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Bible Commentaries
1 Samuel 25

Comentario de Ellicott para Lectores en InglésComentario de Ellicott

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Introducción

XXV.

( 1 Samuel 25:1 ) La muerte de Samuel - La historia de Nabal y Abigail - Un incidente ilustrativo de la vida que llev� David cuando un capit�n de forajidos - Abigail se convierte en su esposa.

EXCURSUS J: SOBRE EL VALOR ESPECIAL DEL EPISODIO DE ABIGAIL Y NABAL ( 1 Samuel 25 ).

Quiz� nos preguntemos: �Cu�les fueron las razones que indujeron al recopilador inspirado de estos registros de la historia de Israel, entre los materiales, sin duda, presentes en abundancia en su mano, a relatar el episodio especial contenido en este cap�tulo con tanto detalle de la historia de Israel? vida de David cuando era jefe de una banda de forajidos? Los incidentes parecen a primera vista triviales, apenas dignos del importante lugar que ocupan en el Libro de Samuel, y ciertamente no fueron escogidos con miras a exaltar el car�cter de David.


Sin embargo, de una manera singularmente v�vida, describen la vida del futuro rey durante esos d�as de tentaci�n y ansiedad, y muestran lo bien que us� su posici�n para ganarse el afecto del pueblo como jefe de una banda poderosa y algo imprudente. Parece haber actuado como protector y ayudante generoso de todos los habitantes dispersos en la parte sur de Cana�n. En un cap�tulo anterior - en su rescate de los hombres de Keilah - fueron los cultivadores de ma�z; en esta secci�n se trata de un gran amo de ovejas cuyos reba�os y reba�os se le representa por haber protegido durante mucho tiempo.

El pueblo durante los �ltimos a�os del reinado del rey Sa�l estuvo terriblemente expuesto, no solo a las invasiones filisteas, sino tambi�n a las repetidas y destructivas incursiones de las poderosas tribus n�madas que limitaban con la "Tierra de la Promesa". Otra raz�n que parece haber inducido a la selecci�n de este episodio de Nabal y Abigail la proporciona el personaje de Abigail, que representa evidentemente un tipo de la mujer hebrea de las clases m�s altas de ese per�odo.

La influencia de las escuelas de los profetas instituidas por Samuel y del orden prof�tico ya hab�a comenzado a sentirse, y el resultado fue que un tono m�s elevado de moralidad y una visi�n de la vida m�s noble y elevada comenz� a cultivarse a trav�s del pueblo. Abigail sin duda hab�a aprendido su hermoso credo, su confianza impl�cita en el Eterno Amigo de Israel, su clara percepci�n de la verdad y el honor, de las escuelas de Ram� de Samuel el vidente.

Pero si leemos atentamente entre l�neas de la historia aparentemente simple, casi infantil, hay otra raz�n m�s para que haya sido seleccionada por el compilador divinamente ayudado como una parte del libro que perdurar� para siempre. La cuesti�n de la vida futura - la vida, despu�s de que la muerte ha disuelto la uni�n entre el alma y el cuerpo - es poco tratada en los primeros registros Divinos.

La revelaci�n de Dios aqu� fue gradual. Es cierto que desde los primeros cap�tulos del G�nesis, la gloriosa esperanza de una vida sin fin con Dios arroja su brillante luz sobre la presente existencia oscura y sombr�a; pero aun as�, parece que se ha dado relativamente poca informaci�n incluso a los patriarcas sobre este tema. Ciertamente estaba all� ; un glorioso m�s all� yac�a en el lejano trasfondo de la vida presente, pero parece que no se ha ense�ado nada m�s.

Sin embargo, en las palabras de Abigail a David hay una indicaci�n de que ya se hab�a hecho un claro avance en la revelaci�n divina sobre este tema. En las Notas sobre 1 Samuel 25:29 de este cap�tulo, se discute la influencia de las palabras de Abigail sobre el futuro del alma humana y sobre la cuesti�n de la vida eterna.

Es m�s que extra�o c�mo los comentaristas cristianos modernos han pasado por alto la ense�anza trascendental de las palabras en cuesti�n. Habr�an hecho sabiamente si hubieran buscado un poco entre los grandes comentaristas hebreos, quienes, como era de esperar, en un pasaje donde sus ojos no fueron cegados por ning�n falso prejuicio nacional, han captado el verdadero significado y han visto algo de lo extraordinario. la belleza de la ense�anza, apenas velada por la sencillez de las im�genes.

La presencia de este pasaje (en 1 Samuel 25:29 ) especialmente, me atrevo a pensar, influy� en el compilador de los Libros de Samuel para insertar el episodio de Nabal y Abigail en su historia.

EXCURSUS K: SOBRE LA OBRA DE SAMUEL ( 1 Samuel 25 ).

Despu�s de la muerte de El�, la captura del Arca y el saqueo de Silo, la antigua capital religiosa de la tierra y la residencia durante muchos a�os del sumo sacerdote y juez, la suerte de Israel estaba en su punto m�s bajo. No hab�a santuario, no hab�a vida religiosa entre la gente. La Ley de Mois�s fue, salvo por unas pocas familias dispersas, casi olvidada. Sus preceptos, as� como sus ceremonias morales, fueron completamente ignorados, y con la vida religiosa, la vida nacional r�pidamente desapareci� de Israel.

Parec�a ser que el destino del pueblo pronto ser�a absorbido entre los filisteos y otros pueblos nativos. De este abismo de degradaci�n, Samuel sac� a las tribus. (1) Mantuvo viva y aviv� la chispa agonizante del antiguo amor de Israel por su Dios. (2) En lugar de restaurar el Santuario ca�do y el elaborado sistema de religi�n ceremonial, cre� las Escuelas Prof�ticas, cuyo trabajo era ense�ar a Israel qui�nes y qu� eran realmente - el pueblo elegido - y para qu� altos fines hab�an sido tan extra�amente. favorecido y asistido; y as� gui� a la gente de regreso a Dios.

(3) A medida que la vieja vida religiosa se despertaba lentamente de su letargo letal, la vieja vida nacional tambi�n parec�a despertar al mismo tiempo. En Israel, este �ltimo era necesariamente inseparable del primero. Entonces Samuel les dio un rey para consolidar su vida nacional, que casi hab�a dejado de existir. A las tribus dispersas, al despertar al conocimiento de ese Dios poderoso que las amaba tanto, la presencia de un rey les ense�� que eran una naci�n, y que desde Dan hasta Beerseba ten�an un inter�s com�n, una obra com�n.

