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Bible Commentaries
1 Corintios 1

Comentario de Grant sobre la BibliaComentario de Grant

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Versículos 1-31

Pablo escribe aqu� como "un ap�stol de Jesucristo llamado por la voluntad de Dios". Como tal, es la palabra autorizada de Dios que �l comunica, lo que requiere la sujeci�n y obediencia de toda la Iglesia de Dios. No permite ning�n margen para las preferencias o voluntades de los hombres, sean quienes sean. La voluntad de Dios es suprema y absoluta: si se comunica con gracia a trav�s de un humilde instrumento llamado por Dios para este mismo prop�sito, tal gracia solo magnifica la autoridad del mensaje.

Y con �l vincula el nombre de "S�stenes nuestro hermano". Este puede ser el S�stenes mencionado como en Corinto en Hechos 18:17 ; pero poco m�s se sabe de �l. Quiz�s una raz�n por la que Pablo lo identifica tanto consigo mismo aqu� es que nadie puede limitar el mensaje del ap�stol a los l�deres, porque uno simplemente "un hermano" tambi�n est� involucrado en esto.

Solo las dos ep�stolas a los Corintios est�n dirigidas a "la iglesia de Dios", porque es el orden y la responsabilidad de la asamblea corporativa lo que se enfatiza tanto en estas. Su car�cter es el de ser santificados en Cristo Jes�s, santos por vocaci�n; por eso record� al principio que el suyo es un lugar totalmente apartado del mundo, que lamentablemente estaba ejerciendo demasiada influencia sobre ellos (cf. cap. 6, 11).

Pero lo m�s interesante es la palabra adicional en el vers�culo 2: "Con todos los que en todo lugar invocan el nombre de Jesucristo nuestro Se�or, tanto de ellos como de nosotros". Este y otros vers�culos del Libro (cap. 4:17; 11:16;

14: 33,37) nos insisten en el hecho del mensaje que todo lo abarca del Libro. No es solo para Corinto, sino para nosotros, toda la Iglesia de Dios en todas partes; tan necesario para los que est�n lejos de Pablo como para los que est�n en contacto directo con �l. El Esp�ritu de Dios anticip� aqu� el hecho de que habr�a aquellos (como los hay hoy) que desafiar�an la aplicabilidad de la verdad a sus iglesias particulares, alegando que esto fue escrito meramente para esta asamblea local en vista de las condiciones presentes en ese momento. Pero el Libro mismo declara que no se puede limitar de esta manera.

"Gracia a vosotros:" �No diremos en este caso gracia para vencer los males que tan gravemente pusieron en peligro a esta rica asamblea? "Y paz", la paz de la verdadera unidad seg�n Dios, la paz de la consideraci�n piadosa de unos a otros, en preciosa comuni�n con Aquel que es "el Dios de paz". Porque la fuente de todo es "Dios nuestro Padre, y el Se�or Jesucristo". El valor precioso de la relaci�n como ni�os seguramente est� involucrado aqu�, y la dignidad de la filiaci�n tambi�n, porque Dios es nuestro Padre; sin embargo, con esto, "el Se�or Jesucristo".

"Aunque �l es el Salvador resucitado, en esta Ep�stola se enfatiza especialmente Su se�or�o, porque la sujeci�n a Su autoridad era una necesidad urgente en Corinto, y es imperativa siempre para el mantenimiento del testimonio, el orden y la disciplina de la asamblea.

Es muy valioso observar que Pablo comienza su mensaje para ellos, no con reprensi�n, sino agradeciendo a Dios por todos ellos, un asunto que tambi�n era un h�bito con �l "siempre". Y es "por la gracia de Dios dada por Jesucristo". Tal actitud y tal aprecio por la gracia de Dios otorgada a los dem�s, influir�n grandemente en la manera en que busquemos su correcci�n.

