Bible Commentaries
Zacarías 11

Comentario de Kelly sobre los libros de la BibliaComentario de Kelly

Versículos 1-17

Conferencias sobre los profetas menores.

W.Kelly.

Zacar�as fue claramente un contempor�neo de Hageo. Como �l, data sus profec�as del segundo poder imperial de los gentiles; pero va mucho m�s all� que Hageo al dar el testimonio de Dios acerca de estos poderes. En el anterior profeta hab�a sin duda una intenci�n divina en la alusi�n a la era medida por el reinado de Dar�o: no s�lo se mantiene esto en Zacar�as, sino que tenemos la relaci�n general de los poderes en una medida an�loga a la de Daniel, pero teniendo su propio car�cter especial y dise�o como con todas las escrituras.

Por lo tanto, no es meramente la se�al de sujeci�n en el gobierno de Dios; pero adem�s tenemos la debida relaci�n para el presente, lo que se esperaba en el futuro, y luego el derrocamiento final de todos esos poderes que hab�an intervenido en forma intermedia, no solo en el juicio de Jud�, sino a�n m�s ampliamente durante el tiempo del juicio de Israel. infidelidad Malaqu�as se diferencia de ellos en que se ocupa exclusivamente de la condici�n moral de los jud�os; por lo tanto, no hace caso alguno de los poderes de los gentiles. As�, los profetas de la restauraci�n, Hageo, Zacar�as y Malaqu�as tienen rasgos suficientemente distintivos.

Entonces, Zacar�as primero nos presenta el doloroso desagrado de Jehov� con los padres de los jud�os. Hab�an menospreciado el testimonio anterior. Cuando se les mand� en el nombre de Jehov� de los ej�rcitos que se volvieran a Aquel que se volver�a a ellos, no lo hicieron; y ahora se exhorta a los hijos a no ser como sus padres a quienes los profetas anteriores hab�an clamado en vano. �No oyeron, ni me hicieron caso, dice Jehov�.

Vuestros padres, �d�nde est�n?" Por lo tanto, la presente desolaci�n, y la debilidad de las cosas por las cuales los ni�os gem�an, debe ser una lecci�n seria y permanente para sus almas. "Vuestros padres, �d�nde est�n? y los profetas, �viven para siempre? Pero mis palabras y mis estatutos que mand� a mis siervos los profetas, �no se apoderaron de vuestros padres? y volviendo ellos, dijeron: Como Jehov� de los ej�rcitos pens� hacer con nosotros, conforme a nuestros caminos y conforme a nuestras obras, as� ha hecho con nosotros.

"Por lo tanto, la palabra de Jehov� hab�a recibido su plena sanci�n y, en lugar de desanimarse por las circunstancias que probaban su veracidad, su lugar era aprovechar las comunicaciones adicionales que se aplicaban a su estado. Cada logro de Su disciplina sobre Israel deb�a ser un llamado a sus almas para que presten atenci�n a la palabra de Jehov� ahora.Sin embargo, esto no fue m�s que un pre�mbulo, aunque de importancia moral.

La profec�a supone el pecado y el necesario juicio de Dios; pero luego, gracias a Dios, tambi�n nos ofrece mucho m�s. Muestra cu�n imposible es que Dios sea vencido por el mal, y que el abuso de una cosa buena cuando la juzgue la reemplace por una mejor en Su misericordia. Ciertamente, si �l nos ha llamado como cristianos a vencer el mal con el bien, �l mismo act�a en consecuencia: ya sea en el gobierno o en la gracia, Dios est� supremamente por encima del mal; y este es el �nico recurso y el infalible consuelo de la fe.

La primera visi�n que nos presenta el profeta la tiene de noche: de hecho, lo mismo se aplica a los primeros seis cap�tulos donde tenemos una serie de visiones que el profeta contempl� en una sola noche, y que recorren en esa especie de esquema el curso de Los caminos de Dios desde su separaci�n para el tiempo como Su pueblo hasta su restauraci�n a la tierra con su ciudad y templo bajo el Mes�as. "Mir� de noche, y he aqu� un hombre montado en un caballo rojo, y �l se par� entre los arrayanes que estaban en el fondo; y detr�s de �l hab�a caballos rojos, moteados y blancos. Entonces dije, oh mi se�or, �Qu� son estos? Y el �ngel que hablaba conmigo me dijo: Te mostrar� cu�les son estos.

Nuevamente encontramos una semejanza considerable con la manera en que se dieron algunas de las visiones del Apocalipsis. Est� la presencia de un comunicador e int�rprete angelical. Se ve, pues, c�mo los lazos de la verdad divina se encuentran a lo largo de la Escritura y siempre, se puede a�adir, con la debida atenci�n al tema, para preservar la idoneidad moral. La posici�n de Zacar�as en relaci�n con el jud�o ten�a muchos puntos en com�n con la de S.

Juan hacia el cuerpo cristiano deca�do, que ya estaba moralmente juzgado y estaba a punto de ser vomitado, como les dijo a todos de Laodicea en el nombre del Se�or. Por lo tanto, podemos entender que la introducci�n de un �ngel que habla, en lugar de Jehov� en un estilo m�s directo de direcci�n, no careci� de importancia. Hab�a reserva y distancia impl�citas, y esto era correcto notarlo, porque Dios quiso que se sintiera.

Esto no impide en lo m�s m�nimo las comunicaciones ricas en compasi�n y bondad divina, no sin bendici�n presente, y pre�adas en la perspectiva gloriosa para el futuro. De hecho, aunque podemos notar provechosamente este retiro de Dios y la intervenci�n de los �ngeles, no hay profeta del Antiguo Testamento que abra una mejor perspectiva de bienaventuranza en la tierra que Zacar�as.

Entonces sabemos que el Apocalipsis de Juan es el principal desarrollo prof�tico del Nuevo Testamento. De hecho, su m�todo es m�s profundo y completo, mientras que al mismo tiempo es m�s preciso y ordenado que cualquier otro en toda la Biblia. �No es, entonces, una cuesti�n de verdadera gratitud a Dios que no seamos lanzados a un mero curso de aplicaci�n inferencial al tener que ver con la ruina de la cristiandad tal como lo hizo Zacar�as con la ruina de los jud�os? Porque una mente generosa y una humilde seguramente rehuir�an pronunciarse sobre los dem�s a menos que la autoridad divina se interpusiera y lo convirtiera simplemente en un deber.

Cuanto m�s se deseaba la gloria del Se�or y m�s se amaba a la iglesia, m�s lento ser�a uno para formarse un juicio firme sobre el estado de aquello que lleva el nombre del Se�or. Ahora bien, Dios se ha enfrentado a esta falta de voluntad que de otro modo uno podr�a haber excusado por tener elementos realmente buenos y apropiados en ella. Pero hay otras consideraciones de m�s importancia que el sentimiento de los cristianos acerca de sus hermanos en la cristiandad: no debemos pasar por alto, sino ante todo sopesarlo todo a la luz de la gloria de Dios, y de lo que es debido a Cristo.

Por lo tanto, Dios, que siempre cuida el nombre de su Hijo, y por lo tanto mira con tierno inter�s a los que le han sido dados, ha respondido a esta reticencia pronunci�ndose sobre ella con claridad y solemnidad, y con clara evidencia de que lo que le dio motivo para un juicio tan fuerte y decidido estaba entonces ante Sus ojos, aunque por supuesto a punto de ser a�n m�s desarrollado. El mal ciertamente no crece menos sino m�s en el transcurso del tiempo, con las continuas influencias que aumentan su volumen y oscurecen su car�cter.

As� sabemos en la cristiandad que la decadencia entonces ante el ojo del Esp�ritu de Dios ha ido siempre en aumento; pero los ap�stoles no fueron llevados antes de que Dios se pronunciara sobre su existencia, su extensi�n y su irreparabilidad, solo para ser dejados de lado por la venganza divina al final de esta era.

Hago estos comentarios de tipo general para mostrar el valor de estos �ltimos profetas como proveedores de la sentencia final de Dios sobre el estado de Israel, incluso de aquellos jud�os de coraz�n relativamente sincero que hab�an regresado en lugar de irse contentos con estar con su pueblo. Captores gentiles. Por lo tanto, no hab�a excusa para que fueran enga�ados; ahora hay menos para nosotros, ya que Dios ha mostrado Su mente con toda plenitud sobre el estado actual de la cristiandad y el consiguiente deber de los santos, no poco manifiesto antes de que el ap�stol Juan se convirtiera en el medio para que el Se�or Jes�s se dirigiera a las iglesias asi�ticas. en Apocalipsis 2:1-29 ; Apocalipsis 3:1-22 .

El registro es ampliamente suficiente para darnos motivos claros para un juicio moral. Ning�n hombre puede despreciar esto sin una p�rdida positiva. Estamos llamados a prestar atenci�n. El que tiene o�do, oiga lo que el Esp�ritu dice a las iglesias.

As� como las ep�stolas apocal�pticas difieren manifiestamente del testimonio general de las cartas apost�licas, Zacar�as difiere incluso de los profetas precedentes, salvo en cierta medida Ezequiel y Daniel, y a�n m�s del resto del Antiguo Testamento. La ocasi�n era peculiar. El imperio persa favoreci� considerablemente a los jud�os. Por consiguiente, hab�a dos cosas necesarias para comunicar: una era que el Se�or pose�a lo que era de s� mismo providencialmente para la ayuda de su pueblo, y al mismo tiempo tra�a todo el curso de estos poderes. Estas dos cosas se hacen por separado en este cap�tulo.

En primer lugar, se nos habla del hombre que montaba un caballo rojo que estaba de pie entre los mirtos; y luego m�s de caballos rojos, moteados y blancos, que se explican m�s adelante. "Estos son los que Jehov� ha enviado a andar por la tierra. Y respondieron al �ngel de Jehov� que estaba entre los arrayanes, y dijo: Nosotros hemos andado por la tierra, y he aqu�, todos los la tierra est� quieta y en reposo.

"Creo que "rojo" se usa simb�licamente como una se�al de devoci�n a Dios, ya sea en juicio, o en gracia como en las pieles de carneros te�idas de rojo del tabern�culo, pero incluso estos se basan en el juicio. El que estaba en el rojo caballo hab�a sido en nombre del Se�or el ejecutor de Su juicio, y ahora estaba usando a Persia como Su instrumento para tratar as� y as� favorecer a los jud�os.Esta era la segunda de las potencias mundiales, y dos m�s le seguir�an como vemos aqu�.

Objeciones por las que parece que los s�mbolos aqu� son m�s bien de los �ngeles a quienes Jehov� emplea para gobernar que de los reinos mismos que siguen por separado; y est� claro adem�s que tenemos la conexi�n de estos poderes con la historia de la gente antigua, pero esa gente ahora se encuentra en un estado sorprendentemente anormal. Debemos recordar que a lo largo de los �ltimos tres profetas nunca se les reconoce como el pueblo de Dios.

Esto es de mucha importancia. Est�n destinados a ser bendecidos y exaltados m�s que nunca como pueblo de Dios, pero mientras tanto se les ve fuera de la relaci�n nacional con Dios. " Ser�n mi pueblo", pero no lo son. Tal era y es entonces su estado. No es que Dios haya dejado de preocuparse por ellos: la aparici�n de estos profetas posteriores al cautiverio y, sobre todo, la misi�n del Mes�as, prueban lo contrario.

Pero recuerde que prevalecen ideas vagas en cuanto a lo que significa "el pueblo de Dios". La fuerza propia de esa expresi�n en el Antiguo Testamento se ve en las relaciones p�blicas que Dios ten�a con ellos cuando identific� su nombre con ellos como su naci�n escogida entre todas las dem�s. Este lazo se rompi� en el momento del cautiverio babil�nico. Los jud�os entonces dejaron de ser abierta y formalmente el pueblo de Dios. Esto de ninguna manera interfiere con que �l tenga personas en medio que ten�an una fe viva. Hubo tales que por gracia buscaron la Simiente de la mujer antes del llamado del pueblo de Dios o de su primer padre Abraham.

De hecho, todos hemos sido profundamente heridos por las frases actuales del lenguaje religioso moderno y, de hecho, de la teolog�a antigua. As�, cuando las personas hablan del pueblo de Dios, casi siempre entienden la l�nea de los creyentes. Ahora bien, este no es el significado del pueblo de Dios en la Biblia, manifiestamente no en el Antiguo Testamento. Abraham, Isaac, Jacob y los santos antes que ellos, como No�, Enoc, Abel, nunca son llamados pueblo de Dios.

Fue un hecho nuevo que comenz� con el llamado de Israel, a quienes se les puso en una relaci�n nacional con Dios, con la ley posteriormente para regular su caminar, y un santuario, ritual y sacerdocio. Entonces se exigi� un rey de su parte, y se le dio en la ira de Dios (porque era para rechazarlo); y cuando comenzaron a fallar bajo el nuevo r�gimen, y cuando se levantaron m�s y m�s profetas sobre la ruina total de la casa de David, y la aceptaci�n final de la idolatr�a por parte de esa casa y la parte m�s fiel del pueblo que hab�a sido levantado como testigo en su contra, entonces perdieron su t�tulo.

De all� en adelante ser�an Lo-ammi (No-mi-pueblo). Pero esto no implica en absoluto que no hubiera m�s creyentes entre ellos. As� como los creyentes hab�an sido antes del "pueblo de Dios", as� lo fueron despu�s. En resumen, tener creyentes en medio es una cosa completamente diferente de ser el pueblo de Dios: de lo contrario, todas las naciones lo ser�an. Mientras que a lo sumo solo puede aplicarse a los cristianos ahora que Israel es repudiado; y estrictamente hablando, parece que solo se aplica en las Escrituras a esa parte de los jud�os que creen mientras que el resto rechaza al Mes�as. Compare Romanos 9:1-33 y 1 Pedro 2:1-25 ; aunque, por supuesto, el principio se aplica a todos los bautizados en Su nombre.

En estos tres profetas encontramos pues contemplado este estado de cosas grav�simo para un jud�o cuando ya no era el pueblo de Dios, y podr�a haber surgido para aquellos que lo malinterpretaran el peligro de temer que Dios ya no se preocupaba por ellos, porque Les quit� su honorable t�tulo y ya no habit� en medio de ellos como lo hab�a hecho antes. Esto habr�a sido un error fatal. Por lo tanto, encontramos, particularmente en Zacar�as, los dos hechos que muestran claramente hasta qu� punto Dios us� o reconoci� los poderes externos del mundo, y cu�l era la relaci�n de Su pueblo durante un tiempo en que �l no pod�a reconocerlos p�blicamente como Suyos.

El profeta nos muestra que todo est� hecho para el bien de los que le aman, principio tan cierto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo, pero que requiere mucha delicadeza para aplicarlo correctamente, particularmente al examinar el antiguo or�culos de Dios, viendo que en este caso hay una relaci�n diferente a la nuestra.

Pero a primera vista tenemos a Uno que demuestra estar especialmente interesado en el remanente que ha regresado. Es evidente que la luz de Su palabra fue otorgada de nuevo en las nuevas circunstancias cuando esto podr�a haberse juzgado imposible. Lo escuchamos de Hageo; tenemos nuevas pruebas en las visiones de Zacar�as. Dios regular�a todo con miras a este mismo pueblo despu�s de haber sido totalmente incr�dulos.

Y estos diferentes esp�ritus salen y cumplen las �rdenes de Dios, no en p�blico sino de manera providencial, lo cual �l hace saber al jud�o como una se�al de Su verdadero cuidado por ellos. �l quiere que ellos conf�en en �l. Ya no pod�an ser llamados Su pueblo en el sentido formal ahora, pero aquellos que hab�an perdido el t�tulo de �l, sin embargo, se mantuvieron en Su misericordiosa conciencia de cuidado, ya que seguramente se les dar� ese t�tulo de una mejor manera m�s adelante.

Tal es la postura de las cosas en Zacar�as, ya que era el objeto de su profec�a darla a conocer. As�, la visi�n preliminar fue de una importancia muy grande, tanto como el pr�logo moral que hemos visto.

"Hemos andado de aqu� para all� (dijeron) por la tierra, y he aqu�, toda la tierra est� quieta y en reposo". Este resto de sus enemigos no presagiaba nada bueno para los jud�os. �Entonces el �ngel de Jehov� respondi� y dijo: Oh Jehov� de los ej�rcitos, �hasta cu�ndo no tendr�s misericordia de Jerusal�n y de las ciudades de Jud�?� No dice �del pueblo de Jehov� �contra los cuales te has indignado estos sesenta y diez a�os Y Jehov� respondi� buenas palabras y palabras consoladoras al �ngel que hablaba conmigo.

Y me dijo el �ngel que hablaba conmigo: Clama, diciendo: As� ha dicho Jehov� de los ej�rcitos; Estoy celoso de Jerusal�n y de Si�n con gran celo. Y estoy muy disgustado con las naciones". Claramente, este es el punto que ahora se presenta. Primero declara que estaba muy disgustado con sus padres, y que hab�a obrado en consecuencia, envi�ndolos al cautiverio y quit�ndoles la "teta". t�tulo distintivo para el tiempo con todos los signos y efectos singulares de su presencia con ellos a nivel nacional.

