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Bible Commentaries
Ageo 2

Comentario de Calvino sobre la BibliaComentario de Calvino

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Versículo 1

El Profeta ahora declara otra raz�n por la que fue enviado por Dios, para evitar una tentaci�n que podr�a haber obstaculizado el trabajo que se inici�. Hemos visto que todos fueron inspirados por el esp�ritu celestial para emprender la construcci�n del Templo. Pero como Satan�s, por sus muchas artes, intenta hacer retroceder a los piadosos de su curso, ide� una raz�n por la cual el deseo de la gente podr�a haber sido controlado. En la medida en que los ancianos, que hab�an visto el esplendor del antiguo templo, consideraban que este templo no era mejor que una caba�a, todo su celo se evaporaba; porque, como hemos dicho, sin una promesa continuar� en los hombres sin ardor ni perseverancia. Ahora sabemos lo que hab�a predicho Ezequiel, y lo que todos los dem�s Profetas hab�an testificado, especialmente Isa�as, quien hab�a hablado muy bien de la excelencia de la Iglesia, y demostr� que iba a ser superior a su antiguo estado. ( Isa�as 33:21.) Adem�s, Ezequiel describe la forma del Templo y establece sus dimensiones. ( Ezequiel 41:1.) Como entonces los fieles hab�an aprendido de estas profec�as que el nuevo Templo ser�a m�s espl�ndido que el antiguo, estaban en peligro, no solo de enfriarse en el negocio, sino tambi�n de ser totalmente desanimados, cuando percibieron que el nuevo Templo en ning�n sentido alcanz� la excelencia y grandeza del antiguo Templo. Y estas cosas son descritas en general por Josefo.

Pero podemos concluir f�cilmente, a partir de las palabras del Profeta, que exist�a el peligro de que dejaran de lado el trabajo que hab�an comenzado, excepto que una nueva exhortaci�n los alentara. Y �l dice que esto sucedi� en el s�ptimo mes y el primer d�a del mes.

Aqu� surge una pregunta: �C�mo fue que tan pronto compararon lo nuevo con el antiguo edificio? Hab�an pasado siete u ocho d�as desde que se comenz� el trabajo: nada, sin duda, podr�a haber sido construido entonces, lo que podr�a haber ofrecido una base de comparaci�n. Parece entonces extra�o que el Profeta les haya sido enviado tan pronto. Una respuesta a esto se encontrar� f�cilmente, si tenemos en cuenta. que lo que dije al comienzo del primer cap�tulo, que los cimientos del Templo hab�an sido colocados previamente, pero que hab�a habido una larga interrupci�n: la gente hab�a recurrido a sus propias preocupaciones privadas, y todos se hab�an vuelto tan devotos para sus propias ventajas, que descuidaron la construcci�n del Templo. Porque es totalmente una noci�n falsa, que la gente hab�a regresado del exilio antes del tiempo se�alado, y ha sido refutada suficientemente por pruebas claras; porque las escrituras declaran expresamente que tanto Ciro como Dar�o hab�an sido guiados por un impulso divino para permitir el regreso de la gente. Por lo tanto, cuando los jud�os regresaron a su pa�s, inmediatamente comenzaron a construir el Templo; pero luego, como he dicho, ya sea la avaricia o un deseo demasiado ansioso por su propio beneficio privado, se apoderaron de sus mentes. Como entonces la construcci�n del Templo hab�a sido descuidada por alg�n tiempo, fueron alentados nuevamente, como nos lo mostr� nuestro Profeta. Apenas hab�an aplicado sus manos al trabajo cuando, a trav�s del artificio de Satan�s, sugerencias como estas aparecieron: ��Qu� est�n haciendo, hombres miserables! Deseas construir un Templo para tu Dios; pero, �qu� tipo de templo ser�? Ciertamente no ser� lo que todos los Profetas han celebrado. �Para qu� leemos en Isa�as, Jerem�as y Ezequiel? �No han testificado todos estos que el Templo que ser�a reconstruido despu�s de nuestro regreso del exilio en Babilonia ser�a m�s espl�ndido que el otro? Pero ahora construimos un cobertizo. Seguramente esto se hace sin autoridad. Entonces no luchamos bajo la gu�a de Dios; y ser�a mejor para nosotros dejar el trabajo; porque nuestro servicio no puede ser aprobado por Dios, excepto que est� fundado en su Palabra. Y vemos cu�n lejos est� este Templo de lo que Dios ha prometido �.

Por lo tanto, ahora aprendemos que no fue sin raz�n que Hageo fue enviado al octavo d�a para recuperar a la gente de su indiferencia. Y por lo tanto, tambi�n podemos aprender cu�n necesario es para nosotros ser estimulados constantemente; porque Satan�s puede descubrir f�cilmente mil impedimentos, por los cuales nos puede desviar del camino correcto, excepto que Dios a menudo repite sus exhortaciones para mantenernos despiertos. Solo han transcurrido ocho d�as, y la gente habr�a dejado de trabajar, si Haggai no hubiera sido enviado para alentarlos nuevamente.

Ahora se debe notar especialmente la causa de este cese, que el Profeta dise�� para obviar y eliminar. La gente hab�a dejado de trabajar antes, porque estaban dedicados de manera desmesurada a sus propios intereses, lo cual era una prueba de ingratitud b�sica y de impiedad profana: aquellos que no se preocupaban por construir el Templo eran muy desagradecidos con Dios; y luego su impiedad era intolerable, en la medida en que buscaban casas en las que vivir, sin contentarse con casas decentes sin tener que adornarlas, mientras el Templo quedaba, por as� decirlo, un desierto. Pero la causa fue diferente, cuando Hageo fue enviado por segunda vez; pues su indiferencia surgi� de un buen principio y un sentimiento genuino de religi�n. Pero, por lo tanto, vemos cu�n sutil es Satan�s, que no solo nos aleja abiertamente del servicio de Dios, sino que se insin�a de manera clandestina, para desviarnos, al amparo del celo, del curso de nuestra vocaci�n. �C�mo fue que la gente se volvi� negligente despu�s de haber comenzado el trabajo? incluso porque a los viejos les dol�a ver la gloria del segundo, tan inferior al primer Templo. Porque aunque la gente se animaba con el sonido de las trompetas, los viejos ahogaban el sonido con sus lamentaciones. �De d�nde fue esto? incluso porque vieron, como he dicho, que este Templo no era de ninguna manera igual al antiguo; y por eso pensaron que Dios a�n no se hab�a reconciliado con ellos. Si hubieran dicho que un gasto tan grande no era necesario, que Dios no requer�a mucho dinero para ser distribuido, su impiedad deber�a haberse manifestado abiertamente; pero cuando deseaban especialmente que el esplendor del Templo fuera tal, como seguramente podr�a probar que la restauraci�n de la Iglesia hab�a llegado, tal como lo hab�an prometido todos los Profetas, sin duda percibimos su sentimiento piadoso.

Pero as� se nos recuerda, que siempre debemos tener cuidado con las intrigas de Satan�s, cuando aparecen al amparo de la verdad. Cuando, por lo tanto, nuestras mentes est�n dispuestas a la piedad, siempre se debe temer a Satan�s, para que no nos sugiera sigilosamente qu� nos puede apartar de nuestro deber; porque vemos que algunos abandonan la Iglesia porque requieren de ella la m�s alta perfecci�n. Est�n indignados por los vicios que consideran intolerables, cuando no pueden ser corregidos: y as�, con el pretexto del celo, se separan y buscan formarse un mundo nuevo, en el que haya una Iglesia perfecta; y se aferran a esos pasajes en los que el Esp�ritu Santo recomienda la pureza a la Iglesia, como cuando Pablo dice, que fue comprada por Cristo, para que no tenga mancha ni arruga. A medida que estos se inflaman con un celo tan r�gido que se apartan de Dios mismo y violan la unidad de la Iglesia; as� tambi�n hay muchos hombres orgullosos que desprecian a la Iglesia de Dios, porque no brilla entre ellos con gran pompa; y piensan que Dios no habita en medio de nosotros, porque somos oscuros y de poca importancia, y tambi�n porque miran a nuestro peque�o n�mero con desprecio.

En todo esto hay una apariencia de piedad. �C�mo es eso? Porque tendr�an que reverenciar a Dios, para que tuvieran todo el mundo lleno del temor de su majestad; o tendr�an mucha riqueza para reunir, de modo que se pudieran hacer suntuosas ofrendas. Pero, como ya dije, Satan�s se insin�a astutamente; y, por lo tanto, debemos temer sus intrigas, para que, bajo pretensiones plausibles, nos deslumbre. Pero la mejor forma de precauci�n es considerar lo que Dios ordena, y as� confiar en sus promesas para proceder de manera constante en nuestro curso, aunque el cumplimiento de las promesas no se corresponde inmediatamente con nuestros deseos; porque Dios nos mantiene en suspenso para probar nuestra fe. Aunque es posible que a�n no cumpla lo que ha prometido, que sea nuestro camino no intentar nada precipitadamente, mientras obedecemos su orden. Entonces ser� nuestra sabidur�a principal, mediante la cual podremos escapar de todos los oficios de Satan�s, simplemente para obedecer la palabra de Dios y ejercer nuestra esperanza para esperar pacientemente el tiempo razonable, cuando cumpla lo que ahora promete.

Versículo 6

Aqu� el Profeta expresa m�s claramente, y confirma m�s completamente, lo que he dicho: que Dios con el tiempo traer�a ayuda a los miserables jud�os, porque no decepcionar�a la seguridad dada a los padres. Esta declaraci�n, entonces, depende del pacto antes mencionado; y, por lo tanto, se usa la part�cula causante, porque as� dice Jehov� de los ej�rcitos, que a�n es peque�a, o, en breve, llenar� de gloria esta casa. La expresi�n es algo peque�o, la mayor�a de los int�rpretes acertadamente. Sin embargo, hay quienes piensan que el tema en s� mismo se denota. La opini�n m�s recibida es que significa una peque�a duraci�n, un corto tiempo, porque Dios pronto har�a un cambio para mejor. "Aunque entonces todav�a no aparece el cumplimiento de las promesas, por las cuales hasta ahora has apoyado tu fe y tu esperanza, sin embargo, despu�s de un corto tiempo, Dios realmente demostrar� que no te ha hablado falsamente".

