nuestras propias mentes y corazones por nuestros juicios de las Escrituras! Cuando estamos espiritualmente en una condici�n baja, sin tener ante nosotros el objeto de Dios, somos propensos a preferir una interpretaci�n m�s humana y, en consecuencia, m�s incorrecta de la palabra de Dios; estaremos satisfechos con su aplicaci�n m�s baja, y usaremos esto para negar lo que es incomparablemente m�s importante y completo.

La verdad es que el Se�or Jes�s, el Mes�as, es el objeto constante del Esp�ritu Santo donde �l habla de cualquier objeto u oficio supremamente excelente, sin importar su forma o naturaleza. Si es un gran sacerdote, profeta o rey; si es Salvador, conquistador o juez) siempre Aquel a quien el Esp�ritu Santo contempla de principio a fin es Cristo; y ser� lo mismo con nuestra interpretaci�n, donde el Esp�ritu Santo identifica nuestros afectos espirituales con Cristo, y forma nuestra mente de acuerdo con los prop�sitos y caminos de Dios.

As�, de hecho, el Esp�ritu de Cristo es caracter�stico del cristiano. Seguramente �l de todos los hombres deber�a ser el primero en ver esto a trav�s de la palabra escrita. As� entre los ap�stoles encontramos constantemente en Pablo, pero de hecho pertenece al Nuevo Testamento en general, esta viveza de olor en el temor del Se�or, que ve a Cristo en todas partes.

Entonces no me paro sobre la base de que "el deseo de todas las naciones" es generalmente aceptado como el Mes�as. Tal ha sido la interpretaci�n antigua y prevaleciente, aunque algunos, especialmente en los tiempos modernos, se han esforzado por arrojar dudas sobre ella. Los seguidores ingleses han captado las cavilaciones de los cr�ticos alemanes y las han repetido, sin saber que la mayor�a de estas dudas han sido expresadas por los de�stas de anta�o.

La mayor�a de las teor�as esc�pticas de la tierra de Lutero en la actualidad son la reproducci�n de lo que Inglaterra arroj� como un trapo sucio en el siglo XVII. Los ingleses no lo aceptar�an entonces; entr� en Alemania; y ahora ha regresado decorado con una buena muestra de erudici�n despu�s de un nuevo patr�n, pero solo el material antiguo despu�s de todo.

Es una pregunta justa en qu� sentido el Mes�as podr�a ser el deseo de todas las naciones o gentiles. No parece que deba decirse que �l es subjetivamente su deseo; pero objetivamente �l es, y alg�n d�a ser� reconocido como, el precioso tesoro de todas las naciones; porque en verdad en el pasado o en el presente, �cu�les de ellos lo han apreciado como deben? �l no es solo la esperanza de Israel, sino que ser� el medio de verdadera riqueza y bendici�n para todas las dem�s naciones.

Nunca podr� haber la plena felicidad del mundo hasta que �l venga. En s� misma no veo m�s dificultad en tal frase que en la expresi�n af�n dicha de los jud�os en Malaqu�as 3:1 : "El Se�or, a quien busc�is, vendr� de repente a su templo, el mensajero del pacto, a quien vosotros busc�is". deleitarse". Ambos han estado lejos de sentir como les correspond�a el valor de Jes�s. Pero el d�a se apresura para ambos, por tremenda que sea la hora oscura que se avecina.

En cuanto a la gram�tica, es una frase peculiar en hebreo, donde el sujeto* es un sustantivo femenino singular, el predicado es un plural masculino. Algunos suponen lo que se llama un zeugma con ha'goim . Pero explique como podamos la falta de concordia, ni los jud�os antiguos ni los posteriores fueron disuadidos por la construcci�n de suponer que el Mes�as pretend�a. As� Et. Ahika (en Sanh. cap. 135 )).

Parkhurst y Lee lo toman de manera similar, como lo hizo Jerome en la Vulgata. Si uno lo expresa as�: "Y el deseo de todas las naciones, vendr�n", el lector ingl�s puede comprender mejor la dureza involucrada. La septuaginta da "las cosas de elecci�n de todas las naciones que vendr�n", lo que puede recordarnos su extra�a representaci�n de G�nesis 49:10 49:10: ??? ??? ???? ?? ?????????? ???? ??? ????? ????endo ? ? ?????, � "Hasta all� las cosas que ven�an las cosas de las cosas que ven�an de all� para las cosas de las cosas que ven�an de all� para las cosas que ven�an de all� para las cosas que vengan all� para las cosas que est�n de all� para las cosas que est�n las cosas de all� para las cosas que vengan all� para las cosas de all�" hasta all� "hasta all�" hasta all� "hasta all�". �l, y �l [es] la expectativa de las naciones.

Casi se responde con "la belleza de todos los paganos" de Hengstenberg, si no con "la m�s hermosa de todas las personas" de Ewald. Algunos lo han tomado como "todos los gentiles vendr�n con sus delicias", otros como "vendr�n a, " etc., es decir, Jerusal�n; pero creo que bien podemos descartarlos por poseer poco derecho a la atenci�n general y por demostrar apenas m�s que la dificultad de la construcci�n.

Y en cuanto a la versi�n "cosas costosas o preciosas", ya sea que la tomemos, como ser�a m�s natural, para el templo jud�o de los paganos, o como otros lo hacen como contribuciones a la iglesia, me sorprende que cualquier cristiano dude en juzgando que tal significado no puede ser el verdadero. El Dr. Davidson tiene bastante raz�n al rechazar el "vendr�n al deseo de todas las naciones" de Stonard y el " con el deseo de todas las naciones" de D. Kimchi , o incluso el de Henderson "vendr�n las cosas deseadas por todas las naciones", que es decir, las bendiciones del evangelio.

*En Daniel 11:37 , "deseo de las mujeres" claramente significa el Mes�as. Gesenius admite alguna deidad, "flagitante contextu intelligendum idolum � mulieribus Syris studiose cultum". El racionalismo siempre restringe y degrada.