Luego se muestra que, aunque hab�a sancionado a los poderes gentiles en su lugar de supremac�a terrenal, no obstante se sinti� agraviado por su orgullo y crueldad hacia los jud�os. "Estoy muy disgustado con las naciones que est�n tranquilas, porque estaba un poco enojado, y ellas ayudaron a adelantar la aflicci�n. Por tanto, as� ha dicho Jehov�: He vuelto a Jerusal�n con misericordias: mi casa ser� edificada en ella, dice Jehov� de los ej�rcitos, y se extender� cordel sobre Jerusal�n.

Esto estaba teniendo entonces un cumplimiento parcial en la ca�da de Babilonia, pero el cumplimiento en el sentido estricto de la palabra espera otro d�a; y podemos preguntarnos por qu�, antes de cerrar con Zacar�as.

Por esta raz�n, supongo, es que en la visi�n inicial el caballo del hombre se ve parado entre los mirtos a la sombra (vers�culo 8), y el primero de los caballos detr�s de �l eran del mismo color rojo. Por una raz�n similar tambi�n hay una ausencia de un cuarto color aqu�; como en realidad el imperio babil�nico ya hab�a sido sofocado por Ciro el persa, quien de una manera vaga prefigur� a Cristo como el libertador de los jud�os de su opresor cautiverio, vindicando al verdadero Dios y su palabra contra los �dolos, restituy�ndolos a su tierra y anim�ndolos a construir el templo de Jehov�.

Sin embargo, la visi�n parece deliberadamente general. Hay m�s precisi�n en el correspondiente del cap�tulo 6, donde tambi�n el prop�sito en mano tra�a a la vista el primer imperio, como veremos. Pero no es aqu� como en Daniel un bosquejo simb�lico de los poderes del mundo, exterior o interiormente, sino m�s bien de los poderes espirituales detr�s de escena. "Entonces dije: Se�or m�o, �qu� son estos? Y el �ngel que hablaba conmigo me dijo: Te mostrar� cu�les son estos. Y el hombre que estaba entre los arrayanes respondi� y dijo: Estos son los que Jehov� ha enviado a andar de aqu� para all� por la tierra".

Parece claro que el hombre que estaba entre los arrayanes no es otro que el �ngel de Jehov�, que nos es familiar en otros lugares "Y respondieron al �ngel de Jehov� que estaba entre los arrayanes, y dijeron: Hemos andado de aqu� para all� la tierra, y he aqu� que toda la tierra est� quieta y en reposo Entonces el �ngel de Jehov� respondi� y dijo: Jehov� de los ej�rcitos, �hasta cu�ndo no tendr�s misericordia de Jerusal�n y de las ciudades de Jud�, contra las cuales �Has tenido indignaci�n estos sesenta y diez a�os?� Y Jehov� respondi� al �ngel que hablaba conmigo palabras buenas y palabras consoladoras.

�El mismo que se revel� en la antig�edad a los padres, a Mois�s, Josu� y otros, as� lo hac�a ahora seg�n la circunstancia y necesidad del remanente. Hay que distinguirlo del �ngel que hablaba con el profeta ordinariamente.

Una vez m�s, no debe olvidarse que la propia historia nacional de Israel se cerr� con el cautiverio, y que despu�s de su regreso fue s�lo un estado provisional en la misericordia de Dios aqu� y en otros lugares garantizados, en espera del Mes�as. Su rechazo trajo la ira sobre ellos al m�ximo; pero en ella se cumplieron los prop�sitos ocultos de Dios donde todo parec�a fallar en la cruz del Se�or Jes�s, en virtud de la cual Dios no s�lo re�ne a la iglesia ahora, sino que volver� en misericordia soberana a los jud�os mucho tiempo despu�s. obrando misericordiosamente en sus corazones y produciendo tanto arrepentimiento como una mirada de fe a Aquel a quien una vez crucificaron y mataron por mano de hombres inicuos.

"Por tanto, as� ha dicho Jehov�: Yo he vuelto a Jerusal�n con misericordias; en ella ser� edificada mi casa, dice Jehov� de los ej�rcitos, y sobre Jerusal�n ser� tendido un cordel. Clamad a�n, diciendo: As� ha dicho Jehov� de los ej�rcitos: Mis ciudades a trav�s de la prosperidad todav�a se extender�, y Jehov� a�n consolar� a Sion, y a�n elegir� a Jerusal�n". Ahora, lo que le da a esto su fuerza es que estas palabras fueron pronunciadas despu�s del regreso del cautiverio.

Por consiguiente, esta devoluci�n no pod�a proporcionar el pleno cumplimiento de la seguridad divina, aunque sin duda era una prenda de ella. Por lo tanto, el objeto de estas palabras no era hacerlos contentarse con la medida de misericordia que ya se les hab�a mostrado, sino usar el presente como base para buscar una mayor bendici�n que la gracia tiene reservada: "Jehov� consolar� a�n a Sion, y a�n escoge Jerusal�n". En cuanto al regreso de Babilonia, ya se cumpli�; y nunca ha habido un regreso desde entonces sino otra y peor dispersi�n. Por lo tanto, es claro y cierto que Dios insin�a un nuevo regreso. A�n consolar� a Sion y a�n elegir� a Jerusal�n.

Pero se presenta una vista nueva. "Entonces alc� mis ojos, y mir�, y he aqu� cuatro cuernos". Aqu� tenemos el curso completo de los poderes gentiles: claro si es una alusi�n a Daniel 2:1-49 y Daniel 7:1-28 , pero dif�cilmente inteligible de otra manera.

"Y le dije al �ngel que hablaba conmigo: �Qu� es esto? Y �l me respondi�. Estos son los cuernos que han dispersado a Jud�, Israel y Jerusal�n". No son los agentes providenciales que Dios emple� para actuar dentro y por el imperio: estos fueron representados por los caballos. Pero aqu� estamos en presencia de los poderes reales que sucesivamente asolaron a Jud�, Israel y Jerusal�n (vers�culo 19). Por lo tanto, los cuernos son los s�mbolos empleados, de los cuales el profeta vio cuatro, como era de esperar, respondiendo a los cuatro poderes del primero al �ltimo que iban a reinar sucesivamente. Es un cuadro general agrupado prof�ticamente y que re�ne en una sola mirada tanto el pasado como el futuro, Babilonia y Roma, Israel y Jud�.

Pero la venganza pertenece a Dios, y los instrumentos de la misma se ven a continuaci�n. �Y Jehov� me mostr� cuatro carpinteros. Y dije yo: �Qu� vienen a hacer �stos? Y habl�, diciendo: Estos son los cuernos que esparcieron a Jud�, de modo que ninguno levant� su cabeza; ." Son el instrumento que Dios usar� para derribar los poderes que �l se complaci� en levantar en Su soberan�a para castigar a Israel. Pero Dios sabr� c�mo tratar con ellos, especialmente al final de la era. �l entonces "echar� fuera los cuernos de los gentiles, que alzaron su cuerno sobre la tierra de Jud� para esparcirla".

Ahora est� claro que todo esto tiene un car�cter general. La visi�n inicial no da m�s que un cuadro panor�mico amplio o el esbozo de principio a fin de lo que ya entonces era cierto pero al mismo tiempo lo que llegar�a hasta el final cuando el juicio de estos cuernos deber�a haber sido finalmente ejecutado.

El segundo cap�tulo nos deja saber que, independientemente de lo que Dios nos diga acerca de los dem�s, su coraz�n siempre est� ocupado con Jerusal�n. "Volv� a alzar mis ojos, y mir�, y he aqu� un hombre que ten�a un cordel de medir en la mano. Entonces dije: �Ad�nde vas? Y me dijo: Para medir a Jerusal�n, para ver cu�l es su anchura, y cu�l es su longitud. Y he aqu�, sali� el �ngel que hablaba conmigo, y otro �ngel sali� a recibirlo, y le dijo: Corre, habla a este joven. Es el profeta Zacar�as, de quien nos enteramos por el camino de esta circunstancia personal; aunque algunos lo toman simplemente como un sirviente aparte de la edad, lo que me parece bastante antinatural.

El cordel de medir es el s�mbolo de la toma de posesi�n, ya sea en t�tulo o de hecho, cuando seguir�an nuevos tratos o restauraciones. Aqu� es m�s bien lo primero, porque la posesi�n adecuada esperar�a el derrocamiento de los poderes gentiles; pero el acto de medir estaba destinado a mostrar incluso entonces la intenci�n de Dios de bendecir de esta manera.

�Corre, habla a este joven, y dile: Jerusal�n ser� habitada como ciudades sin muros por la multitud de hombres y de ganado que hay en ella; porque yo, dice Jehov�, ser� para ella muro de fuego en derredor, y ser� por gloria en medio de ella". Es muy evidente que nada de lo que ha sido todav�a cumple con los t�rminos de la profec�a. Esperamos el d�a en que la multitud de sus habitantes rompa todos los l�mites; y, en lugar de vasallaje bajo amos persas, griegos o romanos, tendr�n a Jehov� mismo como su fortaleza y muro de defensa.

En el siguiente lugar viene el llamado a todos los que quedan: la restauraci�n de los jud�os ser� entonces completa. "Eh, eh, salid, y huid de la tierra del norte, dice Jehov�; porque yo os he esparcido como los cuatro vientos del cielo, dice Jehov�." Esto se refiere a las anteriores dispersiones de Israel. L�brate, oh Si�n, que moras con la hija de Babilonia. Porque as� ha dicho Jehov� de los ej�rcitos: Despu�s de la gloria me ha enviado a las naciones que os despojaron.

"Nada puede ser m�s claro. C�mo alguien con la m�s m�nima atenci�n a las Escrituras, por no decir juicio espiritual, puede confundir el alcance o la naturaleza de esta profec�a, o pensar que se ha cumplido, es dif�cil de entender. Observe las palabras " despu�s de la gloria: "por consiguiente, ninguna bendici�n antes de la venida de Cristo podr�a cumplir las palabras de Zacar�as. M�s que esto; cuando Cristo se present�, lejos de cumplir estas palabras, hubo un pecado adicional y una nueva dispersi�n.

As�, los tratos de Dios despu�s del primer advenimiento y la crucifixi�n alejaron m�s que nunca el cumplimiento de esta profec�a y trajeron nuevas bases para un nuevo castigo de Israel, que a�n no era el cumplimiento de la profec�a. Esto ser� "despu�s de la gloria". Cristo debe aparecer primero en gloria. �Porque as� ha dicho Jehov� de los ej�rcitos: Despu�s de la gloria me ha enviado �l a las naciones que os despojaron; porque el que os toca, toca a la ni�a de su ojo.

Porque he aqu�, yo alzo mi mano sobre ellos, y ser�n despojo a sus siervos, y sabr�is que Jehov� de los ej�rcitos me ha enviado.� Por consiguiente, hay un canto de gozo levantado incluso ahora en anticipaci�n del cumplimiento de gloria para el pueblo de Israel. "Canta y regoc�jate, hija de Si�n, porque he aqu� vengo, y morar� en medio de ti." Lo que Jehov� hizo cuando los sac� de Egipto se cumplir� y mucho m�s: "Morar� en medio de ti".

La declaraci�n de Su morada entre Su pueblo sigue regularmente a la de su redenci�n; como vemos en �xodo 15:1-27 ; �xodo 29:1-46 y muchos otros pasajes. Cuando la redenci�n fue figurativa, �l habit� de manera visible en medio de ellos.

Cuando la redenci�n verdadera y eterna haya sido aplicada por la fe a Israel, entonces ser� Su verdadera y eterna morada en medio de Su pueblo; pero esto es "despu�s de la gloria". "Y muchas naciones se unir�n a Jehov� en aquel d�a". All� encontramos claramente las circunstancias de la gloria milenaria. Vemos cu�n repetido es el testimonio de este inestimable privilegio de Sion, ya que de hecho se extiende a toda la humanidad.

Parece asombroso c�mo cualquier estudiante de las Escrituras podr�a se�alar la estancia del Hijo de Dios antes de la redenci�n en la tierra de Judea. La semejanza del lenguaje con Zacar�as 9:9 no obliga a tal conclusi�n, porque esta profec�a se cumpli� en la presentaci�n del Rey, para nada en Su acci�n ni en las consecuencias de Su advenimiento descritas inmediatamente despu�s.

El rechazo del Rey aplaz� el pleno cumplimiento. Su venida recoger� el hilo roto y perfeccionar� la red de prop�sitos divinos. Por lo tanto, la comparaci�n con el �ltimo cap�tulo realmente obliga a inferir que ambos esperan el reinado p�blico de Cristo sobre la tierra. "Y habitar� en medio de ti, y sabr�s que Jehov� de los ej�rcitos me ha enviado a ti. Y Jehov� heredar� a Jud� su parte en la tierra santa, y volver� a escoger a Jerusal�n.

Guarda silencio, oh toda carne, delante de Jehov�, porque �l se ha levantado de su habitaci�n.� La era venidera se caracterizar� no por algunos creyentes y otros no ( Marco 16:16 , Hechos 28:24 ), sino por universal homenaje bajo el reino de Jehov� y del Cristo, cuando los juicios sobre las naciones despu�s de la manifestaci�n de la gloria divina hayan quebrantado el orgullo del hombre.

Toda esta parte es suficientemente clara. El primer cap�tulo presenta de manera general los poderes gentiles y sus destructores; el segundo cap�tulo nos muestra prueba del cuidado peculiar de Jehov� con este prop�sito para la tierra, de la cual Jerusal�n es el centro, cuyo testimonio sale a todas las naciones cuando Jehov� haya hecho de la hija de Sion Su santa morada. Para m� est� fuera de toda duda que el momento est� fijado por la expresi�n "despu�s de la gloria".

Ese gran evento ser� cuando el Se�or aparezca en gloria. "Ese d�a", interpretado de manera justa y completa, no puede ser menos que Su reino manifestado sobre la tierra, cuando Israel sea restaurado a la tierra, y las naciones, habiendo sufrido en una forma, y en otro continuar pasando por el juicio solemne de los vivos, aprender justicia bajo Su reinado, e inclinarse ante el santo placer que Jehov� toma una vez m�s y para siempre en Su ciudad escogida.

El hecho de que el remanente ya hab�a regresado del cautiverio babil�nico hace mucho m�s evidente que Dios revela aqu� su prop�sito de efectuar una restauraci�n a�n m�s completa de los jud�os en la tierra. Pero todos Sus prop�sitos se centran en Cristo, y solo se manifestar�n cuando �l venga en las nubes del cielo con poder y gloria, no para destruir sino para reinar. El juicio de los muertos seguir� en su tiempo.

Pero entonces, suponiendo que Jerusal�n pudiera ser as� bendecida de acuerdo con la elecci�n soberana de Dios, quien nunca revoca sus dones o su llamamiento, suponiendo que todas las naciones pudieran unirse no solo a ellas sino a �l con Jerusal�n como su centro, eso satisfar�a a Dios sin poner su corazones y conciencias en comuni�n con �l? Imposible. De ah� sigue otra escena con este fin en Zacar�as 3:1-10 .

"Me mostr� a Josu� el sumo sacerdote". Esto, como es evidente, toca la relaci�n con Dios y trae no s�lo la ciudad sino tambi�n el santuario. "Me mostr� a Josu� el sumo sacerdote de pie delante del �ngel de Jehov�, y a Satan�s de pie a su diestra para resistirlo. Y Jehov� dijo a Satan�s: Jehov� te reprenda, oh Satan�s; Jehov�, que ha escogido a Jerusal�n, te reprenda: �no es �Este tiz�n fue arrebatado del fuego?Y Josu� estaba vestido con ropas inmundas, y se puso de pie delante del �ngel.

El sumo sacerdote tiene un car�cter representativo, no entrando aqu� dentro del velo, sino mucho m�s como el mismo personaje cuando confes� los pecados de Israel sobre la cabeza del pueblo, el macho cabr�o vivo enviado a la tierra del olvido. recordad que el sumo sacerdote no s�lo ten�a una funci�n de intercesi�n sino tambi�n un car�cter representativo, este �ltimo fuera, el primero dentro del velo cuando la sangre se pon�a delante y sobre el propiciatorio.

Aqu� la escena tiene claramente un dise�o representativo. Por lo tanto, no se ve a Josu� vestido con prendas de gloria y hermosura, ni siquiera con las prendas de lino del servicio diario. �l est� en su juicio, por as� decirlo, como un sospechoso de un crimen. Es notorio que los orientales son as� de r�pidos en sus pensamientos y prontos en sus acciones. Cuando se sospechaba que un hombre hab�a cometido un delito, era costumbre com�n dar por sentado que era culpable hasta que se hubiera absuelto.

No se parecen a los occidentales, que dan por sentado que un hombre es inocente hasta que se prueba su culpabilidad. Aqu�, sin embargo, todos se encuentran en terreno solemne. No se trataba m�s de pensamientos orientales que occidentales, sino de Dios y del adversario, quienes conoc�an la culpa de Jerusal�n. Apropiadamente, por lo tanto, vemos la extra�a visi�n del sumo sacerdote vestido con ropas sucias. Era de esperarse que Satan�s estuviera all� aprovech�ndose de la culpa y la condici�n confesa del representante del sumo sacerdote como una raz�n por la cual Dios arrojar�a a Jerusal�n de nuevo a un problema de fuego.

