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Saturday, September 28th, 2024
the Week of Proper 20 / Ordinary 25
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Bible Commentaries
Comentario Popular de la Biblia de Kretzmann Comentario de Kretzmann
Declaración de derechos de autor
Estos archivos están en el dominio público.
Texto cortesía de BibleSupport.com. Usado con permiso.
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Texto cortesía de BibleSupport.com. Usado con permiso.
Información bibliográfica
Kretzmann, Paul E. Ph. D., D. D. "Comentario sobre 1 Samuel 23". "Comentario Popular de Kretzmann". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/kpc/1-samuel-23.html. 1921-23.
Kretzmann, Paul E. Ph. D., D. D. "Comentario sobre 1 Samuel 23". "Comentario Popular de Kretzmann". https://beta.studylight.org/
Versículo 1
Entonces le dijeron a David, �l recibi� informaci�n, diciendo: He aqu�, los filisteos, una fuerte banda de sus asaltantes, pelean contra Keila, una ciudad evidentemente en las tierras bajas de Jud�, cerca de la frontera filistea, y saquean las eras, donde el grano estaba apilado listo para trillar.
Versículos 1-13
El rescate de Keila por David
Versículo 2
Entonces David consult� a Jehov�, diciendo: �Ir� y herir� a estos filisteos? Parece haber tenido razones para considerarse campe�n de los oprimidos. Y el Se�or dijo a David por medio del Urim y Tumim del sumo sacerdote. Ve, ataca a los filisteos y salva a Keila. La orden, "Rescata a Keilah", inclu�a la promesa de que el �xito coronar�a sus esfuerzos.
Versículo 3
Y los hombres de David, que en aquel tiempo no compart�an su simple confianza en Jehov�, le dijeron: He aqu�, tenemos miedo aqu� en Jud�, tem�an la persecuci�n de Sa�l; �Cu�nto m�s, entonces, si llegamos a Keila contra los ej�rcitos de los filisteos, donde tendr�an enemigos delante y detr�s?
Versículo 4
Entonces David volvi� a consultar al Se�or, de la misma manera. Y el Se�or le respondi� y dijo: Lev�ntate, desciende a Keila; porque entregar� a los filisteos en tus manos. Esta promesa definitiva ten�a la intenci�n de disipar los temores de los hombres de David.
Versículo 5
Entonces David y sus hombres. fue a Keila y pele� contra los filisteos, se llev� sus ganados y los hiri� con una gran matanza. Los filisteos, en lugar de obtener un bot�n, fueron ellos mismos mimados, perdiendo sus reba�os y manadas y sufriendo una derrota muy severa. Entonces David salv� a los habitantes de Keila.
Versículo 6
Y sucedi�, como se indica aqu� en la explicaci�n, cuando Abiatar, el hijo de Ahimelec, huy� a David a Keila, uni�ndose a �l justo cuando estaba planeada la campa�a para rescatar la ciudad, que baj� con un efod, el hombro. -Vestido del sumo sacerdote con el Urim y Tumim, en la mano. Esto fue a favor de David, porque ahora en cualquier momento pod�a pedir la voluntad del Se�or.
Versículo 7
Y le dijeron a Sa�l, que ten�a sus esp�as vigilando todos los movimientos de David, que David hab�a llegado a Keila. Y Sa�l dijo: Dios lo ha entregado en mis manos, porque trat� de enga�arse a s� mismo para creer que David, y no �l mismo, hab�a sido rechazado por Dios; porque est� encerrado, entrando en una ciudad que tiene puertas y rejas. Sa�l pens� que David se hab�a preparado una trampa al hacer de una ciudad fortificada su cuartel general, ya que escapar all� ser�a m�s dif�cil, una vez que la ciudad estuviera rodeada.
Versículo 8
Y Sa�l convoc� a todo el pueblo a la guerra, convoc� formalmente a todos los soldados de su ej�rcito, para que bajaran a Keila, para sitiar a David y a sus hombres, y as� ponerlo en su poder.
