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Bible Commentaries
Romanos 11

Comentario Crítico y Explicativo de toda la BibliaComentario Crítico

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Versículos 1-36

CAPITULO 11

CONTINUACION Y CONCLUSION DEL MISMO TEMA�ISRAEL SERA INCLUIDO AL FINAL Y, CON LOS GENTILES, VENDRA A SER UN SOLO REINO DE DIOS SOBRE LA TIERRA.

1. Digo pues: �Ha desechado [�deshech�] Dios a su pueblo? En ninguna manera�El Se�or en verdad anunci� que �el reino de Dios ser�a quitado a Israel� ( Mateo 21:41); y cuando le preguntaron los once, despu�s de su resurrecci�n, si en aquel tiempo �restaurar�a el reino a Israel� su respuesta fu� una admisi�n virtual de que Israel ya estaba, en alg�n sentido, fuera del pacto ( Hechos 1:9). Con todo el ap�stol aqu� ense�a que, en dos respectos, Israel no estaba �desechado;� Primero, no totalmente; Segundo, no finalmente. EN PRIMER LUGAR, veamos que Israel no estaba del todo desechado. Porque tambi�n yo soy Israelita [v�ase Filipenses 3:5]�Siendo as� un testigo de lo contrario. de la simiente de Abraham�descendiente directo del padre de los fieles. de la tribu de Benjam�n ( Filipenses 3:5.) la cual, cuando se rebelaban las diez tribus, constituy� con Jud� el reino fiel de Dios ( 1 Reyes 12:21), y despu�s del cautiverio fu�, junto con Jud�, el coraz�n de la naci�n judaica ( Esdras 4:1; Esdras 10:9).

2-4. No ha desechado [no desech� del todo] Dios a su pueblo, al cual antes conoci��Sobre la expresi�n �antes conoci�,� v�ase nota, cap. 8:29. �O no sab�is qu� dice de El�as�(lit., �en El�as,� es decir, en la secci�n que habla de �l) la Escritura? como hablando [l�ase: �como intercediendo�] con Dios contra Israel, dice:. . yo he quedado solo��S�lo yo quedo.� Pero Dios contesta. siete mil hombres � no han doblado la rodilla a Baal�No �a la imagen de Baal,� seg�n un suplemento de la versi�n inglesa.

5. As� tambi�n, aun en este tiempo��en esta saz�n presente;� en este per�odo cuando Israel est� rechazado (v�ase Hechos 1:7. griego.) han quedado reliquias��se ha hecho un residuo�. por [de conformidad con] la elecci�n de gracia�Es decir: �As� como en el tiempo de El�as la apostas�a de Israel no era tan universal como parec�a, ni como �l profeta en su desaliento concluy� que era, as� ahora, el rechazo de Cristo por Israel no es tan aterrador en extensi�n como uno f�cilmente pensar�a. Y as� como entonces, ahora hay un remanente fiel; pero no de personas mejores que las incr�dulas multitudes, sino de personas escogidas por gracia para la salvaci�n.� (V�ase 1 Corintios 4:7; 2 Tesalonicenses 2:13). Esto establece nuestra interpretaci�n del argumento sobre la elecci�n del cap�tulo nueve, en el sentido de que no es una elecci�n de gentiles en lugar de jud�os, ni solamente para gozar de ventajas religiosas, sino que es la elecci�n soberana de algunos de Israel mismo, para que crean y sean salvos. (Vase nota, cap. 9:6.)

6. Y si por gracia, luego no por las obras � etc.�mejor dicho: �Ahora, si (la elecci�n) es por gracia, ya no es por obras, porque (en tal caso) la gracia ya no es gracia; y si es por obras �� (La autoridad de manuscritos antiguos en contra de esta cl�usula, como superflua y no del texto original, es fuerte, pero opinamos que no es lo suficientemente fuerte para justificar la exclusi�n. Tales redundancias aparentes no son raras en el ap�stol.) La posici�n general aqu� asentada es de importancia vital: Que no hay sino dos posibles fuentes de la salvaci�n: las obras de los hombres, y la gracia de Dios; y que estas dos son tan esencialmente distintas y opuestas que la salvaci�n no puede ser una combinaci�n o mixtura de ambas, sino que tiene que ser o de la una o de la otra. (V�ase nota 3 del cap. 4.)

