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Saturday, September 28th, 2024
the Week of Proper 20 / Ordinary 25
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Bible Commentaries
Comentario Pozos de agua viva Pozos de agua viva
Declaración de derechos de autor
Estos archivos están en el dominio público.
Texto cortesía de BibleSupport.com. Utilizado con permiso.
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Texto cortesía de BibleSupport.com. Utilizado con permiso.
Información bibliográfica
Neighbour, Robert E. "Comentario Pozos de agua viva en Job 3". "Agua viva". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/lwc/job-3.html.
Neighbour, Robert E. "Comentario Pozos de agua viva en Job 3". "Agua viva". https://beta.studylight.org/
Versículos 1-26
Dolores y suspiros de Job
Job 2:9 ; Job 3:1
PALABRAS INTRODUCTORIAS
En este estudio consideraremos los vers�culos que se encuentran en el segundo cap�tulo de Job comenzando con el vers�culo nueve donde lo dejamos en el estudio anterior y continuando hasta el vers�culo trece.
1. Un ayudante que result� ser un obst�culo. La esposa de Job se le acerc� en el vers�culo nueve del cap�tulo dos y le dijo: "�A�n retienes tu integridad, maldices a Dios y mueres?"
Si alguna vez hubo un momento en el que Job necesit� palabras de simpat�a y amor, fue en esta hora de su extrema necesidad. Sin embargo, no recibi� de su esposa m�s que un insistente llamado a maldecir a Dios.
Conectemos las palabras que Satan�s hab�a dicho delante de Dios: "Toca sus huesos y su carne, y te maldecir� en tu rostro", con las palabras que dijo su esposa: "Maldice a Dios y muere". Debe haber alguna conexi�n vital entre estas dos declaraciones. Por nuestra parte, creemos que Satan�s entr� en la esposa de Job con la misma verdad que jam�s entr� en Judas.
2. Un siervo que resisti� la prueba. Job respondi� tranquilamente a su esposa: "�Qu�? �Recibiremos el bien de la mano de Dios y no recibiremos el mal?" Aqu� hay una declaraci�n que bien podemos sopesar. Son muchos los que se entregan a las quejas por los males que les sobrevienen; pero fallan por completo en su alabanza por el bien m�ltiple que les es otorgado.
En vista de todo esto, las palabras de Job son sumamente seguras.
3. La estrategia final de Satan�s. Adem�s de los fur�nculos que cubr�an a Job, y de las quejas de la esposa que fracas� como ayuda id�nea, Satan�s envi� a tres amigos para que se lamentaran de Job.
Estos tres, Elifaz, Bildad y Zofar, se hab�an enterado de todo el mal que hab�a sobrevenido a Job, y hab�an concertado una cita para venir a llorar con �l y consolarlo.
Por nuestra parte, estamos seguros de que ser�a mejor que se hubieran quedado en casa. �D�nde est� el que nunca ha o�do hablar de los "consoladores de Job"? Son sin�nimo de hombres.
Los tres amigos de Job te recuerdan al que visit� a un amigo enfermo, y le relataron al enfermo la historia de todos los amigos y parientes que hab�a conocido que hab�an muerto de la misma enfermedad.
No podemos ver c�mo pensaban que tales acciones pod�an animar a un hombre abrumado por el dolor.
I. EL TRABAJO MALDECI� SU D�A ( Job 3:1 )
1. No maldijo a su Dios. Job ya le hab�a dicho a su esposa, cuando ella le orden� que maldijera a Dios, que ella hablaba como habla una de las mujeres insensatas. �Por qu� culpar a Dios por todo lo que nos trae dolor y dolor?
Estamos dispuestos a conceder que Dios permite cada dolor y cada angustia que sufre uno de sus hijos, pero no necesariamente los env�a. Incluso cuando lo permite, act�a con gracia en nuestro favor.
2. Job maldijo su d�a. En esto fue imprudente. No lo condenamos, porque es completamente humano hacer lo que hizo. Simpatizamos con Job porque ten�a al diablo y a los hombres en su contra, y su dolor fue muy grande.
Sin embargo, nuestra simpat�a no cambia el hecho de que Job estaba equivocado. Cuando la noche es oscura, es el momento de apoyarse m�s fuertemente en Dios. Debemos recordar que "a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien".
