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Bible Commentaries
Apocalipsis 18

Comentario Bíblico Católico de HaydockComentario Católico de Haydock

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Versículo 2

Ha ca�do Babilonia la grande, ha ca�do. La id�latra Roma ha ca�do. Ese poderoso asiento de poder y dominio ha ca�do. La morada fija durante mucho tiempo de la voluptuosidad y el lujo, porque los mercaderes de la tierra se han enriquecido por la fuerza de sus manjares, y ahora la mano de Dios la ha golpeado. Est� completamente destruido; ni un ser humano en ella. As� se convierte en un lugar maldito, entregado por morada de demonios y refugio de todo esp�ritu inmundo, o de espectros y fantasmas espantosos, y refugio de toda ave inmunda y aborrecible, de b�hos, cuervos, buitres, etc. &C. (Pastorini)

Versículo 4

Salid de ella, pueblo m�o. Aqu� se le dice al pueblo de Dios, los cristianos, que abandonen la ciudad que cae, para que no sean part�cipes de sus pecados y reciban sus plagas. En el momento del saqueo de Roma por Alarico, muchos huyeron a San Jer�nimo, que estaba entonces en Judea; otros huyeron a otras partes, como testifican muchos santos padres. San Jer�nimo dice, (Ep. VII) que Santa Paula y varias familias cristianas ilustres hab�an abandonado Roma como por inspiraci�n particular, y se hab�an retirado a Judea.

El santo papa Inocencio fue sacado de la ciudad por una providencia particular, como Lot, de Sodoma, para que no viera la ruina de un pueblo culpable, dice Orosius, lib. 7. cap. xxxix. Tambi�n leemos que Melania, como si anticipara la cat�strofe que se avecinaba, hab�a convencido a muchos cristianos para que se retiraran con ella de una ciudad condenada a la destrucci�n. (Histor. Laus. Cap. Cxviii.) En fin, todos sabemos que cuando estall� la tormenta, los cristianos se refugiaron y se salvaron en las Iglesias de San Pedro y San Pablo, que Alarico hab�a permitido que fueran lugares de la seguridad. (Haydock)

Versículo 10

�Pobre de m�! �Pobre de m�! San Agust�n nos informa que la gente de las provincias orientales y de las ciudades m�s remotas, lloraron p�blicamente en esta ocasi�n. (De Civ. Dei. Lib. 1, cap. Xxxiii.)

Versículo 13

Vemos aqu� enumerados los art�culos de lujo de los romanos paganos en la vestimenta, en los adornos, en los muebles, en el equipaje, en la suntuosidad de sus mesas, etc. &C. Nada es m�s notable que el lujo extravagante y la profusi�n de algunos de los emperadores romanos en sus mesas. Cal�gula una vez gast� (seg�n S�neca) en una cena 150.000 coronas. Suetonio nos dice que el emperador Vitelio se deleitaba tres veces, y a menudo cuatro veces al d�a, gastando 10.000 coronas en cada comida. Pero ahora todos se han ido; ahora son el combustible del fuego, y en una hora se reducen a nada. (Haydock)

Versículo 15

En este cap�tulo hay una repetici�n de la ca�da de Babilonia y el duelo de otras naciones, y su consternaci�n por su repentina destrucci�n, a lo que se pueden aplicar las tres exposiciones mencionadas. Entre las clases de mercanc�as, (ver. 13.) se mencionan los esclavos y las almas de los hombres. Algunos de nuestros adversarios protestantes (ver Mr. Theophilus Higgons) nos dicen que s�lo la Roma papista se ocupa de este tipo de mercanc�as.

Pero debo decir que nuestros adversarios tienen la desgracia de traicionar una ignorancia vergonzosa, siempre que se comprometen a traer pruebas para mostrar que los papas son anticristo. Aqu� es tan evidente que por las almas de los hombres se entienden s�lo esclavos esclavos, que los comerciantes sol�an traer y vender en Roma, que el Dr. Wells en lugar de esclavos y almas de hombres, en las enmiendas hechas a la traducci�n protestante, ha traducido sirvientes contratados y sirvientes, como el Dr.

