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Saturday, September 28th, 2024
the Week of Proper 20 / Ordinary 25
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Bible Commentaries
Comentario Popular de la Biblia de Kretzmann Comentario de Kretzmann
Declaración de derechos de autor
Estos archivos están en el dominio público.
Texto cortesía de BibleSupport.com. Usado con permiso.
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Texto cortesía de BibleSupport.com. Usado con permiso.
Información bibliográfica
Kretzmann, Paul E. Ph. D., D. D. "Comentario sobre Deuteronomy 20". "Comentario Popular de Kretzmann". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/kpc/deuteronomy-20.html. 1921-23.
Kretzmann, Paul E. Ph. D., D. D. "Comentario sobre Deuteronomy 20". "Comentario Popular de Kretzmann". https://beta.studylight.org/
Versículo 1
Cuando salgas a la batalla contra tus enemigos y veas caballos y carros, un equipo que Israel no pose�a en ese momento y que siempre daba la impresi�n de poder superior por parte del enemigo, y un pueblo m�s que t�, no les temas, porque la batalla no ser�a para los m�s fuertes y numerosos seg�n el c�lculo humano; porque el Se�or, tu Dios, est� contigo, como lo mostr� tan a menudo en tiempos posteriores, que te sac� de la tierra de Egipto, mostrando as� la extensi�n de Su poder.
Versículos 1-9
La selecci�n de soldados para una campa�a
Versículo 2
Y ser� cuando os acerqu�is a la batalla, cuando sean movilizados para la guerra y preparados para avanzar a la batalla, que el sacerdote, uno especialmente comisionado para ese prop�sito, se acercar� y hablar� al pueblo:
Versículo 3
y les dir�: O�d, Israel, os acerc�is hoy para pelear contra vuestros enemigos; No desmay�is vuestro coraz�n, sed d�biles y tiernos, no tem�is y no temblad, no os turb�is de consternaci�n, ni os aterroric�is por ellos, multiplic�ndose intencionadamente las expresiones para enfatizar la necedad del miedo;
Versículo 4
porque el Se�or, tu Dios, es el que va contigo para luchar por ti contra tus enemigos, para salvarte, para efectuar un rescate de todos los enemigos y para asegurar la victoria.
Versículo 5
Y los oficiales, los guardianes de los registros geneal�gicos y de las listas de tribus, cuyo deber era tambi�n llevar la cuenta de los soldados reunidos, hablar�n al pueblo, diciendo: �Qui�n hay que haya construido una casa nueva y haya no lo dedico? Que se vaya y vuelva a su casa, no sea que muera en la batalla y otro hombre la dedique.
Versículo 6
�Y qu� hombre es el que plant� una vi�a y a�n no ha comido de ella, porque, por mandato de Dios, no podr�a haber un uso com�n del fruto hasta el quinto a�o, Lev�tico 19:23 ? V�yase tambi�n �l y vu�lvase a su casa, no sea que muera en la batalla y otro la coma.
Versículo 7
�Y qu� hombre hay que se haya desposado con una mujer y no la haya tomado, sin haberse celebrado a�n el matrimonio formal? que se vaya y vuelva a su casa, no sea que muera en la batalla y otro hombre se la lleve. La vida humana independiente se reconoce aqu� en sus tres comienzos: "la construcci�n de viviendas como el primer fundamento; la plantaci�n de la vi�a como la primera ampliaci�n de las relaciones de vida; los esponsales como primera culminaci�n de la posici�n independiente en la vida. "El Se�or no quer�a que el orden social y econ�mico se desorganizara por la guerra; No quer�a quitarle a su pueblo el disfrute de ninguna de las bendiciones que hab�a proporcionado.
Versículo 8
Y los alguaciles hablar�n m�s al pueblo, y dir�n: �Qu� hombre hay temeroso y cobarde? que vaya y vuelva a su casa, no sea que el coraz�n de sus hermanos se desmaye, literalmente, se derrita, se disuelva, as� como su coraz�n. Un solo soldado d�bil, a quien la sola idea de ir a la batalla llenaba de los m�s terribles recelos y de terror, probablemente contagiara a todo el ej�rcito con su actitud.