Cuando el Se�or Jes�s hubo partido el pan y bebido el vino, leemos: "Y cuando hubieron cantado un himno, salieron".
El Se�or era como un ruise�or que cantaba en la hora de Su mayor dolor.
II. JOB BEMOANED EL D�A DE SU NACIMIENTO ( Job 3:3 )
�Cu�n lastimosamente grit� Job: "Que perezca el d�a en que nac� * * sea ese d�a tinieblas * * que la luz no brille sobre �l".
Job deseaba no haber nacido nunca o haber muerto de ni�o. En esto Job olvid�, por el momento, todas las maravillosas bendiciones que Dios hab�a derramado sobre �l durante muchos a�os. Cuando se fueron, los olvid�. En este Job se olvid� de todas las bendiciones eternas que le aguardaban. Pero Dios estuvo con �l, incluso a trav�s de estas duras pruebas.
1. Es cierto que, con algunos hombres, era mejor no haber nacido nunca. Jesucristo dijo de Judas, el hombre que lo traicion�: "Pero �ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Bueno le fuera a ese hombre no haber nacido".
Es mejor no nacer nunca, que vivir en el placer y la prosperidad por un tiempo, y luego ser cortado para siempre, escribi� Asaf en el Esp�ritu: "Tuve envidia de los necios, cuando vi la prosperidad de los imp�os. " Pero Asaf escribi� adem�s: "Cuando pens� en saber esto, fue demasiado doloroso para m�; hasta que entr� en el Santuario de Dios; entonces comprend� su fin. * * Los arrojaste a la destrucci�n. �C�mo fueron llevados a la desolaci�n? �Como en un momento! Est�n completamente consumidos por el terror ".
2. Fue mejor para el trabajo y mejor para nosotros que naci� Job. Job simplemente estaba abrumado por el dolor. No sopes� bien sus palabras. Si Job hubiera podido ver m�s all� de la cortina que le ocultaba a Dios, se habr�a sentido diferente. Si Job hubiera visto el fin del Se�or, se habr�a regocijado en su dolor. Si Job hubiera visto las glorias eternas que le esperaban, habr�a gritado de alegr�a.
III. LAS MALDICIONES DE JOB CONTRA EL D�A DE SU NACIMIENTO ( Job 3:4 )
1. El anatema de Job contra "ese d�a". Observemos seis declaraciones que hizo Job contra el d�a en que naci�. Job dijo:
1. "Que ese d�a sea tinieblas".
2. "No lo considere Dios".
3. "Ni la luz la ilumine".
4. "Que las tinieblas y la sombra de la muerte lo manchen".
5. "Que una nube lo cubra".
6. "Que la oscuridad del d�a lo aterrorice".
Job ciertamente era un maestro en el lenguaje, y estaba lejos de ser un ni�o para pronunciar anatemas. Reuni� las palabras con el d�a de su nacimiento hasta que no qued� nada que decir. No fue un d�a de c�nticos ni de alegr�a para �l. Le habr�a quitado a su madre la alegr�a de que un hijo var�n hubiera nacido en el mundo. Le habr�a quitado a su padre la ambici�n que tal vez le inund� el alma por su nuevo beb�, mientras los hombres de la calle lo felicitaban.
Al pensar en la oscuridad de ese d�a, nuestras mentes van a otro d�a que estuvo oscuro. La Biblia dice: "Desde la hora sexta hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena". Este d�a, sin embargo, que estuvo oscuro fue un d�a de muerte y no de nacimiento. Fue el d�a en que Cristo sufri�, el Justo por los injustos. Fue el d�a en que Dios ocult� sus ojos de su bien amado Hijo, porque en misericordia hab�a abierto sus ojos sobre nosotros que hab�amos pecado.
2. El anatema de Job contra "esa noche". Observemos nueve declaraciones que hizo Job contra la noche, que formaba parte del d�a en que naci�. Job dijo:
1. "Que las tinieblas se apoderen de �l".
2. "Que no se junte con los d�as del a�o".
3. "Que no entre en el n�mero de los meses".
4. "Que esa noche sea solitaria".
5. "Que no entre en �l ninguna voz alegre".
6. "Que lo maldigan los que maldicen el d�a".
7. "Que se oscurezcan las estrellas de su crep�sculo".
8. "Que busque la luz y no la tenga".
