Bible Commentaries
Miqueas 7

Comentario de Kelly sobre los libros de la BibliaComentario de Kelly

Versículos 1-20

Conferencias sobre los profetas menores.

W.Kelly.

La profec�a de Miqueas, como todas las dem�s, tiene sus propias propiedades distintivas, aunque cae en la corriente general del testimonio de Israel, y hasta ahora con las dem�s diferentes de la profec�a de Jon�s, que fue la �ltima antes de nosotros. En la superficie podemos ver una gran semejanza entre la l�nea de cosas de Miqueas y la del profeta Isa�as. Por otro lado, existe la diferencia obvia de que, mientras Isa�as es extenso y completo, Miqueas presenta su testimonio de forma breve y, por lo tanto, comprimida, si no m�s clara. Los diversos puntos de verdad que se le encarg� declarar est�n aqu� juntos en un breve comp�s.

La profec�a est� dividida en dos, si no tres, secciones claramente marcadas. Los dos primeros Cap�tulos comprenden la introducci�n: Miqueas 3:1-12 ; Miqueas 4:1-13 ; Miqueas 5:1-15 nos da el cl�max del testimonio del profeta; y luego Miqueas 6:1-16 ; Miqueas 7:1-20 son la conclusi�n apropiada.

En la primera porci�n el profeta convoca a todos los pueblos, ya la tierra misma, ya todo lo que existe, a escuchar el testimonio de Jehov�, �ay! contra Samaria y Jerusal�n. Adonai de Su santo templo, �l est� "saliendo", como dice, "fuera de su lugar". Es una expresi�n llamativa. Los tratos de la gracia est�n apropiadamente conectados con el lugar donde �l est�; Dios est� en Su lugar cuando muestra Su propia misericordia soberana.

Para juicio �l sale de Su lugar. En Su propia naturaleza, Dios no es un juez, sino Uno que da y bendice. El juicio es "su obra extra�a", como se dice en otra parte, una obra por lo tanto, si debe hacerse, �l la har� en breve. Debe hacer una obra corta, como dice Isa�as. No le gusta detenerse en el juicio. Es una necesidad dolorosa a la que obliga la maldad del hombre, y eso tambi�n porque si �l declin� el juicio de la iniquidad, �l debe abandonar Su propio car�cter moral.

Pero la gracia es Su obra normal, las actividades del amor divino a pesar del mal, sin ignorarlo, sino elev�ndose por encima de �l. La gracia conviene a Dios y es su deleite, ya que es la energ�a de su naturaleza frente a la ruina. El juicio es la guardia provisional de su naturaleza, siendo imperativo lo que se hace necesario por la iniquidad de la criatura, ya sea de los �ngeles ca�dos o del hombre rebelde.

As� que aqu� el profeta declara que Jehov� sale de Su lugar, y descender� y hollar� sobre las alturas de la tierra. �Jehov� saldr� de su lugar, y descender�, y hollar� las alturas de la tierra. Y los montes se derretir�n debajo de �l, y los valles se hendir�n, como cera delante del fuego, y como las aguas que se derraman por un despe�adero" (vers�culos 3, 4).

Por lo tanto, es en vano que Israel se construya en la presunci�n de la impunidad. Esto no puede ser donde Jehov� es el juez. "Porque la transgresi�n de Jacob es todo esto, y los pecados de la casa de Israel". El pecado es siempre malo, pero nunca tan humillante como en el pueblo de Dios. "�Cu�l es la transgresi�n de Jacob? �No es Samaria? �Y qu� son los lugares altos de Jud�? �No son Jerusal�n?" Samaria era la sede principal de Israel, como Jerusal�n lo era de Jud�, donde reinaba la casa de David; sin embargo, ambos eran lugares altos de iniquidad contra Jehov�, Samaria en su totalidad y Jerusal�n en aumento.

"Por tanto, pondr� a Samaria como montones de campo, y como plant�os de vi�a; y derramar� sus piedras en el valle, y descubrir� sus cimientos. Y todas sus im�genes talladas ser�n abolladas pedazos, y todo su salario ser� quemado con el fuego, y todos sus �dolos los dejar� asolados; porque ella lo recogi� del salario de una ramera, y ellos volver�n al salario de una ramera.

Por tanto, gemir� y aullar�, andar� despojado y desnudo; har� llanto como los dragones, y lamento como los b�hos. Porque su herida es incurable; porque ha llegado a Jud�; ha venido a la puerta de mi pueblo, a Jerusal�n� (vers�culos 6-9).

Algunos comentaristas racionalistas por motivos propios est�n dispuestos a considerar a Miqueas como un profeta muy tard�o; pero no es necesario tener escr�pulos en rechazar sus teor�as. El mismo profeta dice que fue "en los d�as de Jotam, Acaz y Ezequ�as". No hay ni un �pice de evidencia en contra de la autenticidad de estas palabras, que afirman que �l fue un profeta primitivo. Pero los racionalistas tienen siempre a mano una raz�n sumaria para cualquier conclusi�n a la que los impulse su voluntad: �otro escritor, o incluso tantos m�s como cada dificultad pueda concebir que exija! Porque �qui�n en el fondo es tan cr�dulo como el racionalista? F�cilmente se podr�a demostrar que las maravillas que su sistema les obliga a recibir son a su modo menos razonables y dignas que el testimonio al que la fe se inclina impl�citamente: pero entonces son maravillas de impostura y mala fe.

Los hombres pueden creer cualquier cosa que baje el cr�dito de una profec�a, pretendiendo adem�s que honran al escritor y de ninguna manera cuestionan su buena fe o santidad. �Qu� noci�n tan singular debe ser la de ellos de la verdad y la santidad! Si un escritor que se hace pasar por un hombre de Dios finge profetizar en un tiempo en que �l no naci�, y da como profec�a lo que fue escrito despu�s de los hechos, �no es un enga�o y su escritura una impostura?

Si se exigen sus pruebas, se encontrar� que, bajo un elaborado mont�n de detalles en estilo y fraseolog�a, la verdadera dificultad es la suposici�n com�n a todos ellos, que no existe tal cosa como la profec�a. Si el profeta, por tanto, se da a s� mismo como si hubiera vivido antes de los acontecimientos, se imaginan que se trata s�lo de una figura ret�rica destinada a dar un efecto m�s po�tico a la mente vulgar, pero en realidad el escritor escribi� con frialdad sobre hechos que ya hab�an tenido lugar. lugar como si todav�a fuera futuro.

As� podemos ver que la infidelidad siempre tiene esta plaga debajo de ella, que, con la profesi�n m�s ruidosa de buscar la verdad, realmente niega toda la grandeza moral y la belleza de la revelaci�n de Dios, destruyendo tambi�n la dignidad o incluso la decencia en el hombre. En su ansiedad por dejar a Dios fuera de su propia palabra, roba a los fieles el gran testimonio de su conocimiento del futuro y la gracia que les comunica ese conocimiento aqu� abajo.

Mediante esta seudocr�tica degradante, lo verdaderamente divino se explica sin piedad y se reduce al nivel de la impostura hip�crita. Puede ser negado; pero tal es mi juicio sobre los resultados de esa infidelidad moderna que se da a s� misma el hermoso nombre de "alta cr�tica": una conclusi�n pobre pero no impropia para que llegue el saber humano que se jacta de s� mismo. Es posible que sus l�deres, y a�n m�s f�cilmente sus seguidores, no sean conscientes de que, en lo principal, es solo un perfeccionamiento moderno de las armas del de�smo m�s antiguo.

Pero esto realmente es, con un brillo adecuado al gusto del d�a. �No es horroroso pensar que el matiz de la apostas�a se profundiza manifiestamente entre los que profesan estudiar la Biblia? Si existe la triste certeza de enga�ar a hombres y mujeres en el romanismo, la Alemania culta y protestante no s�lo sumerge a los hombres vivos en la miserable incertidumbre a la que el Papado siempre reduce a aquellos que se apartan de Cristo hacia Mar�a y los santos y los �ngeles y la iglesia para que -llam�, pero niega el fuego santo que ninguna f�bula-amor rob�, sino que el amor divino dio y guard� para los hombres en la palabra escrita de Dios, a la que bajo una multitud de palabras sonoras la neolog�a imputa una masa de errores de todo tipo.

En cambio, para el creyente el tema no presenta ninguna dificultad digna de menci�n. Ve que es tan f�cil para Dios hablar del futuro como del pasado; y de hecho es una negaci�n de la profec�a excluir el futuro de la visi�n del vidente. Nuevamente, es una de las principales marcas del amor de Dios por Su pueblo que �l los familiariza con el futuro. As� trat� con Abraham, dici�ndole lo que no s�lo le concern�a a �l mismo sino al mundo.

Esta es una bendici�n inmensa: no solo ni tanto la informaci�n como la gracia que les dio. Que Dios revele lo que pertenece a nuestra propia porci�n es bastante simple si somos sus hijos; pero es una se�al especial de su inter�s e intimidad el hacernos saber de los dem�s, y esto lo hace en profec�a. El cristiano, la iglesia de Dios, debe estar plenamente informado por este medio de lo que est� aconteciendo en la tierra.

