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Bible Commentaries
Job 2

Comentario Pozos de agua vivaPozos de agua viva

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Versículos 1-9

La controversia del cielo con respecto a Job

Job 2:1

PALABRAS INTRODUCTORIAS

1. El ojo eterno de Dios vela por sus hijos. Cuando Satan�s hizo su segunda entrada a la presencia de Dios, descubri� que el Se�or hab�a observado la fidelidad de Su siervo, que Su ojo estaba sobre �l y que todav�a no ten�a m�s que respaldo para Su siervo.

Antes de abordar los resultados del segundo desaf�o de Satan�s a Dios con respecto a la fidelidad de Job, deseamos llevarlo a la consideraci�n del ojo que todo lo ve de Dios y de su cuidado de Sus hijos.

Muchos de los Salmos de David nos dan algo de luz sobre este asunto. Sugieren lo que ense�an las Escrituras, que Dios nos ha escudri�ado y conocido, que incluso comprende nuestros pensamientos de lejos. �l recorre nuestro camino y nuestro reposo, y conoce todos nuestros caminos. Incluso conoce cada palabra que est� en nuestra lengua. Nos acosa por detr�s y por delante.

No nos sorprende que el salmista gritara: "Tal conocimiento es demasiado maravilloso para m�".

2. Sin embargo, debemos recordar que Dios vela por nosotros para nuestro bien. La mirada de Dios corre de un lado a otro por toda la tierra para mostrarse fuerte a favor de aquellos cuyo coraz�n es perfecto para con �l. Grande ha sido su fidelidad para con sus hijos. Se renueva cada ma�ana y fresco cada noche. �l nunca olvida los suyos. �l ha dicho: "Nunca te dejar�, ni te desamparar�". Nos toma de su mano derecha, diciendo: "Yo te ayudar�".

Aquel que imagina que Dios se deleita en llevar a los suyos a circunstancias dif�ciles y condiciones desgarradoras, no tiene concepci�n del coraz�n de Dios. Si, como en el caso de Job, Dios permite que Satan�s aparentemente triunfe por un tiempo, no ser� sino por un tiempo. El fin del Se�or con Job fue el mismo que el fin del Se�or con todos Sus santos, trajo una comprensi�n de las tiernas misericordias de Dios y de la abundante provisi�n.

3. En la hora de los dolores de parto y de la prueba, debemos, por tanto, confiar en el Se�or. Salom�n ha dicho: "Conf�a en el Se�or con todo tu coraz�n, y no te apoyes en tu propio entendimiento". Necesitamos deletrear la palabra "decepci�n" como "Su nombramiento".

Recordemos c�mo los santos de la antig�edad pasaron sin quejarse por el diluvio y el fuego con una confianza inquebrantable. Apagaron la violencia del fuego, escaparon del filo de la espada, de la debilidad se hicieron fuertes, se volvieron valientes en la lucha, volvieron a huir al ej�rcito de los extranjeros.

Entre las mujeres estaban las que recibieron a sus muertos resucitados. Hubo otros que no aceptaron la liberaci�n; deseando obtener una mejor resurrecci�n. Ellos "tuvieron juicio de crueles burlas y azotes, s�, adem�s de cadenas y encarcelamientos: fueron apedreados, fueron aserrados en pedazos, fueron tentados, fueron asesinados a espada; anduvieron deambulando en pieles de oveja y pieles de cabra; siendo indigentes, afligidos, atormentados . "

Al pensar en ellos, y en su maravillosa fe, y en c�mo Dios, a trav�s de sus pruebas, los condujo a una recompensa mayor y eterna, no debemos maravillarnos de las aflicciones de Job.

I. LA SEGUNDA ENMENDACI�N DE TRABAJO DEL SE�OR ( Job 2:1 )

1. Segunda presentaci�n de Satan�s. Es posible que no comprendamos el significado completo del acceso de Satan�s a la presencia del Se�or. De una cosa, sin embargo, podemos estar seguros de que Satan�s no fue encadenado en el infierno ni arrojado al abismo en los d�as de Job; tampoco est� ahora confinado. Sigue siendo el mismo diablo suelto, a quien Pedro, en Esp�ritu, describe como andando "buscando a quien devorar".

