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Bible Commentaries
1 Samuel 4

El Comentario del Púlpito de la IglesiaComentario del Púlpito de la Iglesia

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Versículos 1-22

EL ARCA, SIN DEFENSA

'El arca de Dios fue tomada'.

1 Samuel 4:21

A esta hora, la condici�n de Israel no podr�a haber sido m�s baja. Su ej�rcito fue derrotado, su Sumo Sacerdote y sus hijos hab�an muerto, y el arca estaba en manos de sus enemigos id�latras. En el arca estaban las tablas de la ley; encima estaba el propiciatorio, y cuando desapareci�, pareci� como si Dios hubiera abolido su pacto de gracia con un pueblo id�latra. Pero todo lo que representaba el arca ya hab�a sido abandonado por ellos.

Las tablas de piedra, testigos de lo que Dios requer�a, no les hab�an recordado su desobediencia y deslealtad. El propiciatorio, sobre el cual se rociaba la sangre sacrificada, testificando la misericordia relacionada con la expiaci�n, ya no atra�a a la gente hacia �l en oraci�n penitencial. Aunque la Ley estaba en el arca, no estaba en sus mentes; aunque se postraron ante el propiciatorio, no oraron pidiendo misericordia. El arca sin nubes era un arca in�til, aunque fue llevada por los sacerdotes designados, y esto est� lleno de ense�anzas para nosotros. Tenga en cuenta entonces:

I. El pueblo de Dios todav�a est� llamado al conflicto. �Los enemigos de Dios var�an seg�n las condiciones de la vida social y la condici�n intelectual de su pueblo, pero la realidad e intensidad de su enemistad no disminuye. La infidelidad blasfema es reemplazada por el escepticismo c�nico, pero una es tan peligrosa como la otra. El libertinaje, la crueldad, la deshonestidad y otros productos de la impiedad siempre prevalecen.

Contra �stos se oponen algunos que se mueven por el deseo del bienestar temporal de los hombres. Salieron, como lo hicieron los israelitas al principio, sin la presencia de Dios y sin ning�n s�mbolo de ella. Otros tienen el signo exterior, pero no la realidad espiritual, la organizaci�n religiosa, sin el esp�ritu religioso; y se parecen tanto a los israelitas cuando salieron a la batalla, confiando en que el arca los salvar�a.

Tambi�n hay enemigos internos contra los que luchar (la indiferencia que regresa, la creciente falta de oraci�n, los malos h�bitos, etc.), en los que solo tendremos �xito cuando recordemos la palabra de nuestro Se�or: "Sin m�, nada pod�is hacer".

II. En este conflicto podemos ser ayudados tanto por lo externo como por lo interno. �El arca como sustituto de la presencia de Dios era una maldici�n, pero como se�al de ella era una bendici�n.

Nuestra naturaleza humana requiere una religi�n que no sea puramente espiritual. Somos esp�ritus encarnados. Nuestro esp�ritu es el se�or del cuerpo, pero el cuerpo tiene influencia sobre el esp�ritu. Por tanto, la religi�n debe encarnarse en palabras, en actos, en asociaciones, etc., o de lo contrario otros no podr�n asirla, ni tampoco podr�n asirla. Dios provey� para esto en las revelaciones de s� mismo. Se revel� a los jud�os en cosas materiales, en se�ales y ceremonias, en la Shejin�, en truenos en el Sina�, en sacrificios e incienso en el tabern�culo y en el arca del pacto.

Tambi�n bajo la nueva dispensaci�n, Dios se revela, no en un credo, sino en el Cristo, porque 'el Verbo se hizo carne y habit� entre nosotros'. Desde entonces habla a trav�s del bautismo y la Cena del Se�or; a trav�s del D�a del Se�or, y la iglesia, y los himnos y formas de palabras sagradas, que retienen y perpet�an Su verdad. Dios ha ordenado lo exterior y, por tanto, no debemos despreciarlo. Es como el arca; sin la presencia divina es in�til, con la presencia divina es in�til.