� Agust�n escribi� mejor (De Civ. Dei, 18: 35), aunque vemos en �l el habitual alejamiento de la verdad. �l aplica la profec�a en parte al pasado, pero, por extra�o que parezca, aplica " veniet Desideratus cunctis gentibus " a Su segundo advenimiento solamente. A�n m�s expl�citamente razona m�s adelante (48), "Nam prius ejus adventus nondum erat desideratus omnibus gentibus. Non enim quem deberent desiderare, sciebant, in quem non crediderant". Jer�nimo est� igualmente decidido, aunque observando la Septuaginta, que el hebreo se�ala al Mes�as, aunque ve en las palabras solo su primera venida.

Pero la interpretaci�n del propio Dr. D., como sucede a menudo con los cr�ticos, no est� mejor fundada que las que �l rechaza, y resulta en un sentido completamente por debajo de los requisitos del verso. "La traducci�n correcta es (dice �l, iii. 316) la elecci�n de todas las naciones, es decir, las m�s nobles o las mejores de ellas vendr�n. Todas las naciones son representadas como temerosas de Dios, pero solo las mejores de ellas vendr�n a hacerlo. homenaje.

Quiz�s la LXX. tambi�n significaba esto". Ahora bien, es cierto que el sustantivo se usa con frecuencia en una construcci�n completamente diferente como un sustantivo calificativo y, por lo tanto, como un adjetivo virtual para el sentido. Por lo tanto, a menudo se traduce en tales casos como "agradable", "bueno, "etc. Pero en una construcci�n an�loga a la que tenemos ante nosotros, un significado tal como la elecci�n, es decir, lo m�s noble o lo mejor, es anular el uso hebreo, y dar�a en otros lugares, como me atrevo a decir aqu� tambi�n, una sentido ajeno e irreconciliable con el contexto.

As� , 1 Samuel 9:20 significa "todo el deseo de Israel". �La elecci�n� de Israel, es decir, la m�s noble o la mejor, no es en absoluto el pensamiento. Esto estaba lejos de ser el hecho en cuanto a Sa�l y toda la casa de su padre. Nuevamente, Daniel 11:37 , aunque, por supuesto, el Dr.

D. adopta la noci�n de que es Astart�, pero aun as� su versi�n de la misma construcci�n en Hageo me parece refutada por su visi�n de Daniel. Seguramente toda esta violencia hecha al lenguaje no es sin instrucci�n, y muestra que es m�s f�cil encontrar fallas en la versi�n actual de una cl�usula, sin duda peculiar, que sugerir una mejor.

La verdad es, como ser�a bueno agregar, que los jud�os usaban una palabra totalmente diferente cuando quer�an decir el m�s selecto de los objetos; y esto el Dr. D. sab�a; pues inmediatamente despu�s dice: "Tenemos un sin�nimo del sustantivo deseo en mibchar ( Isa�as 22:7 ; �xodo 15:4 .

) En este caso tambi�n el constructo estado deja de ser un adjetivo-descripci�n del �ltimo sustantivo, y requiere otro para tener sentido.� Ahora bien, no es correcto llamar a esto un sin�nimo, porque la verdadera noci�n es elecci�n, como en el primero . palabra es deseo, y estos de ninguna manera son intercambiables, aun cuando ambos puedan aplicarse a lo mismo, lo cual no siempre es posible, as� en G�nesis 23:6 , "en el deseo de nuestros sepulcros" ser�a una tonter�a o por lo menos no tendr�a sentido . el sentido pretendido, sino la elecci�n o lo mejor, y as� con cualquier otra aparici�n en la Biblia.

Por lo tanto, el Dr. D. est� tan equivocado como puede estarlo en tal caso. Si el lector compara Isa�as 22:7 con Zacar�as 7:14 , ver� que el uso idiom�tico de uno es el inverso del otro, siendo uno literalmente �la elecci�n de tus valles�, el otro �la tierra del deseo; " siendo as� invertido el estado constructivo en las dos frases.

Por lo tanto, el Dr. D. es prematuro al esperar que los "libros y sermones" dejen de identificar al Mes�as con el deseo de todas las naciones en este pasaje: ciertamente aquellos que los hacen pueden ser excusados ??hasta que motivos m�s importantes tomen el lugar del mal hebreo y como mala ex�gesis. En general, aunque la frase es peculiar y puede ser vaga, parece converger en el Mes�as.

Una ilustraci�n parcial se puede encontrar en Isa�as 11:1-16 , donde se describe al Mes�as: "En aquel d�a habr� una ra�z de Isa�, la cual estar� por pend�n del pueblo; a ella buscar�n los gentiles. " As� los gentiles ser�n entonces llevados a los pies de Jes�s. Estar�n, por as� decirlo, vestidos y sentados a los pies del verdadero Rey.

La dificultad se concede libremente. Parece haber una falta deliberada de t�rminos precisos; y podemos deducir de ello que no es necesariamente subjetivo. La fe personal da car�cter definitivo al objeto de la confianza. Cristo es el que realmente lo es ante Dios, y el que lo ser� poco a poco ante ellos; porque �l es en verdad sobria, por as� decirlo, la concentraci�n de todo lo que es bueno y precioso.

Por lo tanto, no hay dificultad para una mente espiritual al respecto. La dificultad es para los eruditos que quieren que todo sea formalmente regular; y cuando esto no es as�, parece que no lamentan aprovechar la ocasi�n para dejar fuera a Cristo. Ciertamente, este no es el camino de la fe, que se deleita en seguirle la pista aunque sea por razones sabias veladas por una temporada.

Adem�s, incluso cuando uno se aparta de Cristo a cualquiera de las alternativas, se hace mucha violencia. Las preposiciones son interpoladas injustificadamente por la mente, o se extrae un sentido muy indigno. Aun as�, la dificultad permanece m�s o menos en la frase misma, sin importar c�mo se pueda traducir, siendo el sujeto singular y femenino, y el predicado plural y masculino. La dificultad de la explicaci�n no destruye la versi�n, "vendr� el deseo de todas las naciones".

