Bible Commentaries
1 Corintios 8

Versículos 1-13

5. Con respecto a las carnes ofrecidas a los �dolos: la libertad cristiana gobernada por el amor

CAP�TULO 8

1. De las cosas sacrificadas a los �dolos y al conocimiento. ( 1 Corintios 8:1 ).

2. Verdadero conocimiento y libertad regidos por el amor. ( 1 Corintios 8:7 ).

Se plantea otra pregunta sobre las cosas ofrecidas a los �dolos. �Deben los cristianos comer lo que se ha ofrecido en sacrificio a los �dolos? Estas carnes ofrecidas por los �dolos se vend�an generalmente en el mercado de la carne. �Se contaminar�a un creyente al usar tales carnes? Todos ten�an conocimiento sobre estos asuntos. Pero el mero conocimiento sin amor solo envanece. El amor es mejor que el conocimiento, porque edifica, y este amor lo tuvieron que manifestar en el asunto de comer cosas sacrificadas a los �dolos.

En cuanto al conocimiento, qu� poco sabe el hombre. Cu�n cierto es que "si alguno piensa que sabe algo, a�n no sabe nada como deber�a saber". El orgullo por el conocimiento es algo peligroso, y mucho de esto lo vemos entre los cristianos. El verdadero conocimiento de Dios produce amor por �l y tal persona es conocida por Dios. Entonces se retoma la cuesti�n. Sab�an que un �dolo no es nada en el mundo. No hay otro Dios sino uno, "el Padre, de quien son todas las cosas y nosotros para �l, y un solo Se�or, Jesucristo, por quien somos todas las cosas y nosotros por �l".

Pero no todos ten�an este conocimiento perfecto. Algunos ten�an la concepci�n de que el �dolo es una realidad, un dios, aunque falso; no comprendieron el hecho de que un �dolo no es nada. Comieron de la carne, sintiendo que hab�a sido un sacrificio de �dolos, y su conciencia en estos escr�pulos siendo d�bil est� contaminada. Por lo tanto, estaban en servidumbre y no disfrutaban de la libertad en Cristo. ( 1 Corintios 7:8 muestra que comer carne o no comer carne no tiene ninguna ventaja ante Dios.

Entonces se dice lo importante. �Pero mirad, no sea que esta libertad vuestra se convierta en piedra de tropiezo para los d�biles�. El que es d�bil en la fe (que no posee el conocimiento verdadero) ve a un hermano comiendo carne en el templo del �dolo y por ello se envalentona para hacer violencia a su conciencia y hacer lo mismo, y al hacerlo peca. No act�a con fe, sino que imita a otro y pueden seguir cosas peores.

Por su acto, el hermano que tiene conocimiento puede ser m�s que una piedra de tropiezo. El hermano d�bil, por quien Cristo muri�, puede perecer a trav�s de tal ejemplo. El efecto desastroso se pone en el t�rmino m�s fuerte. Por supuesto, el hermano d�bil no perecer� realmente, pero en su conciencia ser� culpable. Sin embargo, la gracia intervendr� y evitar� este peligro amenazante. Ninguna oveja ni cordero suyo perecer�; porque nadie las puede arrebatar de su mano.

Somos los guardianes de nuestro hermano, no su Salvador. Bien se ha dicho, "de nuestras manos descuidadas caen en busca de seguridad en las suyas". Pero pecar contra los hermanos y herir sus conciencias d�biles es pecar contra Cristo. �El conocimiento envanece, pero el amor edifica� (( 1 Corintios 7:1 ). El Ap�stol luego declara que renunciar� a su conocimiento y libertad en caso de que ofenda a su hermano, �No sea que yo haga ofender a mi hermano�. La libertad cristiana es regirse por el amor a los hermanos.

�La libertad de los hijos de Dios es absoluta, pero se espera que la usen como imitadores de Dios. Tenemos que considerarnos no solo a nosotros mismos, sino tambi�n a nuestros hermanos y al mundo. Un santo puede caminar sin circunspecci�n y, sin embargo, con la conciencia tranquila. Pero esto es peligroso. Debe tenerse cuidado de que, mientras disfrutamos, en un sentido irreprensiblemente, de nuestra libertad, sin saberlo, nos convertimos en una piedra de tropiezo para los dem�s.

Un uso ostentoso de la libertad rara vez deja de herir al fanfarr�n y a quienes pueden observar sus caminos. La verdadera gracia, porque es gratuita y conoce su felicidad en la comuni�n con Dios, no hace ning�n esfuerzo por parecer libre. M�s bien, buscar� usar su libertad en el amor, considerando a los d�biles y sin despreciarlos ni tentarlos con el ejemplo equivocado para que act�en en algo m�s all� de su fe �. Pridham.

Todo esto es una verdad pr�ctica y muy necesaria en nuestros d�as de mundanalidad y laxitud en el caminar cristiano. Es una buena regla preguntarnos en todo nuestro caminar y en el uso de nuestra libertad, �c�mo afectar� a los miembros del cuerpo? Remitimos al lector a Romanos 14:1 donde se trata la misma verdad. (Vea las anotaciones all�).