Bible Commentaries
Apocalipsis 16

Comentario de Kelly sobre los libros de la BibliaComentario de Kelly

Versículos 1-21

Comenzamos ahora lo que puede llamarse el segundo volumen del Apocalipsis. La parte prof�tica del libro se divide en dos porciones en este punto. Este es otro hito que no puede despreciarse, si queremos familiarizarnos con su estructura y el porte de su contenido. Y es absolutamente necesario tener, en todo caso, una comprensi�n generalmente correcta de su contorno; de lo contrario, corremos un riesgo inminente de confusi�n en el momento en que nos aventuramos a juntar las partes, oa formar algo parecido a una visi�n conectada de lo que nos transmite. El significado se har� m�s claro si repito que la s�ptima trompeta, que fue la escena final ante nosotros, nos lleva al final de una manera general.

Este es constantemente el h�bito de la profec�a: tome, por ejemplo, la profec�a de nuestro Se�or en Mateo 24:1-51 , donde, en primer lugar, se nos da un bosquejo amplio hasta el vers�culo 14, el "evangelio del reino" predicado en todo el mundo para testimonio a todas las naciones; y entonces llega el final. Habi�ndonos llevado hasta el final de una manera comprensiva, el Se�or vuelve atr�s y especifica una parte particular de esa historia en una esfera confinada, a saber, desde el momento en que la abominaci�n desoladora es establecida en el lugar santo.

Esto claramente es alg�n tiempo antes del final. De hecho, no se remonta absolutamente al principio, sino que regresa de cierta manera, a fin de presentar una visi�n mucho m�s cercana y precisa del terrible estado de cosas que se encontrar� en Jerusal�n antes de que llegue el fin.

As� es en el Apocalipsis. Los sellos y el. trompetas que se suceden nos conducen desde el momento en que la iglesia es vista en el cielo glorificada hasta el fin del juicio, es decir , "el tiempo de los muertos, para que sean juzgados", y el d�a de la ira sobre la tierra. Evidentemente este es el final. Luego, en la porci�n que comienza con el �ltimo vers�culo de Apocalipsis 11:1-19 , regresamos para una profec�a especial. Al profeta se le hab�a dicho que deb�a profetizar de nuevo ante muchos pueblos y reyes; y supongo que esta es la profec�a de nuevo.

As� que ahora se ve que el templo de Dios est� abierto. No es una puerta abierta en el cielo para darnos una visi�n general de lo que iba a suceder en la tierra seg�n lo considerado en la mente de Dios. Esto lo vio Juan, estando ahora cerrada la vista general; y entramos en una l�nea m�s estrecha de cosas. El templo de Dios fue abierto en el cielo, y se vio en Su templo el arca de Su pacto. Es la reanudaci�n, por tanto, de los antiguos v�nculos con su antiguo pueblo Israel.

Al mismo tiempo, todav�a no es el d�a de la bienaventuranza para el jud�o. Tampoco el cielo mismo est� abierto para que Jes�s, asistido por santos resucitados, comparezca para el juicio de la bestia y el falso profeta con su s�quito. Es un estado de transici�n de las cosas. Cuando Dios se digna mirar y nos da a ver el arca de su alianza, va a afirmar su fidelidad al pueblo. Desde la antig�edad �l dio promesas, y pronto cumplir� todo lo que hab�a sido asegurado a sus padres. El arca de su pacto es el signo de la certeza indefectible de aquello a lo que se comprometi�.

"Y hubo rel�mpagos, voces y truenos", y adem�s no s�lo "un terremoto", sino "gran granizo". En la primera escena del cuarto cap�tulo, cuando se vio la puerta abierta en el cielo, hubo "rel�mpagos, voces y truenos", pero ni siquiera hubo un terremoto. En Apocalipsis 8:1-13 aparece este a�adido. Ahora adem�s hay granizo. Claramente, por lo tanto, estamos llegando a un mayor detalle en el camino de los juicios del cielo sobre la tierra.

Entonces se vio arriba la primera se�al. "Apareci� una gran se�al en el cielo". No debemos suponer que cuando se cumpla la profec�a, ninguna mujer ser� vista en el cielo o en otro lugar como su cumplimiento. Esta es una fuente f�rtil de errores en la interpretaci�n de estas visiones. El hecho de que ella sea vista en el cielo muestra que no es una mera historia de lo que est� sucediendo en la tierra, sino que todo est� visto en la mente de Dios.

En consecuencia, se ve arriba. De hecho, lo que la mujer representa ser� Israel en la tierra. La mujer es s�mbolo del pueblo elegido visto en su conjunto, para un futuro estado de cosas que Dios quiere establecer aqu� abajo. Ella estaba "vestida del sol". La autoridad suprema debe verse ahora conectada con Israel, en lugar de estar en un estado de desolaci�n, oprimido por los gentiles.

"Y la luna bajo sus pies" es una alusi�n, supongo, a su antigua condici�n de ordenanzas legales, que en vez de gobernarla, ahora le est�n sujetas bajo sus pies. Cu�n acertadamente la luna proyecta la luz reflejada del sistema Mosaico es evidente para cualquier mente reflexiva. En el milenio esto no estar� del todo fuera de la vista como ahora bajo el cristianismo, sino que reaparecer� en manifiesta subordinaci�n, como podemos ver en la profec�a de Ezequiel.

"Y sobre su cabeza una corona de doce estrellas". Aqu� abajo est� la evidencia de la autoridad humana en la forma de administraci�n. En resumen, ya sea autoridad suprema, derivada o subordinada, se la ve con todo apegado a ella. Israel es, por lo tanto, el instrumento manifiesto de los poderosos prop�sitos de Dios para la tierra; y Dios as� la mira y nos la presenta. Por lo tanto, es una oportunidad tan completa como se puede concebir para Israel.

Pero esto no es todo. "Estaba encinta, y llora, con dolores de parto, con dolores de parto". Todav�a no es el d�a para el cumplimiento gozoso y triunfante del prop�sito divino, cuando antes de que Sion sufra dolores de parto, ella dar� a luz, y antes de que venga su dolor, dar� a luz a un hijo var�n. Todav�a hay debilidad y sufrimiento, pero todo est� asegurado y el final est� prometido.

Luego hay otra se�al; a saber, "un gran drag�n rojo, que ten�a siete cabezas y diez cuernos, y siete diademas sobre sus cabezas". Es Satan�s, pero aqu� investido con la forma del enemigo m�s decidido y exitoso que jam�s haya tenido Israel; por mala que fuera la tiran�a de Nabucodonosor, es evidente que el poder romano pisote� a Jerusal�n con una tiran�a mucho m�s tremenda y permanente. Por lo tanto, esto hace que el despliegue de este doble signo sea mucho m�s llamativo.

No es que ella haya dado a luz todav�a; pero ella es vista por el profeta seg�n la mente de Dios. Este va a ser su lugar, un poderoso est�mulo, considerando lo que debe pasar antes de que todo se realice. Antes de que esto se lleve a cabo, se muestra al enemigo en su car�cter de poder ap�stata rebelde. El drag�n tiene siete cabezas , es decir , la totalidad de la autoridad gobernante; y diez cuernos, no exactamente completa, pero en cualquier caso una distribuci�n muy grande que se aproxima a ella, en los instrumentos del poder ejercido en el oeste.

El hombre nunca es as� completo. Lo que Dios le dio a la mujer vimos doce estrellas. El drag�n tiene s�lo diez cuernos. Hubo una sucesi�n completa de todas las diversas formas de gobierno, a las que supongo que se hace referencia en los siete encabezados; pero Dios no le dar�a esa plenitud de poder administrativo aun en la forma que pertenec�a a la mujer. Todo estar� en debido orden cuando el Se�or Jes�s tome el gobierno de la tierra en Sus manos en la era venidera.

"De cierto os digo, que vosotros que me hab�is seguido, en la regeneraci�n cuando el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros tambi�n os sentar�is sobre doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel". Los doce ap�stoles del Cordero est�n destinados a este lugar especial de honorable confianza.

"Su cola arrastr� la tercera parte de las estrellas del cielo". Esto es lo que parece mostrar que la tercera parte tiene una clara conexi�n con el imperio romano. La tercera parte la vimos por primera vez en las trompetas, tanto en las cuatro trompetas anteriores como tambi�n en la sexta. No tengo ninguna duda de que el imperio romano est� particularmente a la vista; y por imperio romano hemos de entender lo que era propiamente romana la porci�n occidental, no lo que los romanos realmente pose�an, porque conquistaron mucho que pertenec�a a Grecia por ejemplo, y Babilonia, y Medo-Persia.

Esto era el lejano oriente; pero la parte propiamente romana era Europa occidental. All� se sinti� particularmente el poder del drag�n. "Arrastr� la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arroj� sobre la tierra; y el drag�n se par� delante de la mujer que estaba para dar a luz, para devorar a su hijo tan pronto como diera a luz. Y ella trajo dio a luz un hijo var�n, que ha de apacentar a todas las naciones con vara de hierro; y su hijo fue arrebatado para Dios y para su trono".

Hay algunas cosas que requieren explicaci�n aqu�. En primer lugar, prevalece la noci�n de que la mujer es la iglesia. Puede haber algunos cristianos ahora presentes a quienes se les haya ense�ado as�. Unas pocas palabras, creo, son suficientes para disipar la ilusi�n. La iglesia nunca es representada como una madre en las escrituras: mucho menos podr�a ser la madre de Cristo. Vista como mujer, la iglesia es la novia de Cristo, no su madre; mientras que el cuerpo jud�o puede representarse verdaderamente como Su madre en s�mbolo.