"Aunque la construcci�n parezca irregular, podemos estar seguros de que todo est� dise�ado. Todos los idiomas, incluidos los de los cl�sicos, admiten tanto el anacolutha como el griego del Apocalipsis; pero a menudo podemos ver la raz�n y debemos aprender". para concluir que siempre hay un motivo sagrado para ellos. Estoy persuadido de que nada m�s dar�a la fuerza tan bien, pero aun as� esa es la misma circunstancia que proporciona ocasi�n para la disputa.

Donde las personas no descansan en Cristo por la fe, encontrar�n abundancia para confundir sus mentes: si no la aprovechan, parecer�n llevados cautivos por una mera noci�n. Que hay aqu� una cierta indeterminaci�n en el objeto de deseo al que se han aferrado para eliminar a Cristo del pasaje. Y esto lo consideran una haza�a de cr�tica y una consecuencia de un discernimiento superior; mientras que s�lo prueba que est�n fuera de la corriente del testimonio del Esp�ritu, y no tienen o�dos para o�r.

La verdad es que no hay seguridad ni siquiera en la erudici�n m�s precisa y completa sin la ense�anza del Esp�ritu, si el tema son las Escrituras. Los traductores cristianos a menudo pueden fallar por ignorancia del idioma; pero nunca se puede confiar en absoluto en un erudito mundano, a pesar de su consumada habilidad ling��stica, debido a su necesaria falta de calificaciones a�n m�s profundas. No conoce a Dios ni a su Hijo, y por lo tanto no tiene la gu�a del Esp�ritu Santo en la inteligencia de la verdad.

El que destac� a Hageo 2:7 es probablemente el m�s erudito del banquillo de los prelados ingleses. No dudo de su capacidad de aprendizaje, ni de su honestidad. Sin embargo, el premio en juego y puesto en peligro para muchos por la temeridad de tales declaraciones es demasiado grande para cerrar los ojos y los labios, cuando aquellos que por su posici�n p�blica deber�an estar defendiendo celosamente la fe, en realidad practican la t�ctica de la incredulidad con tanto m�s oportunidad para la travesura.

Tampoco es que haya hecho ning�n intento serio de aclarar la verdad. La duda, bastante familiar en los escritos esc�pticos, fue arrojada en un discurso sobre la revisi�n de la Biblia en ingl�s. El Dr. T. fue, por supuesto, uno de los que apoy� la moci�n para la revisi�n de la Versi�n Autorizada, y este fue un caso particular del Antiguo Testamento aducido como ejemplo de la necesidad de una traducci�n enmendada.

Es bien sabido que hay pasajes impresos como escritura que no tienen un t�tulo real para estar en la Biblia, como los tres testigos celestiales, por ejemplo, en 1 Juan 5:1-21 . Esto tambi�n, creo, fue mencionado entonces; donde todo estudiante serio e imparcial estar�a de acuerdo con �l, porque solo el prejuicio ignorante acepta estos versos.

Los hombres versados ??en la evidencia diplom�tica del Nuevo Testamento saben que las mismas razones que exigen nuestra recepci�n de los escritos prof�ticos apost�licos en general nos obligan a rechazar esas cl�usulas como una interpolaci�n. Adem�s, estoy seguro de que internamente debilitan la verdad, y no ayudan sino que entorpecen el efecto de la luz plena sobre la verdad capital de la Trinidad. El testimonio en el cielo (�a qui�n y con qu� fin?) es una doctrina extra�a.

Una vez m�s, la fraseolog�a no tiene ejemplos en las Escrituras; nunca hay tal correlaci�n en ella como "El Padre y la Palabra". Cuando se habla del "Padre", o�mos hablar de "El Hijo", si se nombra en el mismo contexto; nunca de "El Padre y la Palabra". Porque esto no responde a "Padre", sino a "Dios". Dondequiera que las Escrituras traten estos t�rminos, los verdaderos correlatos son "Dios y el Verbo", o "El Padre y el Hijo"; nunca, como en la inserci�n espuria, "El Padre y el Verbo".

"No estoy razonando ahora sobre meras bases a priori ; porque si un pasaje viene con suficiente autoridad externa, ya sea que se entienda o no, me considero obligado a recibirlo. Donde haya evidencia de que fue originalmente dado y recibido como un documento inspirado con la autoridad de Dios, lo recibo sin disputa, duda o razonamiento, pero en este caso el hecho es que los �nicos manuscritos griegos conocidos que respaldan esta porci�n en particular resultan ser falsificaciones o sin valor debido a su falta de antig�edad.

No hay una copia griega antigua que contenga el pasaje. Por lo tanto, se omiti� muy apropiadamente en la traducci�n de la Biblia al alem�n por parte de Lutero, as� como tambi�n en los primeros Testamentos griegos editados por Erasmo. Que se introdujera posteriormente se debi� principalmente al clamor de los cat�licos romanos, que naturalmente estaban ansiosos de que se acreditara en griego, porque la Vulgata latina, con algunos testigos eclesi�sticos latinos, lo avala; y especialmente desde que el Concilio de Trento declar� que la versi�n latina era escritura aut�ntica.

En consecuencia, si la verdad nos obliga a renunciar a ella, su escritura aut�ntica est� gravemente equivocada. As�, los romanistas tienen un inter�s eclesi�stico palpable en apoyarlo, mientras que nadie m�s deber�a tenerlo. Pero este es un caso y una pregunta completamente diferente del que tenemos ante nosotros.

En cuanto al s�ptimo vers�culo de Hageo 2:1-23 *, se admite que existe una dificultad idiom�tica para cada traducci�n de la cl�usula traducida en nuestra Biblia "vendr� el Deseado de todas las naciones". La versi�n jud�a moderna, que generalmente es la de los racionalistas alemanes, no es m�s literal que la cristiana habitual.

Como ya he explicado, hay una peculiaridad independiente de cada versi�n e inherente a todas; pero creo que "el deseo, o el objeto del deseo, de todos los gentiles", es tan literal y, lo que es m�s importante, m�s verdadero, que se adapta mucho mejor a la grandeza del vers�culo que lo que algunos nos obligar�an , "las cosas preciosas", es decir, el oro y la plata, etc., que se nombran claramente despu�s.