Todav�a hay algunos, como he dicho, que piensan que el asunto en s� mismo es denotado por el Profeta, incluso que el Templo a�n no apareci� en esplendor ante los ojos de los hombres, uno peque�o que es, es decir, no veis de hecho, un edificio como ese fue antes de que los asirios y los caldeos tomaran posesi�n de la ciudad; pero no dejes que tus ojos permanezcan fijos en la apariencia de este Templo. Deja que este peque�o pase todav�a; pero en poco tiempo esta casa se llenar� de gloria

Con respecto al objeto principal, el dise�o del Profeta era fortalecer las mentes de los piadosos, para que no pensaran que el poder de Dios era ineficiente, aunque todav�a no hab�a realizado lo que esperaban. En resumen, no deb�an juzgar por las apariencias actuales de lo que se hab�a dicho previamente sobre su redenci�n. Ayer dijimos que las mentes de los piadosos estaban muy deprimidas, porque los Profetas hab�an hablado en t�rminos elevados tanto del Templo como del reino: el reino todav�a no era nada; y el templo era m�s como un cobertizo de lo que podr�a haberse comparado en gloria con el antiguo templo. Por lo tanto, era necesario que el Profeta cumpliera con esta objeci�n; y esta es la raz�n por la que les ordena que pasen por alto la apariencia actual y que piensen en la gloria que a�n estaba oculta. Hasta ahora, dice, es peque�o; es decir, �No hay raz�n para que te desesperes, aunque la grandeza del Templo todav�a no parece ser tan grande como la has concebido; pero, por el contrario, deja que tus mentes pasen a esa restauraci�n que a�n est� muy lejos. Hasta ahora es peque�o; y mover� los cielos y la tierra. � (146)

En una palabra, Dios aqu� les ordena que ejerzan paciencia, hasta que �l presente el poder inefable de su mano para restaurar completamente su Iglesia; y esto es lo que se entiende por la sacudida del cielo y la tierra.

Pero este es un pasaje notable. Los jud�os, que son muy absurdos en todo lo relacionado con el reino de Cristo, pervierten lo que el Profeta dice aqu� e incluso lo reducen a nada. Pero el Ap�stol en Hebreos 12:1 nos recuerda lo que Dios quiere decir aqu�. Porque este pasaje contiene un contraste impl�cito entre la ley y el evangelio, entre la redenci�n, que acabo de mencionar aqu�, y lo que era de esperar, y finalmente se dio a conocer por la venida de Cristo. Dios, entonces, cuando redimi� a su pueblo de Egipto, as� como de Babilonia, movi� la tierra: pero el Profeta anuncia aqu� algo m�s grande: que Dios sacudir�a el cielo y la tierra. Pero para que el significado del Profeta pueda parecer m�s evidente, cada oraci�n debe ser examinada en orden.

�l dice primero, esta vez, en breve. Me inclino a aplicar esto al tiempo, para que no pueda apartarme de lo que com�nmente se recibe. Pero no hay ninguna raz�n para que peleemos sobre el tema, ya que no importa mucho el punto principal. Porque hemos dicho que lo que el Profeta ten�a en mente era mostrar que los jud�os no deb�an fijar sus ojos y sus mentes en la apariencia del Templo en ese momento: "Permitir", dice, "y dar lugar a la esperanza, porque tu estado actual no durar� mucho; porque el Se�or sacudir� el cielo y la tierra; piense entonces en el poder de Dios, cu�n grande es; �No por su providencia gobierna la tierra y el cielo? Y sacudir� todas las cosas arriba y abajo, en lugar de no restaurar su Iglesia; m�s bien cambiar� la apariencia del mundo entero, que esa redenci�n no se debe lograr por completo. Entonces, no est� dispuesto a estar satisfecho con estos preludios, pero sepa lo que el poder de Dios puede hacer: porque aunque sea necesario arrojar al cielo y a la tierra en confusiones, esto se har�, en lugar de que sus enemigos lo impidan. restauraci�n, de la cual los Profetas han hablado tan a menudo ". Pero el Ap�stol dice muy justamente que el evangelio est� aqu� en contraste con la ley; porque Dios exhibi� su maravilloso poder cuando la ley fue promulgada en el monte Sina�; pero un poder m�s completo brill� en la venida de Cristo, porque entonces el cielo y la tierra fueron sacudidos. No es, entonces, sin raz�n que el Ap�stol concluya que Dios nos habla ahora desde el cielo, porque su majestad parece m�s espl�ndida en el evangelio que antes en la ley: y, por lo tanto, somos menos excusables, si lo despreciamos ahora hablando en la persona de su Hijo unig�nito, y hablando as� para mostrarnos que el mundo entero est� sujeto a �l.

Luego agrega, mover� a todas las naciones, y vendr�n. Despu�s de haber mencionado el cielo y la tierra, ahora muestra que llamar�a la atenci�n de todos los mortales, para convertirlos de acuerdo a su voluntad, de cualquier manera que pueda complacerlo: Venga, dice, todas las naciones. ? porque los sacudir� Aqu� nuevamente el Profeta nos ense�a que los hombres no vienen a Cristo sino a trav�s de la maravillosa agencia de Dios. �l podr�a haber hablado m�s simplemente, yo liderar� a todas las naciones, como se dice en otra parte; pero su prop�sito era expresar algo m�s, incluso que el impulso por el cual Dios mueve a sus elegidos para unirse al redil de Cristo es sobrenatural. Sacudir parece un acto forzado. No sea que los hombres, entonces, oscurezcan el poder de Dios, por el cual son despertados para que puedan obedecer a Cristo, y someterse a su autoridad, es aqu� por el Profeta expresado por este t�rmino, para que puedan entender que el Se�or s� no funcionan de manera habitual o com�n, cuando se cambian as�.

Pero tambi�n debe observarse que los hombres son as� poderosamente influenciados de manera extraordinaria o sobrenatural, de modo que siguen espont�neamente al mismo tiempo. La operaci�n de Dios es doble; porque primero es necesario sacudir a los hombres, para que puedan desaprender todo su car�cter, es decir, que al olvidar su naturaleza anterior, puedan recibir voluntariamente el yugo de Cristo. De hecho, sabemos cu�n grande es nuestra perversidad y cu�n innombrables somos hasta que Dios nos somete por su Esp�ritu. Es necesario en tal caso un temblor violento. Pero no estamos obligados a obedecer a Cristo, como lo est�n los leones y las bestias salvajes, que de hecho ceden, pero a�n conservan su ferocidad interior y rugen, aunque son encadenados y sometidos por azotes y palizas. No estamos, entonces, tan sacudidos, que nuestra rebeli�n interna permanece en nosotros; pero estamos sacudidos, de modo que nuestra disposici�n cambia, y recibimos voluntariamente el yugo de Cristo. Esta es la raz�n por la cual el Profeta dice: Sacudir� a todas las naciones, y vendr�n; es decir, habr� una conversi�n maravillosa, cuando las naciones que antes despreciaban a Dios y consideraran la verdadera religi�n y la piedad con el mayor odio, se habituar�n al poder gobernante de Dios: y vendr�n, porque ser�n tan atra�do por su influencia oculta, que la obediencia que rendir�n ser� voluntaria. Ahora percibimos el significado del Profeta.

Luego agrega: El deseo de todas las naciones. Esto admite dos explicaciones. La primera es que las naciones vendr�n y traer�n consigo todo lo que es precioso, para consagrarlo al servicio de Dios; porque los hebreos llaman lo que sea valioso un deseo; para que bajo este t�rmino incluyan todas las riquezas, honores, placeres y todo de este tipo. De ah� que algunos den el pasaje de esta manera, sacudir� a todas las naciones y vendr� al deseo de todas las naciones. Como hay un cambio de n�mero; otros tendr�n ?, beth, o ?, mem, para ser entendidos, vendr�n con lo que desean; es decir, las naciones no vendr�n vac�as, sino que reunir�n todos sus tesoros para ser una santa ofrenda a Dios. Pero podemos entender lo que �l dice de Cristo: Venga el deseo de todas las naciones, y llenar� esta casa de gloria. De hecho, sabemos que Cristo era la expectativa de todo el mundo, de acuerdo con lo que dice Isa�as. Y se puede decir correctamente, que cuando venga el deseo de todas las naciones, es decir, cuando Cristo se manifieste, en quien los deseos de todos deben centrarse, la gloria del segundo Templo ser� ilustre; pero como se deduce inmediatamente, lo m�o es la plata y lo m�o es el oro, el significado m�s simple es el que dije por primera vez: que las naciones vendr�an, trayendo consigo todas sus riquezas, para que pudieran ofrecerse a s� mismas y todas sus posesiones. como sacrificio a Dios

Es, entonces, mejor leer lo que sigue como explicaci�n: lo m�o es la plata, lo m�o es el oro, dice Jehov�; es decir, �no he aplazado la falta de dinero hasta el momento para la construcci�n completa del Templo; porque �qu� me puede impedir acumular oro y plata de todos los sectores? Si me agrada, podr�a construir en poco tiempo un Templo con todas las riquezas del mundo. �No est� realmente en mi poder crear monta�as de oro y plata, con las cuales pueda erigir para m� un Templo? Ustedes, por lo tanto, ven que la riqueza no me quiere construir el Templo que les promet�; Pero no ha llegado el momento. Por lo tanto, los que creen en las predicciones anteriores deben esperar y mirar hacia adelante, hasta que llegue el momento adecuado ". Esta es la importaci�n del pasaje. (147)

Finalmente declara que la gloria del segundo Templo ser�a mayor que la del primero, y que habr�a paz en ese lugar. En cuanto a las palabras, no hay nada oscuro; pero debemos prestar especial atenci�n a lo que se dice.

