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Saturday, September 28th, 2024
the Week of Proper 20 / Ordinary 25
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Bible Commentaries
La Biblia Anotada de Gaebelein Anotaciones de Gaebelein
Declaración de derechos de autor
Estos archivos están en dominio público.
Texto cortesía de BibleSupport.com. Usado con permiso.
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Texto cortesía de BibleSupport.com. Usado con permiso.
Información bibliográfica
Gaebelein, Arno Clemens. "Comentario sobre 1 Corinthians 12". "La Biblia Anotada de Gaebelein". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/gab/1-corinthians-12.html. 1913-1922.
Gaebelein, Arno Clemens. "Comentario sobre 1 Corinthians 12". "La Biblia Anotada de Gaebelein". https://beta.studylight.org/
Versículos 1-31
2. El cuerpo y los miembros del cuerpo
CAPITULO 12
1. Concerniente a las manifestaciones espirituales y la diversidad de dones. ( 1 Corintios 12:1 .)
2. El Cuerpo y sus miembros. ( 1 Corintios 12:12 .)
En este interesante e importante cap�tulo, se mencionan por primera vez las manifestaciones espirituales. La iglesia es el cuerpo de Cristo, la habitaci�n de Dios a trav�s del Esp�ritu. El Esp�ritu Santo habita en la iglesia. Y primero se declara la marca distintiva del Esp�ritu. Como paganos, hab�an estado bajo el control de esp�ritus malignos, quienes los hab�an enga�ado con adoraci�n id�latra. Y estos esp�ritus malignos todav�a estaban activos, arrastr�ndose entre los cristianos, pretendiendo ser el Esp�ritu de Dios y falsificando Sus manifestaciones.
Fue as� entonces y es as� ahora. Los esp�ritus seductores y las doctrinas de los demonios est�n en plena evidencia en la iglesia profesante. Satan�s se transforma en �ngel de luz; imita y produce ciertas manifestaciones, como debi� haber hecho entre los corintios; pero Satan�s nunca reconoce a Jes�s como Se�or. La obra del Esp�ritu Santo es exaltar al Se�or Jes�s. El Esp�ritu ni siquiera habla de s� mismo, sino que siempre glorifica a Cristo, d�ndole el lugar correcto.
Los esp�ritus malignos hacen lo contrario; lo degradan e intentan robarle su gloria. Esto lo hacen a trav�s de doctrinas malvadas. Equivale a decir �anatema� (maldici�n) �Jes�s� como lo hicieron jud�os y gentiles al rechazar a Jes�s como Se�or. Ning�n hombre que hable por el Esp�ritu de Dios dir�a eso. Y todos los que lo reconocen como Se�or lo hacen por mandato y la ense�anza del Esp�ritu Santo.
�Si el m�s alto honor no se otorga libre y sinceramente al nombre de Jes�s, su �nico otro lugar es la degradaci�n total. Entre 'anatema' y 'Se�or' no hay otro lugar que pueda ocupar con justicia. El amplio espacio que parece intervenir moralmente entre una fe viva y adoradora y una negaci�n deliberada y positiva de ese nombre, es ignorado por el Esp�ritu, en su estimaci�n del car�cter humano, como una nulidad y un enga�o.
Con �l los hombres son creyentes o incr�dulos, confesores o negadores del Se�or. Ahora, por el testimonio del Ap�stol, confesarlo verdaderamente es imposible si no es por el Esp�ritu Santo. �- Pridham.
El Esp�ritu Santo, la Persona divina, est� en la tierra y manifiesta Su poder en el cuerpo de Cristo, la iglesia. Habiendo logrado la redenci�n el Se�or Jes�s, los creyentes en Su nombre son rescatados y limpiados por Su sangre, y unidos a �l, como Su cuerpo, y el Esp�ritu Santo mora en cada miembro de este cuerpo. Es a trav�s del Esp�ritu que se realiza y se mantiene la comuni�n con la Cabeza. En sus dones, la presencia del Esp�ritu de Dios se manifiesta, por tanto, en los miembros del cuerpo.
Esto se trata ahora con m�s detalle en este cap�tulo. En ( 1 Corintios 12:4 escuchamos del Esp�ritu, el Se�or y Dios; el mismo Esp�ritu, el mismo Se�or y el mismo Dios. Sin embargo, no hay una divisi�n en tres clases de dones, sino el mismo La cosa se ve en tres relaciones: la diversidad de dones son por el mismo Esp�ritu, por medio de �l son otorgados.
