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Saturday, September 28th, 2024
the Week of Proper 20 / Ordinary 25
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Bible Commentaries
La Biblia Anotada de Gaebelein Anotaciones de Gaebelein
Declaración de derechos de autor
Estos archivos están en dominio público.
Texto cortesía de BibleSupport.com. Usado con permiso.
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Información bibliográfica
Gaebelein, Arno Clemens. "Comentario sobre 1 Thessalonians 5". "La Biblia Anotada de Gaebelein". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/gab/1-thessalonians-5.html. 1913-1922.
Gaebelein, Arno Clemens. "Comentario sobre 1 Thessalonians 5". "La Biblia Anotada de Gaebelein". https://beta.studylight.org/
Versículos 1-28
V. EL D�A DEL SE�OR Y LAS EXHORTACIONES
CAP�TULO 5
1. El d�a del Se�or 1 Tesalonicenses 5:1 )
2. Exhortaciones 1 Tesalonicenses 5:12 )
3. Conclusiones 1 Tesalonicenses 5:23 )
1 Tesalonicenses 5:1
�Pero acerca de los tiempos y las estaciones, hermanos, no es necesario que les escriba. Porque sab�is perfectamente que el d�a del Se�or vendr� como ladr�n en la noche. Porque cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendr� sobre ellos destrucci�n repentina, como los dolores de la mujer encinta, y no escapar�n �. A continuaci�n, el ap�stol menciona el d�a del Se�or. Este es el d�a en que el Se�or es revelado desde el cielo, el d�a de Su manifestaci�n visible.
Es el d�a en que se ejecutar� el juicio sobre el mundo. Si bien la venida del Se�or por Sus santos, como se dio a conocer en el cap�tulo anterior, no se revel� en el Antiguo Testamento, el d�a del Se�or del que ahora escribe el ap�stol, es completamente revelado por los profetas. (Ver Isa�as 2:12 ; Joel 2:1 ; Joel 3:1 ; Sofon�as 1:14 ; Zacar�as 14:1 , etc.)
Nuestro Se�or habl� a menudo de ese d�a como el d�a "cuando el Hijo del Hombre venga", esa es Su propia manifestaci�n gloriosa visible. Lo que precede a este d�a tambi�n se da a conocer en la Palabra prof�tica del Antiguo Testamento; y nuestro Se�or nos da igualmente la misma informaci�n. �Y habr� se�ales en el sol, en la luna y en las estrellas; y sobre la tierra angustia de las naciones, con perplejidad; el mar y las olas rugiendo; el coraz�n de los hombres desfallece por temor y por velar por las cosas que est�n por venir sobre la tierra, porque los poderes del cielo ser�n conmovidos.
Y entonces ver�n al Hijo del Hombre viniendo en una nube con poder y gran gloria �( Lucas 21:25 ). Ver Mateo 24:21 . el juicio est� reservado para el mundo cuando llegue ese d�a, ya que los juicios y la tribulaci�n son los precursores que marcar�n el comienzo de ese d�a. El mundo no cree en un d�a as�, pero sue�a con paz y seguridad, en una continuidad de prosperidad, expansi�n, paz universal y una mejora constante de las condiciones terrenales.
�En los �ltimos d�as vendr�n burladores, andando seg�n sus propias concupiscencias, y diciendo: �D�nde est� la promesa de su venida? porque desde que los padres durmieron, todo contin�a como desde el principio de la creaci�n �( 2 Pedro 3:3 ). Pero mientras el mundo dice: Paz y seguridad, sus corazones les fallan de miedo y tiemblan ante la anticipaci�n del futuro.
Mucho de todo esto lo vemos claramente en nuestro tiempo, tan ominoso y tan solemne. Hay una falsa esperanza, un falso optimismo; escuchamos sobre lo que lograr� esta guerra mundial, c�mo la paz y la seguridad llegar�n al mundo entero; sin embargo, debajo de todo esto hay corazones que fallan de miedo. Y cuando ese d�a haya llegado, cuando haya sido "revelado desde el cielo con sus �ngeles poderosos, en fuego llameante, para vengarse de los que no conocen a Dios y no obedecen al evangelio de nuestro Se�or Jesucristo", el Se�or Jesucristo reinar� sobre la tierra con sus santos durante mil a�os ( Apocalipsis 20:1 ). Ese ser� el d�a del Se�or, ya que la era actual es "el d�a del hombre".
Antes de que llegue ese d�a con sus juicios precedentes y la gran tribulaci�n, la venida del Se�or, por Sus santos, debe tener lugar el cumplimiento del cap�tulo 4: 16-18. De esto encontraremos mucho m�s en la segunda ep�stola. Cuando el Se�or venga por Sus santos, el mundo y aquellos que eran cristianos solo de nombre, enfrentar�n ese d�a venidero. Es el comienzo de la misma. Despu�s de que los verdaderos hijos de Dios, el pueblo de Dios que ora, hayan sido removidos, la �poca se sumergir� definitivamente en la apostas�a y la iniquidad; Entonces se derramar� juicio sobre juicio de arriba, como aprendemos del libro de Apocalipsis.
