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Bible Commentaries
Romanos 5

Comentario Pozos de agua vivaPozos de agua viva

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Versículos 1-5

Mucho m�s la gracia de Dios

Romanos 5:1 , Romanos 5:15

PALABRAS INTRODUCTORIAS

Hoy tenemos ante nosotros porciones de Romanos para nuestro estudio. La Ep�stola de Pablo a los Romanos lleva consigo uno de los mensajes supremos de Dios para los santos. Tres grandes hechos est�n ante nosotros: (1) El hecho del pecado, con su universalidad. (2) El hecho de la redenci�n, a trav�s de la obra de Cristo en el Calvario, donde la gracia es suprema. (3) El hecho de la vida victoriosa en Cristo Jes�s, por el Esp�ritu.

Un cuarto mensaje que se destaca en Romanos es una palabra especial sobre Israel. Esta parte del libro incluye los cap�tulos 9, 10 y 11.

1. El hecho del pecado. La gracia no puede operar sin las tinieblas y las tinieblas del pecado. La ca�da del hombre, con todos los resultados de su pecado contra el Sant�simo, hizo posible la operaci�n de la gracia de Dios.

La gracia se basa en el amor y opera en la misericordia; pero la gracia tiene un significado m�s profundo que cualquiera de los otros dos.

Cuando el amor es hacia los indignos, comienza a operar en el reino de la gracia; y cuando se muestra misericordia al culpable, obra sobre la base de la gracia.

La gracia es la bondad de Dios para con nosotros cuando a�n �ramos pecadores. La gracia es misericordia para los despiadados; bondad hacia los desagradables; bondad para los totalmente malos y salvaci�n para los indignos de ser salvos.

Donde comienza el valor, termina la gracia; donde entra el m�rito, se desvanece la gracia.

Uno de los grandes vers�culos de la Biblia es este: "Cuando a�n �ramos pecadores, Cristo muri� por nosotros". Hay otro vers�culo que es un pariente cercano: �l "nos am� y nos lav� de nuestros pecados", es decir, nos am� antes de lavarnos.

As�, donde abunda la gracia, abunda el pecado. Donde no hay pecado, puede haber r�os de amor, pero la gracia se mueve en misericordia hacia los pecadores.

2. El hecho de la redenci�n del pecado y por los pecadores. La gracia es la gran fuerza motriz que movi� a Dios al hacer de Cristo una ofrenda por el pecado. La gracia descubri� el camino por el cual Dios podr�a ser justo y el justificador de los culpables. Grace descubri� el camino por el cual Dios; lo santo, pod�a llevar al hombre, lo profano, a su c�mara de presencia Divina.

La gracia, sin embargo, no termina sus misericordias en la Cruz. Grace se adentra en las lejanas perspectivas de las "edades por venir". Aqu� hay una Escritura que magnifica maravillosamente la gracia: "Para que en los siglos venideros muestre las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros por medio de Cristo Jes�s".

La gracia entra al cielo; la gracia pasa a las edades m�s all�, donde el pecado no puede entrar, s�lo porque los pecadores salvos pueden entrar all�.

Es Su bondad para con nosotros que "nosotros" lleva consigo el maravilloso alcance de la redenci�n hacia aquellos que una vez estuvieron perdidos, muertos en delitos y pecados.

3. La gracia opera a trav�s de la fe. Estamos familiarizados con la Escritura: "Por gracia sois salvos por la fe". Gracia, es el lado Divino; la fe, es el lado humano. Gracia, es Dios movi�ndose hacia el pecador perdido; la fe, es el pecador perdido movi�ndose hacia Dios. Grace se agacha; la fe llega. La gracia es Dios reconciliador; la fe es el hombre que acepta.

Sin embargo, hay una cosa que debemos recordar, que incluso la fe es un don de Dios. La fe se hace operativa en nosotros, pero la fe est� en nosotros porque Dios la puso all�. La gracia es Dios que busca salvar, por medio de la Cruz y por todos los dem�s medios a trav�s de los cuales hace posible que el hombre sea salvo. Adem�s de la obra del Calvario, �l da la Palabra de salvaci�n que se encuentra en las Escrituras. Tambi�n da el Esp�ritu Santo para convencer a los hombres de pecado.

La fe es un acto del hombre y, sin embargo, seguimos insistiendo en que la fe es imposible, a menos que sea obra de Dios en el coraz�n.

I. JUSTIFICADO POR SU GRACIA ( Romanos 4:24 )

El Esp�ritu, a trav�s del Ap�stol, ha estado discutiendo la total debilidad de un pecador para salvarse a s� mismo. Ha hecho especial hincapi� en el hecho de que la ley no puede salvar, porque la ley es un precepto quebrantado. Bajo la Ley, toda boca se cierra y todo el mundo se hace culpable ante Dios. El hombre que descansa en la ley y se jacta de Dios, seguramente quebrantar� la ley, trayendo as� deshonra a Dios. Si queremos ser salvos por la ley, debemos ser hacedores de la ley; sin embargo, todos han pecado y est�n destituidos de la gloria de Dios. El resultado es que, por las obras de la ley, ninguna carne ser� justificada ante sus ojos.

La gracia ahora interviene y proporciona un camino por el cual la justicia de Dios, sin la Ley, puede manifestarse. Esta es la justicia de Dios por la fe de Jesucristo. Es una justicia que pasa a todos los que creen.

Ahora podemos cantar, siendo justificados gratuitamente por Su gracia.

La gracia no opera sobre la base del trabajo o los hechos del hombre. Opera completamente a trav�s de la redenci�n que es en Cristo Jes�s.

La gracia es Dios presentando a Su Hijo para que sea una propiciaci�n por nuestros pecados; la gracia es Dios declar�ndonos justos, a trav�s de la Sangre de Cristo. La gracia es Dios que concede la remisi�n de los pecados pasados, mediante la paciencia de Dios, a todo aquel que cree en Jes�s.

II. LA GRACIA PROHIBE LA GLORIA HUMANA ( Romanos 4:1 )

Es natural que la carne se jacte. Nos alegra decir que hemos hecho esto o aquello. Sin embargo, cuando llegamos al reino de la salvaci�n, no hay lugar para la gloria humana.

El Esp�ritu pregunta: "�D�nde, pues, la jactancia?" "Est� excluido". �C�mo se excluye? �Est� excluido por obras? Eso es imposible. Si fu�ramos salvos por lo que somos o por lo que hacemos, tendr�amos de qu� gloriarnos.

Al enfatizar esto, el Esp�ritu usa una ilustraci�n. Prestemos atenci�n a sus palabras. "Si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qu� gloriarse, pero no delante de Dios".

Abraham dej� Ur de los caldeos. Abraham sali� sin saber ad�nde iba. Abraham se convirti� en un morador de tiendas, buscando una ciudad cuyo Constructor y Hacedor es Dios. Abraham ofreci� a Isaac. Abraham pag� un diezmo a Melquisedec de todo lo que pose�a. Todas estas fueron obras de fe, pero Abraham no fue justificado por ninguna de ellas.

No fueron las obras las que justificaron a Abraham, sino la fe la que obr�. Abraham crey� a Dios, y su fe le fue contada por justicia. La fe de Abraham no fue una fe muerta, como hemos visto. Sin embargo, no fueron las obras de fe las que salvaron a Abraham, sino la fe que obra.

Si Dios le hubiera contado a Abraham por justicia a causa de sus obras, Abraham habr�a tenido toda la raz�n para gloriarse; pero como Abraham fue salvo por la fe, la recompensa le fue contada por gracia, y no por deuda.

El mensaje supremo aqu� es que la justificaci�n es para el que no obra, sino para el que cree en Dios, que justifica al imp�o; su fe le es contada por justicia.

III. LA GRACIA OPERA A TRAV�S DE LA FE ( Romanos 4:16 )

Nuestro vers�culo dice: "Por tanto, es por fe, para que sea por gracia; al fin, la promesa ser� segura para toda la simiente".

Si la salvaci�n fuera por las obras de la ley, no ser�a igual para todos; pero, puesto que la salvaci�n es por gracia mediante la fe, a todo aquel que cree le est� asegurada.

Una vez m�s, el Esp�ritu trae a Abraham ante nosotros, y habla de nuestro andar en los pasos de esa fe, porque la fe de Abraham no fue por obras de la ley; porque fue a trav�s de la "justicia de la fe" que la promesa le lleg� a Abraham.

La historia de Israel, bajo la Ley, prueba abundantemente la impotencia del hombre para guardar la Ley. La Ley no es m�s que un maestro de escuela para llevarnos a Cristo. La ley no puede hacer m�s que probarnos nuestro pecado. Si estamos bajo la ley, estamos bajo maldici�n, porque est� escrito: "Maldito todo el que no persevera en todas las cosas que est�n escritas en el libro de la ley para hacerlas".

Tan pronto como se dieron los Diez Mandamientos, fueron quebrantados. Cuando Mois�s, bajando del monte, vio a los Hijos de Israel danzando alrededor del becerro de oro, rompi� las tablas que conten�an la Ley; la Ley, que los israelitas ya hab�an quebrantado. Por lo tanto, "la ley produce ira",

Ahora entendemos el por qu� de la gracia y la posici�n de la fe. Una vez m�s la fe de Abraham se usa como ejemplo: porque Abraham contra la esperanza, crey� en la esperanza. Sab�a que su propio cuerpo estaba casi muerto, porque ten�a alrededor de cien a�os cuando Dios le certific� el nacimiento de Isaac. Sin embargo, "no dud� de la promesa de Dios por incredulidad"; pero era fuerte en la fe, dando gloria a Dios. Abraham estaba completamente convencido de que Dios pod�a darle un hijo, incluso Isaac. Por lo tanto, su fe le fue "imputada por justicia".

Cual es nuestra conclusion? Es esta: Tambi�n se nos imputar� justicia por la fe, si creemos en Aquel que levant� de los muertos a Jes�s nuestro Se�or.

IV. MUCHO MAS DE GRACIA ( Romanos 5:14 )

Ahora entre en ese cap�tulo incomparable, Romanos cinco. Este cap�tulo compara al primer hombre con el segundo; el primer Ad�n, con el postrer Ad�n. Fue por un hombre que el pecado entr� en el mundo y la muerte por el pecado. Fue por el pecado de ese hombre, que la muerte pas� a todos los hombres, por cuanto todos los hombres han pecado.

As�, fue que la muerte rein� desde Ad�n hasta Mois�s; y, desde Mois�s hasta esta hora.

Frente al pecado y su reino, a trav�s de Ad�n, el Esp�ritu coloca el don gratuito de Dios a trav�s de Cristo. El vers�culo quince dice: "No como la ofensa, as� tambi�n es la d�diva. Porque si por la ofensa de uno muchos mueren, mucho m�s la gracia de Dios, y la d�diva por gracia, que es por un solo Hombre, Jesucristo, abund� para muchos ".

�Qu� maravilloso es todo!

"Nos vio arruinados por la ca�da,

Sin embargo, nos am� a pesar de todo.

Nos salv� de nuestro estado perdido.

Su misericordia, �oh, cu�n grande! "

No solo esto, sino que �l super� en Su gracia todos los escombros del pecado. Lo que perdimos en Ad�n, lo tenemos m�s que ganado en Cristo. Las profundidades a las que nos ha arrastrado el pecado de Ad�n y el nuestro no son solo comparables a las alturas a las que nos ha elevado la gracia de Dios.

Nos deleitamos en la expresi�n: "Mucho m�s la gracia de Dios".

Ahora somos justificados por la fe. Ahora tenemos paz con Dios por medio de nuestro Se�or Jesucristo. Ahora tenemos acceso por fe a esta gracia en la que estamos, y nuestro coraz�n se regocija.

