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Saturday, September 28th, 2024
the Week of Proper 20 / Ordinary 25
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Bible Commentaries
Comentario Popular de la Biblia de Kretzmann Comentario de Kretzmann
Declaración de derechos de autor
Estos archivos están en el dominio público.
Texto cortesía de BibleSupport.com. Usado con permiso.
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Texto cortesía de BibleSupport.com. Usado con permiso.
Información bibliográfica
Kretzmann, Paul E. Ph. D., D. D. "Comentario sobre 2 Chronicles 13". "Comentario Popular de Kretzmann". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/kpc/2-chronicles-13.html. 1921-23.
Kretzmann, Paul E. Ph. D., D. D. "Comentario sobre 2 Chronicles 13". "Comentario Popular de Kretzmann". https://beta.studylight.org/
Versículo 1
Ahora, en el a�o dieciocho del rey Jeroboam, habiendo muerto Roboam despu�s de un reinado de diecisiete a�os completos, comenz� a reinar Ab�as sobre Jud�.
Versículos 1-12
Advertencia de Ab�as a Israel
Versículo 2
Rein� tres a�os en Jerusal�n. El nombre de su madre tambi�n era Michaiah (o Maachah, 2 Cr�nicas 11:20 ), la hija de Uriel de Gabaa, que se hab�a casado con Tamar, la hija de Absal�n. Y hubo guerra entre Ab�as y Jeroboam, no meramente un estado de hostilidad, donde cada lado descansaba en sus brazos, sino una guerra real y amarga.
Versículo 3
Y Ab�as, aparentemente en un esfuerzo por recuperar el territorio del norte para la casa de David, prepar� la batalla con un ej�rcito de valientes hombres de guerra, tropas experimentadas y veteranas, incluso cuatrocientos mil hombres elegidos, para la mayor�a de los hombres en esos d�as. fueron entrenados en el uso de armas. Jeroboam tambi�n puso en orden de batalla contra �l con ochocientos mil hombres escogidos, que eran valientes y valientes. Fue una guerra civil en serio, sin que ning�n profeta interfiriera en favor de Israel, ya que Jeroboam, debido a su idolatr�a, hab�a perdido todos los reclamos de protecci�n.
Versículo 4
Y se levant� Ab�as sobre el monte Zemaraim, que est� en el monte Efra�n, probablemente en los alrededores de Betel, y dijo: �O�dme, Jeroboam y todo Israel!
Versículo 5
�No deb�is saber que el Se�or Dios de Israel dio el reino sobre Israel a David para siempre, 2 Samuel 7:12 , a �l y a sus hijos, por un pacto de sal? �l describi� el pacto como una promesa inmutable e irrevocable de parte de Jehov�, sustentada por la ofrenda de carne, que siempre se preparaba con sal, Lev�tico 2:13 ; N�meros 18:19 .
Versículo 6
Sin embargo, Jeroboam, hijo de Nabat, siervo de Salom�n, hijo de David, se ha levantado y se ha rebelado contra su se�or, siendo representado as� a Jeroboam como un miserable usurpador, que se hab�a aprovechado de la juventud y la inexperiencia de Roboam.
Versículo 7
Y se han reunido con �l hombres vanidosos, literalmente, "hijos de inutilidad", los hijos de Belial, compa�eros vanidosos, in�tiles, sueltos, inconstantes y poco fiables, que se han fortalecido contra Roboam, el hijo de Salom�n, cuando Roboam era joven. y de coraz�n tierno y no pudieron resistirlos, se mostraron fuertes contra �l cuando a�n era inestable e incapaz de resistirlos.
Versículo 8
Y ahora pens�is resistir, fortaleci�ndose, el reino de Jehov� en manos de los hijos de David; y vosotros sois una gran multitud, y hay con vosotros becerros de oro, que Jeroboam os hizo por dioses, siendo esta una severa censura de la crasa idolatr�a que ahora ten�a reconocimiento oficial en el reino del norte, 1 Reyes 12:28 .
Versículo 9
Como consecuencia de la crasa idolatr�a introducida por Jeroboam, �no hab�is expulsado a los sacerdotes del Se�or, a los hijos de Aar�n y a los levitas, todos ellos destituidos y expulsados ??del pa�s cuando Jeroboam eligi� sacerdotes para su cargo? culto que no eran de los hijos de Lev�, 1 Reyes 12:31 ; 2 Cr�nicas 11:14 , � y os hab�is hecho sacerdotes a la manera de las naciones de otras tierras? para que cualquiera que venga a consagrarse con un becerro y siete carneros, cambiando tambi�n los requisitos de la ley en este sentido y haci�ndolo sacerdocio de los imp�os, �xodo 29; Deuteronomio 32:21 , el mismo puede ser sacerdote de los que no son dioses.