Nunca debemos ignorar los signos de los tiempos. Es de gran valor tener el sentido de ellos moralmente; pero tambi�n debemos conocer los tiempos prof�ticamente y, si honramos a Dios y su palabra, podemos estar seguros de que lo haremos.

No hay presunci�n en esto. Es presunci�n hablar del futuro, a menos que hayamos aprendido humildemente de las profec�as que Dios nos ha dejado en Su palabra. No es presunci�n creer alguna parte de Su palabra, sino genuina humildad de fe. Todo es cuesti�n de honrar la palabra de Dios. Ahora �l ha hablado, y habl� del fin desde el principio. Tome la primera palabra en Ed�n, donde tenemos la verdad en forma doble.

�Hay algo realmente m�s grandioso en el Antiguo Testamento? Por un lado, la serpiente hab�a de herir el calca�ar de la Simiente de la mujer; por el otro, la Simiente de la mujer hab�a de herir la cabeza de la serpiente. Uno de estos se ha logrado; el otro queda por ser. Lo que es el fundamento moral de todo, es decir, lo que Dios hab�a hecho cuando la serpiente hiri� el calca�ar del Mes�as y �l sufri� supremamente bajo la mano de Dios en la cruz, lo que Dios hizo all� para Su propia gloria y para la bendici�n del hombre es el una obra fundamental de paz para nuestras almas este d�a, y para cualquiera de los santos de Dios en cualquier d�a.

Pero la otra parte sigue siendo a�n futura. Tal vez podamos decir en toda su importancia que permanece para el futuro lejano de Dios; porque es evidente que, aunque al principio del milenio la serpiente pueda recibir una magulladura considerable en su cabeza, no ser� sino hasta el final del milenio que la magulladura se completar�. As� vemos que la primera profec�a de Dios se extiende hasta la �ltima; tan lejos est� de ser verdad que Dios no lo comunica para el bien pr�ctico y la alegr�a y bendici�n de los m�s sencillos de sus hijos.

Una vez m�s, es total y claramente falso que la profec�a solo debe recibirse y estudiarse cuando se cumpla. La verdad es que cuando se cumple toma otra forma y adquiere otro uso; pero deja de ser profec�a y se convierte en historia, uno de cuyos usos, entonces, es tapar la boca de un incr�dulo. Pero el valor propio de la profec�a es dar al hijo de Dios antes de que se cumpla la certeza de su peculiar privilegio de comuni�n con Dios, que ve las cosas que no son como si fueran.

Si ese es nuestro lugar, seguramente debemos valorarlo y usarlo. Esto, por lo tanto, puede ser suficiente como una respuesta clara y clara, no solo a los hechos particulares de la profec�a de Miqueas, sino a los principios generales en relaci�n con toda profec�a.

En la �ltima parte de Miqueas 1:1-16 tenemos un relato muy animado del acercamiento del gran enemigo tipificado por los asirios de aquellos d�as. Sabemos que fueron uno de los adversarios m�s formidables que jam�s haya tenido Israel. Ya sea que uno mire a Salmanasar oa Senaquerib, el asirio era el enemigo que estaba ante los ojos de Israel.

M�s tarde encontramos a Babilonia; pero el caso entonces es completamente diferente al de Asiria. Nunca debemos confundir los dos. Los usos que Dios le dio a Asiria y Babilonia en la profec�a son tan precisos como diferentes. Han sido muy com�nmente confundidos, pero no hay base para ello en las Escrituras; y no s�lo hist�ricamente Asiria y Babilonia fueron totalmente distintas, sino que los enemigos futuros que cada una de ellas tipifica son igualmente diferentes; porque as� como Asiria fue antes que Babilonia en convertirse en un gran reino en la tierra, y fue la gran cabeza de las naciones combinadas a las que se les permiti� derrocar a las diez tribus de Israel y amenazar a Jud�, por otro lado, Babilonia fue la que poder particular que se elev� a la supremac�a no simplemente como una especie de cabeza soberana de naciones unidas por un pacto entre s�, sino como una cabeza suprema de reyes s�bditos.

En resumen, la dignidad imperial no pertenec�a a Asiria sino a Babilonia. Porque este �ltimo poder se levant� despu�s de que Israel hab�a sido barrido, para llevar cautivo a Jud� cuando la �ltima esperanza de la casa de David hab�a huido por completo, y el hijo de David era el principal instrumento del diablo para atar la idolatr�a en Jud� y en Jerusal�n. s� mismo. Entonces Dios permiti� que Babilonia entrara en su marcada supremac�a la cabeza de oro de la imagen gentil seg�n la figura que Daniel explic� en el sue�o de Nabucodonosor.

Ahora bien, esto ten�a que ver preeminentemente con Jud�, y as� se encontrar� en el futuro. La �ltima cabeza de las potencias gentiles tipificadas por esa imagen se levantar� y se unir� en apostas�a con el hombre de pecado: el que es la cabeza imperial de las potencias occidentales, o imperio romano revivido; el otro el jefe religioso en Jerusal�n, aceptado como Mes�as pero realmente anticristo.

Cuando el Se�or haya juzgado a �stos ( Apocalipsis 19:1-21 ), el �ltimo asirio vendr� contra no s�lo los jud�os sino tambi�n contra Israel, porque �stos habr�n regresado a su tierra entonces: en cualquier caso, los representantes de todas las tribus vendr�n entonces. , como supongo, se encuentran en la tierra.

Es de este asirio (no del poder babil�nico intermedio que viene despu�s del primer asirio y antes del �ltimo) que habla Miqueas; no tanto el pasado como el futuro asirio. Esto es de inmensa importancia. Debemos tener en cuenta que la gran imagen de Daniel es un sistema intercalado, lo que puede llamarse un par�ntesis, que sigue su curso despu�s del primer imperio asirio y antes del asirio de los �ltimos d�as.

Esto puede ayudar a explicar el caso. Los cuatro grandes imperios tienen su lugar entre esos dos puntos. Ahora bien, este sistema intermedio no se trata en Miqueas. Isa�as nos presenta a Babilonia y al "rey", as� como al asirio. Siendo uno de los m�s completos de todos los profetas, nos da ambos temas, y esto en su conexi�n u orden relativo; pero luego Isa�as nos muestra exactamente el mismo problema.

Cuando el Se�or haya completado toda Su obra en Jerusal�n, al derribar al �ltimo representante de los poderes que comenzaron con Babilonia, el captor destinado de Jerusal�n y Jud�, �entonces qu�? Castigar� las miradas recias del rey de Asiria. El asirio, podemos ver, es el �ltimo enemigo terrenal antes del reino, como la muerte es el �ltimo enemigo judicial ( 1 Corintios 15:26 ) que permanece hasta su fin.

Pero el asirio es, sin embargo, finalmente tratado con severidad: tal es la afirmaci�n positiva de Isa�as. El �ltimo y m�s grande es el que se describe aqu� hist�ricamente bajo los Salmanases y los Senaqueribs del pasado. Parecer�a tambi�n que con este enemigo final de Israel se puede identificar al rey del norte en Daniel 11:1-45 .

Aunque es notorio que el asirio a menudo se toma por el rey babil�nico o la cabeza imperial, esto es ciertamente un error de momento. De modo que el rey del norte es completamente distinto del "rey" o "hombre de pecado" que estar� aliado con el cuerno peque�o o jefe del imperio babil�nico de los �ltimos d�as. La verdad es que el hombre de pecado ser� el falso rey de los jud�os el que vendr� en su propio nombre y ser� recibido por los gentiles que rechazaron al verdadero Mes�as.

Estar� en Jerusal�n, el poder ap�stata (que comenz� con Babilonia) no estar� en el este sino en el oeste. Roma y Jerusal�n son las dos grandes ciudades de la palabra prof�tica, Jerusal�n de todo el registro, Roma de la profec�a intermedia en su �ltima fase. Pero cuando estos l�deres hayan sido destruidos por el poder de Dios ejercido en la aparici�n del Se�or Jes�s, entonces el rey del norte aparecer� como la cabeza de las naciones combinadas de la tierra fuera de la imagen del poder de Daniel.

Esto siempre se debe mantener firme Asiria como la cabeza de las naciones confederadas en oposici�n a Israel cuando se reconoce como el pueblo de Dios, Babilonia y los otros poderes imperiales hasta la destrucci�n de la bestia mientras que el pueblo es repudiado por �l. Despu�s de que la bestia y el falso profeta sean enviados al lago de fuego, el rey del norte se presentar� para un nuevo ataque con las m�s altas expectativas; pero ser� tratado por el Se�or en persona, quien entonces habr� reanudado su relaci�n con Israel y actuar� en este caso a trav�s de Israel, aunque evidentemente habr� una intervenci�n divina en el juicio del asirio sobre las monta�as de Israel.

Personalmente, sin embargo, as� como el �ltimo l�der del poder que comenz� con Babilonia ser� arrojado vivo a la fosa, as� tambi�n ser� con el asirio. Sus seguidores ser�n tratados de una manera menos claramente divina, aunque su destrucci�n ir� mucho m�s all� de un derrocamiento ordinario. Cualesquiera que sean los medios empleados en cuanto a los reyes y sus huestes, el ej�rcito asirio ser� derrotado por medio de Israel.