Hay que tener en cuenta que la versi�n m�s literal no es necesariamente la m�s fiel o la mejor, sobre todo en un caso como �ste, donde se produce una irregularidad en la concordia, sin duda de especial �nfasis. La par�frasis caldea, o T�rgum de Jonat�n, aparentemente tiene el mismo sentido que nuestra Biblia en ingl�s.� El sir�aco es decididamente impreciso; el �rabe parece dar el mismo sentido que la Septuaginta.

*Uno podr�a haber esperado que el famoso Grotius fuera lo suficientemente libre para los manipuladores m�s libres de las escrituras. Pero lo usan cuando conviene, y descartan su juicio cuando su conciencia era demasiado fuerte para las aberraciones que desean. Este es su comentario sobre el pasaje: " Ubi venerit desiderium omnium gentium, id est, quem desiderare omnes gentes debent. Respicit ad verba Jacobi de Siloh, quae in ore erant Judaeis et vicinis gentibus, ut diximus ad Matth. ii. LXX. hic pluraliter legere twDmj cum Holem, eximia, ?? ???????, minus recte." (Crit. Sacr. Amst. tom. iv. 671.)

� Perm�tanme transcribir aqu� una larga nota cr�tica de Dathe, quien ciertamente era un hebra�sta m�s cuidadoso que la mayor�a, y demasiado dispuesto a rebajar el sentido pleno de las Escrituras. Pero aqu� su juicio fue s�lido y decididamente contra los que se oponen a la aplicaci�n mesi�nica. Doy a prop�sito las palabras iniciales, que son dignas de un racionalista. "Commotionem caeli et terrae, de qua in hac pericopa a versu 6-9.

sermo est, ego quidem cum Illustri Micha�lis explicandam putem de bellis Alexandri M. cum Persis. Etenim haec sententia cum aliis argumentis, tum inprimis ex versibus 22, 23, 24. plane probatur, ubi profeta idem vaticinium tertio die post primam ejus promulgationem repetit. Cf. Viri Illustris Par�frasis Epistolae ad Hebraeos, p�g. 379 ss. ubi ex instituto de hoc vaticinio diserit. Sed de verbis versus 7.

td'm]j, Wab;W �yI/Nh'AlK; aliter sentido. Explicat ea Vir Celeberrimus de donariis gentilium templo Hierosolymitano illatis, quod etiam ab aliis factum est, cum Judaeis, tum Christianis. At enim vero tantum abest ut per rationes grammaticas probari non posse putem vulgariorem illam de Messia in hoc templo quando apparituro sententiam, ut potius ita statuam de ea quam Vir Celeberriemus defendit. Etenim quam movet dificultad contra numerum pluralem verbi Wab; cui non conveniat nomen singularis numeri td'm]j, haec quidem facile removetur, si in memoriam revocemus Grammaticorum observem, quod in regimine duorum substantivorum verbum in numero nonnunquam posteriori respondeat, non priori, v.

C. 2 Samuel 10:9 , Job 15:20 . Sed haud scio, an Vir Celeberrimus aeque facile probare possit, verbum Wabvenient idem esse quod afferentur. Verbum Wabiderium gentium, he ex Hebraismo gent ibus desiderabilis et expectandus, eodem sensu, quo a Jacobo G�nesis 49:10 .

Obedientia gentium dicitur. Atque miror, Virum Celeberrimum hoc non vidisse (p�g. 387) cum g entium commotionem paullo ante (p�g. 385) explicasset de conversione gentilium ad religionem Judaicam, quae cum notitia Messiae Judaeis expectandi non poterat non esse conjuncta. Equidem fator, versum octavam favere explicationi de donarius templo inferendis, attamen eam non necessariam facit.

Possunt enim illa verba sic quoque accipi, ut Deus neget, sibi in aede sua ornamentis ex auro vel argento opus esse, (quemadmodum de sacrificiis simile quid dixit Salmo 50:10 ,) atque tamen vel illis ornamentis deficientibus majorem futurum esse posterioris templi splendorem, quam prioris. Non contemnendum argumentum pro hac explicatione in esse putem ultimis ejusdem versus verbis.

�/l�; �Tea, hw,h' �/qMib'W Constat enim ex historia, quantopere Judaei in istis bellis et regnorum eversionibus afflicti fuerint; ex quo satis probabiliter concluditur, Prophetam intelligere pacem, non tam corporalem quam potius spiritualem, a Messia omnis pacis et salutis auctore afferendam." (Proph. Min. ex rec., etc. a JA Dathio, Halae, 1773) Es claro que si el Prof. D. hubiera visto la venida futura y el reino de Cristo como su �nico significado completo (como lo determina Hebreos 12:1-29 ) el vers�culo 8, lejos de presentar una dificultad, solo encaja con el car�cter de esa era venidera (comparar Isa�as 59:20-21 ; Isa�as 60:1-7) en contraste con el llamado actual de los cristianos mientras llega la hora en que no se trata ni de la monta�a ni de Jerusal�n, sino de los verdaderos adoradores que adoran al Padre en esp�ritu y en verdad; porque el Padre busca a los tales para que le adoren.

El Dr. Davidson (OT Introd iii 316) nos dice que "Dathe cree que Micha�lis ha probado Wab; puede traducirse correctamente afferentur, y en una nota se refiere a su nota, p. 230, tercera edici�n". Al no tener esa edici�n, no puedo verificar lo que es posible: si es as�, solo ser�a una prueba de cu�n f�cil es para algunos hombres cambiar de opini�n sobre puntos serios. En su primera edici�n, como ve mi lector, no da malas razones para demostrar que Micha�lis est� equivocado.

Este es siempre el caso donde hay un objeto ante nosotros diferente del divino: la verdadera fuerza de la escritura se pierde. La �nica forma de recibir las Escrituras es simplemente recibir como un ni�o lo que Dios dice, y tratar de entenderlo por fe; mientras que si estamos pose�dos por una teor�a, distorsiona la mente antes de comenzar y estamos seguros de perder, si no de pervertir, la palabra de Dios. "Har� temblar a todas las naciones.