Cristo, como hombre, vino de los jud�os seg�n la carne. En consecuencia, es muy claro que �l es el que aqu� se describe como el var�n. La misma verdad es m�s evidente en las Escrituras, ya sea que tomemos los salmos o los profetas. "A nosotros", dice Isa�as, "un ni�o nos es nacido, un hijo nos es dado". Nuevamente, en el segundo salmo, encontramos que el que no es meramente el hijo de Israel, sino reconocido y honrado por Dios mismo como el Hijo, deb�a gobernar las naciones con vara de hierro. No puede haber duda, por lo tanto, de que el Se�or Jes�s es el que aqu� se destaca como el hijo var�n.

Esto, entonces, proporciona una clave incuestionable e importante para el significado de la escena en la que ahora entramos. La mujer representa a Israel en la mente de Dios, Israel en todo su car�cter corporativo.

Otro comentario me parece justo. Aunque a Cristo, no tengo ninguna duda, se le refiere como el hijo var�n nacido de Israel, puede ser una dificultad no peque�a a primera vista, para algunas mentes, c�mo traer el nacimiento de Cristo en este cap�tulo. De hecho, es una pregunta muy justa, y debe ser satisfecha. Obs�rvese, pues, que aqu� el Esp�ritu de Dios no sigue el curso de la profec�a. Ya he explicado que �l vuelve.

En consecuencia, hasta ahora todo est� perfectamente abierto en cuanto al punto del tiempo al que �l regresa. Y otra cosa debe tenerse en cuenta que en esta porci�n no hay fecha que sirva para fijar el tiempo en que se produce el nacimiento del hijo var�n. Pero entonces se puede preguntar, �por qu� se debe introducir aqu� el nacimiento del hijo var�n, siendo que era un hecho patente que el Se�or hab�a nacido, hab�a vivido, muerto y subido al cielo mucho antes? No hab�a nada nuevo que contar.

Todo esto fue largo y bien conocido a trav�s del evangelio, as� como en la ense�anza oral a los cristianos; �Por qu�, entonces, debe ser expuesto de manera tan extra�a en esta profec�a? Creo que la raz�n es que Dios deseaba de esta manera tan llamativa ensayarlo m�sticamente, y no en absoluto en una declaraci�n abierta completa, para combinarlo con Su traslado al cielo y a Su propio trono. Hubo un v�nculo adicional con la reapertura de los tratos de Dios con los jud�os y la eventual restauraci�n de la naci�n. Todos se presentan aqu� juntos.

As� es claro que Dios no est� disponiendo ahora estos asuntos como una cuesti�n de tiempo, sino de conexi�n con Cristo su centro. John va a entrar en las escenas finales despu�s de esto; pero antes de que esto se haga, se nos muestra el consejo de Dios acerca de Israel. Esto trae al diablo en su mala oposici�n a ese consejo; porque seguramente era lo que m�s tem�a el adversario. Satan�s invariablemente se opone a Cristo con mayor tenacidad de prop�sito, odio y orgullo que cualquier otro.

Reconociendo en �l al quebrantador de s� mismo y al libertador del hombre y de la creaci�n, existe un antagonismo constante entre Satan�s y el Hijo de Dios que nos es familiar a todos. Pero hay m�s que esto: Satan�s se pone en contra de Su conexi�n con el pueblo pobre y despreciado de Israel. Sin embargo, antes de que Dios abrace abiertamente la parte de Israel, est� el hecho notable de que Cristo es arrebatado a �l ya Su trono.

Ni una palabra se dice de Su vida; ni siquiera una palabra acerca de su muerte y resurrecci�n. En lo que respecta a este pasaje, uno podr�a suponer que el Se�or alcanz� lo alto tan pronto como naci�. Esto nos muestra cu�n notablemente m�stica es la declaraci�n. Es historia ni anticipada ni de hecho. Si hubiera sido un resumen hist�rico, deber�amos haber notado Su vida con esos poderosos eventos de los que dependen todas las esperanzas para el universo.

Todo esto se pasa por alto por completo. La raz�n, creo, es precisamente esta, que nos insin�a, como en la profec�a del Antiguo Testamento, c�mo el Se�or y Su pueblo est�n envueltos, por as� decirlo, en el mismo s�mbolo; as� como, de una manera a�n m�s �ntima, lo que se dice acerca de Cristo se aplica al cristiano.

Sobre este principio, entonces, no puedo dejar de considerar que el rapto del hijo var�n a Dios y su trono implica el rapto de la iglesia en s� mismo. La explicaci�n de por qu� se introduce as� aqu� depende de la verdad de que Cristo y la iglesia son uno y tienen un destino com�n. As� como �l subi� al cielo, as� tambi�n la iglesia ser� arrebatada. "As� tambi�n es Cristo", dice el ap�stol Pablo, cuando habla de la iglesia; porque naturalmente debemos suponer que la alusi�n es al cuerpo m�s que a la cabeza.

No dice, as� tambi�n es la iglesia, sino "as� tambi�n es Cristo". Con un esp�ritu similar, San Juan, en esta profec�a, nos muestra ante todo al ni�o var�n llevado a un lugar en el cielo completamente fuera del alcance de la malicia de Satan�s. Si esto es as�, y dado que tiene una relaci�n notable con lo que ya se ha afirmado en cuanto al libro: aqu� comenzamos de nuevo, con un punto de vista particular como el objeto del Esp�ritu Santo en esta �ltima porci�n. Antes de hacerlo, Juan nos da primero el prop�sito general de Dios acerca de los jud�os.

Esto es estrictamente en orden. Podr�amos haber pensado que la forma m�s natural ser�a en primer lugar declarar el rapto del hijo var�n; pero no es as�, Dios siempre hace y describe las cosas de la manera m�s sabia y mejor. El hecho es que siendo Cristo nacido de Israel, primero se debe y debe establecer el trazado de Su conexi�n con Israel. El siguiente hecho es la oposici�n del diablo a los consejos de Dios, y estorbo por el momento, que da ocasi�n al Se�or mismo para tomar Su lugar en el cielo, y eventualmente a la iglesia sigui�ndolo al cielo. Despu�s de esto vuelve a la escena. la intenci�n del Se�or de dar paso a la realizaci�n de sus consejos en cuanto a Israel y la tierra.

En resumen, por lo tanto, la primera parte del cap�tulo es claramente una representaci�n m�stica de la relaci�n del Se�or con Israel y de Su eliminaci�n de la escena del efecto del antagonismo de Satan�s; pero tambi�n da lugar a que Dios vincule, por as� decirlo, con la desaparici�n de Cristo en el cielo el seguimiento de la iglesia all� a su debido tiempo. Porque la iglesia est� unida a Cristo. De esta manera, el rapto del hijo var�n no es un mero hecho hist�rico.

La ascensi�n de Cristo al cielo se menciona aqu� porque contiene como consecuencia el traslado posterior de la iglesia para estar con �l donde �l est�, formando Su cuerpo un mismo hombre m�stico ante Dios, "la plenitud de aquel que todo lo llena en todo".

Si se tiene esto en cuenta, todo el asunto queda considerablemente aclarado. "Ella dio a luz un hijo var�n, para regir a todas las naciones con vara de hierro". No hay la menor dificultad en aplicar esto al hijo var�n, visto no personalmente y solo sino m�sticamente; y menos, porque esta misma promesa se hace a la iglesia en Tiatira, o m�s bien a los fieles all�. Se recordar� que al final de Apocalipsis 2:1-29 se dice expresamente que el Se�or le dar�a al vencedor poder sobre las naciones, y las regir�a con vara de hierro, tal como �l mismo la recibi� de Su padre.

�No confirma esto con mucha fuerza la misma opini�n? "Y la mujer huy� al desierto, donde tiene lugar preparado por Dios, para que all� la sustenten mil doscientos sesenta d�as".

En el vers�culo 7 tenemos una nueva escena; y aqu� llegamos mucho m�s a hechos, no a consejos de Dios oa principios vistos en Su mente, sino a hechos positivos; y ante todo de lo alto, como luego encontraremos efectos y chancros en la tierra. �Y hubo guerra en el cielo: Miguel y sus �ngeles a la guerra contra el drag�n; y el drag�n y sus �ngeles peleaban, y no prevalecieron, ni se hall� m�s lugar para ellos en el cielo.

Y fue arrojado [abajo] el gran drag�n, la serpiente antigua, que se llama Diablo, y Satan�s, que enga�a al mundo entero, fue arrojado a la tierra, y sus �ngeles fueron arrojados con �l. Y o� una gran voz que dec�a en el cielo: Ahora ha venido la salvaci�n, y el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido arrojado el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios d�a y noche.

Y ellos lo vencieron por causa de la sangre del Cordero, y por causa de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron su vida hasta la muerte. Por tanto, regocijaos, cielos, y los que mor�is en ellos". Es evidente que en este momento se habla de personas que moran en el cielo y que se compadecen profundamente de sus hermanos que sufren en la tierra. Tal es el hecho indiscutible; y poco despu�s Satan�s haber perdido ese acceso a la presencia de Dios en la cualidad de acusador de los hermanos que antes pose�a, ni recobrar� jam�s el asiento supremo de su poder que entonces ha perdido, ya no podr� llenar el cielo con su amargura. burlas y acusaciones de los santos de Dios.

"Ay", sin embargo, se a�ade en este momento, "de la tierra y del mar, porque el diablo ha descendido a vosotros, teniendo gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo". Esto conecta claramente el despojo de Satan�s de su asiento celestial con la �ltima crisis de jud�os y gentiles al final de la era actual. Encontramos aqu� la raz�n oculta. �Por qu� deber�a haber una tormenta de persecuci�n tan inesperada? �Por qu� tan tremendos hechos de Satan�s aqu� abajo por un corto tiempo, por tres a�os y medio, antes del cierre? La raz�n se explica aqu�.

Satan�s ya no puede acusar arriba; en consecuencia, hace lo peor que puede a continuaci�n. Es arrojado a la tierra y nunca recupera los cielos. De nuevo, ser� desterrado de la tierra, como veremos, poco a poco al abismo sin fondo; y luego, aunque suelto de all� por poco tiempo, es s�lo para su ruina irremediable; porque entonces es arrojado (no meramente al pozo o abismo, sino) al lago de fuego, de donde nadie vuelve jam�s.