Dios emplear� a su pueblo como sus instrumentos, aunque no faltar� la lucha como si fuera del cielo mismo contra ellos. El granizo y el fuego se describen en Ezequiel como rel�mpagos y truenos de parte de Dios, lo que indica que, aunque �l emplea a Israel, a�n as� la derrota est� bajo la gu�a directa de Jehov�.

El ataque de las naciones llamadas Gog y Magog ( Apocalipsis 20:1-15 ) est� claramente al final del milenio y, por lo tanto, es bastante distinto de lo que ahora estamos describiendo. Pero en Ezequiel 38:1-23 ; Ezequiel 39:1-29 escuchamos de un esfuerzo final antes de que comience el milenio propiamente dicho.

No estoy preparado para decir que este no ser� el �ltimo esfuerzo del rey del norte. Ciertamente parece la misma pol�tica. El rey del norte se describe de manera notable como poderoso, pero no por su propio poder. Es decir, se apoyar� en los recursos de otra potencia, que creo que no puede ser otra que Rusia; pero Rusia est� en un segundo plano como la que respaldar� al rey del norte, o al asirio.

El rey de Asiria ser� entonces el titular de lo que ahora son los dominios del Sult�n o la Puerta Otomana. Este potentado al norte de Tierra Santa adquirir� una fuerza considerable y se encontrar� en un estado totalmente diferente de la excesiva decrepitud que vemos ahora. Sol�a ??ser un dicho com�n entre los pol�ticos que Turqu�a se estaba muriendo por falta de turcos; pero este no ser� el caso entonces.

Sospecho que Grecia y Turqu�a en Europa, con quiz�s Asia Menor, formar�n un reino suficientemente fuerte donde una vez se conoci� el reino bizantino, los turcos propiamente dichos probablemente ser�n expulsados ????a sus propios desiertos.

Si esto es as�, los que ahora conocemos como turcos ser�n expulsados ??de Pera, y entonces el renovado reino sirio-griego tendr� realmente su cuartel general en Constantinopla, jugar� all� una vez m�s su papel en el gran drama del futuro, y ser, no tengo ninguna duda, un reino tan completamente carente de principios bajo su forma final como siempre lo ha sido bajo su forma mahometana. Todos sabemos que el estado de los griegos es lamentable ahora; pero hablo �nicamente de lo que se revela en Daniel 8:1-27 y en otras partes de las Escrituras.

Si moralmente se encuentran entre las personas m�s degradadas de Europa, y no obstante por su astucia y picard�a, su intromisi�n en los asuntos jud�os precipitar� las cosas y producir� terribles resultados. Si tienen el orgullo y la vanidad de los antiguos griegos, �qu� pasa con los cristianos corruptos sin los pobres elementos morales que podr�an tener los paganos?

As�, las naciones que desempe�aron su papel en la historia del Antiguo Testamento asumir�n su forma final dentro de poco, y luego entrar�n en el juicio terrenal de Dios al final de esta era cuando el reino manifestado del Se�or traer� la tierra y todas las razas de la humanidad. en descanso y bendici�n. La venida del Hijo del hombre no es solo para el juicio de la cristiandad, sino para la ejecuci�n de todos los prop�sitos de Dios, ya sea para el cielo o la tierra.

Esto es sin duda de gran importancia, aunque puede pasarse por alto cuando el hombre piensa que no hay nada ante nosotros sino la decisi�n divina en cuanto a los individuos para la eternidad. �Qu� tierra f�rtil para el error es la mente donde se olvida la gloria de Cristo y la palabra de Dios no tiene su justa autoridad! El juicio de la cristiandad entonces preceder� al de las naciones, cuando Israel deba pasar al frente en los caminos de Dios para el mundo.

Hablo del juicio de los vivos, no de los muertos. Sin duda, la cristiandad ha entrado como un sector especialmente favorecido. Ha disfrutado del testimonio de la verdad de Dios de maneras notables, aunque admito que muchas partes de la tierra alguna vez disfrutaron de ese testimonio que se ha vuelto ap�stata en el mahometanismo desde hace mucho tiempo, aunque m�s manifiestamente que Occidente, que se ha desviado hacia el papado; pero todas las naciones como tales ser�n juzgadas por Dios cuando llegue el d�a de Jehov�. Aquellos que son reales como pertenecientes a Cristo habr�n sido llevados al cielo, y por lo tanto no estar�n en la escena del juicio cuando venga.

Entre los jud�os estar�n aquellos que ser�n conspicuos como testigos en la tierra en los �ltimos d�as despu�s de la traslaci�n de los santos resucitados del Antiguo Testamento y la iglesia para encontrarse con el Se�or en lo alto. Porque el Esp�ritu comenzar� a obrar de nuevo en esa naci�n, y un remanente se convertir� para ser el pueblo terrenal de Jehov�, cuando Cristo venga a reinar con sus santos glorificados.

Cierto n�mero habr� sido preparado durante los terribles horrores de la apostas�a y el hombre de pecado, algunos muriendo por la verdad, y otros preservados durante esos d�as del poder y la ira de Satan�s.

En el momento en que la tierra sea bendecida en su conjunto, Israel, ahora obligado a tomar el terreno de la mera misericordia, ver� cumplidas todas sus promesas: ellos, no nosotros los cristianos, son el pueblo elegido: de Dios para la tierra. Sus esperanzas est�n ligadas a la gloria predicha de Dios en la tierra. Nuestra esperanza es completamente diferente. Buscamos estar con Cristo en la casa del Padre en lo alto; de hecho, la iglesia de Dios comienza con Cristo el Se�or ascendiendo al cielo y enviando el Esp�ritu Santo desde el cielo para unirnos con Cristo en el cielo.

No hab�a tal cosa como el cristianismo, en el sentido correcto de la palabra, hasta que Cristo tom� Su lugar en el cielo como el hombre glorificado despu�s de realizar la redenci�n. No estoy negando la fe de los santos del Antiguo Testamento, ni la vivificaci�n de sus almas, ni su expectativa de una porci�n superior; pero el cristiano que no sabe de otros privilegios ahora m�s all� de estos tiene mucho que aprender.

As�, el cristianismo es caracter�sticamente celestial. Aquel que es esencialmente su vida y modelo es Cristo, tal como lo conocemos, resucitado y sentado a la diestra de Dios; y el Esp�ritu Santo ha descendido, desde que Cristo fue glorificado, para ser el poder y la gu�a del cristiano y de la iglesia aqu� abajo. Era asunto del cristiano individual y colectivamente mantener esto para su testimonio tanto como verdad como en la pr�ctica.

No s�lo no la han mantenido, sino que se han permitido judaizarse. Aquello contra lo que el ap�stol Pablo luch� tan en�rgicamente durante su ministerio ha sucedido, y ha habido una combinaci�n muy dolorosa de verdad celestial con gobierno, pr�ctica y esperanza terrenales. La consecuencia es ese conglomerado que com�nmente ahora llamamos "cristiandad", que consiste en la iglesia griega y los cuerpos romanos, orientales y protestantes de todo tipo, nacional o disidente.

�D�nde est� el testimonio del �nico cuerpo animado por el �nico Esp�ritu? Estas diversas y opuestas comunidades pueden tener diferentes medidas de luz, pero en ninguna exhiben un acercamiento a un testimonio adecuado, ya sea de la presencia y el poder del Esp�ritu, o de la palabra de Dios, en sujeci�n al Se�or Jes�s. Realmente dan testimonio del estado real de ruina que impregna la casa de Dios, aunque sin duda de su infinita paciencia y gracia.

Todo creyente serio (no importa qui�n sea, y he tenido verdadera comuni�n con muchos de los hijos de Dios, me alegra decirlo, a pesar de mucho que se opone a mis convicciones) debe reconocer que ni un solo fragmento responde a la voluntad del Se�or, menos a�n el todo. Conozco a algunos que lo sienten y lo confesar�an, no solo en los rangos de la iglesia baja, sino entre los miembros de la iglesia alta que verdaderamente aman al Se�or.

Y aqu� debe decirse que, por mucho que deplore su idolatr�a de las formas (formas completamente err�neas tambi�n, y una incursi�n del juda�smo si no del paganismo), no puedo dejar de confesar mi preferencia por un piadoso eclesi�stico que disfruta de la comuni�n con Dios para un hombre menos piadoso que se jacta de un sentimiento liberal y de lo que se llama bajo eclesi�stico y doctrina evang�lica.

Es pura ilusi�n y esp�ritu de partido hacer que las nociones o los nombres superen lo que es evidentemente de Dios. Es de la mayor importancia en el tiempo presente para los hijos de Dios establecerse y edificarse en la verdad divina. �Hay algo m�s por lo que valga la pena vivir? �Hay algo en el estado actual de la cristiandad que tenga un derecho justo sobre los afectos espirituales de los hijos de Dios? No hablo de sentimiento o de apego antiguo, sino como ligado a Cristo.