�Por qu� habr�a de quitar del fuego un tiz�n como �se? �Fue mejor que otras marcas? Tal fue la raz�n de Satan�s; pero Jehov� lo hab�a visto todo seg�n Su gracia, y en misericordia soberana dice: "Qu�tenle las vestiduras inmundas". Fue una frase que tuvo su resorte en Su propio afecto. Sin embargo, tiene una base firme de justicia, como bien sabemos, aunque esto no se presente aqu�, pero nunca ausente del ojo de Dios.

"Y le dijo: He aqu�, he hecho pasar de ti tu iniquidad, y te vestir� con ropa costosa [no meramente muda de ropa]". Tal es su benepl�cito, que no es m�s misericordioso con el jud�o que glorificarse a s� mismo. "�l tendr� misericordia del que tenga misericordia", y �l tiene misericordia de Josu� como representante del pueblo. Pero esto no es todo. "Y dije: P�nganle una mitra hermosa sobre su cabeza;" porque no se contenta con la mera absoluci�n, sino que prodiga signos de honor y pleno favor.

"Y pusieron sobre su cabeza una mitra hermosa, y le vistieron las vestiduras. Y el �ngel de Jehov� se levant�. Y el �ngel de Jehov� protest� a Josu�, diciendo: As� ha dicho Jehov� de los ej�rcitos: Si anduvieres en mis caminos ." Esta declaraci�n solemne era un cargo condicionado a la obediencia y aun as� v�lido y aplicable. Aunque Dios puso ante el pueblo Su prop�sito de gracia, por el momento no los sac� del procedimiento del gobierno sobre la base de su propia responsabilidad. No era el nuevo pacto el Mes�as. S�lo hab�a una se�al de las cosas buenas que ven�an, pero a�n no hab�an llegado. La imagen misma no pod�a ser de antemano; ni debe buscarse en el pasado.

El �ngel de Jehov� significa, creo, Jehov� actuando por uno que lo represent�. El �ngel estaba en una relaci�n con respecto a Jehov� similar a la que el sumo sacerdote ten�a con Israel al menos hasta cierto punto. El mismo principio en el Apocalipsis se aplica al �ngel de Jes�s y a los �ngeles de las iglesias, que por �ltimo, por supuesto, eran hombres en medio de ellos.

Este era entonces el terreno en el que los jud�os estaban parados por el momento. Todav�a no hab�a manera de sacarlos de su lugar de responsabilidad bajo la ley. Esto no pod�a ser hasta que el Mes�as viniera y fuera recibido por Israel. Pero hay m�s a�adido. �Oye ahora, oh Josu�, sumo sacerdote, t� y tus compa�eros que se sientan delante de ti; porque son hombres de se�al o presagio [es decir, hombres representativos]: porque he aqu�, yo sacar� a mi siervo el V�STAGO.

"El esfuerzo de Grotius por rebajar esto a Zorobabel es da�ino; y es lamentable que el Dr. Blayney acepte una incredulidad demasiado fuerte no solo para muchos rabinos eruditos, sino incluso para racionalistas como Gesenius y Hitzig, que no niegan la Referencia mesi�nica De Isa�as la aplicaci�n es incuestionable, y en Lucas 1:1-80 vemos la alternativa de la Septuaginta, ???????, como se conoce com�nmente.

"Porque he aqu� la piedra que he puesto delante de Josu�; sobre la una piedra habr� siete ojos; he aqu�, yo har� grabar su talla, dice Jehov� de los ej�rcitos, y quitar� la iniquidad [o castigo] de aquella tierra en una d�a."

�Por qu� deber�a uno pensar que la piedra entonces en visi�n ante Josu� deja de lado la referencia futura del vers�culo 9, tipificada por la primera piedra del templo colocada entonces? El contexto es decididamente mesi�nico. Hasta ahora era s�lo la se�al bendita; la sombra y no la sustancia para los jud�os hasta que Jes�s venga y reine. �En aquel d�a, ha dicho Jehov� de los ej�rcitos, llamar�is a cada uno su pr�jimo debajo de la vid y debajo de la higuera.

�Qu� "un d�a", sino el d�a de la gloria del Mes�as, puede quitar el castigo de Judea con su causa? Mientras tanto, entramos en bendici�n para el cielo los que creemos en �l, nuestra vida escondida en Dios. Seguramente no es el d�a en que ellos todav�a estaban expuestos al mal de ojo y al informe malicioso de su samaritano y otros vecinos envidiosos; pero un d�a de misericordia y poder que fluye de la gracia de Dios hacia los jud�os.

De hecho, no es el llamado m�s profundo que conocemos ahora por el Esp�ritu seg�n los consejos una vez ocultos de Dios, quien nos une a Cristo en el cielo y para el cielo. Este ser� un d�a para la tierra. En consecuencia, o�mos que cada uno invita a su pr�jimo debajo de la vid y debajo de la higuera. Seguimos a Cristo invisible a trav�s de la verg�enza y el sufrimiento hasta que vamos a encontrarlo en lo alto. Aqu� no son aquellos a quienes el Se�or no se averg�enza de llamar sus hermanos, mientras que el mundo los desconoce, cuyo gozo es conocer "Su Padre y nuestro Padre, su Dios y nuestro Dios.

El profeta nunca insin�a tal lenguaje para la tierra m�s de lo que el Nuevo Testamento pone en nuestra boca cifras como las suyas. Aunque estamos en la tierra, ya estamos en una relaci�n celestial, y seremos transformados en consecuencia cuando venga Jes�s. ( 1 Corintios 15:1-58 ) Ellos, en Su venida, disfrutar�n de todo lo que Dios prometi� a Israel desde la antig�edad y hasta el linaje de los profetas.

Pero a�n hay m�s. �Y volvi� el �ngel que hablaba conmigo, y me despert�, como a un hombre que es despertado de su sue�o, y me dijo: �Qu� ves? Y yo dije: He mirado, y he aqu� un candelero todo de oro. ." No es solo la futura justificaci�n de Israel: no es solo que se exhibe una piedra fundamental del perfecto gobierno de Dios; pero adem�s encontramos ahora la manera en que Jehov� dar� una demostraci�n adecuada del poder del Esp�ritu en el d�a que viene.

Esto est� as� representado por "un candelero todo de oro, con un cuenco encima de �l, y sus siete l�mparas encima, y ??siete flautas para las siete l�mparas que est�n encima de �l; y dos olivos junto a �l, uno sobre el lado derecho del cuenco, y el otro sobre su lado izquierdo", con evidente alusi�n a Josu� y Zorobabel, aunque contemplando a Alguien mucho m�s grande, de oficio m�ltiple y gloria m�s profunda de lo que cualquier tipo podr�a expresar.

Josu� represent� la funci�n sumo sacerdotal, Zorobabel en cierta medida dio testimonio de la funci�n real. Como sabemos, esto se centrar� en Cristo, y entonces se ver� la perfecci�n, y no antes. �l solamente suplir�, dispensar� y mantendr�, como verdadero Sacerdote y Rey, la luz del Esp�ritu en Israel para la gloria de Jehov�. Antes de que esto sea establecido en el reino, vemos una prenda de ello en los dos testigos de Apocalipsis 11:1-19 , despu�s de la traslaci�n de los santos al cielo, cuando Dios comienza a obrar de nuevo en el remanente jud�o.

Pero aqu� est� el orden divino completo del Mes�as. Es un estado de cosas obviamente distinto de la iglesia. Tanto el sumo sacerdote como el gobernador podr�an ser d�biles sombras; aun as� trajeron ante la mente de Dios, y sacaron para el remanente la se�al segura de lo que suceder� cuando el Mes�as cumpla con ambos. As� que encontramos que esto seguramente ser� llevado a cabo, no por recursos humanos, no por una mera mejora del jud�o, "sino por mi Esp�ritu, dice Jehov� de los ej�rcitos.

�No es por ej�rcito ni por poder; es decir, de ninguna manera por recursos externos, ni aun por el poder mental o moral del hombre, aunque habr� una condici�n adecuada del hombre por la gracia; sino que todo ser� distintivamente por el Santo Esp�ritu. En cambio, no se hace referencia a la operaci�n del Esp�ritu en la conversi�n de los pecadores ni al nuevo nacimiento, que siempre se presenta bajo la figura del agua. La unci�n es una cuesti�n de poder en los ya lavados y apartados. a Dios.

Los obst�culos no son nada para Dios. "�Qui�n eres t�, oh gran monte? Delante de Zorobabel ser�s reducido a llanura; y �l sacar� su piedra angular con aclamaciones, clamando: Gracia, gracia a ella". El hijo de David es aqu� nuevamente el tipo claro de Aquel a quien Jehov� sacar� a luz como la Piedra principal con aclamaciones de Gracia, gracia, para ella. De G�nesis 49:1-33 , Isa�as 28:1-29 y Daniel 2:1-49 la referencia es obvia.

"Y vino a m� palabra de Jehov�, diciendo: Las manos de Zorobabel echaron los cimientos de esta casa; sus manos tambi�n la acabar�n; y sabr�is que Jehov� de los ej�rcitos me ha enviado a vosotros". Ahora era solo un d�a de cosas peque�as, pero el hombre que lo despreciaba no estar�a al un�sono con Jehov� de los ej�rcitos cuando llegara el cumplimiento. El mismo esp�ritu que reconoce la complacencia de Dios en lo peque�o tendr� honor de Dios en el gran d�a, y ning�n otro.

Pero el d�a en que Dios est� probando moralmente las almas, es siempre un d�a de peque�as cosas expuestas al desprecio de aquel cuyo coraz�n no se contenta con servir a Dios. Aquellos cuyo deleite est� en la voluntad y obra de Dios en el d�a de las cosas peque�as est�n en comuni�n con �l. �Qu� pensamiento que Jehov� puede regocijarse y se regocija en los peque�os esfuerzos de aquellos que son guiados por Su palabra en busca de Su gloria! "Entonces respond� y le dije: �Qu� son estos dos olivos que est�n a la derecha y a la izquierda del candelero? Y respond� otra vez, y le dije: �Qu� son estos dos olivos que atraviesan los dos tubos de oro vac�an el aceite de oro de s� mismos?" Y se nos dice aqu�: "Estos son los dos ungidos, que est�n junto a Jehov� de toda la tierra.

�Que ya lo he explicado en pocas palabras para significar Josu� y Zorobabel, como cabezas del poder religioso y civil entonces conocido en Jerusal�n, pero mirando adelante a Cristo que unir� a ambos, como vemos en Zacar�as 6:1-15 .

Pero ahora vienen otras dos se�ales de advertencia muy diferentes. "Entonces me volv�, y alc� mis ojos, y mir�, y he aqu� un rollo volador. Y �l me dijo: �Qu� ves t�? Y yo respond�: Veo un rollo volador; su longitud es de veinte codos, y de ellos diez codos". Los jud�os no deben equivocarse, ni convertir en licencia la gracia de Dios hacia su condici�n actual. Era bueno conocer las misericordiosas insinuaciones de Jehov�, quien reconoce plenamente un d�a de cosas peque�as, y se�alar� a quien oculte su incredulidad ego�sta bajo el desprecio de hombres mejores que �l.

Pero la fe que sustenta, a pesar de la debilidad y la humillaci�n, mira hacia el d�a de las grandes cosas, cuando Jehov�-Mes�as sea el pleno y �ltimo cumplidor de los prop�sitos de Dios. Y la fe convierte todo esto para su uso en las dificultades presentes; y no es ciego a los terribles resultados del mal que entonces estaba obrando entre la gente. La introducci�n del reino del Mes�as en el poder sobre la tierra supone que el mal sea expuesto y juzgado tan seguramente como el establecimiento de la justicia y la paz. Ambos ser�n verdaderos, y ambos est�n predichos en su lugar.

Ya hemos tenido el lado positivo; acabamos de ver en el vuelo rodado el solemne testimonio de Dios, que el mal que estaba entonces entre los jud�os producir�a sus peores resultados. Su origen y destino se pronuncian aqu�. "Entonces �l me dijo: Esta es la maldici�n que sale sobre la faz de toda la tierra", o m�s bien la tierra. La misma palabra en hebreo que en griego significa "tierra" y "tierra". Dependemos de razones contextuales para decidir a qu� se refiere.

Pero aqu� debo suponer que es toda la tierra solamente, aunque no estoy dispuesto a hablar dogm�ticamente. Es enteramente una cuesti�n del contexto. La palabra que significa tampoco, no hay nada que nos decida en s� misma. La verdadera pregunta aqu�, en vista de lo que se trata, es cu�l se adapta mejor al objeto de Jehov� en la advertencia. Ahora el dise�o aqu� no es rebajar la estimaci�n del mal en el pueblo jud�o, sino m�s bien preparar al profeta y creyente para las esperanzas postergadas; para explicar c�mo es que con tan gloriosas predicciones hab�a que posponer su cumplimiento. Por lo tanto, la ocasi�n, real o inminente, se muestra terrible a los ojos de Dios. El cautiverio, por humillante que fuera, no lo hab�a borrado del todo del pueblo.

Veremos en breve que el pecado de los gentiles contra el cual Israel se levant� para ser testigos, estuvo, o al menos estar�, en acci�n, y no hay perspectiva para el presente de su extirpaci�n; y tan lejos estuvo Babilonia de ser su tumba, el Esp�ritu de Dios se�ala a Sinar como su nodriza y esfera propia. Por lo tanto, la condenaci�n de Babilonia pertenecer�a a los pecados de Babilonia; y no menos si se hace en Israel. Puede que no apareciera todo a la vez, pero estaba all�, no purgado.

�Y cu�l es la maldad aqu� a la vista? Dos cosas se notan m�s particularmente. "Todo el que hurta ser� exterminado;" y "todo el que jurare ser� cortado de ese lado conforme a ello". Estos se toman como muestra, no como un todo: uno de la segunda tabla de la ley que trata del hombre; la otra de la primera, que trata de las ofensas directas a Dios. Robar es la evidencia de un total desprecio por los derechos del pr�jimo en sus bienes.

Jurar es el signo de igual desprecio por la majestad y la verdad de Dios. En resumen, tanto el hombre como Dios fueron completamente despreciados y se rebelaron contra ellos, de modo que la maldici�n que tom� nota de estos dos pecados flagrantes viene ante nosotros. "Yo la sacar�, dice Jehov� de los ej�rcitos, y entrar� en la casa del ladr�n, y en la casa del que jura falsamente en mi nombre." Evidentemente, esto conviene mucho m�s a "toda la tierra" que a "toda la tierra". "Y quedar� en medio de su casa, y la consumir� con su madera y sus piedras".

Pero luego viene la segunda parte de este cap�tulo. Hemos tenido la doble maldici�n; pero hay una figura anexa que muestra que Dios rastre� la iniquidad hasta su fuente; y un principio muy importante esto est� en el juicio de Dios. "Entonces sali� el �ngel que hablaba conmigo, y me dijo: Alza ahora tus ojos, y mira qu� es esto que sale. Y dije: �Qu� es? Y �l dijo: Esto es un efa que sale. .

Dijo adem�s: Esta es su semejanza en toda la tierra. Y he aqu�, un talento de plomo estaba alzado; y esta es una mujer que est� sentada en medio del efa. Y �l dijo: Esto es maldad. y lo ech� en medio del efa; y ech� el peso de plomo sobre su boca. Entonces alc� mis ojos y mir�, y he aqu�, salieron dos mujeres, y el viento soplaba en sus alas; porque ten�an alas como alas de cig�e�a: y alzaron el efa entre la tierra y el cielo.

Entonces dije al �ngel que hablaba conmigo: �Ad�nde llevan �stos el efa? Y �l me dijo: Para edificarle una casa en la tierra de Sinar; y ser� establecida y asentada all� sobre su propia base.� bushel.Este es su ojo, ayinim * en toda la tierra.Esto algunos toman para indicar la intenci�n del coraz�n puesto en el mal, y otros derivan de �l el sentido de la vista, y por lo tanto la apariencia o semejanza.

Se dice nuevamente (vers�culo 8) que es maldad, despu�s de que se mostr� a la mujer sentada en el efa. Considero que el significado de la se�al es que la maldad id�latra se ve aqu� atrapada y encerrada como si fuera por el peso de plomo, y poco despu�s (vers�culos 9-11) transportada r�pidamente a la fuente madre de los �dolos, la tierra de Sinar que podr�a estar all� en su guarida agradable: �por qu� habr�a de contaminar la tierra de Jehov�?

*Hay una lectura variada en una de las copias de De Rossi que significa su iniquidad, que parece haber sido le�da por los LXX, �rabe y sir�aco, y es preferida por no pocos modernos.

De Sinar vino la corrupci�n religiosa, y all� tiene que ir, llevada por la fuerza y ??r�pidamente: tal es la medida medida por Jehov�. Esto nuevamente parece confirmar la idea de que es el mal id�latra del jud�o derivado y enviado de regreso a Babilonia. Esto fue particularmente enf�tico. El juicio de Dios que hab�a transportado a los jud�os a Babilonia no hab�a destruido la iniquidad por la cual fueron llevados all�.

