Lectionary Calendar
Saturday, September 28th, 2024
the Week of Proper 20 / Ordinary 25
Attention!
For 10¢ a day you can enjoy StudyLight.org ads
free while helping to build churches and support pastors in Uganda.
Click here to learn more!

Bible Commentaries
2 Tesalonicenses 3

Comentario de Grant sobre la BibliaComentario de Grant

Buscar…
Enter query below:

Versículos 1-18

Como en la primera ep�stola, as� el ap�stol nuevamente pide sus oraciones: primero por la bendici�n positiva de la Palabra de Dios que t� proclamaste para que pudiera tener un curso libre para seguir adelante y ser glorificado, y segundo en el lado negativo, que ellos podr�a ser liberado de la opresi�n de hombres irracionales y malvados, porque todos los hombres no ten�an fe, como de hecho hab�a demostrado plenamente su referencia anterior al "hijo de perdici�n". Pero es precioso pensar que el ap�stol valora tanto las oraciones de estos j�venes santos: �l sab�a muy bien que Dios se deleita en obrar por esos medios.

(V. 3) Estos santos tambi�n sab�an que todos los hombres no ten�an fe, porque ellos mismos hab�an sufrido persecuci�n, y los crueles esfuerzos de Satan�s de esta manera ten�an la intenci�n de conducir a los santos de regreso al mal. Pero el ap�stol les muestra que pueden depender plenamente del Se�or. El fue fiel; Usar�a la persecuci�n para establecerlos; Los mantendr�a alejados del mal. Una verdadera obra de Dios no ser�a abortiva, y Pablo confiaba en su realidad en los Tesalonicenses. Su confianza estaba en el Se�or en cuanto a ellos, que ser�an diligentes en seguir los mandamientos que les dejaron los siervos del Se�or, sin olvidarlos porque ya no estaban presentes.

Pero aunque el vers�culo 5 ya hab�a sido cierto para ellos en buena medida, sin embargo, cu�n necesario es que su verdad sea presionada una y otra vez sobre ellos y sobre nosotros: "El Se�or dirige vuestros corazones al amor de Dios, y al paciente que espera Cristo." Es la mano de obra divina la que hace esto, porque nuestros corazones naturalmente tienden a ser dirigidos de cualquier otra manera y deben ser recordados y dirigidos correctamente. Su amor es el hogar apropiado de nuestras almas en el que debemos encontrar la m�s pura satisfacci�n, consuelo y aliento. Y la paciencia tranquila y firme que verdaderamente espera a Cristo es un precioso acompa�amiento de esto.

(V. 6) En la primera ep�stola (cap. 5:14) hay una seria exhortaci�n a "advertir a los desordenados". No hacerlo ser�a ignorar una responsabilidad manifiesta de mostrar un cuidado piadoso por su alma y por el bienestar de la asamblea. Pero este cap�tulo es mucho m�s fuerte en su lenguaje: "os mandamos, hermanos, en el nombre de nuestro Se�or Jesucristo". Cuando se ha advertido a los hombres acerca de su conducta desordenada y, sin embargo, persisten en ella, se deben utilizar medidas disciplinarias mucho m�s serias.

Ser�a m�s doloroso tener que ponerlo en pr�ctica, pero es verdadera bondad: hay que apartar al hermano que caminaba desordenadamente. No se le quit� la comuni�n, pero los santos no deb�an tener comuni�n personal con �l, para mantener una reserva que decididamente sentir�a el ofensor. No hay pensamiento en esto de mera impaciencia o ira personal, sino m�s bien de deseo por la verdadera recuperaci�n y bendici�n de la parte culpable. El objeto de toda disciplina es la restauraci�n. En consecuencia, debe ejercerse sabiamente, con cuidado de no exceder en el castigo, pero no obstante con la firmeza del amor verdadero.

(V. 7) Los siervos del Se�or les hab�an dejado un ejemplo muy importante en cuanto a conducta ordenada y en esto los santos deb�an seguirlos. No depend�an de otros para su apoyo, sino que trabajaban d�a y noche con trabajo y dolores de parto. �Qu� ejemplo en verdad! Adem�s de su diligencia en la predicaci�n de la Palabra de Dios, que les tomar�a no poco tiempo, tambi�n trabajaron con sus manos para su sustento temporal.