Satan�s pudo haber morado una vez, mucho antes de los d�as del hombre, en la presencia de Dios; sin embargo, fue expulsado, y si alguna vez tiene audiencia con el Se�or, es solo cuando el Se�or, en Sus prop�sitos, as� lo permite.

2. El segundo respaldo del Se�or a Job. El Se�or le dijo a Satan�s: "�Has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como �l en la tierra, un hombre perfecto y recto, que teme a Dios y se aparta del mal?"

Deteng�monos un momento. �Hay mayor gozo que pueda llegar al coraz�n de un siervo del Se�or, que saber que est� aprobado ante el Se�or? Nuestra mayor bendici�n es escuchar Su: "Bien, buen siervo y fiel". Si Dios es por nosotros, �qui�n contra nosotros? Si Dios nos elogia, �qu� nos importan todas las maldiciones de hombres o demonios?

II. RESUMEN DEL SE�OR DEL PRIMER ASALTO AL TRABAJO ( Job 2:3 , lc)

La �ltima cl�usula de nuestro vers�culo clave dice: "Y aun as� (Job) mantiene firme su integridad, aunque me moviste contra �l, para destruirlo sin causa".

1. El trabajo vencedor. En el �ltimo vers�culo del primer cap�tulo est� nuestra primera declaraci�n sobre la victoria de Job bajo el primer intento de Satan�s.

(1) Job no pec�. As� es como dice la Escritura: "En todo esto Job no pec�". No fue una prueba peque�a, la p�rdida de todas sus riquezas y la p�rdida de sus siete hijos y tres hijas. Sin embargo, Job no pec�.

(2) Job no acus� a Dios tontamente. Debemos recordar que nuestro vers�culo clave dice que Dios actu� contra �l sin causa. Sin embargo, Job no acus� a Dios ni se quej� de Dios por sus reveses.

Las mujeres llegaron al sepulcro cuando a�n estaba oscuro. Job confi� en Dios en la oscuridad. Confiado donde no pod�a entender; Cre�a donde no pod�a ver.

2. El trabajo inamovible. Job todav�a se mantuvo firme en su integridad. Como el pe��n de Gibraltar, se mantuvo firme y fiel en su fidelidad. Ten�a hierro en la sangre. �l demostr� ser un pilar de hierro y un muro de piedra contra todos los ataques de Satan�s.

III. EL SEGUNDO DESAF�O DE SATAN�S ( Job 2:4 )

Satan�s se vio obligado a admitir que Job se hab�a mantenido fiel al quitarle sus posesiones y matar a sus hijos. Pero ahora Satan�s dice: "Piel por piel, s�, todo lo que un hombre tiene lo dar� por su vida. Pero extiende tu mano ahora, y toca sus huesos y su carne, y te maldecir� en tu cara".

Al ser derrotado en su primer desaf�o, Satan�s busca otro modo de ataque. Se ha visto obligado a admitir que Job no serv�a a Dios debido a las bendiciones temporales con las que Dios lo hab�a rodeado. Por lo tanto, desaf�a a Dios desde un segundo �ngulo.

El libro de los m�rtires de Fox ofrece abundantes pruebas de que los hijos de Dios est�n dispuestos a sufrir. Algunos de ellos pueden sufrir con l�grimas, pero muchos sufrir�n con una canci�n.

Pablo y Silas, con la espalda golpeada, postrados en el suelo, cantaron alabanzas a Dios. Algunos de los santos m�s hermosos son los m�s afligidos.

IV. LA DISPOSICI�N DE DIOS DE ACEPTAR EL DESAF�O DE SATAN�S ( Job 2:6 )

1. Dios permiti� que Satan�s tocara el cuerpo de Job para probar la sinceridad de Job. El Se�or sabe lo que hay en el hombre. Conoce las debilidades de la carne y tambi�n la fuerza del Esp�ritu. Nuestro Dios no cree que sus hijos sean un grupo de mimos, de rodillas d�biles y f�ciles de vencer.

Desde el principio, los santos han demostrado ser inmunes a los ataques m�s feroces de Satan�s, bajo todas y cada una de las condiciones. Los hombres que han conocido a Dios y han confiado en �l, han honrado a Dios, honrado su gracia, honrado el car�cter, la integridad y la fuerza del nuevo hombre en ellos, que fue engendrado en justicia y verdadera santidad. En innumerables casos, Dios ha aceptado el desaf�o de Satan�s del vers�culo cinco y ha demostrado que Satan�s es un mentiroso.