Lo que queremos, por lo tanto, es que debemos aferrarnos simplemente al Se�or, y buscar manifestar por Su gracia que nuestro tesoro no est� en la tierra sino en los cielos que no valoramos nada comparado con Cristo mismo, y que en la tierra que es el el mejor y m�s cercano reflejo de �l. La �nica forma segura de lograrlo es velando bien por que la mirada est� fija en Cristo, y as� entreg�ndonos a la palabra y al Esp�ritu de Dios.

Tenga la seguridad de que no vale la pena cuidar nada m�s. �Cu�n pronto los primeros santos comenzaron a buscar sus propias cosas, no las de Jesucristo! Gradualmente, la consecuencia fue que se estableci� una total decadencia, la cual, cuando madure en la apostas�a y el hombre de pecado, el Se�or juzgar� en Su aparici�n.

Pero en ese juicio estar� la distinci�n que hemos visto. El oeste, que ser� el escenario principal de la apostas�a cristiana, con Jerusal�n como el centro conectado del an�rquico jud�o (como podemos observar, tanto el cl�max cristiano como el ap�stata jud�o), ser� entonces juzgado; y en ese juicio ser� la destrucci�n de la bestia, la cabeza del poder gentil ap�stata, y el hombre de pecado, la cabeza de la pretensi�n religiosa ap�stata.

Cuando se haga esto, seguir� la gran confederaci�n nacional encabezada por Asiria y Gog. Este �ltimo parece ser el poder protector que estimula al rey del norte, y lo usa como un instrumento al principio y luego finalmente llega a caer para siempre bajo la mano de Jehov�.

Esto creo que es un verdadero esbozo del futuro predicho. Despu�s de la destrucci�n de estos enemigos vendr� el reinado pac�fico del Se�or Jes�s. As�, es claro que en el futuro se combinar�n dos cualidades: el Mes�as responder� a David, el rey victorioso, antes de mostrarse como el antitipo de Salom�n, el rey pac�fico. Derribar� a los enemigos y luego reinar� en paz cuando ya no haya nadie a quien profanar, oponerse o destruir.

Por supuesto, se sigue que el alcance del juicio de la cristiandad ser� un �rea mucho m�s amplia que el simple derrocamiento de las naciones congregadas que se oponen al Se�or cerca de Jerusal�n. Por ejemplo, el juicio de Babilonia implicar� la humillaci�n y el castigo de todas las diferentes partes de la cristiandad profesante, y luego, por supuesto, ap�stata bajo la s�ptima copa justo antes de que aparezca Cristo. La ca�da de Babilonia es justo antes de que �l venga para el juicio del mundo.

Quedar� la bestia sin ley y el falso profeta, con todos sus seguidores para ser destruidos cuando �l aparezca en gloria. El �ltimo juicio providencial pronto ser� seguido por el resplandor de la venida de Cristo. As�, no s�lo la cristiandad corrupta ser� golpeada en forma de Babilonia, con Roma como su centro activo, como lo seguir� siendo hasta el final; pero la rebeli�n final que el Se�or juzgar� cuando venga se organizar� bajo la bestia y el falso profeta, que no es el estado de corrupci�n babil�nica, sino una condici�n de rechazo voluntario abierto de Dios y Su Cristo.

Este �ltimo comprender� la cabeza del imperio romano revivido de ese d�a, quien sostendr� al anticristo contra el rey del norte; y la escena de la destrucci�n ser� Jerusal�n o sus alrededores.

As� el juicio de la cristiandad ser� en cierto sentido juicios providenciales antes del resplandor o manifestaci�n de la venida del Se�or, cuando �l los destruya con el soplo de su boca. �Qui�n puede suponer, por ejemplo, que Estados Unidos, Australia o la India saldr�n ilesos de los juicios de los �ltimos d�as? La verdad es que ning�n lugar o naci�n que lleve el nombre de Cristo, o donde se haya predicado el evangelio, escapar�.

Es cierto que algunas de estas tierras, como Am�rica, no se nombran expresamente en la profec�a. Pero esto de ninguna manera impide la aplicaci�n de los principios generales. El juicio del mundo habitable lo abarcar� todo. Ni un oc�ano se burla de Dios. Su mano ciertamente tratar� con aquellos que lo desprecian, este u oeste. No siempre se entiende que, cuando se juzga a Babilonia, ella se sienta no solo sobre las siete colinas sino sobre muchas aguas.

Estas aguas, supongo, se refieren a todas las corrientes de doctrina supuestamente cristiana que brotan de los principios babil�nicos. Constituyen la principal corrupci�n del cristianismo. Sigue la apostas�a, pero es una hostilidad declarada mucho m�s abierta que cualquier corrupci�n semejante del cristianismo, aunque aparentemente su resultado reaccionario. Parecer�a estar m�s centralizado que la influencia de Babilonia y tener un lugar m�s circunscrito.

Entonces, despu�s del juicio de la bestia as� como del de Babilonia, la confederaci�n de naciones cubrir� de nuevo una esfera m�s grande, porque esto no es necesariamente una cristiandad en absoluto. Pueden ser naciones paganas o no. Presumo que todas las naciones de Asia central sucumbir�n ante Rusia y perecer�n de la manera m�s notoria en las monta�as de Israel. Es bien sabido que, incluso para los chinos y otros, las razas orientales se est�n hundiendo bajo el control de Rusia, no sin resistencia y controles, pero con la certeza de que al final caer�n bajo su pol�tica constante y nunca abandonada.

No es m�s seguro para la Puerta que para Persia o para la India central; no todos para ser absorbidos por el imperio, sino todos para aceptar su liderazgo. Asombrosa es la ceguera de los hombres ante lo que se avecina. Tal ser� el papel desempe�ado por el asirio, que parece ser el gran instrumento nororiental de los designios de Rusia; pero todos ellos vendr�n bajo el juicio de Dios. El hecho es que a su debido tiempo todas las naciones deben ser juzgadas como tales: s�lo habr� diferentes medidas de juicio seg�n diferencias de privilegio.

Cuanto mayor sea nuestro favor de Dios, m�s estricta ser� la cuenta a rendir. Todos pueden sentir la justicia de esto, y en el juicio es una cuesti�n de justicia. Pero la porci�n del cristiano es la gracia que reina por la justicia: y por tanto, su lugar ser� con Cristo. Todos ser�n quitados de la tierra y de sus variadas circunstancias de dolor aqu� para encontrarse con el Se�or Jes�s y morar con �l en la casa del Padre. Por supuesto, esto no se revela en el Antiguo Testamento, sino solo en el Nuevo, donde se da la revelaci�n adecuada del cristianismo.

En Miqueas 2:1-13 tenemos la conclusi�n de la primera l�nea de la profec�a. �Ay de los que traman iniquidad, y obran mal sobre sus lechos! Cuando es claro el alba, lo practican, porque est� en poder de su mano. Y codician campos, y los toman con violencia, y casas, y ll�vatelos: as� oprimir�n al hombre y a su casa, al hombre y a su heredad.

Seguramente todo esto ser�a extra�o si se dirigiera al cristiano. Nunca encontramos tal estilo de advertencia en el Nuevo Testamento. La raz�n es clara. La ley era el gobierno del jud�o. con la falta de ella. Por lo tanto, en lo que fallaron fue en la respuesta pr�ctica a la justicia natural. Pero el cristiano, aun suponiendo que fuera tan justo en sus deberes naturales, est� lejos de alcanzar el est�ndar que se convierte en cristiano.

Tenemos que andar seg�n Cristo tanto en las cosas espirituales como en las naturales. En consecuencia, necesitamos la luz tal como resplandeci� en �l, y la verdad del Nuevo Testamento como regla y gu�a de nuestro andar, no meramente la ley moral que trata con el hombre en la carne.

Manifiestamente entonces nuestra posici�n no es en la carne ante Dios, como se nos dice cuidadosamente en Romanos 8:1-39 , donde se insiste en andar en el Esp�ritu. Por supuesto nadie niega que la carne est� en nosotros; pero como cristianos no estamos en ella. Tal es la doctrina del ap�stol Pablo; y s�lo la incredulidad pensar�a en justificar o incluso en intentar corregir su lenguaje.

No corresponde a los creyentes tan ricamente bendecidos disputar su exactitud o abandonar sus propias misericordias. El ap�stol Pablo dice positivamente de todos los cristianos: "Vosotros no viv�s seg�n la carne, sino seg�n el Esp�ritu, si es que el Esp�ritu de Dios mora en vosotros". Tal es entonces la posici�n distintiva de todo hombre cristiano. �Cu�l es el significado de eso? Claramente esto, que me pertenece caracter�sticamente como cristiano que soy en Cristo; que, en lugar de ser definido como parte de la raza por Ad�n ca�do, tengo en Cristo una nueva vida y un nuevo lugar.

En resumen, hay una nueva posici�n ante Dios en Cristo. Esto es tan cierto ahora como siempre lo puede ser: la mejor resurrecci�n no conferir� sino que mostrar� su bienaventuranza. Cuando vayamos al cielo, no estaremos simplemente en Cristo, estaremos con Cristo; pero estamos en Cristo mientras estamos en la tierra.