El profeta posterior a la cautividad nos hace saber que, cuando Dios ha rastreado el mal hasta su origen, tiene que ser sacado de Su tierra y colocado sobre su propia base, donde realmente est� en casa, incluso en la tierra de Sinar. , la llanura sobre la que se construy� Babilonia. Ahora no habla de Babilonia, sino simplemente de su escenario. Todo es sin duda una profec�a simb�lica. Uno puede no estar de acuerdo con D. Kimchi y otros comentaristas rab�nicos en que la mujer significa las diez tribus, y el efa los becerros de Jeroboam y la adoraci�n de Israel; pero estoy a�n m�s lejos de creer que la visi�n es la sentencia de Dios sobre el comercio moderno, llevada sobre alas de cig�e�a de oriente a occidente. Esta parece ser la m�s infundada y grotesca de todas las interpretaciones, aunque no niego la influencia corruptora de los principios y efectos comerciales.

Pero la visi�n que tenemos ante nosotros nos lleva a la iniquidad en la tierra que Dios debe juzgar; y agregar� tambi�n en los �ltimos d�as, confiando como algunos est�n en que la idolatr�a nunca podr� volver a estar entre los jud�os. Pero el Se�or les advirti� lo contrario ( Mateo 13:43-45 ; Mateo 24:15 ), para el �ltimo estado de esa generaci�n que rechaza a Cristo; y tambi�n lo hacen los profetas cuando hablan del fin de la era.

( Daniel 11:38 ; Apocalipsis 13:15 ; Apocalipsis 18:4 ) Lo cierto es que Babel no solo fue el comienzo de la monarqu�a terrenal, sino tambi�n, desde el comienzo de ese poder (por el hombre que busc� la exaltaci�n propia aqu� abajo a pesar de Dios), acompa�ado de idolatr�a.

Babel fue as� el manantial de los �dolos. Ahora bien, la idolatr�a es el mal que ha afligido a los jud�os, particularmente como se sabe por toda su historia antigua, por lo cual fueron finalmente enviados a Babilonia, que no fue escenario fortuito de destierro sino retribuidamente escogida por Dios.

El futuro no debe pasarse por alto. Los jud�os han dejado de lado la idolatr�a por mucho tiempo y por completo. Siempre se jactan de que no se hab�a o�do desde su regreso del cautiverio. Pero nuestro Se�or les hizo saber en Su propio d�a, aunque eran tan autocomplacientes en este punto, que tan ciertamente como entonces hab�a un estado barrido, vac�o y adornado, el esp�ritu inmundo al final regresar�a, y esto con siete esp�ritus peores que �l mismo, y as� el �ltimo estado debe ser peor que el primero.

Esto parece vincularse con la visi�n comparativamente enigm�tica que se ve aqu�. La iniquidad fue suprimida y desplazada por el momento. Solo se retiene, no se destruye ni se extirpa. Trazado hasta su propia fuente en la llanura de Sinar, ser� juzgado por Dios en aquel d�a, cuando no s�lo las ofensas morales contra Dios y el hombre ser�n vengadas r�pidamente, sino que el hombre entregar� todo �dolo a los topos y a los murci�lagos. .

Seguramente reaparecer� la idolatr�a, y esto no s�lo entre los gentiles cristianizados, sino tambi�n entre los jud�os, por poco que puedan sospechar tal problema. Es una verdad invariable de las Escrituras que la mera ausencia del mal nunca es una liberaci�n de su poder. Una condici�n vac�a, barrida o incluso adornada en s� misma no implica un escape final. Puede continuar, si Dios as� lo desea, para obstaculizar las incursiones del enemigo; pero de hecho un estado vac�o siempre expone al retorno del viejo mal.

Debe haber posesi�n tomada por el poder positivo de Dios para evitar el mal. A menos que el Esp�ritu Santo se apodere y llene la escena, nunca podr� haber una barrera eficaz contra el regreso del mal que menos esperamos, especialmente del que nos consideramos radicalmente libres. Muy lejos de esto, est� el viejo mal que siempre tiende a reaparecer cuando la conciencia se relaja y la fe se desvanece, y en su lugar crecen h�bitos o tradiciones religiosas.

Puede haber otro mal peor: como hemos visto, el esp�ritu inmundo vendr� con otros siete esp�ritus peores que �l. As� habr� al final de la era, y especialmente en Jerusal�n, una combinaci�n de estas dos cosas, como aprendemos de la advertencia clara, completa y solemne de nuestro Se�or. Habr� un poder especial de Satan�s desatado al final de esta era, as� como la recurrencia del antiguo mal id�latra que afligi� a los jud�os en tiempos pasados.

Claramente, entonces, esta visi�n rastrea lo civil hasta su origen babil�nico, y nos muestra que indudablemente habr� una vez m�s un problema id�latra en la tierra, pero luego ser� juzgado en relaci�n con lo que realmente representa su lugar de nacimiento. El efa con la mujer adentro y sostenida por el trozo de plomo, luego llevado de la tierra de regreso a la llanura de Shinar, parece ser la forma instructiva pero simb�lica de expresar el verdadero car�cter y fuente de la idolatr�a que luego ser� juzgada.

Si reaparece en relaci�n con los jud�os, justo antes de que el Se�or regrese en poder y gloria, se sentir�n m�s avergonzados de su insensatez cuando se vea as� trasladado a su propio lugar para ser eliminado y finalmente juzgado all�. Debo tomar la visi�n como un cuadro simb�lico, simplemente mostrando cu�ndo y c�mo el Se�or detecta esta iniquidad al final. El gran rollo volador trata de las transgresiones morales del jud�o; la visi�n del efa muestra que la iniquidad religiosa ser� limpiada.

Esta, al parecer, es la idea de la medida llevada por las mujeres, con sus alas de cig�e�a llenas por el viento, y con destino a Shinar. De este modo, quitan todo el cuerpo donde el mal oculto no solo impedir� que act�e, sino que finalmente ser� juzgado, y esto se remonta divinamente a Babilonia, porque no tuvo mejor fuente que ese comienzo de obstinaci�n, violencia y orgullo. No tengo la menor duda de que la idolatr�a regresar� (es decir, el paganismo virtual), y estoy persuadido de que en estos pa�ses est�n operando principios que la traer�n de regreso.

Incluso ahora est�n trabajando en la cristiandad; pero �qu� ser� cuando Dios entregue a los hombres a un fuerte enga�o para que crean la mentira, porque no recibieron el amor de la verdad para ser salvos?

Zacar�as 6:1-15 cierra estas visiones preliminares. "Y me volv�, y alc� mis ojos, y mir�, y he aqu� cuatro carros que sal�an de entre dos montes; y los montes eran montes de bronce [o cobre]". As� encontramos que Dios mantiene plenamente Su testimonio de la autoridad imperial gentil.

Israel hab�a dejado de ser el lugar de Su gobierno directo en la tierra; pero �l sanciona plenamente a los gentiles en el gobierno providencialmente dado a ellos, que el jud�o estaba obligado a reconocer, por humillante que sea para �l. Los cuatro carros son una referencia inequ�voca (mutatis mutandis) al curso del poder terrenal como ya lo dio a conocer en detalle Daniel. No hay dificultad m�s real aqu� que en la estatua o las cuatro bestias vistas emerger juntas cuando los vientos se agitaron sobre las grandes aguas all�.

"Estos son los cuatro esp�ritus de los cielos que salen". Se les considera no tanto como poderes, sino en virtud de sus agentes animadores invisibles en la providencia: y esta es la raz�n por la que o�mos hablar de esp�ritus en este lugar. Los cuernos en el cap�tulo 1, como se dijo antes, los muestran estrictamente como poderes reales; los carros y los caballos parecen ser m�s �ntimos y exhibir el prop�sito de Dios, en lugar de simplemente presentarlos como los poderes mismos

"En el primer carro iban caballos bermejos, en el segundo carro caballos negros, en el tercer carro caballos blancos, y en el cuarto carro caballos grises y bayos". El punto principal a observar es que del rojo* no o�mos m�s que el hecho; que los caballos negros (que estaban bastante ausentes en Zacar�as 1:1-21 ) parecen relacionados con los que siguieron al imperio de Babilonia (vers�culo 8); que se muestra que los blancos han seguido su camino hacia el pa�s del norte en el mundo oriental; y que el cuarto carro o carro romano tiene una doble descripci�n, una anterior y otra posterior.

Se ve que los grises avanzan hacia el sur, lo que puede indicar el pleno establecimiento del imperio por la batalla de Actium, que decidi� el destino del mundo en ese d�a. Pero son los caballos bayos o fuertes los que buscaban ir, para poder caminar de un lado a otro a trav�s de la tierra. A estos especialmente la palabra es, (vers�culo 7) Apartaos de aqu�, andad de aqu� para all� por la tierra. Los primeros poderes ten�an el t�tulo y aspiraban a la universalidad del dominio; el tercero lo gan� por conquista de rapacidad y �xito sin igual; el cuarto solo lo hizo bueno con cualquier cosa que se acerque a la permanencia del poder.

El contexto aqu� (puedo decir en contraste con el vers�culo 8) parece mostrar claramente que debemos entender tierra y no tierra en el vers�culo 7. Se muestra cu�n completamente todos estaban llevando a cabo la voluntad de Dios, sin importar sus propios caminos. para el consuelo del jud�o aun ahora en el fin de la visi�n: mucho m�s se aclarar� cuando �l tome el reino cuyo derecho es.

*"El rojo" en este sentido presenta aqu� una dificultad a primera vista en comparaci�n con el cap. 1 donde el segundo imperio est� tan caracterizado. Pero no debemos olvidar que s�lo las abstracciones se encuentran con los s�mbolos. Y Babilonia en su d�a hab�a sido instrumento del juicio de Dios, como despu�s Persia se convirti� en Babilonia misma. Por lo tanto, Persia podr�a verse de tal color entre los tres, como lo hab�a sido Babilonia cuando el primero de los cuatro.

Por lo tanto, el cap�tulo proporciona otro cuadro, pero conectado con lo que va antes. "Toma del cautiverio, de Heldai, de Tob�as y de Jeda�as, que han venido de Babilonia, y ve t� en ese d�a, s�, entra en la casa de Jos�as hijo de Sofon�as; y toma plata y oro, y haz coronas , y ponlas sobre la cabeza de Josu� hijo de Josedec, sumo sacerdote, y h�blale, diciendo.

" Es una profec�a m�s del Renuevo, el Mes�as, y as� confirma completamente lo que hemos visto antes. "As� habla Jehov� de los ej�rcitos, diciendo: He aqu� el hombre cuyo nombre es El V�STAGO; y �l crecer� de su lugar, y edificar� el templo de Jehov�; �l edificar� el templo de Jehov�; y �l llevar� la gloria, y se sentar� y gobernar� en su trono; y ser� sacerdote sobre su trono.

"La edificaci�n de Zorobabel era preciosa a los ojos de Jehov�, pero sobre todo tra�a ante Sus ojos a un Hijo de David m�s grande y una gloria permanente cuando �l se sienta como sacerdote en Su trono. En ning�n sentido era cierto que Zorobabel era un sacerdote; en No tiene sentido que Josu� fuera un rey. El Mes�as solo puede construir la gloria y la exhibir� para la gloria de Dios aqu� abajo. �l es ahora el Rey rechazado, un sacerdote, el gran sumo sacerdote indudablemente, pero en el trono de Su Padre, todav�a no por s� mismo, como �l mismo declara y distingue expresamente en Apocalipsis 3:21 .

Ahora es sacerdote seg�n el orden de Melquisedec; Entonces lo ejercer� en toda su plenitud de significado (no como ahora Aar�nicamente en el lugar sant�simo, sino) saliendo con refrigerio para los vencedores sobre los poderes hostiles de la tierra, bendiciendo al Dios alt�simo, poseedor del cielo y de la tierra ( manifiestamente as� entonces), y bendiciendo al hombre, siendo �l mismo el canal y seguridad de toda bendici�n para siempre. ��l edificar� el templo de Jehov�, y �l llevar� la gloria.

"Es s�lo el prejuicio lo que obliga a cualquiera a traer aqu� la iglesia; porque el tema es claramente el reino, y abarca a los jud�os como su pueblo en la tierra, ya que el templo es claramente el descrito en Ezequiel, no la habitaci�n del Nuevo Testamento de Dios en el Esp�ritu. "Y consejo de paz habr� entre ambos�. Cualquier cosa que no sea el Mes�as es completamente inapropiada. Adem�s, parece una doctrina exagerada y, si bien inteligible, bastante extra�a, que el sacerdocio y la realeza deben ser personificados. , y la �ltima frase significa que el consejo de paz es "entre ambos ". La noci�n de jud�o y gentil tambi�n es intolerable. Las �nicas dos personas nombradas anteriormente son Jehov� y el V�stago.*

* Me parece que no hay fuerza en la objeci�n de Dathe: "quondam enim Deus in toto hoc loco loquitur, affixum in senehem non potest ad Jovam referri"; porque Jehov� no habla de s� mismo en primera sino en tercera persona. Esto, por lo tanto, m�s bien confirma que descarta la referencia a Jehov� y el Renuevo.

Las coronas entonces ser�an para Helem y sus compa�eros (v. 14) no como propiedad de ellos sino en memoria de la coronaci�n de Josu� como el representante simb�lico aqu� del Mes�as; tal como lo fue antes Zorobabel, y como lo fueron ambos juntos, hijos del aceite, en Zacar�as 4:1-14 . Lo que sorprendentemente confirm� el car�cter provisional del estado de cosas de entonces y el s�mbolo del reino del Mes�as y el templo de Jehov� en el futuro se da en el vers�culo 15.

"Y vendr�n los de lejos y edificar�n en el templo de Jehov�, y sabr�is que Jehov� me ha enviado a vosotros. Y suceder�, si con diligencia obedeciereis la voz de Jehov� vuestro Dios." Entonces el pasaje termina abruptamente. Los gentiles deber�an venir y ayudar hacia el templo de Jehov� que el Mes�as ha de construir (que no podr�a ser el que se estaba construyendo entonces, ni seguramente el de Herodes); y los jud�os quedan en esta inexpresable solemnidad sobre esa bisagra de la responsabilidad personal, ciertamente justa pero siempre fatal para el primer hombre.

En el cuarto a�o del rey Dar�o encontramos un fragmento de profec�a, pero dividido como el anterior en varias secciones. En cuanto a la idea de que hubo un escritor diferente, no hace falta decir que es un sue�o, y bastante indigno de seria consideraci�n por parte de un cristiano. dificultades acumuladas; pero no hay base interna suficiente para tal pensamiento.

Est�, es cierto, el hecho notable de que Mateo, al citar palabras en Zacar�as 11:1-17 , nos da el nombre de Jerem�as. Pero esto es simplemente una dificultad, no un motivo para negar el derecho de Zacar�as a la segunda mitad o la �ltima cuarta parte de su profec�a. Es muy posible que Jerem�as haya predicho lo mismo, y que Zacar�as haya escrito lo que predijo Jerem�as, sin afirmar que esa es la soluci�n de la dificultad.

De nuevo, parece que era costumbre entre los jud�os al citar a los profetas tomar el gran profeta caracter�stico y clasificar a otros bajo su nombre. Por lo tanto, hay una elecci�n de soluciones de la dificultad particular en cuesti�n, que el difunto Decano de Canterbury no estaba justificado al calificar como un "medio de evasi�n", como tampoco se le debe seguir en la espantosa alternativa de imputar una memoria inexacta a el evangelista y comprometiendo as� el Evangelio.

Pero de ninguna manera el punto toca a Zacar�as, aunque sin duda a algunos les gustar�a rebajar tanto el Antiguo Testamento como el Nuevo. Es suficiente notar estos hechos de paso, para no ser detenido por tales puntos externos, mientras se hace una oferta a cualquiera que pueda estar perplejo por tal objeci�n.

Pero es claro que en la segunda mitad de Zacar�as, los primeros dos Cap�tulos son superficialmente distintos de lo que sigue. La ocasi�n de Zacar�as 7:1-14 ; Zacar�as 8:1-23 era el hecho de que ciertas fiestas hab�an sido instituidas por los jud�os a consecuencia del cautiverio.

Naturalmente, estaban muy angustiados de que la mano de Dios se extendiera contra ellos, como lo prueba la humillaci�n a la que fueron reducidos ante el mundo entero. De ah� que recurrieran a los ayunos instituidos con el fin de lamentar sus pecados e implorar misericordia ante Dios. Algunos de estos jud�os sintieron ahora que Jehov� se hab�a aparecido por el remanente y los hab�a tra�do de regreso a la tierra; y, como el templo se acercaba a su finalizaci�n, la continuaci�n de estos ayunos no era conveniente.

Esto da ocasi�n al profeta para una nueva comunicaci�n de Dios. �Entonces vino a m� palabra de Jehov� de los ej�rcitos, diciendo: Hablad a todo el pueblo de la tierra, y a los sacerdotes, diciendo: Cuando ayunabais y hac�ais duelo en el mes quinto y s�ptimo, estos setenta a�os, hac�ais al menos todo ayune a m�, aun a m�? Y cuando com�ais y cuando beb�ais, �no com�ais para vosotros y beb�ais para vosotros? estaba habitada y en prosperidad".