Tal es el curso revelado de los tratos de Dios con el gran enemigo de los hombres desde el principio hasta el final.

A partir del vers�culo 13, la historia no se sigue desde los cielos, sino sobre la tierra. "Y cuando el drag�n vio que hab�a sido arrojado a la tierra, persigui� a la mujer que hab�a dado a luz al var�n [ni�o]. Y a la mujer le fueron dadas dos alas de la gran �guila, para que volara al desierto, a su lugar, donde ella es alimentada all� un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo, de la faz de la serpiente.

"As� se da poder para escapar, medio r�pido de huir de la persecuci�n de Satan�s. No es poder para resistir a Satan�s y pelear la batalla con �l, sino la facilidad que se da para huir de su violencia. Esto parece ser lo que significa las dos alas de la gran �guila una figura de medio vigoroso de escape Lo que en la naturaleza es la imagen m�s en�rgica de vuelo se aplica v�vidamente al caso que tenemos ante nosotros.

Entonces encontramos al enemigo, desconcertado por la provisi�n de Dios, usando otros esfuerzos. "Y la serpiente ech� de su boca agua como un torrente en pos de la mujer, para hacer que la corriente se la llevara". Es decir, aqu� se esfuerza por incitar a las naciones (como las que, supongo, est�n en un estado de desorganizaci�n) para abrumar a los jud�os. En vano; porque "la tierra" que estaba bajo el gobierno establecido en este momento "ayud� a la mujer, y la tierra abri� su boca, y trag� el r�o que el drag�n echaba de su boca.

Y el drag�n se enoj� contra la mujer, y se fue a hacer guerra contra el remanente de la simiente de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jes�s. poder del testimonio. La mujer representa la idea m�s general de ese pueblo. El remanente de su simiente es la porci�n testigo. Debe tener en cuenta que todos los jud�os de ese d�a de ninguna manera tendr�n el mismo poder espiritual.

Habr� diferencias. Algunos ser�n mucho m�s en�rgicos e inteligentes que otros. Satan�s se apresura, pues, y se esfuerza por derribar a los que parecen m�s �tiles como vasos del testimonio de Jes�s.

En consecuencia, esto conduce a los planes que Satan�s establece con el prop�sito de lograr su dise�o largamente acariciado de suplantar no solo el evangelio y la ley, sino tambi�n el testimonio del reino de Dios en el mundo. Y hay dos m�todos especiales que Satan�s adoptar�, adecuados para atrapar a una doble clase de hombres que nunca faltan en este mundo, hombres naturales, a algunos de los cuales les gusta el poder, como a otros les gusta la religi�n.

No estoy hablando ahora de ninguno que haya nacido de Dios; pero est� claro que el coraz�n del hombre corre tras el intelecto y el poder, o hacia la formalidad religiosa. Por lo tanto, el diablo presentar� dos instrumentos principales como l�deres de sistemas que expresan la naturaleza humana en ambos lados, ajust�ndose exactamente a lo que el coraz�n del hombre busca y tendr�. As� Satan�s se ha propuesto desde el principio establecerse en el hombre como Dios.

Porque �l tambi�n obrar� por el hombre, ya que Dios mismo se complace en desarrollar todos sus maravillosos caminos y consejos en el hombre. Como el Se�or Jes�s no es solo una persona divina sino la expresi�n de la gloria divina no menos que de Su gracia; y como la iglesia es el objeto de Su amor en la bienaventuranza celestial, e Israel para la tierra; as� el enemigo (que no puede originar sino s�lo corromper la verdad y mentir por una especie de imitaci�n profana de los consejos de Dios) tendr� sus bestias no menos ciertamente que Dios tiene Su Cordero.

En Apocalipsis 13:1-18 esto queda claro. Est�n estas dos bestias; el primer poder civil, la segunda religi�n, y ambos ap�statas.

"Y me par� sobre la arena del mar, y vi subir del mar una bestia que ten�a siete cabezas y diez cuernos". La bestia que emerge del revolucionario mundo romano es simplemente adaptada para que el drag�n la llene de oposici�n a los prop�sitos de Dios. En Apocalipsis 12:1-17 el drag�n se caracteriz� de manera similar a la bestia.

Ambos tienen las formas de poder propias del imperio romano. Pero tambi�n hay una diferencia: "Y sobre sus cuernos diez diademas, y sobre sus cuentas nombres de blasfemias". El drag�n tiene las diademas en la cabeza; la bestia nos muestra m�s los hechos reales que los cuernos coronados. El drag�n representa al enemigo de Cristo en su empleo pol�tico del imperio romano, y esto de principio a fin; de modo que se dice que las cabezas o formas sucesivas de poder est�n coronadas, no los cuernos, que en realidad solo se desarrollar�an antes del final de su historia como muy pronto, no antes de que los b�rbaros godos rompieran el imperio de Occidente.

Por otro lado, en la bestia de Apocalipsis 13:1-18 vemos, no s�lo el esp�ritu oculto del mal haciendo uso del poder de Roma en sus varios cambios, sino el imperio en su estado final cuando la herida mortal hecha a la cabeza imperial fue sanada, y Satan�s le habr� dado as� revivido su poder, su trono y gran autoridad.

Ahora bien, este es el tiempo mismo cuando los diez cuernos reciben autoridad como reyes; est� simult�nea y continuamente con la bestia, como nos informa Apocalipsis 17:1-18y por eso se ven coronados los cuernos de la bestia (no meramente las cabezas, como en el caso anterior del drag�n).

Adem�s, la bestia se describe despu�s en t�rminos notables, que aluden a las bestias tan conocidas en Daniel 7:1-28 . "Y la bestia que vi era semejante a un leopardo, y sus pies como de oso, y su boca como de le�n". Aqu� tenemos ciertas cualidades que se asemejan a las tres primeras bestias nombradas por el profeta Daniel.

Aunque Satan�s no se origina, �l adopta cualquier cosa que convenga de lo que ha sido, y se esfuerza por esta singular combinaci�n para sacar a la luz a la bestia o cuarto imperio (porque no hay ninguno que tenga �xito) a fin de superar en los �ltimos d�as todo lo conocido. de edad.

�Qu� se entiende por bestia? Un sistema imperial o imperio, pero neg�ndose a reconocer a Dios arriba. El hombre fue hecho para poseerlo, y solo lo hace, como lo ense�� Dios. El hombre es el �nico de todos los seres de la tierra que fue creado para mirar a Uno arriba, y es responsable de hacer la voluntad de Dios. La bestia no mira hacia arriba sino hacia abajo; no tiene sentido de un superior invisible. "El necio ha dicho en su coraz�n que no hay Dios.

"En principio esto es cierto para todo hombre no renovado; pero aqu� es m�s tremendo, porque un imperio debe ser el reflejo de la autoridad que Dios en su providencia le ha conferido. Ning�n imperio ha evitado la sentencia moral impl�cita en el s�mbolos, pero esta bestia ir� m�s all� de todo lo que jam�s haya surgido. En el momento en que se dio la profec�a, la cuarta bestia estaba en existencia; pero al profeta se le dio a ver eso debido a un estado de convulsi�n pol�tica, justo antes de las �ltimas tres a�os y medio, y relacionada con la expulsi�n de Satan�s del cielo por el poder de Dios, esta bestia sube del mar.

Es decir, habr� un estado de total confusi�n en Occidente y se levantar� un poder imperial. Este es el que se describe aqu�: "Y vi una de sus cabezas como herida de muerte, y su herida mortal fue sanada; y todo el mundo se maravill� en pos de la bestia". No es dif�cil ver motivos suficientes para deducir que la cabeza herida era la forma imperial de poder. El imperio del oeste se habr� extinguido hace mucho tiempo, cuando, por extra�o que parezca, reaparece en los �ltimos d�as.

Pero hay mucho m�s que el simple resurgimiento del imperialismo, lo que provoca el asombro del mundo. Lo hab�an pensado todo con el imperio romano. F�cilmente podr�an entender un nuevo imperio; f�cilmente pod�an concebir un reino teut�n, o un dominio moscovita, o cualquier otro de gran extensi�n y poblaci�n; pero el renacimiento del imperio romano tomar� al mundo por sorpresa. Esto es una parte de lo que aqu� se refiere. Los fundamentos de esta afirmaci�n, sin embargo, dependen de Apocalipsis 17:1-18 , por lo que ahora no puedo entrar en evidencia minuciosa, ni deseo anticipar lo que vendr� ante nosotros en la pr�xima conferencia. Que sea suficiente dar lo que creo que es la verdad revelada al respecto a medida que avanzamos.

Pero entonces no se trata simplemente de que este imperio tuviera cualidades de poder que pertenec�an a m�s de uno de los imperios anteriores, y que tuviera su propia peculiaridad en el sentido de que estuvo marcado por el renacimiento del imperialismo al final. Se nos dice que "adoraron al drag�n, porque hab�a dado autoridad a la bestia; y adoraron a la bestia, diciendo: �Qui�n como la bestia, y qui�n podr� hacer guerra contra ella?" Es evidente, por lo tanto, que tenemos aqu� un estado del mundo ap�stata e id�latra.

El drag�n es adorado, como lo es la bestia; y 2 Tesalonicenses 2:1-17 es claro que se rinde culto a otro personaje relacionado con estos dos, pero distinto de ellos, llamado "el hombre de pecado", que es mucho m�s un poder religioso. La primera bestia es un cuerpo pol�tico; el jefe religioso no estar� en el oeste en absoluto, sino en Jerusal�n, y un objeto muy especial de adoraci�n en el templo de Dios all� al final.