7-10. �Qu� pues?���Qu� conclusi�n sacamos? Lo que buscaba Israel�mejor: �Lo que Israel est� buscando (esto es, la justificaci�n, o aceptaci�n con Dios�v�ase nota, cap. 9:31), no lo hall�, pero la elecci�n (el remanente elegido de Israel) lo hall�, y los dem�s fueron endurecidos, o sea, fueron judicialmente entregados a la �dureza de sus propios corazones.� Como est� escrito�( Isa�as 29:10; Deuteronomio 29:4), Di�les Dios esp�ritu de remordimiento (�entorpecimiento�) � hasta el d�a de hoy. Y David dice�Salmo 69:23�En este salmo tan mesi�nico debe referirse a los que rechazan a Cristo. S�ales vuelta su mesa ��Es decir, que sus mismas bendiciones resulten en maldici�n para ellos, y que sus diversiones se transformen en aguij�n y en venganza sobre ellos. sean obscurecidos � y ag�biales�expresivos de la decrepitud, o de la condici�n servil que sobrevendr�a a la naci�n por justo juicio de Dios. El objeto del ap�stol al poner estas citas es para demostrar que lo que se hab�a visto obligado a decir de la condici�n existente de la naci�n y del presagio de su porvenir estaba m�s que confirmado por las Escrituras. Pero, EN SEGUNDO LUGAR, veamos que Dios no ha desechado a su pueblo finalmente. La ilustraci�n de este punto se extiende del v. 11 al v. 31.

11. Digo pues: �Han tropezado (�tropezaron�) para que cayesen. .? Mas por el tropiezo de elloslit., �transgresi�n,� pero se traduce mejor aqu� por �paso falso� [De Wette]; no por �ca�da,� como en la versi�n inglesa. vino la salud (�salvaci�n�) a los Gentiles, para que fuesen provocados a celos�Aqu�, como tambi�n en el cap. 10:19 (cita de Deuteronomio 32:21), vemos que la emulaci�n es un est�mulo leg�timo para lo bueno.

12. Y si la falta (o �transgresi�n�, v�ase v. 10) de ellos es la riqueza del mundo (gentil)�por ser la ocasi�n de su accesi�n a Cristo. y el menoscabo de ellos (esto es, la reducci�n del Israel verdadero a un residuo tan peque�o) la riqueza de los Gentiles, �cu�nto m�s el henchimiento de ellos?��su plenitud,� su plena restauraci�n (v�ase nota, v. 26). Esto quiere decir que, �Si un acontecimiento tan nefasto como esta falta cometida por Israel fu� la ocasi�n de tan indecible bien al mundo gentil, ��de cu�nto mayor bien podemos esperar que ser� productivo un evento tan bienaventurado como lo ser� la plena restauraci�n de ellos?�

13. a vosotros hablo, Gentiles�otra prueba de que esta Ep�stola fu� dirigida a creyentes gentiles. (V�ase nota, cap. 1:13.) Por cuanto � mi ministerio honro�Debe leerse esta cl�usula parent�ticamente.

