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Friday, September 27th, 2024
the Week of Proper 20 / Ordinary 25
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Bible Commentaries
Comentario Popular de la Biblia de Kretzmann Comentario de Kretzmann
Declaración de derechos de autor
Estos archivos están en el dominio público.
Texto cortesía de BibleSupport.com. Usado con permiso.
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Texto cortesía de BibleSupport.com. Usado con permiso.
Información bibliográfica
Kretzmann, Paul E. Ph. D., D. D. "Comentario sobre Ezekiel 4". "Comentario Popular de Kretzmann". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/kpc/ezekiel-4.html. 1921-23.
Kretzmann, Paul E. Ph. D., D. D. "Comentario sobre Ezekiel 4". "Comentario Popular de Kretzmann". https://beta.studylight.org/
Versículo 1
T� tambi�n, hijo de hombre, toma para ti una teja, muy probablemente un ladrillo babil�nico, de un pie cuadrado y unas cinco pulgadas de grosor, y col�calo delante de ti, mientras la arcilla a�n estaba blanda, y representa en ella la ciudad, incluso Jerusal�n, dibujar el mapa de la capital jud�a con el l�piz o estilo habitual,
Versículos 1-8
El s�mbolo del asedio
Versículo 2
y sitiarlo, y construir contra �l un fuerte, muy probablemente una torre de vigilancia o baluarte, que permitiera al ej�rcito invasor observar cada movimiento de los sitiados, y lanzar contra �l una montura, los habituales terraplenes con sus trincheras; Ponga tambi�n el campamento contra ella, para rodear la ciudad por todos lados, y ponga contra ella arietes en derredor, siendo estos �ltimos troncos de madera dura, con cabezas de hierro forjado. Todo esto se mostrar�a en el bosquejo preparado por el profeta, el mapa enfatizando as� el hecho de que Jerusal�n ser�a sitiada.
Versículo 3
Adem�s, toma contigo una sart�n de hierro, como las que se usaban en las casas jud�as, as� como en el templo, y ponla como muro de hierro entre t� y la ciudad, como representaci�n del decreto divino sobre la invasi�n caldea; y pon tu rostro contra ella, en severa oposici�n, y ser� sitiada, y t� la sitiar�s. Esta ser� una se�al para la casa de Israel, para el pueblo de Dios, antes id�ntico a la naci�n del pacto.
Versículo 4
Acu�state tambi�n sobre tu lado izquierdo, en otro acto simb�lico, y echa sobre �l la iniquidad de la casa de Israel, como una enfermedad que hace que la persona enferma se acueste en una posici�n sin moverse; Seg�n el n�mero de d�as que te acuestes sobre �l, llevar�s su iniquidad, no en un acto vicario, sino en un acto simb�lico.
Versículo 5
Porque he puesto sobre ti los a�os de su iniquidad, que Ezequiel, figurativamente, llevaba su culpa, seg�n el n�mero de d�as, trescientos noventa d�as, un n�mero de a�os que puede referirse al tiempo de la servidumbre egipcia. , o simplemente como golpes de castigo divino; as� llevar�s la iniquidad de la casa de Israel.
Versículo 6
Y cuando los hayas cumplido, habiendo cumplido los trescientos noventa d�as t�picos de llevar la carga de Israel, acu�state de nuevo sobre tu lado derecho, y llevar�s la iniquidad de la casa de Jud� cuarenta d�as, un n�mero que puede referirse a varios per�odos en la historia del pueblo o, como algunos piensan, hasta los �ltimos cuarenta a�os de la esclavitud egipcia, que fueron al mismo tiempo los a�os que le dieron a Mois�s su prueba de liderazgo; Te he designado cada d�a durante un a�o, es decir, un d�a del acto simb�lico se mantuvo durante todo un a�o en la historia real a la que se refer�a.
Versículo 7
Por tanto, pondr�s tu rostro hacia el sitio de Jerusal�n, que siempre estaba delante del profeta en el dibujo que hab�a dibujado, y tu brazo, es decir, el brazo libre en cualquier caso, estar� descubierto, desnudo hasta el hombro, para tener uso libre de �l en todo momento, y profetizar�s contra �l, tanto por su actuaci�n simb�lica como por la proclamaci�n del mensaje del Se�or.