Esto es una dificultad para algunos, porque se dice claramente que este hombre de pecado no tolerar� ning�n otro objeto de adoraci�n. Pero luego debes recordar que son todos de la misma firma. Por lo tanto, adorar al uno es m�s o menos adorar al otro; as� como con respecto al verdadero Dios, no hay adoraci�n de una persona en la Deidad sin el mismo homenaje a las dem�s. Es en vano que cualquiera pretenda adorar al Padre sin adorar al Hijo, y el que adora al Padre y al Hijo s�lo puede adorar en el poder del Esp�ritu Santo.

Cuando adoramos a Dios como tal, cuando decimos "Dios", no nos referimos solamente al Padre, sino al Padre, al Hijo y al Esp�ritu Santo. As� precisamente en esta terrible contraparte, el fruto de la energ�a de la astucia sat�nica y el poder al final. La adoraci�n del drag�n y de la bestia parece, por lo tanto, bastante consistente con la adoraci�n divina que se rinde al hombre de pecado. El hecho es que son, como a menudo se observa con justicia, la gran contratrinidad, la trinidad del mal en oposici�n a la Trinidad de la Deidad.

El diablo es claramente la fuente de todo; pero entonces el l�der p�blico de su poder pol�ticamente es la bestia; y el gran agente religioso, que ejecuta todos los planes e incluso milagros en su apoyo, es la segunda bestia u hombre de pecado.

Esta parece ser la relaci�n verdadera y mutua de todos, si nos inclinamos ante todas estas escrituras. Soy consciente de que existen diferencias de pensamiento aqu� como en casi todo lo dem�s. Pero esta objeci�n no tiene fuerza alguna. La �nica pregunta es, �qu� satisface mejor la palabra de Dios, qu� responde m�s fielmente no solo a la letra de ella, sino a sus grandes principios? Estoy persuadido, por lo tanto, de que lejos de que exista un obst�culo real en el hecho de que estos tres objetos diferentes se combinen en el culto, por el contrario, la fuerza y ??la naturaleza del caso no pueden entenderse bien a menos que esto se vea.

Prosigamos con los otros puntos que las Escrituras nos presentan. "Y se le dio boca que hablaba grandes cosas y blasfemias; y se le dio poder para actuar [o actuar] cuarenta y dos meses. Y abri� su boca en blasfemias contra Dios, para blasfemar su nombre, y su tabern�culo, y ellos aquel tabern�culo en el cielo". Aqu� nuevamente parece evidente que hay un pueblo en el cielo alejado de la exposici�n al poder de Satan�s o de los instrumentos p�blicos de su maldad en el mundo.

Tambi�n hay santos aqu� abajo. El tabern�culo de arriba puede ser blasfemado, y los que moran all� Satan�s puede injuriar, pero �l no puede tocar ni acusar por m�s tiempo ante Dios. Vuelve, pues, todo su poder para tratar con el hombre en la tierra.

"Y le fue dado hacer guerra contra los santos" (claramente contra los que no est�n en el cielo), "y vencerlos: y le fue dada autoridad sobre toda tribu y pueblo y lengua y naci�n. Y todo eso habitan en la tierra, le adorar�n". Se ver� que hay una distinci�n invariable entre la multitud de los gentiles esparcidos por el mundo y "los que moran sobre la tierra".

"La diferencia es que la primera clase es un t�rmino m�s amplio, que abarca el mundo en general; mientras que la �ltima se refiere a una esfera considerablemente m�s estrecha, cuyo car�cter terrenal es m�s decidido, porque hab�a conocido el testimonio celestial de Cristo y el El nombre podr�a mantenerse todav�a, pero los corazones ap�statas prefirieron deliberadamente la tierra al cielo, y seguramente no tendr�an su porci�n en ninguno de los dos, sino en el lago de fuego.

Es solemne ver que esto es lo que la cristiandad se apresura a convertirse: la infidelidad y la superstici�n la est�n formando r�pidamente ahora. Todo lo que est� en juego est� provocando este estado de cosas terrenal y ateo. Nunca, desde que se predic� el evangelio, los hombres se asentaron m�s a fondo en el esfuerzo de mejorar la tierra y, en consecuencia, en olvidar el cielo d�a tras d�a, pensando solo en �l como una funesta necesidad cuando mueren y no pueden evitar dejar el mundo.

Pero en cuanto a volverse al cielo, tanto como una esperanza llena de gozo y como un hogar para los afectos, �cu�ndo se mantuvo m�s completamente fuera de la mente de los hombres? Todo esto nos prepara entonces para la designaci�n dada a la gente que oy� hablar del cielo pero deliberadamente abandon� todas las esperanzas relacionadas con �l para establecerse en la tierra. Eran moradores de la tierra. Los otros son "toda tribu y pueblo y lengua y naci�n", que han o�do relativamente poco acerca del evangelio.

Pero se esforzar� por tratar con ambos; y m�s particularmente "a �l adorar�n todos los moradores de la tierra, cuyo nombre no est� escrito en el libro de la vida del Cordero inmolado desde la fundaci�n del mundo".

Cuidadosamente tenga en cuenta que "desde la fundaci�n del mundo" no pertenece a "muerto", sino a la escritura del nombre. Juan no quiere decir que el Cordero fue inmolado desde la fundaci�n del mundo, sino que el nombre no estaba escrito desde la fundaci�n del mundo en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado. Comp�rese Apocalipsis 17:8 .

"Si alguno tiene o�do, que oiga. El que lleva en cautividad, en cautividad va". La importancia de esta declaraci�n era proteger a los mismos santos de tomar perentoriamente el poder en sus propias manos. Podr�an clamar a Dios, podr�an pedirle que se levante y juzgue la tierra, pero no deb�an luchar contra ellos mismos. As� como la bestia tomar�a el poder, as� deber�a sufrir las consecuencias. Puede llevar al cautiverio, pero al cautiverio debe ir.

Podr�a matar con la espada, pero �l mismo debe morir: de hecho, el suyo ser�a un destino a�n m�s terrible. Al mismo tiempo, la paciencia, con esta sanci�n retributiva anexa, se pone como un principio general, y se declara en tal forma que se aplica a cualquiera. Seguramente y en particular ten�a la intenci�n de proteger a los santos del error y el mal. No creo que la aplicaci�n directa sea a la bestia, sino una advertencia a los santos de Dios. "Aqu� est� la paciencia y la fe de los santos". Esto da la aplicaci�n.

En la �ltima parte del cap�tulo tenemos una segunda bestia. Esto requiere m�s atenci�n, porque ha habido y hay peligro de cierta confusi�n y dificultad sobre este tema. Obs�rvese que la segunda bestia es la que m�s particularmente se parece en la maldad a lo que el Se�or Jes�s fue en la bondad. De hecho, es una "bestia"; es decir, tiene una especie de poder imperial, aunque muy probablemente en una escala mucho menor que la primera bestia.

Todav�a tiene el car�cter de imperio que se le atribuye. Es una bestia, y no simplemente un cuerno. Luego los cuernos que tiene tienen un car�cter peculiar. "Ten�a dos cuernos como de cordero". Exist�a la pretensi�n de parecerse al Mes�as. Pero "hablaba como un drag�n". Era realmente la expresi�n de Satan�s. �Y ejerce toda la autoridad de la primera bestia en su presencia�. Por lo tanto, es claro que la segunda bestia es realmente la m�s en�rgica de las dos y el instrumento activo del mal.

Y este es siempre el caso en cada forma de maldad que alguna vez ha sido forjada para este mundo. Los promotores de la misma, las personas que ejercen la influencia, a veces sin ser vistos, a veces p�blicamente, son por regla general los que promueven la religi�n. La religi�n de la tierra es la fuente prol�fica de todos los peores males que se hacen bajo el sol. El diablo no podr�a llevar a cabo sus planes si no existiera la religi�n terrenal. �No es esto algo terrible de pensar, y tambi�n algo solemne, para aquellos que tienen la m�s m�nima conexi�n con ello?

Por consiguiente, en este caso, obs�rvese, la segunda bestia que se asemeja a Cristo, y toma ese lugar, no sale del mar, ni del estado turbulento de las naciones, sino de la tierra. Es un estado de cosas m�s estable cuando aparece esta bestia, que ejerce toda la autoridad de la primera bestia delante de ella (es decir, en su presencia, con su plena sanci�n: no es usurpaci�n; no es en ning�n sentido algo hecho sin �l; pero se hace en su presencia, como aqu� se dice); "y hace que la tierra y los moradores de ella adoren a la primera bestia" (hay un entendimiento entre ellos), "cuya herida mortal fue sanada.

"Es notable que en 2 Tesalonicenses 2:1-17 no o�mos de �l haciendo que el mundo adore a la primera bestia; sino que �l obliga o en todo caso reclama adoraci�n, y �l mismo es adorado como Dios. Porque se arroga divina adoraci�n a s� mismo.

Aclara todo el asunto si recordamos que la primera bestia significa el imperio romano y, en consecuencia, su asiento es el oeste. La segunda bestia, por el contrario, est� en la tierra de Palestina, y tiene forma jud�a. Cualquiera que mire 2 Tesalonicenses 2:1-17 puede ver que estamos en vista de lo que ser� en la tierra de Judea, y no en Roma.

Es el templo de Dios el que se ve particularmente, donde el hombre de pecado se erige como objeto de adoraci�n. Solo debemos recordar que debemos leer escritura con escritura. Suponiendo que trato el segundo cap�tulo de 2 Tesalonicenses como si me diera todo lo que la Biblia dice acerca del hombre de pecado, excluyo las Escrituras y debo tener un relato imperfecto. Por otro lado, si tomamos solo lo que tenemos en Apocalipsis 13:1-18 , necesitaremos ciertos elementos necesarios para completar el boceto.

Creo que todo esto est� dispuesto con consumada sabidur�a por Dios, porque no quiere que leamos s�lo una parte de su palabra; �l desea que escudri�emos a fondo toda Su palabra. �l no dar� un entendimiento adecuado de las Sagradas Escrituras, a menos que haya una verdadera confianza y valor por todo lo que �l nos ha dado. En consecuencia, es solo juntando estas escrituras, en cuanto a las cuales hay mucha luz para mostrar a qu� se refiere, que podemos realmente entender el tema.

