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Bible Commentaries
2 Crónicas 32

Comentario Crítico y Explicativo de toda la BibliaComentario Crítico

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Versículos 1-33

SENNAQUERIB INVADE A JUDA.

1. Despu�s de estas cosas y de esta fidelidad�es decir, la restauraci�n del culto en el templo. La fecha exacta se da en 2 Reyes 18:13. Determinado a recuperar la independencia de su pa�s, Ezequ�as resolvi� negarse a pagar el tributo que su padre se hab�a comprometido a pagar a Asiria. Sennacherib � entr� en Jud�, y asent� campo contra las ciudades fuertes�Todo el pa�s fu� asolado; las fortalezas de Asdod ( Isa�as 20:1) y Laqu�s hab�an ca�do; el sitio de Libna se hab�a comenzado, cuando el rey de Jud�, dudando de poder resistir, envi� a reconocer su falta, y ofrecer sumisi�n por pagar el tributo. El comienzo de esta guerra asiria fu� desastroso para Ezequ�as ( 2 Reyes 18:13). Pero las desgracias del primer per�odo aqu� son pasadas por alto, pues el historiador se apresura a relatar la maravillosa liberaci�n que Dios obr� para su reino de Jud�.

2-8. Viendo pues Ezech�as la venida de Sennacherib, y su aspecto de combatir a Jerusalem�Un relato de los medios empleados para fortificar a Jerusalem contra el sitio que amenazaba, se da �nicamente en este pasaje. Contaminar y cegar los pozos de agua, y cambiar el curso de los r�os, es una vieja pr�ctica que todav�a se usa en las guerras de Oriente. El plan de Ezequ�as fu� cegar los manantiales de modo que no fuesen descubiertos por el enemigo, y llevar el agua por canales subterr�neos o tubos a la ciudad, plan que asegurar�a una abundancia de agua a los habitantes, pero que perjudicar�a al enemigo, ya que la campi�a alrededor de Jerusalem era muy desprovista de agua.

4. Junt�se pues mucho pueblo, y cegaron todas las fuentes, y el arroyo que derrama por en medio del territorio��D�nde estaban estas fuentes, no tenemos ahora medios positivos de averiguar; aunque En-rogel, y el manantial llamado ahora la Fuente de La Virgen, bien podr�an contarse entre ellos. Josefo menciona la existencia de varias fuentes fuera de la ciudad, pero no menciona ninguna de ellas en releci�n con esto, excepto la de Silo�. �El arroyo�, sin embargo, est� localizado con precisi�n suficiente para que podamos trazarlo muy definidamente. Se nos dice que �derrama por med�o del territorio�. Pero un arroyo que corriese por el Cedr�n o por el Hinnom, no podr�a decirse, en ning�n sentido propio, que corriese �por en medio del territorio�; pero uno que corr�a por el valle Gih�n, y que separaba Acra y Si�n de Bezetha, Moria y Ofel, como sin duda hac�a un arroyo anteriormente, podr�a decirse con toda propiedad que �derramaba por en medio del territorio� sobre el cual estaba edificada la ciudad. Que �ste es el sentido correcto de la frase, no s�lo es evidente por la fuerza de las circunstancias, sino positivamente se declara as� en la Septuaginta, donde, adem�s, se llama �r�o�, lo que, por lo menos, indica una corriente mucho m�s grande que el Cedr�n, y concuerda bien con la nota marginal, donde se dice que �derramaba� en medio del territorio. Anteriormente a esta intervenci�n del hombre, hab�a, sin duda, una corriente muy copiosa que brotaba en la parte superior de aquella concavidad poco profunda en forma de palangana al norte de la Puerta de Damasco, la cual es indudablemente el extremo superior del valle de Gih�n, y siguiendo su curso tortuoso por este valle, entraba al Tiropeo en su gran curva sur, por el cual corr�a al valle de Cedr�n�. (Barclay�s �City of the Great King�).

5, 6. Alent�se as� Ezech�as�Hizo una inspecci�n cu�dadosa de las defensas de la ciudad con el prop�sito de reparar el muro aqu�, renovar la alba�iler�a all�, subir m�quinas de arrojar flechas y piedras a las torres, y especialmente fortificar la parte baja de Si�n, es decir, Millo� (en) la original ciudad de David�. �En� es agregado por nuestros traductores; es mejor sin �l, porque no fu� reparada la ciudad entera, sino s�lo la parte baja de Si�n, o la original �ciudad de David�. h�zolos reunir as� en la plaza�es decir, el gran espacio abierto a la puerta de las ciudades orientales, y habiendo pertrechado a sus soldados con un juego completo de vestidura militar, les dirigi� la palabra en tono animador, insistiendo en los motivos que ellos ten�an para inspirarles coraje y confianza en el �xito, especialmente en su convicci�n del favor y poder de Dios. 9-20. (V�ase 2 Reyes 18:17; tambi�n 19:8-34).