Hammond hab�a puesto antes su par�frasis y lo demostr� en sus notas. Es a partir de las misteriosas visiones de estas revelaciones, especialmente en los cap�tulos 17 y 18, que diversos escritores protestantes har�an creer a la gente que todos los papas durante m�s de mil doscientos sesenta a�os han sido el detestable anticristo, la gran ramera de Babilonia. , la bestia monstruosa de siete cabezas y diez cuernos.

Este nuevo invento, y sus locas fantas�as sobre �l, son tan monstruosos como la bestia. La oscuridad de las visiones les proporciona un mango m�s conveniente para su prop�sito principal, que es hacer que el Papa y el Papado sean odiosos para el pueblo, donde puedan con menos peligro avanzar sus exposiciones infundadas y licenciosas; y donde las expresiones son m�sticas. y aleg�rico, no es un asunto dif�cil, dijo el Dr.

Hammond, para transformar cualquier cosa en cualquier cosa, y as� llevar a la gente por la nariz, dijo el Sr. Thorndike sobre este mismo tema. Nunca hubo una f�bula inventada por hombres, que pretenden ser int�rpretes de las Sagradas Escrituras, tan vac�a, tan incoherente en sus partes, tan contradictoria a la Escritura, y a la autoridad irreprochable de los padres primitivos, para usar las palabras del Dr. Wells, que por lo tanto se complace en reconocer que el suyo no es tan optimista como otros muchos de su comuni�n, al pensar que los papas son el gran, literal y famoso anticristo, enf�ticamente as� llamado, pero por otra nueva invenci�n, como infundada y sin fundamento. tan fr�volo como el primero, tendr�a m�s de doscientos papas para el mismo per�odo de mil doscientos sesenta a�os, para haber sido elanticristo m�stico: no solo se refiere al anticristo de manera incorrecta y metaf�rica, como son todos los herejes que ense�an doctrinas falsas, y tambi�n son adversarios de Cristo, de los cuales S.

Juan dijo, (1 Juan ii. 18.) se han convertido en muchos anticristos. El m�stico anticristo o anticristos del m�dico, �l pretende, fueron predichos en esta revelaci�n de San Juan, quien reinar�a durante mil doscientos sesenta d�as, es decir, por una nueva exposici�n de sus eruditos te�logos de la reforma, mil doscientos sesenta.a�os, que nadie so�� antes que ellos. Hab�a dise�ado y preparado un ap�ndice a estas anotaciones sobre el Apocalipsis, con una refutaci�n de sus exposiciones arbitrarias y argumentos infundados; pero por consejo de un amigo erudito, por cuyo juicio tengo la mayor estima, s�lo dar� al lector en breve lo que espero sea suficiente para mostrar que los papas no pueden ser ni ese anticristo m�stico, ni el anticristo enf�ticamente llamado as�: y eso tanto de la autoridad de las Escrituras como de todos los Padres primitivos, tanto de la Iglesia Griega como Latina, en la cual encontramos cualquier cosa concerniente al anticristo.

Se puede observar que los Padres, o int�rpretes antiguos, a veces nos dan sus conjeturas y opiniones privadas, como advierte San Agust�n, en las que otros no se unen a ellos, ya que ese anticristo debe ser de la tribu de Dan, un Jud�o, y principalmente para ser reconocido por los jud�os, quienes pretender�n ser su Mes�as, quien se sentar� en el templo reconstruido en Jerusal�n, para vencer a tres reyes, y otros siete para someterse a �l, etc.