14. Por si � provocase [v�ase nota, v. 11] � a celos a mi carne�Comp. Isa�as 58:7.

15. Porque si el extra�amiento de ellos�El ap�stol hab�a negado que estuviesen rechazados (v. 1); aqu� lo afirma. Las dos cosas son verdad: ellos fueron desechados, pero ni total ni finalmente, y es de este rechazo parcial y temporal que el ap�stol habla aqu�. es la reconciliaci�n del mundo (gentil), �que ser� el recibimiento de ellos, sino vida de los muertos?�La recepci�n de toda la familia de Israel, esparcidos como est�n entre todas las nacionos debajo del cielo, y siendo los enemigos m�s inveterados del Se�or Jes�s, ser� una manifestaci�n tan estupenda del poder de Dios sobre el esp�ritu de los hombres, y de su gloriosa presencia con los heraldos de la cruz, que no solamente encender� el asombro reverente por todas partes, sino que tambi�n cambiar� el modo dominante de pensar y de sentir acerca de las cosas espirituales en tal forma que se parecer� a una resurrecci�n de entre los muertos.

16. Y si el primer fruto es santo, tambi�n lo es el todo, y si la ra�z es santa, tambi�n lo son las ramas�Los israelitas estaban obligados a ofrecer a Dios las primicias de la tierra: tanto en la condici�n cruda, en el manojo de grano reci�n segado ( Lev�tico 23:10), como en la forma elaborada, la torta amasada ( N�meros 15:19), mediante lo cual toda la cosecha de la estaci�n ser�a tenida por santificada. Es probable que aqu� signifique la segunda forma de ofrenda, por cuanto a �sta le corresponde mejor la palabra �masa,� que se traduce como �el todo� en nuestra versi�n; y el argumento del ap�stol es, que la separaci�n para Dios de Abrah�n, Isaac y Jacob, del resto de la humanidad, como la ra�z que origin� la raza, fu� una ofrenda tan verdadera de primicias como las que santificaban el producto de la tierra, as�, en la estimaci�n de Dios, fu� igualmente real la separaci�n de la masa. o �del todo� de dicha naci�n, en todo tiempo, para Dios. La figura de la �ra�z� y las �ramas� es de aplicaci�n similar: la consagraci�n de aqu�lla se extiende tambi�n a �sta.

17, 18. Que si ��M�s bien: �Pero si �; es decir: �Si no obstante esta consagraci�n a Dios de la raza de Abrah�n, algunas de las ramas fueron quebradas�La masa de los incr�dulos israelitas que rechazan al Se�or se llaman �algunos,� no para atenuar el prejuicio judaico (v�ase nota, cap. 3:3, y sobre �no todos�, cap. 10:16), como antes, sino con el prop�sito opuesto de arrestar el orgullo gent�lico. y t�, siendo acebuche, has sido [�fuiste�] ingerido [�injertado�] en lugar de [�entre�] ellas�Aunque se acostumbra m�s bien unir el injerto superior al tronco inferior, el m�todo opuesto, aqu� empleado a prop�sito, no es sin ejemplo en la realidad. y has sido hecho participante [junto con las ramas restantes, el residuo creyente] de la ra�z y de la grosura de la oliva [la rica gracia asegurada por el pacto a la verdadera simiente de Abrah�n]; No te jactes contra las ramas [desechadas]; y si te jactas � no sustentas t� (�no eres tu quien sustentas�) a la ra�z, sino la ra�z a ti�como si se dijera: �Si las ramas no deben jactarse de la ra�z que las sustenta, mucho menos los gentiles deben jactarse de la simiente de Abrah�n; porque �cu�l es tu posici�n, oh gentil, con relaci�n a Israel, sino la de la rama con relaci�n a la ra�z? De Israel ha venido todo lo que eres, y todo lo que tienes en la familia de Dios, porque �la salvaci�n es de los jud�os� ( Juan 4:22).