La restauraci�n del Santuario y la religi�n ceremonial tambi�n fue necesaria, pero debe ser una obra posterior, y que solo podr�a seguir a la restauraci�n nacional y religiosa de Samuel. Esto fue logrado por el alumno de Samuel, David.

Versículo 1

Y Samuel muri�. - En este per�odo, es decir, aproximadamente en el momento en que Sa�l y David se conocieron en En-gedi, muri� Samuel, lleno de a�os y honor, tal vez en lugar de honores, durante mucho tiempo el viejo profeta hab�a vivido alejado de la corte y se hab�a alejado. del rey que hab�a elegido y ungido. Desde Mois�s, nadie tan grande como Samuel se hab�a levantado. Para recapitular brevemente su obra: su influencia hab�a restaurado en gran medida la Ley de Mois�s a los afectos del pueblo.

Antes de su tiempo, las palabras y tradiciones que el gran legislador, en medio de los terrores sobrenaturales del Sina�, hab�a grabado con cierto �xito en la gran tribu n�mada de los Beni-Israel, fueron casi olvidadas; y el pueblo entre el cual, durante un largo per�odo, no hab�a surgido un l�der realmente grande, se estaba mezclando r�pidamente y pronto se habr�a distinguido dif�cilmente de las tribus belicosas de Cana�n en los pa�ses vecinos.

Pero Samuel, ayudado por su gran genio natural, pero mucho m�s por el Brazo Glorioso, en el que se apoy� con una confianza inmutable desde la ni�ez hasta la vejez extrema, revivi� nuevamente las tradiciones moribundas de la raza, y les ense�� qui�nes ... los israelitas pisoteados - realmente eran - los escogidos de Dios. Restaur� las olvidadas leyes de Mois�s, mediante el cumplimiento de las cuales una vez llegaron a ser grandes y poderosas, y mediante la creaci�n de una monarqu�a terrenal uni� en uno los intereses separados de las doce divisiones de la raza; de modo que desde Dan hasta Beerseba hab�a un solo jefe, un estandarte.

Pero su mayor obra fue la fundaci�n de las Escuelas Prof�ticas, en las que se formaba y educaba a los hombres con esmero, con miras a que los alumnos se convirtieran a su vez en maestros y gu�as del pueblo. (Estas escuelas, que ejercieron una influencia tan grande sobre el futuro de Israel, y su car�cter especial ya se han discutido).

Y todos los israelitas se reunieron y lo lamentaron. - �Cuando lleg� la hora de su muerte, se nos dice, con un �nfasis peculiar de expresi�n, que todos los israelitas - no una sola porci�n o fragmento, como podr�a haberse esperado en ese tiempo de divisi�n y confusi�n - estaban reunidos alrededor �l que hab�a sido el padre de todos por igual, y lo lament� y lo enterr�, no en ning�n lugar sagrado o sepulcro aislado, sino en medio de la casa que �l hab�a consagrado s�lo por su propia carrera larga e inmaculada en su casa en Ram�.

�- Stanley, Iglesia Jud�a, Lect. 18 Josefo hace especial menci�n a los honores f�nebres p�blicos que se le rinden al gran profeta. �Lloraron por �l una gran cantidad de d�as, no consider�ndolo como un dolor por la muerte de otro hombre, sino como aquello que les concierne a todos. Era un hombre justo y amable en su naturaleza, y por eso era muy querido por Dios ". - Antt.

vi. 13, � 5. FW Krummacher escribe maravillosamente sobre este lamento p�blico. �Era como si de la noble estrella, mientras brillaba en el cielo de la Tierra Santa, aunque velada por las nubes, fluyera una luz suave y ben�fica sobre todo Israel; ahora la luz se apag� en Israel �. Es probable que por "en su casa" se indique el patio o jard�n adjunto a la casa del profeta.

Enterrarlo literalmente en su casa habr�a ocasionado una profanaci�n ceremonial perpetua. Tambi�n leemos que el rey Manas�s fue �enterrado en su propia casa� ( 2 Cr�nicas 33:20 ), lo cual se explica en 2 Reyes 21:18 con las palabras, �en el jard�n de su propia casa.

En los tiempos modernos, la tumba de Samuel se se�ala en una cueva debajo del piso de la mezquita mahometana en Nebi Samuel, un alto pico sobre Gaba�n, que todav�a lleva su nombre de honor. Sin embargo, existe una tradici�n de que sus restos, o lo que supuestamente eran sus restos, fueron trasladados con pompa real desde Ram� a Constantinopla por el emperador Arcadio, a principios del siglo quinto.

El desierto de Par�n. - La LXX. (Vaticano) ley� �Maon� en lugar de �Paran�, no concibiendo que sea probable que la escena del campamento de David estuviera tan lejos de Maon y Carmel, las localidades donde ocurrieron los siguientes eventos. �Paran� es propiamente el sur de la pen�nsula ar�biga, al oeste del Sina�; �Pero parece haber dado su nombre a la vasta extensi�n de pastos y tierras est�riles que ahora se conoce como el Desierto de El Tih.

De esto, el desierto de Jud� y Beerseba pr�cticamente formar�a parte, sin que las fronteras estuvieran estrictamente definidas. La LXX. la enmienda, por lo tanto, es completamente innecesaria. - Dean Payne Smith.

Versículo 2

Maon. - Maon mencionado anteriormente estaba en la regi�n monta�osa de Jud�. El Carmelo aqu� mencionado no es el famoso Monte Carmelo en el norte, sino el peque�o pueblo, el moderno Kurmeel, cerca de Ma�n, del cual leemos en 1 Samuel 15:12 , cuando Sa�l estableci� un lugar o monumento despu�s de la guerra con Amalec. .

Y el hombre fue muy bueno. - El jefe adinerado - el tema de la historia - era descendiente de Caleb, el amigo y camarada de Josu�, quien en el momento de la conquista de Cana�n obtuvo vastas posesiones en el valle de Hebr�n y en el sur de Jud�. La tradici�n incluso nos ha conservado el n�mero exacto de sus reba�os, probablemente para realzar la groser�a de su respuesta a David cuando le pidi� que le devolviera la protecci�n que sus bandas armadas hab�an brindado a estos vastos reba�os en sus pastos al borde de el desierto. La ocasi�n de la misi�n de David a Nabal fue la esquila anual del rico amo de ovejas, siempre una gran ocasi�n, y generalmente acompa�ada en las grandes propiedades de las festividades.

