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Bible Commentaries
Ageo 1

Comentario Popular de la Biblia de KretzmannComentario de Kretzmann

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Versículo 1

En el segundo a�o de Dar�o, el rey, el a�o 520 a.C. en el sexto mes, es decir, del a�o jud�o, que corresponde aproximadamente a nuestro septiembre, en el primer d�a del mes, vino la palabra del Se�or por medio de Hageo: el profeta, que era, por tanto, simplemente el medio a trav�s del cual el Se�or comunicaba Su mensaje y de ninguna manera presentaba sus propias ideas, a Zorobabel, hijo de Salatiel, gobernador de Jud�, y a Josu�, hijo de Josedec, sumo sacerdote, Cf Esdras 3:2 , diciendo:

Versículos 1-15

La indiferencia del pueblo reprendido.

Cuando los exiliados, bajo el liderazgo de Zorobabel y Josu�, regresaron a Jerusal�n, hab�an comenzado la obra de reconstrucci�n del templo con gran entusiasmo. Pero cuando los samaritanos y otros pusieron varios obst�culos en su camino, interrumpieron sus esfuerzos, sin hacer ning�n esfuerzo decidido para eliminar las dificultades. Unos a�os despu�s, cuando se encontr� una cierta prosperidad en Judea, se volvieron indiferentes al proyecto, por lo que la situaci�n continu� durante unos diecis�is a�os. Fue entonces cuando el Se�or seleccion� a Hageo como Su mensajero para reprender al pueblo.

Versículo 2

As� habla el Se�or de los ej�rcitos, el profeta empleando esta f�rmula para resaltar la importancia de su mensaje, diciendo: Este pueblo dice: No ha llegado el tiempo, el tiempo en que se edificar� la casa del Se�or, siendo esa la excusa d�bil con lo que el pueblo trataba de tapar su indiferencia, pues hab�a llegado a una etapa en la que estaban dispuestos a dejar que las cosas siguieran su curso, dejar que se fueran a la deriva.

Versículo 3

Entonces vino la palabra del Se�or por medio de Hageo, el profeta, diciendo:

Versículo 4

�Es hora de que ustedes, oh ustedes, vivan en sus casas en celdas, para ustedes mismos de morar en casas revestidas de madera, revestidas con paneles de la manera m�s cara, mostrando que viv�an no solo con comodidad, sino con lujo, y esta casa est� desolada? ya que nunca hab�a pasado de los cimientos, solo el altar de los holocaustos en la cima de Moriah.

Versículo 5

Ahora, por tanto, as� dice el Se�or de los ej�rcitos: Consideren sus caminos, literalmente, "Pongan su coraz�n en sus caminos", contemplando las consecuencias de su comportamiento tard�o y sobre la manera en que el Se�or lo hab�a considerado, como Su trato con ellos. presentado.

Versículo 6

Hab�is sembrado mucho, o hab�is estado sembrando mucho, esperando grandes cosechas, y traed poco, siendo la cosecha peque�a a pesar de todos sus esfuerzos; com�is, pero no ten�is suficiente, no estaban realmente satisfechos a pesar de la aparente abundancia; Bebeis, pero no os hart�is de bebida; os visten, aparentemente teniendo suficiente ropa, pero no hay ninguna abrigada; y el que gana salario gana salario para ponerlo en una bolsa con agujeros, es decir, se encontraron incapaces de salvar nada. Todo esto indicaba que no podr�a haber verdadera prosperidad sin la bendici�n del Se�or, y eso evidentemente faltaba, como siempre ocurre cuando las personas piensan solo en s� mismas y no en �l.

Versículo 7

As� ha dicho Jehov� de los ej�rcitos Considerad vuestros caminos, pensadlos detenidamente, porque el asunto era urgente,

Versículo 8

Sube al monte, a los grandes bosques del pa�s, y trae le�a, madera para construir y edifica la casa; y me complacer� en ella, contento de considerarla como la casa donde �l podr�a ser adorado, y ser� glorificado, dice el Se�or, recibiendo el honor que le era debido, que hab�a sido retenido a causa de su indiferencia hacia el estado de Su casa.

Versículo 9

Esperabas mucho, esperando cosechas a�n mayores y la correspondiente prosperidad, y he aqu� que lleg� a poco; y cuando lo trajiste a casa, creyendo que al menos lo poco que hab�an conseguido estaba a salvo, sopl� sobre �l, disip�ndolo y esparciendo as�. �Por qu�? dice el Se�or de los ej�rcitos. �l mismo se compromete a explicar esta condici�n a la gente para explic�rsela de manera m�s impresionante. A causa de Mi casa que est� desolada , a�n sin terminar y desolada, y cada uno corre a su propia casa, con un ego�smo vil, que s�lo consideraba sus propios intereses.

Versículo 10

Por lo tanto, el cielo sobre ti est� protegido contra el roc�o, reteniendo la humedad necesaria para asegurar cosechas completas, y la tierra est� bloqueada de su fruto, no produce ni siquiera su cosecha ordinaria.

Versículo 11

Y llam� a la sequ�a sobre la tierra, sobre los campos cultivados y sobre las monta�as, con sus ricas praderas, y sobre el ma�z, los productos de grano, el mosto y el aceite, todos los principales productos de la tierra. el pa�s. y sobre lo que produce la tierra, y sobre los hombres, y sobre el ganado, y sobre todo el trabajo de las manos, neg�ndose Su bendici�n a todos los seres animados e inanimados. Esta seria reprimenda fue escuchada por la gente.

Versículo 12

Entonces Zorobabel, hijo de Salatiel, y Josu�, hijo de Josedec, el sumo sacerdote, con todo el remanente del pueblo, todos los dem�s exiliados que hab�an regresado, obedecieron la voz del Se�or, su Dios, y las palabras de Hageo, el profeta, como el Se�or, su Dios, le hab�a enviado, probablemente un discurso adicional o una explicaci�n adicional que no se registr�, y el pueblo temi� ante el Se�or con reverencia y asombro.

Versículo 13

Entonces, cuando el pueblo mostr� se�ales tan obvias de arrepentimiento, habl� Hageo, el mensajero del Se�or, en el mensaje del Se�or al pueblo, el hecho de que su misi�n era la de que Jehov� fuera presentado una y otra vez, diciendo: Yo estoy contigo, dice el Se�or, �l acept� su arrepentimiento como genuino y actu� en consecuencia.

Versículo 14

Y el Se�or despert� el esp�ritu de Zorobabel, hijo de Salatiel, gobernador de Jud�, y el esp�ritu de Josu�, hijo de Josedec, el sumo sacerdote, y el esp�ritu de todo el remanente del pueblo, y ellos vinieron e hicieron trabajo, tomaron medidas para continuar las operaciones de construcci�n, en la casa del Se�or de los ej�rcitos, su Dios,

Versículo 15

el d�a veinticuatro del sexto mes, veintitr�s d�as despu�s del primer mensaje de Hageo, en el segundo a�o del rey Dar�o. Cuando la gente est� llena del esp�ritu de arrepentimiento y del temor del Se�or, es f�cil para ellos asumir cualquier parte de la obra que el Se�or les ha confiado y llevarla a un resultado exitoso, con Su bendici�n.

Información bibliográfica
Kretzmann, Paul E. Ph. D., D. D. "Comentario sobre Haggai 1". "Comentario Popular de Kretzmann". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/kpc/haggai-1.html. 1921-23.
 
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