Bible Commentaries
Zacarías 8

Versículos 1-23

La respuesta positiva

(vv. 1-17)

En este cap�tulo, el Se�or da una respuesta maravillosamente positiva a la pregunta de Zacar�as 7:2 . La respuesta positiva se encuentra �nicamente en Su propia obra grande y eficaz, a la que deben dirigirse los ojos de Israel. Sin embargo, la respuesta mira hacia adelante, mucho m�s all� de cualquier peque�a medida de avivamiento en Israel, hasta el momento en que Dios restaure a la naci�n permanentemente en la era de la gloria del milenio.

Otra palabra directa del Se�or de los ej�rcitos llega a Zacar�as, no con respecto a la culpa de Israel, sino para afirmar su propio gran celo por el bienestar de Sion. Sion (que significa soleado) es el nombre de Jerusal�n dado en vista de la venida de Cristo a ella como "el Sol de Justicia" ( Malaqu�as 4:2 ) en un d�a futuro. El Se�or agrega: "Soy celoso de Sion con gran celo" (v. 2). �Con cu�nta raz�n odia el mal que ha hecho que su pueblo caiga y se separe de �l! Cuando juzgue, su ira arder� y cumplir� sus fines.

Su promesa es irrevocable a pesar del fracaso de Israel. "Volver� a Sion y habitar� en medio de Jerusal�n" (v. 3). El cumplimiento de esto se ha retrasado durante muchos siglos, y el fracaso de Israel ha sido la causa del retraso. De hecho, Dios regres� en persona cuando Cristo vino al mundo, pero Israel lo rechaz� con frialdad, lo que provoc� una mayor demora en su morada en medio de ellos. Solo cuando su actitud hacia el Se�or Jes�s se cambie soberanamente a una de fe y sumisi�n, ser�n bendecidos con el gozo de Su presencia en medio de ellos.

Entonces "Jerusal�n ser� llamada la Ciudad de la Verdad, el Monte del Se�or de los ej�rcitos, el Monte Santo". Qu� contraste con lo que Apocalipsis 11:8 tiene que decir de Jerusal�n: "la gran ciudad que espiritualmente se llama Sodoma y Egipto". El cambio ser� absolutamente obra del Se�or. �l cambiar� su corrupci�n (su car�cter de Sodoma) en verdad, y su independencia de Dios (su car�cter egipcio) en santidad. �Maravillosa obra de la gracia y el poder divinos!

La permanencia de la bendici�n del Milenio se ve en el vers�culo 4, que nos dice: "Ancianos y ancianas se sentar�n de nuevo en las calles de Jerusal�n, cada uno con su bast�n en la mano debido a la gran edad". En el momento de escribir este art�culo, solo los j�venes y viriles hab�an podido sobrevivir a los rigores del cautiverio y las guerras, y solo los relativamente j�venes hab�an regresado del cautiverio. Pero durante el Milenio, muchas personas vivir�n miles de a�os completos, por lo que su edad ser� grande, pero no morir�n.

Las calles estar�n llenas de ni�os jugando, no llenas de marchas por los derechos civiles y protestas y crimen. Hoy en d�a, las calles son las zonas m�s peligrosas para que jueguen los ni�os, pero cualquiera que sea el medio de transporte que se utilice en ese momento, no representar�n una amenaza ni siquiera para los ni�os. Las agradables circunstancias de prosperidad y contentamiento ser�n un gran contraste con la confusi�n actual del mundo.

Cuando llegue el momento de que esto suceda, parecer� demasiado dif�cil a los ojos del remanente piadoso de Israel (v. 6). �Ser� tambi�n demasiado dif�cil a los ojos de Dios? Implicar� cambios tremendos que incluso a nosotros hoy nos resultar� dif�cil imaginar. �Qu� pasar� con los resultados de la revoluci�n industrial? �Qu� hay de todos los inventos asombrosos que han inundado los mercados del mundo? No hay duda de que se eliminar�n todas las armas de guerra del mundo, pero �qu� pasa con sus m�todos avanzados de transporte r�pido, autom�viles, camiones, aviones, naves espaciales, etc.?

? Ser� necesaria la distribuci�n de alimentos y la eliminaci�n de basura. Se construir�n casas, se plantar�n cultivos, se fabricar� ropa y muchas otras cosas requerir�n el trabajo de las manos de la gente. Pero, �d�nde se trazar� la l�nea? Al menos no existir�n las complicaciones de la sociedad actual. La sencillez de la vida se enfatiza dondequiera que se habla del Milenio en las Escrituras. Aparentemente, la muerte accidental nunca ocurrir�, ni la muerte de un infante ( Isa�as 65:18 ). Cualquier cambio que Dios crea conveniente introducir, cumplir� Su promesa perfectamente a pesar de cualquier objeci�n que la incredulidad pueda presentar.