19-21. Pues las ramas, dir�s (t�, como raz�n para tu jactancia), fueron quebradas para que yo fuese ingerido [�injertado�]. Bien�concedido; pero acu�rdate que�por su incredulidad fueron quebradas, mas t� [no por ser gentil, sino solamente] por la fe est�s en pie�Pero como la fe no puede vivir en aquellos �cuya alma no es derecha� ( Habacuc 2:4)�No te ensoberbezcas, antes temeProverbios 28:14; Filipenses 2:12 : Que si Dios no perdon� a las ramas naturales [que brotaron del tronco paterno], a ti tampoco [mero injerto de olivo silvestre.] Aquello se hubiera cre�do, anteriormente, muy improbable; pero, despu�s de lo acontecido, nadie podr� maravillarse de esto.

22, 23. Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios: la severidad ciertamente en los que cayeron [rechazando a la simiente escogida]; mas la bondad [�de Dios:� lecci�n correcta] para contigo�Esto es, su bondad soberana al admitirte al privilegio del pacto, a ti que eras �extranjero a los pactos de la promesa� ( Efesios 2:12). si permanecieres en la bondad�confiando tan s�lo en aquella bondad que te hizo lo que eres. pues de otra manera � y aun ellos [tambi�n], si no permanecieren en incredulidad, ser�n ingeridos; que poderoso es Dios para volverlos a ingerir�Esta invocaci�n del poder de Dios para efectuar el restablecimiento de su antiguo pueblo, sugiere la vasta dificultad que hay para lograrlo: lo que han comprobado tristemente todos los que alguna vez han trabajado por la conversi�n de los jud�os. Que expositores inteligentes piensen que esto se dijo con relaci�n a jud�os individuales, reintroducidos de tiempo en tiempo en la familia de Dios al creer en el Se�or Jes�s, es sorprendente; y con todo, los que niegan el restablecimiento nacional de Israel tienen que interpretar as� al ap�stol. Pero esto significa confundir las dos cosas que el ap�stol cuidadosamente distingue. En todo tiempo son admisibles los jud�os individuales, y as� han sido admitidos en la iglesia por la puerta de la fe en el Se�or Jes�s. Ellos son el �residuo�, aun en este tiempo presente, �seg�n la elecci�n de la gracia,� de los que el ap�stol en la primera parte del cap�tulo ha citado como uno. Pero es evidente que aqu� habla de algo no existente entonces, pero que se hab�a de esperar como un gran acontecimiento futuro en la dispensaci�n de Dios, a saber, la reinjertaci�n de la naci�n como tal, cuando ya �no permanezcan en la incredulidad.� Y aun cuando esto se dice aqu� meramente como una suposici�n (de que cesara la incredulidad de ellos)�a fin de ponerla en parag�n con la otra suposici�n, de lo que sobrevendr� a los gentiles si ellos no permanecen en la fe�la suposici�n se convierte en una predicci�n expl�cita en los vers�culos que siguen.

24. Porque si t� eres [�fuiste�] cortado del natural acebuche, y contra natura fuiste ingerido en la buena oliva [�olivo�], �cu�nto m�s �stos ��Esto es precisamente lo opuesto del v. 21: �As� como la excisi�n de los meramente injertados gentiles por causa de la incredulidad, es cosa que con m�s raz�n se hab�a de esperar, que la excisi�n del Israel natural, antes que �sta aconteciese; as� la restauraci�n de Israel, una vez que lleguen a creer en Jes�s, es cosa mucho m�s compatible con lo que debi�ramos esperar, que la admisi�n de los gentiles a una posici�n que nunca antes hab�an gozado.�

25. Porque no quiero � que ignor�is este misterio�La palabra �misterio�. usada tantas veces por el ap�stol, no significa (como para nosotros) algo incomparable, sino �algo guardado antes en secreto, ya sea totalmente o en la mayor parte, y solamente ahora revelado plenamente� (comp. cap. 16:25; 1 Corintios 2:7; Efesios 1:9; Efesios 3:3, Efesios 3:9,10, etc.). para que no se�is acerca de vosotros mismos arrogantes�como si s�lo vosotros hubieseis de ser por todo el tiempo futuro la familia de Dios. que el endurecimiento en parte ha acontecido en Israel�Esto es, ha acontecido parcialmente, a una porci�n de Israel. hasta que haya entrado la plenitud de los Gentiles�No la conversi�n general del mundo a Cristo, como muchos lo entienden, porque tal cosa parece que contradir�a la �ltima parte de este capitulo, y colocar�a el restablecimiento nacional de Israel en un futuro demasiado lejano: adem�s, en el v. 15, el ap�stol parece hablar del recibimiento de Israel, no como subsecuente a la conversi�n del mundo, sino como que contribuyera grandemente a ella; sino: �hasta que los gentiles hayan tenido su tiempo pleno de la iglesia visible para s� solos, mientras los jud�os hayan estado fuera, privilegio del cual los jud�os gozaban hasta que los gentiles fueron introducidos.� V�ase nota, Lucas 21:24.

26, 27. Yluego todo Israel ser� salvo�Entender esta gran declaraci�n, como muchos la entienden a�n, meramente en el sentido de la recepci�n gradual de jud�os individuates hasta que al fin no quedara ninguno en la incredulidad, ser�a hacer a dicha declaraci�n violencia as� como a todo el contexto. No puede significar sino el ingreso final de Israel como naci�n, en contraste con el actual �residuo�. [As� opinan Tholuck, Meyer, De Wette, Philippi, Alford, Hodge.] De esto siguen tres confirmaciones, dos de los profetas, y la tercera del pacto abrah�mico mismo. Primeramente, como est� escrito: Vendr� de Si�n el Libertador, que (el �que� se omite, seg�n la mejor lecci�n, y se agrega ��l�, quitar� de Jacob la impiedad�El ap�stol, habiendo sacado sus ilustraciones de la pecaminosidad del hombre principalmente del Salmo 14 y de Isa�as 59, ahora parece combinar el lenguaje de ambos textos para referirse a la salvaci�n de Israel de la misma pecaminosidad. [Bengel.] En el primer pasaje, el salmista anhela ver �la salvaci�n de Israel viniendo desde Si�n� (Salmo 14:7); en el otro, el profeta anuncia que �el Redentor (o �Libertador�) vendr� a (o para) Si�n� ( Isa�as 59:20). Pero como todas las gloriosas manifestaciones del Dios de Israel se cre�a que sal�an desde Si�n, la sede de su gloria manifiesta (Salmo 20:2; Salmo 110:2; Isa�as 31:9), giro que el ap�stol da a las palabras s�lo a�ade a ellas la idea ya conocida. Y en vista de que el Profeta anuncia que �vendr� a (o para) los que en Jacob se tornen de la transgresi�n,� y el ap�stol cita este pasaje diciendo que �l vendr� para �quitar de Jacob la impiedad,� conclu�mos que este �ltimo pasaje se sac� de la versi�n de los Setenta y parece indicar una lecci�n diferente del texto original. El sentido, sin embargo, es en ambas lecciones esencialmente el mismo. Segundo, Y�aqu� introduce otra cita�este es mi pacto con elloslit., �este es el pacto de parte m�a para ellos�. cuando quitare sus pecados�Esto creemos que es s�lo un resumen breve de Jeremias 31:31, y no palabras expresas de una predicci�n. Los que creen que no hay en el Antiguo Testamento predicciones tocante al Israel literal que se extiendan m�s all� del fin de la dispensaci�n judaica, se ven obligados a considerar estas citas del ap�stol como meras adaptaciones del lenguaje del Antiguo Testamento para expresar sus propias predicciones [Alexander, sobre Isa�as, etc.]