9. "Que no vea el amanecer del d�a".
En la Palabra de Dios se describe otra experiencia de tal oscuridad, negrura y tristeza. Es un d�a que aguarda a esta vieja tierra. Vendr� en el tiempo de la tribulaci�n, cuando Dios se levantar� para juzgar a los hombres por su iniquidad. Ese d�a es llamado en los Profetas, "El d�a del Se�or". Se describe de la siguiente manera:
"Un d�a de tinieblas y de tinieblas, un d�a de nubes y densa oscuridad, como la ma�ana se extiende sobre los montes".
"El d�a del Se�or es tinieblas, y no luz. Como si un hombre huyera de un le�n y le saliera al encuentro un oso; o entrara en la casa, apoyara la mano en la pared y lo mordiera una serpiente. �No ser� el d�a del Se�or tinieblas, y no luz? Incluso muy oscuro, y sin resplandor en �l ".
Cuando Job maldec�a su d�a, probablemente no sab�a que llegar�a el d�a en que el Se�or dejar�a la tierra vac�a y desolada, volvi�ndola patas arriba y esparciendo a sus habitantes. No sab�a que la tierra ser�a contaminada por sus habitantes, y que Dios har�a cesar el regocijo de los panderos y acabar�a el estruendo de los que se regocijaban; que todo gozo se oscurecer�a y la alegr�a de la tierra desaparecer�a.
IV. POR QU� JOB BEMOANED EL D�A DE SU NACIMIENTO, MEDITACI�N 1 ( Job 3:10 )
1. Job maldijo el d�a de su nacimiento porque su vida hab�a sido eclipsada por el dolor. Podemos sentir que en esto Job hizo una locura, pero su dolor fue tan grande que la oscuridad que lo envolvi� oscureci� sus ojos ante toda la bendici�n de la luz que durante tanto tiempo hab�a estado posada sobre �l. No pod�a recordar las bendiciones pasadas debido a las aflicciones presentes. Para �l, el dolor de una hora parec�a m�s pesado que la alegr�a de toda una vida.
No condenamos a Job, simpatizamos con �l. Sabemos que si hubiera sido completamente panoplizado de Dios, la gracia de Dios habr�a sido suficiente. Algunos, como Pablo y Silas, han cantado en las horas m�s oscuras.
Al pensar en la angustia y amargura de alma de Job, no debemos dejar de recordar que su fe no fracas� por completo. De vez en cuando ten�a visiones maravillosas de la gracia de Dios y, a veces, lanzaba exclamaciones de alabanza y de esperanza clarividente sin precedentes.
2. Cristo pas�; en su noche de dolor y en su d�a de dolor. El salmista, al describir ese d�a, escribi� estas palabras:
Dios m�o, Dios m�o, �por qu� me has desamparado? �Por qu� est�s tan lejos de ayudarme y de las palabras de mi rugido? Dios m�o, clamo de d�a, pero no oyes, y de noche. , y no estoy callado ".
As� escribi� el Esp�ritu acerca de las tinieblas que envolvieron la Cruz y, sin embargo, en medio de esa hora, el Esp�ritu describi� la confianza perfecta y la confianza inquebrantable de Cristo en Dios. Las palabras que siguen a la cita anterior son las siguientes:
"Pero t� eres santo, oh t� que habitas entre las alabanzas de Israel".
�Ojal� nosotros, en cada hora de dolores de parto, tuvi�ramos una confianza tan perfecta! En el huerto de Getseman�, con la copa de la muerte pegada a los labios del Maestro, Cristo clam�: "Sin embargo, no se haga mi voluntad, sino la tuya".
V. POR QU� JOB BEMOANED EL D�A DE SU NACIMIENTO, MEDITACI�N 2 ( Job 3:13 )
1. En lugar de tristeza y enfermedad, habr�a tenido tranquilidad y descanso. Job estaba dispuesto a renunciar a todos los a�os de bendici�n que hab�an ca�do sobre �l en lugar de sufrir el dolor que ahora lo oprim�a. Dijo que si hubiera muerto cuando era un beb�, deber�a haberse acostado y estar en silencio, que deber�a haber dormido y estar en reposo. De hecho, esta es una hermosa concepci�n de la muerte. Jes�s mismo dijo de L�zaro, cuando muri�: "Nuestro amigo L�zaro duerme.