Por cuarta vez en este cap�tulo se repiten las palabras: "As� dice el Se�or de los ej�rcitos" (v. 7). Est� enfatizando la verdad absoluta de lo que dice. Aunque el remanente de Israel que regres� era muy peque�o, Dios todav�a era "el Se�or de los ej�rcitos", el Comandante de multitudes. Aunque Israel fue esparcido lejos de su tierra, y todav�a est� esparcido, �l los salvar� tan simplemente como salv� al remanente del cautiverio de los medos y persas.

Eventualmente los traer� de regreso para morar en medio de Jerusal�n, donde los reconocer� como su propio pueblo (v. 8). En Oseas 1:9 Dios habla de repudiar a Israel, llam�ndolos "no mi pueblo" debido a su rebeli�n contra �l. Pero en el futuro, se complacer�n en obedecerle.

Nuevamente, por quinta vez en este cap�tulo (v. 9) se le dice a Israel: "As� ha dicho Jehov� de los ej�rcitos". En este caso, pide una respuesta adecuada de la naci�n, aunque luego vuelve a afirmar la certeza de su propia obra, intercalando esto con llamamientos a que act�en de manera coherente en vista de la fidelidad de Dios. "Que tus manos sean fuertes". No deb�an esperar el pr�ximo d�a de gloria para actuar en nombre de Dios, sino que "ustedes que han estado oyendo en estos d�as estas palabras por boca de los profetas" fueron llamados a ser fuertes ahora.

Los profetas hab�an profetizado cuando se colocaron los cimientos del templo restaurado. Dios hab�a hablado por los profetas. Por lo tanto, la gente era responsable de escuchar y aplicarse a obedecer. Esto era m�s importante que estar ocupado con preguntas sobre si deb�an o no ayunar en determinados momentos. El templo representaba la morada de Dios entre ellos. Este maravilloso hecho deber�a haber tenido un efecto profundo en el coraz�n de cada israelita.

Porque antes de estos d�as, mientras la tierra estuvo desolada durante setenta a�os, no hab�a salario para el hombre ni salario para las bestias; no hab�a paz del enemigo para el que sal�a o entraba; porque yo puse a todos los hombres, a todos, contra su pr�jimo "(v. 10). Esta fue la mano de Dios en la disciplina, no simplemente en circunstancias desafortunadas. Antes hab�a cambiado las circunstancias de Israel de favorables a miserables.

Su poder es tan efectivo para cambiarlos de nuevo. Este poder no solo cambi� las circunstancias, sino que tambi�n influy� en la actitud de las personas, poni�ndolas unas contra otras. Por el mismo poder, Dios pod�a cambiar las actitudes de las personas, as� como sus circunstancias externas. En otras palabras, �necesitan urgentemente a Dios!

"Pero ahora no tratar� al remanente de este pueblo como en los d�as pasados, dice el Se�or de los ej�rcitos" (v. 11). El poco avivamiento que Dios hab�a dado al restaurar a la peque�a fracci�n de la gente despu�s del cautiverio cumpli� parcialmente esta promesa, pero el avivamiento no dur�. As� que fue solo una peque�a promesa del posterior cumplimiento completo, que tendr� lugar en el reino milenial del Se�or Jes�s.

Entonces Dios har� que la semilla que siembren prospere y har� que sus vi�as produzcan fruto (v. 12). La tierra producir� abundancia. Los cielos dar�n roc�o, no tormentas salvajes, sino una suave humedad necesaria para el crecimiento, dada por la noche sin inconvenientes para la humanidad. Dios har� que el remanente de Israel posea todas estas bendiciones en Su propio tiempo.

En cuanto al pueblo mismo, ya sea Jud� o Israel, entonces ya no ser� una maldici�n entre los gentiles, como lo ha sido durante siglos (v. 13). Los gentiles generalmente han despreciado al pueblo jud�o, sin embargo, su identidad como jud�os se ha mantenido a lo largo de los a�os a pesar de haber sido esparcidos de su tierra. En todos los pa�ses donde se han dispersado se les ha considerado una maldici�n.

Pero Dios los salvar� y se convertir�n en una bendici�n, reconocida como tal por las naciones. Este ser� otro resultado milagroso de la obra de gracia de Dios en sus corazones. �l les dice: "No tem�is, sean vuestras manos fuertes". Su situaci�n en ese momento les hizo temer la oposici�n de las naciones, pero dado que Dios mismo eventualmente cambiar� esta oposici�n en aprobaci�n, �por qu� no ser ahora fuertes para hacer la voluntad de Dios?

Nuevamente con la expresi�n, "As� dice el Se�or de los ej�rcitos" (v. 14), la fidelidad de Dios en el cumplimiento de Su Palabra se presiona sobre Israel. Cuando Su justo castigo fue ejecutado en el pasado porque sus padres lo hab�an provocado a ira, �l no se arrepinti� de Sus advertencias expresadas, sino que cumpli� Su Palabra. �l quiso decir lo que dijo. De manera similar, sus pensamientos de hacer el bien a Israel se han expresado en este mismo cap�tulo y en el gran campo de la profec�a (v.