No se trata aqu�, obs�rvese, de la predicaci�n del evangelio a todas las naciones, ni de ning�n tipo de car�cter eclesi�stico. Por lo tanto, no se trata de la primera venida del Se�or, sino del tema prominente de la profec�a, a saber, la venida de Jehov� Mes�as en Su reino.Entonces �l estremecer� a todas las naciones, y no s�lo a �stas, sino a la tierra y aun a los cielos.Nada puede ser m�s claro que el sentido y el alcance.

�l hace temblar los cielos y la tierra y el mar y la tierra seca. Ahora bien, esta es la misma escritura a la que Pablo se refiere como incumplida en Hebreos 12:1-29 "La voz de quien entonces hizo temblar la tierra; pero ahora ha prometido, diciendo: Una vez m�s har� temblar no s�lo la tierra, sino tambi�n el cielo". Y esta palabra, Una vez m�s, significa la eliminaci�n de las cosas que se mueven, como de las cosas que se hacen, para que las cosas que no se pueden mover permanezcan.

As� todos pueden entender que Jehov� llenar� de gloria la casa. Los grandes p�rticos de Herodes en el atrio exterior, y cualquier ofrenda de oro y plata en sus d�as, no alcanzan en absoluto a esta promesa, aunque tales accesorios no se mencionaran expresamente. y aparte. Que el templo antes de Cristo alguna vez se acerc� al de Salom�n en esplendor interno, o en algo m�s que en tama�o, no hay raz�n para creer. El de Zorobabel exced�a al de Salom�n, y el de Herodes era mucho mayor que el de Zorobabel.

Sin embargo, incluso los jud�os sintieron que, por no hablar de su suntuosidad, "la gloria anterior de esta casa" consist�a en su posesi�n del Urim y Tumim, el arca, las tablas escritas por el dedo de Dios y la gloria visible. Decir el Esp�ritu es un olvido corregido por la declaraci�n expresa del profeta en el contexto inmediato. Adem�s, la vara de Aar�n y la olla de man� desaparecieron del arca.

Cuando se levant� el templo de Salom�n, no se encontraron; caracterizan el estado del desierto, no el reino de la gloria. Pero la ley a�n moraba en el arca, el gobierno del reino tanto antes como cuando vino. Entonces, �qu� podr�a m�s que compensar su deficiencia real en todos estos aspectos? Se excluyen todos los sentidos excepto uno. Debe entenderse la promesa que envuelve todas las promesas de bendici�n, cualquiera que sea el servicio preciso preferido, o la soluci�n de la frase original.

Entonces, nada puede ser m�s claro que las inferencias necesarias. El Se�or viene, y entonces har� temblar el universo, no s�lo la parte terrenal, sino todo �l, incluidos los cielos. Este no fue el caso ni siquiera en el caos anterior a la creaci�n de Ad�n. ( G�nesis 1:2 ) Pero, adem�s, har� temblar a todas las naciones. No es, por tanto, lo que se llama "el fin del mundo", por lo que se entiende la disoluci�n de todos ante el juicio del gran trono blanco.

Porque hay naciones reconocidas que a�n viven en la tierra, aunque est�n sacudidas. "Y vendr� el Deseado de todas las naciones, y llenar� de gloria esta casa, ha dicho Jehov� de los ej�rcitos". Claramente por lo tanto no es la destrucci�n del universo. Es el amanecer del tiempo bendito por el cual toda la creaci�n gime pero espera, y todas las naciones entonces tendr�n el objeto de deseo prometido en quien iban a ser bendecidos y a�n deben confiar.

( G�nesis 12:1-20 , Isa�as 11:1-16 ) Entonces entender�n Su preciosidad. Tanto ellos como los jud�os lo han despreciado, pero entonces vendr� �l, la concentraci�n, s�, a la vez el dador y el que atrae, de todo lo que es deseable.

M�a es la plata, y m�o es el oro, ha dicho Jehov� de los ej�rcitos. �l saca a la gloria de Dios lo que la gente m�s valora; pero �qu� hay de todo lo que es de Jehov� y entonces se sentir� como tal en comparaci�n con la gloria?

Sin embargo, el vers�culo 9 parece estar mal dado en muchas versiones, tanto antiguas como modernas, y por la nuestra entre las dem�s. Porque la unidad de la casa de Jehov�* se olvida y se destruye, y por supuesto el verdadero punto de comparaci�n perdi� otro estado de la misma casa en un d�a posterior cuando Jehov� dar�a paz en este lugar. La versi�n griega, por ser la m�s antigua, por lo que en esto me parece la m�s correcta; y el �rabe, hasta donde puedo juzgar, lo apoya: tambi�n lo hacen algunos de los cr�ticos alemanes como De Wette, Hitzig, Maurer y Ewald.

Esdras 3:12 no determina nada en cuanto a Hageo 2:9 ; aunque sea de gran importancia moral, no hay conexi�n entre las dos escrituras. Nadie duda del hecho de dos si no tres casas; pero el Esp�ritu identifica cuidadosamente toda la casa, como queda claro en Hageo 2:3 .

Ahora bien, este no habr�a sido un mal ejemplo para aquellos dispuestos a pedir una enmienda. Es melanc�lico pensar con qu� frecuencia reaparecen en la cr�tica los mismos rasgos que en la moral: hombres haciendo lo que no deben y omitiendo hacer lo que deben. En ambos aspectos se han equivocado tanto como ha sido posible. De hecho, le han robado al pasaje su luz m�s brillante y su verdadero poder al negar a Cristo en el vers�culo 7; y no han podido eliminar una mancha que oscurece la belleza y la conexi�n del argumento del vers�culo 9.

Que pesen Esdras 5:11-13 , donde, como observ� Secker hace mucho tiempo, la casa que fue construida, destruida y reconstruida, se trata como la misma casa. Compare 2 Tesalonicenses 2:4 : es "el templo de Dios" de principio a fin.