"El Esp�ritu Santo nos dice que los que" duermen en Jes�s "los traer� Dios con �l. Las palabras" tranquilo "y" dormido "y" reposo "no ense�an el cese de la existencia, ni ense�an la inconsciencia de los muertos.
La Palabra de Dios, al discutir los m�rtires que fueron asesinados por su testimonio, dijo. "Aqu� est� la paciencia de los santos; aqu� est�n los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jes�s. Y o� una voz del cielo que me dec�a: Escribe: Bienaventurados los muertos que de ahora en adelante mueren en el Se�or : S�, dice el Esp�ritu, que descansen de sus trabajos, y sus obras los siguen ".
2. En lugar del reproche de sus amigos, se habr�a protegido de ellos. El vers�culo diecisiete dice: "All� cesan los imp�os de perturbar, y all� descansan los cansados".
Creemos que este vers�culo nos remite al temor de Job con respecto al ataque de los tres hombres que durante siete d�as y siete noches se hab�an sentado all� sin decir una palabra. El afligido supuso lo que se avecinaba y lo temi�. Deseaba haber muerto con un parto prematuro, o como un beb� que nunca hab�a visto la luz, en lugar de vivir y verse obligado, en su debilidad y dolor, a enfrentarse a estos posibles consoladores.
VI. EL TRABAJO ANE LA MUERTE ( Job 3:20 )
1. �Es pecado desear morir? Job habla del afligido y amargado de alma. Dice que estos anhelan la muerte, pero no llega; la buscan m�s que los tesoros escondidos. Se regocijan y se alegran cuando encuentran la tumba.
Dir�amos enf�ticamente que est� mal que alguien, bajo cualquier condici�n, se quite la vida. La Palabra de Dios es positiva en esto. Dir�amos, sin embargo, que no es malo que un santo, que est� abrumado por el dolor y abrumado por el dolor, anhele ser llevado al Se�or. Podemos entender f�cilmente c�mo los m�rtires se alegraron de morir.
Pablo, el Ap�stol, dijo: "Yo * * [tengo] el deseo de partir y estar con Cristo". Dijo esto aunque no se encontraba en ese momento en las circunstancias de Job. Simplemente anhelaba al Se�or.
El Se�or Jes�s, al afrontar la agon�a de la muerte, dijo: "Con mucho deseo he deseado comer esta pascua". �l estaba hablando, sin duda, del pan y del vino; pero estos, dijo, eran Su cuerpo quebrantado y Su sangre derramada.
2. Job, una vez m�s, un tipo de Cristo. El vers�culo veinticuatro dice: "Antes de comer llega mi suspiro, y mis rugidos se derraman como las aguas".
El salmista, al describir la angustia de Cristo en la cruz, escribi�: "�Dios m�o! �Dios m�o! �Por qu� me has desamparado? �Por qu� est�s tan lejos de ayudarme y de las palabras de mi rugido?" El Se�or Jes�s sobre la Cruz fue presionado sin medida. Dijo: "Dios m�o, lloro de d�a, pero t� no oyes; y de noche, y no callo".
Job tuvo una experiencia bastante similar. �l tambi�n dijo: "Mis rugidos se derraman como las aguas".
UNA ILUSTRACI�N
Agust�n vivi� en una �poca en la que ser seguidor de Jesucristo costaba algo, y en las siguientes palabras ense�� que "no se puede herir a un cristiano".
"Habiendo considerado y examinado estas cosas de cerca, ahora ve si alg�n mal puede suceder a los buenos y fieles que no deba convertirse en una bendici�n para ellos * *. Perdieron todo lo que ten�an. Pero, �perdieron su fe? �Perdieron la piedad? �Perdieron los tesoros del coraz�n? �sta es la riqueza del cristiano * *. Por eso, nuestro querido amigo Paulinus, el obispo de Nola, un hombre de los m�s amplios medios, que en la plenitud de su El coraz�n se volvi� extremadamente pobre, pero abundantemente santificado, despu�s de que los b�rbaros saquearon el pa�s, y mientras estuvo prisionero en prisiones, sol�a orar en su coraz�n, como luego aprend� de �l: 'Se�or, no me dejes turbar por el oro. o plata, porque t� sabes d�nde est� todo mi tesoro ". Defensor cristiano de Texas.