Versículo 3

Nabal. - La palabra "Nabal" significa "tonto", conectado con naval, para desvanecerse. El nombre probablemente fue un apodo que se le dio a causa de su conocida y obstinada locura.

Abigail. - La famosa mujer hermosa que luego se convirti� en la esposa de David parece haber sido, como Stanley la llama, �el �ngel bueno de la casa� del cacique sure�o grosero y maltratado. Su nombre tambi�n, que significa �cuyo padre es la alegr�a�, probablemente le fue dado por los aldeanos de la finca de su esposo, como expresi�n de su presencia alegre y que trae alegr�a. Su formaci�n inicial y la cuesti�n relativa a las fuentes de donde deriv� su sabidur�a y piedad profunda y clarividente, aparentemente mucho m�s avanzada que su edad, se discuten m�s adelante en el cap�tulo.

La casa de Caleb. - En el Kalibi original , es decir, de la casa o familia de Caleb. As�, la palabra se lee en la Biblia hebrea. Sin embargo, hay una lectura alternativa, K'libi , con diferentes puntos vocales en el texto escrito, que se leer�a "seg�n su coraz�n". Josefo, la LXX., Y las versiones �rabe y sir�aca lo entienden como derivado de kelev, un perro, y traducen - "y era un hombre c�nico" (es decir, "uno de car�cter canino" - anthr�pos keunikos ) .

El caldeo �e domo Caleb� y la Vulgata �de genero Caleb� siguen el texto que se lee en la Biblia hebrea y se traduce en nuestra versi�n, �de la casa de Caleb�, que parece, en general, la preferible y el significado m�s probable.

Versículo 4

Y David lo oy� en el desierto. - La cuesti�n del apoyo del numeroso grupo de devotos seguidores que obedec�an a David debi� de ser por lo general muy inquietante. Sin duda, las contribuciones de los granjeros y pastores ayudaron materialmente a los suministros que David y sus hombres obtuvieron de sus incursiones a trav�s de las fronteras filisteas. Es bastante probable que algunas de estas contribuciones no siempre se hayan hecho voluntariamente; a�n as�, no hay duda de que la presencia del grupo armado de David durante los �ltimos a�os de Sa�l brind� una protecci�n considerable a la tierra fronteriza.

Su posici�n se parec�a a la de un jeque �rabe moderno de una tribu Bedaween amistosa, y est� claro que, en general, su carrera como jefe de un ej�rcito de lanceros libres tendi� a popularizarlo entre las tribus del sur de Israel. La conducta de Nabal parece haber sido m�s que grosera y necia, porque David, de acuerdo con la demostraci�n de los propios pastores de Nabal, en muchas ocasiones les hab�a prestado un servicio sustancial mientras cuidaban sus reba�os en localidades expuestas y peligrosas. El testimonio de este pueblo de pastores puede aceptarse generalmente como la estimaci�n popular de David y sus actos durante este per�odo de su vida dif�cil y penosamente probado.

Versículo 6

Y as� dir�is. - En una ocasi�n tan festiva cerca de una ciudad o aldea, un jeque �rabe del desierto vecino dif�cilmente dejar�a de pronunciar una palabra, ya sea en persona o por mensaje; y su mensaje, tanto en forma como en sustancia, ser�a s�lo la transcripci�n del de David. - Robinson, Palestina, p�g. 201.

Al que vive en la prosperidad. - Existe una considerable diversidad de opiniones en cuanto al significado del original hebreo aqu�, lechai. El Vulg. altera ligeramente el texto y lo traduce como "a mi hermano". La LXX. tienen una traducci�n imposible - " eis horas", para tiempos o estaciones. Es mejor, sin embargo, tomarlo como una expresi�n popular de felicitaci�n, que no se encuentra, como bien dice Lange, en el lenguaje literario . Entonces, Lutero, "gl�ck auf", "que resulte bien", "que seas pr�spero". El famoso comentarista hebreo Raschi, y tambi�n el Talmud de Babilonia, aparentemente lo entienden en este sentido.

Versículo 7

Tampoco les faltaba nada. - Estas palabras sin duda se refieren a la protecci�n que la banda armada de David hab�a brindado a los pastores contra las frecuentes incursiones de los pueblos vecinos: los filisteos y otras tribus m�s salvajes y sin escr�pulos que habitaban en las fronteras de Palestina. La solicitud fue ciertamente justa, ya que, como observan Lange y Ewald, �aparte de la costumbre oriental de dar en gran parte en tan grandes celebraciones, seg�n la cual tal solicitud no parecer�a extra�a en modo alguno, David ten�a cierto derecho para pedir un regalo de la riqueza de Nabal.

Indirectamente, �l ten�a una participaci�n no peque�a en la alegr�a festiva de Nabal y su casa. Sin una parte de lo superfluo de los habitantes a quienes protegi�, no podr�a haberse mantenido a s� mismo y a su ej�rcito �.

Versículo 9

Y ces�. - Mejor renderizado, y se sentaron. La palabra hebrea aqu� se ha traducido de diversas formas. Bunsen sugiere, "y esperaron modestamente una respuesta"; el Vulg., seguido por algunos eruditos, tiene "y se quedaron en silencio".

Versículo 10

Hay muchos sirvientes hoy en d�a que se separan. - Este insulto evidente indica que Nabal era de la facci�n de Sa�l en este momento - fue contado entre los que odiaban a David. Fue el informe de estas palabras, sin duda, lo que excit� tan furiosamente a David. En Nabal, el rico amo de ovejas, el grosero que rechaza el obsequio ganado con justicia, vio a un adversario pol�tico mortal, uno que, con hombres como Doeg y Cus, lo perseguir�a como a una bestia salvaje.

Sin esta explicaci�n, la ira y la determinaci�n de David de tomar una venganza tan r�pida y sangrienta de un simple mocoso ego�sta es inexplicable. Sin embargo, con la luz que arroja sobre la transacci�n una declaraci�n tan abierta de hostilidad mortal por parte de Nabal, la conducta apasionada posterior de David, aunque profundamente culpable, no es dif�cil de entender.