Estos dones est�n relacionados con el Se�or; deben ser usados ??en ministerios, es decir, en servicio para el Se�or, bajo quien y para cuya gloria se usar�n estos dones. Y todas las operaciones son de Dios, quien obra todo en todos. Todo esto, por supuesto, se limita a los miembros del cuerpo de Cristo.
"Pero la manifestaci�n del Esp�ritu le es dada a todo hombre (un verdadero creyente) para provecho". El don otorgado a un miembro es para todo el cuerpo, todos deben beneficiarse de �l. La posesi�n de un regalo convierte al creyente en deudor de los dem�s miembros de Cristo. Se mencionan nueve dones del mismo Esp�ritu. Son los siguientes: La Palabra de Sabidur�a; la palabra de conocimiento; Fe; el don de la curaci�n; la Obra de Milagros; Profec�a; Discernimiento de esp�ritus; lenguas e interpretaciones de lenguas.
Se ver� que los dones de se�ales milagrosas ocupan un lugar secundario, siendo el �ltimo el hablar en lenguas y sus interpretaciones. La palabra de Sabidur�a est� a la cabeza de estos dones y es seguida por la palabra de Conocimiento. Representan los dones para comprender las cosas profundas de Dios y para impartirlas a otros. Significa una aprehensi�n espiritual de la verdad de Dios en todas sus fases y el poder de comunicar esta verdad a otros.
El don de la fe es una dotaci�n especial de confianza en Dios y sus promesas, que permite al poseedor aferrarse a Dios y lograr grandes cosas. Todos los creyentes tienen fe y viven por fe. El don de sanidad y la realizaci�n de milagros fueron dones-se�ales para la inauguraci�n de la dispensaci�n cristiana. No hay indicios de que estos dones milagrosos continuar�an en la iglesia a lo largo de esta era.
En Efesios, la revelaci�n m�s elevada sobre el cuerpo de Cristo, se mencionan los dones permanentes para la edificaci�n del cuerpo, pero se omiten los dones de sanidad, obrar milagros o hablar en lenguas. Tampoco hay una promesa en la Palabra de que esos dones extraordinarios ser�n restaurados por el Esp�ritu de Dios a la iglesia antes de que el Se�or venga por Sus santos. Habr� se�ales y milagros al final de esta era, pero son las mentiras de Satan�s ( 2 Tesalonicenses 2:1 ).
Cualquier cosa que pretenda ser una restauraci�n de dones milagrosos, como es el caso entre ciertas sectas, debe ser considerada con grave sospecha. Adem�s de la profec�a y el discernimiento de esp�ritus (probar los esp�ritus si son de Dios) se mencionan el don de lenguas y su interpretaci�n. Como encontramos m�s adelante, los corintios, en su mal estado espiritual, estimaban el don de lenguas como el m�s alto; el Esp�ritu de Dios, sin embargo, le da un lugar inferior. Estaban casi desprovistos del ejercicio del m�s alto don de sabidur�a y conocimiento y magnificaron lo que era para la demostraci�n externa, porque se exaltaban a s� mismos.
El ejercicio del don de sanidad y dones similares nunca fue discrecional. Fueron manifestados solo en su tiempo apropiado, y solo pudieron obrar eficazmente por la voluntad inmediata de Dios. El poder es suyo y siempre est� en sus manos. Si Tr�fimo estaba enfermo, el deseo de Pablo no pod�a restaurarlo. Sin embargo, el creyente puede acudir al Se�or en oraci�n y reclamar su poder. Nuestro refugio en tiempos de necesidad debe buscarse, no en los dones de Dios, sino en la fidelidad del Dador.
De mucha importancia es ( 1 Corintios 12:13 : "Porque por un solo Esp�ritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean jud�os o gentiles, sean esclavos o libres; ya todos se nos dio a beber de un mismo Esp�ritu". Esto se refiere a la formaci�n del cuerpo El bautismo mencionado en este vers�culo no es el bautismo en agua.
El bautismo en agua no salva ni puede esta ordenanza poner a nadie como miembro en la verdadera iglesia, el �nico cuerpo. El bautismo es el bautismo del Esp�ritu. Tuvo lugar el d�a de Pentecost�s. Ese d�a se derram� el Esp�ritu y, mientras llenaba a cada creyente, tambi�n los uni� en un solo cuerpo. Entonces el cuerpo de Cristo fue formado una vez para siempre por este bautismo. Desde ese d�a, cada vez que un pecador conf�a en Cristo, de inmediato se une a ese cuerpo y participa del mismo Esp�ritu.