V. GRACIA Y VIDA ( Romanos 5:17 )

Es un espect�culo espantoso estar de pie y ver el resultado de la ofensa de un hombre. Nuestro texto de las Escrituras dice: "La muerte rein� por uno". El mundo se ha convertido en poco m�s que un cementerio. Los escombros del pecado se ven por todas partes. La muerte reina, es decir, la muerte es un monarca que domina. La muerte es un monarca, guada�a en mano, cuyo triunfo victorioso no puede ser obstaculizado. Podemos contener los estragos de la muerte por un d�a, intentando resistir el reinado de la muerte; pero, tarde o temprano, todas las potencias opuestas deben sucumbir, ya que la muerte siniestra con la guada�a abierta se alza victoriosa en medio de los escombros que la muerte ha causado.

Todos los peri�dicos muestran que el pecado y la muerte a�n reinan. La sangre y la carnicer�a siempre nos rodean. Nosotros los que vivimos, caminamos diariamente por un valle de sombra de muerte. El pecado y la tristeza, la verg�enza y el sufrimiento est�n en todas partes. Los gritos de muchos heridos y moribundos est�n siempre en nuestros o�dos.

Contra todo esto leemos que los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia reinar�n en vida por Uno, Cristo Jes�s.

Cu�n bendecido es salir del valle de la muerte al jard�n de la vida; Si el pecado trajo la muerte, y la muerte rein� por uno; mucho m�s reinamos, en vida, por Uno.

Dejemos que el artista pinte la sombra del pecado y de la muerte con un detalle tan espantoso; sin embargo, su pintura no proporcionar� m�s que el fondo, que realzar� la belleza y la gloria del reino de la vida, que nos ha sido dada por gracia.

Que el infierno sea representado en todos sus honores; El cielo sobreabunda en todas sus glorias.

Nos deleitamos en la vasta visi�n de redenci�n de Dios. Casi podemos escuchar a nuestro Se�or decir: "Las cosas anteriores pasaron". Pronto llegar�n el cielo nuevo, la tierra nueva y la Ciudad Santa, la Nueva Jerusal�n. Dios pronto morar� con los hombres. �Qu� nos espera ahora? "No habr� m�s muerte, ni dolor, ni llanto, ni habr� m�s dolor: porque las cosas anteriores pasaron". �Gracias a Dios por el "mucho m�s" de la gracia!

Jes�s, mi Salvador, brillante lucero de la ma�ana,

Ven pronto, Se�or Jes�s, ven de lejos;

Tus santos se han cansado de Tu demora,

Dobla los cielos, ven pronto, te rogamos.

VI. GRACIA Y JUSTICIA ( Romanos 5:20 )

En el estudio anterior hablamos del "mucho m�s de la gracia", en la visi�n de la vida y sus beneficiosos resultados sobreabundantes sobre la muerte y sus devastadores escombros.

Continuamos con el mismo pensamiento, solo que, en lugar de ver la vida reinando, encontramos que la gracia misma est� reinando a trav�s de la justicia para vida eterna.

En Ad�n rein� el pecado. En Cristo reina la gracia. Donde reinaba el pecado, reinaba la maldici�n. La concepci�n suprema del pecado es su empuje hacia abajo. El pecado nos roba todo lo que vale la pena. Reina hasta que asola a la humanidad y reina hasta la muerte.

�Qu� bendici�n es que podamos entrar en el valle donde abund� el pecado y encontrar la gracia sobreabundante! Nosotros que nos sentamos bajo el cetro donde el pecado reina para muerte, ahora estamos sentados en Cristo donde reina la gracia para vida eterna.

Vimos en un pantano de Georgia, en medio del mar y el fango de la muerte y la descomposici�n, una hermosa flor blanca, que emanaba su fragancia. Mientras nos inclinamos y lo arrancamos, pensamos en c�mo, cuando est�bamos muertos en nuestros delitos y pecados, Dios nos vivific�, nos dio una nueva vida; y nos resucit� y nos dio una nueva justicia. Luego hizo que nos sent�ramos con �l en los lugares celestiales y nos dio una nueva comuni�n.

Volvamos nuestra mirada del pecado, mientras se sienta en su trono, reinando hasta la muerte, y contemplemos la gracia, mientras se sienta en su trono, reinando por la justicia para vida eterna.

�D�nde est� el que no quisiera renunciar al trono y el cetro del pecado y a Satan�s, y alistarse bajo el trono y el cetro de la justicia y de Cristo?

VII. LA PREGUNTA SUPREMA ( Romanos 6:1 ; Romanos 6:14 )

Hemos estado siguiendo el mensaje de Dios sobre la gracia. Hemos pasado, paso a paso, hasta que, por gracia y por fe, nos hemos visto elevados, del dominio del pecado y de la muerte, a la vida y gloria eternas de Dios. Ahora se nos presenta una pregunta suprema. Se pregunta dos veces. Primero en el vers�culo uno, del cap�tulo seis; y nuevamente en el vers�culo quince del mismo cap�tulo.

El vers�culo uno pregunta: "�Continuaremos en el pecado para que la gracia abunde?"

El vers�culo quince pregunta: "�Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia?"

Las preguntas son similares, la respuesta es la misma: "Dios no lo quiera".

�Es la gracia una licencia para la lujuria, incluso para aquellos que han bebido de su generosidad? �Es la gracia un permiso para la impiedad? �Es la gracia un est�mulo para la iniquidad? �Pecaremos, porque la gracia sobreabunda sobre el pecado? Dios no lo quiera.

La gracia es un llamado a vivir en rectitud. La gracia nos ense�a que, al negar la impiedad y las concupiscencias mundanas, debemos vivir sobria, justa y piadosamente en este mundo presente.

�Los que somos bautizados en la muerte de Cristo en la Cruz; y luego sepultado con �l por el bautismo a semejanza de su muerte y de su resurrecci�n, �continuar en pecado?

Nosotros, que en Cristo estamos verdaderamente muertos al pecado y vivos para Dios, �permitiremos que el pecado reine en nuestro cuerpo mortal, para que lo obedezcamos en sus concupiscencias?

Si nos entregamos como siervos del pecado a la muerte, �c�mo podemos llamarnos siervos de la justicia para vida?

Antiguamente, entreg�bamos a nuestros miembros a la autoridad de la inmundicia y la iniquidad; pero ahora entregamos a nuestros miembros como siervos de justicia a la santidad. Dios ha dicho: "El pecado no se ense�orear� de vosotros, porque no est�is bajo la ley, sino bajo la gracia".

UNA ILUSTRACI�N

Pensando mucho m�s en la gracia de Dios sobre el pecado, nos recuerda la historia del Dr. Biederwolf:

"M�s profundo que eso"

"Profundidad" ( Efesios 3:18 ).

"Cuando Nansen estaba buscando el Polo Norte se encontr� en aguas muy profundas. Trat� de tomar su sonda, pero su l�nea no llegaba al fondo. Tom� su libro y escribi� la fecha, la longitud de su l�nea, y agreg� esto nota: "M�s profundo que eso". Al d�a siguiente alarg� su l�nea y la dej� caer, y nuevamente no pudo tocar. Nuevamente escribi� la fecha y la longitud de su l�nea y agreg� esta nota: 'M�s profundo que eso.

'Al d�a siguiente, reuni� toda la cuerda que se pudo encontrar en el barco y la hizo en una l�nea larga y la dej� caer, pero no toc� el fondo. Una vez m�s tom� su libro y escribi� la fecha, la longitud de su l�nea m�s larga, y agreg� esta nota: "M�s profundo que eso". �Oh, la profundidad del amor de Cristo!

Versículos 1-10

Las inmensas riquezas de la gracia

Romanos 5:1

PALABRAS INTRODUCTORIAS

El Libro de Romanos nos lleva a los misterios m�s profundos de Dios y de la gracia. Al comenzar su estudio sentimos que estamos entrando en aguas desbordantes.

El mensaje de Pablo en Romanos comienza con el mensaje del "Evangelio de Dios, * * acerca del Hijo [de Dios]"; declara que no se averg�enza del evangelio de Cristo, porque es poder de Dios para salvaci�n a todo aquel que cree.

El mensaje de Romanos contin�a con una imagen oscura y l�gubre del pecado. Habla primero, del mundo gentil, como bajo el pecado; habla a continuaci�n, del mundo jud�o, como bajo el pecado; y concluye con el mundo entero bajo pecado y culpable ante Dios.

El mensaje de Romanos pasa a la historia de la Justificaci�n. Certifica que la salvaci�n es posible mediante la Sangre de Cristo, sobre la fe del pecador que conf�a.

El mensaje de Romanos no se demora, hasta que en el quinto cap�tulo, ha mostrado la maravillosa y abrumadora influencia de la gracia de Dios sobre los escombros y la ruina del pecado. Dondequiera que abund� el pecado, sobreabund� la gracia.

A modo de introducci�n a nuestro estudio, que incluir� los primeros once vers�culos de Romanos cinco, queremos mostrar las cinco grandes declaraciones del cap�tulo con respecto a esta superabundante gracia de Dios.

1. Mucho m�s de la salvaci�n de la ira ( Romanos 5:9 ). "Mucho m�s entonces, siendo ahora justificados por Su Sangre, seremos salvos de la ira por �l". �Qu� palabras podr�an transmitir un mensaje m�s reconfortante que estas? Nos dicen que ya que estamos justificados ante Dios; es decir, hecho justo, por lo tanto, la ira de Dios no puede tocarnos. La ira de Dios cay� sobre Cristo, en el mismo momento en que por Su Sangre pas� la justificaci�n a nosotros.

2. M�s seguridad en la vida de Cristo ( Romanos 5:10 ). Si, como enemigos, nos reconciliamos por la muerte de Su Hijo, mucho m�s somos salvos por Su vida. El vers�culo que tenemos ante nosotros nos lleva m�s all� de la mera salvaci�n del castigo del pecado, hacia los alcances m�s profundos de la salvaci�n, que nos concedi� un Cristo resucitado y exaltado.

Si Cristo hubiera permanecido en la tumba, la obra realizada en el Calvario habr�a sido incompleta. En el Cristo Viviente estamos seguros; siendo salvados, se anuncia que estamos a salvo. Mientras Cristo viva, sabemos que nosotros tambi�n viviremos.

3. Mucho m�s de la d�diva gratuita, como abundancia sobre la ofensa ( Romanos 5:15 ). El pecado, por la ofensa de un hombre, hizo muchos muertos; el don de la gracia hizo vivir a muchos. Aqu�, sin embargo, est� la maravilla de todo: la ofensa trajo la muerte, el obsequio trajo abundante vida. Los imp�os est�n muertos en sus delitos y pecados; los salvos est�n vivos en un �mbito de vida que supera con creces la vida de la que el hombre cay� en la muerte.

La vida, como era en el huerto del Ed�n, no es comparable a la vida como lo es en Cristo Jes�s. Pasamos del plano de la vida (a trav�s de la transgresi�n de un hombre), al plano de la muerte; pasamos por el don de la gracia (que es por un hombre, Jesucristo), a un plano trascendentalmente por encima del plano de nuestra vida ed�nica creada.

4. Mucho m�s del reinado en vida, sobre el reinado en muerte ( Romanos 5:17 ). �Cu�n asombrosas y, sin embargo, cu�n verdaderas son las palabras "rein� la muerte!" La muerte rein� desde el momento en que entr� el pecado; y reinar� hasta que el pecado pase. S�lo en los Cielos Nuevos y la Tierra Nueva, donde �l hace todas las cosas nuevas, podemos leer: "Y no habr� m�s muerte".

�Cu�n conmovedoras son las palabras, "rein� la vida!" No solo eso, pero la vida reina mucho m�s. A los que reciben la abundancia de la gracia y el don de la justicia, se les da la promesa de que "rein� la vida".

Vida con todos sus beneficios y bendiciones; la vida con todo su poder y privilegios; la vida se deleita en el contacto personal con Cristo, el Pr�ncipe de la vida, estos ser�n nuestros para siempre.

5. Mucho m�s de la gracia sobre el pecado ( Romanos 5:20 ). Ese pecado abunda, lo sabemos. Vemos el pecado y sus estragos por todas partes. El coraz�n ha demostrado ser "sumamente pecaminoso"; es desesperadamente perverso. El pecado lleva consigo, donde quiera que vaya, el silbido de la serpiente. No significa nada m�s que tristeza y dolor, y termina en muerte e infierno.