Si esto fuera cierto en el caso de los siervos del Se�or, que estuvieron en Tesal�nica por un tiempo tan breve, �qu� verg�enza para otros que resid�an all� permanentemente ser culpables de ser culpables de ayudar a otros en busca de su apoyo! Hubiera sido perfectamente correcto que Pablo y sus colaboradores recibieran el apoyo de aquellos a quienes ministraban la Palabra, pero no usaron esto para que pudieran ser un ejemplo m�s efectivo y sorprendente.

Adem�s, hab�an ordenado a los disc�pulos que si alguno no trabajaba, tampoco comiera. Esto deber�a haber sido lo suficientemente claro para todos ellos, ya sea para los desordenados o para aquellos que podr�an estar inclinados a ser indulgentes al darles comida o apoyo de cualquier tipo.

(V. 11) Es posible que algunos tuvieran un punto de vista tan equivocado con respecto a la proximidad de la venida del Se�or que consideraran que no era necesario trabajar en absoluto. Pero este razonamiento es pecaminoso. Aunque no debo dudar ni preocuparme por el futuro, debo trabajar, trabajando con las manos lo que es bueno para tener que dar a otros que puedan estar necesitados. El trabajo no es simplemente un medio de acumular provisiones para el futuro en la tierra, sino de proporcionar cosas honestamente a la vista de todos los hombres, en el presente.

�Qu� verg�enza total para un cristiano decidir que, dado que Cristo vendr� pronto, no necesita trabajar en absoluto, sino recibir el apoyo de otros que trabajan! Tampoco terminar� ah�. Tambi�n se convierten en "entrometidos", porque como no prestan atenci�n a sus propios asuntos, interfieren vergonzosamente en los asuntos de los dem�s. El ap�stol manda y exhorta a los tales "que con tranquilidad trabajen y coman su propio pan". Que alguien despreciara esto era despreciar el mandamiento de Dios.

(V. 13) Aunque nos sintamos "bien haciendo" por ser una ocupaci�n aburrida y sin recompensa, no debemos cansarnos de ella. Si Colosenses 3:23 en serio la exhortaci�n de Colosenses 3:23 , "Y todo lo que hag�is, hacedlo de coraz�n, como para el Se�or y no para los hombres", esto ciertamente elevar�a toda responsabilidad muy por encima de la idea de la monoton�a.

Pero se amonesta seriamente a todos los santos a no tener compa��a con ning�n hermano que persista en desordenar. Esto fue con el objeto de avergonzarlo de su indolencia para trabajar por su restauraci�n. No es que fueran altivos o crueles con �l, sino fieles tanto en sus acciones como en sus palabras, sin olvidar nunca que �l es su hermano. Si todos los santos lo hicieran completa y gentilmente, funcionar�a casi invariablemente para la restauraci�n, a menos que, por supuesto, el delincuente no hubiera nacido de nuevo, en cuyo caso esto probablemente quedar�a al descubierto.

(V. 16) La designaci�n "el mismo Se�or de la paz" ser�a especialmente reconfortante para aquellos que hab�an sido tan perturbados tanto por la persecuci�n como por los informes falsos. Qu� bueno tener el coraz�n dirigido a Aquel que hab�a dicho: "La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro coraz�n, ni tenga miedo". ( Juan 14:27 ).

Pero el deseo del ap�stol es que el Se�or les d� esta paz "siempre" y "por todos los medios". No es que el Se�or lo retenga voluntariamente, pero nuestro estado de alma puede ser tal que no lo disfrute, y la respuesta a esto es atraer nuestros corazones y ojos hacia �l. "Por supuesto", tambi�n, inferir�a que cada circunstancia que �l permite puede ser el medio usado por Dios para hacer de esta paz una realidad constante para el coraz�n. "El Se�or sea con todos vosotros" implica el deseo de que le obedezcan, porque no se puede esperar su presencia donde hay desobediencia.

El ap�stol firma la ep�stola con su propia mano, su pr�ctica invariable, aunque emple� un amanuense para escribir. Esto los proteger�a de aceptar cartas falsas que afirman ser de �l. La primera ep�stola se hab�a cerrado con las palabras "La gracia de nuestro Se�or Jesucristo sea con vosotros", pero la segunda a�ade las palabras "todos", como para incluir incluso a los creyentes que andaban desordenadamente, por su deseo de su bendici�n tambi�n. no ha cambiado. El precioso car�cter pastoral de estas ep�stolas se mantiene hasta el final.

Información bibliográfica
Grant, L. M. "Comentario sobre 2 Thessalonians 3". Comentario de Grant sobre la Biblia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/lmg/2-thessalonians-3.html. 1897-1910.
 
adsfree-icon
Ads FreeProfile