Bible Commentaries
Ezequiel 33

Versículos 1-33

CAPITULO 33

Vv. 1-33. LA RENOVACION DE LA COMISION DE EZEQUIEL, AHORA QUE TIENE QUE DIRIGIRSE OTRA VEZ A SUS CONCIUDADANOS, Y EN UN TONO NUEVO. Hasta ahora sus funciones hab�an sido amenazantes; ahora desde este punto, ya que el mal hab�a llegado a lo peor en la ruina de Jerusal�n, el elemento consolador predomina.

2. a los hijos de tu pueblo�a quienes se les hab�a prohibido hablar desde el cap. 24:26, 27, hasta que Jerusal�n fuese derribada, y los �escapados� llegaran con la noticia de que el juicio estaba completo. De modo que ahora, en el v. 21, habiendo llegado las noticias de lo acontecido, �l abre sus labios hasta ahora cerrados para los jud�os. En el intervalo hab�a profetizado acerca de las naciones extranjeras. La primera parte del cap�tulo, desde el v. 2 AL 20, parece haber sido comunicada a Ezequiel en la v�spera anterior (v. 22), siendo un preparativo para la parte siguiente (vv. 23-33) revelada despu�s que llegaron las noticias. Esto explica por qu� la primera parte est� sin menci�n de la fecha, la que naturalmente fu� reservada para la parte final, a la cual la anterior fu� la introducci�n. [Fairbairn.] atalaya�los nueve primeros vers�culos muestran la funci�n de Ezequiel como atalaya espiritual; as� tambi�n en el cap. 3:16-21; solamente que aqu� los deberes del atalaya terrenal (v�ase 2 Samuel 18:24; 2 Reyes 9:17) son detallados primero, y luego se hace la aplicaci�n a los deberes del atalaya espiritual (v�ase Isa�as 21:6; Oseas 9:8; Habacuc 2:1). �Un hombre de sus t�rminos� es un hombre especialmente escogido para el puesto de entre el n�mero total de ellos. As� Jueces 18:2, �cinco hombres de sus t�rminos�; tambi�n el hebreo de G�nesis 47:2; dando a entender el cuidado necesario en la elecci�n del atalaya, el espiritual como el temporal ( Hechos 1:21, Hechos 1:24; 1 Timoteo 5:22).

3. la espada�los invasores. Ilustraci�n apropiada en el tiempo de la invasi�n de Judea por Nabucodonosor.

4. su sangre ser� sobre su cabeza�met�fora tomada de la v�ctima del sacrificio, sobre cuyas cabezas sol�an imponer las manos, orando que su culpa cayese sobre la v�ctima.

8. su pecado�su negligencia en no mantener una vigilancia constante, como deben hacerlo los que est�n en la guerra. La cosa significada aqu� se descubre bajo la imagen.

7. yo te he puesto por atalaya�aplicaci�n de la met�fora. El nombramiento de Ezequiel para ser atalaya es espiritualmente mucho m�s solemne, porque se deriva de Dios, y no del pueblo.

8. de cierto morir�s�por una muerte violenta, se�al de la muerte eterna; entendi�ndose la calificaci�n: �si no te arrepientes�.

9. Ya se hab�a derramado sangre (v. 21), pero Ezequiel era inocente.

10. nuestros pecados est�n sobre nosotros�es decir, su culpa quedaba sobre ellos. somos consumidos�si sufrimos la pena amenazada para ellos en el cap. 24:23, seg�n la ley ( Lev�tico 26:39). �c�mo pues viviremos?�como t� nos lo prometes en el v. 5 (v�ase cap. 37:11; Isa�as 49:14).

11. Para responder al grito desesperado de los jud�os en el v. 10, aqu� Ezequiel los alienta con la seguridad de que Dios no tiene placer en su muerte, sino que se arrepientan y vivan ( 2 Pedro 3:9). Una ternura compadeciente se manifiesta aqu�, a pesar de todos sus pecados pasados; pero con ella una santidad que no rebaja nada de sus exigencias en cuanto al honor de la autoridad de Dios. La justicia de Dios es vindicada como en el cap. 3:18-21; y cap. 18, con la declaraci�n de que cada uno ser�a tratado con la adaptaci�n m�s estricta de la justicia de Dios a su caso personal.

12. no le ser�, estorbo el d�a que se volviere�( 2 Cr�nicas 7:14; v�ase cap. 3:20; 18:24).

15. devolviere lo que hubiere robado�( Lucas 19:8). ordenanzas de la vida�al obedecerlas promete la vida ( Lev�tico 18:5). Si la ley ha fracasado en dar vida al hombre, no ha sido la falta de la ley, sino la incapacidad del hombre pecaminoso de guardarla ( Romanos 7:10, Romanos 7:12; G�latas 3:21). La ley viene a ser vivificante por la obediencia justa de Cristo a ella ( 2 Corintios 3:6).

17. la v�a del Se�or�La manera que Dios obra en su gobierno moral.

21. a�o duod�cimo � mes d�cimo�un a�o y medio despu�s de la toma de la ciudad (Jeremias 39:2; Jeremias 52:5), en el a�o und�cimo y cuarto mes. El que se escap� (como predicho en el cap. 24:26), habr� estado tanto tiempo en el camino por temor de entrar al territorio del enemigo [Henderson]; o, el n�mero singular se usa por el plural en el sentido colectivo, �el remanente escapado�. V�ase frases similares, �los escapados de Moab�, Isa�as 15:9; �de ellos quien escape�, Am�s 9:1. Naturalmente la reapertura de la boca del profeta para consolaci�n se habr�a postergado, hasta que el n�mero del remanente escapado fuese completo; el traslado de tan grande n�mero f�cilmente habr�a ocupado diez y siete o diez y ocho meses.