Estas son las sospechas y opiniones de algunos; aunque ninguno de ellos favorece su sistema del anticristo papista. Pero quienquiera que consulte a los Padres primitivos, como me atrevo a decir que lo he hecho con toda la exactitud posible, encontrar� que la Escritura y los Padres est�n de acuerdo un�nimemente en estos tres puntos siguientes (completamente destructivos de sus sistemas del anticristo papista) a saber: 1. Ese anticristo debe ser un solo hombre; 2.

que no vendr� hasta el fin del mundo; 3. que reinar� por muy poco tiempo. En las Sagradas Escrituras solo encontramos la palabra misma, anticristo, cinco veces, es decir, en la 1� y 2� Ep�stola de San Juan. En cuatro de estos lugares, s�lo habla de anticristos mal llamados, como seductores y adversarios de Cristo; y del �nico anticristo apropiado �l solo dice, (1 Juan ii.

18,) como hab�is o�do que el anticristo viene, o vendr�. Pero es generalmente aceptado, incluso por los protestantes, que San Pablo (2 Tesalonicenses ii.) Habla del gran anticristo; y all� se le llama el hombre de pecado, el hijo de perdici�n, el que se opone y es exaltado sobre todo lo que se llama Dios, o que es adorado, etc. San Pablo tambi�n agrega, entonces ese maligno ser� revelado, (i.

mi. sobre el tiempo del d�a del juicio,) a quien el Se�or Jes�s matar� con el esp�ritu de su boca, y destruir� con el resplandor de su venida; de lo cual se sigue, que el anticristo ser� un solo hombre, y que su la venida y la venida gloriosa de nuestro Salvador coincidir�n. Si nuestros adversarios entender�n las predicciones del profeta Daniel (Cap. Vii, etc.) del anticristo, y no solo de Ant�oco, �l tambi�n debe ser un rey en particular, que vencer� a otros reyes, ese cuerno peque�o que brot� en medio de otros reyes. diez cuernos.

En el Apocalipsis o Apocalipsis de San Juan, no encontramos en ninguna parte el nombre del anticristo. En segundo lugar, me doy cuenta de que varios de los antiguos Padres, como San Juan Cris�stomo, San Cirilo de Jerusal�n, Teodoreto, etc. nunca saque ning�n pasaje del Apocalipsis cuando hable del anticristo. En tercer lugar, no es de extra�ar, ya que varios de ellos por la bestia, Babilonia y la ramera escarlata, entendieron al diablo, o la Roma pagana con sus emperadores romanos paganos, y ense�aron que todas esas visiones hasta el cap�tulo 20 se cumplen. ya, antes de la venida del anticristo.

El Dr. Hammond da sus interpretaciones en estas palabras, en su primera nota sobre el Apocalipsis, cap�tulo xviii: "Lo que se dice de la ca�da de Babilonia no puede pertenecer a la Roma cristiana, ni al emperador Honorio, que entonces era cristiano, y en Revenna, ni a Innocentius, el papa u obispo de Roma, por orden de la providencia de Dios ... rescatado como Lot de Sodoma tambi�n en Revenna, ni en general a los cristianos, que sobrevivieron para restaurar y reedificar la ciudad, una ciudad m�s cristiana que antes, pero para la parte pagana de la ciudad: de modo que la suma de la ca�da de Babilonia es la destrucci�n de los imp�os y los paganos, y la preservaci�n de la Roma pura y cristiana, y as�, en efecto, el traer de esa ciudad e imperio al cristianismo.

"As�, Dr. Hammond. Nada de lo que los protestantes traen, seg�n creo, tiene siquiera el rostro o la apariencia de una objeci�n, a menos que sea cuando nos digan que Babilonia en el Apocalipsis de San Juan se refiere a Roma; por lo tanto, dicen que , la Iglesia de Roma debe ser Babilonia, y la ramera escarlata que se sienta all� debe ser el Papa con sus cardenales, vestidos de escarlata y p�rpura. Yo respondo: Todos los cat�licos, y todos los hombres sensatos, tienen raz�n para preguntarse y preguntarse por qu� tipo de l�gica que han enganchado o arrastrado a la consecuencia de la Iglesia de Roma.

