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Saturday, September 28th, 2024
the Week of Proper 20 / Ordinary 25
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Bible Commentaries
Comentario de Grant sobre la Biblia Comentario de Grant
Declaración de derechos de autor
Estos archivos son de dominio público.
Texto cortesía de BibleSupport.com. Utilizado con permiso.
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Texto cortesía de BibleSupport.com. Utilizado con permiso.
Información bibliográfica
Grant, L. M. "Comentario sobre 1 Samuel 13". Comentario de Grant sobre la Biblia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/lmg/1-samuel-13.html. 1897-1910.
Grant, L. M. "Comentario sobre 1 Samuel 13". Comentario de Grant sobre la Biblia. https://beta.studylight.org/
Versículos 1-23
Los eruditos hebreos consideran que o algo falta en el vers�culo 1 en los manuscritos hebreos o que todo el vers�culo no estaba originalmente en el texto. Despu�s de la victoria de Sa�l en Jabes de Galaad, envi� a la mayor parte de su ej�rcito a casa, pero eligi� a 3000 de entre ellos, 2000 para permanecer con �l y 1000 para estar bajo el liderazgo de su hijo Jonat�n. El caso de Jabesh-Gilead fue un asunto de una sola vez que se logr� r�pidamente, aunque no hab�a habido una organizaci�n previa.
Pero un ej�rcito permanente requerir�a una organizaci�n capaz. Sa�l limit� esto probablemente para no atraer demasiado la atenci�n de los filisteos que en ese momento eran lo suficientemente fuertes como para considerar a Israel virtualmente bajo su dominio.
Inmediatamente nos enteramos de Jonat�n, sin embargo, se le ve atacando a una guarnici�n de los filisteos. Su fe contrasta de manera refrescante con la racionalizaci�n y la indecisi�n de su padre. Por lo general, los filisteos hablan de una mera religi�n formal, una forma de piedad sin poder espiritual. �Puede la fe someterse a esto? Ciertamente no. Pero, por supuesto, la acci�n de Jonat�n despert� el descontento de los filisteos. Sa�l, sin embargo, que no ten�a la fe para iniciar esto, toc� la trompeta para informar a Israel: est� listo para aprovechar la fe de Jonat�n hasta el momento en que Israel entendi� que fue Sa�l quien hab�a tomado la acci�n.
Entonces Israel se re�ne con Sa�l en Gilgal, mientras que los filisteos re�nen un gran ej�rcito que parecer�a invencible por su tama�o. Tambi�n hoy sabemos que la religi�n formal gana multitudes en contraste con los pocos que reclaman a Cristo como su centro. Sin embargo, Jonathan no hab�a tenido miedo de atacar a este formidable enemigo. Parece sorprendente que pudieran reunir 30.000 carros, seis mil jinetes y lacayos pr�cticamente innumerables.
Este conjunto infunde temor en los corazones de los hombres de Israel, y buscan todos los lugares posibles para esconderse, ya sean cuevas, matorrales, rocas, lugares altos o pozos. �Por qu� deber�a debilitarse tanto la fe del pueblo de Dios por ser superado en n�mero? "Si Dios es por nosotros, �qui�n contra nosotros?" ( Romanos 8:31 ). �No clamar�a la fe a Dios con firme confianza? Algunos israel�es incluso desertaron de su propia tierra y eligieron cruzar el Jord�n para evitar un posible conflicto.
�Recordemos que Dios no nos proporciona una armadura para la espalda! ( Efesios 6:11 ). �Los que se quedaron con Sa�l lo hicieron temblando! Sin embargo, hubo el coraje de seguir a pesar del miedo.
Samuel le hab�a dicho a Sa�l que lo esperara en Gilgal durante siete d�as: "hasta que yo descienda a ti para ofrecer holocaustos y sacrificios de paz" (cap. 10: 8). Sa�l esper� solo los siete d�as, luego, en lugar de depender de la palabra de Samuel, tom� el asunto en sus propias manos y ofreci� un holocausto. Samuel lleg� justo cuando hab�a terminado de sacrificar.