De hecho, debe observarse primero que lo que se dice aqu� de la futura gloria del Templo debe aplicarse a la excelencia de esas bendiciones espirituales que aparecieron cuando Cristo fue revelado, y a�n nos son visibles por la fe; porque los hombres imp�os son tan ciegos que no los ven. Y esto debemos tenerlo en cuenta, para que no so�emos como algunos int�rpretes groseros, que piensan que lo que se dice aqu� se cumpli� en parte cuando Herodes reconstruy� el Templo. Porque, aunque era un edificio suntuoso, no hay duda de que fue un intento del diablo de enga�ar a los jud�os para que dejaran de esperar a Cristo. Tal fue tambi�n, probablemente, el oficio de Herodes. De hecho, sabemos que solo era medio jud�o. Se profes� ser uno de los hijos de Abraham; pero �l acomodaba sus h�bitos, sabemos, a los de los jud�os, extra�amente para su propio beneficio. Para que no busquen a Cristo, se les present� este espect�culo enga�oso y vac�o, para casi sorprenderlos. Aunque esto, sin embargo, puede no haber entrado en la mente de Herodes, todav�a es cierto que el dise�o del Diablo era presentar a los jud�os este tono enga�oso, que no podr�an levantar sus pensamientos para buscar la venida de Cristo, como el tiempo estaba entonces cerca.

Dios podr�a, de hecho, inmediatamente al principio haber hecho que se construyera un magn�fico templo: como hab�a permitido el retorno de la gente, entonces podr�a haberles dado coraje y haberles proporcionado materiales para que el �ltimo Templo fuera igual o incluso superior al templo de Salom�n. Pero Cyrus prohibi� en un edicto que el Templo se construyera tan alto, y tambi�n hizo que su longitud fuera algo menor: �Por qu� se hizo esto? �Y por qu� tambi�n hizo Dar�o lo mismo, que todav�a ayud� generosamente a los jud�os y no escatim� gastos en la construcci�n del Templo? �C�mo fue que estos dos reyes, aunque guiados por el Esp�ritu de Dios, no permitieron que el Templo se construyera con el mismo esplendor con el que se hab�a erigido anteriormente? Esto no sucedi� sin el maravilloso consejo de Dios; porque sabemos cu�n groseros en sus nociones hab�an sido los jud�os, y vemos que incluso los ap�stoles estaban enredados en el mismo error; porque esperaban que el reino de Cristo no fuera otro que uno terrenal. Si este Templo hubiera sido igualmente magn�fico con el primero, y si el reino se hubiera convertido en lo que hab�a sido, los jud�os habr�an consentido en estas pompas externas; para que Cristo hubiera sido despreciado, y el favor espiritual de Dios hubiera sido estimado como nada. Como, entonces, estaban tan empe�ados en la felicidad terrenal, era necesario que se despertaran; y el Se�or tuvo en cuenta su debilidad, al no permitir que se construyera un Templo espl�ndido. Pero al sufrir un templo falsificado que Herodes construir�, cuando la manifestaci�n de Cristo estaba cerca, manifest� su venganza castigando su ingratitud, en lugar de su favor; y lo llamo falso, porque su esplendor nunca fue aprobado por Dios. Aunque Herodes gast� grandes tesoros en ese edificio, a�n profan� el Templo en lugar de adornarlo. Entonces, tontamente, haga algo para conmemorar lo que Helena, reina de los adiabenianos, hab�a presentado, y piense que por lo tanto, un cr�dito est� asegurado en cierta medida a esta profec�a. Pero fue, por el contrario, Satan�s quien intent� enga�ar con tales imposturas y artesan�as, para que pudiera apartar las mentes de los santos de la belleza del Templo espiritual.

�Pero por qu� el profeta menciona el oro y la plata? Lo hizo de conformidad con lo que era habitual y com�n; porque cada vez que los Profetas hablan del reino de Cristo, delinean o describen su esplendor en t�rminos figurativos, adecuados a su propia edad. Cuando Isa�as predice la restauraci�n de la Iglesia, declara que la Iglesia ser�a todo oro y plata, y cualquier cosa que brillara con piedras preciosas; y en Isa�as 60:1 expone especialmente la magnificencia del Templo, como si las naciones de todas partes fueran a sacrificar todas sus cosas preciosas. Pero Isa�as habla en sentido figurado, como todos los dem�s Profetas. Entonces, lo que leemos del oro y de la plata debe explicarse de modo que se aplique m�sticamente al reino de Cristo; como ya hemos observado respetando Malaqu�as 1:11 -

�Me ofrecer�n, dice el Se�or, puros sacrificios desde la salida hasta la puesta del sol ".

�Qu� son estos sacrificios? �A�n no se han ofrecido vaquillas, corderos u otros animales? De ninguna manera; pero debemos considerar el car�cter espiritual del sacerdocio; porque como el oro del que habla ahora el Profeta, y la plata, deben tomarse en un sentido espiritual; porque desde que Cristo apareci� en el mundo, no es voluntad de Dios ser servido con vasos de oro y plata; as� tambi�n no hay altar en el cual las v�ctimas sean sacrificadas, ni candelabro; en una palabra, todos los s�mbolos de la ley han cesado. Por lo tanto, se deduce que el Profeta habla de los ornamentos espirituales del Templo. Y as� percibimos c�mo la gloria del segundo Templo ser� mayor que la del primero.

Entonces se deduce que Dios dar�a paz en este lugar; como si hubiera dicho que estar�a bien con los jud�os si solo esperaran pacientemente el cumplimiento completo de la redenci�n. Pero debe observarse que esta paz no era tan evidente para ellos como para poder disfrutarla de acuerdo con la percepci�n de la carne; pero fue ese tipo de paz del que habla Pablo, y que, seg�n �l, excede toda comprensi�n ( Filipenses 4: 7 span >.) En resumen, la gente no podr�a haber comprendido lo que el Profeta ense�a aqu� respecto del futuro esplendor del Templo, excepto que saltaron todos los obst�culos que parec�an obstruir el progreso de la redenci�n completa; y por eso siempre fue necesario que recurrieran a esta verdad, aunque fuera un poco; como si dijera que soportar�an con paciencia mientras Dios ejerc�a su fe: pero que llegar�a el momento, y que en breve, cuando el Se�or llene esa casa de gloria, es decir, cuando Cristo le traiga a �l toda la plenitud de gloria ; porque aunque reunieran los tesoros de mil mundos en una sola masa, tal gloria ser�a corruptible; pero cuando Dios el Padre apareci� en la persona de su propio Hijo, glorific� de hecho su Templo; y su majestad brillaba tanto que no hab�a nada que quisiera una perfecci�n completa.

Sin embargo, una vez, en breve ser�, Y voy a sacudir, etc.

"En breve ser�", [??? ???] (en breve) se puede tomar como par�ntesis.

Sin embargo, una vez m�s, en poco tiempo, Newcome.

Sin embargo, una vez, dentro de poco, �Henderson.

La sacudida de los cielos, la tierra, el mar y la tierra seca se explica, de acuerdo con la manera com�n de los Profetas, en el siguiente vers�culo, sacudiendo a todas las naciones: el mundo material se nombra en primera instancia, mientras que sus habitantes son destinado a. SoHenderson presenta muy correctamente el [?] al comienzo del s�ptimo verso, "S�". - Ed.

Y vendr�n las cosas escogidas de todas las naciones.

No hay fundamento para la objeci�n que el obispo Chandler declara, que "venir" es en este caso una expresi�n incorrecta; porque hay otras instancias similares. Ver Josu� 6:12; Isa�as 60:5. Tambi�n se aplica a los �rboles, Isa�as 60:13; e incienso, Jeremias 6:20.

Newcome toma la palabra como plural, pero la aplica como deliciae en lat�n a una persona, y se refiere a Daniel 9:23; donde se llama a Daniel [??????], traducido en nuestra versi�n "muy querido".

La versi�n de Henderson es la siguiente:

Y vendr�n las cosas deseadas por todas las naciones.

Considera que son las bendiciones del reino de Cristo, y piensa que el Profeta se refiere a la expectativa general que impregna el mundo de un mejor estado de cosas, y especialmente de alg�n libertador.

Pero lo m�s sostenible es la vista de Calvin, que ha sido sostenida por Kimchi, Drusius, Vitringa y otros. Ed.

Versículo 10

Aunque los int�rpretes parecen percibir el significado del Profeta, sin embargo, nadie expresa de manera clara y clara lo que quiere decir y tiene la intenci�n de ense�arnos: es decir, no aducen nada m�s que lo que es yy fr�gido; porque refieren todas estas cosas a este punto, que los sacrificios no eran aceptables para Dios antes de que la gente comenzara a construir el Templo, pero que desde ese momento le agradaban a Dios, porque la gente, al ofrecer sacrificios en un lugar bald�o , demostrado por tal negligencia que hicieron caso omiso de la orden de Dios: pero cuando sus manos se aplicaron a la obra, Dios se aplac�, y as� comenz� a aceptar sus sacrificios que antes hab�a rechazado. Esto es, de hecho, una parte de lo que se quiere decir, pero no el todo; y el objeto principal del Profeta me parece completamente diferente. Hasta ahora ha estado exhortando a la gente a construir el Templo; ahora los exhorta a construir por un motivo puro, y no pensar que hab�an hecho todo cuando el Templo asumi� una buena apariencia ante los ojos de los hombres, porque Dios requer�a algo m�s. Por lo tanto, no tengo ninguna duda, pero que el Profeta ten�a la intenci�n aqu� de levantar las mentes de las personas para la adoraci�n espiritual de Dios.