Sus bendiciones por gracia eran sobresalientes: Dios los hab�a enriquecido en todo, en cuanto a expresi�n y conocimiento; en lo que respecta al don p�blico, no eran inferiores a nadie: el testimonio de Cristo se confirmaba en el hecho de su capacidad para hablar: all� Evidentemente, no hubo silencios prolongados en sus reuniones. La provisi�n de Dios fue abundante, mientras esperaban la venida de Cristo, la culminaci�n de la bendici�n por gracia.

Porque no hab�a duda de la continuidad de esto: el Se�or mismo los confirmar�a hasta el fin, sin mancha; es decir, irreprensible a sus ojos en virtud de su propia hechura en sus santos. Esto no puede fallar, porque �l es fiel, quien nos ha llamado a la comuni�n de Su Hijo. El poder de ese llamado ha establecido a Sus santos en esa comuni�n bendita, la de la asamblea de Dios, el cuerpo entero de Cristo, siendo �l mismo la fuente y el centro de la misma. As�, la ep�stola comienza con esta maravillosa nota positiva de la desbordante provisi�n de gracia de Dios hacia sus amados santos, la asamblea del Dios viviente.

Despu�s de una introducci�n tan exaltada y preciosa, es humillante considerar en el vers�culo 10 la necesidad del llamado urgente a estos queridos santos "por el nombre de nuestro Se�or Jesucristo" para que haya unidad pr�ctica entre ellos. Al considerar la grandeza de la gracia que ha sido derramada sobre la Iglesia de Dios unida, �c�mo podemos atrevernos a actuar en discordia y divisi�n? Pero tal es la triste tendencia en un mundo malvado, y mientras todav�a tenemos dentro de nosotros una naturaleza carnal que responde a las atracciones ego�stas y egoc�ntricas. Fue cierto en Corinto, �y cu�n cierto en la Iglesia en general a lo largo de todos los a�os! �Qui�n hay hoy que no necesita profundamente esta desafiante ep�stola?

Primero, se insta a que "todos hablen lo mismo". Porque hablar mal es el comienzo de la divisi�n. Si nos inclinamos a "decir lo que pensamos", recordemos primero que "tenemos la mente de Cristo" ( 1 Corintios 2:16 ); y vele por que sea Su mente la que mueva nuestras lenguas. Si esto es cierto, "todos hablaremos lo mismo"; nuestro hablar tendr� el mismo objetivo concertado, movi�ndose en la misma direcci�n r�pida.

En segundo lugar, "y que no haya divisiones entre ustedes". De hecho, son peque�as las ocasiones que a veces causan estas cosas; y debemos estar siempre atentos a cualquier cosa que introduzca fricciones entre los santos de Dios, y juzgarlo con prontitud. En tercer lugar, "que est�is perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo juicio". Esto es posible s�lo si tenemos la mente puesta en las cosas de arriba, y de esta manera buscamos unidos la mente de Cristo, en la que ciertamente hay una unidad perfecta.

No se debe dar ning�n lugar a la mera preferencia personal, sino al que es honestamente para la gloria de Cristo. Esto tambi�n dar� un juicio sobrio en lo que respecta a las ocasiones que exigen algunas decisiones adecuadas y juiciosas.

Pero en Corinto hubo contiendas. Paul les dice con franqueza qui�n le hab�a informado de esto. Y no perdona a nadie en su reprensi�n. No toma partido por nadie, pero insiste en el hecho de que la asamblea fue responsable de esto, no solo algunas personas. Pablo, Apolos, Cefas e incluso Cristo, estaban haciendo l�deres de divisiones entre ellos. Si algunos sintieron que estaban honrando a Pablo de esta manera, Pablo no lo cre�a. De hecho, tampoco estaban honrando a Cristo, quien lo pondr�a en el lugar de su l�der particular en contraste con otros santos de Dios.

"�Est� Cristo dividido?" No, �l es la Cabeza de todo el cuerpo de Cristo, la Asamblea. "�Fue crucificado Pablo por ti?" En vista de la cruz de nuestro Se�or Jesucristo, �c�mo puede un hijo de Dios dar un lugar de superioridad a cualquier simple hombre?