"Ejecuta juicio verdadero (agrega �l), y muestra misericordia y compasi�n cada uno a su hermano". Las ordenanzas, hagan lo que hagan, nunca toman el lugar de la justicia pr�ctica, y menos a�n de la fe, a los ojos de Dios. Puede haber, hay muchas veces, el mayor celo por una instituci�n externa donde el coraz�n est� lejos de �l. �Es necesario decir cu�n perfectamente encaja esto tanto con Isa�as antes del cautiverio, como con la aplicaci�n de Isa�as por parte del Salvador al estado de cosas entonces en Israel? Pero mientras el profeta muestra c�mo Jehov� hab�a dispersado al pueblo, a pesar de las observancias rituales, y que, en consecuencia, recurrir a ellas no era de ninguna manera el verdadero remedio para una condici�n baja o mala, aunque podr�an tener su lugar junto con los asuntos m�s importantes. , �l predice completamente la bendici�n reservada para Jerusal�n.

"As� ha dicho Jehov� de los ej�rcitos: Tuve celo por Si�n con gran celo, y yo celo por ella con gran furor. As� ha dicho Jehov�: Yo he vuelto a Si�n, y en medio de Jerusal�n morar�." �l no dice que �l era, sino que �l ser�a. "Y Jerusal�n ser� llamada ciudad de verdad, y el monte de Jehov� de los ej�rcitos, monte santo. As� ha dicho Jehov� de los ej�rcitos: Todav�a habitar�n ancianos y ancianas en las plazas de Jerusal�n, y cada uno con su cayado en su mano por muy edad.

F�jate, "todo hombre:" est� mirando hacia el d�a en que la muerte no deber�a ser, como se nos dice en Isa�as. "Cada uno con su bast�n en su mano por mucha edad" no es que no haya los j�venes, pero que lo viejo no se desvanezca. Es la inversi�n de toda la historia pasada "y muri�", "y muri�". Bajo el Mes�as los hombres seguir�n viviendo y durar�n todo el reino milenario. "Y las calles del ciudad estar� llena de ni�os y ni�as jugando en sus calles.

As� ha dicho Jehov� de los ej�rcitos; Si esto es maravilloso a los ojos del remanente de este pueblo en estos d�as, �ser� tambi�n maravilloso a mis ojos? dice Jehov� de los ej�rcitos.� No es as�; Dios siempre est� esperando ese d�a. �As� dice Jehov� de los ej�rcitos; He aqu�, yo salvar� a mi pueblo de la tierra del oriente y de la tierra del occidente; y los traer�, y habitar�n en medio de Jerusal�n, y ser�n mi pueblo.

As� les ser� quitada la sentencia: "Ellos ser�n mi pueblo, y yo ser� su Dios, en verdad y en justicia". Entonces toda la degradaci�n a la que hab�an sido tan justamente condenados ser�a completamente borrada en el d�a de gloria renovada y mejor y perdurable para Israel.

En consecuencia, esto se convierte en beneficio pr�ctico presente en lo que sigue. El cap�tulo termina mostrando que los ayunos deben cambiarse en fiestas y la tristeza en alegr�a. Compare lo inverso en Mateo 9:1-38 en respuesta a los disc�pulos quejumbrosos de Juan.) Y no s�lo debe ser esta bienaventuranza para Israel, sino que "acontecer� en aquellos d�as, que diez hombres se apoderar�n de todos ellos". lenguas de las naciones, aun al jud�o lo agarrar�n de la falda, diciendo: Iremos contigo, porque hemos o�do que Dios est� contigo�. Tal ser� el cambio completo del d�a de Jehov�.

Entonces entramos en dos grandes cargas: la primera de ellas va desde Zacar�as 9:1-17 hasta el final de Zacar�as 11:1-17 ; y el siguiente retomando algunas caracter�sticas especiales del cap�tulo 11, que se ampl�an en la �ltima carga hasta el final del libro.

En cuanto al primero, comenzando con el cap�tulo 11, se dice: "La carga de la palabra de Jehov� en la tierra de Hadrac, y Damasco ser� el resto de ella: cuando los ojos del hombre, como de todas las tribus de Israel, ser�n para con Jehov�". Encontramos en consecuencia el juicio de las naciones que estaban cerca. Pero adem�s, aunque debe haber la destrucci�n de Tiro y Sid�n, mientras que debe haber tristeza por Ashkelon y Gaza, est� escrito que debe haber un estado de confusi�n en Jud�.

Pero Jehov� se encargar�a de la causa del pueblo. "Y acampar� alrededor de mi casa a causa del ej�rcito, a causa del que pasa y del que vuelve; y ning�n opresor pasar� m�s por ellos, porque ahora he visto con mis ojos". Esto trae al Mes�as. �Al�grate mucho, hija de Si�n; da voces de j�bilo, hija de Jerusal�n: he aqu� tu Rey vendr� a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna.

"Sabemos c�mo los evangelistas aplican esto, en la medida en que era cierto entonces, y no m�s, dejando para cumplimiento futuro lo que entonces no se aplicaba. Ser�a dif�cil desear un ejemplo m�s fino de exactitud de las Escrituras donde todo es perfecto". El modo de cita muestra claramente la manera admirable en que el Esp�ritu Santo se complace en emplear el Antiguo Testamento. Est� primero su t�tulo, y luego su car�cter, pero no las consecuencias para los dem�s, cuyo cumplimiento fue diferido por la incredulidad.

En cuanto a los primeros vers�culos del cap�tulo, no parece haber raz�n para cuestionar que se aplican claramente a la marcha del ej�rcito de Alejandro y a los duros golpes que asolaron el norte y el sur de Judea despu�s de la batalla de Issus (as� como a ciertos �xitos de los jud�os mucho tiempo despu�s). griegos), y sobre todo a la protecci�n de Jehov� de su casa cuando el conquistador del este pas� de largo en su regreso al oeste para asegurar las costas del Mediterr�neo antes de avanzar hacia el interior de Asia (ver.

8). Incluso los racionalistas admiten el exacto paralelismo entre la lista de sus capturas y los lugares que le dieron problemas especiales para sitiarlos, como Tiro y Gaza; as� como las largas victorias posteriores de los macabeos. Pero por claro que esto es y en su medida importante, �cu�nto m�s lo es ver que en su conjunto la profec�a, como otras, no es de interpretaci�n aislada? Se une a todos los dem�s para converger en los grandes eventos de los �ltimos d�as cuando el Rey aguijonear� las misericordias firmes de David, ahora establecidas en Su resurrecci�n, viniendo a ellos, no como antes en humillaci�n sino en poder y gloria (aunque esa sea la prenda de esto), y tocando la trompeta mientras �l se defiende visiblemente (no Su casa como antes invisiblemente en Su providencia), y salv�ndolos en ese d�a como el reba�o de Su pueblo,

La profec�a renueva m�s claramente el tiempo del juicio cuando se ve a Jehov� cortando el carro de Efra�n, y el caballo y el arco de batalla de Jerusal�n. En ese mismo tiempo �l emprender� por el jud�o. Vu�lvanse a la fortaleza, oh prisioneros de la esperanza: aun hoy declaro que les dar� el doble, cuando he entesado a Jud� para m�, he llenado el arco con Efra�n, y he levantado a tus hijos, oh Si�n. , contra tus hijos, oh Grecia, y te puso como espada de valiente.

"Esto es tanto m�s notable, porque Grecia se estaba adelantando y pronto iba a derrocar al amo persa de Israel; pero llega el d�a en que los hijos de Si�n seguramente derrocar�n a Grecia. Si esto nunca ha sido as�, queda por ser". Y Jehov� ser� visto sobre ellos.� ??Esto marca claramente cu�ndo debe ser el cumplimiento, incluso cuando la gloria de Jehov� se manifestar� en este mundo.

"Y Jehov� ser� visto sobre ellos, y su saeta saldr� como el rel�mpago; y Jehov� Dios tocar� la trompeta, e ir� con torbellinos del sur". Realmente no es un peque�o absurdo aplicar todo esto a cualquier cosa que haya existido desde aqu� abajo.

Vemos que Grecia no se funde en la bestia cuando sube del abismo seg�n el en�rgico lenguaje simb�lico del Apocalipsis. Debemos dejar margen para todos los actores de la crisis final, tanto para las potencias orientales como occidentales, y otras de menor trascendencia que se mueven de forma bastante independiente. El �ltimo imperio resucitado representar� a los anteriores imperios universales en cuanto a sus principios, es decir Babilonia, Medo-Persia y Grecia, pero no tendr� sus dominios.

El principio es una cosa, sus posesiones territoriales otra. Parece claro por Daniel 2:1-49 que habr� un representante de todos en aquel d�a cuando el golpe caiga sobre los pies de barro cocido y los haga pedazos. Luego encontramos el oro y la plata y el bronce y el hierro no todos convertidos en hierro, pero cada uno con un representante, sin exceptuar incluso a Babilonia, aunque los romanos s�lo conservan entre ellos el poder imperial.

As� habr� un representante de Persia, y as� existe ahora. Habr� un representante de Grecia, como sabemos se ha comenzado a representar de nuevo, pero asumir�, supongo, una forma m�s definida y una mayor importancia. Asiria, como hemos visto con frecuencia, estar� representada por el rey del norte donde la Puerta Otomana est� ahora, no digo apropiada o formalmente rusa, pero ciertamente una potencia aliada con Rusia, subordinada a su pol�tica y mantenida por su influencia. .

El poder m�s remoto ser� su soberano, lo que me parece impl�cito en la descripci�n de Daniel ( Daniel 8:24 ). Ser� un poder en�rgico, lo cual est� lejos de ser cierto ahora m�s que en Grecia. Como sabemos, ninguno puede mantener la cabeza frente a los enemigos externos ni mantener el orden en sus propios dominios: tal es su estado de postraci�n o desorganizaci�n.

Pero habr� un gran desarrollo, y con �l puede haber una gran rapidez. Parecer�a que gran parte de ello ser� provocado por el poder ruso, sin duda para promover su pol�tica agresiva. Creo que esto est� ante Grecia; pero, al chocar m�s tarde con Jud�, su derrocamiento total se muestra aqu� de manera general. "Jehov� de los ej�rcitos los defender�; y devorar�n, y aplastar�n con piedras de honda; y beber�n y har�n ruido como a trav�s del vino; y se llenar�n como tazones, y como las esquinas del altar.

Y Jehov� su Dios los salvar� en aquel d�a como reba�o de su pueblo". As� vemos la uni�n del poder futuro y la gloria en la tierra con la declaraci�n de que �l vendr�a teniendo salvaci�n. "Porque cu�n grande es su bondad, y cu�n grande es su hermosura!" Sigue la beneficencia general de su reinado.

En Zacar�as 10:1-12 se muestra c�mo Dios se servir� de Jud� y Efra�n en aquel d�a. Luchar� no s�lo por ellos, sino en y por ellos. Es un gran error suponer que todo lo lograr� Jehov� por s� solo. Hay un juicio que �l ejecutar� en Su aparici�n del cielo, en el cual los jud�os no pueden tener parte alguna, a saber, la destrucci�n de la bestia y el falso profeta, con la flor del rango y poder del imperio romano revivido.

As�, los poderes occidentales ser�n completamente aplastados por la venida del Se�or en juicio desde el cielo. Despu�s de eso, usar� tanto a Jud� como a Efra�n, como vemos aqu�, para tratar con otros gentiles rebeldes. "Cuando haya entesado a Jud� para m�, he llenado el arco con Efra�n, y resucitado a tus hijos, oh Sion;" y as� dice adem�s: "De �l sali� el �ngulo, de �l el clavo, de �l el arco de batalla, de �l todos los opresores juntos". Eso muestra claramente el significado. "Y ser�n como valientes, que hollan a sus enemigos en el lodo de las calles en la batalla, y pelear�n".*

*El intento de algunos alemanes librepensadores y otros de distinguir dos autores, si no m�s, por comparaci�n de Zacar�as 9:1-17 ; Zacar�as 10:1-12 con 14 parece tan f�til como de costumbre. Si el Mes�as habla paz no s�lo a Israel, sino a los gentiles, si su dominio ser� de mar a mar, y desde el r�o hasta los confines de la tierra, �qu� m�s consistente con el reinado de Jehov� sobre toda la tierra? El regreso de los israelitas cautivos y dispersos no se ve comprometido por el hecho de que la mitad de la ciudad entra en cautiverio justo antes de su liberaci�n final; menos a�n hay dificultad en ver dos partes cortadas, y la tercera pasando por el fuego en la tierra, mientras que Jerusal�n tiene la mitad tomada y el resto no.

Jehov� act�a poderosamente a favor de Su pueblo en Zacar�as 9:1-17 , y no a su exclusi�n en Zacar�as 14:1-21 . �Qu�, finalmente, impedir� que Jehov� expulse a los caballos de guerra de Jerusal�n, mientras que los caballos empleados en la paz lleven el sello de que sus amos est�n enteramente consagrados a Su nombre? Veremos que ning�n cap�tulo de la profec�a merece menos que el �ltimo en ser gravado con "una brumosa indistinci�n". La neblina debe estar en el lector que lo dice.

Pero este juicio no es una descripci�n del imperio y su destino, con el de sus adherentes. Las potencias occidentales se habr�n hundido m�s en el mal, y deben actuar en consecuencia. Habiendo disfrutado de privilegios sin precedentes, finalmente los convertir�n en la m�s audaz impiedad y anarqu�a, junto con el m�s alto orgullo; y as� el Se�or se reserva el golpe para S� mismo. Cuando el �ltimo asirio suba a la tierra, encontrar� all� a las dos tribus; y tal vez en la �ltima ocasi�n (porque hay dos ataques a la ciudad de Jerusal�n en el futuro) Israel puede estar all� tambi�n, como veremos m�s adelante en esta profec�a.

Lo mismo, creo, aparece en Isa�as 38:1-22 ; Isa�as 39:1-8 . F�cilmente podemos entender el reba�o de Efra�n entre los dos asaltos. Esta es la principal pregunta que podr�a plantearse. El Se�or aqu� promete fortalecer la casa de Jud� y salvar a la casa de Jos�.

M�s evidentemente, por lo tanto, es la futura reuni�n de toda la naci�n, el "todo Israel" que ha de ser salvado. "Los silbar� y los reunir�, porque los he redimido; y crecer�n como han crecido. Y los sembrar� entre los pueblos, y se acordar�n de m� en tierras lejanas, y vivir�n con sus hijos, y vu�lvanse: los har� volver tambi�n de la tierra de Egipto, y los reunir� de Asiria.

"No es un mero remanente que regresa de Babilonia, sino una reuni�n completa del pueblo de todas partes, teniendo en cuenta m�s particularmente el norte y el sur, y especific�ndolos aqu�. Entonces Jehov� rebaja sumariamente el orgullo y el poder de todos sus enemigos. "Y yo los fortalecer� en Jehov�; y andar�n en su nombre, dice Jehov�.

Pero Zacar�as 11:1-17 es a�n m�s solemne, y trae otros elementos m�s profundos a la escena final. Abre tus puertas, oh L�bano, para que el fuego devore tus cedros. Aulla, abeto, porque el cedro ha ca�do, porque los fuertes han sido destruidos. Aulla, oh encinas de Bas�n, porque el bosque de la vendimia se ha derrumbado. .

"Son v�vidas figuras de juicio sobre la fuerza exterior y la dignidad de los jud�os. Los gobernantes est�n afligidos y consternados por su expolio cuando sus esperanzas una vez m�s se elevan. Su r�o, incluso entonces como siempre figurando como recurso y poder nacional, sufri� nada menos. "Hay una voz del aullido de los pastores; porque su gloria est� arruinada: voz de rugido de leoncillos; porque la soberbia del Jord�n est� echada a perder.

Las naciones se juntan contra Jerusal�n. As� ha dicho Jehov� mi Dios; Apacienta el reba�o de la matanza.� �Reba�o de la matanza� significa aquellos de Israel que los hombres se dedicaron a la persecuci�n, a quienes el coraz�n del Se�or se volvi� especialmente: �Cuyos poseedores los matan y se tienen por inocentes, y los que los venden dicen , Bendito sea Jehov�; porque yo soy rico, y sus propios pastores no tienen piedad de ellos.� ??Estos jud�os piadosos est�n en una angustia y un peligro peculiares.

Mientras que los mismos jud�os en conjunto son odiados por las naciones, los de coraz�n sincero son odiados por sus propios hermanos. Por lo tanto, su estado es exteriormente deplorable. "Porque no tendr� m�s piedad de los moradores de la tierra, dice Jehov�; sino 10, entregar� a los hombres cada uno en mano de su pr�jimo, y en mano de su rey; y herir�n la tierra, y de sus mano no los librar�". Es la angustia final de Jerusal�n. "Y apacentar� el reba�o de la matanza, vosotros, oh pobres del reba�o".