Versículo 8
Y he aqu�, te pondr� ataduras, sujet�ndolo, haci�ndolo aguantar con paciencia la dif�cil haza�a propuesta, y t� no te voltear�s de un lado a otro, para aliviar el tedio de acostarte solo de un lado. , hasta que hayas terminado los d�as de tu sitio, el cumplimiento del tiempo indica la conquista de la ciudad. No importa de qu� manera Dios d� a conocer Su voluntad, el hecho sobresaliente es que ciertamente se cumplir�, porque ninguna de sus palabras puede fallar.
Versículo 9
T�mate tambi�n trigo y cebada, que generalmente se comen en forma de granos tostados, frijoles, lentejas, mijo, fitches o espelta, y ponlos en un recipiente, como lo que significa la �ltima de las provisiones. para ser recogido para el extremo del sitio, y hacerte pan con �l, alimento en la forma habitual de asado, seg�n el n�mero de d�as en que te acostar�s de costado; trescientos noventa d�as comer�s de �l, y el n�mero de a�os de opresi�n de Israel se menciona como suficiente para enfatizar la dificultad de la situaci�n.
Versículos 9-17
Los s�mbolos de la hambruna
Versículo 10
Y la carne que comer�s, la comida que debe consumir de acuerdo con este estricto racionamiento, ser� en peso, veinte siclos por d�a, estimados en unas veinte onzas de avoirdupois, aproximadamente la mitad de lo que el hombre promedio necesita para su sustento diario. ; de vez en cuando la comer�s, no seg�n las exigencias del hambre, sino seg�n las raciones previstas, es decir, a intervalos prolongados, con mucha moderaci�n.
Versículo 11
Beber�s tambi�n agua por medida, en lugar de seg�n el deseo y la necesidad ordinaria, la sexta parte de un hin, aproximadamente una pinta y media; beber�s de vez en cuando.
Versículo 12
Y lo comer�s, el alimento provisto, como tortas de cebada, cocidas o asadas en las cenizas de su fuego, o sobre piedras calentadas por este fuego; y lo cocer�s con esti�rcol que sale del hombre, cuyo uso como combustible debe haber sido sumamente repulsivo a sus ojos. La situaci�n, entonces, era esta, que la inmundicia y la miseria rodeaban al profeta por todos lados un cuadro muy v�vido, a fin de enfatizar su mensaje ante sus compatriotas.
Versículo 13
Y el Se�or dijo: As� comer�n los hijos de Israel su pan contaminado, contaminado con el olor del combustible inefable usado, entre los gentiles, adonde los conducir�, donde se ver�an obligados a residir y entrar en contacto con el abominaciones de los paganos. La inmundicia no era tanto una contaminaci�n Lev�tica como una contaminaci�n que ultrajaba el sentimiento universal de los seres humanos con respecto a la decencia.
Versículo 14
Entonces dije, al expresar una objeci�n al repugnante combustible propuesto por el Se�or: � Ah, Se�or Dios! He aqu�, mi alma no ha sido contaminada, porque as� podr�a interpretar Lev�tico 5:3 ; Lev�tico 7:21 que respecta al presente caso; porque desde mi juventud hasta ahora no com� de lo que muere o se despedaza, Cf �xodo 22:30 ; Deuteronomio 14:21 , ni entr� carne abominable en mi boca.
Cf Deuteronomio 14:3 . N�tese el �nfasis de la expresi�n del profeta al exponer su conciencia de la repugnancia del m�todo que se le sugiri�.
Versículo 15
Entonces me dijo, cediendo el punto por causa de los escr�pulos del profeta: He aqu�, te he dado esti�rcol de vaca por esti�rcol de hombre, un combustible que todav�a se usa mucho en Oriente, y con �l preparar�s tu pan.
Versículo 16
Adem�s, me dijo: Hijo de hombre, he aqu�, quebrar� el bast�n de pan en Jerusal�n, siendo el pan uno de los principales art�culos de alimentaci�n, uno de los principales art�culos de sustento del hombre; y comer�n el pan al peso, en raciones esmeradas, como lo demostr� el profeta, y con cuidado, preocupados por los medios de subsistencia; y beber�n agua por medida y con asombro, con dolor sordo, con dolor mudo,
Versículo 17
para que quieran pan y agua, tengan una gran necesidad de la comida que apenas alcanza para sus necesidades diarias, y se asombren unos con otros, con la mirada estupefacta de la desesperaci�n total, y se consuman por su iniquidad. As�, el Se�or, mediante estas diversas se�ales, expuso la destrucci�n temprana de Jerusal�n y los sufrimientos que sobrevendr�an a sus habitantes en relaci�n con la conquista caldea.