De hecho, era necesario diligentemente construir el Templo, pero el final tambi�n deb�a ser considerado; porque a Dios nunca le importaron las ceremonias externas; tampoco estaba encantado con ese edificio como lo est�n los hombres con sus espl�ndidas casas. Mientras los jud�os atribu�an absurdamente estos sentimientos groseros a Dios, el Profeta aqu� muestra por qu� se hab�a dado una orden tan estricta en cuanto a la construcci�n del Templo; y la raz�n era que Dios podr�a ser adorado de manera pura y santa.

Repetir� nuevamente lo que he dicho, que la explicaci�n puede ser m�s familiar para usted. Cuando la gente descuid� la construcci�n del Templo, manifestaron su impiedad y su desprecio por la adoraci�n divina: �cu�l fue la causa de su retraso y tardanza, excepto que cada uno de ellos no consideraba m�s que su propio inter�s privado? Ahora, cuando todos ellos emprendieron en�rgicamente el trabajo de construir el Templo, su industria fue realmente loable, ya que era una prueba de su piedad: pero cuando la gente pensaba que Dios no requer�a m�s que un Templo espl�ndido, era una superstici�n manifiesta: sabemos que la adoraci�n a Dios se corrompe cuando se limita a cosas externas; porque, de esta manera, Dios se transforma en una naturaleza que no es la suya: como �l es un Esp�ritu, as� debemos ser adorados espiritualmente por nosotros. Quienquiera que lo moleste solo con pompas externas para apaciguarlo, lo m�s infantilmente es jugar con �l. Esta segunda parte, en mi opini�n, es lo que el Profeta ahora se compromete a manejar. Desde el s�ptimo hasta el noveno mes se dedicaron diligentemente a la obra que el Se�or les hab�a ordenado que hicieran: pero los hombres, como sabemos, se ocuparon de cosas externas y descuidaron la adoraci�n espiritual; por lo tanto, era necesario unir lo que se dice aqu�, para que la gente pudiera entender, que no era suficiente para satisfacer a Dios, aunque no ahorraron ni gastos ni trabajo en la construcci�n del Templo; pero se requer�a algo m�s grande, incluso para adorar a Dios en �l de una manera pura y santa. Este es el dise�o de todo el pasaje. Pero primero debemos examinar las palabras del Profeta, y luego ser� m�s f�cil reunir toda la importancia de su doctrina.

�l dice entonces que Dios le orden�, en el vig�simo cuarto d�a del mes, en el mismo a�o, en el segundo a�o de Dar�o, que preguntara a los sacerdotes acerca de la ley (148) Hageo no est� dispuesto a preguntar respetando toda la ley, sino solo que los sacerdotes deben responder una pregunta de acuerdo con la Palabra de Dios, o la doctrina de la ley de acuerdo con lo que com�nmente se dice: �Qu� es la ley? , es la pregunta: porque no se les permit�a a los sacerdotes alegar cualquier cosa que quisieran indiscriminadamente; pero solo eran int�rpretes de la ley. Esta es la raz�n por la cual Dios le ordena a su Profeta que pregunte qu� define la ley de Mois�s en cuanto a la ceremonia mencionada aqu�. Y el dise�o era que la gente, convencida de las ceremonias legales, no pod�a contender ni glamour, pero reconoce que todo tipo est� condenado como pecaminoso que no fluye de un coraz�n puro y sincero.

Hageo pregunta primero, si un hombre toma carne santa, es decir, una parte del sacrificio, si alguien lo toma y lo lleva en una manga o falda, es decir, en cualquier parte de su vestimenta, y luego toca el pan, o aceite, o cualquier cosa comestible, �algo relacionado con esa carne sagrada ser� santificado por el simple toque? Los sacerdotes responden: No. Aqu� tambi�n los int�rpretes cometen un grave error: porque consideran santificado como significado contaminado, totalmente falsamente; porque aqu� hay una doble pregunta propuesta. �Si la carne santa santifica algo que pueda tocar? y luego, si un hombre impuro y contaminado contamina todo lo que pueda tocar? En cuanto a la primera pregunta, los sacerdotes responden sabia y verdaderamente, que no existe tal eficacia en los sacrificios, ya que pueden santificar lo que pueden tocar: y esto es cierto. La segunda definici�n tambi�n es la m�s adecuada, que todo lo que toca un hombre inmundo est� contaminado, como lo declara la ley en todas partes.

El Profeta luego acomoda esto a su caso actual. Entonces, dice, es esta gente, y esta naci�n, y el trabajo de sus manos. Mientras est�n contaminados, sin embargo, pueden gastar dinero en sacrificios y cansarse enormemente de adorar a Dios, no solo su trabajo es vano, sino que todo lo que ofrecen est� contaminado y es una abominaci�n solamente. Ahora entendemos las palabras del Profeta, y ahora podemos considerar el tema.

Pero antes de hablar en general sobre el tema actual, primero notar� lo que dice el Profeta aqu�, que pregunt� respetando la ley; porque a los sacerdotes no se les permit�a alegar nada de lo que quisieran. De hecho, sabemos que hab�an avanzado a tal libertinaje, como para exigir arbitrariamente lo que Dios nunca hab�a ordenado, y tambi�n para prohibir a la gente lo que era l�cito, cuyo uso hab�a sido permitido por la ley de Dios. Pero Hageo no permite aqu� tal libertad a los sacerdotes; �l no pregunta qu� pensaban, sino qu� requer�a la ley del Se�or. Y esto es digno de ser notado; porque es un mal pernicioso ejercer un control arbitrario sobre la conciencia. Y, sin embargo, el diablo ha corrompido la adoraci�n de Dios y todo el sistema de la religi�n, con el pretexto de ensalzar la autoridad de la Iglesia. Es cierto que el oficio sacerdotal fue muy honorable y digno de respeto; pero siempre debemos prestar atenci�n para que los hombres no asuman demasiado, y para que lo que se les concede irreflexivamente prive a Dios de lo que le pertenece; como es el caso, lo sabemos, bajo el papado. Cuando el Papa busca mostrar que todos sus mandamientos deben ser obedecidos sin ninguna disputa, cita lo que se encuentra en Deuteronomio 17:8 -

�Si surge una pregunta sobre la ley, el sumo sacerdote juzgar� entre lo que es sagrado y lo profano ".

Esto es realmente cierto; pero �se le permit�a al sumo sacerdote ignorar la ley de Dios y tontamente alegar esto o aquello seg�n su propio juicio? No, el sacerdote era solo un int�rprete de la ley. Cada vez que Dios ordena que se escuche a esos pastores a quienes pone sobre su Iglesia, su voluntad es, como se ha dicho antes, que �l mismo sea escuchado por boca de ellos. En resumen, cualquier autoridad que se ejerza en la Iglesia debe estar sujeta a esta regla: que la ley de Dios debe conservar su propia preeminencia, y que los hombres no mezclan nada propio, sino que solo definen lo que es correcto seg�n la Palabra de Dios. El Se�or. Ahora esto es por cierto; Vengo ahora al punto principal.

Los sacerdotes respondieron que ni la carne, ni el aceite, ni el vino, fueron santificados al tocar una pieza o parte de un sacrificio. �Por qu�? porque un sacrificio no santifica las cosas impuras, excepto a modo de expiaci�n; para esto, sabemos, fue el dise�o de sacrificios: que los hombres contaminados pudieran reconciliarse con Dios. Los sacerdotes dieron una respuesta correcta: que la carne inmunda o el aceite inmundo no es santificado por el toque de la carne santa. �Por qu�? porque la carne en s� misma no estaba dedicada a Dios para este fin: para purificar lo que era inmundo por un simple toque. Sin embargo, por otro lado, es muy cierto que cuando un hombre era inmundo, contaminaba lo que tocaba. Se piensa com�nmente que se dice que es impuro en su alma que se hab�a contaminado al tocar un cad�ver; Pero difiero de esto. La palabra alma a menudo se toma en la ley para el hombre mismo.

�El alma que come de lo que muri� de s� misma est� contaminada; el alma que toca un cad�ver est� contaminada ". ( Lev�tico 17:15.)

Por lo tanto, aqu� se dice que est� contaminado en su alma, que ten�a una impureza externa, como decimos en franc�s, Pollu en sa personne. Quien sea impuro contamina al tacto solo lo que de otro modo hubiera sido limpio; y la conclusi�n prueba suficientemente que este es el significado de este pasaje. (149) He dicho lo suficiente sobre cu�l es el dise�o del Profeta, pero el tema debe explicarse m�s completamente.

Sabemos cu�n descuidadamente los hombres tienden a tratar con Dios; porque juegan con �l como ni�os con sus t�teres. Y esta presunci�n ha sido condenada, como es bien sabido, incluso por los paganos. Dif�cilmente un Profeta podr�a haberse inventado m�s severamente contra esta superstici�n grosera que Persio, que compara los sacrificios, tan pensados ??por todos, con los t�teres, y muestra que Dios requiere otras cosas, incluso

Una condici�n bien ordenada y piedad del alma, y ??una pureza interior de mente y un coraz�n imbuido de generosa virtud. (150)

Quiere decir, entonces, que los hombres deben estar imbuidos de verdadera santidad, y eso interiormente, para que no haya nada ficticio o fingido. �l dice que aquellos que son tales, es decir, que han absorbido el verdadero temor de Dios, le sirven con raz�n, pensaron que solo pueden traer una migaja de incienso, y que otros solo profanan la adoraci�n a Dios, aunque pueden traer muchos bueyes porque lo que creen que sirve para cubrir su inmundicia est� contaminado por inmundicia nueva y repetida. Y esto es lo que han expresado los autores paganos: otro poeta dice:

Una mano derecha imp�a no adora correctamente a los celestiales. (151)

Entonces hablaron de acuerdo con el juicio com�n del conocimiento natural. En cuanto a los fil�sofos, siempre sostienen este principio: que no se ofrece sacrificio a Dios, salvo que la mente sea correcta y pura. Pero, sin embargo, los fil�sofos, as� como los poetas, adoptaron esta falsa noci�n, seg�n la cual Satan�s enga�� a todos los hombres, desde el m�s grande hasta el m�s grande: que Dios est� pacificado por las ceremonias. y por el cual pensaron que Dios ser�a propicio para ellos, pensaron que continuaban obstinadamente a diario para procurarse nuevos castigos y, por as� decirlo, declaradamente continuar la guerra con Dios mismo.