Versículo 11

A los hombres, a quienes no conozco. - En otras palabras, "�Debo dar generosidad a los enemigos de mi rey, a una banda de piratas rebeldes?"

Mi agua. - La LXX., En lugar de "agua", dice "vino". Esta es una de las innumerables alteraciones que esta versi�n hace arbitrariamente en el texto sagrado original. Los traductores griegos estaban desconcertados por la enumeraci�n de Nabal de "agua" como una de las demandas de David. Sin embargo, su menci�n es una se�al de la exactitud del registro. El agua en muchas partes del Este es sumamente preciosa. Las palabras de Josu� 15:19 indican claramente la necesidad especial de este distrito de Palestina, cuando la hija de Caleb, Acsa, or� especialmente a su padre por fuentes de agua.

Su menci�n, sin embargo, apenas puede, como observa Dean Payne Smith, �marcar los h�bitos abstemios de la gente�, considerando que en el mismo cap�tulo encontramos al due�o de todos estos reba�os postrado por intoxicaci�n.

Versículo 13

C��ete a cada uno su espada. - La preparaci�n formal y la amplitud de la fuerza repartida para la obra demostraron cu�n terriblemente era David en serio y cu�n empe�ado estaba en borrar con sangre el insulto de Nabal. Desde el punto de vista que hemos tomado de la transacci�n anterior, la ira de David debe tenerse en cuenta, aunque no debe excusarse.

Versículo 14

Pero uno de los j�venes se lo cont� a Abigail. - El criado de Nabal - acostumbrado, sin duda, a las salvajes e ingobernables demostraciones de temperamento de su amo, hab�a escuchado las insultantes palabras que Nabal dirigi� al mensajero armado del famoso capit�n forajido; y probablemente deduciendo del comportamiento airado de estos guerreros seguidores de David cu�n mortal fue el insulto �consciente tambi�n de cu�n grande era el poder del hombre as� insultado� vino de inmediato y le cont� a su ama lo que hab�a sucedido.

Abigail, sin duda, hab�a actuado a menudo como pacificadora entre su inmoderado esposo y sus vecinos, y al escuchar la historia y cu�n imprudentemente se hab�a comportado su esposo, vio que no deb�a perder tiempo, porque con el ingenio de una mujer inteligente vio que Seguramente graves consecuencias seguir�an a la negativa grosera y las palabras precipitadas, que traicionaron a la vez al celoso adherente de Sa�l y al ac�rrimo enemigo del poderoso proscrito.

Versículo 15

Pero los hombres fueron muy buenos con nosotros. - El �joven� en cuesti�n que le habl� as� a su amante, Abigail, era evidentemente uno de alta autoridad en las granjas de ovejas de Nabal. Su testimonio en 1 Samuel 25:15 , con respecto a David es claro y decisivo, y ocurriendo como ocurre en el coraz�n de un episodio muy desacreditado para David, da testimonio de peso de la admirable disciplina y la bondadosa previsi�n del hijo de David. Jesse en tiempos en que la anarqu�a y el pillaje hubieran sido, si no excusables, ciertamente de esperarse.

Los grandes poderes del futuro rey se manifestaron admirablemente en este dif�cil per�odo de su vida. Pocos hombres hubieran podido moldear de tal manera una compa��a salvaje de lanceros libres en una fuerza que, seg�n el testimonio poco dispuesto de estos pastores de Nabal, fue positivamente una bendici�n para el pa�s, en lugar de ser, como estas bandas de lanceros libres suelen serlo. , una terrible maldici�n.

Versículo 17

Hijo de Belial. - Belial no era un nombre propio, aunque posteriormente lleg� a ser considerado uno. Significa simplemente inutilidad; aqu� un "hijo de Belial" es una expresi�n para un tipo malo e in�til.

Versículo 18

Cinco medidas. - La LXX. Altere la medida en cinco efas, pensando que la cantidad en el texto es rid�culamente peque�a para un anfitri�n como el que sigui� a David. Ewald tambi�n cambiar�a 5 en 500; pero la verdad es que Abigail en su prisa, pensando correctamente que no se debe perder tiempo, ya que el peligro era apremiante, simplemente proporcion� un regalo generoso para los seguidores inmediatos de David, no para toda la fuerza.

Cien racimos de pasas. - Es decir, cien tortas de pasas, lo que en Italia se llama "simmuki".

Versículo 20

La encubierta del cerro. - Keil explica las palabras sether hahar - literalmente, una parte oculta de la monta�a - como probablemente significando un hueco entre dos picos de la monta�a; as�, cada uno de los grupos que avanzaban "bajaba" - Abigail, que se acercaba por un lado, y David, que ven�a por el otro - y se encontraban en el hueco intermedio.

Versículo 21

Ahora David hab�a dicho. - Este verso y el siguiente (22) deben entenderse como una especie de par�ntesis en la narraci�n. Expresan lo que sinti� David y, por as� decirlo, su propia justificaci�n por el acto violento y vengativo que estaba a punto de realizar. El argumento era que Nabal hab�a regresado de hecho mal por bien. Durante mucho tiempo, la banda de David hab�a guardado fielmente sus vastos reba�os dispersos, y los hab�a preservado a salvo, y ahora, cuando �l pidi� un peque�o favor a cambio, el churl se lo pag� lanz�ndole en los dientes la burla de que era un rebelde y un esclavo fugitivo.

Versículo 22

As� y m�s tambi�n. - Esta es una variaci�n inusual de la forma com�n de imprecaci�n, "Dios me haga eso y m�s tambi�n, si, etc.". Las versiones sir�aca y �rabe, seguidas por algunos comentaristas, en lugar de "enemigos de David", dicen "su siervo David". La LXX., Como de costumbre, corta el nudo descaradamente al omitir la palabra de dificultad, y dice "David" simplemente, omitiendo "enemigos".

�Pero no hay duda de que el texto hebreo aqu� es correcto. Las palabras significan el mismo David. Si la ira de Dios por el voto quebrantado visit� incluso a los enemigos de David, que estaban distantemente relacionados con �l, �cu�nto m�s el culpable que rompi� el juramento? (Esta fue la explicaci�n de Raschi para una expresi�n similar en el juramento de Jonat�n, 1 Samuel 20:16 .