2. Dios permiti� que Satan�s tocara el cuerpo de Job para fortalecer el car�cter de Job y desarrollar su vida espiritual.

Si bien Dios hab�a dicho que no hab�a nadie como Job en la tierra, eso no significaba de ninguna manera que Job, en todas las cosas, fuera lo que podr�a haber sido.

El resultado de esta segunda prueba, como la primera, result� ser un beneficio para Job. Sali� del fuego purificado y blanqueado.

�D�nde est� el que duda de que la experiencia de David bajo los tratos crueles de Sa�l no lo convirti� en un hombre mejor y m�s fuerte?

Sadrac, Mesac y Abednego en el horno de fuego ardiendo; Daniel, en el foso de los leones; Jon�s trag� de la ballena; cada uno recibi� una bendici�n a trav�s de sus pruebas.

3. Dios permiti� que Satan�s tocara el cuerpo de Job para dar a las generaciones venideras la inspiraci�n de la fe gloriosa de Job. El cap�tulo once de Hebreos relata las victorias de la fe logradas a trav�s de dificultades y pruebas casi inconcebibles.

El cap�tulo doce de Hebreos nos dice que nosotros, viendo que estamos rodeados de una nube de testigos tan grande, debemos correr la carrera que se nos presenta.

Entre los hombres valientes que nos miran con desprecio, mientras enfrentamos las tribulaciones de estos �ltimos d�as, est� Job.

Por lo tanto, corramos la carrera que se nos presenta con valor renovado, mirando a Jes�s, el Autor y Consumador de nuestra fe, y el L�der en fila de todos los que perseveran.

V.LAS LIMITACIONES DEL SE�OR SOBRE SATAN�S ( Job 2:6 )

El Se�or le dijo a Satan�s: "He aqu�, �l est� en tu mano, pero salva su vida".

1. Las operaciones de Satan�s contra los santos siempre est�n circunscritas. Dios parece decir: "Hasta aqu� llegar�s, pero no m�s". Si Satan�s dominara por completo a los santos, podr�a aniquilarlos de la faz de la tierra.

Nuestra seguridad contra las estrategias de Satan�s no radica en nuestra propia fuerza, sino en la de Cristo. Somos hechos m�s que vencedores a trav�s de �l.

Una ni�a, al escuchar a los soldados peleando en la calle, grit� de miedo, hasta que su hermano mayor puso la espalda contra la puerta y dijo: "Ahora, no te pueden atrapar, porque estoy aqu�".

2. Las operaciones de Satan�s contra los santos no tienen misericordia. El inicuo no se contentaba simplemente con robarle a Job su familia y su riqueza, tambi�n quer�a atacar a Job personalmente en su cuerpo.

Los que siguen a Satan�s est�n siguiendo a un amo cruel. Piense en la mujer encorvada por la enfermedad, a quien Satan�s hab�a atado durante dieciocho a�os. Considere al hombre de Gadara, morando entre las tumbas; el endemoniado a quien ning�n hombre pod�a domesticar, impulsado por Satan�s.

Incluso el Se�or Jes�s, cuando lleg� a la hora de las tinieblas donde Satan�s dominaba, no encontr� piedad ni remordimiento en Satan�s.

VI. SATAN�S SMITING EL CUERPO DE JOB ( Job 2:7 )

Nuestro vers�culo dice que Satan�s sali� de la presencia del Se�or e hiri� a Job con llagas desde la planta del pie hasta la coronilla.

1. Satan�s como autor de dolencias y deformidades f�sicas. Debemos tener ante nosotros constantemente, en el estudio de Job, este hecho afirmado positivamente, que Satan�s hiri� a Job con �lceras.

Hay varias razones a las que se pueden atribuir enfermedades y dolencias f�sicas.

(1) Uno puede estar enfermo por causas naturales, como una dieta inadecuada, beber agua impura y contaminada, inhalar g�rmenes enfermos, abusar de las leyes de higiene y saneamiento. Sin duda, la mayor�a de las enfermedades provienen de estas causas.