28, 29. Asi que, cuanto al evangelio, son enemigos por causa de vosotros�Esto es, son considerados y tratados como enemigos (en un estado de exclusi�n de la familia de Dios por causa de la incredulidad) en beneficio de vosotros los gentiles; en el sentido de los vv. 11, 15. mas cuanto a la elecci�n (de Abrah�n y su simiente), son muy amadosaun en su condici�n de exclu�dospor causa de los padres. Porque sin arrepentimiento son las mercedes [�los dones�] y la vocaci�n de Dios�Es decir, son irrevocables. �La vocaci�n de Dios,� significa aquel soberano acto por el cual Dios, en el ejercicio de su libre elecci�n, �llam� a Abrah�n, para que fuese el padre de un pueblo especial; mientras que �los dones de Dios�, aqu� denotan los art�culos del pacto que Dios hizo con Abrah�n, los cuales constituyen la distinci�n real entre la suya y las dem�s familias de la tierra. Las dos cosas, dice el ap�stol, son irrevocables; y ya que el �nico motivo por el cual se hace referencia a esto es el destino final de la naci�n israelita, es claro que lo que aqu� se afirma es la perpetuidad por todos los tiempos del convenio abrah�mico. Y para que nadie diga que aunque Israel, como naci�n, no tiene destino alguno bajo el evangelio, sino que como pueblo desapareci� del escenario con el derrumbe de la pared medianera de separaci�n, y que no obstante, el pacto abrah�mico aun perdura en la simiente espiritual de Abrah�n, compuesta de jud�os y gentiles en una masa indistinta de hombres redimidos bajo el evangelio�el ap�stol, como para excluir esta suposici�n misma, asevera expresamente que el mismo Israel que, tocante al evangelio, es considerado como �enemigo por causa de los gentiles,� �es amado por causa de los padres;� y en prueba de esto agrega: �Porque los dones y la vocaci�n son sin arrepentimiento,� irrevocables. Pero �en qu� sentido son ahora los incr�dulos y exclu�dos hijos de Israel �amados por causa de los padres�? No meramente por los recuerdos ancestrales, as� como uno mira con cari�oso inter�s al hijo de un amigo querido por amor a dicho amigo [Dr. Arnold]�aunque es un pensamiento hermoso, y no ajeno a la Escritura en relaci�n con este mismo asunto (v�ase 2 Cr�nicas 20:7; Isa�as 41:8)�sino a causa de las conexiones y obligaciones ancestrales, o bien, su descendencia lineal y su unidad, con los padres, en el pacto que Dios estableci� con ellos en el principio. En otras palabras, el Israel natural�no el residuo de ellos seg�n la elecci�n de gracia,� sino LA NACION, que naci� de Abrah�n seg�n la carne�son todav�a un pueblo escogido, y como tales, �amados.� El mismo amor que escogi� a los padres, y repos� sobre ellos como el tronco paternal de la naci�n, todav�a reposa sobre sus descendientes en general, y todav�a los ha de redimir de la incredulidad, y los restablecer� como la familia de Dios.

30, 31. Porque como tambi�n vosotros en alg�n tiempo no cre�sties [�obedecisteis�] a Dios�Esto es, no rendisteis a Dios �la obediencia de la fe,� siendo extranjeros a Cristo. mas ahora hab�is alcanzado misericordia por [en la ocasi�n de] la incredulidad de ellos�(v�ase nota, vv. 11, 15, 28.) As� tambi�n �stos [los jud�os] � no han cre�do [�han sido ahora desobedientes�] para que, por la misericordia para con vosotros, ellos tambi�n alcancen misericordia�Aqu� hay una idea del todo nueva. El ap�stol hasta ahora ha subrayado la incredulidad de los jud�os como el medio u ocasi�n para la fe de los gentiles�el rechazo de aqu�llos dando ocasi�n para la recepci�n de �stos: una verdad que daba a los generosos creyentes gentiles s�lo una satisfacci�n mixta. Ahora, presentando un aspecto m�s animador, habla de la misericordia dispensada a los gentiles como un medio para el establecimiento de Israel; lo que parece significar que, por la instrumentalidad de los gentiles creyentes, Israel como naci�n por fin ha de �mirar a aquel a quien horadaron y llorar sobre �l.� (v�ase 2 Corintios 3:15.)