Ahora bien, es bastante claro en la primera parte del cap�tulo que tenemos ante nosotros un poderoso poder pol�tico. Es igualmente cierto que 2 Tesalonicenses 2:1-17 describe no tanto un vasto sistema imperial como un poder religioso. Un personaje completamente fuera de la ley es el hombre de pecado, pero sigue siendo esencialmente un poder religioso. Reclama para s� lo que pertenece a Dios; y esto es precisamente lo que encontramos relacionado con la segunda bestia.

Podemos se�alar aqu� otra caracter�stica del s�mbolo. Ten�a dos cuernos. La raz�n, como supongo, est� relacionada con todo el testimonio de Juan. Cualquiera que lo haya investigado ver� que incluso en cuanto a nuestro bendito Se�or mismo, la inclinaci�n general es mostrar lo que �l fue en la tierra, no lo que �l es en el cielo. Admito que hay pasajes excepcionales en Juan; pero mientras que el objeto de Pablo es dirigirnos a Cristo en el cielo, como el punto caracter�stico de su testimonio, Juan, por el contrario, llama la atenci�n en particular sobre lo que �l era en la tierra.

Esto me parece de importancia para el significado de estos dos cuernos. El Se�or Jes�s, como todos saben, fue un profeta en la tierra; y ciertamente, como sabemos, reinar� como rey sobre la tierra. Pero, �qu� hay en el medio? �l es sacerdote; pero �l es sacerdote en el cielo. En consecuencia, no es el lugar de Juan sino de Pablo para llevar a cabo el sacerdocio celestial de Cristo. Juan nunca, que yo sepa, desarrolla los oficios de Cristo arriba.

No es sino que se�ala lo que se conecta con ellos, como por ejemplo, en Juan 13:1-38 , y nuevamente en Juan 14:1-31 , as� como en Juan 17:1-26 y Juan 20:1-31 . Pero estas son bastantes excepciones. La tendencia general de Juan es detenerse en Cristo manifestando a Dios aqu� abajo. La doctrina de Pablo es el hombre glorificado en el cielo.

En consecuencia, creo que esta es la clave de los dos cuernos de la bestia. Cuando aparezca el Anticristo, no tomar� el lugar de ser sacerdote; mucho mayor ser� su suposici�n. Se erigir� en profeta y rey, s�, un rey que imitar� lo que Cristo ser� para Israel. Tenemos dos cuernos, no siete; es una imitaci�n, pero no del pleno poder de Cristo. En el Se�or vemos la perfecci�n del poder, tal como se podr�a decir del Esp�ritu Santo en Su plenitud de poder para gobernar. En el Anticristo est� la pretensi�n de lo que era de Cristo conectado con la tierra, y con la ausencia m�s marcada de lo que le pertenece en el cielo.

Por cierto, esto no es una evidencia insignificante de que la idea de aplicar todo esto al papado como su significado completo es un error; porque la caracter�stica esencial del papado radica en asumir que es un representante terrenal viviente del sacerdocio de Cristo. Es precisamente la corrupci�n de lo celestial y no mesi�nico. El papado es mucho m�s antiiglesia que anticristo. Tal es la diferencia.

Pero cuando se cumpla Apocalipsis 13:1-18 , ya no se trata de la iglesia. El cuerpo cristiano no ser� visto m�s en la tierra. los santos de los lugares altos est�n en lo alto. En consecuencia, no es una mera vestidura falsa con el poder sacerdotal de Cristo lo que hace el anticristo, sino una suposici�n falsa de Su lugar prof�tico que estaba en la tierra, y de Su esfera real que estar� en la tierra.

Este personaje reclama ambos poderes. Tiene dos cuernos como de cordero, y est� activo en la realizaci�n de grandes se�ales y prodigios. Tiene una doble actividad. En primer lugar, toma prestada la influencia controladora del imperio romano, ejerce toda la autoridad de la primera bestia. Adem�s de esto, hace muchas cosas por cuenta propia que el emperador romano no pod�a hacer. �Y �l hace grandes se�ales, que aun debe hacer descender fuego del cielo a la tierra a la vista de los hombres.

Es decir, imita el poder no solo de Cristo sino de Dios. Afirma ser el Jehov� Dios de Israel. As� como Jes�s es Jehov� y tambi�n el Mes�as, este instrumento del poder de Satan�s en Jerusal�n emular� lo que Dios hizo al El�as para refutar las afirmaciones de Baal Sabemos que descendi� fuego y consumi� el sacrificio de la antig�edad, y Dios demostr� tan claramente que Baal no era Dios, como lo era Jehov�.

As� que la segunda bestia har� maravillas, no realmente, sino en apariencia. ��l hace grandes se�ales para hacer descender fuego del cielo a la tierra a la vista de los hombres, y enga�a a los moradores de la tierra con las se�ales que le fue dado hacer a la vista de los hombres. bestia."

Todo muestra que este es el anticristo. La primera bestia no obra milagro alguno. Asombra al mundo al revivir el imperialismo; pero esto es una cosa muy diferente y no puede llamarse propiamente un signo. Puede y asombrar� a los hombres, pero no es un milagro. Pero la bestia de la tierra o tierra, que es incomparablemente m�s activa y en�rgica que la primera, hace grandes se�ales (sin duda por la energ�a de Satan�s, pero aun as� las hace); y la consecuencia es que "enga�a a los moradores de la tierra", dici�ndoles especialmente "que hagan una imagen de la bestia que ten�a el golpe de espada, y vivi�". No estoy preparado para decir si esto es o no la abominaci�n desoladora establecida en el lugar santo. Parece parecerse a ese �dolo, y probablemente sea lo mismo.

�Y le fue dado dar vida a la imagen de la bestia, para que la imagen de la bestia hablara, y para que mataran a todos los que no adorasen la imagen de la bestia. peque�os y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, para que recibieran una marca en su mano derecha o en su frente; y que nadie pudiera comprar ni vender, sino el que tuviera la marca, el nombre de la bestia, o el n�mero de su nombre. Aqu� hay sabidur�a. El que tiene entendimiento, cuente el n�mero de la bestia, porque es n�mero de hombre, y su n�mero es seiscientos sesenta y seis.

Las diversas conjeturas que se han hecho con respecto a este n�mero son muy inadecuadas. Puede ser que sea uno de esos secretos que no se desentra�an hasta que aparece la persona, cuando podemos estar seguros de que al menos los sabios lo entender�n. Que lo entendamos ahora es, creo, m�s de lo que deber�amos suponer. �A qu� beneficio moral podr�a servir? Ciertamente todo lo que puede edificar y refrescar el alma, y ??que puede ser usado por el Esp�ritu Santo para bendici�n real al separarnos del mundo y unirnos al cielo, y, sobre todo, a Cristo, podemos deducir de la Revelaci�n bien entendida. ahora.

De hecho, creo que podemos recoger mucho m�s de lo que aquellos que van a estar en las circunstancias podr�n cosechar en su d�a. Pero puede haber puntos de minuciosa aplicaci�n retenidos por la sabia reserva de Dios, que no se entrega a la mera curiosidad, como ser�a �sta. Tal conocimiento ser� de importancia pr�ctica s�lo cuando llegue el momento; y por lo tanto no dudo que este es s�lo uno de esos puntos en los que el Se�or no complace ahora la mente de los hombres.

No he escuchado ninguna explicaci�n que lleve alguna fuerza consigo. Muchos de los que se han ofrecido por completo y obviamente fallan, por ejemplo, "apostas�a" y explicaciones similares. La "apostas�a" no es el n�mero de un hombre; ni por razones similares puede permanecer "ap�stata", ni, quiz�s, "el hombre latino" o reino, aunque ciertamente tiene derecho a la atenci�n. Adem�s, no parece ser, como generalmente se cree, el n�mero del anticristo, la segunda bestia, sino del imperio romano, o m�s bien el emperador, en antagonismo final con Jehov� y su ungido.

Luego llegamos a Apocalipsis 14:1-20 , donde no tenemos ni los consejos de Dios en contraposici�n a los de Satan�s, primero en el cielo y luego en la tierra; ni el plan y los instrumentos por los cuales Satan�s da batalla a esos consejos. Todo esto lo hemos tenido en los cap�tulos 12 y 13. Pero ahora entramos en otra l�nea de cosas.

�Qu� est� haciendo Dios con los suyos? �Nada? �Imposible! Todos deben ser activos y buenos. Dios, por lo tanto, se complace en revelarnos una variedad de formas en las que ejercer� Su poder y enviar� tanto testimonio como advertencia adecuados para la crisis; y esto se da con notable plenitud a lo largo de las siete divisiones en las que este cap�tulo se divide naturalmente.

El primero es cierta multitud numerada apartada para el Cordero en el monte de Sion. El Se�or Jes�s est� a punto de insistir en Sus derechos en medio de Israel; y Sion es el centro conocido de la gracia real. Real, digo, porque es Cristo afirmando Su t�tulo como Hijo de David; pero tambi�n es gracia real, porque supone la ruina total de Israel, y que el Se�or en puro favor comienza all� a reunirse de nuevo en torno suyo.

Por consiguiente, esta es la primera forma en que Dios muestra Su acci�n para los �ltimos d�as. El diablo puede tener sus bestias y cuernos; Dios tiene Su Cordero; y el Cordero ya no se ve sentado en el trono en el cielo, ni tomando un libro. �l est� de pie sobre el monte de Si�n. Es un punto notable de progreso hacia el reino que claramente se presenta ante nosotros antes del final.