La crisis saca a la luz una corriente oculta notable. �Qu� hab�a en el fondo? y �c�mo se puede dar cuenta de tal estado de cosas? El profeta, en consecuencia, en un m�todo simb�lico, que nos muestra la misma mano y la misma mente que la parte anterior del libro donde abunda, procede a explicar c�mo sucedi�. �Y tom� para m� dos varas; a una la llam� Belleza, y a la otra la llam� Bandas; y apacent� el reba�o.

"Como vimos antes con Josu� y Zorobabel, as� ahora el profeta personifica primero al Mes�as, y luego al Anti-Mes�as. Del vers�culo 7 al 14 personifica al Cristo; del vers�culo 15 al final personifica al Anticristo, como �l fue dirigido.

"Tom� para m� dos varas; a una la llam� Belleza, y a la otra la llam� Bandas; y apacent� el reba�o". Estas varas representan la autoridad que propiamente pertenece al Mes�as. La primera vara la rompe en el vers�culo 10. Esto es en vista de la terrible condici�n de los jud�os. "Tambi�n mat� a tres pastores en un mes; y mi alma los aborreci�, y el alma de ellos tambi�n me aborreci� a m�". No hubo simpat�a entre Cristo y los que conduc�an o extraviaban al pueblo, los pastores, como se les llama, que no responden a los ministros cristianos, como suelen imaginar los ignorantes, sino que significan el principal gobierno de la naci�n.

"Entonces dije: No os dar� de comer: el que muera, que muera; y el que ha de ser cortado, que sea cortado; y los dem�s coman cada uno la carne del otro". Entonces Jehov� Mes�as, personificado por el profeta, toma Su vara, la Belleza, y la corta en dos, para quebrantar Su pacto que hab�a hecho con todos los pueblos. No es el pueblo de Israel, sino todas las naciones en relaci�n con �l.

En resumen, el rechazo del Mes�as hizo imposible reunir a todas las naciones. Esto parece una clara alusi�n a la gran profec�a de Jacob: "No ser� quitado el cetro de Jud�, ni el legislador de entre sus pies, hasta que venga Silo; ya �l se congregar�n [u obedecer�n] los pueblos". La condici�n de los jud�os hizo que ya no se tratara de cumplir este gran y bendito prop�sito de su reino.

La palabra hebrea en ver. 10 significa "pueblos"; y as� est� en G�nesis 49:10 : "A �l se congregar�n los pueblos ". Es muy importante para la correcta comprensi�n de ambos. Una letra hace toda la diferencia.

As�, la falta de preparaci�n moral de los jud�os para el Mes�as hizo imposible reunir a los pueblos. Su vista era aborrecible para �l, y de hecho �l no era tolerable para ellos. Por lo tanto, no hab�a base para reunir a los pueblos. No podr�a ser entonces y debe ser pospuesto, pero no abandonado sino s�lo por el presente. As� fue quebrada la vara de la Belleza, la imagen de la autoridad de Dios para llevar a cabo este fin ahora.

Pero �l seguramente lo pondr� en vigor a favor de todos los pueblos que reunir� alrededor de Israel cuando se inclinen y bendigan a su Mes�as. Por el momento desaparece. El personal se rompi� en ese d�a; y as� los pobres del reba�o que le esperaban supieron que era palabra de Jehov�. Su secreto est� con los que le temen.

Luego viene otro desarrollo mucho m�s terrible y de un momento interminable. "Y les dije: Si os parece bien, dadme mi precio; y si no, dejad. Y pesaron por mi precio treinta piezas de plata". �No solo se pospuso el prop�sito de reunir a las naciones, sino que Cristo tambi�n fue vendido a muerte por los suyos! �y a qu� precio! "A los suyos vino, y los suyos no le recibieron". La consecuencia fue que el resto del personal tuvo que ser roto.

"Entonces cort� en pedazos a mi otro personal, incluso a las Bandas". Esto fue mucho m�s all� de interferir con la reuni�n de los pueblos; su efecto fue "romper la hermandad entre Jud� e Israel". Dios ni siquiera reunir�a a Israel ahora, no solo no reunir�a a las naciones alrededor del Mes�as de acuerdo con su prop�sito terrenal de bendici�n; pero �l ni siquiera reunir�a al pueblo jud�o. As�, el rechazo de Jes�s durante Su vida hizo imposible reunir a los gentiles, el rechazo de Jes�s en Su muerte rompi� por el momento todas las esperanzas de reunir a Israel. Los jud�os deben ser esparcidos en lugar de que Israel sea reunido. Todos esos planes se hicieron a�icos por el momento.

Esto introduce inmediatamente la lucha final. Se pasan por alto todos los maravillosos tratos de Dios con el cristianismo. No son, y no podr�an ser, el tema apropiado de la profec�a del Antiguo Testamento, aunque las palabras aqu� y all� dejan espacio e ilustran los puntos m�s importantes y prueban que todo se sab�a desde el principio. El inmenso sistema de la iglesia, el misterio de Cristo, llena el vac�o entre los vers�culos 14 y 15, que por �ltimo nos sumerge de golpe en las l�gubres circunstancias del fin de los tiempos.

"Y me dijo Jehov�: Toma a�n para ti los instrumentos de un pastor necio". Habiendo tra�do a Cristo hasta Su muerte, ahora trae al Anticristo como si fuera directamente sobre �l. Obviamente hay un v�nculo moral y un verdadero contraste alusivo entre los dos. As� que �l mismo les dice a los jud�os en Juan v. que si no quisieran al que vino en el nombre del Padre, recibir�an al que viene en su propio nombre.

Si en el evangelista los dos se juntan, no debemos extra�arnos de que Zacar�as haga lo mismo a su manera. �Toma para ti los instrumentos de un pastor insensato. Porque he aqu�, yo suscitar� un pastor en la tierra, que no visitar� a los que fueron cortados, ni buscar� al joven, ni sanar� lo que fue quebrantado, ni alimenta lo que est� quieto". Cristo hizo exactamente lo contrario: �pero �l [�el Anticristo, triste contraste!] comer� la carne de la grosura, y desgarrar� sus garras en pedazos.

�Ay del pastor �dolo que deja el reba�o! la espada estar� sobre su brazo, y sobre su ojo derecho; su brazo ser� limpio y seco, y su ojo derecho completamente oscurecido". El juicio de Dios ser� sobre �l. Se describe aqu� en t�rminos apropiados para un pastor; pero sabemos c�mo se cumplir� en el Anticristo.

Luego viene la �ltima carga del profeta, que establece la consumaci�n en gran prominencia: solo que en lugar de limitarnos a un relato de esto solo, entreteje una vez m�s una hermosa alusi�n a Cristo, el hombre que sufre, pero no encontraremos nada detallado, pero conectado con el tema en cuesti�n.

"Carga de la palabra de Jehov� para Israel, dice Jehov�". Que quede marcado aqu�, que todo el pueblo est� delante de �l ahora. No es simplemente Jud�. "Carga de la palabra de Jehov� para Israel, dice Jehov�, que extiende los cielos, y echa los cimientos de la tierra, y forma el esp�ritu del hombre dentro de �l. He aqu�, yo pongo a Jerusal�n por copa de temblor a todos los pueblo alrededor, [se trata de los pueblos de nuevo, no de los jud�os, por supuesto,] cuando est�n en el sitio tanto contra Jud� como contra Jerusal�n.

Y en aquel d�a pondr� a Jerusal�n por piedra pesada a todos los pueblos; todos los que la cargan ser�n despedazados, aunque todos los pueblos de la tierra se juntar�n contra ella. En aquel d�a, dice Jehov�, herir� con espanto a todo caballo, y con locura al jinete; y sobre la casa de Jud� abrir� mis ojos, y herir� con ceguera a todo caballo del pueblo.

Y los gobernadores de Jud� dir�n en su coraz�n: Los moradores de Jerusal�n ser�n mi fortaleza en Jehov� de los ej�rcitos su Dios. En aquel d�a pondr� a los gobernadores de Jud� como brasero de fuego entre le�a, y como antorcha de fuego en gavilla; y devorar�n a todo el pueblo en derredor, a diestra ya siniestra; y Jerusal�n volver� a ser habitada en su lugar, en Jerusal�n.

"Este, por supuesto, el fin de la era, traer� el tiempo completo de bendici�n para Jerusal�n, de ese horno de aflicci�n, cuando todas las naciones rondar�n con la boca abierta para devorar, pero en vano. No solo ser�n desilusionados, sino que ellos mismos sean devorados por Aquel que en aquel d�a revertir� la larga pena, y proteger� a Jerusal�n para siempre.

Pero implicar�a la profec�a en una confusi�n miserable suponer que estos significan los poderes occidentales, que en este momento habr�n sido totalmente derrocados por el juicio del Se�or, como ya se explic�. ( Apocalipsis 19:1-21 ) Todas las naciones deben significar aqu� los gentiles hostiles que toman las armas contra Israel, despu�s de la destrucci�n de la bestia, y su rey vasallo del oeste, con su falso profeta aliado en Jerusal�n.

Son las naciones aliadas con el rey del norte, y bastante opuestas a la bestia, aunque abiertamente antagonistas de Israel. De hecho, todas las naciones en los profetas nunca se refieren a las potencias occidentales, sino a todas las que quedan despu�s de la ruina de la bestia y los cuernos. Esto puede ser una ayuda importante para algunos en la interpretaci�n de estas escrituras. Las potencias occidentales son s�lo una parte de las naciones, una parte particularmente favorecida y responsable, con una relaci�n definida con el jud�o e incluso con Cristo, tanto en el pasado como en el.

en el futuro. Su posici�n es peculiar y su responsabilidad; as� su culpa es aparte, y tambi�n su juicio. Las potencias occidentales componen un par�ntesis especial; su conexi�n es exclusivamente con los jud�os, nunca con Israel. Si se capta esto, puede servir para hacer claras las distinciones, que son de suma importancia para el que quiere entender el cuadro divino de la profec�a tanto incumplida como cumplida.

"Cada caballo" aqu� se ha mencionado con frecuencia como una gran variedad de caballer�a occidental: no aparece por qu� deber�a ser "occidental". Lamento discrepar de cualquiera que lo diga; pero la inferencia falla por completo. No hay duda acerca de la caballer�a: de d�nde viene no depende de ninguna teor�a, sino del examen exacto y completo de las Escrituras en cuanto a ese tiempo. Creo que todos los que as� lo toman confunden el verdadero significado, no s�lo de este pasaje, sino de la situaci�n de entonces.

Adem�s, los orientales son m�s notables para la caballer�a que los occidentales en general. La infanter�a fue siempre la mano derecha de los ej�rcitos romanos; y as� ha continuado en Occidente, y no lo dudo, a pesar de las invenciones modernas, hasta el final. Pero los orientales se describen como particularmente notorios por su abundancia de caballer�a fina y llamativa. A medida que avancemos, pueden aparecer otras pruebas, que conf�o se recomendar�n a todas las mentes sin prejuicios; porque el punto no carece de importancia. Es una diferencia que se encuentra generalmente entre los estudiantes prof�ticos, que surge de los h�bitos de pensamiento confirmados que tend�an a hacer todo lo relacionado con la bestia y sus sat�lites, los diez reyes.

De hecho, la raz�n se encuentra a�n m�s atr�s; porque claramente es una rama del antiguo sistema que amaba ver al Papa en cada uno de los malvados a quienes las Escrituras denuncian como enemigos del pueblo de Dios. Fue realmente, por lo tanto, la estrechez de mente lo que cerr� el vasto campo de la profec�a hasta los l�mites de las circunstancias con las que nosotros, los cristianos o m�s bien los protestantes, est�bamos conectados. En verdad, hablando con propiedad, este no es el esquema de la profec�a en absoluto.

Como regla, abarca como tema la tierra y todas las naciones de las cuales Asiria ser� la cabeza. El curso imperial de las cuatro bestias es un sistema intermedio excepcional, del que trata Daniel, y Zacar�as en cierta medida, pero s�lo tocado incidentalmente por la corriente general de los profetas mayor o menor. Es sin duda de profundo inter�s, pero sigue siendo una parte muy peque�a de la perspectiva prof�tica.

Entonces debemos distinguir entre el Se�or apareciendo en llama de fuego, veng�ndose de los que no conocen a Dios, etc., y los juicios terrenales que ejecutar� despu�s de cierto tiempo, como en Zacar�as 12:1-14 . Esta no es Su aparici�n para destruir a la bestia y al falso profeta. Es despu�s que �l hace de Jerusal�n una copa de temblor para las naciones.

Su primer juicio es sobre los ap�statas, ya sean jud�os o gentiles. Jerusal�n temblar� por sus propios pecados y castigos. En lugar de ser todav�a una copa que hace temblar a los dem�s, la ciudad debe inclinarse ante el trato justo del Se�or con sus propias fechor�as. Pero cuando los gentiles se levanten contra la ciudad escogida, "En aquel d�a Jehov� defender� a los habitantes de Jerusal�n". Cuando �l aparezca en gloria desde el cielo, y la bestia y el falso profeta sean arrojados vivos al lago de fuego, no se tratar� de tal defensa de la ciudad a�n profanada, sino de purgarla de los rebeldes.

El hombre de pecado habr� estado sentado como Dios en el templo de Dios, a quien no se le pasar� por alto la iniquidad; ni, por otra parte, volver� la espalda despu�s de su aparici�n hasta que el mal sea juzgado completamente, y �l pueda reinar en justicia sobre ellos. �En aquel d�a Jehov� defender� al morador de Jerusal�n, y el que entre ellos fuere d�bil en aquel d�a ser� como David.� Cuando el Anticristo fue abrumado repentinamente, los jud�os no tomaron parte alguna en ese acto tan solemne.

Mucho antes, seg�n Su advertencia ( Mateo 24:16 ), los piadosos hab�an huido de Jerusal�n. No eran habitantes de Jerusal�n desde el d�a en que la abominaci�n desoladora fue establecida en el santuario, sino que ten�an sordos aqu� y all� por el horror de su pecado, y por refugio de la tribulaci�n anunciada. "Y la casa de David ser� como Dios, como el �ngel de Jehov� delante de ellos. Y acontecer� en aquel d�a que procurar� destruir a todas las naciones que vengan contra Jerusal�n".

Aqu� nuevamente la diferencia de tiempo y circunstancia es tan clara como puede concebirse. "Y derramar� sobre la casa de David y sobre los habitantes de Jerusal�n esp�ritu de gracia y de oraci�n, y mirar�n a m�* a quien traspasaron, y har�n duelo por �l como quien se lamenta por su �nico hijo". , y tendr� amargura por �l, como quien siente amargura por su primog�nito.

En aquel d�a habr� gran llanto en Jerusal�n, como el llanto de Hadadrimm�n en el valle de Meguid�n. Y la tierra se enlutar�, cada familia aparte; la familia de la casa de David aparte, y sus mujeres aparte; la familia de la casa de Nat�n aparte, y sus mujeres aparte; la familia de la casa de Lev� aparte, y sus mujeres aparte; la familia de la casa de Simei aparte, y sus mujeres aparte; todas las familias que quedan, cada familia aparte, y sus mujeres aparte.

As� nuestro profeta da cuenta general de la acci�n misericordiosa de Jehov�, cuando se desposa con la causa del remanente ya librado del mal interior, y expuesto a los ataques de las naciones que no creen que el Mes�as est� con su pueblo. Se ha producido un poderoso derrocamiento de los gentiles reunidos, una obra espiritual inmensamente profunda se lleva a cabo en sus almas.La palabra de Dios entra profundamente en su conciencia, cuyo efecto es que cada uno se retira como si estuviera solo ante Dios.

Porque en verdad es tal la pena de su coraz�n, que sienten la necesidad de tener que ver con �l solo: si pudieran soportar la presencia de otro que �l contra quien hab�an pecado tan diversamente y durante tanto tiempo, �qu� otro podr�a aprovechar en tal hora? No; �tienen que ir al Se�or con todo, al mismo que no es m�s ciertamente su Jehov�-Elohim que su Mes�as traspasado! No es un remordimiento desesperado, sino una tristeza llena de gracia.

Es el juicio propio que se toma en serio el propio pecado, que mira hacia atr�s sin excusar ninguno, que se pone del lado de Dios contra todo mal camino, y sobre todo el rechazo desvergonzado de su Mes�as. Todos, sin importar cu�nto tiempo atr�s, lo reconozcan como su propio pecado. As� lloran como por su �nico hijo, un duelo de amor, pero con el m�s profundo dolor y verg�enza de haber tratado as� a Aquel que los amaba perfectamente. Esto es lo que m�s sienten ahora que fue contra �l.

*La lectura del Keri "sobre �l" en lugar del textual "sobre m�", parece evidentemente llevar el sello de una correcci�n dise�ada para eliminar una aparente anomal�a de la construcci�n, as� como para deshacerse de la pura verdad, como dice el El texto sostiene que el traspasado es Jehov�. Por lo tanto, la correcci�n incluso se ha infiltrado en el texto de no pocos MSS. tanto de Kennicott como de De Rossi. La verdad es que estas manipulaciones de la lectura y los esfuerzos de otros por debilitar la traducci�n solo muestran el momento profundo de lo que aqu� est� escrito por el Esp�ritu Santo.