32. Porque Dios encerr� a todos en [�para�] incredulidad, para tener misericordia de todos�Es decir, de �todos� aquellos de los que estaban hablando: los gentiles primero, y luego los jud�os. [Fritzsche, Tholuck, Olshausen, De Wette, Philippi, Stuart, Hodge.] Ciertamente, no se trata de �toda la humanidad individualmente� [Meyer, Alford]; porque el ap�stol no est� tratando aqu� de individuos, sino de aquellas grandes divisiones de la humanidad, los jud�os y los gentiles. Y lo que aqu� dice es, que fue el prop�sito de Dios encerrar a cada una de estas divisiones de los hombres para que experimentaran primero, un estado humillado, condenado, sin Cristo, y luego, un estado de misericordia en Cristo.

33. �Oh profundidad ��El ap�stol ahora se entrega a la ext�tica contemplaci�n de la grandeza de aquel plan divino que �l acababa de trazar. de las riquezas de la sabidur�a y de la ciencia [�conocimiento�] de Dios�Muchos expositores lo vierten �de las riquezas y sabidur�a y conocimiento �� [Erasmo, Grocio, Bengel, Meyer, De Wette, Tholuck, Olshausen, Fritzsche, Philippi, Alford, Versi�n Revisada.] Las palabras por cierto contendr�n este sentido, �la profundidad de las riquezas de Dios.� Pero �las riquezas de Dios es una expresi�n mucho menos usada por nuestro ap�stol, que las riquezas de �sta o aquella otra perfecci�n de Dios; y las palabras que inmediatamente siguen limitan nuestra atenci�n a la inescrutabilidad de los �juicios� de Dios, lo que probablemente significa sus decretos o sus planes (Salmo 119:75), y la de sus �caminos,� o sea el m�todo por el que los lleva a efecto. (As� opinan Lutero, Calvino, Beza, Hodge, etc.) Adem�s, todo lo que sigue hasta el fin del cap�tulo parece indicar que mientras que la gracia de Dios para con los culpables en Cristo Jes�s se presupone en todo el tema de este cap�tulo, lo que evoca la admiraci�n especial del ap�stol, despu�s de trazar algo en detalle los prop�sitos y planes divinos en la impartici�n de esta gracia, es �la profundidad de las riquezas de la sabidur�a y conocimiento de Dios� en estos prop�sitos y m�todos. El �conocimiento�, entonces, se�ala probablemente la vasta extensi�n de la comprensi�n divina en esto manifestada: la �sabidur�a,� aquella aptitud para lograr los fines propuestos que caracteriza todo este proceder.

34, 35. Porque �qui�n entendi� la mente del Se�or?�v�ase Job 15:8; Jeremias 23:18. �o qui�n f�e su consejero?�V�ase Isa�as 40:13. �O qui�n le di� a �l primero, para que le sea pagado [en compensaci�n]?�V�ase Job 35:7, Job 41:11. Estas preguntas, como se ver�, no son sino citas del Antiguo Testamento, como si fueran para demostrar cu�n conocida al antiguo pueblo de Dios era la gran verdad que el ap�stol mismo acababa de pronunciar, de que los planes y los m�todos de Dios tienen un alcance de comprensi�n y de sabidur�a estampado en ellos que los finitos mortales no pueden profundizar, ni mucho menos imaginarlos, antes que fueran revelados.