Versículo 10
Pero en cuanto a nosotros, los miembros de la naci�n del sur, el Se�or es nuestro Dios, y no lo hemos abandonado, la observancia pura y regular de la religi�n verdadera se encontr� solo en Jud�; y los sacerdotes que ministran a Jehov� son los hijos de Aar�n, y los levitas atienden sus negocios;
Versículo 11
y queman al Se�or todas las ma�anas y todas las noches holocaustos e incienso arom�tico; los panes de la proposici�n tambi�n se pusieron en orden sobre la mesa pura, la mesa especial cubierta de oro en el Lugar Santo, y el candelero de oro con sus l�mparas para quemar todas las noches; porque mantenemos el encargo del Se�or, nuestro Dios , realizando todos los actos de adoraci�n p�blica en estricta conformidad con Sus reglamentos; pero le hab�is abandonado.
Versículo 12
Y he aqu�, Dios mismo est� con nosotros como nuestro Capit�n, el ej�rcito de Jud� se hab�a puesto enteramente bajo Su liderazgo y protecci�n, y Sus sacerdotes con trompetas sonando para gritar alarma contra ti, porque esa era una de las funciones de los sacerdotes, para hacer sonar las trompetas y as� invocar al Se�or para que ayude a su pueblo en la guerra, N�meros 10:9 .
Ab�as termin� con una �ltima s�plica ferviente: Oh hijos de Israel, no pele�is contra el Se�or, Dios de vuestros padres; porque no prosperar�is. Solo donde la Palabra de Dios es la l�mpara para una comunidad o naci�n, �l verdaderamente bendecir� y prosperar� a la gente.
Versículo 13
Pero Jeroboam, mientras Ab�as arengaba a su ej�rcito desde su puesto elevado, provoc� una emboscada detr�s de ellos, para sorprender al ej�rcito de Jud� en la retaguardia; as� que ellos, la divisi�n principal del ej�rcito de Israel, estaban delante de Jud�, y la emboscada estaba detr�s de ellos.
Versículos 13-22
La derrota de Jeroboam
Versículo 14
Y cuando Jud� mir� hacia atr�s, habiendo sido llamado su atenci�n sobre el destacamento enemigo en su retaguardia, he aqu�, la batalla estaba por delante y por detr�s. Y clamaron al Se�or, y los sacerdotes tocaron las trompetas, que era la prenda de la victoria y ten�a la intenci�n de tranquilizar a los soldados de Jud�.
Versículo 15
Entonces los hombres de Jud�, llenos de nuevo coraje por la conocida se�al, dieron un grito, su grito de guerra se combin� con el sonido de las trompetas; y cuando los hombres de Jud� gritaron, sucedi� que Dios hiri� a Jeroboam ya todo Israel delante de Ab�as y de Jud�. Se enfatiza particularmente que las filas de Israel se rompieron debido a la interferencia de Jehov� a favor de Jud�.
Versículo 16
Y los hijos de Israel huyeron delante de Jud�; y Dios los entreg� en sus manos.
Versículo 17
Y Ab�as y su pueblo, enardecidos por las habituales pasiones de la guerra civil, los mataron con una gran matanza; y cayeron muertos de Israel quinientos mil hombres escogidos.
Versículo 18
As� los hijos de Israel fueron derrotados en ese momento, derrotados y humillados, tambi�n debilitados por la terrible p�rdida de hombres armados, y los hijos de Jud� prevalecieron, porque confiaron en el Se�or Dios de sus padres, y no a causa de sus padres. propio valor invencible.
Versículo 19
Y Ab�as sigui� a Jeroboam, y tom� ciudades de �l: Betel con sus aldeas, sus aldeas que la rodeaban, y Jesana con sus aldeas, y Efra�n con sus aldeas, todas ciudades fronterizas que, estrictamente hablando, pertenec�an al territorio de Jud� y Benjam�n.
Versículo 20
Tampoco Jeroboam recuper� las fuerzas en los d�as de Ab�as, no pudo recuperarse del terrible golpe que hab�a recibido; y el Se�or lo hiri�, y muri�, no arrebat�ndolo de una muerte repentina, sino visit�ndolo con la desgracia y amonton�ndole un golpe tras otro, de modo que sobrevivi� a Ab�as por solo dos a�os. 1 Reyes 14:20 ; 1 Reyes 15:9 .
Versículo 21
Pero Ab�as, siempre que se adhiri� solo al Se�or, se hizo poderoso, se cas� con catorce mujeres y engendr� veintid�s hijos y diecis�is hijas, esto, por supuesto, sucedi� antes de que �l se convirtiera en rey, mucho antes de la guerra con Jeroboam. .
Versículo 22
Y el resto de los hechos de Ab�as, sus caminos y sus dichos, est�n escritos en la historia del profeta Iddo, que tambi�n se menciona en otra parte como fuente de la que se bas� el escritor sagrado. Nosotros que, por la gracia de Dios, tenemos su Palabra pura y sus sacramentos, debemos prestar atenci�n a la advertencia contenida en esta historia y tener cuidado con la apostas�a.