�Y mir�, y he aqu� el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sion, y con �l ciento cuarenta y cuatro mil, que ten�an el nombre de �l y el nombre de su Padre escrito en sus frentes�. No se habla de ellos como conscientes de tal relaci�n, ya que no se trata de su Padre, no de Su Padre y el Padre de ellos. Nada de eso se encuentra jam�s en el Apocalipsis sino "el nombre de su Padre en sus frentes".

"Y o� una voz del cielo, como el estruendo de muchas aguas, y como la voz de un gran trueno; y o� la voz de los arpistas que tocaban con sus arpas; y cantaban [como si fuera] un c�ntico nuevo en presencia del trono, y en presencia de los cuatro seres vivientes y de los ancianos; y nadie pod�a aprender este c�ntico sino los ciento cuarenta y cuatro mil, que fueron comprados de la tierra. Estos son los que no se contaminaron con mujeres; porque son v�rgenes".

Estos santos no se hab�an corrompido a s� mismos; y el nombre del Cordero va unido a ellos. Con la maldad babil�nica aqu� abajo no ten�an nada que ver; eran puros y est�n asociados con el santo Sufridor. �Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. Estos fueron comprados de entre los hombres, primicias para Dios y para el Cordero. Y en su boca no se hall� enga�o, porque son sin mancha� [�delante del trono de Dios" es espuria].

Tal es la primera acci�n de Dios. Es un remanente completo, no se dice que sea de las doce tribus de Israel, como vimos en Apocalipsis 7:1-17 ; pero esto es particularmente de los jud�os. Fueron separados de los culpables de rechazar al Cordero. Y ahora. Dios responde a toda esa y otras maldades con esta misericordiosa y honrosa separaci�n del Cordero, que ahora est� a punto de ser instalado en Su asiento real en el monte de Si�n.

La siguiente escena nos muestra un �ngel volando. "Y vi", se dice, "otro �ngel volar por en medio del cielo, que ten�a [el] evangelio eterno para predicarlo a los que se asientan sobre la tierra, y a toda naci�n, tribu, lengua y pueblo. " �Por qu� se llama "eterno"? Debemos recordar que el evangelio que se predica ahora es un evangelio muy especial, y de ninguna manera un evangelio eterno. Nadie jam�s escuch� el evangelio que se predica ahora hasta que Jes�s muri� y resucit� e incluso fue al cielo.

Es decir, el evangelio, tal como debe ser predicado dentro y fuera de la cristiandad, depende de los hechos m�s estupendos jam�s realizados aqu� abajo, por los cuales Dios esper� m�s de cuatro mil a�os, aun desde que el hombre mor� en la tierra, antes de que �l quisiera o pudiera justamente enviarlo adelante. En consecuencia, el evangelio de la gracia de Dios, como sabemos, no se llama propiamente (nunca en las Escrituras) el "evangelio eterno".

" Sospecho que la mayor�a usa estos t�rminos sin pensar en lo que realmente significan. Cuando llaman al evangelio ahora el "evangelio eterno", probablemente tienen una idea vaga de que nos conecta con la eternidad. Piensan que es un ep�teto que suena bien, Realmente no s� qu�, pero de todos modos es de suponer que hay alguna idea en la mente de aquellos que caracterizan as� "el evangelio de Dios." Ciertamente es un error, si las Escrituras deciden.

"Evangelio eterno" significa lo que dice. Significa esas buenas nuevas que siempre han sido y siempre ser�n ciertas: cualquier otra cosa que Dios haya dado a conocer al hombre, esto siempre ha permanecido inalterable. �Entonces que es? Las buenas nuevas de Dios siempre fueron que �l se propone bendecir al hombre por medio de la simiente prometida, Cristo Jes�s, para ponerlo sobre el resto de la creaci�n, para que tenga dominio como Su imagen y gloria. Desde el principio, el primer cap�tulo de G�nesis prueba que esta es la mente de Dios para el hombre aqu� abajo.

El fin de todas las cosas proclamar� lo mismo. El milenio ser� un gran testimonio demostrativo de ello. En los nuevos cielos y la nueva tierra el hombre ser� completamente y para siempre bendecido.

La declaraci�n de esto creo que es el evangelio eterno. En los �ltimos d�as actuar� como el derrocamiento de la mentira de Satan�s, que pone y desea mantener al hombre en una posici�n de alejamiento de Dios, que est� moralmente forzado a ser el juez del hombre en lugar de ser el que bendice a todos. la tierra, y en consecuencia arrojarlo al infierno. Todo esto, es claro, es fruto de las artima�as de Satan�s; pero el evangelio eterno presenta a Dios como el que bendice al hombre y la creaci�n, como siempre estuvo en Su mente, y como �l ciertamente har� que suceda; no, por supuesto, para cada hombre individual, porque aquellos que desprecian Su misericordia en Cristo, y especialmente aquellos que habiendo o�do despreciar el evangelio de Su gracia, deben perderse para siempre. Estoy hablando ahora de lo que siempre estuvo delante de �l, y siempre se mantuvo delante del hombre en Su palabra.

La forma en que se habla aqu� del tema lo confirma. "Temed a Dios", es el mensaje, "y dadle gloria" (ah� est� la evidente contradicci�n de la idolatr�a); "porque la hora de su juicio ha llegado". Entonces ser� la ruina de todos los que se oponen a Dios, no s�lo de todas las vanidades de las naciones, sino de todos los que les hacen caso o las sostienen contra Dios. �Adorad al que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas.

Claramente, por lo tanto, es el mensaje universal de Dios para el hombre, y est� conectado con la gloria de Su creaci�n. La amenaza solemne de Sus juicios r�pidos es una base para presionar sobre las conciencias cegadas del hombre el reclamo del honor que se le debe �nicamente a �l.

Sin duda, hay muchos que piensan que es una circunstancia extraordinaria que Dios env�e un mensaje como este en d�as que se acercan r�pidamente. Perm�tanme decir por qu� se siente tal dificultad. Es porque los hombres conjeturan y juzgan a partir de su propia posici�n y sus propias relaciones. Pero nunca entenderemos nada correctamente mientras razonemos y concluyamos as�. No es la forma de entender ninguna parte de la Biblia, y mucho menos la profec�a.

Si se trata de nuestra conducta o de nuestro deber, es indispensable mantener nuestra relaci�n adecuada; debemos permanecer cuidadosamente en el lugar que Dios nos ha dado, mientras nos inclinamos ante la palabra de Dios que se aplica a nosotros all�. �C�mo podemos actuar inteligentemente o correctamente como cristianos a menos que, sabiendo lo que significa, creamos que somos cristianos? Solo glorificamos a nuestro Dios y Padre en la medida en que lo miramos como hijos a �l como nuestro Padre, y como santos lo reconocemos como nuestro Dios.

Esto es sin duda cierto. Pero aqu� no se dice que haya cristianos en la tierra: tenemos jud�os elegidos; tenemos naciones, junto con "los que se sientan sobre la tierra". Es decir, hay hombres, aparentemente ap�statas, bajo la �ltima designaci�n, as� como la masa general de meras naciones, tribus, lenguas y pueblos. Parece entonces que Dios desciende, por as� decirlo, para encontrarse con ellos en el terreno m�s bajo posible de Su propia verdad.

�Y qu� es eso? Est�n llamados a temer a Dios ya darle gloria; y esto es sobre la base de que �l es Juez, justo a punto de tratar con Su propio mundo. Les llama a abandonar toda esa idolatr�a en la que habr�n ca�do, particularmente en aquellos d�as.

Y yo mismo no tengo la menor duda de que en este momento presente est� obrando una levadura que terminar� en idolatr�a, especialmente (si en esto hay alguna diferencia) para las �rdenes superiores de este pa�s, que arrastrar�n en las inferiores adem�s. En las clases m�s humildes hay de otro modo esa groser�a de amor a las cosas sensibles y al espect�culo que las preparar� para la idolatr�a. Pero repito que hay una instilaci�n activa de un esp�ritu, sin duda m�s sutil y refinado en las clases educadas, que, a mi juicio, infaliblemente las educar� en la idolatr�a naturalista antes de que pasen muchos a�os.

Est�, por un lado, la tendencia material de la ciencia y la literatura modernas; est�, por el otro, el patrocinio condescendiente de tiempos pasados. Por estas peligrosas v�as, todo lo que ahora leuda en�rgicamente al mundo tiende a llevar de nuevo al hombre al paganismo; es decir, la apostas�a.

Sea como sea que esto sea juzgado por los que lo oyen, debemos recordar que habr� tambi�n otra causa de naturaleza solemn�sima, que se revela claramente: Dios va a derramar un enga�o judicial sobre la cristiandad. Es cierto que �l no s�lo infligir� severos golpes de juicio, sino que entregar� a los hombres a creer una mentira, la gran mentira del diablo. Aqu� est� la gran verdad de todos los tiempos: que s�lo Dios, el Dios que ahora se ha revelado en Cristo y por la redenci�n, es el debido objeto de adoraci�n. En mi opini�n, este mensaje est� tan lejos de ser una cosa extra�a que parece exactamente adecuado para el hombre en su situaci�n actual, y no menos para la sabidur�a y la bondad de Dios.

Otra consideraci�n tal vez pueda ayudar a algunos en relaci�n con esto, y para confirmarlo, fundada en Mateo 25:1-46 , donde las naciones son llamadas ante el Hijo del hombre cuando �l se sienta como Rey en el trono. Se recordar� que les dice a los que designa como ovejas que, en cuanto hicieron lo que hab�an hecho a sus hermanos, en realidad fue a �l; como, por otra parte, cayeron sobre �l los insultos que iban dirigidos a ellos.

Estos actos de bondad, o los contrarios, ser�n aqu� propiedad del Se�or. De nada sirve que la gente lo llame el juicio general, o el juicio de nuestras obras. No lo es. El �nico principio que tenemos ante nosotros en esta escritura es Su trato con los gentiles vivientes, o las naciones seg�n sus caminos con Sus hermanos; y se requerir� poder real de Dios para actuar correctamente entonces. La presi�n contra Sus mensajeros ser� enorme.