(2) Uno puede estar enfermo debido al castigo divino. "Al que el Se�or ama, castiga", y esa disciplina a veces puede tomar la forma de sufrimiento f�sico.

(3) Uno puede estar enfermo debido al ataque de Satan�s. Hay varios incidentes de esto en la Palabra de Dios.

La dif�cil situaci�n f�sica de Job se debi� a nuestra tercera raz�n. Job no estaba enfermo porque Dios lo estaba castigando; porque Dios le dijo claramente a Satan�s: "Me mueves contra �l para destruirlo sin causa".

Job, sin embargo, aunque a veces se quejaba por la opresi�n f�sica, y aunque dudaba, el Se�or nunca lo reprendi� por tergiversar a la Deidad.

Hay en el extranjero, muchos que todav�a sostienen que cada enfermedad y cada mal humano que les acontece a los hijos de Dios se debe a su pecado y es el resultado del castigo divino. No es as� con Job.

2. Satan�s en el caso de Job le dio el peor de todos los males f�sicos. Puede que no tengamos raz�n, pero no podemos imaginar nada m�s dif�cil de soportar que los fur�nculos desde la planta del pie hasta la coronilla. Un for�nculo es m�s que suficiente para la mayor�a de las personas, pero un cuerpo cubierto de for�nculos es insoportable.

Job no solo estaba sufriendo dolores f�sicos, sino que estaba muy avergonzado. Se sent� entre las cenizas y le tom� un tiesto para rasparse con �l.

VII. LA ANGUSTIA F�SICA DE JOB NOS SUGESTA DEL SUFRIMIENTO DEL SALVADOR EN EL CALVARIO ( Salmo 22:14 )

1. El Se�or Jes�s, como Job, estaba en una terrible angustia f�sica. La Biblia dice que Su rostro estaba m�s estropeado que el de cualquier hombre, y Su forma m�s que la de los hijos de los hombres. Recuerde la corona de espinas que hab�a sido clavada en la frente del Se�or. Recuerde la espalda que hab�a sido lacerada con rayas en el poste de azotes. Recuerde las manos y los pies perforados por las u�as, la posici�n antinatural, las heridas inflamadas y los nervios expuestos.

2. El Se�or Jes�s, como Job, estaba rodeado de acusadores. En el caso de Job, su propia esposa le dijo: "Maldice a Dios y muere". Sus tres supuestos amigos no hicieron m�s que reprenderlo, criticarlo y condenarlo.

El Se�or Jes�s fue traicionado con un beso por su propio amigo familiar. Sus propios disc�pulos lo abandonaron y huyeron. La gente de su propia raza, a la que hab�a venido con las manos extendidas con bendiciones, rodearon la cruz y, como toros enloquecidos y perros hambrientos, clamaron contra �l.

UNA ILUSTRACI�N

Satan�s no pudo tocar a Job contra la voluntad de Dios. As� como Dios protegi� a Job durante sus pruebas, y lo preserv� hasta su fruto final, as� ha mantenido a su pueblo Israel durante dos mil trescientos a�os de vagabundeo.

"El antisemitismo nunca destruir� al jud�o. Atacado y perseguido como ninguna otra naci�n lo ha sido ni lo ser�, Israel sobrevive y siempre sobrevivir�. '�Ha desechado Dios a su pueblo? Dios no lo quiera. Aunque est� esparcido entre las naciones, Israel ha nunca ha sido asimilado por las naciones; esta es una parte milagrosa de su historia, Dios lo predijo con las palabras: 'El pueblo habitar� solo, y no ser� contado entre las naciones,' aunque Jehov� 'te esparcir� entre todos los pueblos, desde un extremo de la tierra hasta el otro.

Continu� esta palabra de Mois�s. para declarar que 'entre estas naciones no hallar�s descanso, ni reposar� la planta de tu pie; pero el Se�or te dar� all� coraz�n tembloroso, desfallecimiento de ojos y tristeza de mente, y tu vida pender� en dudar�s delante de ti; y temer�s d�a y noche, y no tendr�s seguridad de tu vida; por la ma�ana dir�s: �Ojal� fuera Dios! y al atardecer dir�s: �Ojal� fuera de ma�ana! por el temor de tu coraz�n con que temer�s.