La pregunta de Samuel: "�Qu� has hecho?" parece indicar que se dio cuenta de que algo andaba mal. La respuesta de Sa�l, sin embargo, est� precedida por excusas racionalistas. Estaba alarmado porque la gente se estaba dispersando mientras los filisteos se estaban reuniendo listos para la batalla, y porque Samuel no hab�a llegado m�s r�pido. Se dio cuenta de que si los filisteos atacaban, necesitar�a la ayuda de Dios; pero en lugar de simplemente pedir la direcci�n de Dios con respecto a este asunto, �l dice: "Por lo tanto, me obligu� y ofrec� un holocausto.
"�l ignor� cualquier pensamiento de DEPENDENCIA DEL CORAZ�N en Dios, pero se oblig� a s� mismo a recurrir a la formalidad externa de adorar a Dios, como si eso tuviera alg�n valor m�gico. As� es el hombre en la carne: no reconoce nada m�s que formalismo en la adoraci�n de Dios. Dios y piensa que est� honrando a Dios mientras desobedece su sencilla palabra.
Samuel reprueba solemnemente esta desobediencia, dici�ndole a Sa�l que hab�a hecho una locura; porque ciertamente en cualquier momento desobedecer los mandamientos de Dios es una locura. El problema es muy serio. Si Sa�l simplemente hubiera obedecido, su reino se habr�a establecido permanentemente; pero su desobediencia a Dios resolvi� el hecho de que su reino no continuar�a. Tan pronto despu�s del comienzo de su reinado, se advierte a Sa�l que el Se�or ha buscado a un hombre conforme a Su coraz�n, para hacerlo capit�n de Su pueblo.
Esto se refiere directamente a David, como vemos en el cap�tulo 16; pero es t�pico del hecho de que todos los reinos de los hombres deben ser apartados por Dios, quien eventualmente traer� al Hombre conforme a Su propio coraz�n, al Se�or Jesucristo, a quien solo se le puede confiar la responsabilidad de reinar plenamente para Dios. .
Aunque Dios hab�a dictado sentencia de que Saulo iba a perder su reinado, sin embargo, no fue depuesto inmediatamente: se le permiti� permanecer durante algunos a�os en el lugar de gobierno. De hecho, a�n no se se�alaba a David como el hombre que lo suceder�a: esto esperaba el Cap�tulo 16 donde David fue ungido, aunque no reinar�a por alg�n tiempo.
Samuel luego dej� a Sa�l, yendo a Guibe�, y ahora se ve que Sa�l tiene solo seiscientos hombres, m�s de dos tercios agotados del n�mero anterior. Muy superado en n�mero por los filisteos, no tiene coraz�n alguno para proceder al ataque. Los filisteos, por otro lado, no parecen inclinados a atacar a Sa�l, pero utilizan maniobras evidentemente destinadas a intimidar a Israel sin confrontaci�n directa. Tres compa��as de "saqueadores" vinieron de su campamento, yendo en diferentes direcciones, evidentemente para saquear las aldeas de Israel. . El ej�rcito de Sa�l no proteg�a a este pueblo oprimido: los filisteos los ten�an a su merced mientras Sa�l temblaba ante la amenaza de un ataque del campamento de los filisteos.
Una complicaci�n importante tambi�n fue que los filisteos hab�an privado a Israel de trabajadores del metal, por lo que el ej�rcito de Israel no ten�a espadas ni lanzas. Incluso para afilar sus aperos de labranza ten�an que acudir a los filisteos, salvo los que pod�an afilarse con una lima. Por supuesto, hay una lecci�n espiritual seria en esto. La mera religi�n formalista siempre nos privar� de cualquier verdadera defensa espiritual. Las formas sustituyen a la pura verdad de Dios, "la espada del Esp�ritu", y en este caso el pueblo de Dios queda impotente.
En el d�a de la batalla, por lo tanto, solo los dos l�deres, Sa�l y Jonat�n, pose�an armas. �Qu� similar a la religi�n formalista! Se espera que solo los cl�rigos tengan alg�n conocimiento de la Palabra de Dios. Los laicos dependen del clero para que les interprete la Biblia, de modo que solo puedan seguir ciegamente y sin poder hacer nada, sin tener una comprensi�n clara de la Palabra de Dios por s� mismos. Est�n virtualmente bajo el dominio de los filisteos.