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Saturday, September 28th, 2024
the Week of Proper 20 / Ordinary 25
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Bible Commentaries
Comentario Crítico y Explicativo de toda la Biblia Comentario Crítico
Declaración de derechos de autor
Estos archivos son un derivado de una edición electrónica preparada a partir de texto escaneado por Woodside Bible Fellowship. Esta edición expandida del Comentario Jameison-Faussett-Brown está en el dominio público y puede ser utilizado y distribuido libremente.
Estos archivos son un derivado de una edición electrónica preparada a partir de texto escaneado por Woodside Bible Fellowship. Esta edición expandida del Comentario Jameison-Faussett-Brown está en el dominio público y puede ser utilizado y distribuido libremente.
Información bibliográfica
Jamieson, Robert, D.D.; Fausset, A. R.; Brown, David. "Comentario sobre Isaiah 6". "Comentario Crítico y Explicativo de toda la Biblia". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/jfb/isaiah-6.html. 1871-8.
Jamieson, Robert, D.D.; Fausset, A. R.; Brown, David. "Comentario sobre Isaiah 6". "Comentario Crítico y Explicativo de toda la Biblia". https://beta.studylight.org/
Versículos 1-13
VISION DE JEHOVA EN SU TEMPLO. Isa�as est� en la parte exterior, cerca del altar, enfrente del templo. Se supone que se abren las puertas del santuario y que el velo que oculta el lugar sant�simo se descorre, present�ndose a la vista del profeta una visi�n del Se�or, quien se le presenta a manera de un monarca oriental, asistido por serafines, como sus ministros de estado ( 1 Reyes 22:19), y revestido de un manto flotante con cola (s�mbolo de dignidad en el Oriente) que llena el templo. Esta afirmaci�n de que Isa�as hab�a visto a Dios, fu� el pretexto, seg�n la tradici�n, para que lo aserrasen, en el reinado de Manas�s (tradici�n no confirmada por el cap. 1:1; v�ase la Introducci�n) ( Hebreos 11:37). En el caso de los otros profetas, las visiones ocurren con frecuencia; pero en el de Isa�as ocurre s�lo esta vez, la que se singulariza por su claridad y sencillez. En el a�o que muri� el rey Uzz�as�Sea de muerte literal o civil, cuando, a causa de su lepra, dej� de ejercer sus funciones de rey [Chaldee] ( 2 Cr�nicas 26:19) en 754 a. de C. [Calmet]. Seg�n la cronolog�a com�n, en 758. No se trata del comienzo de las profec�as de Isa�as, sino de su elevaci�n a un grado superior en el ministerio prof�tico; el v. 9 y siguientes tienen el tono de uno que ya conoc�a por experiencia la obstinaci�n de aquel pueblo. Se�or�aqu� significa Adonai; en el v. 5, Jehov�. Se insin�a que el que habla en el v. 10, seg�n Juan 12:41, es Jesucristo. Isa�as s�lo pudo haber �visto� al Hijo, no a la divina Esencia ( Juan 1:18). Las palabras del v. 10 se atribuyen por S. Pablo al Esp�ritu Santo ( Hechos 28:25). De donde se infiere que aqu� est� sobrentendida la Trinidad como una unidad, como tambi�n en la triple repetici�n de la palabra �Santo� (v. 3). Isa�as menciona el manto, el templo y los serafines, mas no la forma de Dios. Sea de ello lo que fuere, la escena era diferente de la usual Shechinah. Esta se manifestaba sobre el propiciatorio; mientras que aqu�lla apareci� sobre un trono; la Shechinah se manifestaba en forma de nube y de fuego; de esta otra no se especifica ninguna forma. Sobre la primera estaban los querubines; sobre la segunda los serafines. La primera no ten�a ning�n ropaje; la segunda tiene un amplio manto y cola.