Es necesario prestar atenci�n a las distinciones hechas y dadas en las Escrituras. Miedo a no creer la palabra. Los cautelosos pueden decir y dicen que se trata de distinciones finas. Si Dios nos ha revelado as� Su verdad (y solo las Escrituras deciden que lo ha hecho), pueden ser exquisitamente buenas, pero est�n de acuerdo con Aquel en cuya sabidur�a y bondad confiamos. Estamos obligados a distinguir d�nde y como lo hace Dios; y si no lo seguimos, nos daremos cuenta demasiado tarde de nuestra p�rdida.

La verdad es que hay mucha incredulidad latente en aquellos que dudan de las distinciones de la palabra de Dios. Porque todo progreso en el conocimiento real se prueba, como el crecimiento en la verdadera sabidur�a consiste en gran medida en distinguir las cosas que difieren. Cuando un hombre est� aprendiendo un nuevo idioma, los sonidos le parecen muy parecidos a sus o�dos; los personajes tambi�n tienen una especie de similitud de apariencia que al principio no logra discriminar adecuadamente.

As�, el que comienza a o�r el idioma hebreo, o que mira las palabras escritas, queda impresionado por su monoton�a, y ve un conjunto de extra�as letras cuadradas, muchas de ellas tan parecidas que crean a sus ojos no poca verg�enza.

Tal es m�s o menos exactamente el caso de una persona que lee la Biblia al principio y busca crecer en la verdad. Los ignorantes tienden a imaginar que todo es simplemente la forma de ser perdonados por Dios y nuestro deber. Todo est� torturado a esto, porque es el pensamiento de sus propias mentes. Pero cuando somos justificados por la fe, tenemos paz con Dios. Luego comenzamos a distinguir las verdades de las Escrituras, y aprendemos que algunos pasajes tratan principalmente de la naturaleza divina, otros de la redenci�n; unos de sacerdocio, otros de justificaci�n; algunos de las riquezas de la gracia, otros de los horrores del anticristo; unos de salvaci�n, otros de camino, y otros de nuevo de esperanza.

Los jud�os, los gentiles, la iglesia, todos tienen su lugar. Entonces las distinciones comienzan a amontonarse sobre nosotros, cuando se satisfacen las necesidades, la conciencia se ejercita pero se limpia, y el coraz�n se fija en Cristo. Sin embargo, claramente no est� en la naturaleza de las cosas ser espiritualmente aptos para entender las Escrituras con plenitud antes de que hayamos hallado descanso en Cristo; pero cuando esto sea conocido por el nuevo hombre, no ced�is al ego�smo que quisiera detenerse all�, sino que usemos la paz y el reposo de la fe para crecer en el conocimiento de Dios para "crecer en la gracia y el conocimiento de nuestro Se�or y Salvador Jesucristo".

As� aprenderemos pronto la amplia distinci�n, que para el jud�o el mal denunciado es de una naturaleza mucho m�s externa opresi�n, codicia, idolatr�a. Estas son las grandes iniquidades de las que fueron acusados. Estos no son nuestros peligros caracter�sticos, aunque, por supuesto, podemos caer en cualquiera de ellos. Pero en el Nuevo Testamento encontramos otra clase de maldad; es decir, la mala y falsa doctrina, que destruye la comuni�n y socava y corrompe el caminar.

Tal impureza de esp�ritu no parece hablarse en el Antiguo Testamento. �Por qu�? Porque nos encontramos en un lugar nuevo y peculiar. Sin duda tenemos todos los beneficios de los or�culos antiguos, pero tenemos la instrucci�n especial, la ayuda y el gozo del Nuevo Testamento, que los de anta�o no ten�an; y nuestro llamamiento, siendo algo peculiar, requiere por lo tanto escrituras peculiares para darnos la luz que se necesita para la gloria de Dios.

Hago este comentario por cierto. Por lo tanto, el resultado de lo que estoy diciendo es este, que hay ciertos principios morales inmutables, y que siempre permanecen. Por consiguiente, lo que es verdad desde el principio del G�nesis sigue siendo verdad hasta el final del Apocalipsis; pero luego tenemos nuestras propias palabras peculiares y exhortaciones que se nos dan. Debemos distinguir entre las cosas viejas y las nuevas.

Las verdades generales de Dios que dirigen al jud�o o al gentil son ciertamente para el cristiano, adem�s del llamamiento de Dios en Cristo Jes�s que ahora conocemos en su nombre y por el Esp�ritu de nuestro Dios.

As� como Israel tiene el lugar prominente en Am�s, lo contrario se ve en Miqueas, quien no omite el reino de Samaria, sino que tiene a Jud� y Jerusal�n como los principales objetos de su protesta. Se les advierte de manera preeminente de aquellas ofensas naturales contra los caminos morales de Dios, que los falsos profetas soportaron e incluso apreciaron. Pero aprenden que sus profetas les ser�n quitados. Los profetas hab�an adulado al pueblo, profetizando cosas suaves y enga�os.

Por supuesto que no eran realmente siervos de Dios, sino de la mera escuela de profetas. Cuando el profetizar se volvi� tradicional, pronto se corrompi�. Aquellos que Dios levant� extraordinariamente dispensaron la verdadera luz de Dios en la tierra, y "Por tanto, no tendr�s quien eche cuerda por sorteo en la congregaci�n de Jehov�. No profetic�is, dicen los que profetizan: no profetizadles que no se avergonzar�n". Lo que hab�an usado mal deber�an perderlo.

Luego viene un llamamiento muy animado en la �ltima parte de este cap�tulo. "Oh vosotros que os llam�is la casa de Jacob, �se entristece el Esp�ritu de Jehov�? �Son estas sus obras? �No hacen bien mis palabras al que anda en integridad?" As� que tenemos un llamado solemne para ellos. "Lev�ntate y vete, porque este no es tu descanso; est� contaminado". He aqu� un principio grave y precioso. El pueblo de Dios nunca debe descansar en lo que no le conviene.

Jehov� decide que el �nico descanso que �l puede sancionar para ellos es el descanso que es digno de �l. Por lo tanto, desde el principio vemos, grabado incluso en el tiempo que pasa, que Dios, cuando santific� el s�ptimo d�a como s�bado de descanso, dio una prenda segura que permanece para su pueblo hasta el fin del mundo. En consecuencia, el s�bado tiene un lugar muy importante en el orden de Dios para el hombre en la tierra, como aprendemos de Su palabra.

Pero el jud�o siempre fue propenso a ser prematuro en la b�squeda de su descanso. La misma falta se repite en la cristiandad. Pero no es as�. Cualquier cosa que tengamos ante Dios en Cristo, todav�a estamos en escenas de guerra y trabajo. Nuestro descanso no est� aqu�; ni lo es ahora. �De qu� se jactan los hombres de que van a lograr sus descubrimientos e invenciones? Esperan poder convertir el desierto moral del mundo en un para�so, y as� encontrar un descanso presente aqu�.

�No es esto lo que anhelan? Los hombres inconversos, como regla, est�n llenos de vanagloria y vanagloria: y temo que muchos de los convertidos cedan a estos sue�os carnales del mundo. Todo llegar� a la nada. La verdad es que Dios quiere efectuar descanso; sin embargo, no ser� el fruto de la obra del hombre sino del suyo propio. Fue despu�s de los seis d�as en los que hizo los cielos y la tierra que Dios santific� su descanso al principio y, como nuestro Se�or, "mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo", �l todav�a est� activo, llevando adelante la obra de la gracia, la nueva creaci�n; y despu�s de hecho esto vendr� el verdadero y �ltimo descanso de Dios, y el pueblo de Dios lo compartir� los celestiales arriba, los terrenales abajo. Miqueas se dirige a la gente terrenal y les advierte que no busquen un descanso antes del tiempo del Se�or.

As�, no menos, sino m�s descansar�n los cristianos poco a poco. Nuestro negocio es trabajar mientras tanto. Ahora es el momento del trabajo; ahora debemos cuidarnos diligentemente de hacer un descanso por nuestra cuenta. Poco a poco disfrutaremos plenamente del descanso de Dios, cuando el verdadero Capit�n de la salvaci�n nos gu�e, no anticipadamente como ahora, sino en posesi�n real y completa para el cuerpo, as� como para el alma y el esp�ritu.

Para traer este reposo debe surgir el quebrantador Aquel que anula todo reposo espurio. As� que en la visi�n prof�tica Miqueas ve. "El rompeolas ha subido ante ellos". "Ciertamente los reunir�, oh Jacob, a todos ustedes; ciertamente reunir� al remanente de Israel". No quedar� nadie del pueblo fuera cuando se trate de presentar el reposo de Dios. Pero el rompedor debe venir antes que ellos.

"Han partido, y pasado la puerta, y por ella han salido; y su rey pasar� delante de ellos, y Jehov� sobre ellos". Ser� el descanso de Dios cuando haya eliminado todos los substitutos de �l, y evidentemente quitado todo obst�culo y reparado todas las brechas, uni�ndose �l mismo a Su pueblo y llev�ndolo al descanso terrenal o celestial. Porque larga guerra contra Dios habr� terminado, y todo el universo de Dios descansar� arriba y abajo. Tal es el brillante d�a milenario seg�n las escrituras.