Admiten en este d�a, bajo el papado, este principio de que el verdadero temor de Dios es necesario, ya que la hipocres�a contamina todas las obras de los hombres; ni se atrever�n a elogiar a aquellos que buscan fingir y sin importancia para satisfacer a Dios, cuando est�n llenos de orgullo, desprecio e impiedad. Y, sin embargo, nunca recibir�n lo que el Profeta dice aqu�: que los hombres no solo pierden todo su trabajo, sino que tambi�n contraen una nueva contaminaci�n, cuando buscan pacificar a Dios con sus sacrificios, sin la pureza interior. �De d�nde es esa justicia parcial que imaginan los papistas? Porque dicen que si uno no cumple toda la ley, la obediencia en parte es aprobada por Dios; y nada es m�s com�n entre ellos que esta expresi�n, justicia parcial. Si un ad�ltero se abstiene del robo, y deposita en limosna parte de su riqueza, tendr� que ser caridad y declararlo como aceptable. Aunque procede de un hombre inmundo, todav�a se hace una cubierta, que se considera suficiente de una manera u otra para apaciguar a Dios. Por lo tanto, los papistas buscan, sin ejercer ninguna discriminaci�n, hacer que Dios est� atado a ellos por sus obras, aunque puedan estar llenos de toda impureza. Por lo tanto, vemos que este error no ha aparecido hoy o ayer por primera vez; pero es inherente a los huesos y m�dulas de los hombres; porque siempre han pensado que sus servicios agradan a Dios, aunque pueden ser impuros ellos mismos.

Por lo tanto, esta definici�n debe tenerse en cuenta: las obras, por muy espl�ndidas que puedan parecer ante nuestros ojos, no tienen valor ni importancia ante Dios, excepto que fluyen de un coraz�n puro. Agust�n ha explicado esto muy sabiamente en su cuarto libro contra Julia. �l dice que ser�a absurdo para los fieles juzgar las obras por la apariencia externa; pero que deben estimarse seg�n la fuente de la que proceden, y tambi�n seg�n su dise�o. Ahora, la fuente de las obras que considero integridad de coraz�n, y el dise�o o fin es cuando el objetivo de los hombres es obedecer a Dios y consagrar su vida a �l. Entonces, aprendemos la diferencia entre las obras buenas y malas, entre los vicios y las virtudes, es decir, desde el estado interno de la mente y desde el objeto a la vista. Este es el tema del Profeta en la primera cl�usula; y sac� una respuesta de los sacerdotes, que era totalmente coherente con la ley; y equival�a a esto, que ninguna obra, por m�s alabada y aplaudida que sea por el mundo, es valorada ante el tribunal de Dios, excepto que procede de un coraz�n puro.

Ahora, en cuanto a la segunda parte, no es menos dif�cil convencer a los hombres de su verdad: que todo lo que tocan est� contaminado, cuando ellos mismos son inmundos; y, sin embargo, esto es lo que Dios hab�a dado a conocer claramente a los jud�os: y los sacerdotes no dudaron ni dudaron, sino que inmediatamente respondieron, como si el asunto fuera bien conocido: que un hombre inmundo contamina todo lo que toca. Pero cuando llegamos a aplicar el tema, los hombres rechazan lo que se les hab�a ense�ado claramente; m�s a�n, lo que se ven obligados a confesar, hasta que ven que se les presenta el asunto, y luego comienzan a acusar a Dios de demasiado rigor: "�Por qu� es eso, lo que tocamos est� contaminado, aunque podr�amos dejar algo de contaminaci�n? �Acaso nuestras obras a�n no merecen elogios, ya que son buenas obras? Y, por lo tanto, tambi�n es el dicho com�n: que las obras, que son en su especie buenas, siempre son meritorias en cierta medida, y aunque carecen de fe, todav�a pueden merecer el don de la fe, en la medida en que son dignas de alabanza, como castidad, liberalidad, sobriedad, templanza, beneficencia y todas las limosnas. Pero Dios declara que estas virtudes est�n contaminadas, aunque los hombres pueden admirarlas, y que solo son inmundicias abominables, excepto que el coraz�n est� realmente limpio y purificado. �Porque? porque nada puede fluir de una fuente impura y contaminada sino lo que es impuro y contaminado.

Ahora es f�cil entender cu�n adecuadamente el Profeta hab�a llevado a los sacerdotes y a todo el pueblo a ver esta diferencia. Porque si �l les hubiera dicho esto abruptamente, que ninguna obra agrad� a Dios, excepto que el mismo hacedor hab�a sido limpiado de toda contaminaci�n, habr�a surgido inmediatamente muchas disputas: ��Por qu� Dios rechazar� lo que en s� mismo es digno de alabanza? Cuando uno observa la castidad, cuando otro libera liberalmente una parte de su propiedad, cuando un tercero se dedica por completo a promover el bien del p�blico, cuando la magnanimidad y la firmeza brillan en uno, cuando otro cultiva las artes liberales, �no es as�? �virtudes como merecen un poco de alabanza! � Por lo tanto, se habr�a levantado un gran glamour entre la gente, si Hageo no hubiera hecho este tipo de prefacio: que seg�n la ley, lo que es inmundo no es santificado por el toque de la carne santa, y tambi�n que lo que sea tocado por una persona inmunda es contaminados Lo que la ley prescrib�a en sus rituales silenciaba a todos esos clamores, que podr�an haber surgido inmediatamente entre la gente. Adem�s, aunque las ceremonias han cesado y ya no se usan, lo que Dios ha declarado a�n conserva su fuerza: que todo lo que tocamos est� contaminado por nosotros, excepto que haya una verdadera pureza de coraz�n para santificar nuestras obras.

Preguntemos ahora c�mo nuestras obras agradan a Dios: porque nunca se descubre que nadie sea puro y perfecto, ya que los m�s perfectos est�n contaminados con algunos vicios; para que sus obras siempre est�n salpicadas de algunas manchas y defectos, y contraigan un poco de impureza de la suciedad oculta de sus corazones. En respuesta a esto, digo primero, que todas nuestras obras son corruptas ante Dios y abominables a su vista, porque el coraz�n es naturalmente corrupto: pero cuando Dios purifica nuestros corazones por la fe, entonces nuestras obras comienzan a ser aprobadas y a recibir elogios. Antes que �l; porque el coraz�n se limpia por la fe, y la pureza se difunde sobre nuestras obras, de modo que comienzan a agradar a Dios. Por esta raz�n, Mois�s dice que Abel agrad� a Dios con sus sacrificios,

"El Se�or respet� a Abel y sus dones". ( G�nesis 4:4.)

Si Mois�s hubiera dicho solamente que los sacrificios de Abel fueron aprobados por Dios, �l habr�a hablado desaconsejado, o al menos oscuramente; porque �l habr�a guardado silencio sobre lo principal. Pero comienza con la persona, como si hubiera dicho, que Abel agrad� a Dios, porque lo adoraba con un coraz�n sincero y recto. Luego agrega, que sus sacrificios fueron aprobados, ya que procedieron del verdadero temor de Dios y de la piedad sincera. Entonces, Pablo, cuando habla de la verdadera observancia de la ley, dice que el fin de la ley es el amor de un coraz�n puro y una fe sincera. ( 1 Timoteo 1:5.) �l muestra entonces que ninguna obra se considera correcta ante Dios, excepto que procede de esa fuente, incluso la fe no fingida, que siempre est� conectada con un coraz�n recto y sincero. Esta es una cosa.

En segundo lugar, debemos tener en cuenta c�mo Dios purifica nuestros corazones por la fe. De hecho, hay una doble purificaci�n: primero nos forma a su imagen y nos graba el miedo verdadero y real, y una disposici�n obediente. Esta pureza del coraz�n se difunde sobre nuestras obras; porque cuando estamos imbuidos de verdadera piedad, no tenemos otro objeto que ofrecernos a nosotros mismos y todo lo que tenemos. De hecho, son ellos los hip�critas y los hombres profanos que tienen este sentimiento; es m�s, est�n completamente alienados: ofrecen abundantemente sus propias cosas a Dios, pero desean ser sus propios amos; porque un hip�crita nunca se rendir� como sacrificio espiritual a Dios. Por lo tanto, vemos c�mo la fe purifica nuestros corazones, y tambi�n purifica nuestras obras: por haber sido regenerados por el Esp�ritu de Dios, le ofrecemos primero a �l y luego todo lo que tenemos. Pero como esta purgaci�n nunca se encuentra completa en el hombre, por lo tanto, es necesario que haya una ayuda de aceptaci�n gratuita. Nuestros corazones son purificados por la fe, porque Dios no nos imputa esa impureza que permanece y que contamina nuestras obras. As� como Dios considera con graciosa aceptaci�n esa pureza que a�n no es perfecta, tambi�n hace que su contagio no llegue a nuestras obras. Cuando Abel ofreci� sacrificios a Dios, fue realmente perfecto, ya que no hab�a nada fingido o hip�crita en �l: pero era un hombre, lo sabemos, rodeado de enfermedades. Por lo tanto, era necesario que su contaminaci�n restante hubiera sido purificada por la gracia de Cristo. Por lo tanto, fue que sus sacrificios fueron aceptados: porque as� como fue aceptado, Dios recibi� graciosamente lo que proced�a de �l.