*Aqu� mostrar� cu�n avergonzado estaba un difunto hombre piadoso y erudito por no observar (o m�s bien el malentendido com�n producido por) la mala interpretaci�n del vers�culo 9. Hace unos cuarenta a�os, el Sr. TP Platt, el eminente erudito et�ope, public� "Pensamientos sobre ciertas Profec�as del Antiguo Testamento interpretadas en el Nuevo Testamento, y sobre algunos Errores Generales de los Int�rpretes de la Escritura". En oposici�n a la escuela m�stica, que reduce las mentes a la misma incertidumbre que la escuela racionalista, el Sr.

Platt muestra que el Esp�ritu proporciona en el Nuevo Testamento la interpretaci�n de muchas profec�as contenidas en el Antiguo, y as� busca se�alar una ayuda segura para el investigador piadoso. Al examinar cuatro pasajes ( Isa�as 25:6-9 comparado con 1 Cor. 15:54; Isa�as 59:20 comparado con Romanos 11:25 , Jeremias 31:34-40 comparado con Hebreos 8:7-12 , y Hageo 2:6-9 comparado con Hebreos 12:18hasta el final), menciona entre otras perplejidades esto, "la menci�n hecha de 'ESTA casa', 'ESTA �ltima casa', la casa que estaba en pie en los d�as de Hageo, en la cual ciertamente no parece que las riquezas de todos naciones [pues �l estaba dispuesto a pensar que tal podr�a ser el significado de la frase impugnada en el vers�culo 7] jam�s fueron tra�das. Confieso que no puedo deshacerme de esta dificultad".

Pero es evidente a partir de la explicaci�n dada anteriormente, y de hecho sin esto para cualquiera que lea con atenci�n la profec�a misma, una vez que se se�ala all�, que el Esp�ritu ve la casa como una sola de principio a fin. Tambi�n puede llamar la atenci�n en otro lugar a la forma m�s antigua bajo Salom�n, a la etapa posterior al cautiverio, a la de Herodes, y finalmente a la de los �ltimos d�as, por no hablar de que tenemos que distinguir incluso entonces entre esa fase cuando all� se sentar� el Anticristo u hombre de pecado, y cuando, despu�s de su (y probablemente su) destrucci�n, habr� un estado final y muy diferente, por cuanto el ideal como dicen los hombres de Ezequiel 40:1-49 ; Ezequiel 41:1-26 ; Ezequiel 42:1-20 ser� entonces realizado por primera vez. Pero aqu� se habla de Todos como "esta casa".

Por lo tanto, uno puede aprender cu�n precarios son muchos de los argumentos comunes dirigidos a los jud�os, basados ??en la suposici�n de que el vers�culo 9 ense�a la venida del Mes�as antes de la destrucci�n del segundo templo. Daniel 9:1-27 va mucho m�s precisamente a una conclusi�n similar; pero como se expresa enf�ticamente esta casa, es un error poner �nfasis en una segunda casa, donde hemos visto que el objeto es continuar con la idea de la casa hasta que est� llena de la gloria de Jehov� despu�s de la segunda aparici�n del Caballero.

Tampoco hay ninguna fuerza en esforzarse "todav�a un poco" con este fin: porque, como es bien sabido, en el Antiguo Testamento como en el Nuevo, la profec�a no muestra un descanso real antes de ese d�a. Dos mil a�os parecen largos; pero no ser� as� cuando se mire hacia atr�s desde la gloria de Dios. �Y c�mo puede un hombre de mente sobria* realmente pensar que el estremecimiento del universo, o de todas las naciones, concuerda solo con el primer advenimiento, incluso si no tuvi�ramos la aplicaci�n de Hebreos 12:1-29 para fijarlo al segundo ? ? Sin duda, los mismos jud�os son tan culpables como cualquiera por hablar tanto de la segunda casa y no entender el mensaje divino; y su forma de dar cuenta de su superioridad sobre la primera (como e.

gramo. dura unos a�os m�s; o debido a la visita de Alejandro Magno, o debido a los regalos de los gentiles durante los tiempos de los asmoneos, o por la reedificaci�n de Herodes) son verdaderamente dignos de l�stima. As� tambi�n el esfuerzo de Abarbanel por escapar creando, a fuerza de cambiar la puntuaci�n y asegurar el �nfasis, una tercera casa para que el Mes�as la llene con una gloria que exceder� no s�lo a la de Zorobabel sino a la de Salom�n.

Es evidente que esto no es m�s que un ingenio enga�oso, exagerando en una tercera casa la deducci�n ordinaria de una segunda del vers�culo 9, y torci�ndola, as� exagerada, contra el uso que los cristianos generalmente le dan.

* No puedo caracterizar as� un comentario como el de C. a Lapide sobre el lugar, que primero enumera once casos de conmoci�n en el cielo, luego ocho en la tierra, luego cuatro en el mar, con tres causas para todos, y finalmente un general declaraci�n de movimiento entre las naciones. Jer�nimo, es cierto (Comm. in loc.), hab�a escrito de manera similar en la antig�edad; pero no as� Teodoreto, que lo toma como una predicci�n de Gog y Magog, a punto de perecer por una matanza mutua, y dejar sus tesoros a los constructores del templo. No es de extra�ar que aquellos que siguen gu�as tan toscas y contradictorias caigan en el error o el escepticismo.

� Es curioso que C. a Lapide, aunque tan suelto al principio y al final como la mayor�a de los dem�s al discutir el vers�culo 9, hace algunos buenos comentarios que se corrigen a s� mismo sobre esto sin pretenderlo. "?? hariscon propri� non referre Habbait , id est, domum, sed kebod , id est, gloriam. unde septuag. desert� vertunt, ????? ?????? ????? ? ???? ??? ???? ? ? ?ribreroando prima _

Loquitur enim de templo Salomonis et Zorobabelis quasi de una et eadem Dei domo: quia una alteri exitit, eidemque loco inaedificata est; ac ei dicit, quod gloria posterior, put� domus Zorobabelis, sit futura major gloria priori, puta domus Salomonis. Et hoc ad punctum respondet querulis Judaeorum verbis Hebraicis vers 4. Quis est qui vidit, etc., domum istam in gioria sua prima? cuasi dicato.