Su bautismo p�blico los hab�a designado a todos como seguidores de Cristo, no a ning�n siervo de Cristo.

Ni s�lo esto: Pablo ni siquiera hab�a bautizado a los corintios, excepto a Crispo y Gains. Porque �l buscaba diligentemente que la fe de ellos se mantuviera en el poder de Dios, no como apegada a la de ning�n hombre (comp�rese con cap 2: 4, 5). Hab�a tenido cuidado de evitar cualquier acusaci�n de los hombres que bautizaba en su propio nombre: por lo tanto, el bautismo se dejaba a otros.

Observemos que el vers�culo 14 es enf�tico: Pablo no hab�a bautizado a nadie en la asamblea sino a Crispo y Gains. Sin embargo, agrega: "Y bautic� tambi�n a la casa de Stephanus". Esta casa, por tanto, no estaba en la asamblea, aunque el mismo Estebanus s� lo estaba. �Hay alguna otra explicaci�n que no sea que la casa estaba compuesta por ni�os demasiado peque�os para estar en la asamblea? Sin embargo, en el cap�tulo 16: 4 leemos que "la casa de Stephanus.

.. se han vuelto adictos al ministerio. "Esto plantear�a un problema insoluble si la palabra" casa "y" hogar "fueran lo mismo, pero la palabra griega para" hogar "en el cap�tulo I se refiere estrictamente a los hijos del cabeza de familia; mientras que el de "casa" en el cap�tulo 16 es un t�rmino que incluye a los sirvientes. Ministerio No parece haber otra respuesta al problema.

Adem�s, dice: "Adem�s, no s� si bautic� a alg�n otro". �Por qu� se hab�a olvidado de esto? Porque era un asunto de poca importancia. Puede que hubiera otros en Corinto a los que hab�a bautizado, pero de todos modos no estaban en la asamblea, como sin duda ser�a el caso si fueran ni�os peque�os.

Para Pablo, el bautismo no era lo m�s importante que es para algunos. Destaca enf�ticamente que Cristo no lo hab�a enviado a bautizar, sino a predicar el evangelio: era el evangelio que predicaba el asunto vital: es esto lo que lleva las almas al Se�or mismo, proporciona perd�n, justificaci�n, vida eterna, establece paz con Dios. El bautismo no pod�a hacer nada de esto, ni ayudar a hacerlo: es simplemente una ordenanza p�blica que pone a uno en el lugar del discipulado externo.

Pero adem�s, Pablo evit� todo razonamiento intelectual o filos�fico en su presentaci�n del evangelio. Estas son cosas que conducen a la exaltaci�n propia y la consiguiente desuni�n, y desv�an la atenci�n de la cruz de Cristo. Porque la cruz es la base de la unidad del cuerpo de Cristo ( Efesios 2:15 ). Y sin �l no podr�a haber evangelio alguno.

Si la predicaci�n de la cruz les parece locura a los que se pierden, pero a los que somos salvos, es poder de Dios. "Los sabios y prudentes" son muy a menudo los que est�n cegados a la verdad del Evangelio por el hecho mismo de su sencillez, y que hace poco importante la erudici�n profunda de los hombres. Pero aquellos que se inclinan ante �l y se salvan, reconocen en �l un poder que no es humanamente explicable.

Ya sea que el vers�culo 19 se refiera espec�ficamente a Job 5:12 , o si el mensaje general del Antiguo Testamento involucr� la verdad aqu� declarada, todav�a la revelaci�n de Dios ahora, que anula y anula la sabidur�a de todos los hombres, esto era consistente con la profec�a. Este es un asunto mucho m�s elevado de lo que el intelecto humano podr�a concebir, un asunto que tampoco est� sometido a los razonamientos de la sabidur�a humana, pero ante el cual tal sabidur�a colapsa. Dios lo destruye y lo reduce a nada.