Ahora vemos c�mo los hombres, mientras est�n en un estado de naturaleza, desagradan a Dios por sus obras y no pueden traer nada m�s que lo corrupto, sucio y abominable. M�s adelante vemos c�mo los hijos de Dios, despu�s de haber sido renovados por su Esp�ritu, se vuelven puros a �l y le ofrecen sacrificios puros: se vuelven puros, porque su objetivo es dedicarse a Dios sin ning�n disimulo; pero como esta dedicaci�n nunca es perfecta, Dios suple el defecto mediante una imputaci�n gratuita, ya que los abraza como sus siervos de la misma manera que si estuvieran completamente formados en toda justicia. Y de la misma manera, �l aprueba sus trabajos, ya que todos sus puntos se borran, s�, esos mismos puntos, que podr�an evitar todo favor; No fueron todas las impurezas lavadas por la sangre de Cristo, y eso por la fe.

Por lo tanto, aprendemos que nadie puede enga�arse a s� mismo con delirios vanos, intentando complacer a Dios con gran pompa: porque lo primero que trata el Profeta aqu� siempre es necesario, es decir, que una persona debe ser puro en su coraz�n, esa pureza interior debe preceder a cada obra. Y aunque esta verdad nos encuentra en todas partes en todos los Profetas, a pesar de que la hipocres�a deslumbra nuestros ojos y ciega todos nuestros sentidos, debemos considerarla seriamente; y debemos notar de manera especial no solo este pasaje sino otros pasajes similares donde los Profetas ridiculizan la solicitud de la gente, cuando se ocuparon de sacrificios y observancias externas, y descuidaron lo principal: la verdadera pureza de coraz�n.

Tambi�n debemos tomar nota de lo que dice el Profeta en el �ltimo verso, que as� fue cada trabajo de su mano y todo lo que ofrecieron (152) Parece aparentemente un Lo dif�cil es que los mismos sacrificios fueron condenados como contaminados. Pero no es de extra�ar que los modos ficticios de adoraci�n, por los cuales los hombres profanos deshonran a Dios, sean repudiados por �l; porque buscan transformarlo de acuerdo a su propia fantas�a, como si pudiera ser calmado por juguetes o tales tonter�as. Por lo tanto, es una burla muy vergonzosa cuando los hombres tratan as� con Dios, ofreci�ndole solo ceremonias externas y haciendo caso omiso de su naturaleza: porque no tienen en cuenta la adoraci�n espiritual, y sin embargo piensan que lo complacen. Entonces, en una palabra, debemos hacer esta observaci�n: que el Profeta nos ense�a aqu�, que no es suficiente que los hombres muestren obediencia a Dios, ofrezcan sacrificios, gasten trabajo en la construcci�n del Templo, excepto que estas cosas se hicieron correctamente. �Y con qu� raz�n? por un coraz�n sincero, por lo que no debe haber disimulo ni duplicidad.

Luego respondi� Haggai y dijo: - Tal es este pueblo y tal es esta naci�n, Delante de m�, dice Jehov�; S�, tal es cada trabajo de sus manos, Y lo que ofrecen all�, contaminado es.

El Profeta parece haber se�alado el altar en el que ofrec�an sus sacrificios, cuando dice: "Lo que ofrecen all�". Tanto Newcome como Henderson est�n evidentemente equivocados al representar el pasaje en tiempo pasado. El �ltimo verbo es futuro, usado, como lo es a menudo, como presente. As� que lo presentamos en gal�s, (lang. Cy) yr hyn a aberthant yna; pero lo entendemos como un acto presente. Podemos notar aqu� lo que a menudo es el car�cter del estilo prof�tico; las dos �ltimas l�neas explican m�s particularmente lo que contienen las dos primeras.

Versículo 15

Tengo la necesidad de unir todos estos vers�culos, ya que el Profeta trata lo mismo: y la importancia del todo es esto: que el Se�or hab�a castigado abiertamente la tardanza de la gente, para que todos pudieran f�cilmente sab�an que actuaban de manera muy inconsistente al atender solo sus preocupaciones privadas, para descuidar el Templo. El Profeta de hecho habla aqu� de una manera hogare�a a los hombres terrenales, adictos a sus propios apetitos: si realmente se hubieran vuelto m�s sabios o hubieran progresado m�s en la verdadera religi�n, podr�a haberlos abordado de manera diferente, y sin duda habr�a seguido la regla mencionada por Pablo,

"Hablamos sabidur�a entre los que son perfectos". ( 1 Corintios 2:6.)

Pero como ten�an sus pensamientos fijos en la carne y la bebida, y estaban concentrados en sus ventajas privadas, el Profeta les dice lo que pod�an comprender que Dios estaba enojado con ellos, y que las pruebas de su maldici�n eran evidentes, ya que la tierra no lo hizo. producen fruta, y ellos mismos fueron reducidos a la necesidad. Por lo tanto, percibimos el objeto del Profeta: pero pasar� por alto las palabras, para que el tema se vuelva m�s evidente.

P�ngalo, dice, en su coraz�n. Aqu� el Profeta condena indirectamente su insensibilidad, ya que eran ciegos en cosas bastante manifiestas; porque aqu� no dirige sus pensamientos al cielo, ni anuncia misterios profundos, sino que solo habla de comida y apoyo diario. Dado que Dios, entonces, imprimi� claras marcas de su ira en su sustento com�n, era una estupidez intolerable en ellos ignorarlos. Y el Profeta a menudo repite lo mismo, para avergonzar a los jud�os; porque su tardanza es tan frecuentemente reprobada, deber�a haberlos avergonzado. Ponlo en el coraz�n, dice; es decir, considere lo que voy a decir; desde hoy y hasta ahora, (153) dice, antes de colocar una piedra sobre una piedra; es decir, desde ese d�a cuando comenc� a exhortarte a construir el Templo, considera lo que ha sucedido hasta el d�a de hoy.

Luego agrega: Antes de comenzar, dice, para construir el Templo, �no fue que todos los que llegaron a un mont�n de veinte medidas encontraron solo diez? es decir, �no fue as� que cuando los hombres marido esperaban que hubiera veinte medidas en el almac�n o en el piso, se decepcionaron? porque Dios hab�a secado las orejas, por lo que no cedieron lo que sol�an hacer; para los esposos, por larga experiencia, pueden conjeturar f�cilmente lo que pueden esperar cuando ven la cosecha reunida; pero esta perspectiva hab�a decepcionado a los hombres marido. Dios, entonces, hab�a dado en este caso pruebas de su maldici�n. M�s lejos; cuando alguien vino al tanque y esperaba una gran cosecha, �no se hab�a decepcionado tambi�n? porque en lugar de cincuenta barriles encontr� solo veinte.

Luego agrega: Te he herido con el viento del este: porque ?????, shidafun, debe ser tomado por un viento abrasador; y el viento del este result� perjudicial para Judea por su sequedad. As� tambi�n ?????, irkun, es moho, o un viento h�medo, del cual procede el moho; porque sabemos que el ma�z, cuando est� muy h�medo, contrae moho cuando el sol emite su calor. En cuanto al significado del Profeta, no hay ambig�edad, porque ten�a la intenci�n de ense�arles que fueron visitados de diversas maneras, para que pudieran percibir claramente que Dios estaba disgustado con ellos. Luego menciona el granizo: porque cuando la hambruna ocurre solo por el fr�o o por el calor, puede atribuirse al azar o a las estrellas: pero cuando Dios emplea varios flagelos, nos vemos obligados a reconocer su ira, como si �l fuera decidido a despertarnos. Esta es la raz�n por la cual el Profeta registra aqu� varios tipos de juicios. Y �l dice: En cada obra de tus manos. Algunos leen, y cada trabajo, etc., lo cual es inapropiado; porque no fueron heridos en sus propios cuerpos, sino en el producto de la tierra. Luego agrega: Y no volviste a m�, es decir: �Durante todo ese tiempo no efectu� nada, mientras te castigaba con tanta frecuencia y de tantas maneras. Y sin embargo, �de qu� te sirve la obstinaci�n de tus corazones? no hab�is vuelto a m� ".

P�ngalo, dice, en su coraz�n desde este d�a y hasta ahora, etc. Repite lo que hab�a dicho, incluso desde el vig�simo cuarto d�a del noveno mes. Hemos visto antes, que el Profeta fue enviado ese d�a para reprender a la gente por sus pecados. Ponlo en tu coraz�n, dice, desde este d�a, etc. Vemos cu�n enf�tica es esta repetici�n, porque en cosas evidentes los jud�os eran tan insensibles que su hambre y hambre no pod�an tocarlos, y sabemos que no hay agudo m�s agudo para estimular a los hombres que el hambre. Desde entonces, el Se�or les arrebat� la comida de la boca y permanecieron desatentos a tal juicio, era una evidencia segura de extrema estupidez. Es por esta raz�n que el Profeta a menudo declara que los jud�os eran extremadamente insensibles; porque no consideraron los juicios de Dios, que eran tan manifiestos. Ahora se une, �todav�a hay semillas en el granero? Jerome lee, de ra�z; y la raz�n probable por la que pronunci� as� la palabra fue que pens� que las cl�usulas no se corresponder�an sin dar el significado de yema a ?????, megure; pero, como creo, se equivoc�. Los hebreos proponen lo que no puedo aprobar, ya que algunos leen la oraci�n como una afirmaci�n, porque hay semilla en el granero; porque no se atrevieron a entregar la semilla al suelo en su estado de necesidad. Y otros lo leyeron como una pregunta, como si �l hubiera dicho, que el tiempo de la cosecha estaba muy lejos, y que lo que les quedaba era tan peque�o que no fue suficiente para mantenerlos. Pero, a mi juicio, la semilla no se refiere a lo que se hab�a recolectado, sino a lo que se hab�a sembrado. Por lo tanto, no dudo que habla de la bendici�n de Dios en la cosecha que vendr�a despu�s de cinco meses, a la que me referir� ahora. Algunos, de hecho, traducen las palabras en tiempo pasado, como si el Profeta hubiera dicho, que los jud�os ya hab�an experimentado cu�n grande era la maldici�n de Dios; Pero esta es una visi�n forzada. El verdadero significado del Profeta es este: �todav�a hay semillas en el granero? es decir, �est� la semilla, a�n oculta en el suelo, reunida?