2. estaban�no quiere decir precisamente que estaban de pie, sino que lo asist�an [Maurer], manteni�ndose en el aire con las alas extendidas. serafines�en ninguna otra parte se aplica este nombre a los �ngeles que asisten a Dios, sino a las serpientes ardientes y voladoras (llamadas as�, no por tener alas, sino por moverse r�pidamente) que mordieron a los israelitas ( N�meros 21:6), llamadas as� por la venenosa inflamaci�n que causaban con sus mordeduras. Seraf (en hebreo) significa arder, lo que denota ardiente celo, deslumbrante brillantez ( 2 Reyes 2:11; 2 Reyes 6:17; Ezequiel 1:13; Mateo 28:3) y rapidez de parte de los serafines, similar a la de la serpiente, para servir a Dios. La forma de Sat�n, semejante a la serpiente (Najash), al aparecerse a la mujer, quiz�s tenga alguna relaci�n con su forma original de un �seraf� de luz. La cabeza de la serpiente era el s�mbolo de la sabidur�a en Egipto (cf. N�meros 21:8; 2 Reyes 18:4). Los serafines, con seis alas y una faz, dif�cilmente pueden ser identificados con los querubines, que ten�an cuatro alas (los del templo s�lo ten�an dos y cuatro rostros ( Ezequiel 1:5). (Mas cf. con Apocalipsis 4:8.) El �rostro� y los �pies� denotan forma humana; algo de una forma serpentina (acaso la cabeza de un basilisco, como en los templos de Tebas), puede haberse inclu�do; de ah� que el querub se compusiese de varias formas de animales. La voz seraf, sin embargo, acaso provenga de una ra�z que significa: a la semejanza de un pr�ncipe aplicada en Daniel 10:13 a Miguel [Maurer]; del mismo modo que querub proviene de una ra�z que significa noble cambiando la m en b). dos�s�lo dos alas de las seis estaban dispuestas para volar al punto para servir a Dios; dos velaban sus rostros, como indignos de mirar al Santo Dios o de penetrar en sus secretos consejos, que ellos cumpl�an ( �xodo 3:6; Job 4:18; Job 15:15), dos cubr�an sus pies, o m�s bien todas las partes inferiores de sus personas�pr�ctica observada en la presencia de los monarcas orientales, como se�al de reverencia (cf. Ezequiel 1:11, sus cuerpos). El servicio del hombre a fortiori consiste en una espera reverente, m�s bien que en un servicio activo prestado a Dios
3. ( Apocalipsis 4:8). Aqu� se halla impl�cita la Trinidad (v�ase la nota sobre �Se�or�, v. 1). La santidad de Dios es el principio fundamental de todas las profec�as de Isa�as. toda la tierra�El hebreo es m�s enf�tico, la plenitud de toda la tierra es su gloria (Salmo 24:1; Salmo 72:19.
4. los quiciales de las puertas�m�s exacto, los cimientos de los umbrales. casa�el templo. de humo�la nube de la Shechinah ( 1 Reyes 8:10; Ezequiel 10:4).
5. muerto�( �xodo 33:20.) El mismo efecto se produjo en otros por la presencia de Dios ( Jueces 6:22; Jueces 13:22; Job 42:5; Lucas 5:8; Apocalipsis 1:17). labios�apropiado al contexto que describe las alabanzas de los labios, cantados antifonalmente ( �xodo 15:20; v. 3) por los serafines; apropiado asimismo al oficio de hablar como un profeta de Dios, oficio que estaba a punto de serle conferido a Isa�as (v. 9). visto�no a Jehov� mismo, en sentido estricto ( Juan 1:18; 1 Timoteo 6:16); pero s� el s�mbolo de su presencia.
6. hacia m��el seraf�n estaba en el templo, Isa�as fuera de �l. un carb�n encendido�liter., una piedra caliente, usada, como en algunos pa�ses en nuestros d�as, para asar carne, como la carne de los sacrificios. El fuego era s�mbolo de purificaci�n, puesto que elimina la escoria de los metales ( Malaqu�as 3:2). del altar�de los holocaustos, situado en el atrio de los sacerdotes delante del templo. El fuego que ard�a sobre �l fu� encendido por Dios la primera vez ( Lev�tico 9:24), y mantenido continuamente ardiendo.
7. boca � labios�Cf. la nota del v. 5. La boca fu� tocada, por ser �sta la parte que hab�a de emplear el profeta despu�s de su consagraci�n como tal. De ah� que las �lenguas de fuego� descansasen sobre los disc�pulos ( Hechos 2:3) cuando eran consagrados para hablar en varias lenguas acerca de Jes�s. culpa�la consciente indignidad para desempe�ar su oficio como mensajero de Dios. limpio�liter., cubierto, es decir, expiado, no por alg�n efecto f�sico del fuego para limpiarlo del pecado, sino en relaci�n con el altar de los sacrificios, del cual, el Mes�as, que es quien comisiona aqu� a Isa�as, hab�a de ser en su muerte el antitipo. De donde se infiere que s�lo por virtud del sacrificio se puede perdonar el pecado.
8. enviar� � por nosotros�El cambio de n�mero indica la Trinidad (cf. G�nesis 1:26; G�nesis 11:7). Aunque �ste no es argumento seguro para fundamentar esta doctrina, pues el plural puede ser una mera indicaci�n de majestad, concuerda con la verdad probada en otro lugar �A qui�n � qui�n�lo cual indica que pocos estar�an dispuestos a realizar el sacrificio que la presentaci�n de tan desagradable mensaje para los jud�os, requerir�a de parte del mensajero (cf. 1 Cr�nicas 29:5). Heme aqu��prontitud de celo ahora que ha sido especialmente habilitado para ello (v. 7; cf. 1 Samuel 3:10; Hechos 9:6).