"Sin embargo, como ha dicho un conocido maestro de la Biblia: '�Destruir a Israel? Tambi�n podr�a tratar de destruir a Dios mismo. Su Palabra no puede ser quebrantada. �l est� preservando a Su pueblo contradictorio y desobediente para Su propio prop�sito. �Qui�n lo estorbar�? ? '

Versículos 9-13

Dolores y suspiros de Job

Job 2:9 ; Job 3:1

PALABRAS INTRODUCTORIAS

En este estudio consideraremos los vers�culos que se encuentran en el segundo cap�tulo de Job comenzando con el vers�culo nueve donde lo dejamos en el estudio anterior y continuando hasta el vers�culo trece.

1. Un ayudante que result� ser un obst�culo. La esposa de Job se le acerc� en el vers�culo nueve del cap�tulo dos y le dijo: "�A�n retienes tu integridad, maldices a Dios y mueres?"

Si alguna vez hubo un momento en el que Job necesit� palabras de simpat�a y amor, fue en esta hora de su extrema necesidad. Sin embargo, no recibi� de su esposa m�s que un insistente llamado a maldecir a Dios.

Conectemos las palabras que Satan�s hab�a dicho delante de Dios: "Toca sus huesos y su carne, y te maldecir� en tu rostro", con las palabras que dijo su esposa: "Maldice a Dios y muere". Debe haber alguna conexi�n vital entre estas dos declaraciones. Por nuestra parte, creemos que Satan�s entr� en la esposa de Job con la misma verdad que jam�s entr� en Judas.

2. Un siervo que resisti� la prueba. Job respondi� tranquilamente a su esposa: "�Qu�? �Recibiremos el bien de la mano de Dios y no recibiremos el mal?" Aqu� hay una declaraci�n que bien podemos sopesar. Son muchos los que se entregan a las quejas por los males que les sobrevienen; pero fallan por completo en su alabanza por el bien m�ltiple que les es otorgado.

En vista de todo esto, las palabras de Job son sumamente seguras.

3. La estrategia final de Satan�s. Adem�s de los fur�nculos que cubr�an a Job, y de las quejas de la esposa que fracas� como ayuda id�nea, Satan�s envi� a tres amigos para que se lamentaran de Job.

Estos tres, Elifaz, Bildad y Zofar, se hab�an enterado de todo el mal que hab�a sobrevenido a Job, y hab�an concertado una cita para venir a llorar con �l y consolarlo.

Por nuestra parte, estamos seguros de que ser�a mejor que se hubieran quedado en casa. �D�nde est� el que nunca ha o�do hablar de los "consoladores de Job"? Son sin�nimo de hombres.

Los tres amigos de Job te recuerdan al que visit� a un amigo enfermo, y le relataron al enfermo la historia de todos los amigos y parientes que hab�a conocido que hab�an muerto de la misma enfermedad.

No podemos ver c�mo pensaban que tales acciones pod�an animar a un hombre abrumado por el dolor.

I. EL TRABAJO MALDECI� SU D�A ( Job 3:1 )

1. No maldijo a su Dios. Job ya le hab�a dicho a su esposa, cuando ella le orden� que maldijera a Dios, que ella hablaba como habla una de las mujeres insensatas. �Por qu� culpar a Dios por todo lo que nos trae dolor y dolor?

Estamos dispuestos a conceder que Dios permite cada dolor y cada angustia que sufre uno de sus hijos, pero no necesariamente los env�a. Incluso cuando lo permite, act�a con gracia en nuestro favor.

2. Job maldijo su d�a. En esto fue imprudente. No lo condenamos, porque es completamente humano hacer lo que hizo. Simpatizamos con Job porque ten�a al diablo y a los hombres en su contra, y su dolor fue muy grande.

Sin embargo, nuestra simpat�a no cambia el hecho de que Job estaba equivocado. Cuando la noche es oscura, es el momento de apoyarse m�s fuertemente en Dios. Debemos recordar que "a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien".

Cuando el Se�or Jes�s hubo partido el pan y bebido el vino, leemos: "Y cuando hubieron cantado un himno, salieron".

El Se�or era como un ruise�or que cantaba en la hora de Su mayor dolor.