�Quis vidit gloriam priorem prioris templi Salomonici? nonne dolet et gemit, quod haec posterior gloria domus posterioris longe illi sit impar? At sumat animos: ego enim promitto me facturum, ut gloria posterior priorem superet. Itaque articulus he hic iteratur, quia propri� non respicit bait , id est, domum, sed kebod , id est gloriam, quae major futura erat posterior quam prior, etc.

Entonces, el significado claro del vers�culo 9 es que "la gloria postrera de esta casa ser� mayor que la primera, ha dicho Jehov� de los ej�rcitos; y yo dar� paz en este lugar, ha dicho Jehov� de los ej�rcitos". La casa de Dios tiene una unidad en la mente del Esp�ritu, y esto ser�a un gran consuelo para todo jud�o reflexivo que de otro modo se sentir�a abatido. Despu�s podr�a ser derribado y reconstruido, y luego incendiado, o destinado a un uso completamente diferente en manos del enemigo; seguramente volver� a los jud�os una vez m�s, y una vez m�s ser� profanado tan mal o peor que nunca.

Pero " esta casa" permanece en Su mente, y �l la reconocer� como Su casa para siempre cuando habite en medio de Su pueblo, redimido y establecido all�, para nunca m�s apartarse de �l ni ser m�s dispersado.

Para m�, lo confieso, la idea de la casa vista como una y la misma no s�lo es diferente, sino, como siempre lo es la verdad, una concepci�n mucho m�s noble. Adem�s, mantiene mucho m�s el sentido de responsabilidad moral, as� como la estabilidad, entre los cambios de los jud�os, del prop�sito de Dios. "La gloria postrera de esta casa ser� mayor que la primera, ha dicho Jehov� de los ej�rcitos".

La interpretaci�n ordinaria no s�lo es m�s d�bil, sino tambi�n confusa; porque da la idea de que ahora o�mos de una casa, ahora de dos; la versi�n verdadera hace que el vers�culo 9 armonice completamente con el vers�culo 3.

La expresi�n, "esta casa", mantiene su unidad; y una vez que hemos comprendido la conexi�n, sentimos cu�n incongruente, por decir lo menos, es leer: "La gloria de esta �ltima casa". El equilibrio se restablece inmediatamente cuando escuchamos al profeta decir: "La gloria postrera de esta casa ser� mayor que la primera... y en este lugar dar� paz". Es la misma casa en la mente de Dios, ya que es el mismo lugar.

Que sea profanado, o incluso arrasado hasta sus cimientos y construido una y otra vez, aun as� conserva el car�cter de unidad que el Esp�ritu inspirador imprime en �l. "Y en este lugar dar� paz". As� ser� en aquel d�a. Las naciones no aprender�n m�s la guerra. Todos los que queden entonces de todas las naciones subir�n a rendirle homenaje en esa casa de oraci�n para todas las naciones, despu�s de que �l haya hecho temblar no s�lo la tierra sino tambi�n los cielos.

�l hizo la paz en Su primera venida, �l dar� la paz en Su segunda. Porque a la verdad le conocemos mientras est� en los cielos, y sabemos que �l es nuestra paz. Adem�s, como dice Zacar�as, "Hablar� paz a las naciones y su dominio ser� de mar a mar, y desde el r�o hasta los confines de la tierra".

Apenas hay un aspecto m�s frecuente o m�s deleitable del reino que esta paz universal que �l, el Rey, reinando en justicia, establecer� en todo el mundo hasta el fin, cuando entregar� el reino a Dios, el Padre. Hay una conexi�n evidente con Miqueas 5:1-15 que ya hemos discutido.

"Este var�n ser� la paz cuando venga el asirio", donde tambi�n podemos ver c�mo Jehov� Mes�as se engrandece en Jacob, y hace que Su pueblo sea como le�n para sofocar la rebeli�n sin esperanza de escape, y como roc�o de lluvias de bendiciones y refrescantes en medio de muchos pueblos. Verdaderamente El ser� el deseo de todas las naciones en aquel d�a.

Luego viene otro mensaje (vers�culos 10-19), pero aqu� una instrucci�n moral; y somos m�s capaces de juzgar lo que es moral cuando tenemos al Se�or mismo delante de nosotros. Esto se ha hecho como creo en los vers�culos anteriores; sigue otra amonestaci�n, pero sana: "El d�a veinticuatro del mes noveno, en el a�o segundo de Dar�o, vino palabra de Jehov� por medio del profeta Hageo, diciendo: As� ha dicho Jehov� de los ej�rcitos: Preguntad ahora a los sacerdotes acerca de la ley , diciendo: Si alguno lleva carne santificada en el borde de su manto, y con su falda toca pan, o potaje, o vino, o aceite, o cualquier otra carne, �ser� santo? Por supuesto, los sacerdotes respondieron con verdad cuando dijeron "No.

"El que es santo no imparte santidad a ninguna otra cosa. "Entonces dijo Hageo: Si alguien que es inmundo por un cuerpo muerto toca cualquiera de estos, �ser� inmundo?" La respuesta no fue menos precisa en la afirmativa. El que es contaminado comunica contaminaci�n ". Y los sacerdotes respondieron y dijeron: Ser� inmundo. Entonces respondi� Ageo, y dijo: As� es este pueblo, y as� es esta naci�n delante de m�, dice Jehov�; y as� es toda obra de sus manos; y lo que ofrecen en �l es inmundo.

"Al igual que con la condici�n inmunda de un hombre, as� la naci�n de Israel profanaba todo lo que tomaba. Todas las obras y ofrendas son inmundas. Debe haber limpieza personal antes de que uno pueda actuar u ofrecer correctamente.