�D�nde est�n el sabio, el escriba, el disputador de este mundo? Sin duda, estos son hombres prominentes en la estimaci�n del mundo; pero a la luz de la revelaci�n de Dios se vuelven como los magos de Egipto cuando la plaga de �lceras los afligi�: no pudieron estar de pie ante Mois�s ( �xodo 9:11 ). De hecho, esta revelaci�n incomparable en realidad vuelve insensata la sabidur�a de este mundo.

Dios primero permiti� que la sabidur�a del hombre se probara plenamente. Pero sus esfuerzos nunca pudieron alcanzar el conocimiento de Dios. La propia sabidur�a de Dios hab�a decretado que esto no pod�a ser. Cuando Pablo escribi�, y de hecho antes de la cruz, los fil�sofos m�s destacados de Grecia - S�crates, Plat�n, Arist�teles - hab�an fracasado completamente en encontrar el conocimiento del Dios verdadero, y estaban empantanados con el resto de Grecia en la adoraci�n de muchos falsos. Dioses.

Sin embargo, ahora agrad� a Dios, por la locura de la predicaci�n de la cruz, salvar a los creyentes. Esto, por supuesto, es lo que los hombres consideran una tonter�a. No se requiere gran intelecto para comprender, sino solo sencillez de fe en el Hijo de Dios. Y debido a que esta gran sabidur�a se expresa en t�rminos tan simples y claros que un ni�o puede entenderla, los hombres que se enorgullecen de su sabidur�a superior son lo suficientemente altivos como para despreciar esto y llamarlo tonter�a. Por supuesto, no es el hecho de predicar lo que se desprecia, sino el tema.

Los jud�os, debido a su trasfondo y entrenamiento en el conocimiento p�blico de un Dios que se manifestaba en milagros y se�ales visibles, eran aquellos que consideraban que solo las se�ales visibles llamativas eran v�lidas para probar que una cosa era de Dios. Los griegos, por otro lado, orgullosos de sus logros intelectuales, buscaban una sabidur�a que, por supuesto, exaltar�a las mentes m�s filos�ficas.

"Pero nosotros predicamos a Cristo crucificado", dice Pablo, "para los jud�os piedra de tropiezo, y para los griegos locura". �Qu� tipo de se�al era esta? - preguntaban los jud�os: �no hab�an sido crucificados muchos otros? S�, pero no otro como �l. Aqu� est� el �nico Hombre sin pecado, Aquel que es m�s que hombre, el Dios eterno manifestado en carne. ��l crucificado? S�, y fueron los jud�os quienes lo exigieron porque dijo que era el Hijo de Dios (Juan 19: 7). Pero por su parte fue un sacrificio de valor infinito, �cu�nto m�s que una se�al!

Y los griegos pueden decir que es una locura; pero cuando golpea la muerte, �d�nde est� toda la sabidur�a humana? De hecho, a menudo, antes de la muerte, muchos de los intelectos m�s sabios se ven reducidos a una total incapacidad para razonar o incluso recordar. Pero aqu� est� la muerte, la muerte violenta de la maldici�n, proclamada como el medio de bendici�n eterna para la humanidad. Y corta todo lo que es meramente del hombre, todo lo que tiende a exaltar el orgullo del hombre, nivelando a jud�os y gentiles pr�cticamente al polvo de la tierra, pero con el objeto precioso de sacarlos de ella.

En realidad, su maravilla es digna de la mayor admiraci�n, y no es m�s que el orgullo del hombre el que la rechaza; ya sea el orgullo religioso, como en el caso de los jud�os, o el orgullo intelectual, como en el caso de los gentiles. Pero para los que son llamados, Cristo es visto como el poder de Dios, poder manifestado a trav�s de una debilidad tan despreciada por los jud�os; y la sabidur�a de Dios, mucho m�s all� de todo lo que la filosof�a griega pudiera imaginar.

Si, como en el vers�culo 25, los hombres desean considerar esto la locura de Dios, sin embargo, es infinitamente m�s sabio que la sabidur�a suprema del hombre; y si se considera una debilidad por parte de Dios, sin embargo, tiene un poder muy por encima de la mayor fuerza de los hombres: logra resultados tan permanentes que averg�enzan aquellas cosas en las que los hombres se jactan como sus mayores logros.