No hay, como el obispo de Meaux desea que los protestantes tomen nota, en todas estas visiones y predicciones no hay el menor indicio o insinuaci�n de una iglesia corrupta ca�da, sino de una ciudad pagana y un imperio pagano. Muchos por Babilonia entienden la multitud de los malvados en general: pero permitiremos de buen grado que por Babilonia se refer�a a Roma, pero no a la Roma cristiana o la Iglesia de Roma, sino a la Roma pagana y sus emperadores paganos, con sus vestidos de p�rpura y escarlata.

Perm�tanme citar nuevamente a estos nuestros adversarios, la par�frasis de su erudito Dr. Hammond, p. 985: "Te mostrar� la venganza que est� a punto de caer sobre la dignidad imperial de Roma, apropiadamente llamada la gran ramera ... por su adoraci�n de muchos dioses paganos. Vi a una mujer, esa gran ramera, el poder imperial de Roma pagana, sentada sobre un emperador con un manto escarlata, un gran blasfemo contra Dios ", etc.

&mdash- Ahora, en cuanto a los Padres antiguos, y lo que ellos han presenciado y entregado a nosotros acerca de los tres puntos antes mencionados. San Ireneo, en cuyo testimonio los protestantes parecen poner el mayor �nfasis, nos dice, (lib. Vc xxx, p. 361. Ed. Rig.,) Que el anticristo ser� un rey malvado ... que vencer� a diez otros reyes. Tambi�n hace su conjetura sobre el n�mero del nombre de un solo hombre.

En cuanto al tiempo de su venida, dice, (p. 363) que ser� al fin del mundo, y cuando vendr� el fin de todas las cosas. Que reinar� sobre la tierra tres a�os y seis meses; o, como dice otra vez, cuarenta y dos meses. Rex impius et injustus .... novissimo tempore .... quoniam finis fiet .... regnans annis tribus et sex mensibus, etc. San Juan Cris�stomo: (Tom. 6. Ed. De noviembre.

Ben. pag. 238) �Qu� es el cuerno peque�o? Digo que es el anticristo apareciendo entre algunos reyes, y que es un hombre, griego: anthropos esti. V�ase tambi�n su tercer homil. en 2 Tes. �Qui�n es el anticristo? cierto hombre, etc. Griego: anthropos tis. Y hom. iv. El anticristo, dice, ser� destruido por la venida de Cristo, etc. Theodoret, sobre Daniel (Cap. Vii. T. 2, p. 631. Ed. Par. 1642) El cuerno peque�o es el anticristo, etc.

Y Cap. xi. Glorificar� al dios Maozim en este lugar: del cual los protestantes pueden notar, que �l expone as�: En lugar de los dioses que adoraban sus antepasados, se erigir� para el dios fuerte y poderoso, representado por la palabra Maozim. Ver en 2 Tes. Tom�s. 3, p�g. 386. El anticristo es llamado el hombre de pecado, porque por naturaleza un hombre, que se llamar� a s� mismo el Cristo, etc., Dios ha decretado que aparecer� en el fin del mundo: Griego: para ton tes sunteleias kairon.

San Cirilo de Jerusal�n: (Cat. XV, p. 162. Ed. Par. 1640): El diablo traer� a cierto hombre, un mago, que se llama falsamente a s� mismo el Cristo. Y esto vendr� despu�s de la �poca del imperio romano, y cuando se acerque el fin del mundo: Griego: tes tou kosmou sunteleias. Ser� destruido por la gloriosa venida de Cristo. Actuar� solo durante tres a�os y seis meses: Griego: epi tria ete mona, kai menas ex.

Trae pruebas, p. 165 y 166, para mostrar que el reinado del anticristo durar� s�lo tres a�os y medio, expres�ndose tambi�n por meses. Y estas cosas, dice �l, las extraemos de las divinas Escrituras, griego: ek theion graphon, pero no saca ning�n lugar del Apocalipsis. No cito a Hip�lito sobre el Apocalipsis, porque se cree que ese libro que tenemos ahora con su nombre no es suyo. Theophylactus, ?cumenius y Euthymius siguen a St.