Muchos cristianos hablan de bautismos repetidos por el Esp�ritu y se refieren a ciertas experiencias como nuevos bautismos. A la luz de este vers�culo, todo esto es incorrecto. La Escritura conoce solo un bautismo. Y todos los creyentes beben de un solo Esp�ritu; todos se hacen part�cipes del mismo Esp�ritu.
Y este cuerpo que fue llamado a la existencia por el Esp�ritu en el d�a de Pentecost�s no es un miembro, sino muchos. Hay muchos miembros, pero un solo cuerpo. Y los diferentes miembros de ese cuerpo dependen unos de otros y se necesitan unos a otros, al igual que en el cuerpo humano. Y Dios puso los miembros, cada uno de ellos en el cuerpo, como le agrad�. Cada miembro tiene su propio lugar con un regalo, una funci�n, que le conviene.
Nada en este cuerpo se deja al hombre mismo. Es Su Iglesia y Dios ordena el lugar de todos y cada uno en ese cuerpo. Por tanto, se excluye la autoelecci�n. C�mo todo esto se estropea, si no se olvida por completo, en la iglesia profesante, es demasiado evidente. Las condiciones de hoy, las divisiones en el cuerpo, las falsas doctrinas y las pr�cticas no b�blicas en toda la cristiandad, son claramente el resultado de haber dejado de lado la verdad concerniente al �nico cuerpo.
Y esos miembros del cuerpo, que parecen m�s d�biles, son necesarios. �Y a los miembros del cuerpo que pensamos que son menos honorables, a �stos les otorgamos mayor honor; y nuestras bellas partes tienen m�s hermosura. Porque nuestras bellas partes no tienen necesidad; pero Dios ha templado el cuerpo juntamente, habiendo dado m�s honra a la parte que faltaba �. Como es en el cuerpo humano, as� tambi�n es en el cuerpo de Cristo.
No deb�a haber exaltaci�n propia, como indudablemente ocurr�a entre los corintios debido a los dones que ten�an tan abundantemente, especialmente los dones de se�ales. Despreciaron a otros miembros que eran menos prominentes. Y esto fue responsable de la amenazante divisi�n en el cuerpo. El mandamiento bendito es que los miembros deben tener el mismo cuidado unos por otros, entonces no habr�a cisma en el cuerpo.
Si un miembro sufre, todos sufren, porque est�n en un solo cuerpo habitado y unidos por el mismo Esp�ritu; y si un miembro es honrado, todos se regocijan con �l. Y este cuerpo es el cuerpo de Cristo; �l es la cabeza del cuerpo y quiere manifestarse a trav�s de Su cuerpo. Esta es la iglesia colectivamente, pero los mismos son los miembros individualmente. Sigue el orden en que Dios ha otorgado los dones (( 1 Corintios 12:28 ). Nuevamente, el don de lenguas, en el que abundaban los corintios, a causa del cual hab�an llegado graves des�rdenes y disturbios, queda en �ltimo lugar.
�Y los corintios entonces, como otros �ltimamente, tuvieron que escuchar, presten atenci�n o no, que esas impresionantes demostraciones de poder en las que encontraron su sorpresa y deleite infantiles, como el mundo exterior, no eran las m�s altas, que hab�a dones relativamente primero, segundo y tercero, siendo el �ltimo nombrado el mismo del que hab�an estado abusando con un desorden no peque�o y un obst�culo para la edificaci�n en la asamblea ".
( 1 Corintios 12:29 muestra otro principio importante. No todos pueden ser ap�stoles, profetas, l�deres, hacedores de milagros, etc. Dios no otorga todos estos diferentes dones a un individuo. Se distribuyen como le place a �l, a cada uno. miembro como �l crea conveniente. El ministerio en el cuerpo de Cristo es el ejercicio de un don. Los corintios en su condici�n engre�da ten�an una ambici�n ego�sta de tener todos estos dones concentrados en cada miembro.
�La locura de los corintios no fue mayor al desear que todos los dones estuvieran en todos y cada uno de los santos, que la teor�a moderna de arrogar todo, en lo que respecta al ministerio p�blico, a un solo funcionario. La primera era la vanidad ignorante antes de que la verdad fuera completamente revelada en forma escrita; la otra es una presunci�n m�s culpable en presencia de la palabra reconocida de Dios, que condena toda desviaci�n de sus principios, y el gran hecho del �nico cuerpo con sus muchos miembros, en el que el Esp�ritu Santo obra para glorificar al Se�or Jes�s �(W. Kelly).
Les dice que codicien sinceramente los mejores dones y les mostrar� un camino m�s excelente. Este camino m�s excelente es el camino del amor del que escuchamos en el pr�ximo cap�tulo.