II. JOB BEMOANED EL D�A DE SU NACIMIENTO ( Job 3:3 )

�Cu�n lastimosamente grit� Job: "Que perezca el d�a en que nac� * * sea ese d�a tinieblas * * que la luz no brille sobre �l".

Job deseaba no haber nacido nunca o haber muerto de ni�o. En esto Job olvid�, por el momento, todas las maravillosas bendiciones que Dios hab�a derramado sobre �l durante muchos a�os. Cuando se fueron, los olvid�. En este Job se olvid� de todas las bendiciones eternas que le aguardaban. Pero Dios estuvo con �l, incluso a trav�s de estas duras pruebas.

1. Es cierto que, con algunos hombres, era mejor no haber nacido nunca. Jesucristo dijo de Judas, el hombre que lo traicion�: "Pero �ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Bueno le fuera a ese hombre no haber nacido".

Es mejor no nacer nunca, que vivir en el placer y la prosperidad por un tiempo, y luego ser cortado para siempre, escribi� Asaf en el Esp�ritu: "Tuve envidia de los necios, cuando vi la prosperidad de los imp�os. " Pero Asaf escribi� adem�s: "Cuando pens� en saber esto, fue demasiado doloroso para m�; hasta que entr� en el Santuario de Dios; entonces comprend� su fin. * * Los arrojaste a la destrucci�n. �C�mo fueron llevados a la desolaci�n? �Como en un momento! Est�n completamente consumidos por el terror ".

2. Fue mejor para el trabajo y mejor para nosotros que naci� Job. Job simplemente estaba abrumado por el dolor. No sopes� bien sus palabras. Si Job hubiera podido ver m�s all� de la cortina que le ocultaba a Dios, se habr�a sentido diferente. Si Job hubiera visto el fin del Se�or, se habr�a regocijado en su dolor. Si Job hubiera visto las glorias eternas que le esperaban, habr�a gritado de alegr�a.

III. LAS MALDICIONES DE JOB CONTRA EL D�A DE SU NACIMIENTO ( Job 3:4 )

1. El anatema de Job contra "ese d�a". Observemos seis declaraciones que hizo Job contra el d�a en que naci�. Job dijo:

1. "Que ese d�a sea tinieblas".

2. "No lo considere Dios".

3. "Ni la luz la ilumine".

4. "Que las tinieblas y la sombra de la muerte lo manchen".

5. "Que una nube lo cubra".

6. "Que la oscuridad del d�a lo aterrorice".

Job ciertamente era un maestro en el lenguaje, y estaba lejos de ser un ni�o para pronunciar anatemas. Reuni� las palabras con el d�a de su nacimiento hasta que no qued� nada que decir. No fue un d�a de c�nticos ni de alegr�a para �l. Le habr�a quitado a su madre la alegr�a de que un hijo var�n hubiera nacido en el mundo. Le habr�a quitado a su padre la ambici�n que tal vez le inund� el alma por su nuevo beb�, mientras los hombres de la calle lo felicitaban.

Al pensar en la oscuridad de ese d�a, nuestras mentes van a otro d�a que estuvo oscuro. La Biblia dice: "Desde la hora sexta hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena". Este d�a, sin embargo, que estuvo oscuro fue un d�a de muerte y no de nacimiento. Fue el d�a en que Cristo sufri�, el Justo por los injustos. Fue el d�a en que Dios ocult� sus ojos de su bien amado Hijo, porque en misericordia hab�a abierto sus ojos sobre nosotros que hab�amos pecado.

2. El anatema de Job contra "esa noche". Observemos nueve declaraciones que hizo Job contra la noche, que formaba parte del d�a en que naci�. Job dijo:

1. "Que las tinieblas se apoderen de �l".

2. "Que no se junte con los d�as del a�o".

3. "Que no entre en el n�mero de los meses".

4. "Que esa noche sea solitaria".

5. "Que no entre en �l ninguna voz alegre".

6. "Que lo maldigan los que maldicen el d�a".

7. "Que se oscurezcan las estrellas de su crep�sculo".

8. "Que busque la luz y no la tenga".

9. "Que no vea el amanecer del d�a".