Esa gracia abunda, lo sabemos. La gracia sobreabunda, se superpone a los escombros del pecado; trae las bendiciones de la vida. La gracia es abundante cuando nos encontramos con Cristo en la Cruz; es m�s abundante en el andar diario del creyente; sobreabunda en los siglos venideros. Todos estamos familiarizados con la Escritura, "para que en los siglos venideros muestre las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros por medio de Cristo Jes�s".

I. UNA VISI�N TRIPLE DE LOS INCRE�BLES ( Romanos 5:6 )

Hay tres cosas declaradas en los vers�culos que hemos le�do. Vamos a tomarlos uno a la vez:

1. "Cuando a�n est�bamos sin fuerzas". La imagen es la de alguien que es imp�o y sin ning�n poder propio para remediar su estado. �ramos imp�os y , al mismo tiempo, carec�amos de fuerzas.

�Oh, la impotencia del pecador en sus pecados! Imp�o, sugiere un pecador sin Dios en el mundo. Tambi�n sugiere un pecador que no piensa en Dios ni en mente ni en coraz�n.

Imp�o, y sin ninguna esperanza de remedio. Nada dentro de s� mismo para cambiar su condici�n, Todo el coraz�n enfermo, toda la cabeza desmayada.

Sin fuerza. Recordamos al hombre enfermo de par�lisis, que naci� de cuatro. Pensamos en el hombre en el estanque de Betesda, quien, en su impotencia, no ten�a a nadie que lo ayudara a bajar al estanque cuando se agitaban las aguas. Pensamos en la mujer atada por el diablo durante dieciocho a�os. Oh, la debilidad, la impotencia de los imp�os: est�n sin Dios y sin esperanza en el mundo.

2. "Cuando a�n �ramos pecadores". La imagen ahora adquiere color. Primero leemos sobre los "imp�os". A continuaci�n leemos sobre "pecadores". Ninguno de los dos nombres es complementario, pero ambos llevan una verdad solemne. El hombre que es imp�o, sin Dios, demostrar� ser un pecador.

El imp�o se describe como "sin fuerza"; debido a este hecho, se describe que el pecador obtiene fuerza de Dios. Marque las palabras con cuidado: "Cuando a�n �ramos pecadores, Cristo muri� por nosotros". Aqu� est� la "gracia" pura y sin adulterar. La Cruz, en los prop�sitos de Dios, precedi� a la salvaci�n del pecador. Esto era, por supuesto, una necesidad, porque los imp�os carec�an de fuerzas. Todo esto magnifica el hecho de la gracia, Cristo estuvo dispuesto a morir por nosotros, cuando no hab�a nada en nosotros que mereciera nada de �l.

3. "Cuando �ramos enemigos". C�mo los nombres que describen a los perdidos agregan significado. Primero, imp�o; luego, pecadores; y finalmente, enemigos. Los inconversos no solo est�n sin Dios, sino que est�n en contra de Dios. No solo son pecadores, sino que son pecadores, que est�n en enemistad con el Salvador.

A medida que los nombres que el Esp�ritu usa para describir a los inconversos crecen en la intensidad de su significado, el amor, la misericordia y la gracia de Dios crecen en su profundidad de significado. Cristo muri� por los pecadores; Muri� para reconciliar enemigos. Entonces, no solo la gracia busca salvar al imp�o y al pecador, sin nada que los encomiende a Dios; pero incluso va tan lejos como para tratar de salvar a los enemigos, que son activamente antagonistas de Dios.

II. LA VISI�N DE DIOS ( Romanos 5:8 )

Para nosotros, esta es una visi�n bendita, que el Esp�ritu Santo nos da de Dios. Acabamos de escuchar que los inconversos eran imp�os, pecadores y enemigos. Ahora, sin embargo, leemos: "Pero Dios recomienda su amor para con nosotros".

Nos recuerda Efesios 2:1 , que describe al pecador como muerto, como andando seg�n el curso de este mundo, seg�n el pr�ncipe de la potestad del aire, como hijo de la desobediencia, como cumpliendo los deseos de la carne y la mente, como un hijo de ira, viene entonces la declaraci�n maravillosa: "Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos am�, * * porque por gracia sois salvos". Es esta visi�n de Dios la que se arroja sobre el oscuro trasfondo de la extrema pecaminosidad de los pecadores.

�Qu� bendici�n es cuando la luz irradia su gloria y belleza, en medio de la noche m�s oscura! Grace convierte la noche en d�a. �Qu� hermoso es cuando Dios, que es luz, brilla en el coraz�n del pecador oscurecido y convierte su noche en d�a! La gracia transforma al pecador en santo.

Dios no espera hasta que seamos lavados de nuestros pecados para amarnos. Nos am� cuando a�n �ramos pecadores. En Apocalipsis dice as�: "Al que nos am� y nos lav�". Nos am� antes de lavarnos.

III. UNA VISI�N DE LA MUERTE DE CRISTO ( Romanos 5:8 ). "Cristo muri� por nosotros".

Hemos estudiado al pecador en sus pecados. Tambi�n hemos o�do hablar de Dios y su amor. Ahora llegamos a Cristo y Su muerte.

El amor de Dios hacia un pecador, no hubiera podido ayudar al pecador, si no hubiera sido por la muerte de Cristo.

Quisi�ramos decir, �de qu� aprovecha el amor de Dios, si Cristo no hubiera muerto? El amor de Dios no pudo haber salvado a un pecador; La gracia de Dios no pudo haber cambiado a los imp�os; y la misericordia de Dios no podr�a haber reconciliado a los enemigos, si no hubiera habido Cristo y Su Cruz, con la propiciaci�n, sustituci�n y reconciliaci�n divinas.

Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo. El canal a trav�s del cual operaron la misericordia, el amor y la gracia de Dios fue el canal de la obra expiatoria del Hijo de Dios. Fue en el propiciatorio donde Dios se encontr� con el pecador, y es en el propiciatorio donde el pecador debe encontrarse con su Dios.

Para los imp�os, hay misericordia; porque, "a su debido tiempo Cristo muri� por los imp�os". Para los pecadores, hay amor; porque "Cristo muri� por nosotros". Para los enemigos, hay reconciliaci�n; porque, "somos reconciliados * * por la muerte de Su Hijo".

La pregunta que deber�a preocuparnos a todos es la siguiente: �Hemos recibido la expiaci�n? El camino de la tierra al cielo es el camino de la cruz. �Viajamos por esa ruta? Si alguien sube por cualquier otro camino, lo mismo es un ladr�n y un ladr�n. La puerta a la vida est� abierta. Cristo es esa Puerta, y sin embargo, es necesario que el pecador entre: "Yo soy la Puerta; por m�, el que entre, ser� salvo".

IV. UNA VISI�N DE LO QUE CRISTO HACE POR NOSOTROS ( Romanos 5:9 )

Estas son algunas de las cosas se�aladas en nuestros vers�culos:

1. Somos justificados por Su Sangre. Qu� cadencia r�tmica para el alma se encuentra en las palabras: "Siendo ahora justificado por Su Sangre". La autojustificaci�n es todo un arte con algunas personas que buscan justificar todo lo que hacen, sin importar cu�n malvados sean sus caminos. La justificaci�n, con Dios, no es un camuflaje del pecado; no se compromete con el pecado. Dios no considera la justificaci�n como una mera excusa del pecador, o como un est�ndar falso donde no hay base para la verdad.

Somos justificados a un costo infinito, incluso a trav�s de la Sangre de Cristo. C�mo crece el significado de la Cruz al contemplar sus maravillosos logros. Dios, en Su maravillosa santidad y justicia, encontr� un camino, incluso el camino de la Cruz, por el cual �l podr�a ser justo y, sin embargo, justificar a los imp�os.

2. Somos salvos de la ira por medio de �l. La ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres. La justificaci�n no cambia la ira de Dios; porque la ira de Dios es tan inmutable como su santidad o verdad. La justificaci�n en realidad elimina la culpa, transfiriendo esa culpa a Aquel que nos am� y se entreg� a S� mismo por nosotros.

El inconverso que rechaza la gracia, no hace m�s que atesorar la ira para el d�a de la ira y la revelaci�n de la justicia de Dios. Solo hay una forma en la que podemos escapar del juicio de Dios, y ser salvos de Su ira, esa es la v�a de la Cruz.

3. Somos reconciliados con Dios por la muerte de Su Hijo. Una vez m�s se nos presenta una palabra de maravilloso significado. La reconciliaci�n solo puede llegar a aquellos que se salvan de la ira. Si estuvi�ramos bajo la ira, no podr�amos reconciliarnos.

La reconciliaci�n es lo opuesto a la alienaci�n. En Efesios leemos: "En aquel tiempo estabais sin Cristo, extranjeros de la ciudadan�a de Israel y ajenos a los pactos de la promesa,"

Un extranjero es un extranjero que no tiene parte ni suerte con un ciudadano. La reconciliaci�n est� entrando en comuni�n. El pecado nos separ� de Dios, la muerte de Cristo nos reconcili�, nos devolvi� a Dios; nos devolvi� a los brazos abiertos de su amor y compa�erismo.

V. UNA VISI�N DE LA OBTENCI�N DE REDENCI�N PARA NOSOTROS ( Romanos 5:1 )

1. Tenemos paz con Dios. Gracias a Dios, la guerra ha terminado. La enemistad se acaba. Se pasa la rebeli�n. Ahora tenemos paz, no ira; descanso, no juicio.

"Paz con Dios" denota comuni�n perfecta, amor perfecto. Donde abunda la paz en dos vidas, esas vidas corren en l�neas paralelas; hablan lo mismo, aman lo mismo, se aferran a los mismos objetivos.

La "paz con Dios" conduce a la "paz de Dios". Con todo alejamiento de Dios eliminado, y con la paz con Dios establecida, estamos listos para entretener la paz del alma, la paz del coraz�n y la paz de Dios en el interior.

2. Tenemos acceso a Dios. Este es el resultado de la paz. Somos restaurados a Su presencia. Ahora podemos entrar a los lugares secretos sin miedo. La pared intermedia de la partici�n est� rota. Todo lo separado se quita.

La �ltima visi�n de la Biblia nos da esta historia: "Bienaventurados los que guardan sus mandamientos, para que tengan derecho al �rbol de la vida y entren por las puertas a la ciudad".

3. Tenemos esperanza. Aqu� hay algo que va m�s all� del panorama actual. La esperanza es un ancla del alma, que llega hasta lo que est� dentro del velo. La esperanza anticipa la voz del arc�ngel y la trompeta de Dios; la esperanza capta el destello de la gloria del Se�or que desciende y de los santos que ascienden; la esperanza contempla la majestad del reinado de mil a�os de Cristo, y ve de antemano a la Nueva Jerusal�n descendiendo de Dios desde el Cielo.

Tenemos esperanza, y en esa esperanza nos regocijamos. La gloria de Dios se convierte en el pensamiento emocionante de nuestros esp�ritus anhelantes. Vivimos, buscando esa gloria al amanecer. Vivimos, esperando que estalle el resplandor de esa gloria.

VI. UNA VISI�N DE LA RESPONSABILIDAD DEL HOMBRE ( Romanos 5:11 )

Deber�amos recibir la expiaci�n. Dios ha extendido la mesa, la fiesta est� todo preparada, la expiaci�n con sus resultados de gran alcance est� hecha, recibamos la expiaci�n.

Entendemos que significa que si no se recibe la expiaci�n, toda la gloriosa vista de la posible obra de la redenci�n se desvanece de la vista. Es el pecador creyente y receptor el �nico que entrar� en las provisiones de la Cruz. El incr�dulo, el que rechaza a Cristo debe seguir siendo un hijo de ira; debe estar perdido para siempre en todo lo que Dios hizo posible para aquellos que conf�an en �l.

Cu�n solemne es el pensamiento: toda la obra redentora de Dios se vuelve operativa, en lo que concierne al pecador individual, s�lo cuando ese pecador "recibe la expiaci�n". La incredulidad hace imposible que Dios salve. La incredulidad invalida la cruz de Cristo; le roba al pecador un Salvador, le roba al Salvador un posible santo.