Si alguno las recibe bien, ser� por la fe. Concedo que la medida de su fe es peque�a. Que honrar a sus hermanos es virtualmente honrarse a s� mismo, ellos mismos no lo saben. Cuando est�n en presencia del Rey, cu�n asombrados est�n de que �l considere lo que se hizo a los mensajeros de Su evangelio en los �ltimos d�as como si se hubiera hecho a los Suyos.

Ciertamente, estos gentiles fueron forjados por la gracia divina, pero muy evidentemente no ser�n lo que ustedes llamar�an "inteligentes". Pero entonces, �con qu� frecuencia debemos cuidarnos de hacer demasiado de esto! �Qu� trampa constante es caer en una cr�tica inconsciente! Los hombres tienden a darse una importancia exagerada en la puntuaci�n de su conocimiento. Dios, estoy seguro, siempre otorga un valor mucho m�s alto a la atenci�n prestada al Se�or mismo, y esto tambi�n en aquellos a quienes �l env�a.

Siempre es una prueba crucial. Ser� as� sobre todo, porque estos mensajes ir�n a las naciones de la tierra cuando, cada vez m�s exaltadas y satisfechas de s� mismas, sean convocadas por mensajeros, pobres y despreciables a sus ojos, que proclamar�n solemnemente el reino acaba de llegar el Rey que viene en persona a juzgar a los vivos aparte y antes del juicio de los muertos. Pero algunas almas aqu� y all� los recibir�n, no s�lo trat�ndolos amablemente, sino esto porque reciben el mensaje.

S�lo el poder del Esp�ritu de Dios les dar� esta fe. Nada menos que Dios mismo inclinar� su coraz�n. En consecuencia, el Se�or se referir� a esta recepci�n, o a la bondad que la acompa��, como una evidencia de que se prestaban atenci�n a �l mismo en las personas de Sus mensajeros.

Esto lo considero similar, si no lo mismo, que el evangelio eterno; de hecho, Mateo lo llama el "evangelio del reino". Me inclino a inferir que el "evangelio del reino" y el "evangelio eterno" son sustancialmente id�nticos; y que se describi� as� porque siempre estuvo en el prop�sito de Dios establecer este reino sobre el mundo, y bendecir al hombre mismo aqu� abajo.

Este Mateo, de acuerdo con su designio, lo llama m�s bien "evangelio del reino", porque Cristo va a ser Rey. Juan, al parecer, lo llama el "evangelio eterno", porque contrasta con los mensajes especiales de vez en cuando, as� como con todo lo malo que tiene que ver con el hombre tal como es aqu� abajo. En este tiempo tan corrupto, entonces, el mensaje ser� enviado, y ciertas almas lo recibir�n por la gracia de Dios.

As�, la segunda escena del cap�tulo es la proclamaci�n del evangelio eterno a los que est�n asentados en la tierra, a las naciones, etc., como la primera secci�n fue la separaci�n de un remanente de jud�os al Cordero en el monte de Si�n.

La tercera secci�n, que puede pasarse por alto con comparativamente pocas palabras, es una advertencia con respecto a la ca�da de Babilonia. Sale un �ngel, diciendo: Ha ca�do, ha ca�do Babilonia, la gran ciudad que hizo beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicaci�n.

El cuarto es una advertencia acerca de la bestia. �Y el tercer �ngel los sigui�, diciendo a gran voz: Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe la marca en su frente o en su mano, �l tambi�n beber� del vino de la ira de Dios, que est� mezclado sin mezcla en la copa de su ira; y ser� atormentado con fuego y azufre en presencia de los santos �ngeles, y en presencia del Cordero.

Y el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos: y ellos. los que adoran a la bestia y a su imagen, y si alguno recibe la marca de su nombre". Hasta ahora, estos tratos divinos van todos en pares: como la obra entre los jud�os, y luego un testimonio final para los gentiles, luego la advertencia sobre Babilonia, y otra sobre la bestia: "Aqu� est� la perseverancia de los santos, que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jes�s".

Luego llegamos al quinto, que es bastante diferente. Es una declaraci�n, que "Bienaventurados los muertos que mueren en el Se�or desde ahora". Desde ahora nadie que sea del Se�or va a morir, y los que mueren en el Se�or ( es decir , todos los que han muerto as�) est�n justo en el punto de la bienaventuranza, no por exenci�n personal sino por la primera resurrecci�n y la reinar� con el Se�or, que terminar� con toda persecuci�n y muerte por Su nombre.

Los imp�os deben pagar la paga del pecado y ser destruidos por los juicios de Dios; pero no habr� m�s muerte en el Se�or despu�s de esto. Como clase, estos deben ser bendecidos (no morir) de ahora en adelante. "Y o� una voz del cielo que me dec�a: Escribe: Bienaventurados los muertos que mueren en el Se�or desde ahora en adelante. S�, dice el Esp�ritu, descansar�n de sus trabajos, porque sus obras siguen con ellos. ." Hay un fin de tal dolor y trabajo: el Se�or va a tomar el mundo y todas las cosas en sus manos.

En consecuencia, en la siguiente escena "Vi, y he aqu� una nube blanca, y sobre la nube uno sentado semejante a [el] Hijo del hombre, que ten�a en la cabeza una corona de oro, y en su mano una hoz afilada. Y otro �ngel sali� del templo, clamando a gran voz al que estaba sentado sobre la nube: Env�a tu hoz, y siega, porque ha llegado la hora de segar, porque la mies de la tierra se ha secado. nube meti� su hoz en la tierra, y la tierra fue segada�. No se trata aqu� de recoger. El Hijo del hombre es visto con la corona de oro, Rey de justicia, a�n no manifestado como Rey de paz.

Y luego viene el cierre de todas las escenas. �Y sali� otro �ngel del templo que est� en el cielo, que ten�a tambi�n una hoz afilada. Y sali� del altar otro �ngel, que ten�a autoridad sobre el fuego, y llam� con gran voz al que ten�a la hoz afilada. , diciendo: Env�a tu hoz afilada, y corta los racimos de la vid de la tierra, porque sus uvas est�n completamente maduras". Esto va m�s lejos.

Para la siega el llamamiento sali� del templo; aqu� es del templo que est� en el cielo. No es solo ira en la tierra sino del cielo. Y del altar sale otro �ngel ( es decir, el lugar de la responsabilidad humana, donde Dios se manifiesta a los pecadores en el sacrificio de Cristo, juzgando los pecados pero en gracia). Tanto m�s tremenda Su venganza sobre los religiosos terrenales que desprecian a Cristo y la cruz de hecho, si no de palabra.

Este �ngel tiene autoridad sobre el fuego, el signo del juicio detectivesco y consumidor. En resumen, tenemos aqu� la cosecha y la vendimia, las dos grandes formas del juicio final; siendo la cosecha ese juicio que discierne entre lo justo y lo injusto, y siendo la vendimia el infligir una ira sin mezcla sobre la religi�n ap�stata, "la vid de la tierra", que es objeto del aborrecimiento especial de Dios.

Es claro, por lo tanto, que aqu� tenemos siete actos distintos en los que Dios intervendr� en la forma de formar un testimonio, de amonestar al mundo y consolar a Su pueblo, y finalmente de juzgar los resultados en lo que concierne a los vivos. .

Pero una escena muy peculiar se describe en Apocalipsis 15:1-8 y Apocalipsis 16:1-21 . Sobre esto no es necesario conceder ahora m�s que unas pocas palabras. "Vi otra se�al en el cielo". Est� claramente conectado con lo que hemos tenido en Apocalipsis 12:1-17 .

"Y vi otra se�al en el cielo, grande y maravillosa, siete �ngeles que ten�an siete plagas, las �ltimas, porque en ellas se consuma la ira de Dios". Observar�s que a�n no es la venida de Cristo. Esto es importante para mostrar la estructura de esta parte del libro. Debemos cuidarnos cuidadosamente de suponer que las siete copas son posteriores a la venida del Hijo del hombre para la siega y la vendimia de la tierra.

Encontraremos, lejos de ser as�, que la visi�n debe retroceder, no digo al principio de Apocalipsis 14:1-20 , sino antes del final. La �ltima de las copas, la s�ptima, es la ca�da de Babilonia. Ahora, ese acto de juicio corresponder�a al tercer trato de Dios en el cap�tulo 14.

El primero fue la separaci�n de los jud�os; el segundo, el evangelio eterno a los gentiles; y el tercero la ca�da de Babilonia. As�, la �ltima copa s�lo nos lleva al mismo punto. Por lo tanto, no se debe suponer de ninguna manera que las copas sigan al cap�tulo 14, sino solo despu�s de su parte anterior como m�ximo. Esto es importante, porque puede ayudar a algunos a hacerse una idea m�s justa de c�mo colocar cronol�gicamente las distintas partes del libro.

La �ltima copa es tambi�n el �ltimo derramamiento de la ira de Dios antes de que venga el Se�or Jesucristo. En consecuencia, debe preceder a la �ltima parte de dicho cap�tulo. Sincroniza, hemos visto, con el tercero de sus siete tramos consecutivos. El final del cap�tulo 16 no cae m�s bajo en el tiempo que el tercer paso en los del cap�tulo 14. El cuarto probablemente, pero ciertamente el quinto, sexto y s�ptimo son eventos necesariamente posteriores a todas las copas.

Analicemos entonces un poco el tema. "Vi como si fuera un mar de vidrio". pero aqu� se distingue en sus acompa�amientos de la descripci�n en Apocalipsis 4:1-11 . All� se ve�a a los ancianos en tronos, con el mar de vidrio dando su silencioso pero fuerte testimonio de que estos santos hab�an acabado con la necesidad y el peligro terrenales, que no se contemplan en esta escena los que requer�an el lavamiento del agua por la palabra.