III. La confianza en lo externo no puede traer la victoria. �Podr�a haber sido correcto haber tra�do el arca de Siloh, si la b�squeda hubiera sido precedida por el arrepentimiento y la oraci�n; pero conseguir el s�mbolo sin la realidad era una burla espantosa. Confiaban en el arca con una fe supersticiosa en sus virtudes, y eso era tanto paganismo como la conducta de los id�latras que llevaban a sus dioses a la batalla y usaban amuletos para evitar heridas y la muerte.

Los fariseos en los d�as de Jesucristo cometieron lo que era m�s o menos el mismo tipo de pecado. Hicieron largas oraciones, dieron limosna y limpiaron sus tazas y fuentes, como si a Dios le agradaran esas cosas. Colar�an un mosquito para que no se contaminen al tragar su sangre, pero no rehuyeron crucificar al Hijo de Dios. El mismo pecado se comete ahora, si ponemos el Sacramento en el lugar de Cristo, o si confiamos en que la asistencia a la adoraci�n compensar� nuestros pecados.

Durante mucho tiempo despu�s de que los alemanes capturaron Metz, la bandera francesa ondeaba desde la aguja de la catedral, y los habitantes se alegraron de que nadie se atreviera a trepar para derribarla. Pero era una mala cosa mantener la bandera cuando hab�an perdido la fortaleza, tener el s�mbolo del poder, cuando el poder mismo hab�a desaparecido. Que nunca sepamos esa amarga experiencia que los israelitas lamentaron cuando confiaron en el arca sin nubes.

Ilustraciones

(1) 'Este cap�tulo da cuenta del cumplimiento de la amenaza de retribuci�n que hab�a sido anunciada por un profeta desconocido, y por Samuel, contra El� y su casa. El pueblo de Israel tambi�n particip� del castigo como merec�an sufrir con justicia, y Samuel aprendi� de esta terrible derrota que no pod�a haber liberaci�n de la tiran�a de los filisteos hasta que no hubiera liberaci�n de la tiran�a del pecado; que el cambio interior debe preceder a la revoluci�n exterior. Toda la historia de los Jueces enfatiz� esto, ya que toda su valent�a y habilidad no hab�an logrado traer ninguna ventaja duradera a Israel '.

(2) 'Ten�an raz�n al atribuir la derrota a la retirada de la ayuda divina, pero se equivocaban al suponer que la presencia de Dios estaba tan inseparablemente ligada al arca sagrada que necesariamente deb�a estar donde estaba. Deber�an haber buscado la ayuda de Dios en la oraci�n penitencial y no haber imaginado que un mero s�mbolo externo de la presencia divina los salvar�a de las manos de sus enemigos '.

(3) 'Recordemos Edimburgo despu�s de Flodden, cuando Randolph Murray, el jinete solitario, lleg� con la noticia de que la flor de la caballer�a escocesa yac�a muerta (Aytoun's Lays of the Scottish Cavaliers ) -

Un murmullo largo y fuerte,

Y un grito de miedo y asombro

Explosiones de la multitud que se inclina.

Porque ven en maltrecho arn�s

S�lo un hombre herido.

(4) 'Fue a trav�s de la captura del arca que Israel fue llevado nuevamente a los pies de Dios. Y fue cuando el arca estaba lejos cuando volvieron a saber lo cerca que estaba Jehov�. Qui�n sabe, si el arca nunca hubiera sido sacada de Silo, pero Israel podr�a haber ca�do r�pidamente en la idolatr�a. Ese cofre sagrado estaba tan asociado con el Se�or, que siempre era f�cil considerarlo Divino. Pero ahora el arca se perdi� y Dios fue encontrado. Fueron lanzados sobre el Jehov� vivo e invisible. Era una verdad con la que Israel iba a bendecir al mundo, y qued� grabada en sus corazones por este desastre '.

Información bibliográfica
Nisbet, James. "Comentario sobre 1 Samuel 4". El Comentario del Púlpito de la Iglesia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/cpc/1-samuel-4.html. 1876.
 
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