El don de la gracia abunda en muchos; la oferta se hace a todos, sin embargo, las bendiciones de la gracia se acumulan s�lo para aquellos que creen. El don de la gracia ha venido a todos los hombres; pero, ay, todos los hombres no aceptar�n el regalo.

Aqu� hay una advertencia solemne para el incr�dulo. �Cuidado, no sea que pases de la luz de la vida a las tinieblas de la noche eterna!

UNA ILUSTRACI�N

HUESOS MAS FUERTES POR HABER SIDO QUEBRADOS

"Nuestra reconciliaci�n con Dios es como la soldadura de una vasija, que de ahora en adelante es m�s fuerte en la grieta; o como una pierna rota, si est� bien asentada, es m�s fuerte: as� estamos en t�rminos m�s firmes que en la inocencia; no hubo antes de la ca�da, la posibilidad de estar en desacuerdo con Dios, que ahora se ha quitado ". Este es un hecho grato. Bajo el pacto de obras, siempre habr�a sido posible que la obediencia fallara, y entonces la recompensa se habr�a perdido; pero ahora, bajo el nuevo pacto, nuestro Se�or Jes�s ha establecido y fijado todo lo que era contingente en �l al perfeccionar Su parte del acuerdo, y por lo tanto, todo lo dem�s permanece seguro, y todos los creyentes deben recibir las misericordias del pacto.

Ad�n podr�a haber ca�do, y nosotros en �l, incluso si hubiera estado de pie durante mil a�os. El segundo Ad�n termin� Su probaci�n tanto para �l como para toda Su simiente, y ahora nada puede intervenir para privar a Su pueblo de la herencia ganada y comprada. La inocencia parec�a segura, pero la perfecci�n es m�s segura. Es algo que no ha infringido la ley; es mucho m�s haberlo cumplido y honrado, para poder decir como nuestro Se�or ha dicho: "He terminado la obra que me diste que hiciera". Chas. H. Spurgeon.

Versículos 1-11

La gran salvaci�n

Romanos 5:1

PALABRAS INTRODUCTORIAS

1. La historia del pecado de Dios. El quinto cap�tulo de Romanos es el gran punto culminante de Dios sobre el tema de la redenci�n. Los primeros cap�tulos del Libro de Romanos presentan la historia del pecado en toda su atrocidad. El mundo gentil es declarado pecado. El mundo jud�o se presenta luego bajo los mismos titulares llamativos. Lo que sigue es una conclusi�n en el cap�tulo 3 de que "todos pecaron" y toda boca est� cerrada. El mundo entero es culpable ante Dios. Dios proclama que "no hay justo, ni aun uno". Todos se han desviado y juntos se han ensuciado.

2. La historia de justicia de Dios. Despu�s de que se ha discutido el pecado en toda su atrocidad, el Se�or comienza a desarrollar la segunda etapa de la redenci�n, que es la discusi�n de la justicia de Dios, hecha posible sin la Ley. Esta justicia se declara manifestada por la fe de Jesucristo a todos y a todos los que creen. Es posible para todos los que creen porque Cristo muri� por todos, y se convirti� en propiciaci�n, o propiciatorio, a trav�s de la fe en Su Sangre, declarar Su justicia por la remisi�n de los pecados.

Dios se convierte as� en Justificador de los imp�os, a trav�s de la Sangre de la Cruz y sobre la fe del creyente en Jesucristo. El cumplimiento de esta justicia de Dios se establece como algo aparte de las obras. Por esta causa, toda jactancia del hombre queda excluida para siempre, y la gracia est� entronizada para siempre.

3. El Libro de Romanos contin�a abordando la discusi�n de la salvaci�n por gracia y por fe. Este es un mensaje maravilloso y debe entenderse a fondo. Tanto Abraham como David se utilizan como ejemplos, mostrando c�mo somos salvos sin obras y por gracia, pero seg�n la fe. Es esta salvaci�n la que da gloria a Dios.

Como gran conclusi�n del mensaje de redenci�n, se declara en Romanos 4:1 que Dios entreg� a Cristo por nuestras ofensas y lo resucit� debido a nuestra justificaci�n. Habiendo considerado as� algunas de las caracter�sticas sobresalientes de la redenci�n, llegamos al estudio de hoy, que es una discusi�n de los primeros once vers�culos de Romanos 5:1 .

Podr�amos sugerir que el quinto cap�tulo es el gran resumen de la redenci�n. El estudio de hoy comienza con una gran declaraci�n sobre la causa y los primeros resultados de la reconciliaci�n; a esto le sigue (comenzando con el vers�culo 12) la maravillosa visi�n de la inmensa gracia de Dios a trav�s de Jesucristo en preponderancia sobre el pecado y sus efectos.

I.Una DECLARACI�N TRIPLE RELATIVA A LOS INCRE�BLES ( Romanos 5:6 los imp�os; 5: 8 pecadores; 5: 9 enemigos)

Hemos seleccionado tres vers�culos diferentes, tres declaraciones distintivas e iluminadoras acerca de los imp�os: son imp�os, son pecadores y son enemigos. Observemos estos uno a la vez.

1. Los imp�os. La palabra imp�o significa apartado de Dios o sin Dios. Hay un vers�culo en Tito que nos dice que debemos vivir sobria, justa y piadosamente. Sobriamente, sugiere nuestra actitud dentro de nosotros mismos; con rectitud, sugiere nuestra actitud hacia nuestros semejantes; y piadoso, nuestra actitud hacia Dios. Un hombre piadoso es aquel que tiene a Dios. Reconoce la supremac�a de Dios, el lugar y el poder de Dios en la redenci�n, la parte de Dios en su vida. Camina y habla con Dios. Vive a Dios. Un hombre imp�o es aquel que repudia a Dios; uno que no tiene a Dios en sus pensamientos; que no reconocer� a Dios en su vida.

�Recuerdas c�mo dijo Fara�n: "�Qui�n es el Se�or, para que yo escuche su voz y deje ir a Israel?" Dijo que no permitir�a que "este hombre" reinara sobre �l.

Todo imp�o adopta la actitud hacia Dios que se describe en el primer cap�tulo de Romanos. No les gusta retener a Dios en su conocimiento. Los imp�os son los que niegan a Dios y cambian la Verdad de Dios en un �l. Adoran y sirven a la creaci�n m�s que al Creador.

2. Pecadores. Los pecadores son los imp�os en acci�n. No s�lo dejan a Dios fuera de sus pensamientos, sino que se entregan a la lascivia y a toda inmundicia. Son implacables y despiadados. Est�n llenos de envidia, asesinatos, debates, enga�os, inventores de cosas malas. El retrato de Dios del coraz�n humano muestra que es m�s enga�oso que todas las cosas y que es desesperadamente perverso. Un pecador es un hombre que peca. "Pecador" es una palabra que sugiere pecado en acci�n.

3. Enemigos. Los enemigos son los imp�os que luchan contra Dios. Hay muchos pecadores que no son enemigos en el sentido agresivo. Cuando el pecado haya madurado en la vida, los hombres no s�lo ser�n imp�os, sino que estar�n en contra de Dios. Se unir�n a la batalla, diciendo: "Rompamos sus ligaduras y echemos de nosotros sus cuerdas". Se pondr�n juntos contra el Se�or y contra su ungido. Recordamos la expresi�n, "Jeric� fue callado". Eso es el. imagen de un enemigo en resistencia, neg�ndose a permitir que Dios entre o gobierne su vida.

II. UNA DECLARACI�N RELATIVA A DIOS ( Romanos 5:8 )

Una de las cosas hermosas en Romanos 5:1 se resume en dos palabras: "Pero Dios". "Pero Dios recomienda su amor para con nosotros, en que, siendo a�n pecadores, Cristo muri� por nosotros".

�Alguna vez fue a una joyer�a a comprar un diamante? Ese joyero arroj� los diamantes sobre una tela de terciopelo oscuro para que su brillo brille a�n m�s. As� es como Dios en nuestros vers�culos ha arrojado el fondo oscuro que acabamos de discutir: los imp�os, los pecadores, los enemigos. Luego, en este contexto, lanza la declaraci�n que ahora tenemos ante nosotros: "Pero Dios.

"Parece como si el Esp�ritu nos diera de esta manera el amor maravilloso de Dios para brillar. Recuerda c�mo el segundo cap�tulo de Efesios tiene una declaraci�n similar. Primero, hay seis cosas que se dicen sobre el pecador: est� muerto, anda seg�n el El curso de esta era; �l est� bajo el poder del esp�ritu que gobierna entre los imp�os; est� energizado por Satan�s; tiene su conversaci�n en los deseos de la carne y la mente; y es un hijo de ira. Se ha dicho que leemos, "Pero Dios." Dios entonces se describe bajo tres palabras: Su amor, Su misericordia y Su gracia.

En Romanos 5:1 encontramos el mismo concepto maravilloso que se nos presenta. �ramos pecadores, imp�os y enemigos, pero Dios elogi� su amor hacia nosotros.

Caminamos en una ciudad del sur un d�a y descubrimos una hermosa flor tan blanca como la nieve que hab�a brotado de una vieja ra�z podrida donde abundaba la suciedad. As�, Dios parec�a pasar por donde reinaba la contaminaci�n. Habl�, y �he aqu� una flor! Dios tambi�n pas� por un coraz�n humano que estaba lleno de pecado e iniquidad. �l habl�, y he aqu�, brot� una nueva vida creada en justicia y verdadera santidad.

III. LA DECLARACI�N DEL SACRIFICIO DEL CALVARIO DE CRISTO (Vs. 6, Cristo muri� por los imp�os; Vs. 8, Mientras �ramos pecadores, �l muri� por nosotros; Vs. 10, Cuando �ramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de Su Hijo)

Tres veces tenemos la declaraci�n de la muerte de Cristo. En cada una de estas declaraciones se cumple una de las tres condiciones de los malvados. Ve�moslos por separado.

1. Cristo muri� por los imp�os. Aqu� podr�amos usar la palabra propiciaci�n, que sugiere propiciatorio. Dios, en su gran misericordia, abri� un camino a trav�s del cual los imp�os podr�an ser restaurados a la comuni�n con Dios. El hijo pr�digo en el pa�s lejano encuentra un camino a trav�s del cual puede regresar con el padre. Ese es el camino de la Sangre derramada.

2. Cristo muri� por los pecadores. Aqu� podr�amos usar la palabra "sustituci�n". Un pecador es aquel que peca. Quien peca, peca porque es pecador. Dios es un Dios santo y no puede recibir en su presencia a los imp�os. Dios es justo y no puede recibir al culpable. Fue por esta causa que Cristo fue hecho pecado por nosotros. �l tom� nuestro lugar, sufri� en nuestro lugar. �l carg� con nuestros pecados en Su propio cuerpo sobre el madero.

El resultado de esta sustituci�n se expresa brevemente de esta manera. Dios puso nuestra culpa sobre Cristo y lo hizo pecado por nosotros. Dios puso la justicia de Cristo sobre nosotros, y fuimos hechos justicia de Dios en Cristo. Por tanto, existe el intercambio. Hay un intercambio de lugares, porque muri� en nuestro lugar. Hay un intercambio de condiciones, porque nuestros pecados estaban sobre �l y Su justicia estaba sobre nosotros.

3. Cristo muri� por los enemigos. La palabra aqu� que podr�amos usar es "reconciliaci�n". Fuimos reconciliados con Dios por la muerte de Su Hijo. Un enemigo es un hombre que se opone agresivamente al Todopoderoso. El Se�or Dios se vuelve agresivo en Su reconciliaci�n. Leemos que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo. Gracias a Dios que se nos ha encomendado este ministerio de reconciliaci�n.

IV. TENEMOS LA DECLARACI�N DE LA TRIPLE OBRA DE DIOS EN NOMBRE DE LOS MALOS ( Romanos 5:9 )

Fuimos reconciliados con Dios por la muerte de Su Hijo; seremos salvados por su vida; seremos salvos de la ira por medio de �l.