En la Palabra de Dios se describe otra experiencia de tal oscuridad, negrura y tristeza. Es un d�a que aguarda a esta vieja tierra. Vendr� en el tiempo de la tribulaci�n, cuando Dios se levantar� para juzgar a los hombres por su iniquidad. Ese d�a es llamado en los Profetas, "El d�a del Se�or". Se describe de la siguiente manera:

"Un d�a de tinieblas y de tinieblas, un d�a de nubes y densa oscuridad, como la ma�ana se extiende sobre los montes".

"El d�a del Se�or es tinieblas, y no luz. Como si un hombre huyera de un le�n y le saliera al encuentro un oso; o entrara en la casa, apoyara la mano en la pared y lo mordiera una serpiente. �No ser� el d�a del Se�or tinieblas, y no luz? Incluso muy oscuro, y sin resplandor en �l ".

Cuando Job maldec�a su d�a, probablemente no sab�a que llegar�a el d�a en que el Se�or dejar�a la tierra vac�a y desolada, volvi�ndola patas arriba y esparciendo a sus habitantes. No sab�a que la tierra ser�a contaminada por sus habitantes, y que Dios har�a cesar el regocijo de los panderos y acabar�a el estruendo de los que se regocijaban; que todo gozo se oscurecer�a y la alegr�a de la tierra desaparecer�a.

IV. POR QU� JOB BEMOANED EL D�A DE SU NACIMIENTO, MEDITACI�N 1 ( Job 3:10 )

1. Job maldijo el d�a de su nacimiento porque su vida hab�a sido eclipsada por el dolor. Podemos sentir que en esto Job hizo una locura, pero su dolor fue tan grande que la oscuridad que lo envolvi� oscureci� sus ojos ante toda la bendici�n de la luz que durante tanto tiempo hab�a estado posada sobre �l. No pod�a recordar las bendiciones pasadas debido a las aflicciones presentes. Para �l, el dolor de una hora parec�a m�s pesado que la alegr�a de toda una vida.

No condenamos a Job, simpatizamos con �l. Sabemos que si hubiera sido completamente panoplizado de Dios, la gracia de Dios habr�a sido suficiente. Algunos, como Pablo y Silas, han cantado en las horas m�s oscuras.

Al pensar en la angustia y amargura de alma de Job, no debemos dejar de recordar que su fe no fracas� por completo. De vez en cuando ten�a visiones maravillosas de la gracia de Dios y, a veces, lanzaba exclamaciones de alabanza y de esperanza clarividente sin precedentes.

2. Cristo pas�; en su noche de dolor y en su d�a de dolor. El salmista, al describir ese d�a, escribi� estas palabras:

Dios m�o, Dios m�o, �por qu� me has desamparado? �Por qu� est�s tan lejos de ayudarme y de las palabras de mi rugido? Dios m�o, clamo de d�a, pero no oyes, y de noche. , y no estoy callado ".

As� escribi� el Esp�ritu acerca de las tinieblas que envolvieron la Cruz y, sin embargo, en medio de esa hora, el Esp�ritu describi� la confianza perfecta y la confianza inquebrantable de Cristo en Dios. Las palabras que siguen a la cita anterior son las siguientes:

"Pero t� eres santo, oh t� que habitas entre las alabanzas de Israel".

�Ojal� nosotros, en cada hora de dolores de parto, tuvi�ramos una confianza tan perfecta! En el huerto de Getseman�, con la copa de la muerte pegada a los labios del Maestro, Cristo clam�: "Sin embargo, no se haga mi voluntad, sino la tuya".

V. POR QU� JOB BEMOANED EL D�A DE SU NACIMIENTO, MEDITACI�N 2 ( Job 3:13 )

1. En lugar de tristeza y enfermedad, habr�a tenido tranquilidad y descanso. Job estaba dispuesto a renunciar a todos los a�os de bendici�n que hab�an ca�do sobre �l en lugar de sufrir el dolor que ahora lo oprim�a. Dijo que si hubiera muerto cuando era un beb�, deber�a haberse acostado y estar en silencio, que deber�a haber dormido y estar en reposo. De hecho, esta es una hermosa concepci�n de la muerte. Jes�s mismo dijo de L�zaro, cuando muri�: "Nuestro amigo L�zaro duerme.

"El Esp�ritu Santo nos dice que los que" duermen en Jes�s "los traer� Dios con �l. Las palabras" tranquilo "y" dormido "y" reposo "no ense�an el cese de la existencia, ni ense�an la inconsciencia de los muertos.