Ahora, Pablo apela a los propios hermanos de Corinto para que consideren el hecho de su llamado. Ciertamente es Dios mismo quien llama a sus santos: �por qu� no hubo muchos sabios, no muchos valientes, no muchos nobles entre ellos? �Puede ser que Dios los haya discriminado arbitrariamente? De hecho no; porque al menos hubo algunos de estos que creyeron en el evangelio. Pero Dios hab�a cre�do conveniente escoger las cosas necias del mundo para confundir a las sabias y d�biles para confundir a los poderosos, y las cosas innobles, despreciadas y sin importancia, para invalidar las cosas que los hombres honran en gran medida.

No es que Dios condene la inteligencia o la capacidad humana, sino que, mediante la predicaci�n de la cruz, asesta el golpe mortal al orgullo y la confianza del hombre en estas cosas. Algunos lo rechazan simplemente porque lesiona su orgullo: no aceptar�n que Dios es realmente m�s grande que ellos.

Si la sabidur�a y la habilidad humanas se mantienen en su verdadero lugar, como sujetas y dependientes de la sabidur�a superior y el poder de Dios, entonces los hombres m�s sabios y poderosos aceptar�an con gusto el precioso evangelio de Su gracia, la predicaci�n de la cruz; y ser�an m�s sabios por esto, porque deber�an aprender bien la lecci�n de que "ninguna carne debe gloriarse en su presencia". Y es que, si no son comparativamente muchos, hay quienes lo han hecho.

Sin embargo, el vers�culo 30 muestra que, aunque toda la mera sabidur�a y obra humana se reduce a nada por el evangelio de la gracia de Dios, sin embargo, los corintios creyentes fueron por esto los receptores de la mayor bendici�n posible. Fue obra de Dios que fueron establecidos "en Cristo Jes�s": Dios los hab�a llevado a un lugar de identificaci�n vital con �l, Su propio Hijo; y su suministro completo de todo tipo fue perfectamente provisto en �l mismo, no por mera instrumentalidad o esfuerzo humano. Dios lo ha hecho "para nosotros, sabidur�a", adem�s, esta sabidur�a involucra lo que la sabidur�a del hombre ignora, es decir,

justicia, santificaci�n y redenci�n. Estos son asuntos de vital necesidad por los problemas m�s graves de la contaminaci�n moral que infesta a toda la humanidad, y que la filosof�a no tiene en cuenta, porque no tiene respuesta. La rectitud es ese car�cter de coherencia con cualquier relaci�n en la que nos encontremos. Pero esto es violado universalmente, en cada naci�n, cultura, comunidad y familia.

Entonces, �d�nde se encuentra? Solo en Cristo, y �l mismo es la justicia del creyente, Uno que satisface completamente a Dios en todos los aspectos, como el perfecto Ejemplo de coherencia en cada relaci�n.

Y "santificaci�n" es el car�cter de ser apartado a Dios de todo esto es contrario a Su naturaleza. Porque la asociaci�n con el mal corrompe; pero en Cristo vemos a Uno "separado de los pecadores", y �l mismo es nuestra santificaci�n: Dios nos ha puesto en esta posici�n "en Cristo". La redenci�n es la liberaci�n completa, en virtud de un precio pagado, de la esclavitud que mantiene a los hombres en general en una condici�n de la que es imposible librarse.

Es s�lo "en Cristo" lo que se encuentra: �l ha pagado el precio total de nuestra redenci�n en Su sacrificio del Calvario: as� �l mismo nos ha sido hecho redenci�n. �Provisi�n preciosa y perfecta para todos los que lo acepten! �Qu� raz�n m�s plena y maravillosa para jactarnos en el Se�or!

Información bibliográfica
Grant, L. M. "Comentario sobre 1 Corinthians 1". Comentario de Grant sobre la Biblia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/lmg/1-corinthians-1.html. 1897-1910.
 
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