Juan Cris�stomo. En el BB. Patrum, (tom. 4. Ed. Colon. P. 517) tenemos un comentario sobre el Apocalipsis de Andreas, obispo de Cesarea, en Capadocia, y otro (tom. 6. p. 59) de Arethas, obispo de la misma ciudad, que es en cierto modo un resumen de la primera. Ambos est�n de acuerdo en que el reinado del anticristo durar� s�lo tres a�os y medio, por lo que tambi�n citan a Hip�lito. San Juan Damasceno, en la octava edad [siglo], (lib.

4. Ortod. defensor. Cap. xxviii. Ed. Albahaca. pag. 389) dice que el anticristo vendr� al fin del mundo. Ninguno de estos escritores so�� que los obispos de Roma fueran el anticristo. Los Padres Latinos, sobre el anticristo, nos entregan las mismas verdades. Tertuliano, para omitir otros lugares, lib. de Resur. carnis. Cap. xxvii. Esos, dice �l, en el tiempo del anticristo en el fin del mundo, etc. S t.

Cipriano, a mediados de la tercera edad [siglo], (Ep. 56. Ed. Rig. Y en otras ep�stolas) estaba preocupado de que el tiempo del anticristo se acercaba, ya que varios de los Padres tem�an lo mismo en su tiempo, pero siempre une al anticristo el fin del mundo. Scire debetis et occasum s�culi, et anticristi tempus apropinquasse .... pr�nuntiata sunt h�c futura in fine s�culi, deficiente jam mundo et anticristo propinquante.

Ver Ep. 68. ad Clerum en Hispania, p. 115. Ver Lactancio, lib. 7. div. Institut. Cap. xxvii: El Anticristo, dice, vendr�; inminente jam temporem conclusione, etc. San Hilario (sobre Mateo xxiv. Can. O cap. 26) nos dice que el anticristo vendr� cuando el d�a del juicio se acerque . V�ase tambi�n can. 33. Ver San Ambrosio, (tl de ben. Prophet. Cap. Vii. P. 523) donde tambi�n piensa que el anticristo ser� de la tribu de Dan.

Ver t. 2. en el Salmo xlv. pag. 1028. San Jer�nimo (sobre Daniel vii. Tom. 3, p. 1101. Ed. De noviembre) dice que el cuerno peque�o se refiere al anticristo. "Digamos lo que todos los escritores eclesi�sticos nos han entregado, que al fin del mundo, cuando el reino de los romanos sea destruido, habr� diez reyes, que se repartir�n entre ellos el mundo romano, y el und�cimo Se levantar�, un peque�o rey, que vencer� a tres de esos diez.

... y los otros siete se someter�n al conquistador. "F�jense que estas palabras," lo que todos los escritores eclesi�sticos nos han entregado ", quod omnes ecclesiastici scriptores tradiderunt, in consummatione mundi, quando regnum est Romanorum, etc., son no debe extenderse a todos los detalles de esta oraci�n, sino solo a lo que �l y otros escritores eclesi�sticos acordaron, a saber, que el anticristo no vendr�a hasta aproximadamente el fin del mundo, y que el imperio romano pagano iba a ser el primero en ser destruido.

Pero no se sigue que en el presente, despu�s de la destrucci�n del imperio romano, suceda tanto el anticristo como el fin del mundo (al que otros tambi�n se unen). Esta fue de hecho, al menos durante alg�n tiempo, la opini�n particular de San Jer�nimo y de algunos otros Padres; pero varios otros sostienen que el imperio romano est� ahora destruido hace mucho tiempo, aunque el anticristo a�n est� por venir. San Jer�nimo tambi�n nos dice que diez reyes dividir�n el mundo romano; pero St.