) �Un sentimiento supersticioso probablemente estuvo en la ra�z de esta sustituci�n de los enemigos de David por s� mismo, al invocar as� una maldici�n� (Dean Payne Smith, en Pulpit Commentary ). El obispo Wordsworth extrae aqu� una buena lecci�n sobre la no obligaci�n de cumplir un juramento solemne, tomado quiz�s en un momento de excesiva excitaci�n, y ejemplos del mal ejemplo de Herodes Antipas, quien se consideraba obligado a cumplir hasta el final su temerario juramento. a la hija de Herod�as, aunque implic� la muerte de Juan el Bautista, su antiguo amigo.

Versículo 23

Cay� ante David. - Este acto de reverencia, y, de hecho, todo el tono de la sabia esposa de Nabal en su discurso a David, parece presagiar su conciencia de que se estaba dirigiendo al ungido de Jehov�, el futuro rey, en una fecha no lejana, de Israel. Sus peores temores los encontr� hechos realidad cuando conoci� a David, probablemente a poca distancia de la residencia principal de Nabal, acompa�ada de una fuerza armada tan grande, evidentemente empe�ada en alg�n acto de violencia.

Ella desaprob� su ira al representar a su esposo no solo como un mal hombre, sino como uno apenas responsable de sus acciones. Si hubiera sabido de la misi�n de los seguidores de David a Nabal, insin�a, muy diferente hab�a sido su recepci�n; al menos, no habr�an regresado a David con las manos vac�as.

Versículo 26

Ver que el Se�or se ha negado. - Este pasaje, como observa correctamente el Comentario del Portavoz , �ya ??que el juramento no afirma nada, debe ser pronunciado, 'Y ahora, se�or m�o, vive el Se�or y vive tu alma, el Se�or es el que te ha retenido'. Literalmente, Tan cierto como que el Se�or vive, tan cierto es que el Se�or te ha impedido, etc., que caigas en la culpa de sangre.

Esta mujer piadosa y sabia tiene tanta confianza en que est� haciendo la obra del Se�or, y que �l est� a su lado, que, en presencia de la banda armada y su l�der enojado, habla como si el peligro para la casa de su esposo fuera un cosa del pasado, y que David ten�a un motivo real de agradecimiento en el sentido de que se le hab�a impedido realizar un acto perverso y lascivo.

Ahora que tus enemigos ... sean como Nabal. - Nabal, el insultante de David, lo descarta por ser demasiado insignificante para ser considerado; ella lo considera absolutamente impotente para da�ar a alguien como David; y su oraci�n es que sus otros enemigos solo sean como �l, igualmente inofensivos.

Versículo 27

Esta bendici�n. - Es decir, regalo. Abigail no da mucha importancia a esto: fue simplemente una expresi�n de su homenaje y buena voluntad. No estaba destinado, por supuesto, a David, sino a su compa��a; pero ella lo trajo, como es costumbre en Oriente, donde un inferior se acerca a un superior, ya sea como visitante o como suplicante, para traer los regalos de mano. Que se lo d�, a�adi�, a sus compa�eros.

Versículo 28

La transgresi�n de tu sierva. - Abigail vuelve a asumir el mal; El acto de gracia del perd�n, del que se siente segura de antemano, le recuerda a David, le ser� mostrado . As�, toda la caballerosidad del car�cter de David, si podemos usar un t�rmino que pertenece a otra �poca, fue destacada por esta mujer sabia y hermosa.

Porque el Se�or ciertamente har� de mi se�or una casa segura.- Inconscientemente, quiz�s, sin una concepci�n muy definida de su gran alcance y significado magn�fico, la dama israelita repite las palabras que quiz�s hab�a escuchado en el �Naiot� de Samuel de Ram�, posiblemente de alg�n disc�pulo capacitado o inspirado de la escuela del profeta. Tal vez pensaba en el joven capit�n que estaba de pie ante ella con todo el orgullo de su antigua reputaci�n, como el futuro rey h�roe de Israel, sentado en el trono del hombre loco y l�gubre, el amigo de su malvado marido, el rey Sa�l. y puede ser de su hijo reinando despu�s de �l; pero la profetisa inconsciente, podemos estar seguros, nunca so�� con ese glorioso y santo en cuya persona, a lo largo de la corriente de las edades, el Eterno cumplir�a sus palabras, y de hecho encontrar�a para ese cacique proscrito, ante quien ella estaba entonces. arrodillado, casa segura.

Las batallas del Se�or. - Abigail, al igual que los israelitas piadosos de su tiempo, consider� las guerras libradas por los ej�rcitos de Israel contra las tribus id�latras y las naciones que los rodeaban como las guerras de Jehov�. Con frecuencia en estos primeros registros encontramos las expresiones, "pelear la batalla del Se�or", "las filas del Dios viviente", "la batalla es del Se�or". Tambi�n o�mos hablar de una colecci�n antigua de canciones - baladas, tal vez, ser�a una designaci�n m�s precisa - ahora perdida, titulada �El libro de las guerras del Se�or� ( N�meros 21:14 ).

Desde hace varios a�os, desde su famoso combate con el gran campe�n de la idolatr�a, Goliat, David hab�a sido el h�roe popular y el tema favorito de esas canciones populares que siempre hab�an amado cantar sobre estas �Guerras de Jehov�.

No se ha hallado mal en ti. - Rauh, "maldad", aqu� no significa "maldad", sino "desgracia". La esposa de Nabal quiere decir que durante toda esa tormentosa e inquieta vida de David, el Se�or siempre lo hab�a sostenido. Le hab�a dado la victoria y coronado sus esfuerzos con un espl�ndido �xito; y en los �ltimos d�as de amarga persecuci�n, el mismo Uno invisible lo hab�a protegido y hab�a convertido lo que parec�a ser la ruina segura de sus perspectivas en una carrera a�n m�s segura de utilidad y popularidad.

Versículo 29

Un hombre ha resucitado. - Aqu� se refiere, por supuesto, a Sa�l, pero con exquisita cortes�a y verdadera lealtad se abstiene de mencionar en conexi�n con el mal el nombre de su rey, el �Ungido de Jehov�.

Estar� atado en el haz de la vida. - Esta es una de las expresiones m�s tempranas y definidas de una creencia segura en un futuro eterno en la presencia de Dios, y la tradici�n hebrea desde los tiempos m�s remotos hasta nuestros d�as as� lo ha considerado. Ahora es una inscripci�n favorita y com�n en las l�pidas jud�as. Keil parafrasea maravillosamente las palabras del original. �Las palabras�, escribe, �no se refieren principalmente a la vida eterna con Dios en el cielo, sino solo a la preservaci�n segura de los justos en esta tierra en la gracia y la comuni�n del Se�or.