En Miqueas 3:1-12 tenemos un llamamiento a�n m�s solemne dirigido a los jefes y pr�ncipes de la casa de Israel. Ahora sabemos, por supuesto, que si bien todas las personas tienen su responsabilidad, el peso principal debe estar necesariamente de acuerdo con la posici�n de los individuos. La maldad en el que tiene un cargo de confianza es peor, y justamente tratada como m�s grave, que la misma maldad ser�a en una persona subordinada.

La iniquidad, por ejemplo, en un juez tiene un car�cter m�s grave que la deshonestidad en un mozo de cuadra o su amo. La corrupci�n o tiran�a en un rey es una culpa m�s profunda que las delincuencias aqu� o all� en cualquiera de sus s�bditos. Se concede que esto puede no convenir a los doctrinarios de la actualidad; pero me atengo a lo que Dios ha establecido en las Escrituras. La gente puede dejarlo; pero pronto probar�n que no hay nada como la verdad de Dios.

Ahora bien, la palabra de Dios establece expl�citamente estos principios a los que se adherir� la fe; y, cualesquiera que sean las invenciones del hombre mientras tanto, Dios seguramente juzgar� de acuerdo con su propia revelaci�n inflexible, de modo que los hombres simplemente sufrir�n las consecuencias de su propia locura al apartarse de ella. En consonancia con esto, el profeta habla al comienzo de este cap�tulo.

"O�d, os ruego, oh cabezas de Jacob, y vosotros pr�ncipes de la casa de Israel: �No os toca a vosotros saber el juicio?" El pecado del pueblo hab�a sido expuesto en los primeros dos Cap�tulos; aqu� se presenta el pecado de los jefes, y entre ellos la maldad de los profetas.

"As� ha dicho Jehov� acerca de los profetas que hacen errar a mi pueblo". �Qu� puede ser m�s enga�oso y fatal? Ya es bastante malo cuando la voluntad de un hombre lo hace errar; cu�nto peor cuando lo que deber�a ser el m�s fuerte control de la voluntad y la m�s segura guardia de la santidad lo empuja de cabeza a todo lo que es contrario a Dios.

Por lo tanto, estos falsos profetas eran meros instrumentos del pueblo, y Miqueas predice que la noche ser� para ellos en lugar de su supuesta luz. "No tendr�is visi�n, y os ser� oscuro, para que no adivin�is; y el sol se pondr� sobre los profetas, y el d�a se oscurecer� sobre ellos". Nada puede ser m�s magn�fico que sus figuras; pero, lo que es mejor, son ciertas.

"Entonces los videntes se avergonzar�n, y los adivinos se confundir�n; s�, todos ellos cubrir�n sus labios, porque no hay respuesta de Dios". Aquellos que enga�aron a otros ser�n abandonados a sus propios enga�os. Prefirieron las tinieblas a la luz porque sus obras eran malas; y as� Jehov� claramente les hace saber por Miqueas; porque es el profeta quien habla. �Ciertamente estoy lleno de poder por el Esp�ritu de Jehov�, y de juicio y de poder, para declarar a Jacob sus rebeliones, y a Israel su pecado.

O�d esto, os ruego, cabezas de la casa de Jacob y pr�ncipes de la casa de Israel, que aborrec�is el derecho y pervert�s toda equidad. Edifican a Si�n con sangre y a Jerusal�n con iniquidad. Por tanto, a causa de vosotros Sion ser� arada como un campo, y Jerusal�n ser� convertida en montones de ruinas, y el monte de la casa como las alturas de un bosque".

Miqueas 4:1-13 . �Y qu� sigue? �Gloriosa noticia! Dios toma todo en Su propia mano. Como se siente y se dice com�nmente, "la extremidad del hombre es la oportunidad de Dios"; as� ser� manifiestamente en el �ltimo d�a. �Qu� bendici�n haber cre�do antes de ese d�a! El �ltimo d�a para el hombre tiene siempre el sonido de la muerte y del juicio: para �l ninguna nota f�nebre es tan tremenda.

En otros puede encontrar combustible para el orgullo: esto es un toque de difuntos para s� mismo, con un miedo indescriptible a la eternidad. El d�a presente es siempre aquello en lo que el hombre encuentra su alegr�a y su actividad. El �ltimo d�a presenta ideas confusas sin duda, y no sin error popular, pero hasta ahora justamente es para el hombre ominoso del juicio divino; y esto lo teme, no sin raz�n. El �ltimo d�a para el creyente es una perspectiva de gozo, bendici�n, luz y gloria perfectos e interminables.

Es el d�a en que la justicia y la verdad prevalecer�n; el d�a en que el hombre ser� m�s verdaderamente elevado, porque Dios es exaltado; porque �c�mo puede haber verdadero orden y debido honor si Dios no tiene su supremac�a? �No es la base de los derechos que Dios deber�a tener los suyos? Esto es exactamente lo que ser� vindicado en el �ltimo d�a; y por tanto, cuando Dios tenga Su justo lugar en la tierra como en el cielo, el hombre tendr� asegurada su verdadera dignidad; porque ciertamente el deleite de Dios est� en la bendici�n de la criatura.

Esto es lo que siempre trama el amor, y si puede lo hace; se deleita en el bien del objeto que ama; y tal es el sentir de Dios con respecto a sus criaturas. En consecuencia, cuando �l sea glorificado, el hombre tendr� la plenitud de Su bendici�n.

Por tanto, aguardamos con esperanza estos �ltimos d�as, no la visi�n afectuosa e infundada de la ambici�n presuntuosa y desbordada del hombre, sino el d�a en que Dios, habiendo acabado con la corrupci�n y la iniquidad, establecer� su propio camino en el reinado pac�fico de los que una vez fueron despreciados. sino ahora y por siempre exaltado hombre, el Se�or Jes�s, Jehov�, Mes�as de Israel, e Hijo del hombre.

Esto es lo que trae el profeta: "Pero acontecer� en los postreros d�as, que el monte de la casa de Jehov� ser� establecido como cabeza de los montes, y ser� exaltado sobre los collados; fluya hacia �l". En lugar de fluir simplemente hacia abajo, que es el curso natural de los r�os, los pueblos fluir�n alrededor del santuario de Jehov�, entonces ciertamente una casa de oraci�n para todos.

El cambio ser� sobrenatural en todas partes. El cielo y la tierra dar�n alegre testimonio de la gloria y el poder de Jehov�, pero a la vez manifestados en el hombre Cristo Jes�s, y en los que son suyos arriba y abajo. No quedar� lugar para la idolatr�a de la naturaleza m�s que cualquier otro �dolo. Ese d�a proclamar� al Se�or, arrasando con aquello de lo que el hombre se enorgullece, y demostrando que, aunque el hombre haya hecho lo mejor que pudo, ha llegado el momento de que Dios muestre su incontestable superioridad.

Por lo tanto, estoy persuadido, cualquiera que sea el progreso de la era, de que ni una sola pizca que d� lugar a la gloria del primer hombre permanecer� en el d�a de Jehov�. Tomemos por ejemplo el tel�grafo el�ctrico y los ferrocarriles. No veo ninguna base para creer que el Se�or se dignar� usar cualquiera de los dos durante el reinado milenario. �Supones que el poder divino puede o no superar cualquier invenci�n, aunque sea tan prodigiosa a los ojos del hombre? Si preguntan c�mo pueden ser estas cosas, el creyente no necesita preocuparse por encontrar una respuesta salvo la que proporciona la revelaci�n en cuanto al hecho mismo.

Es suficiente para �l saber con certeza que Dios derribar� al hombre que se exalta a s� mismo y en ese d�a se exaltar� a s� mismo. No quedar� ni una sola reliquia: Dios har� una tabula rasa de todas las laboriosas obras del hombre en la tierra durante los �ltimos seis mil a�os, o al menos desde el diluvio; y �l mostrar� que, en lo que el hombre tiene m�s orgullo, Dios lo har� mejor. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida deben pasar.

Incluso la grandeza de la naturaleza tal como es debe caer, a�n m�s las imponentes estructuras del hombre, mezquinas en comparaci�n: porque �qu� son sus altas torres y muros cercados en presencia de altas colinas y monta�as sublimes? Los barcos fuertes y majestuosos se romper�n y las im�genes agradables se desvanecer�n en la nada. Jehov� solo ser� exaltado en aquel d�a. Isa�as 2:1-22 ; Isa�as 3:1-26 dice mucho pero de ninguna manera todos los grandes cambios que "aquel d�a" introducir� entre las cosas peque�as y grandes.

De hecho, el Se�or se dispondr� entonces a hacer todo aqu� abajo de una manera y en una medida adecuada a su propia gloria. En mi opini�n, no hay fundamento aparente para trazar la l�nea de excepciones. La exaltaci�n de Jehov� hasta la exclusi�n del primer Ad�n tiene la aplicaci�n m�s amplia por la cual el hombre ha buscado erigirse y ganar gloria y deleite, s�, todo.