Agust�n recuerda que por diez puede significar muchos. Y adem�s, hay otras exposiciones sobre estos reyes y sobre Babilonia, que son muy probables, como ya se mostr�. San Jer�nimo tambi�n (sobre Daniel, p. 1103) dice que el reinado del anticristo durar� s�lo tres a�os y medio. En el cap�tulo 12, (p. 1133) se da cuenta de que el mismo per�odo de tiempo est� representado por 1260 d�as. P. 1127, nos dice que Ant�oco era una figura del anticristo, pero que muchas cosas en esa profec�a concuerdan mejor con el mismo anticristo en el fin del mundo: rectius in fine mundi h�c facturus est anticristus.

Ver tambi�n su Ep. a Algasia, tom. 4, parte 1, p. 11, p�g. 200. San Agust�n inici� su erudita obra, de Civ. Dei, poco despu�s de la destrucci�n de Roma por Alarico, hacia el a�o 410, como �l nos cuenta, lib. 2. retraer. Cap. xliii, aunque no termin� estos libros alrededor del a�o 427. Est� lejos de encontrar alguna certeza del anticristo que se aproxima, como tendr� la ocasi�n de mostrar en el cap. xx.

de este Apocalipsis; y solo aqu� tomar� nota, que �l lo entrega como una verdad cierta, que el reinado del Anticristo durar� solo tres a�os y medio, (lib. 20, cap. xxiii) de lo cual nos dice que estamos m�s seguros, el mismo corto tiempo expresado en las Escrituras por a�os, meses y d�as: tres annos et semissem, etiam numero dierum aliquando, et mensium numero declaratur.

San Gregorio, en sus libros morales sobre Job, (tomo 1,) hace menci�n frecuente del anticristo, so�ando poco que sus predecesores durante casi doscientos a�os, que �l mismo y sus sucesores durante tantas edades, fueron anticristo, predicho en el Apocalipsis. Lib. 12, cap. xv, p�g. 410, dice que se permitir� que el anticristo sea exaltado por un tiempo; parvo tempore. Lib. 13, p�g. 32, lo llama ese hombre condenable a quien el �ngel ap�stata se servir� en el fin del mundo; in fine mundi: y nuevamente, (lib.

29, cap. vii, p�g. 925,) en mundi termino, & c. &mdash- Ahora para concluir de lo que se ha dicho. La Escritura, y todos los Padres griegos y latinos, no reconocen ning�n anticristo en particular, propiamente dicho, sino aquel que ser� un solo hombre, que no vendr� hasta el fin del mundo, que reinar� por poco tiempo. . Dejemos que nuestros adversarios reconcilien esta doctrina con sus sistemas del anticristo papista, ya sea enf�tico o m�stico.

Nos dicen que 1260 d�as, siendo d�as prof�ticos, deben tomarse por a�os; y que durante tanto tiempo debe reinar el anticristo papista. Es cierto que tenemos dos ejemplos en las Escrituras, y solo dos, como observa el obispo de Meaux, en los que los d�as se ponen por a�os, a saber, N�meros xiii. 34. y Ezechiel iv. 5. y en ambos lugares se nos advierte que los d�as inusualmente duran a�os. Y ciertamente, a menos que tengamos pruebas particulares de lo contrario, los d�as, incluso en los escritos de los profetas, deben tomarse por d�as, meses por meses, a�os por a�os.

Ahora bien, en este lugar, dado que el mismo t�rmino del reinado del anticristo tanto en Daniel (a quien alude San Juan) como en el Apocalipsis, tambi�n se expresa por tantos a�os y meses como no supere los 1260 d�as, es manifiesto que San Juan por d�as significa d�as y no a�os. V�anse otras pruebas convincentes de este asunto en el anuncio del obispo de Meaux, n�m. 24. Esto lo vieron muy bien los Padres de la antig�edad, por lo que ninguno de ellos lo entendi� en tantos a�os.