Pero a quien est� tan escondido en la misericordiosa comuni�n del Se�or en esta vida, que ning�n enemigo pueda da�arlo o da�ar su vida, el Se�or no permitir� que perezca, aunque la muerte temporal venga, pero luego lo recibir� en la vida eterna. �- Keil.

La imagen, como tan a menudo en la ense�anza oriental, se toma de la vida cotidiana com�n: del h�bito, como observa Dean Payne Smith, de empacar en un paquete art�culos de gran valor o de uso indispensable, de modo que el propietario pueda llevar ellos sobre su persona. En India, la frase es com�n. Por lo tanto, se dice que un juez justo est� atado en el haz de la justicia; un amante en el haz del amor. Entre las sorprendentes referencias en el Talmud de Babilonia a este dicho amado y apreciado de la esposa de Nabal, encontramos c�mo, en uno de los Tratados del Seder Moed, �Rab� Ezra dice, Las almas de los justos est�n escondidas debajo del glorioso trono de Dios: como est� dicho: El alma de mi se�or ser� atada en el manojo de la vida con el Se�or tu Dios �. - Tratado de Shabat, fol. 152,Colosenses 2 .

�Qu� estudioso de este vers�culo del Libro de Samuel, y del hermoso Talmud comenta sobre las palabras de gran alcance, puede dejar de ver en ellas el original de la conocida imagen de San Juan de las "almas de los que fueron muertos por el palabra de Dios, y por el testimonio que ten�an? " ( Apocalipsis 6:9 ) - estas almas de los justos escondidas debajo del glorioso trono de Dios.

El pensamiento se materializa en el siguiente extracto. El �ngel de la muerte vino y se par� ante Mois�s. Dame tu alma, dijo; pero Mois�s lo reprendi�, y dijo: No tienes permiso para venir adonde �l (Mois�s) estaba; y parti� coronado. Entonces el Santo - �Bendito sea! - tom� el alma de Mois�s y la escondi� bajo su trono de gloria: como est� dicho ( 1 Samuel 25:29 ): "Y el alma de mi se�or ser� atada en el manojo de la vida". Pero cuando lo tom�, lo tom� por medio de un beso ". - Avoth. del rabino Nat�n, 1 Samuel 12 .

En el Seder Moed, nuevamente, en el mismo Tratado de Shabat, hay una par�bola notable, fundada en este dicho de Abigail: una par�bola que nos recuerda el marco de una de las conocidas im�genes del Redentor. Un rey una vez distribuy� t�nicas reales entre sus sirvientes; los sabios los doblaban y los guardaban en un cofre, y los necios los usaban en sus d�as de trabajo.

Cuando el rey reclam� su t�nica, las que se dieron a los sabios se devolvieron libres de manchas, mientras que las de los necios se ensuciaron. El rey, complacido con los sabios servidores, orden� que sus t�nicas fueran depositadas en su tesoro, y luego que partieran en paz. Pero manifest� su disgusto con los siervos necios; envi� a lavar sus ropas y los envi� a la c�rcel. As� que los cuerpos de los justos �entran en paz y descansan en sus camas� ( Isa�as 57:2 ), y sus almas est�n atadas en el atado de la vida; pero en cuanto a los cuerpos de los insensatos no hay paz, dice el Se�or, y los imp�os ( Isa�as 57:21 ) y sus almas (citando el siguiente p�rrafo de este cap�tulo de Samuel) son sacadas, como del medio. de un cabestrillo1 Samuel 25:29 ). - Tratado de Shabat, fol. 152, Colosenses 2 .

Y las almas de tus enemigos las arrojar� como en medio de una honda. - El s�mil fue uno que Abigail probablemente escuch� de uno u otro de los profetas o de sus alumnos. No era improbable que lo sugiriera originalmente el encuentro siempre memorable entre David y Goliat: como en el caso de las almas de los justos, en el pasaje que acabamos de discutir, la referencia en primera instancia fue al destino de los enemigos de Dios en este la vida; pero los te�logos hebreos de todos los tiempos lo han entendido en un sentido m�s profundo y solemne, como una referencia a la condenaci�n despu�s de la muerte reservada para todos los injustos.

(V�ase, por ejemplo, m�s arriba en el pasaje citado del Talmud, Tratado de Shabat. ) En el mismo escrito m�s antiguo, que, muy probablemente, contiene la ense�anza de las grandes escuelas jud�as antes de la era cristiana, leemos: �Las almas de los malvados son incesantemente arrojados por los �ngeles, como con una honda, de un extremo al otro del mundo, como se dice: "Las almas de tus enemigos las arrojar� como de en medio de una honda"; y qu�, pregunta Ravah de Rav.

Najman (este es un comentario posterior), �es la suerte de aquellos que no son ni justos ni malvados? Ellos, as� como los malvados, son entregados a 'Dumah' - silencio (ver Salmo 115:17 ) - un �ngel que est� a cargo de los esp�ritus incorp�reos. Descansen los primeros, ni justos ni imp�os; los �ltimos, los malvados, no tienen ninguno ". - Tratado de Shabat, fol. 152, Colosenses 2 .

La extra�a declaraci�n salvaje, como nos parece, es sin duda una criptograf�a; y los grandes rabinos de los viejos tiempos en sus famosas escuelas desenvolv�an de vez en cuando su significado. De eso, por el momento, no tenemos que preocuparnos. Pero el texto desnudo, como lo copiamos del Talmud, nos transmite este hecho importante, que hombres y mujeres en la Cana�n de Samuel y Sa�l, personas que viv�an alejadas, como parecer�a, de cualquier centro famoso de la civilizaci�n, en medio de pastores y pastores en las granjas de ovejas solitarias de Jud� y Benjam�n, cre�an en las glorias de la vida eterna con Dios, y miraban hacia un estado futuro de recompensas y castigos, en lugar de limitar sus esperanzas y temores a sentarse en serena paz bajo la vid y la higuera de su amada tierra prometida.