Debido a que estos juicios, los precursores del d�a de Su manifestaci�n visible, los tiempos y las estaciones relacionados con estos eventos, no conciernen a los que son del Se�or, el ap�stol declara que no hab�a necesidad de escribirlos sobre ellos. El Se�or les hab�a dicho a Sus disc�pulos antes de ascender al cielo que no les correspond�a a ellos conocer los tiempos y las estaciones. Muestra que no debemos estar ocupados con los tiempos y las estaciones, cuando los tiempos de los gentiles terminen, etc., sino esperar y velar por �l, quien seguramente vendr� repentinamente por los suyos como un ladr�n en la noche.
�Si hubiera sido posible en los d�as del ap�stol predecir los siglos de demora que, de hecho, han transcurrido, los disc�pulos podr�an haber esperado todav�a a su Se�or, pero observaron que no pudieron, y ning�n 'ladr�n en la noche' podr�a haber molestado sus sue�os. Pero para el coraz�n, se necesitaba expectativa; y deb�an vigilar porque no sab�an. As�, para estos vigilantes los tiempos no pudieron hablar, y de hecho cuando lo hagan ser� para otro pueblo que no sea la actual Iglesia cristiana, y cuando esta ya se haya quitado para estar con el Se�or de la manera que acabamos de tener antes que nosotros.
�Para la cristiandad meramente formal y mundana, entonces, en cierto sentido, habr� ocurrido la venida del ladr�n. Encerrados en la oscuridad exterior, cuando otros hayan entrado en las c�maras de luz, no quedar� lugar de arrepentimiento para los despreciadores de la gracia presente de Dios. En un mundo que, habiendo rechazado al verdadero Rey, ser� dejado durante ese terrible tiempo para experimentar plenamente cu�l es el gobierno de Satan�s, caer�n bajo el poder de su enga�o.
No habiendo recibido el amor de la verdad para ser salvos, creer�n la mentira; y consol�ndose con el grito de 'paz y seguridad', les sobrevendr� destrucci�n repentina como a una mujer encinta, �y no escapar�n! �. (Biblia num�rica)
Las palabras �ellos� y �t�� dejan a�n m�s claro que el d�a del Se�or es para el mundo. �l no dice "cuando digas paz y seguridad", sino cuando "dir�n". El ap�stol excluye completamente al creyente del d�a en que cae destrucci�n repentina, porque dice: �Vosotros, hermanos, no est�is en tinieblas para que aquel d�a os sorprenda como ladr�n�. �Y por qu�? Vosotros todos sois hijos de la luz e hijos del d�a; no somos de la noche ni de las tinieblas.
Por tanto, no durmamos como los dem�s; pero velemos y seamos sobrios. Por eso duermen en la noche; y los que se emborrachan, de noche se emborrachan. Este es el car�cter de los verdaderos cristianos, que ya no est�n en tinieblas, sino hijos de la luz y del d�a, y por lo tanto, perteneciendo a ese d�a venidero para estar con el Se�or cuando venga a juzgar, no puede superarlos como ladrones.
Siendo los ni�os del d�a debemos velar y ser sobrios; es lo que distingue a los verdaderos cristianos de la masa de miembros profesantes de la iglesia y del mundo. El mundo y los que tienen apariencia de piedad, pero niegan su poder, no miran, ni est�n sobrios; y estando sobrio, caminando separado del mundo, sus concupiscencias y placeres, el creyente, con la coraza de la fe y el amor, puede avanzar contra el enemigo.
Tambi�n tiene como casco, para protegerlo, esta gloriosa salvaci�n prometida. Por lo tanto, podemos mirar siempre hacia arriba, sin temor, en medio del peligro cuando las nubes del juicio se est�n acumulando sobre este presente siglo malo. "Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar la salvaci�n por medio de nuestro Se�or Jesucristo". �Bendito conocimiento y dos veces bendita seguridad! para que podamos ser librados de la ira para venir y compartir con �l la gloria eterna. Muri� por nosotros. "Quien muri� por nosotros, para que, ya sea que estemos despiertos o dormidos (en cuanto al cuerpo), vivamos juntos con �l".
1 Tesalonicenses 5:12
Siguen las exhortaciones. Quiere que los que trabajaron entre ellos sean reconocidos por ellos y muy estimados en el amor por el bien de su trabajo. Si el ap�stol y sus colaboradores los consideraban su corona de regocijo, su gloria y gozo ( 1 Tesalonicenses 2:19 ), deber�an tenerlos en alta estima como instrumentos del Esp�ritu de Dios para su edificaci�n.
Est�n en paz entre ustedes. Toda voluntad propia se pone a un lado cuando el coraz�n espera con ansias el d�a venidero, cuando los obreros y los frutos de sus labores est�n en Su presencia. Entonces la paz entre los suyos no ser� perturbada. Los desordenados deben ser amonestados; los pusil�nimes consolados; el d�bil sostenido, y la paciencia que se manifestar� hacia todos. Entonces tenemos gozo, oraci�n y acci�n de gracias como caracter�sticas de aquellos que esperan a su Hijo desde el cielo y buscan esa esperanza bienaventurada. �Regocijaos para siempre� - nuestro gozo est� en �l. El gozo del Se�or es nuestra fuerza. �Y qu� gozo en verdad ser� nuestro cuando recordemos que lo veremos como es!