15). En este caso, Su Palabra tampoco fallar�. �No confiar�n en �l tan plenamente el segundo como el primero? Bien se les podr�a decir entonces que no temieran, sino que dejaran que sus manos fueran fuertes. Pueden depender completamente de la fidelidad de Dios para sostenerlos.

Con la base de la fidelidad de Dios, cu�n apropiado y correcto es que �l espere una respuesta verdadera, como se ve en los vers�culos 16 y 17. Sin embargo, observe que ning�n motivo ego�sta de parte de Dios est� involucrado en lo que �l requiere. M�s bien, su preocupaci�n es por el bienestar de los dem�s. Insiste en que digan la verdad a los vecinos: uno no debe enga�ar al otro. Adem�s, se espera que aquellos que ocuparon el cargo de jueces en las puertas ejecuten el juicio de la verdad que tiene el elemento de la paz en lugar del resentimiento, como era a menudo la reacci�n a los juicios de los tribunales en esos d�as, al igual que en nuestros d�as. Dios est� profundamente preocupado por c�mo nos consideramos unos a otros.

El vers�culo 17 es m�s profundo que el vers�culo 16. El vers�culo 16 se refiere a las acciones y el vers�culo 17 a los pensamientos. Est� prohibido imaginar el mal incluso en el coraz�n para con el pr�jimo, al igual que amar un juramento falso. Dios conoce nuestros motivos, y debemos juzgarlos como a los ojos de Dios, porque �l odia todo mal, ya sean malas acciones o malos pensamientos.

LOS AYUNOS CONVERTIDOS EN FIESTA

(vv. 18-23)

Los vers�culos 18 y 19 conectan con la pregunta de Zacar�as 7:3 y con la respuesta negativa en Zacar�as 7:5 . Aqu� tenemos la respuesta positiva de una manera mucho m�s alta de lo que los interrogadores hab�an imaginado. Por s�ptima vez en el cap�tulo, el mensaje est� precedido por las palabras: "As� dice el Se�or de los ej�rcitos.

"Los hombres de Betel s�lo hab�an preguntado acerca de observar el ayuno del quinto mes. En la respuesta negativa Dios hab�a agregado el ayuno del s�ptimo mes ( Zacar�as 7:5 ). Ahora se agregan dos ayunos m�s, los del cuarto mes. y d�cimo mes. El ayuno del cuarto mes fue en memoria de la toma de la ciudad de Jerusal�n por Nabucodonosor ( 2 Reyes 25:3 ). El del d�cimo mes conmemor� el comienzo del sitio de Jerusal�n en el noveno a�o de Sedequ�as (1 Reyes 25: 1).

En lugar de decirles a los hombres de Betel que dejen de observar estos ayunos, el Se�or les dice que todos estos ayunos se convertir�n en alegres fiestas de gozo y alegr�a para la casa de Jud�. Esto se refiere al futuro porque Jud� no se ha tomado en serio el serio significado de los ayunos al humillarse en el juicio propio y la fe en el Hijo de Dios. Sin embargo, la respuesta de Dios en gracia trasciende con mucho todo lo que cualquiera pueda imaginar, y �l cumplir� maravillosamente Su Palabra.

Debido a la certeza de esto, se les dice que amen la verdad y la paz. Dios ha dicho la verdad; por lo tanto, �malo. Si los pensamientos de uno entran en conflicto con esto, realmente no ama la paz: si ama la paz, no abriga pensamientos de conflicto con Dios.

En el vers�culo 9 por octava vez se nos dice: "As� dice el Se�or de los ej�rcitos". En este caso, el Se�or promete que la bendici�n no se limitar� a la casa de Jud�. Los habitantes de muchas ciudades vendr�n a compartir el gozo que se le da a Jud�. Estas son las ciudades de Israel. Su renovador deseo de compa�erismo llevar� a los de una ciudad a ir a otra, para que juntos puedan subir a suplicar al Se�or en Jerusal�n. La unidad de Israel ser� mucho m�s que formal, pero surgir� de corazones dispuestos.

En el vers�culo 22 se ve que la bendici�n es a�n m�s amplia. Muchos pueblos y naciones fuertes tambi�n vendr�n a buscar al Se�or y presentar su s�plica ante �l en Jerusal�n. Los gentiles reconocer�n su gloria como identificados con el pueblo de Israel a quien hab�an despreciado durante mucho tiempo. �Cu�n maravillosa ser� esta obra de gracia! �Qu� cambio con respecto a la intriga, la desconfianza, el odio y la violencia actuales, incluso dentro de Israel y en todas las naciones hacia ella!

Nuevamente, por novena vez en el cap�tulo se enfatiza: "As� dice el Se�or de los ej�rcitos". Cuando lleguen esos d�as, hasta diez gentiles se sentir�n atra�dos por un jud�o, no para aterrorizarlo, sino para buscar su favor, porque dir�n: "Hemos o�do que Dios est� contigo" (v. 23). De hecho, el nombre de la ciudad ser� "El Se�or est� all�" ( Ezequiel 38:35).