Todo esto es inteligible e incluso claro. Cuando los santos glorificados son arrebatados al cielo, ya no necesitan para purificarse lo que la fuente y su agua arrojaron; porque el mar de vidrio atestigua que la pureza fue fijada. El hecho es que estaban m�s all� de la escena donde se necesitaba agua para limpiar sus impurezas diarias.

Aqu� no es simplemente un mar de vidrio, sino mezclado con fuego. �Qu� ense�a esto? Declara, en mi opini�n, que estos santos pasaron por un tiempo de terrible tribulaci�n de fuego, como no lo hicieron los ancianos. La ausencia del fuego en relaci�n con los ancianos es tan significativa como la presencia del fuego en relaci�n con los santos en colisi�n con la bestia y el falso profeta, de los que ahora estamos hablando.

Si la gente te pregunta: "�Han de pasar los santos por el tiempo de la tribulaci�n? La respuesta correcta es: �A qu� santos te refieres? Si te refieres a aquellos que son presentados por los ancianos arrebatados a la venida de Cristo, claramente no lo har�n. Escritura es positivo, si s�lo se quiere decir que algunos santos van a pasar por ese tremendo tiempo, es incuestionable, en fin, s�lo hay que distinguir, y todo queda perfectamente claro: confundiendo las dos clases todo se vuelve una masa de oscuridad. Pero la escritura no puede ser quebrantada.

Aqu� entonces encontramos un mar de vidrio mezclado con fuego. "Y vi como un mar de vidrio mezclado con fuego: y los que hab�an obtenido la victoria sobre la bestia, y sobre su imagen, y sobre el n�mero de su nombre, de pie sobre el mar de vidrio, con arpas de Dios ." La victoria sobre la bestia nunca se predica de los ancianos de ning�n modo; ni hay ninguna conexi�n con los ancianos aqu�. Es una escena final de un juicio aterrador.

Esto es importante. Las victorias aqu� se limitan al momento en que se consuman los �ltimos planes de Satan�s. Estos fueron liberados de ellos probablemente antes de que caiga la bestia. De todos modos, el tiempo no parece de primera importancia, pero es innegable el hecho de que estos conquistadores pertenecen exclusivamente al tiempo de los �ltimos esfuerzos del diablo a trav�s de la bestia y el falso profeta. Son por lo tanto estrictamente hablando santos apocal�pticos, y la compa��a final de ellos.

Se recordar� que en nuestra �ltima conferencia vimos a los primeros enfermos. Aunque estos pueden haber ca�do bajo la mano del Imperio Romano, realmente obtuvieron la victoria sobre �l, y aqu� se los ve de pie sobre el mar de vidrio con arpas de Dios. Su melod�a en alabanza al Se�or no fue peor por el mar de tribulaci�n a trav�s del cual hab�an pasado a Su presencia.

"Y cantan el c�ntico de Mois�s, siervo de Dios, y el c�ntico del Cordero". Por lo tanto, es claro que no son cristianos en el sentido estricto de la palabra. Seguramente son santos en el sentido m�s real, pero no est�n en las relaciones que ahora subsisten; no deben tener ese tipo de v�nculo que se fortalece por la morada del Esp�ritu Santo en aquellos que ahora est�n asociados con Cristo.

Tan exclusivo es que aquellos que pudieron haber estado bajo Mois�s ya no est�n bajo �l; no tienen due�o ni cabeza sino a Cristo, mientras que las almas de las que aqu� leemos a�n conservan su v�nculo con las cosas jud�as, aunque sin duda sirven a Dios y al Cordero. De ah� que les oigamos "decir: Grandes y maravillosas son tus obras, Se�or Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, oh Rey", no "de los santos", sino "de las naciones".

"No existe tal cosa en las Escrituras como "Rey de los santos". Esta es una de las peores lecturas del vicioso texto recibido del Apocalipsis. No dudo en decir, tanto que est� en contra de los mejores testigos, como que transmite un significado heterodoxo y, en consecuencia, es malicioso. Porque �qu� puede ir m�s pr�cticamente a destruir la relaci�n apropiada de los santos del Se�or? En otros lugares nunca escuchamos algo como "Rey de los santos", ni tiene ning�n sentido justo.

Para los santos, el Se�or Jes�s es indudable que es su Se�or y amo; pero rey es una relaci�n con una naci�n que vive en la tierra. No es en absoluto una conexi�n que pertenezca al hombre nuevo. Adem�s, estos, si son martirizados, pertenecen en realidad al cielo, donde tal relaci�n ser�a ciertamente extra�a. Por lo tanto, es una doctrina extra�a, as� como una lectura ficticia. La alusi�n es a Jeremias 10:7 .

All� encontrar� "rey de las naciones", con otras palabras que se citan aqu�. Si estos santos no eran exclusivamente gentiles, por lo menos los comprend�an; y esto debe tenerse en cuenta al leer el pasaje. El verdadero t�tulo entonces es "rey de los gentiles" o de las "naciones". Sin duda Rey de los jud�os �l es; pero aquellos en particular que eran gentiles ellos mismos deber�an y deber�an regocijarse en poder alabarlo como el Rey de las naciones.

"�Qui�n no te temer�, oh Se�or, y glorificar� tu nombre? Porque s�lo t� eres santo; porque todas las naciones vendr�n y adorar�n delante de ti" (aqu� nuevamente no es Israel, pero todas las naciones vendr�n); "porque tus juicios se han hecho manifiestos". Est�n anticipando el triunfo que est� reservado para Dios en el d�a de la gloria de la venida de Cristo.

�Despu�s de esto mir�, y fue abierto el templo del tabern�culo del testimonio en el cielo; y salieron del templo los siete �ngeles que ten�an las siete plagas, vestidos de lino puro y blanco, y ce�idos los pechos con cintos de oro.Y uno de los cuatro seres vivientes dio a los siete �ngeles siete tazones de oro llenos de la ira de Dios, que vive por los siglos de los siglos.

Y el templo se llen� de humo por la gloria de Dios y por su poder; y nadie pod�a entrar en el templo hasta que se cumplieran las siete plagas de los siete �ngeles. Ahora no es el arca del pacto de Dios vista en el templo abierto. Se caracteriza como el tabern�culo del testimonio y juicios. seguir a los gentiles ap�statas, no la revelaci�n de los consejos divinos sobre Israel.

Entonces ( Apocalipsis 16:1-21 ) tenemos estas siete copas derramadas. No es ahora "el tercero" como debajo de las trompetas, con el que la analog�a es estrecha; no hay restricci�n para el imperio occidental de Roma. Toda la esfera ap�stata es herida, y con a�n m�s severidad. El primero, como sabemos, fue sobre la tierra; el segundo en el mar; el tercero sobre los r�os y fuentes de las aguas; y el cuarto en el sol. As�, todos los diferentes departamentos de la naturaleza, cualquiera que sea su s�mbolo (y su significado no me parece ni indeterminado ni oscuro), fueron visitados por las copas de la ira de Dios.

Las tres copas posteriores, como las tres trompetas de ay, se acercan m�s a los hombres.

El quinto �ngel derram� su copa sobre el trono de la bestia. Est� claro, por lo tanto, que tenemos aqu� una esfera gentil ante nosotros, que encaja con la escena preliminar. �El quinto �ngel derram� su copa sobre la silla de la bestia; y su reino se cubri� de tinieblas; y se mord�an la lengua de dolor, y blasfemaban del Dios del cielo a causa de sus dolores y de sus llagas, y no se arrepintieron de sus andanzas.

Y el sexto �ngel derram� su copa sobre el gran r�o �ufrates; y su agua se sec�, para que el camino de los reyes que est�n desde el nacimiento del sol pudiera estar preparado". entrar en conflicto con los poderes del oeste en los �ltimos d�as.

As� se allana el camino para que avancen y entren en la lucha final. Este parece ser el significado del secado del gran r�o. "Y vi tres esp�ritus inmundos a manera de ranas que sal�an de la boca del drag�n, y de la boca de la bestia, y de la boca del falso profeta. Porque son esp�ritus de demonios, que hacen se�ales, que salen a los reyes de toda la tierra habitable, para reunirlos para la batalla de aquel gran d�a del Dios Todopoderoso.

Esto da prueba de lo que acabo de mencionar. Est� a punto de producirse un levantamiento universal y una lucha a muerte entre el este y el oeste. Pero el Se�or tiene designios que ninguno de los bandos conoce ni considera, y �l no es indiferente. espectador: "He aqu�, vengo como ladr�n. Bienaventurado el que vela, y guarda sus vestiduras, para que no ande desnudo, y vean su verg�enza. Y ellos" (porque as� lo entiendo) "los juntaron en el lugar llamado en lengua hebrea Armaged�n".

Por �ltimo viene el s�ptimo �ngel, que trata con el mundo a�n m�s decidida y universalmente derram�ndose sobre el aire. "Y el s�ptimo �ngel derram� su copa por el aire; y sali� una gran voz del templo del cielo, desde el trono, que dec�a: Hecho est�. Y hubo rel�mpagos, voces y truenos; y hubo un gran terremoto" y no s�lo grande sino sin igual "como no lo hubo desde que los hombres est�n sobre la tierra, tal terremoto, tan grande.

Claramente, por lo tanto, el juicio del cielo se vuelve a�n m�s implacable en sus golpes sobre el hombre aqu� abajo. "Y la gran ciudad se dividi� (???????) en tres partes, y las ciudades de las naciones cayeron; y la gran Babilonia fue recordada delante de Dios". Esto explica la advertencia de la ca�da de Babilonia a la que se hace referencia en la serie completa de los tratos de Dios en Apocalipsis 14:1-20 al 20. A eso nos trae Apocalipsis 16:1-21

Esto debe ser suficiente por esta noche, aunque no es m�s que un bosquejo del alcance general de esta parte de la profec�a.

Información bibliográfica
Kelly, William. "Comentario sobre Revelation 16". Comentario de Kelly sobre los libros de la Biblia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/wkc/revelation-16.html. 1860-1890.