La Palabra de Dios, al discutir los m�rtires que fueron asesinados por su testimonio, dijo. "Aqu� est� la paciencia de los santos; aqu� est�n los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jes�s. Y o� una voz del cielo que me dec�a: Escribe: Bienaventurados los muertos que de ahora en adelante mueren en el Se�or : S�, dice el Esp�ritu, que descansen de sus trabajos, y sus obras los siguen ".

2. En lugar del reproche de sus amigos, se habr�a protegido de ellos. El vers�culo diecisiete dice: "All� cesan los imp�os de perturbar, y all� descansan los cansados".

Creemos que este vers�culo nos remite al temor de Job con respecto al ataque de los tres hombres que durante siete d�as y siete noches se hab�an sentado all� sin decir una palabra. El afligido supuso lo que se avecinaba y lo temi�. Deseaba haber muerto con un parto prematuro, o como un beb� que nunca hab�a visto la luz, en lugar de vivir y verse obligado, en su debilidad y dolor, a enfrentarse a estos posibles consoladores.

VI. EL TRABAJO ANE LA MUERTE ( Job 3:20 )

1. �Es pecado desear morir? Job habla del afligido y amargado de alma. Dice que estos anhelan la muerte, pero no llega; la buscan m�s que los tesoros escondidos. Se regocijan y se alegran cuando encuentran la tumba.

Dir�amos enf�ticamente que est� mal que alguien, bajo cualquier condici�n, se quite la vida. La Palabra de Dios es positiva en esto. Dir�amos, sin embargo, que no es malo que un santo, que est� abrumado por el dolor y abrumado por el dolor, anhele ser llevado al Se�or. Podemos entender f�cilmente c�mo los m�rtires se alegraron de morir.

Pablo, el Ap�stol, dijo: "Yo * * [tengo] el deseo de partir y estar con Cristo". Dijo esto aunque no se encontraba en ese momento en las circunstancias de Job. Simplemente anhelaba al Se�or.

El Se�or Jes�s, al afrontar la agon�a de la muerte, dijo: "Con mucho deseo he deseado comer esta pascua". �l estaba hablando, sin duda, del pan y del vino; pero estos, dijo, eran Su cuerpo quebrantado y Su sangre derramada.

2. Job, una vez m�s, un tipo de Cristo. El vers�culo veinticuatro dice: "Antes de comer llega mi suspiro, y mis rugidos se derraman como las aguas".

El salmista, al describir la angustia de Cristo en la cruz, escribi�: "�Dios m�o! �Dios m�o! �Por qu� me has desamparado? �Por qu� est�s tan lejos de ayudarme y de las palabras de mi rugido?" El Se�or Jes�s sobre la Cruz fue presionado sin medida. Dijo: "Dios m�o, lloro de d�a, pero t� no oyes; y de noche, y no callo".

Job tuvo una experiencia bastante similar. �l tambi�n dijo: "Mis rugidos se derraman como las aguas".

UNA ILUSTRACI�N

Agust�n vivi� en una �poca en la que ser seguidor de Jesucristo costaba algo, y en las siguientes palabras ense�� que "no se puede herir a un cristiano".

"Habiendo considerado y examinado estas cosas de cerca, ahora ve si alg�n mal puede suceder a los buenos y fieles que no deba convertirse en una bendici�n para ellos * *. Perdieron todo lo que ten�an. Pero, �perdieron su fe? �Perdieron la piedad? �Perdieron los tesoros del coraz�n? �sta es la riqueza del cristiano * *. Por eso, nuestro querido amigo Paulinus, el obispo de Nola, un hombre de los m�s amplios medios, que en la plenitud de su El coraz�n se volvi� extremadamente pobre, pero abundantemente santificado, despu�s de que los b�rbaros saquearon el pa�s, y mientras estuvo prisionero en prisiones, sol�a orar en su coraz�n, como luego aprend� de �l: 'Se�or, no me dejes turbar por el oro. o plata, porque t� sabes d�nde est� todo mi tesoro ". Defensor cristiano de Texas.

Información bibliográfica
Neighbour, Robert E. "Comentario Pozos de agua viva en Job 2". "Agua viva". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/lwc/job-2.html.
 
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