�Qui�n puede dejar de ver que esto es m�s aplicable a la actualidad? La noci�n com�n es que puedes limpiar el mundo entrando en �l y asoci�ndote con �l; en lugar de lo cual no puedes dejar de contaminarte t� mismo. La instrucci�n para el cristiano ahora es limpiarse de toda vasija de deshonra, y seguir la justicia y la paz con aquellos que invocan al Se�or con un coraz�n puro.

No hay palabra m�s saludable para el cristiano en la actual confusi�n de la cristiandad. Ah� tenemos todo tipo de trampas y pruebas, tanto las negativas como las positivas. Negativamente estamos obligados a separarnos de lo que deshonra al Se�or. Positivamente estamos obligados a seguir lo que es bueno, seg�n Su voluntad, con aquellos que tienen Su gloria y Su voluntad en el coraz�n. El aislamiento est� mal; pero separarse de lo que es malo a los ojos del Se�or es un deber imperativo del cristiano separarse para unirse seg�n la palabra de Dios con los que le invocan con un coraz�n puro.

La noci�n de este d�a de que puedes beneficiarte o corregir lo que es malo por asociaci�n con �l no es solo una falacia que debe terminar en desilusi�n si no en arrastrarte a donde no crees; pero en s� mismo el principio es realmente nada menos que una renuncia a Dios. Es un abandono pr�ctico de su santidad y de nuestra obligaci�n de andar como anduvo Cristo, bajo el pretexto de hacer el bien. �Qu� m�s ruinoso?

Junto con esto, el profeta los llama nuevamente a mirar los caminos de Dios. �Y ahora, os ruego que consider�is desde este d�a en adelante, desde antes que se pusiera piedra sobre piedra en el templo de Jehov�: desde aquellos d�as, cuando se llegaba a un mont�n de veinte medidas, no eran m�s que diez; cuando vino uno al lagar para sacar cincuenta vasijas del lagar, no eran m�s que veinte. Os her� con tiz�n, con a�ublo y con granizo en todo el trabajo de vuestras manos, pero no os volvisteis a m�, dice Jehov�.

Considerad ahora desde este d�a en adelante, desde el d�a veinticuatro del noveno mes, desde el d�a en que se echaron los cimientos del templo de Jehov�, consideradlo. �Ya est� la semilla en el granero? y aun la vid, la higuera, el granado y el olivo no han dado fruto; desde este d�a os bendecir�.

Ahora el Se�or los desaf�a a ver cu�n fiel ser� �l a Su propia palabra. �Y los disc�pulos no lo encontraron as� en la antig�edad? No puede haber un hecho m�s marcado que esta la bendici�n que Dios les ha dado hasta ahora superando lo que sus mayores pensamientos buscaban. Algunos de nosotros podemos haberlo probado en el trato espiritual de Dios con nosotros. Basta, si podemos referirnos a nuestra propia experiencia en un asunto que, al fin y al cabo, es importante tanto para nosotros como para los dem�s.

Solo el amor de Cristo da todo lo que puede haber de santa obediencia, ya que de hecho solo �l es su fuente y �nico estandarte completo y regla en la espera de Su regreso. Para muchos era simplemente una cuesti�n pr�ctica de hacer la voluntad de Dios y, por lo tanto, un deber fijo de mantenerse alejado de lo que deshonra al Se�or; pero �qui�n esper� alguna vez, como �l ha dado desde entonces, la apertura de Su palabra, la recuperaci�n de la verdad olvidada, y el disfrute de Su presencia, y la bendici�n extendida, aunque indirecta, de otros a lo largo y ancho a trav�s de ella? �No podemos decir que el Se�or ha superado todas las expectativas que alguna vez tuvimos, no solo en Su gracia, sino en el rechazo y oprobio entre los hombres? Por tanto, hablemos bien de su nombre para ambos.

La bendici�n ha venido y vendr� m�s all� de todos nuestros pensamientos si por la gracia nos aferramos al Se�or con pleno prop�sito de coraz�n; tal como a los jud�os de anta�o que regresaron, el Se�or hace aqu� la promesa: "Desde este d�a os bendecir�".

El �ltimo mensaje comprende y amplifica el cambio de los cielos en su efecto sobre la tierra. No es la iglesia, sino el reino cuando ya no en la paciencia sino en el poder y la gloria. �Y vino otra vez palabra de Jehov� a Hageo, el d�a veinticuatro del mes, diciendo: Habla a Zorobabel, gobernador de Jud�, y dile: Yo har� temblar los cielos y la tierra, y trastornar� el trono de los reinos, y destruir� la fortaleza de los reinos de las naciones, y derribar� los carros y los que en ellos suben, y los caballos y sus jinetes caer�n, cada uno por la espada de su hermano.

En aquel d�a, dice Jehov� de los ej�rcitos, te tomar�, oh Zorobabel, siervo m�o, hijo de Salatiel, dice Jehov�, y te pondr� por sello, porque yo te he escogido, dice Jehov� de los ej�rcitos. de David debe ser establecida por el poder misericordioso de Jehov� sobre el juicio de los reinos gentiles. La figura de Su especial intimidad y elecci�n mira hacia "aquel d�a". Zorobabel, aunque gobernador, es claramente el tipo de Cristo como Rey: como hijo y heredero de David en su propio d�a, era lo m�s natural que deb�a ser.

Solo el Mes�as establecer� plenamente y mantendr� para siempre, mientras dure la tierra, el reino de Jehov� aqu� abajo; y esto en medio del pueblo elegido reunido del cautiverio y la dispersi�n. As� como los paganos esperaban del mundo lo que iba a ser manifestado en la iglesia, as� ahora la cristiandad espera de la iglesia lo que Dios reserva para Cristo, y para Cristo en relaci�n con Israel en la tierra as� como la iglesia glorificada en lo alto.

La verdad revelada de la era venidera abarca tanto la restauraci�n del reino de Israel en la tierra como el reinado de los santos en lo alto, transformados en verdad a la gloriosa semejanza del Se�or, pero sin embargo reinando con �l sobre la tierra.

Información bibliográfica
Kelly, William. "Comentario sobre Haggai 2". Comentario de Kelly sobre los libros de la Biblia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/wkc/haggai-2.html. 1860-1890.
 
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