1. A trav�s de la obra de salvaci�n de Cristo somos reconciliados. Nuestra mente ahora va a la Cruz, porque fue all� donde tuvo lugar nuestra reconciliaci�n. En Efesios 1:7 tenemos esta declaraci�n: "En quien tenemos redenci�n por Su Sangre, el perd�n de pecados". Es esto lo que nos hace aceptos en el Amado.

Cuando piensas en la reconciliaci�n, no debes pensar que Cristo estaba en la tierra buscando pacificar, por un lado, la ira de Dios y la ira del hombre por otro. Que hab�a dos enemigos: Dios y el hombre, que estos dos enemigos estaban luchando el uno contra el otro, que Dios estaba tratando de derribar al pecador, y el pecador estaba tratando de maldecir a Dios, tal concepci�n est� completamente en desacuerdo con el mensaje de las Escrituras.

Dios no pudo salvar al pecador porque era un Dios justo. Sin embargo, Dios amaba al pecador. Esto, ya lo hemos considerado. Dios elogi� su amor hacia nosotros cuando a�n �ramos pecadores.

Dios no estaba luchando para derribar al pecador, porque Dios no se complace en la muerte del imp�o. Dios quiere que todo hombre sea salvo. El pecador estaba luchando contra Dios el Padre y Dios el Hijo, y ellos, juntos, buscaban salvar lo que se hab�a perdido.

El amor de Dios fue controlado por la justicia de Dios. El amor de Dios sostuvo plenamente la justicia de Dios cuando Dios reconcili� al pecador a trav�s de la Cruz de Cristo. En otras palabras, Cristo fue dado a morir bajo el consejo determinado del Padre para que Dios a trav�s de la Cruz pudiera alcanzar y salvar y reconciliar a los perdidos.

2. Se mantuvo a salvo en Su vida. Estamos usando la traducci�n literal. Estamos reconciliados por Su Sangre. Su vida nos mantiene a salvo, o nos hace seguros. Gracias a Dios por esta foto. No solo somos reconciliados y salvos; estamos seguros y a salvo. No tenemos espacio para detenernos en esto, pero le sugerimos que lea Juan 10:27 ; Juan 10:28

3. Somos salvos de la ira. Esta salvaci�n nos espera porque la ira de Dios ser� revelada desde el cielo cuando Cristo regrese, y tambi�n en el juicio del gran trono blanco. Reconciliado por Su Sangre, asegurado en Su vida y ahora salvado del d�a de la ira por Su poder.

V. LA DECLARACI�N DE LO QUE OBTIENE EL CREYENTE ( Romanos 5:1 )

1. Tenemos la paz de Dios. Esta palabra sugiere que la pelea ha terminado. A una anciana escocesa al morir le preguntaron si hab�a hecho las paces con Dios. Ella respondi�: "Nunca hice las paces con Dios. Dios hizo mi paz y yo lo acept�". Fue a trav�s de la Sangre de la Cruz que se hizo la paz. Dios ahora nos recibe en su propia presencia y compa�erismo.

No es algo que deber�amos tener, pero es algo que s� tienen que tener y cuando somos justificados por la fe. No le dir�a a un pecador que acaba de recibir a Cristo como su Salvador que debe tener paz. Le dir�a que lo tiene . No estamos hablando de la paz y el descanso que podemos tener en un mundo de problemas y tristeza. Estamos hablando de la paz con Dios que tenemos cuando nuestros pecados son lavados a trav�s de la Sangre.

2. Tenemos acceso a Dios. Este es el resultado de la paz. Si Jesucristo ha hecho las paces con la Sangre de la Cruz, ahora tenemos un perfecto derecho de acercamiento. Un pecador en su pecado no tiene ning�n m�todo por el cual pueda llegar a Dios, pero un pecador lavado en la Sangre de Cristo puede entrar. El velo del Templo se ha rasgado. Puede venir a Dios por medio de Cristo, y Dios puede venir a �l por medio de Cristo. El Libro, de hecho, nos dice que Dios entrar� y har� Su morada con nosotros.

3. Tenemos esperanza en Dios. Esta palabra puede llegar al futuro. Nuestro vers�culo dice que "nos regocijamos en la esperanza de la gloria de Dios". �Qu� visi�n tan radiante y tan lejana! Hay un vers�culo que describe la segunda venida de Cristo como una venida de gloria y poder. Esto est� incluido en nuestra esperanza. Otro vers�culo habla de la nueva Jerusal�n que desciende del cielo de Dios, y "la ciudad tendr� la gloria de Dios". Esta tambi�n es nuestra esperanza. Gracias a Dios por estas tres cosas; paz con Dios, acceso a Dios y esperanza en Dios.

VI. LA DECLARACI�N DE ALGUNAS COSAS QUE EL CREYENTE HA HECHO ( Romanos 5:11 )

1. Hemos recibido la expiaci�n. Esto se establece en la �ltima declaraci�n de nuestro vers�culo. "Por �l hemos recibido ahora la expiaci�n". La palabra expiaci�n, en este vers�culo, es la misma palabra que tenemos en Romanos 5:10 , y deber�a traducirse como "reconciliaci�n". Esto pone ante nosotros nuestra parte de pecadores.

Dios dio a Cristo para que muriera, haciendo posible as� la reconciliaci�n. Recibimos la expiaci�n. No lo logramos. Los pecadores no pod�an reconciliarse con Dios. Recuerdas el himno:

"�Podr�an mis l�grimas fluir para siempre?

�Podr�a mi celo no conocer un respiro?

Todo por el pecado no pudo expiar

T� debes salvar, y solo T� ".

No hay nada en nosotros y no hay nada que podamos hacer que nos haga dignos de reconciliarnos con Dios. Sin embargo, Jesucristo fue digno, y en �l se hizo la reconciliaci�n. Esto lo recibimos; es decir, aceptamos. Juan 1:12 expresa de esta manera: "Pero a todos los que le recibieron, les dio poder para llegar a ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre".

2. Nos gozamos en Dios. He aqu� una visi�n de una vida redimida. Si hemos sido salvos, no nos regocijamos, nos jactamos ni nos gloriamos de nosotros mismos. Le estamos dando la gloria a Dios a trav�s de Jesucristo, nuestro Se�or. Todo esto se establece en Romanos 4:1 donde se nos dice que la jactancia est� excluida. No tenemos de qu� gloriarnos

3. Cuando tengamos redenci�n y reconciliaci�n con Dios, podemos esperar tener tribulaci�n. El mundo en el que caminamos, y del que ahora venimos, es un mundo sin Dios, que est� en enemistad con �l. Este mundo que odia a nuestro Se�or, nos odia a nosotros. Cuando ganamos amistad y comuni�n con el Se�or, perdemos la amistad y la comuni�n con todos los que odian al Se�or y lo desprecian.

El lugar de los redimidos est� al lado del Redentor. Estamos llamados a caminar con �l. No solo debemos creer en Su Nombre, sino tambi�n sufrir por Su causa. Nuestro lugar como cristianos est� fuera del campamento con nuestro Se�or, llevando Su reproche. Es en esto que nos gloriamos. Sufrimos sin quejarnos. El ap�stol Pablo, en la c�rcel de Filipos, estaba sufriendo por causa de Cristo. Cant� mientras sufr�a.

El Se�or Jesucristo dijo en una ocasi�n: "Bienaventurados ustedes cuando los hombres los insulten y los persigan, y digan falsamente contra ustedes toda clase de mal, por mi causa. Regoc�jense y al�grense sobremanera". Que esta sea nuestra parte.

UNA ILUSTRACI�N

"LA GRAN SALVACI�N"

"Salvaci�n por una persona, no por un plan. No somos salvos por un plan, sino por un hombre, Jesucristo hombre, 'Dios fue manifestado en carne, justificado en el Esp�ritu, visto de �ngeles, predicado a los gentiles , cre�do en el mundo, recibido hasta la gloria. ' Esto no es cierto para ning�n plan, aunque Dios sea el Dise�ador de �l. El plan de salvaci�n no muri� por nosotros. Fue el Hijo de Dios mismo, 'el resplandor de Su gloria, y la imagen expresa de Su Persona, 'quien nos am� y se entreg� a s� mismo por nosotros.

Un hombre puede retroceder por un conocimiento, por muy preciso que sea, de un plan o un sistema; pero, �alguien alguna vez se apart� de un verdadero amor de coraz�n a Dios en Cristo? 'Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el �nico Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado'

Versículos 12-21

El como y el asi de las Escrituras

Romanos 5:12

PALABRAS INTRODUCTORIAS

Escribimos un folleto sobre "Como y tal", que trata del "Como fue en los d�as de No�, as� ser� tambi�n en los d�as del Hijo del Hombre". A continuaci�n, presentamos los significados m�s amplios de algunas de estas combinaciones b�blicas como y as�.

Quiz�s las combinaciones m�s sorprendentes de las dos palabras se encuentran en el quinto cap�tulo de Romanos. D�jeme anotar algunos de estos para usted.

"Como el pecado entr� por un hombre * *, as� la muerte pas� a todos" ( Romanos 5:12 ).

"Como la ofensa, as� tambi�n es la d�diva" ( Romanos 5:15 ).

"No como * * por uno * * as� es el don" ( Romanos 5:16 ).

"Como por la ofensa de uno * * juicio * *, as� por la justicia de Uno vino a todos los hombres" ( Romanos 5:18 ).

"Como por la desobediencia de un hombre muchos fueron hechos pecadores, as� por la obediencia de uno ser�n muchos los justos" ( Romanos 5:19 ).

"Como el pecado rein� para muerte, as� tambi�n reinar� la gracia" ( Romanos 5:21 ).

Tenemos ante nosotros una comparaci�n digna de reflexi�n. Aqu� hay algunas sugerencias adicionales:

1. En cada caso (excepto en el �ltimo en el que se infiere) toda la implicaci�n del pecado se pone a los pies de la transgresi�n de Ad�n. Entonces, �qu� tan grande llega a ser el pecado de Ad�n? �Cu�n trascendente tambi�n fue la victoria de Satan�s sobre Ad�n?

Todo lo que vemos hoy en el barrido y el dominio del pecado se remonta al jard�n del Ed�n y a Ad�n, el padre de todos nosotros.

(1) Por un hombre entr� el pecado, as� que la muerte pas� a todos. Un hombre podr�a traer el pecado y la muerte, pero ese hombre, y todos sus descendientes naturales son todos impotentes para detener la marcha del pecado y el resultado del pecado, que es la muerte.

Todo esfuerzo de regeneraci�n social, o de salvaci�n mediante cualquier esquema conocido por el hombre, ha fracasado por completo. El pecado a�n gobierna la hora y la muerte a�n reina.

(2) Fue por la ofensa de uno (Ad�n) que todos pasaron bajo juicio. El pecado no puede quedar impune. Cuando Dios expuls� a Ad�n y Eva del jard�n, nos dio una imagen de lo que debe hacer y lo que le har� a todo hombre bajo pecado.

Todos est�n bajo condena. Ning�n hombre puede escapar del juicio de Dios ni de Su ira. Hablamos del hombre, todo hombre, bajo pecado. Todo hijo de Ad�n est� condenado, porque todos pecaron.

2. En cada caso, toda la posibilidad de la justicia est� puesta a los pies de Jesucristo, el �ltimo Ad�n, el Segundo Hombre de Dios.

(1) La muerte en Ad�n pas� a todos, porque todos pecaron; la vida eterna pasa a todos los que reciben la expiaci�n en Cristo. La muerte fue pecado, la vida eterna es el resultado de la fe.

(2) Al igual que la ofensa, tambi�n lo es el obsequio. La ofensa trajo condenaci�n por el pecado de uno, la justicia de Cristo trajo el don gratuito sobre todos.

(3) La desobediencia de un hombre hizo muchos pecadores; la obediencia de un solo hombre hace justos a muchos. En esta declaraci�n se encuentra el honor y la majestad de Dios plenamente sostenidos. Dios no puede salvar al pecador en sus pecados. Sin embargo, Dios por medio de Cristo hizo justo al pecador. El pecado del pecador, su desobediencia, fue puesto sobre Cristo; La justicia de Cristo, por Su obediencia, nos fue transmitida. �l se hizo pecado por nosotros, somos hechos justicia de Dios en �l.