Habr� el estremecimiento de los cielos y la tierra, con los inmensos acompa�amientos y consecuencias de un acto tan solemne y �nico. El d�a de Jehov� combina sorprendentemente dos cosas: que Dios se ocupar� de los inmensos l�mites de la creaci�n, los cielos y la tierra, al mismo tiempo que se rebajar� a ocuparse de las m�s insignificantes frusler�as de hombres y mujeres. Somos propensos a relacionar el juicio de Dios s�lo con cosas en gran escala, si es que los hombres piensan en absoluto en el juicio de los vivos. Para contrarrestar una impresi�n tan opuesta a las Escrituras, llamo la atenci�n sobre esto. Nada escapar� a su ojo y mano.

Pero luego habr� cambios morales de momento y del m�s alto inter�s, como aqu� leemos que "Vendr�n muchas naciones, y dir�n: Venid, y subamos al monte de Jehov�, y a la casa del Dios de Jacob, y �l nos ense�ar� en sus caminos, y andaremos por sus veredas; porque de Sion saldr� la ley, y de Jerusal�n la palabra de Jehov�. Y juzgar� entre muchos pueblos, y reprender� a naciones fuertes desde lejos. y convertir�n sus espadas en rejas de arado.

Tal, seg�n la Biblia, es el reinado de la paz entonces, y no antes. Todos los intentos de sociedades de paz mientras tanto son, en el mejor de los casos, una ilusi�n amable, en el peor, una confianza infiel en el hombre, siempre ignorancia de la palabra de Dios. en casos aislados, aunque puede dudarse si cuando los reyes, los estadistas o los pa�ses se han decidido a una pol�tica que atrae la simpat�a general dentro de sus propias esferas y con los medios adecuados a su disposici�n, tales teor�as o sentimientos servir�n para obstaculizar.

Es cierto que las guerras tienen sus ra�ces en las pasiones y la lujuria del hombre: para escapar de los malos frutos primero hay que hacer bueno el �rbol. Pero el d�a de Jehov� tratar� con el hombre en justicia y poder, y la paz resultar� conforme a Su mente y gloria.

Adem�s habr� abundancia exterior. Un pensamiento lleno de consuelo es que llegar� el d�a en que la tierra con cada criatura de Dios dar� su fruto, no ahora el crecimiento pobre y raqu�tico de colinas y valles, sino abundantes cosechas y ricos frutos y flores de olor dulce y variado. belleza en la forma o el matiz, que, si ahora muestran la mano de Dios, como seguramente lo hacen, sin embargo confiesan la ca�da devastadora y la maldici�n en decadencia y muerte.

La desilusi�n y el dolor se encuentran en todas partes: las Escrituras son claras tanto en la causa como en los efectos. Pero es igualmente claro que viene un Libertador para "aquel d�a", cuando "cada uno se sentar� debajo de su vid y debajo de su higuera, y nadie los atemorizar�, porque la boca de Jehov� de los ej�rcitos lo ha dicho. "

Lo que es a�n m�s importante moralmente, habr� un cese de la idolatr�a, "Porque todos los pueblos andar�n cada uno en el nombre de su dios, y andaremos en el nombre de Jehov� nuestro Dios por los siglos de los siglos. En aquel d�a, dice Jehov�, juntar� la que cojea, y juntar� la descarriada, y la que aflig�.� Este es el pueblo jud�o. "Y pondr� a la coja como remanente, y a la descarriada como naci�n fuerte; y Jehov� reinar� sobre ellos en el monte de Si�n desde ahora y para siempre.

"Tal ser� la restauraci�n final de Israel por la gracia y el poder divinos. "Y t�, oh torre del reba�o, la fortaleza de la hija de Si�n, a ti vendr�, s�, el primer se�or�o". en el sentido de ser lo m�s alto de la tierra, pero primero tambi�n, al parecer, como una renovaci�n de lo que se conoc�a en los d�as de David y Salom�n. El primer dominio que pose�an entonces, porque cada jud�o miraba hacia atr�s con nostalgia a esos d�as brillantes. volver� otra vez, y a�n m�s, bajo un mayor que David o Salom�n.

Mientras tanto, saborean la tristeza, porque Jehov� ciertamente tratar� con disciplina a su pueblo. No los tomar� y los reestablecer� sin ejercicios morales y un profundo proceso espiritual en sus almas. Esto se describe ahora. Tambi�n muchas naciones ser�n reunidas. No s�lo surgir� la cuesti�n del pecado en el pecho de cada israelita que desea ser salvo, sino que habr� angustia externa bajo la mano retributiva de Dios, cuando las naciones se re�nan con el pensamiento de profanar y destruir a Sion.

Pero Jehov� dice: "Ellos no conocen los pensamientos de Jehov�, ni entienden su consejo; porque �l los juntar� como gavillas en la era. Lev�ntate y trilla, oh hija de Si�n; porque har� tu cuerno de hierro, y te haz tus cascos de bronce, y despedazar�s a muchos pueblos [muchas naciones], y yo consagrar� a Jehov� sus ganancias, y sus bienes a Jehov� de toda la tierra.

Re�nete ahora en tropas, oh hija de las tropas: �l nos ha sitiado�, es decir, contra el jud�o. Es el asirio quien entonces subir�, el �ltimo rey del norte. ��l nos ha sitiado. " Habr� un sitio futuro de Jerusal�n cuando los jud�os regresen incr�dulos a su tierra y Dios est� comenzando a obrar en algunos de sus corazones. "�l nos ha sitiado; al juez de Israel herir�n con vara en la mejilla."

Miqueas 5:1-15 . Los jud�os una vez despreciaron e insultaron, rechazaron y crucificaron al Se�or de la gloria, su propio Mes�as; y esto es lo que trae la maravillosa profec�a que sigue: �Pero t�, Bel�n Efrata, aunque eres peque�a entre las familias de Jud�, de ti me saldr� el que ser� Se�or en Israel.

Este es el juez de Israel del que ya se ha hablado. Por lo tanto, el segundo vers�culo es inequ�vocamente una descripci�n entre par�ntesis de qui�n es este juez de Israel. que lo que ya se ha explicado da el objeto y da cuenta de la manera del profeta, y es la clave del pasaje. �Por qu� el Se�or permite el �ltimo sitio de Jerusal�n? Dice que es por su conducta hacia su gobernante y juez

�Qui�n era el juez? Naci� en Bel�n, pero no s�lo esto, porque "sus salidas son desde el principio, desde la eternidad". Era una persona divina. �l en gracia se hizo un ni�o en Bel�n; pero �l era Jehov� el verdadero Dios de Israel. Luego sigue la conclusi�n de la oraci�n comenzada en el primer verso. �Por tanto, los dejar� hasta el tiempo en que d� a luz la que ha de dar a luz; entonces el remanente de sus hermanos volver� a los hijos de Israel�.

Es Sion "que est� de parto". Esta es una declaraci�n muy importante para entender. Cuando Cristo, el juez de Israel, vino por primera vez, no lo aceptaron, sino que lo rechazaron con desprecio. La consecuencia de Su muerte en la cruz fue que Dios lo resucit� de entre los muertos, y �l subi� a su debido tiempo al cielo. Cristo ascendi� a la diestra de Dios, y all� comenz� una nueva obra, a saber, el llamamiento de un pueblo celestial para compartir su porci�n en lo alto.

Esto es lo que est� pasando ahora. Si tenemos a Cristo, tenemos a Cristo para la gloria celestial; es decir, un cristiano tiene: y esto es lo que somos si tenemos alguna porci�n viva en Cristo. Pero luego �l quiere tener un pueblo terrenal poco a poco, y en consecuencia, en medio de este asedio final a Jerusal�n, reaparecer� el juez de Israel. �l los ha abandonado por el momento a causa de su incredulidad y rechazo de s� mismo; pero �l no se da por vencido para siempre.

"Los dones y el llamado de Dios son sin arrepentimiento". Tan seguro como que eligi� a ese pueblo de anta�o, renovar� sus v�nculos con ellos poco a poco. Pero, no obstante, se les permite sufrir las consecuencias de su propio rechazo loco y perverso del Mes�as mientras tanto; y cuando regrese, ser� en medio de sus dolores m�s amargos. En tales circunstancias, la que est� de parto dar� a luz.

El fin de sus dolores vendr� por Su gracia, y la ma�ana sin nubes suceder� a la larga noche. �Oh, cu�n profundo ser� el gozo cuando Aquel a quien hab�an rechazado en la antig�edad les sea restaurado una vez m�s, el Juez de Israel! cuando, en lugar de sacar a los jud�os de su posici�n israelita para traerlos a la iglesia de Dios que comenz� en Pentecost�s y contin�a desde entonces, el remanente de Sus hermanos volver� a los hijos de Israel.

Vuelven a sus esperanzas jud�as. Tal es el significado del tercer verso. El remanente de Sus hermanos, en lugar de ser sacados de sus viejas asociaciones y convertidos en cristianos como ahora, volver�n a ocupar su lugar como hijos de Israel. Para la bendici�n terrenal, seg�n la profec�a, no hay nada m�s importante. Es imposible que un hombre entienda el vers�culo, o lo explique apropiadamente, si no ve la diferencia entre el llamado celestial ahora y el llamado terrenal m�s adelante.