Luego agrega afirmativamente, ni la vid, ni la higuera, ni la granada, ni la aceituna hab�an producido a�n nada; porque era el noveno mes del a�o; y el comienzo del a�o, sabemos, fue en el mes de marzo. Aunque estaban casi en pleno invierno, no estaban seguros de cu�l ser�a el producto. En el mes de noviembre no se pudo formar una opini�n, incluso por parte de los m�s h�biles, qu� productos esperar�an. Como todav�a estaban en suspenso, dice el Profeta, que la bendici�n de Dios estaba preparada para ellos. Lo que ten�a en mente era mostrar que tra�a un mensaje seguro de Dios; porque no habla de una cosecha cuya perspectiva ya hab�a aparecido, ni de una cosecha cuando las orejas ya hab�an aparecido. Como entonces todav�a hab�a peligro por el granizo, por los vientos abrasadores, y tambi�n por las lluvias y otras cosas perjudiciales para la fruta y los productos de la tierra, dice, que la cosecha ser�a m�s abundante, la cosecha grande, que, en una palabra , el producto de la aceituna y la higuera ser�a muy exuberante. La verdad de la profec�a ahora seguramente se conocer�, cuando Dios cumpli� lo que hab�a dicho por boca de su siervo. Ahora vuelvo al tema mismo

Como he observado antes, el Profeta trata con los jud�os aqu� de acuerdo con su disposici�n grosera: porque podr�a de una manera m�s refinada haber ense�ado a los piadosos, que no estaban tan enredados o dedicados a las preocupaciones terrenales. Entonces era necesario que �l hablara de una manera adecuada para la comprensi�n de la gente, como un maestro h�bil que instruye a los ni�os y a los adultos mayores de una manera diferente. Y �l demuestra con evidencias que los jud�os no le agradecieron a Dios, porque descuidaron la construcci�n del Templo, y todos se dedicaron diligentemente y fervientemente a construir su propia casa. �l muestra con pruebas su conducta: �C�mo? �De d�nde ha sucedido, dice, que en un momento tu fruto ha sido destruido por el moho, en otro por el calor y luego por el granizo, excepto que el Se�or ten�a la intenci�n de corregir tu negligencia? Entonces se deduce que estas sentencias lo condenan por ingratitud; porque has descuidado la adoraci�n de Dios y solo perseguiste tus propias ventajas privadas. Esta es una cosa

La �ltima cl�usula contiene una promesa; y con ello las instrucciones dadas se confirmaron m�s, cuando la gente vio que las cosas de repente e inesperadamente dieron un mejor giro. Hab�an estado angustiados durante muchos a�os por falta de sustento; pero, cuando de repente sigui� la fecundidad, �no manifest� este cambio algo digno de su consideraci�n? �especialmente cuando se predijo antes de que sucediera, y antes de que tal cosa pudiera haber sido prevista por conjeturas humanas? Vemos, entonces, que el Profeta se detiene en dos cosas: condena a los jud�os por su negligencia y demuestra que fueron imp�os e ingratos hacia Dios, ya que ignoraron la construcci�n del Templo; y ellos, para animarlos y hacerlos m�s activos en el trabajo que hab�an comenzado, les presenta, como ya he dicho, lo que hab�a sucedido. De hecho, Dios hab�a testificado abundantemente, mediante diversos tipos de castigo, que estaba disgustado con ellos: pero cuando ahora promete que tratar�a de manera diferente con ellos, surge una evidencia nueva y m�s fuerte.

Pero aqu� alguien puede plantear una objeci�n y decir que estas evidencias no son seguras ni invariables; como sucede a menudo, que cuando las personas se dedican fielmente al servicio de Dios se ven presionadas por los eventos adversos; s�, que Dios muy a menudo dise�a su fe al negarles por un tiempo su bendici�n. Pero la respuesta a esto puede darse f�cilmente: de hecho, permito que a menudo ocurra que aquellos que sinceramente y desde el coraz�n sirven a Dios, se ven privados de las bendiciones terrenales, porque Dios tiene la intenci�n de elevar sus mentes a la esperanza de la recompensa eterna. Entonces, Dios, a prop�sito, retira su bendici�n de los fieles para que tengan hambre y sed en este mundo; como si hubieran perdido todo su trabajo para servirlo. Pero no fue el dise�o del Profeta proponer aqu� una evidencia de un car�cter invariable, ya que lo cont� lo suficiente como para convencer a los jud�os por experiencia, de que nada les imped�a reconocer que su avaricia desagradaba a Dios, excepto su extrema estupidez. El Profeta entonces reprocha aqu� su insensibilidad; porque, aunque trabajaron mucho para enriquecerse, no observaron que su trabajo fue en vano, porque Dios del cielo derram� su maldici�n sobre ellos. Esto podr�a haber sido f�cilmente conocido por ellos si no se hubieran endurecido en sus vicios. Y lo que el Profeta testifica aqu� respecto a los productos fruct�feros del vino, el ma�z, el aceite y otras cosas, fue, como ya he dicho, una confirmaci�n m�s contundente.

Ahora, si alguien se opone de nuevo y dice, que esto no ten�a valor, porque un servicio servil y mercenario no agrada a Dios: a esto respondo, que Dios a menudo estimula de esa manera a los hombres, cuando los ve extremadamente tard�o y perezoso, y que luego los gu�a por otros medios para servirlo verdaderamente y desde el coraz�n. Por lo tanto, cuando alguien obedece a Dios, solo para satisfacer su apetito, es como si uno trabajara d�a a d�a por el bien del salario, y luego ignora a aquel por quien ha sido contratado. Es cierto que tal servicio se cuenta como nada ante Dios; pero tendr�a que ser adorado generosamente por nosotros; y ama, como dice Paul, un dador alegre. ( 2 Corintios 6:7.) Pero como los hombres, en su mayor parte, a causa de su ignorancia, no pueden ser conducidos al principio a este generoso estado mental, para dedicarse voluntariamente a Dios, es necesario para comenzar usando otros medios, como lo hace el Profeta aqu�, que promete sustento terrenal y diario a los jud�os, porque vio que no pod�an inmediatamente, en el primer paso, ascender al cielo; pero no era su prop�sito detenerse en seco, hasta que elev� sus mentes m�s alto. H�ganos saber, entonces, que esto fue solo el comienzo, que podr�an aprender a temer a Dios y esperar lo que quisieran de su bendici�n, y tambi�n que podr�an sacudirse su estupor, bajo el cual hab�an trabajado previamente. En resumen, Dios trata de una manera con los groseros e ignorantes, que a�n no est�n imbuidos de la verdadera religi�n; y �l trata de otra manera con sus propios disc�pulos, quienes son instruidos en una sana doctrina. Cuando digo que el Profeta actu� as� hacia los jud�os, no hablo de toda la naci�n; pero considero lo que hemos observado al comienzo de este libro: que a los jud�os no les importaba nada m�s que construir sus propias casas, y que no hab�a celo por la religi�n entre ellos. A medida que el recuerdo de Dios estaba casi enterrado entre ellos, se descuidaba el Templo y la ansiedad de cada uno se concentraba en construir su propia casa, por lo tanto, aprendemos cu�n terriblemente terrenales eran sus afectos. Por lo tanto, no es de extra�ar que el Profeta los haya tratado de la manera aqu� indicada. Sigamos -

Si conservamos este significado, debemos considerar este vers�culo, y su repetici�n en el vers�culo 18, como el comienzo de una oraci�n, que se completa al final del vers�culo 19, como cl�usulas intermedias. Entonces el pasaje ser�a el siguiente:

15. Y ahora toma, rezo, nota; Desde este d�a en adelante, Desde el momento de colocar una piedra sobre una piedra En el templo de Jehov�,

16. Desde el momento en que llegaste a un mont�n de veinte, Y eran diez, Y vino al tanque para dibujar cincuenta medidas, Y fueron veinte;

17. Te golpe� con tiz�n y con moho, Y con granizo, incluso todo el trabajo de tus manos; Pero ustedes no se volvieron hacia m�, dice Jehov�;

18. Toma, rezo, nota; Desde este d�a en adelante, A partir del vig�simo cuarto d�a del noveno mes , Desde el d�a en que se fund� El Templo de Jehov�; toma nota;

19. �Todav�a est� la semilla en el granero? - Y hasta ahora la vid y la higuera, Y la granada y la aceituna no han dado a luz; Desde este d�a te bendecir� .