(4) El pecado rein� hasta la muerte; la gracia reina para vida eterna. Aqu� nos detenemos solo para enfatizar una cosa. Todo lo que hizo el pecado en su estrago de muerte, la gracia lo hace en sus bendiciones de justicia y vida. La gracia no solo abunda sobre el pecado, sino que sobrepasa. El hombre redimido alcanza una altitud mucho m�s alta de lo que el hombre conoc�a antes de que el pecado lo tocara.

Por lo tanto, hemos tratado de examinar brevemente las grandes declaraciones doctrinales de "Como Ad�n * * as� Cristo" y de "Como pecado * * as� justicia, y de" Como muerte * * as� vida ".

Hemos le�do c�mo: "Sobre un precipicio escarpado en los Alpes, cerca de Gemi, se erige una cruz de m�rmol blanco. Sobre los brazos extendidos est� colocada la inscripci�n, 'S�lo Jes�s'. Cuenta una historia que la �nica hija de una familia noble, un d�a, mientras escalaba en las monta�as, cay� de este precipicio al abismo enorme y perdi� la vida. Los padres, inclinados por el dolor, no pudieron encontrar consuelo. Intentaron desviar sus mentes en viaje, pero no pudo encontrar ning�n b�lsamo.

Por fin se volvieron al Se�or Jes�s y encontraron consuelo y paz. Luego, en la ladera de la monta�a, donde perdieron a su hijo, erigieron la cruz blanca con la inscripci�n: "S�lo Jes�s". No hay manera de alcanzar la verdadera paz o salvaci�n salvo 's�lo Jes�s' ". Frommel's Sermons.

As�, en la salvaci�n, pasamos del "Como" de Ad�n y la aflicci�n del pecado al "As�" de la salvaci�n solo por Jes�s.

I. EL AS Y AS DE LA CRUZ ( Juan 3:14 )

"Como Mois�s levant� la serpiente * *, as� debe ser levantado el Hijo del Hombre". Cuando Cristo pronunci� estas palabras, no solo puso Su sello de aprobaci�n sobre la historicidad de Mois�s, sino que tambi�n afirm� que el acto hist�rico de Mois�s, que se llev� a cabo bajo el mandato de Dios, fue un acto t�pico, mirando hacia abajo a trav�s de los siglos para la Cruz.

Las palabras de Cristo tambi�n revelaron el hecho de su conocimiento previo de su cruz. En los d�as de Mois�s, sab�a que estaba destinado a morir. Nuevamente, en los primeros d�as de Su ministerio terrenal, cuando le hablaba a Nicodemo sobre el plan de salvaci�n, sab�a que ten�a que morir.

Fue un milagro que trajo sanidad a todos los que miraron a la serpiente levantada. Es un milagro que trae salvaci�n a todos los que creen en el Cristo levantado de la Cruz del Calvario.

El "Como Mois�s" fue un milagro hist�rico; el "as� debe Cristo" fue, cuando se dijo, un milagro anticipado.

Analicemos esto con m�s detenimiento. Hay tres palabras griegas que se traducen en una sola palabra en ingl�s "Milagro".

1. La primera palabra griega es " semeion ". Esta palabra significa un signo por el que se designa cualquier cosa. El milagro en el desierto, con su serpiente levantada y la curaci�n de los israelitas, fue una se�al, porque anticip� y predijo la salvaci�n de los pecadores por medio de Cristo levantado en la Cruz.

Adem�s, era una se�al porque presagiaba la muerte de Cristo por crucifixi�n mucho antes de que el hombre conociera tal modo de pena capital. Era una se�al, nuevamente, porque la serpiente era "maldita" y, por lo tanto, presagiaba a Cristo, quien ser�a hecho maldici�n por nosotros. La curaci�n de los que miraron fue tambi�n una se�al de la salvaci�n de los que creen en Cristo.

2. La segunda palabra griega es " dunamis ". Esta palabra sugiere poder divino en acci�n. La serpiente levantada era un " dunamis " , porque cualquiera que la miraba era sanado por el poder de Dios. En este sentido, los " dunamis " de la serpiente levantada anticiparon los " dunamis " o el poder salvador de Dios a trav�s de la Cruz. Pablo dijo: "No me averg�enzo del evangelio de Cristo, porque es poder de Dios para salvaci�n a todo aquel que cree".

3. La tercera palabra griega es " teras ". Esta palabra significa maravilla. Sugiere la maravilla de un milagro, el asombro que causa entre los hombres lo milagroso. Cuando los israelitas mordidos miraron a la serpiente levantada y fueron sanados, se maravillaron de la gracia sanadora del Dios eterno. Sab�an que no hab�a poder en una serpiente de bronce para sanarlos de la mordedura de serpientes vivientes, por lo tanto, glorificaron a Dios.

En el caso de Cristo levantado, el creyente nunca deja de maravillarse por la gracia de Dios manifestada en Su redenci�n a trav�s del Cristo de la Cruz del Calvario. Se llena de alabanza y asombro al pensar en lo que Dios ha obrado.

As�, hemos visto c�mo el milagro de "como Mois�s" est� vinculado al milagro de "as� Cristo", un milagro construido sobre un milagro; Fe construida sobre la fe, Una vez m�s la serpiente de bronce levantada por Mois�s est� indisolublemente unida al Cristo que fue levantado por Dios.

II. EL AS Y EL AS DE LA RESURRECCI�N ( Mateo 12:40 )

Una vez m�s tenemos ante nosotros un milagro basado en un milagro. Jon�s tres d�as y tres noches en el vientre de la ballena, y luego Jon�s arrojado vivo a la tierra fue un milagro.

Cristo tres d�as y tres noches en el coraz�n de la tierra, y despu�s, Cristo resucit� de entre los muertos y vivi� despu�s de Su pasi�n fue un milagro.

1. El milagro de Jon�s fue un " semeion " una se�al. Cristo dijo: "No se dar� ninguna se�al * * sino la se�al del profeta Jon�s".

Cristo conoc�a las profundidades de la se�al de Jon�s, cuando la se�al se present� por primera vez en la experiencia de Jon�s, porque fue �l quien obr� el milagro de Jon�s tragado y sin digerir; y fue �l quien habl� al pez y le orden� que arrojara a Jon�s a la tierra.

Por lo tanto, no debemos maravillarnos de que Cristo pudiera, con sabidur�a, declarar a los jud�os la se�al del profeta Jon�s, y pudiera, con la misma sabidur�a, basar Su propia Deidad, con Su muerte y resurrecci�n, en la se�al de Jon�s.

2. El milagro de Jon�s fue un poder " dunamis ". Solo el poder de Dios podr�a preparar un pez que pudiera albergar con seguridad al Profeta fugitivo; y solo el poder de Dios pudo hacer que el pez arrojara vivo a Jon�s sobre la tierra.

As�, tambi�n, Cristo resucitado de entre los muertos era un " dunamis ", porque solo Dios tiene poder para resucitar a los muertos.

Podemos sugerir que como cristianos necesitamos conocer los " dunamis ", el poder de la resurrecci�n de Cristo en nuestro caminar y en nuestra vida diaria.

3. El milagro de Jon�s fue un " teras " una maravilla Divina. Fue la maravilla de Jon�s lanzado vivo sobre la tierra, y caminando vivo por las calles de N�nive lo que hizo que esa gran ciudad se arrepintiera.

Ning�n profeta jud�o, clamando: "A�n cuarenta d�as, y N�nive ser� derribada", podr�a haber hecho que los ninivitas pidieran misericordia. Fue la maravilla y la maravilla que Jon�s vivi� lo que sorprendi� a los ninivitas haci�ndoles creer. Sab�an que Dios, y solo Dios, hab�a preservado a los Profetas Hombres de la tela pueden dudar de la historicidad de Jon�s y de la posibilidad de que Jon�s fuera tragado y luego arrojado vivo sobre la tierra, pero el arrepentimiento de N�nive es el gran testimonio de su verdad.

As�, Cristo al decir: "Como Jon�s * * as� ser� el Hijo del Hombre", bas� un milagro en un milagro, y un hecho en un hecho.

Si Jon�s no vivi�, Cristo no vivi�. Cristo, sin embargo, vivi�.

�De qu� otra manera puedes explicar los tres mil salvados en Pentecost�s?

Fue el " teras " la maravilla de la resurrecci�n de Cristo que, bajo el testimonio de Pedro y los Ap�stoles, y bajo el poder del Esp�ritu que descend�a, hizo que la gente gritara: "�Qu� haremos?" e hizo que se arrepintieran y se bautizaran.

III. EL AS Y AS DE LA SEGUNDA VENIDA ( Lucas 17:28 )

Tenemos algo diferente ante nosotros en el "como" y el "as�" del Retorno del Se�or. Los d�as de No� y de Lot se asemejan a los d�as de la venida del Hijo del Hombre.

1. Nuestro Se�or no dud� en volver al pasado hist�rico brumoso, y luego mirar hacia el futuro brumoso prof�tico, y decir, "como" y "as�".

�l conoc�a los detalles tanto de los d�as de No� como de los d�as de Lot, porque �l estaba all�. �l conoc�a los detalles del d�a de Su Venida, porque �l vive en un "ahora" eterno, y �l est� all�. Lo que es "brumoso" para el hombre es "cielo despejado" para �l.

En los d�as de No� y de Lot, la iniquidad del hombre hab�a llegado a su plenitud, y el juicio de Dios, con poder milagroso, cay� sobre el hombre para su completa perdici�n.

En el d�a de la Venida del Hijo del Hombre, el mundo estar� maduro en su iniquidad y pecado; y los juicios de Dios volver�n a caer con poder milagroso.

2. Las palabras griegas " semeion " y " dunamis " y " teras " tuvieron su parte en los juicios de Dios en esos d�as, y ser�n seguidas en estrechos paralelos en el d�a del regreso de Cristo al monte de los Olivos.

Las comparaciones de aquellos tiempos hist�ricos, con los tiempos del. final de esta era, son demasiados para el espacio de nuestro estudio.

Con la cabeza inclinada nos maravillamos de la majestuosidad de la visi�n del Se�or cuando habl� este final "como" y "as�". Sus palabras atravesaron toda la opini�n de los hombres. Se atrevi� a decir lo que un hombre no regenerado nunca se hab�a atrevido ni se hab�a atrevido a decir. El mundo quiere palabras suaves, palabras halagadoras, palabras de optimismo y de "tendencia al alza". Cristo dijo palabras contrarias.

El mundo quiere profetizar el "�xito", Cristo profetiz� el "fracaso". El Se�or incluso trajo el �xito de las ministraciones del Esp�ritu y de la Iglesia, en este d�a de gracia, en aparente descr�dito. Sin embargo, de hecho, no estaba hablando del fracaso del Esp�ritu, ni del colapso de la Iglesia, estaba mostrando que el hombre, incluso bajo privilegios tan benignos, se demostrar�a completamente corrupto.

3. La maravilla de las maravillas es que han pasado mil novecientos a�os desde que nuestro Se�or se remonta a los d�as de No� y de Lot, y dijo, "como", y mir� hacia los d�as de Su Venida de nuevo, y dijo, "as� . " Estos a�os han demostrado que las palabras del Se�or eran verdaderas.

El "as�" de nuestro d�a est� entrando r�pidamente en el molde del "como" de ese d�a hist�rico temprano. Es ahora como lo fue entonces. Nuestra �nica conclusi�n es que nos estamos acercando mucho a los d�as de la Venida del Hijo del Hombre.

Solo esta palabra m�s. Que nadie se desanime ni se tambalee en su fe por medio de la actual apostas�a y la prevaleciente maldad mundial de los hombres. El d�a de hoy, con todo su pecado y dolor, solo deber�a asentar, fortalecer y establecer la fe porque la propia profec�a de Cristo se ha convertido en historia; Su "como" se ha convertido en "as�", incluso como �l dijo.

Cuando la oscuridad envuelve la tierra alrededor,

Cuando abunden la maldad y el pecado,

Su venida se acerca;

Entonces grita y canta, suenan hosannas,

Levanta tu coraz�n con alegr�a

Cristo viene de nuevo, con tren celestial.