El conocimiento de un estado futuro de existencia fue siempre la herencia bendita de la raza elegida, pero la difusi�n de ese conocimiento y el despertar de esa creencia lo atribuimos a la influencia ben�fica de un hombre. El registro divino, si leemos entre l�neas, y la enorme riqueza de la tradici�n hebrea, si nos esforzamos lo suficiente para hacerlo nuestro, cu�ntanos una historia: c�mo Samuel, quien, cuando era ni�o, el Dios de Israel amado: con quien, durante su larga e intachable vida, sol�a hablar cara a cara &mdashahora por una visi�n, ahora por el eco de una voz&mdash nos cuenta c�mo Samuel fue el fundador de aquellas grandes Escuelas Prof�ticas donde la l�mpara de la El conocimiento de Dios se volvi� a encender, y luego se mantuvo encendido con una llama constante a lo largo de su tiempo y durante siglos despu�s: la �nica luz brillante durante el largo y triste registro de Israel.


Reyes h�roes como David, profetas como Gad y Nat�n, los grandes escritores de salmos y m�sicos del Templo de Salom�n, fueron los resultados m�s destacados de la ense�anza y el esp�ritu peculiar de estas "escuelas"; pero su trabajo m�s noble, despu�s de todo, fue la influencia alta y beneficiosa que ejercieron sobre la gente de la tierra, una influencia ejemplificada en personajes como el de Abigail, el pastor de ovejas de la esposa de Carmel, una p�gina de cuya historia de vida tenemos solo he estado considerando.

Versículo 30

Y te pondr� por pr�ncipe sobre Israel. - La esposa de Nabal aqu� habla del futuro gobierno del capit�n proscrito sobre Israel como rey como una cuesti�n de absoluta certeza. Esto ella, al igual que otras personas religiosas del pueblo, sin duda lo hab�a escuchado a trav�s de las Escuelas Prof�ticas. Podemos suponer justamente que no pocos de los alumnos de Samuel y sus asociados hab�an estado, cuando tuvo lugar la primera reuni�n de David con Abigail, durante un tiempo considerable trabajando como maestros y predicadores por todo el pa�s.

Lo m�s probable es que la sinagoga, o algo de lo que surgi� la sinagoga, una especie de asamblea para orar al Dios de Israel pidiendo instrucci�n y exhortaci�n, ya se hab�a arraigado entre el pueblo. Los �hijos de los profetas�, podemos suponer con bastante probabilidad, fueron los primeros Maestros, los primeros rabinos en Israel. Debe recordarse que en ese momento, e incluso antes del asesinato de los sacerdotes en Nob, el Santuario central ejerc�a una influencia relativamente peque�a sobre la vida religiosa de la gente; ni siquiera el Arca de la Alianza parece haberse guardado all�. La vida religiosa, cuando Samuel hab�a crecido hasta la edad adulta, casi hab�a desaparecido del pueblo.

Versículo 31

Entonces recuerda a tu sierva. Con exquisita gracia, Abigail termin� sus sencillas y sinceras palabras al rey del futuro con una referencia al per�odo en que deber�an haber llegado esos d�as felices, que ella esperaba con tanta certeza; entonces David no debe tener hechos de violencia, de furiosa pasi�n y de sangre derramada para mirar atr�s. Cuando esa �poca dorada deber�a haber llegado, como seguramente suceder�, debe recordar entonces que Abigail, que ahora le estaba hablando, lo hab�a salvado de la comisi�n de un acto salvaje y pecaminoso, y, en agradecida memoria por el buen servicio. , debe entonces mirarla con bondad desde su trono.

Versículo 33

Y bendito sea tu consejo. - David, con su franca generosidad habitual, admite que se ha equivocado al dar paso a una pasi�n salvaje e ingobernable, y confiesa abiertamente que si Abigail no lo hubiera conocido y razonado con �l, habr�a cumplido su prop�sito y manchado. su justa fama para siempre con un crimen terrible. Su oscuro prop�sito era cortar, de ra�z y rama, toda la casa de Nabal, entre otros, la mujer que estaba frente a �l all�.

Es notable c�mo, en esta �poca de religi�n m�s profunda y de cultura superior, la vieja reverencia supersticiosa por los votos, tomada en momentos de frenes� o de extrema excitaci�n, hab�a dado lugar a un esp�ritu m�s tranquilo y razonable. Nunca se hab�a hecho un voto m�s solemne que el de David esa ma�ana, cuando jur� solemnemente que asesinar�a a toda la casa de Nabal; y sin embargo, antes de que se ponga el sol, est� convencido de la maldad de su prop�sito, y antes de cumplirlo, deliberadamente rompe el juramento.

Algunos a�os antes, Sa�l, si no hubiera sido obstaculizado por la fuerza por el pueblo, habr�a cumplido con el asesinato de su hijo, el pr�ncipe h�roe Jonat�n, el juramento imprudente que hizo en la batalla de Micmas ( 1 Samuel 14:24 ; 1 Samuel 14:45 ); y sabemos que Jeft�, el juez de Israel, en la persona de su amada hija, llev� a cabo sin piedad su juramento salvaje e in�til ( Jueces 11:34 ; Jueces 11:40 ).

Versículo 36

Realiz� una fiesta en su casa. - Esto completa la imagen del adinerado amo de ovejas. El contraste entre �l y su esposa, la noble y sabia Abigail, es muy sorprendente. El marido, maleducado, obstinado, amigo de Saulo y del viejo desorden de las cosas, altivo, inflexible, ego�sta, que se entrega en exceso a los groseros placeres de la mesa, cayendo al final v�ctima de sus propias pasiones indomables; la esposa - "el �ngel bueno de la casa", como dice Stanley - reflexiva, prudente, con visi�n de futuro, una oyente paciente y una alumna apta evidentemente de los nuevos maestros del saber y la cultura en Israel, un hermoso ejemplo de la el tipo m�s elevado de la devota mujer hebrea que durante la larga y accidentada historia de la raza elegida ejerci� tan a menudo una santa influencia en la vida del pueblo.

Nabal puede tomarse como un ejemplo extremo, aunque no infrecuente, de los principales israelitas de los d�as anteriores a Samuel; Abigail como representante del esp�ritu m�s noble entre las clases superiores despu�s de que el esp�ritu de Samuel hab�a influido en los habitantes de la tierra.

Versículo 37

Cuando se acab� el vino. - Simplemente, cuando el juerguista brutal y ego�sta se hab�a vuelto sobrio con el paso del tiempo.