36. Porque de �l, y por �l, y en �l, son todas las cosas. A �l sea gloria por siglos. Am�n�De esta manera, dignamente, con una brevedad s�lo igualada por su sublimidad, recapitula aqu� el ap�stol todo este asunto. �De �l son todas las cosas,� como la eterna Fuente de ellas; �por medio de �l son todas las cosas,� por cuanto �l lleva a efecto sus eternos consejos determinados; y �para (que es la correcta traducci�n) �l son todas las cosas,� por ser suyas propias hasta el fin; siendo la manifestaci�n de la gloria de sus propias perfecciones, desde el principio hasta el fin, el �ltimo prop�sito, por ser el m�s sublime.�Sobre este cap�tulo rico en ense�anzas, n�tese: (1) Es un consuelo indecible saber que, en tiempos de la mayor decadencia religiosa y de la m�s extensiva apostas�a de la verdad, la l�mpara de Dios nunca se deja apagar, y que un fiel residuo siempre ha existido: residuo mayor de lo que nuestros l�nguidos esp�ritus pueden f�cilmente creer (vv. 1-5). (2) La conservaci�n de este remanente, as� como su separaci�n al principio, es todo como resultado de la gracia (vv. 5, 6). Cuando los individuos y las comunidades, despu�s de muchas e infructuosas amonestaciones, son abandonados por Dios, siguen de mal en peor (vv. 7-10). (4) Dios ha arreglado sus tratos con las grandes divisiones de la humanidad de manera �que ninguna carne se glor�e delante de �l.� Los gentiles y los jud�os, cada cual en su oportunidad, fueron �encerrados a la incredulidad,� para que aqu�llos y �stos por turno. experimentasen la �misericordia� que salva a los peores de los pecadores (vv. 11-32). (5) As� como somos �justificados por la fe,� as� somos �guardados por el poder de Dios por la fe��por la fe sola�para la salvaci�n (vv. 20-32). (6) El pacto de Dios con Abrah�n y con su simiente natural, es un pacto perpetuo que tiene tanta fuerza bajo el evangelio como antes de �l. Es por esto que los jud�os como naci�n sobreviven a�n, a pesar de las leyes que, en circunstancias an�logas, han extinguido o destru�do la identidad de otras naciones. Y es por eso que los judi�s como naci�n aun han de ser restaurados a la familia de Dios por el sometimiento de sus orgullosos corazones a aquel que horadaron. Y como los gentiles creyentes tendr�n el honor de ser los instrumentos de este admirable cambio, as� el vasto mundo gentil cosechar� tal beneficio de ello que ser� como la comunicaci�n de la vida a ellos de los muertos. (7) As� pues, la iglesia cristiana tiene la raz�n suprema para el establecimiento y la vigorosa prosecuci�n de misiones entre los jud�os; habiendo prometido Dios no s�lo que habr� un residuo de ellos que ingresar� en toda edad, sino que se ha empe�ado en el ingreso final de toda la naci�n, habiendo asignado el honor de tal ingreso a la iglesia gentil, y asegur�ndoles que el evento, cuando llegue, tendr� un efecto vivificador sobre todo el mundo (vv. 12-16, 26-31). (8) Los que piensan que en todas las profec�as del Antiguo Testamento los t�rminos �Jacob,� �Israel,� etc., han de entenderse solamente con referencia a la iglesia cristiana, parece que leen el Antiguo Testamento de una manera diferente de la del Ap�stol, quien, al usar estos t�rminos de la profec�a del Antiguo Testamento, presenta argumentos para probar que Dios tiene raudales de misericordia para el Israel natural (vv. 26, 27). (9) Las investigaciones meramente intelectuales tocante a la verdad divina en general, y la percepci�n de los or�culos vivientes en particular, tienen un efecto endurecedor, y son un contraste grande con el esp�ritu de nuestro ap�stol, cuyo largo bosquejo del majestuoso proceder de Dios para con los hombres en Cristo Jes�s, termina con una exclamaci�n de admiraci�n, que se confunde en una actitud aun m�s sublime de adoraci�n (vv. 33-36).

Información bibliográfica
Jamieson, Robert, D.D.; Fausset, A. R.; Brown, David. "Comentario sobre Romans 11". "Comentario Crítico y Explicativo de toda la Biblia". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/jfb/romans-11.html. 1871-8.
 
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