�Por qu� deber�a dudar y temer?

IV. EL AS Y SO DEL SERVICIO ( Juan 17:18 )

1. Dios envi� a Jesucristo al mundo. Cuando pensamos en el Se�or Jes�s entre los hombres, debemos pensar en �l como enviado de Dios. Vino bajo �rdenes; Vino a realizar un determinado servicio; Vino a hacer la voluntad de Otro; para cumplir las obras de Otro, y para hablar las palabras de Otro.

Cada creyente tambi�n es enviado por Dios. Est� bajo �rdenes. Debe realizar las obras de Aquel que lo envi� mientras es de d�a. Debe pronunciar el mensaje que Dios le da para que hable, y cumplir la tarea que Dios le encomienda.

2. Dios envi� a su Hijo al mundo, no para condenar al mundo, sino para que el mundo a trav�s de �l pudiera ser salvo. El Se�or Jes�s, cuando se movi� entre los hombres, fue amigo de los pecadores. Vino a buscar y salvar lo que se hab�a perdido. �Qu� maravillosa gracia est� envuelta en este pensamiento!

El mundo no conoc�a a Dios; el mundo se rebel� contra Dios; no aceptar�a la jefatura de Dios. Sin embargo, Dios envi� a su Hijo para que el mundo no fuera condenado, sino salvo.

El Se�or Jes�s anduvo haciendo el bien, sanando y ayudando, levantando y amando.

Incluso as� Dios nos envi� al mundo. El mundo puede odiarnos como lo odi� a �l, pero debemos buscar salvarlo. Nuestro ministerio es un ministerio de amor y misericordia, no de condenaci�n.

3. Dios envi� a su Hijo como propiciaci�n por los pecados del mundo. Paso a paso estamos entrando en los prop�sitos de Dios para con el mundo que �l mismo cre�. Los hombres no est�n perdidos porque Dios los odie. Dios desea que todos los hombres se salven. Si Dios no hubiera enviado a su Hijo al mundo para ser un Salvador, ning�n hombre jam�s habr�a sido salvo. Si Dios no hubiera enviado a su Hijo como propiciaci�n, es decir, como propiciatorio para los pecadores, Dios no podr�a haber salvado a los perdidos.

Jesucristo vino con el prop�sito de morir. Tom� carne y sangre para poder derramar sangre y dar su vida en rescate por los hombres.

Dios lo envi� bajo la ley para redimir a los que estaban bajo la ley. Los hombres est�n perdidos porque rechazan la misericordia ofrecida por Dios y desde�an la provisi�n de gracia de Dios.

Nosotros tambi�n somos enviados como el Hijo fue enviado. Las palabras a�n resuenan en nuestros o�dos: "Como el Padre me envi�, * * as� tambi�n yo os envi�".

No podemos sufrir una muerte sustitutiva como muri� nuestro Se�or, pero podemos compartir el estigma de Su Cruz. No podemos morir como uno solo por los pecados del mundo; pero podemos vivir o morir en nombre del mensaje del evangelio que lleva la historia de la salvaci�n al mundo.

Alguien dijo: "Dios ten�a un solo Hijo y lo dio para que fuera misionero". Eso es cierto, pero en ese Hijo, muchos se han convertido en hijos, y todos son enviados a ser misioneros. Incluso ahora podemos escuchar a Cristo expresando el significado m�s profundo de nuestro texto, cuando dice: "Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura".

Las almas mueren, mueren, mueren, en la noche

Esc�chalos llorar, llorar, llorar, por la luz

�Qui�n ser� su estrella gu�a?

�Qui�n ir� a tierras lejanas?

Dici�ndoles de las puertas entreabiertas

�A mansiones brillantes?

UNA ILUSTRACI�N

SIERVO, VOLUNTARIO

"Y el que quiera ser el primero entre ustedes, sea su siervo". Una familia adinerada de San Francisco contrat� los servicios de un apuesto joven japon�s, cuyo oficio era lavar ventanas y pulir plata, muebles, etc. Siempre lo llamaron "Sol" y fue fiel y servicial. Al cabo de cuatro a�os se march� por su propia voluntad, habiendo ahorrado unas 80 libras esterlinas. No se supo nada m�s de �l hasta que una de las hijas, que viajaba por Europa, asisti� a una recepci�n en la corte en Berl�n y fue presentada a "Sol" como "la teniente Karo Yatami".

"Ella se enter� de que era rico y sobrino del Mikado de Jap�n. Su nombramiento en el ej�rcito alem�n fue a pedido de su t�o, que hab�a decidido adoptar el sistema militar alem�n. La joven pregunt�:" �Por qu� tom� �la posici�n de un sirviente? ". �l respondi�:" Aunque rico, cre�a que podr�a servir mejor a mi pa�s comenzando donde lo hice, y as� familiariz�ndome con los modales y costumbres estadounidenses.

Versículos 15-21

Mucho m�s la gracia de Dios

Romanos 5:1 , Romanos 5:15

PALABRAS INTRODUCTORIAS

Hoy tenemos ante nosotros porciones de Romanos para nuestro estudio. La Ep�stola de Pablo a los Romanos lleva consigo uno de los mensajes supremos de Dios para los santos. Tres grandes hechos est�n ante nosotros: (1) El hecho del pecado, con su universalidad. (2) El hecho de la redenci�n, a trav�s de la obra de Cristo en el Calvario, donde la gracia es suprema. (3) El hecho de la vida victoriosa en Cristo Jes�s, por el Esp�ritu.

Un cuarto mensaje que se destaca en Romanos es una palabra especial sobre Israel. Esta parte del libro incluye los cap�tulos 9, 10 y 11.

1. El hecho del pecado. La gracia no puede operar sin las tinieblas y las tinieblas del pecado. La ca�da del hombre, con todos los resultados de su pecado contra el Sant�simo, hizo posible la operaci�n de la gracia de Dios.

La gracia se basa en el amor y opera en la misericordia; pero la gracia tiene un significado m�s profundo que cualquiera de los otros dos.

Cuando el amor es hacia los indignos, comienza a operar en el reino de la gracia; y cuando se muestra misericordia al culpable, obra sobre la base de la gracia.

La gracia es la bondad de Dios para con nosotros cuando a�n �ramos pecadores. La gracia es misericordia para los despiadados; bondad hacia los desagradables; bondad para los totalmente malos y salvaci�n para los indignos de ser salvos.

Donde comienza el valor, termina la gracia; donde entra el m�rito, se desvanece la gracia.

Uno de los grandes vers�culos de la Biblia es este: "Cuando a�n �ramos pecadores, Cristo muri� por nosotros". Hay otro vers�culo que es un pariente cercano: �l "nos am� y nos lav� de nuestros pecados", es decir, nos am� antes de lavarnos.

As�, donde abunda la gracia, abunda el pecado. Donde no hay pecado, puede haber r�os de amor, pero la gracia se mueve en misericordia hacia los pecadores.

2. El hecho de la redenci�n del pecado y por los pecadores. La gracia es la gran fuerza motriz que movi� a Dios al hacer de Cristo una ofrenda por el pecado. La gracia descubri� el camino por el cual Dios podr�a ser justo y el justificador de los culpables. Grace descubri� el camino por el cual Dios; lo santo, pod�a llevar al hombre, lo profano, a su c�mara de presencia Divina.

La gracia, sin embargo, no termina sus misericordias en la Cruz. Grace se adentra en las lejanas perspectivas de las "edades por venir". Aqu� hay una Escritura que magnifica maravillosamente la gracia: "Para que en los siglos venideros muestre las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros por medio de Cristo Jes�s".

La gracia entra al cielo; la gracia pasa a las edades m�s all�, donde el pecado no puede entrar, s�lo porque los pecadores salvos pueden entrar all�.

Es Su bondad para con nosotros que "nosotros" lleva consigo el maravilloso alcance de la redenci�n hacia aquellos que una vez estuvieron perdidos, muertos en delitos y pecados.

3. La gracia opera a trav�s de la fe. Estamos familiarizados con la Escritura: "Por gracia sois salvos por la fe". Gracia, es el lado Divino; la fe, es el lado humano. Gracia, es Dios movi�ndose hacia el pecador perdido; la fe, es el pecador perdido movi�ndose hacia Dios. Grace se agacha; la fe llega. La gracia es Dios reconciliador; la fe es el hombre que acepta.

Sin embargo, hay una cosa que debemos recordar, que incluso la fe es un don de Dios. La fe se hace operativa en nosotros, pero la fe est� en nosotros porque Dios la puso all�. La gracia es Dios que busca salvar, por medio de la Cruz y por todos los dem�s medios a trav�s de los cuales hace posible que el hombre sea salvo. Adem�s de la obra del Calvario, �l da la Palabra de salvaci�n que se encuentra en las Escrituras. Tambi�n da el Esp�ritu Santo para convencer a los hombres de pecado.

La fe es un acto del hombre y, sin embargo, seguimos insistiendo en que la fe es imposible, a menos que sea obra de Dios en el coraz�n.

I. JUSTIFICADO POR SU GRACIA ( Romanos 4:24 )

El Esp�ritu, a trav�s del Ap�stol, ha estado discutiendo la total debilidad de un pecador para salvarse a s� mismo. Ha hecho especial hincapi� en el hecho de que la ley no puede salvar, porque la ley es un precepto quebrantado. Bajo la Ley, toda boca se cierra y todo el mundo se hace culpable ante Dios. El hombre que descansa en la ley y se jacta de Dios, seguramente quebrantar� la ley, trayendo as� deshonra a Dios. Si queremos ser salvos por la ley, debemos ser hacedores de la ley; sin embargo, todos han pecado y est�n destituidos de la gloria de Dios. El resultado es que, por las obras de la ley, ninguna carne ser� justificada ante sus ojos.

La gracia ahora interviene y proporciona un camino por el cual la justicia de Dios, sin la Ley, puede manifestarse. Esta es la justicia de Dios por la fe de Jesucristo. Es una justicia que pasa a todos los que creen.

Ahora podemos cantar, siendo justificados gratuitamente por Su gracia.

La gracia no opera sobre la base del trabajo o los hechos del hombre. Opera completamente a trav�s de la redenci�n que es en Cristo Jes�s.

La gracia es Dios presentando a Su Hijo para que sea una propiciaci�n por nuestros pecados; la gracia es Dios declar�ndonos justos, a trav�s de la Sangre de Cristo. La gracia es Dios que concede la remisi�n de los pecados pasados, mediante la paciencia de Dios, a todo aquel que cree en Jes�s.

II. LA GRACIA PROHIBE LA GLORIA HUMANA ( Romanos 4:1 )

Es natural que la carne se jacte. Nos alegra decir que hemos hecho esto o aquello. Sin embargo, cuando llegamos al reino de la salvaci�n, no hay lugar para la gloria humana.

El Esp�ritu pregunta: "�D�nde, pues, la jactancia?" "Est� excluido". �C�mo se excluye? �Est� excluido por obras? Eso es imposible. Si fu�ramos salvos por lo que somos o por lo que hacemos, tendr�amos de qu� gloriarnos.

Al enfatizar esto, el Esp�ritu usa una ilustraci�n. Prestemos atenci�n a sus palabras. "Si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qu� gloriarse, pero no delante de Dios".

Abraham dej� Ur de los caldeos. Abraham sali� sin saber ad�nde iba. Abraham se convirti� en un morador de tiendas, buscando una ciudad cuyo Constructor y Hacedor es Dios. Abraham ofreci� a Isaac. Abraham pag� un diezmo a Melquisedec de todo lo que pose�a. Todas estas fueron obras de fe, pero Abraham no fue justificado por ninguna de ellas.

No fueron las obras las que justificaron a Abraham, sino la fe la que obr�. Abraham crey� a Dios, y su fe le fue contada por justicia. La fe de Abraham no fue una fe muerta, como hemos visto. Sin embargo, no fueron las obras de fe las que salvaron a Abraham, sino la fe que obra.