Versículo 9
Y David, que tambi�n ten�a sus esp�as en el campo, sab�a que Sa�l en secreto practicaba maldades contra �l, se enter� de este plan para destruirlo; y dijo al sacerdote Abiatar: Trae el efod para recibir informaci�n del Se�or.
Versículo 10
Entonces dijo David, en una oraci�n mostrando su confianza en Jehov�, oh Se�or Dios de Israel, Tu siervo ciertamente ha o�do que Sa�l quiere venir a Keila para destruir la ciudad por mi causa.
Versículo 11
�Me entregar�n los de Keila en sus manos? �Bajar� Sa�l, como ha o�do tu siervo? Se�or, Dios de Israel, te ruego que lo digas a tu siervo. Las preguntas no se dan en el orden incorrecto, debido a la emoci�n de David, como se ha dicho, pero David tem�a que los hombres de Keilah lo entregaran en manos de Sa�l tan pronto como se enteraran de que el rey hab�a planeado venir. Y el Se�or dijo, respondiendo primero a la �ltima pregunta, �l descender�.
Versículo 12
Entonces dijo David, repitiendo su primera pregunta: �Los hombres, los ciudadanos de Keila, me entregar�n a m� y a mis hombres en manos de Sa�l? Y el Se�or dijo: Te entregar�n. En lugar de tomar el papel del hombre que los hab�a rescatado de sus enemigos, los hombres de Keilah se habr�an guiado por la pol�tica.
Versículo 13
Entonces David y sus hombres, que eran unos seiscientos, ya que constantemente se agregaban nuevos hombres a su banda, se levantaron y salieron de Keilah, y fueron adonde pod�an ir, sin un plan definido, seg�n el azar y las circunstancias. Y le dijeron a Sa�l que David se hab�a escapado de Keila; y se abstuvo de salir, abandon� su campa�a. En esta historia tambi�n David es un tipo del Hijo de Dios.
Porque �l tambi�n, mientras se dedicaba a rescatar a su pueblo de las manos de sus enemigos m�s terribles, fue entregado en manos de los injustos. Adem�s, tal es la suerte de todos los que abiertamente toman parte del Se�or.
Versículo 14
Y David se qued� en el desierto en fortalezas, en las alturas abrigadas de la gran regi�n semi�rida del sur de Jud�, cuyas varias partes recibieron el nombre de las ciudades vecinas, y permaneci� en una monta�a en el desierto de Zif, estableciendo all� su campamento por algunos d�as. tiempo. Y Sa�l lo busc� todos los d�as, todos los d�as de su vida, continuamente, pero Dios no lo entreg� en sus manos. Esta observaci�n sirve como introducci�n a toda la siguiente secci�n.
Versículos 14-29
En el desierto de Zif
Versículo 15
Y David vio que Sa�l hab�a salido a buscar su vida, recibi� informaci�n en ese sentido, fue impresa en su conciencia cada vez m�s; y David estaba en el desierto de Zif en un bosque, un bosque espeso, que le ofrec�a la mejor forma de ocultarse.
Versículo 16
Y Jonat�n, el hijo de Sa�l, se levant� y fue a David al bosque, en prueba de la fidelidad continua de su amistad, y fortaleci� su mano en Dios, lo anim� record�ndole las promesas de Dios de Su presencia y protecci�n divinas.
Versículo 17
Y �l le dijo: No temas; porque la mano de Sa�l, mi padre, no te encontrar�, estaba convencido de que David estaba protegido por la protecci�n especial de Dios; y t� ser�s rey de Israel, una convicci�n que le hab�a sido impuesta por la tendencia de los acontecimientos, y yo estar� a tu lado, �l estaba perfectamente dispuesto a renunciar a todo derecho al trono; y que tambi�n Sa�l, mi padre, lo sabe, sab�a que David ser�a su sucesor.
Versículo 18
Y los dos hicieron un pacto ante el Se�or, renovando el pacto que un�a sus corazones, 1 Samuel 20:16 ; y David se qued� en el bosque, escondido con sus hombres, y Jonat�n se fue a su casa.