9. O�d bien�hebreo, oyendo o�d, esto es, aunque oig�is las amonestaciones del profeta repetidas veces, ya est�is sentenciados, a causa de vuestra perversa voluntad ( Juan 7:17), para no entender. En su revelaci�n Dios ha dado bastante luz para guiar a los que sinceramente desean saber, a fin de que puedan hacer su voluntad; tambi�n ha dejado tinieblas bastante densas para confundir a los ciegos voluntarios (cap. 43:8). Tal es lo que hizo Jes�s al pronunciar sus par�bolas ( Mateo 13:14). ved por cierto�O: Aunque ve�is repetidas veces, sin embargo, etc.
10. Engruesa el coraz�n�(Salmo 119:70). �Vu�lvelo m�s endurecido mediante tus amonestaciones� [Maurer]. Este resultado no es el fruto de la verdad misma, sino del corrupto estado de sus corazones; por eso Dios los abandona aqu� judicialmente (cap. 63:17). Gesenius usa los imperativos como futuros: �Proclamad la verdad, y el resultado de tal proclamaci�n ser� el que se volver�n tanto m�s endurecidos� ( Romanos 1:28; Efesios 4:18); pero tal exposici�n no define tan bien como la primera el designio de Dios de abandonar a los pecadores al endurecimiento judicial ( Romanos 11:8; 2 Tesalonicenses 2:11). En la primer cl�usula el orden es: el coraz�n, los o�dos, los ojos; en la segunda es al rev�s: los ojos, los o�dos, el coraz�n. La corrupci�n fluye del coraz�n y penetra en los o�dos y los ojos (Marco 7:21); pero al trav�s de los ojos y los o�dos, la sanidad llega al coraz�n ( Romanos 10:17) [Bengel]. (Jeremias 5:21; Ezequiel 12:2; Malaqu�as 7:11; Hechos 7:57; 2 Timoteo 4:4). En Mateo 13:15, las palabras est�n citadas en el modo indicativo, est� engrosado (Versi�n de los Setenta), no en el imperativo, engruesa; la Palabra de Dios en cuanto al futuro es tan segura como si ya se hubiese cumplido. El ver con los propios ojos no convencer� a la voluntad que se opone a la verdad (cf. Juan 11:45; Juan 12:10). �Uno tiene que amar las cosas divinas para entenderlas� [Pascal], sea sanado�de su enfermedad espiritual (cap. 1:6; Salmo 103:3; Jeremias 17:14).
11. �Hasta cu�ndo�continuar� este miserable estado de endurecimiento de la naci�n que la conducir� a su destrucci�n? Hasta�(cap. 5:9), cumplida primeramente en la cautividad de Babilonia, y m�s plenamente en la dispersi�n cuando la ciudad capital fu� tomada por el romano Tito.
12. ( 2 Reyes 25:21.) la desamparada�esto es, el abandono de los domicilios por parte de sus habitadores (Jeremias 4:29).
13. y volver�, bien que habr� sido asolada�mejor: Pero volver� a ser abandonada, para ser consumida; si una d�cima parte sobreviviere a la primera destrucci�n, ser� destru�da por una segunda (cap. 5:25; Ezequiel 5:1, Ezequiel 5:12). [Maurer y Horsley]. En la Versi�n Inglesa �volver�, se refiere al residuo de pobres dejado en el pa�s a ra�z de la deportaci�n a Babilonia ( 2 Reyes 24:14; 2 Reyes 25:12), quienes despu�s huyeron de miedo a Egipto ( 2 Reyes 25:26), y regresaron posteriormente de all� con otros que hab�an hu�do a Moab y a Edom (Jeremias 40:11. Estos sufrieron ulteriores juicios divinos. olmo�mejor, terebinto (cap. 1:29). en la tala queda el tronco�mejor: �Como el terebinto o la encina que cuando son cortados ( Job 14:7), el tronco subsiste, as� la simiente santa ( Esdras 9:2) ser� la vitalidad de aquella tierra�. Las semillas de la vitalidad todav�a existen en aquella tierra y en el esparcido pueblo de Judea, las que s�lo aguardan la vuelta de la primavera del favor de Dios para brotar ( Romanos 11:5, Romanos 11:23). Seg�n Isa�as, no todo Israel est� destinado a la salvaci�n, sino tan s�lo el residuo elegido. Dios muestra inmutable severidad hacia el pecado, pero tambi�n fidelidad a su pacto al preservar un residuo, y precisamente es para �ste para quien Isa�as reserva el legado de la segunda parte de su libro (caps. 40-66).