Su coraz�n muri� dentro de �l. - Estas palabras se entienden generalmente en el sentido de que un ataque de apoplej�a se hab�a apoderado del hombre intemperante. Los comentaristas est�n un poco divididos en cuanto a la causa inmediata del accidente cerebrovascular. (a) Fue provocado por el miedo, al escuchar el terrible peligro que hab�a sido expuesto a trav�s de su lenguaje imprudente, descuidado y conducta grosera. En ese sue�o de borrachera, del cual apenas despert�, �l y toda su familia habr�an perecido miserablemente si no hubiera sido por la previsi�n de su esposa.

En su estado debilitado, febril y excitado todav�a por la bebida fuerte, el terror y el horror se apoderaron de �l, y sigui� el "derrame cerebral". (b) Un furioso estallido de ira por la inteligencia de su esposa lo invadi�: que ella se hubiera humillado ante alguien a quien �l evidentemente odiaba, como David, le resultaba insoportable; y el salvaje estallido de ira que actu� sobre el cuerpo arruinado y destrozado por la bebida complet� la travesura, y el resultado fue el ataque de apoplej�a. Sin embargo, el primero es el m�s probable.

Versículo 38

El Se�or hiri� a Nabal. - Es decir, que pasados ??diez d�as el Se�or puso fin a la vida vil con un segundo ataque de apoplej�a. Aunque la muerte fue una secuela del ego�smo, la pasi�n y la intemperancia, no parece que nada m�s que la operaci�n de causas naturales ocasion� el final aqu�. En el lenguaje de estos antiguos escritores de inspiraci�n divina, a menudo se habla de enfermedad y dolencia como los �ejes� especiales que apunta el Alt�simo, como de hecho lo son.

Versículo 40

Cuando los siervos de David llegaron a Abigail. - No se especifica el tiempo que hab�a transcurrido entre la muerte de Nabal y esta misi�n de David a Abigail. El tiempo legal de duelo se fij� en s�lo siete d�as, pero en este caso puede haber transcurrido un per�odo muy considerable. San Ambrosio alegoriza aqu�, como es habitual en las exposiciones patr�sticas, y compara los esponsales de Abigail con David despu�s de la muerte de Nabar con la uni�n de la Iglesia ( es decir, el mundo gentil) con Cristo despu�s del cese de su conexi�n con el paganismo. - S. Ambrose, Ep. 31 (citado en Wordsworth).

Versículo 43

David tambi�n tom� a Ahinoam de Jezreel. - Jezreel no es la ciudad de Isacar ( Josu� 19:18 ), sino una ciudad en la parte sur de Cana�n, situada en la regi�n monta�osa de Jud�, cerca de Ma�n. Los fatales resultados de esta desastrosa e infeliz costumbre oriental de la poligamia, con el paso del tiempo, se manifestaron en la casa del rey David: una abundante cosecha de intrigas, cr�menes y asesinatos en el palacio real fueron los tristes frutos de su entrega a la miserable pr�ctica. , que siempre ha sido una de las maldiciones de Oriente.

Versículo 44

Michal su hija. - El matrimonio de la princesa Mical con Phalti (Mical, leemos, �amaba a David�, 1 Samuel 18:20 ) hab�a tenido lugar probablemente alg�n tiempo antes. Este acto prepotente mostr� por parte de Sa�l una firme determinaci�n de romper por completo y para siempre con David. Se presume que Phalti era un cacique a quien Sa�l deseaba atraer a sus fortunas.

Pero la historia de Miehal no termina aqu�. Despu�s de la muerte del rey Sa�l, Abner, el t�o (o quiz�s el primo) del difunto rey, el conocido capit�n de su ej�rcito, hizo propuestas a David. David, sin embargo, solo consinti� en una amistad con Abner si su joven pariente, la princesa Miehal, la hija de Sa�l, era quitada de Phalti y devuelta a �l como su esposa. Abner, leemos, cumpli� con la condici�n, y Miehal fue sacado de Phaltiel, como se le llama en el relato de esta transacci�n, que se encuentra en 2 Samuel 3:13 ; 2 Samuel 3:16 - y devuelto a David.

Una tradici�n interesante y curiosa con respecto a este hombre Phalti, o Phaltiel, est� contenida en el Talmud. En 1 Samuel 25:44 el segundo marido de la esposa de David se llama Phalti, y en 2 Samuel 3:15 se llama Phaltiel. El rabino Jochanan dijo que su nombre recibi� esa extensi�n (el = Dios) para indicar que Dios lo hab�a salvado de la transgresi�n.

(El nombre Phalti se deriva de la ra�z palat - hacer escapar, Michal y Phalti nunca hab�an vivido juntos como marido y mujer.) - Tratado Sanedr�n, fol. 19, Colosenses 2 .

Una vez m�s aparece la hija de Saulo en la historia sagrada. (V�ase 2 Samuel 6:20 .) Fue el d�a m�s grandioso en la vida de David: el Arca de la Alianza estaba siendo levantada con solemne pompa desde su lugar de largo exilio en Quiriat-jearim a la nueva capital sagrada de los amados. Rey. Se nos dice que un solo incidente triste empa�� las glorias del d�a.

Michal, su esposa, como Stanley piensa, con el esp�ritu orgulloso, casi conservador, de la antigua dinast�a, no sin pensar en la casa ca�da de su padre, mir� con desd�n mientras el rey David bailaba ante el arca con los sacerdotes, con sus t�nicas reales arrojadas. aparte; y m�s tarde en el d�a parece haber derramado ante el rey sus sentimientos de desprecio.

�Precediendo al buque bendito, ven�a adelante,
Con danzas ligeras saltando, ce�ido en forma humilde,
dulce arpista de Israel; en esa suerte parec�a
menos y a�n m�s regio. Enfrente,
en un gran palacio, desde el enrejado hacia adelante,
miraba a Miehal, como una dama llena de desprecio
y dolor ". - DANTE: Purgatorio, 10

La historia sagrada contin�a diciendo que Mical, como esposa sin hijos en el palacio real de David, tuvo tiempo de llorar su fatal exhibici�n de orgullo. (V�ase 2 Samuel 6:12 .)

Información bibliográfica
Ellicott, Charles John. "Comentario sobre 1 Samuel 25". "Comentario de Ellicott para Lectores en Inglés". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/ebc/1-samuel-25.html. 1905.
 
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