22. la tarde antes�(v�ase Nota, v. 2). De modo que la toma de Jerusal�n fu� sabida por Ezequiel mediante una revelaci�n, antes que llegara el mensajero. abri� mi boca, y no m�s estuve callado�es decir, para con mis compatriotas; como fu� predicho (cap. 24:27), �l habl� (vv. 2-20) en la tarde antes que viniera la noticia.

24. los que habitan aquellos desiertos � de Israel�esto se�ala la ceguedad de la fracci�n de jud�os bajo Gedal�as, quienes, viviendo entre regiones dejadas desiertas por el enemigo, todav�a alentaban esperanzas de libramiento, y �ste sin arrepentimiento. Abraham era uno � nosotros somos muchos�Si Dios di� la tierra por herencia a Abrah�n, quien era s�lo uno ( Isa�as 51:2), mucho m�s nos es dada a nosotros, quienes, aunque reducidos, somos todav�a muchos. Si �l, con 318 siervos, pudo defenderse en medio de tantos enemigos, aun m�s podremos nosotros, que somos tan numerosos, retener lo nuestro. La concesi�n de la tierra no fu� para uso solo de �l, sino para su posteridad numerosa. posey� la tierra�no la posey� literalmente ( Hechos 7:5), sino que tuvo el derecho de residir y apacentar sus reba�os en ella. [Grocio.] Los jud�os se jactaban de manera semejante de su descendencia abrah�mica en Mateo 3:9; Juan 8:39.

25. �Con sangre comer�is�contrariamente a la ley ( Lev�tico 19:26; v�ase G�nesis 9:4). Lo hicieron como rito idol�trico.

26. Estuvisteis sobre vuestras espadas�Vuestra confianza no est� en el derecho y equidad, sino en la fuerza y las armas. cada cual�casi nadie se abstiene del adulterio.

27. caer�n a cuchillo�El mismo objeto de su confianza ser� el instrumento de su destrucci�n. Pensando �estar en pie� (v. 26) por medio de la espada, por ella �caer�n�. �Retribucion justa! Algunos cayeron por la espada de Ismael, otros por la de los caldeos en venganza por el asesinato de Gedal�as (Jeremias 40:44). cuevas�( Jueces 6:2; 1 Samuel 13:6). En las regiones monta�osas de Judea hab�a cuevas casi inaccesibles, como ten�an entradas torcidas, extremadamente angostas y escarpadas, en pe�ascos perpendiculares (Josefo, Guerras Jud�as, 1 Samuel 1:16. 1 Samuel 1:4).

28. pondr� la tierra en desierto�(Jeremias 4:27; Jeremias 12:11). no haya quien pase�por temor de animales salvajes y de pestilencia. [Grocio.]

30. No s�lo el remanente en Judea, sino tambi�n los de Quebar, aunque menos notoriamente, mostraron el mismo esp�ritu incr�dulo. se mofan de ti�aunque acud�an al profeta para o�r la palabra de Jehov�, ellos criticaban, en esp�ritu inamistoso, sus peculiaridades de costumbre y su estilo enigm�tico de hablar (cap. 20:49), haciendo de �stos la excusa por su impenitencia. Su habladur�a no era directamente contra Ezequiel, porque profesaban gustar de sus ministraciones; pero la palabra de Dios habla de las cosas como realmente son, y no como parecen. junto a las paredes�en las concurrencias p�blicas. En oriente las personas se juntan junto a las paredes de sus casas en invierno para conversar. a las puertas�en privado. qu� palabra sale de Jehov��su motivo era la curiosidad, buscando un pasatiempo y la satisfacci�n del o�do ( 2 Timoteo 4:3); no la reforma del coraz�n. V�ase la consulta de Jonat�n a Jerem�as, para o�r la palabra del Se�or sin el deseo de hacer la palabra (Jeremias 42:43).

31. como viene el pueblo�es decir, en tropeles, como los disc�pulos van a su maestro. se estar�n delante de ti�en asientos m�s bajos, a tus pies, seg�n la costumbre de los disc�pulos jud�os ( Deuteronomio 33:3; 2 Reyes 4:38; Lucas 10:39; Hechos 22:3). como mi pueblo�aunque no lo son. oir�n tus palabras, y no las pondr�n por obra�( Mateo 13:20; Santiago 1:23). hacen halagos�hacen el papel de amantes. Profesan amor al Se�or ( Mateo 7:21). Gesenio traduce seg�n un idiotismo �rabe: �Ellos hacen los deleites de Dios�, es decir, todo lo que le es agradable. La Vulgata traduce: �Ellos convierten tus palabras en un c�ntico en sus bocas�. el coraz�n de ellos anda en pos de su avaricia�la gran rival al amor de Dios; por lo tanto la avaricia se llama �idolatr�a�, y se asocia con el amor impuro y carnal, como ambas transfieren el cari�o del coraz�n del Creador a la criatura ( Mateo 13:22; Efesios 5:5; 1 Timoteo 6:10).

32. cantor de amores�canto de amante. Alaban tu elocuencia, pero no les importa el tema de ella como cosa real y personal; as� como muchos hacen en las iglesias modernas. [Jer�nimo.]

33. cuando ello viniere�cuando mis predicciones se verifiquen. he aqu� viene�m�s bien, �he aqu� ha venido�. (v�ase el v. 22). sabr�n�por experiencia y para su pesar.