Esta es la raz�n por la que los Padres sintieron tanta dificultad y se extraviaron tanto; porque ninguno de ellos cre�a en la restauraci�n de Israel; sin embargo, algunos de ellos ten�an una medida de luz; pero todos se deslizaron en la presunci�n infundada de que el gentil ha desplazado al jud�o permanentemente, y que la iglesia e Israel estar�n bajo el glorioso reinado de Cristo en la tierra, puedo decir, extra�amente mezclados. Es decir, fue la mezcla m�s incongruente de cosas celestiales y terrenales que pueda imaginarse.

Pero la verdad revelada es que el pueblo celestial estar� en lo alto, y el pueblo terrenal en la tierra. Todo est� en perfecto orden en la mente de Dios como de costumbre; y cuando el Se�or haya terminado Su obra celestial, volver� como Juez de Israel. Ahora es la cabeza de la iglesia. En la tierra, �l ser� el Mes�as de los jud�os, quienes entonces retomar�n su propia posici�n terrenal, en lugar de ser absorbidos por la iglesia, como lo son ahora los creyentes de entre ellos.

A continuaci�n, se nos dice que "�l se levantar� y apacentar� con el poder de Jehov�, con la majestad del nombre de Jehov� su Dios, y ellos morar�n". As� los jud�os, en lugar de ser barridos de su tierra, ser�n una vez m�s establecidos en ella; "porque ahora ser� grande hasta los confines de la tierra". Toda su fuerza depende de Su grandeza. "Y este hombre ser� la paz". El que es nuestra paz en el cielo ser� su paz en la tierra.

"Este var�n ser� la paz, cuando los asirios vengan a nuestra tierra". �Qu� claro que el asirio va a reaparecer para los tratos finales de Jehov� al final de esta era, e incluso al comienzo de la nueva era! Confirma lo que vimos en Isa�as. Jehov� habr� renovado Su conexi�n con Israel cuando el asirio suba para encontrarse con su condenaci�n a la cabeza de las naciones combinadas en la gran confederaci�n que se rompe justo antes del milenio.

Entonces tenemos esta descripci�n perseguida. "Y el remanente de Jacob ser� en medio de muchos pueblos como el roc�o de Jehov�, como la lluvia sobre la hierba, que no se detiene por hombre, ni espera a los hijos de los hombres". Traer�n plenitud de consuelo para la tierra; pero adem�s de eso deben ser como un le�n. Ahora bien, la iglesia puede y debe ser como el roc�o, pero no creo ni estoy seguro de que nunca sean llamados a ser como un le�n.

Seguramente ser�a dif�cil para el m�s vivaz de los predicadores populares extraer alg�n significado espiritual tolerable de la figura para que convenga a la iglesia. La verdad es que, si tomamos la palabra de Dios tal como �l la ha dado, todo es claro; Israel est� una vez m�s en entredicho, porque se le encargar� una tarea judicial en la tierra. �Y el remanente de Jacob ser� entre los gentiles, en medio de muchos pueblos, como el le�n entre las bestias de la selva, como el cachorro del le�n entre los reba�os de las ovejas; Teme en pedazos, y nadie puede librar.

Tu mano se alzar� sobre tus adversarios, y todos tus enemigos ser�n talados. Y acontecer� en aquel d�a, dice Jehov�, que cortar� tus caballos de en medio de ti, y destruir� tus carros; y destruir� las ciudades de tu tierra, y derribar� todos tus fortalezas." Las im�genes esculpidas ser�n destruidas, y se tomar� venganza sobre los paganos, como ellos no han o�do.

Luego viene la conclusi�n de la profec�a. La primera parte de ella ( Miqueas 6:1-16 ) es en parte una s�plica muy solemne de Jehov�. "O�d ahora lo que dice Jehov�: Levantaos, contender�is delante de los montes, y los collados oir�n vuestra voz. Oid, oh montes, el pleito de Jehov�, y vosotros los fuertes cimientos de la tierra; porque pleito tiene Jehov� con su pueblo, y �l pleitear� con Israel.

Pueblo m�o, �qu� te he hecho?" Jehov� apela a sus propios sentimientos de lo que es correcto. "Pueblo m�o, �qu� te he hecho? �En qu� te he cansado? Testifica contra m�. Porque yo te saqu� de la tierra de Egipto, y te redim� de casa de servidumbre; y envi� delante de ti a Mois�s, Aar�n y Mar�a.� �Hab�a sido alguna vez el mismo Dios?

Y entonces llega la respuesta. Pueblo m�o, acordaos ahora de lo que consult� Balac rey de Moab, y de lo que le respondi� Balaam hijo de Beor, desde Sittim hasta Gilgal, para que conozc�is la justicia de Jehov�. �Dios? �Me presentar� delante de �l con holocaustos, con becerros de un a�o? �Se agradar� Jehov� de millares de carneros, o de diez mil r�os de aceite? �Dar� mi primog�nito por mi transgresi�n, el fruto de mi vientre por �El pecado de mi alma? �l te ha mostrado, oh hombre, lo que es bueno, y �qu� pide Jehov� de ti, sino hacer justicia, y amar la misericordia, y humillarte ante tu Dios? Muy lejos de esto fue el andar de Israel.

Pero nadie lo hace hasta que es tra�do como un alma convertida y recibe la gracia de Dios en Cristo. Es imposible actuar con justicia y ser realmente humilde ante Dios, hasta que nos hayamos vuelto a �l en fe, aunque todav�a no hayamos visto nuestros pecados cubiertos por Su gracia, ni de ninguna manera sepamos claramente que �l no imputar� iniquidad a a nosotros. Hay un verdadero arrepentimiento obrado primero en el alma; e Israel ser� llevado a esto.

Es la fe la que produce verdadero arrepentimiento y verdadera humildad; donde no hab�a fe, encontramos hasta el final del cap�tulo la prueba solemne del mal manifestado tanto en el pueblo como en el rey. Entonces el profeta toma el lugar de la intercesi�n. "�Ay de m�!" dice �l, "porque estoy como cuando se han recogido los frutos del verano, como cuando se rebusca la uva de la vendimia: no hay racimo para comer: mi alma deseaba el primer fruto maduro.

El hombre bueno ha perecido". Es un lamento del profeta que se convierte en una oraci�n. Luego describe de la manera m�s sorprendente la terrible ruptura de todos los lazos y la traici�n que prevalece entre los jud�os. "No conf�en en un amigo, no confi�is en un gu�a; guarda las compuertas de tu boca de la que yace en tu seno. Porque el hijo deshonra al padre, la hija se levanta contra su madre, la nuera contra su suegra; los enemigos del hombre son los de su propia casa.

"Es un pensamiento solemne que estas son las palabras que Jes�s aplica al efecto de Su mensaje del reino. Qu� terrible prueba de la maldad del hombre que el estado de cosas que traer� el juicio final de Dios sobre los jud�os al final es que que el Se�or prepara a los disc�pulos a esperar como el efecto donde este evangelio es predicado ahora. Nada saca tanto a relucir la malicia del coraz�n como la presi�n de la gracia de Dios sobre los hombres, ni ninguna otra cosa expone a un hombre a tanto desprecio u odio. ; sin embargo, es devolver mal y nada m�s que mal por el mayor bien que Dios haya dado al hombre en la tierra.

As� pues, el cristiano debe saber a lo largo de su carrera en la tierra, como sabr� el jud�o piadoso en el �ltimo d�a, lo que Miqueas nos muestra aqu�. Anticipamos todo como teniendo a Cristo. Conocemos el bien en Dios y conocemos el mal en el hombre incluso ahora. El jud�o tendr� que aprenderlo poco a poco, esperando un tiempo especial; el cristiano lo sabe en todo momento, si es fiel a Cristo y a la verdad,

Entonces el profeta prorrumpe en palabras nobles, advirtiendo al enemigo que no se regocije, porque Jehov� va a abrazar la causa de Su pueblo. concede que no lo merezcan; pero Jehov� lo va a hacer por Su propia misericordia y por Su palabra. En consecuencia tenemos "Las naciones ver�n y se avergonzar�n de todo su poder�o; pondr�n su mano sobre su boca, sus o�dos ensordecer�n. Lamer�n el polvo como serpiente, se mover�n de sus agujeros como gusanos de la tierra; temer�n a Jehov� nuestro Dios, y temer�n a causa de ti.

La profec�a termina con la expresi�n del deleite de su alma en la gracia perdonadora de Dios para con su pueblo antiguo. Todo el bien que har� en los �ltimos d�as no es m�s que el cumplimiento de lo que prometi� desde el principio: tan benditos son los caminos de Dios de principio a fin, �l es el Jehov� inmutable a pesar de todos los cambios de Su pueblo.

Información bibliográfica
Kelly, William. "Comentario sobre Micah 7". Comentario de Kelly sobre los libros de la Biblia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/wkc/micah-7.html. 1860-1890.