Prefiero "Tomar nota" o "marcar" a "considerar" como el significado de [????? ????], "establecer o arreglar su coraz�n". A favor de "su" en lugar de "su" en el vers�culo 16, hay tres MSS .; y es m�s consistente con el contexto. La expresi�n literalmente es: "De tu ser por venir", es decir, desde el momento en que llegaste y descubriste la deficiencia. "Cincuenta medidas"; [????] se representa mediante la Septuaginta ????????� �ba�os;� por Jerome, � Lagenas �flagons�. La palabra significa aqu� evidentemente un recipiente para medir el vino de la tina; se desconoce qu� cantidad conten�a. Est� aqu� en el n�mero singular, mientras que el n�mero, "cincuenta", est� en plural; deugain , que literalmente en ingl�s es "diez medidas y cuarenta". En el vers�culo 17, "incluso todo el trabajo de tus manos", est� en aposici�n con "t�", y explica, seg�n lo que a menudo encontramos en los Profetas; porque por "usted" se entiende su "trabajo", y no ellos mismos personalmente. �Pero no te volviste hacia m�, literalmente, �Pero no hacia m�. quiz�s el significado sea, "No me lo atribuiste", es decir, el juicio mencionado anteriormente, o "No me atendiste:" pero com�nmente se piensa que el verbo [????] es entendido. Ver Am�s 4:9. La pregunta en el vers�culo 19 debe ser tomada negativamente, para corresponder con la declaraci�n negativa en lo que sigue.

Versículo 20

El Profeta ahora contin�a a�n m�s lejos; porque aqu� hay una promesa realmente gratuita y espiritual, mediante la cual Dios afirma que cuidar� de su pueblo hasta el final. Ahora no habla de vino y ma�z para alimentar a los hambrientos; pero muestra que ser�a un Padre eterno para ese pueblo; porque no pod�a ni olvidar�a el pacto que hizo con sus padres. No hay duda, pero se�ala a Cristo en la persona de Zorobabel, como veremos m�s adelante. Para que sea correcto distinguir esta profec�a de la anterior; porque Dios ha demostrado antes, que la adoraci�n que los jud�os hab�an ignorado por un tiempo le agradaba, ya que la recompensa estaba lista, y tambi�n que estaba ofendido por la negligencia previamente reprobada, ya que hab�a infligido castigo manifiesto, ni una sola vez. , ni por poco tiempo, sino por muchos a�os, y de varias maneras. �Qu� sigue entonces? En esta segunda profec�a, se dirige a Zorobabel y promete ser un Salvador para las personas bajo su autoridad.

Con respecto a estas palabras, algunos piensan que un acto continuo se significa cuando �l dice: sacudo los cielos y la tierra; y dan esta explicaci�n: que aunque me corresponde sacudir el cielo y la tierra, y soy capaz de subvertir reinos, sin embargo, har� firme el reino sagrado que he levantado entre mi pueblo. Pero este punto de vista es muy fr�o: y vemos incluso en este cap�tulo lo que se entiende por el temblor del cielo y de la tierra, de lo que se hace menci�n. El Ap�stol tambi�n interpreta correctamente este pasaje, cuando nos ense�a, que esta profec�a pertenece propiamente al reino de Cristo. ( Hebreos 12:26.) Por lo tanto, no hay duda, pero que el Profeta quiere decir aqu� algo especial, cuando presenta a Dios diciendo: He aqu�, sacudo los cielos y la tierra. Dios entonces no habla de su providencia ordinaria, ni simplemente se reclama a s� mismo el gobierno del cielo y de la tierra, ni nos ense�a que eleva en lo alto lo humilde y lo bajo, y tambi�n derriba lo alto y lo elevado; pero �l insin�a que tiene un trabajo memorable en la contemplaci�n que, cuando se hace, sacudir�a a los hombres con miedo y har�a temblar el cielo y la tierra. Por lo tanto, el Profeta sin duda ten�a la intenci�n aqu� de llevar a los jud�os a la esperanza de esa redenci�n, algunos preludio de los cuales Dios les hab�a dado; pero su plenitud a�n no se pod�a ver, es decir, estaba oculto a la vista de los hombres: porque �qui�n podr�a haber esperado una renovaci�n del mundo tal como se produjo por la venida de Cristo? Cuando los jud�os se vieron expuestos a los errores de todos los hombres, cuando un n�mero tan peque�o regres�, y no hab�a reino ni poder, pensaron que hab�an sido enga�ados. Por lo tanto, el Profeta afirma aqu�, que habr�a una maravillosa obra de Dios, que sacudir�a el cielo y la tierra. Por lo tanto, es necesario que esto se aplique a Cristo; porque era, por as� decirlo, una nueva creaci�n del mundo, cuando Cristo reuni� las cosas esparcidas, como dice el Ap�stol, en el cielo y en la tierra. ( Colosenses 1:20.) Cuando reconcili� a los hombres con Dios y con los �ngeles, cuando conquist� al diablo y restituy� la vida a los muertos, cuando brill� con su propia justicia, entonces Dios sacudi� el cielo y el cielo. tierra; y todav�a los sacude en este d�a, cuando se predica el evangelio; porque �l forma nuevamente a los hijos de Ad�n seg�n su propia imagen. Esta regeneraci�n espiritual es una evidencia del poder y la gracia de Dios, que justamente se puede decir que sacude el cielo y la tierra. La importancia del pasaje es que los jud�os se comportaron para formar una concepci�n en sus mentes de algo m�s grande de lo que pod�an ver sus ojos; porque su redenci�n a�n no se hab�a completado.

Por eso se une: derrocar� el trono de los reinos; Destruir� la fuerza de los reinos de las naciones; y derribar� el carro y al que se sienta en �l; descender�n los caballos y sus jinetes; cada uno caer� por la espada de su hermano. �l confirma aqu� la oraci�n anterior: que nada ser�a un obst�culo para que Dios no renovara su Iglesia. Y con raz�n agrega esto a modo de anticipaci�n; porque los jud�os estaban rodeados por todos lados por enemigos inveterados; ten�an tantos enemigos como vecinos; y fueron odiados incluso por todo el mundo. �C�mo podr�an entonces emerger en esa dignidad que luego les fue prometida, excepto que Dios volc� al resto del mundo? Pero el Profeta aqu� cumple con esta objeci�n, y muestra brevemente que Dios prefiere que todas las naciones perezcan, en lugar de que su Iglesia permanezca en ese estado deshonroso. Entonces vemos que el Profeta aqu� no significa otra cosa que Dios vencer� todos esos impedimentos, que Satan�s y el mundo entero pueden poner en el camino, cuando es su prop�sito restaurar su Iglesia.

Ahora percibimos los dise�os del Profeta, y tambi�n percibimos la aplicaci�n de su doctrina. Porque cada vez que nos encontramos con impedimentos y dificultades, calculados para llevarnos a la desesperaci�n, cuando pensamos en la restauraci�n de la Iglesia, esta profec�a deber�a venir a nuestras mentes, lo que demuestra que est� en el poder de Dios, y que es suya. prop�sito para derrocar a todos los reinos de la tierra, para romper los carros en pedazos, para derribar y postrar a todos los jinetes, en lugar de permitirles evitar la restauraci�n de su Iglesia.

Pero en el �ltimo verso, el Profeta muestra por qu� Dios har�a esto, incluso que Zorobabel pudiera prosperar junto con todo el pueblo. Por eso dice: "En aquel d�a dice Jehov�, te tomar� a ti, Zorobabel, y te pondr� como sello, porque te he elegido a ti". Como hemos dicho antes, Dios se dirige a Zorobabel aqu�, para que en su persona pueda testificar que bendecir� a las personas que pretend�a reunir bajo ese l�der sagrado; porque aunque Zorobabel nunca tuvo un reino ni una corona, todav�a pertenec�a a la tribu de Jud�; y Dios dise�� que existiera alguna chispa de ese reino, que �l hab�a criado en la familia de David. Dado que Zorobabel era en ese momento un tipo de Cristo, Dios declara aqu� que �l ser�a para �l como un sello, es decir, que su dignidad ser�a estimada por �l. Esta comparaci�n de un sello se encuentra tambi�n en otros lugares. Se dice en Jeremias 22:24 - "Aunque este Coniah era un sello en mi mano derecha, lo arrancar�a de all�". Pero aqu� Dios dice que Zorobabel ser�a para �l un sello, es decir, estar�s conmigo en alta estima. Porque un sello de sellado no se conservar� cuidadosamente, ya que los reyes buscan de esta manera asegurarse la m�xima autoridad, de modo que se pueda depositar m�s confianza en su sello que en los grandes pr�ncipes. El significado, entonces, de la similitud es que Zorobabel, aunque despreciado por el mundo, todav�a era muy estimado por Dios. Pero es evidente que esto nunca se cumpli� en la persona de Zorobabel. Por lo tanto, se deduce que debe aplicarse a Cristo. Dios, en resumen, muestra que las personas reunidas bajo una sola cabeza ser�an aceptadas por �l; porque Cristo iba a resucitar, como es evidente, de la simiente de Zorobabel.

Pero esta raz�n debe ser especialmente notada, porque te he elegido a ti. Porque Dios no atribuye aqu� excelencias o m�ritos a Zorobabel cuando dice que lo tendr�a en gran estima; pero �l atribuye esto a su propia elecci�n. Si, entonces, se pregunta la raz�n por la cual Dios hab�a exaltado tanto a Zorobabel, y le hab�a otorgado favores tan ilustres, no se puede encontrar en nada m�s que solo en la bondad de Dios. Dios hab�a hecho un pacto con David y prometi� que su reino ser�a eterno; de ah� que eligi� Zorobabel despu�s de que la gente regres� del exilio; y esta elecci�n fue la raz�n por la cual Dios exalt� a Zorobabel, aunque su poder en ese momento era peque�o. De hecho, sabemos que estuvo expuesto al desprecio de todas las naciones; pero Dios invita aqu� la atenci�n de los fieles a su elecci�n, para que puedan esperar m�s de lo que la percepci�n de la carne podr�a concebir o comprender; porque lo que ha decretado no puede ser anulado; y en la persona de Zorobabel hab�a decidido salvar a un pueblo elegido; porque de �l, como se ha dicho, Cristo hab�a de venir.

Información bibliográfica
Calvino, Juan. "Comentario sobre Haggai 2". "Comentario de Calvino sobre la Biblia". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/cal/haggai-2.html. 1840-57.
 
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