Fue para escapar de este texto en particular que algunos de los rabinos inventaron el absurdo de dos Mes�as, Ben-Joseph y Ben-David, pero aun as� con singular inconsistencia como bien ha demostrado Mc.Caul. Uno puede lamentarse, pero no debe sorprenderse, de una versi�n como la del Sr. Leeser, que usa la transici�n de la primera a la tercera persona como raz�n para interpolar y cambiar la importancia natural de la cl�usula.

�l lo dice as�: "Mirar�n hacia m� (por cada uno) a quien han traspasado". Incluso Abarbanel y otros rabinos condenaron el "porque traspasaron" de D. Kimchi, despojando al verbo de su objeto que invariablemente se expresa. �A qu� se les hubiera ocurrido introducir uno imaginario para deshacerse del verdadero? �Y d�nde est� la propiedad de que tales personas en �xtasis miren a Jehov� por "cada uno" tan atravesado, o por el dolor desmesurado que sigue en el pasaje? El profeta solo pudo comparar el lamento amargo pero lleno de gracia con el de Jos�as, �deben los jud�os llorar por cada uno que matan de sus agresores gentiles? �Y ha de ser derramado el esp�ritu para un fin tan extra�o e indigno? si fuera por alguien incomparablemente glorioso a quien despertaron para descubrir que hab�an traspasado ciegamente,

As� tambi�n, encontramos ciertas familias mencionadas con una elecci�n y una belleza muy peculiares. La familia, se nos dice, de la casa de David, comenzando con la l�nea m�s alta o real. "Lloran", como se dice, "aparte de la familia de la casa de David, y aparte de sus mujeres". Pero tambi�n est� all� la familia del profeta que reprende: los descendientes de Nat�n tambi�n est�n de duelo. En lugar de reprender ahora a David, se juzgan a s� mismos implacablemente y confiesan cada uno su propio pecado.

La gracia sin duda puede identificarse con los pecados de los dem�s; pero esto no puede ser correctamente a menos que uno camine con Dios en conciencia pura. Aqu� est� el arrepentimiento completo de aquellos que son los primeros en reconocer su larga y culpable ceguera. Por lo tanto, no se tratar� de David expuesto ante Nathan, o de Nathan tratando con David: cada uno encontrar� su propio pecado, y todos deplorar�n su pecado com�n contra el Mes�as.

Pero a�n m�s, podr�a decirse que esto fue cuando la naci�n creci� hasta alcanzar una madurez de grandeza. El trabajo, sin embargo, se remontar� a�n m�s atr�s; se montar� hasta el principio. Porque como leemos: La familia de la casa de Lev� aparte, y sus mujeres aparte; la familia de Simei aparte, y sus mujeres aparte. Notoriamente Lev� y Sime�n,* o Simei, fueron los mismos jefes que conspiraron en venganza por su hermana Dina, e hicieron que los nombres de los hijos de Jacob apestaran en los primeros d�as; y ahora la posteridad de los dos que estuvieron juntos en su cruel maldad se nombran juntos al inclinarse solos para confesar cada uno su culpa delante de Jehov�.

No hay descripci�n m�s hermosa del poder de la gracia divina al escudri�ar el coraz�n, confiando plenamente en el Se�or, pero condenando los pecados hasta el extremo. No hay nada m�s fino a su manera que la visi�n que da de la operaci�n del Esp�ritu en la conciencia, que a�sla tanto el alma que o�mos hablar de los maridos aparte y de sus esposas aparte. La relaci�n m�s cercana es como nada en presencia del pecado y Dios como su juez.

Cada uno debe estar solo: el esposo aparte y la esposa aparte, excluidos de toda influencia y pensamiento excepto de lo que �l es a pesar de lo que cada uno hab�a sido para Aquel a quien traspasaron, pero que muri� por ellos. Toda la obra debe hacerse no s�lo como obra de liberaci�n, sino tambi�n de restauraci�n en la conciencia ante Dios.

*As� la LXX, la sir�aca y las versiones �rabes.

No es que no hayan sido vivificados antes, ni que solo ahora conocieron por primera vez la verdadera compunci�n de conciencia por el Esp�ritu de Dios. Pero el trato del alma con Dios y bajo Su verdad es mucho m�s profundo cuando desaparece la sensaci�n de peligro y el poder de Dios ha obrado una liberaci�n inconfundible. En este caso, como hemos visto, no solo fue destruida la bestia que se levant� contra el Cordero, sino ahora los enemigos abiertos y terrenales de Israel. La rica y manifiesta misericordia abre el coraz�n, y la conciencia se desahoga ante Dios.

Parece ser despu�s de la destrucci�n del rey del norte. Hasta entonces, los jud�os ser�n hostigados y amenazados. Estar�n en circunstancias de peligro y dificultad hasta que el Se�or haya obtenido la victoria final para ellos. Hasta entonces no habr� obra completa en sus almas. Entonces puede usarlos libremente, ya que ellos pueden disfrutarlo sin dudarlo. Se habr�n convertido antes; pero esto los trae por medio del juicio propio en todo lo que lo deshonr� y afligi� a �l a la comuni�n de Su mente y amor. Tan cierta es la distinci�n entre las dos cosas para el israelita como para el cristiano.

�En aquel d�a se abrir� una fuente para la casa de David y para los habitantes de Jerusal�n por el pecado y por la inmundicia�. No es simplemente que "mirar�n al que traspasaron", sino que adem�s est� el lavamiento del agua por la palabra. No existe tal cosa en las Escrituras como una fuente de sangre, a pesar de nuestro propio poeta Cowper. Ser limpiado con sangre no es suficiente. Necesitamos ser ba�ados en agua y lavarnos los pies tambi�n todos los d�as.

Y todo esto lo tenemos en nuestro Se�or Jes�s. "Este es el que vino por agua y sangre, Jesucristo; no por agua solamente, sino por agua y sangre". �l limpia moralmente a Su pueblo y tambi�n los exp�a.

Pero en Zacar�as 13:1-9 es el agua, no la sangre. Aqu� el Esp�ritu usa la palabra como el poder moral de la muerte de Cristo, sin duda; pero sigue siendo la palabra. Junto con la expiaci�n, ante Dios necesitamos pr�cticamente la comuni�n con la verdad. Luego aparece el resultado para los dem�s. �Y acontecer� en aquel d�a, dice Jehov� de los ej�rcitos, que quitar� de la tierra los nombres de los �dolos, y nunca m�s ser�n recordados; y tambi�n har� que los profetas y el esp�ritu inmundo para salir de la tierra.

Ahora se pesa todo lo que era ofensivo al car�cter de Dios. �Y suceder� que cuando alguno a�n profetizare, entonces su padre y su madre que lo engendraron le dir�n: No vivir�s; porque mentira hablas en el nombre de Jehov�.� �Cu�n muchas y graves hab�an sido las corrupciones, inmundicias y falsas profec�as en los d�as del Anticristo! Los falsos Cristos y los falsos profetas hab�an abundado entonces. Todo esto ahora ser� completamente eliminado.

"Y su padre y su madre que lo engendraron lo traspasar�n cuando profetizare". Ellos jugar�n el papel de Finees ahora en indignaci�n por lo que deshonra al Se�or. "Y acontecer� en aquel d�a, que los profetas se avergonzar�n cada uno de su visi�n cuando profetizare, y no vestir�n ropa �spera para enga�ar". La mayor�a parece dispuesta a tomar los dos vers�culos siguientes como una continuaci�n del enga�ador, quien ahora repudia cualquier afirmaci�n de este tipo, profesa nada m�s que una condici�n miserable, y pretende que las marcas id�latras en sus manos fueron los efectos de la mutilaci�n por el dolor de sus amigos, o alega que ya fue castigado de por vida, aunque no condenado a muerte por su culpa.

Este puede ser un significado bastante simple; pero ciertamente presenta un pobre sentido del vers�culo 6. Otros, en consecuencia, lo aplican a Cristo as�: "Pero �l dir�: No soy profeta, soy labrador; porque el hombre me adquiri� como esclavo desde mi juventud". Este �ltimo es un pasaje dif�cil, porque trae a Cristo de una manera tan abrupta; si no me equivoco, contrastado con los falsos profetas, como vimos de manera similar con los pastores.

As� como en Zacar�as 11:1-17 as� en este se le escucha tan de repente que no es f�cil decidir d�nde comienza Cristo; pero supongo que es del vers�culo 5, que muestra que el Se�or no estaba relacionado de ninguna manera con las escuelas de los hombres. Acept� el lugar de nazareno que Dios en Su sabidur�a le dio seg�n el registro.

Porque el hombre lo hab�a adquirido como esclavo desde su juventud. Comp�rese con el siervo hebreo en �xodo 21:1-36 . �l era el siervo de todos, tanto m�s cuanto que era el perfecto siervo de Dios. Es una expresi�n figurativa aplicada a Cristo; porque ahora estoy asumiendo que este es el verdadero significado. "Y le dir�n: �Qu� heridas son estas en tus manos? Entonces �l responder�: Aquellas con que fui herido en casa de mis amigos". Dif�cilmente se puede dudar excepto por un incr�dulo que el vers�culo 7 se aplica a Cristo. Puede haber una pregunta sobre los versos anteriores, pero en mi opini�n es mejor asimilar todos.

Entonces se oye una voz a�n m�s solemne. Ya no son lobos, sino Dios. "Despierta, oh espada, contra mi pastor, y contra el var�n compa�ero m�o, dice Jehov� de los ej�rcitos; hiere al pastor, y se dispersar�n las ovejas; y volver� mi mano sobre los peque�os." No hay m�s dificultad en "la espada" aqu� que en Zacar�as 11:17 , donde se habla de ella para el juicio del pastor indigno: se usa en sentido figurado tanto para un final violento de la vida; pero �oh, cu�n profundo el contraste! Ya no o�mos m�s de enga�adores, o id�latras, u otras personas malvadas, que est�n exterior y ostensiblemente en la casa de los amigos del Mes�as; pero Jehov� mismo lo entrega a �l a la humillaci�n y al rechazo completos.

Una consideraci�n m�s solemne; y que cierto! Porque debemos recordar que cualquiera que sea el odio travieso y miserable de los jud�os contra el Mes�as, no habr�a servido de nada a menos que Jehov� lo hubiera permitido para sus propios prop�sitos poderosos; y esto hizo. En consecuencia, aqu� se aplica a �l. "Hiere al pastor, y se dispersar�n las ovejas; y volver� mi mano sobre los peque�os". Del rechazo de Cristo viene toda bendici�n para los que son Suyos de lo que fue Su verg�enza sin igual y Su dolor indecible en la cruz; y esto, en todo punto de vista, no s�lo para los consejos de la gracia, sino tambi�n en el gobierno de Dios. No hay nada santo en Dios que no sea vindicado por ello; no hay nada de gracia hacia el hombre para el que no haya puesto un fundamento justo.

Al mismo tiempo, el gobierno discernidor de Dios se saldr� con la suya, porque aqu� se dice: "Y har� pasar la tercera parte por el fuego, y los refinar� como se refina la plata, y los probar� como se prueba el oro. " La escoria debe perecer, y lo que es precioso debe ser refinado y probado. Su pueblo debe pasar por problemas. "Invocar�n mi nombre, y yo los oir�; dir�: Mi pueblo es; y dir�n: Jehov� es mi Dios.

Es humillante leer los comentarios incluso de un hombre como Calvino, comenzando con la confusi�n err�nea de la iglesia con los jud�os en un pasaje como este: "Porque cuando trescientos profesan adorar a Dios, cien solamente, dice Zacar�as, ser� salvo.� No es as�; es s�lo un expositor equivocado quien dice eso, aplicando a la iglesia en general lo que realmente se dice de los jud�os en su �ltima crisis.

Finalmente, Zacar�as 14:1-21 nos muestra c�mo se manifiesta todo esto. "He aqu� que viene el d�a de Jehov�, y se repartir�n tus despojos en medio de ti. Porque yo reunir� a todas las naciones contra Jerusal�n para la batalla; y la ciudad ser� tomada, y las casas saqueadas, y las mujeres violadas, y la mitad de la ciudad ir� en cautiverio, y el resto del pueblo no ser� cortado de la ciudad.

�Es un estado de cosas verdaderamente singular. El sitio ha tenido lugar, con el rey del norte a la cabeza de todas estas naciones. Est� claro que no es la bestia quien, en lugar de sitiar a Jerusal�n, apoya al falso profeta con todas sus fuerzas. y este �ltimo es "el rey" que reina en Jerusal�n, a quien "los muchos" aceptan como el Mes�as y Jehov� de Israel. El rey del norte es un enemigo exterior que a la cabeza de todas las naciones del este ataca Jerusal�n.

Siempre debemos recordar que el hombre de pecado, o el Anticristo, est� dentro de Jerusal�n; en ninguna parte se dice que lo asedia, porque es demasiado sumiso a �l como "el rey". Con �l la bestia y sus diez reyes hacen causa com�n. El asirio o "rey del norte" est� a la cabeza de todas las naciones externas opuestas.

Este es un punto importante a tener en cuenta, y contribuye a aclarar el esquema general. El hombre de pecado, el Anticristo, es aceptado por los jud�os como el Mes�as, y �l reinar� sobre la tierra con las m�s altas pretensiones. Pero �l, sin embargo, odia y es odiado por el rey del norte, que buscar� su ruina y la toma de Jerusal�n. Dos pr�ncipes malos pueden odiarse amargamente, porque cada uno de ellos se esfuerza por obtener el dominio.

As� que el hombre de pecado no s�lo es el enemigo sin ley de Dios, sino tambi�n odioso para el ambicioso l�der de las potencias orientales, a saber, el asirio, quien se presentar� como representante de lo que podr�a llamarse la antigua pol�tica pagana, as� como como del sentimiento ruso moderno. Rusia ciertamente se opondr� hasta el final a los poderes de Occidente; como tambi�n ser� destruido por el juicio distinto de Dios ( Ezequiel 38:1-23 ; Ezequiel 39:1-29 ) en un momento diferente y de una manera algo diferente de la coalici�n anticristiana.

* No hay nada que elegir entre ellos. Las potencias occidentales no tienen motivos para gloriarse de Rusia, a menos que sean m�s abiertamente ap�statas y audaces, ya que tambi�n ser�n destruidas primero. Pero la condenaci�n del asirio ser� sustancialmente similar a la de la bestia y el falso profeta; porque si la bestia y el falso profeta son arrojados vivos al lago de fuego, el asirio lo ser� un poco m�s tarde.

Isa�as 30:1-33 revela que el asirio debe tener preparado Tofet tanto para �l como para el rey el anti-Mes�as. "Para el rey tambi�n [no "s�"] est� preparado;" pero el asirio ser� arrojado vivo al lago de fuego no menos que la bestia y el falso profeta, el �ltimo es el Anticristo. El Se�or Jes�s aparecer� en ambas ocasiones y tomar� la delantera en ellas, primero desde el cielo tratando con la bestia y el falso profeta, luego en la tierra y ahora como el rey de Israel, aunque de una manera infinitamente gloriosa, disponiendo de los asirios a la cabeza de todas las naciones reunidas que no fueron destruidas con la bestia.

*A menos que se identifique a Gog con el asirio, no hay indicaci�n de que el primero sea arrojado vivo a Tofet, como lo es el segundo.

Es de esperar que estas distinciones de la Escritura puedan ayudar a las almas y no dejarlas perplejas; pues no es necesario decir que el objeto es resolver las principales dificultades que aprisionan a la mayor�a de los estudiantes de la palabra prof�tica. Al mismo tiempo, es muy posible que aquellos para quienes el tema es algo nuevo, o que no lo han considerado con madurez, al principio encuentren dificultades sugeridas o aumentadas, lo cual es necesariamente el caso en cualquier terreno variado y no explorado.

Pero estoy satisfecho de que se haya se�alado la verdadera l�nea de las cosas. Porque, si bien las dificultades se pueden aumentar primero llamando la atenci�n sobre los diversos actores en las escenas que con demasiada frecuencia se confunden en detrimento de la verdad, oscureciendo a los que preguntan y fortaleciendo a los que objetan, el resultado ser� que las diferentes personas y acciones de la profec�a a la larga se aclarar� y asentar� en la mente de cualquiera que examine con cuidado esta porci�n grande y trascendental de la palabra divina.

Obs�rvese que el asirio pone sitio con todas las naciones que lo reconocen como l�der contra Jerusal�n, y que el sitio tiene un �xito parcial, porque la mitad de la ciudad est� tomada. Nunca ha habido nada como esto desde los d�as de Zacar�as: menos a�n algo en la historia se parece a lo que sigue, como veremos ahora. No fue as� cuando Ptolomeo S�ter tom� la ciudad alrededor del a�o 320 a. C., ni cuando Ant�oco el Grande la tom� antes de Cristo.