"Orar sin cesar." La oraci�n es una necesidad constante, incluida la oraci�n olvidada: "S�, ven, Se�or Jes�s". Si esta petici�n nunca falta, su venida por nosotros nunca carecer� de realidad. "Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jes�s". Mientras oramos y siempre tomamos de nuevo de Su propia plenitud gracia sobre gracia, y recordamos toda la abundante provisi�n hecha para nosotros en �l, y que el glorioso futuro que aguarda a los Suyos pueda estallar en cualquier momento sobre nosotros, entonces daremos gracias en todo.
"No apagu�is el Esp�ritu". El Esp�ritu Santo no debe ser obstaculizado en Su acci�n en medio de Su pueblo. �Qu� tristes consecuencias cuando �l es apagado y qu� gran responsabilidad! No desprecies las profec�as, la proclamaci�n de la verdad de Dios, que habla de la plenitud del Esp�ritu. �Prueba todas las cosas; retengan lo bueno. Abstente de toda apariencia de maldad �, o, como mejor se traduce,� Mant�ngase alejado de toda forma de maldad �.
1 Tesalonicenses 5:23
La conclusi�n de la ep�stola comienza con una oraci�n. �Ahora el mismo Dios de paz os santifique por completo; y ruego a Dios que todo tu esp�ritu, alma y cuerpo sean preservados sin mancha en la venida de nuestro Se�or Jesucristo. Fiel es el que te llama, el que tambi�n lo har� ". Dios es para todos los que han cre�do en Cristo, Dios de paz. La paz se hizo en la sangre de la cruz; los creyentes son reconciliados y santificados a trav�s de la paz que Dios ha hecho por nosotros en la obra de Su Hijo.
Por lo tanto, estamos en una relaci�n bendita con el Dios de paz, tenemos comuni�n con �l, y de esto fluye la devoci�n pr�ctica de vida y el caminar hacia Dios. Los creyentes son santificados por las tres personas de la Deidad; por Dios el Padre, por la sangre de Jesucristo, la ofrenda de su cuerpo, y por el Esp�ritu Santo.
Estamos en Cristo completamente apartados para Dios, comprados por un precio y ya no es nuestro. Poseemos una nueva naturaleza y el Esp�ritu Santo habita en nosotros. Esto exige de nosotros que seamos completamente apartados para Dios en todas las facultades, ya sean mentales o corporales. Esta es nuestra santificaci�n pr�ctica, que surge de nuestro creciente conocimiento de Dios. Esta santificaci�n pr�ctica se realiza en el creyente por el poder del Esp�ritu Santo, quien une el coraz�n a Dios, revelando a Dios m�s y m�s, as� como desplegando la gloria de Cristo.
Esta devoci�n a Dios en esp�ritu, alma y cuerpo, depende de la comprensi�n del creyente de su relaci�n con el Dios de paz y su comuni�n con �l. Y esto es progresivo. La entera santificaci�n ser� la porci�n bendita y eterna de todos los que son de Cristo, cuando �l venga, y seremos como �l, "conformados a la imagen de Su Hijo". La perfecci�n viene con la venida del Se�or; en el poder de esta bendita esperanza seremos preservados sin mancha incluso aqu� en esta era perversa.
Fiel es el que te llama, quien tambi�n lo har�. �Bendita seguridad! �l nos ha llamado a esta vida de bendita separaci�n con �l. �l es fiel y lo lograr�. Que podamos confiar en �l todos los d�as y permanecer cerca de �l.
�Observe nuevamente aqu�, c�mo se introduce la venida de Cristo, y la expectativa de esta venida, como parte integral de la vida cristiana. �Inmaculado�, dice, �en la venida de nuestro Se�or Jesucristo�. La vida que se hab�a desarrollado en obediencia y santidad se encuentra con el Se�or en Su venida. La muerte no est� en cuesti�n. La vida que hemos encontrado ser� tal cuando �l aparezca. El hombre, en cada parte de su ser, movido por esta vida, se encuentra all� intachable cuando viene.
Esta vida, y el hombre que vive esta vida, se encuentran, con su Cabeza y Fuente, en la gloria. Entonces desaparecer� la debilidad que est� relacionada con su condici�n actual. Lo mortal ser� absorbido por la vida: eso es todo. Somos de Cristo: �l es nuestra vida. Lo esperamos para estar con �l y perfeccionarlo todo en la gloria �(Sinopsis de la Biblia).
El ap�stol cierra esta Primera Ep�stola pidiendo a los hermanos que oren por �l y sus colaboradores. Con todo el conocimiento profundo de la verdad y las grandes revelaciones del Se�or, sinti� su dependencia y conoci� la bendici�n que proviene de las oraciones de sus hermanos santos. Pide la expresi�n de afecto entre ellos y les exhorta a que lean esta carta a todos los santos hermanos. Y la �ltima palabra: "La gracia de nuestro Se�or Jesucristo sea contigo".