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Saturday, September 28th, 2024
the Week of Proper 20 / Ordinary 25
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Bible Commentaries
Comentario completo de Henry sobre la Biblia Completo de Henry
Declaración de derechos de autor
Estos archivos están en el dominio público y son derivados de una edición electrónica disponible en el sitio web de la Biblioteca Cristiana de Clásicos Etéreos.
Estos archivos están en el dominio público y son derivados de una edición electrónica disponible en el sitio web de la Biblioteca Cristiana de Clásicos Etéreos.
Información bibliográfica
Henry, Matthew. "Comentario completo sobre 1 Thessalonians 4". "Comentario completo de Henry sobre toda la Biblia". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/mhm/1-thessalonians-4.html. 1706.
Henry, Matthew. "Comentario completo sobre 1 Thessalonians 4". "Comentario completo de Henry sobre toda la Biblia". https://beta.studylight.org/
Introducción
Exhortaciones a la pureza y a la santidad. (1-8) Al amor fraternal, al comportamiento pac�fico y a la diligencia. (9-12) A no entristecerse indebidamente por la muerte de parientes y amigos piadosos, considerando la gloriosa resurrecci�n de sus cuerpos en la segunda venida de Cristo. (13-18)
Versículos 1-8
1-8 No basta con permanecer en la fe del Evangelio, sino que debemos abundar en la obra de la fe. La regla seg�n la cual todos deben caminar y actuar, son los mandamientos dados por el Se�or Jesucristo. La santificaci�n, en la renovaci�n de sus almas bajo las influencias del Esp�ritu Santo, y la atenci�n a los deberes se�alados, constituyen la voluntad de Dios respecto a ellos. Al aspirar a esta renovaci�n del alma para la santidad, se debe poner un estricto freno a los apetitos y sentidos del cuerpo, y a los pensamientos e inclinaciones de la voluntad, que conducen a usos incorrectos de los mismos. El Se�or no llama a nadie a su familia para que viva una vida imp�a, sino para que se le ense�e y capacite a caminar ante �l en santidad. Algunos se burlan de los preceptos de la santidad, porque los oyen de los hombres; pero son mandatos de Dios, y quebrantarlos es despreciar a Dios.
Versículos 9-12
9-12 DDebemos notar en los dem�s lo que es bueno, para su alabanza, a fin de comprometerlos a abundar en ello m�s y m�s. Todos los que son ense�ados por Dios de manera salvadora, son ense�ados a amarse unos a otros. La ense�anza del Esp�ritu excede a la de los hombres; y la ense�anza de los hombres es vana e in�til, a menos que Dios ense�e. Los que son notables por esta o cualquier otra gracia, necesitan aumentar en ella, as� como perseverar hasta el final. Es muy deseable tener un temperamento tranquilo y sosegado, y un comportamiento pac�fico y tranquilo. Satan�s est� ocupado en perturbarnos; y tenemos en nuestro coraz�n lo que nos dispone a ser inquietos; por lo tanto, estudiemos para estar tranquilos. Los que est�n ocupados, entrometi�ndose en los asuntos de los dem�s, tienen poca tranquilidad en sus propias mentes, y causan grandes disturbios entre sus vecinos. Rara vez tienen en cuenta la otra exhortaci�n, la de ser diligentes en su propia vocaci�n, la de trabajar con sus propias manos. El cristianismo no nos aparta del trabajo y el deber de nuestras vocaciones particulares, sino que nos ense�a a ser diligentes en ellas. La gente a menudo, por su pereza, se ve reducida a grandes apuros, y est� expuesta a muchas necesidades; mientras que los que son diligentes en sus propios negocios, se ganan su propio pan, y tienen un gran placer al hacerlo.
Versículos 13-18
13-18 He aqu� un consuelo para los parientes y amigos de los que mueren en el Se�or. El dolor por la muerte de los amigos es l�cito; podemos llorar por nuestra propia p�rdida, aunque sea su ganancia. El cristianismo no proh�be, y la gracia no elimina, nuestros afectos naturales. Sin embargo, no debemos ser excesivos en nuestras penas; esto es demasiado parecido a los que no tienen esperanza de una vida mejor. La muerte es una cosa desconocida, y sabemos poco sobre el estado despu�s de la muerte; sin embargo, las doctrinas de la resurrecci�n y de la segunda venida de Cristo, son un remedio contra el miedo a la muerte, y el dolor indebido por la muerte de nuestros amigos cristianos; y de estas doctrinas tenemos plena seguridad. Ser� una felicidad que todos los santos se re�nan y permanezcan juntos para siempre; pero la principal felicidad del cielo es estar con el Se�or, verlo, vivir con �l y disfrutar de �l para siempre. Debemos apoyarnos los unos a los otros en los momentos de dolor; no apagar los esp�ritus de los otros, ni debilitar las manos de los otros. Y esto puede hacerse mediante las muchas lecciones que se pueden aprender de la resurrecci�n de los muertos y de la segunda venida de Cristo. �Qu�? �Consolar a un hombre dici�ndole que va a comparecer ante el tribunal de Dios! �Qui�n puede sentirse reconfortado por esas palabras? S�lo el hombre cuyo esp�ritu el Esp�ritu de Dios da testimonio de que sus pecados est�n borrados, y los pensamientos de su coraz�n est�n purificados por el Esp�ritu Santo, de modo que puede amar a Dios y magnificar dignamente su nombre. No estamos en un estado seguro a menos que sea as� con nosotros, o que estemos deseando serlo.He aqu� un consuelo para los parientes y amigos de los que mueren en el Se�or. El dolor por la muerte de los amigos es l�cito; podemos llorar por nuestra propia p�rdida, aunque sea su ganancia. El cristianismo no proh�be, y la gracia no elimina, nuestros afectos naturales. Sin embargo, no debemos ser excesivos en nuestras penas; esto es demasiado parecido a los que no tienen esperanza de una vida mejor. La muerte es una cosa desconocida, y sabemos poco sobre el estado despu�s de la muerte; sin embargo, las doctrinas de la resurrecci�n y de la segunda venida de Cristo, son un remedio contra el miedo a la muerte, y el dolor indebido por la muerte de nuestros amigos cristianos; y de estas doctrinas tenemos plena seguridad. Ser� una felicidad que todos los santos se re�nan y permanezcan juntos para siempre; pero la principal felicidad del cielo es estar con el Se�or, verlo, vivir con �l y disfrutar de �l para siempre. Debemos apoyarnos los unos a los otros en los momentos de dolor; no apagar los esp�ritus de los otros, ni debilitar las manos de los otros. Y esto puede hacerse mediante las muchas lecciones que se pueden aprender de la resurrecci�n de los muertos y de la segunda venida de Cristo. �Qu�? �Consolar a un hombre dici�ndole que va a comparecer ante el tribunal de Dios! �Qui�n puede sentirse reconfortado por esas palabras? S�lo el hombre cuyo esp�ritu el Esp�ritu de Dios da testimonio de que sus pecados est�n borrados, y los pensamientos de su coraz�n est�n purificados por el Esp�ritu Santo, de modo que puede amar a Dios y magnificar dignamente su nombre. No estamos en un estado seguro a menos que sea as� con nosotros, o que estemos deseando serlo.