C. 203, ni tampoco en 199 a. C., cuando Scopus, el general egipcio, la tom� una vez m�s, ni al a�o siguiente cuando cedi� a Ant�oco, ni siquiera cuando fue saqueada en 170 a. C. por Ant�oco Ep�fanes, ni dos a�os m�s tarde bajo los espantosos esfuerzos de su ej�rcito al mando de Apolonio para destruir la ciudad y el pueblo, ni despu�s cuando su emisario Ateneo profan� el santuario e instaur� el paganismo, con el mayor desprecio a la ley, que fue seguido por las haza�as de los macabeos, siendo el asunto bajo Sim�n que el extranjero fue expulsado B.

C. 142, y Acra demolida, como se conoce com�nmente. Bajo Juan Hircano, el rey sirio Ant�oco Sidetes se vio obligado a abandonar el asedio. Pasando por alto disputas internas o familiares que no tienen semejanza posible, y la intervenci�n de Aretas, es imposible identificarse con la profec�a de la toma del templo por Pompeyo en el 63 a. C., ni el saqueo de la ciudad por Craso en el 54 a. C., ni la sorpresa de los partos B.

C. 40. El sitio de Herodes fue quiz�s m�s similar, pero esencialmente distinto, como veremos m�s adelante. Ni su destrucci�n final por parte de Tito, ni el movimiento de Bar-Cochba bajo Adriano, requieren comentarios extensos, ya que obviamente son diferentes. Nada desde entonces tiene la m�s m�nima semejanza con la profec�a.

C�mo cualquier persona sensata puede aventurarse a decir, como muchos lo han hecho, que los primeros vers�culos describen la destrucci�n pasada de Jerusal�n por los romanos es una verdadera maravilla. Renunciando al "d�a de Jehov�" que sin duda puede aplicarse providencialmente como garant�a del gran cumplimiento), �fue esa una reuni�n de todas las naciones? �Es verdad, pues, que la mitad del pueblo sali� en cautiverio, y que el resto no fue cortado de la ciudad? Tambi�n es en vano suavizar el vers�culo 3 con palabras como "el poder romano estaba condenado a su vez a la destrucci�n.

�Porque lo que el profeta insin�a es un derrocamiento r�pido y terrible, no en el transcurso de las edades y en otros lugares, sino como parte del mismo conjunto de eventos y en la vecindad por una demostraci�n especial del poder divino y la gloria en nombre de los jud�os cuando en el �ltimo extremo; y esto atestiguado por la divisi�n del monte de los Olivos hacia el este y hacia el oeste en un valle muy grande, retrocediendo la mitad hacia el norte y la otra mitad hacia el sur.

Resolver una declaraci�n geogr�fica tan cuidadosamente puesta en una figura po�tica, y extraer de ella nada m�s que los disc�pulos que huyen a Pella, como nos dice Eusebio, al estallar la guerra jud�a con Roma, es correr el riesgo de reducir los profetas al rango de so�adores grandilocuentes. Pero el hecho serio es que la aplicaci�n de este cap�tulo en el Dem. evang. 6:18 es un esp�cimen tan deprimente de escritura forzada como cualquier cosa forjada por la mente de un racionalista.

Existe esta �nica diferencia entre los dos, que Eusebio ten�a buenas intenciones con la Biblia, lo cual no es el caso de aquellos que se jactan de "la alta cr�tica". Pero como despliegue de la palabra divina son igualmente enga�osos y debo decir despreciables. Interpreta el cap�tulo de la primera venida del Salvador y de la destrucci�n de Jerusal�n por Tito. El cambio de circunstancias para los cristianos profesantes bajo Constantino parece haber vuelto una cabeza que nunca se gloriaba en el reproche de la cruz, y condujo a tal mala interpretaci�n.

Pero hay un segundo asedio despu�s de este primero, o un segundo ataque, en todo caso, despu�s del primer �xito. Cuando los gentiles hayan tenido un �xito parcial, Jehov� "saldr� y pelear� contra aquellas naciones, como pele� en el d�a de la batalla. Y sus pies se afirmar�n en aquel d�a sobre el monte de los Olivos que est� frente a Jerusal�n al oriente. " Esta no es Su venida del cielo para destruir al inicuo ya su partido.

Es una acci�n posterior y terrenal. "Y el monte de los Olivos se partir� por en medio de �l hacia el oriente y hacia el occidente, y habr� un valle muy grande; y la mitad del monte se apartar� hacia el norte, y la mitad de �l hacia el sur. Y vosotros huir�is al valle de mis montes; porque el valle de los montes llegar� hasta Azal: s�, huir�is, como huisteis antes del terremoto en los d�as de Uz�as rey de Jud�". Ah� termina el p�rrafo.

Lo que se pone como la �ltima cl�usula del vers�culo deber�a ser el comienzo de una nueva secci�n. Estas divisiones no son inspiradas. Son s�lo el efecto del esfuerzo de un editor por dar el sentido, ya veces se equivocan, como creo que es el hecho aqu�. Me parece fuera de toda duda que se trata de cambios f�sicos. Habr� para los jud�os alarmados en ese gran d�a un paso completo hecho instant�neamente por el poder divino a trav�s del monte de los Olivos un testigo permanente si esta profec�a se cumple o no.

"Y huir�is al valle de las monta�as, porque el valle de las monta�as llegar� hasta Azal; s�, huir�is, como huisteis antes del terremoto en los d�as de Uz�as rey de Jud�". La angustia ser�a inmensa, el peligro en apariencia m�s inminente, cuando la seguridad se abre por la puerta aparentemente terrible de un valle formado tan repentinamente para ellos a trav�s de la monta�a s�lida, o como se llama aqu� (y no es de extra�ar) el "valle de mi monta�as.

"Parecer�a que la alarma se compara con una huida que ocurri� durante un conocido terremoto en los d�as de Uz�as. Podemos entender tal fen�meno aumentando el terror de los enemigos exitosos hasta que saben que es la mano de Dios a favor de ellos". .

Despu�s de esto comienza la nueva secci�n. "Y vendr� Jehov� mi Dios, y todos los santos contigo". Porque ser�a duro suponer que �l viene de nuevo despu�s de salir y pelear contra las naciones congregadas, como ya se describe en el vers�culo 3. Por lo tanto, creo que el contexto prueba que debe tomarse como otro p�rrafo, presentando Su venida en otro punto. de vista y para otros fines.

Hay una peculiaridad en la construcci�n de la �ltima cl�usula del vers�culo 5: "Y vendr� Jehov� mi Dios, y todos los santos contigo". El MSS. diferir tambi�n; pues cerca de cuarenta, y todas las versiones, dan "con �l"; y algunos nuevamente siguen a los rabinos al entender "contigo" de Jerusal�n. Pero la dificultad se aclara tal como est� el texto al ver que el profeta se vuelve hacia Jehov�, quien as� se ve interfiriendo por el jud�o, y para la mayor fuerza exclama "Jehov� mi Dios vendr�", siguiendo este cambio repentino describiendo en tal escena la presencia de otros prevista en su visi�n, "y todos los santos contigo". Zacar�as supone que �l mismo se dirige a Jehov� con estas palabras.

"Y acontecer� en aquel d�a, que la luz no ser� clara, ni oscura [o posiblemente "y oscura"].* Para tomar esto como la predicci�n de un per�odo de calamidad absoluta, que puede considerarse como comprensivo los largos siglos de sufrimiento jud�o desde que Tito tom� la ciudad, es una idea natural para cualquiera que pueda interpretar los versos precedentes de ese famoso asedio. La fraseolog�a al final del verso es dura. El texto significar�a que las preciosas luces deben retirarse. ellos mismos; otros con el Keri lo toman como "no ser�, sino oscuridad condensada", o niebla espesa.

* Dif�cilmente se puede considerar segura la lectura al final de este vers�culo, siendo aparentemente la del Keri la mejor y mejor sustentada, especialmente si damos peso a las versiones antiguas. Los traductores y comentaristas difieren ampliamente. Seg�n el Ketib, el sentido ser�a, "no habr� la luz de las cosas preciosas, se retirar�n", o se retirar�n; seg�n el Keri, podr�a ser "y densidad" o "pero densidad", es decir, oscuridad.

Dathe, Maurer, etc. contienden por la traducci�n "lux non erit sed frigus et gelu", y as� la LXX. Sim. se�or Vulg. Pero el proceso de extraer tal resultado parece tan precario como el resultado cuando se extrae. �No es lamentable el comentario de un hombre como Teodoreto, obispo de Ciro cerca del �ufrates a principios del siglo V, y uno de los padres griegos m�s eruditos y moderados, que pervierte todo esto a la historia del Evangelio y encuentra este vers�culo, por ejemplo, se cumpli� en la oscuridad de la cruz, y el l�der de los ap�stoles calent�ndose junto al fuego con los sirvientes del sumo sacerdote. Uno no se sorprende de que tales trivialidades engendren o provoquen el racionalismo.

Pero el evento incalculablemente grande del d�a es bastante claro, teniendo su efecto no solo en la tierra, sino incluso en los cielos. Esto estaba reservado para la nueva secci�n. El hecho terrenal y la destrucci�n de los enemigos fueron mencionados en la primera parte; otro hecho superior con sus consecuencias cae bajo este �ltimo. Ahora el profeta ve a Jehov� viniendo con Sus santos no tanto aqu� para pelear una batalla, sino que Sus santos vienen con �l.

Esto tiene un prop�sito evidentemente m�s profundo. De ah� el marcado cambio exterior que introduce ese d�a, a fin de que en todos los sentidos se destaque claramente de todos los anteriores. Es absurdamente err�neo dislocar el vers�culo 7 del vers�culo 6, como si se tratara de un tiempo completamente diferente. No tan; es la continuaci�n de las mismas circunstancias �nicas. Por lo tanto, no habr� tales cambios como los que los hombres han conocido a trav�s de la luz y la oscuridad que se suceden una a la otra, sino que ser� un d�a que Jehov� conocer�, no el d�a que sigue a la noche, "pero acontecer� que al tiempo de la tarde ser� luz.

Dios marca as� la nueva era tan significativamente por una revoluci�n en los cielos como lo hizo por Su intervenci�n y la rasgadura del monte de los Olivos en la tierra. As�, evidentemente, hay otro p�rrafo que introduce otro orden de eventos, con sus acompa�amientos y efectos.

Pero lo que sigue no es terrible como la monta�a que bosteza, sino muy alentador. A la hora de la tarde, en lugar de que llegue la oscuridad de la noche, contin�a el brillo del d�a. Si el desgarro del olivo estaba en consonancia con la desesperada confusi�n de la que deb�an salir, cuando todas las cosas deben ser sacudidas, el alba de un d�a nuevo y m�s luminoso brilla sobre todos desde lo alto. �Y acontecer� en aquel d�a que saldr�n de Jerusal�n aguas vivas, la mitad de ellas hacia el mar primero, y la mitad de ellas hacia el mar trasero; ser� en el verano y en el invierno.

"A diferencia de los torrentes del desierto que se secan en tiempos de calor, este debe estar fluyendo siempre. Es un hecho literal, supongo, pero muy significativo de bendici�n espiritual al mismo tiempo. Desde la ciudad santa, ve hacia el oeste y hacia el este. las aguas que est�n destinadas a sanar las largas miserias de un mundo que gime bajo la esclavitud de Satan�s, ellas mismas son el efecto y el s�mbolo de la rica bendici�n que Jehov� luego difunde por todas partes, y esto sobre todo los cambios ordinarios en la naturaleza: en verano y en ser� invierno.

La sequ�a y las heladas no los afectar�n; ni la obstrucci�n del terreno monta�oso hacia el oeste: las aguas fluir�n tan firmemente hacia el gran mar al oeste como hacia el Mar Muerto al este.

A este respecto se nombran especialmente el Mediterr�neo y el Mar Muerto. Porque puede ser bueno explicar que en hebreo el este se considera el punto en el que uno mira, y el oeste est� por lo tanto detr�s del espectador. Por lo tanto, Arabia se llama la tierra de la mano derecha, ya que el norte ser�a la izquierda. Por supuesto, por lo tanto, para uno con Palestina como su punto de vista y, por lo tanto, de frente, el Mar Muerto estar�a al frente y el Mediterr�neo en la retaguardia.

Pero hay mejores bendiciones a�n. �En aquel d�a Jehov� ser� uno, y su nombre uno�. Caen los �dolos; el Rey de reyes reina sin rival ni disputa. Esto es expl�cito, como para cortar toda posibilidad de evasi�n sobre la alegaci�n del lenguaje figurativo anterior. �Qui�n puede pretender que es as� aqu�?

Se adjunta un cuadro minuciosamente distinto, que refuta toda pretensi�n de gloria celestial, o la bendici�n espiritual que tenemos ahora en Cristo: "Toda la tierra se convertir� como en una llanura desde Geba [en Benjam�n en la frontera norte del reino de Jud�] hasta Rim�n al sur de Jerusal�n; y ser� levantada y habitada en su lugar [la ciudad en su sitio antiguo] desde la puerta de Benjam�n hasta el lugar de la puerta primera hasta la puerta de la esquina, y desde la torre de Hananeel a los lagares del rey.

Y habitar�n en ella, y no habr� m�s maldici�n; y Jerusal�n habitar� segura". Luego, en los vers�culos 12-15, aprendemos la provisi�n para el debido mantenimiento del orden y el honor en la tierra. Se presenta el terrible juicio de las naciones que lucharon contra Jerusal�n. Vemos la �ltima muestra de este trazo en Ezequiel 38:1-23 ; Ezequiel 39:1-29 antes de que la paz fluya como un r�o.Es realmente doloroso ver como cat�licos como C. a Lapide y protestantes como Venema reducen las gloriosas esperanzas de Israel a las circunstancias de la �poca macabea.

Del vers�culo 16 tenemos la regulaci�n del homenaje impuesto al remanente de aquellas naciones hostiles durante el reino. Su propio car�cter teocr�tico es incuestionable, y demasiado distinto de la naturaleza del cristianismo para llamar a discusi�n. �Y acontecer� que todos los que sobrevivieren de todas las naciones que vinieren contra Jerusal�n, subir�n de a�o en a�o para adorar al Rey, Jehov� de los ej�rcitos, y para celebrar la fiesta solemne de los tabern�culos.

Y acontecer� que los de las familias de la tierra que no subieren a Jerusal�n para adorar al Rey, Jehov� de los ej�rcitos, no vendr� sobre ellos lluvia. Y si la familia de Egipto no sube, y no viene, que no tenga lluvia; all� vendr� la plaga con que herir� Jehov� a las naciones que no subieren a celebrar la fiesta de los tabern�culos.� ??No pretendo decir c�mo, ni hasta d�nde asistir�n todas las naciones a la fiesta final de la recolecci�n, el tipo de gloria: el hecho es cierto, y Dios se encargar� de su cumplimiento.

As�, Jerusal�n, como ciudad del gran Rey, es la metr�poli religiosa de la tierra; y all� todos deben estar al menos representados a�o tras a�o. No estamos autorizados a concluir que la ausencia de la Pascua aqu� implica que no se celebrar� entonces; porque sabemos por el final de Ezequiel (que habla claramente del mismo tiempo y circunstancias) que se observar� as� como la fiesta de los Tabern�culos, pero no Pentecost�s, la fiesta caracter�stica que encuentra su pleno significado agotado en la iglesia que ahora es, y por lo tanto parece en la sabidur�a de Dios a caducar.

Referir el final de Ezequiel al estado posterior al cautiverio es despreciar sin darse cuenta tanto las Escrituras como los hechos, para evitar el testimonio divino del cambio total de la dispensaci�n al final de esta era.* Como podr�a pensarse que Egipto no se vio afectado por el castigo por falta de lluvia en caso de no subir, se dice expresamente que el castigo cae all�.

*La declaraci�n en Hebreos, que donde hay remisi�n de pecados, no hay m�s ofrenda por el pecado, se aplica simplemente al cristiano, y de ninguna manera proh�be otros hechos que los profetas predijeron claramente de una era completamente diferente y a�n no llegada.

Pero tan profundo y completo ser�a el cambio, que la santidad impregna las cosas m�s comunes. Las mismas ollas, los utensilios m�s humildes en la casa de Jehov�, "ser�n como los tazones delante del altar" los que eran sant�simos. "S�, toda olla en Jerusal�n y en Jud� ser� santidad a Jehov�; y vendr�n todos los que sacrifiquen, y tomar�n de ellas, y cocer�n en ellas; y en aquel d�a no habr� m�s cananeo en la casa de Jehov� de los ej�rcitos. .

"Admito la maldici�n de una casta mercenaria de maestros religiosos, y vemos qu� piedra de tropiezo result� la codicia del sacerdocio jud�o en Israel; pero no veo raz�n para abandonar aqu� la fuerza simple de los cananeos, mientras permito amplia y profunda tanto los principios como los hechos. Estaba en la tierra cuando Abram entr� en ella; no fue desterrado de la tierra por las victorias de Josu�. El enemigo, que nunca antes hab�a sido completamente expulsado, deber�a desaparecer entonces. Todo debe ser seg�n Dios, como hasta donde puede ser esto en la tierra hasta que Dios de la manera m�s absoluta haga nuevas todas las cosas �Qui�n puede preguntarse cuando Jehov� tome el reino?

Información bibliográfica
Kelly, William. "Comentario sobre Zechariah 11". Comentario de Kelly sobre los libros de la Biblia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/wkc/zechariah-11.html. 1860-1890.