Versículo 9
Y ser� cuando los oficiales hayan terminado de hablar al pueblo, que har�n capitanes de los ej�rcitos para dirigir al pueblo, hombres que deb�an tener el mando real en la campa�a y durante las batallas. Todo esto se hizo bajo la direcci�n de Jehov�, quien siempre retuvo el mando supremo de Su hueste, as� como �l es el �nico Gobernante y L�der en Su Iglesia hasta el fin de los tiempos.
Versículo 10
Cuando t�, en el curso de una campa�a durante una guerra, te acerques a una ciudad para luchar contra ella, entonces proclama la paz, invitando a la gente de la ciudad a someterse pac�ficamente, a rendirse sin resistencia.
Versículos 10-20
Manera de lidiar con una ciudad sitiada
Versículo 11
Y suceder� que, si la ciudad te da respuesta de paz, acepta las condiciones ofrecidas y te abre (sus puertas) , entonces todo el pueblo que se encuentre all� ser� tributario de a ti, y ellos te servir�n, siendo retenidos en vasallaje y obligados a pagar tributo, tambi�n en servicio personal, como recompensa por salvar sus vidas. El prop�sito de esta ordenanza era, por supuesto, evitar un derramamiento de sangre innecesario.
Versículo 12
Y si ella, la ciudad en cuesti�n, no hace las paces contigo, neg�ndose a considerar las condiciones propuestas, pero te hace la guerra, entonces la sitiar�s;
Versículo 13
y cuando el Se�or, Dios tuyo, la entregue en tus manos, herir�s a todo var�n de ella a filo de espada, N�meros 31:7 ;
Versículo 14
pero las mujeres, los ni�os, el ganado y todo lo que hay en la ciudad, y todo su despojo, tomar�s para ti como bot�n bien ganado; y comer�s el bot�n de tus enemigos, y lo usar�s para el sustento de la vida que el Se�or, el Dios tuyo, te ha dado.
Versículo 15
As� har�s con todas las ciudades que est�n muy lejos de ti, que no son de las ciudades de estas naciones, del pueblo que vive en Cana�n propiamente dicho.
Versículo 16
Pero de las ciudades de este pueblo que el Se�or tu Dios te da por heredad, nada salvar�s con vida, ni hombre ni bestia, porque ser�a una guerra de exterminio.
Versículo 17
Pero los destruir�s por completo; a saber, los hititas, los amorreos, los cananeos, los ferezeos, los heveos y los jebuseos, como el Se�or tu Dios te ha mandado;
Versículo 18
que os ense�en a no hacer conforme a todas las abominaciones que han hecho a sus dioses, las costumbres id�latras e inmorales relacionadas con su adoraci�n; as� deb�is pecar contra el Se�or, vuestro Dios, como lo muestra abundantemente la historia posterior.
Versículo 19
Cuando asedies una ciudad durante mucho tiempo, al hacer la guerra contra ella para tomarla, no destruir�s sus �rboles, los diversos �rboles que dan frutos y nueces, forzando un hacha contra ellos, cort�ndolos con el acostumbrado balanceo. movimiento; porque puedes comer de ellos, su fruto puede sustentar la vida, y no los cortar�s (porque el �rbol del campo es la vida del hombre), �l depende de �l para alimentarse, para emplearlos en el asedio, en el campo. construcci�n de parapetos y trincheras. Los hijos de Israel deb�an recordar que la guerra deb�a librarse �nicamente con los hombres, no con los �rboles cuyos frutos sirvieran de alimento. No deb�an practicar el vandalismo y la crueldad.
Versículo 20
Solamente los �rboles que sabes que no son �rboles para la carne, cuyo fruto no se puede usar para comer, los destruir�s y cortar�s; y construir�s baluartes contra la ciudad que te hace la guerra hasta que sea subyugada, literalmente, hasta que (los muros) caiga desde su altura fortificada y as� sea derribada. Con el Se�or de su lado, los hijos de Israel siempre estaban seguros de la victoria.