Versículo 19
Luego vinieron los de Zif, cuyo comportamiento ofrece un contraste muy flagrante con el de Jonat�n, a Sa�l en Gabaa, diciendo: �No se esconde David con nosotros , en nuestro vecindario, en fortalezas en el bosque, donde pudieran notar cada uno de sus movimientos? , en la colina de Hachilah, que est� en el lado sur de Jeshimon? Esta monta�a rocosa y boscosa se encontraba en el lado sur de una regi�n desolada que se extend�a en el lado occidental del Mar Muerto, dentro de las estepas de Jud�.
Versículo 20
Ahora, pues, oh rey, desciende conforme a todo el deseo de tu alma de descender; y nuestra parte ser� entregarlo en manos del rey. Tan apasionados estaban en su adhesi�n a Sa�l que har�an todo lo posible para entregar a David en sus manos.
Versículo 21
Y Sa�l dijo, con la ceguera de una mala conciencia: Benditos vosotros del Se�or; porque ten�is compasi�n de m�, alab�ndolos a este respecto, tal como �l hab�a reprendido a sus siervos por su falta de simpat�a por �l, 1 Samuel 22:8 .
Versículo 22
Vaya, le ruego, prep�rese todav�a, y conozca y vea su lugar donde est� su guarida, donde estar� su pie, cada retirada de David en su constante cambio; porque se me ha dicho que se comporta de manera muy sutil, ese era un rasgo prominente en el car�cter de David.
Versículo 23
Por tanto, vean y tomen conocimiento de todos los lugares al acecho donde se esconde, y vengan de nuevo a m� con la certeza, literalmente, "lo que es cierto", es decir, con informaci�n segura, y yo ir� con ustedes; y suceder� que, si est� en la tierra, lo buscar� por todos los millares de Jud�, la divisi�n m�s grande de la tribu, N�meros 1:16 , es decir, en su territorio. Por lo tanto, Sa�l todav�a mostraba su idea fija de que David estaba tratando de quitarle el trono y la vida, y as� cometiendo un gran crimen contra Dios.
Versículo 24
Y ellos se levantaron y fueron a Zif delante de Sa�l, que pronto los seguir�a con sus hombres; pero David y sus hombres estaban en el desierto de Ma�n, al sur de la monta�a de Hachila, en la llanura al sur de Jesim�n, en o cerca de una colina c�nica que todav�a lleva un nombre muy similar.
Versículo 25
Tambi�n Sa�l y sus hombres fueron a buscarlo. Y le dijeron a David; por tanto, descendi� a una roca, descendi� de la roca, la monta�a donde hab�a estado, para llegar a la tierra baja y un nuevo escondite, y morar en el desierto de Maon. Cuando Sa�l oy� eso, sigui� a David por el desierto de Ma�n.
Versículo 26
Y Sa�l fue por este lado del monte, y David y sus hombres por ese lado del monte, separando as� el monte a los dos ej�rcitos; y David se apresur� a escapar por temor a Sa�l, estaba muy ansioso por escapar ; porque Sa�l y sus hombres rodearon a David y sus hombres para tomarlos, estaban a punto de rodearlos.
Versículo 27
Pero vino un mensajero a Sa�l, diciendo: Date prisa y ven; porque los filisteos han invadido la tierra, hab�an emprendido una incursi�n en gran escala, su objetivo era obtener bot�n.
Versículo 28
Por tanto, Sa�l volvi� de perseguir a David y fue contra los filisteos; por eso llamaron a ese lugar Sela-hammahlekoth (roca de divisiones, roca de escapes), porque indudablemente fue debido a su empuje que David escap� con sus hombres.
Versículo 29
Y David subi� de all� y habit� en fortalezas en En-gedi, alrededor de la mitad de la costa occidental del Mar Muerto. El Se�or, que gobierna todas las cosas, protegi� a Su siervo en este extremo. Y el mismo Dios tiene formas y medios para ayudarnos en todos nuestros problemas y dificultades. si le encomendamos nuestro camino.