Si Dios le hubiera contado a Abraham por justicia a causa de sus obras, Abraham habr�a tenido toda la raz�n para gloriarse; pero como Abraham fue salvo por la fe, la recompensa le fue contada por gracia, y no por deuda.

El mensaje supremo aqu� es que la justificaci�n es para el que no obra, sino para el que cree en Dios, que justifica al imp�o; su fe le es contada por justicia.

III. LA GRACIA OPERA A TRAV�S DE LA FE ( Romanos 4:16 )

Nuestro vers�culo dice: "Por tanto, es por fe, para que sea por gracia; al fin, la promesa ser� segura para toda la simiente".

Si la salvaci�n fuera por las obras de la ley, no ser�a igual para todos; pero, puesto que la salvaci�n es por gracia mediante la fe, a todo aquel que cree le est� asegurada.

Una vez m�s, el Esp�ritu trae a Abraham ante nosotros, y habla de nuestro andar en los pasos de esa fe, porque la fe de Abraham no fue por obras de la ley; porque fue a trav�s de la "justicia de la fe" que la promesa le lleg� a Abraham.

La historia de Israel, bajo la Ley, prueba abundantemente la impotencia del hombre para guardar la Ley. La Ley no es m�s que un maestro de escuela para llevarnos a Cristo. La ley no puede hacer m�s que probarnos nuestro pecado. Si estamos bajo la ley, estamos bajo maldici�n, porque est� escrito: "Maldito todo el que no persevera en todas las cosas que est�n escritas en el libro de la ley para hacerlas".

Tan pronto como se dieron los Diez Mandamientos, fueron quebrantados. Cuando Mois�s, bajando del monte, vio a los Hijos de Israel danzando alrededor del becerro de oro, rompi� las tablas que conten�an la Ley; la Ley, que los israelitas ya hab�an quebrantado. Por lo tanto, "la ley produce ira",

Ahora entendemos el por qu� de la gracia y la posici�n de la fe. Una vez m�s la fe de Abraham se usa como ejemplo: porque Abraham contra la esperanza, crey� en la esperanza. Sab�a que su propio cuerpo estaba casi muerto, porque ten�a alrededor de cien a�os cuando Dios le certific� el nacimiento de Isaac. Sin embargo, "no dud� de la promesa de Dios por incredulidad"; pero era fuerte en la fe, dando gloria a Dios. Abraham estaba completamente convencido de que Dios pod�a darle un hijo, incluso Isaac. Por lo tanto, su fe le fue "imputada por justicia".

Cual es nuestra conclusion? Es esta: Tambi�n se nos imputar� justicia por la fe, si creemos en Aquel que levant� de los muertos a Jes�s nuestro Se�or.

IV. MUCHO MAS DE GRACIA ( Romanos 5:14 )

Ahora entre en ese cap�tulo incomparable, Romanos cinco. Este cap�tulo compara al primer hombre con el segundo; el primer Ad�n, con el postrer Ad�n. Fue por un hombre que el pecado entr� en el mundo y la muerte por el pecado. Fue por el pecado de ese hombre, que la muerte pas� a todos los hombres, por cuanto todos los hombres han pecado.

As�, fue que la muerte rein� desde Ad�n hasta Mois�s; y, desde Mois�s hasta esta hora.

Frente al pecado y su reino, a trav�s de Ad�n, el Esp�ritu coloca el don gratuito de Dios a trav�s de Cristo. El vers�culo quince dice: "No como la ofensa, as� tambi�n es la d�diva. Porque si por la ofensa de uno muchos mueren, mucho m�s la gracia de Dios, y la d�diva por gracia, que es por un solo Hombre, Jesucristo, abund� para muchos ".

�Qu� maravilloso es todo!

"Nos vio arruinados por la ca�da,

Sin embargo, nos am� a pesar de todo.

Nos salv� de nuestro estado perdido.

Su misericordia, �oh, cu�n grande! "

No solo esto, sino que �l super� en Su gracia todos los escombros del pecado. Lo que perdimos en Ad�n, lo tenemos m�s que ganado en Cristo. Las profundidades a las que nos ha arrastrado el pecado de Ad�n y el nuestro no son solo comparables a las alturas a las que nos ha elevado la gracia de Dios.

Nos deleitamos en la expresi�n: "Mucho m�s la gracia de Dios".

Ahora somos justificados por la fe. Ahora tenemos paz con Dios por medio de nuestro Se�or Jesucristo. Ahora tenemos acceso por fe a esta gracia en la que estamos, y nuestro coraz�n se regocija.

V. GRACIA Y VIDA ( Romanos 5:17 )

Es un espect�culo espantoso estar de pie y ver el resultado de la ofensa de un hombre. Nuestro texto de las Escrituras dice: "La muerte rein� por uno". El mundo se ha convertido en poco m�s que un cementerio. Los escombros del pecado se ven por todas partes. La muerte reina, es decir, la muerte es un monarca que domina. La muerte es un monarca, guada�a en mano, cuyo triunfo victorioso no puede ser obstaculizado. Podemos contener los estragos de la muerte por un d�a, intentando resistir el reinado de la muerte; pero, tarde o temprano, todas las potencias opuestas deben sucumbir, ya que la muerte siniestra con la guada�a abierta se alza victoriosa en medio de los escombros que la muerte ha causado.

Todos los peri�dicos muestran que el pecado y la muerte a�n reinan. La sangre y la carnicer�a siempre nos rodean. Nosotros los que vivimos, caminamos diariamente por un valle de sombra de muerte. El pecado y la tristeza, la verg�enza y el sufrimiento est�n en todas partes. Los gritos de muchos heridos y moribundos est�n siempre en nuestros o�dos.

Contra todo esto leemos que los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia reinar�n en vida por Uno, Cristo Jes�s.

Cu�n bendecido es salir del valle de la muerte al jard�n de la vida; Si el pecado trajo la muerte, y la muerte rein� por uno; mucho m�s reinamos, en vida, por Uno.

Dejemos que el artista pinte la sombra del pecado y de la muerte con un detalle tan espantoso; sin embargo, su pintura no proporcionar� m�s que el fondo, que realzar� la belleza y la gloria del reino de la vida, que nos ha sido dada por gracia.

Que el infierno sea representado en todos sus honores; El cielo sobreabunda en todas sus glorias.

Nos deleitamos en la vasta visi�n de redenci�n de Dios. Casi podemos escuchar a nuestro Se�or decir: "Las cosas anteriores pasaron". Pronto llegar�n el cielo nuevo, la tierra nueva y la Ciudad Santa, la Nueva Jerusal�n. Dios pronto morar� con los hombres. �Qu� nos espera ahora? "No habr� m�s muerte, ni dolor, ni llanto, ni habr� m�s dolor: porque las cosas anteriores pasaron". �Gracias a Dios por el "mucho m�s" de la gracia!

Jes�s, mi Salvador, brillante lucero de la ma�ana,

Ven pronto, Se�or Jes�s, ven de lejos;

Tus santos se han cansado de Tu demora,

Dobla los cielos, ven pronto, te rogamos.

VI. GRACIA Y JUSTICIA ( Romanos 5:20 )

En el estudio anterior hablamos del "mucho m�s de la gracia", en la visi�n de la vida y sus beneficiosos resultados sobreabundantes sobre la muerte y sus devastadores escombros.

Continuamos con el mismo pensamiento, solo que, en lugar de ver la vida reinando, encontramos que la gracia misma est� reinando a trav�s de la justicia para vida eterna.

En Ad�n rein� el pecado. En Cristo reina la gracia. Donde reinaba el pecado, reinaba la maldici�n. La concepci�n suprema del pecado es su empuje hacia abajo. El pecado nos roba todo lo que vale la pena. Reina hasta que asola a la humanidad y reina hasta la muerte.

�Qu� bendici�n es que podamos entrar en el valle donde abund� el pecado y encontrar la gracia sobreabundante! Nosotros que nos sentamos bajo el cetro donde el pecado reina para muerte, ahora estamos sentados en Cristo donde reina la gracia para vida eterna.

Vimos en un pantano de Georgia, en medio del mar y el fango de la muerte y la descomposici�n, una hermosa flor blanca, que emanaba su fragancia. Mientras nos inclinamos y lo arrancamos, pensamos en c�mo, cuando est�bamos muertos en nuestros delitos y pecados, Dios nos vivific�, nos dio una nueva vida; y nos resucit� y nos dio una nueva justicia. Luego hizo que nos sent�ramos con �l en los lugares celestiales y nos dio una nueva comuni�n.

Volvamos nuestra mirada del pecado, mientras se sienta en su trono, reinando hasta la muerte, y contemplemos la gracia, mientras se sienta en su trono, reinando por la justicia para vida eterna.

�D�nde est� el que no quisiera renunciar al trono y el cetro del pecado y a Satan�s, y alistarse bajo el trono y el cetro de la justicia y de Cristo?

VII. LA PREGUNTA SUPREMA ( Romanos 6:1 ; Romanos 6:14 )

Hemos estado siguiendo el mensaje de Dios sobre la gracia. Hemos pasado, paso a paso, hasta que, por gracia y por fe, nos hemos visto elevados, del dominio del pecado y de la muerte, a la vida y gloria eternas de Dios. Ahora se nos presenta una pregunta suprema. Se pregunta dos veces. Primero en el vers�culo uno, del cap�tulo seis; y nuevamente en el vers�culo quince del mismo cap�tulo.

El vers�culo uno pregunta: "�Continuaremos en el pecado para que la gracia abunde?"

El vers�culo quince pregunta: "�Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia?"

Las preguntas son similares, la respuesta es la misma: "Dios no lo quiera".

�Es la gracia una licencia para la lujuria, incluso para aquellos que han bebido de su generosidad? �Es la gracia un permiso para la impiedad? �Es la gracia un est�mulo para la iniquidad? �Pecaremos, porque la gracia sobreabunda sobre el pecado? Dios no lo quiera.

La gracia es un llamado a vivir en rectitud. La gracia nos ense�a que, al negar la impiedad y las concupiscencias mundanas, debemos vivir sobria, justa y piadosamente en este mundo presente.

�Los que somos bautizados en la muerte de Cristo en la Cruz; y luego sepultado con �l por el bautismo a semejanza de su muerte y de su resurrecci�n, �continuar en pecado?

Nosotros, que en Cristo estamos verdaderamente muertos al pecado y vivos para Dios, �permitiremos que el pecado reine en nuestro cuerpo mortal, para que lo obedezcamos en sus concupiscencias?

Si nos entregamos como siervos del pecado a la muerte, �c�mo podemos llamarnos siervos de la justicia para vida?

Antiguamente, entreg�bamos a nuestros miembros a la autoridad de la inmundicia y la iniquidad; pero ahora entregamos a nuestros miembros como siervos de justicia a la santidad. Dios ha dicho: "El pecado no se ense�orear� de vosotros, porque no est�is bajo la ley, sino bajo la gracia".

UNA ILUSTRACI�N

Pensando mucho m�s en la gracia de Dios sobre el pecado, nos recuerda la historia del Dr. Biederwolf:

"M�s profundo que eso"

"Profundidad" ( Efesios 3:18 ).

"Cuando Nansen estaba buscando el Polo Norte se encontr� en aguas muy profundas. Trat� de tomar su sonda, pero su l�nea no llegaba al fondo. Tom� su libro y escribi� la fecha, la longitud de su l�nea, y agreg� esto nota: "M�s profundo que eso". Al d�a siguiente alarg� su l�nea y la dej� caer, y nuevamente no pudo tocar. Nuevamente escribi� la fecha y la longitud de su l�nea y agreg� esta nota: 'M�s profundo que eso.

'Al d�a siguiente, reuni� toda la cuerda que se pudo encontrar en el barco y la hizo en una l�nea larga y la dej� caer, pero no toc� el fondo. Una vez m�s tom� su libro y escribi� la fecha, la longitud de su l�nea m�s larga, y agreg� esta nota: "M�s profundo que eso". �Oh, la profundidad del amor de Cristo!

Información bibliográfica
Neighbour, Robert E. "Comentario Pozos de agua viva en Romans 5". "Agua viva". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/lwc/romans-5.html.
 
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