Sin embargo, a menos que permitamos esta exposici�n arbitraria e infundada, que para 1260 d�as significan a�os, todo el sistema de tantos papas que son anticristo est� completamente destruido. Pero veamos qu� trabajo agradable pueden hacer con �l, si suponemos que los d�as son a�os; con una segunda suposici�n, que por encima de doscientos hombres hay un solo hombre; y con un tercero, que el fin del mundo, en el que vendr� el anticristo, ha estado terminando durante 1260 a�os.

El anticristo papista, dicen, durar� 1260 a�os y no m�s: y est�n seguros de que comenz� en alg�n momento de la quinta edad [siglo], tan pronto como el imperio romano fue destruido por diez reyes; porque el anticristo papista iba a comenzar con aquellos reyes que comenzaron a reinar con la bestia, y el papa renov� el paganismo y la idolatr�a en ese mismo momento. De ah� que hayan realizado diferentes c�lculos: 1.

Desde el a�o 410, cuando Alarico, el godo, saque� y casi destruy� Roma; agregue a este n�mero 1260 a�os, y el reinado anticristiano de los papas deber�a haber llegado a un per�odo en 1670, m�s o menos. Esto por el hecho de que el evento se consider� un error, otros, como Jurieu y el Sr. Whiston, descubrieron una nueva �poca y fecharon el comienzo del anticristo papista en el a�o 455 o 456, bajo el gran, erudito y virtuoso St.

Leo, cuando Genserico, el V�ndalo, volvi� a saquear Roma; agregando el n�mero antes mencionado, y el reinado del anticristo papista terminar�a en 1715 o 1716. El autor de un libro tard�o, titulado Charity and Truth, se r�e del Sr. Whiston, que ha sobrevivido a sus nueve demostraciones caprichosas , por lo que en En su Ensayo sobre el Apocalipsis hab�a mostrado que el papado iba a expirar en el a�o 1716. Este t�rmino tambi�n expiraba, y este anticristo papista prosperaba pr�speramente en el presente a�o (1730) bajo Benedicto XIII.

a quien incluso los mismos protestantes, com�nmente permiten que sea un papa o anticristo muy santo y virtuoso, algunos han calculado que el comienzo de este anticristo papista puede estar fechado en el a�o 475, cuando tanto la dignidad como el nombre del imperio romano cesaron bajo Augusto : y as� pueden esperar la destrucci�n del anticristo, y (como creo que sostienen) el fin del mundo, dentro de cinco a�os, en 1735.

Lutero, al comienzo de la reforma, hizo alguna pretensi�n de profec�as, ya que los detalles son relatados por el obispo de Meaux en su excelente Historia de las Variaciones, y entre los dem�s, que el reinado anticristiano de los papas deber�a llegar a su fin. en dos a�os. La predicaci�n de Lutero deb�a ser considerada como el aliento de Cristo, por el cual el hombre de pecado, el anticristo papista, ser�a destruido, y eso mientras beb�a tranquilamente su cerveza junto al fuego con sus dos amigos, Amsdorf y Melancthon.

Ver el Hist. de variaciones, lib. I. y num. ix. si puedes &mdash- Spectatum admissi risum teneatis. (Witham)

Versículo 20

Regoc�jense ... el cielo, los santos ap�stoles y profetas, y todos los santos ministros del evangelio; y los santos son invitados aqu� a regocijarse, porque la justicia divina se cumple en la ruina de esa ciudad culpable. (Pastorini) &mdash- Por las palabras profetas, etc. no se refieren a los de la antigua ley, ya que la Roma pagana no hab�a sido la causa de sus muertes, sino que aqu� solo incluye a todos los profetas, santos y m�rtires, que hab�an sido condenados a muerte por Cristo en todo el imperio romano. (Haydock)

Información bibliográfica
Haydock, George Leo. "Comentario sobre Revelation 18". "Comentario Bíblico Católico de Haydock". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/hcc/revelation-18.html. 1859.
 
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