18. clamaron a voz grande en judaice al pueblo de Jerusalem � en los muros�Parece que el muro del lado oeste de la c�udad llegaba hasta el lado de arriba del estanque de Gih�n en aquel entonces como ahora, si no m�s lejos, y el muro estaba tan cerca de aquel estanque que los enviados a negociar con el general asirio, le contestaron en su propia lengua (v�ase 2 Reyes 18:27).

21-23. UN ANGEL DESTRUYE A LOS ASIRIOS.

21. un �ngel � hiri� a todo valiente�(v�ase 2 Reyes 19:35).

24-26. ENFERMEDAD Y MEJORIA DE EZEQUIAS.

24. En aquel tiempo Ezech�as enferm� de muerte�(V�ase 2 Reyes 20:1).

27-33. SUS RIQUEZAS Y OBRAS.

27. tuvo Ezech�as riquezas y gloria mucha en gran manera�(cf. 2 Reyes 20:13; Isa�as 39:2). Una porci�n de sus riquezas, como las de David y Uzz�as, consist�an en inmensas posesiones de productos agr�colas y pastoriles. Adem�s, hab�a acumulado grandes tesoros de oro, plata y piedras preciosas que hab�a tomado como despojos de los filisteos, y que hab�a recibido como obsequios de estados vecinos, entre los cuales era tenido en grande honor como rey bajo la protecci�n especial del cielo. Mucho de sus b�enes gast� en mejoras de su capital, en levantar fortalezas, y en promover los beneficios internos de su reino.

30. tap� los manaderos de las aguas de Gih�n la de arriba, y encamin�las abajo al occidente de la ciudad de David.�(cf. 2 Reyes 20:20). Atenci�n especial se da aqu� al acueducto, como entre las m�s grandes de las obras de Ezequ�as. �Al explorar el canal subterr�neo que lleva el agua de la Fuente de la Virgen a Silo�, descubr� un canal similar que entraba desde el norte, unos pocos metros desde el comienzo; y traz�ndolo hasta cerca de la puerta Mugrabin, donde estaba tapado con escombros de modo que no pod�a seguirse m�s, all� hall� que el canal doblaba al oeste en direcci�n del cabo sur de la hendidura, o �silla�, de Si�n, y si este canal no fu� constru�do con el prop�sito de llevar las aguas del acueducto de Ezequ�as, no puedo sugerir ning�n otro prop�sito al cual habr�a podido aplicarse. Tal vez el motivo por qu� no fu� dirigido por el lado de Si�n, fu� que Si�n ya estaba bien surtido de agua en su porci�n baja del gran estanque de abajo, �el estanque de Gih�n de abajo�. Por consiguiente. Williams (�Holy City�) traduce este pasaje: �tap� la salida de aguas de Gih�n, y las condujo hacia el oeste a la ciudad�. (Barclay�s �City of the Great King�). La construcci�n de este canal exig�a no s�lo destreza de alba�iles sino de ingenieros; porque el pasaje fu� taladrado a trav�s de una masa continua de roca. El estanque o dep�sito de Ezequ�as, hecho para recibir las aguas dentro de la parte noroeste de la ciudad, permanece todav�a. Es un estanque oblongo de 240 pies de largo por 144 o 150 pies de ancho, pero, por recientes excavaciones, parece haberse extendido algo m�s hacia el norte.

31. en lo de los embajadores � que enviaron a �l para saber del prodigio, etc.�Trajeron un obsequio (v. 23) (v�ase 2 Reyes 20:12), y una carta de felicitaci�n por su mejor�a, en la cual se hicieron averiguaciones particulares acerca del retroceso del sol, fen�meno que no pudo menos que despertar gran inter�s y curiosidad en Babilonia, donde mucho se estudiaba la astronom�a. Al mismo tiempo, hay motivos para creer que ellos propon�an una liga defensiva contra los asirios. Dios lo dej�, para probarle�La ofensa de Ezequ�as no fu� tanta por la ostentaci�n de provisiones militares y tesoros, como por no dar a Dios la gloria tanto por el milagro como por su mejor�a, y as� llevar a aquellos embajadores paganos a conocerlo.

Información bibliográfica
Jamieson, Robert, D.D.; Fausset, A. R.; Brown, David. "Comentario sobre 2 Chronicles 32". "Comentario Crítico y Explicativo de toda la Biblia". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/jfb/2-chronicles-32.html. 1871-8.
 
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